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Odebrecht. Las cifras.

Datos demasiado grandes para el formato del archivo




Por fin una gran empresa dice sus verdades

Nos da mucho gusto que la empresa Telefónica se haya animado a decir su verdad y a compartir con los ciudadanos, los pormenores de la controversia que se ha visto forzada a mantener con la SUNAT.

Enlace a la canción: Tax Man, de los Beatles

Como se explica en el artículo de María Perales, Directora Fiscal de Telefónica, que compartimos líneas abajo, el reclamo de la autoridad tributaria se deriva de una interpretación de Sunat, que imputa a la empresa no haber hecho suficientes esfuerzos para cobrar a sus clientes morosos, y pretende cobrar el impuesto a la renta por los pagos no realizados por dichos clientes. A ello, se suman intereses y moras, llevando la presunta deuda a niveles astronómicos.

Esto no solo daña innecesariamente a una empresa que opera en el extremo de la formalidad, daña también la institucionalidad de la economía en conjunto y, además, les regala a los enemigos de la economía de mercado, argumentos efectistas parta atacar la inversión privada y confundir a la ciudadanía sobre las líneas matrices de las políticas públicas que deben conducirnos al bienestar general.

Lamentablemente, en Lima, donde se concentra gran parte del aparato de gobierno del Perú, se suele hablar a media voz y se prefieren las gestiones a puerta cerrada, no se comparten las opiniones, diferencias y preocupaciones con los ciudadanos, que conforman el espacio de vida en que se desenvuelven las empresas. Por ello, el ciudadano común, alimentado desde los medios de comunicación por los activistas anti-empresa, anti-inversión privada, anti-economía de mercado y anti-modernidad, ha desarrollado un sentido común distorsionado sobre el mundo moderno y el desarrollo.

Sin embargo, en los últimos meses hemos visto aparecer algunas empresas, a defenderse y compartir con la opinión pública sus aportes y las vicisitudes que se ven obligadas a padecer en el Perú. Así lo han hecho recientemente Gloria y Southern y, ahora, Telefónica. Esperamos que este sea el inicio de un continuo diálogo con los ciudadanos, a quienes estamos obligados de mantener informados sobre el marco de vida y desarrollo de nuestro país. Lampadia

Telefónica cumple con la ley

María Perales Bazalar 
Directora Fiscal de Telefónica del Perú
Diario Gestión
23 de mayo, 2018

Es imposible guardar silencio ante el trato dañino de la Procuraduría de la SUNAT que recientemente publicó un artículo sobre la existente controversia tributaria titulado “Telefónica también debe cumplir con la ley”.

Ante todo, Telefónica es un contribuyente que merece respeto, como lo merecen todos los contribuyentes, porque siempre ha cumplido con la ley y con sus obligaciones tributarias. A lo largo de estos 24 años de operación en el Perú ha pagado más de 9 mil millones de soles que le correspondían pagar por concepto de impuesto a la renta (equivalente al financiamiento de cerca de 2 mil pequeñas escuelas o la educación anual de 3.5 millones de estudiantes). Cifra que la Procuraduría omite señalar cuando desliza que se incumplió la Ley.

Es oportuno decir que Telefónica siempre ha estado entre los principales contribuyentes del Perú y que la tasa real del impuesto a la renta sobre la utilidad se encuentra por encima del 40% muy superior a la tasa nominal del 30%. Esto quiere decir que, por cada 100 soles de utilidad, 40 los destina al pago del impuesto a la renta.

Lo que se discute en los procesos, es la pretensión de la Administración Tributaria de cobrar el impuesto a la renta por recibos telefónicos que nuestros clientes tuvieron dificultades para pagar y por lo tanto la Empresa no cobró, sobre todo en el año 1998 dónde el país y los peruanos enfrentamos el terrible Fenómeno del Niño. Es decir, se pretende que paguemos impuestos por ingresos que no percibimos.

Para convalidar este actuar, la Procuraduría de la SUNAT pretende desconocer un sistema integral y efectivo de cobranza, y tras ello descartar el 100% de la llamada “Provisión de Cobranza Dudosa”. Añade que “solo” fueron objeto de reparo aquellos sistemas que no cumplían con el requisito de “intimar al pago al cliente”, el cual es necesario para que haya configurado la gestión de cobranza. Con esta afirmación, la Procuraduría pretende justificar que lo que se le pide a un contribuyente como Telefónica es lo justo y para nada arbitrario.

Telefónica es un contribuyente que presta servicios públicos de telecomunicaciones en todo el Perú, y por lo tanto para realizar una eficiente gestión de cobro a sus clientes utiliza el denominado Sistema Integral de Cobranza, el cual consiste en 9 gestiones de cobro y cuyo proceso mostramos a la SUNAT durante la fiscalización, seguros de que validaría que “sí realizamos gestiones de cobro”. Se mostró: llamada automática, llamada de una tele-operadora, notificación en el recibo telefónico, corte parcial y total, notificación de baja, gestión prejudicial, financiamiento, registro en Infocorp y carta de cobranza.

No exigir el cobro de las deudas a los clientes carece de toda lógica y razonabilidad desde el punto de vista empresarial. Es vital para toda empresa intentar cobrar para no incurrir en pérdidas. Suponer que no se implemente ningún sistema de cobranza que intime al pago, es suponer que el empresario es negligente para manejar su negocio. En este contexto debemos señalar que el sistema integral que descartan las autoridades tuvo un nivel de éxito de cobro del 92% del total de nuestros recibos.

Sin embargo, SUNAT descartó una a una cada gestión ejecutada, no descartó una de las 9 gestiones, sino que las descartó todas, y así se generó una de las crisis más serias para Telefónica.

Uno de los más emblemáticos sinsentidos de la Procuraduría de SUNAT es afirmar que la notificación de deuda que hace Telefónica en los recibos no es gestión de cobranza por la forma cordial en que termina nuestra comunicación. Como cualquier empresa e institución (incluyendo la SUNAT), junto con la advertencia de deuda también se precisa que “si se encuentra al día en sus pagos, ignore esta deuda que figura como pendiente”. Obviamente, cualquier empresa, por cordialidad y por preservar al cliente, quiere evitar el disgusto de una persona que cumplió con pagar poco antes de la fecha de emisión y envío del recibo.

Una muestra del trato diferente hacia Telefónica respecto a la evaluación de esta gestión de cobranza en el recibo, salta a la vista con Sedapal, mientras a esta institución se le reconoce como una gestión de cobro válida, a Telefónica se le desconoce por considerarla una simple “comunicación con el cliente”. Además, el órgano regulador de las telecomunicaciones, Osiptel, también reconoce como gestión de cobranza la notificación de deuda a través de los recibos telefónicos.

Un ejemplo más, mientras una sala del Tribunal Fiscal aceptó la gestión de cobro denominada “notificación de baja”, otra sala dijo que no lo era. ¿Cómo puede afirmar la Procuraduría de SUNAT que incumplimos la Ley, cuando los entes reguladores tienen dificultades para ponerse de acuerdo en interpretar lo que exige la Ley?

Es necesario alzar la voz para precisar que estas acotaciones datan desde los años 1998, 2000 y 2001. Es decir, han pasado cerca de 20 años y todavía se desconoce ¿qué es para la Administración Tributaria una gestión de cobranza que intime al pago al cliente?

Lo difícil de esta situación es que mientras avanza el proceso más requisitos exige la Procuraduría de SUNAT para calificar una gestión de cobro. ¿Cómo un contribuyente puede cumplir las exigencias de la Procuraduría de SUNAT 20 años después? Requisitos que ni están ni estaban establecidos en la Ley del Impuesto a la Renta y sin embargo ahora resulta que siempre estuvo todo muy claro e indiscutible. La norma solo exige realizar “gestiones de cobro”, ¿Es insuficiente 9 gestiones de cobro?

Después de esto, imagínese un contribuyente que cumple con pagar sus obligaciones tributarias pero que años después le desconocen la deducción de determinados gastos en los que realmente incurrió. Por esta razón, Telefónica como cualquier contribuyente, reclama predictibilidad tributaria antes las instancias correspondientes.

Hace mucho daño que las autoridades se demoren 20 años en definir ¿qué es una gestión de cobro? Esta demora perjudica a Telefónica, pues la indefinición por parte de las autoridades ha hecho que el importe en litigio se incremente de manera astronómica con unas tasas de interés entre 26 y 14%. Se afecta a la Empresa cuando se la señala como uno de los grandes deudores cuando la demora en resolver es imputable al Estado. Después de este prolongado caso, las moras e intereses representan el 80% del importe en cuestión.

La controversia en el ámbito del Poder Judicial está próxima a cumplir una década, y esperamos que este Poder del Estado finalmente resuelva conforme a ley y a favor de la predictibilidad tributaria, factor imprescindible para atraer inversiones y seguir creciendo. Lampadia




La gran crisis financiera y económica que no se supo evitar

En este análisis presentamos la segunda publicación de The Economist sobre las más importantes teorías económicas explicadas de una manera menos ‘matematizada’ y con énfasis en cómo estas teorías se aplican en la actualidad.

Este artículo se refiere al llamado ‘momento Minsky’, un concepto que planteó el impacto de la deuda y las finanzas en la estabilidad económica del sistema. Este planteamiento explicaba que durante los largos períodos de bonanza de la economía, se creaban comportamientos  peligrosos para la estabilidad económica, como el abultamiento de los niveles de deuda y la adopción de estrategias financieras de alto riesgo, que ante ciertos eventos podían conducir a deterioros económicos que se retroalimentaban negativamente a gran velocidad. Esto es exactamente lo que sucedió en la crisis financiera que explotó el 2007/2008/2009. Lamentablemente, las teorías económicas prevalecientes no recogieron las advertencias de Minsky, se menospreciaron los temas financieros y se dejó que la humanidad se pusiera al borde del colapso.

Minsky planteó sus ideas en 1974 advirtiendo que los ciclos económicos podían significar una bomba de tiempo. Solo después de la gran crisis financiera de inicios del nuevo siglo, se recogieron sus ideas y se adoptó el término de ‘momento Minsky’.   

Minsky advirtió que en tiempos de prosperidad se desarrolla una euforia especulativa que hace aumentar el volumen y las modalidades de crédito hasta que los beneficios esperados de las inversiones correspondientes sean insuficientes para pagarlos.

Por ejemplo, antes de que se desate la euforia especulativa el agente económico se endeuda calculando que su inversión pueda cubrir el pago del capital e intereses; una vez que se toma más confianza en el crecimiento de la economía, muchos toman deuda que solo se pueda servir pagando los intereses, asumiendo que se puedan renovarse los capitales y; hasta se llega al extremo de aumentar los niveles de deuda asumiendo que esta pueda ser eventualmente cubierta por el valor de los activos financiados por ella. Desafortunadamente, cuando se produce un bajón en la economía, los activos se deprecian, lo que impulsa su liquidación, lo que a su vez genera una mayor depreciación y puede dejar completamente descubiertas las deudas, originando un espiral de crisis generalizada.

Minsky, un keinesiano, se opuso tenazmente a la manipulación de algunas ideas de Keines y a los modelos de ‘mercados eficientes’ que dominaron la teoría económica en la segunda mitad del siglo XX. Minsky argumentó que las oscilaciones eran inevitables en una economía de mercado, a menos que los gobiernos intervinieran fuertemente para evitar el descontrol excesivo. Por ello se opuso tenazmente a las desregulaciones que marcaron la tónica de los años 80. Pero nadie quiso escuchar sus advertencias.

El momento Minsky es aquel en el que comienzan a desplomarse los esquemas ponzi, generando reacciones en cadena de impagos. Es un período de enorme inestabilidad provocado justamente por un largo período de estabilidad aparente en el cual todos los que se creyeron el cuento se arriesgaron más de la cuenta en la toma de riesgos crediticios.

Minsky sugirió tres tipos de financiamientos: de cobertura, cuando el deudor está completamente cubierto y puede satisfacer todos los pagos de la deuda con sus flujos en efectivo; el especulativo, cuando el deudor podrá cumplir con el pago de los intereses, pero sin amortizar nada del principal; y el ponzi, cuando el deudor, ante cualquier caída, no podrá pagar ni siquiera los intereses dado que se basa por completo en el aumento de los precios de los activos para seguir refinanciando la deuda.  

De hecho, algunos analistas habían aludido a Minsky para alertar de los excesos del mercado en 2006. Jeremy Grantham, de la gestora GMO, advirtió que los inversores se habían vuelto demasiado confiados y estaban asumiendo demasiado riesgo, tal como Minsky había predicho. McCulley fue el que acuñó la expresión “momento Minsky” durante la crisis rusa de 1998.

En el 2007, durante la última crisis, empezó el debate sobre si Minsky apoyaría la acción de emergencia adoptada por la FED. Por un lado, estaría a favor para intentar de evitar una crisis financiera que puede extenderse al conjunto de la economía; por otro, también estaría preocupado porque estos movimientos son un seguro que da confianza a unos inversores que pueden seguir especulando. Lo que es seguro es que, dondequiera que esté Minsky, estará diciendo: “Se los advertí”.

Es curioso que se hayan despreciado las advertencias de Minsky. Si se analiza la historia de las crisis sistémicas, o las de las más grandes empresas que atravesaron problemas financieros, e inclusive, casos individuales, se puede apreciar que siempre hay exceso de endeudamiento y apuestas por escenarios óptimos, que pueden durar un tiempo, pero no prevalecen siempre. Por eso es que la economía y las finanzas, debieran tener un desarrollo académico paralelo, algo muy lejano de la realidad. Lampadia.

Estabilidad financiera

El momento de Minsky

Por The Economist

30 de julio de 2016

Traducido y glosado por Lampadia

Desde el inicio de su carrera académica en los 50 hasta 1996, cuando murió, Hyman Minsky trabajó en una relativa oscuridad. Su investigación sobre las crisis financieras y sus causas atrajo a algunos admiradores devotos, pero poca atención en general: esta revista lo citó solo una sola vez mientras estaba vivo, y solo fue una mención breve. Y así permaneció hasta 2007, cuando ocurrió la crisis de hipotecas de alto riesgo en Estados Unidos. De repente, todo el mundo hablaba de sus escritos para intentar hacer sentido al caos. Los corredores de créditos escribieron a los clientes explicando el “momento de Minsky” que envolvió a los mercados financieros. Los banqueros centrales se refirieron a sus teorías en sus discursos. Y se convirtió en una estrella mediática póstuma, protagonizando las columnas y los noticieros con sus ideas. Desde el 2007, The Economist lo ha mencionado en al menos 30 artículos. 

Minsky se mantuvo lejos de ser el centro de atención durante toda su vida en gran parte porque su enfoque contravenía las convenciones académicas. Él comenzó su educación universitaria en matemáticas, pero hizo poco uso de sus cálculos cuando se desplazó a la economía, a pesar de la creciente importancia de los métodos cuantitativos en la disciplina. En cambio, planteó sus puntos de vista en ensayos, conferencias y libros, entre ellos uno sobre John Maynard Keynes, el economista que más influyó su pensamiento. También adquirió experiencia práctica como miembro de la junta del Banco Mark Twain, en St Louis, Missouri, donde enseñó.

Al haber crecido durante la Depresión, Minsky estaba incentivado a analizar los desastres (o crisis). A través de los años, regresó al mismo problema fundamental una y otra vez. Quería entender por qué ocurrieron las crisis financieras. Fue un enfoque impopular. La creencia dominante en la segunda mitad del siglo XX fue que los mercados eran eficientes. La perspectiva de una calamidad en las economías desarrolladas sonaba descabellada. Podría haber una ocasional caída en el mercado de valores o de la moneda, pero las economías modernas ya habían, al parecer, vencido a sus peores demonios.

Estando en contra de esas certezas, Minsky, un hombre con aspecto de búho y pelo gris, desarrolló su “hipótesis de la inestabilidad financiera”. Es un análisis de como largos períodos de prosperidad, fertilizan las semillas de la próxima crisis, un lente importante para comprender el tumulto de la última década. Pero la historia de la hipótesis en sí es tan importante como su análisis. Su trayectoria desde los márgenes de la academia al centro del debate en la corriente dominante, muestra cómo el estudio de la economía se está adaptando a una realidad que ha cambiado mucho desde la crisis financiera global.

Minsky comenzó con una explicación de la inversión, como, en esencia, un intercambio de dinero de hoy para conseguir dinero de mañana. Una empresa invierte ahora en la construcción de una fábrica y los beneficios de su operación fluirán en los años venideros, si todo sale bien, traduciéndose en dinero para ella en los próximos años. En simple, hoy en día el dinero puede venir de una de dos fuentes: la caja propia de la firma o de la de otros (por ejemplo, si la empresa se presta de un banco). El balance entre los dos es la pregunta clave para el sistema financiero.

Minsky distingue entre tres tipos de financiamiento. El  primero, a la que llamó “financiación de cobertura” (hedge financing), es el más seguro: las empresas confían en su futuro flujo de caja para pagar todas sus deudas. Para que esto funcione bien, deben tener préstamos limitados y beneficios saludables. El segundo, el financiamiento especulativo, es un poco más arriesgado: las empresas confían en su flujo de caja para pagar los intereses de sus préstamos, pero deben refinanciar su deuda existente para repagar el principal. Esto debería ser manejable, siempre y cuando la economía funcione sin problemas, pero una recesión podría causar angustia. El tercero, la financiación Ponzi, es el más peligroso. El flujo de caja no cubre ni el capital ni los intereses; las empresas sólo están apostando a que el activo subyacente se aprecie lo suficiente como para cubrir sus pasivos. Si esto no sucede, se quedarán expuestos.

Las economías dominadas por la financiación de cobertura, es decir, las que tienen flujos de caja fuertes y deudas reducidas son las más estables. Cuando la especulativa y, sobre todo, la financiación Ponzi pasan a primer plano, los sistemas financieros son más vulnerables. Si los valores de activos comienzan a caer, ya sea debido a un ajuste monetario o algún choque externo, las firmas más sobrecargadas se verán obligadas a vender sus posiciones. Esto debilita aún más los valores de los activos, causando aún más sobrecarga a las firmas. Podrían evitar  este problema restringiéndose al financiamiento de cobertura. Pero con el tiempo, sobre todo cuando la economía está en buena forma, la tentación de asumir más la deuda es irresistible. Cuando el crecimiento parece estar asegurado, ¿por qué no pedir más? Los bancos se suman a esta dinámica, bajando sus estándares de crédito, por lo que el boom dura aún más. Si los impagos son mínimos, ¿por qué no prestar más? La conclusión de Minsky era inquietante. La estabilidad económica engendra inestabilidad. Los períodos de prosperidad dan paso a la fragilidad financiera.

Con los bancos apalancados e hipotecas sin cuotas iniciales, todavía en la mente de todos después de la crisis financiera global, la visión de Minsky puede sonar obvia. Por supuesto, la deuda y las finanzas son importantes. Pero desde hace décadas, el estudio de la economía prestó poca atención a la primera y relegó esta última a una sub-disciplina, no era un elemento esencial en las teorías más amplias. Minsky era un rebelde que desafió tanto a la columna vertebral de la macroeconomía keynesiana, como a la creencia prevaleciente en los mercados eficientes.

Es quizás extraño describir sus ideas como una crítica a la doctrina keynesiana cuando Minsky mismo idolatraba a Keynes. Pero él creía que la doctrina se había alejado demasiado de las propias ideas de Keynes. Los economistas habían creado modelos para poner a trabajar las palabras de Keynes para explicar la economía. Ninguno es más conocido que el modelo IS-LM, desarrollado en gran medida por John Hicks y Alvin Hansen, que muestra la relación entre la inversión y el dinero. Sigue siendo una potente herramienta en la enseñanza y para el análisis de políticas. Pero Hicks y Hansen dejaron gran parte del sector financiero fuera de la imagen, a pesar de que Keynes era muy consciente de la importancia de los mercados. Para Minsky, se trataba de una “representación injusta e ingenua de sutiles y sofisticados puntos de vista de Keynes”. La hipótesis de la inestabilidad financiera de Minsky ayudó a rellenar los agujeros.

Su desafío a los profetas de los mercados eficientes fue aún más agudo. Eugene Fama y Robert Lucas, entre otros, convencieron a la mayoría de sectores académicos y círculos de formulación de políticas que los mercados tienden hacia el equilibrio a medida que la gente absorbe toda la información disponible. La estructura del sistema financiero fue tratada como casi irrelevante. En los últimos años, los economistas del comportamiento han atacado una viga de la teoría del mercado eficiente: la gente, lejos de ser actores racionales que maximizan sus ganancias, a menudo no tienen ni idea de lo que quieren y toman las decisiones equivocadas. Pero Minsky, años antes, había atacado otro punto: unas fuerzas, profundamente arraigadas en los sistemas financieros, estaban impulsándolos hacia los problemas, y la estabilidad era tan solo una ilusión pasajera. 

De fuera hacia dentro

Sin embargo, al ser un extraño en un mundo cerrado de la economía, la influencia de Minsky era, hasta hace poco, limitada. Los inversionistas fueron más rápidos que los profesores en adherirse a sus puntos de vista. Más que cualquier otra persona fue Paul McCulley de PIMCO, un grupo de gestión de fondos que popularizó sus ideas. Él acuñó el término “momento Minsky” para describir una situación en la que los niveles de deuda alcanzan un punto de ruptura y los todos los activos comienzan a hundirse. McCulley utilizó inicialmente el término en la explicación de la crisis financiera rusa de 1998. Desde la crisis mundial de 2008, se ha convertido en omnipresente. Para los analistas de inversión y gestores de fondos, un “momento Minsky” es ahora prácticamente sinónimo de una crisis financiera.

La escritura de Minsky sobre la deuda y de los peligros de la innovación financiera tuvo la gran virtud de estar en línea con la experiencia. Pero esta virtud también apunta a lo que algunos podrían ver como un defecto. Al tratar de pintar una imagen más matizada de la economía, renunció a algunos potenciales modelos elegantes. Eso estuvo muy bien en lo que a él respecta; ya que argumentó que las teorías generalizables eran bobadas. Quería explicar situaciones específicas, y no la economía en general. Vio la hipótesis de la inestabilidad financiera como relevante para el caso de las avanzadas economías capitalistas con mercados profundos y sofisticados. No estaba destinado a ser relevante en todos los escenarios. En estos días, por ejemplo, está de moda preguntar si China está al borde de un momento Minsky después de su alarmante crecimiento de la deuda durante la década pasada. Sin embargo, un país en transición del socialismo a la economía de mercado y con un sistema financiero inmaduro no es lo que Minsky tenía en mente. 

Evitar el poder de las ecuaciones y de los modelos tubo un costo. Contribuyó al aislamiento de Minsky de las teorías convencionales. Los economistas no ignoraban por completo la deuda, incluso si tan solo la estudiaban con moderación. Algunos, como Nobuhiro Kiyotaki y Ben Bernanke, que más tarde se convirtió en el presidente de la Reserva Federal (FED), analizaba cómo la forma el crédito podría amplificar los ciclos económicos. El trabajo de Minsky podría haber complementado el suyo, pero no le hicieron una referencia. Era como si apenas existía.

Desde la muerte de Minsky, otros han comenzado a corregir esto, insertando sus teorías en los modelos generales. Levy Economics Institute del Bard College de Nueva York, donde terminó su carrera (y dónde todavía se lleva a cabo una conferencia anual en su honor), ha publicado un trabajo que incorpora sus ideas con cálculos. Un estudio de Levy, publicado en 2000, desarrolló un modelo inspirado en Minsky vinculando la inversión y el flujo de caja. Un documento de 2005 por el Banco de Pagos Internacionales, un foro para los bancos centrales, se basó en Minsky para la construcción de un modelo de cómo las personas evalúan sus activos después de incurrir en pérdidas. En 2010, Paul Krugman, ganador del premio Nobel de Economía y que es más conocido en estos días como un columnista de The New York Times, fue co-autor de un documento que incluía el concepto del “momento Minsky” para modelar el impacto del des-apalancamiento de la economía. Algunos investigadores también están comenzando a probar qué tan precisas eran realmente las ideas de Minsky: un análisis de 2014 para el Banco de Finlandia observó una relación entre la deuda y el flujo de caja, encontrando que podría ser un indicador útil de riesgo sistémico.

El prisma del deudor

Aun así, falta mucho para que la hipótesis de la inestabilidad financiera se convierta en una nueva base para la teoría económica. El legado de Minsky tiene más que ver con el enfoque en las cosas correctas que en estructurar correctamente los modelos cuantificables. Es suficiente observar que la deuda y la inestabilidad financiera, sus principales preocupaciones, se han convertido en algunos de los principales temas de investigación de los economistas de hoy en día. Una nueva versión del “Manual de Macroeconomía”, una encuesta influyente que fue publicada por primera vez en 1999, está siendo trabajada. Esta vez, hará que los vínculos entre las finanzas y la actividad económica sea un componente principal, con al menos dos artículos que citan a Minsky. Tanto así que Krugman ha bromeado: “Ahora todos somos Minskyites.”

Los bancos centrales parecen estar de acuerdo. En un discurso pronunciado en 2009, antes de convertirse en jefe de la Reserva Federal, Janet Yellen, dijo que el trabajo de Minsky se había “convertido en lectura obligatoria”. En un discurso de 2013, realizado cuando era gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King estuvo de acuerdo con la opinión de Minsky que la estabilidad en los mercados de crédito conduce a la exuberancia y, finalmente, a la inestabilidad. Mark Carney, el sucesor de Lord King, se ha referido a los momentos Minsky en al menos dos ocasiones.

¿Durará el momento?  La propia teoría de Minsky sugiere que con el tiempo se agotará. El crecimiento económico sigue siendo inestable y las cicatrices de la crisis financiera global siguen siendo visibles. En la trayectoria minskyana, esto es cuando las empresas y los bancos están en su punto más prudente, cuidadosos de los errores del pasado y determinados en fortalecer sus balances. Pero con el tiempo, los recuerdos de la crisis 2008 se atenuarán. Nuevamente, las firmas correrán a expandirse, los bancos los financiarán y los reguladores aflojarán las restricciones. Las advertencias de Minsky se desvanecerán. Cuanto más nos alejemos de la última crisis, menos querremos escuchar de aquellos que ven acercándose otra. 

Lampadia




La deuda griega y la falta de habilidad política

La deuda griega y la falta de habilidad política

La creación de la eurozona es la segunda peor idea monetaria de sus miembros; su desintegración es la peor

Por Martin Wolf

Financial Times

(El Comercio – Portafolio, 01 de Febrero de 2015)

A veces, es correcto hacer lo más inteligente. Ése es el caso actual de Grecia. Si se hace bien, la reducción de la deuda beneficiaría a Grecia y al resto de la eurozona. Es cierto que crearía dificultades. Pero serían menores que las que surgirían si Grecia se arroja a los lobos. Desafortunadamente, alcanzar dicho acuerdo podría ser imposible. Es por eso que la creencia de que la crisis de la eurozona ha terminado es errónea.

Nadie debe resultar sorprendido por la victoria del partido izquierdista Syriza de Grecia. En medio de una “recuperación”, se informó que el desempleo es del 26% de la fuerza laboral y el desempleo juvenil es superior al 50%. El producto bruto interno se encuentra también un 26% por debajo de su máximo previo a la crisis. Pero el PBI es una medida particularmente inadecuada de la caída en el bienestar económico en este caso. La balanza por cuenta corriente fue de 15% negativo del PBI en el tercer trimestre de 2008, pero ha permanecido en superávit desde el segundo semestre de 2013. Así que el gasto de los griegos en bienes y servicios de hecho ha disminuido al menos un 40%.

Ante esta catástrofe, no es de extrañarse que los votantes hayan rechazado el gobierno anterior y las políticas que, aunque a medias, perseguía a instancias de los acreedores. Como ha dicho Alexis Tsipras, el nuevo primer ministro, Europa se basa en el principio de la democracia. Ha hablado el pueblo de Grecia. Los poderes fácticos necesitan, por lo menos, prestar atención. Sin embargo, todo lo que se escucha apunta a que las demandas de un nuevo acuerdo sobre la deuda y la austeridad serán más o menos rechazadas de plano. Lo que alienta esa respuesta es una gran cantidad de tonterías santurronas. En especial, dos propuestas moralistas se interponen en el camino de una respuesta razonable a las demandas griegas.

PROPUESTAS FALSAS

La primera propuesta es que los griegos tomaron prestado el dinero y por lo tanto tienen la obligación de devolverlo, cueste lo que les cueste. Esta era la actitud de las prisiones de deudores. Sin embargo, la verdad es que los acreedores tienen la responsabilidad moral de prestar sabiamente. Si no hacen la debida diligencia de sus prestatarios, se merecen lo que suceda. En el caso de Grecia, la magnitud de los déficits externos, en particular, eran evidentes. También lo era la forma en que se gobernaba a Grecia.

La segunda propuesta es que, desde que estalló la crisis, el resto de la eurozona ha sido extraordinariamente generosa con Grecia. También esto es falso. Es cierto que los préstamos suministrados por la eurozona y el importe del Fondo Monetario Internacional alcanzan la enorme suma de 226,7 mil millones de euros (alrededor del 125% del PBI), lo cual es aproximadamente dos tercios de la deuda pública total de 175% del PBI. Pero esto casi en su totalidad no fue para beneficiar a los griegos, sino para evitar la reducción del valor de los préstamos dudosos al gobierno y los bancos griegos. Solo el 11% de los préstamos financió directamente las actividades del gobierno. Otro 16% se utilizó para pagos de intereses. El resto se utilizó para operaciones de capital de varios tipos: el dinero entró y luego salió de nuevo. Una política más honesta hubiera sido rescatar a los prestamistas directamente. Pero esto hubiera sido demasiado embarazoso.

Como los griegos señalan, el alivio de la deuda es normal. Alemania, un moroso en serie de su deuda interna y externa en el siglo 20, ha sido beneficiario de lo anterior. No se va a pagar lo que no se puede pagar. La idea de que los griegos registrarán enormes superávits fiscales durante una generación para devolver el dinero que los gobiernos acreedores utilizaron para rescatar de su locura a los prestamistas privados es algo delirante.

¿Entonces qué hay que hacer? Hay que elegir entre lo correcto, lo conveniente y lo peligroso.

Como indica Reza Moghadam, ex director del Departamento de Europa del Fondo Monetario Internacional: “Europa debe ofrecer un alivio sustancial de la deuda – reduciendo así a la mitad la deuda de Grecia y a la mitad el balance fiscal requerido– a cambio de una reforma”. Añade que esto sería coherente con la deuda considerablemente por debajo del 110% del PBI, lo cual los ministros de la eurozona acordaron en 2012. Pero estas reducciones no se deben hacer de forma incondicional. El mejor enfoque se establece en la iniciativa “países pobres muy endeudados” del FMI y el Banco Mundial, que comenzó en 1996. En virtud de esta, se concede el alivio de deuda solo después de que el país cumple con criterios precisos de reformas. Tal programa sería beneficioso para Grecia, que necesita modernización política y económica.

El enfoque políticamente conveniente es “extender y fingir”. Sin lugar a dudas, hay formas de seguir posponiendo la hora de la verdad. También hay formas de reducir el valor actual de los intereses y las amortizaciones sin bajar el valor nominal. Todo esto le permitiría a la eurozona evitar afrontar el argumento moral del alivio de la deuda de otros países afectados por la crisis, en especial Irlanda. Sin embargo, este enfoque no puede alcanzar el resultado honesto y transparente que se necesita urgentemente.

El enfoque peligroso es empujar a Grecia hacia el incumplimiento. Esto probablemente provoque una situación en la que el Banco Central Europeo ya no se sienta capaz de operar como banco central de Grecia. Eso por lo tanto obligaría una salida. Sin duda el resultado para Grecia sería catastrófico en el corto plazo. Pienso que además eso también revertiría cualquier avance hacia la modernidad durante una generación. Pero el daño no solo sería para Grecia. Se demostraría que la unión monetaria en la eurozona no es irreversible sino simplemente una dura paridad fija de tipo de cambio. Eso sería lo peor de ambos mundos: la rigidez de los tipos de cambio fijo, sin la credibilidad de una unión monetaria. En cada crisis futura, la pregunta sería si ése sería el “momento de salirse”. El resultado sería la inestabilidad crónica.

La creación de la eurozona es la segunda peor idea monetaria de sus miembros. Su desintegración es la peor. Sin embargo, eso es lo que podría provocar el hecho de obligar a Grecia a salirse de la eurozona. El camino correcto es reconocer que existe el argumento para el alivio de la deuda, condicionado al logro de reformas verificables. Los políticos rechazarán la idea. Los estadistas la aprovecharán. Pronto sabremos a cuál grupo pertenece cada quien.




Luis Arbulú Alva: Frases Escogidas

Luis Arbulú Alva: Frases Escogidas

Frases que ´Lucho´ incluye en su último libro:

“LA NEGOCIACIÓN OCULTA”

Ediciones Altazor, 2014

Lucho Arbulú Alva, abogado, negociador, pintor, conversador, amigo, buen padre y buen hombre

Lucho ha ilustrado su magnífico libro sobre el arte de la negociación, con frases alusivas a sus capítulos. Cada una de ellas, encierra la sabiduría de sus autores, que en su momento dejaron para iluminar nuestros caminos. Estas aleccionadoras frases traen ahora el valor agregado de quién supo escogerlas con ilustración y amor.

Lampadia las recoge como el homenaje a un gran señor, Lucho, para compartirlas con nuestros lectores, especialmente, los más jóvenes. 

LAS FRASES ESCOGIDAS POR LUIS ARBULÚ ALVA

“Quien no llora, no mama”, Refrán popular

“La negociación es el proceso por el cual las partes interesadas resuelven conflictos, acuerdan líneas de conducta, buscan ventajas individuales o colectivas, procuran obtener resultados que sirvan a sus intereses mutuos”, Wikipedia

“La negociación sugiere un compromiso, un punto ubicado en algún lugar entre dos posiciones existentes”, Edward de Bono

“El placer es necesariamente recíproco. Nadie lo siente si al mismo tiempo no lo da. Para estar complacido, hay que complacer”, Lord Chesterfield

“Lo que le da su valor a una taza de barro es el espacio vacío que hay entre sus paredes”, Lao – Tse

“Cuando cortejas a una bella muchacha, una hora parece un segundo. Pero si te sientas sobre carbón al rojo vivo, un segundo te parecerá una hora.  Eso es relatividad”, Albert Einstein

“En tu relación con cualquier persona, pierdes mucho si no te tomas el tiempo necesario para comprenderla”, Rob Goldston

“La compresión es una calle de doble sentido”, Eleanor Roosevelt

“Básicamente nuestra meta es tomar la mayor cantidad de información y hacerla accesible y útil”, Larry Page

“Hay una cosa que suena desagradable en una época de ‘igualdad’ de derechos para todos, y es la ‘jerarquía’”, Friedrich Nietzsche

“Casi todos podemos soportar la adversidad, pero si queréis probar el carácter de un hombre, dadle poder”, Abraham Lincoln

“Lo más importante que aprendí a hacer después de los cuarenta años fue a decir no cuando es no”, Gabriel García Márquez

“Si no podemos poner fin a nuestras diferencias, construyamos a que el mundo sea un lugar apto para ellas”, John F. Kennedy

“¿Cuál es el secreto para un largo amor? El dialogo entre las diferencias”, Mario Benedetti

“La discreción es una virtud sin la cual todas las demás dejan de serlo”, Sir Francis Bacon

“Si quieres que tu secreto sea guardado, guárdalo tú mismo”, Séneca

“No decir más de lo que haga falta, a quien haga falta y cuando haga falta”, André Maurois

“Dar el ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única manera”, Albert Schweitzer

“El objeto de toda discusión no debe ser el triunfo sino el progreso”, Joseph Joubert

“No pinto cosas, solo la diferencia entre las cosas”, Henri Matisse

“En las adversidades, sale a la luz la virtud”, Aristóteles

“No se sale adelante celebrando éxitos sino superando fracasos”, Orison Sweet Marden

“A veces, el fracaso señala que es tiempo de cambiar la dirección”, John Maxwell

“El que no sabe por qué camino llegar al mar, debe buscar el río por compañero”, John Ray

“Los intereses son la materia prima de la negociación, y sobre su intercambio se fundamenta el juego de la negociación”, Roger Fishe

“El arte y la ciencia de hacer preguntas es la fuente de todo el conocimiento”, Thomas Louis Berger

“Solo la verdad os hará libres”, San Pablo

“Cree a aquellos que buscan la verdad; duda de los que afirman haberla encontrado”, André Gide

“Cincuenta testigos hacen cincuenta verdades”, Remy de Gourmont

“Quien no quiere ser aplastado, debe negociarlo todo”, Carlos Monsiváis

“La empatía es la capacidad de pensar y sentir la vida interior de otra persona como si fuera la propia”, Heinz Kohut

“La tolerancia debe ser solo un estado transitorio que conduzca al respeto”, Johann Wolfgang von Goethe

“Es difícil negociar cuando las partes desconfían”, Samuel Johnson

“Hay que atender no solo a lo que cada cual dice, sino a lo que siente y la motivo por el cual lo siente”, Marco Tulio Cicerón

“Hay un sola cosa que origina la infidelidad: el apego. ¿Y qué es un apego? Es un estado emocional de vinculación compulsiva a una cosa o persona determinada, originado por la creencia de que sin esa cosa o persona no es posible se feliz”, Anthony de Mello

“Para adquirir cualquier cosa en el universo físico, debemos renunciar a nuestro apego a ella”, Deepak Chopra

“Es necesario tener valor para levantarnos y hablar. Es necesario tenerlo para sentarnos y escuchar”, Winston Churchill

“No hay mejor modo de esquivar el mundo que mediante el arte, ni manera más segura de unirse a él que mediante el arte”, Johann Wolfgang von Goethe

“La sensibilidad es una riqueza cuyo dueño siempre desea compartir”,  José Narosky

“La falta de sensibilidad es básicamente un desconocimiento de nosotros mismos”, Eric Hoffer

“Haz lo posible por conocer a quine has de enfrentar. No te sientes nunca a tratar con un extraño”, Somers White

“Siempre es más valioso tener el respeto que la admiración de las personas”, Jean-Jacques Rousseau

“El obrero tiene más necesidad de respeto que de pan”, Karl Marx

“Ayudadme a comprender lo que os digo y os lo explicaré mejor”, Antonio Machado

“Un hombre solo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse”, Gabriel García Márquez

“De la igualdad de habilidades surge la igualdad de esperanzas en el logro de nuestros fines”, Thomas Hobbes

“Lo más importante en una negociación es escuchar lo que no se dice”, Peter Drucker

“Difícil es decir cuánto concilian los ánimos humanos la cortesía y la afabilidad al hablar”, Marco Tulio Cicerón

“Si se les permite entrar en relación con extranjeros, descubrirían que son criaturas iguales a ellos es lo esencial, y que todo lo que se ha dicho sobre ellos es mentira”, George Orwell

“Ve a lo esencial sin malgastar tus energías en luchas y discusiones inútiles”, Alejandro Jodorowski

“El líder tiene que ser práctico y realista; sin embargo, debe hablar la lengua del visionario y del idealista”, Eric Hoffer

“Un gran líder es el que puede ayudar a otros a descubrir su potencial por sí mismos”, Bo Bennet

“Los colores en la pintura están para persuadir a los ojos”, Nicolas Poussin

“Únicamente con verdad no se escribe poesía, hay que persuadir”, José Hierro

“La capacidad de entusiasmo es signo de salud espiritual”, Gregorio Marañón

“Hay en el mundo un lenguaje que todos comprenden: es el lenguaje del entusiasmo, de las cosas hechas con amor y con voluntad, en busca de aquello que se desea o en lo que se cree”, Paulo Coelho

“Espero tener siempre suficiente firmeza y virtud para conservar lo que considero es el más envidiable de todos los títulos: el carácter de Hombre Honrado”, George Washington

“El hombre que no investiga las dos partes de una cuestión, no es honrado”, Abraham Lincoln

“El carácter es la energía sorda y constante de la voluntad”, Henri Lacordaire

“Es por la lógica que demostramos, pero por la intuición que descubrimos”, Henri Poincaré

“La intuición es una facultad espiritual, y no explica, simplemente muestra el camino”, Florence Scovel

“La creatividad es una extensión natural de nuestro entusiasmo”, Earl Nightingale

“Si le hubiera preguntado a la gente qué querían, me habrían dicho que un caballo más rápido”, Henry Ford

“El humor es la manifestación más elevada de los mecanismos de adaptación del individuo”, Sigmund Freud

“Una persona sin sentido del humor es como un carro sin amortiguación: todas las piedras del camino le hacen sacudirse”, Henry Ward Beecher

“No digas no puedo ni en broma, porque el inconsciente no tiene sentido del humor, lo tomaría en serio y te lo recordará cada vez que lo intentes”, Facundo Cabral

“Si sale, sale. Si no sale, hay que volver a empezar. Todo lo demás es fantasía”, Edouard Manet

“Para poder seguir, tengo que empezar todo de nuevo”, León Gieco