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El Sendero Equivocado

El Sendero Equivocado

Jaime Spak
Para Lampadia

Cuando escuchamos o leemos la palabra sendero, se nos eriza la piel e inmediatamente la asociamos a Sendero Luminoso [Partido Comunista del Perú – Sendero Luminoso (PCP-SL)].

Nos produce una sensación de angustia e indignación, pero esta vez es necesario usarla por los motivos que a continuación voy a exponer.

Para que un país pueda crecer, se requiere que todas las instituciones puedan transitar por el sendero correcto.

No hay fórmulas mágicas para el crecimiento, está demostrado que cada año en que el PBI crece por encima de un 5 %, la pobreza se reduce en un porcentaje significativo.

Sin embargo, crecer por encima del 5%, no se logrará sino hay un trabajo coordinado entre todas las fuerzas vivas del país.

Empecemos por el gobierno, ¿ustedes creen que la inversión privada se sentirá segura si persisten con la idea de la asamblea constituyente?

Hemos escuchado hasta el cansancio a la mayoría de los termocéfalos de Perú Libre, indicar que es necesaria una nueva constitución, pero no he escuchado a nadie que diga cuáles serán los beneficios para el país que se convoque a una asamblea constituyente.

Probablemente no tienen ninguna idea clara de los beneficios, y seguirán azuzando a la población con esas ideas trasnochadas y arcaicas.

Ustedes creen que el país crecerá si el presidente persiste en convocar a ministros totalmente cuestionados, empezando por el ministro del interior, que en su primera semana pretende legalizar todos los cultivos de coca.

Convertir al Perú en un narco estado no se le puede permitir a nadie, tratar de validar la ley en donde los sembríos de coca son legales, sin importar si el 95% de ellos se convierten en cocaína.

Este sujeto es más peligroso que Bellido y con eso lo digo todo.

Cómo puede crecer un país, si el gobierno no entiende que ganó solo por un 0.19% de los votos, es decir casi la mitad de la población votó en contra.

Cómo puede crecer un país si el presidente de Indecopi es la persona menos preparada y muy cuestionada.

Cómo puede crecer un país si el presidente de Essalud es un impresentable.

Cómo puede crecer un país si pretenden copar las mas importantes instituciones públicas con la peor gente.

Cómo puede crecer un país si la madre del secretario general del partido que gobierna, una profesora universitaria, que es un lobo con piel de cordero, se le descubre e inmoviliza cuentas por mas de 1.5 millones de soles.

Cómo puede crecer un país si antes de los primeros 100 días, el partido de gobierno le da la espalda al presidente e indica que no le dará el voto de confianza a su misma gente.

“Con amigos así, quién necesita enemigos “.

Cómo puede crecer un país si los congresistas de Perú Libre, persisten en indicar que los empresarios y medios de comunicación son enemigos del pueblo.

Cómo puede crecer un país si el gobierno no entiende que la empresa privada es la que impulsa el crecimiento del país.

Acaso se han olvidado de la gran cantidad de empresarios que empezaron siendo informales, algunos ambulantes, hoy en día son dueños de grandes empresas.

Cómo puede crecer un país si cada semana los señores de Perú Libre, nos petardean con tuits o comunicados que amenazan la estabilidad del país.

Cómo puede crecer un país si el presidente nombra como asesor a Ricardo Belmont.

Cómo puede crecer un país si acaba de volver a reconocer a la dictadura venezolana y nombra embajador en ese país a un investigado por la fiscalía, que pretendió cobrar un cheque por varios cientos de miles de soles de Vladimir Cerrón y que indica que su mayor mérito es que es un comerciante y estudiante de abogacía.

Es un desprestigio para la diplomacia peruana, el solo hecho de promover su candidatura, después del rechazo de Panamá.

No tiene ningún mérito para ser embajador.

La gente de Perú Libre esta siguiendo el sendero equivocado con el único afán de generar caos e incertidumbre y una lucha de clases para que justifiquen algún acto extremista.

Tenemos que abrir muy bien los ojos y evitar que este sendero equivocado por el cual transitan dirigentes, ministros, congresistas y miembros de Perú Libre, se convierta en un nuevo sendero luminoso.

La generación que tiene hoy día entre 20 y 35 años no vivió los terribles años en donde el estado tuvo que enfrentarse a Sendero Luminoso, con más de 70,000 muertos.

Esto debemos evitar que regrese a toda costa.

No nos queda mas que esperar que la señora presidenta del consejo de ministros haga las correcciones necesarias antes de solicitar el voto de confianza del congreso y nos diga que vamos a transitar por el sendero de la tranquilidad y del crecimiento.

El tiempo se nos está acabando, cada mes o año de incertidumbre política, implica un deterioro en el PBI y de paso un aumento en la pobreza.

Después no nos quejemos que nuestros vecinos crecen a pasos agigantados mientras que el Perú transita por el sendero de la incertidumbre. Lampadia




Yonhy Lescano no es Belaúnde

Yonhy Lescano no es Belaúnde

Alejandra Benavides
Para Lampadia

El lema del ex presidente Fernando Belaúnde, era “trabajar y dejar trabajar”, refiriéndose a las funciones del Estado y la empresa privada. Justamente fueron el intervencionismo estatal heredado de la dictadura comunista militar de Velasco y su falta de decisión para privatizar y adelgazar el Estado, lo que no lo dejó trabajar.

En 1980 habían alrededor de 200 empresas estatales, con pérdidas acumuladas desde 1968 por US$2,500 millones (US$18,780 millones en dólares actuales). Además, la planilla pública se incrementó en ese mismo período en 83% (en número de puestos de trabajo). Un gran error de Belaúnde fue tener a Alva Orlandini cerca y como 2do vicepresidente – alguien que siempre estuvo del lado del intervencionismo estatal, buscando colocar a sus allegados en las diversas empresas estatales y para mala suerte, éste es el referente del hoy candidato a la presidencia de Acción Popular, Yonhy Lescano.

Yonhy Lescano ha estado en el Congreso por casi 20 años, y ha logrado popularidad por su constante negativismo, su oposición a todo lo que no venga de su propia boca, y por haberse acomodado inteligentemente como Presidente de la Comisión de Defensa del Consumidor. Yonhy se autodenomina “el defensor de la economía de las familias”, cuando claramente es un obstructor del desarrollo y enemigo de la empresa privada.

Se dice democrático, pero desde el congreso, fue impulsor del cierre inconstitucional del mismo para la posterior convocatoria a elecciones generales para su propio beneficio. Pero claro, encontró una posición como asesor del congresista Fredy Llaulli, desde donde se dice hizo de lobbyista, y traficante de influencias aprovechando su posición.

A pesar de ser un vividor del Estado por largos años, Yonhy aparece como el abanderado de la lucha anticorrupción y busca vincularse con los más pobres y vulnerables, dibujándose como una víctima. A principios de 2020 dijo que sólo tenía en su cuenta de ahorros s/.415, pues asegura que sus litigios legales por la denuncia en su contra por acoso sexual a una periodista mermaron su economía familiar – aún cuando su defensa la asumieron él y su esposa chilena. Muy raro para alguien que ha recibido más de US$2 millones del Estado sólo en salarios, así como para alguien que se apropió de la herencia de sus hermanos, quienes lo denuncian de haberse hecho de la herencia de su madre, falsificando documentos – inclusive con un testimonio firmado en notaría por su hermana Vasty Lescano, quien en dicho momento cumplía condena de 20 años por terrorismo, como integrante de Sendero Luminoso.

Su plan de gobierno se basa en una Nueva Constitución y niega el éxito económico y social que trajo dicha constitución. Yonhy desconoce cifras oficiales de instituciones autónomas como el BCR y el INEI y dice no creer en los números y que “hay cifras y hay cifras” (ver entrevista en Panorama del 07/02/2020). Para sostener sus propuestas intervencionistas se escuda en la OCDE, práctica hoy muy común entre Congresistas y Políticos que ni siquiera saben lo que es la OCDE. Sin embargo, no puede controlar frases como “se debe obligar a los empresarios a invertir”, ¡habrá que entender su definición de empresarios!, y su ideal de tener un Banco de la Nación que funcione como banco comercial (ej. el costo aprox. de una transacción en ventanilla en un banco privado es de $1.3, mientras que en el Banco de la Nación es $4). ¡Se olvida de las enormes pérdidas por malos préstamos que tenía ese Banco y la Banca Asociada en el Gobierno de Belaunde! Dice que creará 5 millones de puestos de trabajo a través de la inversión pública, ¿quién lo pagará?

Yonhy Lescano no es Belaúnde. Yonhy Lescano es Verónika Mendoza en versión masculina. Lampadia

Referencias

http://ipe.org.pe/wp-content/uploads/2009/07/revolucion20velasco.pdf

https://gestion.pe/peru/politica/sueldo-de-congresistas-cuanto-ganan-los-parlamentarios-de-peru-y-en-america-latina-noticia/

https://diariocorreo.pe/miscelanea/ahorros-de-yonhy-lescano-congreso-415-soles-de-ahorros-yonhy-lescano-dice-que-solo-le-quedan-s-415-de-ahorros-tras-casi-20-anos-en-el-congreso-video-noticia/

https://gestion.pe/mundo/cuba-desata-de-manos-al-sector-privado-eliminando-lista-de-empleos-permitidos-noticia/




Alcalde de Lima debe convocar a empresariado y gobierno para aplicar cercos familiares masivos

Alcalde de Lima debe convocar a empresariado y gobierno para aplicar cercos familiares masivos

Jaime de Althaus
Para Lampadia

El Presidente del Consejo de Ministro, Walter Martos, afirmó ayer en El Comercio que sí hay “un cambio de estrategia total” en la lucha contra el Covid, pues “ahora estamos haciendo los cercos familiares que consisten en detectar a la persona infectada, inmovilizar a toda la familia y entregarles alimentos para 15 días”, y que eso lo están haciendo “con la operación Tayta, en forma masiva con participación de entidades estatales y la empresa privada”.

Lo primero que hay que decir es que esa estrategia de cercos familiares no es nueva. Se inició el 14 de abril con el programa “Te Cuido Perú”, pero el problema que tuvo es que, por falta de capacidad logística, nunca llegó “cercar” a más del 10% del total de contagiados diarios. Se pasó entonces a la “Operación Tayta”, focalizada ya solo en los barrios más contagiados, para “cercar” a familias con personas vulnerables contagiadas. Y luego se ha pasado a los “Mega Tayta”, donde equipos de médicos van a una ciudad y se hacen tamizajes masivos en lugares públicos a la gente que se acerca voluntariamente, y las familias de los contagiados son aisladas y abastecidas.

Ecuador: Brigada de Salud levantó cerco epidemiológico para contener el COVID-19 en el Centro de Estancia Más Vida

Pero, como podemos ver en el siguiente cuadro elaborado por el Ministerio de Defensa, estas operaciones no son masivas ni mucho menos. Siguen teniendo un alcance muy limitado. Desde el 1 de junio hasta el 26 de agosto, identificaron a 28,739 contagiados, de un total de 443,339 entre esas fechas. Es decir, ambos programas solo han podido aislar y atender a un 6.5% de los infectados.

 

La estrategia, pues, ni es nueva ni mucho menos es masiva. Y no es masiva por la sencilla razón de que tampoco es cierto que se esté trabajando con el sector privado, para aprovechar su capacidad logística. En esto ya hay contumacia. La Sociedad Nacional de Industrias tiene un plan ofrecido a la PCM hace casi tres meses para distribuir canastas de alimentos para 14 días a 200 mil familias marginales de Lima, que inclusive tiene financiamiento desde el 14 de junio en que se publicó el DU 068-2020, que disponía recursos para que Indeci adquiriese los alimentos. ¡Pero aún no comienza!

Según ese plan, empresas como Backus, Ransa, Alicorp y otras se encargarían de distribuir los alimentos. Pues bien, lo que hemos planteado es que parte de esa distribución se reoriente justamente a las familias de los contagiados diarios, con apoyo de las organizaciones barriales y vecinales y movilizando a serumistas y estudiantes para reforzar el primer nivel de atención de salud. Simplemente no se hace.

Insistimos en que la sociedad civil tiene que organizarse para este efecto. En el caso de Lima, el alcalde Jorge Muñoz debería convocar a la Sociedad Nacional de Industrias y a otros gremios empresariales, a la academia y a los ministerios de Defensa y Salud para coordinar una estrategia que sume esfuerzos para hacer los cercos familiares o por cuadras necesarios para detener los contagios.

No podemos esperar más. Lampadia




Las dos contradicciones que un nuevo Premier deberá resolver

Las dos contradicciones que un nuevo Premier deberá resolver

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Hay dos contradicciones que bloquean el esfuerzo nacional necesario para salir del profundo pozo económico y sanitario en el que hemos caído: la confrontación como eventual estrategia presidencial para aumentar popularidad, que afecta la necesidad de formar un comando unitario nacional para la recuperación; y la orientación populista e intervencionista del proceso parlamentario y político en general, que va en el sentido contrario a la necesidad de una mayor libertad económica para que los emprendimientos puedan reactivarse y volver a levantar alas.

Se trata de dos formas de populismo: político, y económico o social. El populismo político consiste en confrontar a un supuesto enemigo del pueblo para construir apoyo. Es lo que en cierta medida hizo el presidente con su amenaza de expropiación a las clínicas privadas, capitalizando casos de censurables cobros excesivos. La estrategia le funcionó y, a diferencia de la que desarrolló contra el Congreso disuelto, puede tratarse de un caso puntual, superable. Porque sería irracional, suicida, que se acostumbrara a enfrentar, solo por popularidad, a un sector privado que es el responsable del 80% de la economía nacional. Haría imposible concretar el necesario esfuerzo unitario público-privado para definir y aplicar un plan de recuperación económica nacional.

La necesidad de una voluntad política unificadora se ha vuelto ahora más acuciante desde que el descubrimiento doloroso de que hemos tenido uno de los peores resultados globales en la lucha contra la pandemia, luego de haber creído que habíamos respondido mejor que otros, ha reinstalado nuevamente la lucha de todos contra todos en la repartición de responsabilidades, equivocaciones y abusos. Se ha abierto un momento disgregador. La empresa privada es objeto de una ofensiva ideológica y política masiva pese a que una de las razones de los malos resultados fue haberla excluido de las estrategias sanitarias y económicas. El Congreso anuncia interpelaciones, comenzando, por supuesto, por la ministra de Economía, al mismo tiempo que la máquina de producción de proyectos populistas se acelera cada día. Mientras tanto, se multiplican las divisiones internas en las instituciones: en el Ejecutivo, el Premier hinca a la ministra de Economía; en el congreso, las bancadas se dividen a veces en tantas partes cuantos integrantes tienen; entre los empresarios, ASBANC, la SNI y ADEX critican a CONFIEP.

Por su parte, el populismo económico o social también contiene, aunque no siempre, el componente de un enemigo al que hay que arrancarle rentas en beneficio del pueblo, como una manera de conseguir votos. Pueden ser las APP que cobran peajes, las AFP, los bancos, las farmacias, las clínicas, o hasta la ONP, que en realidad es el tesoro público. El problema es que ello no solo anula capacidades de inversión y recuperación de las empresas afectadas, sino que al golpear la seguridad jurídica o los derechos de propiedad, o afectar el mecanismo operativo de la economía de mercado que es el sistema de precios, o la viabilidad fiscal del país, se ahuyenta inversiones, se mata el futuro. Lo mismo con ese pariente cercano del populismo, que es el clientelismo, cuando se regala la propiedad de los puestos de trabajo en el sector salud, por ejemplo, anulando la viabilidad de la reforma del sistema de salud.   

Lo que los emprendimientos de todo tamaño van a necesitar para recuperarse, para volver a crecer, para generar empleo, es aire, libertad económica, la menor cantidad de trabas posible. Y el problema es que el desenfreno populista va en la dirección de más controles, regulaciones e impedimentos. Esa es la gran contradicción. 

Es evidente que no se puede enfrentar la pandemia ni menos aun salir del abismo económico en el que hemos caído, en medio de la guerra fratricida y de la dilapidación populista. Se impone, por eso, el nombramiento de un Premier con amplia capacidad de convocatoria y gestión capaz de unificar un comando estratégico público-privado para conducir un plan de recuperación económica, desarrollar un intenso trabajo de diálogo político con el Congreso para contener la hemorragia populista, y crear el escenario para acordar las reformas estructurales fundamentales: formalización y salud. Las que a su vez deberían servir también para canalizar los impulsos políticos contraproducentes.

Está en juego el país. Lampadia




El Estado en contra de las inversiones

El Estado en contra de las inversiones

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 13 de diciembre de 2019
Para Lampadia

Grandes, medianos y pequeños. Los empresarios privados son los mayores generadores de trabajo, riqueza y bienestar. Hablando de inversión a nivel nacional, se estima que los empresarios privados – sobre todo los pequeños y medianos – aportan alrededor del 80%. Y el Estado – o sea, la inversión pública – alcanza apenas al 20% de todo lo que se invierte en el país.

En otras palabras. Mucho más se invierte en empresas privadas que producen todo tipo de bienes y servicios, que en carreteras, redes de agua y alcantarillado, escuelas, hospitales, etc. ¡4 veces más!

También se sabe que el principal origen de los fondos que se invierten en el país, son locales. Es decir, los inversionistas son – en su gran mayoría – peruanos.

Dicho esto ¿cómo explicar que el Estado maltrate tanto a los inversionistas privados? ¿Acaso el Estado no está para facilitar la generación de trabajo, riqueza y bienestar para la población?

Obviamente, lo van a negar. Pero es así. Las burocracias municipales – sobre todo las distritales – constituyen los mayores obstáculos para los inversionistas privados. Incluso, para las inversiones públicas.

Las Licencias de Construcción han devenido en un escollo tremendo para las inversiones. A ese respecto, las municipalidades se han convertido en unas cajas negras donde si no hay marmaja bajo la mesa… piña. ¡No hay licencia! Y lo mismo ocurre con las Licencias de Funcionamiento de hoteles y restaurantes, tiendas, locales industriales, etc.

La pregunta es ¿y los órganos de control? ¿Y la Policía y el Poder Judicial? ¿Y la Defensoría del Pueblo? En general ¿qué hace el Estado para corregir tamaño maltrato? NADA. Peor aún. El Estado forma parte de las mafias que se oponen al desarrollo empresarial en nuestro país.

Y así por el estilo. Los municipios provinciales y los Gobiernos Regionales son parte de las redes que se oponen a las inversiones. Repito. Inversiones públicas e inversiones privadas. Y el Gobierno Central, igual.

Aunque parezca mentira, Proinversión es una gran traba para las inversiones en el país. Y los ministerios también. Entre ellos, se traban unos a otros. Ambiente y Cultura son claramente anti inversionistas. La pujante y sacrificada pequeña minería iqueña ha sido ilegalizada por el Ministerio de Cultura. Yo puedo dar fe de ello. El Ministerio del Ambiente – y su séquito de Organismos Públicos Descentralizados – se opone al desarrollo portuario de Ica. Su proceder los delata.

¿Qué espera el Gobierno para corregir tanta inoperancia? No se sabe. Pero lo cierto es que los rankings de competitividad denotan este deterioro de manera objetiva, sistemática, y crónica. Cada publicación resulta más de lo mismo. “El Perú cae “x” posiciones en el Ranking Mundial de Competitividad. Cada vez es más difícil y engorroso invertir en el país. La tendencia se mantiene desde hacen 10 años”.

Conclusión: el Gobierno está en otra cosa. No le interesa la competitividad del país. Y menos, las inversiones. El Gobierno está en lo que está. Lo único que le interesa es la confrontación política. La seudo lucha contra la corrupción. Y digo “seudo” porque es falsa. El Gobierno – en el fondo – no está luchando contra la corrupción. Me refiero a la corrupción menuda… por así decirlo. A la golpea directamente a la población. A la corrupción brava. Lampadia




El mayor enemigo de los pobres

Con la constitución del 93 ya no hicimos déficit fiscal, es decir el gobierno ya no podía gasta más de lo que recibía como ingresos y ya no podía ordenar al BCR imprimir más y más billetes sin un respaldo. Ahora ya me conoces, soy chiquito otra vez, solo mido 2.5% al año.




El rol de las empresas

El rol de las empresas

En el mundo se discute hasta donde debe llegar el rol de las empresas en la sociedad, tal como lo presenta The Economist en el artículo que presentamos líneas abajo. En el Perú lamentablemente, se dificulta el accionar de las empresas y hasta se pretende sustituirlas por empresas públicas mediante un cambio de Constitución.

The Economist comenta que “más de 180 empresarios, incluidos los jefes de Walmart y JPMorgan Chase, anularon tres décadas de ortodoxia para prometer que el propósito de sus empresas ya no era servir solo a sus propietarios, sino también a clientes, personal, proveedores y comunidades”.

Un gran propósito como dice la revista: “eso suena bien, pero el capitalismo colectivo sufre dos trampas: la falta de accountability [responsabilidad y rendición de cuentas] y la falta de dinamismo”. 

“La rendición de cuentas solo funciona si hay competencia. Esto reduce los precios, aumenta la productividad y garantiza que las empresas no puedan mantener durante mucho tiempo ganancias anormalmente altas. Además, alienta a las empresas a anticipar las preferencias cambiantes de los clientes, trabajadores y reguladores, por temor a que un rival llegue primero”.

“De todos modos, la reacción popular e intelectual contra el valor de los accionistas ya está alterando la toma de decisiones corporativas. Los jefes respaldan causas sociales que son populares entre los clientes y el personal. (…) Todo esto presagia un sistema en el que las grandes empresas establecen y persiguen objetivos sociales amplios, no su estrecho interés propio”.

Excelente análisis, pero nadie discute que las empresas privadas son la base de las economías de sus países.

Lamentablemente acá, no queremos tener las cosas claras y siempre estamos discutiendo lo mismo y hasta tropezando con las mismas piedras.

Nuestros políticos populistas, por no decir todos nuestros políticos, se la pasan criticando a las empresas privadas, y con la ayuda, inconsciente e inconsecuente, de los medios de comunicación, han devaluado la imagen de las empresas. Hoy día, en el sector público y en los medios, se mira al sector privado como una suerte de fuerza de invasión extranjera. Veamos la siguiente información de Vox Populi:

En el Perú, el 80% del empleo lo da el sector privado, responde por el 80 a 90% de la inversión y genera el 90% de los recursos fiscales. La salud del sector privado, que es la suma de grandes, medianas y pequeñas empresas, es crucial para el bienestar de la población.

Hoy, gracias a los gobiernos de Humala, PPK y Vizcarra, la inversión privada está deprimida. Lo mismo pasa con la inversión pública.

En la cola del círculo virtuoso de la primera década del siglo, el 2013, la inversión total llegó al 25% del PBI, unos US$ 55,000 millones. Con inversión pública de US$ 12,000 millones, inversión extranjera de otros US$ 12,000 millones y US$ 31,000 millones de inversión de empresas peruanas, en gran medida medianas y pequeñas.

Hoy día la inversión es menor en unos US$ 20,000 millones anuales, una inmensa diferencia que se puede restar directamente a la lucha contra la pobreza.

Veamos el artículo de The Economist sobre el rol de las empresas en los países más ricos. Lampadia

Grandes empresas, accionistas y sociedad
Para qué son las empresas

La competencia, no el corporativismo, es la respuesta a los problemas del capitalismo.

The Economist
22 de Agosto de 2019

A lo largo de Occidente, el capitalismo no funciona tan bien como debería.

  • Los empleos son abundantes, pero el crecimiento es lento
  • La desigualdad es demasiado alta
  • El medio ambiente está sufriendo.

Es de esperar que los gobiernos promulguen reformas para lidiar con esto, pero la política en muchos lugares está estancada o es inestable. ¿Quién, entonces, irá al rescate? Un número creciente de personas piensa que la respuesta es recurrir a las grandes empresas para ayudar a solucionar los problemas económicos y sociales. Incluso los jefes despiadadamente famosos de Estados Unidos están de acuerdo.

Esta semana, más de 180 de ellos, incluidos los jefes de Walmart y JPMorgan Chase, anularon tres décadas de ortodoxia para prometer que el propósito de sus empresas ya no era servir solo a sus propietarios, sino también a clientes, personal, proveedores y comunidades.

Los motivos del CEO son en parte tácticos. Esperan evitar ataques a las grandes empresas desde la izquierda del Partido Demócrata. Pero el cambio también es parte de una agitación en las actitudes hacia los negocios que ocurren en ambos lados del Atlántico. El personal más joven quiere trabajar para empresas que adopten una postura sobre las cuestiones morales y políticas de la época. Los políticos de varios tonos quieren que las empresas traigan empleos e inversiones a sus hogares.

Por bien intencionada que sea, esta nueva forma de capitalismo colectivo terminará haciendo más daño que bien. Se arriesga a afianzar una clase de CEOs inexplicables que carecen de legitimidad. Y es una amenaza para la prosperidad a largo plazo, que es la condición básica para que el capitalismo tenga éxito.

Desde que se otorgó a las empresas responsabilidad limitada en Gran Bretaña y Francia en el siglo XIX, ha habido discusiones sobre lo que la sociedad puede esperar a cambio. En las décadas de 1950 y 1960, Estados Unidos y Europa experimentaron con el capitalismo gerencial, en el cual las empresas gigantes trabajaron con el gobierno y los sindicatos y ofrecieron a los trabajadores seguridad laboral y ventajas. Pero después del estancamiento de la década de 1970, el valor para los accionistas se apoderó, ya que las empresas buscaban maximizar la riqueza de sus propietarios y, en teoría, maximizaban la eficiencia. Los sindicatos declinaron y el valor para los accionistas conquistó América, luego Europa y Japón, donde todavía está ganando terreno. A juzgar por las ganancias, ha triunfado: en Estados Unidos han aumentado del 5% del pib en 1989 al 8% ahora.

Es este marco el que está bajo asalto. Parte del ataque se trata de una disminución percibida en la ética empresarial, desde los banqueros que exigen bonos y rescates al mismo tiempo, hasta la venta de miles de millones de píldoras de opioides a los adictos. Pero la queja principal es que el valor para los accionistas produce malos resultados económicos. Las empresas que cotizan en bolsa están acusadas de una lista de pecados, desde obsesionarse con las ganancias a corto plazo hasta descuidar la inversión, explotar al personal, deprimir los salarios y no pagar las externalidades catastróficas que crean, en particular la contaminación.

No todas estas críticas son correctas. La inversión en Estados Unidos está en línea con los niveles históricos relativos al PBI, y es más alta que en la década de 1960. El horizonte temporal del mercado de valores de Estados Unidos es tan largo como siempre, a juzgar por la parte de su valor derivado de las ganancias a largo plazo. Las empresas Jam-tomorrow como Amazon y Netflix están de moda. Pero algunas de las críticas suenan ciertas. La participación de los trabajadores en el valor que las empresas crean ha disminuido. Los consumidores a menudo obtienen un mal trato y la movilidad social se ha hundido.

De todos modos, la reacción popular e intelectual contra el valor de los accionistas ya está alterando la toma de decisiones corporativas. Los jefes respaldan causas sociales que son populares entre los clientes y el personal. Las empresas están desplegando capital por razones distintas a la eficiencia: Microsoft está financiando $ 500 millones en nuevas viviendas en Seattle. El presidente Donald Trump se jacta de jefes desconcertantes sobre dónde construir fábricas. Algunos políticos esperan ir más allá. Elizabeth Warren, una contendiente demócrata para la Casa Blanca, quiere que las empresas tengan una licencia de constitución federal para que, si abusan de los intereses del personal, los clientes o las comunidades, sus licencias puedan ser revocadas. Todo esto presagia un sistema en el que las grandes empresas establecen y persiguen objetivos sociales amplios, no su estrecho interés propio.

Eso suena bien, pero el capitalismo colectivo sufre dos trampas: la falta de accountability [responsabilidad y rendición de cuentas] y la falta de dinamismo.

Considere accountability primero. No está claro cómo los gerentes deberían saber qué quiere la “sociedad” de sus empresas. Lo más probable es que los políticos, los grupos de campaña y los directores ejecutivos mismos decidan, y que la gente común no tenga voz. En los últimos 20 años, la industria y las finanzas han estado dominadas por grandes empresas, por lo que un pequeño número de líderes empresariales no representativos terminarán con un inmenso poder para establecer objetivos para la sociedad que van mucho más allá de los intereses inmediatos de su empresa.

El segundo problema es el dinamismo. El capitalismo colectivo se aleja del cambio. En un sistema dinámico, las empresas tienen que abandonar al menos algunas partes interesadas: una cantidad debe reducirse para reasignar capital y trabajadores de industrias obsoletas a nuevas. Si, por ejemplo, se aborda el cambio climático, las empresas petroleras enfrentarán enormes recortes de empleos. Los fanáticos de los gigantes corporativos de la era gerencial en la década de 1960 a menudo olvidan que AT&T estafó a los consumidores y que General Motors fabricaba automóviles obsoletos e inseguros. Ambas empresas incorporaron valores sociales que, incluso en ese momento, eran tensos. Fueron protegidos en parte porque cumplieron objetivos sociales más amplios, ya sea trabajos para toda la vida, ciencia de clase mundial o apoyo al tejido de Detroit.

La manera de hacer que el capitalismo funcione mejor para todos no es limitar la responsabilidad y el dinamismo, sino mejorarlos a ambos. Esto requiere que el propósito de las compañías sea establecido por sus dueños, no por ejecutivos o activistas. Algunos pueden obsesionarse con los objetivos a corto plazo y los resultados trimestrales, pero eso generalmente se debe a que están mal administrados. Algunos pueden seleccionar objetivos caritativos, y buena suerte para ellos. Pero la mayoría de los propietarios y empresas optarán por maximizar el valor a largo plazo, ya que es un buen negocio.

También requiere que las empresas se adapten a las preferencias cambiantes de la sociedad. Si los consumidores quieren café de comercio justo, deberían obtenerlo. Si los graduados universitarios evitan las compañías poco éticas, los empleadores tendrán que ponerse en forma. Una buena manera de hacer que las empresas sean más receptivas y responsables sería ampliar la propiedad. La proporción de hogares estadounidenses con exposición al mercado de valores (directamente o mediante fondos) es solo del 50%, y las tenencias están muy sesgadas hacia los ricos. El sistema tributario debería alentar una mayor participación en las acciones. Los beneficiarios finales de los planes de pensiones y los fondos de inversión deberían poder votar en las elecciones empresariales; este poder no debe ser subcontratado a unos pocos barones en la industria de gestión de activos.

La rendición de cuentas solo funciona si hay competencia. Esto reduce los precios, aumenta la productividad y garantiza que las empresas no puedan mantener durante mucho tiempo ganancias anormalmente altas. Además, alienta a las empresas a anticipar las preferencias cambiantes de los clientes, trabajadores y reguladores, por temor a que un rival llegue primero.

Desafortunadamente, desde la década de 1990, la consolidación ha dejado a dos tercios de las industrias en Estados Unidos más concentradas. Mientras tanto, la economía digital parece tender hacia el monopolio. Si las ganancias fueran históricamente normales y los trabajadores del sector privado obtuvieran el beneficio, los salarios serían un 6% más altos. Si echa un vistazo a la lista de los 180 signatarios estadounidenses esta semana, muchos están en industrias que son oligopolios, incluidas tarjetas de crédito, televisión por cable, venta minorista de drogas y aerolíneas, que cobran demasiado a los consumidores y tienen una reputación abismal de servicio al cliente. Como era de esperar, ninguno está interesado en reducir las barreras de entrada.

Por supuesto, una economía sana y competitiva requiere un gobierno efectivo, para hacer cumplir las normas antimonopolio, para acabar con el cabildeo y el amiguismo excesivos de hoy, para abordar el cambio climático. Esa buena política no existe en la actualidad, pero la respuesta no es empoderar a los jefes de las grandes empresas para que actúen como un conveniente sustituto. El mundo occidental necesita innovación, propiedad ampliamente difundida y empresas diversas que se adapten rápidamente a las necesidades de la sociedad. Ese es el tipo de capitalismo realmente ilustrado. Lampadia




“Siempre pensé en devolver todo lo aprendido”

“Siempre pensé en devolver todo lo aprendido”

Por Ana Valenzuela

(El Comercio, 19 de Enero de 2015)

Un muchacho aprovecha el tiempo que dura la luz roja de un semáforo para demostrar su talento como bailarín sin imaginar que Vania Masías era una de las espectadoras, y menos aún que esta escena marcaría el origen de D1, asociación cultural que este año celebra su décimo aniversario.

“Me ganó el amor por hacer algo en el Perú. Descubrí a los chicos en mis vacaciones y ahora, después de 10 años, no me arrepiento en absoluto”, dice Vania, bailarina peruana que en el 2005 decidió cambiar Londres por Lima. “Luego de haber bailado todos los clásicos que quería aquí, me fui a Londres, allá descubrí el hip hop, popping, locking, breakdance, house y el jazz que me apasiona. Pero siempre pensaba en regresar para devolver todo lo aprendido”, cuenta Vania.

Ahora que recuerda los orígenes de su asociación cultural, Vania cuenta, orgullosa, sobre el camino que han emprendido los primeros jóvenes que pasaron por la escuela y que hasta hoy la llaman “madre”. “Esta semana iré a Nueva York y quien me recibirá será Luis Carrera. Él llegó a la escuela a los 13 años, venía de Pachacútec, ahora vive en Nueva York, es un bailarín consolidado”, expresa Vania. “Él ‘semaforeaba’ en la avenida Grau; cada vez que paso por ahí me emociono, me provoca llorar, qué loco todo lo que ha pasado”, añade Masías y sigue con la larga lista de exitosos pupilos.

Vania aclara que D1 no solo es una academia de baile, sino que se ha convertido en una asociación que mantiene vivo el proyecto social Ángeles D1, el cual permite que chicos de escasos recursos puedan seguir los talleres de baile. “La danza es una herramienta de  desarrollo muy potente”, señala una vehemente Vania.

Para poder hablar de los 10 años de D1, Vania ha tenido que buscar apoyo de la empresa privada, pero hoy puede decir que el proyecto es “autosostenible”. “Estoy muy agradecida a la empresa privada, sería genial tener el soporte del Estado pero ya no contemplo. Nos sostenemos gracias a producciones como ‘Blancanieves’ y el Pura Calle”, cuenta Vania. Añade que Ángeles D1 tiene espacios gratuitos ubicados en el Callao, la Victoria y San Juan de Lurigancho. “Son espacios de prevención; en lugar de que los chicos estén en la calle, van a bailar, es un espacio de prevención como hay en todo el mundo”, señala.

El camino por recorrer

En unos días Vania viajará a Nueva York para renovar el convenio que tiene con el Broadway Dance Center, el cual le permite que docentes y alumnos de D1 realicen una pasantía en esta escuela. “Viajan cuatro profesores cada año con una beca completa, y los alumnos tienen un descuento especial”, comenta Vania sobre este acuerdo.

Acerca de los distintos espectáculos que presentarán este año, la bailarina adelanta que en junio vuelve el Pura Calle y que también repondrán el musical “Mezcla”, en el teatro de la Universidad del Pacífico. “Será una especie de homenaje a la primera obra que presentamos”, añade Masías.

Emocionada, adelanta también que la gala principal por los 10 años de D1 será en setiembre, en el Gran Teatro Nacional. “Extraño bailar y me estoy preparando para esta presentación”, dice Vania, quien en enero del año pasado dio a luz a su segundo bebe. “Soy feliz, tengo un matrimonio maravilloso y estoy por retomar algo que amo: bailar”, comparte Vania.




“Las empresas ahora entienden que deben preocuparse por su personal para ser sostenibles”

“Las empresas ahora entienden que deben preocuparse por su personal para ser sostenibles”

Ana María Gubbins, Gerente General de Great Place to Work, consultora que elabora el ranking de las 45 mejores empresas para trabajar en el Perú, sostiene que lo importante no es el ranking, sino que haya empresas que quieran mejorar año a año. Gubbins reconoce que a lo largo de la última década las compañías han entendido que es estratégico preocuparse por su personal. Tal convicción se debería a dos factores un tanto preocupantes: la escases de talento y el hecho de que nuestros profesionales no estén a la altura de sus pares internacionales.  

Sobre el ranking de clima laboral, que determina en qué empresas se puede trabajar mejor, se aprecia un mayor entusiasmo en las empresas. ¿Cómo observa este proceso?

Indudablemente. Nosotros tenemos 12 años en el mercado y recuerdo la primera vez que realizamos estos estudios: Tuvimos a 73 empresas participantes y conforme han ido pasando los años [estas se han ido incrementando] El año pasado tuvimos 175, el máximo hasta ahora. El 2013 que ha sido un año un poquito difícil, las empresas que han optado por aplicar la encuesta de clima con nosotros suman 161. Igual, es un número importante. Ahora en cuanto a la cantidad de trabajadores, es la misma cantidad de trabajadores encuestados que los del año pasado. Lo interesante es que se aprecia que las empresas han puesto el tema de las personas en su agenda. Lo ven como un objetivo estratégico. Ahora entienden que si no se enfocan en las personas, en el desarrollo de estas, en cuidar a su personal, [las empresas] no van a ser sostenibles en el tiempo. Definitivamente son muchos los factores que intervienen [para que esta situación se haya producido]. Por un lado, [está] la escasez de talento y por otro, el tema de la educación. Aparentemente, nuestros profesionales no estarían a la altura de otros profesionales en el mundo. Entonces las empresas tienen que retener al talento [con el que cuentan], de lo contrario es bien difícil que sean sostenibles en el tiempo.

 

¿Cree usted que este ranking como otros concursos empresariales muestran un proceso virtuoso en la vida empresarial?

 

Creo que en la medida que los rankings se basen en información fidedigna, confiable, marcan un círculo virtuoso. Lo que nosotros hemos visto últimamente es, de alguna manera, y lo dije en mi discurso de la ceremonia de premiación, es que el branding se ha puesto de moda. Entonces [ahora a] las empresas les parece muy atractivo el ser reconocidas por distintos aspectos de su mundo empresarial. Uno de ellos, indudablemente, es el que aplicamos nosotros. Pero nuestro ranking se basa en información fidedigna [que aportan] los empleados que trabajan dentro de la empresa. O sea, acá nadie nos está contando el cuento. Son los mismos trabajadores [los que señalan] si no se sienten a gusto. Nosotros, además, después damos un feedback a las empresas  y las empresas saben perfectamente el porcentaje de [su] gente que está contenta, el porcentaje de gente que está satisfecha (…). Este tipo de ranking, favorece el branding de la empresa. Lo importante es que las empresas [hagan la encuesta]. Existen empresas serias que prefieren no hacer tanto show y estar en el ranking. Lo ven como una cosa interna y yo respeto eso. A las empresas que prefieren mostrar [sus resultados] al mercado, las aplaudo al igual que las empresas que prefieren mantenerlos guardados. Son distintas culturas empresariales. Lo importante a mencionar es que nosotros tenemos empresas que aplican el estudio de clima con nosotros, pero me dicen: “Ana María a mi no me interesa participar del ranking. Yo quiero la información para mí”. Es decir, algunos están a favor del ranking otros no. Eso para nosotros en realidad no le aporta mayor diferencia ni valor, lo significativo es que son empresas que están trabajando seriamente para ir mejorando [en este aspecto] año a año.

 

 

En los años que lleva el ranking, aparte de las posiciones relativas de una u otra empresa. ¿Aprecia una mejora absoluta de los espacios de trabajo en el Perú?

 

Sí, indudablemente. Así como la empresa (que son los altos líderes), había puesto en agenda [el tema del clima laboral], también los colaboradores saben hoy en día que hay empresas que tienen un excelente ambiente de trabajo y otras que no necesariamente. Entonces, la gente, el mercado, por ejemplo los muchachos que salen de la universidad buscan como primera opción las empresas que están rankeadas, y el hecho de que los colaboradores ya sean conscientes de que hay empresas que lo hacen mejor que otras, [los obliga] a poner de su parte. Entonces, ya no solamente es un tema de la empresa de prácticas y políticas de recursos humanos sino lo que realmente define que tan bacán es trabajar en un sitio son los mismos colaboradores. O sea, lo que nosotros evaluamos es como son las relaciones de trabajo en el ambiente laboral. Cómo el trabajador se relaciona con su jefe directo, con sus compañeros o con el trabajo en sí. Esa relación del día a día es lo que marca la diferencia. El trabajador, el empleado, o sea, no te estoy hablando de las altas gerencias, ya saben que hay que caminar por ahí. Hoy todos son conscientes que desempeñarse en un buen ambiente de trabajo hace a las empresas mucho más productivas, se trabaja mejor, sin roces, sin conflictos.