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Millennials: ¿Otros paradigmas o solo otra generación?

Millennials: ¿Otros paradigmas o solo otra generación?

Los millennials son los jóvenes nacidos entre 1980 y 2000 y también se les denomina a los que han llegado a edad de trabajar con el cambio del milenio. Es una de las generaciones más grandes de la historia, y parece ser un fenómeno disruptivo. Su perfil va desde jóvenes que están empezando la carrera hasta profesionales con más de una década de experiencia laboral.

A diferencia de las generaciones anteriores, los Millennials son nativos digitales y les es natural el mundo de la tecnología y de las redes sociales. Vivimos en un mundo donde las empresas como Facebook, Uber, Pinterest, Airbnb, Instagram y Waze no sólo han creado nuevos mercados, sino que han cambiado el mundo en el que vivimos. Aunque estas empresas abarcan diferentes industrias, todas ellas tienen al menos una cosa en común: los Millennials son los fundadores y sus líderes.

Esta generación ha alcanzado la mayoría de edad durante un momento de cambio tecnológico y de gran globalización. Eso los ha formado con comportamientos y experiencias diferentes al de sus padres. Muestran actitudes diferentes frente a las fronteras geográficas, la política, las instituciones y los líderes tradicionales, así como al sentido de “propiedad”, por lo que son proclives  a una “economía de intercambio.”

Estos jóvenes son más independientes que sus antecesores, tienen más confianza en sí mismos y están acostumbrados a realizar múltiples tareas al mismo tiempo. Saben todo lo que hay que saber sobre las redes sociales, ya que viven en ellas y es su medio principal para compartir sus inquietudes y obtener información.

Además, no están tan dispuestos (como las generaciones anteriores) a sacrificar su vida personal con el fin de avanzar en sus carreras. A ellos les gusta “trabajar duro – jugar duro” (work hard – play hard) y quieren estar en una compañía que valore este equilibrio. También esperan un ambiente de trabajo más flexible. Pueden ser muy orientados al trabajo en equipo y disfrutan la colaboración con amistades y colegas.

Algo muy importante para ellos es la transparencia. Los Millennials quieren sentir que tienen una relación abierta y honesta con su manager y compañeros de trabajo. Por último, invierten en cuidar su salud, dedicando tiempo y dinero a hacer ejercicio y comer bien. Su estilo de vida activo influye en las tendencias de todo, desde comida y bebida hasta la moda.

En el siguiente cuadro se pueden observar las características principales de los Millennials en distintos aspectos:

Datos basados en EEUU el 2014

A medida que los Millennials crecen, se gradúan, y avanzan en el mercado laboral, pronto tomarán posiciones de liderazgo. De hecho, según un estudio realizado por PWC, los Millennials conformarán un estimado de 50% de la fuerza laboral mundial para el año 2020.

Además, tan solo a finales de este año, más de 50 millones de Millennials superarán a la Generación X para convertirse en la fuerza laboral dominante en Estados Unidos. Con este cambio, pronto se convertirán en la generación con mayor poder adquisitivo.

Esta generación no está comprometida con un solo partido político y son la generación más racialmente diversa. Las encuestas del Centro de Investigaciones PEW muestra que la mitad de los Millennials (50%) se describen a sí mismos como independientes políticamente y casi tres de cada diez (29%) dicen que no pertenecen a ninguna religión.

Al mismo tiempo, sin embargo, se destacan por votar a favor de puntos de vista liberales (en su acepción europea) en muchos temas políticos y sociales, que van desde la creencia en un gobierno que apoye el matrimonio entre personas del mismo sexo y la legalización de la marihuana.

Sus líderes y las personas a quienes más admiran giran en torno a los innovadores sociales más importantes del momento: Mark Zuckerberg (Facebook) y Taylor Swift (música), entre otros.

Mark Zuckerberg es un icono de los Millennials ya que ha alcanzado el éxito empresarial, algo que muchos jóvenes esperan alcanzar también. Él tuvo una gran idea que ha transformado la sociedad y la trajo a la vida cuando aún estaba en la universidad. Ellos sienten una conexión con él, ya que ha creado un producto que es de gran importancia para su generación en particular. Facebook no es sólo una manera de comunicarse con los amigos; se ha convertido en una manera de mantenerse informados sobre el mundo en general. Muchos Millennnials aspiran a crear algo tan poderoso como Facebook y aprecian que a pesar de su éxito, mantenga una manera de ser tan sencilla.

Otro caso viene de la cultura Pop. Taylor Swift se está convirtiendo rápidamente en la artista más influyente de su generación, en términos de su impacto en la industria. Le ha dado la bienvenida a patrocinios corporativos, algo que alguna vez fue considerado un tabú entre los músicos, con un fervor sin precedentes. Y, en una época en la que los Millennials están gastando cada vez más dinero en experiencias en lugar de en bienes materiales, ha dominado el negocio de shows en vivo. También está cambiando el modelo convencional de los negocios de la música (donde las ventas están disminuyendo, y las suscripciones a webs están aumentando), al retirar toda su música de Spotify, el servicio de streaming de música más grande del planeta.

Entre opiniones recogidas por Lampadia a distintos millennials, tenemos las siguientes afirmaciones:

“Creo que los Millennials admiramos más a las personas que están creando productos y empresas que hacen cosas para mejorar el mundo.”  [Hombre, 31]

“No me siento identificada con un líder político en mi país. Siento que no tienen las mismas prioridades que yo y se dedican a pelear entre ellos sobre temas que no me importan. Todos roban, todos mienten y todos se quedan en ideas y no cumplen con nada. Yo creo en acciones y no veo que ninguno las cumpla.” [Mujer, 24]

“Mark Zuckerberg. Es el único líder actual con el que me identifico. No porque sea programador o por Facebook, sino porque creo que yo, como la mayoría de mi edad, quiero lograr lo que él ha logrado. Quiero crear una app o una red social que tenga un gran impacto mundial.” [Hombre, 28]

“La mayor diferencia que veo con mis padres, o las personas de su generación [50s y 60s], es que yo no estoy dispuesta a sacrificar mi felicidad por un trabajo o una responsabilidad externa. De repente por eso nos llaman egoístas o incluso ninis (ni trabaja, ni estudia), pero creo que es lo más sano. Mi vida es corta y quiero viajar y conocer el mundo, vivir distintas experiencias y ser feliz. Pasármela ahorrando o trabajando toda la vida sería una pérdida de tiempo. Ni siquiera sé dónde quiero vivir o si alguna vez tendré hijos.” [Mujer, 27]

Los millennials quieren cambiar el mundo, y tienen las habilidades y agallas de hacerlo. Están tan desarraigados de instituciones, religiones, política y países que, en teoría, pueden inclinarse en direcciones imprevistas y a toda velocidad, a través de sus medios de expresión: las redes. Al final siguen siendo una incógnita. Lampadia




El poder democratizador de las nuevas tecnologías

El poder democratizador de las nuevas tecnologías

El Perú es un país rico en sueños y creatividad, con una necesidad insaciable de crecer y gente capaz de lograr lo que se proponga. Desde el vendedor ambulante de la esquina hasta la madre soltera con cinco hijos, todos se caracterizan por encontrar soluciones creativas e innovadoras para resolver sus problemas y superar sus limitaciones. Los mayores obstáculos que tienen para crecer son la falta de oportunidades, la incapacitación educativa recibida del Estado, las trabas burocráticas, el escaso financiamiento, las costosas infraestructuras y las pocas herramientas de apoyo a aquellos arriesgados innovadores dispuestos a cambiar su mundo. Pero puede que con los nuevos avances tecnológicos, las oportunidades aumenten y todos tengan un mejor acceso a los mismos recursos, y beneficios.

La generación Y, o Millenials, está creciendo y está transformando el mundo empresarial tradicional por uno muy dinámico, “remodelando industrias enteras e incluso cambiando la noción misma de empresa”, explica The Economist en su especial sobre Startup Techs. Esta generación disruptiva ha roto paradigmas, y ahora nada está lejos de su alcance, los límitesno existen. (Ver en Lampadia: La Generación Y

Los avances tecnológicos han traído consigo unas facilidades extraordinarias. La innovación constante lleva siempre a mejorías, impulsados por la búsqueda de soluciones a problemas existentes. Un ejemplo claro es el de la gran crisis (de contaminación) del estiércol de caballo de 1894; Nueva York era invivible entre los olores y falta de visibilidad que traían las moscas. Se llegó a temer que la ciudad de Londres sería inundada por estiércol en 1950, y fue la tecnología, con la creación del automóvil, la que salvó la situación al revolucionar el medio de transporte.

Actualmente el lanzamiento de nuevas empresas se ha vuelto muy barato (por la tecnología y la globalización), cambiando radicalmente su naturaleza. Esto se refleja en un nuevo tipo de empresas, las Startups (emprendimientos digitales), que buscan un modelo de negocio con crecimiento rápido y rentable. Como indica Steve Blank, un reconocido experto en el campo, “El objetivo es convertirse en una´micro-multinacional´, una empresa que se hace global, sin ser grande. Muchas de ellas son simplemente pequeñas empresas que utilizan tecnología digital”.

Este mundo digital provee a pequeños empresarios, conocidos ahora como ‘fundadores’, una serie de herramientas que les permite crecer y materializar sus ideas a un módico precio, ya que la potencia de la informática se encuentra disponible a través de internet (Amazon cuenta con un paquete básico gratuito que incluye 750 horas de tiempo de servidor)  y de software de códigos abiertos (por lo tanto gratuitos), por lo que la única inversión es en la contratación de programadores, equipos y el proceso de experimentación e implementación.Algo parecido permiten las impresoras 3D, que también cambian el paradigma productivo de la producción en masa, por la producción para el segmento “tamaño uno” o ad-hoc.

La situación está cambiando, y ya no existen excusas para que personas emprendedoras no puedan salir adelante. El  crear una startup está al alcance de muchos, es rápido y poco costoso. La mayor inversión es tiempo y dedicación, dos factores muy exigentes por el ciclo de retroalimentación que manejan. “Esto implica la construcción de algo, medir la reacción de los usuarios, aprender de los resultados y luego empezar todo de nuevo hasta llegar a lo que se conoce como el ajuste del mercado de productos”, indica The Economist. Proceso que con internet es continuo.

En uno de sus gráficos, The Economist recoge información de 50 países, entre ellos el Perú, indicando la valorización de mercado de las 3 empresas de Internet más grandes de cada país. “Empresas fuera de Estados Unidos y China siguen siendo relativamente pequeñas: la capitalización de mercado de Google, por ejemplo, es más grande que el valor de las empresas de Internet más importantes de todos los otros 48 países juntos”.

Las empresas peruanas incluidas por The Economist son:

1.      Plazapoint – US$ 4 Millones

Su producto, PlazaPoints, es un programa de puntos que funciona en más de 100 locales. Al momento de pagar simplemente das tu DNI y acumulas puntos en tu cuenta PlazaPoints, que se pueden usar para pagar tus siguientes consumos los establecimientos afiliados.

2.      Cinepapaya – US$ 3 Millones

Cinepapaya es una cartelera de cines en el Perú. Se pueden encontrar horarios, locales, críticas, trailers y fotos de películas en cartelera, así como próximos estrenos.
3.      Idakoos – US$ 1 Millón

Idakoos ofrece el servicio de diseño y venta de polos personalizados, sudaderas con capucha y demás. Se puede elegir entre millones de diseños o crear uno con imágenes propias.

Como todos conocemos, en el Perú ya se han creado clusters de autodidactas en los temas de software y hardware, como el de “Wilson” en el centro de la capital. Pero el Perú “formal”, (Estado y academia), no ha hecho nada por acercarse a ellos, por ejemplo, con el afán de empoderarlos mediante capacitación complementaria. Solo se les persigue con el chicote de una formalidad que los incapacita al romper su ciclo de capitalización, dado el costo de las regulaciones actuales.

Sin embargo, para masificarla rápida creación de empresas tecnológicas se necesita algo más: aceleradores. Esto se refiere a las universidades, responsables de la educación y la capacitación de los futuros emprendedores y empresarios, líderes innovadores, para que estén aptos y puedan aprovechar estas nuevas oportunidades de la globalización, que nuestro nuevo mundo pone a su disposición. Lampadia




La caída de nuestros líderes es una tragedia

La caída de nuestros líderes es una tragedia

Ya es un lugar común considerar que los ciudadanos hemos perdido confianza en la política y sus representantes. También sabemos que este fenómeno va más allá del Perú, es un sentimiento global. Pero tal vez no hemos visto la profundidad a la que se ha llegado después de la última crisis financiera mundial. En nuestro reciente artículo: Generación Y: ¿Aliado o enemigo? – Una visión (disruptiva) del futuro hemos mostrado que, según el UBS, el 52% de los jóvenes norteamericanos de 21 a 36 años mantienen sus ahorros fuera del sistema financiero, a diferencia de los mayores que lo hacen en 23% (una desintermediación financiera inimaginable).

Estos jóvenes de la llamada generación Y o Millenials (nacidos después de 1980), tienen una nueva visión de las cosas, son tecnológicos, innovadores, globales. Tienen una noción diferente del mundo, no segmentada por límites territoriales o culturales, forman parte de un solo espacio, comparten los mismos problemas y preocupaciones. Su desencanto va más allá de la política, incluye a los bancos, los reguladores y las empresas privadas. Desconfían de las  entidades públicas y privadas.

Por otro lado están muy capacitados, son individualistas, confían en sí mismos, no le corren al riesgo ni al cambio. Su desilusión y crítica contra casi todos los líderes actuales, los convierte en una generación huérfana.

De alguna manera la humanidad, especialmente en occidente, desde sus juventudes, estaría perdiendo la esperanza y el respeto por los “viejos de la tribu”, por el establishment, que sienten que les han fallado e interrumpido sus expectativas de un mundo mejor.

Un triste ejemplo de la devaluación de los líderes globales es lo acontecido con el más importante líder aparecido en el siglo XXI, Barak Obama, que en solo 5 años ha pasado de la gloria al  desencanto.

Seguramente todos recordamos la noche del 4 de noviembre del 2008, en la cual todo el planeta, jóvenes y viejos, latinos y africanos, americanos, europeos y asiáticos, humedecimos nuestros ojos en una suerte de fiesta global, por el éxito de un hombre común, más común que los demás, un afroamericano de origen humilde había llegado al cargo de mayor poder en el mundo, demostrando con su lema “YES WE CAN”, que sí se podía. Haciéndonos soñar que el mundo estaba a nuestros pies si queríamos hacer el esfuerzo. Era como un nuevo amanecer.

Llegó a la Casa Blanca en olor de multitud, feliz y optimista, aplaudido y alabado por impresionantes multitudes, que prácticamente daban su vida por él.

En el 2008 fue elegido “Hombre el Año” por la revista Time y en el 2009 se le otorgó el Premio Nobel de la Paz.

Desde entonces, se ha dado de porrazos con la dura realidad y, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo, va perdiendo una batalla tras otra. Poco a poco ha debilitado su influencia como líder global y, hasta sus amenazas (Siria), perdieron contenido.

En noviembre del 2013, la prestigiosa (y nada amarilla revista británica) The Economist, lo sacó en su portada en una situación, bastante embarazosa:

Obama había perdido sus maravillosos poderes y ya no era la esperanza de cambio ni de liderazgo. Peor aún, el 2 de julio de este año 2014 The Washington Times, publicó una nota que lo califica como el peor presidente norteamericano desde la Segunda Guerra Mundial.

En resumen, una caída rapidísima hasta un lugar que da pena por Obama, una persona llena de buenas intenciones, pero como sabemos hace mucho tiempo, las buenas intenciones no son suficientes.

De esta triste experiencia debemos sacar algunas valiosas conclusiones: primero, tomar nota de la velocidad a la que todo  puede cambiar, ya sea por hechos objetivos o por imágenes y, segundo, el choque entre expectativas y realidades, la intolerancia y exigencia de la sociedad, que no está dispuesta a retroceder o a dejar de avanzar, según sea el caso del país en cuestión (por ejemplo: Estados Unidos o Brasil).

Necesitamos reconstruir la confianza de los jóvenes en las instituciones y en nuestros líderes. Felizmente hoy tenemos algunas esperanzas: Malala Yousafzai, una niña afgana de 16 años, que fue herida por los talibanes por defender el derecho a la educación de las niñas en su país, logró recuperarse y hoy es una lideresa que llegó hasta las Naciones Unidas. En Latinoamérica tenemos a María Corina Machado, la valiente venezolana que Lampadia pidió se le nombrara: “Diputada Honoraria de América Latina”.

Queridos lectores, esto no es algo trivial, nuestros jóvenes no pueden tener un vacío por delante, sin saber a quién seguir o en quién creer, y sin confiar en las instituciones que hoy (consideran) no están a la altura de sus expectativas.

Nos toca a los mayores, acercarnos a los jóvenes y aprovechar sus capacidades para recuperar los espacios de confianza, sin los que nuestras sociedades devienen en precarias. ¡Manos a la Obra! Lampadia




Generación Y: ¿Aliado o enemigo?

Generación Y: ¿Aliado o enemigo?

¿Cómo será el Perú en unos 20 años? Dependerá, sin duda, del desempeño de la nueva generación, los Millenials, jóvenes nacidos entre 1980 y el 2001, que traen consigo nuevos paradigmas, ideas y maneras de pensar, están dispuestos a revolucionar el mundo actual y tienen la capacidad de lograrlo.

Entre toda Sudamérica, el Perú se ha destacado por un crecimiento alto y sostenido. Este logro lo ha alcanzando, en gran medida, por una combinación de fundamentos sólidos y su “bono” demográfico. Diversos estudios como la publicación “The World in 2050” de HSBC, proyectan un crecimiento promedio anual de 5.5 % en los próximos 40 años. Otro estudio, realizado por una decena de profesores del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (“El Perú hacia el 2062”), afirma que la tasa estimada de crecimiento promedio anual del PBI entre 2012 y 2024 es de 5.63%, con lo cual el tamaño de la economía peruana en el 2024 sería de más de 350,000 millones de dólares PPP de 1990 y el ingreso per cápita superaría los 10,000 dólares PPP de 1990.

Este crecimiento tiene que ser una responsabilidad del Estado, el sector privado y su fuerza laboral que estará conformada por la llamada Generación Y o Millenials. Ellos serán los siguientes líderes del país. El entender como son nos permitirá esbozar una mejor visión del futuro.

Estos jóvenes, considerados rápidos y prácticos, con una visión muy diferente a la actual y altamente integrados a la tecnología, traen consigo grandes cambios que ya se pueden observar en los mercados de consumo. Los miembros de esta generación han sido clasificados con diversas etiquetas positivas y negativas, pero su fuerza en el mercado es innegable, y su innovación, indiscutible. No cabe duda que seguirán retando al mundo con cambios de paradigmas en todos los ámbitos.

Los millenials, entre sus principales atributos, tienen la ventaja de haber crecido con una gran familiaridad con la tecnología y en un mundo globalizado, cambiante y diverso. Tienen una gran facilidad para adaptarse a distintas situaciones y enfrentarse a nuevos retos, desarrollando soluciones creativas con gran velocidad y destreza, ayudados por la avanzada tecnología a la que están acostumbrados. Y es gracias a esta que son capaces de tomar decisiones más informadas, teniendo amplias bases de datos y herramientas.

Son una generación global. “Son ciudadanos del mundo, hacen negocios y se conectan con el mundo a través de la tecnología, son mucho más globalizados” Carlos Heeren, director y gerente general de UTEC en un artículo para El Comercio.  Tienen una noción diferente del mundo, no tan segmentada por límites territoriales o culturales, sino forman parte de un mismo mundo, principalmente por tener más en común con sus iguales globales. Problemas de medio ambiente, de cambio climático y hasta políticos, son preocupaciones que hacen comunes, y todos están enterados, algo que no sucedía antes.

Asimismo, han aprendido de errores pasados, principalmente la crisis del 2008 y el desencanto con Wall Street, entidades reguladoras, bancos y empresas privadas, por lo que son desconfiados de entidades públicas y privadas, volviéndolos propensos a creer en la necesidad de regular y supervisar una correcta administración de los recursos y del poder. Esta generación fue testigo del descalabro de diversas entidades, por lo se considera que el sector financiero es la industria que más va a experimentar una disrupción en su modelo de negocio, según el estudio “Millenial Disruption Index”(Índice de Disrupción Milenial) por Viacom Media Networks.

Este estudio también afirma que el sector financiero es la industria que podría sufrir los mayores cambios en el futuro. Esta desconfianza es tal, que consideran un futuro sin bancos, y piensan en la posibilidad de una manera diferente de consumo, online, tal vez liderado por empresas como Google, Amazon, Apple o PayPal. Todo apunta a un cambio inimaginable en el futuro de la banca.

También, tienen una apreciación muy grande por la responsabilidad social, la justicia y la igualdad y buscan soluciones con resultados positivos para todos los involucrados, siendo fieles a sus valores y creencias.

No se puede dejar de mencionar que parte de sus ventajas se debe al legado de la generación anterior, en la que se empezó a masificar la educación de calidad, que le dio a los millenials una base muy importante de conocimientos e instrumentos. Esto, alimentado con la ambición y competitividad que los caracteriza, ha formado a una generación educada, culta y capaz. La tecnología, también, es un legado, integrado por la generación Y, y utilizada como base de sus capacidades.

Sin embargo, por sus mismas habilidades y autosuficiencia, carecen de miedo al riesgo, y al cambio, diferenciándolos de una generación más conservadora y cautelosa. Son personas con grandes especializaciones, muchos cartones y diplomas, pero sin tanta experiencia, como la vivida por quienes han sufrido la hiperinflación, el terrorismo y regímenes militares. Tal vez ésta sea su mayor debilidad, ya que la realidad puede ser muy diferente a los libros, como comenta Heeren, al comparar la experiencia de un gerente general de 50 años hace un tiempo con uno de 35, con muchos logros académicos e inteligencia, pero menos experiencia laboral.

Esta falta de años en el mundo real puede ser una debilidad a un nivel global. La constante desilusión y crítica contra casi todos los líderes actuales, ha dejado una generación huérfana de dirección.

Esta nueva generación va a causar un cambio pragmático en la gobernanza. Han sido denominados por David Burstein, escritor de “Cómo los Millenials están formando el mundo’ , miembro de la generación Y, como idealistas pragmáticos, una combinación extraña pero tal vez perfecta para solucionar los problemas actuales: utilizando los ideales sociales de cambio, pero buscando planes y estrategias concretas a nivel público y privado para lograrlos. Tal vez sean la receta perfecta. Lampadia