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Clase media aumentó en mayoría de regiones

Clase media aumentó en mayoría de regiones

Cámara de Comercio de Lima
Mayo, 2019

 

“La evolución de la clase media peruana es una de las mejores
representaciones del desarrollo reciente del país.

Los peruanos necesitamos aprender y difundir las lecciones de nuestro
desarrollo social y económico, así como aquilatar las de otros países,
para entender las relaciones causa-efecto que puedan marcar la
dirección de nuestras futuras políticas públicas”.
Clase Media
El Libro Blanco de la Nueva Clase Media Peruana – Lampadia

 

El 2018 fue positivo sobre todo para Ica, Madre de Dios y Lambayeque, que registraron un aumento superior a 6 puntos porcentuales.

El crecimiento del PBI de 4,0% y la reducción de la pobreza a 20,5% mostraron una recuperación de la economía peruana en el 2018 y demostraron los beneficios potenciales que significa alcanzar un crecimiento económico sostenido. A estos resultados positivos se suma la expansión de la clase media cuya tasa creció en 4,5% alcanzando a 14,4 millones de personas al cierre del año pasado, esto es 44,7% de la población total.

Para el Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP) de la Cámara de  Comercio de Lima ( CCL)el avance en la reducción de la pobreza ha permitido que la estructura social se incline hacia la consolidación de la clase media. En 2004, la clase media peruana representaba el 17,1% de la población y diez años después superó el 40%, manteniéndose por encima de dicho ratio hasta la fecha. La expansión de la clase media es uno de los logros relevantes del crecimiento económico sostenido a la par de la reducción de la pobreza global y extrema. El tamaño de la clase media resulta importante al dar un soporte al crecimiento económico impulsando un mayor consumo de bienes y servicios, generando mayores iniciativas emprendedoras y coadyuvando al orden social y político.

Metodologías Aplicadas

Al no haber una definición predominante de clase media existen variadas metodologías para clasificar a una persona como tal. Un estudio publicado este año por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) bajo el título “Under Pressure: The Squeezed Middle Class” considera como clase media aquellos hogares cuyos ingresos están dentro de un rango específico alrededor de la mediana de la distribución de ingresos (entre 75% y 200% de la mediana).

Por su parte, un segundo enfoque sobre seguridad económica empleado por el Banco Mundial y seguido en el presente artículo asume como definición de clase media a las personas con un nivel de ingreso que les permita protegerse de caer en situación de pobreza a través del tiempo. Dicho rango se define entre US$10 y US$50 medidos bajo la metodología de paridad de poder de compra (ppc) del ingreso per cápita diario. El equivalente en moneda nacional sería de aquellos hogares que tienen un ingreso entre S/1.942 y S/9.709 al mes.

Así, para identificar la clase media en el Perú se ha tomado en cuenta el ingreso monetario neto compuesto por: i) ingreso neto de la actividad principal monetaria dependiente, ii) ingreso por actividad principal independiente, iii) ingreso neto de la actividad secundaria dependiente, iv) ingreso neto de la actividad secundaria independiente, v) ingresos extraordinarios por trabajo, vi) ingreso por transferencias corrientes monetarias del país, vii) ingreso por transferencias corrientes del extranjero, viii) ingreso por rentas de la propiedad monetaria y ix) otros ingresos extraordinarios. La información procesada se obtuvo de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) 2018 del Instituto Nacional de Estadística e Informática.

Balance a nivel nacional

Un balance en el territorio nacional nos indica que en 2018 la clase media creció como porcentaje de la población total en 19 regiones mientras que en cinco se redujo. Así, el año que pasó fue positivo sobre todo para regiones como Ica, Madre de Dios, Lambayeque y Piura  donde la clase media creció en más de 6 puntos porcentuales (p.p.). En cambio se redujo en regiones como Junín (-2,4 p.p.), San Martín (-1,2 p.p.), Pasco (-1,0 p.p.), Lima (-0,7 p.p.) y Arequipa (-0,4 p.p.).

En tres regiones costeñas la clase media supera el 60%, éstas son Ica (67,0%), Lima (62,8%) y Arequipa (60,2%). En otras seis regiones (cinco de la costa y una de la selva) la clase media se encuentra en el rango de 40% y 60%. En trece regiones la clase media se ubica entre 20% y 40%. En dos regiones, Apurímac y Huancavelica, la clase media apenas llega a 19,7% y 13,3%, respectivamente.

En cuanto a la composición de la clase media, el IEDEP la desagrega en clase media baja cuyos ingreso diarios fluctúan entre US$10 a US$20 y clase media alta de US$21 a US$50.

Los resultados señalan que 9,4 millones de los 14,4 millones se desenvuelven dentro de la  clase media baja y los 5 millones restantes se les considera clase media alta, con un nivel de representatividad del 34,5% del sector social medio. Este último segmento despierta el interés comercial dado el poder adquisitivo y la capacidad de ahorro que se genera en dichos hogares. Un atributo que se asigna a la clase media alta es que son menos propensos a ser afectados como consecuencia de crisis o shocks externos, ya que después de la clase alta son la categoría social con menor riesgo de caer en la pobreza.

Si bien en cada región del país, la clase media baja supera a la media alta, ésta última tiene una importante participación en regiones como Lima (40,3%), Moquegua (38,3%), San Martín (37,9%) y Arequipa (37,4%). En el resto de regiones al menos el 20% de la clase media se ubica en el segmento alto.

El crecimiento del empleo formal, la demanda interna y el PBI son indicadores que marcan la tendencia y se retroalimentan de la clase media. En los años 2007, 2008 y 2012, periodos en que el PBI se expandió en 8,5%, 9,1% y 6,0%, la clase media creció cada año por encima de los cuatro puntos porcentuales. Entre los años 2014 y 2017 de una marcada desaceleración económica la clase media pasó de 39,6% a 43,3% de la población total, menos de cuatro puntos porcentuales en todo dicho periodo.

Ante este panorama, es sustancial retomar el alto crecimiento de la década pasada, similar a los países líderes como India (7,3%) y China (6,3%), el cual consolidará la clase media en el Perú. Empero el IEDEP sostiene que si se deja de crecer a las tasas referidas, la clase media podría reducirse, lo que no significa que automáticamente pasan a ser pobres sino que se ubicarían en una franja intermedia llamada clase vulnerable. Si bien este segmento de la población no es o ha dejado de ser pobre, aún no gozan de la seguridad económica para pertenecer a la clase media.

Lampadia




La economía 2016 – 2021 según la Cámara de Comercio de Lima

La economía 2016 – 2021 según la Cámara de Comercio de Lima

Tenemos que felicitar a la Cámara de Comercio de Lima (CCL) por cumplir su rol, como parte de la clase dirigente peruana, al publicar sus propuestas sobre las necesarias políticas públicas que debiera adoptar el próximo gobierno. Esto distingue a esta institución del paulatino, pero constante, alejamiento del debate nacional de gran parte de la clase dirigente, ya sea que corresponda al ámbito empresarial, sindical, académico o intelectual.

Como hemos dicho anteriormente, “el Perú es un país en construcción y todos debemos poner ladrillos”. Si a esto agregamos el signo de los tiempos, la ‘cuarta revolución industrial’, pues tendríamos que profundizar nuestra participación en el debate nacional. Sin embargo, durante los últimos años, en paralelo a la recuperación de nuestra economía, muchos se están desentendiendo de sus responsabilidades de liderazgo. No se trata de que los líderes institucionales se avoquen a recorrer los medios de comunicación, de lo que se trata es que promuevan el intercambio de ideas, que se formen ‘think tanks’, que se refuercen los partidos políticos, que se vuelquen a las regiones a llevar más información y conocimiento del mundo de nuestros días. En fin, no perdamos las esperanzas. Mientras tanto, revisemos el valioso documento de la CCL.   

El Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP) de la CCL presentó hace pocos días el libro “Perú Programa Económico 2016 – 2021”, que  propone una serie de medidas para reducir la pobreza e incrementar el empleo en el próximo quinquenio, para recuperar el tiempo perdido en los últimos años.

El objetivo de este libro (y su presentación publicada en Lampadia: Programa económico 2016 – 2021) es permitirle al Perú alcanzar y sostener tasas altas de crecimiento y enrumbar al Perú hacia el logro de estándares de vida y bienestar propios de los países del primer mundo.

La CCL afirma que si el Perú creciera alrededor de 4% o más anualmente durante los próximos cinco años (el periodo de 2016-2021) se podrían reducir los altos índices de informalidad, subempleo y pobreza en el país

En la presentación del libro, César Peñaranda, Director Ejecutivo de la CCL, indicó que, con una tasa de crecimiento de casi 5%, el PBI per cápita mejoraría de US$13,563 (con un crecimiento promedio de 3%) a US$15,518, lo cual llevaría a un aumento en el empleo y se reduciría la pobreza a 15.4%. Lo que queda claro es que debemos retomar nuestra senda de crecimiento ya que, una tasa de crecimiento de 3.26%, como la del 2015, no ha ayudado a enfrentar estos tres problemas claves.

“La pobreza es un problema de ingresos pues las personas en este nivel socioeconómico no generan los ingresos suficientes para mantener un nivel de vida aceptable”, explicó Peñaranda.

En Lampadia hemos insistido que nuestro crecimiento mínimo debiera ser de 5.5% anual, basados en las proyecciones del HSBC. Ver: The World in 2050 – From the Top 30 to the Top 100.

Peñaranda agregó que para mejorar la competitividad, aumentar la inversión privada e incrementar las exportaciones, con lo cual se tendría un mejor nivel de empleo, el próximo mandatario deberá, en los primeros años de gobierno, consolidar los fundamentos macroeconómicos y fortalecer las instituciones del Estado, las mismas que hoy en día representan un enorme costo económico por su actual debilidad.

Para establecer lo que él llama los “cimientos del crecimiento”, es necesario mantener la estabilidad macroeconómica garantizando la sostenibilidad fiscal y externa mediante 4 pilares: inflación, deuda externa privada, balance fiscal y balance de cuentas corrientes. Esto demanda racionalizar los gastos tributarios (eliminar exenciones y subsidios), focalizar el gasto social y mejorar su administración, a la par con aumentar la eficiencia y eficacia de la inversión pública. Propone impulsar los motores de crecimiento: inversión, productividad y exportaciones.

Entre las propuestas presentadas destacan la reducción de la inflación, del déficit fiscal y de la deuda privada en dólares, así como retomar la dinámica de las inversiones, sobre todo la privada, mejorando el ambiente de negocios, además de impulsar las exportaciones y la productividad.

Como dice Peñaranda, “en el Perú sobran los proyectos y lo que falta es generar certidumbre y confianza”. Efectivamente, nosotros hemos propuesto desarrollar ‘un shock productivo’ para poner en valor nuestros recursos naturales y generar empleo de calidad para todos los peruanos. (Ver: Nuestro potencial productivo supera las limitaciones coyunturales).

Nuestro potencial de crecimiento se encuentra aún intacto. Tenemos que aprovechar al máximo posible los próximos cinco años, no solo para recuperar el crecimiento, que es el camino al desarrollo integral, también, y con mayor sentido de urgencia, para tratar de nivelar hacia arriba el piso de nuestros pobres, para no alejarnos de la prosperidad que traerán las nuevas tecnologías a los países más desarrollados. El momento de actuar es ahora. La decisión está en nuestras manos, no dejemos de poner ladrillos. Lampadia