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Ejerzamos nuestro derecho a ser más inteligentes

Ejerzamos nuestro derecho a ser más inteligentes

Las aguas están movidas. Las políticas, las económicas y las de confianza en el futuro. El gobierno y la oposición acaban el año, en medio una guerra de guerrillas (que caigan Sansón y los filisteos), que solo agravan los cuestionamientos de la población. El gobierno, cercado por serias acusaciones de corrupción que amenazan, de una u otra forma, la conducción del país. A esto se suma la merma de la bancada oficialista en el Congreso y la pérdida de aliados políticos, lo que impide la rápida aprobación de Leyes clave para reactivar la economía. Todo esto mantiene la popularidad de la pareja presidencial y de las instituciones públicas, en niveles de “pena”. El Ministro de Justicia en la picota y, por supuesto, todo esto en el contexto del colapso del crecimiento de la economía.

Lo económico tampoco pinta bien. A duras penas el país crecerá un 2.7% (¿?). Buena parte de esta desaceleración se debe al descuido en el que el gobierno tiene a los sectores minería, energía e hidrocarburos, los auténticos motores del crecimiento del país en la última década (ver en Lampadia (L): Otra vez la parada (esta vez en la inversión)). Curiosamente, con un tonito circense, el Ministro de la Producción se burla de todos los peruanos diciéndonos: “El menor crecimiento favoreció también la simplificación administrativa y mejoras en la regulación”. Y agrega: “El 2014 no ha sido un año de crisis, sino de oportunidades aprovechadas, pues la preocupación por el menor crecimiento impulsó la renovación de la políticas económicas”. (El Comercio, “Mirando el largo plazo”, por Piero Ghezzi, 18 de diciembre 2014). Ya parece un editorialista del Pravda o Granma.

La razón de la parálisis de la inversión no es porque no se quiera invertir en el Perú, ni mayormente por la debilidad de la economía internacional. Es porque se ha hecho casi imposible invertir, tanto en negocios grandes como en pequeños. Desde abrir una mina hasta poner un restaurante. Desde levantar una antena para comunicación celular hasta tramitar un cambio de uso de terreno, desde conseguir permiso para abrir un nuevo colegio hasta colgar un letrero en la fachada de una bodega. La debilidad política del gobierno (Conga) y la maraña burocrática han trabado la inversión y el crecimiento, lo ha impedido hasta casi detenerlo por completo. (Ver en L: La “liciensitis” afecta las inversiones pequeñas, medianas y grandes).

El otro problema es la incapacidad que han demostrado los funcionarios para echar andar los grandes proyectos de inversión pública. Atrapados en las arenas movedizas de la tramitología y el pánico a tomar decisiones, dado el torpe e inhibidor sistema de control nacional. El dinero que debió poner en marcha las ruedas de nuestra economía nunca llegó a movilizarse. A eso hay que sumar las elecciones regionales y los gravísimos casos de corrupción que descabezaron a regiones y municipios de sus autoridades, con lo que la inversión pública se quedó en las cuentas bancarias.

Si bien el gobierno ha intentado mejorar este panorama mediante una serie de medidas que incentiven la inversión privada, (los cinco paquetitos pre-navideños) todavía es muy pronto para ver sus resultados. Algunos se pararon en el Congreso, otros se siguen discutiendo, y otros se reputan de tardíos e insuficientes. En todo caso, no han conseguido impulsar el crecimiento del producto este año y, aunque se espera que el próximo será mejor, ya no se puede creer en los pronósticos oficiales.

La debilidad del Gobierno y su aislamiento se han hecho notorios los últimos días. La oposición que está enfrentando la Ley Laboral juvenil es un síntoma de ello. Todos los personajes y partidos que en su momento apoyaron esta iniciativa, ahora se retractan, generando un desentendimiento político innecesario para una medida a todas luces positiva (ver en L: No me importa estar mal, si los demás corren la misma suerte).

Que Pedro Pablo Kuczynski, Keiko Fujimori y Alan García se opongan a ella, sumándose a las cúpulas sindicales como la CGTP, es un contrasentido y una vergüenza. Después de haberla señalado conveniente, hoy, por mero cálculo político de corto plazo, la atacan duramente. El Gobierno ha decidido defenderla con uñas y dientes. Ojalá persista y muestre algún saldo de fortaleza.

La irresponsabilidad de la oposición, propiciada por la agresividad del propio Presidente de la República, está arrinconando al Ejecutivo. Semejante postura, puede llevar al gobierno a olvidarse de un programa sensato y hacerlo optar por un populismo que le de réditos inmediatos y lo haga subir en las encuestas. (Ver en L: Queda poco tiempo para evitar los peores escenarios al 2016). Ese sería el peor escenario. La economía no permite este tipo de juegos. Es vital que todos recuperen la cordura y que se busque retomar la armonía y el crecimiento.

Como hemos reseñado en Lampadia: Niall Ferguson, el historiador británico, en una recientevisita a Santiago, dijo que Chile era el “país más inteligente” de la región pero que ahora estaba “ejerciendo su derecho a ser estúpido”. En el Perú hemos sido estúpidos mucho tiempo, “es hora de ejercer nuestro derecho a ser más inteligentes”. Lampadia




Inteligencia Artificial: ¿Se puede controlar?

Inteligencia Artificial: ¿Se puede controlar?

El mundo está cambiando y cada vez dependemos más de la tecnología, que está avanzando a pasos agigantados. La inteligencia artificial es una de las áreas más importantes para el desarrollo de estos avances, aunque se cuestiona su poder, y la amenaza que podría presentar en el futuro. No nos referimos a los tradicionales opositores al cambio, sino a las advertencias de los seres humanos más inteligentes, como Stephen Hawking.

El uso de máquinas que están programadas para pensar y actuar con un cierto nivel de inteligencia “humana” y autonomía se conoce como inteligencia artificial (IA). Nuestras vidas están cambiando radicalmente por esta tecnología, y ya se utiliza en una amplia gama de servicios cotidianos. Muchas aplicaciones en computadoras, celulares y retailers son diseñadas para buscar patrones en el comportamiento del usuario y luego reaccionar a ellos. También están programadas para utilizar la información almacenada en sus bases de datos para mejorar la reacción a los comandos y predecir ciertas conductas.

Por ejemplo, la IA se utiliza en supermercados para averiguar qué productos se deberían colocar juntos, el color y el precio son comparados con otros, y si deben ser colocados vertical u horizontalmente. Las empresas invierten una gran cantidad de dinero en IA para predecir la conducta de sus clientes-consumidores y cómo hacer que aumenten sus compras.

Sin embargo, existe un miedo de qué podría suceder si la IA permita desarrollos que vayan en contra del bienestar de los seres humanos. Hay un riesgo de seguridad en la creación de una máquina más inteligente que cualquier humano ya que no hay garantía de que se podrán controlar y limitar sus acciones.

Hace poco, el físico Stephen Hawking, la mente viva más brillante del mundo, le advirtió al comediante John Oliver que: “La inteligencia artificial podría ser un peligro real en un futuro no muy lejano.” Hawking expresó su preocupación de que un sistema [robótico] con IA podría “diseñar mejoras para sí mismo y ser más astuto que todos nosotros”. Cuando Oliver le preguntó en broma, “¿Pero por qué no estaría emocionado de luchar contra un robot?”, Hawking respondió simplemente: “Perderías.” Ver en Lampadia (L): Entrevista a Stephen Hawking por John Oliver:

Como afirma el filósofo y visionario, Zoltan Itzvan: “La venida de la inteligencia artificial será probablemente el evento más significativo en la historia de la especie humana. Por supuesto que puede ir mal. Sin embargo, puede igual de bien catapultar nuestra especie a nuevas e inimaginables alturas. La inteligencia artificial puede causar quelos libros de ciencia y tecnología sean completamente reescritos con nuevas ideas – mejores y más complejas. Será una nueva era de aprendizaje y vida avanzada para nuestra especie. La clave, por supuesto, es no darle libertad”.

Una manera de controlar la IA fue propuesta por Isaac Asimov (en 1942) en sus Tres Leyes de la Robótica:

1. Un robot no puede hacer daño a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.

2. Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la 1ª Ley.

3. Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la 1ª o la 2ª Ley.

Sin embargo, forma parte de la ciencia ficción. Nick Bostrom, Director del Instituto del Futuro de la Humanidad de la Universidad de Oxford, explora dos enfoques diferentes para controlar la superinteligencia artificial: Mediante sus capacidades y motivación. Pero de inmediato agrega que cada mecanismo tiene sus debilidades.

El control de las capacidades puede adoptar diferentes formas. Existe la contención física. Bloquear el IA en una caja sin acceso a Internet. Pero siempre existe el riesgo de que logre hackear el sistema. Otra forma es con incentivos. El problema de repartir recompensas por buen comportamiento es que la IA podría eludir o querer eliminar el control humano para conseguir su premio.

Otro enfoque es el motivacional: con el diseño de un sistema que aprenda a través del tiempo al igual que los seres humanos y adquieran valores a medida que maduran. El problema es que los científicos no saben realmente cómo funciona esto en los seres humanos. Y entre los seres humanos ya tuvimos a Hitler, Stalin, Mao, Pol Pot y Al-Assad, por mencionar unos ejemplos. Bostrom cree que este enfoque es una de las avenidas más prometedoras de control de una superinteligencia y sugiere investigar este tema más a fondo.

La humanidad está a punto de dar nuevos saltos en su calidad de vida por los avances tecnológicos que están empezando a masificarse. (Ver en L: Robots ingresan a la fuerza laboral). Esto nos lleva a debatir seriamente los aspectos éticos del uso de las nuevas tecnologías y su posible amenaza. Aunque ya estamos un poco tarde.

Más allá de los miedos tradicionales al cambio, la reacción estratégica debiera ser la de prepararse para adoptar las nuevas tecnologías que nos permitan desarrollarnos. Es difícil pensar en algún problema que una IA no pudiera solucionar: Enfermedades, pobreza, destrucción del medio ambiente, entre otros. Además, podría crear oportunidades para aumentar considerablemente nuestras capacidades intelectuales y nos podría ayudar a crear un mundo mejor, hasta hoy, tal vez utópico. No olvidemos que Fernando Savater nos dice que el hombre evoluciona a través de la tecnología. (Ver en L: Hasta ahora somos solo parte de la comparsa de abstencionistas).

Debemos empezar a prepararnos, y analizar posibles alternativas para el control esta gran tecnología, que promete increíbles oportunidades para el futuro. Y por supuesto, permitir que los peruanos seamos parte del nuevo mundo, logrando cuanto antes el nivel de desarrollo y bienestar general necesarios. Lampadia




“Hay jóvenes líderes, y su momento es hoy”

“Hay jóvenes líderes, y su momento es hoy”

Entrevista a Carlos Lozada Mendívil, Presidente de CADE Universitario.

Autor: Gonzalo Pajares.

(Perú 21, 04 de Septiembre del 2014)

“El Perú que queremos, #cómolahacemos” es el nombre del CADE Universitario 2014. Reunirá, del 10 al 13 de setiembre, a más de 700 universitarios de todo el país. Su objetivo es pensar en el Perú del futuro. Conversamos con Carlos Lozada, presidente del comité organizador.

¿Cómo nace su interés por la educación?

Siempre he estado vinculado en proyectos de distintas instituciones preocupadas por el Perú y sus problemas. En 2013, Gonzalo Quijandría me invitó a formar parte del CADE Universitario e hicimos muchísima química, pero, sobre todo, con el grupo de jóvenes que integran el comité organizador: de los 12 que lo integramos, ocho no llegan a los 30 años, lo que nos obliga a retarnos constantemente y, así, transmitir adecuadamente el mensaje del CADE Universitario.

¿Cuál es ese mensaje?

Queremos que los jóvenes reflexionen sobre sus condiciones y responsabilidades de líderes para sacar adelante al país. No podemos esperar que el trabajo lo hagan otros, que nos demos cuenta tarde de lo que debimos hacer para estar mejor. Por eso, el CADE Universitario es un espacio de reflexión, de motivación, de capacitación, para que, así, los jóvenes que destacan en las universidades miren con más entusiasmo el país.

¿Tenemos jóvenes líderes?

Sin duda.

¿Nos faltarán líderes en el mañana?

No, y queremos que esos “líderes del mañana” empiecen a ser líderes hoy: este es su momento.

Se acusa a esta época de nihilista, egocéntrica…

El CADE Universitario promueve la creatividad, el liderazgo y el trabajo en equipo. Desde la experiencia le digo que hay muchísimos jóvenes dispuestos a sacrificarse y a entregar parte de su vida para una causa más grande que la propia: el país. Repito: uno de nuestros principales objetivos es fortalecer el liderazgo, ayudar a que los jóvenes se sientan más seguros y que, en efecto, “sí se puede”. ¿Cómo? Teniendo como ponentes y presentándoles a personas que triunfaron como profesionales, empresarios, etcétera.

¿Los jóvenes de hoy tienen la cancha más pareja? Ya no hay violencia subversiva, crisis económica…

Tenemos las condiciones adecuadas para que el joven que quiera atreverse ‘la haga’. Hoy tenemos un país con una estabilidad envidiable, con una cantidad inmensa de oportunidades por desarrollar. Sin embargo, nuestro principal problema es que somos una sociedad muy egoísta e indiferente. Mientras no rompamos estas taras, se hará más difícil salir adelante. No obstante, tenemos algo que nos ayuda: están cambiando los modos de relacionarse de las personas. Para mi generación el cara a cara era indispensable. Hoy los jóvenes tienen al Internet, una conectividad distinta. Nuestro desafío es ser capaces de ingresar a su mundo y hablarles en su lenguaje. De lo contrario, quedaremos afuera.

¿Los jóvenes de hoy ven con optimismo el futuro? ¿Son más emprendedores, con mentalidad empresarial?

Hay muchos que quieren ser empresarios, que se ven como emprendedores, que quieren hacerla solos y conectarse al mundo por su cuenta. Ahora son muchos, pero no son los más. Tenemos un país muy grande, muy diverso, y no todos tienen esa visión compartida de éxito. Uno de los desafíos que nos hemos planteado es ayudar a que los jóvenes del CADE vean y entiendan un solo país. Este país con carencias… pero también con bondades. En resumen, el Perú es un país con oportunidades, pero que exige sacrificios: unos la van a tener más fácil, a otros les va a costar más, pero lo importante es compartir una misma idea de país.

CADE Universitario 2014 habla del futuro…

En CADE nos preguntaremos qué tipo de país queremos y cómo lo construiremos. No queremos quedarnos solo en plantear un ‘modelo bonito’ de Perú, uno donde todos somos felices. Eso no es realista. Lo que planteamos es ‘qué vas a hacer para construir el Perú que deseas’. Por eso, escuchar a los 700 jóvenes que asistirán al CADE es muy importante. Hemos creado un segmento al que hemos llamado “Veinte sesiones para cranear #cómolahacemos”. En estas 20 sesiones, los jóvenes se reunirán con especialistas de diferentes sectores –minería, banca, agricultura, turismo, medio ambiente, etcétera– para analizar, primero, cómo está cada uno de ellos y, luego, cómo los ven los jóvenes y, sobre todo, cómo los desarrollarían.

¿Hay mucha diferencia entre la educación de un universitario limeño y la de uno de provincia?

Hay diferencias, estas se notan, pero no son diferencias de capacidades, sino de oportunidades. Nuestra gran tarea educativa es hacerla mejor y más pareja, que todos en verdad recibamos una educación de calidad. Hay muchachos llegados de provincia que son espectaculares, de gran proyección y creatividad.

Y en cuanto a sus preocupaciones, ¿son las mismas?

Hay diferencias. Primero, porque la forma de vivir en Lima es distinta al del resto del país, pero sí hay preocupaciones comunes que quizá hoy no son tantas, pero este es otro de nuestros desafíos: encontrarlas para, sobre ellas, construir. Ahora, nuestra tarea tampoco es uniformizar, las diferencias son saludables.




El futuro ya llegó y el Perú debe alcanzarlo

El futuro ya llegó y el Perú debe alcanzarlo

Los vertiginosos avances en la tecnología están cambiando al mundo (ver en Lampadia: El poder democratizador de las nuevas tecnologías). Han mejorado la calidad de vida y llevado a las nuevas generaciones a la “globalización social” (ver en Lampadia: Generación Y: ¿Aliado o enemigo?) más allá de la globalización económica, la cual ha tenido algunos traspiés desde la última crisis financiera. Fruto de la revolución de telecomunicaciones, vivimos en el mundo más conectado y dinámico que jamás haya existido. Un mundo en el que se vive actualmente una “tercera revolución industrial” con la impresión 3D, y en el que se vaticinan cambios aún más significativos en la próxima década. 

Las comunicaciones

El avance de la tecnología ha desplazado las antiguas líneas de comunicación. África, el continente más pobre, es el más beneficiado; con la telefonía celular pueden comunicarse sin tener que tender miles de kilómetros de redes de cobre que no habría forma de financiar.

La telefonía fija pierde relevancia: en el Perú, por ejemplo, habían 3 millones de líneas fijas y más de 30 millones de líneas celulares a marzo 2014, según OSIPTEL. Esto ha permitido mejorar el nivel de vida de toda la población, especialmente en los lugares más alejados (ver en Lampadia: Impacto de telefonía móvil en zonas rurales redujo pobreza en ocho puntos).

Ahora, los teléfonos ya no son suficientes para estar “conectado”: también se necesita acceso a Internet. Gracias a los nuevos avances se prevé que accedan a los lugares más alejados, ya sea con iniciativas como los globos aerostáticos de Google o proyectos similares de Facebook (ver en Lampadia: “En 2020 Internet será gratis en el mundo”), con lo que podemos esperar un nuevo salto global en la calidad de vida de toda la humanidad.

La manufactura

Las impresoras 3D son responsables de lo que se empieza a llamar una “Tercera Revolución Industrial” (ver en Lampadia: La tercera revolución industrial). Esta revolución se sustentará en la manufactura individualizada de piezas y componentes que permitirá la reindustrialización de los países desarrollados que, junto con la disponibilidad de shale gas (energía barata en EEUU, por ejemplo) propiciará una nueva ola productiva. Esto no implica que los únicos beneficiados sean los países desarrollados. Los países emergentes también podrían aprovechar esta nueva y democratizadora tecnología. China, por ejemplo, está imprimiendo asientos personalizados para sus astronautas (Ver en Lampadia De aparatos dentales a asientos de astronautas).

En Estados Unidos conseguir una impresora 3D es tan sencillo como ir a un retailer de bienes para el hogar. Si bien estas son versiones “residenciales” con capacidades limitadas, es una muestra de que esta tecnología ya está llegando a las masas.

Por ahora las impresiones 3D hacen mayormente partes y piezas especializadas, así como prototipos, pero ya están produciendo artículos finales para el consumidor. Como los “Normals”, audífonos hechos a la medida con solo unas fotos de las orejas del cliente y que se comercializan a US$ 199 con plazos de entrega de 48 horas. De acuerdo a Kenneth Wong, analista de Citigroup Inc. en San Francisco, se espera que el mercado de consumidores de impresiones 3D llegue a US$ 600 millones en el 2017 (de US$ 70 a US$ 80 millones del 2013).

Eventualmente, llegaremos a un punto en que un zapatero de Comas, con una inversión de US$ 1,500, podría crear diseños individualizados para cada uno de sus clientes, basado en imágenes escaneadas de sus pies. De esta forma, podría ofrecer productos únicos, como zapatillas para hacer ejercicio o para paseo, a la medida, en tiempo casi inmediato, y con delivery a los clientes de mejores ingresos.

El futuro

Si bien esta es la “Era del conocimiento”, gracias a la facilidad de acceso a información con el internet, el futuro plantea una realidad más allá de cualquier paradigma actual. Nicholas Negroponte, prominente científico del MIT,  afirmó  que “hemos consumido mucha información a través de nuestra vista, y ese puede ser un canal muy ineficiente. Entonces, mi predicción es que vamos a ingerir la información. Vas a tomar una pastilla y saber inglés. Vas a tomar una pastilla y saber de Shakespeare”, comentó en una charla por los 30 años de las Conferencias TED, en la que además pasó revista a anteriores predicciones suyas que terminaron por cumplirse.

Contar con mayor acceso a la información solo hace más necesario que el Perú cambie su sistema educativo, para dejar de ser esclavo de los pizarrones y la memorística, pero además de la regimentación estatal. Lamentablemente, el Perú está yendo en la dirección contraria, luego de promulgarse de la nueva ley universitaria. Los alumnos necesitan poder procesar la información y convertirla en conocimiento. Mantenerse en esa “educación por memorización y no por razonamiento”  impone una inaceptable desventaja a los peruanos. Si además, no reformamos la educación escolar, seguiremos incapacitando a nuestros niños (ver en Lampadia: La reforma que no se quiere enfrentar).

Además, de estos cambios impresionantes, también tenemos la predicciones que recoge El Comercio de la publicación “The World in 2025, 10 predictions of innovation” (El mundo en el 2025, 10 predicciones sobre innovación) de la empresa Thomson – Reuters:

  • La ingeniería genética permitirá tratar la demencia, prevenir la diabetes, reducir los efectos colaterales de la medicina y monitorear la salud de las personas con análisis de ADN desde su nacimiento.
  • a energía solar será la principal fuente de energía del mundo, y los vehículos serán casi totalmente eléctricos gracias a nuevas baterías.
  • Los envases de derivados del petróleo serán reemplazados por los envases biodegradablesde la celulosa. 
  • La interconexión digital será exponencialmente mayor: desde los artefactos más pequeños hasta los continentes mismos se conectarán digitalmente con internet.
  • Se harán las primeras pruebas de teletransportación cuántica.

El futuro es inevitable y exigirá nuevas cosas de nosotros. Atrás deben quedar las pizarras y la memorización, los sistemas únicos y uniformes de educación, las regulaciones burocráticas de  permisos ex ante. Dependerá de nosotros si nos quedamos relegados, o avanzamos como miembros plenos de la sociedad del conocimiento, dándole valor agregado a la información gracias al razonamiento. Lampadia




Generación Y: ¿Aliado o enemigo?

Generación Y: ¿Aliado o enemigo?

¿Cómo será el Perú en unos 20 años? Dependerá, sin duda, del desempeño de la nueva generación, los Millenials, jóvenes nacidos entre 1980 y el 2001, que traen consigo nuevos paradigmas, ideas y maneras de pensar, están dispuestos a revolucionar el mundo actual y tienen la capacidad de lograrlo.

Entre toda Sudamérica, el Perú se ha destacado por un crecimiento alto y sostenido. Este logro lo ha alcanzando, en gran medida, por una combinación de fundamentos sólidos y su “bono” demográfico. Diversos estudios como la publicación “The World in 2050” de HSBC, proyectan un crecimiento promedio anual de 5.5 % en los próximos 40 años. Otro estudio, realizado por una decena de profesores del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (“El Perú hacia el 2062”), afirma que la tasa estimada de crecimiento promedio anual del PBI entre 2012 y 2024 es de 5.63%, con lo cual el tamaño de la economía peruana en el 2024 sería de más de 350,000 millones de dólares PPP de 1990 y el ingreso per cápita superaría los 10,000 dólares PPP de 1990.

Este crecimiento tiene que ser una responsabilidad del Estado, el sector privado y su fuerza laboral que estará conformada por la llamada Generación Y o Millenials. Ellos serán los siguientes líderes del país. El entender como son nos permitirá esbozar una mejor visión del futuro.

Estos jóvenes, considerados rápidos y prácticos, con una visión muy diferente a la actual y altamente integrados a la tecnología, traen consigo grandes cambios que ya se pueden observar en los mercados de consumo. Los miembros de esta generación han sido clasificados con diversas etiquetas positivas y negativas, pero su fuerza en el mercado es innegable, y su innovación, indiscutible. No cabe duda que seguirán retando al mundo con cambios de paradigmas en todos los ámbitos.

Los millenials, entre sus principales atributos, tienen la ventaja de haber crecido con una gran familiaridad con la tecnología y en un mundo globalizado, cambiante y diverso. Tienen una gran facilidad para adaptarse a distintas situaciones y enfrentarse a nuevos retos, desarrollando soluciones creativas con gran velocidad y destreza, ayudados por la avanzada tecnología a la que están acostumbrados. Y es gracias a esta que son capaces de tomar decisiones más informadas, teniendo amplias bases de datos y herramientas.

Son una generación global. “Son ciudadanos del mundo, hacen negocios y se conectan con el mundo a través de la tecnología, son mucho más globalizados” Carlos Heeren, director y gerente general de UTEC en un artículo para El Comercio.  Tienen una noción diferente del mundo, no tan segmentada por límites territoriales o culturales, sino forman parte de un mismo mundo, principalmente por tener más en común con sus iguales globales. Problemas de medio ambiente, de cambio climático y hasta políticos, son preocupaciones que hacen comunes, y todos están enterados, algo que no sucedía antes.

Asimismo, han aprendido de errores pasados, principalmente la crisis del 2008 y el desencanto con Wall Street, entidades reguladoras, bancos y empresas privadas, por lo que son desconfiados de entidades públicas y privadas, volviéndolos propensos a creer en la necesidad de regular y supervisar una correcta administración de los recursos y del poder. Esta generación fue testigo del descalabro de diversas entidades, por lo se considera que el sector financiero es la industria que más va a experimentar una disrupción en su modelo de negocio, según el estudio “Millenial Disruption Index”(Índice de Disrupción Milenial) por Viacom Media Networks.

Este estudio también afirma que el sector financiero es la industria que podría sufrir los mayores cambios en el futuro. Esta desconfianza es tal, que consideran un futuro sin bancos, y piensan en la posibilidad de una manera diferente de consumo, online, tal vez liderado por empresas como Google, Amazon, Apple o PayPal. Todo apunta a un cambio inimaginable en el futuro de la banca.

También, tienen una apreciación muy grande por la responsabilidad social, la justicia y la igualdad y buscan soluciones con resultados positivos para todos los involucrados, siendo fieles a sus valores y creencias.

No se puede dejar de mencionar que parte de sus ventajas se debe al legado de la generación anterior, en la que se empezó a masificar la educación de calidad, que le dio a los millenials una base muy importante de conocimientos e instrumentos. Esto, alimentado con la ambición y competitividad que los caracteriza, ha formado a una generación educada, culta y capaz. La tecnología, también, es un legado, integrado por la generación Y, y utilizada como base de sus capacidades.

Sin embargo, por sus mismas habilidades y autosuficiencia, carecen de miedo al riesgo, y al cambio, diferenciándolos de una generación más conservadora y cautelosa. Son personas con grandes especializaciones, muchos cartones y diplomas, pero sin tanta experiencia, como la vivida por quienes han sufrido la hiperinflación, el terrorismo y regímenes militares. Tal vez ésta sea su mayor debilidad, ya que la realidad puede ser muy diferente a los libros, como comenta Heeren, al comparar la experiencia de un gerente general de 50 años hace un tiempo con uno de 35, con muchos logros académicos e inteligencia, pero menos experiencia laboral.

Esta falta de años en el mundo real puede ser una debilidad a un nivel global. La constante desilusión y crítica contra casi todos los líderes actuales, ha dejado una generación huérfana de dirección.

Esta nueva generación va a causar un cambio pragmático en la gobernanza. Han sido denominados por David Burstein, escritor de “Cómo los Millenials están formando el mundo’ , miembro de la generación Y, como idealistas pragmáticos, una combinación extraña pero tal vez perfecta para solucionar los problemas actuales: utilizando los ideales sociales de cambio, pero buscando planes y estrategias concretas a nivel público y privado para lograrlos. Tal vez sean la receta perfecta. Lampadia




“Con el fallo de La Haya ganamos un futuro mejor”

“Con el fallo de La Haya ganamos un futuro mejor”

“Perú y Chile son estrellas económicas. Si aplicamos la sentencia de una manera inteligente y con sentido de futuro la ganancia económica para ambos pueblos puede ser muy importante para su futuro”, nos dice Eduardo Ponce Vivanco, ex vicecanciller peruano.

Después de una dolorosa guerra y de desavenencias centenarias con Chile por nuestra frontera común, al fin la Corte de la Haya ha cerrado, con su fallo inapelable, una etapa de nuestra historia. Es el momento de construir un futuro común y mutuamente beneficioso: este es el mensaje de Eduardo Ponce Vivanco –diplomático y ex vicecanciller de la república–, nuestro entrevistado.

¿El fallo de La Haya es una victoria para el Perú?

Es una victoria desde el punto de vista de que hoy tenemos algo que antes no controlábamos. Hay que felicitarse más aún porque lo que estamos ganando es un futuro mejor, siempre y cuando ambos países nos demos cuenta que la Corte de la Haya le ha dado tanto a uno como a otro. La Corte ha hecho su trabajo y lo que viene es un camino que nos pertenece a Perú y Chile.

El fallo es inapelable, obligatorio y vinculante…

La Corte es muy cuidadosa: sus sentencias están muy bien sustentadas. Por eso, es importante mantener la calma, la sobriedad y el respeto mutuo; hay que saber ganar y hay que saber perder… y hoy hemos ganado.

¿Qué piensa sobre el comportamiento de las autoridades peruanas y chilenas?

Hasta el momento, lo que han dicho los presidentes y los agentes ha sido prudente y comedido. Sin embargo, el discurso de Humala en las afueras de Palacio de Gobierno fue bastante triunfalista e hizo mucho énfasis en un elemento que yo no veo en la sentencia: lo que se le ha concedido al Perú no es un mar territorial o un mar soberano.

¿Qué nos ha dado La Haya?

El presidente de la Corte fue claro al señalar que, por su solicitud, el Perú ajustaba su política marítima a la Convención de Derecho del Mar… a pesar de que el Perú no ha firmado esta convención, lo que debemos subsanar pronto. Y la convención establece una zona de mar territorial de 12 millas, sin embargo, la línea equidistante que ha establecido la Corte se aplica a partir de la milla 80 del paralelo. Entonces, lo que hemos obtenido es una zona marítima, no un mar territorial, y esta zona marítima tiene las características de una zona económica exclusiva: en el mar territorial uno tiene derechos de soberanía que son diferentes a los de una zona económica exclusiva, que se refieren al uso y explotación de los recursos naturales.

Hábleme de las posibilidades económicas de esta zona.

Es muy importante. Si no lo fuera, empresas chinas, coreanas, japonesas no demostrarían un interés tan evidente por el lugar. En un texto periodístico que publiqué expresé mi decepción porque esa zona no haya sido objeto de interés por parte de las empresas pesqueras de los dos países. Potencialmente, una de las consecuencias más positivas de la sentencia sería que se vuelva a dinamizar la Comisión Permanente del Pacífico Sur, instancia que conjuga los intereses convergentes de Chile, Ecuador, Colombia y Perú. Por otro lado, los países de la Alianza del Pacífico –de los que Perú y Chile son líderes– tienen un sitial con grandes expectativas económicas. Y no lo digo yo sino el Financial Times a partir de lo visto la semana pasada en Davos.

Después del conflicto con Ecuador entramos en una etapa de paz e integración. ¿Pasará lo mismo con Chile?

Yo quiero que así sea y creo que la sentencia de la Haya lo permite. Por eso, insisto en la serenidad por parte de nuestras autoridades, que eviten la incontinencia verbal y sean sobrios y prudentes. Tanto en Chile como en Perú hay sectores descontentos: por lo que han perdido en el caso de Chile, y porque lo obtenido no es suficiente en el caso del Perú. Lo importante no está en tener unos kilómetros más o menos de mar, sino en lo que podamos hacer con ellos.

¿Cómo debemos mirar el futuro?

Volvamos a Ecuador, con quienes tenemos una integración cada vez más activa. Los beneficios han sido colosales, no solo en desarrollo económico sino por lo que hemos dejado de gastar en armas. Debemos hacer que la vecindad sea una ventaja comparativa y que nos permita una relación económica importante, impactante… y más aún ahora que los países emergentes como los nuestros ya no resultan tan atractivos para el capital extranjero. Perú y Chile son estrellas económicas en América Latina, y tenemos ya un dinamismo impresionante: inversiones (hay 350 empresas chilenas establecidas en nuestro país cuyas inversiones superan los 20 mil millones de dólares), comercio bilateral, turismo, integración fronteriza. Si aplicamos la sentencia de una manera inteligente y con sentido de futuro la ganancia económica para ambos pueblos puede ser muy importante para su futuro.

¿Cómo siente el ánimo del ciudadano de a pie con respecto a este fallo?

Está muy poco informado sobre el tema: muchos no saben qué es la Corte de la Haya. Aquí le cabe una tarea a los medios, que deben trabajar para que las personas se enteren de lo conseguido por el Perú y, repito, lo bueno que puede significar esto para nuestro futuro.