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¿Y dónde está el piloto?

¿Y dónde está el piloto?

Jaime Spak
Para Lampadia

La semana pasada en un programa de televisión, pude apreciar la visita del presidente Castillo a un colegio de educación inicial en una provincia lejana, donde se le vio haciendo una ronda con los pequeños al juego de “Lobo Estas “.

Inmediatamente se me vino a la memoria la graciosa comedia protagonizada por Leslie Nielsen “¿Y Dónde está el Piloto? “, pues en medio de una enorme crisis política el primer mandatario estaba jugando a la ronda, como si acá no pasara nada.

Similar situación se pudo advertir cuando murió Abimael Guzmán, y en lugar de tomar decisiones rápidas, Castillo se refugió en su ciudad natal y se le vio cantando con sus amigos de toda la vida.

En realidad, estamos siendo testigos de un presidente ausente. En la mayoría de las familias disfuncionales, cuando uno de los padres es ausente se generan muchos problemas psicológicos que tarde o temprano repercuten en los hijos.

Definitivamente Castillo es un padre ausente, y cada vez que se les reprocha a sus ministros su reticencia por participar en alguna entrevista, estos replican que no lo hace porque la prensa es hostil con él.

Que argumento más pueril, ¿o sea un presidente no debe responder preguntas incómodas?, lo cierto es que nunca aceptara ser entrevistado, pues la única vez que dio una entrevista, demostró su total incompetencia.

En realidad, mi pregunta sería “Y dónde está el presidente” pero creo oportuno extender mi pregunta y considerar “Y donde está el Político”.

La política en el Perú está mas enredada que pelea de pulpos, nadie puede entender el comportamiento de los que son aliados del gobierno ni de los opositores en los diferentes partidos.

En realidad, no existe un líder de la oposición, alguien que pueda rebatir las barbaridades de este gobierno.

El congreso definitivamente no será la salvación para los planes de Castillo y Perú Libre, pues ha resultado ser una suerte de reunión de personas con intereses disímiles.

En el congreso salvo honrosas excepciones la gran mayoría son gente incompetente que ha ingresado a aprender, (herencia de la consulta absurda de Vizcarra, que impide la reelección parlamentaria).

Adicionalmente a esto, como se dice vulgarmente una gran cantidad de congresistas tiene “anticuchos “y solo este fin de semana en un programa dominical se comprobó que uno de estos padres de la patria habría falseado su hoja de vida indicando que era ingeniero cuando lo único que estudió fue un curso de 2 meses en un instituto. 

Será el primer congresista destituido y seguro le seguirán otros tantos.

Un partido como Alianza Para el Progreso, que acaba de cumplir 20 años de fundado y cuyo presidente vitalicio, mejor dicho, el dueño de este y de un grupo de universidades, es una persona que no solo no tiene la capacidad de dar un mensaje que no tenga frases risibles “la vida es lo mas importante en la vida “, sino que su actitud camaleónica hace ver que es imposible confiar en él ni en su partido.

Con las honrosas excepciones en el congreso del general Chiabra y de la doctora Echaiz, los demás miembros de APP solo hacen lo que el jefe les indica. 

Una persona que copia su tesis de doctorado y un libro entero no tiene autoridad moral de estar al frente de un partido y menos de ser líder de la oposición.

El Partido Fuerza Popular, por mas que se esfuerce la lideresa, la gente no se olvida de su acción obstruccionista en el congreso anterior que generó la renuncia de PPK y la crisis política que llevó a tener 3 presidentes en menos de 2 años. Ella es una de las causantes de la crisis que estamos viviendo y prueba de ello es que no pudo vencer al contrincante más débil al que se enfrentó en la segunda vuelta.

Renovación Popular, con su líder que, en lugar de esforzarse en ser un estadista, más parece un bronquero de esquina que no deja de usar palabras subidas de tono para referirse a sus rivales. Una persona como él nunca llegará a ser un candidato importante para luchar por la presidencia a menos que modere su actitud y sea mas sensato en sus apreciaciones.

Avanza País, otro vientre de alquiler que tiene algunos muy interesantes congresistas jóvenes, pero cuyo líder tiene un ego que no le permite ser una persona confiable a pesar de ser muy reconocido a nivel mundial, pero muy desprestigiado a nivel nacional.

Acción Popular, otrora gran partido fundado por Belaunde, se hunde en una serie de contradicciones en donde sus líderes están divididos y no tienen la menor intención de regresar a las fuentes, es una mezcla rara de personas sin rumbo fijo.

 Los otros partidos menores, están en el proceso de desaparecer, pues son sobrevivientes de intentos de tener líderes que pasaron a la historia, uno por huir despavorido de una cita amorosa y otro por unirse a un expresidente muy cuestionado.

En síntesis, se presenta un panorama muy complicado en donde podemos ver que partidos tradicionales como el Apra y el PPC ni siquiera tienen participación en el congreso y están en proceso de reinscripción.

Con este lamentable panorama, cuando uno se pregunta ¿Y dónde está el Piloto?, yo respondería por él: “me estoy poniendo el pijama “porque quiero seguir durmiendo en mis laureles, ya tanto los lobos como las caperucitas están esperando un milagro para sacar a nuestro país del marasmo en que se encuentra.

Finalmente le hago una nueva invocación al señor presidente: renuncie antes que sea demasiado tarde y el pueblo que usted tanto invoca se levante y esto sea inmanejable. Lampadia

 




En camino hacia una cruel y maldita tiranía

En camino hacia una cruel y maldita tiranía

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 10 de diciembre de 2021
Para Lampadia

Cuando el presidente Castillo habla de moralidad, unidad, y gobernabilidad, me pasa lo del ministro Francke cuando ve un carro de lujo: me pica el ojo y me hinca el hígado. ¡No lo puedo negar! Sobre todo, cuando – instantes antes – puede haberse mandado de hacha contra la inversión extranjera, el empresariado nacional, el periodismo de investigación, la oposición política, o quien sea que no le agrade. ¡Es tan cínico!

 

 

Muchos peruanos – ¡cuántos serán! – han caído en el juego del cinismo presidencial. Para ellos, la patética actuación del entonces dirigente sindical Pedro Castillo, y la consecuente pérdida del año escolar 2017 de un millón y medio de niños y jóvenes peruanos, no cuenta para nada. Y menos, el cordón umbilical que existe entre la organización criminal Los Dinámicos del Centro, Perú Libre, y Pedro Castillo.

Tampoco cuenta haber convocado a terroristas, narcotraficantes, azuzadores, etc. para conformar su Gabinete Ministerial, y que éstos a su vez convoquen a gente de igual o peor calaña para ocupar los cargos de más alta responsabilidad en los ministerios y demás instituciones del Estado. 

¡Cuántas veces hemos escuchado las consignas retrógradas y fracasadas del comunismo de: (1) acceso al poder, (2) sostenimiento en el poder, y (3) sucesión en el poder… con el único fin de perpetuarse en sus cargos y copar al Estado, vía una Asamblea Constituyente a la bruta, tal cual ocurrió en Venezuela, Cuba y Nicaragua!

Evo Morales y sus secuaces ingresan a nuestro país, sin dejar huella de su paso por migraciones… y no pasa nada. ¿A qué vienen los dirigentes del Movimiento al Socialismo Boliviano (MAS)? Y ¿qué hace un hombre de la tenebrosa agencia de inteligencia cubana – el Gallo Zamora – fungiendo de embajador de Cuba en nuestro país? ¿Alguien duda de los oscuros intereses detrás del trono?

¿Qué plan esconde el presidente Castillo, al pretender nombrar – sin mérito alguno – a oficiales de mando medio en los más altos cargos del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas? Y la filtración del examen de conocimientos a los maestros… ¿acaso no queda al descubierto el copamiento estratégico de la educación peruana por la Federación Nacional de Trabajadores de la Educación del Perú (FENATE Perú) … el sindicato formado por Pedro Castillo? 

La minería y el gas de Camisea – literalmente – arden bajo fuego directo atizado por el propio Gobierno… y no pasa nada. El desempleo y la informalidad laboral aumentan. El dólar y los precios se disparan. Los ahorros de millones de peruanos salen del país en busca de seguridad. 

En el ámbito mafioso, Arturo Cárdenas – alias Pinturita – y los demás pandilleros de Vladimir Cerrón, a pesar de la orden de prisión preventiva en su contra, están no habidos. ¿Dónde están? Dicen que fugaron del país, están en Bolivia. ¡Qué más quieren que les cuente!

Lo que estamos viviendo – y va para peor – es una tiranía muy corrupta y maltratadora. Una tiranía mafiosa. Mejor dicho, un narco Estado, aliado con el terrorismo. Un país – como Cuba y Venezuela – sin comida, sin medicamentos, sin empresas dónde trabajar, sin futuro. Un país de colas, escaseces, bonos alimentarios, mercados negros. Un país inmundo, miserable, caótico. Un país de pobres extremos y emigrantes. Pero eso sí, una cúpula dirigencial todopoderosa, multimillonaria. 

Parafraseando al inefable Congresista Bermejo… ¡dejémonos de pelotudeces democráticas! Efectivamente, estamos llenos de demócratas pelotudos. Personas que no cuestionan que el presidente Castillo esté rodeado de tipos como Bruno Pacheco, Karelim López, Zamir Villaverde, y otros de la misma calaña. 

Y ¿qué decir del Fiscal que durante el allanamiento de la oficina del Secretario Presidencial en Palacio de Gobierno – además de omitir la confiscación de los US$ 20,000 escondidos en el baño – requisó un celular nuevo, sin ninguna llamada ni WhatsApp de por medio?

¿Qué les pasa a esos periodistas que le dan cabida a políticos mafiosos para que se muestren como mansas palomas? ¿En qué planeta viven esos que se comen el cuento de los visitadores de la casa de Breña, donde – según el presidente, ahí sí, sin sombrero – sólo iban a tomar café? 

No señores. Una democracia de verdad implica orden, libertad, transparencia, integridad, eficiencia, seguridad, progreso, paz, bienestar, etc. Pero no. Esto no es una democracia de verdad. Estamos ante la máxima expresión de una democracia pelotuda. Una democracia en camino hacia una cruel y maldita tiranía.

P. D. Por todo lo dicho – y por muchas cosas más – cada vez más peruanos estamos a favor de la vacancia presidencial por incapacidad moral permanente. Lampadia

 



El aprendizaje nacional sobre la izquierda

El aprendizaje nacional sobre la izquierda

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Las revelaciones acerca de las gestiones nocturnas el presidente Castillo y la debilidad de sus explicaciones, sumadas a los hallazgos previos relacionados al ex secretario de Palacio, han generado la sensación de que nos vamos acercando al “momento vacador”. Suele ocurrir en este tipo de circunstancias que los hechos adquieren velocidad propia y se precipitan hasta el desenlace final. 

Sería bueno, sin embargo, tratar de regular la velocidad del proceso. Si alguna virtud ha tenido el gobierno de Pedro Castillo, es que ha sido un curso acelerado de capacitación nacional sobre la naturaleza y consecuencias de un gobierno de izquierda. Una verdadera escuela acerca de lo que representa la izquierda en el poder.

Los peruanos estamos aprendiendo que un gobierno de izquierda: 

  • sube el costo de vida porque siembra incertidumbre acerca de la seguridad jurídica y las reglas de juego; 

  • distribuye bonos, dádivas y toda clase de subsidios para generar apoyo político en lugar de asegurar condiciones a la inversión privada para generar empleo e ingresos;

  • destruye las reformas modernizadoras y meritocráticas que habíamos logrado con gran esfuerzo avanzar, solo para regalar privilegios clientelistas para sus fines políticos; 

  • procura darle más poder a un Estado que no funciona solo para repartir puestos entre amigos y partidarios incompetentes o prontuariados o para hacer negocios turbios; 

  • carece de cuadros y profesionales calificados; 

  • muestra cómo se contradicen y acuchillan entre ellos; 

  • transforma el crecimiento de 7 u 8% que tendríamos el próximo año por el precio de los minerales, en uno de apenas 1 o 2%, incrementando la pobreza; 

  • revela que Sendero Luminoso todavía existe y tiene planes muy claros; 

  • pretende intervenir en los ascensos de las fuerzas armadas para subordinarlas a un proyecto político que incluye una Asamblea Constituyente para perpetuarse en el poder, suprimir la democracia y estatizar parte de la economía. 

Ese aprendizaje tiene que terminar de ser absorbido por la sociedad entera para que, allí si, la vacancia, fundamentada en causales irrefutables, sobrevenga como el resultado de una demanda profunda y generalizada. 

En ese sentido, habría que seguir poniendo énfasis no en el clamor de “vacancia ya” sino en la demostración de los hechos que puedan sustentarla legítimamente. De lo contrario, un grito de vacancia demasiado fuerte en este momento, motejado de golpismo, puede distorsionar y enturbiar un proceso de concientización que puede tener efectos profilácticos de largo plazo. Lampadia

 



ANGUSTIA DOMINICAL

ANGUSTIA DOMINICAL

Jaime Spak
Para Lampadia

Recuerdo en mi época de alumno de primaria, que los domingos me venía una especie de angustia, y se debía o porque no había acabado las tareas o porque el descanso de fin de semana se estaba acabando y había que retornar al colegio. 

No podía evitarla a pesar que disfrutaba del ambiente escolar y de mis compañeros. 

En estos días nos sucede lo mismo cada domingo, pues sabemos que en los programas políticos informaran sobre algún escandalo gubernamental o congresal.

Este domingo, por ejemplo, aparte de la terrible noticia del terremoto de 7.5 grados en Amazonas, tuvimos estas tres perlitas:

  • Castillo se sigue reuniendo en secreto en la casa de Breña con personas de dudosa reputación, entre ellas una mujer que ha ganado licitaciones millonarias en los últimos días. También lo ha hecho con su ministro de defensa. Eso es ilegal y debe de explicar urgentemente a la opinión publica. 

Sabemos que no lo hará.

  • Bruno Pacheco, no solo se le encontró US$ 20,000 en efectivo en al baño de palacio sino también S/ 80,000.00 en sus cuentas bancarias personales. 

Nos enteramos que durante 04 años fue tesorero en el Asentamiento Humano Ramón Castilla y todo lo recaudado personalmente por él, nunca llego a las arcas vecinales.

Imagínense la catadura moral de una persona que le roba a los más humildes.

Este personaje fue hasta hace una semana secretario de la presidencia. Esto huele a podrido.

  • Un grupo de allegados de Evo Morales ingresa clandestinamente al Perú sin pasar por los controles migratorios respectivos. ¿Con que objetivo ingresan estas personas?, obvio para seguir agitando el ambiente y generar mayor inestabilidad

Desde que asumió Castillo no ha habido una semana tranquila, ni siquiera si lo hubiéramos soñado tendríamos tanta desazón de aproximarnos a las noticias.

Mientras estuvo Bellido de Presidente de Consejo de Ministros, no hubo un fin de semana que mediante sus twits no nos pusiera con los pelos de punta por las barbaridades que posteaba.

Castillo nos está demostrando que la corrupción no tiene tinte político y uno es culpable por comisión o por omisión.

Si nos ponemos a analizar los escándalos que se producen sobre todo en el partido de gobierno, es porque el presidente tiene un serio problema de gobernabilidad, la conclusión es que la mayoría de los congresistas de Perú Libre tampoco pensaron en ser elegidos, sino fuera por esa locomotora que fue Castillo.

Los discursos de estos congresistas, son puro dogmas, totalmente arcaicos, como si estuviéramos regresando a la época previa a la caída del muro de Berlín y de la desaparición de la Unión Soviética. 

Los peruanos no nos merecemos esto.

El Perú es un país tan rico, que a pesar de la cantidad de corrupción en los gobiernos anteriores pudimos crecer en los últimos 20 años y bajar la pobreza. 

Imagínense lo que hubiéramos logrado sin corrupción.

La gran diferencia entre nuestro país y algunos países en vías de desarrollo es que mientras acá solo estamos pensando en el pasado, en los otros países se piensa en el futuro.

No vemos posibilidad de lograr cierta estabilidad en el país si se sigue considerando gente inadecuada para los puestos públicos, de tal forma que el congreso en vez de trabajar en leyes que sean positivas para la mayoría debe de estar ocupando su tiempo en interpelar ministros. 

El presidente en lugar de evaluar esta situación le echa la culpa a los demás de su desastrosa gestión: al congreso le dice “¿qué han hecho ustedes en estos 100 primeros días?”, sin sopesar que por culpa de su incapacidad no tienen posibilidad de hacer mucho pues la debacle económica está a la vuelta de la esquina.

Los más grave es que miembros de Perú Libre han aprovechado la elección para ingresar al congreso, y denostar a los empresarios y a la actividad privada, indicando que son los culpables de todos los males.

Lo que no entienden (o no desean entender) es que la empresa privada es la que genera la mayor riqueza del país y que el estado debe de mantener una excelente relación con ese sector, para que exista mayor inversión y eso genere nuevos puestos de trabajo que coadyuvara en una mejor calidad de vida de la población.

Esa política anti minera de la primera ministra lo que ha hecho es que siga la incertidumbre, que el dólar vuelva a subir y que ningún inversionista extranjero desee ver al Perú como posibilidad de inversión.

Perú es un país minero, ¿ustedes se imaginan lo que progresaría el país si los proyectos Conga y Tía María entre otros, estuvieran operando?

Los millones de dólares en regalías y canon para las zonas deprimidas harían que el Perú se recupere de este marasmo de gente improvisada que nos está gobernando.

La angustia dominical se puede convertir en angustia diaria si el presidente sigue en esta absurda confrontación con la clase productiva del país y sigue encendiendo la pradera cada vez que visita una región del país y en lugar de dar un discurso como jefe de estado, lo da como candidato a la presidencia.

Es un hecho que Castillo no cambiara, no tiene la capacidad para ello y para colmo los congresistas oficialistas están en clara confrontación entre ellos con divisiones y problemas insalvables.

Nunca se ha visto tantos escándalos en tan poco tiempo, encontrar miles de dólares en efectivo en el baño del secretario de palacio, nos hace pensar cuantos más tendrá en su casa o en algún lugar seguro para que no lo sorprendan

 Es decir, este personaje en solo tres meses ya había enquistado la corrupción en el palacio de Gobierno.

Castillo dice: “a mí me ha elegido el pueblo, no las mafias ni el dinero de la corrupción “.

Sin embargo, no se ha dado cuenta que la corrupción ya lo infecto con este virus, y no hay vacuna posible que la detenga ni tampoco que la cure.

En otra circunstancia este escándalo haría que el presidente salga a los medios a aclarar y poner mano firme. 

Su silencio lo hace cómplice. 

Su hombre de mayor confianza hace negocios sucios delante de sus narices.

Castillo no entiende que su gobierno de izquierda no tiene porque solo convocar a gente lumpen, hay políticos de izquierda moderna que le pueden ayudar a sacar adelante esta empresa que rebasa su capacidad.

Pienso que Castillo cada día que se levanta, debe de hacerlo con una angustia en la que piensa: ¿en qué me he metido?

Pues señor Castillo para salir de estas angustias diarias, tiene que convocar a gente competente para que pueda trabajar en el Estado o que se atenga a las consecuencias.

La vacancia está a la vuelta de la esquina. Lampadia

 

 



La vacancia por incapacidad moral en debate

La vacancia por incapacidad moral en debate

Rodrigo Espinoza
Investigador en temas constitucionales
Para Lampadia

El pasado 19 de octubre, el Poder Ejecutivo presentó el Proyecto de Ley 474/2021-PE que, en sus términos, pretende fortalece la gobernabilidad y la confianza entre el Poder Ejecutivo y el Congreso de la República. Entre otras disposiciones, plantea modificar el artículo 113 de la Constitución Política del Estado para establecer que la Presidencia vaca por su permanente incapacidad “mental o física”, acreditada por una junta médica.

La vacancia por incapacidad moral forma parte de la denominada “Constitución histórica”. Fue introducida en la Carta de 1839 y ha permanecido sin mayores alteraciones a lo largo de los textos constitucionales. Tanto en el siglo XIX como ahora, “incapacidad moral” hace referencia a lo mismo: inconductas. Moral (del latín moralis) se refiere a costumbres, conductas. En ningún caso se pensó en algo “mental”. Prueba de ello está en los recientes diarios de debates constituyentes de 1933, 1979 y 1993, que, al parecer, el Ejecutivo no ha podido revisar.

  • Solo como ejemplo histórico del intento de uso de esta causal podemos mencionar que, en 1864, Ramón Castilla promovió una moción para declarar la incapacidad moral del presidente Juan A. Pezet considerando que “la conducta observada por el Presidente (…) prueba su incapacidad moral para ejercer el Mando Supremo de la Nación”.
  • El caso de Billinghurst, al que tanto se hace mención, es especial, pues la salida del Presidente se produjo por un golpe de Estado. Sin embargo, el manifiesto a la Nación preparado por el Congreso -que planteaba declarar la incapacidad moral- hacía referencia a inconductas, al acusársele de un “despotismo”, de haber provocado un “desgobierno” y de haber cometido un “delito contra la soberanía nacional”.

La intención de los constituyentes de 1839, al igual que la de los de 1993 fue contar con una cláusula abierta para remover al presidente en caso de inconductas. Esto es parte del sistema presidencialista y tiene sus símiles en toda América (“mal desempeño” en Argentina, “proceder de manera incompatible con la dignidad del cargo” en el Brasil, “indignidad por mala conducta” en Colombia o los “misdemeanors” en los Estados Unidos)

La preocupación que expresan algunos sectores por un posible uso arbitrario de la vacancia por incapacidad moral no tiene sustento. En los más de 180 años que tiene dicha cláusula en la Constitución, solo se ha utilizado de manera efectiva en apenas tres oportunidades: Billinghurst, Fujimori y Vizcarra. Incluso, sobre las dos primeras se podría decir que la declaratoria de incapacidad moral no fue la causa de la salida del Presidente: Billinghurst fue depuesto por un golpe de Estado y Fujimori abandonó el país sin retorno y renunció desde el exterior.

Sin duda, el proyecto que ha presentado el Ejecutivo, que busca eliminar la válvula de escape en caso el presidente incurra en inconductas, fortalecería de manera desmedida al presidente de la República e iría contra la forma de gobierno peruana. Lampadia




La Constitución Incompleta

La Constitución Incompleta

José Luis Sardón de Taboada
Miembro del Tribunal Constitucional

Con gran sentido de la oportunidad, el Centro de Estudios Constitucionales del Tribunal Constitucional acaba de reimprimir el libro La Constitución Incompleta de José Luis Sardón. En un momento como este, en el que se quisiera derogar la Constitución del 93 y aprobar otra, el texto de Sardón es de lectura obligatoria porque nos hace ver con claridad que lo importante de una Constitución, más que su parte dogmática -referida a los derechos que consagra- es su parte orgánica -las reglas del juego político, de la organización del poder-, porque es de esas reglas que depende en última instancia que se cumplan y defiendan los derechos civiles, sociales y económicos consagrados en la parte dogmática.

Hay sistemas de reglas de juego político que funcionan y otros que no. Los que funcionan son los que favorecen la gobernabilidad y la adecuada representación de los electores, y la capacidad de estos de fiscalizar a sus representantes y lograr que estos realmente promuevan sus intereses y derechos.

Por eso en Lampadia hemos decidido publicar este libro. Para demostrar que lo que necesitamos cambiar en nuestra Constitución no es la parte dogmática, sino la orgánica. Sardón, luego de examinar la historia constitucional del Perú y los modelos francés y norteamericano, y la lógica de los distintos sistemas, concluye que el Perú debería avanzar a un sistema presidencialista mas definido con un mandato presidencial de cuatro años, con un sistema de elección escalonada de diputados y senadores, eligiendo a los diputados en distritos electorales uninominales. Recuerda que la constitución de 1860, que duró 60 años y permitió el crecimiento económico de los primeros 30 años del siglo XX, contenía reglas similares a esas.

Sardón explica cómo la mayor frecuencia de las elecciones parlamentarias sirve para ajustar la correlación política a los cambios en la opinión pública evitando una acumulación traumática de tensiones. Y cómo los distritos uninominales permiten desarrollar una verdadera relación de representación y mejorar la rendición de cuentas a los electores, y también reducir el número de partidos de manera de construir un verdadero sistema de partidos que permita la gobernabilidad.

Este libro es un aporte fundamental al debate de la reforma política en el Perú. El propio Sardón reconoce que una alternativa a la que él propone es mejorar nuestro sistema de reglas acercándonos mas al modelo francés, que contiene fuertes elementos parlamentaristas. Son los temas que debemos discutir. El país no puede persistir con una democracia mal estructurada, con reglas de juego que no funcionan. Tenemos que reconquistar nuestra viabilidad como nación. Sardón nos ayuda en esa tarea ineludible.

Líneas abajo presentamos el epílogo, el índice y algunos cuadros del libro de Sardón:

El Epílogo

En el Perú contemporáneo, a lo largo de mucho tiempo, hemos cultivado un constitucionalismo romántico, pensando que el rol de las Constituciones era “concientizar” a los ciudadanos respecto a sus derechos fundamentales.  A partir de Ia Constitución de 1920, nuestras Cartas políticas han ido haciendo declaraciones de derechos cada vez más amplias, detallistas y ambiciosas.

La Constitución de 1979 llevó esta postura al extremo, dedicándole todo su Título I a este tema. Esa Constitución llegó a tener 307 artículos. La actual Constitución tiene 206.  Puede decirse que es un poco más realista y prudente en su aspecto dogmático, pero no está totalmente libre de los impromptus constitucionales demagógicos, ya que “consagra” muchos derechos que no hay manera de hacer efectivos.

Esta postura no nos ha llevado, no nos podía llevar, muy lejos. Ya parece hora de comprender que esta no es Ia manera de lograr los objetivos nacionales y que, como dijo Felipe Ortiz de Zevallos M., “una Constitución no debe plantear lo máximo a lo que aspira una sociedad sino lo mínimo en lo que se puede poner de acuerdo para gobernarse”.

El desarrollo económico y social depende, en el largo plazo, de Ia creación de un orden político democrático, ¡porque solo Ia democracia disminuye Ia incertidumbre inherente al proceso político. Pero Ia estabilidad democrática depende no tanto de “normas de conducta” cuanto de “reglas de organización”.  No son las prescripciones enfáticas sino las reglas de juego político racionalmente diseñadas las que pueden contribuir a obtener ese resultado.

De poco sirve que Ia Constitución de 1979 estableciera que “nadie debe obediencia a un gobierno usurpador” o que “son nulos los actos de toda autoridad usurpada” cuando ella misma fomentó la multiplicación de los partidos y Ia performance poco responsable y eficiente del gobierno, mediante el calendario electoral y los distritos electorales que había fijado.

AI dificultar Ia posibilidad de que el Perú enrumbara hacia un sistema político responsable y hacia Ia formación de un sistema de partidos propicio, Ia afirmación de Ia  democracia termino  siendo  una  cuestión  indiferente  para  Ia   población, cuando arreció el embate del terrorismo y Ia crisis económica.

Ahora bien, (¿no pecará de optimismo o simplismo Ia propuesta contenida en este ensayo? No lo sé, pero si estoy seguro de que Ia reforma institucional es Ia (única alternativa de acción política -en su sentido de elección racional- con que se cuenta. Esta reforma sí puede hacerse desde el Estado, a través de una decisión de los legisladores o, mejor aún, de los constituyentes.

Es evidente que existen restricciones al diseño deliberado de instituciones constitucionales propicias. Recientemente, Stefan Voigt ha enfatizado las trabas provenientes de Ia estructura económica de una sociedad,  del carácter de Ia acción de los grupos de presión y hasta de Ia falta de una cultura constitucional -entendida como ausencia  de individualismo metodológico- que  puede  existir en las naciones latinoamericanas.

Es cierto que puede haber condiciones preconstitucionales que dificulten en grado sumo Ia reforma constitucional propuesta. Sin embargo, sería muy grave, desde un punto de vista tanto político como moral, que se llegara a concebir el sistema político como variable dependiente de circunstancias históricas que se ubican más allá de Ia elección racional. En esa perspectiva, el Perú no tendría alternativas de acción política.

En Ia conformación de un sistema político responsable y en Ia configuración de un sistema de partidos funcional, cuentan circunstancias históricas irrepetibles,  pero estas circunstancias no deben ser vistas como el factor fundamental, ya que hacerlo supone   colocar  lo  que  los  psicólogos  llaman  el  “locus  de control” fuera del alcance de Ia voluntad -y, por tanto, de Ia responsabilidad- de los individuos.

Hacer esto –concebir el sistema electoral como una variable dependiente- no es inofensivo: tarde o temprano seguramente operará  el mecanismo de las “profecías autocumplidas” -esto es, se desatarían conductas  irresponsables  y disociadoras  que apuntarían a demostrar que, en efecto, es correcta Ia insistencia en Ia relevancia de los factores históricos irrepetibles.

Por  otro lado,  resulta  también  cierto  que  Ia  estabilidad política  puede  no  ser  un  objetivo  totalmente  deseable.   En Francia ,  Ia  Constitución  de  1958 ha  brindado  estabilidad  al proceso político, pero ello ha ido asociado a una mayor intervención  del Estado en Ia economía.  El intervencionismo estatal en Ia economía -en Ia forma de sobrerregulaciones o presiones tributarias elevadas -de hecho, desincentiva Ia performance económica eficiente.

En realidad, en los años sesentas y setentas ya Mancur Olson había desarrollado  in extenso Ia idea de que  Ia estabilidad política puede traer consigo el fortalecimiento de los grupos de presión y, por tanto, Ia perdida de autonomía  de los congresistas. El bien común -como dirían los socialcristianos- podría resultar muy difícil de identificar, en  media  de  las presiones gremiales  particulares,  fortalecidas  por  Ia estabilidad  política -y,  por cierto, por Ia representación  de mayorías.

Sin embargo, a pesar de estos aspectos negativos que puede traer  consigo  Ia estabilidad  política, esta  seguirá siendo un objetivo deseable en Ia medida en que el crecimiento económico obtenido  gracias a ella sea tan importante  que el resultado económico  neto sea mejor, a pesar de Ia previsible mayor participación  del  Estado  en  Ia  economía.   Es,  pues,  a  los resultados finales a los que hay que prestar atención, y alii si no hay duda  del impacto económico y social positivo que  traen consigo las democracias estables.

Debemos  obrar  con  cautela  pero  también  con  firmeza. Como recomienda Giovanni Sartori, no debemos brincar de Ia sartén al fuego, pero tampoco debemos  dejarnos paralizar por los riesgos inevitables. AI igual que los filósofos de Ia Ilustración y los fundadores  del análisis económico del derecho  constitucional -la literatura de Ia elección pública-, debemos comprender los alcances y los límites de Ia apuesta  a Ia reforma institucional, y seguir adelante con ella.

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Cuadros de interés

Lampadia




Antes que todo: ¡El Perú!

Antes que todo: ¡El Perú!

Rafael Venegas
Director Independiente de Empresas
Para Lampadia

Los escolares con uniformes comando, perfectamente formados y en posición de atención. El instructor con voz de mando vocifera ¨ANTES QUE TODO¨ y los alumnos al unísono y con voz marcial responden ¡EL PERÚ!

Así era el ceremonioso inicio y también el cierre de las clases de instrucción premilitar, que cursamos en la secundaria las generaciones anteriores a 1974. El grito era el lema premilitar y también existía el himno, cuya primera estrofa era ¨Hoy de pie en el umbral del futuro, se alza el grito de la juventud: ¡Adelante, la patria nos llama! ¡Antes, antes que todo el Perú!

La instrucción premilitar era una materia obligatoria en el currículo de secundaria en el Perú desde 1939 hasta 1974. Los alumnos recibíamos instrucción teórica y práctica en varios temas relacionados a lo militar, pero también en disciplina, respeto y amor a la patria. Temas que hoy nos hacen muchísima falta lamentablemente.

Nunca supe porque eliminaron este curso, ni tampoco el de Educación Cívica. Me parece que fue un gran error, ya que ambas materias son absolutamente necesarias para la formación personal de los jóvenes, como complemento de los valores inculcados en sus respectivos hogares.

Lo triste es que el tema de los valores, parece que también hubiese sido eliminado del currículo de los hogares. ¡Terrible!

La falta de estas bases sólidas es el principal motivo por el cual la gran mayoría de la población actúa hoy en día de una manera muy ligera, por decir lo menos.

El egoísmo supera a la solidaridad, lo individual prima sobre lo colectivo, el facilismo sobre la disciplina, el odio y la intolerancia sobre el respeto y los sentimientos dominan a la razón.

Por otro lado, el amor a la patria está ahora limitado a temas guiados por las emociones, como el deporte, la música criolla, el pisco y la comida peruana. Sin embargo, se actúa con gran indiferencia en temas relevantes para el país como la gobernabilidad, la justicia, el desarrollo y el bienestar de la población.

Esta carencia de valores y de amor por la patria, sumados a la apatía de la población, ha sido aprovechada por un grupo minoritario de malos peruanos, entre los que se incluye la muy desgastada clase política. Estos individuos vienen manejando el país a su antojo, dando rienda suelta a sus bajos instintos como la corrupción, el fraude, la delincuencia, el abuso del poder y la impunidad, a costa de toda la población.

Debido a todo esto y a las crisis que nos azotan actualmente, la población se encuentra frustrada y en estado de vulnerabilidad. Este es el escenario soñado para los trasnochados comunistas, quienes se han aprovechado de esto para reagruparse y regresar a la palestra. Esta vez por la vía electoral, utilizando su típica táctica de la victimización y la lucha de clases potenciada por el odio y el racismo.

En el frente internacional, los comunistas, luego de ser derrotados a fines de los años 80, se reinventaron y regresaron a la carga con una nueva estrategia para la toma del poder. Reemplazaron al terrorismo armado, por el ideológico. Esto lo vienen practicando hace varios años y en varios países y lo hacen penetrando los sistemas de educación pública, los medios de prensa y los poderes del estado. ¿Les suena conocido?

Esta estrategia está muy vigente en Latinoamérica y es digitada por el infame foro de Sao Paulo. Últimamente, aprovechándose maliciosamente de la pandemia, se han enfocado en los países cuyos resultados económicos venían siendo los mejores de la región. Me refiero a los miembros de la Alianza del Pacífico: México, Colombia, Chile y Perú.

En México consiguieron el gobierno vía elecciones (Andrés Manuel López Obrador). En Chile, luego de varias semanas de muy fuertes protestas y vandalismo, lograron aprobar vía referéndum, la elección de una asamblea constituyente. Esta acaba de ser elegida con una amplia mayoría de representantes de la izquierda. Eso significa que la actual constitución se cambiará totalmente por una de corte comunista.

En Colombia, hace semanas están en la fase de las fuertes protestas callejeras y vandalismo. Y en el Perú estamos ad-portas de elegir a un gobierno comunista que será digitado por el foro de Sao Paulo, a través del comunista y sentenciado por corrupción, Cerrón.

¿Que les parece? ¿Es una casualidad o es un orquestado y malévolo plan para el sometimiento de Latinoamérica al comunismo totalitario? ¿Vamos a permitir que prosperen estos funestos planes en nuestro país?

La respuesta la tienen el 15% de peruanos que, hasta el día de hoy, piensan lavarse las manos y votar en blanco o que no han decidido aún si votar por la democracia o el comunismo.

A ellos me dirijo, a través de ustedes. Por el bien del país, les pido que hagan lo necesario para convencer a la gente de su entorno que aún no haya decidido su voto, o que piensan votar en blanco o nulo. El Perú y todos los peruanos se lo vamos a agradecer.

En un caso extremo como este, en que el futuro de nuestro país está en grave riesgo, es un acto de cobardía y de anti-patriotismo votar en blanco o nulo. No estoy pidiendo que voten por uno u otro lado, estoy pidiendo que no evadan la responsabilidad y voten por la democracia o por el comunismo.

Señoras y señores indecisos:

  • ¡El futuro de nuestro país está en sus manos!
  • ¡Votar en blanco no es una opción, es una cobardía!
  • ¡No decidan basados en el odio, sino en la razón!
  • ¡El odio no es algo digno, el perdón si!
  • ¡Sean patriotas, no entreguen el país al comunismo!

Tengan muy presente que: ANTES QUE TODO: ¡EL PERÚ! Lampadia




¿Dónde están los que aplaudían?

¿Dónde están los que aplaudían?

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia

En una zaga de columnas en este medio “El Perú ha caído. Con el aplauso de muchos” del 04.10.2019 y “Aplausos, silencios y prebendas” del 11.10.2019, describimos a propósito de la disolución del Congreso, que la “alteración de la continuidad constitucional del presidente Vizcarra sólo era posible porque existían muchos que lo aplaudían”. Mostramos también como todo aquello fue posible gracias a los aplausos y silencios de otros y las prebendas otorgadas a quienes validaron la medida, entre los que se contaron fiscales, gobernadores regionales, alcaldes, periodistas, policías y militares.

Esta semana, luego de que el nuevo Congreso surgido de aquel golpe institucional le ha demostrado al país que le interesa muy poco la crisis sanitaria y económica en la que estamos sumidos y ha “extorsionado” al Poder Ejecutivo (a decir del propio presidente Vizcarra) exigiéndole la cabeza de algunos ministros para aprobar la confianza al nuevo gabinete ministerial, no queda duda que la solución no era romper el orden constitucional el 30.09 y cambiar unos congresistas por otros.

Veamos:

  • El nuevo Congreso ha demostrado que puede ser tan o más obstruccionista como lo fue en determinados momentos el anterior. El anterior no le negó la confianza a ningún gabinete que se estrenaba.
  • Ha demostrado que cobija intereses aún más concretos y subalternos que el anterior.

Los intereses políticos y económicos de ciertas familias emergentes de la política y los negocios como los Acuña o los Luna Gálvez siguen en el Congreso y son descaradamente más importantes que la crisis sanitaria, el desempleo y la crisis económica.

  • El afán de agudizar contradicciones del libreto marxista del cura Arana y del convicto Antauro Humala apadrinado por otra facción de la familia Acuña, también son más importantes que el país y sus contagiados, muertos y desempleados.
  • Que AP no es garantía de nada, ni reserva moral alguna.
  • Que en FP aún existen termocéfalos, felizmente pocos, que votan todavía contra el adversario político y no por la gobernabilidad del país.
  • Que los fanatismos religiosos convertidos en representación política directa, sin intermediarios, son sumamente ignotos y peligrosos.
  • Que el Congreso, sin fuerzas políticas ideológicamente estructuradas, sin programas de acción política definidos y conocidos, es una caja de resonancia populista que destruirá cuanta institución se oponga a sus afanes económicos, financieros o políticos inmediatos.

Pero, ¿acaso esto no era previsible que ocurriera? ¿Qué pensaba Vizcarra cuando de la mano y con la complicidad de Salvador del Solar disolvieron el Congreso anterior? ¿Imaginaron acaso que por arte de magia iban a convertir a los bribones en ángeles en el nuevo Congreso y que para ello bastaba una nueva elección? Y ¿Qué pensaban aquellos que aplaudían y avalaban con silencios o por prebendas? ¿Acaso todos ellos creían realmente que el problema era sólo el Congreso y no el país, al cual aquel sólo representa y refleja?

La calidad de nuestras instituciones (Congreso incluido) no es atribuible a una fuerza política en particular. Ni antes, ni ahora. Es consecuencia del país que tenemos. Mejorar la calidad de nuestras instituciones y la calidad de nuestra representación política exige algo más serio y profundo que la eliminación de la fuerza opositora de turno.

Asumiendo (por hipótesis aceptable) que lo ocurrido desde setiembre de 2019 sea por ignorancia y no deliberado, cabe decir que la ignorancia es siempre sumamente atrevida. Pero la ignorancia en la política es criminal. La ignorancia de la magnitud del problema de la representación política nos ha llevado a esta tormenta perfecta en la cual nos encontramos: enfermos, pobres y sin gobernabilidad.

La ignorancia política y constitucional del Jefe de Estado lo llevó a seguir consejos peligrosos y le está pasando factura hoy, en el peor momento de su administración. Sembró vientos, hoy cosecha tempestades. La ignorancia política y constitucional del pueblo que aplaudía y de los cómplices del Gobierno, nos está pasando la factura a todos los peruanos que vemos, en el peor momento de nuestra historia, como no hay gobierno ni acción estatal efectiva en circunstancias en que nuestros familiares, conciudadanos y amigos se contagian, enferman y mueren.

Con todo derecho, en este momento, podemos preguntar: ¿Dónde están los que aplaudían? Debieran empezar por asumir sus errores y responsabilidades. Primer paso para comenzar en serio una reforma política que haga viable a nuestro país. Lampadia




Las reformas políticas que este congreso todavía puede aprobar

Las reformas políticas que este congreso todavía puede aprobar

Jaime de Althaus
Para Lampadia

El último predictamen sobre las reglas electorales para el proceso 2021 insistía en eliminar la participación de varios candidatos con opciones por medio del requisito de 6 meses de afiliación a un partido antes de la fecha de las elecciones internas. Si estas se desarrollan en noviembre, los 6 meses se habrían cumplido en mayo, de modo que ninguno de los aspirantes actuales con más opciones podría participar.

No obstante, en la última reunión de la comisión de Constitución, quedó claro que solo Alianza por el Progreso (APP) defendía esa opción. Finalmente, el propio presidente de la comisión, Omar Chehade (APP) enmendó rumbos.  El viernes publicó en su Facebook: “Estamos elaborando un dictamen que equipare inscripciones nuevas con afiliaciones para postular… De esta manera, los nuevos partidos y candidatos sin partido tendrán el tiempo y condiciones suficientes para realizar su trámite respectivo y quedar habilitados para presentar candidatos y postular democráticamente en las referidas elecciones”.

Problema resuelto, entonces, en principio, aunque hay que esperar la redacción final. En realidad, no debería haber plazo. No debería existir el requisito de estar afiliado a un partido para postular a la presidencia de la República. Ello es una restricción al derecho de participación política. Cualquier partido debería poder invitar a un independiente a encabezar una lista presidencial. Eso fue lo que ocurrió con José Luis Bustamante y Rivero en 1945, por ejemplo.  

La obligación de estar inscrito en un partido para poder postular proviene de una de las leyes de la reforma política aprobada el 2019, la ley 30998 orientada a promover la participación política y la democracia en las organizaciones políticas, aquella que establecía las elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO). La idea detrás, esgrimida también por los defensores del plazo excluyente, es que se trata de fortalecer los partidos y que no haya partidos cascarón o vientres de alquiler.

Pero esta no es la manera de lograrlo. Para ir a un sistema de pocos partidos reales, existen las vallas y los sistemas electorales. La abortada reforma política contenía una idea correcta: facilitar la inscripción de nuevos partidos -para renovar y establecer competencia- pero dificultar la permanencia, para que sobrevivan los mas fuertes. Las PASO -cuestionables, pero no vamos a entrar en eso ahora- tenían un filtro. Al final participarían alrededor de 6 u 8 partidos en las elecciones generales, que luego deberían pasar la valla del 5% de la votación para el Congreso. De lo contrario, perdían la inscripción. La suspensión de las PASO suspende el filtro. Martín Tanaka ha propuesto una valla en las elecciones internas: que participen en ellas 12 mil militantes (50% del número mínimo de afiliados a un partido). Pero muchos partidos tienen en este momento menos de 24 mil afiliados porque se suspendió también ese requisito. Entonces esa propuesta es inviable.

Solo queda aprobar la elección del Congreso junto con la segunda vuelta, lo que llevará a una cierta concentración del voto en un número menor de partidos, y de paso ayudará a la gobernabilidad del próximo gobierno, algo vital para enfrentar la reconstrucción nacional.

La otra manera de reducir el número de partidos y que sean reales, es pasar a un sistema electoral basado en distritos electorales mucho mas pequeños, uni o binominales, donde los partidos pequeños tenderán a aglutinarse con otros más grandes para tener opción de ganar en alguna circunscripción. Esto, además, tiene la ventaja de crear una relación entre elector y representante, dándole realidad a la democracia y facilitando la eliminación del voto preferencial. Porque este sería el voto preferencial por excelencia.      

En resumen, las reformas que todavía puede aprobar este Congreso para mejorar la calidad de nuestra democracia y la gobernabilidad son:

  • Permitir la postulación presidencial sin afiliación
  • Elegir el Congreso junto con la segunda vuelta presidencial
  • Eliminar el voto preferencial y canjearlo por distritos electorales pequeños

Lampadia




Elegir el Congreso junto con la segunda vuelta

Elegir el Congreso junto con la segunda vuelta

Jaime de Althaus
Para Lampadia

El Congreso suspendió la aplicación de las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias para el proceso electoral que se viene. Era inevitable. Pero suspendió de paso el filtro que esa ley contenía para que solo siguieran en carrera a la presidencia las agrupaciones que obtuvieran más del 1.5% del número de votantes de la elección general anterior.

Con ese filtro solo hubiéramos tenido entre 6 y 8 candidatos presidenciales y sus respectivas listas al Congreso. Ahora, sin filtro, con 24 partidos en lista, podemos tener, digamos, 20 candidatos y sus listas parlamentarias respectivas. Y podrían ser más aún si el Congreso o el JNE -se echan mutuamente la responsabilidad de hacerlo- postergan el plazo para la inscripción de nuevos partidos, que podrían hacerlo solo con 24 mil afiliados. Podríamos tener entonces 30 o 40 postulantes a la presidencia. 

En cualquier caso, es tóxico para la democracia un número tan alto de candidaturas. A mayor número de ellas, mayor competencia populista por llamar la atención del electorado. Y más fragmentado será el próximo Congreso, complicándole la gobernabilidad al Ejecutivo, que debería tener mayoría considerando que tendrá la difícil tarea de reconstruir la economía nacional.

Ante eso, insistimos una vez más en que la única salida es que el Congreso apruebe la elección del Parlamento junto con la segunda vuelta presidencial o después de ella (como es en Francia), para que el Presidente tenga altas probabilidades de tener mayoría. Esta fue una de las reformas propuestas. La democracia tiene que ser funcional, eficaz. Es clave para la reconstrucción post pandemia.

Esa reforma, además, ayudará a reducir el número de bancadas en el Congreso, porque el voto tenderá a concentrarse en menos opciones. Eso es positivo porque favorece el entendimiento y el desarrollo de propuestas menos atadas a grupos de interés.

Hay quienes, sin embargo, consideran que la reducción del número de partidos deja a sectores de la población sin representación. En un artículo publicado en Perú21, Carlos Meléndez, por ejemplo, sostenía que elegir al Congreso en la segunda vuelta atenta contra el necesario pluralismo de la representación.

No comparto su razonamiento. Es evidente que cualquier diseño tiene costos. Pero, en realidad, en este caso, dichos costos son bajos, y los beneficios altos. Para comenzar, las identificaciones partidarias en el Perú, como había sostenido el propio Meléndez en otro artículo suyo, son muy débiles. Los partidos ya casi no cuentan para efectos de la representación. Me atrevo a afirmar que aquel que votó por un partido que sí pasó la valla electoral, por ejemplo, no se siente mucho más representado que alguien que votó por uno que no ingresó.

El concepto de representación -desde el punto de vista del elector- es a la vez más amplio y más restringido. Más amplio en el sentido de que el ciudadano no se siente representado por el Congreso en general, por los partidos políticos -todos-, por la manera cómo funciona nuestra democracia. Y más restringido en el sentido de que no se identifica con un congresista en particular, no tiene un representante que él haya elegido y con el que pueda relacionarse, debido a distritos electorales plurinominales donde se elige a varios congresistas.

Y la manera de resolver eso es pasar a distritos electorales más pequeños, uni o binominales, para que pueda darse potencialmente una relación personal entre representante y representado. Si la población vota mayoritariamente por congresistas pertenecientes a las dos fuerzas que pasan a la segunda vuelta, pues se sentirá representada en el congresista por el que haya votado en un distrito electoral uni o binominal.

Por lo demás, si de esa manera logramos que el gobierno tenga mayoría y como consecuencia el país avanza, pues la población valorará mejor la democracia y se sentirá mejor representada en general.

Un número elevado de partidos en el Congreso no solo entorpece la gobernabilidad, sino que genera efectos perversos. Como demuestran Frances Rosenbluth y Ian Shapiro,[1] a mayor cantidad de partidos las plataformas y posiciones de las bancadas tienden a volverse menos flexibles, más excluyentes, eventualmente extremas y vulnerables a presiones de grupos de interés. En lugar de incorporar lo que la mayor parte de la gente quiere -como ocurre en los sistemas bipartidistas o de pocos partidos-, defienden solo las posiciones del núcleo duro de sus electores, para no perderlos. Se prestan entonces a relaciones clientelistas con grupos de interés vistos como bolsones electorales.

En conclusión, resulta vital para reconstruir el país luego de la pandemia, pero también para mejorar la funcionalidad, salud y legitimidad de nuestra democracia, aprobar la elección del Congreso junto con la segunda vuelta y el canje del voto preferencial por un sistema de elección basado en distritos electorales pequeños, uni o binominales. Lampadia

[1] “Responsible Parties: Saving Democracy from Itself” by Frances Rosenbluth, Ian Shapiro)




La guerra que nunca cesa

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Es difícil pensar que el gobierno no supiera que la Comisión de Constitución iba a archivar el proyecto de adelanto de elecciones. Lo sabía todo el mundo. Incluso se le había cuestionado a la Comisión que estaba dilatando las discusiones para hacer tiempo. La única objeción, de forma, ha sido la manera en que se aprobó el dictamen de archivo, recortando los tiempos de las intervenciones. Y es verdad que fue así, cuestionablemente, acaso presionada por el temor de que llegara una cuestión de confianza de Palacio antes de la aprobación, como muchos pedían, aunque la verdad es que el tema ya se había debatido pletóricamente en la Comisión y en el país durante casi dos meses.

No es posible que, en una democracia, cuando se pierde una votación, salga el presidente del Consejo de Ministros a acusar a los congresistas de haber favorecido sus intereses personales y menos para llamar a la población a movilizarse contra el Congreso. En realidad, la gran cantidad de constitucionalistas y no constitucionalistas que opinamos que ese proyecto era un despropósito innecesario y eventualmente inconstitucional que traería consecuencias negativas para el país, fuimos muchos y no tenemos intereses personales de ningún tipo en este asunto, sino que pensamos en los intereses del país precisamente.

El archivamiento del proyecto pone fin a la zozobra creada por el propio pedido de adelanto, y esa es una buena noticia para el país porque permitiría dar paso a un acuerdo sobre una agenda de gobernabilidad que el Congreso ya está elaborando, pero la capacidad del Presidente y de su Premier para encontrar siempre nuevos pretextos o razones para mantener la guerra con el Congreso -un mecanismo cínico para remontar niveles de popularidad cuando ésta empieza a caer-, puede ser ya un caso de estudio en la ciencia política. Ahora han acusado al Congreso de querer copar el Tribunal Constitucional para buscar impunidad y han sacado de la manga una enésima cuestión de confianza respecto de un proyecto para cambiar las reglas de designación de los miembros de dicho Tribunal, algo que también va a generar una tempestad política porque, como bien estableció el propio TC, “…la cuestión de confianza… ha sido regulada en la Constitución de manera abierta, con la clara finalidad de brindar al Poder Ejecutivo un amplio campo de posibilidades en busca de respaldo político por parte del Congreso, para llevar a cabo las políticas que su gestión requiera.” (Expediente 0006-2018-P1/TC, fundamento 75). Y la elección de los miembros del TC no tiene nada que ver con la gestión del Ejecutivo.

Cabe decir, sin embargo, que un proyecto de reforma de las reglas para elegir magistrados del Tribunal, a diferencia del proyecto de adelanto de elecciones, sí es positivo y podría ayudar a escoger mejores magistrados, de modo que debería ser debatido y aprobado sin necesidad de una cuestión de confianza improcedente.

Pero los tambores de guerra retumban con más estruendo aun cuando el presidente y el Primer Ministro acusan a la mayoría parlamentaria de querer “copar” el Tribunal Constitucional para defenderse de acusaciones y garantizar su impunidad. Es una acusación difamatoria, demagógica, y altamente ofensiva contra la honorabilidad de los candidatos. Personas como Gonzalo Ortiz de Zevallos, Manuel Sánchez Palacios, Carlos Hakansson, Milagros Campos, Hugo Sivina, Delia Muñoz o Ernesto Álvarez, para citar solo a los que conozco, ¿se someterían a directivas para exculpar a tal o cual político cuyo caso eventualmente llegara al Tribunal Constitucional? Es imposible. La acusación, pues, es totalmente gratuita, ofensiva y debe ser retirada.

La acusación de “copamiento” es puramente política y es absolutamente falaz. Cualquier nombramiento tiene que reflejar el consenso de 87 congresistas -los 2/3 del Congreso- lo que implica un mínimo de 7 bancadas. ¿Quién copa entonces? La elección de los miembros del Tribunal Constitucional, como la de los jueces de la Corte Suprema de Estados Unidos, es por definición política, y la composición que resulte refleja sin duda la visión o la orientación política de los 2/3 del Congreso que, dicho sea de paso, es muy difícil que refleje una orientación política única o muy definida. En Estados Unidos tenemos Cortes Supremas más liberales o más conservadores según quién predomine en el Ejecutivo y en el Senado. Eso es normal. Nuestro propio Tribunal Constitucional actual, elegido en la época de Humala, tiene una mayoría de 4 magistrados de izquierda, que expresan su posición claramente en una serie de fallos. Daniel Salaverry no quiso impulsar la designación de sus reemplazos precisamente porque podía favorecer al gobierno de Vizcarra en situaciones dadas.

De lo que se trata es de asegurar que los nombrados tengan las cualidades necesarias en términos profesionales y éticos. Sin duda el proyecto de ley remitido podrá mejorar ese aspecto a futuro, mediante mecanismos que permitan un mayor escrutinio público. Pero en el caso presente debe decirse que, si bien los actuales candidatos fueron designados rápidamente, el proceso se había iniciado diez meses atrás y la mayor parte de esos nombres ya circulaban desde entonces. La ley orgánica del TC (art. 8º) exige un mínimo de 7 días desde la publicación de la lista de candidatos hasta su nombramiento y si la elección se produce hoy 30, habrán pasado 12 días. El Congreso ha publicado en su página web, de manera muy visible, desde el 18 de setiembre, un informe de 217 páginas que contiene el currículum vitae detallado de cada uno de los postulantes, que puede ser revisado en el siguiente link: http://www.congreso.gob.pe/Docs/spa/files/14056-q2ho8op5xp8ki6t.pdf, y queda claro que muchos de los candidatos poseen las calificaciones intelectuales y morales suficientes para integrar el Tribunal. Lampadia




La crisis política ha sido generada por el pedido de adelanto de elecciones

La crisis política ha sido generada por el pedido de adelanto de elecciones

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Todos los argumentos a favor de un adelanto de elecciones o de una cuestión de confianza si es archivado, pecan de una grosera petición de principio: la “crisis política” que se invoca como fundamentación, ha sido creada o magnificada por el propio pedido de adelanto de elecciones. Al punto que, si el presidente retira el pedido de adelanto de elecciones, la crisis cesa como por ensalmo.

Pero como consecuencia de esa irresponsable pretensión, ahora sí que tenemos una crisis política, y grave: mientras el gobierno y sus defensores preparan los argumentos para sostener la validez de la cuestión de confianza y cerrar el Congreso, las bancadas opositoras en el Congreso arman investigaciones sobre Vizcarra para encontrar municiones para la declaración de vacancia presidencial. La colisión parece indetenible.

El presidente “no puede gobernar con un Congreso en permanente pie de guerra”, escribe Rosa María Palacios. Pero eso no era así antes del 28 de julio, como ya hemos demostrado en artículos anteriores. Más bien fue el presidente quien declaró la guerra el 28 de julio del año pasado cuando planteó un referéndum para la no reelección de los congresistas. Esa guerra, sin embargo, no evitó que se autorizaran decretos legislativos y se aprobaran todas las reformas políticas planteadas salvo una que, sin embargo, tuvo mejoras apreciables.

El presidente plantea adelanto de elecciones porque ya no podía hacer cuestión de confianza por las reformas políticas. La cuestión de confianza, que puede llevar a la disolución del Congreso si es denegada, es un recurso para devolverle la decisión al pueblo cuando el enfrentamiento entre poderes es insalvable. Pero resulta que este enfrentamiento ha sido causado por el propio pedido de adelanto de elecciones. Generar una guerra para luego hacer cuestión de confianza y disolver el Congreso, es un mecanismo cínico, populista e inconstitucional, porque manipula la Constitución contra su esencia.

El proyecto de reforma constitucional fundamenta el adelanto de elecciones en solo dos párrafos. En el primero dice:

“El adelanto de elecciones constituye el mecanismo idóneo para superar la actual crisis política en la que se advierte una notoria dificultad para encontrar consensos entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo”.

El texto no especifica cuáles son esos consensos no logrados. Lo que sí tenemos son las declaraciones del ex ministro de Economía Alfredo Thorne y del ministro de Economía actual, Carlos Oliva: que el Congreso les ha facilitado todo lo que han querido, de modo que en lo esencial sí hay consensos. Y lo demuestran las estadísticas que presentó Miguel Torres, según las cuales desde julio del 2016 ha habido menos interpelaciones y censuras y más decretos legislativos aprobados que en los dos gobiernos anteriores.

Las discrepancias están focalizadas en el sector educación, donde han producido la censura –sin razones de peso- de un ministro y la renuncia de otra. Hay allí una oposición de raíz religiosa, algo que una democracia debería ser capaz de procesar, pues sólo un temperamento muy autoritario no soporta diferencias de concepto. También se mueven intereses crematísticos de universidades que podrían no ser licenciadas por el Sunedu.  En todo caso, allí sí hay un campo concreto para el ejercicio de la cuestión de confianza: si el Ejecutivo considera que las disposiciones del Congreso en materia de igualdad de género o de la reforma universitaria obstaculizan la gestión del Ministerio de Educación, puede hacer cuestión de confianza en torno a ello.   

Acuerdo de gobernabilidad

En realidad, como se sabe, no existen diferencias ideológicas o programáticas importantes entre el Ejecutivo y las fuerzas mayoritarias en el Congreso. Por lo tanto, es perfectamente posible un acuerdo de gobernabilidad hacia el 2021 en torno a una agenda país, tal como lo ha planteado el presidente del Congreso, Pedro Olaechea que, además, ha recibido el respaldo en ese empeño de la bancada de Fuerza Popular mediante un comunicado emitido el jueves pasado, luego de que se dispararan inoportunas iniciativas fiscalizadoras contra el presidente. Ocho bancadas respaldan esta búsqueda de un acuerdo. Esa agenda es muy fácil de construir. Está ya dada, en realidad. Si no se concreta formalmente es porque de hacerlo quedaría en evidencia que no hay crisis política. Por eso los ‘adelantistas’ no quieren acuerdo político y tratan de convencer de que es una ilusión.   

El segundo párrafo en el que se fundamenta el pedido de adelanto de elecciones es aún más feble. Dice:

“…se requiere adoptar una decisión que genere un recambio en la clase política que permita fortalecer las instituciones, pero sobre todo optimizar las relaciones entre los Poderes Ejecutivo y Legislativo…”.

Ya hemos argumentado las razones por las que el adelanto va a producir resultados desastrosos en términos de dificultades para una buena elección y de calidad del próximo Congreso, con el agravante de que, al no haberse aprobado las reformas relacionadas a la gobernabilidad, el próximo gobierno podría caer en la misma trampa de un gobierno con mayoría congresal opositora.

Inconstitucional

El adelanto de elecciones no solo es innecesario y nocivo. Es, además, inconstitucional, por varias razones que expliqué en mi artículo anterior en este portal (viola derechos constitucionales de los congresistas, viola el principio de irretroactividad, entre otras). Pero hay una razón adicional, que se aplica también a la pertinencia de la cuestión de confianza en un caso como este. Según la Constitución, la cuestión de confianza la pueden plantear el presidente del Consejo de ministros o los ministros. Y según el Tribunal Constitucional, ella “ha sido regulada en la Constitución de manera abierta”, con la finalidad de conseguir “respaldo político por parte del Congreso, para llevar a cabo las políticas que su gestión requiera” (parágrafo 75 de la sentencia del TC sobre la cuestión de confianza). Un pedido de adelanto de elecciones no tiene nada que ver con la gestión del Premier o de los ministros. Gestión que, como hemos señalado, no ha sido gravemente obstaculizada en lo esencial. 

Si el presidente realmente cree que no puede gobernar, tiene varias opciones: o el acuerdo de gobernabilidad que hemos mencionado, o la cohabitación, o un Premier de consenso, o la renuncia. Todas ellas opciones constitucionales. Opte por una de ellas presidente. Lampadia