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Enderecemos el 2018

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

El 2018 se bautizó como el “Año del Diálogo y la Reconciliación Nacional”. Posteriormente, en su discurso de investidura como Presidente Constitucional de la República, Martín Vizcarra, sentenció: “Lo que ha sucedido debe marcar el punto final de una política de odio y confrontación, que no ha hecho otra cosa que perjudicar al país”.

Sin embargo, el juego de los políticos peruanos va en la dirección contraria. Desde los primeros días del gobierno de Vizcarra, todas las tiendas políticas, con la excepción (temporal) de Fuerza Popular, se han esmerado en renovar y agravar los ánimos de confrontación política, en debilitar el mandato de Vizcarra, y en arrinconarlo en su soledad nominal, donde poco a poco va perdiendo fuerza de espíritu para imprimir su naturaleza más ecuménica a un gobierno que los peruanos no queremos dar por perdido.

Los peruanos acabamos de dar una de las mejores representaciones de nuestra naturaleza de buenas personas, en el Campeonato Mundial de Fútbol en Rusia. Efectivamente, el comportamiento de nuestros hinchas en Rusia, nuestra alegría, nuestro amor al Perú que todos queremos ver mañana, el orgullo de lo nuestro, que hemos gritado con lágrimas en los ojos entonando: “Contigo Perú” y “Cómo no te voy a querer”, ha conmovido a todo el planeta e impactado a los analistas globales más sofisticados.

Esto configura una suerte de sándwich socio-político. Por un lado, un presidente que apuesta por la unión de los peruanos; por otro, un pueblo que canta su identidad. Y al medio una clamorosa clase política que ya no responde a ninguna vibración de deber y responsabilidad.

Ese ‘sándwich de unión y amor por el Perú’, debe cambiar de relleno. No se trata de expulsar ni de aplastar el relleno. Se trata de forzar a los políticos a escuchar a la población, a reconocer sus errores, a tener un momento de humildad y entender que su encargo no es jugar al poder, no es servirse de su posición para aparecer en más fotos, no es inventar la pólvora (menos si está húmeda). Su deber es simplemente administrar temporalmente el bien común.

Basta pues de malograr el año 2018. Este tiene que ser el año en que los peruanos entendamos que el camino que tenemos por delante para alcanzar la prosperidad, es un camino muy difícil, un camino en el que no podemos perder más tiempo.

Hace una semana escribí en LampadiaEstrategia para la creación de empleo y generación de riqueza en el Perú durante los próximos 20 años, explicando que era necesario que, cuanto antes, optáramos por la estrategia de desarrollo que nos permitiera acumular riqueza aceleradamente, para dirigirla a nivelar a nuestros pobres con la población global y evitar que el nuevo mundo de la robótica y la inteligencia artificial los dejara en los arrabales de la globalización. Traté de enfatizar que no nos queda mucho tiempo, quién sabe si 20 años.

Pero esos políticos, clamorosos, siguen en su empeño destructivo contra nuestro futuro. ¿Quiénes han capitaneado la oposición al gobierno de presidente Vizcarra? Nada menos que los miembros del Partido de PPK: Mercedes Aráoz, Juan Sheput, Carlos Bruce y Gilbert Violeta. Además, por supuesto los seguidores de Arana y Glave, más, desde afuera, Verónika (Agenda) Mendoza, et al. Y después de unos días de tranquilidad, los seguidores de Keiko Fujimori, quién atacó injustamente a Cillóniz, el mejor gobernador del Perú, ya están también por la libre.

Lamentablemente, el presidente Vizcarra se está dejando acorralar. Parece que ya se olvidó de su magnífica invocación por la unión de los peruanos. Lógico, el presidente no tiene quién lo defienda y la soledad puede ser mala consejera.

Señor presidente, como dijimos en Lampadia el 7 de junio pasado,  ¡Usted no está solo!. Lo acompañamos 30 millones de hinchas del Perú. Usted está por encima de todos los políticos. Vuelva a convocarnos para mirar adelante, todos juntos en la difícil gesta del desarrollo. Lampadia