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Más de la mitad de los peruanos quieren irse del país

Más de la mitad de los peruanos quieren irse del país

EDITORIAL DE LAMPADIA

Es terrible realizar que, si tuviesen la oportunidad, la mayoría de peruanos se iría del país. Peor aún, que el 71% de los jóvenes entre 18 y 24 años piensan igual. Es muy triste pensar que la única razón por la que muchos peruanos, especialmente jóvenes, emigrarían es por el mal manejo político de nuestros gobiernos. No hay peor indicador que el de tus jóvenes pensando en emigrar. Tenemos que interpretarlo como un país donde parte de su población está dispuesta a rendirse y mudarse a algún otro lugar del mundo.

Pero es muy importante destacar que el destino de ese deseo de emigrar está en economías de mercado más sólidas y estables que el Perú. Estados Unidos, España, Brasil, Chile e Italia concentran el 70% de los destinos principales, y en el caso de los jóvenes maduros, entre 25 y 39 años, quienes ya tienen familias que cuidar, ese indicador llega al 76%.

En una reciente encuesta realizada por Ipsos para El Comercio (desarrollada entre el 12 y 14 de setiembre del 2018, con una muestra de 1,266 entrevistados), el 58% de peruanos están dispuestos a salir del país si tuvieran la oportunidad, y 33% tiene planes concretos para hacerlo.

El Perú pasó por una crisis similar hace años, sin embargo, desde el regreso de la inversión privada, los peruanos dejaron paulatinamente de proyectar sus vidas fuera del Perú. Esto se debió principalmente a las mejores condiciones que veían en nuestro país, con una mejora de los indicadores de pobreza, desigualdad, empleo, ingresos e inclusión, los cuales hacían del Perú un país muy atractivo para desarrollarse y vivir.

Lamentablemente, los actuales escándalos de corrupción y la crisis política, más la frenada de la economía, han revertido esta tendencia y se ha incrementado nuevamente el deseo de emigrar. Esta tendencia a la baja, este grave problema ya lo veníamos anunciando en Lampadia (ver: En el 2011 se dio el Punto de Inflexión de nuestro Desarrollo), donde afirmamos que en el Perú el 2011 marcó dos puntos de inflexión, uno social y otro económico, que fueron causados por el ‘gobierno de la inclusión’. En el aspecto social, se produjo un punto de quiebre en la reducción del nivel de anemia en niños menores de tres años, luego de una sostenida reducción entre el 2007 y el 2011. Y en lo económico se paró la inversión minera y toda la cola de inversión en el resto de la economía.

Todo esto ha acelerado la tendencia del deseo de emigrar. No solo el 58% tiene el interés de emigrar, sino que la cifra aumenta a 71% entre los jóvenes de 18 a 24 años. Lo mismo sucede con las cifras de si ya tienen planes concretos para hacerlo, donde el total poblacional es de 33%, pero entre los jóvenes la cifra aumenta a 44%.

A nivel global, según Gallup, el deseo de migrar es de solo 14%. Una prueba irrefutable de que nuestra población ha perdido buena parte de su confianza en el futuro del país.

Lo más dramático aún es el caso de nuestros jóvenes:

  • El deseo de emigrar de los jóvenes es de 71% a nivel nacional
  • El deseo de emigrar en Lima es de 59%.
  • El deseo de emigrar en Lima se ha vuelto a disparar.

Estas cifras se han mantenido (o reducido ligeramente) con respecto a la información que publicamos el año pasado en Lampadia: Recrudece el deseo de emigrar. Sin embargo, la tendencia general sigue siendo muy adversa.

Según este gráfico, el porcentaje de aquellos que quieren emigrar este año es similar al inicio de la gran emigración que se vivió en la década pasada. Para que se tenga una idea, el promedio de peruanos que en la década de los noventa se fueron del país, según datos oficiales del INEI fue de casi 50 mil personas cada año. Esa cifra, en el 2002 subió a 79 mil, en el 2006 llegaría a 214 mil, en el 2009 a 247 mil, cifra más alta desde 1990.

¿A dónde se quieren ir los peruanos?

El país más popular para emigrar es EEUU, con 28%, a pesar de la actitud xenófoba del presidente Trump y las trabas a la inmigración. El segundo país es España (13%), seguido por Brasil (11%), Chile (11%) e Italia (7%), sumando entre ellos un 70% del total.

Quizás esto va relacionado con los países a los que admiran, en combinación con las facilidades de acceso a dicho país, o más bien por que saben que su futuro depende de su esfuerzo personal y de hacerlo en un lugar que puedas progresar, y no como se pinta el Perú de siempre, en que remas, pero al final estás en la misma orilla.

Entre los países más admirados tenemos a EEUU (13%), Japón (8%) y España (5%).

Como mencionamos anteriormente, es interesante notar que los peruanos proyectan sus vidas fundamentalmente a economías de mercado. Donde están dispuestos, tal como los 3’000,000 de peruanos que ya están en el exterior, a cumplir las leyes, a trabajar largas horas, a educar a sus hijos, a participar en la vida cívica de sus países de residencia, y a enviar dinero a sus familiares en el Perú.

Los peruanos fuera del Perú expresan nuestra verdadera naturaleza, somos gente de bien, pero en la patria, en el sistema en que vivimos, actuamos como si estuviéramos en una selva. Lo que está mal no es el hombre, es el sistema.

Queda claro que el peor indicador de la salud del país es el que hoy expresan sus ciudadanos y, especialmente sus jóvenes, con su deseo de emigrar. Ese indicador nos dice que la salud de nuestro Perú no está bien. Y si no actuamos desde la realidad, solo se seguirán empeorando las cosas.

Por lo tanto, la clave para crear mayor bienestar y volver al Perú un país atractivo para nuestros jóvenes es crear riqueza y oportunidades para que ellos puedan desarrollarse acá, con sus familias, sus amigos y su comida.

Hasta el inicio de la segunda década del siglo, el crecimiento económico ha sido la mejor política de bienestar y desarrollo. Pero los enemigos de la modernidad se han ocupado de desdibujar nuestros logros y llevarnos a una mezcla de confusión y pérdida de fe en el futuro.   

En Lampadia hemos llegado a afirmar que ‘El Perú es Infinito’, dado su inmenso potencial de desarrollo. Lamentablemente, ese potencial no estará siempre con nosotros. El mundo está cambiando a toda velocidad y nuestras capacidades pueden desaparecer en los próximos 20 años. Ver: Estrategia para la generación de empleo y creación de riqueza en los próximos 20 años en el Perú.

Hoy día se están multiplicando las voces que quieren llevarnos de regreso al oscurantismo de la constitución del 79, y están socavando la confianza de los peruanos en todo aquello que nos permitió pasar de ser un ‘Estado Fallido a ‘Estrella Internacional. Todavía podemos hacerla, pero es urgente actuar de inmediato.

Los datos duros que muestran nuestra realidad actual, deberían ser suficientes para que aparezca una propuesta política disruptiva que recoja los valores de la modernidad y rechace palmariamente la pre-historia, que hoy se señorea ante la pasividad de la clase dirigente no política. Solo imaginemos lo que podemos hacer en el curso correcto, buena voluntad y unión de los peruanos. Lampadia

Abajo compartimos unos cuadros adicionales con mayor detalle (fuente: El Comercio):




Señor Presidente, ¡usted no está solo!

Nuestra Patria está sumergiéndose en una sensación de crisis, por demás innecesaria, que llama a un giro de timón, que estamos seguros espera la mayoría de peruanos, más preocupados con su futuro y el de sus hijos, que por los juegos y trampas de la política.

Se dice que el poder siempre se ejerce en soledad. Pero en su caso, señor presidente, nos imaginamos que su soledad, es más profunda.

  • Usted sigue siendo un provinciano que vino a Lima a estudiar en la UNI, para volver a su tierra.
  • Su vocación lo llevó a gobernar la región de Moquegua, uno de los departamentos menos presentes en la mente de los limeños, pues con la minería se podía manejar solo.
  • De alguna forma extraña terminó como primer vicepresidente de PPK, un hombre de pocos amigos y más sajón que latino.
  • Luego termina de embajador en la lejanía de Canadá.
  • Y superando mil intrigas aterriza en la presidencia del Perú.

Se presenta en sociedad con un dictum formidable, que la gran mayoría de peruanos esperaban, pero que, lamentablemente, no fue recogido ni asumido por nadie. Usted afirmó: “poner punto final de una política de odio y confrontación”.

Los PPKuys, sin excepción, desconocieron el llamado a la convergencia política, dejándolo solo. Su premier no asumió ese eje programático. Los medios se encargaron de mantener las provisiones de sal en las heridas de las batallas de las elecciones y de los absurdos meses de confrontación desde el gobierno, incluyendo a los otrora medios serios.

Para colmo de males, usted y su premier, no repararon en uno de los mayores errores del gobierno de PPK, y metieron las dos piernas en el fango. No solo erraron pensando que nuestros izquierdistas tradicionales podían ser una buena compañía de viaje; los invitaron a convivir. Ojo, no hay nada más desleal que la izquierdista tradicional peruana (PPK puede atestiguarlo).

Así fue como en un ministerio muy importante, el de Trabajo, seleccionaron un personaje anti-inversión, que adolece del mismo mal que nuestros izquierdistas, que lloran por los pobres, pero siempre los condenan a perpetuarse en la pobreza. Lo mismo, y tal vez peor, se aplica a la presencia de una militante del Frente Amplio (que no es ni frente, ni amplio), en el MIDIS, un ministerio donde se encuentran el gobierno repartidor y los más pobres del país, los beneficiarios de los programas sociales. Además, Liliana La Rosa ha probado ser discriminatoria, prepotente y mentirosa.

Al otro lado de la avenida Abancay, si bien recogieron mejor que los propios, su llamado a la convergencia, se andan metiendo auto goles, y dando pie a los desestabilizadores de la armonía política, para propiciar una campaña de demolición del congreso. Campaña en la que presumiblemente, se habrían infiltrado hasta los llamados ‘reservistas’.

A todo esto, señor presidente, no podemos dejar de sumar los errores de liderazgo, que, en su evidente soledad, apapacha y protagoniza:

  • Las tarifas de agua y los 300 de Moquegua
  • La falta de liderazgo para explicarle a la población los pros y con de las inversiones mineras
  • La anulación de los decretos sobre la inversión petrolera
  • La tolerancia con los ataques al cobro de peajes
  • La falta de visión sobre el régimen de las agro-exportaciones
  • La referencia a un mecanismo de delación de trabajadores para evitar la supuesta evasión de impuestos por parte de las empresas
  • Haber recogido el brulote de grandes empresas supuestamente resistentes a las contribuciones tributarias
  • La falta de la aplicación de la ley para castigar los desmanes  

Hoy día, a dos meses de iniciado su gobierno, parecen asumirlo con inseguridad, como si hubieran entrado por la puerta falsa. Nada más equivocado, su gobierno tiene exactamente las mismas prerrogativas y calidad, que el de su antecesor PPK.

Lógicamente, sus enemigos le hacen ver lo contrario, entre ellos, lo más graneado del Partido de Peruanos por el Kambio, Mercedes Aráoz, a quién debiera alejar del entorno palaciego, Juan Sheput, Gilbert Violeta y Carlos Bruce, entre otros; y por supuesto las periodistas de varios canales de televisión con sus maniobras sibilinas.

Presidente, hay un indicador que nadie menciona, el deseo de emigrar de nuestros jóvenes, que después de los buenos años, hasta inicios, de la segunda década del siglo, ha vuelto a dispararse llegando a 83% en Lima.

Y en el total de la población a 65%, después de haber bajado a 39% el 2010.

Ver en Lampadia: Recrudece el deseo de emigrar.

Este dato, y la evaluación del comportamiento de los tres millones de peruanos que ya nos dejaron, permiten reenfocar el liderazgo político hacia el fomento de la inversión, la agenda de reformas institucionales y la mejora de la seguridad interna y la armonía entre los ciudadanos. Veamos:

  1. Hay un alto deseo de migrar
  2. ¿Cuáles son los destinos más favorecidos? – EEUU, España, Italia y Chile. Economías de mercado donde solo se puede prosperar por el esfuerzo individual.
  3. ¿Cuántos peruanos viven en el exterior? – Tres millones, el 10% de nuestra población, una muestra inmensa
  4. ¿Cómo se comportan? – En su gran mayoría muy bien. Trabajan duro y largas horas. Ahorran. Educan a sus hijos. Participan de actividades cívicas. Y envían unos 3,000 millones de dólares anuales a sus familiares en el Perú.

¿Por qué entonces, no podemos ofrecer a nuestros jóvenes, construir en el Perú un espacio que les de las mismas oportunidades de transformar su esfuerzo individual en la prosperidad de sus familias?

Porque, simple y llanamente, en el Perú, el discurso político correcto es el del papá protector, o el del abuelo regalón. Todos los políticos, con más o menos énfasis, recalan en esas costumbres propias del populismo.

Como regalando beneficios y sin crecer, no se pueden cumplir las promesas, viene el desencanto y el deseo de migrar. Más allá de la política cotidiana, nuestros jóvenes saben perfectamente qué necesitan para su prosperidad.

¿No es hora presidente, en estos momentos de crisis y desconcierto, de innovar el discurso político e invitar a nuestros jóvenes a que nos acompañen en la gesta del desarrollo? ¿Protegiendo y alentando las inversiones, haciendo una verdadera revolución educativa, y emprendiendo las reformas que nos acerquen a las imágenes de prosperidad que alojan detrás de sus retinas?

También es el momento de cerrar el camino de confrontación con Fuerza Popular, hay que llamarlos a fijar juntos las líneas de gobierno que nos saquen del marasmo actual.

¡Vamos señor presidente! Usted no está solo. Aléjese de los jueguitos políticos, y asuma con valentía el discurso del camino del esfuerzo en pro del bienestar general. Lampadia




El nuevo juego de la geopolítica global

El nuevo juego de la geopolítica global

Lampadia: Importante análisis del nuevo mundo político de The Economist

El dominio estadounidense está siendo desafiado

Publicado en The Economist el 17 de octubre del 2015.

Traducido y glosado por Lampadia

Un continente separa los campos de batalla ensangrentados de Siria de los arrecifes y bancos de arena del mar del sur de China. De alguna manera, sin embargo, ambos lugares presencian el cambio en las relaciones entre las grandes potencias más significativo desde el colapso de la Unión Soviética.

En Siria, por primera vez desde la Guerra Fría, Rusia ha desplegado sus fuerzas lejos de casa para sofocar una revolución y apoyar a un régimen cliente. En las aguas entre Vietnam y Filipinas, América pronto indicará que no reconoce las reivindicaciones territoriales de China a través de una serie de afloramientos y arrecifes ejerciendo su derecho a navegar dentro del límite de las 12 millas marítimas que controla el estado soberano.

Durante los últimos 25 años, América ha dominado por completo la política de las grandes potencias. Ahora, cada vez más, vive en un mundo contestatario. El nuevo juego con Rusia y China que se está desarrollando en Siria y en el Mar del Sur de China, es una muestra de la lucha que viene.

Como siempre, esa lucha se libra parcialmente en términos de poder puro. Vladimir Putin ha intervenido en Siria para aplacar el yihadismo y para reforzar su propia posición en Rusia. Pero también intenta demostrar que, a diferencia de Estados Unidos, se puede confiar en que Rusia pueda resolver las cosas en el Medio Oriente y ganar amigos, por ejemplo, ofreciéndole a Irak una alternativa a los Estados Unidos.

La lucha es también sobre legitimidad. Putin quiere desacreditar a Estados Unidos en el cuidado del orden internacional. América sostiene que el descontento popular y los abusos de los derechos humanos del régimen sirio descalifican al presidente, Bashar al-Assad, para ejercer el poder. Putin quiere restarle importancia a los derechos humanos, que él ve como una licencia del Occidente para interferir en países soberanos, incluyendo a la propia Rusia.

El poder y la legitimidad no son objetivos menos importantes en el Mar del Sur de China, una vía por la que pasa gran parte del comercio marítimo mundial. Muchas de sus islas, arrecifes y bancos de arena son objeto de reclamaciones superpuestas. Sin embargo, China insiste en que su caso debe prevalecer y está imponiendo su propio ‘derecho’ mediante el uso de vertederos y colocando pistas de aterrizaje y guarniciones.

Esto es en parte del rápido crecimiento de la fuerza naval de China: está creando islas, solo porque puede. El ocuparlas encaja con su estrategia de dominar los mares más allá de sus costas. Hace veinte años, buques de guerra estadounidenses navegaron hasta allí en total impunidad; hoy se encuentran en aguas potencialmente hostiles. Sin embargo, también hay un principio en juego. América no tiene una opinión sobre quién es dueño de las islas, pero sí insiste en que China debe establecer sus derechos a través de negociaciones o arbitraje internacional. China está afirmando que en su región, ya sea en las disputas de la isla como en otras cosas, las reglas las ponen ellos.

[No olvidemos lo que comentó Kissinger en su último libro, ver en Lampadia: ‘El Orden Mundial de Henry Kissinger‘ el mandato histórico de China: “Que esta a cargo de todo lo que está debajo del Cielo”.]

No debería extrañarle a nadie que la preeminencia de Estados Unidos esté siendo disputada. Después del colapso soviético, la supremacía mundial absoluta de los Estados Unidos empezó a parecer normal. De hecho, su dominio alcanzó tal nivel sólo porque Rusia tambaleaba y China todavía estaba emergiendo del caos y depredaciones que tanto la habían afectado en el siglo 20. Incluso hoy en día, Estados Unidos sigue siendo el único país capaz de proyectar poder en todo el mundo. (Como hemos [The Economist] argumentado recientemente, su influencia sobre el sistema financiero sigue creciendo.) [Ver en Lampadia: El dólar como moneda de reserva se debilita sin sustiituos].

No obstante, existen razones para preocuparse. La reafirmación del poder ruso se traduce en problemas. Ya ha llevado a la anexión de Crimea y a la invasión del este de Ucrania – ambas infracciones del mismo derecho internacional que Putin dice sostener en Siria. Barack Obama, presidente de Estados Unidos, se consuela con la debilidad de la economía rusa y la emigración de algunos de sus mejores personas. Pero una ex superpotencia cargada de armas nucleares puede causar mucho daño.

Las relaciones entre China y Estados Unidos son más importantes y aún más difíciles de manejar. Por el bien de la paz y la prosperidad, los dos deben ser capaces de trabajar juntos. Y sin embargo, sus relaciones están, inevitablemente, plagadas de rivalidad y desconfianza. Debido a que cada transacción tiene un riesgo de convertirse en una prueba para ver quién manda, el antagonismo siempre está a flor de piel.

La política exterior estadounidense aún no se ha adaptado a este mundo. Durante los últimos tres presidentes, la política ha consistido principalmente la exportación de los valores estadounidenses, aunque, a los países receptores, a veces se siente como una imposición. La idea era que los países inevitablemente gravitarían hacia la democracia, los mercados y los derechos humanos. Los optimistas pensaban que incluso China se encaminaría en esa dirección.

Esa noción ha sufrido, por primera vez en Irak y Afganistán y ahora en el Medio Oriente. La liberación no ha traído estabilidad. La democracia no ha echado raíces. Parece que Obama ha llegado a la conclusión de que Estados Unidos debería retirarse. En Libia, dirigió desde atrás; en Siria se ha mantenido fuera del conflicto. Como resultado, ha cedido la iniciativa a Rusia en Oriente Medio por primera vez desde la década de 1970.

Todos aquellos que, como esta revista [The Economist], ven la democracia y los mercados como el camino a la paz y la prosperidad esperan que Estados Unidos esté más dispuesto a liderar. El deseo de Obama de que otros países compartan la responsabilidad del sistema de derecho internacional y los derechos humanos se desarrollará sólo si su país establece la agenda y toma la iniciativa, como lo hizo con el programa nuclear de Irán. El nuevo juego implicará una diplomacia dura y la aplicación ocasional de la fuerza.

Estados Unidos aún tiene recursos que carecen otras potencias. La más importante es su red de alianzas, incluida la OTAN. Mientras que Obama a veces se comporta como si las alianzas fueran transaccionales, éstas necesitan bases sólidas. El poder militar de Estados Unidos no tiene rival, pero se ve obstaculizado por la política que busca congraciarse con el electorado y los recortes automáticos establecidos por el Congreso. Estos surgen del mayor freno al liderazgo estadounidense: las políticas disfuncionales en Washington. Eso no es sólo una mala publicidad para la democracia; sino que también obstaculiza el interés de Estados Unidos. En el nuevo juego esto es algo que los Estados Unidos y el mundo no pueden permitirse. L