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Contribuciones y cargas fiscales del sector pesquero

La pesca es una actividad productiva muy significativa para el Perú y un sector importante de exportación. En esta ocasión, queremos entrar al debate de los aportes de la pesca a nuestra economía. Para esto, hemos utilizado el análisis de las Cargas tributarias y obligaciones legales de EY Perú (Ernst & Young), titulado “Comparación de cargas tributarias y algunas obligaciones legales del sector pesquero”.

Este informe, realizado por encargo de la Sociedad Nacional de Pesquería (SNP) realizó “un análisis comparativo de las cargas de carácter tributario que asume una empresa pesquera que hipotéticamente representa los resultados totales del sector pesca – solamente respecto de consumo humano indirecto relacionado a la venta de harina y aceite de pescado –, y los que en similares condiciones de ingresos y costos asumiría esa empresa si le fuese aplicable el régimen impositivo general del sector minero.”

EY Perú concluyó que en un escenario de 4 millones de toneladas métricas (TM) de captura anual de anchoveta, las empresas pesqueras llegan a pagar contribuciones por el 50.4% de su utilidad operativa. Se trata de un análisis sobre los distintos pagos, incluidos impuestos, que realizan las empresas productoras de ingredientes marinos con relación a su utilidad operativa (utilidad bruta menos costos y gastos de operación).

Primero, recordemos cuáles son las cargas tributarias y obligaciones legales del sector pesquero:

Además del Impuesto a la Renta y del denominado derecho de pesca, que representa el 27% de todos los pagos, también existen pagos obligatorios al fondo de jubilación, al Fondo de Compensación para el Ordenamiento Pesquero y todo lo relacionado con la fiscalización pesquera.

En su análisis, EY Perú consideró dos escenarios de volúmenes de captura de anchoveta, para evaluar el peso de las cargas impuestas al sector:

Escenario 1: Captura de anchoveta por 6 millones (en adelante “MM”) de toneladas métricas (en adelante “TM”) en un año.

Escenario 2: Captura de anchoveta por 4 MM de TM en un año.

En el caso del primer escenario, que es un escenario poco probable de captura de anchoveta de 6 TM por año, las empresas pesqueras pagan el 46.6% de su utilidad operativa. Al disminuir el volumen de extracción, las obligaciones aumentan su incidencia porcentual.

Cabe recalcar que este escenario es tan solo una referencia ya que, en los últimos años, la industria pesquera extrajo por debajo de ese umbral. En 2014, la extracción de anchoveta alcanzó los 2.3 millones de TM, en 2015 fue de 3.7 TM; en 2016 se extrajo 2.7 TM y en 2017, 3.2 TM.

Según la SNP: “En el periodo 2008 a 2016, los pagos realizados por la industria de ingredientes marinos se multiplicaron casi por cuatro, al pasar de US$ 4 a US$ 15 por TM de anchoveta. Además, como empresas formales, pagan el Impuesto a la Renta (29.5%) y la repartición de utilidades a los trabajadores (10%)”.

EY Perú acentúa que: “Las cargas de naturaleza tributaria y obligaciones legales se han calculado como un porcentaje de la utilidad operativa, antes de las cargas de naturaleza tributaria y obligaciones legales, para establecer la carga de cada sector y hacer la comparación, según se indica en la lámina 10. Además, se han calculado en un segundo escenario como un porcentaje de las ventas.”

Por su lado, la presidenta de la Sociedad Nacional de Pesquería (SNP), Elena Conterno, afirmó que: “En los últimos cuatro años, a raíz de la caída de los desembarques del recurso anchoveta, las principales empresas y, en general, el sector ha reportado pérdidas. A pesar de ello, las empresas han cumplido con el pago de los distintos aportes”, comentó.

Comparación con el minero

Luego, EY Perú hizo un análisis comparativo de cargas tributarias y obligaciones legales sobre utilidad operativa y sobre las ventas entre el sector pesquero y el sector minero, un sector acusado de no pagar impuestos, pero que soporta cargas totasles muy pesadas.Como se puede observar, los aportes del sector pesquero son incluso mayores que los de la minería, sobre su utilidad operativa (46.6%), que de hecho ya paga más que  la mayoría de las empresas mineras de los países mineros:

Ojalá esto ayude a desmentir la falsa creencia de que la industria pesquera solo paga los denominados derechos de pesca, ya que lo cierto es que este aporte solo representa el 27% de todos los pagos que deben realizar las empresas pesqueras. Además de los derechos de pesca, se paga obligatoriamente aportes extraordinarios al fondo de jubilación, al Fondo de Compensación para el Ordenamiento Pesquero y todo lo relacionado con la fiscalización pesquera. Lampadia




Se sigue rectificando política pesquera

Se sigue rectificando política pesquera

Comentado y glosado por Lampadia

El flamante viceministro de pesquería, Juan Carlos Requejo, sin señalarlo de esa manera, continúa realizando correcciones a las medidas tomadas por su antecesor. Ver en Lampadia (L): El fracaso del Decreto 005-Produce

Tras el desastre provocado en el sector por el mencionado decreto, se está elaborando un paquete de ocho normas para restablecer el reordenamiento y reactivar la pesca.

Las normas que se vienen preparando según Portafolio, de El Comercio, apuntarían a:

1. Fortalecer el ordenamiento de la anchoveta para CHD-CHI

2. La promoción de la acuicultura

3. Promover el aprovechamiento sostenible de la anchoveta en el sur

4. Reducir trámites en las directivas de convenios de abastecimiento de anchoveta

5. Supervisar y vigilar la trazabilidad de la concha de abanico

6. Modificar el ordenamiento pesquero de la pota

7. Modificar el ordenamiento pesquero del atún

8. Crear la Superintendencia Nacional de Fiscalización Pesquera y Acuícola (Físpesca)

A pesar de descartar conclusiones de análisis de Macroconsult sobre el aumento de la pesca ilegal e informal y la reducción del consumo directo de anchoveta, Requejo afirma que desde el inicio del fortalecimiento de la fiscalización, en el 2012, recién a fines del 2013 se estaría empezando a hacer evidente. Una confesión del fracaso del 005-Produce, sin señalarlo en voz alta. (La República).

“Se establecerán puntos únicos de descarga para evitar pesca ilegal”

Entrevista a Juan Carlos Requejo

Por Rocío Barja Marquina (Gestión, 07 de Octubre del 2014)

Para nadie es un secreto que el 2014 podría considerarse uno de los peores años para la pesca en el Perú. Frente a esta realidad, el nuevo viceministro de Pesquería adelantó a Gestión que su portafolio está trabajando para dotar de mejores condiciones a los privados para la explotación de recursos hidrobiológicos.

¿Cuáles son los objetivos de su viceministerio en el corto plazo?

Lo primero que buscamos es ponerle las patas a la mesa para que el ordenamiento pesquero funcione. Si bien este empezó en el 2012 aún no concluye. En ese sentido, vamos a sacar nuevas medidas para perfilar la supervisión de la anchoveta, y reducir los espacios para la actividad ilegal de desvío de esta especie para consumo humano directo (CHD) hacia harina de pescado.

¿De cuántas normas hablamos y en qué tiempo serán publicadas?

El primer paquete consta de ocho normas, de las cuales cinco serán publicadas en lo que resta de octubre y tres adicionales hasta la quincena de noviembre. Las prepublicaciones para recibir comentarios se iniciarán esta semana.

De este primer paquete, ¿cuál es la norma más importante?

Una de las que tendrá mayor impacto es un decreto supremo que tiene como objetivo final garantizar la erradicación de la pesca ilegal. En ese sentido, vamos a establecer puntos únicos de descarga de anchoveta.

¿Cuál será su impacto?

Actualmente tenemos 3,000 kilómetros de litoral y no podemos tener un inspector en cada kilómetro para controlar el desvío de anchoveta. Por tal motivo, ahora se hace prácticamente lo que se quiere. Es decir, se pesca en cualquier lugar sin control.

Este es uno de los primeros eslabones de la pesca ilegal…

Así es. Además, si controlamos los desembarques también podremos verificar que el recurso sea adecuadamente pesado y se reduzca la manipulación del recurso que es una queja continua de los industriales.

¿Qué más viene?

También prepublicaremos la Ley de Promoción para la Acuicultura. Si bien no puedo adelantar mucho sobre el tema, debo subrayar que la iniciativa que se está preparando es lo suficientemente atractiva como para captar capitales rápidamente.

Para la zona sur, ¿hay alguna iniciativa contemplada?

Sí. Allí se fortalecerá el régimen de extracción de la anchoveta orientado a la pesca industrial. En otras palabras, vamos a eliminar algunas trabas que existen para que las flotas pesqueras puedan capturar con libertad a lo largo del litoral. Actualmente la normativa exige que para que ellos pesquen en esta zona deben haber tomado parte de su cuota en la zona norte centro. Este es un tema que no aporta porque ellos deben pescar donde hay recursos.

Usted ha señalado que lo que se busca es promover el CHD, ¿se evalúa alguna normativa al respecto?

Una norma que viene siendo solicitada por los empresarios dedicados al CHD es la reducción de tramitología que perjudica operativamente este rubro. En este momento se exige a las plantas que celebren convenios con un limitado número de embarcaciones para que les abastezcan de anchoveta. Ahora, el problema es que hoy por hoy tenemos una flota de menor escala que ha sido reducida a menos de un tercio (es decir, de 1,000 embarcaciones solo hay 205) como parte del ordenamiento, lo cual complica la realización de estos convenios. En ese sentido, el ministerio ha considerado que las plantas puedan abastecerse sin convenio previo.

En el tema de otras pesquerías ¿habrá cambios trascendentales?

Habrá modificaciones del ordenamiento pesquero tanto de la pota como del atún en el sentido de eliminar trabas burocráticas para los inversionistas del sector. La idea es fortalecer la extracción a través del sinceramiento de la normativa.

Ahora hay restricciones para la exportación de concha de abanico a Europa…

Ese tema también lo tenemos mapeado y allí mejoraremos las condiciones para garantizar a los mercados internacionales que estamos en la capacidad de controlar la trazabilidad de los moluscos bivalvos. Creemos que la norma que saldrá aportará mucho.

“No soy ‘topo’ de la Sociedad Nacional de Pesquería”

Entrevista a Juan Carlos Requejo. Viceministro de Pesquería. Magíster en Derecho de la Empresa.

Por Alejandra Cruz Cuevas (La República, 07 de Octubre del 2014)

(…)

Es que además algunos empresarios y funcionarios dicen que usted es el ‘topo’ que las grandes pesqueras lograron infiltrar en Produce, tras meses de presionar para sacar a su antecesor, Paul Phumpiu. Dicen que intencionalmente hacía mal su trabajo de fiscalización para que muchos expedientes sancionadores no prosperaran por vicios en la recolección de pruebas.

(Risas). Yo no me creo un topo de la Sociedad Nacional de Pesquería (SNP) ni de nadie. Cuando llegué al sector no sabía nada de pesca y fui aprendiendo en el camino. Encontré un sector debilitado y, efectivamente, muchas sanciones no llegaban a buen puerto porque no había procedimientos adecuados y la fiscalización dependía de quien te supervisaba.

(…)

En esa línea de un manejo técnico, ¿concuerdan las cifras de Produce con la conclusión del estudio de Macroconsult que señala que el Decreto Supremo 005 elevó la pesca negra y redujo el consumo directo de anchoveta?

No me parece una afirmación exacta. En 2012 con el Decreto Supremo 005, se empezó a fortalecer la fiscalización, pero este trabajo no se hizo evidente sino a partir del último trimestre del año pasado. Hemos triplicado los recursos y capacidad operativa directa y tercerizada de la dirección de supervisión y fiscalización.

(…).




El fracaso del Decreto 005-Produce

El fracaso del Decreto 005-Produce

Cometario Lampadia:

Es increíble como en el Perú nos cuesta darnos cuenta de qué cosas están bien y qué mal. Y sobre todo reconocer los errores y rectificarlos. A pesar de todas las advertencias que se hicieron en su momento, el gobierno insistió tozudamente en mantener el Decreto 005-Produce y defendió la posición irracional y antitécnica de la ex Ministra Gladys Triveño. Los resultados no se hicieron esperar y tal como se previó, provocó la casi quiebra de la pesca formal en el sur, generó  el desvío de la pesca destinada al consumo humano hacia la producción de harina de pescado fomentando la pesca ilegal. Así, lo señalamos cuando recién juramentado el ministro de producción, Piero Ghezzi, declaró que mantendría la vigencia el Decreto Supremo 005-Produce y al viceministro de pesquería Paul Phumpiu. (Ver en Lampadia (L): Graves fallas en el ordenamiento pesquero

El señalamiento originó la respuesta airada de Ghezzi, en la que desconocía abiertamente los perjuicios del mencionado Decreto (ver en L: Más sobre el ordenamiento pesquero).

Finalmente, tras dos años de vigencia de la malhadada norma se tiene que reconocer sus efectos negativos. Un reciente informe de Macroconsult concluye que el Decreto Supremo 005, que regula la pesca de anchoveta en las primeras 10 millas del mar peruano no ha logrado sus objetivos. No ha protegido el recurso, ya que la exclusividad de la franja para embarcaciones de menor escala habría incrementado el sub reporte de desembarque de anchoveta, que pone en riesgo el recurso.  Además ha causado una redistribución de riqueza hacia armadores que realizan actividades informales e ilegales, y el desembarque de anchoveta para consumo humano directo ha disminuido significativamente a pesar de que su objetivo era incentivarlo. Es decir, ha sido un completo fracaso.

Adicionalmente, habría que señalar que la menor exportación de productos pesqueros del año 2013 (US$ 600 millones), coincide exactamente con nuestro déficit de balanza comercial de dicho año. Algo que podría volver a ocurrir el 2014. Tremendo.

Ghezzi, parece finalmente reconocer el error y, de acuerdo a Caretas, le pidió la renuncia al viceministro de pesquería Paul Phumpiu. Ahora se espera la derogación de la norma. Ver líneas abajo los editoriales de El Comercio y Perú 21.

Pescando contradicciones

Por Editorial El Comercio

(Jueves 02 de Octubre del 2014)

Como informamos ayer en nuestra sección Portafolio, un reciente estudio de Macroconsult sobre los efectos del decreto que “reordenó” la pesca industrial de anchoveta hace dos años ha confirmado lo que –desde antes de su aprobación– diversos expertos argumentaban sucedería: no se ha cumplido ninguno de los objetivos por los que la norma fue aprobada y, por el contrario, esta ha agudizado los problemas que buscaba solucionar.

La regulación actual prohíbe la pesca industrial dentro de las 7 millas en el sur y las 10 millas en el norte de nuestro litoral, dejando las mismas como exclusivas y liberadas (es decir, sin límite de cuotas) para las embarcaciones pequeñas y artesanales siempre que pesquen para el consumo humano directo. Mientras tanto, los industriales, que, a diferencia de los anteriores, sí cuentan con cuotas máximas de pesca individuales, un régimen de vedas y un sistema de control vía satélite, pueden operar solo a partir de la milla 7 o 10 en el sur y norte, respectivamente.

El argumento utilizado por el presidente Ollanta Humala para la aprobación de esta norma fue que se debe privilegiar el consumo humano de los recursos marinos y reconocer el “sacrificio de los pequeños pescadores y la irresponsabilidad de las grandes empresas que han depredado la anchoveta”. El presidente, sin embargo, perdió de vista que lo que hace que un pescador deprede el recurso no es el tamaño de su operación (pues la suma de pequeños pescadores puede depredar igual que una embarcación industrial) sino que la misma se realice sin controles. Y esto, justamente, es lo que sucede con la pesca menor a la que se le entregaron las primeras millas.

A dos años de la aplicación de esta regulación, la evidencia sobre sus pésimos resultados es clara. El informe de Macroconsult ha mostrado que con el decreto ha aumentado la pesca ilegal y ha caído dramáticamente la pesca para el consumo humano directo (pues a los informales les sale más a cuenta vender el pescado para otros fines, lo que difícilmente se controla). El informe detalla, por ejemplo, que la brecha entre la exportación de harina proveniente de la pesca legal y de la pesca ilegal antes de la aplicación del decreto era de 73 mil toneladas anuales, mientras que ahora la brecha ha saltado a 163 mil toneladas en favor de los ilegales. Asimismo, el informe señala que la producción de anchoveta para el consumo humano antes del decreto había llegado a un pico histórico de 125 mil toneladas y ahora, sumado a que el Estado ha dejado de ofrecer este recurso en sus programas alimentarios, se estima que este año a duras penas se cerrará con 30 mil toneladas.

Por otro lado, a raíz de que se restringió la actividad de las grandes empresas, al término de la primera temporada de pesca la participación en el PBI de este sector se encuentra en descenso, el nivel de desembarques también ha caído y las exportaciones están yendo por el mismo camino. Para la Sociedad Nacional de Pesquería, se estima que al cierre del 2014 los desembarques totales serán de 3,5 millones de toneladas, equivalentes a la mitad del promedio de desembarques entre el 2000 y el 2011. Asimismo, las exportaciones de harina y aceite de pescado se encuentran en riesgo y se estima que serán similares al bajo nivel del 2013, aproximadamente de US$1.800 millones, lejos de los US$2.300 millones del 2012.

Como cereza de la torta, principalmente debido a las restricciones que se le impuso, la industria solo ha podido pescar el 68% del total de la cuota asignada por el propio gobierno, dejando de pescar 807.070 toneladas, lo cual representa aproximadamente US$385 millones en pérdida de exportaciones y US$21,2 millones en pérdida de ingresos de los trabajadores. Un lujo que en el contexto de desaceleración en el que nos encontramos no nos podemos dar.

Es urgente un cambio en la política pesquera. No debe hacerse distinciones entre grandes y pequeños y tiene que establecerse un sistema de cuotas individuales generalizado con controles aplicables a todo el mundo. La designación del flamante viceministro de Pesquería abre una nueva puerta para un cambio de rumbo. Ojalá él decida dar el giro que es necesario para enderezar este asunto y que el gobierno deje de pescar tan solo contradicciones.

Regulando pescados

Por Juan José Garrido

(Perú 21, 02 de Octubre del 2014)

Este gobierno, como muchos otros y un gran contingente de seguidores del Estado como Gran Hermano, creyó que microrregulando solucionaría los problemas de desigualdad. Lo hizo en el sector pesca y en el sector minero con mucho entusiasmo, pero poca previsión.

La idea era simple: dado que las “grandes pesqueras” así como las “grandes mineras” depredan nuestras riquezas, impongámosles mayores regulaciones que limiten su actividad económica. Suena sencillo, pero, en un país con una informalidad que bordea el 75% de la PEA y 45% del PBI, era fácil prever quiénes saldrían beneficiados con dichas medidas. El gobierno creyó que serían los peruanos; no obstante, sin un esfuerzo mayor por formalizar o hacer que las leyes se cumplan (para castigar las actividades ilegales), lo obvio era imaginar que fueran las mafias las beneficiadas. Y así sucedió.

El caso más concreto es el del sector pesquero. Un reciente estudio de Macroconsult desnuda la forma en que, desde el inicio del famoso Decreto 005 (aquel que trasladaba a la industria pesquera de la milla 5 a la milla 10), el sector pesquero ha sufrido una gran caída en su producción anual. Este año, el desembarque de anchovetas para consumo humano será poco mayor al del 2005, casi una cuarta parte (léase bien, 25%) de lo pescado en el 2011.

Los bienpensados creerán que ganamos todos los peruanos, que el mar recupera su biomasa y que la pesca artesanal –aquella destinada al consumo humano– podría extraer mayores recursos marinos. Ni lo uno ni lo otro: la pesca ilegal para harina se incrementó y la artesanal decayó.

El problema de la pesca se puede trasladar, de igual manera, a casi cualquier otra industria: como el Estado Peruano es incapaz de hacer valer la ley, de verificar si los informales e ilegales disminuyen (y en qué medida), las regulaciones solo hacen más difícil la actividad en el sector formal; el informal, como imaginarán, sigue realizando sus actividades sin problemas. Parafraseando, para regular y comer pescado, hay que ir con mucho cuidado.




Sembrando peces para cultivar oportunidades

Sembrando peces para cultivar oportunidades

La multiplicación de los peces puede haber sonado milagrosa hace unas décadas, pero hoy en día sabemos que es posible. Se llama acuicultura y es una perfecta solución a muchos de los problemas a los que se enfrenta la sociedad hoy en día, si es que se tiene la voluntad para abordarla realmente. Lamentablemente poco o nada se ha hecho en el Perú para aprovechar esta brillante oportunidad que se nos presenta.

No olvidemos que la pesca tradicional se aplica a un recurso renovable, pero cuya tasa de extracción tiene un límite para asegurar que año tras año la biomasa no se reduzca. Es decir, cuánto pescamos depende en buena medida de las inversiones que hagamos en mejores equipos y en procesos más eficientes, pero al final tendrá siempre el límite que nos impone la naturaleza y el clima. Esto es algo que debe ser regulado y supervisado estrictamente a menos que queramos que se repita el descalabro de la producción pesquera de la década de los setenta, durante la dictadura militar.

La dependencia de la pesca tradicional de variables ambientales la hace relativamente difícil de predecir al largo plazo. Ni qué decir de los elementos políticos: recientemente hemos visto cómo el Ministerio de la Producción prefiere jugar a quedar políticamente bien con todos, en vez de ordenar el sector siguiendo las recomendaciones de técnicos y analistas, lo que agrega una mayor incertidumbre.

El pescado es un alimento privilegiado, es una proteína de buena calidad y se le considera el alimento más importante del futuro. Para el año 2050 vamos a tener que alimentar a 12 mil millones de personas en el mundo.Si no nos ponemos las pilas desde ahora para producir comida de nuevas y más eficientes maneras, tendremos un grave problema.  Según el artículo “Cómo criar mejores peces” de Joel K. Bourne Jr., publicado en National Geographic de junio del 2014, en la actualidad en el planeta se producen más peces de granja (acuicultura) que carne de res, que se reputa como una de las fuentes más importantes de desertificación y de emisión del gas metano (equivalente a 20 veces una parte de CO2), si no se procesan los desechos. En el Perú estamos muy lejos de alcanzar estas proporciones básicamente porque no reconocemos su potencial.

Para Bourne un detalle importante es que el cultivo de pescado es más eficiente, en el sentido en el que la res, el cerdo y el pollo requieren consumir más kilogramo de comida por kilogramo generado. Esto lo hace más conveniente en términos ambientales. De hecho, Eduardo Ponce comenta que un kilogramo de pescado requiere apenas un kilogramo de comida, mientras que uno de cerdo requiere 3 kilogramos de comida y uno de res requiere 7 kilogramos de comida. Por eso –además del dato adicional de que los alimentos marinos tienen una elevada concentración de Omega 3– no debe sorprender que en los 80 haya habido un boom de cultivo de langostinos, salmón y tilapia, lo que ha llevado a que la piscicultura haya crecido 15 veces. El resultado hoy en día es que ha superado a la carne de vacuno por más de 70 millones de toneladas anuales (Ver Gran desafío en el Pacífico Sur).

Por todo esto la importancia de la acuicultura a nivel mundial ha estado creciendo. En 1950, apenas 3% de la producción mundial pesquera era criada. Para el 2011, el 47% fue criado. Esto se debe básicamente a que a partir de 1970 la captura de peces se ha ido estancando, mientras que el volumen generado por acuicultura crece cada vez más.

Con toda esta información a la mano, cualquiera diría que se han tomado acciones concretas para promover la inversión en esta actividad. No obstante, en el Perú esto aún está en pañales. En las últimas décadas la tecnología ha avanzado mucho en solucionar los problemas que la acuicultura tenía. Desde la alimentación para los peces cultivados hasta la reducción de epidemias. Tal vez el desarrollo más notorio del país es el de la producción de paiche en Yurimaguas por parte del Grupo Hochschild.

 

 

Recién a inicios de este año (2014) el gobierno se ha comenzado a elaborar un programa de desarrollo de la actividad acuícola en el Perú. Hasta entonces existían esfuerzos poco integrados de distintas entidades. En ese sentido, el Ministerio de la Producción estima que el país necesita una inversión de US$118 millones para cerrar lo que denominan brecha en acuicultura, que incluye la investigación y el desarrollo para ponernos al nivel de Chile, un país que sobresale a nivel mundial por esta industria.

En el pasado más cercano ciertamente el Perú ha visto crecer su producción acuícola. En el 2013 produjo 105 toneladas, 45% más de lo producido en el 2012. De esta cifra, el 72% fue cultivado en el mar y el 28% en el continente. Es crucial que este crecimiento continúe.

Nuestro potencial para la producción acuícola se encuentra en el mar, en las cochas de la sierra y en los ríos de la selva. Además, tenemos los insumos principales, la harina y aceite de pescado, la demanda global no tiene límites, pero para que el sector privado desarrolle esta nueva industria se necesita un ambiente de inversión que, lamentablemente, le ha sido adverso, impredecible y hasta hostil en el ministerio que lo regula. Ninguna instancia gubernamental ha identificado o apoyado la incipiente producción de paiche, tilapia o lenguado. Ojalá Produce aprenda a balancear los intereses de la pesca artesanal con el desarrollo de una gran industria de producción acuícola sin cometer los mismos errores y daños que originó el cuestionado Decreto Supremo 005-2012-PRODUCE. Lampadia