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La vida oculta de Fidel el dictador

La vida oculta de Fidel el dictador

Rafael Venegas
Director Independiente de Empresas
Para Lampadia

Fidel Castro, el dictador comunista cubano, fue un personaje que siempre llamó la atención a nivel mundial. Sin embargo, mientras sus controvertidas actividades políticas eran públicas, su vida privada fue estratégicamente mantenida en estricto secreto.

Luego de su muerte en 2016, recién se comenzaron a conocer detalles de su oculta vida privada. Una muestra de esto es un interesante libro que leí recientemente, cuyo título es ¨La vida oculta de Fidel Castro¨ y que fue escrito por Reinaldo Sánchez, un ex guardaespaldas de elite del dictador.

El autor trabajó muy cerca a Castro por mas de diecisiete años y pudo conocer de primera mano sus intimidades, que eran verdaderos secretos de estado. Su gran disciplina y fidelidad, lo favoreció con la confianza del dictador. Lamentablemente tuvo la mala idea de solicitar su pase al retiro unos meses antes de lo que le correspondía. Esto enfureció a Castro a tal punto que ordenó su inmediato encarcelamiento.

Sánchez pasó varios años preso y fue continuamente torturado. Intentó fugar varias veces sin éxito, hasta que finalmente lo logró refugiándose en Miami, donde vive actualmente.

En su libro narra temas y anécdotas del régimen comunista de esos años, así como sus experiencias como militar y miembro de la seguridad elite del dictador. Sin embargo, lo que más llama la atención, son los detalles íntimos de la vida personal de Fidel, porque habían sido siempre secretos.

A inicios de 1959, Castro y sus revolucionarios del M-26, ingresaron triunfalmente y sin resistencia alguna a La Habana. Batista ya había abandonado el país y se había refugiado en Portugal. Desde esa fecha, hasta su retiro obligado por enfermedad en el 2006, Castro mantuvo el poder absoluto de Cuba por 47 años.

El libro revela que el dictador era ¨el dueño de Cuba¨. Un arrogante y déspota multimillonario que vivía como rey rodeado de lujos. Era mujeriego (¨Fidel el infiel¨), mal padre, practicaba varios hobbies y no tenía ningún reparo en deshacerse de sus colaboradores mas cercanos, cuando ya no le eran útiles.

Su fortuna, según varias fuentes incluyendo un análisis de Forbes en el 2006, se calculaba en cerca mil millones de dólares. Menor a la de los dictadores venezolanos, pero mucho mas sorprendente. Un secreto muy bien guardado.

Castro poseía múltiples propiedades en secreto. La mas impresionante era una isla propia, en la que tenía una gran residencia de verano. Se llama Cayo Piedra y es una paradisiaca isla de 1.5 Km de extensión, formada por dos cayos unidos por un puente de mas de doscientos metros, que Fidel hizo construir. Queda a 150 Km de La Habana, cerca de la famosa Bahía de Cochinos.

Allí pasaba gran parte del verano, donde se trasladaba en su gran yate de 90 pies llamado Aquarama II. Este era siempre escoltado por dos patrulleras armadas hasta los dientes. También poseía otras dos embarcaciones de pesca.

El yate contaba con cuatro motores muy poderosos, que le obsequió Leonid Brezhnev, el secretario general del partido comunista ruso y que le permitía navegar a muy altas velocidades.

En uno de los cayos estaba la lujosa residencia, un gran embarcadero, restaurante, helipuerto, museo de pesca, un delfinario y un gigantesco acuario natural con las variedades marinas mas increíbles, que dejó boquiabierto al mismísimo Jacques Cousteau. En el otro la residencia para huéspedes, el edificio de vivienda para la guardia y los empleados y una rampa lanza misiles. 

Castro predicaba que no tenía vacaciones y que el único patrimonio que poseía era una pequeña cabaña de pesca en la costa (así se refería a su isla). Gran mentira, lo cierto es que disfrutaba de mucho tiempo personal, no sólo en su isla sino en cualquiera de sus propiedades secretas.

En La Habana tenía seis residencias que usaba eventualmente, dos de ellas provistas de refugios antiaéreos. Aparte tenía la inmensa y bien resguardada residencia principal, llamada Punto Cero, la cual se encuentra en la zona exclusiva de las embajadas.

En la provincia occidental de Pinar del Rio, tenía otras tres propiedades: un chalet campestre, una granja en Mil Cumbres y un pabellón de caza (La Deseada), dónde el dictador pasaba días enteros dedicado a uno de sus hobbies, la cacería.

Como si esto fuera poco, también poseía una casa en cada una de las veinte provincias administrativas. Estas eran para su uso exclusivo y contaban con todas las comodidades y medidas de seguridad. Fidel se movilizaba exclusivamente en vehículos blindados Mercedes Benz.

Era también un gran cazador submarino, actividad que practicaba mucho en el gigantesco acuario natural de su isla. También le gustaba mucho jugar al básquetbol y lo practicaba regularmente con sus guardias de seguridad, en una cancha profesional privada que mandó construir en el techo de un edificio de su propiedad en El Once. Todo esto lo combinaba con sus grandes habanos y su whisky preferido, Chivas Regal.

También contaba con un enorme centro logístico (Unidad 160) en Siboney. Mas de seis hectáreas ocultas tras elevadas tapias. Allí se gestionaba todo para su uso personal y el de su familia. Vehículos, telecomunicaciones, seguridad y alimentación, incluyendo animales vivos, frigorífico y hasta una fábrica de quesos y otra de helados. También había un museo, una sala privada de cine, una bolera y una villa privada (Casa de Carbonell), donde Castro tenía sus encuentros extraconyugales.

¿Y como se financiaban todos estos lujos?

El estado tiene tres grandes fuentes de ingreso, las cuales eran administradas por el dictador. La primera son las utilidades de las empresas estatales, que son mas del 95% de las que operan en Cuba. Las pocas privadas son las relacionadas al turismo.

La segunda son los aportes compulsorios que el estado recibe de todos los empleados de sus empresas y, en el caso que laboren para un privado, el estado cobra y le da una pequeña parte al trabajador.

La tercera fuente son los ingresos ilícitos, que son muchos e incluyen al narcotráfico, los mercados negros, el contrabando y las falsificaciones de confecciones y licores, entre otras. De esto no me ocuparé en este artículo, pero esta bien detallado en el libro.

Castro era el único que podía disponer de todo, apropiárselo, venderlo o regalarlo. Sólo él podía autorizar la creación o el cierre de una empresa del estado. Todas las sociedades nacionales se reúnen en conglomerados, que son administrados como empresas privadas, pero bajo el control total del estado.

Según Sánchez, Fidel era el súper presidente y director general de este ¨Holding Cuba¨. ¨El era el dueño y señor de todo, a imagen y semejanza de un rey europeo de los siglos pasados¨.

Una parte importante de estos ingresos del estado, eran entregados a Castro, quien las recibía en absoluto secreto y en efectivo. Sánchez fue testigo de esto en muchas oportunidades. Estos ¨dividendos¨, en dólares por supuesto, eran luego depositados en una cuenta creada por ley y que se denominaba ¨Reserva del comandante¨. Esta millonaria cuenta era secreta, libre de todo control y destinada para el uso exclusivo del dictador. ¡Allí está la respuesta!

En el campo amoroso, Castro tuvo una vida muy disipada y secreta. Fue muy mujeriego, tuvo dos esposas y muchas amantes. Se le conocen nueve hijos, ocho hombres y una mujer. Fue un padre muy distante y nunca presto mucha atención a sus hijos. Un verdadero machista.

Una de sus mas queridas amantes y gran confidente, fue la también revolucionaria Celia Sánchez, apodada ¨la madrina¨. Nunca se casó con ella, pero la relación fue bien larga. En paralelo tenía a otra mujer en secreto, Dalia Soto del Valle, con la cual si se casó, pero sólo después que Celia muriera en 1980.

Oficialmente tuvo dos esposas. La primera fue Mirta Diaz-Balart, de la alta burguesía cubana y la segunda fue Dalia Soto. Engañó a la primera con la bellísima habanera Naty Revuelta y a la segunda, como vimos, con la camarada Celia Sánchez o viceversa. También tuvo otras amantes como Juanita Vera, su intérprete anglófona, Gladys, su azafata del avión presidencial y Pili, otra intérprete, en este caso francófona, entre otras más. ¡Su colección de caza!

Con Mirta tuvo un hijo, ¨Fidelito¨, que se pensó era su primogénito, pero que luego se descubrió que había tenido otro hijo antes, Jorge Ángel, fruto de una relación de tres días que tuvo con María Laborde. ¨Fidelito¨, que tenía un gran parecido físico a su padre, tuvo muchos problemas de todo tipo y terminó suicidándose.

En cuanto a la traición de sus más cercanos colaboradores, solo basta repasar como terminaron el ¨Che¨ Guevara, Camilo Cienfuegos y Arnaldo Ochoa, grandes camaradas y héroes de la revolución. En estos casos, así como en otros más, Fidel no tuvo ningún reparo en deshacerse de ellos, cuando lo estorbaron o cuando no los necesitó mas. Todos terminaron muertos ¨trágicamente¨.

Las revelaciones de este libro han permitido que el mundo y sobretodo los cubanos, se enteren de la vida oculta, abusiva y lujosa del legendario dictador comunista. Un verdadero déspota, que lejos de practicar la doctrina que predicó, vivió a cuerpo de rey a expensas del engañado, sacrificado y empobrecido pueblo cubano, al cual llevó al abismo.

Castro no solo hizo esto en Cuba, sino que asesoró a Chávez para que hiciera lo mismo en Venezuela, a cambio de petróleo y más millones. Además, ellos dos junto con Lula da Silva, crearon el nefasto foro de Sao Paulo, con el objetivo de extender su ¨negocio¨ a otros países de la región, llevándolos igualmente al mismo abismo.

¡En nuestro país, no se lo vamos a permitir de ninguna manera! Lampadia




Fallece dictador que dominó Cuba por 50 años

EDITORIAL DE LAMPADIA

Si cuando se dan los hechos que marcan la historia de la humanidad no somos rigurosos, ¿que puede pasar luego, cuando los otoños los ensombrezcan?

La muerte de Fidel Castro está siendo comentada por una gran mayoría de gobernantes con la indulgencia e hipocresía de la diplomacia internacional. Resaltada por muchos medios de comunicación como la pérdida de un líder revolucionario amante de su pueblo y consecuente con sus ideales. CNN lo califica como un gobernante socialista. The Economist, nuestra admirada publicación en Lampadia, le llama “un marxista de conveniencia, un nacionalista cubano de convicción y un caudillo latinoamericano por vocación”. Dice que su gobierno fue represivo pero no especialmente sangriento (habría que preguntarle qué piensa al respecto Camilo Cien Fuegos), que les dio a los cubanos una educación y salud del primer mundo y que evitó el culto a la personalidad.

Como Castro era de izquierda, gozó del favor de muchos intelectuales y escritores. En sus inicios captó la ilusión de Mario Vargas Llosa y de Jorge Edwards, pero ambos supieron ver la realidad detrás de los telones, cosa que no supo hacer Gabriel García Márquez, que era más bien, junto con el dictador de la RDA, Erich Honecker, uno de sus favoritos en sus encerronas en sus yates y playas privadas. No nos olvidemos que muy destacados intelectuales franceses como Jean Paul Sartre, ocultaron los crímenes de Stalin en aras de la ideología marxista.

Tampoco deja de llamar la atención, el doble estándar para juzgar a dictadores de distintas orientaciones. Veamos, por ejemplo, las portadas de El País de España sobre Pinochet y Castro:

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A diferencia de Pinochet, Castro no solo es culpable de la muerte de muchos connacionales, también lleva sobre sus hombros incontables muertes allende sus fronteras, en Latinoamérica y en el África.

En los medios peruanos también se presentan calificativos idílicos sobre el sátrapa cubano, que con la disculpa de una ideología fracasada, la del comunismo, se negó a aceptar la realidad social que ésta produjo en los países que la adoptaron y especialmente en Cuba, donde las condiciones de vida de la población llegan a niveles de miseria que solo produce la esclavitud.

Lo que sí hizo Castro es acomodarse a las cambiantes condiciones políticas globales para seguir inyectando recursos de sus benefactores que nunca mejoraron la suerte de los cubanos, pero que sí le permitió a Castro, formar una monarquía con toda su parentela, que desde su debilitamiento, viene heredando el poder y, por supuesto seguir dominando casi sádicamente a su pueblo. Inicialmente se recostó en la Guerra Fría y vivió del favor del Imperio Soviético, tras su derrumbe, se las ingenió para capturar un país rico sin disparar una sola bala, Venezuela, al cual esquilmó hasta dejarlo en la ruina. Finalmente coquetea con los EEUU de Obama, que solo con el potencial del turismo podría seguir generando recursos a la satrapía, algo que podría interrumpirse con Trump.

Pero algo que el comunismo cubano nunca logró es alterar la naturaleza del pueblo cubano, seguramente uno de los pueblos más maravillosos de la tierra, cálidos, amables, alegres, entusiastas, encantadores; y todo ello a pesar de vivir sometidos a la monarquía castrista, sin libertad y sin calidad de vida.

Distinguiéndose del montón, Andrés Oppenheimer escribe: Fidel Castro fue todo menos un valiente (El Comercio, 28 de noviembre de 2016).

Oppenheimer dice: No es elegante criticar a alguien que acaba de morir, pero viendo los mensajes de jefes de Estado de todo el mundo exaltando la supuesta valentía del recién fallecido gobernante cubano Fidel Castro, hay que decir la verdad: Castro fue todo menos un valiente. Al contrario, fue un cobarde, porque  no permitió una elección libre en 57 años; porque nunca permitió un solo periódico independiente, o estación de radio o televisión no gubernamentales; porque no permitió ningún partido político independiente. Castro fue un cobarde porque nunca permitió a las instituciones financieras internacionales monitorear o verificar las alegres estadísticas económicas de su gobierno; y porque nunca permitió a organizaciones internacionales de derechos humanos llevar a cabo investigaciones in situ sobre los abusos contra los derechos humanos.

Según su hermana Juanita, su epitafio debiera decir: “He never listened” (él nunca escuchaba).

Lampadia