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El comportamiento de China y EEUU

El comportamiento de China y EEUU

Ahora que estamos en plena guerra comercial entre EEUU y China, escalada a temas de tecnología y geopolítica, consideramos importante, como venimos haciendo hace algún tiempo, seguir de cerca las interpretaciones del lado asiático, muy distantes de nuestra cotidianidad.

Por ello en Lampadia seguimos a Kishore Mahbubani, un prohombre de Singapur, que probablemente es el mejor intérprete del acontecer del Asia, con un lenguaje occidental. Ver: La divergencia del ‘nuevo orden global’ y “No nos equivoquemos con China”.

En esta ocasión reportamos un debate sobre el comportamiento de ambas potencia desarrollado en los Munk Debates.

Los Munk Debates son una serie de debates semestrales sobre los principales problemas de políticas públicas que se celebran en Toronto, Canadá. Están dirigidos por la Fundación Aurea, una fundación caritativa creada por Peter Munk, fundador de Barrick Gold, y su esposa Melanie Munk. La serie de debates fue fundada en 2008 por Munk y Rudyard Griffiths, quienes moderan la mayoría de los debates.

Los debates de Munk se celebran en Toronto, en lugares cada vez más grandes, ya que han demostrado ser populares. Se toma una encuesta de la audiencia antes y después de cada debate. El ganador del debate está determinado por la cantidad de personas persuadidas para pasar de un lado de opinión a otro. Los debates se han emitido en CBC Radio’s Ideas y en CPAC. Los más recientes también han aparecido en emisoras internacionales como BBC y C-SPAN.

Veamos el artículo de Mothership al respecto:

Kishore Mahbubani en el debate que ganó
China no amenaza el orden liberal internacional

Logró con éxito su caso contra la oposición, liderada por expertos estadounidenses en China y la seguridad nacional.

Kayla Wong
Mothership
30 de mayo, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

China no está amenazando el orden liberal internacional, dijo el ex diplomático de Singapur Kishore Mahbubani en su declaración de apertura en los debates de Munk celebrados en Toronto, Canadá, el 9 de mayo.

De hecho, lo que China está amenazando es el equilibrio global de poder que actualmente está liderado por EEUU, argumentó el ex decano de la escuela Lee Kuan Yew.

Mahbubani ahora se desempeña como académico visitante senior en el Ash Center de la Harvard Kennedy School.

En el debate, una iniciativa semestral que comenzó en 2008, Mahbubani y otros expertos en seguridad debatieron sobre la siguiente moción: “¿Es China una amenaza para el orden internacional liberal?”

Argumentando la resolución está H. R. McMaster, un ex Asesor de Seguridad Nacional, así como Michael Pillsbury, uno de los principales asesores sobre China ante el Presidente de los EEUU, Donald Trump.

Pillsbury (izquierda) y McMaster (derecha) escuchando mientras Mahbubani hace su intervención. (Captura de pantalla a través de debates Munk)

Junto con Wang Huiyao, miembro principal de la Harvard Kennedy School y fundador del think tank Center for China and Globalization (CCG) con sede en Beijing, Mahbubani se opuso a la resolución.

Los participantes de los debates de Munk en el pasado incluyen al presidente canadiense Justin Trudeau, al ex secretario de Estado de los EEUU Henry Kissinger y al ex primer ministro británico Tony Blair.

Aquí están algunos de los puntos que Mahbubani hizo en su argumento.

La mayoría de los países asiáticos están aceptando el ascenso de China

Mahbubani señaló primero que fue en los últimos 200 años de la historia mundial que Europa y América del Norte “despegaron”, superando a China e India, que fueron las dos economías más grandes del mundo desde “el año 1 hasta el 1800”.

Por lo tanto, los últimos 200 años de la historia han sido una gran aberración histórica, dijo.

Continuó diciendo que todas las aberraciones llegan a un final natural, por lo que “es perfectamente natural ver el regreso de China y la India”.

Luego hizo el argumento de que China debería ser juzgada por Asia, y no por Occidente, ya que la mayoría del mundo está formado por personas que viven fuera de Occidente:

“De la población mundial de 7,500 millones de personas, solo el 12% vive en Occidente, mientras que el 88% vive fuera de Occidente.

Entonces, si quieren juzgar el comportamiento internacional de China, pregúntese cómo está reaccionando el 88% del mundo al crecimiento de China.

Sorprendentemente, son bienvenidos, están cooperando con eso”

Añadió que el resto del mundo, aparte de EEUU, está ansioso por unirse a la Iniciativa Belt and Road (BRI).

Mahbubani también destacó durante el debate la importancia de centrarse en el “sentimiento internacional” hacia China, lo que implica que las respuestas no occidentales a China también deben tomarse en consideración.

Imagen via Debates Munk

No es un apologista de China

A mitad del debate, McMaster le hizo una pregunta a Mahbubani, preguntándole cómo se siente el gobierno de Singapur acerca de ser un “apologista” de las políticas del Partido Comunista Chino (CCP) en la región.

Explicó que cuando habló con los funcionarios de Singapur, sonaban “muy diferentes” de Mahbubani.

En respuesta, Mahbubani reiteró su postura como un académico que discute sobre la base de hechos y que no estaba hablando en nombre del gobierno de Singapur.

Luego pasó a dar dos hechos para apoyar la posición que ha asumido en el debate:

1. China no ha ido a la guerra en 40 años

China es la única potencia importante en el mundo que no ha ido a la guerra en 40 años, y no ha disparado una sola bala en 30 años, dijo Mahbubani.

En contraste, en el último año de la presidencia del ex presidente de los EEUU, Barack Obama, los EEUU lanzaron 26,000 bombas en siete países, dijo.

2. El mismo EEUU no ha respetado el derecho internacional

Para su segundo “hecho”, Mahbubani planteó el ejemplo de un problema bilateral entre Canadá y los EEUU.

Contó una historia que escuchó de un diplomático canadiense de alto nivel mientras se desempeñaba como comisionado no residente en Canadá:

“Él (el diplomático canadiense) dijo que durante muchos años en el norte de Canadá, existe una disputa entre los EEUU y Canadá sobre si un cuerpo de agua era o no un canal interno de Canadá o si era un estrecho internacional bajo la Convención sobre el Derecho del Mar de las Naciones Unidas (UNCLOS).

Los canadienses estaban ocupados escribiendo artículos para probar su caso, y luego los EEUU respondieron enviando a un destructor a través de los estrechos “.

La vía acuática a la que se refería Mahbubani es probablemente el Paso del Noroeste.

En 1985, el rompehielos de la Guardia Costera de los EEUU, el Mar Polar, navegó por el Paso del Noroeste, lo que provocó un incidente diplomático.

El secretario de Estado de los EEUU, Mike Pompeo, reiteró recientemente la posición de los EEUU sobre el corredor en mayo, cuando rechazó las afirmaciones de Canadá de que era “ilegítimo”.

Se espera que el tema bilateral persista a medida que el paso hacia el hielo se vuelva más utilizable con el avance del cambio climático.

Mahbubani luego continuó diciendo, a la risa de la audiencia:

“Por cierto, según el derecho internacional, puedes disparar contra un destructor en tus aguas internas, pero sabiamente decidiste no hacerlo.

            Eres muy sabio ¡Podrías haber llevado a EEUU a la corte mundial!

Terminó su punto diciendo que mientras muchos países llevaban a EEUU a la corte mundial, EEUU simplemente ignoraba los fallos.

La decisión más reciente que EEUU dejó de lado, dijo, era una isla ocupada tanto por los EEUU como por el Reino Unido en el Océano Índico.

Mientras que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) dictaminó en febrero que las islas Chagos pertenecen a Mauricio, el Reino Unido todavía tiene que entregar el control.

Una de las bases militares en el extranjero más importantes de los EEUU se estableció allí.

“Así que creo que si EEUU da el ejemplo, en serio, de obedecer el derecho internacional, creo que esa es la mejor manera de persuadir a China de que respete el derecho internacional“, dijo Mahbubani.

China está progresando, mientras que EEUU está retrocediendo

En respuesta al argumento de sus oponentes de que las políticas internas antiliberales de China, que están a muchos años por detrás del estándar de derechos humanos al que Occidente está acostumbrado, a su vez informa su política exterior y comportamiento internacional, Mahbubani ofreció un ángulo diferente para mirar el tema.

Si bien estuvo de acuerdo con McMaster y Pilsbury en que EEUU disfruta de un estándar de derecho humano más alto que el de China, planteó la siguiente pregunta: “¿Qué sociedad está progresando y qué sociedad está retrocediendo?”

Luego proporcionó tres “hechos” para fundamentar su punto de que la sociedad estadounidense está retrocediendo:

  1. Es la única gran sociedad desarrollada donde el ingreso promedio del 50% inferior ha disminuido en los últimos 30 años.
  2. Dos tercios de los hogares estadounidenses no tienen US$ 500 en efectivo para fines de emergencia, mientras que China ya podría haberlo logrado.
  3. Es el primer país desarrollado importante en “reintroducir la tortura” (en referencia al escándalo de la Bahía de Guantánamo)

McMaster luego argumentó en contra de los puntos de Mahbubani, diciendo que cuando EEUU descubren fallas en el comportamiento de su gobierno, la sociedad estadounidense continúa debatiendo sobre ellos, lo que provoca que se vean expuestos.

Y es esta característica autocrítica la que mejora la sociedad, dijo.

McMaster continuó preguntando: “Imagínese, ¿podríamos tener este debate en Beijing?”

También dijo, para despertar el aplauso de la audiencia: “¿Cuántas personas están tratando de convertirse en ciudadanos chinos?”

“Hay una razón para esa gran disparidad entre aquellos que quieren llegar a sociedades libres y abiertas, y aquellos que prefieren no vivir en estados autoritarios, cerrados y vigilados por la policía”.

Cambió las mentes de la audiencia

Wang y Mahbubani lograron ganar el debate por un estrecho margen del 2 por ciento.

Esto significa que de los 1,322 encuestados, el 2% de ellos, o unas 25 personas, fueron vencidos por su argumento y cambiaron de opinión al final del debate.

Captura de pantalla a través de debates Munk

Lampadia




La alianza de occidente se debilita

Desde los desarrollos políticos de Gran Bretaña con el Brexit y de EEUU con Trump, que de alguna manera marcan una regresión de sus políticas internacionales, por el acomodo de factores internos, en Lampadia hacemos un cuidadoso seguimiento de la política global, especialmente, en cuanto a su incidencia sobre el libre comercio, la movilidad de capitales y la globalización en general.

En cuanto a la alianza de occidente, económica y de seguridad, concordamos con The Economist, en que vale la pena salvarla. Ver líneas abajo su artículo al respecto.

  • The Economist: “en un mundo peligroso y cada vez más autoritario, puede actuar como una fuente vital de seguridad y un bastión de la democracia”.
  • Lampadia: “se perfila cada vez con mayor claridad, un mundo para el siglo XXI, liderado por tres autócratas: Putin, Xi Jinping y Trump” (El ‘americano feo’ desestabiliza las relaciones económicas del mundo).

Mientras más Trump pretende intimidar a sus aliados, crea más dudas sobre el liderazgo de EEUU en el mundo y sobre las garantías de seguridad que pueden brindar a sus socios tradicionales. Ya hace unos meses, los principales líderes europeos han declarado que no pueden confiar en EEUU. Pero, como dice The Economist, la alianza no va a salvarse por sí sola:

  1. Europa debería hacer todo lo posible para resistir el instinto de Trump de mezclar el comercio con la seguridad.
  2. Países europeos deben invertir más en defensa.
  3. Los aliados de EEUU deben colaborar en áreas como la ciberseguridad, que los haría más valiosos para EEUU.
  4. Los miembros de la UE deberían tratar de vincular a Gran Bretaña, por ejemplo, promoviendo la ‘Iniciativa de Intervención Europea’, propuesta por Francia, en vez de excluirla del sistema de defensa.

Uno de los grandes peligros que la humanidad enfrenta estos días, es el del aumento de las brechas entre los países más ricos; como consecuencia de la ola de populismo que se esconde detrás de las banderas de la anti-globalización y anti-comercio internacional, que puede terminar por desbaratar los grandes avances de las últimas décadas, dañando en mayor medida a los países emergentes, como nuestro país.

A estas alturas ya no se puede pensar que las acciones anti-comercio de Trump, son solo una estrategia para generar supuestos balances. La guerra comercial desatada por el autócrata estadounidense, no responde a realidades que deben corregirse, y más bien, generará un EEUU más débil, como lo explican los analistas internacionales más prestigiosos.

Los peruanos tenemos que tener muy claro, que solo sifoneando recursos económicos desde los países más ricos al Perú, podemos aspirar a superar la pobreza. A diferencia de esas políticas decimonónicas llevadas al extremo por la dictadura militar izquierdista de Velasco, de endeudar al Estado, lo que tenemos que hacer es conseguir esos recursos, multiplicando nuestras exportaciones y promoviendo más inversiones. Lampadia

Brecha transatlántica
La alianza occidental está en problemas

Esto debería preocuparle a Europa, EEUU y al mundo

The Economist
5 de julio, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

EEUU hizo tanto como cualquier país para crear la Europa de la posguerra. A fines de la década de 1940 y en la década de 1950 se dio el inicio del tratado que se convirtió en la Unión Europea y en la OTAN, la alianza militar que ganó la guerra fría. Estados Unidos actuó en parte por caridad, pero principalmente por interés propio. Habiendo sido arrastrado a dos guerras mundiales, quería desterrar la rivalidad franco-alemana y construir una muralla contra la amenaza soviética. Después del colapso soviético en 1991, la alianza ancló la democracia en los estados recientemente liberados de Europa oriental.

Hoy, sin embargo, EEUU y Europa están separadas por una creciente brecha. Los días 11 y 12 de julio, antes de la cumbre de la OTAN en Bruselas, el estado de ánimo es venenoso. Como el presidente Donald Trump acusa a los europeos de mala fe y de no ejercer su influencia, ellos lo acusan de vandalismo. Una segunda cumbre, entre Vladimir Putin y Trump en Helsinki el 16 de julio, podría producir el espectáculo una vez impensable de un presidente estadounidense tratando a su oponente ruso mejor de lo que trata a sus aliados.

Incluso si las dos cumbres transcurren sin controversia, como deberían, dado que Trump se deleita en confundir a sus críticos; las diferentes prioridades, creencias divergentes y culturas políticas enfrentadas se mantendrán. La alianza occidental está en problemas y eso debería preocuparle a Europa, Estados Unidos y al mundo.

Cada alianza tiene sus tensiones, pero la occidental se ve especialmente tensa por una cantidad desconcertantes de frentes. Trump y sus generales están exasperados por los débiles esfuerzos de muchos miembros de la OTAN por cumplir su promesa de aumentar el gasto de defensa al 2% del PBI para 2024. La derecha estadounidense tiende a condenar el apoyo europeo al acuerdo nuclear iraní (que Trump dejó) y lo que ve como un prejuicio contra Israel. Y los legisladores de ambos partidos piensan que, a medida que la atención del mundo se traslada a Asia, los europeos merecen menos atención.

Como si eso no fuera suficiente, Trump acusa fatuamente a la UE de estar “preparada para tomar provecho de Estados Unidos” y la reprime por el comercio injusto. Mientras tanto, Europa está dividida. Italia tiene una nueva coalición populista que es pro-Putin. Así, cada vez más, está Turquía, miembro de la OTAN (pero no de la UE) que es hostil a los valores democráticos liberales que unen a la alianza. Lo peor podría estar por venir. Un gobierno laborista en Gran Bretaña bajo Jeremy Corbyn, que tiene una larga historia de oposición al uso de armas por parte de Occidente, trataría a Estados Unidos con una profunda sospecha; incluso podría tratar de abandonar la OTAN.

Un golpe de SACEUR

Esta revista cree que vale la pena salvar la alianza occidental. En un mundo peligroso y cada vez más autoritario, puede actuar como una fuente vital de seguridad y un bastión de la democracia. [Ver en Lampadia: “se perfila cada vez con mayor claridad, un mundo para el siglo XXI, liderado por tres autócratas: Putin, Xi Jinping y Trump” (El ‘americano feo’ desestabiliza las relaciones económicas del mundo)]. Pero la alianza no tiene un derecho otorgado por Dios para sobrevivir. Debe ganar continuamente su lugar. La pregunta es: ¿cómo?

El primer paso es no hacer las cosas más difíciles. Europa debería hacer todo lo posible para resistir el instinto de Trump de mezclar el comercio con la seguridad. El juntar estos dos temas solo hará que Occidente sea menos seguro y más pobre.

Luego, los partidarios de la alianza deben ser prácticos. Eso significa pagar. Trump tiene razón al quejarse sobre países como Alemania e Italia, que gastaron solo 1.22% y 1.13% del PBI en defensa en 2017. De hecho, él podría ir más allá. Es muy poco lo que se gasta en defensa: Bélgica consume más de un tercio de su gasto en las pensiones., cuando debería usarse en I+D y equipamiento.

Para los aliados de Estados Unidos, ser práctico también significa mantenerse al día. La colaboración en áreas como la ciberseguridad hará que la alianza sea más valiosa para los Estados Unidos. Más urgentemente, la OTAN debe continuar agudizando su respuesta a las tácticas de desinformación e infiltración que Rusia usó en Crimea y el este de Ucrania. La entendimiento militar perdido es difícil de reconstruir. Los ejercicios que consolidan las relaciones militares de la OTAN son más importantes que nunca.

Y ser práctico significa permanecer juntos. En las negociaciones del Brexit, la UE tiene la intención de excluir a Gran Bretaña de las estructuras de seguridad de la unión. Dada la experiencia militar de Gran Bretaña, su industria armamentística y sus agencias de inteligencia, eso es contraproducente. En cambio, los miembros de la UE deberían tratar de vincular a Gran Bretaña, por ejemplo, promoviendo la Iniciativa de Intervención Europea, propuesta por Francia, que apunta a crear una fuerza que pueda actuar en situaciones de crisis. Alguna vez EEUU habría visto tal plan como una amenaza para la OTAN. Hoy sería tanto una señal de que Europa está dispuesta a asumir más responsabilidades.

Luchando por la mente

Lo último es la batalla de ideas. Si la OTAN y la UE no existieran, no se crearían. Desde el colapso soviético, la sensación de amenaza ha disminuido y las dificultades para trabajar juntos han crecido. Sin embargo, eso no hace que la alianza transatlántica sea “obsoleta”, como alguna vez afirmó Trump. Las alianzas de Estados Unidos son un activo que es la envidia de Rusia y China. La OTAN es una herencia que es tanto más preciosa por ser irremplazable.

La necesidad de seguridad permanece. Rusia no es la Unión Soviética, pero, como potencia declinante, se siente amenazada. Ha modernizado sus fuerzas y está preparada para desplegarlas. La necesidad de anclar la democracia europea también se mantiene. A medida que el autoritarismo se acerca a Polonia y Hungría, la UE y la OTAN pueden ayudar a limitar su avance. Y existe el beneficio adicional de cómo Europa ayuda a los Estados Unidos a proyectar su poder, proporcionando bases, tropas y, por lo general, apoyo diplomático.

La OTAN es más frágil de lo que piensa Trump. En su base está el compromiso de considerar el ataque contra uno de sus miembros, como un ataque contra todos. Las vacilaciones y hostilidades de Trump hacia Europa debilitan ese compromiso, aunque solo sea porque revela su desprecio por la idea de que los países pequeños tienen los mismos derechos que los grandes. Asia está mirando, al igual que Putin. Mientras más intimide Trump a sus aliados, más dudará el mundo de las garantías de seguridad de Estados Unidos. Debido a que las grandes potencias compiten en una zona gris entre la paz y la guerra, se corre el riesgo de un error de cálculo.

Trump cree que es un maestro negociador en pos de una EEUU más fuerte. Con Europa, como con tantas otras cosas, subestima gravemente lo que está dejando. Lampadia




China teje su dominio desde el Asia

En los últimos días, hemos publicado varios análisis sobre la evolución de la geopolítica y del tránsito hacia una lamentable Segunda Guerra Fría. Ver:

En esta ocasión repasaremos los pasos de China para consolidar su dominio, para lo cual, líneas abajo, compartimos, con nuestros lectores la publicación al respecto del New York Times.

China ha pasado muy rápido, de ser un país pobre y atrasado en todo sentido, a una posición de liderazgo en los asuntos mundiales. Este año se convertirá en el segundo mayor productor de bienes y servicios, algo que se proyectó que ocurriría en 2020. China está claramente en camino de recuperar su posición histórica como la economía más grande del mundo, desplazando a los Estados Unidos (dado el rápido crecimiento continuo de la economía china, el lento crecimiento en otros países y la revalorización del yuan, esto podría suceder mucho antes de lo que muchos esperan).

La perspectiva de una riqueza y poder chinos trascendentes, incluyendo un importante desarrollo militar, junto con el prestigio de su economía ha llevado a una creciente especulación sobre el surgimiento de China como una hegemonía mundial para rivalizar y, tal vez con el tiempo, superar a los Estados Unidos.

No hace mucho tiempo, en la Guerra Fría, el orden mundial estaba definido por la relación entre la Unión Soviética y EEUU como los líderes supremos de los bloques rivales de naciones. Recordando esto, algunos expertos prevén el resurgimiento de un mundo bipolar en el que Estados Unidos y China ejercen un liderazgo conjunto o que sean eternos rivales al estilo de una Segunda Guerra Fría, con Rusia intentando terciar.

The Economist afirmó recientemente que “El pasado fin de semana China pasó de la autocracia a la dictadura”, y que occidente (incluido The Economist) fracasamos en nuestra esperanza de que China pasara, desde su integración a la economía global, a la democracia.

Incluso antes del anuncio de que podría gobernar indefinidamente, Xi había ordenado al ejército chino que contrarrestara al Pentágono con su propia modernización aérea, marítima, espacial y de armas cibernéticas, en parte en respuesta a los planes de Trump para revitalizar las fuerzas nucleares estadounidenses.

Además, por supuesto, está el tremendo desarrollo de infraestructuras de China en todo el mundo, pero especialmente en el Asia. Para ello cuenta con la experiencia de su propio desarrollo y con el financiamiento de sus brazos financieros.

Parece que Xi gobernará con nueva autoridad para seguir su agenda de convertir a China en una potencia global, incluso si se arriesga a poner a Pekín en conflicto con Washington.

De ello, solo podemos concluir, que el escenario geopolítico global ha cambiado para peor, sin aparentes posibilidades de que se corrija. Si sumamos el nuevo liderazgo chino, la cada vez más amenazante conducción de Rusia por Putin, y el estilo y acciones de Trump, desde EEUU, tenemos que entender que estamos en los albores de un mundo nuevo, con grandes incertidumbres sobre su evolución, y que nadie esperaba para el siglo XXI. Lampadia

Cómo China desafía la dominación estadounidense en Asia

Por Max Fisher y Audrey Carlsen
The New York Times
9 de marzo, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

A medida que China se vuelve más poderosa, está desplazando la preeminencia estadounidense de hace décadas en partes de Asia. La rivalidad entre ambos está definiendo el futuro del continente.

Le preguntamos a un panel de expertos cómo piensan que el poder ha cambiado en los últimos cinco años:

La semana pasada, un grupo de 11 naciones [incluido el Perú], firmó un acuerdo comercial que originalmente había sido concebido como un contrapeso dirigido por Estados Unidos a China, pero luego de que el presidente Trump se retirara, el pacto siguió adelante sin Estados Unidos. Fue el último giro en la transición gradual del dominio estadounidense hacia algo mucho más fluido con Asia.

Lo que está en juego difícilmente podría ser más importante: las dos potencias están tratando de remodelar, a su propia imagen, las economías y los sistemas políticos de la región más poblada del mundo.

La capacidad militar de EEUU todavía domina Asia. Pero China ha comenzado a mostrar un mayor poder militar y su influencia económica para reordenar la región, acercando a antiguos aliados estadounidenses, como Filipinas e Indonesia.

El cambio puede acelerarse bajo el presidente Trump, cuya volátil política exterior y el rechazo de los acuerdos comerciales ya están forzando a las naciones asiáticas a reconsiderar sus estrategias.

El acuerdo comercial alcanzado la semana pasada es una poderosa señal de cómo países como Australia y Japón están avanzando sin el liderazgo estadounidense. El acuerdo reemplaza a la Asociación Transpacífica, que Trump efectivamente asesinó.

Todos los países asiáticos ahora comercian más con China, a menudo por un factor de dos a uno, un desequilibrio que solo está creciendo a medida que el crecimiento económico de China supera al de Estados Unidos.

Cómo el comercio se ha desplazado hacia China

El comercio se mide como la diferencia entre exportaciones e importaciones (como porcentaje del PBI) con China y EEUU. Fuentes: Banco Mundial, Ministerio de Finanzas de Bhután, Ministerio de Finanzas de Taiwán y Fondo Monetario Internacional. La información más reciente de Vietnam, Tailandia, Nepal y Bangladesh es de 2015.

Los líderes asiáticos saben que sus economías -y, por lo tanto, las políticas domésticas- dependen de Pekín, que ha demostrado que ofrecerá inversiones a amigos y castigará económicamente a quienes no le agraden.

Pero otra medida de gran influencia de poder, la venta de armas, muestra el alcance perdurable de los Estados Unidos.

Las ventas de armas en los Estados Unidos aún dominan los mercados asiáticos

Datos del Instituto Internacional de Investigación de la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés). Las cifras son estimaciones de SIPRI, de los costos totales de producción de 2011 a 2016.

Los países que compran armas estadounidenses atan sus fuerzas militares y sus políticas exteriores a Estados Unidos. El desequilibrio refleja el alcance de las relaciones militares estadounidenses en Asia, que se remontan a la Segunda Guerra Mundial.

Muchos de los 20 países atrapados entre Beijing y Washington se enfrentan a una elección imposible entre la riqueza china y la seguridad estadounidense.

“Estos países no quieren tener que elegir bandos”, dijo Tanvi Madan, especialista de Asia en Brookings Institution.

Entonces no lo están haciendo. En su lugar, la mayoría está buscando estrategias destinadas a sacar el máximo beneficio de ambas potencias, minimizar los riesgos de enojar y preservar su independencia.

El resultado probablemente será algo muy diferente de la era de la Guerra Fría en Europa, que se dividió limpiamente entre dos lados. En cambio, el continente se fracturará a lo largo de muchos límites al mismo tiempo, ya que los países aceptan, rechazan o administran la creciente influencia de China.

Cada estrategia implica compromisos difíciles y proporciona un modelo de cómo otros en Asia, y tal vez un día a nivel mundial, enfrentarán un mundo chino-estadounidense.

Japón desequilibra a China: 

Aunque el mundo está cambiando a favor de Beijing, Japón es un recordatorio de que China aún está lejos de convertirse en una potencia de estilo estadounidense. Y proporciona una plantilla para contrarrestar a China.

Japón está igualando el aumento de China con su propio resurgimiento, aprovechando su economía -la tercera más grande del mundo- para construir un ejército independiente y poderoso y un conjunto de relaciones diplomáticas. Está intentando reconstituir una alianza informal e implícitamente anti-china, conocida como “el quad”, que incluye India, Australia y los Estados Unidos.

El “quad” sigue siendo en su mayoría aspiracional, y sus miembros hasta ahora ejercen solo una fracción de la influencia económica y militar de China en la región.

Aun así, Japón representa ‘los vientos en contra’ que enfrenta Beijing. Las economías más grandes de Asia y sus principales democracias, en lugar de inclinarse ante el poder chino, lo están contrarrestando.

La mayoría de los países carecen del poder económico de Japón, pero aún pueden seguir su ejemplo. En lugar de aceptar dócilmente la retirada estadounidense, Japón muestra cómo los países pueden compensarla.

La región tiene más malas noticias para China. Incluso su único aliado, Corea del Norte, es cada vez más independiente. Sus pruebas nucleares y de misiles a menudo parecen sincronizadas para humillar a Pekín y dar a los adversarios de China (como Japón) una excusa para construir sus ejércitos. Aparentemente, Corea del Norte espera llegar a un acuerdo con Washington, lo que le permitirá salir de medio siglo de dominio chino. Si Beijing no puede mantener incluso a Corea del Norte como un ‘estado cliente’, tendrá problemas para cultivar otros.

Alineación con China: Sri Lanka

Sri Lanka podría no parecer un referente geopolítico. Pero los observadores de Asia han estado pegados a los desarrollos aquí desde 2014, cuando un submarino chino navegó hacia un puerto construido con inversión china. Marcó una nueva era, en la que China está convirtiendo su poder económico en poder militar y, en las democracias más pobres, en influencia política.

Desde entonces, China ha desarrollado más proyectos de infraestructura en toda Asia, particularmente en puertos estratégicamente vitales y corredores de tránsito. Esos proyectos comienzan como desarrollos conjuntos pero pueden terminar en manos de los chinos. En diciembre, Sri Lanka, incapaz de pagar deudas por la construcción del puerto, otorgó a China un contrato de arrendamiento de 99 años.

“Los chinos están utilizando su abundancia de mano de obra, capital y mano de obra para proyectar su influencia”, dijo Mira Rapp-Hooper, un estudioso de los problemas de seguridad asiáticos en la Facultad de Derecho de Yale. Agregó que “se está llevando a cabo principalmente en países donde EEUU no tiene mucha influencia ni dan mucha ayuda”.

Este es un modelo prometedor para China, cuyas fortalezas económicas se ajustan naturalmente a las necesidades de los pequeños países en desarrollo. Incluso está presionando en países donde Estados Unidos ha gastado mucho, como Pakistán. Y está extendiendo lentamente este modelo más allá de Asia, dándole los contornos de lo que algún día podría ser una red global.

Pero los aliados pequeños y pobres son menos poderosos que los ricos, tienden a ser proamericanos, y Pekín puede ser torpe al tratar con las democracias.

Aun así, el éxito de China en el sur de Asia muestra que puede ser un adversario poderoso. Está aprovechando el comercio y la inversión para construir lazos con cada país en la frontera de la India. Objetivo no declarado de Beijing: rodear a India antes de que pueda rivalizar con el poder chino. Mientras que India está tomando una línea más dura contra China, tiene menos práctica en la construcción de alianzas regionales y se ha retrasado.

Cobertura entre los poderes: Filipinas

Muchos líderes asiáticos están eludiendo a las grandes potencias. Pocos lo han hecho tan creativa y descaradamente como el presidente Rodrigo Duterte de Filipinas.

Al asumir el cargo en 2016, Duterte sugirió que podría finalizar la alianza de 65 años de su país con los Estados Unidos. Corrió a Beijing, prometió cooperación con China y, como para indicar que no había marcha atrás, insultó al entonces presidente Barack Obama.

Duterte terminó recabando concesiones de ambos poderes. Los estadounidenses redujeron las obligaciones de Duterte hacia la alianza mientras continuaban garantizando la defensa de su país. Los chinos le ofrecieron a Duterte términos favorables sobre disputas marítimas y posibles acuerdos de inversión.

Él nunca cambió de bando.

Tales historias han sucedido en todo el sudeste asiático, donde China ha estado en su mayor confrontación. Pekín esperaba que pudiera obligar a los países más pequeños a aceptar su dominio. Washington pensó que podría galvanizar un bloque anti chino. Casi todos los países han encontrado un camino intermedio.

Incluso Vietnam, un adversario chino tradicional, se ha resistido tanto a la influencia china como a las propuestas estadounidenses. Casi dos años después de que el presidente Obama levantara el embargo de armas de su país a Vietnam, con la esperanza de llevarlo al redil estadounidense, todavía compra la mayoría de sus armas de Rusia.

Pero la influencia de China en la región solo puede crecer, particularmente si Estados Unidos continúa retirándose. Rapp-Hooper llamó la atención sobre los crecientes escándalos en Australia y Nueva Zelanda sobre la compra de influencia china.

“Estos países no podrían estar más alineados con nuestros intereses, pero todavía hay una gran incomodidad al alejarse del dinero chino”, dijo. “Esas son pruebas de lo que enfrentamos”.

Este es otro posible futuro: países sujetos a la influencia de ambas potencias, con manos estadounidenses y chinas en sus economías y política. Es un futuro que es tanto estadounidense como chino, y las naciones del medio no son totalmente independientes ni están claramente alineadas. Lampadia

 




Las agendas de Trump y Putin amenazan la estabilidad global

El mundo enfrenta una crisis de alto riesgo alrededor de Siria y Corea del Norte

Los ataques de 59 misiles contra Siria ordenados por el presidente de EEUU, Donald Trump, fueron una represalia al presidente sirio Bashar al-Asad por usar armas químicas contra 86 personas, entre ellas 27 niños, que murieron a causa del gas letal. Parecería que Trump está apostando a que Siria no tomará acciones al respecto y que los principales aliados militares de Assad, Rusia e Irán, también se abstendrán de responder militarmente, a pesar de que Siria dijo que al menos siete miembros del personal militar murieron en el ataque.

El ataque cambia radicalmente lo que ha venido defendiendo Trump antes y después de las elecciones de EEUU. Recordemos que Trump le exigía a Obama una actuación más contundente, pero sólo contra los yihadistas de Estado Islámico.

El Pentágono muestra las primeras imágenes de los misiles Tomahawk lanzados desde buques de guerra de la Armada estadounidense contra Siria. Fuentes: El Heraldo de Saltillo y 20 Minutes

Trump afirma que fue conmovido por las devastadoras imágenes del ataque químico que incluyó a mujeres y niños, por lo que ordenó un ataque con misiles a una base militar siria en represalia. Dentro de EEUU, los políticos han apoyado la medida de Trump en Siria, pero han advertido que para seguir adelante el presidente debe tener un plan y trabajar con el Congreso. 

El ataque de Trump ha sido ilegal y ha contravenido la Constitución de EEUU, pues lo llevó a cabo sin autorización expresa del Congreso.

Fuente: Criterio Hidalgo

Sin embargo, las reacciones al ataque de Estados Unidos han sido muy variadas a nivel internacional. Para algunos países, Trump ha desafiado a Rusia e Irán, aliados del régimen de al Assad, y podría cambiar el escenario de una guerra que dura ya seis años con un balance de más de medio millón de muertos y varios millones de refugiados.

Rusia

Recordemos que hace un par de años, Obama amenazó con atacar a Siria si se probaba el uso de armas químicas. Después de haberse probado el exceso de Assad, la amenaza de Obama quedó en nada, luego de que Putin, el autócrata ruso, asumiera la defensa de Siria.

Fuente: Juventud Rebelde

Nuevamente, ante las acciones de Trump, Rusia volvió a ponerse al medio. El Ministerio de Relaciones Exteriores ruso dijo que convocó a una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas e indicó que el acuerdo de seguridad aérea sirio que ha estado en efecto con Estados Unidos, ha sido suspendido. Vladimir Putin ve la medida de Estados Unidos como una “agresión contra una nación soberana” bajo un “pretexto inventado”. Inclusive, Rusia vetó un acuerdo de la ONU exigiendo investigaciones serias a Siria.

Rusia en Siria: ¿qué viene después? Fuente: BBC Mundo

La justificación de los rusos para permanecer en Siria y apoyar a Assad es compleja. No cuentan con muchos aliados en el mundo y, de esta manera, buscan dejar claro que ellos no los abandonarán. Su concepción de la geopolítica permanece congelada en el hielo de la guerra fría, cada ganancia de ellos es una pérdida de occidente y viceversa. Resienten la marginación histórica de occidente y lo que ellos ven como una intrusión en sus esferas de influencia, desde la conversión de países de su antigua órbita en miembros de la UE y la OTAN, hasta los asuntos rusos en Bielorrusia, Ucrania, Georgia, Transnistria, y otros.

Para Rusia, todo es parte de un gran ajedrez geopolítico de jugadas maestras y contra jugadas, basadas en la concepción de Putin sobre sus deseos de recuperar los territorios que Rusia perdió después del colapso del imperio soviético. Ver en Lampadia: Timothy Garton Ash.

Irán

El gobierno en Teherán, otro fuerte aliado de Al Asad en Siria, también condenó “enérgicamente” el ataque aéreo estadounidense diciendo que la “acción unilateral es peligrosa, destructiva y viola los principios de la ley internacional”. El Ministerio de Relaciones Exteriores, afirmó que “Irán condena enérgicamente cualquier tipo de ataque unilateral. Estas medidas afianzarán a los terroristas en Siria y complicarán la situación en Siria y la región”.

Desde que se derrocó al Sha, Irán ha estado en guerra a través de proxies (proxy wars) con monarquías que muchas veces oprimen a mayorías chiitas. Por eso es que Irán apoya a al Assad, que es parte de los Alawitas, una rama del Chiísmo y, sobretodo, enemigos de los sunitas. Por eso apoyan a Hezbollah, al gobierno de Iraq y a los rebeldes en Yemen y las rebeliones en Bahréin. El apoyar a Assad le permite a Irán luchar contra lo que ve cómo una invasión de Arabia Saudita, EEUU y las monarquías del golfo que financiaron con armas y dinero a grupos extremistas (entre ellos a ISIS) con tal de derrocar a Assad. 

Corea del norte

Corea del Norte no dudó en hacer notar su descontento. Utilizó el ataque estadounidense para justificar la expansión de su arsenal nuclear, tan solo horas antes de que Washington anunciara el envío del portaaviones USS Carl Vinson, junto con su respectiva flota, a las inmediaciones de la península coreana.

En un comunicado del ministerio de Exteriores de Corea del Norte, Pyongyang indicó que “las sucesivas administraciones de EEUU han atacado a aquellos países que no tenían armas nucleares” y añadió que si la última arremetida contra Siria pretendía ser un “mensaje” para la nación asiática “no nos asusta”.

Fuente: El Informante México

Recordemos que Corea del Norte es un país que representa un gran riesgo para el mundo moderno ya que cuenta con un desarrollo no controlado de armas nucleares y es gobernada por una dinastía anastía con poderes dictatoriales. Una guerra con este país sería devastadora.

Ante la respuesta de Corea del Norte, Trump no tuvo mejor idea que responder así:

“Corea del Norte está buscando problemas. Si China quiere ayudarnos, estupendo.
Si no, ¡resolveremos los problemas sin ellos! EE UU”- Donald J. Trump. Fuente: Twitter

Tanto EEUU como Rusia, han enviado a las zonas de conflicto en Siria y Corea del Norte, amenazantes fuerzas navales que establecen una situación muy parecida a la de la crisis de los misiles en Cuba. Un escenario de alto riesgo, incluso por errores de cálculo o acciones descontroladas de algún elemento aislado.

Trump envió un portaaviones a Corea del Norte. Fuente: The Times

Posteriormente a estas acciones, EEUU utilizó uso la ‘madre de todas las bombas’, MOAB, que habría matado en las cuevas de Afganistan hasta 90 miembros de ISIS. El misil tenía como objetivo “minimizar el riesgo que afrontan las fuerzas armadas afganas y estadounidenses”, según el Pentágono. Mas allá del objetivo anti-ISIS, esta parece ser una clara advertencia a Corea del Norte de la disposición de Trump para llevar la situación a medidas extremas. Así lo aseguró el comunicado oficial del Ejército de EEUU, el cual afirmó que sus operaciones seguirán adelante “hasta que el Estado Islámico de Afganistán quede destruido”.

Fuente: El País de España

Por su lado, el gobierno de Corea del Norte habría fracasado en una nueva prueba de lanzamiento de misiles, en medio de la creciente tensión con Estados Unidos, con un objetivo claro (y fallido) de enviar un mensaje que habría ‘backfired’ y solo ha generado aún mayores actitudes contra el país.

La tensión con Corea del Norte aumenta las crecientes discrepancias de EEUU con Rusia debido a sus diferentes posiciones respecto a la guerra de Siria. De cualquier manera, esta situación sugiere que la relación geopolítica entre estos países podría ser muy volátil en los próximos meses, y está sujeta a las reacciones impulsivas de un presidente sin experiencia previa en política exterior, los aprontes de dominio global de Putin y los intereses nacionales de todos los países involucrados en las áreas sensibles. Lampadia




China-India-América (CIA) ¿Oportunidad geopolítica?

Efectivamente, desde el advenimiento de Narendra Modi como líder de la India, se ha venido produciendo un proceso muy importante en el otro gigante asiático con repercusiones muy positivas para la humanidad. Modi es hoy el gran reformador hacia políticas públicas con sentido práctico,  racionalidad y sin sesgos ideológicos.

Pero Modi no es solo un buen ejemplo como reformador, al hacer crecer la economía de India ha generado un nuevo motor de  crecimiento de la economía global, en momentos que el resto flaqueaba.

Ahora vemos, como explica Kishore Mabubani, el singapurense que seguimos con mucho interés desde Lampadia, que la India tiene la posibilidad de posicionarse geopolíticamente como el fiel de la balanza entre EEUU y China.

Esto es especialmente importante para países como el Perú, ahora que EEUU está optando por el proteccionismo de Trump y retirándose del liderazgo global, y que China sufre aún, en alguna medida, de las ‘resacas ideológicas’ del comunismo.

El rol del fiel de la balanza, es uno muy difícil. Pero nadie como Narendra Modi para poder asumirlo. Ver el análisis de Mabubani:

Fuente: Volldraht

La nueva CIA… China, India y América

Kishore Mahbubani
Prime India Today
8 de enero de 2017
Traducido y glosado por Lampadia

Fuente: FastNewsPost

Shakespeare sabiamente dijo: “Existe una marea en los asuntos de los hombres que tomada en pleamar conduce a la fortuna. Pero si la evitas… todo el viaje de la vida estará lleno de obstáculos y desgracias”. Esta oportunidad se ha abierto para que la India se una a la liga de poderes ‘A’. La elección de Donald Trump ha abierto esta oportunidad.

Un camino rocoso, probablemente incluso turbulento, está por delante para las relaciones entre Estados Unidos y China. Incluso antes de asumir el cargo, Trump ha desafiado a China en muchos frentes, desde el comercio hasta sobre Taiwán. En cara de todo esto, la India tiene dos opciones. Se puede sentar y ver con satisfacción las tribulaciones de Beijing al intentar interactuar con Trump. O puede aprovechar astutamente esta nueva turbulencia en las relaciones entre Estados Unidos y China para catapultarse a una nueva liga de las grandes potencias, enmarcada en las siglas CIA: CIA representa ahora a China, India y América.

La gran pregunta aquí es si la India puede ser astuta. Se supone que los cálculos geopolíticos son el sello distintivo del pensamiento estratégico. Por lo tanto, es intrigante que a veces parece triunfar la petulancia ante la astucia en el pensamiento estratégico de la India. Cada vez que aparece algo “ligero”, India responde con gran agitación emocional en lugar de con un esfuerzo para ver si la adversidad puede convertirse en una oportunidad.

Pakistán es el mayor obstáculo para la política exterior de la India. Dada la historia, un romance entre India y Pakistán no está en las cartas. Sin embargo, muchos antiguos adversarios, como Francia y Alemania, China y Japón, Singapur y Malasia, han alcanzado relaciones normales. Por ejemplo, realizan un comercio “normal” entre sí. India y Pakistán no lo hacen. Esta es la razón por la cual la India debería reconsiderar su negativa a unirse a la iniciativa One Belt, One Road (OBOR) de China. Contrario a unas pocas voces paranoicas en Nueva Delhi, OBOR no es un esquema maligno diseñado por China para excluir a la India. En cambio, es la política de seguros de China para desarrollar los enlaces terrestres en Asia Central para superar cualquier posible cerco marítimo de Estados Unidos contra China. OBOR era un movimiento defensivo, no ofensivo. Si la India quiere ser verdaderamente astuta, debería unirse con entusiasmo a OBOR y utilizarla para crear una nueva red de vínculos comerciales y energéticos con Irán, Afganistán y Asia Central. En el centro de la red estará Pakistán. Ésta también ayudará a normalizar las relaciones comerciales India-Pakistán y liberará a la India de una carga geopolítica.

Para lograr todo esto, la India tendrá que mirar a China con nuevos ojos. India y China han tenido una historia tumultuosa debido a las (ahora inactivas) disputas fronterizas, así como la cuestión del Tíbet. Los medios indios atacan sin cesar y dicen que China es una amenaza para la India. Esta histeria mediática es un ejemplo perfecto de cómo a menudo las emociones triunfan ante la astucia en el pensamiento estratégico de la India. ¿Cómo es China una amenaza? ¿Va a invadir la India? ¿Cambiar unilateralmente la Línea de Control? ¿Enviar barcos de guerra a la India? En pocas palabras, China no es una amenaza militar para la India porque no obtendrá ninguna ventaja geopolítica por cambiar el statu quo en el terreno.

Por el contrario, mientras China no es una amenaza real para la India, Estados Unidos es una amenaza real para China. Los pensadores estratégicos chinos tienen todas las razones para estar paranoicos acerca de EEUU. América sigue siendo, en general, mucho más poderoso que China. Militarmente, Estados Unidos es mucho más poderoso. Económicamente, puede dañar a China al restringir las importaciones chinas (como Trump ha amenazado con hacer). Políticamente, puede movilizar movimientos separatistas en China (ya sea en Taiwán, Tibet o Xinjiang). La pesadilla china es una revolución de ‘color’ desencadenada por EEUU. Si los pensadores estratégicos chinos abandonaran su paranoia acerca de EEUU, deberían ser examinados.

Todo esto proporciona a la India una oportunidad de oro. Si las relaciones entre China y Estados Unidos empeoran con Trump, ambas partes prestarán más atención a la India. La elección que hace la India en este entorno geopolítico será absolutamente crítico. Dada la actual situación política en la India, donde se desarrolla una relación amorosa entre India y EEUU, habrá un fuerte deseo emocional de unirse a Estados Unidos contra China. Habrá beneficios a corto plazo. India conseguirá más armas de EEUU. El comercio podría crecer. Pero en tal arreglo geopolítico, la India siempre será el socio menor, el ‘Tonto’ para el ranger solitario estadounidense. Jugará el papel que Japón o Reino Unido hicieron en la Guerra Fría: un aliado valioso pero no un socio igualitario.

Lo astuto para la India, por lo tanto, es posicionarse geopolíticamente como un igual de EEUU y China. Esto no será fácil. El PNB de Estados Unidos es de US$ 18 trillones, el de China es de US$ 11 trillones y el de la India es de US$ 2.1 trillones. ¿Cómo es que el país mucho más pequeño se convierte en un socio igualitario a los dos gigantes más grandes?

Aquí es donde Trump ha proporcionado una oportunidad. Al desarrollar su oposición contra China, el presidente ha puesto efectivamente a China y a EEUU en los extremos opuestos de la balanza. La India debe aprovechar la oportunidad para saltar al medio como el fiel de la balanza. Esto creará el incentivo para que tanto Estados Unidos como China desarrollen relaciones estrechas con la India, ya que quién está en el fiel de la balanza, podrá determinar  para qué lado se puede inclinar. En términos de posicionamiento estratégico, la India debe estar en el medio, no acercarse a EEUU o China. En consecuencia, el peso geopolítico de la India también crecerá en el mundo, ya que se verá que las direcciones geopolíticas globales estarían siendo impulsadas por tres potencias: China, India y América (EEUU), la nueva ‘CIA’.

El gobierno de Obama y el de Bush dieron mucha más prioridad a China que a India. Esto mantuvo a la India bloqueada de cualquier posible triángulo de la ‘CIA’. En contraste, como  adversario de China, Trump ha abierto una ventana de oportunidad para India. ¿Es la India lo suficientemente astuta como para aprovechar esta breve oportunidad para desarrollar vínculos igualmente buenos con China y EEUU?

Probablemente esta oportunidad se dará por un breve tiempo, porque después de un año o dos en el cargo, puede que Trump rehaga sus cálculos y decida que tener una buena relación con China tiene más sentido geopolítico.

Las obras más importantes de Shakespeare fueron sus tragedias. En cada una, demostró cómo los seres humanos fallan al no elevarse por encima de sus fragilidades, incluyendo sus impulsos emocionales. Sería una verdadera tragedia que la India pierda su actual oportunidad geopolítica, por no elevarse sobre sus impulsos emocionales en relación con China. Lampadia 




Mejora la estabilidad de la Unión Europea

El atractivo del Reino Unido para los inversores extranjeros, como era de esperar, ha sufrido una caída tras la decisión de abandonar la UE. Según un nuevo informe por EY Perú (Ernst & Young), titulado Plan B… for Brexit, el atractivo ha disminuido en un 34%. Los inversionistas, sin embargo, son cada vez más optimistas sobre Europa en general, con el 56% de los inversores afirmando que están planeando aumentar su presencia en los próximos tres años. Londres todavía sigue siendo la primera opción para la IED, aunque París está muy cerca.

La escena política global ha sufrido una sacudida mientras que las consecuencias del resultado del referéndum en el Reino Unido empiezan a salir a la luz y Donald Trump crea grandes incertidumbres en EEUU. En el nuevo informe de EY, donde se analiza la última ‘Encuesta Europea de Atractividad’,  la firma de consultoría se centra en el impacto del Brexit sobre el interés de los inversionistas en Europa. El estudio involucró a 254 altos ejecutivos de empresas de inversión de todo el mundo con inversiones en Europa, y se completó a fines del año pasado, antes de que Trump ascendiera como presidente de EEUU.

Fuente: EY Perú (Ernst & Young)​, European attractiveness survey Plan B … for Brexit

El panorama general del interés de los inversionistas en Europa es positivo. 56% de los encuestados dicen que están buscando aumentar su presencia en inversión extranjera directa (IED) en los próximos tres años (el 21% planea hacerlo de manera significativa), el 39% de los encuestados dicen que planean mantenerlo al mismo nivel y el 5% dice que reducirá su presencia actual.

Las razones del sentimiento optimista hacia el continente son múltiples, incluyendo talento, capacidad de innovación y un gran mercado integrado y sistema de producción. El continente también ha logrado impulsar ligeramente su crecimiento, alcanzando el 1.7% para 2016. El informe también señala que muchas empresas, incluso frente a incertidumbres considerables, están optimistas sobre el futuro. Muchas tendencias actuales y futuras, desde los cambios geopolíticos hasta los cambios demográficos, ofrecen oportunidades.

También se pidió a los encuestados que identificaran los tres principales riesgos a los que se enfrentan en relación con su próxima decisión de inversión en Europa. El riesgo más citado fue “alta volatilidad en monedas, commodities y otros mercados de capital”, citada por el 37% de los encuestados. La “inestabilidad económica y política en la UE” ocupa el segundo lugar, citada por el 32% de los encuestados, mientras que el 38% menciona el “impacto del Brexit”.

Otros riesgos altamente calificados, como la “desaceleración de los flujos comerciales mundiales” (28%), la “inestabilidad mundial y regional” (20%) y la “competencia de los mercados emergentes” (19%). Entre los riesgos menos citados figuran la “escasa capacidad de innovación” (5%), la “escasez de talentos” (10%) y la “falta de capital” (11%).

Fuente: EY Perú (Ernst & Young)​, European attractiveness survey Plan B … for Brexit

La investigación también considera el cambio en el atractivo percibido para la inversión de IED durante los próximos tres años en el Reino Unido. Los resultados muestran una tendencia negativa. A comienzos de 2016, los informes que esperaban que las condiciones mejoraran ascendieran eran el 36%. En octubre del año pasado, quienes esperaban que el atractivo bajara alcanzó el 34%, mientras que los que esperaban mejorar fue de 29%.

Los inversores europeos fueron particularmente pesimistas sobre las perspectivas de la IED del Reino Unido, con un 43% esperando una disminución y un 23% una mejora.

El estudio también pidió a los encuestados que clasificaran los principales destinos (primera elección) para la inversión extranjera directa en el Reino Unido, la firma señala que los encuestados se han vuelto ligeramente más pesimistas con respecto a la inversión en el Reino Unido durante el período intermedio, de 27% en marzo a 22% en octubre. Alemania ha visto un aumento ligero de 2% (hasta el 40%), mientras que Francia ha visto un aumento de 1%  (llegando a 8%).

Según Andy Baldwin, EY Area Managing Partner de Europa, Oriente Medio, India y África, “El impacto financiero del Brexit no se limita al Reino Unido. La encuesta muestra que el 70% de las empresas europeas encuestadas se han visto afectadas de alguna manera. Las empresas y los inversionistas europeos necesitan certeza y quieren claridad sobre las futuras relaciones comerciales entre el Reino Unido y la Unión Europea. Mientras tanto, es probable que veamos un repunte en las empresas que reconfiguran las cadenas de suministro y los acuerdos de distribución para mitigar la volatilidad de las monedas y las presiones de los costos. La flexibilidad y la agilidad serán clave”.

Esperamos que los recientes giros políticos de Gran Bretaña con el Brexit, de EEUU con la elección de Trump y la posible victoria del anti musulmán y antieuropeo, Geert Wilders, en Holanda, esta semana, marquen el final de esta tendencia antiglobalización. El futuro de la Unión Europea y del mundo tendrá irremediables consecuencias económicas y políticas dependiendo de este desarrollo. Lampadia




EEUU se encierra y China se postula al libre comercio

Hasta hace pocos meses, cuando se hablaba de la relación del Asia con occidente, o de China con EEUU, ésta se refería al crecimiento de China y su eventual primer lugar en la economía global. A esos pensamientos y análisis, hay que sumarle hoy día la evolución política, que lleva a EEUU a alejarse del libre comercia, y a China, a pretender liderarlo.

Este proceso ya no se puede entender desde el punto de vista de la retórica occidental. Si el liderazgo económico y político se mueve al Asia, debemos escuchar a los líderes intelectuales del Este.

¿Quién mejor para ilustrarnos sobre esta (nueva) realidad que nuestro conocido intelectual de Singapur, Kishore Mahbubani?

Recordemos que Mahbubani estuvo en Lima el 2009, ver su presentación en Lampadia. El escribió en “The New Asian Hemisphere” (El Nuevo Hemisferio Asiático) y en The Great Convergence (La Gran Convergencia), su tratado sobre la necesidad de que la geopolítica global vaya tendiendo hacia la convergencia entre occidente y oriente. Lamentablemente, lo que está sucediendo es todo lo contrario. Líneas abajo compartimos el artículo que Mahbubani preparó para la actual edición del World Economic  Forum.

Fuente: www.world-governance.org

Mahbubani, propone actualizar las instituciones mundiales —Naciones Unidas, las instituciones de Bretton Woods, la OMC— adaptándolas a la ascensión del resto e, igualmente, actualizar el pensamiento de Occidente, “En lugar de tratar constantemente de retener el control del mundo, Occidente debe aprender a compartir el poder. A los asiáticos se les debe permitir dirigir el FMI y el Banco Mundial. Igualmente importante, los expertos occidentales deben abandonar su condescendencia tradicional al hablar del resto. Las entidades asiáticas emergentes, como China, la India y la ASEAN, deben ser tratadas con más respeto. La India debería ocupar inmediatamente un lugar en el Consejo de Seguridad de la ONU, con el Reino Unido y Francia a un lado.”

“Todo esto suena inconcebible para muchas mentes occidentales. Pero hasta hace poco, era también inconcebible que el resto pudiera ser más optimista que Occidente. Occidente debe ahora hacer lo inconcebible para prepararse para el inevitable mundo inconcebible.”

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Fuente: www.theamericanconservative.com

Lo que defiende Mahbubani no es crear nuevas instituciones que consagren el traslado mundial de poder, sino remediar el “déficit democrático” del sistema antiguo. Mientras que el populismo aumenta en Occidente, (dando como resultado situaciones como Trump y el Brexit), no ha surgido en las regiones más pobladas de Asia y África. Y, como resalta Mahbubani, “Occidente sólo representa el 12% de la población mundial. El 88% restante vive fuera de Occidente. Y sus condiciones de vida (con excepción de algunos países árabes y Corea del Norte) nunca han sido mejores.”

De esta manera, Mahbubani propone una convergencia y una mayor democracia global, al igual que Niall Ferguson en ‘Civilización: Occidente y el resto’ donde propone la idea de que el formidable progreso económico de China irá abriendo el camino a la democracia política. Mahbubani aboga por un proceso de convergencia. Ver sus ideas al respecto en Lampadia: WEF: ¿Se detendrá la gobernanza global en un mundo multipolar? y Mahbubani: “No nos equivoquemos con China”

Lo que se necesita es un verdadero compromiso global. Esto implica que ningún país establezca la agenda mundial y que la gobernabilidad se vuelva más difusa. Esto crea un “orden” mundial multipolar, donde el control de los recursos se concentra en diferentes centros de poder, cuyo peso económico se ve reforzado por los acuerdos comerciales intra-regionales.

¿Cómo, entonces, se podría asegurar la gobernabilidad global en un mundo multipolar?  “A medida que el mundo se vuelve cada vez más pequeño, necesitamos una mejor gobernanza mundial”, afirma Kishore Mahbubani.

En Lampadia seguimos a Mahbubani desde hace varios años. Nuestro país no tiene una vocación internacionalista y estamos bastante lejos de seguir los acontecimientos globales, pero los movimientos tectónicos que pasan por nuestros ojos, deben llevarnos a desarrollar una mejor visión de los hechos y a estar preparados para participar en el diseño de las políticas globales, como pronto, seguramente, va a ser necesario. Lampadia

Sí, este es el siglo del Asia.

Pero todavía hay motivos para el optimismo de occidente

An illuminated cube bearing the Chinese flag is seen in the entrance foyer of the London Stock Exchange in London

La ascensión de Asia. Eso no significa que Occidente tenga que ser pesimista
Fuente: REUTERS / Peter Nicholls

Kishore Mahbubani, 
Decano de la Escuela Lee Kuan Yew de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Singapur
Foro Económico Mundial
13 de enero de 2017
Traducido y glosado por
Lampadia

 

La gran cuestión de nuestro tiempo es simple: ¿debemos, todos los 7 mil millones de nosotros, sentirnos optimistas o pesimistas sobre el futuro de la humanidad?

La respuesta del mundo está dividida. Muchas sociedades occidentales se están ahogando en el pesimismo. Por el contrario, el resto nunca ha sido más optimista. Esto representa una inversión del patrón de los siglos anteriores, donde Occidente siempre fue más optimista. ¿Qué ocurrió? ¿Y qué nos dicen los hechos?

Los hechos son claros. La condición humana nunca ha estado mejor. La pobreza mundial está disminuyendo constantemente. En 2015, superamos ampliamente el Objetivo de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas de reducir a la mitad la pobreza mundial. Según la NIC, la pobreza extrema podría reducirse a la mitad para el año 2030.

Las clases medias globales están explotando: de 1,800 millones en 2010 a 3,200 millones en 2020 y 4,900 millones en 2030. La tasa de mortalidad infantil mundial ha disminuido de un estimado de 60 muertes por mil nacimientos en 1990 a 32 en 2015. Esto se traduce en más de 4 millones de muertes infantiles menos por año. Si fuéramos racionales y objetivos, estaríamos celebrando la condición humana actual.

La auto-contemplación de Occidente

¿Por qué no celebramos? Una respuesta simple es que los intelectuales occidentales que dominan el discurso intelectual global sólo son conscientes de los desafíos a corto plazo de sus sociedades, no de las promesas globales a largo plazo. Francis Fukuyama ilustra esto bien. En un ensayo escrito después de la elección de Donald Trump, dice: “La derrota electoral de Hillary Clinton ante Donald Trump marca un hito, no sólo para la política estadounidense, sino para todo el orden mundial. Parece que estamos entrando en una nueva era de nacionalismo populista, en la que el orden liberal dominante que se ha construido desde la década de 1950 ha sido atacado por las mayorías democráticas enojadas y energizadas. El riesgo de caer en un mundo de nacionalismos competitivos e igualmente enojados es enorme, y si esto sucede, marcaría una coyuntura tan trascendental como la caída del Muro de Berlín en 1989. “[Nota: énfasis añadido.]

Por favor, estudiemos cuidadosamente sus palabras. El está confundiendo la condición de Occidente con la condición del mundo. Es cierto que el populismo ha aumentado en Occidente. Eso explica a Trump y el Brexit (y posiblemente Le Pen). Pero no ha surgido en las regiones más pobladas de Asia y África.

Más importante aún, Occidente sólo representa el 12% de la población mundial. 88% vive fuera de Occidente. Y sus condiciones de vida (con excepción de algunos países árabes y Corea del Norte) nunca han sido mejores.

Tomemos tres de los países más poblados de Asia: China, India e Indonesia. Las vidas de casi 3 mil millones de personas en estos países nunca han sido mejores. Y van a mejorar mucho en las próximas décadas, como muestra el gráfico.

La década de 2010 a 2020 es probablemente la mejor década que Asia haya experimentado. La población de clase media asiática va a pasar de 500 millones en 2010 a 1,750 millones en 2020. En resumen, Asia va a añadir 1.5 veces la población total de Occidente a la población de clase media mundial en una década.

¿Por qué está pasando esto? Una respuesta simple es el triunfo de la razón. La difusión de la ciencia y la tecnología occidentales lo demuestra más claramente. En el nivel más básico, los seres humanos en todo el mundo pueden ver los beneficios de la medicina occidental moderna. Como resultado, la razón está reemplazando a la superstición. En todas las esferas de la vida humana, desde las políticas económicas hasta la gestión ambiental, desde la educación hasta la planificación urbana, las prácticas óptimas occidentales están siendo adoptadas casi universalmente por todas las sociedades.

Entonces, ¿por qué todo el pesimismo?

Si el mundo está mejorando, ¿por qué el Oeste se vuelve más pesimista? La respuesta simple es que Occidente ha seguido una estrategia profundamente defectuosa desde el colapso de la Unión Soviética en 1991. Al igual que los defensores británicos de Singapur en la Segunda Guerra Mundial, apuntaron sus armas al mar en el Sur cuando los japoneses vinieron por tierra desde el Norte.

Para dejar este punto aún más claro, Occidente pensó que había ganado una colosal y épica lucha con su dramática victoria en la Guerra Fría. Como resultado, no se dio cuenta de que, al mismo tiempo, una lucha aún mayor había comenzado con el “retorno” de Asia. China decidió volver a unirse a la economía mundial en los años ochenta. La India lo hizo en los años noventa. El regreso de 3 mil millones de asiáticos, obviamente, iba a sacudir la economía global. Occidente no se dio cuenta.

No se dio cuenta porque las mentes occidentales estaban intoxicadas con un opiáceo insalubre de triunfalismo. El famoso ensayo de Francis Fukuyama “El Fin de la Historia” capturó este error. Como resultado, Occidente desarrolló una estrategia intervencionista defectuosa hacia el resto. Muchas de las intervenciones llevaron al desastre. Michael Mandelbaum señala que “el historial de la administración Clinton no fue alentador: prometió el orden en Somalia y lo dejó en caos. Fue a Haití para restaurar la democracia y la dejó en anarquía. Bombardeó Bosnia por el bien de la unidad nacional, pero presidió una partición de facto”.

Y el 11 de septiembre empeoró las cosas. Sedujo a los asesores neoconservadores de George W. Bush para invadir Irak, después de invadir Afganistán. Una década más tarde, los europeos vieron a dos tercios de sus refugiados proceder de tres países: Irak, Afganistán y Siria.

Pero ese no era el verdadero desastre. Mientras que los pensadores estratégicos occidentales estaban distraídos, no vieron que el acontecimiento más importante en 2001 no fue 9/11. Fue la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio. La entrada de casi mil millones de trabajadores al sistema comercial mundial obviamente daría como resultado una masiva “destrucción creativa” y la pérdida de muchos puestos de trabajo.

Trump y Brexit son, por lo tanto, los resultados naturales y lógicos de una estrategia occidental defectuosa de no tratar con los desafíos económicos reales a Occidente. Mientras Occidente estaba distraído, China emergió. Según las estadísticas del FMI, en 1980, en términos de PPP, la participación de EEUU en el PBI mundial era del 25%, mientras que la de China era del 2.2%. En 2016, la participación de Estados Unidos se ha reducido a 15.5%, mientras que la de China ha aumentado a 17.9%.

El declive relativo de Occidente

Por lo tanto, hay razones estratégicas sólidas para el pesimismo occidental: de 1820 a aproximadamente 1980, el poder económico occidental creció de manera constante o mantuvo una enorme posición dominante a nivel mundial. En las últimas tres décadas, el PBI combinado de América del Norte y Europa Occidental se redujo de 51.5% en 1990 a 33.45% en 2014.

Un cambio estratégico aún más destructivo sucedió al mismo tiempo. Mientras que los trabajadores en Occidente sufrieron pérdidas de empleo y el deterioro de los ingresos, la élite occidental se convirtió en súper ricos de la globalización acelerada y el regreso de Asia.

RW Johnson describe bien cómo sufrieron los trabajadores estadounidenses: “Entre 1948 y 1973, la productividad aumentó un 96.7% y los salarios reales un 91.3%, casi exactamente al mismo paso. Eran los días de abundantes empleos en el acero y la industria automotriz cuando los trabajadores podían permitirse enviar a sus hijos a la universidad y verlos ascender a la clase media. Pero de 1973 a 2015 -la era de la globalización, cuando muchos de esos puestos de trabajo desaparecieron en el extranjero- la productividad aumentó un 73.4%, mientras que los salarios aumentaron sólo un 11.1%. Desde 2000, los salarios pagados a los graduados universitarios han caído. “

Una razón para ser optimista

Las preguntas existenciales que Occidente enfrenta hoy en día son bastante simples. ¿Está todo perdido? ¿Disminuirán constantemente el poder y la influencia occidental? ¿O hay esperanza para Occidente? ¿Puede beneficiarse también del resurgimiento del resto?

La respuesta simple es que Occidente puede beneficiarse de la oleada del resto. 12% de la población mundial puede ser arrastrada por el restante 88%. Para lograr esto, los líderes occidentales y expertos necesitan hacer muchos ajustes psicológicos significativos.

En lugar de tratar constantemente de retener el control del mundo, Occidente debe aprender a compartir el poder. A los asiáticos se les debe permitir dirigir el FMI y el Banco Mundial. Igualmente importante, los expertos occidentales deben abandonar su condescendencia tradicional al hablar del resto. Las entidades asiáticas emergentes, como China, la India y la ASEAN, deben ser tratadas con más respeto. La India debería ocupar inmediatamente un lugar en el Consejo de Seguridad de la ONU, con el Reino Unido y Francia a un lado.

Todo esto suena inconcebible para muchas mentes occidentales. Pero hasta hace poco, era también inconcebible que el resto pudiera ser más optimista que Occidente. Occidente debe ahora hacer lo inconcebible para prepararse para el inevitable mundo inconcebible. Lampadia

 




La divergencia de Trump con China

El mundo que se fue haciendo posible desde fines del siglo pasado estaría quedando a medio construir con los recientes sucesos políticos en el Reino Unido y EEUU. Ese mundo de la globalización, el comercio internacional y los procesos de integración, que produjeron la mayor reducción histórica de la pobreza global y de la desigualdad entre los países más ricos y los emergentes y que generó una inmensa clase media global, estaba a medio hacerse.

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Fuente:  es.pinterest.com

Los procesos de integración estaban por consolidarse, los ajustes de las instituciones multilaterales que permitieran una mejor gobernanza global, eran incipientes y, la convergencia entre las dos mayores potencias mundiales, EEUU y China, algo escencial para la armonía y el mayor bienestar global, no pasaba de los libros y artículos de visionarios como Henry Kissinger de EEUU y Kishore Mahbubani de Singapur. 

En efecto, en su último libro, ‘Orden Mundial’, Kissinger nos advirtió que un estudio de Harvard mostraba que historicamente, de 15 casos de interacción entre una potencia emergente y una establecida, 10 terminaron en guerra. Y agregaba que no era sorprendente que hoy pensadores estratégicos significativos, a ambos lados, consideraran que el patrón histórico hacía inevitable el conflicto.

Por su lado Mahbubani, nos decía que estábamos construyendo una nueva y mejor civilización, que nadie habría pensado hace unos años que Singapur podría ser tan próspero como Londres. Pero aún había una gran resistencia a hablar de una gobernanza global que permitiera y cuidara la consolidación de la armonía entre occidente y oriente.

Pues, el Brexit y el acceso al poder del Trumpismo, van exactamente en dirección opuesta a estos pensamientos. Más vale darse cuenta a tiempo de la dirección e intensidad de los nuevos vientos, que en nuestra opinión alterarán profundamente el mundo que se estaba construyendo: uno que era favorable al espacio de desarrollo que necesitan países como el Perú.

No vamos a entrar en detalle de los avances negativos de la formación del gobierno de Trump, ahora solo queremos compartir un excelente artículo sobre las discontinuidades políticas de Gran Bretaña y EEUU, desde la perspectiva de dos intelectuales de Singapur: Mahbubani y Quah. Lampadia

La geopolítica del populismo

DANNY QUAH,  is Li Ka Shing Professor of Economics at the Lee Kuan Yew School of Public Policy at the National University of Singapore. He is the author of The Global Economy’s Shifting Centre of Gravity.

KISHORE MAHBUBANI, Dean of the Lee Kuan Yew School of Public Policy at the National University of Singapore, is the author of The Great Convergence: Asia, the West, and the Logic of One World. He was selected as one of Prospect magazine’s top 50 world thinkers in 2014.

Project Syndicate 
9 de diciembre, 2016
Traducción de Esteban Flamini
Glosado por
Lampadia

SINGAPUR – La gran pregunta a la que se enfrentan ahora mismo los países asiáticos es qué enseñanza extraer de la victoria de Donald Trump en la elección presidencial estadounidense y del referendo por el Brexit (en el que los votantes británicos eligieron abandonar la Unión Europea). Por desgracia, la respuesta no se está buscando en el lugar correcto: el cambio geopolítico.

En vez de eso, han prevalecido las explicaciones económicas. Una dice que la globalización, a pesar de mejorar el bienestar general, también desplaza trabajadores e industrias y aumenta la disparidad de ingresos, lo que crea electorados inquietos como los que apoyaron el Brexit y a Trump. Otra asegura que han sido los avances tecnológicos, más que la globalización, los que agravaron las desigualdades económicas y generaron las condiciones de la conmoción política en los países desarrollados.

Los países emergentes han identificado la desigualdad como un problema fundamental, y coinciden en buscar iniciativas para mejorar la movilidad social y evitar que la globalización y las nuevas tecnologías desplacen a sus clases medias y trabajadoras, y abran el camino a versiones propias de Trump y el Brexit. Para los países asiáticos, la receta política es clara: cuidar a las poblaciones desfavorecidas y ofrecer capacitación y nuevas oportunidades de empleo a los trabajadores desplazados.

Es evidente que todas las sociedades deben velar por sus miembros más pobres y maximizar la movilidad social, sin dejar de recompensar el emprendedorismo y alentar a las personas para que se esfuercen en mejorar su suerte. Pero concentrarse en esas políticas no resolverá el distanciamiento entre la gente y los gobiernos que subyace al ascenso de los populistas, porque su causa raíz no es la desigualdad, sino la sensación de pérdida de control.

Incluso si los países eliminaran las diferencias internas de ingresos y riqueza, y aseguraran la movilidad social para todos sus ciudadanos, las fuerzas que hoy impulsan el descontento popular en todo el mundo subsistirían.

Los votantes de Trump no encajan en el estereotipo en torno al cual gira la explicación económica del resultado electoral. Los pobres fueron más favorables a Clinton, y los ricos a Trump. Contra la explicación popular, Trump no debe su victoria a los que tienen más miedo de caerse del sistema económico.

Se dio algo similar en el referendo británico por el Brexit, en el que los partidarios de abandonar la UE culparon a sus normas supuestamente gravosas y a sus exorbitantes cuotas societarias de frenar la economía británica. Esto tiene muy poco que ver con combatir la desigualdad económica y la exclusión; y es revelador el dato de que las mayores donaciones a la campaña por el Brexit salieron de empresarios ricos.

Además, el sentimiento popular que contribuyó a la victoria del Brexit no se origina en la desigualdad de ingresos o el rechazo al “1%” más rico, sino en la rabia de votantes pobres marginados contra otros pobres marginados (en particular, los inmigrantes), no contra los ricos.

Lo que une a los simpatizantes de Trump y del Brexit no es la rabia por ser excluidos de los beneficios de la globalización, sino una incómoda sensación generalizada de que ya no controlan sus destinos. El aumento de la desigualdad de ingresos puede contribuir a este malestar, pero también hay otros factores.

Paradójicamente, es posible que los simpatizantes del Brexit y de Trump perciban los efectos de la globalización porque la desigualdad general en realidad disminuyó. El efecto más grande de la globalización fue sacar a cientos de millones de personas de la pobreza en los países emergentes. En los años noventa, el PIB combinado de estos países (a tipos de cambio de mercado) apenas llegaba a la tercera parte del PIB combinado de los países del G7. En 2016, esa divergencia había casi desaparecido.

Aumento

La presión inédita sobre el orden mundial no se debe al aumento de la desigualdad de ingresos dentro de cada país sino a la baja desigualdad de ingresos en el nivel internacional. Hay cada vez más diferencia entre lo que los países de Occidente pueden proveer y lo que las economías emergentes demandan. El poder del eje transatlántico que antes gobernaba el mundo se está yendo, y en los países otrora dominantes, tanto las élites políticas como los ciudadanos de a pie sienten esa pérdida de control.

Trump y el Brexit atrajeron a los votantes con la promesa de que las potencias transatlánticas pueden reafirmar su control en el contexto de un orden mundial que cambia a pasos agigantados. Pero el ascenso geopolítico de las economías emergentes, especialmente en Asia, obliga a encontrar un nuevo equilibrio para ese orden, ya que de lo contrario la inestabilidad global se mantendrá. Eliminar la divergencia de ingresos puede ayudar a los pobres, pero en los países desarrollados, no calmará sus temores.

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Las dificultades para el desarrollo de las infraestructuras

Las dificultades para el desarrollo de las infraestructuras

El Financial Times (FT) acaba de publicar un análisis integral sobre los problemas que inhiben la cobertura de las brechas de infraestructuras en todo el planeta, tanto en los países más desarrollados como en los emergentes. El déficit de infraestructuras es un problema global y las soluciones para enfrentarlos, como las que tenemos que superar los peruanos, deben hacer sentido para los actores globales como instituciones multilaterales, inversionistas y evaluadores de riesgos, tanto como para los actores locales, empezando por los ciudadanos, reguladores y políticos.

El informe del FT que presentamos líneas abajo, traducido y glosado por Lampadia, muestra los niveles de brechas no satisfechas en todo el mundo y hace una buena descripción de los principales problemas que hay que superar. De hecho establece que los gobiernos no tienen la capacidad financiera para superarlas y que es indispensable recurrir al sector privado. El mecanismo más adecuado resulta ser, como en el Perú, las APP (Asociaciones Público Privadas), pero este camino no está exento de dificultades.

De hecho subsisten limitaciones fiscales, dadas las necesidades de cofinanciamiento por el Estado, así como las dificultades de acceso a un financiamiento que tiene que comprometerse antes de que se genere ningún retorno, la fijación de los ingresos de los inversionistas, la fijación y aceptación de los pagos por servicios y/o peajes por parte de la población, la falta de estabilidad de reglas de juego (fundamental para inversiones de tan largo plazo) y la veleidad e irresponsabilidad de políticos populistas que pueden desequilibrar cualquier cometido de largo alcance.

Por estas dificultades es que en Lampadia, después de analizar un informe al respecto de The Economist: “The trillion dollar gap” (La brecha del trillón de dólares), de marzo del 2014, publicado en nuestro portal en abril 2014, propusimos una forma de enfrentar una buena parte de estos problemas, especialmente los de financiamiento, involucrando a las instituciones multilaterales para superar las limitaciones fiscales,  reducir los riesgos políticos y de imagen con la población. Ver: Sobre como financiar e invertir US$ 80,000 millones.  

En esta ocasión, después de haber reseñado hace pocos días, el importante Primer Congreso Internacional de Infraestructuras y Desarrollo, que recalculó nuestra brecha en US$ 160,000, es muy importante evaluar las experiencias internacionales y la identificación de las trabas más usuales (Ver en Lampadia: A ponernos al día en infraestructuras), presentamos el análisis del FT y nos comprometemos a convocar a un debate sobre las dificultades indicadas y sus eventuales soluciones, en el futuro inmediato para compartir sus conclusiones con nuestros lectores. Ver a continuación el análisis del FT:

 

Infraestructura: Cubriendo la brecha

Por John Authers, publicado en Financial Times el 9 de noviembre 2015.

Traducido y glosado por Lampadia

¿Por qué existe todavía un déficit anual de US$ 1 millón de millones de inversión en proyectos del sector público?

Los políticos y los inversionistas están de acuerdo: existe una “brecha de infraestructuras”, es global y es cerca de US$ 1 millón de millones por año. Desde los EEUU y Europa hasta el mundo emergente, hay una acumulación de proyectos atrasados que se necesitan para impulsar el crecimiento, mientras que los inversionistas institucionales están desesperados por encontrar inversiones (como por ejemplo en infraestructuras) que les ofrezca un retorno que no esté relacionado con la volatilidad del mercado y los mercados de bonos.

Sin embargo, el déficit se mantiene. El Foro Económico Mundial estima una necesidad global de US$ 3.7 millones de millones en inversión en infraestructuras cada año, mientras que sólo se invierte US$ 2.7 mil millones, en su mayoría por los gobiernos. Según el Banco Mundial, la inversión en 2015 se mantendrá igual o disminuirá en comparación con 2014. La consultora McKinsey estima que en los próximos 15 años, la necesidad de los países del G-20 para proyectos de infraestructuras (de alrededor de US$ 60 millones de millones), no será cubierta en aproximadamente US$ 20 millones de millones. 

“Los desafíos son tanto del lado de los proyectos como de la oferta de capital”, dijo Bertrand Badré, director gerente del Banco Mundial, en su reunión anual en Lima el mes pasado. “Simplemente no hay suficientes proyectos viables.”

Para cualquiera que haya sufrido con cortes de energía, haya comprado botellas de agua de los vendedores ambulantes o haya luchado el estancamiento en las ciudades de mercados emergentes, la idea de que hay muy pocos proyectos es increíble. En los EEUU, la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles estima que el envejecimiento y la infraestructura inadecuada (desde los problemas de energía hasta atascos en el tráfico) le costaría a cada familia americana US$ 28,000 en ingresos para el año 2020 si las tendencias de inversión permanecen iguales.

La infraestructura de Estados Unidos se remonta a los grandes programas de construcción de la década de 1930 y 1950 y muchos de ellos se encuentran en un estado vergonzosamente pobre. El año pasado, el vicepresidente estadounidense Joe Biden se quejó de que “si se le vendara los ojos a alguien caminando a través del aeropuerto de La Guardia en Nueva York, diría: ‘’Tengo que estar en algún país del tercer mundo. No estoy bromeando”. Las autoridades locales están tratando de recaudar dinero para una gran remodelación, incluyendo la demolición del edificio de la terminal central, a través de una asociación público-privada.

En el mundo emergente, el gasto en infraestructuras se ha convertido en una cuestión geopolítica, llevando a China a poner en marcha el Banco de Inversión en Infraestructura de Asia para competir en el financiamiento de proyectos. Para muchos países, los proyectos en materia de transporte, energía, agua, saneamiento y conectividad a Internet son vitales para el desarrollo. Incluso en Europa, donde la infraestructura pública tiende a estar en mejores condiciones, la inversión privada ha caído en los últimos 10 años, según Standard & Poors. La necesidad más obvia, sin embargo, no siempre se traduce en proyectos en los que el sector privado puede o va a invertir.

Incentivo a la inversión

“No hay absolutamente ninguna correlación entre la magnitud de las necesidades de infraestructuras y las oportunidades para el sector privado”, dice Jim Barry, director de infraestructuras de BlackRock, el administrador de activos más grande del mundo, que comenzó a invertir en infraestructuras en 2012 y ahora tiene US$ 8 mil millones en el sector.

Los críticos dicen que los gobiernos a menudo vienen con una lista de proyectos, pero no hacen un buen trabajo para convencer a los inversionistas adversos al riesgo que el proyecto es necesario, o que será suficientemente rentable. Por lo tanto, el dinero permanece embotellado en las instituciones, los proyectos siguen sin construir y la brecha de infraestructuras se ensancha.

“Es realmente un obstáculo de las políticas públicas. Tienen que ser pagados y los gobiernos tienen que encontrar una fuente de ingresos”, dice Cherian George de FitchRatings. “Si hubiera un marco financiero y fiscal sostenible, los fondos y la deuda estarían allí en un día.” [Ver nuestro análisis original sobre el tema en el que proponíamos una solución fiscal que permitiera facilitar el flujo de los proyectos: Sobre cómo financiar e invertir US$ 80,000 millones].

“Los Fondos de Pensiones y de capital privado están diciendo ‘tenemos el dinero – dennos los proyectos”, dice Rohan Malik, director de Ernst & Young de mercados emergentes. “La pregunta es, ¿cómo podemos ayudar a que los gobiernos alisten los proyectos?”

Para los gobiernos, tratar con el sector privado presenta un dilema político fundamental – cobrarle al público por bienes que consideraban anteriormente como gratis es impopular.

La Costa de Marfil tomó la valiente decisión de elevar su gasto en infraestructuras de aproximadamente 2 a 6 % del PBI el año pasado. Esto vuelve más difícil pagar los programas redistributivos, pero en un país con una cobertura eléctrica de tan solo 43 % y donde sólo el 8 % de las carreteras están pavimentadas, el gobierno decidió que era esencial. Durante los próximos cuatro años, tiene el objetivo de poner en práctica 94 proyectos valorizados en US$ 25 mil millones, aunque sólo 14 de ellos son elegibles para APPs.

“Incluir al sector privado es importante, pero tenemos que ser capaces de cubrir el costo de estos proyectos con una buena estructura de precios”, dijo Nialé Kaba, la ministra de Economía y Finanzas de la Costa de Marfil. “En mi país, la infraestructura pública era gratuita. Hay muchos grupos de presión”.

Esto significa, dice, que el sector privado tiene que ser razonable en sus expectativas de ingresos y que los políticos tienen que vender sus proyectos a los votantes. “Si este diálogo no es lo suficientemente franco, el gobierno no va a ser capaz de establecer los precios adecuados. También tenemos que sensibilizar a la población local y decirle a la gente que estas APPs son necesarias”.

Ese peligro es más grave para los inversionistas en la era de las redes sociales como Twitter. “La presión transmitida a través de los medios sociales es la principal fuente de los gobiernos. . . [de] lo que la gente llama “riesgo político”, dijo Thierry Deau, de Meridiam Group, que maneja tres grandes fondos de infraestructuras para las instituciones. “La sociedad civil es activa y es importante que los gobiernos y el sector privado  participen.”

Hay muchos obstáculos potenciales. La manipulación de los precios de un proyecto puede dar lugar a un desastre financiero. Las autopistas construidas en México entre los años 1980 y 1990 con financiación privada terminaron quebrando ya que el público se resistió a los altos peajes y utilizó carreteras alternativas gratuitas que eran más lentas.

El sector público en general también tiene que recaudar algo de dinero antes de pedirle apoyo al sector privado, pero las necesidades de infraestructuras están aumentando al igual que el gasto público está frenado por la austeridad y los problemas de crédito. S&P, en un informe el mes pasado, encontró que entre 2003 y 2012, 16 países de la eurozona cortaron inversiones en transporte en medio de aumentos de la deuda del gobierno general y créditos del sector privado al gobierno como proporción del PBI. ‘Asequibilidad’ y ‘austeridad’ fueron las razones más citadas por el déficit de financiamiento. 

Luego está el problema político. Es probable que la vida útil de una pieza de infraestructura sea mucho más larga que la de un gobierno democrático. Así que para los funcionarios del Banco Mundial, puede ser más fácil vender la idea de proyectos de infraestructura cuando los inversores pueden estar seguros de que no va a haber un cambio de gobierno pronto.

Vientos en contra

Incluso sin obstáculos, existe el riesgo de que los políticos intenten reescribir los términos de un acuerdo. En Europa, España redujo de forma retroactiva los subsidios para los productores de energía solar, causando la ira de los fondos de pensiones, Francia trató de reducir los peajes de la Autoroute y Noruega cambió la normativa para el ingreso de oleoductos poco después de la recaudación de fondos de los inversionistas.

Pero los gobiernos tienen razón en temer los compromisos a largo plazo que exigen los inversionistas que vienen con grandes pagos a empresas privadas por muchos años después de que las instalaciones se hayan construido. La iniciativa de financiación privada del Reino Unido logro con éxito el financiamiento, pero afrontó un largo periodo de impopularidad política.

La demanda para invertir en las infraestructuras de instituciones es clara. Una encuesta realizada el mes pasado a grandes fondos de pensiones por la consultora Create en Londres encontró que el 38 % tenía la intención de aumentar su inversión en infraestructuras durante los siguientes tres años – volviéndolo más popular que el capital privado, fondos de cobertura o la mayoría de fondos. Las compañías de seguros por sí solas han dirigido una asignación de US$ 80 mil millones al año en infraestructuras.

Amin Rajan, quien elaboró el informe Create, dice que uno de los principales obstáculos para convertir la demanda en realidad es la tendencia de los gobiernos “de cambiar objetivos todo el tiempo”. Los fondos de pensiones no están preparados para asumir los complejos riesgos políticos involucrados, dice.

El riesgo no es tanto la agitación política sino la posibilidad de que los gobiernos tengan dudas sobre los contratos a largo plazo y traten de transferir los riesgos adicionales a los inversionistas que están interesados ​​principalmente en proyectos de infraestructuras de bajo riesgo.

“Las personas interesadas en las infraestructuras tienden a compararlo con la renta fija [tener un bajo riesgo y retorno], no con el capital privado”, dijo Gavin Wilson, jefe de la sección de gestión de activos de la Corporación Financiera Internacional. “Las personas no se impresionan por los altos retornos porque lo que realmente quieren es menor riesgo.”

Ese es un problema grave, especialmente en los mercados emergentes, donde un nuevo puerto o autopista es una oportunidad para conseguir un alto rendimiento, pero no es una inversión de bajo riesgo como un bono. Al mismo tiempo, las infraestructuras, con un ingreso que tiende a subir en línea con la actividad económica, es vista como una cobertura contra la inflación, lo que hace más difícil atraer a los inversionistas en situaciones que, como la de ahora, se avecina que los precios podrían permanecer bajos durante algún tiempo.

Otro problema es que los proyectos de infraestructuras necesitan prácticamente todos sus fondos por adelantado, mucho antes de cualquier pago de compensación, que puede tomar décadas. “Es una diferencia fundamental con otros negocios y servicios y completamente diferente a la salud o la educación. Todo el dinero tiene que llegar antes de que haya nada concreto”, dijo Wilson.

“Es menos sobre si hay financiamiento y más sobre la calidad de los proyectos”, dijo Dimitris Tsitsiragos, vice-presidente del IFC (el brazo financiero del Banco Mundial). “Hacer que el proyecto sea viable desde el inicio es fundamental, ya que es la condición que lo hará sostenible.”

Los bancos multilaterales de desarrollo desempeñan un papel clave en esta área. En lugar de ayudar con la estructuración de productos financieros, pueden asesorar sobre la creación de un “pipeline” de proyectos prioritarios, y asegurarse de que sea lo suficientemente fuerte como para ganar respaldo.

“Hay contratos [a menudo] muy complejos y se necesita una mayor estandarización”, dice Barry de BlackRock. “Eso no existe en los EE.UU. Hay cierto progreso, pero se necesita algún elemento de intervención federal para crear los elementos de estandarización y un marco legal”.

Ampliando

La estandarización es aún más importante en los mercados emergentes. Esto ha desatado una campaña para crear grandes fondos con suficientes proyectos para reducir el riesgo mediante la diversificación. Tanto el IFC como Meridiam están construyendo fondos que, eventualmente, podrían contener un máximo de 20 proyectos. Ellos ayudarán a diseñar los proyectos antes de buscar otros socios de inversión.

Una solución más radical está siendo fomentada por los fondos de pensiones canadienses, quienes están tratando de eliminar por completo al intermediario. Caisse de dépôt et placement du Québec, que administra más de US$ 250 mil millones en activos de fondos de pensiones, lanzó este año una filial para gestionar toda la preparación del proyecto en sí.

“El gobierno define la iniciativa de la política pública, como por ejemplo para algún tipo de infraestructura de transporte público”, dice Michael Sabia, presidente ejecutivo de CDPQ. “Luego escogemos uno y planificamos el proyecto y hacemos la ejecución. Financiamos el proyecto con los socios, somos propietarios y operamos la puesta en marcha”.

El objetivo, compartido por muchos, es que las infraestructuras evolucionen hacia una clase de activos reconocidos. “Si se reconoce como una inversión ajustada a un riesgo estable entonces el dinero fluirá en el tiempo”, dijo Badré, del Banco Mundial. “La falta de infraestructuras es aún más costosa. Solo hay que preguntarle a una familia sin agua potable o sin electricidad para iluminar su hogar.” L

 

 




Obama-Modi: Buena química para una alianza estratégica

Obama-Modi: Buena química para una alianza estratégica

La reciente visita del Presidente Norteamericano, Barack Obama, a la India, es una prueba de la importancia que esta tiene actualmente para la política exterior de los EEUU. Este es el segundo viaje de Obama a India y, también, la segunda vez que se reúne en persona con el nuevo Primer Ministro, el gran reformador Narendra Modi, en menos de cuatro meses. Algo absolutamente inusual.

El hecho de que Obama haya reservado más de dos horas de su tiempo para asistir a una parada militar por el aniversario de la independencia de la India es una muestra adicional de lo estratégico que es para los EEUU estrechar sus relaciones con el segundo país más poblado del globoyla decimoprimera economía mundial.

Sin duda la excelente química que parece haberse entablado entre los mandatarios ha facilitado un acercamiento entre dos naciones que tradicionalmente han recelado el uno del otro. Modi aseguró a la prensa que “las relaciones entre dos países se basan menos en puntos y comas y más en la relación entre los líderes, en la química que hay entre ambos (…). De hecho, lejos de la cámara, cuando hablamos, nos acercamos más el uno al otro (…) Barack y yo compartimos una gran amistad, incluso bromeamos y compartimos opiniones sobre muchos asuntos”. Además, señaló que ahora existe una “energía renovada” y que las relaciones bilaterales han escalado “a un nuevo nivel”.

Obama, por su parte, solo tuvo elogios para Modi, al que llamó un “amigo personal”. Según The Economist, “contóque Modi fue tratado como una “estrella de Bollywood”, cuando visitó Nueva York en septiembre. Además, indicó que estaba entusiasmado con la energía del primer ministro y su ambición, alabando su programa de reforma económica.

A Modi se le conoce como Modi-fy, por su gran empuje reformador de un país que últimamente había bajado la guardia en su imperiosa necesidad de desburocratizarse y promover la inversión privada. Modi inició su gobierno poniendo en práctica su lema:“No red tape, only red carpet for investors”. (Ver en Lampadia: El cambio de timón promercado en la India).

El presidente estadounidense, señaló que se debe tener  paciencia, ya que una “nueva alianza” no se creará en una noche. Pero ambos líderes indicaron que esta relación se está dando naturalmente porque las dos naciones comparten los mismos valores: “[somos] las dos democracias más grandes del mundo (…), donde la gente cree en la libertad y la dignidad”, resaltó el mandatario norteamericano, en una clara alusión a China, el otro gigante asiático.

De hecho, la diplomacia estadounidense, busca ahora estrechar sus lazos con India para equilibrar el peso de China en el Pacífico. La ascensión de la República Popular no es solo económica, es también militar y ha empezado a dejar sentir su fuerza política. De hecho, los recientes sucesos en Hong Kong (donde los estudiantes tomaron las calles exigiendo más libertades), han sido una desilusión sobre la evolución de la China y han sido seguidos con cautela y preocupación por los gobiernos democráticos.

La India ha sido el aliado estratégico más importante de Rusia, por décadas. De hecho durante el desfile militar al que asistió Obama, prácticamente todo el material bélico exhibido era de fabricación soviética. Ambos países tienen aún una estrecha colaboración en este campo. No es casual que el presidente norteamericano haya criticado y amenazado con nuevas sanciones a Putin por su accionar en Ucrania desde Nueva Delhi. Estados Unidos espera que Modi vaya acercándose más a occidente y apartándose de la nueva Rusia imperialista.

En Moscú, la visita de Obama se ha seguido con enorme recelo. Otro país en el que ha causado escozor es Pakistán. Aliado clave de EEUU en la lucha contra el terrorismo, pero que mantiene un serio diferendo territorial con la India (por Cachemira), por ello, Obama fue firme pero vago en sus declaraciones sobre el combate al terrorismo.

Aunque no hubo grandes anuncios y la visita de Obama debió acortarse por la muerte del Rey Abdullahde Arabia Saudita, si ha quedado claro, que la “buena química” demostrada, permitirá que el comercio y los negocios entre estas dos potencias fluya.Las inversiones se incrementarán. Las reformas que impulsa Modi facilitarán enormemente este proceso. Se esperaque el comercioentre ambos se multiplique por cinco.

Para acelerar el intercambio, EEUU prometió invertir más de 15,000 millones de dólares en la infraestructura india durante los próximos cinco años, desarrollar un proyecto de Ciudades Inteligentes y apoyarla captación de inversiones privadas. Además deuna mayor cooperación militar,incluyendo la referida a energía nuclear para usos civiles. Una alianza que va por el camino correcto. Lampadia