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Nace nuevo diseño de los chips

Nace nuevo diseño de los chips

La industria de semiconductores, que en jerga común se asocia a la producción de los “microchips” o “chips”, se ha visto sacudida recientemente por el lanzamiento de una arquitectura de diseño, denominada, RISC-V, que haría posible la adquisición de microprocesadores de forma gratuita y en todo lugar.

Como hemos escrito en Lampadia: Las implicancias geopolíticas y económicas del enfrentamiento por los chips, los chips constituyen la base de toda la economía digital al estar presentes en una gran cantidad de bienes y servicios que utilizamos. Además, dada la alta complejidad de su cadena de valor, cualquier cambio producido en alguna de sus etapas genera que se trastoquen varias fábricas de diferentes partes del mundo en el que se ve inmersa su producción.

En ese sentido, el lanzamiento de esta nueva arquitectura para chips tendría fuertes implicancias en términos de costos en industrias conexas como los smartphones, laptops, PC de escritorio, entre otros bienes electrónicos. Pero más importante aún, de tener éxito, potenciaría el desarrollo del Internet de las Cosas (IoT), sustentado en la incrustación de chips en cualquier objeto físico, pudiendo conectarse a la red.

Además, en un contexto de desglobalización, producto de la guerra comercial China – EEUU, el lanzamiento del RISC-V significarían muy buenas noticias para los consumidores a nivel mundial. Como menciona un reciente artículo escrito por The Economist, que compartimos líneas abajo, el dominio de los microprocesadores patentados está en manos de dos empresas básicamente, Intel y Arm. Si se cuenta con un microprocesador que no depende de la licencia de alguna de estas empresas, las cuales pueden estar en el ojo de la tormenta del conflicto comercial de las superpotencias económicas, su acceso estaría garantizado. Además, dado que su carácter es descentralizado, podría permitir su uso en cualquier parte del mundo y dado que no pide patentes, a diferencia de Intel o Arm, abarataría los costos de los productos en los cuales se incrusten tales chips con dicha arquitectura.

No es adrede, como enfatiza The Economist, que ya hayan empresas chinas que se encuentren desarrollando herramientas de software utilizando como base el hardware de código abierto, RISC-V.

En conclusión, consideramos que dicho lanzamiento es auspicioso y si bien, aún no se cuenta con un 100% de fiabilidad de que dicho chips podrán ser utilizados en artículos electrónicos de uso común como el smartphone o las tablets, confiamos en que su desarrollo eventualmente posibilitará su uso no solo en dichos bienes sino también en aquellos no electrónicos que conecte el 5G en el futuro. Lampadia

Computación de código abierto
Un nuevo plan para microprocesadores desafía a los gigantes de la industria

RISC-V es una alternativa a los diseños patentados

The Economist
3 de octubre, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

La mayoría de los microprocesadores, los chips que hacen el trabajo pesado en las computadoras, están construidos alrededor de diseños, conocidos como arquitecturas de conjuntos de instrucciones (en adelante, ISA), que son propiedad de Intel, un gigante estadounidense, o de Arm, uno japonés. Los ISA de Intel potencian las computadoras de escritorio, servidores y computadoras portátiles. Arm potencia teléfonos, relojes y otros dispositivos móviles. Juntas, estas dos empresas dominan el mercado. Casi todos los 5,100 millones de teléfonos móviles del planeta, por ejemplo, se basan en una ISA diseñada por Arm. El año pasado, sin embargo, se lanzó un ‘boomlet’ en chips usando una ISA llamado RISC-V. Si el ‘boomlet’ se convierte en boom, puede cambiar drásticamente la industria de chips, en detrimento de Arm e Intel, porque a diferencia de las ISA de esas dos empresas, que son propietarias, RISC-V está disponible para cualquier persona, en cualquier lugar, y es gratis.

Una ISA es una descripción estandarizada de cómo funciona un chip en el nivel más básico, e instrucciones para escribir software para ejecutarlo. Para hacer una analogía, una casa puede tener dos pisos o tres, cinco habitaciones o seis, un baño o dos. Eso depende del arquitecto. Sin embargo, una ISA es el equivalente a insistir en que se coloquen el mismo tipo de enchufes eléctricos y entradas y salidas de agua en los mismos lugares en cada habitación adecuada, de modo que un electricista o un plomero puedan encontrarlos instantáneamente y llevar el kit correcto a conéctarte con ellos.

RISC-V ofrece a los arquitectos informáticos una forma de estandarizar sus enchufes y tuberías sin tener que obtener el permiso (y pagar regalías) a ninguno de los monopolistas, ya que cualquier empresa o individuo puede descargarlo de Internet. Fue escrito originalmente por científicos informáticos de la Universidad de California, Berkeley, que querían un conjunto de instrucciones que pudieran usar para la investigación publicable. Los productores comerciales de ISA eran reacios a poner los suyos disponibles, por lo que los académicos decidieron abrocharse y escribir los suyos.

El resultado, RISC-V, hizo su debut en 2014, en la conferencia de microprocesadores Hot Chips en California. Ahora se rige por una fundación sin fines de lucro. Aunque no hay regalías formales, la fundación solicita donaciones como gestos públicos gratuitos de empresas que emplean arquitectura RISC-V, porque lo que alguna vez fue una herramienta para académicos ahora está proliferando comercialmente.

Hay tres razones para esta proliferación. Lo más obvio es que la falta de regalías significa que usar RISC-V es menos costoso que emplear una ISA comercial. Si el producto final es un objeto de alto precio como un teléfono inteligente, eso puede no ser una gran consideración. Pero para dispositivos más baratos lo es. Además, a medida que los chips se incorporan a una gama creciente de productos, como electrodomésticos, infraestructura de la ciudad y equipos de fábrica, tiene sentido comercial mantenerlos lo más baratos posible.

Una segunda ventaja más sutil es que, a diferencia de los chips basados en diseños patentados, los que implican RISC-V pueden usarse sin largas y costosas negociaciones contractuales. Puede tomar entre seis meses y dos años negociar una licencia para usar un diseño de chip que involucre una ISA comercial. En el mundo de la informática, especialmente para una startup con problemas de liquidez, eso es una eternidad.

La tercera razón por la cual las personas están cambiando a RISC-V es la naturaleza del código abierto en sí. Dado que el conjunto de instrucciones ya está publicado en línea, los controles de exportación estadounidenses no se aplican a él. Esto lo ha hecho particularmente popular entre las empresas chinas de tecnologías de la información. Alibaba, un gigante del comercio electrónico con sede en Hangzhou, anunció su primer chip RISC-V en julio. El gobierno municipal de Shanghai tiene un programa que apoya a las startups que usan RISC-V en sus diseños. Huami, una gran empresa de dispositivos portátiles en Hefei, está produciendo en masa relojes inteligentes que contienen procesadores basados en RISC-V. Y en Shenzen, Huawei, una de las compañías de electrónica más grandes del mundo, tiene un equipo de desarrolladores trabajando en RISC-V. En una entrevista en septiembre, Wang Chenglu, el jefe del negocio de electrónica de consumo de Huawei, señaló el reciente traslado de la fundación RISC-V a Suiza, fuera de la jurisdicción de EEUU.

RISC-V tiene debilidades. Arm ha pasado décadas construyendo herramientas de software para trabajar con sus diseños, y dedica gran parte de su tiempo a ayudar a los clientes a implementarlas en sus chips. Las herramientas que existen para los diseños RISC-V aún no son tan sofisticadas. Intel simplifica aún más las cosas. Realiza todo el desarrollo, las pruebas y la fabricación en sí, entregando solo chips terminados a los clientes. Esta fiabilidad sin duda mantendrá los productos de estas empresas competitivos por un tiempo.

Sin embargo, a pesar de todo eso, es probable que RISC-V prospere, particularmente en productos que contienen chips pero que no son teléfonos inteligentes o computadoras. El software de código abierto fue un requisito previo para el auge de los teléfonos inteligentes que tuvo lugar durante la última década. El hardware de código abierto, como RISC-V, puede conducir a una expansión similar de otros dispositivos en la próxima década. Lampadia




Las implicancias geopolíticas y económicas del enfrentamiento por los chips

Las implicancias geopolíticas y económicas del enfrentamiento por los chips

De todas las industrias en las que la guerra comercial entre Estados Unidos y China ha tenido lugar, no hay aquella que involucre tantos productores de bienes intermedios en el mundo como la industria de los semiconductores, en particular, el mercado de chips.

Si bien el liderazgo en la producción de este mercado la tiene Estados Unidos, China ha venido realizando enormes esfuerzos para desarrollar su industria y dejar de depender de la masiva importación de estos productos, cuyo monto es inclusive mayor a las importaciones de petróleo.

Entre las iniciativas desarrolladas destacan la puesta en marcha de un fondo de inversión destinado a la investigación y desarrollo en la industria de los semiconductores en el 2014, por un monto de $ 150 mil millones. Asimismo, el impulso de  “Made in China”, un programa de desarrollo productivo nacional diseñado en el 2015 para impulsar las industrias de alta tecnología.

Tales han sido los esfuerzos del gigante asiático para potenciar este mercado que Estados Unidos ha tratado de limitar su avance con acciones que incluyen la prohibición de la venta de chips de gama alta fabricados por Intel a fabricantes chinos de supercomputadores, durante el Gobierno de Obama; y la prohibición de la venta de procesadores hacia ZTE, una empresa china productora de smartphones y equipos de telecomunicaciones, durante el Gobierno de Trump, que, de no ser porque se levantó dicha restricción a tiempo, dicha empresa se iba a la bancarrota.

Sin embargo y más allá del conflicto comercial que acontece en estos dos países, ¿Por qué es importante la discusión en torno a este mercado y por qué este conflicto comercial podría poner en riesgo la globalización, uno de los pilares del modelo de desarrollo mundial actual?

Básicamente por dos razones.

En primer lugar, como indica un reciente artículo de The Economist, “los chips de las computadoras son los cimientos de la economía digital y la seguridad nacional. Los coches se han convertido en ordenadores sobre ruedas. Los bancos son computadoras que mueven dinero. Los ejércitos luchan con el silicio y el acero”.

Es decir, es una industria que está presente en una gran cantidad de bienes y servicios que utilizamos y que, conforme se desarrolle más el llamado “Internet de las cosas”, la tendencia es que su presencia siga aumentando. En ese sentido, es fundamental la discusión en torno a las implicancias que esta guerra comercial tiene a nivel de precios ya que son insumos que, con el tiempo, estarán más presentes en nuestras vidas.

En segundo lugar, pero no menos importante, es la enorme complejidad de la cadena de valor de esta industria la cual involucra un proceso de diseño, fabricación, ensamblaje y embalaje. Como también se señala en The Economist, “La industria [de chips] es un himno a la globalización. Una firma estadounidense tiene 16,000 proveedores, más de la mitad de ellos en el extranjero”.

En ese sentido, cualquier política pública que involucre la cadena de valor de los chips, tendrá fuertes implicancias en muchas partes del mundo, desde las montañas de Apalaches, en donde se recoge el silicio, materia prima para la producción del material de dicho producto, hasta en Taiwan o Corea del Sur, donde se encuentran las fábricas finales de los chips.

Viéndolo por ambos lados, una guerra comercial que implica dividir la industria en Estados Unidos y China perjudicaría a los productores y consumidores de ambos países.

En línea con ello, coincidimos con la posición de The Economist en que Estados Unidos debe enfocarse en tres líneas de política:

  • Trabajar con sus aliados en Europa y Asia para prevenir prácticas chinas injustas como la transferencia de tecnología forzada y el robo de la propiedad intelectual.
  • Fomentar la innovación doméstica, tal como está haciendo China con las dos iniciativas que se especificaron líneas arriba – Fondo de inversión y el Programa “Made in China”.
  • Desarrollar procedimientos que permitan garantizar la seguridad de los productos de fabricación china, acordes con estándares de manejos de datos. Lampadia

Superpotencias y tecnología
Guerras de los chips: China, América y la supremacía del silicio

Estados Unidos no puede darse el lujo de ignorar las ambiciones sobre semiconductores de China. Tampoco puede simplemente domesticarlos.

The Economist
1 de diciembre, 2018

Traducido por Lampadia

Las disputas comerciales que el presidente Donald Trump saborea tienen una sensación pasada de moda. Las tarifas son las armas principales. Los mercados de la vieja economía, desde los automóviles hasta el acero, son los principales campos de batalla. Los agricultores y las fábricas preocupan al presidente. Y su química personal con otros hombres poderosos puede hacer o deshacer tratos. De ahí el enfoque de la reunión entre Trump y Xi Jinping en la cumbre del G20 de esta semana, que tuvo lugar en Buenos Aires después de que The Economist fuera a prensa.

Sin embargo, el conflicto comercial que más importa entre Estados Unidos y China es una lucha del siglo XXI por la tecnología. Cubre todo, desde inteligencia artificial (ai) hasta equipos de red. El campo de batalla fundamental está en los semiconductores. La industria de chips es donde el liderazgo industrial de Estados Unidos y las ambiciones de superpotencia de China chocan más directamente. Y lo que sea que digan Trump y Xi en el G20, este conflicto durará más que los dos.

Esto se debe a que los chips de computadora son los cimientos de la economía digital y la seguridad nacional. Los coches se han convertido en ordenadores sobre ruedas. Los bancos son computadoras que mueven dinero. Los ejércitos luchan con el silicio y el acero. Las empresas estadounidenses y sus aliados, como Corea del Sur y Taiwán, dominan las áreas más avanzadas de la industria. China, por el contrario, sigue dependiendo del mundo exterior para el suministro de chips de alta gama. Gasta más en importaciones de semiconductores que en petróleo. La lista de las 15 principales empresas de semiconductores por ventas no contiene un solo nombre chino.

Mucho antes de que Trump llegara a la escena, China dejó en claro su intención de ponerse al día. En 2014, el gobierno de Beijing anunció un fondo de inversión de 1 billón de yuanes ($ 150 mil millones) para mejorar su industria nacional. Los semiconductores ocupan un lugar destacado en “Made in China 2025”, un plan nacional de desarrollo emitido en 2015.

Las ambiciones de China de crear una industria de vanguardia preocuparon al predecesor de Trump. Barack Obama impidió que Intel vendiera algunos de sus mejores chips a China en 2015 y obstaculizó la adquisición de un fabricante de chips alemán por parte de una firma china en 2016. Un informe de la Casa Blanca antes de dejar el cargo recomendó tomar medidas contra los subsidios chinos y la transferencia forzosa de tecnología. Otros países también están alarmados. Taiwán y Corea del Sur tienen políticas para detener las compras de firmas nacionales de chips por parte de las chinas y para impedir los flujos de propiedad intelectual.

Aunque la batalla de fichas pudo haber sido anterior a Trump, su presidencia la ha intensificado. Ha hecho a Qualcomm un campeón nacional en el rubro, bloqueando una oferta de una firma de Singapur por temor a la competencia china. A principios de este año, una prohibición de exportación de vender chips y software estadounidenses a ZTE, una empresa china de telecomunicaciones que violaba las sanciones, la llevó al borde de la quiebra en pocos días. Asustado por el daño que se avecina, y (dice) dominado por las apelaciones de Xi, Trump retrocedió rápidamente.

Dos cosas han cambiado. Primero, Estados Unidos se ha dado cuenta de que su ventaja tecnológica le otorga poder sobre China. Ha impuesto controles de exportación que afectan a Fujian Jinhua, otra firma china acusada de robar secretos, y la Casa Blanca está considerando prohibiciones más amplias sobre las tecnologías emergentes. En segundo lugar, los incentivos de China para convertirse en autosuficientes en semiconductores se han disparado. Después de ZTE, Xi habló sobre las tecnologías centrales. Sus gigantes tecnológicos están a bordo: Alibaba, Baidu y Huawei están apostando dinero para hacer chips. Y China ha demostrado que puede obstaculizar a las empresas estadounidenses. A principios de este año, Qualcomm abandonó una oferta por NXP, una firma holandesa, luego de que los reguladores chinos lo impidieran.

Ninguno de los intereses de los países está a punto de cambiar. Estados Unidos tiene preocupaciones legítimas sobre las implicaciones de seguridad nacional de depender de los chips chinos y ser vulnerable a la piratería china. Las pretensiones de China de ser una superpotencia se verán vacías mientras Estados Unidos pueda estrangular a sus empresas a voluntad. China está destinada a intentar ponerse al día; América está decidida a mantenerse por delante.

La pregunta difícil es sobre hasta donde debería ir Estados Unidos. Los proteccionistas en la Casa Blanca sin duda querrían trasladar la cadena de suministro de semiconductores a Estados Unidos. Buena suerte con eso. La industria es un himno a la globalización. Una firma estadounidense tiene 16,000 proveedores, más de la mitad de ellos en el extranjero. China es un mercado enorme para muchas empresas. Qualcomm hace dos tercios de sus ventas allí. Tratar de dividir la industria en dos perjudicaría a los productores y consumidores de Estados Unidos. Y sería un acto antagónico, que no haría distinción entre competencia desleal y genuina.

A largo plazo, también puede ser inútil. Hoy en día, Estados Unidos tiene la ventaja sobre China en el diseño y fabricación de chips de alta gama. Sin duda puede ralentizar a su rival. Pero el progreso de China será difícil de detener. Así como el crecimiento de Silicon Valley se respaldó en el apoyo del gobierno estadounidense, China combinó los recursos estatales y corporativos para lograr sus objetivos. Cuenta con programas de incentivos para atraer talento de ingeniería de otros lugares, especialmente Taiwán. Las empresas como Huawei tienen una capacidad probada para innovar; el bloqueo del flujo de chips Intel en 2015 solo impulsó a China a desarrollar su industria de supercomputación doméstica.

Por otra parte, el intento de China de convertirse en una potencia de semiconductores global está cronológicamente programado. Durante décadas, la industria de chips se ha visto impulsada por la Ley de Moore, según la cual las capacidades de un chip de un tamaño determinado se duplican cada dos años. Pero la ley de Moore está llegando a sus límites físicos. A medida que todos saltan a las nuevas tecnologías, desde la computación cuántica hasta los chips de IA especializados, China tiene una rara oportunidad de ponerse al día.

El enfoque correcto para Estados Unidos, por lo tanto, tiene tres líneas.

  • El primero es trabajar con sus aliados en Europa y Asia para seguir rechazando las prácticas chinas injustas (como la transferencia de tecnología forzada y el robo de propiedad intelectual) en la Organización Mundial de Comercio, y para proteger las inversiones chinas internas cuando la seguridad lo justifique.
  • El segundo es fomentar la innovación doméstica. Más fondos del gobierno ya están en la investigación de chips; se necesita una mayor apertura al talento.
  • El tercero es prepararse para un mundo en el que los chips chinos sean más poderosos y dominantes.

Eso significa, entre otras cosas, desarrollar procedimientos de prueba adecuados para garantizar la seguridad de los productos de fabricación china; ajustándose a los estándares de manejo de datos para que la información no sea rociada tan descuidadamente. Medidas como éstas no aparecerán en los titulares del G20. Pero harán más para dar forma al mundo en los próximos años. Lampadia




Un futuro de emprendedores y redes de negocios

Un futuro de emprendedores y redes de negocios

Cada vez más y más empresas empiezan a enfocarse en compartir recursos, utilizando la tecnología para conectar a individuos y maquinarias para lograr un objetivo común.

Los ejemplos más prominentes de la aglutinación de recursos de muchos jugadores son Uber y Airbnb. Al igual que con la mayoría de las empresas que salen de Silicon Valley, utilizan palabras como “revolución” y “movimiento” para describirse. Y es que están revolucionado el conjunto de la economía.

Un reciente artículo de Singularity University, que compartimos líneas abajo, debate  grandes preguntas: “¿Quién gobernará el futuro de la economía- los emprendedores o las mega corporaciones? ¿Se fracturará la economía en trozos cada vez más pequeños o se centralizará en un sistema de el-ganador-se-lleva-todo?”

La respuesta puede ser más complicada de lo que se cree. El artículo augura una economía de empleos temporales (Gig), un entorno en el que las posiciones temporales serán comunes y las organizaciones harán contratos a corto plazo con trabajadores independientes.

Las computadoras y el Internet permiten la organización de miles, incluso millones, de pequeños productores. Esto se debe a que los factores de la producción, que antes estaban fuera del alcance de los emprendedores y de las organizaciones pequeñas, se están haciendo mucho más accesibles para los jugadores pequeños. La tecnología ha ayudado a conectar a las personas que necesitan un producto o servicio con las personas que lo pueden realizar, y a su vez, los que lo ofrecen, pueden haber sido conectados a otros miles de operadores.

El artículo de SingularityHub finaliza diciendo: “No es tanto que las grandes empresas van a desaparecer; es que lo que hacen mejor va a cambiar de una manera radical. Y no todos vamos a ser emprendedores individuales en una economía uniforme de empleos temporales (aunque muchos más lo serán). Será ambos a la vez.”

Este futuro ya está aquí y es necesario adaptarnos a él y tomar un rol activo y provechoso en este nuevo mundo lleno de oportunidades. Lampadia

Un gran cambio está llegando, y podría Uber-tizar industrias enteras

Por Jason Dorrier

SingularityHub, Singularity University

17 de mayo de 2016

Traducido y glosado por Lampadia

 

Emprendedores, manufactura exponencial, funciones, futuro del trabajo

¿Quién gobernará la economía en el futuro – emprendedores o mega corporaciones? ¿Se fracturará la economía en trozos cada vez más pequeños o se centralizará en un sistema de ganador-se-lleva-todo? La respuesta, según John Hagel, depende dónde mires.

Hagel es co-presidente del Centro de Deloitte para Edge. En su intervención en la conferencia de manufactura exponencial de Singularity University en Boston, Hagel esbozó una poderosa tendencia económica que su grupo llama “el gran cambio.

Hagel cree que entender el gran cambio es clave para navegar en una economía cada vez más incierta, impulsada por la tecnología digital, la liberalización y la globalización. La cuestión es menos acerca de si el gran cambio está sucediendo y más sobre a dónde nos está llevando. Y de acuerdo con Hagel, dos visiones opuestas compiten por nuestro futuro económico.

Un lado sostiene que el impacto de toda esta tecnología digital es fragmentar todo“. “Todos vamos a convertirnos en agentes libres, independientes- contratistas vagamente afiliados cuando necesitemos proyectos específicos. Pero, básicamente, las empresas son dinosaurios. Vamos a fragmentarnos hasta lo individual. Una economía de ‘gig’, temporalidad al máximo”.

El otro punto de vista sugiere que nos estamos moviendo hacia una economía de el ganador-se-lleva-todo, en la que el efecto de las redes permiten que pocas organizaciones capturen la mayor parte de la riqueza mientras todos los demás son excluidos tengan la mayor parte de la riqueza, mientras que todos los demás están marginados (los Googles y Facebooks del mundo).

“¿Cuál es la correcta?”.

El gran cambio

La centralización del poder corporativo tiene una larga historia en la cultura pop.

No es difícil ver por qué esa visión es preocupante. La historia moderna de los negocios está repleta de legendarios gigantes corporativos. Hace poco más de un siglo, lo fue US Steel, Standard Oil, General Electric y JP Morgan. Hoy en día, es Apple, Google, Microsoft, Exxon Mobil y (todavía) GE.

Pero de acuerdo con Hagel, cuando el mundo entró a la era digital, algo cambió.

En el pasado industrial, las grandes empresas tenían la ventaja. Eran dueños de los factores de producción. Esto incluía bienes de capital, como costosa maquinaria industrial e infraestructuras. Cuanto más se producía, sus costos también se diluían. Reunían a las personas y las máquinas adecuadas bajo un mismo techo para fabricar sus productos.

De alguna manera, era simplemente mucho más fácil y más eficiente coordinar la actividad dentro de una institución que a través de muchas instituciones. Lo ‘grande’ tenía sentido.

En la economía digital, esta lógica no siempre es tan sólida. ¿Por qué? Las computadoras y el Internet permiten la organización de miles, incluso millones, de pequeños productores.

Además, los factores de la producción, antes fuera del alcance de los emprendedores y de las organizaciones pequeñas, se están convirtiendo en mucho más accesibles. En el sector de la tecnología, cualquier persona con las habilidades adecuadas puede escribir y vender una nueva APP (aplicación). Siempre que tengan una computadora y una conexión, un desarrollador de APPs puede hacer y vender un producto en pijama desde su casa.

“En los medios de comunicación digital, todo desde música y vídeos hasta software, se cada vez una fragmentación más dramática de productos debido a que más y más personas pueden participar en una escala mucho más pequeña“, dice Hagel.

Cada vez se pueden hacer más productos físicos de calidad en cualquier lugar también. La digitalización está avanzando hacia áreas como la manufactura.

Para la producción masiva, aún se necesitan fábricas tradicionales; pero, ¿para el desarrollo de productos? No tanto. En estos días, unos US$ 20,000 te consiguen una computadora de escritorio CNC, una impresora 3D y un router, tan preciso como cualquier gran fábrica. O se puede alquilar tiempo de estas máquinas en un ‘creador de espacio’ (maker space). Incluso los superordenadores (en la nube) y otras instalaciones de alta tecnología están al alcance.

“Yo no necesito tener una instalación de chips. Si tengo un diseño de chip un interesante, puedo alquilar la capacidad en las grandes instalaciones de otra persona”, dice Hagel. “Los medios de producción son cada vez más accesibles y asequibles a más y más personas con nuevas ideas creativas de productos.”

Combine la producción cada vez más accesible con plataformas digitales para organizar a pequeños creadores, y obtendrá un nuevo modo de organización económica.

Este es el futuro, tal como lo ve Hagel. Por un lado, el desarrollo y la producción de muchos (no todos) bienes y servicios se fragmentará. La economía (gig) de trabajos temporales se maximizará. Por otro lado, las empresas que enlacen estos fragmentos, van a centralizar aún más.

Los productores se volverán más pequeños, mientras que las empresas que los unen se harán más grandes.

Una economía (Gig) llena de empleos temporales

[Una economía de empleos temporales es un entorno en el que las posiciones temporales son comunes y las organizaciones contratan trabajadores independientes a corto plazo].

No es necesario ir muy lejos para ver los primeros ejemplos de este concepto. En los últimos años, ha habido un sin fin de expectativas (y, a veces controversia) sobre la economía compartida.

Las compañías tecnológicas están siendo valorizadas en decenas de miles de millones de dólares a pesar de que no poseen mucho capital físico. En su lugar, hacen  plataformas de software para juntar y organizar emprendedores.

Uber y Airbnb, son los ejemplos más utilizados, pero no son los únicos.

Como dijo el Wall Street Journal el año pasado, “Ahora, hay un Uber para todo.” Asistentes personales, médicos que hacen visitas a domicilio, servicios de lavandería. Algunos de estos sobrevivirán, muchos no lo harán.

Este es sólo un tipo de plataforma. Otro tipo, más específico para manufactura, une una gran cantidad de jugadores para lograr un objetivo común que no podría completar solo.

En esta área, China e India están a la cabeza, de acuerdo con Hagel. Él da el ejemplo de la compañía de confección de ropa, Li & Fung, cuyos clientes incluyen a Ann Taylor y Calvin Klein. Li & Fung organiza a unos 15,000 socios para tomar pedidos de productos desde materias primas, producción y hasta la distribución global, pero no hacen NADA de estas cosas. Solo organizan la plataforma que permite que todos los jugadores  colaboren.

Hagel llama a estos grandes organizadores plataformas de “extracción escalable”. En lugar de prever la demanda y traer recursos a la producción y distribución, las plataformas de extracción escalables responden a la demanda de forma más flexible, responden a la demanda jalando y uniendo todas las partes y piezas.

“Cuando hablamos de plataformas de extracción escalables”, dice Hagel, “estamos hablando de plataformas que involucran a decenas de miles, cientos de miles, y en un número creciente de casos, millones de participantes, que pueden participar cuando es necesario… donde sea necesario, como sea necesario”.

No es cualquiera o –es, ambos y…

Es tentador ir hacia un lado u otro cuando vemos fuerzas importantes nos empujan en esa dirección. Hagel dice que no es tanto que las grandes empresas van a desaparecer; lo que va a cambiar de una manera radical es lo que hacen mejor. Y no todos vamos a ser emprendedores individuales en una economía uniforme de empleos temporales (aunque muchos más lo serán). Es ambos a la vez.

Veremos la fragmentación y concentración, dependiendo donde miremos. Y críticamente, ambos van a ocurrir en paralelo y se reforzarán y amplificarán el uno al otro.

“No se hubiera dado este grado de fragmentación si no hubieran este tipo de empresas y servicios que concentren, consoliden y apoyen a estos negocios empresas fragmentados”, dice Hagel.

El gran cambio introducirá nuevas oportunidades y desafíos tanto para las empresas como para los creadores. Las empresas tienen que analizar seriamente lo que pasa bajo sus pies, si se trata de fragmentación, tendrán que trazar rápidamente un nuevo curso o correr el riesgo de ser obsoletos. Entre tanto, los individuos tendrán una libertad y flexibilidad sin precedentes. Y al mismo tiempo, la estabilidad y la seguridad de las grandes organizaciones desaparecerán.

Aún así, a pesar de los desafíos, Hagel es optimista.

“Nuestra creencia es el gran cambio, para aquellos que hagan la transición, se abrirá la posibilidad, por primera vez, de un mundo de negocios impulsado por rendimientos crecientes”, dice Hagel. “En el que mientras más participen, y reúnan más experiencias, se creará más valor para todos. Ese es un mundo de negocios muy diferente y emocionante; y estoy ansioso por ser parte de él”

Lampadia




Aprovechar la tecnología digital para beneficiar el desarrollo

Aprovechar la tecnología digital para beneficiar el desarrollo

A pesar de las transformadoras innovaciones impulsadas por las tecnologías digitales, la brecha digital en el mundo sigue siendo considerable. (Ver en Lampadia: La transformación digital: Migrando hacia las redes, Los retos de la Cuarta Revolución Industrial, Entrevista sobre la transformación del empleo y las industrias) ¿Cómo podría ampliarse el alcance de los dividendos digitales (es decir, ampliar los beneficios del desarrollo de las tecnologías digitales)? ¿Cómo pueden contribuir las tecnologías digitales a los objetivos del Grupo del Banco Mundial de erradicar de la pobreza extrema y aumentar de la prosperidad?

Estas son las preguntas que el reciente informe del Banco Mundial sobre el desarrollo global titulado “Dividendos Digitales” intenta responder. Si bien hay muchos casos de éxito, el impacto agregado de las tecnologías digitales hasta ahora ha sido menor de lo previsto. ¿A qué se debe esto? Los motivos son dos (ver gráfico inferior)

Primero: la brecha digital sigue siendo grande. La vida de la mayor parte de la población mundial permanece en gran medida inalterada por la revolución digital. Solamente alrededor del 15% puede costear el acceso a Internet de banda ancha. La telefonía móvil, a la que tienen acceso casi cuatro quintos de la población mundial, constituye el principal medio de acceso a Internet en los países en desarrollo. Pero aun así, casi 2,000 millones de personas no poseen un teléfono móvil  y casi el 60 % de la población mundial aún no tiene conexión a Internet y no puede participar plenamente en la economía digital. 

Segundo: algunos beneficios de las tecnologías digitales se ven contrarrestados por nuevos riesgos. Según el informe : “En ausencia de instituciones responsables, las inversiones del sector público en estas tecnologías amplifican la voz de las élites y dan lugar a un aumento del control. Se están creando nuevos puestos de trabajo, pero la automatización de los empleos de nivel medio ha contribuido al vaciamiento del mercado de trabajo. Y dado que la economía de Internet favorece los monopolios naturales, la falta de un entorno de negocios competitivos da como resultado una mayor concentración de los mercados, lo que beneficia a las empresas ya establecidas en ellos. Lógicamente, las personas más instruidas, las mejor conectadas y las más capaces han recibido la mayor parte de los beneficios, y los dividendos de la revolución digital no están bien distribuidos.” [Este párrafo del informe del Banco Mundial es verdaderamente sorprendente, hace una generalización de los impactos negativos que pueden crearse en algunos países que adolezcan de malos gobiernos, pero no se puede plantear así. Parecería que esto está inspirado en las objeciones al desarrollo de las telecomunicaciones en México].

Uno de los principales mensajes del informe es que el desarrollo digital no es solo una cuestión de acceso. La conectividad digital es clave, pero es sólo un punto de partida para un desarrollo digital exitoso. Existen otros factores igual de importantes que interactúan con la tecnología (como la regulación responsable y las instituciones responsables) con el fin de hacer que las tecnologías digitales beneficien a los pobres. El Informe ‘Dividendos Digitales’  llama a estos otros factores ‘complementos analógicos’ a los digitales, que se dividen en tres categorías: regulación, las habilidades y las instituciones (ver gráfico inferior).

Como muestra el gráfico, las inversiones digitales necesitan el apoyo de: la regulación, a fin de que las empresas puedan sacar provecho de Internet para competir e innovar; mejores habilidades de los ciudadanos, para que se puedan aprovechar plenamente las oportunidades digitales, e instituciones responsables, con el fin de que los Gobiernos atiendan a las necesidades y demandas de los ciudadanos. Las tecnologías digitales pueden, a su vez, acrecentar y fortalecer estos complementos, y acelerar el ritmo del desarrollo.

Además el informe sugiere que para ampliar el acceso y ayudar a que más personas accedan a los beneficios o ‘dividendos’ de la tecnología es necesario que la competencia de mercado, las alianzas público-privadas y la regulación eficaz de Internet y de operadores de telefonía móvil promuevan la inversión privada, que es quien finalmente puede hacer que el acceso sea universal y asequible. La inversión pública a veces será necesaria y se justificará cuando permita obtener grandes beneficios sociales.

Este video muestra cuatro historias sobre lo que es posible y lo que se necesita para hacer los dividendos digitales al alcance de todos, en todas partes:

En el caso del Perú, tenemos que tomar conciencia que aun tenemos brechas económicas y sociales que debemos superar. Por lo tanto, debemos apurar nuestras acciones para ello, y así poder ser parte del nuevo mundo que terminará de perfilarse muy pronto.

Ya se están tomando algunas medidas. Por ejemplo, recientemente se lanzó la billetera electrónica como un mecanismo de facilitación del acceso a los servicios financieros de las poblaciones no bancarizadas, sin embargo es algo que todavía debe mejorar según lo comentamos en nuestro artículo por el costo que representa para los más pobres. A pesar de todos los avances del microcrédito en el Perú y de ser catalogado como uno de los países más avanzados en la calidad de la oferta de servicios financieros, desarrollados fundamentalmente por la iniciativa privada, aún estamos muy lejos de los estándares de acceso globales y regionales. Ver en LampadiaLa billetera digital llega al Perú – buena iniciativa.

Para el Banco Mundial, la conectividad es un objetivo universal importante y un gran desafío. Sin embargo, los países también deben crear condiciones favorables para que la tecnología sea eficaz. Si faltan los complementos analógicos, el impacto en el desarrollo no será suficiente. Pero, si sientan bases analógicas sólidas, los países obtendrán grandes dividendos digitales en términos de mayor crecimiento, más empleo y mejores servicios. Lampadia