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La Era del PT en Brasil

Con este artículo, nuestro colaborador Sebastiao Mendonca, inicia una serie de artículos para describir el origen, formación, gobierno y debacle del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, fundado y destruido por Luiz Inácio Lula da Silva.

Con la carcelería de Lula, se termina una larga época de penetración del socialismo de viejo cuño en toda la región latinoamericana, que promovió financió y corrompió por doquier, haciendo méritos al dictum comunista de ‘el fin justifica los medios’.

Sebastiao Mendonca Ferreira
Centro Wiñaq
Para Lampadia

Creado en 1980, el Partido de los Trabajadores (PT), llegó a ser la principal referencia ideológica de la izquierda latino americana, ocupando el vacío dejado por el fracaso del castrismo y el colapso del comunismo soviético. Partido de un líder, Lula, el PT llegó a gobernar el Brasil por 13 años, pero terminó en medio de una grave crisis económica y moral, dejando un legado problemático para la democracia brasileña y un sabor a decepción para quienes creyeron en los discursos de su líder.

Movimientos políticos previos

Para entender como surgió el PT hay que regresar al pasado, a los momentos previos a su fundación, cuando el Brasil estaba convulsionado por las corrientes populistas herederas del caudillo nacionalista Getúlio Vargas, y con una clase media ideologizada y radicalizada.

Al principio de los años 60, se combinaron dos procesos: la radicalización de la izquierda brasileña y la exportación de la revolución cubana. Diversos grupos (comunistas, trotskistas y católicos) optaron por la violencia para imponer sus ideas sobre la sociedad y pudieron contar con el entrenamiento militar y apoyo financiero de Cuba. Esos movimientos pro-violencia nacen en los sectores medios urbanos que creían que el Brasil vivía una “crisis revolucionaria”, y que tenían la oportunidad de capturar el poder en poco tiempo.

Mientras esto sucedía en el centro-sur del país, en el noreste, grupos radicales se dedicaron a organizar un movimiento de tomas de tierra con organizaciones de campesinos, las llamadas Ligas Camponesas. El propósito de todos esos movimientos (MNR[i], ALN[ii], VAR-Palmares[iii], Ligas Camponesas,[iv] AP[v], etc.) era instalar una dictadura socialista en Brasil, al estilo de Cuba, de la Unión Soviética o de China. Dilma Rousseff (posteriormente presidente de Brasil), era militante del grupo que se conoció como VAR-Palmares, liderado por Carlos Lamarca un ex-capitán del ejército, que se dedicaba a realizar atentados y asaltos.

En esa época, el Brasil estaba siendo gobernado por Joao Goulart, heredero político de Getúlio Vargas. Desde el gobierno, Goulart se estaba promoviendo la estatización de sectores económicos enteros (energía eléctrica, refinado de petróleo, químico-farmacéutico, etc.) y se había puesto en marcha de una serie de reformas que alteraban completamente las reglas de la democracia (al estilo de Velasco Alvarado en Perú): expropiación masiva de tierras agrícolas, ideologización de la educación básica, incremento de los impuestos, modificación de la legislación electoral, control de la actividad bancaria y expropiación de predios urbanos. Para defender sus reformas, Goulart organizó un movimiento político con los sindicatos, los grupos de izquierda y los estratos inferiores de las Fuerzas Armadas: sargentos y marineros.

Siendo el Brasil un país democrático, la política local estaba muy influenciada por el pensamiento marxista y hegemonizada por corrientes nacionalistas y populistas. Sus ideas eran poco o nada democráticas. De haberse aplicado las propuestas de esos movimientos, el Brasil no sería hoy una democracia, pues las ideas predominantes en la época implicaban la instauración de una institucionalidad tanto o más autoritaria que la dictadura militar como la que chocarían en breve.

Esos jóvenes que dicen que combatían en nombre de la democracia eran financiados por regímenes totalitarios descarados y, de haber vencido, seríamos hoy una gran Cuba”, Luis Felipe Pondé, reconocido filósofo y periodista.

En ese contexto de creciente caos político y social, y de deterioro de la institucionalidad democrática, el 31 de marzo de 1964, los militares toman el poder en Brasil[vi]. Lo que se suponía ser una intervención breve para normalizar el clima político y convocar elecciones en poco tiempo se transformó en una serie de cinco gobiernos dictatoriales de las Fuerzas Armadas[vii], por un período de 21 años.

Para completar la figura de la época, es necesario recordar que el marco internacional era el de la guerra fría entre los EEUU y la Unión soviética, y de propagación del castrismo en Latino América.  Los análisis políticos de la época muestran abundante evidencia de múltiples intervenciones de Cuba, Rusia y China en la política brasileña.[viii]

La formación del Partido de los Trabajadores (PT)

La industria metalúrgica, especialmente automovilística, se desarrolló en forma notable en los años 50 y 60, ampliando el número de trabajadores de ese ramo en las grandes capitales del país, especialmente en región del Gran Sao Paulo, donde nació el PT.

Después de siete años consecutivos de rápido crecimiento, conocidos como “El Milagro Brasileño”, la economía se desestabilizó y decayó, generando insatisfacción en los trabajadores industriales y en la población. En los años 1978 y 1979 se desencadenaron una serie de huelgas por todo el país. Se estima que más de 3 millones de trabajadores entraron en huelga. Uno de los líderes de ese movimiento fue un obrero metalúrgico inmigrante del noreste del país, Luis Inácio Lula da Silva, quien aparecía como una nueva figura en el escenario nacional.

Finalmente, después de la derrota de los 60 y de 15 años de gobierno militar, surgía un movimiento social de trabajadores que, por sus reivindicaciones salariares, resultaba desafiando la autoridad de los gobernantes. Para la intelectualidad de izquierda, derrotada en la década anterior, ese movimiento sindical representaba la posibilidad de obtener un aliado importante en su lucha contra el capitalismo y el gobierno militar. El alineamiento era natural, pues ambos compartían un enemigo común, el gobierno militar.

El PT surge en la fase final de los gobiernos militares brasileños, cuando las principales fuerzas políticas del país iniciaban su recuperación y aspiraban el regreso al protagonismo político. Era un momento muy propicio, y en poco tiempo, el PT logró compartir con el MDB, el partido de Michel Temer, el liderazgo de la oposición al gobierno militar, contribuyendo así al retorno de la democracia.

Fue una alianza entre intelectuales de izquierda, dirigentes sindicales, iglesia católica y congresistas del MDB que dio origen al PT. Muchos contribuyeron, pero Lula resultó siendo su principal líder. El ex-presidente Fernando Henrique Cardoso también participó de la creación del PT, en más de una oportunidad, pero no ingresó al partido.[ix]

El PT fue fundado el día 10 de febrero de 1980 por un grupo heterogéneo, formado por militantes de oposición a la Dictadura Militar, sindicalistas, intelectuales, artistas y católicos ligados a la Teología de la Liberación, (Wikipedia).[x]

El PT se posicionó a la izquierda de la social democracia de Fernando Henrique Cardoso afirmando en sus bases programáticas que la social-democracia no representaba una perspectiva de superación real del capitalismo imperialista. Aún que el PT nunca se declaró oficialmente marxista, su postura era claramente anti-capitalista. La temprana alianza de Lula con Fidel Castro, y posteriormente con Hugo Chávez, ilustra el significado del anti-capitalismo del PT y de su concepción de la democracia.

Un rasgo de la ideología del PT que merece destaque es la incorporación de las ideas del marxista italiano Antonio Gramsci quien planteaba la necesidad de lograr la hegemonía ideológica como mecanismo para conquistar y permanecer en el poder. Por esa razón, los líderes del PT darían una gran importancia a la construcción de narrativas y a la manipulación política de la población, utilizando los programas sociales, medios de comunicación y universidades para influenciar el pensamiento de la clase media y de los sectores pobres, y reproducir masivamente su ideología.

Cuando nace el PT, en 1980, el gobierno militar ya estaba en crisis. Los políticos populistas aliados de Joao Goulart (Miguel Arraes, Leonel Brizola, etc.) y los militantes de los grupos que habían optado por la violencia estaban regresando al país para reinsertarse en la política.

 

El PT sale a la escena cuando las condiciones eran muy favorables para un movimiento de oposición. La economía se había desacelerado y el sentimiento de rechazo al gobierno militar era mayoritario. Las ideas autoritarias de los líderes del PT, estaban ocultas detrás de la imagen que habían logrado participando de la lucha contra el gobierno militar.

Compartiendo el liderazgo de la oposición al gobierno militar el PT adquirió una gran ventaja moral ante la sociedad. La ilusión promovida por el PT era que, si ellos estaban en contra del gobierno militar, entonces ellos aspiraban a la democracia. Sin embargo, una vez en el poder, el PT haría lo imposible para destruir la alternancia democrática y eternizarse en el poder. Para lograrlo, el PT montó el mayor esquema de corrupción de la historia de Brasil, involucrando a sus principales líderes y ministros de estado, terminando su ciclo político con su líder en prisión por corrupto y una imagen de bandidos de la política.

En un próximo artículo trataré el proceso por el cual el PT llegó al poder en Brasil. Lampadia

[i] MNR: Movimiento Nacionalista Revolucionario, grupo armado, liderado por Leonel Brizola, ligado al ex-presidente Getúlio Vargas y a Joao Goulart.

[ii] ALN: Acción Liberadora Nacional, organización liderada por Carlos Marighella, dedicada la realización de asesinatos a militares, asaltos a bancos, secuestros de autoridades, y propaganda política.

[iii] Var-Palmares: Vanguardia Armada Revolucionaria-Palmares, organización liderada por el capitán del ejército Carlos Lamarca, era fusión de dos grupos radicales VPR y MR-8 y era similar en propósitos y accionar a ALN. Dilma Rousseff fue una de sus principales militantes.

[iv] Ligas Camponesas: Ligas Campesinas, organización dedicada a la invasión de tierras y asalto a sus propietarios. Francisco Juliao fue su principal líder.

[v] AP: Acción Popular, grupo político ligado a la iglesia católica. Herbert de Souza, Betinho, fue uno de sus fundadores y principales líderes. AP que también realizó atentados y asaltos en los años 60s.

[vi] Mientras los cubanos apoyaban los preparativos conspirativos de la izquierda, el gobierno americano apoyaba a los militares que tumbaron a Joao Goulart. Los principios de respeto a la soberanía, aprobados en el tratado de Westfalia (1648), no se conocían o no se respetaban.

[vii] Castelo Branco, Costa e Silva, Garrastazu Medici, Geisel, y Figueiredo. 

[viii] Rollemberg, D. (2001). O apoio de Cuba à luta armada no Brasil: o treinamento guerrilheiro. Rio de Janeiro: Mauad.

[ix] Keck, M. (2010). O movimento sindical e a formação do PT. Accesible el 16 de abril de 2018 en: http://books.scielo.org/id/khwkr/pdf/keck-9788579820298-04.pdf

[x] https://pt.wikipedia.org/wiki/Partido_dos_Trabalhadores

 




Socialistas al Servicio de la Corrupción

Sebastiao Mendonca Ferreira
Centro Wiñaq
Para Lampadia

Los izquierdistas latinoamericanos no saben crear riqueza. Por esta incapacidad, ellos siempre buscan piscinas de riqueza que disputar, y las grandes piscinas de riqueza en América Latina son: los presupuestos nacionales, los recursos naturales y las grandes empresas. Es la disputa de esas riquezas lo que explica la lógica detrás del accionar y de los discursos de la izquierda.

La corrupción, la promoción de conflictos sociales y las estatizaciones de las empresas están entre los principales mecanismos de apropiación de esas riquezas, usadas por la izquierda. Si observamos la operatividad de las organizaciones de izquierda, más allá de sus discursos políticos, vemos que ellos siempre están relacionados a algunos de esos tres mecanismos. 

Los empresarios mercantilistas también buscan apropiarse de los recursos ajenos. Para ellos, la corrupción es la modalidad preferida. Más allá de sus diferencias ideológicas, la asociación entre socialistas y mercantilistas es mutuamente conveniente.

La izquierda descubre la estabilidad

En las últimas décadas del siglo pasado, los gobiernos de la izquierda fueron sinónimos de inestabilidad. Joao Goulart, en Brasil, Salvador Allende, en Chile y Hernán Siles Zuazo, en Bolivia, en menos de tres años, generaron profundas crisis sociales y políticas en sus países y no lograron siquiera terminar sus períodos. Todos ellos fueron destituidos y dieron origen a gobiernos autoritarios y violentos que se legitimaron, por un tiempo, ordenando el desastre dejado por la izquierda.

Es con una nueva generación de la izquierda en el poder, tanto de social-demócratas como de populistas, Fernando Henrique Cardoso (1995), Hugo Chávez (1999), Ricardo Lagos (2000), Luis Ignacio Lula da Silva (2003), Tabaré Vázquez (2005), Rafael Correa (2007), que la izquierda latinoamericana logra estabilizarse en una función de gobierno, generando así una nueva ola de los gobiernos de ideología socialista.

Lula da Silva, entonces presidente de Brasil, junto a Emilio Odebrecht y Marcelo Odebrecht en la inauguración de una planta de Braskem
Fuente: idl-reporteros.pe

El auge de la economía mundial y de los precios de las commodities crearon condiciones favorables a las políticas populistas y, por ende, para los gobiernos de izquierda. Por algunos años, muchos pensaron que el “socialismo del siglo XXI” era una nueva tendencia social, un renacimiento del marxismo después del fracaso de la Unión Soviética y de Mao Zedong. Pero con la crisis del 2008 y la caída del precio del petróleo, el sueño acabó. El nuevo contexto económico internacional obligó a los países latinoamericanos a volver al realismo. [1]

La corrupción tradicional o como funciona el mercantilismo

La corrupción ha sido, en mayor o menor grado, una vieja tradición en América Latina. Con las excepciones de Uruguay y Chile que se mantienen respectivamente en los puestos 21 y 24 de Transparencia Internacional, los países Sudamericanos se ubican en los niveles medios y altos de corrupción, entre los 176 países evaluados: Brasil (79º), Argentina (95º), Perú (101º), Ecuador (120º), etc.

El mecanismo tradicional más común de la corrupción en los países democráticos es la negociación de contratos de obras públicas entre autoridades públicas y empresas privadas locales y/o extranjeras.

Las autoridades públicas alteran las reglas de las licitaciones para beneficiar a empresas específicas, como parte de un acuerdo previo entre autoridades y empresas.

  1. En las negociaciones las empresas contratistas sobre-valoran los montos de los contratos, las autoridades aceptan la sobre-valoración y las empresas comparten el sobre-precio con las autoridades, bajo la forma de soborno.
  2. Las autoridades y gobernantes utilizan esos recursos para tres fines: (a) financiar sus actividades políticas, especialmente las campañas electorales, (b) comprar y consolidar sus coaliciones de poder y (c) enriquecerse personalmente.

En algunos países, como en Brasil, las empresas contratistas forman carteles para evitar la competencia entre ellas y bloquear el ingreso de otras empresas. Esos carteles llegan a acuerdos con diversos grupos políticos nacionales y/o regionales y esos acuerdos pueden mantenerse por muchos años, y a veces, por décadas

La corrupción en dictaduras: Cuba y Venezuela

En los gobiernos dictatoriales, donde un solo partido tiene el control del ejecutivo, de la contraloría y del poder judicial (Cuba y Venezuela), la corrupción asume la forma de apropiación directa de los impuestos y de los recursos de las empresas públicas. Ante la ausencia de mecanismos efectivos de control, los gobernantes no necesitan atender las formalidades legales y directamente reparten los ingresos públicos en tres partes:

  1. Entrega de dinero y puestos de mando y privilegios para los miembros de la coalición de poder (alta dirección del partido, miembros del ejecutivo, miembros de la Corte Suprema, comandantes de las FFAA, etc.),
  2. Financiamiento de los órganos dedicados al control ciudadano (ejército, policía, medios de comunicación estatales y privados, militancia partidaria, etc.), y
  3. Financiamiento de obras, servicios públicos, corrupciones menores y programas sociales.

Las proporciones entre esos tres destinos dependen de situaciones específicas, pero los dos primeros tienen siempre la más alta prioridad. La unidad de la coalición de poder y el financiamiento de los órganos de control ciudadano son de importancia estratégica para esos regímenes dictatoriales. El país puede estar en calamidad pública, como Venezuela hoy, si la coalición de poder está unida y los órganos de control ciudadano están operando, entonces el poder, y los recursos que se obtienen con el poder, están asegurados.

El Partido de los Trabajadores y la institucionalización de la corrupción.

Los petistas argumentan que ellos no han inventado la corrupción y tienen razón, el mercantilismo ya existía mucho antes que ellos legaran al gobierno. Brasil ya estaba en el puesto 54 de Transparencia Internacional, junto a Bulgaria y República Checa, cuando entró Lula al gobierno. Pero también es verdad que ellos hicieron de la corrupción un elemento central de su estrategia política, modificando tanto los fines como los métodos de la corrupción. En el 2016, al concluir la era PT, Brasil ya se había caído hasta el puesto 79, junto a China e India, países que antes estaban muy por debajo de Brasil.

Una vez que el Lula llegó al gobierno, el PT institucionalizó la corrupción y estandarizó los contratos con la Petrobras, y con algunas otras grandes empresas. Con ese nuevo esquema, los partidos políticos podrían exigir soborno a las empresas proveedoras de bienes y servicios. El artículo Petrolao, publicado por Lampadia explica en detalle ese esquema. 

  1. El control de las empresas públicas era/es una fuente permanente de recursos para los partidos políticos, vía comisiones en los contratos con las proveedoras.
  2. Los porcentajes de los sobornos, por lo general, estaban pre-definidos variando según empresas y los tipos de bienes o servicios.
  3. La distribución de los sobornos se hacía a los miembros de la coalición de poder según cuotas previamente definidas entre ellos. En el caso de Petrobras, 2% sería para el PT y el 1% se distribuiría entre el PP y el PMDB.
  4. Los fines del soborno serían básicamente dos: financiamiento político (campañas electorales, funcionamiento partidario, etc.) y enriquecimiento personal de los directivos de los partidos. 

En el gobierno del PT, si un partido era miembro de la coalición de poder (Base Aliada, decían ellos), la organización y sus miembros se incorporaban en la institucionalidad de la corrupción. La corrupción dejó de ser la estrategia de algunos individuos o de pequeñas mafias partidarias para se tornar un sistema institucionalizado. Dos tesoreros del PT están en la cárcel y otro ha sido condenado por su rol en el funcionamiento de la corrupción.

Pero no era solo la organización partidaria, como un todo, que estaba involucrada en la corrupción, era la institucionalidad misma de gobierno la que se comprometía con el sistema montado por el PT. Varios ex-ministros de economía y ex-primer-ministros de Lula y Dilma están hoy acusados de ser agentes activos de los mecanismos de la corrupción. Es decir, para el PT la corrupción era política de gobierno, y como veremos más adelante, era funcional de su idea de sociedad futura y estrategia de poder. Como era de esperarse, su discurso político ocultaba la práctica diaria del partido, presentándolo como una organización motivada por la sensibilidad social y sentido de responsabilidad patriótica.  

La internacionalización de la corrupción.

En los objetivos de largo plazo del PT estaba la creación de una red latinoamericana de aliados políticos, ideológicamente alineados con su corriente socialista-populista. Para ese propósito el PT ha ideado tres instrumentos: uno político, otro financiero y otro técnico:

  1. El instrumento político fue el Foro de Sao Paulo, creado por Lula y Fidel Castro en 1990, como un espacio de debate y coordinación entre los grupos de izquierda de América Latina. El éxito del Foro de Sao Paulo fue notable, logrando agrupar a más de 100 organizaciones, y apoyándolos en el logro de sus objetivos políticos.[i] El Foro de Sao Paulo antes que una instancia de conspiración política, como muchos lo han imaginado, ha sido y es una instancia de articulación entre grupos políticos con propuestas disímiles, pero con el interés común de llegar al poder. El Foro de Sao Paulo no dirigía ni dirige a sus miembros, pero sí les brinda criterios en temas políticos, y genera un espacio de intercambio de ideas y conocimientos muy útiles para ellos. El Foro de Sao Paulo ha sido y es un espacio de unidad regional entre grupos que, en sus mismos países, no logran ponerse de acuerdo. Algunos miembros peruanos del Foro de Sao Paulo son: Partido Comunista del Perú-Patria Roja, Partido Comunista Peruano, Partido Nacionalista del Perú, Ciudadanos por el Cambio, y Tierra y Libertad.
  2. El instrumento financiero ha sido el BNDES (Banco Nacional de Desenvolvimento Económico y Social). Creado en 1952 por Getulio Vargas como un banco tradicional de fomento e intervención interna anti-cíclica, el BNDES, sufrió una transformación mayor en la era petista. En 10 años, sus activos y sus colocaciones fueron multiplicados por casi seis (ver cuadro abajo), llegando en el 2014 a disponer del mismo nivel de activos ($344 mil millones) que el Banco Mundial (358.9 mil millones).[ii],[iii],[iv] Con el PT, el BNDES pasó a financiar importantes obras en el exterior ($14 mil millones). La justificación era siempre la integración regional, pero las obras principales coinciden con el mapa de los aliados políticos del PT. Los gobiernos que recibieron el mayor financiamiento de BNDES para grandes obras con Odebrecht fueron Cuba, Venezuela, Argentina, República Dominicana, y Perú.[v] Y en África, los países beneficiados fueron Angola y Mozambique. Para ocultar el uso político de los recursos del BNDES, el gobierno del PT bloqueó el acceso de la prensa a la información de los préstamos del BNDES en el exterior, como si el conocimiento de esos créditos involucrara problemas de seguridad nacional.

  1. El instrumento técnico fue la asistencia en marketing electoral brindado por el equipo de Joao Santana. Resulta que la tecnología de campaña electoral en Brasil está más desarrollada que en la mayoría de los países de América Latina, y el PT ha constituido un equipo de marketing de campaña electoral de muy buen nivel.[i] Joao Santana, preso con su esposa a inicios del 2016, era el estratega, que diseñaba las campañas, y los demás miembros de su equipo (argentinos y brasileños) eran los operadores de campaña. Odebrecht se encargaba de financiar las actividades de Santana y su equipo, con depósitos en cuentas en Suiza. Con la asistencia técnica de Santana, el PT logró que sus aliados ganaran elecciones en Venezuela, El Salvador, República Dominicana y Perú, entre otros, y lograron evitar la revocatoria de alcaldesa de Lima. Aun que, fracasaron en las recientes elecciones presidenciales de Argentina.

Conclusiones                                                     

El PT es un partido con ideología socialista y muchos elementos del marxismo. Son discípulos de Antonio Gramsci y buscan que su ideología se vuelva hegemónica en la sociedad. Tienen una concepción utilitarista de la democracia, es decir, usan la democracia para llegar al poder y mantenerse en él, pero no tienen escrúpulos para manipular las instituciones democráticas en función de sus objetivos políticos.

Detrás del discurso socialista, el modelo de sociedad que el PT promueve es una forma de capitalismo corrupto (mercantilista) con alto grado de intervención estatal, sin llegar a ser un capitalismo de estado como China. La ideología socialista, además de brindarle justificativa política y cobertura moral, sirve para viabilizar electoralmente a sus líderes y generar una polarización social hostil a sus rivales políticos. Es decir, un discurso socialista políticamente funcional a su permanencia en el poder, pero tolerante a las incoherencias económicas del mercantilismo, promovido por ellos.

Esa concepción del PT creó las condiciones propicias para constituir una alianza con el cartel de las empresas contratistas. Dentro de una narrativa de Brasil potencia, las obras faraónicas eran muy bien venidas. Manipulaban un sueno nacionalista (alcanzar a los países desarrollados y ser uno de los grandes países del mundo), mientras canalizaban los impuestos del público hacia sus bolsillos y el de las constructoras.

El BNDES, tanto fuera como en el país, ha operado como el gran financiador. En un país de crédito carísimo,[ii] el BNDES entregaba crédito subsidiado a las grandes constructoras y a las empresas aliadas del PT, forzando a un importante sector de los empresarios a aceptar las reglas del juego o competir en desventaja. 

Lo que se dio entre el PT y las contratistas fue una especie de alianza interesada, en que las dos partes ganaban a costa de terceros (mala calidad de los servicios públicos, bajo desempeño de la economía, y condiciones precarias para la población). Con ese sistema, las empresas obtenían contratos públicos con gigantescos sobre-precios y el PT obtenía recursos para financiar sus operaciones políticas, comprar a los miembros de su coalición de poder, y enriquecer a su cúpula partidaria. Lo que sucedía en la práctica, no era que se tenía capitalistas apoyando a socialistas, sino socialistas construyendo un capitalismo corrupto con amplia intervención estatal en alianza con empresas mercantilistas.

El modelo fue exitoso por un tiempo. Mientras duró su gobierno, la influencia política del PT se expandió en América Latina, usando el dinero público (BNDES, y Petrobras) para financiar la corrupción, para intervenir en los países vecinos, llevar al poder gobernantes ideológicamente afines, y hacer millonarias ganancias.

Ahora que los recursos acabaron y la corrupción fue descubierta, la herencia que el PT deja al Brasil es la peor crisis económica en 128 años de vida republicana. Y a los países vecinos, lo que les deja es una situación política y económica afectada por niveles de corrupción sin precedentes. Lampadia

 

[1] Debido a su postura anti-empresarial y su carácter parasitario, los gobiernos de izquierda en América Latina solo son estables si las condiciones del contexto económico son muy favorables, pero entran en crisis cuando el país necesita incrementar su productividad para encarar nuevas condiciones de mercado.

[2] http://forodesaopaulo.org/

[3] http://treasury.worldbank.org/cmd/pdf/InformationStatement.pdf

[4] http://www.bndes.gov.br/SiteBNDES/export/sites/default/bndes_pt/Galerias/Arquivos/empresa/RelAnual/ra2014/RA_2014_esp.pdf

[5] Rezende. F. (2015). Why Does Brazil’s Banking Sector Need Public Banks? What Should BNDES Do? Working paper 825. Accesible en. http://www.levyinstitute.org/pubs/wp_825.pdf

[6] De los $14 mil millones prestados por el BNDES durante los gobiernos del PT, el 70% fue entregado a Odebrecht.

[7] En realidad, el manejo de campañas electorales es un campo en que el PT tiene un nivel técnico excepcional. Lamentablemente, para Brasil, los conocimientos del PT en materia de economía son muy inferiores a sus conocimientos sobre manejo de campañas electorales. Su capacidad de manipulación política es muy superior a su capacidad de gestión económica.

[8] La tasa referencial del Banco Central (Selic) durante el gobierno de Dilma era de 14% (http://www.tradingeconomics.com/brazil/interest-rate). Una tarjeta de crédito en Brasil tiene una tasa de interés superior a 410% al año.

 
 



Más sobre los perjuicios de la Teoría de la Dependencia

Más sobre los perjuicios de la Teoría de la Dependencia

En el artículo Grave error de lectura de América Latina explicamos cómo a partir de los años 50’, la llamada “Teoría de la Dependencia” desarrollada en la CEPAL y profundizada en la Fundación Getulio Vargas de Brasil, influyeron decisivamente en la formulación de políticas públicas en América Latina hasta el final de la década de los 80 (con excepción de Chile), constituyéndose en el soporte ideológico para promover modelos políticos estatistas y autárquicos, opuestos al comercio internacional, a la globalización y libertad económica.

A grandes rasgos, la Teoría de la Dependencia sostiene que los países en vías de desarrollo (“periferia”) mantienen una relación de desventaja -que extiende su situación de subdesarrollo- con los países desarrollados del “centro”. Esta teoría establece un modelo de análisis bajo el cual las economías de la periferia dependen de la exportación de recursos naturales (RRNN) a los países avanzados. Estos demandan dichos productos como insumos de sus industrias, intensivas en capital y tecnología. Por su parte, los países industrializados del “centro” venderían  a la “periferia” bienes manufacturados, de forma que su beneficio se basa en comprar RRNN a precios bajos y exportar manufacturas a precios altos. La idea central de esta teoría es que las condiciones de los países subdesarrollados empeorarían a través del tiempo debido a que la continua mejora tecnológica en los países del “centro” deterioraría permanentemente los términos de intercambio, incrementando los manufacturados y reduciendo el de los commodities.

La Teoría de la Dependencia le otorgó al Estado un rol predominante en la economía y en la estructura productiva a través de la aplicación, entre otros, del modelo de sustitución de importaciones que protegía la industria doméstica. Así, la aplicación de altos aranceles a las importaciones y extensos subsidios internos para estimular a los sectores considerados “estratégicos” por la burocracia, especialmente la industria y la manufactura, fueron las recetas aconsejadas por esta escuela de pensamiento económico. Esta misma filosofía de desarrollo endógeno (hacia adentro), fue aplicada posteriormente en los procesos de integración sub regionales.

 

No obstante, la evidencia empírica ha desacreditado extensamente las ideas y políticas derivadas de la Teoría de la Dependencia. Entre los años 50 y 60 que empezaban a germinarse estas ideas, mientras el Perú optaba por la autarquía y darle la espalda al mundo, en el Asia los llamados tigres asiáticos (Hong Kong, Singapur, Taiwán, Corea del Sur) se abrían a la inversión privada permitiendo la entrada de nuevas tecnologías e invertían fuertemente en capital humano. En 1950 el Perú tenía un ingreso per cápita 5 veces superior al de Corea del Sur (US$ 3,487 vs US$ 743). En 1992, el Perú tuvo un PBI per cápita de US$ 4,446 y Corea del Sur nos dobló, llegando a US$ 11,146. Es decir, la Teoría de la Dependencia y la autarquía económica nos costaron muy caro.

Posteriormente, luego de que el Perú abandonara estas ideas, en el 2012, alcanzamos un ingreso per cápita de US$ 9,278 (ajustado por poder de compra), pero  Corea del Sur ya había agarrado  otra viada, y creció hasta llegar a US$ 26,199.

No solo eso, la predicción de un continuo deterioro de los términos de intercambio entre los países en vía de desarrollo y los países industrializados nunca se dio. De hecho, la evolución de los términos de intercambio nos ha enriquecido en los últimos 20 años, y en el mundo moderno es viable acceder a tecnología de punta a precios cada vez menores. Más aún, hoy día está surgiendo un nuevo paradigma industrial, por ejemplo, con las impresoras 3D, que permitirán acceder a productos sofisticados con solo una computadora personal, un software y una impresora, sin grandes montos de inversión.

La Teoría de la Dependencia también ha generado de parte de sus seguidores un claro desprecio hacia el aprovechamiento productivo de los recursos naturales. Sin embargo, contradiciendo esto, Australia y Noruega, productores de RRNN, lideran el Índice de Desarrollo Humano. Esto evidencia, una vez más, que es viable lograr una convergencia hacia el “centro” a partir de políticas adecuadas que estimulen el crecimiento duradero aprovechando los RRNN y sin crear  industrias artificiales.

El balance de la aplicación de la Teoría de la Dependencia ha sido, sin duda, desastroso. A la subsecuente falta de competencia derivada de limitar el mercado solo a las posibilidades domésticas, se añadió que el control del tipo de cambio beneficie al sector transable con mayores márgenes (otra típica receta de esta escuela). No dejemos de recordar estas “ideas muertas”, porque todavía tienen acólitos que las promueven.




Grave error de lectura de América Latina

Grave error de lectura de América Latina

Por: Lampadia 
22 de Abril del 2014

La teoría de la dependencia emergió en los años 50 a partir del trabajo del economista argentino Raúl Prebisch para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL). El desarrollo teórico y político de esta escuela de pensamiento tuvo una fuerte influencia en la formulación de políticas públicas en América Latina hasta finales de la década de los 80, que nos llevó a cerrar nuestras economías. Chile fue el único país de la región que abandonó esta tesis. Los países asiáticos, que en los años 50 eran mucho más pobres que nosotros, también la  rechazaron y abrieron sus economías, sobrepasándonos al punto de que hoy, son varias veces más ricos que nosotros.

El gráfico anterior ilustra la diferencia entre la teoría de la dependencia y la realidad, o de alguna forma, lo que podríamos llamar la diferencia entre la “curva de la muerte” con la que nos amenazaron, y la “curva de la vida” que nos dio la realidad. Mañana, profundizaremos este análisis. Lampadia