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Los vicios éticos y científicos del ensayo clínico de las vacunas Sinopharm en Perú

Los vicios éticos y científicos del ensayo clínico de las vacunas Sinopharm en Perú

ENTREVISTA AL DR. ERNESTO BUSTAMANTE
EXJEFE DEL INSTITUTO NACIONAL DE SALUD (INS) Y CANDIDATO AL CONGRESO POR FUERZA POPULAR.

La Gaceta de la Iberosfera
Rodrigo Saldarriaga

03 abril 2021

Fotos: EuropaPress

Ernesto Bustamante, exjefe del Instituto Nacional de Salud (INS) y PhD en bioquímica y biología celular y molecular por la Escuela de Medicina de la Universidad John Hopkinsha sido desde que estalló la pandemia del covid-19 en marzo de 2020, una de las voces más críticas desde la comunidad científica sobre las medidas implementadas por el gobierno del expresidente Martín Vizcarra –destituido por el Congreso en noviembre del año pasado– y su sucesor, Francisco Sagasti.

Bustamante advirtió sobre el uso de pruebas rápidas –procedentes de China– para diagnosticar casos activos, ganándose los ataques de políticos e incluso médicos que las defendían hasta que sus falencias fueron demostradas con la gran cantidad de falsos positivos y negativos que arrojaban al no detectar con precisión el nuevo virus.

Desde que el gobierno peruano anunció la compra de vacunas al laboratorio chino Sinopharm, Bustamante también fue crítico con su limitada eficacia -79% según el propio laboratorio- frente a otras ofertas de firmas más reconocidas como Pfizer y Moderna, además de la falta de transparencia del estudio clínico.

Las preocupaciones de Bustamante, quien postula al Congreso con el número 3 de Fuerza Popular, parecen haber acertado. Así se demostró con la inoculación clandestina de altos funcionarios –incluidos el expresidente Vizcarra y las titulares de Salud y Relaciones Exteriores de la administración Sagasti–, la publicación del estudio preliminar del ensayo clínico de la Universidad Peruana Cayetano Heredia que advertía de la baja eficacia de las vacunas y la demanda de amparo que alista la Defensoría del Pueblo contra el Estado de parte de 175 profesionales de la salud y voluntarios de la vacuna china Sinopharm que dicen no haber recibido la segunda dosis que les correspondía.

El médico y candidato conversó con La Gaceta de la Iberosfera sobre los retos que enfrenta el país de cara a la pandemia.

Desde que estalló la pandemia del covid-19 en marzo del año pasado usted ha sido, desde la comunidad científica peruana, uno de los principales críticos de las políticas implementadas por el Estado para enfrentar la crisis sanitaria. ¿Cuáles han sido los principales desaciertos que han tenido los gobiernos de Martín Vizcarra y Francisco Sagasti?

La lista es larga. El principal desacierto ha sido no saber escuchar a todos aquellos que tenían una voz autorizada en el tema. Uno de los primeros puntos en polémica fue, precisamente, la decisión de hacer diagnóstico temprano de infectados utilizando las llamadas pruebas rápidas. Esa fue una decisión, que, para mí, marcó la primera etapa de la lucha contra el covid-19 en el Perú, porque fue una decisión totalmente equivocada, y cuya persistencia en el error llevó, en mi opinión, a que miles de personas murieran, y que posiblemente no hubieran muerto si se hubiese aplicado otro sistema para definir quienes estaban infectados o no. Otro error que se cometió fue no haber hecho un rastreo de contactos e identificación temprana de infectados con el uso de pruebas moleculares, aduciéndose que no había máquinas, que no había personal, que no había laboratorios; todo esto era una media verdad, y yo creo que había una intencionalidad de comprar pruebas rápidas quizás motivada por corrupción. Ahora podría decirlo, ya en retrospectiva, que no era por falta de conocimiento, que era lo que yo en un principio pensaba y por eso me sorprendía que muchos de los responsables no entendieran las diferencias entre las pruebas rápidas y moleculares. Conforme fue avanzando la pandemia, la cuarentena total, de más de cien días para Lima Metropolitana y de más tiempo para otras regiones, fue otro error. El resultado de la cuarentena es que nos ha sumido en la pobreza, en el desempleo, en la quiebra de empresas de manera innecesaria e inútil, porque esa cuarentena debió haberse aprovechado para fortalecer el sistema sanitario y preparar una detección temprana de infectados con la finalidad de reducir la transmisión viral. Simplemente se hizo cuarentena por hacer, no se hizo cuarentena para lograr algo particular, no se definieron objetivos, no hubo una métrica de resultados finales. Los resultados terminaron siendo catastróficos, terminamos siendo el país con la mayor mortalidad por millón de habitantes en el planeta, y eso resume el fracaso del gobierno durante las dos olas. La segunda ola también ha estado marcada por la repetición del mismo fracaso, las pruebas rápidas se han venido usando hasta febrero, y eso es un crimen, porque para setiembre de 2020 ya era de conocimiento público que se habían equivocado al usar las pruebas rápidas, pero siguieron gastando el stock que tenían, y lo que es peor, siguieron adquiriendo más pruebas rápidas, lo que hace suponer que era un tema de corrupción y no falta de conocimiento. Y ahora con la segunda ola, el tema se ha agravado porque tenemos una variante más contagiosa, por lo que es más transmisible, y no hay vacunas. Entonces a esto se le agrega el problema de la incomprensible actitud frente a no comprar vacunas, que creo también tiene que ver con corrupción.

En una entrevista que le hicimos en La Gaceta de la Iberosfera en diciembre de 2020, usted mencionó que le preocupaba la falta de transparencia que podría darse en la compra de las vacunas del laboratorio chino Sinopharm, además de la poca eficacia que estas tendrían. Tras las recientes revelaciones de la prensa, parecería que sus preocupación inicial y constantes cuestionamientos han resultado acertados.

No es que yo sea brujo, tampoco adivino o pitoniso, lo que pasa es que las cartas están sobre la mesa y solo había que contar los ases y las reinas para darse cuenta que la lectura es clara. Pero hay quienes no quieren leer, no quieren llamar las cosas por su nombre. Era claro que la vacuna que había llegado en diciembre a ‘la mesa de intenciones’ del Gobierno era la vacuna Sinopharm, que carecía entonces –como hoy– de estudios en fase 3 publicados en alguna revista científica internacional. Entonces, claro, no había razón para no sospechar de una falta de eficacia. Todas las demás vacunas, incluyendo la rusa, tienen publicaciones en revistas de primer nivel. Solo esta Sinopharm y la Sinovac tienen publicaciones de fase 3. Entonces estamos en esa situación.

¿Usted cree que el ensayo clínico de Sinopharm en el Perú, tras descubrirse la vacunación clandestina de altos funcionarios, investigadores y sus allegados, está viciado?

Está viciado científica y éticamente. Éticamente, porque en la ética de la investigación existe un principio fundamental, que es el principio de equipoise o equilibrio de pesos. ¿Qué significa esto? Significa que yo puedo administrarle un medicamento o una vacuna a alguien si y a otro no, solo si tengo la certeza de que hay una duda cierta de que en realidad no sé si el medicamento es eficaz o no. Si tengo esta duda cierta, hay lo que se llama el equipoise, el peso equilibrado de la duda. Entonces, ahí sí es ético darle a alguien un medicamento candidato, y a su vecino darle un placebo; de otra manera, no se puede hacer un estudio de ese tipo. Si yo tengo el convencimiento o la sospecha calificada de que el medicamento que estoy probando realmente funciona, no se debe probar con placebo, lo que se hace es probar contra otro medicamento candidato. Por ejemplo, si yo tengo una ampicilina nueva, y quiero saber que tan buena es, tomo a mil personas, todas con infección severa, y a quinientas les doy la ampicilina que estoy probando y a quinientas les doy agua destilada. Eso no se puede hacer, no es ético, porque yo ya sé que la ampicilina funciona, que yo no puedo dejar de darle algo que ayude a esos otros quinientos pacientes, y darle solamente agua destilada. Eso ya ni se hace con animales de investigación. Hay quienes no consideran ético hacer esos experimentos con animales, imagínese con humanos. Eso se habrá hecho en la época del doctor Josef Mengele. Cuando se dan estos experimentos como el que pongo de ejemplo, a uno se le da la ampicilina que yo creo que es mejor o funciona, o le doy la ampicilina clásica u otro antibiótico y luego comparo. Pero jamás placebo. Esto no ocurrió con el estudio clínico de [la Universidad] Cayetano Heredia, patrocinadora del estudio de Sinopharm. ¿Por qué? Porque esa vacuna, cuya eficacia estaba siendo comprobada en el propio estudio, justamente fue administrada a los investigadores, a los parientes de los investigadores, al presidente de la República, a sus ministros, viceministros, a 470 personas que no debieron recibirla porque no eran sujetos del estudio, eran personas accesorias, eso no se hace nunca. Si uno lo hace, es porque se sabe que la vacuna funciona, o se tiene evidencia que la vacuna funciona, y si sé que la vacuna funciona no hay equipoise, significa que se está dando placebo a alguien a propósito, y eso va contra toda ética y es más bien criminal. Por otro lado, tenemos el hecho de que la vacuna que se administró a los voluntarios, incluía una vacuna que aparentemente no servía. No solamente había una duda potencial cierta sobre si la vacuna era eficaz o no, sino había una que no funcionaba, y era la de Wuhan. Tanto sabían que no funcionaba, que cuando en diciembre tuvieron que poner la orden de compra para traer ese millón de vacunas, se cuidaron de traer la de Beijing y no la de Wuhan. ¿Y por qué? No creo que sea porque son adivinos. Lo lógico habría sido comprar mitad y mitad, pero compraron solo la de Beijing, y esa orden de compra se puso en diciembre y se ejecutó en enero, mucho antes de que se revelara el informe preliminar de Cayetano Heredia. Ellos sabían, eso no es ético. En ese momento se debió romper el ciego y decir: acá tenemos gente que ha recibido placebo y gente que ha recibido una vacuna, como he dicho en otras oportunidades, equivalente a agua destilada, es una vacuna que no sirve, que es la de Wuhan, y otra que es la de Beijing, que ha demostrado ser marginal, precaria. Esas son las dos razones fundamentales para decir que el estudio no es ético. Hay muchas otras razones de menor categoría, por ejemplo, que había doce investigadores chinos de Sinopharm trabajando durante todo el estudio, y eso es algo que no es aceptable. Si yo contrato con Sinopharm, evalúo un producto de Sinopharm, y voy a tener gente de Sinopharm en mi equipo de investigación, eso, nuevamente, no es ético, va a haber inducción, va a haber acciones que no corresponden. Como ente evaluador, no se puede tener al evaluado incluido en el equipo, es como si un profesor para tomar un examen invita a los estudiantes a hacer las preguntas y calificarlo. Eso no se puede hacer.

Ernesto Bustamante junto al Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (EE.UU.) Créditos: Archivo Personal.

¿Y científicamente?

Científicamente no vale porque el estudio ha sido viciado de origen cuando la gente empezó a introducir otro tipo de vacunas. Una de las reglas es que la vacuna no puede salir del centro de estudio, en este caso, de Cayetano Heredia. Y las vacunas han salido, prueba de ello es que se fueron a la casa de la exministra Mazzetti, a Palacio de Gobierno para vacunar al presidente Vizcarra. Esto no se hace, las vacunas tienen que quedarse en el lugar de administración, porque tienen que tener un cuidado de cadena de frío, de control de identidad. Hay protocolos que se deben seguir. Cuando uno no cumple esos protocolos conforme a regla, el estudio se vicia por definición. Las reglas existen por algo, porque se está tratando con futuros medicamentos o futuras vacunas de uso general. Es un estudio en serio que tiene implicancias para la sociedad y que está regulado por el Estado a través del Instituto Nacional de Salud. En mi opinión, un estudio viciado éticamente y científicamente, no puede tener otro camino que el de su cancelación, y las dos entidades capaces de cancelar son Cayetano Heredia como patrocinador, o el Instituto Nacional de Salud como ente regulador. Ahora, el que hayan pedido romper el ciego ya de por si es una decisión escondida de anular el proyecto, porque cuando uno rompe el ciego significa que ya sabes quien tuvo la vacuna y quien el placebo, ya terminó el estudio.

¿Se refiere a cuando rompieron el ciego en el caso de la voluntaria fallecida?

No, eso no es romper el ciego. El ciego no es que no se conozca, de hecho, lo conocen dos personas, que son el químico farmacéutico, encargado de cuidar las bondades del producto, y un estadístico. Si yo quiero saber que se le dio al paciente identificado con nombre y número tal, esas dos personas mencionadas tienen en conjunto la llave de esta, digamos, caja fuerte, abren y miran solo ese ciego, el ciego de ese paciente. Eso no es romper el ciego, es decir que recibió ese paciente. Claro, es romper el ciego para ese paciente, pero no es romper el ciego para todo el estudio. Lo que se está pidiendo ahora es romper el ciego para todo el estudio, que es hacer lo mismo que se hizo con uno, pero con los 12 mil voluntarios. Con eso terminaría el estudio, en efecto lo da por cancelado, porque ya no hay más estudio.

Pero se insiste en que se deba permitir que concluya el estudio, que todavía tiene para varias semanas.

Dijeron que por lo menos ocho semanas, pero eso suena a las promesas de cuando van a llegar las vacunas. Hay que entender que aquí hay dinero de por medio. Cayetano Heredia debe haber recibido por lo menos 10 millones doscientos mil dólares por encima de la mesa. Digo que por encima de la mesa porque eso lo conoce Cancillería. Recordemos que Cayetano Heredia y Sinopharm son privados, ellos pueden tener acuerdos paralelos, y los honorarios se pagan de otro modo, pagos en bancos extranjeros. Diez millones doscientos mil dólares para Cayetano Heredia es mucha plata. Cayetano Heredia no es una universidad rica, tiene problemas financieros. A lo mejor en el contrato de Sinopharm y Cayetano, debe haber penalidades, que se castiga a la universidad si se rompe el ciego antes de tiempo, si se aborta el proyecto, y a lo mejor, Cayetano sería pasible de un juicio por daños y perjuicios por parte de Sinopharm. Para evitar ese juicio, es probable que se esté esperando esas ocho semanas. Creo que esas semanas de espera tienen que ver más con el consejo de sus abogados antes que consejos de sus científicos, y eso sería inaceptable porque estamos hablando de un estudio científico que no se puede supeditar a las responsabilidades legales que uno debe haber asumido. Si uno incurrió en situaciones de anormalidad legal, tiene que asumir las consecuencias.

¿Por qué cree usted que ha renunciado la doctora Coralith García, quien asumió la conducción de los ensayos clínicos en reemplazo del doctor Germán Málaga tras ser suspendido por la vacunación irregular de Vizcarra y otros funcionarios?

No conozco personalmente a la doctora Coralith García, pero tengo buenas referencias de ella. Es muy probable que ella haya encontrado que tenía que firmar documentos que la harían asumir responsabilidades que no le corresponden. Es la única explicación que yo veo para retirarse de la dirección de un estudio, porque vamos a suponer que el estudio demuestra que la vacuna no es eficaz, y si esto es lo que demuestras, pues es una data científica fría, no hay nada emocional en la interpretación de los datos. A lo mejor, ella no quiere verse involucrada en una polémica con el Gobierno, como la que yo tuve hace unas semanas, en la que me acusaron de desinformador, un peligro para la salud pública, para la democracia y hasta de traidor a la Patria por interpretar el estudio preliminar de Cayetano Heredia sobre la eficacia de la vacuna Sinopharm en un programa de televisión. A lo mejor la doctora Coralith García no quiere verse expuesta a eso, o talvez tiene alguna razón que la obligaría a meterse en problemas legales por meses o años. Lo que no sabe es que ya los tiene pues la están citando a comisiones del Congreso porque ha sido testigo del estudio, y su versión es necesaria de conocer. Es lamentable que una investigadora de calidad como ella esté involucrada en estos menesteres. Le va a quitar mucho de su valioso tiempo.

Hay muchos médicos y científicos peruanos que han tomado una posición bastante sospechosa de no querer cuestionar las decisiones del Gobierno para enfrentar la crisis sanitaria.

Ocurrió cuando cuestioné el uso de las pruebas rápidas, exactamente hace un año. Me salieron al frente muchos distinguidos profesionales a criticarme, que ponía en riesgo la lucha contra la pandemia, otros decían que lo que yo decía no era verdad, y lo mismo ocurre ahora. Se ha descubierto que muchos de estos tenían intereses adicionales, que además eran asesores o tenían parientes trabajando en proyectos o aspiraban a trabajar con el Gobierno, entonces esos intereses personales los pusieron encima de la conciencia profesional. Entendí el rechazo de los políticos, pero no de los investigadores. Los científicos estamos formados para criticar y ser criticados profesionalmente. Yo lo hago como revisor y editor de revistas internacionales. Yo hice la crítica de un estudio de interés nacional. Imagínese que llegamos a julio y se descubre que las vacunas no eran buenas, y yo levanto la mano y digo: esto yo lo sabía desde marzo. Eso no va conmigo. Si yo sé algo que es una cosa privada y no trasciende más allá, no tengo porque decirla, pero esto no era nada privado, es la interpretación de una data que es pública, hecha sobre muestras tomadas a voluntarios dentro de un estudio clínico supervisado por una entidad del Estado como es el INS.

¿Usted cree que se puedan reducir en los cuatro meses siguientes las brechas de infraestructura, equipamiento o recursos humanos como ha dicho el ministro Ugarte?

Ojalá. Yo conozco a Óscar Ugarte, somos amigos. No sé si esas buenas intenciones estén complementadas con apoyo y tiempo. Estamos en año electoral, y apenas se elijan a las nuevas autoridades, el gobierno actual pierde un poco de poder, y los funcionarios ya no trabajan igual. No sé si sea tan fácil para Óscar Ugarte hacerlo, ojalá. Yo quiero lo mejor para mi país.

Ernesto Bustamente junto al Dr. Paul Rothman, recibiendo el premio “Samuel P. Asper Award for Achievement in Advancing International Medical Education”. Créditos: Archivo Personal.

En un escenario sin vacunas, camas UCI, oxigeno medicinal y falta de pruebas moleculares, ¿cuáles son las recomendaciones que usted sugiere para prevenir el contagio, y en caso que este se diera, para prevenir los cuadros más severos, entendiendo que la variante brasileña es mucho más contagiosa?

Primero, se debe instalar un sistema de vigilancia genómica para evaluar como va mutando el virus. Hay personal calificado en el Perú para eso. En caso de haber salido positivo en una prueba molecular, es importante, tenga o no síntomas, aislarse de los integrantes de su familia para no contagiarlos. Es necesario observar la temperatura, síntomas en general como tos seca, dolor de cabeza, conseguir un pulsioxímetro para medirse la saturación de oxígeno tres veces por día para ver si hay un deterioro y es necesario administrar oxígeno, hacerse una tomografía de tórax para tener una línea de base y saber el estado de los pulmones. La hipoxemia que causa el covid-19 es silenciosa. La prevención debería ser una vacuna bien puesta, pero no tenemos los peruanos eso todavía. Lo que si podemos hacer es usar doble mascarilla, mantener la distancia social y sobre todo evitar aglomeraciones.

Y sobre las aglomeraciones, ¿usted está de acuerdo con la recomendación de suspender las elecciones generales del 11 abril debido al alza de casos?

No veo ninguna razón para postergar las elecciones. Necesitamos un nuevo gobierno, porque este ha perdido credibilidad, no tiene personas calificadas, está manchado por los recientes casos de corrupción. ¿Cómo tenemos un nuevo gobierno? A través de elecciones libres. Postergar las elecciones no nos garantiza menos contagios. No hay ninguna garantía que en las cuatro semanas que algunos vaticinan que debemos esperar, habrá menos o más contagios. El protocolo de bioseguridad de la Onpe [Oficina Nacional de Procesos Electorales] es muy bueno. Parte de solucionar esta crisis es votar por un nuevo gobierno. Lampadia




Pandemia acabaría a fines del 2021

Pandemia acabaría a fines del 2021

Recientemente Bill Gates ha vuelto a ofrecer sus apreciaciones de los avances en el combate mundial a la pandemia, lanzando como pronóstico un posible término hacia fines del 2021, período en el que él cree que un porcentaje apreciable y suficiente de la población mundial (entre 30-60%) se encontrará vacunada para contener la enfermedad (ver artículo de The Economist líneas debajo).

Este pronóstico debe llamarnos la atención a reforzar los mecanismos de prevención y atención hospitalaria no solo de covid 19 sino también de otras enfermedades graves porque, como bien señala Gates, hasta que aflore la producción masiva de vacunas, se van a seguir desatando millones de muertes por otras enfermedades más o igual de graves producto de la misma emergencia sanitaria. En ese sentido, si se va a sesgar la atención hacia enfermos por covid 19, ello debe tener en cuenta el grado de mortalidad de otras enfermedades letales como el VIH, el dengue, la tuberculosis, entre otras, y no dejarlas de lado.

Por otra parte, el redoblar los esfuerzos a diversificar la compra de vacunas  en todas las etapas de prueba clínica (no solo de las últimas) debe ser un imperativo nacional (ver Lampadia: Gastemos mucho más en vacunas) puesto que, en palabras de Gates, las disputas políticas en EEUU están inhibiendo el crecimiento de los fondos para la producción de vacunas hacia los países pobres.

Si bien las iniciativas del gobierno de coordinar con 5 laboratorios extranjeros la adquisición de 30 milllones vacunas que ya están en la última fase clínica son positivas, se debe también iniciar conversaciones con otros cuyas vacunas no se encuentren necesariamente en fase final, pues eventualmente podrían llegar a ellas.

En conclusión, si bien las advertencias de Gates no son del todo positivas, sí nos dan visos de qué políticas hacer en el mediano plazo para lidiar con la crisis hasta que acabe. Pero sobretodo nos dan esperanzas de que habrá luz al final del tunel, pero que para llegar a ella sin una calamidad social, se deben implementar acciones inmediatas desde la politica pública. Lampadia

Un pronóstico mixto
La pandemia de covid-19 terminará a fines de 2021, dice Bill Gates

Pero millones de muertes aún están por llegar en los países pobres

The Economist
18 de agosto, 2020
Traducida y comentada por Lampadia

Millones más van a morir antes de que termine la pandemia del covid-19. Ese es el duro mensaje de Bill Gates, cofundador de Microsoft y uno de los filántropos más grandes del mundo a través de la Fundación Bill y Melinda Gates, en una entrevista con Zanny Minton Beddoes, editor en jefe de The Economist, a principios de agosto. La mayoría de estas muertes, dijo, no serían causadas por la enfermedad en sí, sino por la mayor presión sobre los sistemas de atención médica y las economías que ya estaban luchando. También lamentó la politización de la respuesta al virus en EEUU y la propagación de teorías de conspiración, algunas de las cuales lo implican, las cuales han frenado los esfuerzos para contener la propagación de la enfermedad. Pero ofreció razones para la esperanza a mediano plazo, prediciendo que para fines de 2021 se produciría en masa una vacuna razonablemente eficaz, y una parte lo suficientemente grande de la población mundial estaría inmunizada para detener la pandemia en su camino.

Gates había pasado gran parte de su tiempo pensando en virus y vacunas, mucho antes de que el nuevo coronavirus fuera detectado por primera vez en Wuhan, en la provincia china de Hubei, a fines del año pasado. La Fundación Gates es fundamental para la alianza mundial que intenta erradicar la poliomielitis mediante la vacunación de todos y para aliviar la carga de la malaria y encontrar una vacuna contra ella. Han pasado varios años desde que advirtió que una nueva enfermedad que causaba una pandemia global era una cuestión real, no cuándo, y pidió que el mundo realizara “Juegos de gérmenes” en la línea de los juegos de guerra llevados a cabo por ejércitos. La fundación ya ha prometido más de 350 millones de dólares para la respuesta a la pandemia del covid-19, gran parte de la cual se centra en reducir su impacto en el mundo en desarrollo. Pero se necesita más. “Todos necesitamos gastar miles de millones para sacar la vacuna y salvar los trillones que están causando el daño económico”, dice.

Los datos dispersos dificultan la evaluación de la verdadera magnitud del daño en muchos países pobres. Para el 17 de agosto, los Centros Africanos para el Control y la Prevención de Enfermedades, un organismo de salud pública, habían registrado más de 1 millón de casos y más de 25,000 muertes por covid-19 en África. En India, se registra que casi 52,000 murieron a causa de la enfermedad. El número real en ambos lugares probablemente sea mucho mayor. Pero el coronavirus no es la única fuerza letal en juego en el mundo en desarrollo azotado por la pandemia. Las millones de muertes que predice Gates serán causadas no solo directamente por el covid-19, sino también por los efectos colaterales. Casi el 90% serán muertes indirectas, dice. Los encierros reducirán el acceso a vacunas y medicinas para otras enfermedades. Aumentarán las muertes por malaria y VIH. Una menor productividad agrícola hará que el hambre se propague y las tasas de educación caigan. Cuando se trata de la lucha contra la pobreza, el virus podría acabar con una década de logros.

Para mitigar ese riesgo, Gates pide a los países ricos que compren vacunas para los pobres. Esto no es del todo altruista: si algunos países siguen siendo reservorios de la enfermedad, seguirá apareciendo nuevamente en otros. Si las vacunas tienen un precio lo suficientemente alto en los países ricos para cubrir los costos fijos de producción (ensayos clínicos, construcción de fábricas, etc.), el costo marginal de abastecer a los países pobres sería relativamente modesto: del orden de US$ 10,000 a 12,000 millones en total. Él ve que la mayor parte de ese dinero proviene de EEUU, que también otorga “con mucho la calificación más alta” en investigación y desarrollo de una vacuna, lo que representa el 80% del total mundial. Espera ver el dinero prometido para comprar vacunas para el mundo pobre en el próximo proyecto de ley de gastos suplementarios del Congreso.

Que eso suceda depende de la política. Las negociaciones del Congreso sobre el próximo paquete de estímulo de EEUU se han estancado durante semanas. La marcada polarización política del país ha complicado su respuesta al virus, introduciendo problemas que otros países no enfrentan. El simple hecho de usar una máscara se ha convertido en una declaración política, en lugar de una cuestión de buscar y luego seguir el consejo de un experto, como es el caso en casi todas partes. De manera deprimente, Gates piensa que esto no se puede deshacer, incluso si las elecciones de noviembre significan un cambio de dirección en la cima. Una vez que se pierde la confianza del público y una política se ha desplazado del ámbito de los análisis de costo-beneficio al partidismo, no es fácil revertirlo. Bajo la presidencia de Joe Biden, piensa Gates, negarse a usar una máscara podría convertirse en una forma para que los partidarios de Donald Trump expresen su enojo y resistencia.

La falta de liderazgo en EEUU también ha obstaculizado la respuesta a la pandemia fuera de las fronteras del país. La única superpotencia del mundo lleva mucho tiempo a la cabeza de los esfuerzos mundiales de salud pública y, sin ella, el consenso es mucho más difícil de forjar. Y el ambiente en muchos países es de retroceso del multilateralismo y cooperación a través de instituciones internacionales. Es difícil ver que esa tendencia se invierta, ya que la enfermedad está afectando fuertemente los ingresos del gobierno en todas partes. La generosidad, no importa lo beneficiosa que sea tanto para el donante como para el receptor, es escasa cuando se reducen los presupuestos.

No basta con que haya una vacuna: la gente tiene que estar dispuesta a tomarla. Y en esto, también, los estadounidenses se están quedando atrás. Una encuesta reciente de Gallup encontró que uno de cada tres no estaría de acuerdo en recibir una vacuna aprobada por la FDA, incluso si fuera gratis. Pero aquí la noticia es más favorable. La última investigación, explicó Gates, sugiere que los otros coronavirus en circulación y la inmunidad parcial que brindan las vacunas que ya están en uso para otras enfermedades, ya otorgan una medida de protección contra el covid-19. Tampoco es tan contagioso como otras enfermedades. La mejor estimación actual es que entre el 30 y el 60% de la población mundial necesitará una vacuna eficaz para detener la pandemia. “Afortunadamente, esto no es sarampión. No necesitamos que más del 90% de las personas se vacunen”.

En 2000, cuando Gates renunció como director ejecutivo de Microsoft, la Fundación Gates lanzó GAVI, una alianza global para proporcionar vacunas en países pobres. Su participación en las vacunas contra la poliomielitis y el sarampión lo ha convertido en un experto en garantizar una distribución equitativa, especialmente en los países pobres. Y aquí es donde la perspectiva de Gates es más positiva. Él cree que la vacuna covid-19 será la más rápida jamás fabricada. Si está lista para su distribución en el tiempo que predice, será, con mucho, la vacuna más rápida que haya salido al mercado.

El mundo está en camino de alcanzar este objetivo. Se están desarrollando más de 150 vacunas en todo el mundo, con seis en ensayos clínicos finales a gran escala. Gates ya ha donado cientos de millones a la causa. Está dispuesto a donar mucho más. Pero el dinero de las fundaciones privadas tiene límites: los gobiernos tienen que tomar la iniciativa, piensa, tanto porque es su infraestructura de atención médica la que tendrá que utilizarse para la distribución como para ganar el apoyo y la confianza del público. Hasta ahora, se han comprometido a aportar unos US$ 10,000 millones aproximadamente a los esfuerzos globales para fabricar y distribuir vacunas. Esto no es suficiente. Lampadia




Una nueva epidemia se cierne sobre occidente

Una nueva epidemia se cierne sobre occidente

Como comentamos la semana pasada a raíz del retiro de la película ‘Lo que el viento se llevó’ de la cartelera de HBO, el lado occidental del mundo está sufriendo la imposición de una nueva suerte de inquisición que pretende regimentar lo ‘políticamente correcto’, incluso mediante la violencia.

Así como la Unión Soviética reescribió la historia de la Rusia, hoy los nuevos fanatismos pretenden reescribir la historia de occidente.

Tenemos que reaccionar ante esta nueva enfermedad que solo lleva a la supresión de la libertad, la mayor desgracia social imaginable.

La nueva revolución cultural

Fundación para el Progreso – Chile
Axel Kaiser
Publicado en Diario Financiero
18.06.2020

Harald Uhlig, destacado profesor de la Universidad de Chicago y editor del Journal of Political Economy, ha sido expulsado de su puesto en la revista en medio de un escándalo que llegó hasta la presidencia de la American Economic Association. ¿La razón? Uhlig cuestionó la idea de “Black Lives Matter” de abolir las policías en Estados Unidos.

Poco antes, la película “Lo que el viento se llevó” había sido eliminada temporalmente de la cartelera de HBO Max por su supuesto contenido racista. Hace unos días, la cerveza Colonial en Australia era retirada de distribución porque su nombre podía ser interpretado como ofensivo por grupos descendientes de nativos.

“Diversos grupos tienen incentivos para jamás asumir responsabilidad por su propia existencia y culpar a otros de que los agravian; si dejan de declararse víctimas, su estatus se derrumba”

Paralelamente, se tumbaban decenas de estatuas en diversos países, entre ellas, de Cristóbal Colón por ser el origen de todos los males de América, de Mahatma Gandhi por comentarios ofensivos hacia los africanos, de soldados confederados, de filántropos, etc. También se atacaba la estatua de Winston Churchill, bajo acusaciones de racismo y se amenazaba a la autora de Harry Potter J.K Rowling de que no se seguirán produciendo películas de sus libros, por afirmar que el sexo biológico existe.

Estos son tan solo unos pocos ejemplos de la ola de fanatismo religioso que sacude a occidente, sumergiéndolo con rapidez en lo que el filósofo Roger Scruton denominó “una nueva era de oscuridad”. Se trata de una neoinquisición, como la he llamado en un libro reciente analizando en profundidad el fenómeno, que no acepta el diálogo racional como la fórmula para aproximarse a la verdad, porque abraza dogmas de fe cuyo cuestionamiento está prohibido.

El origen intelectual de este impulso purgatorio se encuentra en académicos y pensadores de izquierda cuya visión es que occidente sería una civilización opresiva creada en beneficio del hombre blanco heterosexual para marginar a todos los demás grupos. Estas ideas, repetidas por décadas desde las facultades de humanidades, han logrado alcanzar un punto de inflexión en que han transformado nuestra cultura, desde una basada en la dignidad del individuo, a una fundada en el victimismo tribal.

Si en las culturas del honor el heroísmo era la fuente de reconocimiento social, en las culturas del victimismo, explican los sociólogos Bradley Campbell y Jason Manning, ese estatus lo confiere la condición de víctima. Como consecuencia, alegar que se es oprimido por el orden social del hombre blanco se convierte en una fuente de credibilidad moral, de reconocimiento colectivo y de justificación para demandar todo tipo de ventajas y reparaciones de modo de corregir la supuesta opresión. Por ello, los diversos grupos, añaden los sociólogos, tienen todos los incentivos para jamás asumir responsabilidad por su propia existencia y culpar siempre a otros de que los agravian, pues en el minuto en que dejan de declararse víctimas, su estatus se derrumba.

Es esta ideología, según la cual occidente es una construcción opresiva y donde los diversos discursos y estructuras sociales servirían a los dominadores, la que se encuentra detrás de la purga y censura que lleva adelante la neoinquisición. Se trata, en definitiva, de un colapso de la esfera pública como espacio de diálogo racional y del triunfo del irracionalismo que Karl Popper denunció como consustancial a los movimientos totalitarios del siglo XX. Lo peor es que casi todos se han contagiado de sus premisas, derrumbando así los diques que contenían esta nueva revolución cultural.




Plata por Vida o Vidas por Vidas

Plata por Vida o Vidas por Vidas

Un pensamiento simplista, prevaleciente entre los miembros del gobierno y los medios de comunicación, plantea una falsa dicotomía entre la Salud y la Economía.

La realidad es que la disyuntiva se da entre Vidas y Vidas, vidas atacadas por el coronavirus y vidas afectadas por el hambre, la enfermedad y la depresión.

Los impactos de una recesión, o más aún, de una depresión económicas son incalculables y de largo plazo. No estamos diciendo que hay que darle más importancia al tema económico, que es más bien social, sino que hay que darle al mismo tanta atención como al del combate contra la pandemia.

Además, en Lampadia pensamos que esta lucha no puede ser el espacio de acción del gobierno, sino de toda la sociedad. El gobierno debe invitar a la clase productiva, al mundo empresarial, de las empresas grandes y pequeñas, a contribuir con el diseño y acciones conducentes a superar las múltiples crisis que nos afectan.

Veamos en las siguientes líneas el inteligente análisis de Pablo Paniagua, de la Fundación para el Progreso de Chile, sobre esa falsa dicotomía:

Falsa dicotomía: Salud vs Economía

Fundación para el Progreso
Pablo Paniagua
Publicado en El Dinamo, 06.05.2020

Dado que las políticas restrictivas de cierres y cuarentenas generalizadas para “aplanar la curva de contagio” parecieran exacerbar la recesión económica, ha surgido entonces el debate entre economía y salud. Debido al impacto negativo que tiene sobre la economía el cerrar todos los negocios “no esenciales”, cerrar el comercio y dejar a los trabajadores aislados en sus casas, se ha intuido de forma rápida de que existe una disyuntiva (o trade-off) entre las políticas de salud y la economía. Así, nos damos cuenta de que surge la llamada “paradoja de las curvas”: que el aplanar la curva de contagio —de forma súbita y tosca— insoslayablemente lleva a exacerbar la curva de recesión económica. Se reconoce entonces la realidad evidente de que toda decisión en la vida posee costos de oportunidad y elegir implica siempre lidiar con disyuntivas.

No obstante, y de forma simplista, se ha sólo argumentado de que existe una disyuntiva entre salvar vidas y crecimiento económico. Si bien es importante reconocer dicho trade-off estático o de corto plazo, enfocarse sólo en éste ha hecho que el debate se encrespe maniqueamente entre “los capitalistas sin alma” que quieren reabrir la economía a cualquier costo y aquellos “paladines de la santidad” que dicen defender vidas a cualquier costo. La discusión se ha empobrecido llevándola a una forma binaria de pensar estéril: “la bolsa o la vida”.

Esta falsa dicotomía no sólo nos impide avanzar hacia una elección racional y consensuada de salud pública, sino que pierde de vista una realidad llena de matices. No reconoce la presencia de una red de disyuntivas entrelazadas y temporales entre: distintas vidas a lo largo del tiempo, expectativas-calidad de vida afectadas, pobreza y economía, que se relacionan entre sí de forma no-lineal; haciendo dichas disyuntivas más complejas de lo que aparentan. La realidad nos exige hacer políticas no sólo mirando una foto parcial actual (como aplanar la curva de contagio hoy) y olvidarse del resto de la situación y del largo plazo. Hacer esto es dejar de lado, de forma irresponsable, las disyuntivas temporales y sus costos asociados.

De hecho, contemporáneamente a los efectos económicos de corto plazo, la evidencia sugiere que la recesión económica del COVID-19 golpeará de forma marcada y más profunda tanto a los jóvenes, como a los sectores económicos medios y bajos de la población. Evidencia del Reino Unido revela que las personas con ingresos más bajos tienen el doble de probabilidades de perder sus empleos que las personas con ingresos altos; mientras que el 12% de los menores de 30 años ya informan estar desempleados debido a esta crisis, en comparación al 6% de los que tienen entre 40 y 55 años.

La evidencia sugiere que es probable que esta recesión aumente la desigualdad en la distribución del ingreso entre jóvenes y personas mayores, y entre aquellos con contratos inseguros o precarios y aquellos con contrato fijo.

Peor aún, la literatura además sugiere que aquellos individuos que pierden el trabajo, durante una crisis económica, arrastran dichas pérdidas en los ingresos de forma casi permanente (o duraderas por décadas). Se estima que los despidos llevan a que los trabajadores desplazados no recuperen sus niveles de ingresos ni siquiera 20 años después de dichos despidos; obteniendo, en plazos largos, remuneraciones inferiores al 20% de aquellos trabajadores que no fueron desvinculados. Los “efectos temporales” macroeconómicos en los más necesitados —producto de la recesión autoinducida— se transformarían en casi-permanentes y profundamente regresivos socialmente. Debemos reconocer que los severos impactos económicos del COVID-19 no se distribuirán uniformemente entre la población. Lamentablemente, los jóvenes y los sectores de menores ingresos serán sin duda los más golpeados, aumentando la desigualdad, la falta de oportunidades y las precarias condiciones de vida de dichos sectores.

En el largo plazo entonces, como el Nobel de Economía Angus Deaton ha señalado, podría haber un aumento significativo de muertes entre los sectores jóvenes y adultos de la población producto de suicidios, problemas hepáticos y alcoholismo relacionados con la nueva creación de pobreza, desempleo y faltas de oportunidades. Un estudio incluso señala que la salud de aquellos trabajadores que pierden sus empleos durante una recesión se ve profundamente afectada, llevando a una reducción permanente de la esperanza de vida de estos de hasta un año y medio.

Dada esta evidencia —de cómo la falta de oportunidades y las crisis económicas afectan directamente la vida y las expectativas de vida de las personas— el trabajo de Anne Case y el Nobel Angus Deaton Deaths of Despair (muertes por desesperación) se hace más relevante que nunca. Los autores evidencian que en las últimas décadas ha surgido una nueva epidemia de muertes en Estados Unidos producto de la desesperación y la falta de oportunidades. Los sectores medios, pobres y menos educados de Estados Unidos —particularmente los hombres blancos en edad de trabajar sin estudios universitarios— han sido afectados por enfermedades que han llevado a cientos de miles de ellos (158.000 sólo en el 2017) a quitarse la vida cada año. Lo paradójico de esta epidemia de muertes —que antecedió y es mucho más profunda y permanente que el COVID-19— es que estas no fueron causadas por una infección virulenta, sino que por un daño autoimpuesto: sea rápidamente a través del uso letal de un arma o una sobredosis de drogas, o lentamente a través de daños hepáticos debido al consumo excesivo de alcohol. Case y Deaton capturaron esta pandemia de falta de oportunidades y desesperación como el fenómeno de las “muertes por desesperación”.

Estas muertes por desesperación han hecho que la esperanza de vida al nacer en Estados Unidos haya caído de forma persistente durante tres años consecutivos (entre el 2014 y el 2017), algo nunca visto en ese país en al menos un siglo. Aquellos “desesperados”, argumenta Case y Deaton, “están desesperados por lo que les está sucediendo a sus propias vidas y a sus comunidades en las que viven, no porque el 1% más rico se haya enriquecido”. Las muertes por desesperación, “reflejan la pérdida de una forma de vida en el largo plazo, que se desarrolla lentamente”. De esta forma, dichas muertes están vinculadas a: las pérdidas de oportunidades, la destrucción de la calidad y del estilo de vida de las clases trabajadoras norteamericanas y la erosión del sentido de “comunidad local”. Es difícil no entrever que podría ser probable que las “muertes por desesperación” aumenten debido a la crisis económica autoinducida producto del COVID-19; en particular, cuando la evidencia sugiere que efectivamente son estos mismos grupos etarios y socioeconómicos, y estas mismas comunidades locales —que identificaron Casen y Deaton— las que serán profundamente afectadas económica y psicológicamente producto de las políticas de salud pública restrictivas y generalizadas para contener la pandemia.

Finalmente, pareciera ser entonces que, si consideramos nuestras elecciones de forma dinámica y temporal, no estaríamos cambiando “vida por plata”, al elegir las cuarentenas estrictas y los cierres totales de la económica, sino que lamentablemente estaríamos cambiando “vidas por vidas” a lo largo del tiempo. El reconocer que existen trade-offs complejos y temporales entre distintas vidas y grupos sociales, asociados a toda medida de salud pública, es una idea central de la política económica de las enfermedades que pareciera haber sido olvidada por muchas mentes binarias y “paladines de la justicia”. La diferencia entre el distanciamiento social, el sentido común y los cierres económicos completos es demasiado dramática para no ser tomada en serio. Lampadia




El mundo está parado

El mundo está parado

Las medidas de contención frente al avance del coronavirus acometidas por el presente gobierno, a destacar, la cuarentena masiva por 15 días que entró en vigencia el pasado lunes 16 de marzo, son acertadas a la luz de la experiencia de China que parece haber parado en seco el incremento de los casos de contagio. Como comentamos en Lampadia: Podrían morir 125 mil peruanos, si bien los contagios han seguido incrementándose en nuestro país a pesar de la cuarentena, recién a partir de esta semana se podrá ver la efectividad de esta medida dado el tiempo de incubación del virus.

Sin embargo, también es menester señalar que cantar victoria y levantar los estados de emergencia, aún en el gigante asiático, es muy precipitado dada la incertidumbre que puede surgir si se concreta un segundo brote de la enfermedad, no solo producto del contacto que las personas podrían tener con el mundo exterior, sino por el riesgo de que los actualmente recuperados puedan sufrir una recaída (ver Lampadia: La resiliencia de China frente al coronavirus). Esta predisposición de los que ya han sido receptores del virus aún no está comprobada por las investigaciones por lo que aún es una posibilidad latente.

Para ahondar en esta discusión compartimos un reciente artículo de The Economist, que resume un fresco estudio de la prestigiosa universidad Imperial College de Londres que trata sobre la efectividad y los costos de las denominadas políticas de mitigación y supresión, de la cual la cuarentena es parte, implementadas por los países en contra del coronavirus en los últimos días. The Economist destaca además el impacto económico de las medidas tomadas para combatir la pandemia.

“Ha quedado claro que la economía está sufriendo un golpe mucho peor de lo que los analistas esperaban. Los datos de enero y febrero muestran que la producción industrial en China, que se había pronosticado una caída del 3% en comparación con el año anterior, disminuyó un 13,5%. Las ventas minoristas no fueron un 4% más bajas, sino un 20,5%. La inversión en activos fijos, que mide el gasto en cosas como maquinaria e infraestructura, disminuyó un 24%, seis veces más de lo previsto. Eso ha enviado a los pronosticadores económicos al mundo a correr para revisar sus predicciones. Enfrentados a la recesión más brutal en la memoria viva, los gobiernos están estableciendo paquetes de rescate en una escala que excede incluso la crisis financiera de 2007-09”.

Como último punto y probablemente el más importante a destacar del artículo es que los gobiernos deben dar cuenta que las restricciones no pueden ser levantadas permanentemente, ya que, como comentamos al inicio de este artículo, un segundo brote siempre puede ser una posibilidad. Para ello es necesario que se siga haciendo seguimiento en tiempo real de la curva de contagio aun cuando se presume que se haya llegado a un punto de inflexión.

Esperemos que el presente gobierno tome nota de estas recomendaciones por el bien del país de cara a los próximos meses en su batalla con la pandemia del covid-19. Lampadia

Cerrado por el covid-19
Pagando para detener la pandemia

Es probable que la lucha por salvar vidas y la economía presenten opciones agonizantes

The Economist
19 de marzo, 2020
Traducido y comentado por Lampadia

El planeta Tierra se está cerrando. En la lucha por controlar al covid-19, un país tras otro exige que sus ciudadanos eviten a la sociedad. A medida que las economías se tambalean, los gobiernos desesperados están tratando de controlar a las empresas y los consumidores entregando trillones de dólares en ayuda y garantías de préstamos. Nadie puede estar seguro de qué tan bien funcionarán estos rescates.

Pero hay algo peor. Nuevos hallazgos preocupantes sugieren que detener la pandemia podría requerir paradas repetidas. Y, sin embargo, ahora también está claro que tal estrategia condenaría a la economía mundial a un daño grave, tal vez intolerable. Algunas opciones muy difíciles están por venir.

Apenas 12 semanas después de los primeros informes de personas misteriosamente enfermas en Wuhan, en el centro de China, el mundo está comenzando a comprender el verdadero costo humano y económico de la pandemia. Hasta el 18 de marzo, SARS-COV-2, el virus detrás de covid-19, había registrado 134,000 infecciones fuera de China en 155 países y territorios. En solo siete días, eso representa un aumento de casi 90,000 casos y 43 países y territorios. Se cree que el número real de casos es al menos un orden de magnitud mayor.

Asustados, los gobiernos se apresuran a imponer controles que habrían sido inimaginables hace solo unas semanas. Decenas de países, incluidos muchos en África y América Latina, han prohibido a los viajeros los lugares donde abunda el virus. Times Square está desierto, la ciudad de Londres está oscura y en Francia, Italia y España los cafés, bares y restaurantes han cerrado sus puertas. En todas partes, los estadios vacíos hacen eco a las multitudes ausentes.

Ha quedado claro que la economía está sufriendo un golpe mucho peor de lo que los analistas esperaban. Los datos de enero y febrero muestran que la producción industrial en China, que se había pronosticado una caída del 3% en comparación con el año anterior, disminuyó un 13,5%. Las ventas minoristas no fueron un 4% más bajas, sino un 20,5%. La inversión en activos fijos, que mide el gasto en cosas como maquinaria e infraestructura, disminuyó un 24%, seis veces más de lo previsto. Eso ha enviado a los pronosticadores económicos al mundo a correr para revisar sus predicciones. Enfrentados a la recesión más brutal en la memoria viva, los gobiernos están estableciendo paquetes de rescate en una escala que excede incluso la crisis financiera de 2007-09.

Este es el telón de fondo para las elecciones fundamentales sobre cómo manejar la enfermedad. Utilizando un modelo epidemiológico, un grupo del Imperial College de Londres estableció esta semana un marco para ayudar a los responsables políticos a pensar en lo que les espera. Es sombrío.

Un enfoque es la mitigación, “aplanar la curva” para hacer que la pandemia sea menos intensa, por ejemplo, aislando casos y poniendo en cuarentena a los hogares infectados. El otro es suprimirlo con una gama más amplia de medidas, que incluyen encerrar a todos, excepto a aquellos que no pueden trabajar desde casa, y cerrar escuelas y universidades. La mitigación frena la pandemia, la supresión tiene como objetivo detenerla en seco.

Los modelistas descubrieron que, si el virus se extendiera, causaría alrededor de 2.2 millones de muertes en EEUU y 500,000 en Gran Bretaña a fines del verano. Concluyeron que en las economías avanzadas, tres meses de aplanamiento de la curva, incluidas las cuarentenas de hogares infectados durante dos semanas, en el mejor de los casos evitarían solo la mitad de estos. Además, la demanda máxima de cuidados intensivos seguiría siendo ocho veces la capacidad de aumento del Servicio Nacional de Salud de Gran Bretaña, lo que llevaría a muchas más muertes que el modelo no intentó calcular. Si ese patrón se mantiene en otras partes de Europa, incluso sus sistemas de salud con mejores recursos, incluido el de Alemania, se verían abrumados.

No es de extrañar que los gobiernos opten por los controles más estrictos necesarios para suprimir la pandemia. La supresión tiene la ventaja de que ha funcionado en China. El 18 de marzo, Italia agregó 4,207 casos nuevos, mientras que Wuhan no contó ninguno. China ha registrado un total de poco más de 80,000 casos en una población de 1,400 millones de personas. A modo de comparación, el grupo imperial estimó que el virus dejado solo infectaría a más del 80% de la población en Gran Bretaña y EEUU.

Pero es por eso que la supresión tiene un aguijón en la cola. Al mantener las tasas de infección relativamente bajas, deja a muchas personas susceptibles al virus. Y dado que el covid-19 ahora está tan extendido, dentro de los países y en todo el mundo, el modelo del Imperial London College sugiere que las epidemias regresarían a las pocas semanas de que se levantaran las restricciones. Para evitar esto, los países deben suprimir la enfermedad cada vez que reaparece, pasando al menos la mitad de su tiempo encerrado. Este ciclo de encendido y apagado debe repetirse hasta que la enfermedad haya funcionado en la población o haya una vacuna que podría tardar meses, si es que funciona.

Esto es solo un modelo, y los modelos son solo conjeturas educadas basadas en la mejor evidencia. De ahí la importancia de observar a China para ver si la vida allí puede volver a la normalidad sin que la enfermedad vuelva a estallar. La esperanza es que los equipos de epidemiólogos puedan realizar pruebas a gran escala para detectar nuevos casos de manera temprana, rastrear sus contactos y ponerlos en cuarentena sin poner de cabeza a la sociedad. Quizás serán ayudados por nuevos medicamentos, como un compuesto antiviral japonés que China dijo esta semana que era prometedor.

Pero esto es solo una esperanza, y la esperanza no es una política. La amarga verdad es que la mitigación cuesta demasiadas vidas y la represión puede ser económicamente insostenible. Después de algunas iteraciones, los gobiernos podrían no tener la capacidad de transportar empresas y consumidores. La gente común podría no tolerar la agitación. El costo del aislamiento repetido, medido por el bienestar mental y la salud a largo plazo del resto de la población, podría no justificarlo.

En el mundo real hay trade-offs entre las dos estrategias, aunque los gobiernos pueden hacer que ambas sean más eficientes. Corea del Sur, China e Italia han demostrado que esto comienza con pruebas masivas. Cuanto más claramente pueda identificar quién tiene la enfermedad, menos dependerá de las restricciones indiscriminadas. Las pruebas para detectar anticuerpos contra el virus, para detectar quién ha sido infectado y recuperado, son necesarias para complementar las pruebas actuales que solo son válidas justo antes y durante la enfermedad. Eso permitirá que las personas inmunes hagan sus negocios sabiendo que no pueden ser una fuente de infecciones adicionales.

Una segunda línea de ataque es usar tecnología para administrar cuarentenas y distanciamiento social. China está utilizando aplicaciones para certificar quién está libre de la enfermedad y quién no. Tanto este país como Corea del Sur están utilizando big data y redes sociales para rastrear infecciones, alertar a las personas sobre puntos calientes y reunir contactos. Corea del Sur cambió la ley para permitir que el estado obtenga acceso a los registros médicos y los comparta sin una orden judicial. En tiempos normales, muchas democracias pueden encontrar eso demasiado intrusivo. Los tiempos no son normales.

Por último, los gobiernos deberían invertir en atención médica, incluso si sus esfuerzos tardan meses en dar sus frutos y tal vez nunca sean necesarios. Deben aumentar la capacidad de aumento de los cuidados intensivos. Países como Gran Bretaña y EEUU carecen desesperadamente de camas, especialistas y ventiladores. Deben definir los mejores protocolos de tratamiento, desarrollar vacunas y probar nuevos medicamentos terapéuticos. Todo esto haría que la mitigación fuera menos letal y la represión más barata.

No se haga ilusiones. Es posible que tales medidas aún no eviten que la pandemia extraiga un alto costo. Hoy los gobiernos parecen estar comprometidos con la represión, sea cual sea el costo. Pero si la enfermedad no se vence rápidamente, se acercarán a la mitigación, incluso si eso provocara muchas más muertes. Es comprensible que justo ahora eso no sea un trade-off que cualquier gobierno esté dispuesto a contemplar. Es posible que pronto no tengan otra opción. Lampadia




La naturaleza del dolor de espalda

La naturaleza del dolor de espalda

A continuación compartimos un reciente artículo publicado por The Economist en el que se incide sobre cómo la medicina moderna ha errado en proveer mecanismos eficaces para hacer frente al dolor de espalda, considerada en palabras del popular medio británico, como la principal causa de discapacidad en el mundo. Asimismo, brinda explicaciones de porqué estaría ocurriendo este hecho, dejando entrever ciertas recetas que van más allá de las populares intervenciones quirúrgicas o analgésicos, que en el presente caso, más servirían de paliativos como de verdaderos erradicadores a la enfermedad.

La lección de este análisis es que muchas veces el personal médico, con la mejor de las intenciones, puede dar recomendaciones para hacer frente a los impactos negativos de ciertas enfermedades en el corto plazo, sin considerar la implicancia de ellas a mediano y largo plazo. Aún cuando esto podría considerarse negligencia, el lobby en torno a la industria médica que lidia con estos tratamientos puede inhibir cierto interés por parte de los médicos de dar más explicaciones sobre los potenciales efectos de los medicamentos que recomiendan. En ese sentido, es necesario que la política pública garantice que se haga transparente dicha información de tal forma que los pacientes puedan dar cuenta de la efectividad de las recomendaciones de los médicos. Lampadia

Las espaldas en el estante
Se desperdician grandes sumas en tratamientos para el dolor de espalda que lo empeoran

A la mayoría de los pacientes se les debe recetar ejercicio y paciencia, no cirugía invasiva

The Economist
18 de enero, 2020
Traducido y comentado por Lampadia

Para algunas personas, comienza con una lesión: un accidente de esquí o un accidente automovilístico. Para otros, comienza con algo aparentemente inocuo, como levantar un par de calcetines del piso. Pero para la mayoría, el dolor de espalda es tan misterioso como insoportable. Alrededor del 85% de los pacientes crónicos tienen lo que los médicos llaman dolor de espalda “no específico”, lo que significa que no tiene una causa física clara.

En la mayoría de los países, ya sean ricos o pobres, el dolor de espalda es la principal causa de discapacidad, medido por el número de años vividos con mala salud. A menudo golpea a las personas en la mediana edad y los mantiene haciendo una mueca, por el resto de sus vidas. Muchos pierden sus trabajos, ya sea porque se sienten físicamente incapaces de trabajar o porque se deprimen. El dolor de espalda es la razón principal por la que los europeos abandonan el trabajo y una gran razón por la cual los estadounidenses se enganchan a los opioides.

El problema no es que el dolor de espalda esté mal tratado. Lejos de eso. Los estadounidenses gastan US$ 88,000 millones al año para tratar el dolor de espalda y cuello, casi tanto como los US$ 115,000 millones gastados en el tratamiento del cáncer. Agregue pérdida de productividad a las facturas médicas y el dolor crónico (la mayor parte del cual es dolor de espalda) le cuesta a EEUU unos US$ 635,000 millones al año, solo un poco menos que su presupuesto de defensa. El escándalo es que los tratamientos ofrecidos son en su mayoría los incorrectos.

Los médicos de los países ricos son demasiado rápidos para recetar analgésicos adictivos, una práctica que ahora se está extendiendo al mundo en desarrollo. También son demasiado rápidos para ofrecer resonancias magnéticas. En los países ricos, tal vez el 80% de las resonancias por dolor de espalda es innecesario. Las exploraciones a menudo encuentran una “anormalidad”, como la degeneración del disco o un disco “deslizado”. Estos son comunes incluso en personas que no sufren dolor de espalda, pero los pacientes desesperados a menudo exigen una intervención rápida para “solucionar” el “problema” que ha revelado la exploración. La cirugía con beneficios no comprobados, o que se ha demostrado que no funciona, es común. Cigna, una aseguradora estadounidense, descubrió que el 87% de los clientes que se sometieron a una cirugía de fusión espinal por desgaste de los discos espinales todavía sufrían tanto dolor dos años después que necesitaban más tratamiento. Y las inyecciones espinales, otro tratamiento, a menudo hacen poco bien.

Para la mayoría de los dolores de espalda, el mejor tratamiento es no médico. Haz algunos ejercicios de estiramiento. Sigue moviéndote. No renuncies al trabajo ni te acuestes en la cama durante días seguidos, eso probablemente empeorará las cosas. Sobre todo, sea paciente. El problema puede no ser tu espalda; puede ser que el sistema de señalización del dolor del cerebro no funcione correctamente y, por desgracia, la ciencia médica no sabe por qué. El dolor puede ser en parte psicosomático. El estrés de un mal matrimonio, un jefe horrible o un niño enfermo pueden provocarlo. Las personas que sufren trauma mental cuando son jóvenes tienen más probabilidades de experimentar dolor de espalda en la mediana edad. En muchos casos, los ejercicios correctos y el paso del tiempo pueden aliviar el dolor. Y a diferencia de la cirugía, cuestan muy poco y es poco probable que empeoren las cosas.

Los sistemas de salud responden mal al dolor de espalda por varias razones. Las personas que están en agonía, como es de esperar, quieren que se haga algo al respecto. Es más fácil para un médico recetar analgésicos, escáneres o inyecciones que explicar a los pacientes que es poco probable que tales tratamientos funcionen. A los médicos y hospitales a menudo se les paga más por hacer cosas que por dar consejos. En EEUU, Australia y los Países Bajos, las aseguradoras pagan las operaciones de reembolso que cuestan decenas de miles de dólares, pero apenas cubren la fisioterapia.

La respuesta es educar mejor a los pacientes, para que no sientan que los están engañando cuando se les dice que hagan ejercicios de estiramiento. Los médicos también necesitan una mejor capacitación: el dolor de espalda se acorta en los currículos médicos. Se necesita más investigación sobre la efectividad de la cirugía. Pero, sobre todo, los gobiernos y las aseguradoras deben comenzar a pagar por las cosas correctas. Esto será difícil. Las intervenciones costosas tienen un poderoso lobby, y no existe un complejo industrial de ejercicios para contrarrestarlo. Con suerte, se pueden desarrollar tratamientos más efectivos para el dolor de espalda en los próximos años. Pero por ahora, los formuladores de políticas deberían mostrar algo de columna vertebral y dar la espalda a los tratamientos que no funcionan. Lampadia




Cada vez más cerca de la erradicación del polio

En gran parte del mundo, la polio ha sido casi erradicada. En el Perú, por ejemplo, no hay ningún caso de polio causado por el virus salvaje desde 1991. Entonces, ¿ya está cerrado el problema? La verdad es que, mientras haya un solo niño con poliomielitis en el mundo y la enfermedad siga siendo endémica en tres países, existe el riesgo de contraer ese mal, por lo que se tienen que seguir vacunando a los niños contra esta enfermedad.

Con tan pocos casos nuevos de virus de la poliomielitis salvaje (solo 22 en 2017), la mayoría de los financiadores de la salud mundial consideran que el asunto está cerrado y se deberían financiar otros problemas. Pero la Fundación Bill y Melinda Gates, mantiene la presión hasta que se erradique la polio. Su persistencia subraya una fortaleza clave de la filantropía: la capacidad de mantener una causa durante años o décadas, sin tener que preocuparse por la presión financiera o política de algunos pocos.

La polio solía ser bastante común en todo el mundo, pero, gracias a una vacuna que se introdujo a mediados de la década de 1950, las cifras han cambiado radicalmente (como se muestra en el gráfico superior). En 2017, los únicos países que tuvieron casos de poliomielitis fueron Pakistán, Nigeria y Afganistán, y como señala Jay Wenger en el artículo líneas abajo “Hemos pasado de 40 casos por hora en 1988 a solo 22 casos en todo 2017”.

En la actualidad solo sigue habiendo poliomielitis en las comunidades más pobres y marginadas, donde acecha a los niños más vulnerables. El objetivo de la Iniciativa es hacer llegar a todos los niños la vacuna antipoliomielítica y ofrecer a las generaciones futuras un mundo sin poliomielitis. El impacto de la vacuna contra la polio es un testimonio de cuán exitoso puede ser el método para combatir las enfermedades.

Ver video de Bill Gates hablando sobre el increíble poder de las vacunas. En particular, destaca el caso de la poliomielitis, que se ha erradicado en un 99 % y está al alcance de ser la segunda enfermedad en eliminarse por completo del mundo:

Las vacunas son la clave para eliminar muchas enfermedades que causan daños irreparables a individuos y comunidades. Historias de éxito como la poliomielitis, el trabajo de personas como la Fundación Bill y Melinda Gates y el desarrollo constante del sector, que incluye una vacuna contra la malaria y la invención de agujas de un solo uso, son vitales para garantizar que se vacunen tantas personas en todo el mundo como sea posible. Lampadia

Demasiado caro, demasiado lento, demasiado discriminatorio y otros mitos sobre el programa de erradicación del polio

Por: Jay Wenger
Fundación Bill & Melinda Gates
09 de octubre de 2018
Publicado en GatesNotes
Traducido y glosado por Lampadia

En 2017, hubo un total de 22 casos de polio en el mundo. Para poner eso en perspectiva, en 1988, hubo 350,000 casos de poliomielitis, con aproximadamente 22 personas (en su mayoría niños) paralizadas cada media hora. La reducción del 99 por ciento de los casos de hoy debería ser motivo de celebración.

Al mismo tiempo, algunos miembros de la comunidad de la salud critican a la Iniciativa de erradicación mundial de la poliomielitis por costar demasiado, estar mal administrada y usurpar recursos del esfuerzo global de salud global.

Ryan Bell, de Optimist, se sentó con Jay Wenger, director del programa de polio de la Fundación Bill y Melinda Gates, para revisar los mitos más persistentes sobre el esfuerzo por erradicar la polio.

Mito # 1: otras enfermedades merecen ser erradicadas primero

La viruela fue la primera enfermedad erradicada con éxito. El virus mató a cerca de un tercio de las personas que infectó. Una vez que se desarrolló una buena vacuna contra la viruela, demoró 10 o 12 años declararla erradicada. El último caso fue en 1977. Esto fue una prueba de que la erradicación podría funcionar para algunas enfermedades. Si bien sería fantástico erradicar todas las enfermedades infecciosas, la erradicación no es posible para la mayoría de ellas. Las bacterias del tétano, por ejemplo, viven en el suelo durante muchos años. La única forma garantizada de deshacerse de esta enfermedad sería esterilizar la Tierra, y eso es obviamente imposible. Y estamos tratando de erradicar otras infecciones, como la malaria. En los años 40 y 50, la comunidad de salud pública mató mosquitos con DDT y curó a las personas con cloroquina. Pero los mosquitos se volvieron resistentes al DDT y el parásito de la malaria se volvió resistente a la cloroquina. El programa de erradicación se puso en pausa a medida que los fondos se agotaron y el número limitado de intervenciones perdió su efectividad. Sin embargo, el programa de malaria aprendió mucho sobre la erradicación y ahora, con una aceleración en el desarrollo de herramientas adicionales necesarias para finalizar el trabajo, creemos que la malaria sí se puede erradicar en el futuro.

Después de la viruela, la polio era un objetivo razonable para ser erradicada porque tenían la información de la carga de la enfermedad y una vacuna que funcionaba.

Mito # 2: Al elegir erradicar la polio, Occidente pensó solo en sí mismo.

La polio siempre ha estado presente en el mundo en desarrollo. Irónicamente, empeoró con la llegada de los sistemas de saneamiento modernos. Anteriormente, la mayoría de las personas en países en vías de desarrollo estaban expuestas a la poliomielitis cuando eran bebés, una pequeña proporción desarrollaba parálisis cada año, y los sobrevivientes sin parálisis no se enfermaban porque habían desarrollado una inmunidad natural. Pero cuando se implementaron los sistemas de saneamiento, se redujo en gran medida la exposición diaria de los niños a los virus y las bacterias, lo que resultó en no tener ningún caso, pero evitando que las personas desarrollen esas inmunidades. Sin embargo, fue cuando la polio realmente llegó a estas comunidades que finalmente ocurrió un brote. Al mismo tiempo, organizaciones como March of Dimes destacaron internacionalmente la polio. Los estudios realizados en los años sesenta y setenta descubrieron que hubo tantos casos de parálisis por poliomielitis en el mundo en desarrollo como en el desarrollado. Entonces, el sentimiento del programa de erradicación fue decir: “No vamos a deshacernos de esta enfermedad de los países ricos. Vamos a deshacernos de ella en todas partes, porque está en todas partes”.

Mito # 3: La erradicación es un enfoque miope para manejar los desafíos de salud global

Hay un debate en salud pública, que se remonta a 100 años, sobre un enfoque vertical u horizontal de la salud. ¿Es mejor abordar problemas individuales o mejorar todo el sistema de salud?

La gran crítica de un enfoque de sistemas es que es amplio. Puede significar todo, desde asegurarse de que los hospitales estén construidos y equipados, que los médicos estén capacitados, que haya gasolina para los autos, voluntad política para apoyar los programas, todo tipo de cosas, y eso hace que sea difícil medir el progreso. Se gasta una gran cantidad de dinero en la reparación de los sistemas de salud, a menudo sin rigor sobre cómo se gasta y qué progresos se hacen. El equipo de Integración Integrada y los socios de la fundación están trabajando para abordar esto a través de un enfoque para la medición y mejora de los sistemas de atención primaria de salud.

La principal crítica de los programas verticales es que se centran en una sola enfermedad, en el mejor de los casos ignoran otros problemas de salud y en el peor de los casos pueden desviar las estructuras de salud existentes de otros problemas de salud. Por otro lado, si persigue una sola enfermedad, puede contar el número de casos, saber dónde ha progresado y qué medidas son efectivas. Trabajar de manera específica y agresiva en un solo problema puede generar tecnologías y estrategias que también se pueden usar para lograr objetivos de salud pública más amplios. Y al deshacerse de una enfermedad de una vez por todas, da un impulso a todos los programas de salud, dando a las personas la confianza de que podemos progresar.

Hay argumentos a favor de ambos lados, y en la Fundación Gates creemos que la respuesta es hacer ambas cosas.

La trabajadora de salud comunitaria Hawa Amadou, de 70 años, realiza una sesión de concientización sobre la vacunación
contra la poliomielitis con un grupo de mujeres durante un bautismo en Dosso, región de Dosso, Níger.

Mito # 4: La erradicación de la poliomielitis es una pérdida de esfuerzo si se le considera un programa de ‘una sola vez’

El programa contra la poliomielitis ha creado innovaciones y ha desarrollado enfoques que luego se pueden usar para otros casos. Por ejemplo, recientemente hemos creado un Centro de Operaciones de Emergencia (EOC) en cada país donde ha habido un brote. Esto implica reunir a todos los socios de salud, idealmente en la misma sala, para observar los datos relevantes y tomar decisiones estratégicas. Puede que no suene brillante, pero cuando comenzamos a combatir la poliomielitis en Nigeria, las personas de la OMS estaban en un edificio, el Ministerio de Salud en la calle y UNICEF en otra ciudad. La EOC reunió a todos los actores importantes, bajo el liderazgo del gobierno nacional. Cuando ocurrió el brote de ébola en África occidental, el primer caso se presentó en Nigeria. El Ministerio de Salud solicitó al programa contra la poliomielitis que estableciera una COE y que prestara a nuestros trabajadores contra la polio para combatir el brote. Se deshicieron del ébola en seis meses y luego volvieron a trabajar contra la poliomielitis.

El esfuerzo por deshacerse de la polio también ha llevado al programa a llegar a los niños en los rincones más lejanos de muchos países. Ahora, más niños están vacunados contra la poliomielitis en el mundo que por cualquier otra enfermedad. Al hacerlo, el programa contra la poliomielitis ha creado sistemas de vigilancia de enfermedades que antes no existían. Lo vi de primera mano en la India, donde dirigí el Proyecto Nacional de Vigilancia de la Poliomielitis desde 2002 hasta 2007. Tuvimos a 300 oficiales médicos en toda la India, con los ojos en casi todas las aldeas. Cuando se produce un brote de algo como meningitis, como ocurrió en el estado de Uttar Pradesh, recibí una llamada del gobierno preguntando si nuestros médicos podrían ir a ver qué estaba sucediendo: el sistema de vigilancia de la poliomielitis se podría usar para informar sobre este tipo de problemas. Y ahora que la poliomielitis ha sido erradicada de la India (el último caso de virus de poliomielitis salvaje fue en 2011), ese sistema se está utilizando para controlar los casos de sarampión, difteria, tos ferina y más.

Mito # 5: El mundo desarrollado mantiene las mejores vacunas para sí mismos.

Hay más factores que solo el costo que intervienen en la elección de la vacuna utilizada para detener la polio en un país. Y “caro” no siempre significa “mejor”. La “vacuna inactivada contra la polio” (IPV) fue la primera desarrollada. La inyección contiene un virus muerto y puede evitar que un niño expuesto se paralice. Sin embargo, el problema con la IPV es que no impide que la polio se propague en países donde el saneamiento no es bueno. Los niños vacunados aún pueden albergar polio en sus entrañas si están infectados con el virus manteniendo viva la polio en sus comunidades. El otro problema es que la IPV es cara de fabricar. La fundación está apoyando la investigación para crear una IPV más barata, que espero que tengamos relativamente pronto. Pero pienso que es una póliza de seguro para proteger a los niños, no una herramienta para erradicar la polio.

La única opción para la erradicación es la “vacuna oral contra la polio” u OPV. Se administra por vía oral, lo que hace que sea más económico y más fácil de distribuir. La OPV tiene un virus vivo (en un estado debilitado) y crea inmunidad en el estómago. Después de la vacunación, si una persona está expuesta a un brote de polio, el virus salvaje no puede reproducirse en sus entrañas. Esa es la única manera de erradicar la poliomielitis en una comunidad. Pero hay un problema con OPV. Si no se vacuna a todos los niños de una población, el virus de la polio de la vacuna puede pasar de un niño a otro y mutar un poco cada vez. A esto lo llamamos “virus del polio derivado de la vacuna”, o VDPV, y en casos raros puede causar parálisis. Esos brotes tienden a ocurrir en lugares donde los esfuerzos de vacunación no son exhaustivos, como en partes de África y Medio Oriente. Por suerte, esos brotes son fáciles de detener con la vacuna OPV. Es nuestro caballo de batalla.

La idea del programa de erradicación es deshacerse del virus por completo para que ya no tengamos que preocuparnos por la polio. Eso lleva un tiempo, así que mientras tanto, recomendamos que los niños reciban una dosis de IPV para al menos protegerlos de la parálisis si el virus está cerca. Es como nuestra vacuna de seguro. Pero la IPV no nos llevará a la erradicación porque no funciona a nivel intestinal.

La enfermera Moussa Mounkaila administra la vacuna contra la polio a un niño en manos de su madre
en la región de Dosso, Níger

Mito # 6: La polio nunca será erradicada debido a la guerra y el conflicto

Cada programa de salud global eventualmente tendrá que operar en zonas de conflicto. El programa contra la poliomielitis encontró por primera vez guerras civiles en América Latina, donde ambas partes acordaron tener “días de tranquilidad” cuando los vacunadores podrían cruzar las líneas de lucha para vacunar a los niños. Eliminamos con éxito y pacíficamente la polio en América Latina antes de que algunos de esos conflictos terminaran. En África, países como la República Democrática del Congo y Somalia detuvieron incendios para los trabajadores de la poliomielitis. Y, recientemente, durante la guerra civil siria, el programa contra la poliomielitis pudo trabajar con las diferentes partes para negociar el acceso de los trabajadores de salud para detener los brotes en esa región. Sigue siendo un desafío en Afganistán y Pakistán, donde los gobiernos solo controlan parte de sus áreas geográficas, pero hay muchos ejemplos de éxito del programa contra la poliomielitis a pesar de las guerras civiles y las insurgencias.

Mito # 7: El programa de erradicación de la poliomielitis está muy por encima del presupuesto

No es raro escuchar algo como: “¿Por qué gastar mil millones de dólares en una enfermedad que, el año pasado, solo tuvo 22 casos?”

Hay dos respuestas a esta pregunta. Primero, el punto principal de la erradicación es que lo veas hasta el final – cero casos. Los mayores beneficios del programa se vuelven evidentes después de erradicar el virus, por lo que considerar la relación costo por caso para el programa al final es engañoso. El hecho de que solo tengamos 22 casos es un gran éxito, no una razón para quejarse de gastar mucho dinero. Sin gastar el dinero, tendríamos cientos de miles de casos cada año. Tenemos que llegar a 0 obteniendo números muy pequeños primero, y cuando llegamos a cero, cosechamos beneficios para siempre.

Una mejor manera de ver lo que estamos obteniendo del programa en este momento es por el número de casos que ha evitado. La Iniciativa de erradicación mundial de la poliomielitis ha evitado que 18 millones de personas se paralicen por la poliomielitis, y cientos de miles de personas más se evitan cada año, ¡incluso antes de que lleguemos a cero! Lampadia




Los niños… nuestra arma secreta en la lucha contra el Dengue

Fernando Cillóniz B.
Gobernador Regional de Ica
Ica, 23 de marzo de 2018
Para Correo Ica y Lampadia

El Dengue – en Ica – está bajo control. ¡Quién lo hubiera imaginado! En el 2015 la epidemia apareció por primera vez en la región. En aquel verano se registraron decenas de casos. Después vino el invierno y la epidemia – aparentemente – desapareció. Aparentemente… porque el Dengue nunca desaparece. El zancudo que trasmite la enfermedad permanece oculto en forma de huevos o larvas – durante todo el año – en los recipientes de agua, y reaparece con renovada fuerza el verano siguiente. Aedes Aegypti se llama el desgraciado. Parece una cebra… es de color negro con blanco.

En el verano 2016 tuvimos centenares de casos. ¡10 veces más que el año anterior! Y se repitió la historia. Pasó el verano. Y con el frío vino la tregua epidémica. ¿Se acabó el Dengue? Nada que ver. Llegó el verano 2017 y tuvimos miles de casos. Incluso 2 fallecidos. ¡10 veces más que el año anterior! Los epidemiólogos dicen que así son las epidemias. Crecen exponencialmente año a año. Por eso este año – 2018 – esperábamos decenas de miles de casos. 10 veces más que el año pasado.

Ante tamaña amenaza recurrimos a nuestra arma secreta. Más de 200 mil soldaditos – toda nuestra población escolar – fueron instruidos sobre cómo combatir el Dengue en la región. “Ica, Ica, Ica… sin zancudo, Dengue y Sika” fue un estribillo que coreaban los niños y jóvenes durante la campaña que denominamos “Juntos Goleamos al Zancudo” la cual contó con una motivadora locución futbolera en la voz de Eddie Fleishman.

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“Lava, lava… tapa, tapa” fue otra muletilla que caló hondo en la población. Casa por casa – a lo largo y ancho de toda la región – todos los recipientes de agua se lavaron y taparon. Llantas viejas, bateas en desuso, tapas de plástico… todos los trastos que pudieran servir de hospedero del acebrado zancudo fueron eliminados. Hicimos campañas en los cementerios para cambiar el agua de los floreros por arena mojada. Además, los niños – tiernos, encantadores, brillantes, maravillosos – crearon canciones, poemas, y hasta actuaciones teatrales alusivas a la lucha contra el Dengue.   

Lo cierto es que nuestros soldaditos escolares hicieron un trabajo estupendo. ¡Controlaron el Dengue! En vez de decenas de miles de casos – que es lo que se esperaba, de acuerdo a epidemiólogos expertos en la materia – en lo que va del presente verano tenemos 3 casos de Dengue confirmados. ¡Tres! ¡1, 2, 3… y paremos de contar! ¡Extraordinario!

Pero ¡cuidado! La lucha no ha terminado. El año pasado tuvimos casos de Dengue hasta junio. Y recién vamos terminando marzo. Es verdad que ya pasamos los meses más calurosos. Pero no debemos bajar la guardia. Sigamos con el “lava, lava… tapa, tapa”. Sigamos con el cambio de agua de floreros por arena mojada. Sigamos eliminando todo cachivache que pudiera almacenar agua… tal como lo hemos hecho hasta ahora. La victoria total está a la vuelta de la esquina.

Ahora bien ¡cómo es la vida! Como no hay Dengue, no hay problemas. Y como no hay problemas, no hay noticias. Ni para mal ni para bien. Los congresistas carroñeros, los periodistas chantajistas, el Colegio Médico de Ica… ¡están mudos! No han emitido un solo comentario respecto a este gran logro regional. Está clarísimo. La salud pública les importa un bledo. Esos tipos están para encubrir mafias. Para eso sí son buenos.

Felizmente, ese no es el caso de muchos iqueños de buena fe que valoramos – sin límites – el trabajo realizado por nuestro ejército de soldaditos. Ellos – los niños – fueron nuestra arma secreta para vencer la epidemia de Dengue en Ica. Ellos llevaron a cabo – exitosamente – lo que parecía una misión imposible. No hay palabras para expresar nuestra admiración y gratitud por lo que han hecho para el bienestar del pueblo iqueño. ¡Nuestros niños son lo máximo! ¡Palmas para ellos! Lampadia