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Trío de “Pathos”

Ayer tuvimos que volver a publicar uno de nuestros análisis sobre el tema de la corrupción, ilustrándolo con la galería de gobernadores regionales (13) que enfrentan cárcel o graves acusaciones de corrupción. Ver: ¿No quieren evitar la corrupción?​

Hoy queremos destacar la difícil gesta de un gobernador regional, Fernando Cillóniz, que está empeñado en combatir la corrupción y los comportamientos disfuncionales en la región Ica, un gran ejemplo que debemos ponderar y apoyar. Veamos su nuevo despacho:

Fernando Cillóniz B.
Gobernador Regional de Ica
Ica, 7 de abril de 2017
Para Lampadia

¡Vamos! Un poco de cultura lingüística no nos viene mal. Consultemos al Diccionario de la Real Academia Española. Pathos es un vocablo griego que significa “estado de ánimo, pasión, emoción, sufrimiento”. Y Patético – que viene de Pathos – significa “que es capaz de mover y agitar el ánimo (de la población) infundiéndole afectos vehementes, y con particularidad, dolor, tristeza o melancolía.

Con respecto al título de este artículo, no me refiero a Hugo, Paco y Luis; los tres patitos mataperros, hijos del legendario Pato Donald. Me refiero – más bien – al trío conformado por los congresistas Segura, Oliva y Elías – cada cual más patético que el otro – quienes durante las emergencias del verano pasado no hicieron nada relevante; excepto criticar, alarmar y figuretear.

Fuente: Twitter

En el caso de las dramáticas inundaciones, huaicos, roturas de vías y puentes, epidemias de Dengue y Sika, etc. estos personajes se aprovecharon del drama humano, e intentaron crear en la población un sentimiento de odio hacia sus autoridades, acentuando el dolor, tristeza y melancolía de los damnificados. En el sentido etimológico de la palabra (Pathos), los citados congresistas crearon un argumento patético.

Efectivamente, lejos de observar con objetividad y responsabilidad la magnitud de la tragedia; en vez de identificar y procurar atender las necesidades de la población afectada; y contrario a fomentar la ayuda y solidaridad entre la ciudadanía; estos “padres de la patria” se dedicaron – exclusivamente – a criticar a las autoridades, y crear una falsa impresión de inacción en los tres niveles de Gobierno… Nacional, Regional y Local.

¡Qué diferencia comparados con los buenos congresistas y dignos periodistas que alentaron a la población, a unirse y ayudarse mutuamente para hacerle frente a la tragedia, y orientar a las autoridades respecto de las necesidades más apremiantes de los damnificados!

Felizmente, el pesimismo y el negativismo en nuestro país son minoritario. La grandeza de la mayoría de peruanos es admirable. En el caso de Ica, me queda claro que sin el apoyo – prontísimo y efectivísimo – del Gobierno Central y las Fuerzas Armadas y Policiales… no la hacíamos. Lo mismo se puede decir de los alcaldes provinciales y distritales; de las Juntas Vecinales; de las empresas iqueñas que ayudaron a más no poder; de la Defensoría del Pueblo; de los voluntariados nacionales e internacionales; del Obispado de Ica y – sobre todo – de Cáritas y la Madre Reina. Y – modestia aparte – del Centro de Operaciones de Emergencia Regional (COER) que me honro en presidir, que sesionaba todos los días – incluidos domingos y feriados – para gestionar la ayuda a los necesitados y la reparación de daños, de la manera más eficiente posible. A todos ellos… ¡gracias totales!

Sin embargo, en medio de la tragedia y el caos, Segura me echaba la culpa del brote de Dengue. Felizmente – y a mucha honra – incluyó a la Ministra de Salud en la colada, a pesar de que ella estuvo presente en Palpa, junto a todo su equipo de control epidemiológico, dirigiendo y dando las pautas precisas para el control de la epidemia. ¡Qué ingrato! Oliva se dedicó a posar para la foto al lado de un tractor viejo e inoperativo – de los cuales tenemos decenas – para cacarear acerca de la incapacidad del Gobernador Regional. ¡Qué posero! Y Elías… ¡dale que dale con la destitución del Director Regional de Salud! ¡Qué patético!

Así es la vida en el mundo de la gestión pública iqueña… y por lo que me cuentan mis pares, parece que fuera de Ica, la cosa es parecida. A ese respecto, considero que no debemos quedarnos callados frente al comportamiento patético de algunos malos políticos. Precisamente, estos artículos periodísticos me permiten transparentar mi experiencia – apasionante y fascinante – de estar inmerso en la política regional.

¡Viva la política buena… que todavía queda! ¡Viva la democracia… que promueve la tolerancia y la discrepancia! ¡Viva la libertad de prensa y opinión… que me permite – entre otras cosas – reciprocar las críticas del trío de Pathos! Lampadia