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Menos y mejor

Por: Diego Macera
El Comercio, 3 de Enero del 2023

“La economía, a fin de cuentas, no es un juego de suma cero. Es decir, en la economía moderna se puede crecer y mejorar sin quitarle nada a nadie”.

“Más es mejor” es uno de los principios básicos que –sin necesariamente enunciarse– subyace en buena parte de las decisiones productivas y políticas. Queremos más ingresos, más beneficios laborales, más colegios y hospitales, más leyes, etc. En la mayoría de casos, esta doctrina de eterno crecimiento se da por obvia.

Pero la realidad es siempre más compleja. En algunas variables agregadas, como el PBI, el crecimiento sostenido no solo es positivo, sino que es condición indispensable para elevar la calidad de vida, sobre todo en países en desarrollo. En variables más menudas, sin embargo, la relación de equivalencia entre cantidad y mejoría se hace menos clara.

Lo primero a resaltar es que, en la medida en que los recursos sean limitados, lo que se logra crecer en un lado puede ser proporcional a lo que hay que quitarle al otro lado. En ausencia de más recaudación, por ejemplo, más hospitales vendrían a costa de menos inversión para saneamiento; mayores salarios para los docentes podrían implicar que los policías tengan que esperar su turno en los aumentos, y así sucesivamente. La decisión, en situaciones como estas, es en realidad una pregunta de distribución, no de crecimiento. Por tanto, no es solo tener “más”: es qué estamos dispuestos a sacrificar para conseguirlo.

En ocasiones, los costos son, además, poco observables. Cuando, por ejemplo, se sube por decreto los ingresos mínimos o los beneficios laborales de la minoría de trabajadores formales, algunos parecieran pensar que el dinero de la empresa necesario para cubrir las nuevas disposiciones aparece mágicamente, o estaba sentado y ocioso debajo del colchón. La verdad es que sale del mismo bolsillo de donde salen los recursos para contratar más trabajadores y las inversiones para hacerlos más productivos. Pero estos costos no se identifican fácilmente –justamente porque nunca se concretaron–. Lo que es aún más grave: por favorecer el crecimiento “visible” –de algunos grupos de presión organizados–, se sacrifica el sistema de incentivos para la mayoría (se hace menos atractivo contratar). Así, los salarios y beneficios de algunos crecen, pero a costa de que los del resto se mantengan deprimidos o caigan.

Lo siguiente a distinguir es si el crecimiento buscado es un medio o un fin. Todos queremos más educación, pero ¿eso implica que el mejor gasto posible es construir más colegios? Como señalaba el economista Iván Alonso en estas páginas hace un mes, los ratios de ejecución del presupuesto para inversión pública no nos dicen si las obras que se realizaron eran necesarias o si estuvieron bien construidas. Fijarnos en ese ratio es mejor que nada, pero no es un indicador tremendamente útil. Si no se evalúa con cuidado qué es exactamente aquello que queremos hacer crecer, podemos estar midiendo con la vara equivocada.

Otro espacio claro es la legislación. Es un despropósito pedir más normas, más “producción” del Congreso. Lo que requiere es ordenar el marco regulatorio –lo que en ocasiones implicará menos leyes, no más– para promover mejor acceso a servicios, más empleo y libertad. El Congreso, y los congresistas, no deben ser evaluados en función de cuántas normas presentan o –peor aún– aprueban.

La economía, a fin de cuentas, no es un juego de suma cero. Es decir, en la economía moderna se puede crecer y mejorar sin quitarle nada a nadie (el caso del Perú, que logró rápidamente reducir pobreza y ensanchar clase media en los primeros 15 años de este siglo, es un claro ejemplo). Pero para crecer sostenidamente se debe prestar atención a qué cosas estamos priorizando incrementar.




La Constitución del 93 tiene un por qué

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia

Hace algunos días y luego de una conversación que sostuviera Andrés Oppenheimer con Julio Velarde, uno de los más longevos en la presidencia del BCRP, Oppenheimer, en su artículo “Caen presidentes, pero no la economía”, explicó las razones por las cuales, a pesar de todos los desastres políticos vividos en el Perú, el país se conduce muy aceptablemente en lo económico.

Efectivamente, nuestro emblemático y reconocido presidente del BCRP, quien lleva 16 años como presidente y otros 16 como director (desde 1990), ha sido uno de los principales artífices para que el Perú se mantenga entre aquellos con menor inflación (este año 8.2%), creciendo ahora a cerca de 3%, con US$ 74 mil millones en RIN y una buena relación RIN/PBI.

Oppenheimer resalta que los secretos para estos logros están en:

  • Flotación sucia del tipo de cambio.
  • Libre tenencia de Moneda Extranjera (M.E).
  • Libre tenencia de M.E. y de cuentas bancarias en M.E.

Reglas que permiten un manejo serio de la economía, mientras, en lo político, tenemos presidentes que llegaron a serlo, después de haber alcanzado menos de 20% de los votos en primera vuelta y con una representación tan precaria en el parlamento, que no les permite hacer coaliciones cuando llegan al poder.

Sin pretender restar ningún mérito al equipo del BCRP, liderado por Julio Velarde, creo que debemos recordar nuestra historia, para comprender las decisiones adoptadas y el marco jurídico del Perú, entre las que se encuentra el diseño y motivo de la Constitución de 1993, instrumento sin el cual, hubiera sido imposible alcanzar los éxitos que bien resalta Oppenheimer.

Como todos sabemos, el Perú de 1990 era un país prácticamente inviable, ingobernable, sin instituciones, con hiperinflación galopante, PBI reducido a su más mínima expresión, sin capacidad de recaudación fiscal, sobre endeudado y calificado por las agencias clasificadoras de riesgo y el FMI, como “País inelegible” y “no cooperante”, paso previo a ser expulsado del sistema del FMI. Llegamos pues a estar en situación mendicante y convertidos en paria internacional. En esas condiciones, el gobierno tuvo que renegociar US$ 20.4 mil millones de deuda pública, 70% de esta retrasada, con el Banco Mundial, el FMI, el BID y el sistema financiero internacional. Para ello se tuvo que buscar un “Grupo de Apoyo” que ayude al rescate frente a esta situación límite.

Este grupo estuvo conformado por 12 países, liderados por USA y Japón, quienes pusieron como condición, una reforma estructural ortodoxa, única forma de lograr, que estas instituciones y países participaran en esta acción de rescate, obviamente supervisados y monitoreados por el FMI y contando con una vigilancia permanente instalada en el Perú, para monitorear nuestras decisiones económicas y financieras.

Pareciera que el Perú, históricamente, sólo reacciona ante situaciones límite y cuando está frente al abismo.

Es en esas circunstancias, que se establece la Asamblea Nacional Constituyente, la que elabora la Constitución de 1993. Como es natural, esta constitución tuvo muy presente los graves errores de nuestra historia reciente y adoptó las mejores prácticas de los 12 países desarrollados que nos apoyaron y las medidas para evitar que tan nefasto resultado se repita.

Nuestra constitución adoptó los elementos críticos de éxito de esos países y los incorporó, siendo los pilares principales los siguientes:

  • El derecho inviolable a la propiedad.
  • Igualdad de tratamiento al capital nacional y extranjero.
  • La autonomía del BCRP, reconocida a nivel constitucional.
  • Que sólo se pueda crear o modificar impuestos por Ley.
  • Que sólo por Ley pueda endeudarse el Estado.
  • Que el Estado esté impedido de financiar gastos permanentes con deuda.
  • Que los congresistas no tengan iniciativa de gasto.
  • Que el BCRP esté impedido de prestarle al fisco.
  • Que contemos con una SBS autónoma, responsable de controlar la calidad del crédito, mientras el BCRP controla la cantidad del crédito.
  • Que tengamos libre iniciativa privada, dentro de una economía social de mercado.
  • Que el Estado tenga un rol subsidiario en la actividad económica, pero que estimule la creación de riqueza.
  • Que el Estado facilite la competencia.
  • La posibilidad de suscribir contratos-ley, que garanticen estabilidad y otorguen seguridad a las inversiones nacionales e internacionales de largo plazo.
  • Que esté garantizada constitucionalmente la tenencia de M.E.

No tengo que repetir que, gracias a estas reglas, propias de países del primer mundo, el Perú no solo logró salir de la gravísima crisis descrita, sino que pudo crecer, reconstituir las RIN, reducir su deuda, reducir la pobreza, controlar la inflación y reducir gradualmente las desigualdades económicas, aunque obviamente, por incapacidad de gestión de los distintos estamentos del Estado, no se ha alcanzado los niveles de progreso que merecemos los peruanos.

En el mundo, todos los países democráticos tienen claro que, una constitución sirve para darle al ciudadano el marco de referencia de sus actividades, pero, más importante aún, para ponerle límites al gobernante respecto de los derechos del ciudadano. 

Esto último es lo que más irrita a la izquierda y ultraizquierda, quienes tienen una altísima vocación dictatorial, orientada a meter la mano en la propiedad y actividad privada. Eso es, pues, lo que la izquierda y ultraizquierda de nuestro país, quiere cambiar a como dé lugar, sin importarles para su logro, la pérdida de vidas humanas.

Cualquier ser pensante comprende que para salir de la crisis económica y crecer, se requiere inversiones y para ello, lo más importante es generar confianza. Sin embargo, hay una obsesión de la izquierda por los contratos-ley establecidos en nuestra Constitución de 1993, sin los que no hubiera sido imposible remontar tan crítica situación. Debemos compartir, a despecho de estos aprendices de dictador, que uno de los primeros, si no el primer contrato-ley suscrito por el Estado peruano, fue durante el “Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada”, a inicios de los 70s, para asegurar y garantizar la construcción del proyecto Cuajone, el que iniciara operaciones en 1976, permitiendo con él, duplicar el PBI minero.

No está demás explicar que un contrato-ley, es individual, que identifica la legislación vigente al momento de suscribirlo y garantiza que esas reglas no se cambiarán por un período de 15 años, no renovables, pero de ninguna manera otorga beneficios tributarios, ni nada que lo favorezca.

Debemos ser claros al compartir que la crisis política a que nos ha llevado Castillo en 16 meses, es tanto o más grave que la crisis económica generada por Alan García entre 1985 y 1990 y, consecuentemente, debiéramos apelar a todos los instrumentos que permitan demostrar al mundo, que somos un país estable y confiable, donde se puede desarrollar todas las iniciativas económicas imaginables.

Para quienes plantean Asamblea Constituyente y cambio de Constitución, debemos decirles que el peor daño que pueden hacerle a nuestra patria, es pedir un cheque en blanco. Nuestra Constitución tiene oportunidades de mejora y, por lo tanto, sería conveniente que propongan los cambios que quisieran discutir. Esa es una posición patriótica e inteligente.

La izquierda radical y la izquierda, no están conduciendo un proceso de negociación de buena voluntad, sino que, son un grupo minoritario, que pretende chantajear al Perú e imponer sus ideas por la violencia, jugando al “todo o nada” y así no se construye civilidad. Lampadia




“En Chala quieren formalizarse, pero han sido engañados”

Entrevista a Rómulo Mucho
Por Mayra Calderón Cornejo

Perú21, 21 de Diciembre del 2022

El ingeniero y exviceministro de Minas explica que la minería ilegal está en toda el país y que “es la economía subterránea más fuerte”.

Rómulo Mucho es ingeniero de minas, catedrático y político. Se desempeñó también como viceministro de Energía y Minas. Desde entonces, ha visto cómo la minería ilegal ha crecido de forma vertiginosa. Esa misma actividad que hoy tiene presencia en las protestas al interior del país.

¿Cuál es el estado de la minería ilegal?

En el año 2000 la minería informal no era muy grande, era una actividad que la ejercían 10 mil a 20 mil personas. El número fue aumentando por la subida del precio del oro. Hoy tenemos casi medio millón de peruanos que se dedican a eso. En esa época (gobierno de Alejandro Toledo) trabajamos por una ley de formalización de minería artesanal: la ley 27561, pero lamentablemente esta no funcionó porque nunca el Estado dispuso de recursos y crearon los gobiernos regionales. Hoy los mineros informales, que en realidad quieren trabajar conforme a ley, hace poco han presentado mediante la Comisión de Energía y Minas el proyecto de ley 3634, en el que se recoge todas las preocupaciones para poder formalizarse. Está en consulta aún y lo tienen todas las instituciones para que emitan una opinión.

¿Qué interés tendría la minería ilegal en el bloqueo de Chala-Arequipa?

Creo que los mineros que han estado en la zona de Chala y Calpa quieren formalizarse. Pero ha habido un elemento externo en la siembra de odio del gobierno de Castillo, en el que echaba la culpa al Congreso. Ha sido una campaña de polarización y de odio que ha hecho el expresidente. Este es el efecto que estamos viendo. Muchos mineros de esa zona y de otras zonas han sido engañados. Porque ninguna asociación del sector se ha mostrado a favor a estos actos vandálicos a tal extremo de paralizar el libre tránsito lo cual está penado por la ley.

¿Cuánto dinero mueve la minería ilegal?

Es verdad que una parte de la minería ilegal ha estado participando en estas tomas violentas que se han sumado a otros males sociales. Chala se volvió uno de los últimos bastiones para defender a Castillo. Este es un plan premeditado, esta economía subterránea es la más fuerte, antes de ella fue el narcotráfico. Hay estudios que indican que la minería informal mueve 40 toneladas de oro eso suma casi 3 mil millones de dólares. Habría que investigar quiénes han azuzado y cómo han financiado.

¿Cuánto es el daño que causa la minería ilegal y en qué regiones está?

Antes la minería ilegal estaba en Chala, Caravelí, Apurímac y Puno, pero hoy está en todo el Perú, en toda la costa: Lima, Áncash, Huarmey, La Libertad, Piura, etc. El daño que causa es realmente grande porque evaden impuestos por el oro que sacan y venden en otro país. Puede traer delitos de trata de personas y explotación infantil. La minería informal entra a concesiones ajenas, en algunos casos a reservas naturales. Los ministerios ni siquiera tienen esta data actualizada. El Estado puede solucionar todo esto formalizándolos.




El gobierno de Castillo en el bicentenario

Por: Elmer Cuba 
El Comercio, 5 de Diciembre del 2022

“En la era Castillo [las expectativas empresariales] van 15 meses en terreno pesimista”.

Desde la independencia del Perú, el anhelo de una democracia liberal ha estado pendiente. En general, estos casi 200 años pueden ser vistos como un lento avance hacia ese ideal. Hasta hace 60 años el Perú era una sociedad cuasi feudal. Luego de muchas interrupciones autoritarias en los siglos XIX y XX, finalmente desde este siglo hemos alcanzado una sucesión continua de gobiernos democráticos.

Sin embargo, desde el 2016 hemos asistido a una mayor turbulencia política. Muchos actores políticos han pisado los bordes de la institucionalidad democrática, hasta que –finalmente– llegamos al gobierno del profesor Castillo.

Un gobierno que acude a la OEA acusando de golpista al Congreso y al mismo tiempo se pone en esa posición al contar como una denegación de confianza a una inexistente, al margen del marco legal vigente. El estado actual de nuestra democracia no es el mejor, como reflejan diversos indicadores comparativos regionales.

Paralelamente, nuestra historia económica no ha sido una historia de éxito. En estos 200 años no hemos alcanzado el desarrollo económico. La economía política no permitió ejecutar políticas económicas conducentes a tal propósito.

Afortunadamente, en los últimos 30 años hemos diseñado un sistema económico que ha permitido un rápido crecimiento económico y un mayor bienestar. Sin embargo, nuestro sistema democrático disfuncional no ha hecho posible que el Estado Peruano pueda estar a la altura de las demandas ciudadanas en los servicios públicos, tal como fue su mandato constitucional.

En 1990, nuestro PBI per cápita (en dólares de paridad de poder adquisitivo) era equivalente al 14% del PBI per cápita de Estados Unidos y al 54% del promedio de América Latina y el Caribe.

Treintaiún años después, hemos acortado distancias. Estamos con niveles cercanos al 20% y al 80% de esas respectivas economías. Los avances han sido notables. Sin embargo, aún queda mucha brecha por cerrar. El desarrollo no está garantizado y requiere un nuevo impulso y perseverancia. Algo casi inexistente en la actual administración.

Lo observado en las expectativas empresariales de la economía para los próximos 12 meses es muy elocuente. Desde que existe esa serie estadística, solo han estado en terreno pesimista en tres oportunidades. Durante la gran recesión mundial del 2008-2009 estuvieron en esa zona siete meses. En la recesión del COVID-19, solo tres meses. En la era Castillo van 15 meses en terreno pesimista.

Ni siquiera el fenómeno de El Niño llevó a esos dígitos. Al ser percibido como un choque transitorio, solo afectó las expectativas para los próximos tres meses. Podríamos decir que, para la economía peruana, la era Castillo puede “equivaler” a un fenómeno de El Niño de duración tan larga como dure su gobierno; en el sentido de afectar la marcha de la economía. No logra detenerla, pero la desacelera.

Este ciclo de elevada turbulencia económica mundial, luego de la recesión del confinamiento por la pandemia (2020), las respuestas de políticas monetarias y fiscales contracíclicas sin precedentes en tiempos modernos, el rebrote de la inflación en el mundo y los efectos en tasas de interés y términos de intercambio de la lucha antiinflacionaria, muestran la importancia de tener fortalezas macroeconómicas.

Sin embargo, un cuadro de estabilidad macroeconómica es una condición necesaria para el crecimiento económico, pero no suficiente. Cuando este episodio termine, las tasas de inflación volverán a estar dentro del rango meta del BCR y podremos mantener bajos niveles de deuda pública y bajas tasas de riesgo país. Pero es muy posible que nos quedemos con tasas de crecimiento de alrededor de 2,5%.

La era Castillo está mostrando sus efectos en la economía. Primero en las expectativas empresariales, luego en las tasas de inversión y muy pronto en el crecimiento. Al mismo tiempo, se deteriora la gestión pública en la mayoría de los sectores. Y se descuidan las políticas educativas, que en el largo plazo son tan importantes como la inversión privada. Es más, ese “largo plazo” ya llegó. Lo que no se hizo hace 20 años nos pasa hoy la factura, con niveles de capital humano bajos e insuficientes. Se esperaba más de un profesor.

La pobreza, la vulnerabilidad económica de los hogares y la elevada informalidad laboral seguirían en las tasas actuales, creando una sensación de estancamiento en los niveles de bienestar. Ello puede poner en riesgo lo avanzado en estas décadas y la calidad de la democracia misma. Una democracia sin arraigadas raíces históricas y con millones de ciudadanos desafectos.

P.D.: Este columnista tomará un año de pausa.




La buenas malas noticias empresariales

Por: Rolando Arellano
El Comercio, 28 de Noviembre del 2022

“Las grandes fortunas del mañana se están formando en estos momentos de temor”.

Hay dos maneras de enfrentar los momentos de crisis: la de los analistas que se paralizan ante los problemas que observan, y la de los gestores, que miran las oportunidades que el miedo de los otros abre para ellos. Veamos.

Las noticias y comentarios de muchos analistas económicos y políticos muestran que todo está de cabeza en el país, y que por ello el futuro próximo será cada vez más sombrío. Lo ideal, nos dicen sin decirlo, sería meter la cabeza en el caparazón y esperar a que pase el temporal. Ya les avisaremos cuando lleguen las buenas noticias, señalan, cosa que raramente sucede.

Sin embargo, ¿por qué todas las bolsas del mundo muestran que el mejor momento para invertir es cuando las cosas aparentemente van mal? La razón es que mientras gran cantidad de inversionistas asustados empiezan a vender con pérdida, otros ven la oportunidad de comprar barato para recuperar luego. Por ello, no hay duda de que muchas de las grandes fortunas del mañana se están formando en estos momentos de temor mundial.

Por otra parte, también la historia empresarial peruana nos dice que grandes conglomerados se desarrollaron cuando otros se asustaron. Que el grupo Romero empezó a crecer cuando muchos se fueron del país por miedo a Velasco y que el grupo Gloria vio su momento cuando Alan García amenazaba con estatizar todo. Que los Añaños surgieron cuando Sendero Luminoso los obligó a dejar su natal Ayacucho, mientras Intercorp sigue avanzando a pesar de la inmensa crisis de la que se habla desde años. Más importante aún es recordar que la gran disminución de la pobreza en el Perú se dio en el peor momento de nuestra historia económica, cuando millones de migrantes formaron empresas para satisfacer las muchas necesidades de sus nuevos barrios.

¿Se debe entonces ser arriesgado cuando todos los demás se asustan? No, pues la bravura y la inconsciencia no son un antídoto eficaz contra el fracaso. Se trata más bien de ser imparcial en la evaluación de los riesgos, basándose en información realista y sin sesgos, sobre todo sin aquellos totalmente negativos de los que no entienden que ser empresario implica proyectarse y ver oportunidades que otros no ven. Ver, por ejemplo, como lo vemos en nuestras consultorías, que la crisis internacional facilita que se reemplace a muchos productos importados y que mientras los más ricos asalariados se asustan con los precios las mayorías independientes ajustan sus ingresos con la inflación y son clientes más estables.

Le toca entonces al lector decidir en cuál de los dos grupos ubicarse. En el de los que solo ven malas noticias o en el de los que planifican sabiendo que hay muchas buenas malas noticias que no deben desaprovecharse. Que tengan una buena semana.




“Sí es posible hacer empresa impactando positivamente”

Entrevista a Elizabeth Javier
Perú21, 29 de Noviembre del 2022
Por: Mijail Palacios Yábar

Crea productos para mascotas usando el caucho, en alianza con tres comunidades amazónicas y las internas del penal de Jauja. Perú21 entrevistó a Elizabeth Javier, de la marca Titi, ganadora del programa Protagonistas del Cambio de la UPC.

Titi llegó en taxi. Tenía tres semanas de nacido, estaba muy enfermo. Fue adoptado a través de un grupo de Facebook cuando apenas comenzó la pandemia, en cuarentena. Estaba débil, con las defensas bajas, no se recuperaba, una simple gripe podía ser letal. El especialista dijo que tenía sida felino. Titi es un gato.

Fue el primero en probar el cepillo de goma para masajear y quitarle los pelos a las mascotas. No se aprobó el producto hasta que lo relajó, lo que le hacía bien pues lo aliviaba del estrés y mantenía su salud estable. “Él prueba los productos antes de que salgan al mercado”, me dice Elizabeth Javier, emprendedora de 27 años que hizo de Titi una marca de artículos para mascotas, que convirtió una adopción doméstica en una idea de negocio de impacto social al convocar a tres comunidades de Pasco, Ucayali y Tarapoto para el uso de materiales sostenibles como el caucho y al generar una alianza laboral con internas del penal de Jauja. Iniciativa que fue una de las 10 ganadoras de Protagonistas del Cambio 2022 de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), programa de responsabilidad social con 12 años de trayectoria.

Días atrás Elizabeth estuvo en Huancayo, donde nació. Ciudad de la que migró sola para estudiar en Lima. Ciudad a la que ahora vuelve como profesional formada en Gestión Social y con un negocio propio en la maleta. Titi está en La Incontrastable y ya alistan nuevos productos; además de la ropa, accesorios, camas y juguetes que producen, tienen el prototipo de mochilas transportadoras de gato con tela regenerada; y Titi ya lo está probando.

-¿Qué te hizo pensar que una idea de negocio para mascotas podía funcionar en medio de una pandemia?

Vi que muchas personas empezaron a adoptar más mascotas en la época en que se quedaron encerradas. Yo creo que fue porque se sentían solas. Por ejemplo, yo me quedé en Lima y mi familia estaba en Huancayo. Durante el tiempo que estuvimos encerrados se empezaron a adoptar más mascotas. Por ejemplo, en Estados Unidos varios albergues se habían quedado sin animales porque la gente empezó a adoptarlos. Además que me encantan los animales, vi que era una buena oportunidad. Pero también lo vi como una oportunidad para generar empleo en medio de una situación muy complicada. Y creo que siempre se pueden ver oportunidades para crear y articular con diversos grupos.

Titi y Elizabeth.

-De una adopción de un gato has generado empleo para internas de un penal y trabajas con comunidades.

Siempre he tenido esta motivación muy personal de que lo que haga genere un impacto, más allá de cumplir un rol funcional. Ahí fue importante asociarme con Cristian Gutiérrez Zevallos, que ya venía trabajando con el caucho silvestre y por eso pensamos en esta línea para mascotas. La industria del caucho es inmensa y se puede usar en muchos productos. En Perú hay productos de caucho natural pero son importados. Y nosotros en Perú tenemos caucho de comunidades. ¿Por qué no utilizarlo? Se genera empleo e ingresos adicionales para la comunidad. Y es un sector que está creciendo, lo que le da continuidad. Lo importante de estos productos de caucho es que no son tóxicos, como el hueso mordedor para perros que tenemos. Y por otro lado, están las internas de Jauja; claro, podría ser más sencillo ir, por ejemplo, a Gamarra y mandar a hacer mis productos.

-O a un penal en Lima, pero te fuiste a un penal en Jauja.

Sí. Si bien es cierto muevo más la marca en Lima, me interesa mucho el impacto al interior del país. Y Jauja es mi región, Junín.

-¿Cómo logras contar con ellas?

He tenido la oportunidad de visitar a alguna persona en el penal de allá; entonces, sabía que ellas tienen talleres. Y hay varias marcas que también trabajan con penales. Mi familia me ayudó a contactarlas. Empecé con llamadas y ya cuando se pudo viajar, fui e ingresé al penal; hice una capacitación con tres chicas y desde entonces hemos ido coordinando para el envío de materiales y manuales de confección. Ellas tienen talleres allá, tienen sus máquinas de costura. Titi les provee de las telas, hilos y todo lo que necesiten. Todo es parte de la misión de Titi, que es generar empleo y empoderar a poblaciones en situación de vulnerabilidad.

-¿Qué has aprendido con Titi?

Que siempre podemos hacer las cosas de manera distinta. Siempre hay formas para impactar en la gente a través de lo que nos gusta y apasiona. Y hemos sido perseverantes, porque si me dijeron que no, no significó que sea imposible. Para nosotros era una misión desarrollar este producto. Sí es posible hacer empresa impactando positivamente y no solo ofreciendo un producto. Y eso es Titi. Cualquier desarrollo que tenemos, siempre vemos la forma de qué más podemos hacer, de qué forma esto puede tener un impacto más allá del producto.

-¿Qué otros productos tienen?

Accesorios y ropa, que son de algodón y no generan alergia, son suaves. Las camas las rellenamos con napa regenerada, que es a partir de fibra de botellas recicladas. Usamos la tela regenerada para algunos muebles; tela que se hace a partir de retazos de telas de fábricas. La fibra natural de kapok la usamos para los juguetes tejidos de gato, es una fibra natural.

-¿Y dónde está Titi?

(Risas). Está acá durmiendo, a mi costado. Es mi jefe. Siempre decimos que es el CEO de la empresa, él aprueba los productos literalmente. El cepillo no salió hasta que no le quitó los pelos y si no se quedaba largo rato mientras le pasábamos el cepillo. Al inicio el cepillo era suave y las cerdas se doblaban, y Titi se iba. Reformulamos hasta que Titi ya se acomodaba para que lo peinen. Él ya reconoce su producto (risas).

AUTOFICHA:
– “Soy Elizabeth Javier Tolentino. Nací en Huancayo, tengo 27 años. Estudié Gestión con mención en Gestión Social, en la Católica. Mi papá es policía jubilado y ahora tiene un negocio con sus hermanos y mi mamá trabaja en Huancayo. Mi hermano estudia Arquitectura”.

– “Es tradicional pensar que el mejor camino es trabajar en una gran corporación, lo he escuchado bastante en mi familia; pero al final cada quien decide por qué rumbo quiere ir; y en mi caso, he sido perseverante con Titi y poco a poco le he dedicado más tiempo y más recursos”.

– “Tenemos una tienda virtual en la web (titibrand.com), y ahí pueden hacer sus pedidos. Estamos en Instagram y en Facebook. En Huancayo pueden encontrar los productos en el segundo nivel del Open Plaza, donde estaremos hasta fin de año, de lunes a domingo, de 10 a.m. a 9 p.m.”.




El incierto rumbo de la economía

Por: Iván Alonso
Por: Perú21, 25 de Noviembre del 2022

“¿Podrá la economía peruana sacar fuerzas de flaqueza y recuperar las tasas de crecimiento de 3% a 4% de hace solo unos meses?”.

Las cifras del producto bruto interno de setiembre, publicadas por el INEI la semana pasada, son decepcionantes. Por tercer mes consecutivo, el crecimiento económico con respecto al mismo mes del año anterior ha estado alrededor de 1,7%, que es la mitad o menos de las tasas observadas en el primer y segundo trimestres del año (3,8% y 3,3%, respectivamente). Poca duda cabe de que estamos en medio de una desaceleración.

Una desaceleración que se va extendiendo por todos los sectores de la economía. Salvo la construcción y la producción de electricidad y agua, ninguno ha crecido más en el tercer trimestre que en los dos primeros. Podríamos contar también en el grupo de los que todavía crecen a la pesca y la manufactura primaria –que es fundamentalmente la producción de harina de pescado–, pero ambas venían de caídas profundas en la primera mitad del año. El crecimiento de la agricultura y los servicios se ha desacelerado en más de dos puntos porcentuales. La minería, el comercio y la manufactura no primaria ya no están creciendo, sino todo lo contrario. La producción de hidrocarburos se ha ido, como quien dice, al pozo.

La inversión privada había desafiado hasta ahora las sombrías predicciones de los economistas, que hablan de una caída de 2% o más el próximo año. Durante todo el primer año de este gobierno no había dejado de crecer y había inclusive marcado nuevos récords. Ya no en el tercer trimestre. Comparada con el tercer trimestre del 2021, ha decrecido casi 1%. Las importaciones de maquinaria y equipo, sin embargo, han vuelto a crecer después de dos trimestres de caída; no mucho, pero han vuelto a crecer.

La otra pieza que parece no encajar en este rompecabezas es el empleo. Los últimos reportes del INEI muestran que la población ocupada ha aumentado un 7% u 8% en el último año. La disparidad entre estas cifras y las del crecimiento del PBI hace pensar que los nuevos empleos son empleos de baja productividad en actividades no muy tecnificadas. En Lima Metropolitana, por lo menos, casi todos son empleos en el sector servicios; muy pocos en la industria. Pero la composición del empleo por sectores es similar a lo que era antes de la pandemia. Habiéndose recompuesto la fuerza laboral, no parece que el empleo pueda seguir creciendo mucho más rápido que el PBI. Dicho de otra manera, es posible que en los próximos meses el crecimiento del empleo también se desacelere.

¿Podrá la economía peruana sacar fuerzas de flaqueza y recuperar las tasas de crecimiento de 3% a 4% de hace solo unos meses? Ningún plan de impulso va a impulsarla mientras se mantengan la retórica contra la economía de mercado y las amenazas al estado de derecho que provienen del Gobierno. Y cuando estas cesen, si es que cesan, el plan de impulso será innecesario. La estabilidad económica y la seguridad jurídica son suficientes para que brote el espíritu empresarial, aun entre la gente que no sospecharía tenerlo, para encontrar nuevas necesidades que satisfacer y nuevas maneras de satisfacer las viejas necesidades. En eso, nada más, consiste el crecimiento.




Crecer en el país que no vemos

Por: Rolando Arellano 
El Comercio, 21 de Noviembre del 2022

“Quien no se adapte a la normalidad distinta de la pospandemia perderá vigencia”.

La insistencia en las tendencias internacionales con frecuencia nos hace pensar que lo mismo sucede en el Perú y, en lugar de planificar para aprovechar las oportunidades reales, nos lleva a generar estrategias que limitan nuestro crecimiento en el país. Debemos cambiar eso. Veamos ejemplos de nuestros estudios.

¿No es cierto que todos hoy quieren trabajar menos para disfrutar de la vida? Pues no en el Perú, donde solo lo piensa el 17% y, por el contrario, el 62% de los jóvenes desea más trabajo para tener más ingresos (por cierto, el mayor avance emprendedor viene del lado femenino). Además, solo el 8% de compatriotas quiere cambiar de empleo, un dato importante para las estrategias de retención de personal.

Y si nuestras mayorías aún no son las muy maduras de los países europeos, preocupadas por su jubilación, tampoco lo son las masas de adolescentes de los ‘realities’, que hacían crecer a universidades e institutos. Hoy, la cohorte más grande tiene entre 25 y 40 años, con muchos aún solteros, pero ya empezando a buscar casa para su familia. Fundamental para inmobiliarias y centros de estudios.

Como el tiempo avanza en todas partes, la “Ciudad de los Reyes, de los Chávez, los Quispe” no se conquista hoy con los colorines y música “chicha” del 2004. Hoy, exceptuando a los muy mayores, casi el 100% de habitantes nació y creció en la capital. Son culturalmente distintos, pero no viven en los “conos”, sino en las “Limas”, y esperan el mismo trato que Lima central para darle su favor a una marca.

Felizmente, lo que se produce para Lima puede llevarse al resto del país, diríamos, y nos equivocaríamos. Como dato, mientras los limeños y norteños le ponen una nota de 16 a su felicidad personal y familiar, en el sur, Cusco, Juliaca y Arequipa, por ejemplo, la autocalificación está en 14. Mejorar nuestra comprensión de por qué ocurre esto nos ayudaría a actuar para el bien de todos.

¿Y no es “evidente” que la mayor preocupación es la situación económica? No, la falta de trabajo y el poco crecimiento, limitantes del crédito para electrodomésticos o autos, están por debajo de la delincuencia y la corrupción. Y no crea que ya pasó el temor por el COVID-19 y todos regresarán a su vida de antes, pues solo el 14% de los clientes y trabajadores piensa así. Quien no lo sepa y no se adapte a la normalidad distinta de la pospandemia perderá vigencia. Entonces, ¿se impondrá el trabajo remoto? Bastante menos del 10% de trabajadores tiene esa posibilidad.

En fin, a unas semanas del cambio de año es bueno refrescar las ideas importadas, preconcebidas o antiguas. Porque el mundo se transforma, los peruanos no somos gringos y las provincias no son Lima. Y porque las oportunidades no esperan. Que tengan una gran semana.




Zoila Chamba y el transporte de efectivo

Por: Martín Naranjo 
Perú21, 21 de Noviembre del 2022

“El problema del transporte de efectivo es un problema de seguridad desde que existe el dinero”.

Zoila Chamba es madre de dos jóvenes; su sueño es que sus dos hijas vayan a la universidad y sean profesionales, y para eso no escatima ningún esfuerzo ni sacrificio. Zoila es vendedora ambulante, vive con sus hijas en Jicamarca, allí adonde solo se llega caminando, y vende sus productos en las cercanías de Gamarra. Para ir a Gamarra camina muy temprano, antes de que salga el sol, hasta el paradero de la combi que la lleva a la estación del metro que, a su vez, la transporta a Gamarra, desde donde camina y camina en busca de vender su mercadería. De regreso usa la misma ruta, pero de noche. Zoila prefiere que le paguen usando billeteras digitales para no tener que preocuparse de tener cambio para los vueltos o de tener que transportar efectivo en la noche. Por la misma razón, antes de emprender el regreso, deposita en su banco el efectivo que ha recibido. Es que Zoila, después de varios asaltos, sabe muy bien lo inseguro que es desplazarse cada noche con los billetes y monedas producidos con tanto esfuerzo y ya no quiere transportar más de lo estrictamente necesario de efectivo.

El problema del transporte de efectivo es un problema de seguridad desde que existe el dinero. Las soluciones siempre han sido provistas por elaborados y costosos sistemas de seguridad para los desplazamientos con efectivo. Desde los feiqian o dinero volador —una suerte de letras de cambio usadas en el siglo VII en la China de la dinastía Tang—, pasando por variantes del mismo tipo de innovación desarrolladas por la orden de los caballeros templarios en el siglo XII —innovación que en este caso implicaba todo un circuito de fortalezas que iba desde las islas británicas hasta Cercano Oriente y que fue montado para cumplir con su misión de proteger los peregrinajes a Tierra Santa—, pasando también por los sistemas de cheques y los sistemas manuales de compensaciones y liquidaciones interbancarias, hasta los actuales sistemas electrónicos de pagos, compensaciones y liquidaciones.

Estas tecnologías de seguridad siempre incluyen elementos de autenticación, de registro, de compensaciones y liquidación, y, por supuesto, la plataforma transaccional. La autenticación lo que hace es asegurar que Zoila Chamba es Zoila Chamba, y no un impostor. El registro lo que hace es asegurar que el pago, el depósito o el retiro quede asentado debidamente. Las compensaciones y liquidaciones se producen cuando las transferencias se hacen entre distintos bancos. La plataforma de transacciones para el usuario puede ser completamente digital, como cuando Zoila transfiere dinero a sus hijas usando alguna billetera digital. También puede ser híbrida, física y digital, como cuando Zoila hace un depósito en una agencia. Y también puede ser completamente física, como cuando Zoila transportaba con ella el efectivo y lo mantenía en su casa.

Preguntémosle a Zoila qué es lo que prefiere.




¿Podemos dejar de ser pobres?

Jaime Spak
Para Lampadia

Todos somos conscientes que el Perú es un país riquísimo.

Sin embargo, seguimos siendo pobres como nación y Estado, en los últimos años la pobreza volvió a crecer hasta un 25%.

Es muy injusto que un país con los recursos que tiene Perú siga siendo un país del tercer mundo.

Nuestros recursos naturales no explotados, deben de servir para mejorar las condiciones de vida de la población menos favorecida.

La frase que acuño Castillo en su campaña política “No más Pobres en un País Rico “, es muy interesante y de gran impacto desde el punto de vista teórico, pero lo que no dijo era como iba a lograr que no haya más pobres en un país rico.

Gran parte de importantes recursos naturales con que cuenta el Perú, están en el subsuelo.

En la década de 1990 se concretó la mayor cantidad de proyectos mineros, más que en todo el siglo pasado, entre explotaciones nuevas, denuncios y reinversiones.

Este empuje fue lo que permitió que en las primeras dos décadas de este siglo los ingresos por exportaciones mineras tengan récord de recaudación.

Incluso en este año con el alto precio del cobre y de otros minerales se ha logrado una recaudación muy grande en impuestos, que lamentablemente están siendo dilapidados por el actual gobierno, en sueldos elevados a funcionarios ineficientes y corruptos.

Imagínense ustedes si los proyectos de Conga, Tía María y muchos más hubieran podido empezar a tiempo, la cantidad de ingresos que tendría el estado peruano.

En el siglo XIX, la Gran Bretaña era un país minero que ayudo a su desarrollo y luego con la revolución industrial se convirtió en potencia mundial.

Países como Canadá y Australia, han logrado el bienestar de sus naciones en base a desarrollar proyectos mineros que no contribuyen en nada a depredar el medio ambiente.

Es solo un ejemplo como tres países pudieron convertirse en países desarrollados de la mano de minería responsable.

Entonces nos volvemos a preguntar ¿Es posible dejar de ser Pobres?

La respuesta cae de madura, pues en el Perú según un reciente estudio más del 90% de los recursos naturales aún no han sido explotados.

Se imaginan un impulso a la minería, con incentivos para que tal como sucedió en la década del 90, se vuelvan a concretar proyectos mineros que pueden desarrollar las zonas de influencia, pues la mayoría se encuentra en la sierra del Perú y en zonas muy pobres.

Ya no hablemos de la industria del gas, de los recursos agrícolas, de los recursos del maravilloso mar peruano.

Para poder dejar de ser pobres se requieren cambios estructurales profundos en la sociedad peruana.

Uno de los más graves problemas que atravesamos es la fallida regionalización.

En lugar de unir departamentos para que se vuelvan regiones, se optó por convertir 24 departamentos en 24 regiones.

Luego de ello vino la política del dispendio y de las malas inversiones.

La gran mayoría de estos gobernadores regionales o vienen con un bagaje de procesos delictivos o sencillamente no saben qué hacer con los recursos de cada región y realizan obras totalmente improductivas.

Deben de preocuparse por empezar con lo elemental: agua, desagüe, energía eléctrica y en algunos casos instalaciones de gas.

Con solo eso, se logaría una gran mejoría en calidad de vida de las poblaciones menos favorecidas.

Una vez solucionado estos, se prosigue con obras de infraestructura, carreteras, hospitales, colegios, etc.

¿Es tan difícil hacer esto?

Pero si en cada obra van a demandar una comisión que cada vez es mayor, nunca lograremos nuestros objetivos.

Y seguiremos siendo pobres y los políticos corruptos siempre harán promesas que en el 99% son incumplidas.

El país debe dividirse en máximo 8 regiones y que sirva para que los departamentos y provincias se unan y que en base a la competencia logren crecer en beneficio de la población.

Obviamente que el problema de la corrupción es la enfermedad más dañina que tenemos que enfrentar los peruanos y que es el principal motivo por el cual seguimos siendo pobres.

Es una realidad que este gobierno no da para más.

En estos 15 meses de gestión no hay posibilidad de salir de la pobreza, pues entre un presidente incapaz un premier lenguaraz, déspota y malintencionado, ministros y servidores públicos de tercera categoría poco se puede esperar.

Lo que más le preocupa al peruano de a pie, es que nos espera cuando Castillo y su gavilla salgan del poder.

Es imprescindible que una nueva generación de políticos jóvenes tome las riendas del país.

Necesitamos volver a creer en el futuro del Perú.

Sin esos prerrequisitos seguiremos siendo mendigos sentados en un banco de oro.

Necesitamos inyectar a nuestra sociedad de una vacuna de optimismo y de un gobierno que impulse la inversión minera que es el principal camino para salir de la pobreza.

No más pobres en un país rico y no más Castillos ni Anibales en un país decente. Lampadia




Somos pobres, ¿seámoslo siempre?

Por: Carlos Prieto Balbuena
Gestión, 17 de Noviembre del 2022

¿Qué impide al Perú despegar y salir de la trampa actual de bajo crecimiento? En el reciente simposio “La economía china en la postpandemia”, el profesor XuBin, a cargo de la conferencia magistral, simplificó las condiciones que requiere una persona o un país para ser exitoso: iq+eq+cuota de suerte.

Si aplicamos esa ecuación al Perú, podríamos afirmar que nuestro IQ sería nuestra dotación de recursos naturales y el emprendedurismo de nuestra gente, que son bastante elevados. La cuota de suerte, está por el momento de nuestro lado porque la transición hacia tecnologías verdes es sinónimo de una alta demanda por cobre durante los próximos años. Así, nuestra principal limitante parece estar en la falta de EQ o inteligencia emocional para alcanzar consensos que posibiliten el uso eficiente de nuestra dotación de recursos (IQ) y aprovechar nuestra cuota de suerte.

Entonces, ¿cómo podemos alcanzar los consensos necesarios que nos permitan salir de la crisis y aprovechar nuestras potencialidades? Jared diamond, en su libro “Crisis, ¿cómo reaccionan los países en los momentos decisivos?”, señala algunos de los factores que inciden en el desenlace de las crisis nacionales: primero aceptar por consenso nacional que el país se encuentra en una situación de crisis (hay que evitar la negación).

Después, sigue la aceptación de la responsabilidad que tenemos de actuar (no sirve la autocompasión, ponerse en el papel de víctima o echarle la culpa a los demás). Y de allí hay que acotar cuáles son los problemas por resolver (separar aquellas instituciones y políticas que requieren cambios de aquellas que deben conservarse inalteradas).

Una autoevaluación nacional honesta nos permitiría un punto de partida para buscar consensos. Y en ese sentido, me he tomado la libertad de elaborar un primer análisis:

  1. Somos un país multicultural, con una geografía compleja y una ancestral tradición minera. Hoy, el cobre nos ofrece un futuro brillante para obtener los recursos a invertir en infraestructura, educación, salud e investigación. Hay experiencias de países exitosos basados en recursos naturales de los cuales debemos aprender (Canadá y Australia) y que aún hoy, siendo ya desarrollados, siguen manteniendo una fuerte conexión con ellos.
  2. Somos un país pobre y desigual, que con un crecimiento económico de 2% a 3% al año condena a sus jóvenes a la informalidad. Sectores como agroexportaciones, turismo, acuicultura, forestal, textil, metalmecánica, construcción de vivienda social y saneamiento, ofrecen una gran oportunidad contra la informalidad y la baja productividad.
  3. Gastamos muy mal (Refinería de talara, interoceánicas, hospitales inconclusos, etc.) y a la par gastamos muy poco en un amortiguador social eficaz contra la pobreza y el hambre.
  4. Nuestros problemas institucionales son múltiples y requerirán de mejoras secuenciales, paciencia y flexibilidad. Menos ideología y más soluciones basadas en evidencia.
  5. El capítulo económico de la Constitución es nuestra principal ancla de estabilidad. Ahí no están nuestros problemas, sino más bien nuestras fortalezas.

¿Tendremos la madurez e inteligencia emocional para alcanzar consensos que nos permitan aprovechar nuestras potencialidades y no perder el tren del desarrollo? Debemos intentarlo, perseverar y ser optimistas.




Vigencia de la Agenda 19 en lo laboral

Por: César Puntriano
Gestión, 16 de Noviembre del 2022

En setiembre del 2021, el entonces ministro de Trabajo Iber Maraví presentó ante la Comisión de Trabajo del Congreso la denominada Agenda 19, la cual contenía 19 puntos que serían priorizados por el Gobierno en materia de trabajo y promoción del empleo. Dentro de los temas incluidos en la agenda se incluyen la restricción a la tercerización, el impulso del polémico Código de Trabajo, la emisión de medidas para la condonación del tiempo de licencia con goce de haber que viene gozando el grupo de riesgo en el sector privado durante la Emergencia Sanitaria, la revisión prioritaria de políticas para garantizar el trabajo digno de los trabajadores, fortalecer el diálogo social, entre otras. Muchas de estas iniciativas vienen siendo cuestionadas por su carácter antitécnico.

Así, la ilegal restricción a la tercerización de actividades nucleares introducida por el D.S. No. 001-2022TR fue cuestionada en diversos frentes, habiendo a la fecha más de una resolución del Poder Judicial que la objeta (procesos de amparo) e inclusive un pronunciamiento de la Sala Especializada en Eliminación de Barreras Burocráticas del Indecopi que impide a la Sunafil que fiscalice y requiera su aplicación. El Indecopi, organismo adscrito al Poder Ejecutivo (PCM), ha sostenido que la medida del propio Poder Ejecutivo constituye una barrera burocrática e ilegal. Es increíble que un organismo adscrito al Ejecutivo deje sin piso al propio Poder Ejecutivo. Lo preocupante es que evidencia falta de seguridad jurídica, ahuyentando a la inversión privada.

Luego tenemos al proyecto de Código de Trabajo, también propuesto por el MTPE, que contiene una serie de disposiciones que supondrían un retroceso en la regulación laboral, pues se insiste en prohibir la tercerización de actividades nucleares, extender las utilidades de la principal al personal tercerizado, etc. Este proyecto, emitido por el Ejecutivo también de espaldas al diálogo social, ha sido remitido al Consejo Nacional de Trabajo (CNT) para su debate entre los actores sociales. A la fecha no existe diálogo social, pues los empresarios se niegan a sentarse en la mesa, porque el Gobierno, contraviniendo su Agenda 19, ha emitido polémicas normas de espalda al diálogo como la ya mencionada restricción a la tercerización y la polémica modificatoria a las relaciones colectivas de trabajo. Creemos que es hora de dialogar como lo ha manifestado la Confiep y la CGTP en la reciente CADE.

A estas alturas no queda duda que la hoja de ruta en lo laboral del Gobierno es la Agenda 19, pero no perdamos de vista que la Comisión de Trabajo del Congreso sigue la misma línea, y aparentemente el Pleno también. Indicios de esto último serían la falta de voluntad de algunos congresistas de no dejar sin efecto la restricción a la tercerización, así como la aprobación del proyecto de ley No. 1097/2921-CR que restringe la compensación del tiempo de licencia con goce de haberes generado durante la emergencia sanitaria y nacional en línea con la Agenda 19. El proyecto habilita que la compensación opere con sobretiempo a razón de 2 horas diarias y hasta con 15 días de vacaciones adquiridas y pendientes de goce. En ambos casos la proporción es de una (1) hora extra por tres (3) horas de licencia con goce de haber o un (1) día de vacación por tres (3) de licencia con goce. Se fija el plazo de un año desde la entrada en vigor de la Ley para realizar la compensación, prohibiéndose, además, que se efectúen descuentos en la liquidación de beneficios sociales para compensar. Este proyecto, tal y como está redactado, complica en demasía la compensación de la licencia y pese a que no lo dice, tendrá como efecto la condonación de horas no compensadas. Nuevamente se golpea al empleador formal que con esfuerzo estuvo pagando remuneraciones a personal que no trabajaba y en algunos casos tuvo que contratar reemplazos para cubrir las labores que dichos trabajadores no han venido realizando. Lo razonable, si se pretendía emitir un dispositivo como este hubiese sido viabilizar la potestad del empleador de exigir el retorno al trabajo efectivo del grupo de riesgo, y en su momento haber permitido la rebaja salarial a valores equivalentes a la RMV de quienes no trabajaban ni presencial ni remotamente por cuestiones de salud. Lo más sencillo, y por cierto populista, es fijar una condonación encubierta en una compensación muy difícil de ejecutar.

Otro tema cuestionable fue la modificación al reglamento sobre relaciones colectivas al limitar la extensión unilateral de beneficios pactados con sindicatos minoritarios al personal no afiliado, pues con ello se castiga a quienes, en ejercicio de su libertad sindical han decidido no afiliarse a ningún sindicato. Es irrazonable impedirles acceder a beneficios por encontrarse no sindicalizados.

Pero la Agenda 19 tiene otros puntos adicionales que contradictoriamente no se cumplen, como garantizar el trabajo digno, lo cual implica generar empleo con derechos, es decir, formal. Es incoherente, por un lado, castigar al empleo formal con las medidas antes comentadas y, por otro, pretender generarlo sin propuestas concretas. Ojalá se repiensen algunas medidas, aún estamos a tiempo de hacerlo.