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La verdad sobre las emisiones de los autos eléctricos

Algo más de 100 años después de la revolución del automóvil, liderada por Henry Ford, quien transformó el transporte, hoy se desenvuelve una nueva revolución en el sector: la de los automóviles eléctricos y la de los vehículos sin conductor. En esta ocasión veremos el primer caso.

Así como la revolución de Ford se expresa con la célebre cita “si le hubiera preguntado a la gente qué necesitaban, me hubieran pedido caballos más rápidos”, la nueva revolución se ha disparado de la mano de los innovadores, las empresas de tecnología como Tesla, que han tenido un desarrollo sorprendente. Hoy, muchas las empresas automovilísticas ya se han embarcado en una carrera por desarrollar vehículos eléctricos que prometen ser ‘cero emisiones’

Pero es importante recalcar que el sector automovilístico todavía atraviesa el catastrófico escándalo de Volkswagen, en el que los vehículos fueron diseñados para engañar a las pruebas de emisiones, arrojando niveles de emisiones peligrosamente altas, las cuales contribuyen a una mayor contaminación, humo y problemas respiratorios. (Ver en Lampadia: Las sucias mentiras de VW exigen un escarmiento ejemplar). Increíblemente, lo mismo sucedión con Mitsubishi en Japón. Ahora, tras un artículo de Bjorn Lomborg, el presidente del Consenso de Copenhague, vuelve la incertidumbre sobre qué tan ‘limpios’ o ‘verdes’ son realmente los autos eléctricos.

Tesla, una pequeña empresa con una enorme influencia. Su desarrollo más espectacular es el de las baterías domiciliarias y para los vehículos eléctricos. Ver en Lampadia: La  ansiada energía renovable del futuro está en la puerta. En la industria automovilística, Tesla fue pionera en entrar en un mercado que los principales fabricantes habían ignorado: el de personas conscientes y preocupadas por el medio. El auto Tesla más conocido es el de Tesla Modelo S, un sedán con motor eléctrico, con una pantalla de computadora portátil y una aceleración tan feroz que se le ha llamado “Insane Mode” (Modo de locura).

Tesla afirma que sus autos son mucho más limpios que los de sus competidores, principalmente porque funcionan con baterías y son muy eficientes en la conversión de la energía almacenada. Un Tesla Modelo S puede viajar más de 425 kilómetros con una sola carga de batería de 85 kilovatios por hora, lo que equivale a menos de 3 galones de gasolina. Su equivalente (según EPA, United States Environmental Protection Agency) es de 142 kilómetros por galón, mucho mayor que el alcance del Toyota Prius.

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Los autos eléctricos Tesla pueden ser el comienzo de una revolución en la industria de los automóviles. Su éxito puede llegar a ser el punto de inflexión en el mercado, cambiando los criterios para la adquisición de automóviles. Ver en Lampadia: Tesla también innova en el mundo del automóvil.

Sin embargo, Bjorn Lomborg, presidente del Consenso de Copenhague y autor de The Skeptical Environmentalist y Cool it, publicó un artículo el 6 de abril en The Telegraph de Reino Unido (que fue reproducido en todo el mundo) afirmando que los autos eléctricos contaminan más que los de gasolina, puesto que la matriz energética sigue basándose en el uso del carbón, lo que indirectamente, es una emisión marginal por el consumo de electricidad de los autos eléctricos. En Lampadia nos queda claro que hasta que la electricidad no se genere con fuentes renovables y limpias, algo que ya está en proceso, ver: El futuro de la energía según Bloomberg.

Sus argumentos son contundentes. Con una vida útil de más de 150,000 kilómetros, un Tesla Modelo S va a emitir unas 13 toneladas de CO2 por generación de electricidad. La producción de baterías agregará otras 14 toneladas, con más de 7 más generadas por su producción. Esto totaliza unas 34 toneladas comparadas con lo que él llama un Audi A7 sport a gasoil, que emite 35 toneladas.

Líneas abajo compartimos un didáctico video de Bjorn Lomborg en el que explica todos sus argumentos de una manera fácil de entender, que hemos transcrito y traducido.

Ya han salido varios analistas a contradecir a Lomborg. Según Luke Tonachel, director del proyecto de vehículos y energías limpias del NRDC (Natural Resources Defense Council) de EEUU, afirma que “Lomborg saca a relucir la idea falsa de que las plantas de carbón son una fuente primaria de producción de energía para los vehículos eléctricos. En realidad, en los Estados Unidos, la principal fuente de energía del vehículo eléctrico no es el carbón. Como hemos comentado anteriormente, la nueva demanda de electricidad de los vehículos eléctricos se está cumpliendo en su mayor parte con las centrales eléctricas de gas natural y generación de energía renovable, como la solar y eólica.” En verdad, Lomborg equipara la producción marginal de autos eléctricos con la producción marginal de energía sucia (carbón), pues si no se demandara más energía por los nuevos autos, lo que se cortaría sería la más sucia.

¿Cuál es la verdad de los vehículos eléctricos? En nuestra opinión, debemos contradecir a Lomborg, pues si bien es cierto que su análisis basado en relaciones marginales es correcto (hoy marginalmente un auto eléctrico produce más contaminación), el uso del carbón disminuirá sustancialmente en los próximos años y, sería absurdo esperar al cambio de la matriz eléctrica para desarrollar los autos eléctricos. Con un costo marginal ‘cero’ de electricidad producida con energía solar, es indudable que esta va a tomar mucho espacio adicional en el consumo final. Por lo tanto, en el mediano plazo, los automóviles eléctricos serán efectivamente mucho más limpios.   

Lampadia

Líneas abajo compartimos el video de Bjorn Lomborg y su último artículo:

¿Realmente ayudan los autos eléctricos al medio ambiente? El presidente Obama cree que sí. Lo mismo piensa Leonardo DiCaprio y muchos otros. El argumento es el siguiente:

Los autos normales funcionan con gasolina, un combustible fósil que bombea CO2 directamente del tubo de escape a la atmósfera. Los autos eléctricos funcionan con electricidad. No quemen gasolina. Ni gas, ni CO2. De hecho, a menudo los autos eléctricos son promocionados como “cero emisiones”. Pero, ¿lo son realmente? Miremos más de cerca. 

En primer lugar, se necesita energía para producir un auto. Más de un tercio de las emisiones de dióxido de carbono producidas en la vida útil de un auto eléctrico proviene de la energía utilizada para crear el auto en sí, especialmente la batería. La minería de litio, por ejemplo, no es una actividad verde. Cuando un auto eléctrico sale de la línea de producción, ya ha sido responsable de más de 25,000 libras de emisiones de dióxido de carbono. La cantidad utilizada para la fabricación de un auto convencional: sólo 16,000 libras.

Pero ahí no acaba la historia de las emisiones de CO2. Porque, si bien es cierto que los autos eléctricos no funcionan con gasolina, sí funcionan con electricidad que, en los EEUU, se produce mayormente gracias a otro combustible fósil: el carbón. Como le gusta señalar al capitalista de riesgo ‘verde’, Vinod Khosla, ” los autos eléctricos son autos cuya verdadera fuente de energía es el carbón”. El auto eléctrico más popular, el Nissan Leaf, emitirá 31 toneladas métricas de CO2 durante toda su vida útil de 90,000 millas (basado en las emisiones de sus producciones, su consumo promedio de energía eléctrica y su eventual desarme). Un auto comparable, el Mercedes A160 CDI, durante toda una vida útil similar emitirá sólo 3 toneladas más en total, considerando su producción, consumo de diésel y eventual desarme.

Los resultados son similares para un auto de última generación de Tesla, el rey de los autos eléctricos. Emite alrededor de 44 toneladas, que es tan sólo 5 toneladas menos que un Audi A7 Quattro. Por lo que, a lo largo de la vida útil de un auto eléctrico, emitirá sólo tres a cinco toneladas menos de CO2. En Europa, gracias al Sistema Europeo de Comercio, reducir una tonelada de CO2 actualmente cuesta US$ 7. Por lo tanto, el beneficio total de un auto eléctrico para el medio ambiente es de aproximadamente US$ 35. Sin embargo, el gobierno federal de Estados Unidos proporciona un subsidio de hasta $ 7,500 a los compradores de vehículos eléctricos. Pagar US$ 7,500 por algo que se podría conseguir por US$ 35 es una oferta muy pobre. Y eso no incluye los miles de millones más en subvenciones federales y estatales, créditos y deducciones fiscales que van directamente a los fabricantes de baterías y autos eléctricos.

La otra ventaja principal de los autos eléctricos es que supuestamente contaminan menos. Pero recordemos la observación de Vinod Khosla: ” los autos eléctricos son autos cuya verdadera fuente de energía es el carbón”. Sí, puede que sean alimentados con carbón, dirán los defensores, pero a diferencia de un auto normal, las emisiones de las plantas de carbón están muy lejos del centro de la ciudad, donde vive la mayoría de gente y donde los daños causados ​​por la contaminación del aire son mayores.

Sin embargo, una nueva investigación en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias encontró que mientras que los autos de gasolina contaminan más cerca de casa, la energía de carbón en realidad contamina más, mucho más. ¿Cuánto más? Bueno, los investigadores estiman que, si hay un aumento de 10% en la cantidad de autos que usan gasolina en 2020 en EEUU, 870 personas más morirán cada año por motivos de la contaminación adicional del aire. Si EEUU aumenta su total de vehículos eléctricos en 10%, 1,617 personas más morirán cada año por motivos de la contaminación adicional. El doble.

Pero, por supuesto, la electricidad procedente de fuentes de energía renovables como la energía solar y eólica generan energía sin emisiones de CO2para los autos eléctricos. ¿Entonces el proyectado aumento de estas fuentes de energía renovables hará que los futuros autos eléctricos sean mucho más limpios? Por desgracia, esto es todavía un pensamiento muy optimista. Hoy en día, EEUU obtiene el 14% de su energía eléctrica de fuentes renovables.

En 25 años, la Administración de Información de Energía de Obama estima que cifra habrá subido sólo 3 puntos porcentuales, llegando a 17%. Mientras tanto, los combustibles fósiles que generan el 65% de la electricidad de EEUU actualmente todavía generarán aproximadamente el 64% en 2040. A pesar de que los propietarios de autos eléctricos sientan una sensación virtuosa al usarlos, la realidad es que los autos eléctricos casi no reducen las emisiones de CO2, les cuesta una fortuna a los contribuyentes y, sorprendentemente, genera más contaminación que los autos tradicionales de gasolina.

Soy Bjorn Lomborg, presidente del Consenso de Copenhague.

 

Video producido por Prager University con Bjorn Lomborg

Presidente del Consenso de Copenhague

8 de febrero de 2016

Transcrito y traducido por Lampadia

 




Tesla también innova en el mundo del automóvil

Tesla también innova en el mundo del automóvil

En los últimos años, el avance de las energías limpias en la industria automóvil ha sido lento pero constante. Ahora, parece que por fin se estaría dando un salto cualitativo.

Durante mucho tiempo, los combustibles diesel han sido criticados por los impactos negativos de condiciones pulmonares crónicas como el asma, e incluso por aumentar el riesgo de cáncer de pulmón. Se suponía que el advenimiento del “diesel limpio”, con nuevos tipos de técnicas de combustión de las emisiones, del tubo de escape o de la inhibición de emisiones,  iba en la dirección correcta. Pero el escándalo de las manipulaciones de los controles de emisiones de VW, llevó a la industria del automóvil, hace pocos meses, a una crisis de credibilidad, además de afectar la imagen del sector empresarial más encopetado.

Recordemos que hacia fines del año pasado, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA por sus siglas en inglés), después de descubrir los engaños de VW, le ordenó arreglar las fallas en los autos a sus expensas. Ver en Lampadia nuestra publicación del 1 de octubre, 2015: Las sucias mentiras de VW exigen un escarmiento ejemplar.

Lamentablemente, durante los últimos seis años, Volkswagen estuvo engañando deliberadamente en las pruebas de emisiones para sus autos diesel. El escándalo todavía no termina, la empresa sigue haciendo maniobras distractivas y no llega a asumir plenamente su responsabilidad.

En nuestro artículo propusimos, que para salvar el prestigio de las corporaciones globales y de la economía de mercado, tal vez sería mejor liquidar la empresa vendiendo sus valiosos activos a otras empresas más serias, antes de que el mercado les quite valor. “Después de todo, hay que juzgar con mayor rigor a quienes tienen mayor prestigio y capacidades para comportarse bien. La industria automovilística y Alemania, deben dar el mayor escarmiento posible, asumiendo el costo, que por más grande que pueda ser, generaría una mejor base al desarrollo del mercado”. 

Ahora toda la industria automóvil está bajo escrutinio por los consumidores y por los  reguladores, cuyas pruebas demostraron ser fácilmente burladas y cuyas relaciones e intereses con los gobiernos y los fabricantes de automóviles pueden no servir al verdadero interés público.

Según un último despacho de El País de España, EEUU estaría demandando nuevamente a Volkswagen por engañar a los consumidores con la promoción de vehículos con motores diesel “limpios” y que en realidad han sido trucados para falsear las emisiones. Esta es una de las principales preocupaciones: los motores diesel son normalmente 25% más eficientes que las versiones similares de gasolina, lo que los vuelve muy importantes para la reducción de emisiones de CO2. Pero la revelación de los engaños que hizo VW durante años en las pruebas de emisiones aumenta el control sobre la tecnología y amenaza las normas reglamentarias.

Todo esto llega en un momento en que los fabricantes tradicionales de automóviles se enfrentan a fuertes desafíos en la industria. El comportamiento de las empresas como VW está impulsando a los consumidores a pasar de los fabricantes establecidos a los recién llegados, tales como Google con sus autos sin conductores y a los modelos eléctricos de Tesla.

Tesla es el sueño de Elon Musk: construir un auto 100% eléctrico a un precio accesible para el mercado masivo, con el estilo y marca para competir con los fabricantes tradicionales.

El Modelo 3 de Tesla, recién revelado hace unos días, está diseñado para lograr este sueño. Ha sido planeado por años, y es una pieza fundamental en los planes industriales y financieros de  largo plazo de esta innovadora compañía. (Ver en Lampadia: Litio: Uno de los  materiales del futuro). 

La clave del Modelo 3 es el precio: su precio empieza en US$ 35,000, muy por debajo de los modelos anteriores de Tesla.

Hasta ahora, Tesla ha sido una pequeña empresa con una enorme influencia, lograda por la novedad de sus coches y los planes disruptivos de su CEO. El auto Tesla más conocido es el de Tesla Modelo S, un sedán con motor eléctrico, con una pantalla de computadora portátil y una aceleración tan feroz que se le ha llamado “Modo locura” (insane mode en inglés).

Con el Modelo S, Tesla entró en un mercado que los principales fabricantes habían ignorado: el de personas conscientes y preocupadas por el medio ambiente que estaban dispuestas a pagar más por un auto de alto rendimiento que no utilice gasolina.

Tesla afirma que sus autos son mucho más limpios que sus competidores, principalmente porque funcionan con baterías y son muy eficientes en la conversión de la energía almacenada. Un Tesla Modelo S puede viajar más de 425 kilómetros con una sola carga de batería de 85 kilovatios por hora, lo que equivale a menos de 3 galones de gasolina. Su equivalente (según EPA, United States Environmental Protection Agency) es de 142 kilómetros por galón, mucho mayor que el alcance del Toyota Prius.

El Tesla Model 3 puede ser el comienzo de una revolución en la industria del automóviles. Su  éxito puede llegar a ser el punto de inflexión en el mercado, que cambie los  criterios para la  adquisición de automóviles. Este es uno de los aportes positivos de la ‘cuarta revolución industrial’. Lampadia




Las sucias mentiras de VW exigen un escarmiento ejemplar

Las sucias mentiras de VW exigen un escarmiento ejemplar

Alemania se ha convertido en uno de los países dominantes en Europa, ha criticado a Grecia y otras naciones deudoras sobre las virtudes del ahorro y últimamente ha desaprobado públicamente a los países que se resisten a recibir refugiados sirios. Su derecho a ser líder, basado en un relato de honradez y obediencia a las reglas, es mundialmente reconocido.

Esa es una de las principales razones por las que el escándalo Volkswagen ha sacudido dramáticamente al país. Más que una historia de estafas corporativas, la divulgación del engaño sistemático por parte de una de las empresas más emblemáticas de Alemania ha golpeado fuertemente la concepción de una nación ordenada y opacado su liderazgo moral. Pero, también afecta la imagen de las corporaciones globales y de la economía de mercado en su conjunto, así como del capitalismo.

La marca Volkswagen (VW), y específicamente el Volkswagen Beetle, fue un ícono de la reconstrucción de Alemania Occidental. El nombre ‘Volks Wagen’ se debe a que en los años 1930 surgió en Alemania el proyecto de construir un automóvil que fuese accesible para un gran número de personas. Cuando Adolf Hitler se alza con el poder en 1933, decide poner en marcha un plan de fomento de la industria del automóvil con el objetivo de relanzar sus fábricas y hacerlas más competitivas frente a las inglesas y las francesas. De este modo se lanza un concurso a los empresarios para la concesión de la fabricación del denominado ‘automóvil del pueblo’ (Volks Wagen). Ferdinand Porsche fue el encargado de llevar a cabo el proyecto.

Ahora sería la tercera de las principales empresas alemanas que se ha visto implicada en escándalos de fraude. En los últimos años, Deutsche Bank (el mayor banco de inversiones en Europa) y Siemens, líder continental en ingeniería industrial, también han sido cuestionados por su dudosa ética. Recordemos que hasta hace pocos años las empresas alemanas podían descontar como gasto el pago de coimas en países emergentes. 

Lamentablemente, durante los últimos seis años, Volkswagen ha estado engañando deliberadamente en las pruebas de emisiones para sus autos diesel. Las computadoras de los autos fueron capaces de detectar cuando estaban siendo probados y alterar temporalmente la forma en que sus motores funcionaban de manera que aparentaban ser mucho más limpios de lo que realmente eran. Cuando no estaban siendo probados, emitían hasta 40 veces más contaminantes que el límite teórico. El CEO de VW, Martin Winterkorn, renunció (como era de esperarse) y la empresa ya ha revelado que hasta 11 millones de vehículos en todo el mundo tienen este software trafoso, lo cual los está llevando a enfrentarse a un inmenso retiro de sus autos del mercado, enormes multas y aún más demandas.

Peor aún, el gigante mundial de automóviles fue advertido hace al menos cuatro años que el software de las computadoras que manipulaba las emisiones de diesel era ilegal, pero la compañía no actuó y siguió usándolo.

La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA por sus siglas en inglés) ordenó a VW arreglar las fallas en los autos a sus expensas. El fabricante de automóviles alemán también se enfrenta a multas de hasta US$ 37,500 por vehículo, estimándose que pueda llegar a un total de más de US$ 18 mil millones. 

Las dimensiones de Volkswagen son tales que la empresa sola contribuye con alrededor de un 2.7% al PBI alemán y representa aproximadamente uno de cada cinco puestos de trabajo en el país. Además, según el Deutsche Bank, representó el 17.9% de las exportaciones alemanas el año pasado. Si cae VW, también lo haría hasta cierto punto la economía alemana. Sin embargo no es la única consecuencia. La buena reputación de la economía alemana en el mundo se debe en buena parte a la anterior imagen de VW. El escándalo podría amenazar la reputación de los productos “Made in Germany”.

“El daño que algunas personas han causado a la empresa y sus trabajadores es enorme”, dijo Sigmar Gabriel, vicecanciller y ministro de Economía de Alemania.

Sin embargo, el daño causado por esta empresa va más allá de merecer una simple multa. Al ser una empresa tan bien reputada y hasta considerada “too big to fail”, debería tomarse como ejemplo no solo para cambiar el sistema de evaluación de emisiones, sino para mejorar tanto la transparencia como la supervisión en el mundo del software. Ojalá este escándalo no opaque el rol de las empresas privadas en el mundo, el cual es maximizar su valor en el mercado, pero de manera honesta, limpia y duradera en el largo plazo.

El grupo VW ha perdido casi un tercio de su valor en el mercado de valores en la última semana, pero sería aún más justo si los hombres personalmente responsables de estos delitos sufrieran una pérdida igual. No basta sólo la renuncia del CEO, sino de toda la plana directiva y responsables del caso, además de multas individuales.

El fraude sistemático por el mayor fabricante de automóviles del mundo amenaza con hundir a toda la industria y, posiblemente, darle nueva forma, dice The Economist en su publicación del pasado 26 de setiembre.

Lamentablemente, una empresa tan prestigiosa ha caído en la ambición de ser la primera empresa automotriz del mundo y ha descuidado la base de su prestigio.

En nuestra opinión hay que salvar el prestigio de las corporaciones globales y de la economía de mercado. Es presumible que las ventas de VW vayan cuerda abajo y afecten severamente a la empresa. Quién sabe si sería mejor liquidar la empresa vendiendo sus valiosos activos a otras empresas más serias, antes de que el mercado les quite valor. Después de todo, hay que jusgar con mayor rigor a quienes tienen mayor prestigio y capacidades para comportarse bien. La industria y Alemania deben dar el mayor escarmiento posible, asumiendo el costo, que por más grande que pueda ser, generaría una mejor base al desarrollo del mercado. Lampadia

Líneas abajo damos más información del escándalo de Volkswagen de la publicada de The Economist:  “Un negocio sucio – El escándalo de Volkswagen”. (Glosado y traducido por Lampadia).

“Herbie, un escarabajo de Volkswagen con mente propia en una serie de películas de Disney en la década de 1960, tuvo varias desventuras. Pero las cosas tenían una manera de acabar con un final feliz, tanto para el carro como para sus pasajeros. Los intentos más recientes de la automotriz alemana para dar sus vehículos el don del pensamiento han dirigido las cosas en una dirección totalmente sombría. El uso de software oculto para engañar a los reguladores estadounidenses que miden las emisiones de los vehículos de motor diesel ha sumido a VW en una crisis. Y a medida que el escándalo lleva a nuevas investigaciones, parece probable que saldrá a la luz una gama más amplia de afirmaciones sobre emisiones y la eficiencia del combustible. Esto podría ser un duro golpe para la industria, uno que podría ser lo suficientemente grande como para darle una nueva forma”.

El daño a VW, la mayor automotriz del mundo, es catastrófico. Las acciones de la compañía se han derrumbado en un tercio desde este escándalo (ver gráfico 1). Se enfrenta a miles de millones de dólares en multas y otras sanciones pecuniarias. Innumerables demandas estarán volando en su dirección a su sede en Wolfsburg. Su estrategia para el mercado americano está en ruinas; su reputación está por los suelos. Su jefe, Martin Winterkorn, quien en 2009, cuando el software engañoso “derrota” hizo su primera aparición, también fue directamente responsable de la I + D de la empresa, ha renunciado el 23 de septiembre”.

El país de origen de la empresa está en shock. La Ministra del Medio Ambiente de Alemania, Barbara Hendricks, habló por muchos cuando declaró estar “más que asombrada” -aunque los “Greens”, un partido de oposición, dicen que en su respuesta a una pregunta parlamentaria a principios de este año, el gobierno admitió saber que la manipulación de los datos de emisiones era técnicamente posible. Mezclado con esto está la vergüenza de que, al igual que con los escándalos sobre la FIFA y la Copa del Mundo, la responsabilidad de hacer cumplir las normas que los europeos están rompiendo está recayendo en los hombros de Estados Unidos”.

“(…) Los motores diesel utilizan el combustible de manera más eficiente que los motores con bujías y una mejor eficiencia reduce los gastos de los dos pilotos y las emisiones de dióxido de carbono. Esas ventajas han hecho que los europeos ahorrativos con gobiernos verdes prefieran los motores diesel; potenciando casi la mitad de los coches europeos (véase el gráfico 2)”.

“Desafortunadamente, los beneficios vienen con costos. La eficiencia de los coches diesel proviene de la quema de su combustible a una temperatura más alta y eso significa que convierten más nitrógeno en el aire que utilizan para transformarlo en varios óxidos de nitrógeno, conocidos colectivamente como los NOx. Estos no tienen efectos climáticos globales en la misma escala que los gases de dióxido de carbono, que es el gas de efecto invernadero más importante de larga duración. Pero tiene efectos locales mucho peores, generan smogs y dañan las plantas y pulmones. Para empeorar las cosas, las tecnologías catalíticas utilizadas para tratar el NOx emitido por los motores de gasolina no son muy adecuadas para ser utilizadas con motores diesel, forzando a los fabricantes de motores implementar alternativas más complejas y costosas. Eso no es un gran problema para los motores grandes, como los de camiones y barcos. Pero sí lo es para motores pequeños como los de los automóviles”.

El escándalo estalló el 18 de septiembre, cuando la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) reveló que varios VW y Audi con motor diesel tenían software que cambiaba la tecnología de control de los NOx sólo cuando los carros se enfrentaban a las altamente predecibles demandas vistas en condiciones de prueba. El límite de emisiones de NOx para una flota de coches es de 0.07 gramos por milla (0.04 g / km); en condiciones normales los coches emitían 40 veces por encima del límite. La EPA ordenó a VW retirar alrededor de medio millón de automóviles en Estados Unidos para arreglar el software. El 22 de septiembre la compañía admitió que en 11m vehículos en todo el mundo existe una “desviación notable” entre las emisiones de NOx que se observan en las pruebas oficiales y las que se encuentran en uso en el mundo real”.

“Pero las multas no son las únicas pérdidas involucradas. Innumerables demandas colectivas de los automovilistas agraviados llegarán a la velocidad de un Porsche con turbocompresor. El 22 de septiembre VW anunció una provisión de € 6,500 millones  (US$ 7,300 millones) para cubrir los costos del escándalo, pero es probable que les quede corto. En ese punto, el valor de la compañía había caído € 26 mil millones”.

El daño financiero podría ir más allá. Oculto dentro de la firma alemana existe una gran operación de finanzas que brinda préstamos a los compradores de automóviles y a los concesionarios y también toma depósitos, actuando como un banco. (…) el antiguo brazo financiero de General Motors, GMAC, tuvo que ser rescatado en 2009.

¿Por qué VW tomar el riesgo de hacer trampa, dada la devastación que ha seguido? Parece que hay tres partes en la explicación. El primero es un deseo abrumador para el tamaño. La compañía ha estado obsesionada con superar a Toyota y convertirse en la empresa automotriz más grande del mundo, a pesar de la baja utilidad de sus productos de alto volumen (coches que llevan la insignia de VW representan el 60% de las ventas, pero el margen de beneficio en ellos es sólo el 2%). Esto requiere que la empresa aumente su pequeña participación en el mercado americano, el más grande después de China (véase el gráfico 3). Fabricar más de los SUVs que los estadounidenses codician fue una estrategia obvia. Lograr que se interesen en los motores diesel de bajo consumo que vende VW en otros lugares fue otra. De una manera modesta estaban teniendo éxito; aunque los autos con diesel representan sólo el 1% del mercado estadounidense, el año pasado VW tenía la mitad de esa delgada rebanada”.

“Al parecer algunas personas en VW pensaron que podían salirse con la suya. Y esto nos lleva a la tercera parte de la explicación: una gran parte de su razón para creer esto habría sido que los fabricantes de automóviles, en particular los europeos, están acostumbrados a salirse con las suyas en mucho de estos asuntos. Su engaño es un secreto a voces dentro de la industria; sin embargo, tras un nuevo escrutinio después de las revelaciones de NOx, parece probable que lo convertirán en un escándalo abierto al mundo en general. Esto puede ser una razón por la cual los competidores de VW también están viendo caer los precios de sus acciones. Sus crímenes pueden ser particulares, pero no son la única empresa fabricante de automóviles que se encuentra muy por debajo del rendimiento exigido por los reguladores”.

La Unión Europea (UE) no es tan exigente en materia de NOx como los estadounidenses. Se concentra más en la eficiencia del combustible y las emisiones de dióxido de carbono, en los cuales sus normas son las más altas del mundo. El problema es que estos exigentes límites no se cumplen cuando los vehículos están en camino. (Ver gráfico 4).

Es posible que algunas empresas estén utilizando trucos de software para hacer trampa en los exámenes europeos sobre la eficiencia del combustible. Pero, como argumenta Nick Molden de Emisión Analytics, una firma de consultoría en Gran Bretaña, el régimen de pruebas europeo es tan anticuado y fácil de burlar que los fabricantes no tienen que esforzarse a ser sutiles”.

Lo peor de todo, sin embargo, es que una vez que esta farsa da una afirmación en cuanto a la eficiencia del auto, nadie comprueba si es cierto o no. En Estados Unidos, también, los fabricantes de automóviles son responsables de sus propias pruebas. Pero allí, la EPA adquiere vehículos al azar para probarlos en una fecha posterior, para ver si los autos a la venta al público se encuentran a la altura de las indicaciones. Si los números no coinciden, se pueden otorgar multas sustanciales.

“Si los motores diesel no cumplen, entonces los fabricantes de automóviles tendrán que girar fuertemente hacia los híbridos y los pequeños pero muy eficientes motores de gasolina. Todo esto en un momento en que, según Mary Barra, jefe de GM, la fabricación de automóviles ya enfrenta más cambios en los últimos cinco a diez años que en el medio siglo anterior. Además de cumplir con los objetivos ambientales y ser pioneros de un nuevo híbrido totalmente eléctrico, las automotrices tendrán que invertir mucho en el uso de Internet para hacer sus máquinas más inteligentes y prepararlas para la llegada de la conducción autónoma. La inversión necesaria será monumental y algunos seguramente no serán capaces de soportarlo”.

Mientras tanto la feroz competitividad sólo va a volverse más intensa, ya que los no-fabricantes de automóviles con mucho dinero, como Google y Apple, entran a la industria. Una respuesta es la consolidación para abordar el exceso de capacidad. Las grandes fusiones en general han demostrado ser desastrosas en la industria, pero también lo han sido los diversos intentos para convertirse en el número uno por otros medios. Fue una devoción al tamaño por encima de todas las cosas lo que llevó a la Toyota al devastador brote de defectos de calidad a finales del decenio de 2000, y la misma ambición ha jugado su papel en la caída de VW. Si el escándalo de las emisiones tiene ninguna virtud, puede ser en obligar a remodelar la industria, que se necesita urgentemente”. L