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Discriminatoria prohibición de celulares

Por: León Trahtemberg
Correo, 21 de julio del 2023

El Congreso propuso un proyecto de ley torpe y discriminatorio que prohíbe el uso de celulares durante las clases escolares. Esta medida discrimina a estudiantes sin acceso a computadoras con Internet en sus escuelas -pero que mayoritariamente sí cuentan con celulares- y convierte a los profesores en celular-vigilantes.

El proyecto busca reducir la exposición al Internet, combatir el ciberacoso, mejorar el rendimiento escolar y disminuir enfermedades mentales en los alumnos. Son objetivos no relacionados con los celulares, que se usan mucho más fuera del horario escolar para acceder a Internet o para ciberacosar. La idea de que los celulares afectan el rendimiento oculta el problema más amplio del rendimiento académico estancando o decreciente de los últimos 40 años.

En países como Finlandia, Noruega, Dinamarca, Suecia, Estonia, altamente desarrollados en el uso de tecnología para su vida cotidiana, no existe prohibición nacional alguna y dejan a criterio autónomo de cada centro educativo decidir a qué edad, cuándo y cómo usar el celular.

Es lamentable que los congresistas se enfoquen en los peligros e ignoren los beneficios, como acceso a recursos educativos en línea, desarrollo de habilidades digitales, comunicación digital, actividades interactivas y colaborativas, ética y seguridad.

La prohibición no es la solución, sobre todo para estudiantes sin laptops e internet. El problema radica en la falta de confianza en los docentes por lo que resulta incomprensible que aunque en el Congreso hay más maestros que nunca, aprueben esta propuesta sin considerar sus consecuencias.




Un presidente NINI

Fausto Salinas Lovón
Exclusivo para Lampadia

Se denomina Generación NINI a los jóvenes de 15 a 29 años que ni estudian, ni trabajan.
En los países del hemisferio norte como Inglaterra, Francia o Estados Unidos, también existen jóvenes en esta situación, a quienes se denominaba Neet (not in employment, education or training).

Los estimados del IPEA de Brasil para toda América Latina, a diciembre de 2018, daban cuenta de que el 21% de los jóvenes eran NINIs. En el Perú, según datos del Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial de la Cámara de Comercio de Lima, la cifra de NINIs llega a 1´345,000 jóvenes, la mayoría mujeres.

La condición NINI tiene varias causas y explicaciones. Existen NINIs que lo son por causas internas como la propia decisión o la falta de motivación. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la condición de NINI tiene causas externas como la falta de recursos para acceder a los estudios, la ausencia de oportunidades de empleo, la baja calificación laboral, problemas de violencia o inseguridad, marginalidad o discriminación por género originada por ejemplo por maternidades prematuras, entre otras causas.

Como lógica consecuencia de lo anterior, la tarea de la sociedad y en particular de los gobiernos es enfrentar las causas de este problema, particularmente las causas externas antes mencionadas, que tienen origen en condiciones materiales que es potestad y obligación de los gobiernos revertir. De lo contrario, se condena a estos jóvenes a la marginalidad, la violencia, la frustración y se deja de utilizar su fuerza laboral en bien de la sociedad.  En el Perú, la cifra mencionada de NINIs es cercana al 5% de la población.

Cabe preguntarse entonces. ¿Que hace el gobierno del presidente Vizcarra frente a este problema?

  • ¿Estará mejorando los ingresos de la población para permitirle a los jóvenes acceder a estudios superiores o no desertar de la escuela?
  • ¿Estará fomentando la generación de puestos de trabajo para jóvenes?
  • ¿Estará aplicando sus políticas de competitividad en el ámbito laboral para mejorar la empleabilidad de los jóvenes?
  • ¿Estará mejorando la seguridad ciudadana?
  • ¿Estará desalentando la violencia?
  • ¿Estará mejorando las condiciones de jóvenes y mujeres para evitar su marginalización?

NADA DE NADA

  • El más pobre crecimiento del PBI se ha registrado en este gobierno: 0,02% en abril pasado, menos del 4% el 2018 y una proyección de apenas 3% para el 2019. Sin crecimiento no hay desarrollo, sin crecimiento no hay más ingresos para enviar a los hijos a estudiar. El gobierno hace lo contrario de lo que nuestros NINIs necesitan.
  • Ni el pro chavista señor Ollanta Humala dio puntapiés tan serios a la inversión privada como el Presidente Vizcarra. Primero lo ahuyenta con su permanente confrontación política. En más de un año No logra atraer un solo proyecto nuevo de gran escala y el único que tenía ad portas (TÍA MARIA) lo quema él mismo. Sin inversión privada no habrá puestos de trabajo ni oportunidades para los NINIs.
  • De empleabilidad y competitividad ni hablar. Tiembla de sólo pensar en los efectos en las encuestas de tomar alguna medida que reduzca los sobrecostos laborales y en la reacción de sus aliados sindicales y de la izquierda, a quienes necesita para apretar al Congreso y perforar la Constitución. No le importa que 1´345,000 jóvenes no consigan empleo mínimamente decente con una legislación rígida como la que tenemos.
  • Sobre seguridad y violencia, la estrategia del señor Vizcarra es muy sencilla: los conflictos sociales, las tomas de carreteras, la radicalización de la protesta las alienta el mismo, no hay siquiera delegación o encargo. Si no lo cree, revise los audios de Arequipa. Sobre seguridad, el asunto termina en culpar a los venezolanos de todo. El relato parece decir que la delincuencia no existió sino desde que ellos aparecieron. Solo en Arequipa las medidas de fuerza alentadas por el propio presidente han dejado miles de desempleados y 800 millones de dólares en pérdidas.
  • Sobre marginalidad y discriminación destacan dos grandes medidas: lenguaje inclusivo y mandiles rosados a los militares. Todo un éxito de la política pública. Con esos mandiles, probablemente muchas jóvenes NINIs podrán conseguir empleo, adquirirán autoestima y no serán marginalizadas.

Es decir, NADA de NADA para enfrentar las causas de la juventud NINI. Sólo confrontación, amenaza al Congreso que le pide construir agenda común, arengas públicas y amenazas a opositores.

Todos los países tenemos NINIs y es nuestro deber de padres, sociedad y autoridades, combatir las causas de esta situación. Ningún país se puede dar el lujo de abandonarlos, menos el nuestro.

El PERU no se puede dar el lujo de tener NINIs, mucho menos de tener un presidente NINI: que ni gobierna,  ni dialoga, ni se va.

Los jóvenes NINIs no pueden renunciar a su futuro. Usted si Señor Vizcarra. Lampadia




Otra norma pensada para Noruega

Otra norma pensada para Noruega

El siguiente artículo de Jaime de Althaus que formará parte de nuestra biblioteca virtual: Estado del Siglo XXI, nos demuestra que la orientación de esta nueva norma va en contra de los intereses nacionales. Como se ha explicado anteriormente, uno de las mayores causas de los crecientes niveles de criminalidad en el Perú, es la impunidad, agravada por la falta de carcelería efectiva por los delitos menores, como producto de la laxa normativa actual.

Pues, por más increíble que pueda parecer, el proyecto del nuevo código amplía los espacios posibles para penas sin carcelería efectiva. Pareciera que el proyecto se ha escrito para ser aplicado en Noruega, donde se están cerrando las cárceles por falta de reos.

En todos los aspectos de la vida del país tenemos normas perniciosas, contradictorias, sobrepuestas y que se exceden largamente en el número de ellas, al mismo tiempo que traen un menor nivel de gobernanza. Es inaceptable que una revisión de un código tan importante sea diseñada para agravar nuestros males institucionales.

El proyecto del nuevo código penal no reduciría la inseguridad ciudadana

La discusión en torno al proyecto del nuevo Código Penal se ha centrado en problemas de inconsistencia y falta de proporcionalidad en la duración de las penas: delitos menos graves tienen penas más altas que otros más graves, y en el tratamiento benevolente a ciertas formas de discriminación, etc. Pero hay un aspecto aún más importante y en el que este proyecto retrocede reduciendo la posibilidad de dar una respuesta eficaz al problema de la inseguridad ciudadana, específicamente a la altísima tasa de victimización por delincuencia que nos asola, que es la más alta en América.

Hemos sostenido que la causa principal de tan alta tasa delincuencial radica en la impunidad: los delincuentes no son atrapados o si lo son, con frecuencia no se les castiga si el delito que han cometido tiene una pena de cuatro años o menos pues el juez tiene la facultad de suspender la ejecución de ese rango de penas, y eso es lo que hace. Pero lo que se ha olvidado es que según el artículo 29 del código penal, el juez tiene la facultad de aplicar penas privativas de la libertad efectivas de dos días o más. No lo hace porque no hay centros de detención locales o municipales donde los reos puedan cumplir penas cortas, y no tiene sentido enviar a Lurigancho a un sentenciado por una semana o un mes o tres meses.

Entonces lo que hemos propuesto es que las municipalidades construyan pequeñas carceletas para esa clase de delitos y que –en Lima- la justicia penal se descentralice a los distritos. Es decir, que en cada distrito haya cuando menos un juez, un fiscal y una pequeña carceleta, para hacer posible el castigo efectivo de los delitos menores, que son los que en mayor cantidad afectan a la población, y suprimir entonces la impunidad, que es la madre de la delincuencia. Sin impunidad, la tasa de victimización se encogería sensiblemente.  Esta es la solución que demandan, de otro lado, los juzgados de flagrancia para que se vuelvan realmente efectivos. Sin ella, caen en lo mismo: no pueden condenar a pena efectiva.

Pues bien, ocurre que el proyecto del código penal anula la posibilidad de condenar a penas privativas de la libertad cortas. Según el artículo 31.2 del proyecto “la pena privativa de la libertad tiene una duración mínima de dos años”, ya no de dos días. Increíble. No solo eso: el artículo  72 del proyecto de nuevo código penal establece que el juez puede suspender la ejecución de la pena siempre que “la condena se refiera a pena privativa de la libertad no mayor de 5 años”. Es decir, sube de 4 a 5 años la pena cuya ejecución puede ser suspendida. Con lo que la esperanza de reducir la impunidad se aleja aun más.  

Al mismo tiempo, sin embargo, el proyecto sube las penas a varios delitos  cuando de nada sirve subir las penas si estas no se ejecutan o si en la base de la pirámide delictiva lo que reina es la impunidad total y, por lo tanto, la ley de la selva. Lampadia




La constante lucha de las mujeres

La constante lucha de las mujeres

En Lampadia promovemos la igualdad de género y la libertad de un feminismo no extremista. Recientemente alabamos las acciones y logros de dos grandes líderes en este tema: Convergencia pro calidad de vida de las mujeres, donde Malala Yousafzai  (Nobel de la Paz) y Emma Watson (actriz y activista de la ONU) describieron perfectamente la situación: el feminismo es otra palabra para la igualdad.

En esta ocasión queremos compartir con nuestros lectores una entrevista reciente a Joumana Haddad, libanesa, poeta, periodista y activista de los derechos de la mujer que además es una voz rara vez encontrada en el Medio Oriente: una feminista sin complejos que quiere desafiar el pensamiento tanto de hombres como de mujeres árabes. (Para más información sobre los derechos de la mujer árabe, ver en Lampadia: Derechos de la Mujer: Arabia Saudita y más allá). Ella se describe como una escritora que “le encanta ser odiada.”

No cree que las mujeres deben ser defendidas simplemente porque son mujeres. En temas como elegir a HIllary Clinton simplemente por ser mujer, Haddad dijo: “No, y mil veces no a una solidaridad tan superficial e insultante. Las mujeres merecen más. Mucho más.”

Joumana Haddad nunca se propuso ser una salvadora de la mujer o cambiar el mundo; ella simplemente quiere el derecho para que ella (y otras como ella) puedan expresarse libremente sin temor a ser condenada. “Se trata de los derechos de las mujeres, la lucha por la laicidad, la libertad de expresión y la libertad sexual”.

Líneas abajo compartimos la entrevista a la activista libanesa, entrando a mayor detalle sobre sus opiniones en diversos temas y sus proyectos personales. Lampadia

«Soy extremista en el amor»

A una semana de presentarse en el Hay Festival de Arequipa, la autora libanesa nos dice qué la enoja, cómo  le gustaría morir y de qué forma ha criado a sus dos hijos.

Entrevista a Joumana Haddad

Por Elda Cantú

El Comercio – Viu, 29 de noviembre de 2015

Glosado por Lampadia

Joumana Haddad ha sido llamada la Oprah de Líbano, la Carrie Bradshaw de Beirut e incluso la Simone de Beauvoir del Medio Oriente. Pero ella no es ni una ni otra. Joumana Haddad, que aborrece las etiquetas, es una poeta que vive en Beirut, una periodista que habla siete idiomas, madre de dos hijos, mujer dos veces divorciada, una atea criada en una familia católica, fundadora de Jasad la primera -y ahora desaparecida- revista erótica en lengua árabe, editora de la página de cultura en el diario “An Nahar”, organizadora de un premio literario, autora de una trilogía de libros que debaten la condición femenina en el mundo árabe. Ha escrito que en la infancia descubrió fascinada la literatura de El Marqués de Sade, que se arrepiente de haberse casado virgen a los 19 años, que no cree en Dios y que el mundo sería mejor con menos Superman y más Clark Kent. La autora de “El tercer sexo”, “Supermán es árabe” y “Yo maté a Sherezade: confesiones de una mujer árabe furiosa” se encuentra al borde de su cumpleaños número 45 y de su primera visita al Perú para participar en el Hay Festival de Arequipa y la Feria del Libro de Trujillo. La semana pasada conversé con ella vía Skype:

Hoy es el día para erradicar la violencia hacia las mujeres. ¿Has hecho algo?

Ayer fui a una escuela e hice un taller con muchachos y muchachas de entre 13 y 14 años para hablarles de la violencia contra la mujer y de cómo esa violencia no es solo física, es también muchas veces moral y psicológica.

¿Qué te sorprendió del taller?

Esperaba que con esta generación quizás las cosas hubieran cambiado un poco, sobre todo en el ambiente familiar, pero me enteré de que los padres y las madres desgraciadamente siguen educando a las hijas y a sus hijos como mi hermano y yo fuimos educados. Las muchachas me han dicho que sus padres temen por ellas, más que por sus hermanos varones. Que a veces les dicen “cuando quieras hablar tienes que hacerlo en voz baja y dulce y no puedes expresar tus pensamientos de forma tan directa”. Cosas así, que yo esperaba que ya hubieran desaparecido de nuestra cultura pero aún no.

El subtítulo de uno de tus libros es ‘Confesiones de una mujer árabe enojada’ pero sucede que las mujeres enojadas alzan la voz y pasan por histéricas…

No solo en el ambiente social, también en el ambiente de trabajo. Si una mujer jefe habla en voz alta cuando hay un problema siempre se dice “oh es agresiva” o “es histérica”. Y la cosa de levantar la voz no solo es literal, es metafórica también porque alzar la voz también quiere decir escribir, expresarse y eso no siempre está aceptado en el mundo árabe. Mira que digo “en el mundo árabe” pero he notado desde que publiqué el libro que tampoco en otros países están mucho mejor. Esa actitud patriarcal y esa discriminación siguen existiendo en otras partes del mundo. Me escriben mujeres de Francia, de España, de Italia o de América Latina para decirme que también tienen esos problemas en su vida cotidiana. Las leyes han mejorado, pero al nivel de las relaciones de cada día puede sentir hasta ahora esa discriminación.

Escribiste “Yo maté a Sherezade” para derribar los estereotipos sobre las mujeres árabes. Seis años después, ¿crees que hay avances?

Si escribiera el libro hoy, creo que estaría más enojada aún. Porque los estereotipos y las ideas preconcebidas sobre nosotras y las nuestras sobre Occidente se han vuelto más frecuentes y la razón es obvia: es esta situación con el Estado Islámico y las horribles noticias que el mundo recibe sobre esos bárbaros que decapitan.

Dices que es imposible ser una mujer árabe y no estar furiosa. Pero estos días es políticamente incorrecto enojarse por unas cosas y no por otras.

Quiero reformular esa oración. Sí: es imposible ser una mujer hoy en el mundo árabe (o incluso en el mundo) y no estar furiosa. Pero diría que es imposible ser un ser humano en el mundo de hoy y no sentirse furioso. Porque si eres humano y vives en este mundo, donde las personas decentes mueren todos los días, donde hay tanta injusticia que a veces no se puede creer que estamos en el 2015, donde a las mujeres se las toma como esclavas sexuales, donde los niños mueren de hambre y de frío, ¡no puedes ser humano -hombre, mujer u otro sexo- y no sentirse furioso e indignado! Y sobre lo políticamente correcto, nunca me ha importado un carajo. Y no creo que jamás me importe.

Con ese afán de provocar, en “Supermán es árabe”, dices que en tu primer matrimonio fuiste adúltera. Insistes en la palabra por la carga que tiene en la sociedad libanesa, tan conservadora que podría ser la peruana, donde se perdona el pecado mas no el escándalo.

No es mi intención provocar. Ese es el daño colateral de mi manera de ser, de quién soy, de mi manera de hablar, de las cosas que escribo. Pero no es mi objetivo y nunca lo ha sido. Es algo que va contigo cuando decides romper las barreras de lo políticamente correcto y expresarte con libertad. Así que por supuesto que soy una provocateur y creo en el poder de la provocación pues a veces necesitas un sismo, alguien que te sacuda porque estás dormida o anestesiada o indiferente y lo necesitas, aunque te asuste o no te guste. Es un enfoque necesario pero no un fin para mí. Sobre la sociedad aquí, es una decisión que he tenido que tomar. ¡Hay tantas personas que conozco en Líbano y en otros países que lo quieren todo! Quererlo todo significa que quieren su libertad y al mismo tiempo no desean que los demás descubran su libertad y los juzguen, así que practican a escondidas esa dizque libertad. Para mí eso es una actuación. Estás mintiendo, lo que significa que no eres libre. Cuando publiqué mi revista, pensé: la libertad empieza con esta decisión. Debo dejar de preocuparme por cómo la gente me mira, me juzga, habla a mis espaldas o frente a mí. Mi tercer libro “El tercer sexo” cierra la trilogía y este debate. Es para jóvenes sobre todo, y comparto mis experiencias y las batallas que luché y los precios que pagué y que sigo pagando felizmente.

En tu segundo matrimonio decidiste vivir en casas separadas.

Fue una experiencia muy interesante. Ahora se acabó, porque ya no estoy casada, pero puedo decir que fue muy exitoso [durante siete años]. Aprendí que no hay fórmulas. No puedes decirle a nadie haz esto y esto y esto y te daré un matrimonio exitoso. Es imposible: tú cambias mucho durante tu vida, tus necesidades cambian, la persona que amas también reflexiona sobre el modo en que vives la relación y la dinámica misma de la relación se impone. Si tuviera que poner solo una “condición” para una relación exitosa, sería estar locamente enamorados.

Dices que la fidelidad no debería ser una ética sino un impulso. ¿Cuál es la diferencia?

Si yo siento el deseo de estar con alguien más y no lo hago, estoy forzándome. Significa que estoy actuando por deber y no por mis sentimientos reales. Así que sí hay una diferencia fácilmente detectable. Por supuesto, se espera que la otra persona te trate igual. Como digo en el libro, prefiero que la persona que desea a otra mujer me deje y que no elija a la fuerza ser leal solo por mí. Sé que es una condición muy exigente,… pero para mí el quiebre sucede, algo ya se ha perdido en el instante que él se sintió atraído por otra. Así que soy una extremista en el amor.

¿Has pensado qué tipo de suegra serás?

Definitivamente una suegra loca. Y seguro que nunca interferiría en sus vidas.

En tus dos primeros libros hablas sobre tu padre, pero poco sobre tu madre…

Sí, lo pensé y en mi último libro está ahí. No es una relación fácil: ella es una mujer dura y por carácter chocamos mucho, pero ella es la que me ha impulsado a seguir mis ambiciones y soñar en grande y le debo mucho. También le debo mucho como madre porque me ayudó a criar a mis dos hijos, mientras yo trabajaba y eso ha sido un gran apoyo.

En la vida de toda mujer llega el momento en que adviertes cuánto te pareces a tu madre…

Soy una mezcla. Hay mucho en mí que va contra lo que ella es. Por ejemplo mi forma de educar a mis hijos es muy relajada, muy cool, ella no es así, ella es muy militar en su forma de educación y creo que es una cosa más de su generación que de su carácter. Creo que nos parecemos mucho en el carácter y esto me hace enojar, jajaja.

¿Crees que al envejecer nos volvemos más preocuponas?

Bueno sí, pero estoy luchando contra ello y deberíamos luchar más. Si es natural que seamos más guerreros cuando somos jóvenes, deberíamos esforzarnos en seguir siendo así cuando somos mayores.

¿Pero no crees que eso también te quitaría algunas de tus mayores virtudes?

¡Sí! Es justo lo que quiero decir. Perdería mi rugido. L




Señora Villarán, discriminación es discriminación

Señora Villarán, discriminación es discriminación

Hace casi 60 años Rosa Parks, una mujer afroamericana del Sur de los EEUU se rehusó a ceder su asiento a un hombre blanco a pesar que las normas y las costumbres así lo exigían. La actitud de Mrs. Parks fue la chispa que puso en marcha el movimiento por los derechos civiles en EEUU, liderado por Martin Luther King. Esta lucha determinó la erradicación definitiva de la segregación en espacios públicos, la incorporación de la población negra en igualdad (legal) de condiciones. La discriminación fue proscrita y eventualmente permitió que el “Sueño” del Doctor King se hiciera realidad, años después, cuando un afroamericano, Barack Obama, llegó a la presidencia de los Estados Unidos.

Salvando las grandes distancias con este hecho de enorme trascendencia histórica, un acontecimiento ocurrido en un bus limeño hace unas semanas, trae al debate público nacional el odioso tema de la discriminación. Como se sabe, la actriz Magaly Solier denunció que fue acosada sexualmente  en el Metropolitano. Ante esta situación, nuestras autoridades municipales y gubernamentales han lanzado propuestas facilistas y absurdas como que las chicas lleven alfileres y clavos para defenderse y, peor aún, el establecimiento de  discriminación positiva.

La alcaldesa Susana Villarán, haciendo gala de su tradicional desatino y mostrando su incapacidad para dar “pie con bola”, ha propuesto implementar de un servicio discriminatorio y segregado por sexo en el Metropolitano para combatir el acoso sexual. Los hombres irían en unos buses, y las mujeres en otros. Así cada uno por su lado evitaría los tocamientos indebidos, ni miradas lascivas y la incomodidad para las pasajeras por la conducta de ciertos depravados. También ha propuesto un servicio exclusivo para niños y adolescentes. Por su parte, Pro Transporte – entidad rectora del Metropolitano – ha hecho eco de esta propuesta, aunque ha considerado una alternativa menos extrema: las mujeres se ubicarían al frente del bus, y los varones en la parte posterior. Sobre las parejas no se dice nada.

No obstante, es necesario contextualizar un poco más la situación. El sistema del Metropolitano se encuentra absolutamente saturado en horas punta, con los buses avanzando al máximo de su capacidad, y mucho más allá de lo que podría denominarse “comodidad” para sus pasajeros. En esta situación la viabilidad técnica de segregar buses queda en entredicho; si aún ahora la capacidad de oferta del servicio de transporte público se encuentra con fuertes dificultades, ¿cómo se puede esperar que añadir una complicación adicional sea beneficioso para los usuarios?

Sin embargo, no se puede negar que en el Perú hay una problemática de agresión sexual. Según estadísticas del Ministerio Publico, más de 21 mil niños y adultos fueron víctimas de algún tipo de abuso sexual o tocamientos indebidos en el 2011, con 8,189 de esto casos en Lima y Callao. La PNP registró en el 2011 casi 111 mil denuncias de agresión a las mujeres, con más de 50 mil en Lima y Callao. En contraste, de acuerdo a cifras manejadas por el programa Warmi Wasi de la MML, apenas 17 denuncias por acoso fueron realizadas en las estaciones del Metropolitano desde Noviembre 2012.

Ello no quiere decir, sin embargo, que no haya una fuerte cultura de acoso a las mujeres en Lima; de acuerdo a la Encuesta del Estado de la Opinión Publica – Acoso Callejero, publicada en Marzo 2013 por la PUCP, el 52.8% de las encuestadas a nivel nacional afirmó haber sufrido algún tipo de acoso en los últimos seis meses, incluyendo los silbidos. El 15% afirmó haber sido víctima de roces o tocamientos incómodos en el transporte público o espacios congestionados, cifra que se incrementa a 22.2% en Lima – Callao.

El Metropolitano es un sistema de 600 buses que permite actualmente la movilización de más de 520 mil pasajeros diarios (más de 180 millones de usuarios al año). En dos años y nueve meses de operaciones logró transportar 300 millones de usuarios. Con estas cifras, utilizar un caso mediático para proponer un replanteamiento de la estructura de transporte del servicio es una medida exagerada, irreflexiva y populista.

Es gratamente sorprendente encontrar una voz discordante. La Ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables ha elevado su voz de protesta contra esta medida, explicando que hay que trabajar con nuestra familia, con el gobierno y también los transportistas para poder fin a esta situación. La indiferencia mata, no debemos ser indiferentes a este tipo de cosas”.

El acoso sexual es un problema social, síntoma del sexismo, y debe ser tratado desde la sociedad. Atacar a uno de los síntomas sugiriendo poco menos de una cuarentena sexista, que tiene la implicancia que los hombres son depravados e incapaces de interactuar con las mujeres en espacios públicos es una idea efectista.  

Las autoridades cuando hablan como tales deben tener cuidado de no promover regulaciones hepáticas en las que se plantee absurdos como la formalización de la discriminación positiva.  Hoy para el acoso sexual, mañana, quien sabe para qué más. Lampadia