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La innovación tecnológica se dispara

La innovación tecnológica se dispara

La pandemia ha dejado terribles estragos a nivel global en el 2020 en los frentes económico y sanitario y amenaza con hacerlo también el presente año con el reciente afloramiento de diversas cepas más contagiosas, lo cual ha volcado de nuevo a varios países a cerrar parcialmente sus economías.  Por otra parte, aún con el descubrimiento de las vacunas, la distribución para su inoculación en la población se ha tornado lenta inclusive en los países desarrollados, y por ello no es de sorprender que pulule en las redes mucho pesimismo respecto a si el 2021 efectivamente marcará el fin de la pandemia.

Para esos pesimistas, compartimos un reciente artículo de The Economist en el que se muestra la otra cara de la moneda que está dejando la pandemia, que pocos están viendo pero que resulta fundamental pues guarda fuertes implicancias para el crecimiento y la mejora de la calidad de vida de las personas.

“La nueva era de la innovación” la ha denominado The Economist, una época en la que se están gestando las condiciones para un apuntalamiento de la productividad gracias a la aparición de tecnologías innovadoras en varios sectores, como el ARN mensajero en el plano de las vacunas – que de hecho Moderna ya está evaluando para una posible vacuna contra el sida. Un salto cualitativo para el desarrollo de nuevas medicinas, más allá de las vacunas. Además, están los avances en la digitalización de la economía, que ha potenciado la inversión en tecnologías como el teletrabajo, la automatización manufacturera, entre otros avances.

Sin duda un artículo de recomendable lectura para dar cuenta que no solo hay razones para esperar un rebote de la producción mundial apenas haya sido superada la crisis del covid 19, sino que lo más probable es que también se observe un importante incremento en el crecimiento potencial o de largo plazo, por las mejoras en la productividad experimentadas en esta era de la innovación. Esto sin duda puede contribuir también a mejorar los prospectos del crecimiento del Perú también, un país que está íntimamente ligado a la mejora de la demanda externa de países de ingreso alto como EEUU y Europa. El rol de los gobiernos también será importante en este contexto por lo que The Economist también da ciertas recomendaciones al respecto como puede notarse a continuación. Lampadia

La nueva era de la innovación
Por qué está rompiendo un amanecer de optimismo tecnológico

La década de 2010 estuvo marcada por el pesimismo sobre la innovación. Esto está dando paso a la esperanza

The Economist
16 de enero, 2021
Traducida y comentada por Lampadia

Durante gran parte de la última década, el ritmo de la innovación decepcionó a mucha gente, especialmente a esos miserables economistas. El crecimiento de la productividad fue mediocre y los nuevos inventos más populares, el teléfono inteligente y las redes sociales, no parecieron ayudar mucho. Sus efectos secundarios malignos, como la creación de poderosos monopolios y la contaminación de la plaza pública, se hicieron dolorosamente evidentes. Las tecnologías prometedoras se estancaron, incluidos los automóviles autónomos, lo que hizo que los evangelistas de Silicon Valley parecieran ingenuos. Los halcones de la seguridad advirtieron que la autoritaria China pasaba rápidamente por Occidente y algunas personas sombrías advirtieron que el mundo finalmente se estaba quedando sin ideas útiles.

Hoy comienza un amanecer de optimismo tecnológico. La velocidad a la que se han producido las vacunas covid-19 ha convertido a los científicos en nombres conocidos. Los avances destacados, un auge de la inversión en tecnología y la adopción de tecnologías digitales durante la pandemia se combinan para generar esperanzas de una nueva era de progreso: los optimistas predicen vertiginosamente unos “años locos”. Así como se exageró el pesimismo de la década de 2010 (la década vio muchos avances, como en el tratamiento del cáncer), las predicciones de la utopía tecnológica son exageradas. Pero existe una posibilidad realista de una nueva era de innovación que podría elevar el nivel de vida, especialmente si los gobiernos ayudan a que florezcan las nuevas tecnologías.

En la historia del capitalismo, el rápido avance tecnológico ha sido la norma. El siglo XVIII trajo la Revolución Industrial y las fábricas mecanizadas; los ferrocarriles y la electricidad del siglo XIX; los coches del siglo XX, los aviones, la medicina moderna y la liberación doméstica gracias a las lavadoras. En la década de 1970, sin embargo, el progreso, medido por el crecimiento general de la productividad, se desaceleró. El impacto económico estuvo enmascarado durante un tiempo por la acumulación de mujeres en la fuerza laboral, y una explosión de ganancias en eficiencia siguió a la adopción de computadoras personales en la década de 1990. Sin embargo, después de 2000, el crecimiento volvió a decaer.

Hay tres razones para pensar que este “gran estancamiento” podría estar terminando. Primero está la avalancha de descubrimientos recientes con potencial transformador.

  • El éxito de la técnica del “ARN mensajero” detrás de las vacunas Pfizer-BioNTech y Moderna, y de los tratamientos con anticuerpos a medida, muestra cómo la ciencia continúa potenciando la medicina. Los seres humanos son cada vez más capaces de adaptar la biología a su voluntad, ya sea para tratar enfermedades, editar genes o cultivar carne en un laboratorio. La inteligencia artificial por fin está mostrando un progreso impresionante en una variedad de contextos. Un programa creado por DeepMind, parte de Alphabet, ha demostrado una notable capacidad para predecir las formas de las proteínas; el verano pasado Openai presentó GPT-3, el mejor algoritmo de lenguaje natural hasta la fecha; y desde octubre, los taxis sin conductor han transportado al público por Phoenix, Arizona. Las espectaculares caídas en el precio de la energía renovable están dando a los gobiernos la confianza de que sus inversiones verdes darán sus frutos. Incluso China ahora promete neutralidad de carbono para 2060.
  • La segunda razón para el optimismo es el auge de la inversión en tecnología. En el segundo y tercer trimestre de 2020, el sector privado no residencial de EEUU gastó más en computadoras, software e investigación y desarrollo (I+D) que en edificios y equipos industriales por primera vez en más de una década. Los gobiernos están dispuestos a dar más dinero en efectivo a los científicos. Tras reducirse durante años, el gasto público en I+D en 24 países de la OCDE comenzó a crecer nuevamente en términos reales en 2017. El entusiasmo de los inversores por la tecnología se extiende ahora a los diagnósticos médicos, la logística, la biotecnología y los semiconductores. El optimismo del mercado sobre los vehículos eléctricos es tal que el director ejecutivo de Tesla, Elon Musk, que también dirige una empresa de cohetes, es el hombre más rico del mundo.
  • La tercera fuente de alegría es la rápida adopción de nuevas tecnologías. No se trata solo de que los trabajadores se hayan aficionado a las videoconferencias y los consumidores al comercio electrónico, por importantes que sean esos avances, por ejemplo, para aliviar las limitaciones a la búsqueda de empleo que plantea la escasez de viviendas. La pandemia también ha acelerado la adopción de pagos digitales, telemedicina y automatización industrial. Ha sido un recordatorio de que la adversidad a menudo obliga a las sociedades a avanzar. La lucha contra el cambio climático y la competencia de grandes potencias entre EEUU y China podrían impulsar más pasos audaces.

Por desgracia, la innovación no permitirá que las economías ignoren los obstáculos estructurales al crecimiento. A medida que las sociedades se enriquecen, gastan una mayor parte de sus ingresos en servicios intensivos en mano de obra, como comidas en restaurantes, en los que el crecimiento de la productividad es escaso porque la automatización es difícil. El envejecimiento de la población continuará arrastrando a los trabajadores hacia la atención domiciliaria de baja productividad. Las economías descarbonizantes no impulsarán el crecimiento a largo plazo a menos que la energía verde se dé cuenta de su potencial para volverse más barata que los combustibles fósiles.

Sin embargo, es razonable esperar que una nueva ola de innovación pueda revertir pronto la caída del dinamismo económico que es responsable de quizás una quinta parte de la desaceleración del crecimiento del siglo XXI. Con el tiempo, eso se convertiría en un gran aumento del nivel de vida. Quizás aún se pueda lograr más porque muchas industrias de servicios, incluidas la atención médica y la educación, se beneficiarían enormemente de una mayor innovación. Eventualmente, la biología sintética, la inteligencia artificial y la robótica podrían mejorar cómo se hace casi todo.

No es una ciencia exacta

Aunque el sector privado determinará en última instancia qué innovaciones tienen éxito o fracasan, los gobiernos también tienen un papel importante que desempeñar. Deben asumir los riesgos en proyectos más “moonshot”. El estado puede ofrecer más y mejores subvenciones a I+D+i (Investigación, Desarrollo e Innovación), como premios por resolver problemas claramente definidos. El estado también tiene una gran influencia sobre la rapidez con la que se difunden las innovaciones en la economía. Los gobiernos deben asegurarse de que la regulación y el cabildeo no frenen la interrupción, en parte proporcionando una red de seguridad adecuada para aquellos cuyos medios de vida se ven afectados por ella. La innovación se concentra en muy pocas empresas. Asegurar que toda la economía aproveche las nuevas tecnologías requerirá una aplicación de la legislación antimonopolio sólida y regímenes de propiedad intelectual más flexibles. Si los gobiernos están a la altura del desafío, entonces estarán a su alcance un crecimiento más rápido y mejores niveles de vida, lo que les permitirá desafiar a los pesimistas. La década de 2020 comenzó con un grito de dolor pero, con las políticas adecuadas, la década aún podría rugir. Lampadia




EY: Las 10 megatendencias que transformarán el futuro

EY: Las 10 megatendencias que transformarán el futuro

Vivimos en un mundo en constante movimiento y la innovación tecnológica reescribirá todas las industrias. En la mayoría de los sectores, las empresas se enfrentan actualmente a la necesidad urgente de transformarse, adaptarse y anticiparse a los cambios y disrupciones que caracterizan nuestra época actual.

Un nuevo estudio realizado por EY Perú (Ernst & Young), titulado ‘¿Qué nos traerá el futuro? Megatendencias, más allá de la disrupción’ en América Latina identifica las fuerzas primarias que lideran las megatendencias: la mejora humana (tecnología), el populismo (globalización) y el envejecimiento (demografía). Combinadas, estas dinámicas han generado lo que en EY se han identificado como las 10 nuevas ‘megatendencias’ que están dando forma a nuestro mundo y a la región.

Fuente: EY Perú (Ernst & Young)

Estas megatendencias muestran cómo la potencialización de la tecnología, mediante la Cuarta Revolución Industrial con avances como la inteligencia artificial, Big Data y la robótica “reinventarán la forma en la que trabajamos, cambiarán nuestro comportamiento como consumidores y determinarán cómo se regula nuestro mundo”.

En total, EY plantea 10 megatendecias:

1. Industria redefinida: las barreras entre industrias y segmentos están desapareciendo con la innovación digital y otras fuerzas. La clasificación no será tan rígida, se incrementará la compra de empresas para ingresar a nuevos segmentos con el fin de abordar nuevos mercados, desarrollar nuevos modelos y expandir sus capacidades; así como generar alianzas entre sí.

2. Futuro del trabajo: los robots y la inteligencia artificial han llegado a permear el ámbito laboral. El análisis contempla los aspectos tecnológicos, demográficos, contratos sociales y sector público, liderazgo, aprendizaje y educación.

Fuente: EY Perú (Ernst & Young)

3. Súper consumidor: el empoderamiento del súper consumidor es distinto, las personas se vuelven pasivas porque las computadoras toman decisiones por ellos. Se comunicarán con los mercados, las empresas y los gobiernos en un entorno distinto al de hoy mediante asistentes virtuales digitales.

Fuente: EY Perú (Ernst & Young)

4. Diseño del comportamiento: los humanos estamos predispuestos a ser reacios a las nuevas tecnologías porque generan riesgos, sin embargo, existen sesgos cognitivos que nos llevan a sobreestimar sus amenazas.

Fuente: EY Perú (Ernst & Young)

5. Regulación adaptativa: posiblemente nunca se llegará a un punto en el que la inteligencia artificial pueda redactar o modificar regulaciones de manera autónoma, pero si es posible imaginar algoritmos que analicen datos e identifiquen algunos insights. Este proceso debe darse de manera abierta, en tiempo real y ser dinámico.

6. Reasignando la urbanización: las ciudades están siendo rediseñadas por los desafíos de la sostenibilidad y los cambios en el transporte. Resulta vital tener en cuenta a futuro la sostenibilidad ambiental y el transporte con plataformas de viajes compartidos, vehículos autónomos y eléctricos.

7. Comunidades innovadoras: las ciudades tienen límites tales como las malas condiciones climáticas, escasez de recursos, contaminación y altos costos en bienes raíces. Esto provoca que los jóvenes y empresas opten por buscar lugares más baratos y así reducir la presión sobre las mega ciudades.

Fuente: EY Perú (Ernst & Young)

8. Salud reinventada: el envejecimiento de las poblaciones y los estilos de vida cada vez más sedentarios han puesto los costos en una trayectoria complicada, por lo que se deberá proporcionar atención personalizada y de bajo costo a gran escala.

9. Comida a la medida: la industria alimentaria está experimentando las corrientes de la disrupción, enfocándose en desarrollar proteínas diseñadas, utilizando la biotecnología y digitalmente manejando granjas inteligentes y verticales, que sean sostenibles y generen mayor rendimiento en menor espacio.

10. Economía molecular: nuestra capacidad para manipular lo que queremos que suceda está incrementando. La investigación integrada, a través de disciplinas que abarcan la biología, informática, electrónica, matemáticas, física y química señalan que la nanotecnología está ingresando en su fase disruptiva.

Fuente: EY Perú (Ernst & Young)

Mientars que algunas tendencias ya han sido mencionadas en informes anteriores (Futuro del trabajo, Industria redefinida y Salud reinventada), las otras siete son completamente nuevas, dejando claro que la disrupción genera continuamente nuevas tendencias y un ritmo cada vez más rápido de cambios.

Para poder aprovechar estas megatendencias, necesitamos buena gobernanza y un excelente servicio civil, una mejor educación y salud, instituciones muy superiores e infraestructuras que nos hagan competitivos y que pongan el mundo moderno al alcance de nuestros pobres. Pero nada de esto se podrá lograr sin crecimiento económico, inversión privada y sin darles la oportunidad a todos los peruanos de tener trabajos dignos y los niveles de vida de los mejores países emergentes. Lampadia




Trabajemos de la mano de la tecnología

Trabajemos de la mano de la tecnología

Históricamente hemos sufrido miedos sobre los avances tecnológicos. Un ejemplo es el invento del automóvil, que permitió limpiar las ciudades de la contaminación producida por los desechos de los caballos. Mientras que este invento eliminó muchos tipos de empleos, trajo muchos beneficios y facilitó el transporte en eficiencia, confort y distancia. Además, creó cuantiosos nuevos trabajos en manufactura y servicios, estableciendo además el paradigma de la producción en serie o masiva. Así como la de Henry Ford, muchas innovaciones visionarias son disruptivas y crean discontinuidades inimaginables, como se explica en su dicho: “Si le hubiera preguntado a la gente qué querían, me habrían dicho que un caballo más rápido”.

Si un trabajo es rutinario o mecánico, puede hacerlo una máquina. La tecnología eliminará muchos trabajos y creará disrupciones en casi todas las industrias. Esa es la verdad. Se teme que con la cuarta revolución industrial’, se producirán impactos disruptivos del empleo en todos los niveles educativos, de una profundidad y amplitud no antes vista. Ver en Lampadia: Organizaciones Exponenciales (I).

Sin embargo, como afirma el análisis del Banco Mundial, que publicamos líneas abajo, “A largo plazo, la innovación tecnológica generará mayores ingresos y calidad de vida. Incluso a la luz de los desafíos provocados por la Cuarta Revolución Industrial, esta predicción es alcanzable para toda la población y no solo para unos pocos privilegiados, pero solo si las instituciones públicas promueven la igualdad de oportunidades, generan un sistema educativo que favorece las habilidades flexibles y la creatividad, y usa políticas de redistribución para compartir el producto de ganancias tecnológicas. Con las instituciones públicas adecuadas, en lugar de enfurecerse o competir contra la máquina, podemos trabajar con las máquinas hacia un mejor futuro.”

Quizás la enseñanza más importante es que el sistema educativo necesita una revisión. Por el momento, el sistema está generando el tipo de trabajadores que necesitábamos hace 50 años. Estamos entrenando personas para que seamos buenos en cosas donde las máquinas son mejores, lo cual es un gran error. Necesitamos curiosidad intelectual, resolución de problemas, trabajo en grupo, creatividad y autodirección, muy, muy diferentes tipos de habilidades. Necesitamos aprender cómo educar y capacitar a las personas para que sean intelectualmente flexibles, para poder cambiar con el tiempo a medida que cambian los requisitos.

Uno de los puntos clave en los empleos del futuro son las habilidades blandas. Las habilidades blandas serán muy cotizadas en el futuro venidero, especialmente con el avance de la automatización y la cuarta revolución industrial. Se complementarán con las habilidades duras, que son las exigencias profesionales de un trabajo y conocimientos más académicos o cognitivos que, cada vez más, están al alcance de una tecla.

El libro ‘The Rise of the Robots’ de Martin Ford, reseñado en Lampadia en: El inexorable ascenso de los robots, refleja la creciente ansiedad sobre el posible impacto negativo de la automatización en el empleo, desde la fabricación hasta los servicios profesionales. El subtítulo de la edición del Reino Unido advierte sobre “la amenaza del desempleo masivo” y, la edición de EEUU, prevé “un futuro sin empleo”.

No podemos quedarnos con el miedo a los cambios y dejar que nublen nuestro criterio. La opción estratégica del Perú debe ser apostar por la tecnología. Tenemos que asumir el cambio con la mayor ambición posible. Solo así sacaremos el mayor provecho para crear mayor bienestar para los ciudadanos. Lampadia

El futuro del trabajo: Compitamos con (no en contra de) las máquinas

Lay Lian Chuah, Norman V. Loayza, y Achim D. Schmillen
Briefs de investigación y política
Publicado por el Banco Mundial de Malasia
Agosto de 2018
Traducido y glosado por Lampadia

¿Acaso la revolución en las tecnologías digitales y de la información nos hará obsoletos?
¿Se perderán trabajos y nunca se reemplazarán?
¿Bajarán los salarios a niveles insostenibles?

La historia, la teoría económica y la evidencia sugieren que, a largo plazo, tales temores están fuera de lugar. Sin embargo, en el corto y mediano plazo, la disrupción puede ser grave para ciertos tipos de trabajo, lugares y poblaciones.

En el período de transición, se necesitan políticas para facilitar la flexibilidad y la movilidad del mercado laboral, introducir y fortalecer las redes de seguridad y protección social y mejorar la educación y las capacitaciones.

 

El miedo: ¿nos estamos quedando sin trabajos?

Existe un creciente temor de que los avances recientes en tecnologías como la inteligencia artificial (IA) y la robótica lleven a la sustitución total de trabajadores humanos por máquinas y una era de desempleo masivo e incluso una mayor desigualdad de ingresos.

  • La revista estadounidense Mother Jones informa: “Las máquinas inteligentes probablemente no nos maten a todos, pero definitivamente nos quitarán nuestros trabajos y antes de lo que piensas”.
  • El periódico británico The Guardian argumenta, “La tecnología está vaciando a la clase media y creando una economía bifurcada”.
  • El Global Times de China señala: “No es del todo descabellado suponer que, bajo el dominio de los robots, los humanos se verían obligados a suplicar alimentos ya que no tienen ningún trabajo para hacer”.

Al menos desde la Primera Revolución Industrial en la década de 1750, los trabajos y los medios de subsistencia de los trabajadores se han visto amenazados por las máquinas que pueden reemplazarlos. Frente a esta amenaza, los luditas se organizaron para destruir maquinaria de tejido en Inglaterra a principios del siglo XIX. Más recientemente, los taxistas de París, Ciudad de México y Bogotá han bloqueado las calles y, a veces han recurrido a la violencia, para protestar contra el advenimiento de los servicios de viaje compartido con tecnología como Uber. Perder nuestros trabajos porque nos hemos quedado obsoletos puede ser uno de nuestros mayores temores, y por buenas razones: la pérdida de empleo tiene efectos negativos significativos y duraderos sobre el empleo futuro, las ganancias, el consumo, la salud e incluso la esperanza de vida. Para algunas personas, las tasas de mortalidad en el año posterior a la pérdida del empleo son hasta un 100% más altas (Sullivan y von Wachter 2009).

Estas preocupaciones han sido repetidas y estudiadas en economía. En su ensayo profético sobre las “Posibilidades económicas para nuestros nietos”, Keynes (1930) predijo el declive del empleo frente a las tecnologías modernas y lo denominó el “desempleo tecnológico”. Leontief (1983) se preguntó si los trabajadores seguirían “el mismo camino que los caballos”, reemplazados por máquinas.

En Estados Unidos y otros países desarrollados, el crecimiento del empleo ha seguido una forma de ‘U’ en las últimas décadas, aumentando para los trabajadores de baja y alta capacitación, pero disminuyendo para los trabajadores de capacidades medias, como los trabajadores de fábrica y administrativos (Autor, Katz y Kearney 2006; Goos y Manning 2007; Autor 2015b). Esto ha resultado en la polarización del empleo y los salarios. Mientras que otras tendencias como el cambio climático, el cambio demográfico y la globalización también han afectado el empleo, un estudio de los Estados Unidos encontró que los condados (jurisdicciones por debajo del nivel estatal) más “expuestos” a los robots han perdido más empleos que otros (Acemoglu y Restrepo 2017). También hay cierta evidencia de crecimiento del empleo en forma de ‘U’ para muchos países en desarrollo. Sin embargo, para este grupo de países, la evidencia general sobre la relación entre el crecimiento del empleo y la distribución de habilidades es más tentativa y mixta. Si bien la relación ha sido en forma de U para países tan diversos como Malasia, Polonia y Turquía, los patrones para China y una variedad de otros países en desarrollo han sido diferentes (figura 1). Esta diversidad probablemente esté relacionada con la interacción entre las condiciones del mercado laboral local, incluida la distribución de habilidades y las tecnologías que se adoptan.

El pasado del trabajo: ¿hemos estado aquí antes?

Una forma de estructurar la historia económica de los países desarrollados en los últimos 250 años es referirse a tres revoluciones industriales pasadas que ocurrieron en los años 1760, 1890 y 1970. A su vez, estas revoluciones pueden caracterizarse por la innovación tecnológica que las impulsó. Por lo tanto:

  • La Primera Revolución Industrial usó máquinas de vapor y fábricas para mecanizar la producción;
  • La segunda utilizó electricidad, petróleo y líneas de ensamblaje para generar producción industrial;
  • La tercera utilizó electrónica y tecnología de la información para automatizar la producción.

Las tres revoluciones industriales pasadas llevaron a grandes mejoras en la productividad. Esto, a su vez, elevó el bienestar en los países desarrollados a niveles inimaginables, tanto en términos de nivel de vida material como de ocio (desde la década de 1950, el promedio de horas por trabajador ha estado cayendo entre los países de la OCDE). En la actualidad, el nivel de vida y el ocio en los países en desarrollo van muy por detrás de los países desarrollados. Por lo tanto, los efectos del crecimiento futuro de la productividad sobre el bienestar pueden ser incluso más beneficiosos en los países en desarrollo que en los desarrollados.

Sin embargo, el aumento de la productividad toma tiempo en materializarse. En el caso de la electricidad, el auge de la productividad se produjo solo en la década de 1920, más de 30 años después de la electrificación de fábrica. Brynjolfsson, Rock y Syverson (2018) sostienen que lo mismo ha sucedido con las tecnologías de la información y las comunicaciones, que comenzaron en la década de 1970, pero solo en la década de 2000 han producido un notable aumento de la productividad. En 1987, Solow dijo, “Se puede ver la era de la informática en todas partes, pero en las estadísticas de productividad”. Esta pausa de productividad es común para la mayoría de las tecnologías, pero es particularmente pronunciada para tecnologías de propósito general como la máquina de vapor, electricidad, computadoras y el Internet. Usarlos de manera efectiva requiere una transformación del proceso de producción que puede llevar años, así como una inversión sustancial sin un beneficio inmediato.

Todas las revoluciones industriales han amenazado la transformación económica y al empleo. En los últimos 250 años, sin embargo, la innovación tecnológica no ha producido un desempleo masivo (Gordon 2016). Un bien específico, un tipo de trabajo, o incluso un sector en la economía puede disminuir e incluso desaparecer con la llegada de las nuevas tecnologías. Sin embargo, lo que es cierto para un sector, producto o trabajo no ha sido cierto para la economía en general (Autor 2015b).

El ejemplo de la agricultura en los países desarrollados es instructivo. En Estados Unidos, entre 1900 y 2000, la agricultura pasó de ser el principal empleador en la economía, con el 41 % de todos los empleos, a emplear solo el 2 % de los trabajadores, según datos del Departamento de Agricultura de EEUU. Durante este siglo, las ganancias de productividad permitieron que la agricultura alimentara a una población creciente con menos trabajadores, mientras que el aumento de nuevas actividades económicas creó puestos de trabajo y oportunidades mejor remunerados en las ciudades para todos los trabajadores. En los países en desarrollo, la agricultura todavía desempeña un papel relativamente importante. Sin embargo, incluso dentro de este grupo de países, su participación en el empleo general ha sido lento pero secular. Entre los países de ingresos bajos y medianos, el empleo en la agricultura como porcentaje del empleo total disminuyó del 53% al 32 % entre 1991 y 2016, según los Indicadores del Desarrollo Mundial del Banco Mundial.

Aunque los efectos positivos en el sector laboral de las últimas tres revoluciones industriales se materializaron a largo plazo, hubo un período prolongado en el que los salarios y el empleo disminuyeron o permanecieron estancados a pesar de que se adoptaron nuevas tecnologías y aumentó la productividad. Allen (2009) apodó a este período “la pausa de Engels”, después de los ensayos de Friedrich Engels sobre la clase obrera británica. La “pausa de Engels” duró casi 80 años después del comienzo de la Primera Revolución Industrial y unos 40 años después de la Segunda. Causó trastornos en el trabajo y disturbios sociales (como lo ilustraron con perspicacia las historias de Charles Dickens) y, posiblemente, incluso revoluciones políticas, como las que recorrieron Europa en la década de 1840.

El futuro del trabajo: ¿esta vez es diferente?

Ninguna Revolución Industrial tiene exactamente los mismos efectos en el mercado laboral que las anteriores. Los avances en la inteligencia artificial, la robótica y otras tecnologías han llevado a afirmar que estamos en la cúspide de una nueva era de la máquina que eclipsará las anteriores olas de automatización en términos de escala, velocidad y alcance de la disrupción que causa. Una característica definitoria de la Cuarta Revolución Industrial parece ser que, aunque anteriormente la tecnología podía realizar tareas manuales y cognitivas de rutina, en la revolución informática y digital actual, las máquinas también pueden realizar algunas tareas no rutinarias que hasta ahora estaban reservadas para los humanos: la aplicación de lógica e información para proporcionar una amplia gama de productos y servicios, desde manufactura y transporte automatizados hasta contabilidad y decisiones judiciales (Brynjolfsson y McAfee 2011, 2014).

La disrupción causada por la Cuarta Revolución Industrial parece ser particularmente palpable en los países desarrollados, pero también hay signos crecientes de ello en el mundo en desarrollo. En los últimos años, en Filipinas, por ejemplo, la industria de subcontratación de procesos comerciales se ha convertido en un importante sector de actividad económica y fuente de empleos bien remunerados, que emplea a más de un millón de personas. Sin embargo, algunas empresas de la industria han invertido recientemente en tecnología y, por ejemplo, han comenzado a reemplazar a los agentes de call center por chatbots con sistemas de inteligencia artificial. Si bien el impacto del cambio tecnológico es, por el momento, más evidente en la subcontratación comercial “poco orientada a procesos”, relativamente poco calificada, existen temores generalizados de impactos más generales en el mediano plazo.

Esto no significa que las máquinas reemplazarán a todos los trabajadores o que los salarios se desplomarán en todos los ámbitos. Las computadoras basadas en inteligencia artificial son notablemente eficaces en la realización de tareas específicas en lugar de replicar la inteligencia humana. Los primeros intentos de imitar a los humanos en la década de 1970 descarrilaron a la IA durante décadas. Por el contrario, el éxito reciente de la IA se ha basado en un enfoque algorítmico que utiliza redes neuronales y aprendizaje profundo para tareas bien definidas y limitadas. Es probable que la contribución humana siga siendo el ingrediente crucial: el “anillo tórico”, como lo llama Autor (2015b). A través de esta ilustración y sus reflexiones sobre la paradoja de Polanyi (“Nuestro conocimiento tácito de cómo funciona el mundo a menudo excede nuestro entendimiento explícito”), Autor (2015a, 2015b) ha enfatizado la fuerte complementariedad entre las máquinas y los humanos.

La sustitución de mano de obra por máquinas lleva tiempo y depende de circunstancias específicas de un contexto dado. Las innovaciones tecnológicas tienden a ocurrir en los países desarrollados, y su adopción en los países en desarrollo generalmente ocurre con un retraso de tiempo. Generalmente, la mano de obra es mucho más barata en los países en desarrollo que en los desarrollados. Esto ralentiza aún más el ritmo relativo de adopción de nuevas tecnologías en los países en desarrollo, lo que implica que en muchas de ellas las preocupaciones sobre las implicaciones de la Tercera Revolución Industrial siguen pareciendo más urgentes que las relativas a la Cuarta. Sin embargo, incluso los bajos costos de mano de obra no detienen por completo la adopción de tecnología. Por ejemplo, Top Glove de Malasia es uno de los fabricantes de guantes de goma más grandes del mundo, con aproximadamente una cuarta parte de la participación de mercado global. Como los salarios en Malasia han aumentado gradualmente en los últimos 25 años, la empresa ha seguido siendo competitiva mediante la sustitución gradual de la mano de obra extranjera por la doméstica. Sin embargo, como varios factores han aumentado aún más el costo relativo de la mano de obra, la compañía ahora está buscando automatizar cada vez más.

Un marco para evaluar el impacto de la innovación tecnológica en el empleo y los salarios

Acemoglu y Autor (2011) y Acemoglu y Restrepo (2018) brindan un marco útil para evaluar los efectos laborales y salariales de la innovación tecnológica. De acuerdo con este marco, en términos generales hay dos tipos de innovaciones: tecnologías habilitantes y tecnologías de reemplazo.

  • Las tecnologías habilitantes amplían la productividad del trabajo y conducen a un mayor empleo y salarios. Los ejemplos modernos son el diseño asistido por computadora (CAT) y el software estadístico para el análisis económico y social.
  • Las tecnologías de reemplazo, por el contrario, sustituyen al trabajo, haciendo que los trabajadores sean menos útiles y bajando sus salarios. Ejemplos modernos son robots industriales para manufactura de automóviles y software para contabilidad e informes fiscales.

El efecto directo de reemplazar las tecnologías es negativo en los salarios y el empleo. Sin embargo, estas tecnologías aún pueden tener un efecto positivo en dos formas principales.

  • Primero, las nuevas tecnologías pueden generar tareas complementarias. En Estados Unidos, por ejemplo, después de que se introdujeron cajeros automáticos (ATM) hace 40 años, el número de cajeros de banco, lejos de reducirse, se duplicó; la función de los cajeros se volvió más orientada al servicio y a la información (Bessen 2015).
  • En segundo lugar, los efectos de productividad pueden ser lo suficientemente grandes como para crear riqueza y generar demanda para otros trabajos (por ejemplo, en turismo y hospitalidad).

La caracterización de las tecnologías habilitadoras y reemplazantes depende no solo de las propiedades técnicas de las innovaciones sino también de las habilidades de los trabajadores y las condiciones del mercado laboral donde se implementan. La misma tecnología puede reemplazar a los trabajadores en algunos casos y brindarles nuevas oportunidades en otros: aquellos bien preparados con habilidades complementarias se beneficiarían más de las innovaciones tecnológicas. Por lo tanto, un desafío importante para los responsables de las políticas, las instituciones educativas y los hogares es identificar estas habilidades complementarias para el futuro trabajo. Las condiciones del mercado laboral, por su parte, pueden afectar la forma en que las innovaciones afectan el empleo y los salarios. Los mercados laborales rígidos tenderían a ajustarse al perder la mano de obra, mientras que los mercados laborales más flexibles se ajustarían mediante reducciones salariales. Los mercados de trabajo flexibles también pueden inducir la reasignación y la movilidad de los trabajadores frente a las conmociones tecnológicas, mitigando los efectos negativos tanto en el empleo como en los salarios. Identificar las principales fuentes de fricción en los mercados laborales rígidos (fricciones reglamentarias y de comportamiento) puede orientar las reformas de política.

¿Qué políticas se necesitan? ¿Qué pueden hacer los países?

Hoy en día, más personas están empleadas que nunca. A la larga, se crearán nuevas tareas y nuevos puestos de trabajo que son difíciles de imaginar ahora (de la misma manera que incluso el observador más conocedor e imaginativo de principios del siglo XX no habría adivinado cómo se emplearían los trabajadores que abandonan la agricultura en las siguientes décadas). Al mismo tiempo, muchos de los avances tecnológicos actuales amplían la desigualdad. Los retornos a las tareas que complementan las nuevas tecnologías han crecido de manera espectacular, pero muchos puestos de trabajo de capacidades bajas y medianas corren el riesgo de ser reemplazados por la automatización. La perspectiva de una “pausa de Engels” se avecina en el horizonte. Esto plantea la pregunta de cómo mitigar, si no evitar, los efectos negativos del cambio tecnológico.

El cambio tecnológico promete enormes ganancias en productividad y bienestar. Por lo tanto, las políticas “neo-luditas” que apuntan a detener o retrasar la Cuarta Revolución Industrial parecen equivocadas. En cambio, la principal pregunta de política es cómo maximizar los beneficios sociales potenciales del cambio tecnológico. Esto requiere políticas que faciliten la flexibilidad y la movilidad del mercado laboral, introduzcan y fortalezcan las redes de seguridad y protección social, y mejoren la educación y la capacitación.

Las políticas que hacen que el trabajo sea excesivamente costoso inducen la adopción de tecnologías que reemplazan la mano de obra. La reforma del mercado laboral debería estar dirigida a facilitar la flexibilidad y la movilidad laboral, incluida la migración internacional. La evidencia reciente para Estados Unidos, por ejemplo, sugiere que la inmigración reduce los efectos negativos del cambio tecnológico para los trabajadores nativos en el extremo inferior de la distribución salarial. Esto se debe a que una afluencia de inmigrantes especializados en tareas manuales atenúa la degradación de los empleos de los trabajadores nativos y los salarios inducidos por el cambio tecnológico (Basso, Peri y Rahman, 2017). Lograr que el entorno empresarial sea adecuado para que las empresas inviertan y contraten trabajadores y reducir las fallas del mercado que obstaculizan las nuevas empresas, de manera similar, puede ayudar a capturar los beneficios del cambio tecnológico. El principio de política no debe ser proteger los empleos que se vuelven obsoletos e improductivos debido a los cambios tecnológicos sino a proteger a las personas (como ejemplifica el enfoque de flexiseguridad del mercado laboral danés, Banco Mundial 2013).

Un mercado laboral más dinámico requiere una mejor protección social para ser tanto factible como deseable. Las redes de seguridad, incluidas las transferencias de efectivo a los pobres y desempleados, son esenciales para apoyar a los trabajadores (y sus familias) que pueden verse desplazados o reemplazados cuando se implementan nuevas tecnologías. La evidencia de todo el mundo muestra que las redes de seguridad bien diseñadas contribuyen de manera sustancial a la lucha contra la pobreza y la desigualdad, tanto en el largo plazo como en el ajuste a grandes shocks tecnológicos (Banco Mundial 2013, 2018).

No menos importante, la reforma educativa -enfatizando habilidades científicas, matemáticas y de comunicación, así como también habilidades blandas como perseverancia, flexibilidad, creatividad, adaptabilidad y trabajo en equipo- es crucial para desarrollar las habilidades complementarias que los trabajadores necesitan para beneficiarse de todo tipo de máquinas y tecnologías. Complementar la educación con políticas activas del mercado de trabajo, capacitación laboral y otras oportunidades para el aprendizaje permanente puede alentar a los trabajadores a mantenerse comprometidos y continuar participando en los cambiantes mercados laborales (Card, Kluve y Weber 2018, OCDE 2017).

Tener las habilidades adecuadas puede transformar las tecnologías de “reemplazo” en tecnologías “habilitantes” para los trabajadores. El “movimiento de la escuela secundaria” en los Estados Unidos a principios del siglo XX (que ordenó y facilitó la estancia de los niños en la escuela hasta los 16 años) fue una gran inversión que preparó a varias generaciones para beneficiarse de la transformación estructural de la agricultura y la Revolución industrial. Más recientemente, la participación de la fuerza de trabajo de China con educación secundaria superior aumentó de 6 % a 29 % de 1980 a 2015. En paralelo, la proporción de la fuerza de trabajo del país con educación terciaria aumentó del 1 % a más del 12 %, mientras que la participación del empleo en el sector privado aumentó de prácticamente cero en 1978 a más del 83 % en 2014. Las mejoras resultantes en el capital humano y una asignación más eficiente del trabajo facilitaron la adaptación tecnológica efectiva y la transformación económica. Se puede considerar un factor clave detrás del éxito económico de China desde 1978 (Li et al., 2017).

El principio fundamental que subyace a estas políticas es que las tecnologías y los mercados no producen resultados; las personas y las instituciones lo hacen. La comparación con la riqueza de recursos naturales es informativa: dependiendo de las instituciones públicas, puede conducir a un aumento sustancial del bienestar social o al desperdicio y las ganancias plutocráticas.

Conclusión: compita con (no en contra de) las máquinas

El ensayo de Keynes sobre las “Posibilidades económicas para nuestros nietos” fue optimista, una voz de esperanza, ya que la economía mundial estaba a punto de sumergirse en la Gran Depresión. Predijo que el desempleo tecnológico sería un fenómeno temporal. A largo plazo, la innovación tecnológica generará mayores ingresos y calidad de vida, incluido más ocio. Incluso a la luz de los desafíos provocados por la Cuarta Revolución Industrial, esta predicción es alcanzable para toda la población y no solo para unos pocos privilegiados, pero solo si las instituciones públicas promueven la igualdad de oportunidades, generan un sistema educativo que favorece las habilidades flexibles y la creatividad, y usa políticas de redistribución para compartir el producto de ganancias tecnológicas. Con las instituciones públicas adecuadas, en lugar de enfurecerse o competir contra la máquina, podemos trabajar con las máquinas hacia un mejor futuro. Lampadia




Crece la competencia en la computación cuántica

Crece la competencia en la computación cuántica

Las computadoras han cambiado radicalmente la sociedad. Poco después del final de la Segunda Guerra Mundial, los científicos usaban computadoras para resolver todo tipo de problemas. El progreso fue increíblemente rápido. Sin embargo, a pesar de todo ese progreso, algunos problemas siguen siendo realmente difíciles de resolver. No importa cuán buenas sean las computadoras, los desafíos como factorizar grandes cantidades u optimizar las rutas de mensajería siguen siendo difíciles.

Pero los bits no son la única forma de calcular. Estamos en la cúspide de una nueva era de la informática, con Google, IBM y otras compañías tecnológicas que utilizan una teoría creada por Einstein para construir máquinas capaces de resolver tareas aparentemente imposibles. La mecánica cuántica, las reglas que rigen el mundo de los átomos y las moléculas, se puede usar para hacer cálculos. Y esos cálculos tendrán la capacidad de ayudarnos a resolver problemas aún más complejos.

A pesar de darnos la ola más espectacular de innovación tecnológica en la historia de la humanidad, hay ciertos problemas de cómputo que la revolución digital parece no poder resolver. Algunos de estos problemas podrían estar reteniendo avances científicos clave. Aunque las computadoras convencionales se han duplicado en potencia y velocidad de procesamiento casi dos años durante décadas, todavía no parecen estar más cerca de resolver muchos problemas complejos.

¿Por qué? Porque las computadoras digitales y convencionales actuales se basan en un modelo de computación clásico y limitado. A largo plazo, para resolver de manera eficiente los problemas informáticos más persistentes del mundo, tendremos que recurrir a una máquina completamente nueva y más capaz: la computadora cuántica.

La diferencia entre una computadora clásica y una computadora cuántica no es como la diferencia entre un carro viejo y uno nuevo. Más bien, es como la diferencia entre un caballo y un ave: mientras uno puede correr, el otro puede volar. Las computadoras clásicas y las computadoras cuánticas son realmente muy diferentes.

¿Cómo funciona? Una computadora clásica funciona a través del sistema binario (o es 0, o es 1); el hardware de una computadora cuántica funciona con ambos al mismo tiempo, lo que le permite estar en dos estados simultaneamente.

Gigantes como Google y Microsoft vienen invirtiendo grandes cantidades de dinero en lo que será la computadora del futuro, aquella que permitirá realizar operaciones de forma simultánea y navegar a una velocidad inimaginable. “La computación cuántica nos permitirá almacenar más información en espacios más pequeños. El despliegue de esta tecnología será un momento clave en la revolución publicitaria bajando aún más los costos de la industria”, afirma el CEO de Google.

En Lampadia nos parece interesante difundir este tipo de información que muestra los impactos positivos para la humanidad que se pueden generar con las nuevas tecnologías. Anteriormente compartimos el ejemplo de IBM: Impactos positivos de nuevas tecnologías.

Líneas abajo compartimos un importante informe de The Economist, al respecto:

Arrancó la carrera para dominar la computación cuántica

Pero esta tecnología puede pasar un invierno antes de entrar al verano

Las computadoras cuánticas están en la mira de todos, ya que tanto los gigantes tecnológicos como las startups
están trabajando para impulsar la próxima revolución informática. Fuente: Getty Images

The Economist
18 de agosto, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

Probablemente, la computació  siempre estuvo destinada a ser electrónica. Sin embargo, incluso en la década de 1930, esto no estaba del todo claro. A principios de esa década, Vannevar Bush, un ingeniero estadounidense, construyó una computadora mecánica con engranajes, poleas y ejes girados por motores eléctricos. Su “Analizador Diferencial”, que ocupaba el espacio de una habitación pequeña, podía resolver ecuaciones con hasta 18 variables.

La computación cuántica, que tiene la promesa de superar incluso a los supercomputadores más rápidos del mundo, al menos para ciertos tipos de problemas, se encuentra ahora en una etapa similar de desarrollo. Los prototipos funcionan, pero no está claro qué forma tomarán las máquinas. Una gran pregunta, por ejemplo, es si los “qubits”, que son el equivalente cuántico de los transistores, vivirán en pequeños bucles de alambre enfriado a temperaturas ultrabajas, serán iones atrapados en campos magnéticos o dependerán de alguna otra tecnología.

Incluso mientras las computadoras cuánticas mejoran lentamente, está surgiendo un ecosistema de nuevas empresas de software. Las grandes corporaciones, los capitalistas de riesgo y los gobiernos nacionales están invirtiendo, proporcionando el dinero para un número creciente de nuevas empresas. “The Quantum Computing Report”, un sitio web, recientemente enumeró más de 70 empresas, muchas de las cuales buscan escribir software para las nuevas computadoras cuánticas (más de un tercio de ellas tienen nombres que comienzan con Q).

Esta incipiente industria está viendo el comienzo de una batalla entre gigantes tecnológicos como Google, IBM y Microsoft, que compiten entre sí para atraer a los desarrolladores a sus respectivas plataformas cuánticas. Algunos expertos ya han comenzado a advertir que el sector se está adelantando a un futuro incierto, prediciendo un “invierno cuántico” provocado por una promesa incumplida.

Sería fácil descartar la emoción sobre la computación cuántica como el inicio de otra burbuja creada por la exageración. Pero esta tecnología tiene un enorme potencial, por lo que debe tomarse en serio.

  • Las computadoras clásicas piensan en “bits”, que pueden tener un valor de 0 o 1.
  • Los Qubits tienen la capacidad para la “superposición”, lo que significa que pueden estar en ambos “estados” al mismo tiempo.
  • Otro concepto cuántico clave es la ‘alambrada’ (entanglement). Los Qubits se pueden conectar, de modo que operar en uno tiene un impacto en los ‘alambrados’, lo que permite que su potencia de procesamiento se aproveche en paralelo.

La primera característica hace que las computadoras tengan una gran memoria. La superposición significa que la capacidad de almacenar datos se duplica con cada qubit. Una computadora de 64 qubits tiene suficiente memoria para 18 quintillones de números. La alambrada permite operaciones a la velocidad del rayo. Los Qubits se configuran según un algoritmo adecuado para un problema elegido; el sistema aplica las reglas de la mecánica cuántica hasta que alcanza un estado que representa la respuesta.

Alcanzar este punto será diabólicamente difícil. Aunque los investigadores han dominado el arte de establecer qubits, conseguir que funcionen sin problemas sigue siendo un problema sin resolver. Dado que cualquier influencia externa, como la vibración o el calor, puede hacer que estas delicadas bestias pierdan su mundo de binomios de 1 y 0s, tienen que mantenerse en completo aislamiento (de ahí las temperaturas ultrabajas, que ralentiza el movimiento de los átomos).

Los errores también necesitan ser detectados y corregidos con la ayuda de muchos otros qubits. Dado que grandes cantidades de qubits parecen inalcanzables durante al menos una década, la cuestión de cómo las computadoras cuánticas podrían ponerse en práctica no había estado en la mente de los investigadores hasta hace poco. Esto comenzó a cambiar hace un par de años, cuando los fabricantes de hardware lograron construir máquinas con más de un par de qubits.

Saltando la Q

IBM lideró el camino en 2016 con una computadora de 5 qubits y luego una de 20 qubits en 2017 (en la foto de arriba). Su última “unidad de procesamiento cuántico” (QPU), que se anunció en noviembre pasado, tiene 50, un qubit más que Intel. Ambos fueron superados en marzo por Bristlecone de Google, con 72 qubits. Rigetti, una startup, dijo recientemente que está construyendo un sistema de 128 qubits (aunque más no significa necesariamente mejor: algunos qubits son más propensos a errores que otros y no existen puntos de referencia comúnmente aceptados para medir su calidad). Mientras tanto, las computadoras clásicas han mejorado en la simulación de las cuánticas (de hasta alrededor de 50 qubits), por lo que es más fácil probar algoritmos y aplicaciones.

Este ritmo de desarrollo ganó recientemente la bendición de una luminaria del campo cuántico, John Preskill del Instituto de Tecnología de California. “Las computadoras cuánticas con 50-100 qubits pueden realizar tareas que superan las capacidades de las computadoras digitales clásicas de hoy en día”, escribió en un artículo, llamando a tales dispositivos “quantums ruidosos de escala intermedia” (o NISQ, se les dice “ruidosos” porque los qubits seguirán siendo propensos a errores por un tiempo).

Las grandes firmas están tratando de descubrir lo que la informática cuántica podría significar para ellos, dice Michael Brett de QxBranch, una startup. Los gigantes químicos como BASF y DowDuPont quieren entender si la tecnología podría ayudarlos a “calcular” las estructuras de nuevos materiales útiles, como los catalizadores para reducir la energía utilizada para producir fertilizantes. Los bancos, incluidos Barclays y JPMorgan Chase, esperan usarlos para tareas tales como el ajuste del riesgo de la cartera. Los fabricantes de juegos también están interesados ​​en utilizar la computación cuántica para hacer que los videojuegos se comporten más como el mundo real.

Dado que el talento cuántico es muy escaso, las empresas suelen contratar la ayuda de nuevas empresas, que desempeñan el papel de consultoras. Esto aporta dinero para las nuevas empresas y también les permite adquirir la propiedad intelectual para desarrollar software real más adelante.

Cosecha cuántica

El campo ha sido bien financiado por capitalistas de riesgo, con entradas de capital que llegaron a casi US$ 250 millones el año pasado. Las empresas tecnológicas también están poniendo recursos. IBM ha estado trabajando en el área por más tiempo. Arvind Krishna, director global de su división de investigación, compara sus esfuerzos con la forma en que IBM creó un mercado para computadoras mainframe en la década de 1960. Comenzó la investigación cuántica en la década de 1970; en 2016 colocó su computadora cuántica de 5 qubits online para que otros pudieran usarla y comenzar a escribir programas (algo que llama Q Experience). Desde entonces, ha diseñado herramientas para programadores, ha ayudado al MIT a desarrollar clases cuánticas en línea y ha creado una red de empresas y otras universidades para explorar aplicaciones prácticas.

La competencia no se queda atrás. El mes pasado, Google lanzó Cirq, un kit de herramientas de software. Rigetti ha puesto en línea una máquina con una QPU de 16 qubits. IonQ, otra startup de hardware, ha construido una máquina de iones que es más fácil de programar. Y luego está Microsoft. Al igual que IBM, quiere construir un “sistema de extremo a extremo”, en palabras de Todd Holmdahl, jefe de su área cuántica. De nuevo, como IBM, ofrece un “kit de desarrollo cuántico” e incluso un lenguaje de programación especial llamado Q#. Pero cualquier código escrito en él tendrá que ejecutarse en un software de simulación durante años. La computadora cuántica de Microsoft todavía es un trabajo en progreso, ya que la firma está apostando por un qubit “topológico” que no ha sido probado, pero que podría mucho menos propenso a errores.

IBM, Google y Microsoft están gastando mucho para atraer desarrolladores y aplicaciones a sus respectivas plataformas. IBM enfatiza el uso intensivo de Q Experience: ahora cuenta con más de 90,000 usuarios, que han ejecutado 5 millones de experimentos y publicado 110 artículos. Hartmut Neven, quien encabeza los cuantiosos esfuerzos en Google, dice que su kit de herramientas está dirigido a “programadores profesionales”. Insiste en que su equipo pronto alcanzará la “supremacía cuántica”, lo que significa que demostrará que su computadora cuántica es capaz de resolver un problema más rápido que uno clásico (los críticos de una hazaña ya lo llaman un truco, porque es poco probable que sea relevante en la práctica). Microsoft, por su parte, ha integrado estrechamente sus herramientas cuánticas con otro software de programación para que sea más fácil para los desarrolladores clásicos usarlas.

Cualquiera que sea el resultado, ninguno de los equipos terminará en los centros de datos de otras empresas, y mucho menos en los escritorios de las personas, en el futuro cercano. En cambio, las computadoras cuánticas encontrarán un hogar en el cómputo de nubes operadas por Google, IBM y Microsoft (y también por Amazon y Alibaba, que tienen programas cuánticos más pequeños). Dado que las máquinas serán buenas solo en tareas muy específicas durante muchos años, las firmas pretenden utilizarlas principalmente como “aceleradores”, que se harán cargo cuando se necesiten específicamente, al igual que las computadoras con chips súper rápidos de inteligencia artificial (IA) hoy.

Aparte de estas empresas, solo las agencias gubernamentales probablemente tengan sus propias computadoras cuánticas en las próximas décadas. Las fuerzas armadas y los servicios de inteligencia, especialmente los de EEUU y China, han financiado durante mucho tiempo el campo y es probable que continúen haciéndolo. Les preocupa que las máquinas de computación cuántica algún día puedan descifrar la mejor encriptación del mundo, lo que podría darle al país que llega primero la capacidad de descodificar comunicaciones secretas o entrar a bancos.

Al igual que en IA, China tiene la intención de liderar el mundo en tecnología cuántica. El país anunció planes para gastar más de US$ 10,000 millones para construir un laboratorio nacional de ciencia cuántica, que se abrirá en 2020. Esto ha desencadenado esfuerzos en Washington, DC, para crear una “Iniciativa Cuántica Nacional”, que algunos observadores han comparado con el programa nuclear de Estados Unidos de la década de 1940. La Unión Europea lanzó una iniciativa de investigación cuántica en 2016 y la respaldó con más de US$ 1,000 millones.

El flujo de dinero del gobierno ya es tal que algunos capitalistas de riesgo se quejan de que se los ha excluido. Pero la creciente excitación acerca de todas las cosas cuánticas también ha alimentado los temores de que el campo se está sobrevalorando y que, al igual que la IA en los años 70 y 80, después de que no cumplió sus promesas, se dirige hacia un “invierno”; un largo período de financiación e interés reducidos.

Algunas nuevas empresas están seguras de que habrá un retroceso en unos pocos años y están cubriendo sus apuestas. Michael Marthaler, cofundador de Heisenberg Quantum Simulations, espera que su empresa esté lo suficientemente establecida como para poder “hibernar”. Otros observadores de la escena de la computación cuántica advierten que gran parte del software escrito hoy puede quedar obsoleto si la tecnología cuántica toma un giro inesperado.

Pero incluso si la primavera de Quantum se convierte en invierno, las probabilidades de que llegue el verano son altas. Eso ha sucedido con bastante frecuencia en el pasado. Para utilizar un concepto desarrollado por Carlota Pérez, una historiadora económica, las tecnologías revolucionarias siempre pasan por una “edad dorada”, a menudo acompañada de una burbuja de inversión que aparece, antes de entrar en una “edad de oro” de despliegue generalizado. Hay pocas razones para creer que la computación cuántica se desvíe hacia ese camino. Lampadia




Soluciones sostenibles brindan oportunidades y bienestar

Soluciones sostenibles brindan oportunidades y bienestar

No solo está en auge la innovación tecnológica, sino que está dirigiéndose rápidamente hacia soluciones sostenibles orientadas a mejorar el bienestar de los más pobres. Por ejemplo, muchas de las 10 tecnologías más prometedoras del Foro Económico Mundial tienen un claro enfoque ambiental y social, como la purificación del agua, energía eficiente, nutrición mejorada para impulsar la salud a nivel molecular, conversión de dióxido de carbono (CO2), medición precisa de medicamentos a través de ingeniería a nanoescala, electrónica orgánica y energía fotovoltaica.

Hace unos días, publicamos en Lampadia La lucha contra el humo doméstico”, donde afirmamos que eliminar los humos domésticos es una de las iniciativas más importantes para superar las condiciones de vida que condenan a los más pobres a enfrentar sus problemas de  salud, tanto de las madres que cocinan para la familia, como de los niños menores que las acompañan.

Uno de nuestros lectores comentó una solución a la problemática planteada, que en hemos recogido en Lampadia. Agradecemos a nuestro lector por su aporte y ojalá se multipliquen este tipo de aportes.

La solución que nos propone nuestro lector es BioLite Energy, una empresa americana que tiene la misión de proporcionar fuentes de energía, asequibles y eficientes, que pueden ser utilizadas en cualquier lugar.

La solución: el primer producto de la empresa fue una estufa de camping que podía generar energía a partir del calor creado por la quema de palos y hojas mientras se cocinaba una comida. Esa energía se almacena en un paquete de batería incorporado y luego se puede usar para recargar un teléfono celular, un faro u otros dispositivos electrónicos pequeños. HomeStove reduce la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero que habría provenido de las alternativas de cocina.

BioLite ha seguido desarrollando nuevos productos, incluidos paneles solares portátiles y paquetes de baterías USB, continuando esta tendencia, y permitiendo a los entusiastas y viajeros vivir en el campo durante largos períodos de tiempo. Recientemente, la compañía incluso presentó su nuevo kit SolarHome 620, que brinda una solución de energía solar asequible para cabañas remotas.

Pero quizás uno de los productos que en Lampadia nos llamó más la atención es el SolarHome, donde el público objetivo para este producto cambió por completo. De hecho, el producto se construyó originalmente con la idea de llevar luz y energía a rincones remotos de Kenia, un lugar donde esos recursos a menudo son escasos. Como pueden observar en el video líneas abajo, la instalación lleva solo unos minutos y puede transformar la vida de las personas que viven en África de manera inconmensurable. No solo proporciona energía para proporcionar luz, sino que también almacena energía para recargar un teléfono celular y encender una radio.

El kit SolarHome 620 incluye un panel solar de 6 vatios que se coloca en el techo de una casa, cabina o camioneta. Ese panel recolecta energía del sol todo el día, almacenándola en un centro de control de 20 vatios ubicado dentro de la estructura. Esa caja luego usa la energía recolectada para iluminar tres lámparas colgantes que se incluyen con el kit, llevando luz a lugares donde antes solo había oscuridad. Esto les permite a los estudiantes continuar sus estudios después del atardecer y hace la vida mucho más productiva y conveniente para las familias en general.

El centro de control SolarHome también está equipado con una radio FM para recoger transmisiones locales y tiene la capacidad de conectarse a un teléfono para reproducir archivos MP3. La caja multifuncional también incluye un puerto USB para cargar teléfonos celulares u otros dispositivos electrónicos.

Fue diseñado para ser fácil de instalar y requiere muy poco mantenimiento. Este producto está teniendo un impacto dramático en las vidas de muchas personas en Kenia. BioLite dice que ya se han instalado y operado más de 5,000 kits de SolarHome en todo el oeste de Kenia, donde el producto ha sido recibido con gratitud.

En Lampadia habíamos compartido anteriormente la historia de una empresa con una misión similar, el Grupo Total de Francia,  que lanzó unas lámparas de luces solares que se comercializarán entre las poblaciones de los países emergentes para permitir el acceso a la energía eléctrica a precios asequibles. Su meta era vender un millón de lámparas con el fin de llevar energía segura y sostenible a millones de personas.

Nosotros celebramos y fomentamos la aceleración del desarrollo tecnológico y mostramos cómo éste ha abierto la puerta al crecimiento económico en todo el mundo y permitirá que todos aprovechemos la sostenibilidad energética a la que se llegará, utilizando distintas fuentes de energía. Se estima que en un plazo relativamente corto (20 años para algunos) sustituiremos el uso de hidrocarburos por energía solar. (Ver en Lampadia: La ansiada energía renovable del futuro está en la puerta) y apreciar la velocidad de la reducción del costo de la energía solar en el siguiente gráfico:

Estos son claros ejemplos de cómo la innovación puede mejorar la vida de las personas. Como podemos ver, poco a poco la anunciada revolución tecnológica va generando soluciones para los temas más álgidos de la humanidad. Sigamos apuntando por recuperar el crecimiento económico y por un mejor clima de negocios para tener los recursos que nos permitan poner las tecnologías modernas al alcance de nuestros pobres. Lampadia




Una mirada a los motores de la economía global

Una mirada a los motores de la economía global

En general, la información sobre la economía global, destaca los aspectos negativos y nos llena de pronósticos poco auspiciosos. La evolución de la desigualdad de los países más desarrollados se proyecta al resto del mundo con falsas generalizaciones, como las del francés, Thomas Piketty. El ajuste de la economía china se presenta como casi algo del fin del mundo. La Encíclica del Papa Francisco critica la sociedad de consumo, pero no recoge que en pocas décadas hemos duplicado la población mundial, la gente se alimenta mejor y la esperanza de vida global bordea los 70 años. Además, la confusa situación política de los países más avanzados se confunde con los fundamentos de la economía global.

Solo algunos personajes, como el economista Xavier Sala i Martín, de la Universidad de Columbia (EEUU),  Hans Rosling, el creador de Gapminder (el dinámico compendio estadístico global) y Bill Gates, que ha donado su fortuna y su tiempo a luchar por los pobres de África, destacan los grandes avances de la humanidad, precisamente en términos de reducción de la pobreza y la desigualdad.

En Lampadia queremos hacer una revisión de los países que lideran la economía global desde una perspectiva multidisciplinaria.

Fuente: Macroeconomia.com

China

El caso más recurrido para alarmarnos es sin duda el de China. Sin embargo, en nuestra opinión, en China está ocurriendo lo que se necesitaba y que todos recomendaban hace pocos años.

Han reducido su ritmo de crecimiento. Después de crecer durante más de 30 años a un promedio de 10% anual, cosa que se estimaba, no debía seguir, están logrando un nivel más manejable de 6 a 7% anual. Además están cambiando la estructura de su enorme economía, pasando de una impulsada por las exportaciones y la inversión (llegaron a invertir hasta el 50% de su producto), a una más orientada al impulso del consumo interno. En el 2015 han logrado un crecimiento de 6.9%, con un sector de servicios que explicó cerca del 50% del crecimiento.

Otra gran preocupación sobre China, era el altísimo nivel de corrupción, que con un manejo bastante descentralizado de la cosa pública y el alto crecimiento, se había desbordado. Pues, en este tema también están realizando importantes avances, tanto en la corrupción del sector público, como en el privado.

En el aspecto de las  libertades políticas, efectivamente, no se ven mayores avances, incluso se aprecian algunos retrocesos.

En resumen, debiera sorprendernos que el ajuste y cambio estructural de la economía china, se esté dando con niveles de ruido relativamente reducidos, para la magnitud de la tarea. La demanda de los productos que le exportamos sigue siendo firme. Para el Perú, un crecimiento de 7% de China es muy bueno, pues, ese 7% equivale al PBI peruano de 3.6 años. Ver en Lampadia¿Crisis china? ¡Miremos al monstruo sin soponcios!

India

Casi ignorado en la media global. Sin embargo, este inmenso país, con el mismo volumen de población que China, alrededor de 1,300 millones de personas, está en un proceso de alto crecimiento, 7.5% en 2015, mayor que el de China, fundamentalmente, en base a un inmenso programa de reformas conducido por su Primer Ministro, Narendra Modi. Sus asesores económicos están apuntando a un crecimiento de entre 8 a 10% anual

No olvidemos que durante su campaña política acuñó el lema de: “No red tape, only red carpet for investors” (Nada de tramitología, solo alfombra roja para los inversionistas). (Ver en Lampadia: La visión de país y reformas que el Perú necesita).

India es una de las cunas de la innovación tecnológica en el mundo. Una de sus especialidades es: ‘High Tech, Low Costs’ (alta tecnología con bajos costos). El costo del lanzamiento de su cohete a Marte fue menor que el costo de producción de la película estadounidense: Gravedad.

El reto de India es inmenso, sobre todo porque hasta hace poco era el reino de los papeleos, además, por supuesto, de la inmensa complejidad del país por el nivel de pobreza del que está despegando y por sus características étnicas y religiosas. Sin embargo, este país continente, avanza en la dirección correcta y poco a poco será una gran contribución al crecimiento global.

EEUU

El volcán de la innovación y desarrollo tecnológico de la Tierra. En poco menos de una década ha logrado pasar de ser importador de hidrocarburos a ser uno de los más grandes productores y exportadores, aprovechando la tecnología del llamado ‘shale gas’ (hasta le exportan petróleo a Venezuela). Además, desde su hub de innovación global, en Silicon Valley, está impulsando la ‘cuarta revolución industrial’ con todas la oportunidades que traerán un salto masivo en productividad y, por supuesto, las amenazas que implican estas revoluciones. Ver en Lampadia:

La llegada de la Cuarta Revolución Industrial

Importantes mensajes del WEF 2016 desde Davos, Suiza

Los retos de la Cuarta Revolución Industrial

Después de la crisis financiera de 2008/9, ha logrado recuperar su economía, largamente antes y en mayor medida que todo el resto de los países directamente afectados por ella. El desempleo está en 5%, casi un nivel de pleno empleo. Las personas y las empresas han bajado sustancialmente sus niveles de deuda. Y su nivel de crecimiento se ve adecuado para las condiciones actuales. Tan es así que Warren Buffette critica el tono sombrío de los candidatos a suceder a Obama: “Esa visión es equivocada por completo. Los bebés que están naciendo hoy en EEUU son la generación más afortunada de la historia”.

La política de EEUU si parece sumergida en el riesgoso pozo del populismo. Por la derecha, con Trump (una persona no grata a la humanidad) y por la  izquierda, con el verbo del empobrecedor populismo socialista de Sanders.

Europa

La vieja Europa, como algunos se refieren al hasta hace poco modelo de desarrollo basado en el Estado del Bienestar, no logra salir de la crisis de fines de la primera década del siglo. El crecimiento económico es muy bajo, se mantienen los riesgos deflacionarios, el desempleo, especialmente el juvenil, sigue en niveles muy corrosivos, el endeudamiento de la gran mayoría de los países de la ‘comunidad’ sigue siendo muy alto. La economía está sobreregulada, sus empresas son poco competitivas y distan mucho de ser innovadoras. Uno de sus íconos, Volks Wagen, cayó en un pozo de corrupción. Además, ahora enfrentan una ola de migración que puede terminar por trastocar sus cimientos.

En el aspecto político, se ve renacer el nacionalismo y el populismo. El Reino Unido enfrenta la posibilidad de abandonar la comunidad (Brexit), la separación de Escocia y el advenimiento de un líder laborista de viejo cuño, Jeremy Corbyn. En Francia y Alemania, cobran más fuerza los partidos de extrema derecha como Le Pen y Udo Voigt, respectivamente. España está en un ‘stand off’ (un impase) político que una vez que se resuelva, solo será para abrir una era de inestabilidad política y liderazgos mediatizados.

Japón

No logra despegar de su estancamiento, está muy limitado por la veloz reducción de su PEA (la población general ha caído en casi un millón de personas), pero ha perdido peso en la economía global con el crecimiento de China y el poderoso espacio que cosecha la India.

Singapur 

Un país muy pequeño pero sumamente exitoso y competitivo. Es uno de los mejores modelos globales de educación, ha eliminado la corrupción y ha implantado, por todo lo alto, la meritocracia en el Estado y los servicios públicos.

 

En resumen, el mundo va mejor de lo que leemos todos los días. Como lo dice Moisés Naím, en su reciente artículo: Los números que revelan la frenética transformación del mundo. Ver también nuestra reciente publicación: Mayor bienestar con malas noticias.

Los peruanos no debemos dejarnos confundir por la pobreza informativa que nos rodea. En esencia, el mundo sigue siendo un muy buen espacio para que proyectemos nuestro desarrollo. Nuestra prioridad es salir de la pobreza de una vez por todas y solo nuestras propias limitaciones podrían impedirlo. Nuestras capacidades para desarrollarnos están intactas, no dejemos que otros cinco años perdidos vayan a disminuirlas. Lampadia




El Impacto de la tecnología en un mundo dinámico

El Impacto de la tecnología en un mundo dinámico

Vivimos en un mundo en constante movimiento, especialmente con los bienes y servicios viajando a un ritmo más rápido que nunca antes, y con la innovación tecnológica que reescribirá todas las industrias.

En la mayoría de los sectores, las empresas se enfrentan actualmente a la necesidad urgente de transformarse, adaptarse y anticiparse a los cambios y rupturas que caracterizan nuestra época actual. Se tiene que transformar la relación con los clientes, transformar la relación con los empleados, y finalmente transformar la relación con sus accionistas. Las empresas que no se adapten van a desaparecer.

 

EY, en su último informe ‘Megatendencias 2015 – Dar sentido a un mundo en movimiento’, afirma que “la tecnología está afectando todas las áreas de las empresas, impulsando innumerables oportunidades y desafíos”. Identifica seis megatendencias que tendrán un impacto de largo alcance en todo negocio, sociedad, cultura, economía e individuo, y son las causas de las transformaciones que deben realizar los negocios:

  1. Futuro Digital

La tecnología está afectando todas las áreas de los negocios. Si bien su naturaleza es disruptiva, también existen enormes oportunidades que pueden ser aprovechadas por las empresas ‘online’ para capturar una gran cantidad de información, analizarla y entrar en nuevos mercados, transformar los productos existentes, e introducir nuevos modelos de negocios.

     2. Crecimiento  del emprendimiento

La tecnología también está cambiando la manera en la que trabajan las personas, y está permitiendo que las máquinas y software sustituyan cada vez más a los seres humanos. El crecimiento y la prosperidad de todas las economías sigue siendo altamente dependiente de la actividad empresarial. Los empresarios son el elemento vital de crecimiento económico, proporcionando una fuente de ingresos y empleo para sí mismos, creando empleo para otros, produciendo productos o servicios nuevos e innovadores, y conduciendo mayores actividades cadena de valor.

La cara de la iniciativa empresarial también está cambiando en todo el mundo. Los empresarios son cada vez más jóvenes y muchas de sus nuevas empresas son digitales. El acceso a la financiación sigue siendo su principal obstáculo. Para esto, el sector público y privado tiene cada uno un papel importante en la creación de ecosistemas empresariales que financien e incentiven el éxito empresarial.

   3. Mercado Global

Mayores tasas de crecimiento y una demografía favorable (en los mercados emergentes) seguirán siendo una característica de la próxima década en los principales mercados de rápido crecimiento. La brecha entre los países “maduros” y los de “rápido crecimiento” sigue disminuyendo, sin embargo seguirán siendo altamente interdependientes a través del comercio, la inversión y los vínculos del sistema financiero.

   4. Mundo urbano

El número y la magnitud de las ciudades sigue creciendo en todo el mundo, impulsado por la rápida urbanización en los mercados emergentes y la continua urbanización en los mercados maduros. Con el fin de aprovechar los beneficios económicos de la urbanización, los responsables políticos y el sector privado deben hacer una planificación eficaz y atraer la inversión sostenida en ferrocarriles, carreteras, puentes, puertos, aeropuertos, agua, energía, energía, telecomunicaciones y otros tipos de infraestructura.

   5. Un Planeta con Recursos

El crecimiento de la población, el desarrollo económico y el aumento en los consumidores de clase media impulsará el aumento de la demanda mundial de recursos naturales, tanto renovables como no renovables. Mientras que la oferta mundial de los recursos no renovables es técnicamente finita, las nuevas tecnologías siguen afectando el futuro foco de los suministros al permitir el acceso a valiosos petróleos, gas y reservas de minerales estratégicos anteriormente difíciles de alcanzar. Al mismo tiempo, los recursos naturales deben ser gestionados de manera más efectiva, particularmente desde una perspectiva ambiental.

   6. Salud Reinventada

La atención de salud, que ya representa el 10% del PBI mundial, se ha embarcado en una transformación única. Los sistemas de salud están bajo una creciente presión de costos. Estas presiones se ven agravadas por cambios demográficos, aumento de los ingresos en los mercados de rápido crecimiento y una epidemia de enfermedad crónica inminente.

Estas tendencias están empezando a conducir un enfoque fundamentalmente diferente: ir más allá de la prestación de asistencia sanitaria a la gestión de la salud.

Para poder aprovechar estas megatendencias, necesitamos buena gobernanza y un excelente servicio civil, una mejor educación y salud, instituciones muy superiores e infraestructuras que nos hagan competitivos y que pongan el mundo moderno al alcance de nuestros pobres. Pero nada de esto se podrá lograr sin crecimiento económico, inversión privada y sin darles la oportunidad a todos los peruanos de tener trabajos dignos y los niveles de vida de los mejores países emergentes. Ver en Lampadia: Apuntes para la creación de empleo al 2034 (I).

El tiempo para que el Perú pueda ser parte del futuro transformado por la tecnología se ha acortado dramáticamente. Hasta hace pocos años, podíamos estimar que teníamos unos veinte años para ponernos al día. Hoy tenemos que asumir que difícilmente tendremos más de cinco años. Esto implica que las transformaciones que debemos hacer deberán tener un ritmo de crecimiento nunca visto. Tenemos que dar saltos impresionantes en educación, salud e infraestructuras. 

Todo ello tiene los siguientes grandes requisitos:

  1. Una visión clara de lo que tenemos que lograr
  2. Suficiente crecimiento económico que sustente el avance masivo que requerimos
  3. Mejorar muestras instituciones sin más dilatación, superar los actuales niveles de corrupción y desterrar la impunidad
  4. Liderazgo y convergencia social hacia una acción efectiva
  5. Aprovechar al máximo nuestros recursos naturales para crear, cuanto antes, la mayor riqueza posible que permita financiar el “Gran Salto Adelante” que debemos afrontar

Nos queda muy poco tiempo. Es el momento para un buen liderazgo, comunicación y acción. Lampadia