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Deja a Argentina fuera de la economía global

Deja a Argentina fuera de la economía global

En solo año y medio, el gobierno del socialismo bolivariano de Fernández y Fernández, deja a Argentina sin posibilidad de financiarse en ningún lugar del mundo.

Hace pocos días nos enteramos que después de haber prohibido la exportación de carne, el desastroso gobierno del peronismo, limitó la venta de carne a los argentinos a tres kilos.

Así destrozan las economías, los socialistas del siglo xxi. Así condenan a la pobreza a sus ciudadanos. Ver en Lampadia: Índice Mundial de MiseriaArgentina y Venezuela a la cabeza.

Argentina sigue así el desquiciamiento del país que otrora fue uno de los más ricos del mundo; todo gracias al populismo y el socialismo del peronismo.

Las políticas que han hecho miserable a un país riquísimo, son justamente las políticas con las que nos ha amenazado Perú-Libre de Castillo-Cerrón en las últimas elecciones generales. ¡Dios nos libre!

Veamos el informe de MSCI:

MSCI dejó a la Argentina fuera de todos los índices: qué significa que ahora sea “mercado standalone”

El país sufrió una recalificación peor de lo esperada. Mantenía el nivel de emergente de 2018, pero ahora su situación empeoró, según MSCI

MSCI Inc., es un ponderador estadounidense de fondos de capital inversión, deuda, índices de mercados de valores, de fondos de cobertura y otras herramientas de análisis de carteras. Publica el MSCI BRIC, MSCI World, MSCI Europe y MSCI EAFE Indexes. 

iProfesional

24.06.2021

Argentina sufrió este jueves un duro revés, peor de lo esperado por los analistas, de parte de la calificadora de riesgo MSCI. La compañía degradó al país al nivel de “mercado Standalone“, que está por debajo de Emergente y de Frontera.

Según se informó en un comunicado, el país fue ubicado dentro del grupo de mercado de “Standalone” (ser único), luego de tres años de haber ascendido a la categoría de Emergente, un indicador que orienta a los fondos de inversión a tomar decisiones. Esto significa que el país, considerado como mercado, tiene dificultades peculiares que impiden su ubicación en categorías normales como “Frontera” o “Emergente”. Esta es una situación que evidencia la falta de previsibilidad y espanta a los fondos de inversiones.

Argentina mantenía el nivel de Emergente desde 2018 y en esa categoría estaba acompañada por Brasil, Chile, Colombia, México y Perú.

Lo sorprendente es que Argentina tampoco quedó en la categoría de Mercado de Frontera, sino que se fue al descenso directo a “Standalone”.

“La prolongada severidad de los controles de capital sin resolución no está en línea con los criterios de accesibilidad al mercado del índice MSCI de Mercados Emergentes”, dijo Craig Feldman, jefe global de investigación de Gestión de Índices de MSCI.

“Los índices MSCI Standalone Market no están incluidos en el MSCI Emerging Markets Index ni en el MSCI Frontier Markets Index. Sin embargo, estos índices utilizan los criterios metodológicos de los Mercados Emergentes o de los Mercados Fronterizos en cuanto a tamaño y liquidez”, se explicó.

Ahora, Argentina compartirá la categoría “Standalone”
con 
JamaicaPanamáTrinidad &
Tobago
BosniaMaltaZimbabueLíbano Palestina.

“Desde septiembre de 2019, los inversores institucionales internacionales han estado sujetos a la imposición de controles de capital en el mercado de valores de Argentina”, agregó Craig Feldman.

Un golpe inesperado

El batacazo fue total. No sólo porque el país quedó casi literalmente afuera del mundo, sino porque los inversores esperaban que el descenso a mercado de Frontera iba a traer nuevos flujos de fondos y ahora no sólo no habrá eso, sino que se estima una “desinversión” ya que muchos habían comprado especulando con el rumor (irse a frontera desde emergente) y ahora tendrán que vender.

Esto es así no porque quieran, sino debido a que por reglamento de estos fondos no pueden tener en cartera activos de un país que ni siquiera está catalogado como “de frontera”. 

“Muy mala noticia. No creo que sea un tema de fundamentals macro. Para mí es un tema de falta de credibilidad como país y una historia que no ayuda. Tenemos que empezar a preocuparnos por nuestros inversores porque en un mundo global, los necesitamos para crecer y generar empleo”, tuiteó Javier Timmerman, socio de AdCap Securities y uno de los argentinos con más experiencia en Wall Street.

Además del cepo, en el mercado creen que el brutal descenso tiene que ver con la falta
de credibilidad en el gobierno

Un camino sinuoso

El camino descendente de las acciones argentinas viene desde hace rato. En el índice Emergente, las únicas 3 empresas del país que integraban ese índice (YPF, Globant y Adecoagro) lo hacían con una ponderación de solamente del 0.21% en cantidad de empresas y 0.10% en términos de capitalización.

El paso a Frontera hubiera hecho que sumarán más acciones y una ponderación mayor: se estimaba en torno al 23%, cerca de Vietnam y mayor a Marruecos e Islandia. 

La historia de la Argentina y sus idas y vueltas en el MSCI viene de vieja data. En 1988 cuando MSCI creó su categoría de mercados emergentes, Argentina comenzó formando parte de ese grupo. Sin embargo, el ingreso oficial de las acciones de empresas locales se concretó en 1992. Años más tarde, en plena crisis macroeconómica del 2001, Argentina logra superar el proceso de revisión conservando su categoría hasta el año 2009 donde, impulsado por los controles de capital instituidos por el gobierno, MSCI decide reclasificar al país dentro de la categoría mercado de frontera.

En el 2016 el gobierno pide entrar en un periodo de consulta para ingresar nuevamente al índice de mercado emergentes. El mismo fue rechazado en 2017 sin embargo, finalmente en 2018 fue aprobada nuevamente la reclasificación, la cual se concretó oficialmente en el 2019. En ese entonces Argentina pasó a formar parte del mencionado índice con 8 empresas que luego quedó reducida a 3. El año pasado la Argentina atravesó una situación de revisión similar a la actual en la que MSCI decidió mantener al país en el índice emergente. Ahora, quedó en la “desafiliación”. Lampadia




Cuatro tendencias de cambio global

Cuatro tendencias de cambio global

A continuación, reproducimos un interesante artículo publicado por la prestigiosa consultora global McKinsey en el 2015 que, a pesar de lo sui generis que resultó el año 2020 por la pandemia, consideramos que aún tiene mucha vigencia para explicar los profundos cambios que este mundo está experimentando desde la década de 2010.

Titulado “Las cuatro fuerzas globales rompiendo todas las tendencias” constituye un extracto del libro No Ordinary Disruption – escrito por Richard Dobbs, James Manyika, y Jonathan Woetzel – que esboza con bastante detalle los polos que desde el lado geopolítico, tecnológico, demográfico y de integración comercial y financiera determinarán el crecimiento y el desarrollo de la economía mundial en las próximas décadas.

Plantea una interesante reflexión sobre temas de los cuales ya hemos escrito anteriormente como la convergencia entre occidente y el mundo asiático, la 4ta Revolución Industrial y el proceso de desglobalización en el que se vio inmerso el mundo desde el presente siglo con la crisis financiera del 2008 y cuya dinámica se transformó con el conflicto comercial EEUU-China iniciado por Trump.

El libro constituye pues una lectura obligatoria, como mencionan los autores, tanto para hacedores de política como para líderes empresariales que buscan reformular y adecuar sus organizaciones y espacios de trabajo hacia los nuevos desafíos que le demandará el devenir de los próximos años. Lampadia

Cuatro fuerzas globales que rompen todas las tendencias

Richard Dobbs, James Manyika, and Jonathan Woetzel
1 de abril, 2015
McKinsey & Company Home Strategy & Corporate Finance
Traducida y comentada por Lampadia

El sistema operativo de la economía mundial se está reescribiendo. En este extracto exclusivo del nuevo libro No Ordinary Disruption, sus autores explican las tendencias que están remodelando el mundo y por qué los líderes deben adaptarse a una nueva realidad.

 

En la Revolución Industrial de finales del siglo XVIII y principios del XIX, una nueva fuerza lo cambió todo. Hoy nuestro mundo está atravesando una transición aún más dramática debido a la confluencia de cuatro fuerzas disruptivas fundamentales, cualquiera de las cuales se ubicaría entre los cambios más grandes que la economía global haya visto. En comparación con la Revolución Industrial, estimamos que este cambio está ocurriendo diez veces más rápido y a una escala 300 veces mayor, o aproximadamente 3,000 veces el impacto. Aunque todos sabemos que estas interrupciones están sucediendo, la mayoría de nosotros no comprendemos su magnitud completa y los efectos de segundo y tercer orden que resultarán. Por mucho que las ondas puedan amplificarse entre sí, estas tendencias están ganando fuerza, magnitud e influencia a medida que interactúan, coinciden y se alimentan unas de otras. Juntas, estas cuatro tendencias disruptivas fundamentales están produciendo un cambio monumental.

1. Más allá de Shanghái: la era de la urbanización

La primera tendencia es el cambio del lugar de la actividad económica y el dinamismo hacia mercados emergentes como China y a ciudades dentro de esos mercados. Estos mercados emergentes están atravesando revoluciones industriales y urbanas simultáneas, desplazando el centro de la economía mundial hacia el este y el sur a una velocidad nunca antes vista. Tan recientemente como en 2000, el 95% de Fortune Global 500, las empresas internacionales más grandes del mundo, incluidas Airbus, IBM, Nestlé, Shell y The Coca-Cola Company, por nombrar algunas, tenían su sede en economías desarrolladas. Para 2025, cuando China albergará más empresas grandes que EEUU o Europa, esperamos que casi la mitad de las grandes empresas del mundo, definidas como aquellas con ingresos de 1,000 millones de dólares o más, tengan su sede en mercados emergentes. “A lo largo de los años, la gente en nuestra sede, en Frankfurt, comenzó a quejarse: ‘Ya no te vemos mucho por aquí’”, dijo Josef Ackermann, ex director ejecutivo de Deutsche Bank. “Bueno, había una razón: el crecimiento se ha trasladado a otros lugares: a Asia, América Latina, Oriente Medio”.

Quizás igualmente importante, el lugar de la actividad económica está cambiando dentro de estos mercados. La población urbana mundial ha aumentado en un promedio de 65 millones de personas al año durante las últimas tres décadas, el equivalente a agregar siete Chicagos al año, cada año. Casi la mitad del crecimiento del PBI mundial entre 2010 y 2025 provendrá de 440 ciudades en mercados emergentes, el 95% de ellas ciudades pequeñas y medianas de las que muchos ejecutivos occidentales ni siquiera han oído hablar y no podrían señalar en un mapa. Sí, Mumbai, Dubai y Shanghai son familiares. Pero, ¿qué pasa con Hsinchu, en el norte de Taiwán? ¿El estado brasileño de Santa Catarina, a medio camino entre São Paulo y la frontera uruguaya? ¿O Tianjin, una ciudad que se encuentra a unos 120 kilómetros al sureste de Beijing? En 2010, estimamos que el PBI de Tianjin era de alrededor de US$ 130,000 millones, lo que lo hace aproximadamente del mismo tamaño que Estocolmo, la capital de Suecia. Para 2025, estimamos que el PBI de Tianjin será de alrededor de US$ 625,000 millones, aproximadamente el de toda Suecia.

2. La punta del iceberg: aceleración del cambio tecnológico

La segunda fuerza disruptiva es la aceleración del alcance, la escala y el impacto económico de la tecnología. La tecnología, desde la imprenta hasta la máquina de vapor e Internet, siempre ha sido una gran fuerza para cambiar el status quo. La diferencia hoy en día es la absoluta ubicuidad de la tecnología en nuestras vidas y la velocidad del cambio. Pasaron más de 50 años desde que se inventó el teléfono hasta que la mitad de los hogares estadounidenses tuvieran uno. La radio tardó 38 años en atraer a 50 millones de oyentes. Pero Facebook atrajo a 6 millones de usuarios en su primer año y ese número se multiplicó por 100 durante los siguientes cinco años. WeChat, el servicio de mensajería de voz y texto móvil de China, tiene 300 millones de usuarios, más que toda la población adulta de EEUU. La adopción acelerada invita a la innovación acelerada. En 2009, dos años después del lanzamiento del iPhone, los desarrolladores habían creado alrededor de 150,000 aplicaciones. Para 2014, ese número había llegado a 1.2 millones y los usuarios habían descargado más de 75,000 millones de aplicaciones en total, más de diez por cada persona en el planeta. Tan rápido como la innovación se ha multiplicado y extendido en los últimos años, está preparada para cambiar y crecer a una velocidad exponencial más allá del poder de anticipación de la intuición humana.

El poder de procesamiento y la conectividad son solo una parte de la historia. Su impacto se multiplica por la revolución de datos concomitante, que coloca cantidades sin precedentes de información en manos de consumidores y empresas por igual, y la proliferación de modelos de negocios habilitados por la tecnología, desde plataformas minoristas en línea como Alibaba hasta aplicaciones de llamada de automóviles como Uber. Gracias a estas fuerzas que se amplifican mutuamente, cada vez más personas disfrutarán de una edad de oro de los artilugios, de la comunicación instantánea y de la información aparentemente ilimitada. La tecnología ofrece la promesa de progreso económico para miles de millones de economías emergentes a una velocidad que hubiera sido inimaginable sin Internet móvil. Hace veinte años, menos del 3% de la población mundial tenía un teléfono móvil; ahora dos tercios de la población mundial tienen uno, y un tercio de todos los seres humanos pueden comunicarse en Internet.2 La tecnología permite que empresas como WhatsApp comiencen y aumenten de escala a una velocidad asombrosa con poco capital. Los emprendedores y las empresas emergentes ahora disfrutan con frecuencia de ventajas sobre las grandes empresas establecidas. El ritmo vertiginoso de la adopción e innovación tecnológica está acortando el ciclo de vida de las empresas y obligando a los ejecutivos a tomar decisiones y comprometer recursos mucho más rápidamente.

3. Envejecer ya no es lo que solía ser: Respondiendo a los desafíos de un mundo que envejece

La población humana está envejeciendo. La fertilidad está disminuyendo y la población mundial está encaneciendo drásticamente. Si bien el envejecimiento ha sido evidente en las economías desarrolladas durante algún tiempo (Japón y Rusia han visto disminuir sus poblaciones en los últimos años), el déficit demográfico se está extendiendo a China y pronto llegará a América Latina. Por primera vez en la historia de la humanidad, el envejecimiento podría significar que la población del planeta se estabilizará en la mayor parte del mundo. Hace treinta años, solo una pequeña parte de la población mundial vivía en los pocos países con tasas de fecundidad sustancialmente inferiores a las necesarias para reemplazar a cada generación: 2.1 hijos por mujer. Pero para 2013, alrededor del 60% de la población mundial vivía en países con tasas de fertilidad por debajo de la tasa de reemplazo. Este es un cambio radical. La Comisión Europea espera que para 2060, la población de Alemania se reduzca en una quinta parte, y el número de personas en edad de trabajar disminuirá de 54 millones en 2010 a 36 millones en 2060, un nivel que se prevé será menor que el de Francia. La fuerza laboral de China alcanzó su punto máximo en 2012, debido a las tendencias demográficas impulsadas por los ingresos. En Tailandia, la tasa de fecundidad ha caído de 5 en la década de 1970 a 1.4% en la actualidad. Una fuerza laboral más pequeña pondrá una mayor responsabilidad en la productividad para impulsar el crecimiento y puede hacer que reconsideremos el potencial de la economía. El cuidado de un gran número de personas mayores ejercerá una gran presión sobre las finanzas públicas.

4. Comercio, personas, finanzas y datos: mayores conexiones globales

La fuerza disruptiva final es el grado en que el mundo está mucho más conectado a través del comercio y los movimientos de capital, personas e información (datos y comunicación), lo que llamamos “flujos”. El comercio y las finanzas han sido durante mucho tiempo parte de la historia de la globalización, pero en las últimas décadas se ha producido un cambio significativo. En lugar de una serie de líneas que conectan los principales centros comerciales de Europa y América del Norte, el sistema de comercio mundial se ha expandido hasta convertirse en una red compleja, intrincada y en expansión. Asia se está convirtiendo en la región comercial más grande del mundo. Los flujos “Sur-Sur” entre mercados emergentes han duplicado su participación en el comercio mundial durante la última década. El volumen del comercio entre China y África aumentó de US$ 9,000 millones en 2000 a US$ 211,000 millones en 2012. Los flujos mundiales de capital se multiplicaron por 25 entre 1980 y 2007. Más de 1,000 millones de personas cruzaron las fronteras en 2009, más de cinco veces el número en 1980. Estos tres tipos de conexiones se detuvieron durante la recesión mundial de 2008 y se han recuperado solo lentamente desde entonces. Pero los vínculos forjados por la tecnología han avanzado ininterrumpidamente y con una velocidad creciente, marcando el comienzo de una nueva fase dinámica de globalización, creando oportunidades inigualables y fomentando una volatilidad inesperada.

Restableciendo la intuición

Estas cuatro interrupciones cobraron impulso, crecieron en escala y comenzaron a tener un impacto material en la economía mundial a principios del siglo XXI. Hoy en día, están alterando patrones establecidos desde hace mucho tiempo en prácticamente todos los mercados y todos los sectores de la economía mundial, de hecho, en todos los aspectos de nuestras vidas. Dondequiera que miremos, están provocando que las tendencias se desintegren, se separen o simplemente se rompan. El hecho de que los cuatro sucedan al mismo tiempo significa que nuestro mundo está cambiando radicalmente desde aquel en el que muchos de nosotros crecimos, prosperamos y formamos las intuiciones que son tan vitales para nuestra toma de decisiones.

Nuestra intuición se ha formado a partir de un conjunto de experiencias e ideas sobre cómo funcionaban las cosas durante una época en la que los cambios eran incrementales y algo predecibles. La globalización benefició a los bien establecidos y bien conectados, abriendo nuevos mercados con relativa facilidad. Los mercados laborales funcionaron de manera bastante confiable. Los precios de los recursos cayeron. Pero no es así como funcionan las cosas ahora, y tampoco es probable que funcionen en el futuro. Si miramos el mundo a través de un espejo retrovisor y tomamos decisiones sobre la base de la intuición construida en nuestra experiencia, bien podríamos estar equivocados. En el nuevo mundo, los ejecutivos, los formuladores de políticas y las personas deben analizar sus intuiciones desde los primeros principios y restablecerlas audazmente si es necesario. Esto es especialmente cierto para las organizaciones que han tenido un gran éxito.

Si bien está llena de oportunidades, esta era es profundamente inquietante. Y queda mucho trabajo por hacer. Necesitamos darnos cuenta de que mucho de lo que creemos que sabemos sobre cómo funciona el mundo está mal; para controlar las fuerzas disruptivas que transforman la economía global; identificar las tendencias de larga data que se están rompiendo; para desarrollar el coraje y la previsión para despejar los mazos intelectuales y prepararse para responder. Estas lecciones se aplican tanto a los formuladores de políticas como a los ejecutivos de negocios, y el proceso de restablecimiento de su sistema de navegación interno no puede comenzar lo suficientemente pronto.

Es urgente adaptarse a estas nuevas realidades. Sin embargo, a pesar de todo el ingenio, la inventiva y la imaginación de la raza humana, tendemos a ser lentos para adaptarnos al cambio. Existe una poderosa tendencia humana a querer que el futuro se parezca mucho al pasado reciente. En estos bajíos, enormes embarcaciones corporativas se han hundido repetidamente. Revisar nuestras suposiciones sobre el mundo en el que vivimos, y no hacer nada, nos dejará a muchos de nosotros altamente vulnerables. Obtener una perspectiva clara sobre cómo negociar el panorama cambiante nos ayudará a prepararnos para el éxito. Lampadia

Este artículo es un extracto editado de No Ordinary Disruption: The Four Global Forces Breaking All the Trends, (Public Affairs, mayo de 2015). Para obtener más información al respecto y solicitar copias, visite Amazon, Barnes & Noble u otras librerías líderes.




Los poderes públicos abrazan la pobreza

Los poderes públicos abrazan la pobreza

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

El Perú se empeña en incrementar la pobreza y en sacrificar parte importante de su población en aras de la ideología y la búsqueda del poder político.

Después de haber parado varios proyectos mineros y en plena crisis económica derivada de la pandemia de coronavirus, cuando más necesitamos prender motores de la economía y recuperar el crecimiento económico, ambos poderes del Estado, el Ejecutivo y el Legislativo, han dado increíbles muestras de irresponsabilidad recusando el fortalecimiento del sector minero.

Primero, el Ejecutivo, claudicó vergonzosamente ante el gobernador de Arequipa parando el desarrollo del proyecto de Tía María, y ahora, hace pocos días, eliminando la promoción del desarrollo minero en la presentación del primer ministro Martos ante el Congreso. Por su parte, el Legislativo, expresó con muchas declaraciones de los congresistas y con el voto en contra del gabinete Cateriano su rechazo al desarrollo minero.

Esto seguramente inhibirá al país de retomar la senda del crecimiento económico y reducir la pobreza que está pasando de 20 a 30% de la población como consecuencia de las medidas tomadas por el gobierno para combatir la pandemia.

Con una caída del PBI del orden de 15 a 20% el 2020, necesitamos crecer a la mayor velocidad posible y recuperar, cuanto antes, el nivel de ingresos pre covid. Eso solo es posible promoviendo la inversión pública y privada, especialmente en proyectos de infraestructuras y, muy especialmente, en minería, por su gran impacto en el crecimiento, el encadenamiento con otros sectores y la generación de recursos fiscales. Máxime, si como en estos días las cotizaciones de los metales son tan favorables: el oro ronda los US$ 2,000 la onza, la plata US$ 24 la onza, el zinc US$ 2,400 la tonelada y el cobre US$ 3 la libra. Ver tabla de la evolución del precio del cobre durante los últimos seis meses:

Fuente: Financial Times

No nos olvidemos del consejo de Antonio Raimondi:

Ver en Lampadia: Aprovechemos nuestros recursosDad tregua a la política.

En el Perú estamos haciendo exactamente lo contrario, estamos privilegiando la política versus el desarrollo y la lucha contra la pobreza.

Durante los primeros años del siglo, hasta el inicio del gobierno nacionalista de Ollanta Humala, supimos aprovechar las oportunidades que el mundo global nos dio con el súper ciclo de los commodities y el incremento de la liquidez internacional. Así, pudimos bajar la pobreza de 60 a 20%, disminuir la desigualdad, crear una importante clase media, fortalecer las finanzas públicas y llevar la inversión el empleo y la mejora de los ingresos a las regiones.

Con qué autoridad moral, funcionarios del Estado como el presidente de la República y los congresistas, que están para buscar el bienestar general, pueden frenar las inversiones y condenar a millones de peruanos a una situación de postración.

No podemos desaprovechar las nuevas oportunidades que nos ofrece la economía global. No podemos dejar de crecer y bajar la pobreza, teniendo cómo hacerlo. Dejar de lado esta oportunidad es un crimen difícil de calificar. Lampadia




El Perú con la App incorrecta

El Perú con la App incorrecta

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Exclusivo para Lampadia

La empresa privada es la célula económica de toda sociedad. Allí se desarrolla y fructifica la otra gran fuerza motriz que es el trabajo. Ambas generan la riqueza, los tributos y la innovación. El ánimo de lucro y el trabajo, ensamblados en esta unidad nos proveen de bienes, servicios e innovación que a lo largo de siglos ni reyes, emperadores o burócratas del Estado contemporáneo hubieran podido proveer. La competencia entre ellas genera a su vez el bienestar social.

OCCIDENTE y la CHINA

Desde el siglo XVIII en adelante, occidente, siguiendo la terminología de Niall Ferguson, descargó la App correcta y liberó estas fuerzas de la economía desatando las ataduras de la sociedad de gremios, corporaciones, estamentos y privilegios que existía anteriormente, permitiendo que, en un escenario de libertad económica, respeto a la propiedad y al orden jurídico, occidente tome el liderazgo del mundo, dejando atrás a la China, que hasta entonces tenía el mayor PBI mundial.  Más de dos siglos después, a partir de los años 70 del siglo pasado, Deng Xiao Pin, entendió que la China tenía también que descargar la App correcta y liberó esas mismas fuerzas, permitiendo en lo económico (aunque no en lo político) que las empresas pasen a ser la célula económica de esa sociedad. Casi 50 años después, coronavirus al margen, la China ha recuperado la hegemonía económica mundial y sus empresas ya no solamente han permitido superar la miseria y hambruna de la revolución cultural de Mao, sino que hoy cotizan en las bolsas del mundo, le prestan al mundo y están en los cinco continentes en todos los sectores de la economía.

Las sociedades que en contra de la evidencia de la historia creen que el Estado es la célula económica de la sociedad, no cuentan en la economía global.

EL PERU y la App correcta

En el Perú, en los años 90, se liberaron las fuerzas empresariales avanzando en la reducción de las barreras mercantilistas que impedían la competencia en muchos sectores de la economía: telecomunicaciones, transporte, industria, banca, educación, entre otros. Se permitió el desarrollo de actividades que habían sido absorbidas por el Estado y en las cuales no existía inversión privada: minería, hidrocarburos, electricidad, etc. Se redujo el Estado limitando su intervención con reglas tan sencillas como la simplificación administrativa, la reducción de registros y licencias, la presunción de veracidad y el silencio administrativo que corrige el ocio de la burocracia. Todo esto mostraba a un país que aplicó la App correcta y que comenzó a borrar de su lenguaje económico a la hiperinflación, el déficit fiscal y que, a lo largo de 30 años fue reduciendo la pobreza y el subdesarrollo. Sólo los inmunes a la data podrían negar tal evidencia.

El Perú había decidido convertir a la empresa en su célula económica esencial y gozaba de los beneficios de esta decisión.

LA App SE COLGO

Sin embargo, al igual que sucede con las Apps que descargamos en los computadores o los teléfonos celulares, las Apps para que nos sirvan deben usarse y necesitan actualizaciones.

Con el pretexto de las actualizaciones de una App que el propio Toledo reconocía como valiosa, se fue abriendo paso al retorno del Estado durante su gobierno, aunque se avanzó también en la libertad económica con los tratados de libre comercio. La arcaica noción de justicia social de Alan García pudo más que su tardío convencimiento en los beneficios del libre mercado y sus compañeros comenzaron a tejer las ataduras en lo laboral, en lo ambiental y en lo cultural durante su administración, resurgiendo también el mercantilismo de los 80s con las empresas favorecidas por la “llamadita presidencial”.  Humala, aunque no descartó la App como le aconsejaban sus financistas de Caracas y Sao Paulo, la terminó de colgar porque en su procesador el Estado es la célula económica de la sociedad y no la empresa.

EL PERU QUERIA SU APP 2.0

En las elecciones del 2016 los peruanos le dijeron a su clase política que querían una App actualizada, una versión 2.0, qué de más prestaciones, más beneficios, que sea más amigable con el usuario. Y así votaron. Para el Congreso y para el Ejecutivo.

Sin embargo, ni PPK ni KF entendieron el mensaje y dejaron de lado la App y también el poder, curiosa paradoja, haciendo que quienes no creen en esta App y quieren al Estado como protagonista de nuestra economía tomen el mando. No hacía falta llamarlos, están allí, minando el Estado desde inicios de este siglo como asesores, directores generales, consultores, vice ministros, presidentes regionales, directores departamentales, directores de empresas estatales y ahora ministros.

El Perú nunca tuvo la App 2.0 por la que votó.

La PANDEMIA con la App incorrecta.

En los tiempos de PANDEMIA, no solamente hemos dejado de tener la App conectada y el Estado mediante Decretos de Urgencia, Estados de Emergencia, Cuarentenas, Aislamientos y Emergencias Sanitarias controla la vida política, social y económica del país, convirtiéndose en su célula metastásica omnipresente, sino que el tejido empresarial que queda, de todo tamaño, se halla bajo fuego abierto, ataque y amenaza constante de parte del propio Estado, sus aliados de turno y los enemigos de siempre.

  • Primero fueron los enemigos grandes, con los cuales funciona la falacia del enemigo, como las AFPs o los bancos, a quienes se puede atacar con la tasa de interés, las comisiones, la poca rentabilidad o mil razones en las cuales, dicha sea de paso, también ellas contribuyen.
  • Luego fueron las Grupos Económicos y su riqueza, siempre apetecida por el Estado y aquellos que lo fagocitan.
  • Siguió su gremio más representativo, al cual las inclinaciones reverenciales de su presidenta no le sirvieron para impedir el ataque sostenido de los agentes libres del gobierno o de los enemigos de siempre.
  • Siguieron las empresas mineras a quienes se satanizó por trabajar y traernos divisas en medio de la cuarentena o las telcos por mantenernos comunicados a través de call centers.
  • Luego fueron las farmacias (cuya concentración las hace vulnerables) por el precio de los genéricos incrementado por la excesiva demanda de los ciudadanos ansiosos. El show sobre esto ha sido velasquista, de los tiempos de Sinamos y la tarjeta de racionamiento de la leche, el azúcar y el arroz.
  • Después han sido los centros educativos privados cuya estructura de costos ha sido manoseada y a los que se les imponen precios y con lo cual se destruye la inversión privada en educación.
  • También lo han sido las empresas que en la parálisis tuvieron que ir a la suspensión perfecta de sus labores, a las cuales el Ministerio de Trabajo con sus marchas y contramarchas en la regulación de esta materia ha dejado sin piso.
  • Luego han sido los chifas, los restaurantes de menú y hasta las bodegas de la esquina, a las cuales, la dictadura de los protocolos impuesta por este gobierno y las autoridades sanitarias no les han permitido funcionar y que los gobiernos locales, sin App, ni sentido común, persiguen y cierran para conseguir un titular o un comentario elogioso de la presentadora televisiva de la noche.
  • El ataque no cesa. Luego han sido los peluqueros que no pueden abrir sus puertas o las farmacias, ferreterías o consultorios profesionales que no podían atender.
  • En este fuego abierto contra la empresa, el Congreso también tiene su papel. Ataca los interese con lo cual nos dejará un sistema financiero concentrad y sin microfinanzas. Ataca a las clínicas, con lo cual no habrá salud privada. Ataca a la vivienda al congelar los arrendamientos.
  • Finalmente somos todos los que hacemos empresa, micro, pequeña, mediana o grande, ya que si quienes gobiernan o legislan no creen que la economía la hacemos las empresas, solo es cuestión de tiempo que el ataque llegue a nuestras puertas.

Lo cierto es que el Perú desactivó la App que le trajo prosperidad y que le dio al Estado los recursos que el BCR ha prestado para la reactivación, ya que la idea de los créditos reactivadores viene de esta Institución y no del gabinete.

El Perú será entonces una sociedad que no cuente en la economía global si permite que las empresas dejen de ser su célula económica básica.

No lo permitamos. Exijamos seguir contando con nuestra App correcta. Lampadia




¿El futuro es como se piensa?

¿El futuro es como se piensa?

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Exclusivo para Lampadia

Muchos autores han dedicado sus esfuerzos a pensar e imaginar el futuro a lo largo de la historia. Muchos más han seguido estas reflexiones o por lo menos las han visto por natural curiosidad frente al destino que nos depara.

Las Profecías de Nostradamus deben ser lo más conocido en este ámbito y particularmente las interpretaciones de cada una de ellas frente a grandes acontecimientos de nuestra historia mundial.

En tiempos más recientes, los que leyeron al politólogo estadounidense Francis Fukuyama, creyeron que era posible el fin de la historia, entendida como el conflicto permanente de ideologías, y que se había producido el triunfo de las ideas de la libertad, de la democracia liberal sobre el comunismo. Pocos años después, el auge político global de la China, el fundamentalismo islámico, las amenazas bélicas de Nor Corea, el chavismo en Venezuela con sus irradiaciones en Latinoamérica y España, entre otras experiencias, desbarataron la tesis.

Los que leyeron en la década pasada a Yuval Harari, pensaron que era posible que las tres grandes amenazas de la supervivencia del pasado humano hubieran sido vencidas: la peste, la hambruna y la guerra. Creyeron, a renglón seguido, que el ser humano estaba ante un nuevo reto: dejar de ser Sapiens para pasar a ser Deus.

Fuera del espacio mundial, en el ámbito latinoamericano, los que escucharon a Ricardo Lagos, ex presidente de Chile, pensaron al igual que él “que la globalización había llegado para quedarse” y que esta era como el invierno: “inevitable y solo quedaba prepararse frente a él”.

La historia, que no tuvo fin en 1989 con la caída del muro del Berlín, parece demostrar, una vez más, que el futuro es más caprichoso e impredecible. Esta vez es la crisis del Covid 19 (Corona Virus) la que nos da evidencias de ello.

El temor de millones de ciudadanos en el mundo a ser contagiado por el Covid 19 que los obligan a aislarse en sus casas, la alarmante curva de ascenso de los casos, las miles de lamentables muertes de las cuales no se libra nuestro país, entre otras consecuencias de esta pandemia, han demostrado que las enfermedades, la peste en los términos de Harari, pueden seguir siendo una amenaza para la sobrevivencia humana y que el hombre, antes de pretender tremendos desafíos, deberá seguir luchando por su sobrevivencia como especie.

Al mismo tiempo, esta crisis va a poner en entredicho la inevitabilidad y la conveniencia de la   globalización. La globalización ha hecho más pequeño y cercano el mundo, había destruido barreras, tendió puentes donde antes había aduanas y barricadas. Sin embargo, para algunos, a pesar de las ventajas de tener un mundo global, esta crisis será vista como hija de la globalización, especialmente porque los países que primero cerraron sus fronteras son los que mejor han contenido la propagación del virus y porque al final, hasta las sociedades más globales han tenido que encerrarse para contenerlo.

El COVID 19 no solo está matando a nuestros semejantes y destruyendo la economía global donde todos empobrecerán. Ha puesto en entredicho algunas evidencias o certezas que habíamos convertido en premisas para pensar en el futuro. Ha abierto una grieta de duda sobre algunos de los que considerábamos los cimientos del futuro.

El reto que nos plantea esta crisis es, por lo tanto, mucho mayor de lo que se cree.

Comienza en la efectividad de las medidas de contención sanitaria para aminorar su impacto humano y continúa con las medidas gubernamentales y privadas que se tengan que adoptar para distribuir el grave impacto económico de esta crisis.  Luego de ello, habrá que buscar con detenimiento, con instrumentos científicos, sin intereses nacionales de por medio, con objetividad y con honestidad, las causas de esta pandemia y de su propagación, para revisar, también sin prejuicios y sin anteojeras, cuanto se han afectado lo que para muchos ya eran los cimientos del futuro de nuestro mundo.

La repuesta frente a la crisis también va a contar a la hora de entender sus consecuencias globales. Desde nuestra particular perspectiva, si la respuesta es egoísta, pequeña, comarcal, en nada va a ayudar a sostener un mundo global que tantos beneficios nos ha traído. Sí, por el contrario, es propiamente global, solidaria, interdependiente y de cooperación, podrá seguir sosteniendo la fe en ese mundo abierto, de todos y con valores compartidos comunes. Veremos qué sucede.

Mientras tanto, concentrémonos en la urgencia sanitaria y colaboremos a evitar la infestación. Una buena medida puede ser leer esta columna y tantas otras de Lampadia, ahora que hay más tiempo para no quedarse solamente en el título y el like. Lampadia




El encanto del déficit fiscal monetizado, y sus límites

Project Syndicate
Oct 28, 2019 
NOURIEL ROUBINI
Glosado por
Lampadia

NUEVA YORK – Una nube de preocupación sobrevoló este mes la reunión anual del Fondo Monetario Internacional. La economía global atraviesa una desaceleración sincronizada, y hay diversas contingencias que de concretarse podrían llevar a una recesión declarada. Algunos riesgos que deberían preocupar a inversores y autoridades económicas incluyen: una nueva escalada de la guerra comercial y tecnológica sino-estadounidense; un conflicto militar entre Estados Unidos e Irán, que repercutiría en todo el mundo; y lo mismo en caso de un Brexit “duro” o de un choque entre el FMI y el próximo gobierno peronista en Argentina.

Pero algunos de estos riesgos pueden perder fuerza con el tiempo. Estados Unidos y China llegaron a un entendimiento tentativo para un acuerdo comercial parcial en “fase uno”, y Estados Unidos suspendió una ronda de aranceles que debía entrar en vigor el 15 de octubre. Si las negociaciones continúan, es posible que también se pospongan o suspendan dañinos aranceles a bienes de consumo chinos previstos para el 15 de diciembre. Además, hasta ahora Estados Unidos se abstuvo de responder en forma directa a actos recientes atribuidos a Irán: el derribo de un dron estadounidense y el ataque contra plantas petroleras sauditas. Es indudable que el presidente estadounidense Donald Trump es consciente de que un encarecimiento del petróleo derivado de un conflicto militar perjudicaría seriamente sus posibilidades de reelección en noviembre del año entrante.

El Reino Unido y la Unión Europea alcanzaron un acuerdo tentativo para un Brexit “blando”, y el Parlamento británico tomó medidas al menos para evitar un abandono de la UE sin acuerdo. Pero el culebrón continuará, probablemente con otra extensión del plazo para el Brexit y un llamado a elección general en algún momento. Finalmente, en Argentina, suponiendo que el nuevo gobierno y el FMI ya reconozcan que se necesitan, de la amenaza de destrucción mutua asegurada podría pasarse a una solución negociada.

En tanto, los mercados financieros vienen reaccionando en forma positiva a la desescalada de riesgos globales y a la ampliación de la política monetaria expansiva por parte de algunos bancos centrales importantes, entre ellos la Reserva Federal de los Estados Unidos, el Banco Central Europeo y el Banco Popular de China. Pero todavía es sólo cuestión de tiempo antes de que se produzca un shock que provoque una nueva recesión, posiblemente seguida de crisis financiera, por la gran acumulación de deuda pública y privada en todo el mundo.

¿Qué harán las autoridades cuando eso suceda? Hay cada vez más consenso en que su poder de fuego será limitado. El déficit fiscal y la deuda pública ya están en niveles altos en todo el mundo, y la política monetaria se acerca a su límite. Japón, la eurozona y unas pocas economías avanzadas más pequeñas ya tienen tasas de referencia negativas, y todavía llevan adelante una política de flexibilización cuantitativa y crediticia. Incluso la Fed está bajando las tasas e implementando un programa de FC indirecta, a través de su política de apoyo a los mercados de préstamo de títulos a corto plazo (“repo”).

Pero sería ingenuo pensar que las autoridades permitirán que una ola de “destrucción creativa” liquide a cada empresa, banco y entidad soberana “zombis”. Antes bien, estarán bajo intensa presión política en pos de evitar una depresión plena y el inicio de una deflación. De modo que, en cualquier caso, otra desaceleración alentará políticas más “alocadas” y heterodoxas que las que hemos visto hasta ahora.

De hecho, voces de todo el espectro ideológico están convergiendo hacia la noción de que en la próxima desaceleración, un aumento del déficit fiscal financiado mediante su monetización semipermanente será inevitable, e incluso deseable. Desde la izquierda, los proponentes de la “teoría monetaria moderna” sostienen que cuando hay capacidad económica ociosa, la monetización de un aumento permanente del déficit fiscal es sostenible, porque no hay riesgo de inflación descontrolada.

Según esta lógica, el Partido Laborista del RU propuso una “FC para el pueblo”, por la que el banco central emitiría dinero para financiar transferencias fiscales directas a las familias, en vez de a banqueros e inversores. Otros, incluidos economistas más convencionales como Adair Turner, expresidente de la Autoridad de Servicios Financieros del RU, proponen “arrojar dinero desde el helicóptero”: transferir efectivo en forma directa a los consumidores con déficit fiscal financiado por el banco central. Y otros, como el exvicepresidente de la Fed Stanley Fischer y sus colegas en BlackRock, propusieron la creación de un “mecanismo fiscal permanente para emergencias”, que permita al banco central financiar un gran déficit fiscal en caso de recesión profunda.

Pese a las diferencias en terminología, todas estas propuestas son variantes de la misma idea: que el banco central monetice un aumento del déficit fiscal para estimular la demanda agregada en caso de recesión. Para entender este futuro posible, basta pensar en Japón, cuyo banco central en la práctica está financiando un importante déficit fiscal y monetizando un alto cociente deuda/PIB mediante una tasa de referencia negativa, una FC a gran escala y una meta del 0% para el rendimiento de los títulos públicos a diez años.

¿Serán esas políticas realmente eficaces para detener y revertir la próxima recesión? En el caso de la crisis financiera de 2008, que se produjo como consecuencia de un shock negativo de la demanda agregada y una contracción crediticia que afectó a agentes faltos de liquidez pero solventes, un estímulo monetario y fiscal masivo y el rescate del sector privado tenían sentido. Pero ¿qué ocurre si la próxima recesión se produce como consecuencia de un shock negativo permanente de la oferta que provoque estanflación (freno al crecimiento con aumento de inflación)? Que no es otro el riesgo implícito en una desconexión comercial entre Estados Unidos y China, el Brexit o la presión alcista persistente sobre el precio del petróleo.

La expansión fiscal y monetaria no es una respuesta adecuada a un shock de oferta permanente. La adopción de esa clase de políticas en respuesta a los shocks petroleros de los setenta produjo inflación de dos dígitos y un aumento marcado y peligroso de la deuda pública. Además, si como resultado de una desaceleración algunas corporaciones, bancos o entidades soberanas quedan insolventes (no sólo faltas de liquidez), no tiene sentido mantenerlas con vida. En esos casos, hacer a los acreedores partícipes del rescate (mediante reestructuraciones y quitas de deudas) es más adecuado que un rescate “zombificador”.

En síntesis, una monetización semipermanente del déficit fiscal en caso de otra desaceleración puede, o no, ser la respuesta adecuada de las autoridades. Todo depende de la naturaleza del shock. Pero como a las autoridades se las presionará para que hagan algo, que se adopten medidas “alocadas” será inevitable. La cuestión es si harán más mal que bien a largo plazo.

Traducción: Esteban Flamini

Nouriel Roubini, Professor of Economics at New York University’s Stern School of Business and CEO of Roubini Macro Associates, was Senior Economist for International Affairs in the White House’s Council of Economic Advisers during the Clinton Administration. He has worked for the International Monetary Fund, the US Federal Reserve, and the World Bank.




¿Por qué algunas economías emergentes superan al resto?

Las economías emergentes son el motor del crecimiento para la economía global, pero no todas crecen de igual manera. Algunas han logrado un rápido crecimiento durante períodos prolongados, lo suficiente como para cerrar una parte de la brecha que tienen con las economías avanzadas. Sin embargo, otros países están lejos de lograrlo.

¿A qué se debe esto? En el informe Outperformers: Las Economías Emergentes de Alto Crecimiento y las empresas que los impulsan, el McKinsey Global Institute analiza el historial a largo plazo de 71 economías en desarrollo para identificar a los outperformers y encuentra dos factores clave que ayudan a explicar su alto desempeño:

  1. Una agenda de políticas públicas a favor del crecimiento de la productividad, los ingresos y la demanda, que ha impulsado un crecimiento económico excepcional
  2. El rol que han desempeñado las grandes empresas en el impulso de ese crecimiento

Para entender bien el informe, hay que mencionar que McKinsey analizó las principales 71 economías emergentes (incluyendo el Perú) y se definieron como realmente exitosas aquellas que habían logrado incrementar su PBI per cápita en más de 3.5% anual durante los últimos 50 años, o en más de 5% anual durante los últimos 20 años. Cabe añadir que ningún país de América Latina logro clasificar como economías “realmente exitosas”.

Entonces, en primer lugar, los que tienen un mejor desempeño desarrollan una agenda pro crecimiento en los sectores público y privado con el objetivo de aumentar la productividad, los ingresos y la demanda. Los pasos para impulsar la acumulación de capital son una característica común, al igual que mayores conexiones con la economía global. Los gobiernos de estos países han tendido a invertir en la construcción de competencias, son ágiles y abiertos a la experimentación regulatoria y están dispuestos a adaptar las prácticas macroeconómicas globales a los contextos locales.

En segundo lugar, según McKinsey, las grandes empresas competitivas son quienes impulsan a las economías con mejor desempeño. En promedio, las economías con estas condiciones tienen el doble de empresas con ingresos de más de US$ 500 millones que otras economías emergentes. Sus ingresos en relación con el PBI casi se triplicaron, del 22 % entre 1995 y 1999 al 64 % entre 2011 y 2016 y su contribución de valor agregado al PBI aumentó del 11 % al 27 % en el mismo período, el doble entre los pares de la economía en desarrollo. Estas empresas aportan beneficios de productividad al invertir en activos, I + D y capacitación laboral, lo que genera efectos secundarios para las empresas más pequeñas. Las grandes empresas, a su vez, se benefician de los bienes y servicios intermediarios que las compañías más pequeñas proporcionan a través del ecosistema de la cadena de suministro.

La competencia y el liderazgo impulsado en el sector privado son características clave de estas economías. Menos de la mitad (45 %) de las empresas que alcanzan el quintil más alto de generación de ganancias económicas logran permanecer allí durante una década, en comparación con el 62 % en las economías de ingresos altos.

Este entorno doméstico competitivo ha generado jugadores globales innovadores cuyo rendimiento total para los accionistas es de ocho a diez puntos porcentuales más alto que sus pares de altos ingresos. Obtienen el 56 % de sus ingresos de nuevos productos y servicios, 8 % más que sus pares de la economía avanzada y son 27 % más propensos a priorizar el crecimiento en el extranjero.

Según McKinsey, extender el éxito de las empresas con mejor desempeño a todas las demás economías emergentes podría agregar US$ 11 mil millones a la economía global para 2030. La automatización y el libre comercio, junto con otras tendencias globales, presentan nuevas oportunidades. Existen amplias perspectivas de crecimiento en los servicios, un motor tradicional de empleo y en la manufactura, que también puede estimular la demanda y la productividad en otros sectores.

¿Qué sucede en el Perú?

El Perú quedó clasificado como un país que se está acelerando muy recientemente (very recent accelerator). No cuenta con ningún indicador en verde, sino mayormente en amarillo y naranja (como se ve en el cuadro inferior), como índice de PBI per cápita, de innovación global e índice de conexión MGI. Sin embargo, es más importante aún notar el indicador en rojo (negativo): efectividad del gobierno.

Como afirma Julio Luque, Presidente de IPAE Acción Empresarial, en su columna El aporte de las grandes empresas a la prosperidad de los países, “Lamentablemente, en el Perú llevamos años haciendo exactamente lo contrario, con el agravante que aquí las diferencias de productividad entre empresas grandes y pequeñas son bastante más marcadas que en otros países. Comparada con las grandes, la productividad de una microempresa es de tan solo 6%, la de una pequeña empresa 16% y la de una empresa mediana, 50%. Sin embargo, seguimos legislando y regulando para restarle competitividad a nuestras grandes empresas. La absoluta inflexibilidad laboral, los altos costos no salariales, el reciente paquetazo tributario o el proyecto para limitar las fusiones y adquisiciones son solo una muestra de la consistencia con la cual nuestra clase política mira con temor y desconfianza el avance de nuestras grandes empresas. Como el citado estudio de McKinsey demuestra, las grandes empresas, lejos de ser el problema, son la solución para aumentar la productividad y, en consecuencia, los ingresos de los trabajadores. No sigamos disparándonos a los pies y adoptemos políticas que ya han demostrado en otros países su capacidad para generar prosperidad para todos.”

Esperamos que esto ayude a que los hacedores de políticas impulsen una agenda pro crecimiento y la competencia entre las grandes empresas, para que así el Perú supere los promedios de crecimiento en los próximos diez años. Lampadia




Nouriel Roubini: Blockchain y Bitcoin son las mayores estafas del mundo

Nouriel Roubini: Blockchain y Bitcoin son las mayores estafas del mundo

El Blockchain, más conocido por ser la magia que está detrás de Bitcoin, es constantemente alardeado como una tecnología revolucionaria y democratizadora. Pero Nouriel Roubini, el economista que predijo el colapso financiero de 2008, afirma que es “una de las tecnologías más sobrevaloradas de la historia”.

La semana pasada, el profesor y economista global de la Universidad de Nueva York testificó delante del Comité Senatorial de Bancos del Senado de EEUU que bitcoin y blockchain representan una amenaza importante para la estabilidad del mercado financiero. Dijo que las criptomonedas como Bitcoin son la madre de todas las estafas y burbujas. Siguió esa afirmación llamando a blockchain, la tecnología que su utiliza para los Bitcoin, “la tecnología más exagerada y menos útil de la historia humana”.

Hace unos días, Roubini reforzó sus afirmaciones en una columna publicada en Project Syndicate en la que dijo que blockchain ha prometido curar los males del mundo a través de la descentralización, pero es “solo una artimaña para quitarles a los inversionistas minoristas su dinero real ganado con tanto esfuerzo”.

Afirmó que es poco probable que blockchain elimine la necesidad de intermediarios en las transacciones financieras y es poco probable que reemplace algunos de los sistemas existentes utilizados por los bancos. “No hay institución alguna bajo el sol (banco, corporación, organización no gubernamental u organismo público) dispuesta a poner su balance o su registro de transacciones, negocios e interacciones con clientes y proveedores en sistemas de registro públicos, descentralizados, horizontales (peer to peer) y accesibles a cualquiera sin permisos.”, escribió Roubini. “No hay ninguna razón valedera para registrar en forma pública información privada que es sumamente valiosa”.

Roubini es conocido por haber sido uno de los pocos economistas que predijeron la crisis financiera de 2008. Sin embargo, después de presenciar la caída de valor de bitcoin durante el año pasado, Roubini dijo que las criptomonedas representan a la madre de todas las burbujas del mercado, “especialmente para las personas con una educación financiera nula, personas que no pueden distinguir la diferencia entre acciones y bonos”.

Ver artículo líneas abajo:

La gran mentira del blockchain

Project Syndicate
Oct 15, 2018
Nouriel Roubini
Glosado por Lampadia

Con la reducción del valor del bitcóin en alrededor de un 70% respecto del pico alcanzado a fines del año pasado, estalló la madre de todas las burbujas. Más en general, las criptomonedas han ingresado a un no tan críptico apocalipsis. El valor de las líderes, como Ether, EOS, Litecoin y XRP, se redujo en todos los casos más de 80%, miles de otras monedas digitales se derrumbaron entre un 90 y un 99%, y las restantes quedaron expuestas como simples fraudes. No debería sorprender a nadie: cuatro de cada cinco “ofertas iniciales de monedas” (ICO, por la sigla en inglés) fueron estafas desde el primer momento.

Enfrentados al espectáculo público de la debacle del mercado, los impulsores de la tecnología huyeron al último refugio del cripto-sinvergüenza: la defensa del “blockchain”, el software de registro de transacciones distribuido en el que se basan todas las criptomonedas. Se lo proclamó como la posible solución de todo, desde la pobreza y el hambre hasta el cáncer, pero en realidad, es la tecnología más híper-promocionada (y menos útil) de la historia de la humanidad.

En la práctica, el blockchain no es más que una hoja de cálculo con título de nobleza. Pero se ha vuelto sinónimo de una ideología libertaria que trata a gobiernos, bancos centrales, instituciones financieras tradicionales y monedas del mundo real como malvadas concentraciones de poder que es preciso destruir. El mundo ideal de los fundamentalistas del blockchain es uno donde toda actividad económica e interacción humana estaría sujeta a una descentralización anarquista o libertaria; donde la totalidad de la vida social y política acabaría en registros públicos, presuntamente accesibles a cualquiera (sin necesidad de permisos) y confiables en sí mismos (sin necesidad de intermediarios creíbles, por ejemplo, bancos).

Pero en vez de iniciar una utopía, el blockchain ha generado una forma muy familiar de infierno económico. Unos pocos actores interesados, hombres y blancos (pues prácticamente no hay mujeres ni representantes de minorías en el universo del blockchain), haciéndose pasar por mesías de las masas empobrecidas, marginadas y no bancarizadas del mundo, pretenden haber creado de la nada miles de millones de dólares de riqueza. Pero basta considerar la masiva centralización del poder de las criptomonedas en sus “mineros”, plataformas de intercambio, desarrolladores y dueños de riqueza para ver que el blockchain no tiene nada que ver con la descentralización y la democracia, y sí con la codicia.

Por ejemplo, un pequeño grupo de empresas (en su mayoría situadas en bastiones de la democracia como Rusia, Georgia y China) controlan entre dos tercios y tres cuartos de toda la actividad de criptominería, y todas suben rutinariamente los costos de transacción para aumentar sus abultados márgenes de ganancias. Al parecer, los fanáticos del blockchain pretenden que confiemos en cárteles anónimos no sujetos a legalidad alguna, en vez de bancos centrales e intermediarios financieros regulados.

Algo similar se ha dado con el comercio de criptomonedas. Hasta el 99% de todas las transacciones se realiza a través de plataformas de intercambio centralizadas que son blanco de “hackeo” en forma periódica. Y a diferencia del dinero real, una vez hackeadas, las criptomonedas se pierden para siempre.

Además, la centralización del desarrollo de criptomonedas (por ejemplo, los fundamentalistas otorgaron al creador de Ethereum, Vitalik Buterin, el título de “dictador benevolente vitalicio”) ya desmintió aquello de que “el código es ley”, como si el software en el que se basan las aplicaciones de blockchain fuera inmutable. Lo cierto es que los desarrolladores tienen poder absoluto para actuar como juez y jurado. Cuando alguno de sus seudo- contratos “inteligentes” (y llenos de errores) falla y se produce un hackeo a gran escala, se limitan a cambiar el código y “bifurcar” (fork) la moneda que fracasó para convertirla en otra por obra de mero arbitrio, lo que revela que todo el sistema “confiable” era indigno de confianza desde el inicio.

Finalmente, en el criptouniverso la riqueza está incluso más concentrada que en Corea del Norte. Usando el coeficiente Gini (donde 1,0 quiere decir que una sola persona controla el 100% de los ingresos o la riqueza de un país), la puntuación de Corea del Norte es 0.86; el bastante desigual Estados Unidos tiene un 0.41; y la puntuación de Bitcoin es nada menos que 0.88.

Debería quedar claro que la pretensión de “descentralización” es un mito propagado por los seudo-multimillonarios que controlan esta seudo-industria. Ahora que los inversores minoristas que entraron engañados al mercado de criptomonedas perdieron hasta la camisa, los vendedores de humo que quedan están sentados sobre pilas de riqueza falsa que desaparecerán al instante en cuanto intenten liquidar sus “activos”.

En cuanto al blockchain en sí, no hay institución alguna bajo el sol (banco, corporación, organización no gubernamental u organismo público) dispuesta a poner su balance o su registro de transacciones, negocios e interacciones con clientes y proveedores en sistemas de registro públicos, descentralizados, horizontales (peer‑to‑peer) y accesibles a cualquiera sin permisos. No hay ninguna razón valedera para registrar en forma pública información privada que es sumamente valiosa.

Además, las “tecnologías de registro distribuido” (DLT) corporativas que algunas empresas usan en la práctica no tienen nada que ver con el blockchain. Son sistemas privados, centralizados y mantenidos en una pequeña colección de registros controlados. Para acceder a ellos se necesitan permisos, que sólo se otorgan a personas calificadas. Y tal vez lo más importante, se basan en autoridades confiables que han sentado su credibilidad con el tiempo. Es decir, son “blockchains” sólo de nombre.

Es elocuente que todos los blockchains “descentralizados” terminen convertidos en bases de datos centralizadas y de acceso restringido en cuanto se los pone en práctica. En tal sentido, el blockchain ni siquiera es una mejora respecto de la habitual hoja de cálculo electrónica, que se inventó en 1979.

Ninguna institución seria entregaría jamás la verificación de sus transacciones a un cártel anónimo que operara desde las sombras de las cleptocracias autoritarias del mundo. Por eso no sorprende que cada vez que se hicieron pruebas piloto de sistemas “blockchain” en entornos tradicionales, al final se los descartó o terminaron convertidos en una base de datos privada con acceso restringido: una mera hoja de cálculo Excel o base de datos con otro nombre.

Traducción: Esteban Flamini

 

Nouriel Roubini, a professor at NYU’s Stern School of Business and CEO of Roubini Macro Associates, was Senior Economist for International Affairs in the White House’s Council of Economic Advisers during the Clinton Administration.




Nuevo orden global pos-Trump

La economía global está experimentando una transformación de gran alcance. Esta disrupción está siendo impulsada por cambios en los avances tecnológicos, productividad, riqueza, poder y decisiones políticas de los países. Además, el proteccionismo comercial del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, está causando una fractura cada vez mayor entre EEUU, la primera potencia del mundo, y sus tradicionales aliados.

Las tensiones que están produciendo estos cambios son más evidentes en las crecientes disputas sobre el comercio. Y medidas ponen en jaque el poder geopolítico estadounidense y el sistema de libre comercio internacional que ha contribuido al bienestar económico del mundo.

Como afirma el artículo de Javier Solana (compartido líneas abajo), las consecuencias van más allá del comercio: “Por el mercado global no solo circulan bienes, servicios y capital. También circulan ideas. Esto suscita que la globalización —del mismo modo que la democracia— sea vulnerable a sí misma, al poner a disposición de sus oponentes una serie de herramientas que pueden utilizar para sabotearla.

La verdad es que la guerra comercial entre China y EEUU está causando muchas consecuencias negativas. Recientemente, el Financial Times afirmó que “EEUU y su rival chino están llegando a un punto de batalla. Las otras grandes economías comerciales, particularmente la UE y Japón, están tratando de disuadirlos de un conflicto, ya que sus propias economías están sufriendo daños colaterales. Pero hasta ahora nada ha disuadido al presidente Donald Trump de poner aranceles y amenazar unilateralmente a más de US$ 200 mil millones en importaciones desde China.”

Esto, sin embargo, ha llevado a que entidades como la OMC tengan que verse obligadas a actualizarse. Tal y como afirmó Kishore Mahbubani hace varios años. Él propuso actualizar las instituciones mundiales —Naciones Unidas, las instituciones de Bretton Woods, la OMC— adaptándolas a la ascensión del resto e, igualmente, actualizar el pensamiento de Occidente, “En lugar de tratar constantemente de retener el control del mundo, Occidente debe aprender a compartir el poder. A los asiáticos se les debe permitir dirigir el FMI y el Banco Mundial. Igualmente, los expertos occidentales deben abandonar su condescendencia tradicional al hablar del resto. Las entidades asiáticas emergentes, como China, la India y la ASEAN, deben ser tratadas con más respeto. La India debería ocupar inmediatamente un lugar en el Consejo de Seguridad de la ONU, con el Reino Unido y Francia a un lado.” Ver en Lampadia: EEUU se encierra y China se postula al libre comercio.

Esta situación nos recuerda el último libro de Henry Kissinger, “Orden Mundial”, un análisis integral de la formación de las estructuras internacionales desde la creación del Estado-Nación hasta nuestros días. Dada la importancia actual de China, dedica una buena parte del libro a describir sus fuentes geopolíticas y su posicionamiento. El siguiente pasaje del libro es particularmente interesante:

“Desde la unificación de China como una entidad política el año 221 a.c., su posición al medio del orden mundial estaba tan impregnada en el pensamiento de sus élites, que ni siquiera había una palabra para ello. Solo posteriormente los estudiosos definieron el sistema ‘sinicéntrico’. En este concepto tradicional, China se consideraba a sí mismo el único gobernante del planeta y su emperador era tratado como una figura de dimensiones cósmicas, entre lo divino y lo humano. Su esfera de influencia no era la de un estado soberano a cargo de los territorios bajo su dominio, era más bien vista como: ‘A cargo de todo lo que está debajo del Cielo’, del cual China (el ‘Reino Medio’) era la parte civilizada que inspiraba y mejoraba al resto de la humanidad”. Ver en Lampadia: El Orden Mundial de Henry Kissinger.

Entonces, ¿qué debería hacer EEUU? Como afirma The Economist (compartido líneas abajo), “La estrategia debería dejar espacio para que China crezca pacíficamente, lo que inevitablemente también significa permitir que China extienda su influencia. (…) EEUU y China necesitan cooperar a pesar de su rivalidad. (…) Y la estrategia de EEUU debe incluir el activo que lo separa más claramente de China: las alianzas.”

Lo que el mundo necesita son proyectos de cooperación concretos que produzcan puestos de trabajo y beneficios. Como recalcó Xi Jinping en la cumbre “One Belt, One Road”, “El comercio es un motor importante que impulsa el crecimiento. Deberíamos aceptar al mundo exterior con una mente abierta, defender el régimen comercial multilateral, avanzar en la construcción de áreas de libre comercio y promover la liberalización y la facilitación del comercio y la inversión”.

Eso es exactamente a lo que ambos países deben dirigirse: hacia la convergencia. Lo que se necesita es un verdadero compromiso global. Esto implica que ningún país establezca la agenda mundial y que la gobernabilidad se vuelva más difusa. Esto crea un “orden” mundial multipolar, donde el control de los recursos se concentra en diferentes centros de poder, cuyo peso económico se ve reforzado por los acuerdos comerciales intra-regionales. Lampadia

La impotencia de la primera potencia mundial

Javier Solana
Project Syndicate
Oct 20, 2018 
Glosado por Lampadia

El presidente de la primera potencia global ha dejado bien claro que no alberga ninguna ambición de implicarse en la resolución de nuestros problemas comunes y, desgraciadamente, no es el único que exhibe este tipo de inclinaciones.

Para quienes confiamos en la cooperación internacional como herramienta de progreso por su capacidad de ejercer de necesario complemento de la globalización económica, el debate de la Asamblea General dibujó un panorama desalentador.

Por el mercado global no solo circulan bienes, servicios y capital. También circulan ideas. Esto suscita que la globalización —del mismo modo que la democracia— sea vulnerable a sí misma, al poner a disposición de sus oponentes una serie de herramientas que pueden utilizar para sabotearla. Ante la Asamblea General de la ONU, que pasa por ser el oficioso Parlamento mundial, Trump afirmó sin tapujos que «rechazamos la ideología del globalismo y abrazamos la doctrina del patriotismo». En su discurso, Trump no escatimó elogios hacia otros Estados que siguen su ejemplo, como Polonia.

Que Trump contraponga globalismo a patriotismo es significativo. En realidad, el segundo concepto no está reñido con el primero, y su uso por parte de Trump no busca otra cosa que blanquear las tendencias nacionalistas y nativistas de la actual Administración estadounidense. Esta clase de trampas retóricas pueden cogernos con la guardia baja, sobre todo cuando quien recurre a ellas es un dirigente que tiene la reputación de presentar sus ideas sin edulcorar. Pero es evidente que a la Administración Trump también le preocupa guardar las apariencias.

Las muestras de ello no escasean. En la ONU, Trump trató de aplicar a su política exterior una pátina de coherencia, asegurando que se enmarca en la filosofía del «realismo con principios» (principled realism). El realismo es una teoría de las relaciones internacionales que ensalza el papel central de los Estados, relegando el derecho y las instituciones internacionales a un plano muy secundario. En esta visión del mundo, principios como los derechos humanos no suelen encontrar fácil acomodo, aunque pueden ser utilizados como arma arrojadiza de forma selectiva e interesada. Esto es precisamente lo que hace Trump al criticar la represión del régimen iraní, mientras se abstiene de denunciar estas mismas prácticas cuando se dan en otros países.

Asimismo, Trump proclamó en Nueva York que “América siempre elegirá independencia y cooperación sobre gobernanza global, control y dominación”. Teóricamente, la cooperación no es incompatible con el paradigma realista. Desde este prisma, sería concebible que Estados Unidos tratase de contrarrestar el auge de China reforzando sus alianzas en Asia-Pacífico; fundamentalmente, las que mantiene con Japón y con Corea del Sur. Sin embargo, la Administración estadounidense ha puesto en duda el paraguas de seguridad que proporciona a estos países, a los que ni siquiera ha eximido de su ofensiva comercial (aunque la reciente actualización del acuerdo bilateral con Seúl parece haber calmado las aguas). Este desconcertante comportamiento se ha hecho extensible a otros aliados tradicionales de Estados Unidos, como la Unión Europea, revelando que Trump es extraordinariamente reacio a cooperar. Además, cuando lo hace, no acostumbra a priorizar las alianzas que más se adecúan a los intereses estratégicos de su país.

En lo referente a China, y pese a la relación de amistad que dijo mantener Trump con el presidente Xi Jinping, la diplomacia estadounidense habla abiertamente de competencia. La «guerra comercial» que ambos países están protagonizando, así como algún roce que ya se ha producido en el Mar de la China Meridional, hace pensar que esta competencia puede desencadenar una espiral incontrolable de confrontación. Durante su discurso en la Asamblea General, el ministro de Exteriores chino, Wang Yi, no incidió en la realpolitik que China a menudo promueve, sino que mencionó en nada menos que cinco ocasiones el concepto win-win. Si Trump —junto con el resto de la «internacional nacionalista»— se sigue alejando de esta noción de beneficios mutuos, es de esperar que consiga ralentizar el crecimiento chino, pero también el estadounidense. Además, renunciar a la cooperación multilateral conlleva resignarse a perder batallas como la del cambio climático, una actitud negligente que la Administración Trump ya ha adoptado con absoluto descaro. Vista esta alarmante dejación de funciones, cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿de qué le sirve a un país ser la primera potencia mundial si, ante los grandes retos mundiales, su Gobierno elige condenarse a la impotencia?

China vs América
El final de la convergencia

Cómo las dos súper potencias se volvieron rivales

The Economist
18 de octubre, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

Durante el último cuarto de siglo, el enfoque de Estados Unidos hacia China se basó en la creencia en la convergencia. La integración política y económica no solo haría a China más rica, sino que también la haría más liberal, pluralista y democrática.

Hoy la convergencia está muerta. América ve ahora a China como un rival estratégico, un actor malévolo y un transgresor de las reglas. Este mes, Mike Pence, el vicepresidente, advirtió que China estaba involucrada en una ofensiva “de todo el gobierno”. Su discurso sonó siniestramente como una llamada de corneta temprana en una nueva guerra fría.

Demócratas y republicanos están compitiendo por superarse unos a otros en golpear a China. Al mismo tiempo, China está experimentando su propio cambio de corazón. Los estrategas chinos han sospechado durante mucho tiempo que EEUU ha querido secretamente bloquear el ascenso de su país.

El presidente Xi Jinping ha promovido desde entonces su “sueño chino” de una nación que se destaca en el mundo. Muchos chinos ven a EEUU como un hipócrita que comete todos los pecados de los que acusa a China. El tiempo para esconderse y esperar ha terminado.

EEUU teme que el tiempo esté del lado de China. La economía china está creciendo más de dos veces más rápido que la de Estados Unidos y el estado está invirtiendo dinero en tecnología avanzada, como inteligencia artificial, computación cuántica y biotecnología. Nos guste o no, las nuevas normas que regulan la forma en que las superpotencias se tratarán entre sí se están estableciendo ahora. Por el bien de la humanidad, China y EEUU deben llegar a un entendimiento pacífico. ¿Pero cómo?

Trump y su administración tienen tres cosas correctas:

  1. La primera es que EEUU necesita ser fuerte.
  2. También tiene razón en que EEUU necesita restablecer las expectativas sobre el comportamiento chino. El sistema comercial de hoy no logra evitar que las firmas respaldadas por el estado de China borren la línea entre los intereses comerciales y el interés nacional. El dinero del gobierno subsidia y protege a las empresas cuando compran tecnología de doble uso o sesgan los mercados internacionales.
  3. En tercer lugar, habilidad de Trump para señalar su desprecio por la sabiduría convencional parece haber sido efectiva.

Para lo que viene, sin embargo, Trump necesita una estrategia, no solo tácticas. El punto de partida debe ser promover los valores de Estados Unidos. Cuando Estados Unidos compite con China como guardián de un orden basado en reglas, comienza desde una posición de fortaleza. Pero cualquier democracia occidental que entre en una carrera despiadada hacia el final con China tendrá, y debería, perder.

La estrategia debería dejar espacio para que China crezca pacíficamente, lo que inevitablemente también significa permitir que China extienda su influencia. Esto se debe en parte a que un intento de contención de suma cero puede llevar a un conflicto. Pero también se debe a que EEUU y China necesitan cooperar a pesar de su rivalidad. Los dos países están más entrelazados comercialmente que EEUU y la Unión Soviética alguna vez. Y comparten responsabilidades que incluyen, incluso si Trump lo niega, los intereses ambientales y de seguridad, como en la península coreana.

Y la estrategia de EEUU debe incluir el activo que lo separa más claramente de China: las alianzas. En el comercio, por ejemplo, Trump debería trabajar con la UE y Japón para presionar a China para que cambie. En defensa, Trump no debería abandonar a sus aliados, sino también alentar a viejos amigos, como Japón y Australia, mientras crea nuevos amigos, como India y Vietnam. Las alianzas son la mejor fuente de protección de Estados Unidos contra la ventaja que China obtendrá de su creciente poder económico y militar.

Tal vez era inevitable que China y EEUU terminaran siendo rivales. No es inevitable que la rivalidad lleve a la guerra. Lampadia




El triunfo de la clase media

“En la década de 1830, antes de que comenzara la Revolución Industrial, casi no había clase media. Era la realeza y el campesino. Ahora estamos a punto de tener un mundo mayoritario de clase media”.

Homri Kharas, Director Adjunto de Economía Global y Desarrollo del Brookings Institute

El mundo ha logrado sobrepasar un hito increíble en el desarrollo humano: por primera vez en la historia, más de la mitad de la población mundial forma parte de la clase media.

Entre los grandes triunfos de la humanidad, triunfos que muchas veces se ignoran o se ocultan, tenemos:

  • Por primera vez, la mayoría de la población mundial no es pobre o vulnerable a la pobreza y la clase media representa el grupo económico más grande del mundo.
  • Desde septiembre, alrededor de de 3.8 mil millones de personas son parte de la clase media o clase alta
  • Asia está impulsando el crecimiento de la clase media, ya que las empresas han aumentado la productividad y mejorado la tecnología de la manufactura para ser más rentables con el tiempo
  • Casi 3.6 mil millones de personas son de clase media, definidos como hogares que gastan entre US$ 11-110 por persona por día y el número continúa aumentando
  • Hoy día en el mundo:
    • Cada segundo, una persona escapa de la pobreza extrema
    • Cada segundo, cinco personas entran a la clase media
    • Cada dos segundos, una persona pasa de la clase media a la clase de los más ricos
  • Para 2030, la clase media está en camino de alcanzar los 5.3 mil millones de personas en todo el mundo

En un estudio publicado recientemente, “La expansión sin precedentes de la clase media mundial“, Homri Kharas, Director Adjunto de Economía Global y Desarrollo del Brookings Institute, considera que los hogares de clase media como aquellos que tienen suficientes ingresos discrecionales para:

  • Comprar bienes de mayor valor, como grandes electrodomésticos y vehículos.
  • Pueden darse el lujo de ir al cine o disfrutar de otras formas de entretenimiento
  • Pueden tomar vacaciones.
  • Y están razonablemente seguros de que ellos y sus familias pueden sobrellevar un shock económico, como una enfermedad o un período de desempleo, sin caer nuevamente en la pobreza extrema.

Según esa definición, ajustado al costo de la vida en las distintas regiones del mundo: “Fue solo alrededor de 1985 cuando la clase media llegó a mil millones de personas, aproximadamente 150 años después del inicio de la Revolución Industrial en Europa. Luego tomó 21 años, hasta 2006, para que la clase media llegara a dos mil millones. Gran parte de esto refleja el extraordinario crecimiento de China. Llegar a los tres mil millones en la clase media mundial tomó nueve años. Hoy estamos en camino de agregar otros mil millones en siete años y un quinto mil millones en seis años más, para 2028″.

Los ‘ultra ricos’, a menudo llamados “El uno por ciento” ahora representan el 2.5% de la población mundial. La actual clase media mundial constituye el 48% de la población mundial. Y juntos, representan más de la mitad de la población mundial.

Hace algunos años, The Economist analizó la emergencia de la nueva clase media global, liderada por la China y varios países del Asia. Ellos detectaron que este fenómeno abarcaba a más de 2,500 millones de personas, una evolución paulatina con graduaciones y diferentes niveles de consolidación.

Sin embargo, el crecimiento de la clase media ha sido mucho más explosivo de lo se pudo imaginar. En las últimas décadas, las naciones asiáticas, lideradas por China, han liberalizado sus economías, alejándose de la planificación estatal hacia mercados despolitizados. Si bien los números globales son impulsados por los desarrollos en las economías más grandes del mundo, especialmente en China y la India, se espera que la expansión de la clase media tenga una base amplia, pero se concentre en gran medida en Asia. La gran mayoría (88 %) de los próximos mil millones de personas en la clase media serán asiáticos.

El informe encuentra que es en esta región donde el crecimiento económico ha sido más beneficioso. “Estamos siendo testigos de la expansión más rápida de la clase media, a nivel mundial, que el mundo haya visto… la gran mayoría, casi el 90 % de los próximos mil millones de participantes en la clase media mundial estarán en Asia: 380 millones de indios, 350 millones de chinos y 2,010 millones de otros asiáticos”.

El problema para África, sin embargo, es que la clase media es bastante pequeña en la actualidad, mientras que habrá un “crecimiento sustancial” en la clase media del continente, “la base es tan pequeña que la expansión en el tamaño del mercado es limitada”. Por su lado, un reciente informe de Bill y Melinda Gates dan la alarma de que “décadas de progresos deslumbrantes en la lucha contra la pobreza y la enfermedad pueden estar a punto de estancarse” en África, donde la pobreza extrema se está concentrando fuertemente, particularmente en la República Democrática del Congo y Nigeria. Estos dos países albergarán a más del 40% de pobreza extrema del mundo para el año 2050. Por lo tanto, escribe Gates, reducir la pobreza en África debería ser “la prioridad mundial para las próximas tres décadas”. Ver en Lampadia: Visión de la reducción de la pobreza global al 2030.

Clase media en el Perú

Según el Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (Iedep), entre 2011 y 2017, la clase media pasó de 9’847,000 personas a la cifra de 13’405,000, suponiendo un crecimiento acumulado de 36.1% en menos de 10 años.

Ya hacia el 2011, habíamos tenido un crecimiento notorio de la clase media.

En 2012, publicamos nuestro Libro Blanco de la nueva clase media peruana, donde monitoreamos las distintas publicaciones sobre la nueva clase media peruana.

El rápido crecimiento del PBI en los últimos años dio el impulso necesario para lograr estos resultados. César Peñaranda, director ejecutivo del Iedep, afirmó hace unos meses que “al dinamizarse la economía, aumenta la demanda por empleo a nivel nacional, lo que aumenta la posibilidad de conseguir mejor trabajo y, consecuentemente, ingresos más altos”.

Por lo tanto, una economía activa ayudaría a reducir la pobreza haciendo que personas de este grupo pasen al sector vulnerable y que estos últimos pasen a ser parte de la clase media. Y son esos trabajadores mejor pagados los que pueden mejorar su productividad a través de inversión en educación y salud.

La evolución de la clase media peruana es una de las mejores representaciones del desarrollo reciente del país. Los peruanos necesitamos aprender y difundir las lecciones de nuestro desarrollo social y económico, así como entender los procesos experimentados en otros países, para comprender las relaciones causa-efecto que puedan marcar la dirección de nuestras futuras políticas públicas.

Por eso, para lograr que más personas lleguen a la clase media y prevenir su descenso a la pobreza nuevamente, es necesario retomar la inversión privada y la senda de crecimiento del Perú. No perdamos todos los logros que hemos alcanzado en una década. Tenemos un gran potencial y no podemos desperdiciarlo.

Conclusiones

Según Brookings Institute, si bien los esfuerzos de desarrollo global se centran en elevar a los más pobres del mundo, por cada persona que sale de la pobreza extrema cada segundo, cinco personas entran en la clase media cada segundo. Esto es importante porque la clase media es el motor que impulsa la demanda en la economía global. A nivel mundial, la clase media ya está gastando US$ 35 mil millones anualmente y podría gastar hasta US$ 29 mil millones más en 2030, lo que representa aproximadamente un tercio del crecimiento del PBI proyectado para esa fecha.

Además, los hogares privados representan aproximadamente la mitad de la demanda económica mundial y dos tercios de esa proporción provienen de la clase media. Una clase media en crecimiento significa una economía global más fuerte y una población más grande a la que se dirigirán las empresas de todo el mundo.

El mundo ha llegado a comprender en gran medida que el libre comercio, la globalización y el libre mercado están elevando el nivel de vida. Como afirma Ian Vásquez en su artículo Mundo de clase media, “Que la globalización haya beneficiado en tal magnitud al mundo en desarrollo merece ser celebrado. (…) Hay que destacar el tremendo progreso que está viviendo la humanidad antes de que políticas basadas en relatos falsos lo empiecen a revertir.” La mayoría de personas han migrado hacia mercados despolitizados, mientras que muy pocos, especialmente Venezuela, se han movido hacia el socialismo y la planificación central.

Según Gallup World Poll, una encuesta global, “en la mayoría de países hay una clara correlación entre la suerte de la clase media y la felicidad de la población”. Las familias que entran a la clase media son notablemente más felices que aquellas que están estancadas en la condición de pobres o vulnerables. Contrariamente las personas de los países que reducen su clase media, conllevan altos niveles de estrés personal.

Los buenos líderes verán estos ejemplos y esperamos que elijan sabiamente. Pueden despolitizar los mercados para construir una nación de mayor seguridad económica y prosperidad, o pueden seguir el modelo socialista fallido que ahora está destruyendo la riqueza y los derechos humanos en países como Venezuela.

Por todas estas razones, es alarmante que el gobierno peruano haya abandonado la acción de gobierno y el procurar una mayor prosperidad, para entretenerse en niveles de confrontación política que no llevan a nada bueno. Las fortalezas del Perú están en su clase media, abandonada hoy día a su suerte, en una economía que pierde constantemente oportunidades de consolidación. Señor Presidente de la República, ¿cuándo vamos a dar un golpe de timón hacia el camino del bienestar común? Lampadia

Otros gráficos interesantes:

 




El Augusto Álvarez Rodrich que no conozco

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Lamentablemente, no leo las columnas de AAR, pues ya no es el Augusto que yo conocía en sus épocas de Apoyo, cuando desarrollaba una sólida defensa de nuestro modelo de economía de mercado.

Ayer me pasaron su columna del martes pasado, en la que me regala un supuesto liderazgo, entre varios líderes de opinión, de una supuesta campaña contra los medios de comunicación. Cito:  

Tras la prohibición de la publicidad estatal en medios privados, el fujiaprismo ha pasado a una nueva etapa en el embate contra el periodismo al convocar a la eliminación de la publicidad privada en la prensa incómoda para su interés político, pero cambiando la justificación del ‘mermeleo’ y hasta del ‘terruqueo’ de la ‘ley Mulder’, por la del peligro para el mercado y la democracia.

Pablo Bustamante Pardo, director del blog Lampadia, señala que “Canal N y Poder de Cuarta (sic), de América Televisión, el canal de los Miró Quesada, se ha convertido en enemigo de la economía de mercado y la democracia. Ya es hora de que la pasiva clase empresarial evalúe si son un medio serio, o un arma del enemigo que atenta contra sus clientes”.

(…)

El mensaje de FP a los propietarios de medios es claro: reemplacen a los periodistas incómodos y arreglamos el problema. Es el antiguo método de maten a los mensajeros. Pero ya.

Augusto Álvarez Rodrich
El mensaje es matar a los mensajeros
Fuerza Popular presiona por más cambios en las nóminas periodísticas.
La República, 3 Jul 2018

Algunas observaciones para ilustración de Augusto y de sus lectores:

  • Mis enfrentamientos con los medios que, en mi caprichosa opinión, se han desviado de su rol, viene de mucho tiempo atrás.
  • Por ejemplo, el último impulso para promover la formación de Lampadia, se dio una mañana, hace seis años, en la que un importante periodista de RPP presentó la noticia de la reducción de cuatro puntos de la pobreza en el Perú, diciendo: “Qué escándalo, todavía quedan nueve millones de pobres en el Perú”.
  • Entonces, el 2012, explicaba la iniciativa con los siguientes comentarios:

“Durante los últimos años se ha intensificado el uso de los medios de comunicación para la difusión de información sesgada por razones ideológicas y políticas, o por un total desconocimiento del mercado y la importancia de las inversiones y su crecimiento sostenido.
Este proceso se agrava por dos circunstancias, la falta de información de muchos periodistas y la ausencia, en los medios de comunicación, de líderes de opinión que representen la vanguardia de la economía de mercado.

Esto genera la formación de una conciencia nacional equívoca sobre las políticas públicas que propician la inversión, el crecimiento económico, la reducción de la pobreza y la desigualdad; así como de las relaciones causa-efecto entre dichas variables.

Tenemos que generar corrientes de opinión favorables a la economía de mercado y la inversión privada”.

  • Durante mucho tiempo he hecho todo tipo de esfuerzos para que los medios más importantes capacitaran a sus periodistas sobre temas económicos y las tendencias de la economía global.
  • El 2016, llamé como ‘Poder de Cuarta’ al programa dominical de América televisión, por la escandalosa maniobra política contra uno de los candidatos a la presidencia de la República con una acusación falsa sobre lavado de dinero.

  • Me quejé con directores de Canal N por el cierre del programa de La Hora N, con Jaime de Althaus, que era un foro de alto nivel para el debate de los temas nacionales más importantes.
  • Hace como un año, empecé a llamar la atención sobre el sesgo de ciertos medios que estaban concentrando a sus invitados entre personajes de una clara orientación anti economía de mercado.
  • Hace varios meses le comenté a uno de los directivos de Canal N, mi desazón sobre la selección de invitados en los programas de entrevistas.
  • Posteriormente llegué a enviarle al mismo directivo, una lista de 15 personas que el canal podría invitar, haciendo hincapié en que de los 15, diez escribían cotidianamente en El Comercio, Perú21 y Gestión. Evidentemente, ciudadanos de primera que, sin embargo, Canal N no quería invitar.
  • En los últimos tiempos, especialmente desde el inicio de la crisis política en diciembre pasado, empecé a escribir tuits, quejándome sobre todos estos temas.

Entonces Augusto, puedo afirmar con mucha autoridad moral, que mi opinión sobre la evolución de los medios no tiene nada que ver con ninguna campaña. Gracias a Dios, mis raíces, formación y experiencia, me han permitido generar un criterio propio, que ventilo con toda naturalidad.

¿No será que tu, ahora parte del esfuerzo gregario de promoción de ideas anti mercado, asumes que todos son iguales?

¿Por qué no citas este tuit?: “No se trata de que un medio sea neutral, sino veraz”.

Ver en LampadiaVeracidad antes que Neutralidad

Me conoces hace muchos años, y tienes que saber que yo seguiré tercamente tratando de influir en mi país, con transparencia y con amor, con todo lo que pueda aportar, al mejoramiento de la tierra donde descansan los huesos de muchas generaciones de mis antepasados.

¡Hoy día los medios dejan mucho que desear, y lo repetiré hasta el hartazgo!

Lampadia




Las incertidumbres sobre la economía global

Estamos en días futboleros, la esperanza y la alegría nos embargan, pero los tiempos no son fáciles. Hace pocos días explicamos el riesgo que significa para nosotros, tener tres autócratas como los más importantes líderes globales, Putin, Xi Jinping y Trump. (Ver en Lampadia: El ‘americano feo’ desestabiliza las relaciones económicas del mundo).

Una de las razones más importante que explica la involución de la política global, es justamente el impacto de la revolución tecnológica en los ingresos y en la productividad en los países más ricos, donde, por ignorancia o facilismo, que ha devenido en la ola populista que está destruyendo las estructuras económicas globales.

Líneas abajo compartimos el artículo, del brillante analista económico del Financial Times, Martin Wolf, que se mete de lleno en las incertidumbres alrededor de las interacciones entre tecnología, ingresos y productividad. De paso, Wolf destaca algo que en el Perú debemos aquilatar en su debida medida, la importancia del aumento de la productividad como determinante de la mejora del bienestar.  

La larga espera por el resurgimiento de la productividad

La mejora en los estándares de vida depende casi completamente de una mayor producción por trabajador.

Martin Wolf
Financial Times
12 de junio, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

“La era de las computadoras se ve en todas partes menos en las estadísticas de productividad”. Hoy podríamos repetir esta famosa declaración de 1987 de Robert Solow, el Premio Nobel que fundó la teoría moderna del crecimiento, sustituyendo “tecnología” por “computadora”.

Vivimos en una época de un cambio tecnológico emocionante, pero nuestras cuentas nacionales nos dicen que la productividad está casi estancada. ¿Es la ralentización o la innovación una ilusión? Si no, ¿qué podría explicar el enigma?

Si la ralentización es verdadera, importa. Como argumentó Paul Krugman, otro Premio Nobel: “La productividad no lo es todo, pero a la larga lo es casi todo”. Las mejoras en los niveles de vida dependen casi por completo del aumento del producto por trabajador.

La desaceleración de la productividad es una explicación importante del estancamiento de los ingresos reales y de la presión por austeridad fiscal en los países de altos ingresos. Gene Grossman de Princeton y tres coautores incluso sostienen que la marcada desaceleración en el crecimiento de los ingresos per cápita también explica la disminución de la participación del trabajo en el ingreso nacional en los países ricos.

Ningún economista ha hecho más para promover las revolucionarias implicancias de la tecnología de la información que Erik Brynjolfsson, del MIT. Sobre todo en libros con la coautoría con Andrew McAfee, también del MIT. Pero, en un interesante artículo reciente con dos coautores, él también reconoce la “paradoja de la productividad”. El documento no se aleja de la creencia en el poder transformador de los recientes avances tecnológicos, particularmente de la inteligencia artificial. Por el contrario, lo enfatiza, especialmente en el reconocimiento de imágenes traducciones. Sin embargo, admite que la desaceleración de la productividad es real.

Esto parece reflejar inversiones débiles y, sobre todo, un crecimiento decreciente de la “productividad total de factores” (PTF), una medida del producto por input de capital y de trabajo (ajustado por calidad). La PTF es una medida de innovación, de la capacidad de producir un producto más valioso con las cantidades de insumos dados. Sin innovación, la creciente prosperidad de los últimos dos siglos habría sido imposible. En verdad, la innovación, no la productividad, es casi todo.

También deberíamos centrar nuestra atención en los Estados Unidos, ya que este gran país ha estado impulsando la frontera de la innovación hacia el exterior desde finales del siglo XIX. Un estudio realizado por Nicholas Crafts de la Universidad de Warwick y Terence Mills de Loughborough muestra una disminución en el crecimiento tendencial de la PTF en EEUU desde un poco más del 1.5 % anual a principios de los años setenta hasta el 0.9 % más reciente. Otros, notablemente Robert Gordon de Northwestern University, en su obra maestra The Rise and Fall of American Growth, llegan a conclusiones similares sobre la reciente desaceleración, a partir del análisis de periodos de tiempo más largos. (Ver cuadros.)  

Una posible explicación es la mala medición. Es, y siempre ha sido, difícil medir el impacto de las nuevas tecnologías, particularmente ahora cuando muchos servicios son gratuitos y muchos se brindan, de manera invisible, desde fuera de EEUU. Sin embargo, es difícil aceptar que la medición de repente se volvió más difícil en 2005, cuando comenzó la desaceleración de la productividad en los Estados Unidos.

Además, incluso cuando se tienen en cuenta las posibles malas mediciones, en un estudio de David Byrne de la Reserva Federal y Dan Sichel de Wellesley College, el resultado es aumentar el crecimiento de la PTF en el sector tecnológico, pero disminuirlo en los demás, con efectos insignificantes en el conjunto de la economía. Una mala medición no es la explicación.

Una segunda posibilidad es que una menor competencia y la onerosa captura de rentas hayan disipado las ganancias potenciales. Así tenemos islas de innovación y gran riqueza, pero una economía débil. Varios investigadores tienen argumentos en estas líneas. Esto incluso puede ser una explicación parcial. Pero sería asombroso que solo los monopolios impidieran que las tecnologías innovadoras aporten beneficios de productividad a las economías abiertas de hoy.

Una tercera posibilidad es que las nuevas tecnologías simplemente no son lo que se dice que son, particularmente en comparación con la amplia gama de transformaciones de finales del siglo XIX y principios del siglo XX: agua potable, electricidad, motor de combustión interna, vuelo, petróleo y productos químicos.

Todo eso lo tomamos por sentado, pero cambiaron todo, a diferencia de las tecnologías recientes que pueden no haberlo hecho. La inteligencia artificial puede ser una tecnología revolucionaria de propósito general, pero, hace un siglo varias tecnologías llegaron al mismo tiempo. Una visión complementaria es que ahora el progreso es más difícil: se necesitan más investigadores para avanzar en la tecnología que antes (aunque también podemos emplear a más investigadores). 

La última posibilidad -y lo que afirma el artículo de Brynjolfsson y sus coautores- es que esta es la calma antes de una tormenta. Sostiene que la misma pausa de productividad ocurrió con la electricidad en la década de 1920. Se necesita tiempo para que nuevas tecnologías de utilidad general, transformen la economía.

Hoy, la IA está en sus primeras etapas. Pronto cambiará todo, argumentan. Esto es consistente con el hallazgo de Profs Crafts and Mills de que la performance de la productividad pasada, es un pobre predictor del desempeño futuro.

Cuando observo en la economía moderna, el peso de los sectores de servicios intensivos en mano de obra, como la salud, la educación y la atención de niños y ancianos, concluyo que la transformación tecnológica será lenta. Si estoy equivocado, será disruptivo. Por el momento, sin embargo, tenemos lo peor de ambos mundos: una disrupción significativa con casi el estancamiento de los ingresos promedio.

Aún no sabemos si el futuro será lento o disruptivo. Pero nuestras sociedades se basan en una promesa implícita de crecimiento. Si la opción es entre un menor incremento de los ingresos y el avance disruptivo, debemos esperar lo último y hacer todo lo posible para gestionar las consecuencias. Lampadia