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¿Cómo aumentar el crecimiento de una economía?

En un reciente análisis de McKinsey&Company, tres de sus economistas publicaron un artículo para mostrar que EEUU puede lograr un crecimiento alto, e instan a los estadounidenses a abandonar el pesimismo y los pequeños mitos que hoy los embargan. Según ellos, EEUU no tiene que conformarse con un crecimiento mediocre. Tienen la oportunidad “para encontrar un terreno común [Ejecutivo – Congreso] y el sector privado puede ser el tejido conectivo que reúna a ambas partes en torno a una nueva agenda para acelerar el crecimiento”. Un consejo relevante en la coyuntura actual del Perú.

Fuente:  cloudfront.net

Algo llamativo del artículo es que entre los consejos que brinda, está el aprovechar la globalización, que ha sido justamente uno de los chivos expiatorios para sustentar las propuestas de ruptura de Trump. Según el estudio, solo el 1% de las empresas estadounidenses exporta actualmente, y proponen facilitar el proceso desregulando.

A los peruanos, no debiera llamarnos la atención como se pueden torcer las cosas y crear realidades mentirosas o mitos. Por ejemplo, en la campaña electoral del 2011, se ofreció inclusión, justo cuando habíamos tenido la mayor inclusión de nuestra historia, para al final darnos cinco años sin inclusión.

EEUU también ha caído en una negación y en falacias que van en contra de su propio crecimiento. Lamentablemente, a pesar de que las mayores oportunidades incluyen el aprovechamiento de la tecnología digital, la globalización y el libre comercio, estos han sido los temas más debatidos y donde se han creado más mitos. 

Como afirmó Martin Wolf recientemente (Ver: ¿El fin de la globalización?), el impulso hacia una mayor integración económica se ha estancado y, en algunos aspectos, se ha revertido. La globalización ya no está impulsando el crecimiento mundial. Si se llega a producir un retroceso de la apertura comercial por parte de los países más ricos, sus efectos en los países emergentes serían dramáticos. Esta situación es casi el peor evento económico posible que se puede imaginar y golpearía muy duramente a los países y poblaciones más pobres del mundo.

La manera de abordar a los que se han quedado atrás es aprovechar las oportunidades de crecimiento que la digitalización y la globalización traen consigo haciendo que más pequeñas empresas, más trabajadores y más partes del país participen y se beneficien. Así lo plantean los autores del artículo para EEUU, tal como propusimos en Lampadia para el Perú: The wind beneath our wings, en el que explicamos que los países emergentes como el Perú, necesitan el libre comercio para su desarrollo. Y es que el comercio internacional, los flujos de inversión extranjera, la globalización son indispensables para que un país tan pequeño como el nuestro solo pueda crecer a un ritmo suficiente como para remontar las brechas sociales y económicas.

Solo así podremos dar el impulso que necesitamos para emparejarnos con los países más ricos y evitar que nuestros pobres se alejen para siempre del nuevo mundo. Lampadia

Cómo lograr que la economía de EEUU crezca 3.5% o más

La nueva administración puede hacer una apertura fresca

Gary Pinkus, James Manyika y Sree Ramaswamy
McKinsey&Company 
Fortune.com
3 de diciembre de 2016
Traducido y glosado por
Lampadia

Desde que la crisis financiera estalló hace casi una década, Estados Unidos se ha enfocado en salir de un profundo agujero. Hoy estamos de nuevo en terreno sólido, pero hay una corriente subyacente de preocupación que afirma que lo mejor que podemos lograr es un crecimiento modesto.

Estados Unidos no tiene que conformarse con un crecimiento mediocre. Pero tiene que moverse. La llegada de una nueva administración y un nuevo Congreso es una nueva oportunidad para encontrar un terreno común y el sector privado puede ser el tejido conectivo que reúna a ambas partes en torno a una nueva agenda para acelerar el crecimiento.

En el McKinsey Global Institute, hemos entrevistado a decenas de directores ejecutivos de múltiples industrias, y muchos de ellos percibieron el peligro ya que muchos estadounidenses ya no creen que tienen la oportunidad de seguir mejorando y creciendo profesionalmente. El mensaje de estos líderes empresariales y de nuestro propio análisis es que es hora de centrarse en la construcción de una economía que funcione para todos. Lo que es más, los líderes empresariales están ansiosos por enfrentar el desafío.                                      

Nuestra nueva investigación identifica cinco prioridades clave que pueden ayudar a salir del estancamiento y crear una prosperidad más ampliamente compartida. Un océano de tinta ya ha sido derramado sobre temas como impuestos, regulación, derechos y deuda, pero creemos que es crítico cambiar el enfoque para acelerar el crecimiento. Estimamos que estas cinco iniciativas pueden elevar colectivamente el crecimiento del PBI a un 3.0 %, o incluso un 3.5 %, niveles no vistos desde los años noventa.

Dos de las mayores oportunidades incluyen el aprovechamiento de la tecnología digital y la globalización. Esto es algo irónico, ya que estas dos fuerzas han profundizado muchas de las disparidades que vemos en toda la economía. Últimamente el comercio, en particular, ha sido golpeado. Sin embargo, la manera de abordar a los que se han quedado atrás es aprovechar las oportunidades de crecimiento que la digitalización y la globalización traen consigo haciendo que más pequeñas empresas, más trabajadores y más partes del país participen y se beneficien.

Estados Unidos tiene que revertir su persistente desaceleración en la productividad, y mejorar las capacidades digitales de los sectores y empresas rezagados es una parte importante de ese rompecabezas. Este esfuerzo puede ir de la mano con alentar a más pequeñas empresas a buscar oportunidades en los mercados globales. Hoy, menos del 1 % de las empresas estadounidenses exportan, una proporción mucho menor que en cualquier otra economía avanzada. Convertirse en un exportador solía ser intimidante para las pequeñas empresas, pero el Internet ha logrado que las fronteras sean menos temibles. Estados Unidos puede reelaborar los requisitos aduaneros y alentar a las pequeñas empresas a aprovechar las plataformas digitales de comercio electrónico para atender a los clientes extranjeros.

La globalización puede haber dejado atrás a algunas regiones, pero un compromiso más profundo con los inversionistas globales puede ayudarles a ponerse al día. En la última década, el tercio superior de las ciudades estadounidenses capturó el 55 % de toda la inversión extranjera directa, mientras que el tercero inferior representó sólo el 7 %. Muchas de las regiones que perdieron empleos de manufactura todavía tienen trabajadores experimentados, conocimientos técnicos e instalaciones industriales. Son destinos atractivos, y conectarlos con inversionistas extranjeros puede ayudarlos a preparar una segunda oportunidad.

Las tres prioridades restantes en nuestro programa de crecimiento consisten en poner a trabajar de manera más efectiva el capital financiero, el capital humano y los recursos naturales de EEUU. En primer lugar, tenemos que centrarnos en el 80 % de la población que vive en las ciudades de la nación o áreas metropolitanas circundantes.

Invertir en infraestructuras de transporte y vivienda asequible podría hacer una gran diferencia en su productividad, su ingreso disponible y su calidad de vida. En segundo lugar, Estados Unidos necesita construir un mercado de trabajo más receptivo con más carreras fuera de la norma tradicional.

Los responsables políticos y el sector privado deben trabajar juntos para establecer más programas de aprendizaje y capacitación y para aprovechar soluciones tecnológicas que conecten a las personas con oportunidades de empleo de manera más eficiente. Finalmente, Estados Unidos puede montar una ola de innovación para hacer más productivo el sector energético, acelerando la asignación de capital a las oportunidades más prometedoras. Hacer que toda la economía sea más eficiente energéticamente estimularía la inversión de capital y crearía ahorros para los hogares, que podrían estimular el crecimiento de la demanda.

Llevar a cabo estas iniciativas requiere inversión en el futuro. Aumentar el nivel anémico actual de la inversión pública podría pagarse por sí mismo si estas iniciativas ponen en marcha el crecimiento. Pero eso no quiere decir que la única respuesta son miles de millones de dólares de los contribuyentes. Algunas de estas iniciativas simplemente exigen la modernización de las reglas, convocatorias y hacer ‘match’ (converger). Hay una gran cantidad de capital privado que está al margen, y los inversionistas están hambrientos de oportunidades.

En un mundo de lento crecimiento, todos están peleando para proteger su porción de un pastel más pequeño. Pero cuando la economía vuelve a dispararse, las ganancias por ingresos tienden a ser más amplios. Esto podría ayudar largamente a curar una nación.

El actual período de lento crecimiento ha producido una escuela de pensamiento que dice que los mejores días de EEUU ya han pasado. Estamos en un total desacuerdo. Estados Unidos sigue siendo una de las economías más resilientes e innovadoras del mundo. Perseguir una estrategia de crecimiento ambiciosa e invertir sabiamente podría posicionarla para confundir de nuevo a los pesimistas.

Gary Pinkus es socio gerente de McKinsey en América del Norte y tiene su sede en la oficina de McKinsey en San Francisco. James Manyika es un director del McKinsey Global Institute, donde Sree Ramaswamy es un compañero senior.

 




La disrupción del futuro inmediato

La disrupción del futuro inmediato

Siguiendo con nuestra exploración de la ‘tercera revolución industrial’, presentamos a continuación los planteamientos que sobre los grandes cambios disruptivos que está trayendo en el mundo de las personas, los negocios, las ciudades y los países, que nos ilustran Richard Dobbs (basado en Londres), James Manyika (basado en Silicon Valley – EEUU) y Jonathan Woetzel (basado en China), directores del Mckinsey Global Institute, en su libro: “No ordinary disruption, The four global forces breaking all the trends” (Las cuatro fuerzas globales que están rompiendo todas las tendencias).

Como hemos reseñado anteriormente (ver en Lampadia: La tercera revolución industrial), ésta no es una ‘disrupción ordinaria’. Es un cambio de paradigmas que requiere, según explican los autores, revisar nuestros principios básicos y rediseñar nuestra intuición, que gobierna en gran medida la forma en que tomamos decisiones.

Veamos un resumen del análisis que hacen los directores del Mckinsey Global Institute (traducido y glosado por Lampadia):

  • El futuro de las industrias, compañías, productos, tecnologías e inclusive países y ciudades, suben y bajan intempestivamente de modo completamente impredecible.
  • Velocidad, sorpresa y cambios rápidos de dirección en un inmenso mercado global impactan constantemente los destinos de compañías largamente establecidas y generan oportunidades para nuevos jugadores.
  • Nuestro mundo es una discontinuidad casi constante. Negocios que estaban protegidos por largos y profundos espacios encuentran que sus defensas son superadas con facilidad.
  • Esta nueva situación ‘norma’, un mundo en que China lidera el consumo global en un día feriado, con EEUU como el mayor productor de petróleo, con un APP móvil (aplicación de Internet) que se valoriza en 19,000 millones de dólares (WhatsApp) y con la India como el líder en exploración espacial, presenta dificultades existenciales a los líderes de compañías, organizacionales, ciudades y países.
  • El excedente demográfico que gozo el mundo mientras la población en edad de trabajar crecía en China y se unía al sistema de comercio global, se convertirá pronto en un déficit demográfico por el menor crecimiento de la población y el envejecimiento de la fuerza de trabajo.
  • Se está formando un mundo radicalmente diferente.
  • El mundo está ahora en el medio de una transición dramática como resultado de cuatro tendencias fundamentalmente disruptivas. Cualquiera de ellas puede ser considerada entre las más grandes fuerzas de la economía global, incluyendo la revolución industrial de las economías desarrolladas. La mayoría de nosotros fallamos en comprender su magnitud y las consecuencias que pueden resultar de una  segunda y tercera derivadas. Las cuatro juntas están produciendo un cambio monumental.

La primera es el cambiante centro de gravedad de la actividad y del dinamismo económico, a mercados emergentes como el de China y a ciudades de esos mercados. El Balance de poder en la economía global está cambiando hacia el este y el sur a una velocidad nunca vista antes, hacia el 2025 la mitad de las compañías grandes del mundo vendrán de los mercados emergentes. Tal vez, igualmente importante es que la activada económica esta cambiando dentro de esos mercados. Cerca de la mitad del crecimiento del producto global entre el 2010 y 2025 vendrá de 440 ciudades de los mercados emergentes.

La segunda fuerza disruptiva es la aceleración del alcance, escala e impacto económico de la tecnología. La diferencia, hoy día, es la profunda ubicuidad de la tecnología en nuestras vidas y su velocidad  de cambio. El ritmo de  multiplicación de la innovación y su alcance está destinado a cambiar y crecer a una velocidad exponencial más allá de lo que el poder la intuición humana puede anticipar, la tecnología ofrece la promesa de progreso económico para millones de personas en las economías emergentes a una velocidad que hubiera sido inimaginable sin la internet móvil. La tecnología permite a los negocios empezar y agarrar escala a velocidades impresionantes, usando poco capital. El ritmo furioso de la adopción de tecnologías e innovación está acortando el ciclo de vida de las empresas y forzando a los ejecutivos a tomar decisiones y a comprometer recursos con muchos mayor velocidad.

La tercera fuerza que está cambiando el mundo es la demografía. La población humana esta envejeciendo. Al 2013 aproximadamente el 60% de la población global vivía ya en países con ratios de fertilidad por debajo del ritmo de reposición.

La cuarta fuerza disruptiva es el grado en el cual el mundo se está conectado a través del comercio y movimientos de capital, personas e información. Que podemos llamar flujos.

Las cuatro disrupciones están afectando pautas largamente establecidas, prácticamente en todos lo mercados y para todos los actores de la economía mundial.

  • Nuestro mundo va cambiar radicalmente desde el cual muchos de nosotros crecimos, prosperamos y formamos las intuiciones que son vitales para nuestra toma de decisiones.
  • Las mismas fuerzas que sacaron a mil millones de personas de la pobreza extrema ente 1990 y 2010, ayudaran a impulsar a cerca de 2,000 millones más hacia una clase de consumidores globales en las próximas dos décadas. La rápida diseminación de la tecnología va empoderar a individuos y consumidores en números sin precedentes.
  • El nuevo mundo será mas rico, mas urbanizado, mas capaz y mas sano que el que esta reemplazando.
  • Vivimos, de muchas maneras, en una era de recurrentes milagros. Éstos desarrollos pueden causar destrozos de los pronósticos y los planes que fueron hechos simplemente por extrapolación de experiencias recientes para un futuro de corto y largo plazos.
  • La intuiciones todavía soportan mucho de nuestra toma de decisiones. Si vemos al mundo a través de una espejo retrovisor y hacemos decisiones sobre la base de intuiciones construidas sobre nuestra experiencia, podremos estar muy errados. En el nuevo mundo, ejecutivos, creadores de políticas publicas e individuos necesitamos escudriñar nuestras intuiciones  desde sus principios básicos y simplemente cambiarlas cuando sea necesario. Esto será  principalmente cierto para organizaciones que han gozados de un gran éxito.
  • Tenemos que repensar los supuesto a que dirigen nuestras decisiones en temas cruciales como el consumo, los recursos, el trabajo, el capital y la competencia. Debemos pensar diferente sobre estrategias, la construcción de planes de negocios, sobre como acercarse a los mercados, la evaluación de competidores y la asignación de recursos.
  • Ahora, el nuevo gran ejercito de consumidores de clase media del mundo emergente impulsa el crecimiento del gasto global.
  • Los precios de los commodities cayeron prácticamente a la mitad durante el siglo XX en términos reales. Pero esa tendencia se empezó a rompe en el año 2000. En los primero años del nuevo siglo, las caídas de precios de commodities de los 100 años anteriores fueron completamente borrados por la bullente demanda de la economía emergente que coincidió con la disminución de reservas de muchos recursos.
  • El crecimiento de la fuerza laboral global caerá en un tercio hacia el 2030. AL mismo tiempo la tecnología está agitando los mercados laborales como nunca antes. La computadoras están empezando a reemplazar a trabajadores del conocimiento. Al 2025 las computadoras pueden hacer el trabajo de 140 millones de trabajadores del conocimiento y los robots pueden hacer el trabajo de otros 75 millones de personas. Hacia el 2020 veremos una extraña dicotomía, la carencia de 85 millones de trabajadores con grados académicos y 95 millones de personas poco capacitadas que podrán estar desempleadas.
  • Hoy día la competencia viene de una ola de crecimiento rápido de nuevos jugadores que no están el radar estratégico y, que no aparecen en él hasta que  alcanzar masa crítica. Ellos tienen bases de costos mucho más bajas, tiempos más cortos para llegar al mercado, un despiadado conocimiento de sus competidores occidentales y, la disposición para aceptar menores retornos económicos.
  • Mientras que ésta era está llena de oportunidades, también es profundamente intranquilizante.

Dado el impacto revolucionario de estos cambios, venimos alertando al país de la necesidad de prepararnos. Eso implica la necesidad: de crear riqueza en el menor tiempo posible, de nivelar a nuestra gente en la educación para el futuro, de mejorar nuestros niveles de salud, de mejorar sustancialmente nuestras instituciones, de mejorar infraestructuras y de adaptar y adoptar tecnologías educativas, de salud y de producción que le den a nuestra gente y a nuestras empresas las mejores posibilidades de desarrollarse.

Pero sobre todo, mientras avanzamos en todos los frentes, de ver la manera de asegurar la generación de empleo de calidad para toda nuestra población trabajadora. Insistimos, que la única manera de hacerlo pronto, es aprovechando nuestros múltiples y abundantes recursos naturales. Para ello necesitamos un cambio drástico del ambiente de inversión y un gobierno que no nos haga perder otros cinco años. Lampadia