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La economía del optimismo

La economía del optimismo

The Economist

(Gestión, 27 de enero del 2015)

Se intensifica el debate en torno a los objetivos que el mundo debe fijarse para el 2030.

NUEVA YORK

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“En los próximos quince años, las vidas de las personas en países pobres mejorarán más rápidamente que en cualquier otra época de la historia. Y mejorarán más que las del resto”. Así lo predicen Bill y Melinda Gates en su carta anual, publicada el 22 de enero, quienes esperan que la tasa de mortalidad infantil se reduzca a la mitad para el 2030: desde un niño entre 20 que fallece antes de cumplir los cinco años hasta uno entre 40.

También proyectan la erradicación de la polio y quizá de otras tres enfermedades mortales. Los avances en la agricultura harán que África alcance la autosuficiencia alimentaria, la seguridad financiera mejorará a medida que los 2,000 millones de personas que no poseen una cuenta bancaria comiencen a ahorrar y a realizar sus pagos con sus teléfonos móviles.

Y la asequibilidad de los cursos online abrirá las oportunidades educacionales para los pobres, especialmente para las niñas.

Pero sorpresivamente, la carta no dice mucho sobre la iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) cuya intención es hacer realidad tales predicciones: los “Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)” que serán acordados por los líderes mundiales en la Asamblea General de la ONU en setiembre próximo.

Los Gates son grandes fans de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), los cuales serán reemplazados por los ODS, y los describen en su carta como “una de las mejores ideas para el desarrollo que hemos visto”.

Varios de los ocho ODM han sido alcanzados —el plazo para su cumplimiento vence este año—, incluida la reducción a la mitad del porcentaje de personas en situación de pobreza extrema. Además, se han dado enormes pasos hacia la mayoría de los otros tales como la reducción a la mitad del porcentaje de gente que pasa hambre. Una de las fortalezas de los ODM es que eran pocos (los ocho objetivos comprenden solamente 18 metas) y fueron lo suficientemente claros para convertirse en bases para la acción.

Esto contrasta con los ODS, de los que se han propuesto 17 que contienen 169 metas asociadas y cubren de todo, desde la calidad del agua potable a la inequidad en la distribución del ingreso. Quizá por ello los Gates dicen en su carta, con poco convencimiento, que esperan que los ODS continúen el buen trabajo de los ODM.

El 17 de enero, Action/2015, una coalición de más de 1,000 ONG y celebridades, iniciaron una campaña para los ODS que sean inspiradores, financiados adecuadamente y monitoreados con data confiable —principios sólidos, pero que no ayudarán mucho en reducir el número de objetivos y metas—. Los idealistas, incluido Ban Ki-Moon, el secretario general de la ONU, quieren mantener las propuestas actuales.

Otros, no obstante, desean enfocarse en lo que es más práctico, enfoque que podría ganar adeptos en julio, cuando los ministros de Finanzas se reúnan en Addis Abeba (Etiopía) para discutir cómo financiar los ODS.

El primer ministro de Reino Unido, David Cameron, ha señalado que hay muchos ODS propuestos “para comunicar con efectividad” y cree que deberían ser entre diez y doce.

Uno de quienes abogan por un mayor enfoque en pocos objetivos es el economista danés Bjorn Lomborg, quien ha lanzado el Consenso Post-2015, un esfuerzo para diseñar una lista de objetivos y metas cuyos beneficios, si se logran, sean muy superiores a sus costos.

Esta es una versión actualizada del Consenso de Copenhague que ha manejado la última década, reuniendo a economistas líderes para calcular las formas más baratas de mejorar la situación del mundo.

Lomborg ha encargado a cerca de 60 equipos de economistas, más representantes de la ONU, ONG y empresas, la revisión de las metas propuestas a fin de definir cuáles podrían generar los resultados más eficientes (el investigador considera que menos de una décima parte tiene una rentabilidad social “fenomenal”).

Las evaluaciones finales están previstas para febrero y a partir de ellas, un panel de tres economistas ganadores del Premio Nobel redactará un resumen general del trabajo y hará recomendaciones en torno a cómo gastar con eficiencia los US$ 2.5 millones de millones en asistencia internacional para el desarrollo que Lomborg estima estarán disponibles hasta el 2030.

Algunos de los resultados son sorprendentes. Por ejemplo, un reciente artículo de Bjorn Larsen analizó formas para reducir las muertes por contaminación del aire, que actualmente mata a cerca de 7 millones de personas por año. El estudio halló que si se cambian los métodos tradicionales de cocina para 1,400 millones de personas, por cocinas con sistemas de ventilación exterior, se podrían salvar medio millón de vidas anualmente y generar un beneficio económico para el mundo de US$ 10 por cada dólar gastado.

El uso de cocinas de alta tecnología libres de humo produciría una reducción aún superior en el número de muertes. Pero el costo sería mucho más elevado, de modo que el beneficio sería de solamente US$ 2 por cada dólar gastado.

Traducido para Gestión por Antonio Yonz Martínez

© The Economist Newspaper Ltd,

London, 2014




Cae producción de coca en el Alto Huallaga

Cae producción de coca en el Alto Huallaga

La política antidroga, está dando resultados en algunas provincias del país. Los sorprendentes resultados de la región San Martín son un claro ejemplo de ello. Los cultivos de coca han sido sustituidos por cacao, café, palma aceitera, plátano y otros productos de exportación. Ahora algo similar está ocurriendo en la provincia de Leoncio Prado (Huánuco) que abarca a todo el Alto Huallaga. Un estudio del economista huanuqueño, Dennis Pereyra, así lo confirma. 

De acuerdo a la serie que ha registrado Pereyra del 2000 a la fecha, se evidencia que la participación de los sembríos de hoja de coca en el Valor Bruto de la Producción (VBP) de la economía de esta provincia ha descendido dramáticamente. (Ver presentación de Pereyra).

Según el citado estudio, entre el 2000 y el 2004 (época en que los precios de la hoja de coca eran bajos), los cultivos de coca representaban en promedio el 30% del VBP regional. Cuando los precios volaron por la irrupción de los carteles mexicanos en el Perú, los sembríos de coca  incrementaron su participación de manera significativa. Así, el 2005 llegaron al 50%, el 2007 a 69,4% y luego descendieron a 51.1% en el 2011. A lo largo de seis años la producción de hoja de coca fue decisiva para la economía del lugar, representando más del 50% de su VBP.

Los dos últimos años, en cambio, la participación de la hoja de coca en el VBP cayó abruptamente. Primero a 20% el 2012 y luego a 12% en el 2013. Algo impensable, si se toma en cuenta que Leoncio Prado, fue la región líder en producción de hoja de coca en el mundo durante la década del 80 y principios de los 90.

La transformación se debe principalmente a que se ha implementado un activo y permanente programa de erradicación de cultivos ilegales. Del 2007 a la fecha se han erradicado en promedio, todos los años, unas 4,500 hectáreas (del 2007 en adelante se erradicó un total de 30 mil hectáreas). Este desincentivo o sobrecosto ha obligado a muchos agricultores a cambiar la coca por cultivos alternativos como café y cacao. Así lo revelan las cifras. Durante casi una década (del 2001 al 2011), en esta provincia solo se sembraron 3,500 hectáreas de cacao y unas 3,100 de café. El 2012, se incrementaron a 5,500 y 5,150 hectáreas respectivamente y el 2013 llegaron a 6,550 y 5,200. Es decir en dos años se duplicó el área de sembríos legales de 6,000 a 12,000 hectáreas.

El que los precios de estos productos estén en un buen momento ha incentivo el fenómeno, pero es sin duda la erradicación el factor fundamental. El incremento de la inversión pública también ha ayudado. Si hasta el 2007 la inversión del Estado en la provincia era en promedio 15 millones de soles anuales, el 2012 sumó 90 y el 2013 80. Es decir, en el último año se invirtió lo que antes se hacía en un lustro.

Estos magníficos resultados demuestran lo conveniente de la política de erradicación permanente de cultivos ilegales de coca y continuar con los programas de inversión pública en las zonas cocaleras.