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La respuesta de Suecia al covid 19

La respuesta de Suecia al covid 19

Compartimos un reciente artículo publicado por The Economist en el que se desmitifican varios rumores sobre la estrategia sanitaria de Suecia para enfrentar el coronavirus, en particular aquellos que enarbolan la supuesta exposición hacia el virus que acometió con su población para generar una suerte de “inmunidad de rebaño”, sin emprender acciones concretas como cuarentenas estrictas o la promoción del uso de mascarillas y/o artículos de prevención.

Como se desprende del análisis de The Economist, en contra de esta creencia, la base de la estrategia sueca se centró más bien en desarrollar “la convivencia con el virus”, sopesando cuidadosamente los costos y beneficios económicos y sanitarios, pero además psicológicos de las cuarentenas generales y focalizadas, algo que muy pocos países han considerado al respecto. Cabe destacar por ejemplo cómo el gobierno ha sido muy enfático con el tema de las escuelas, las cuales nunca cerraron pues entendieron no sólo la baja incidencia del covid en los menores de edad, sino también las pérdidas irremediables de largo plazo que se generan en los niños el cortar la educación presencial, algo que se exacerba en países de bajo nivel de desarrollo como el nuestro (ver Lampadia: El cierre de escuelas puede ser devastador, El perjudicial cierre de las escuelas). Otro tema a destacar es el correspondiente al aislamiento de contagiados, acometidos en tiempos cortos pero suficientes para una recuperación certera sin vulnerar la salud mental de las personas. Ello por supuesto acompañado del seguimiento de contactos, algo que en nuestro país nunca se incorporó y que le ha permitido a Suecia, entre otras cosas, amortiguar la aparición de una segunda ola a diferencia de lo que sucede en buena parte de Europa.

Si bien consideramos que la estrategia de Suecia no ha sido del todo exitosa – a diferencia de Corea del Sur, China o Taiwán por ejemplo que han prácticamente parado en seco el contagio y las muertes sin resentir tanto sus economías – sí rescatamos su idea de no persistir en medidas de corte salomónica ya sea a través de encierros totales o de medidas absurdas como la prohibición expresa de no dejar salir a los ancianos a algún espacio recreativo o hacer deporte (ver Lampadia: Cuarentena abusiva), algo que se ha probado que es insostenible para la salud mental de las personas dada la duración que parece tendrá todavía la pandemia. Y muestra además la absurda dicotomía de salud vs economía que mantuvo el gobierno hasta casi el tercer mes de iniciado el brote, lo cual significó la quiebra de miles de empresas y de desempleados en nuestro país. Grave error que no debemos volver a cometer jamás. Lampadia

Tierra de los sin máscara
Las verdaderas lecciones del enfoque sueco del covid-19

Suecia es considerada campeona de la libertad. De hecho, es el hogar del pragmatismo.

The Economist
10 de octubre, 2020
Traducida y comentada por Lampadia

Lo mejor de usar un país pequeño para respaldar su argumento es que es poco probable que sus oponentes sepan lo que realmente está sucediendo allí. Quizás por eso Suecia, con 10.3 millones de habitantes, se ha convertido en un ejemplo muy citado en el debate sobre cómo lidiar con el covid-19. Los suecos amantes de la libertad supuestamente están siguiendo una estrategia de bloqueo liviana sin máscaras que creará inmunidad colectiva sin quebrar la economía. El éxito de Suecia, se dice, es una reprimenda permanente a los aguafiestas de izquierda que aman mandar a la gente y cerrar todo.

Suecia, de hecho, contiene lecciones, pero se trata menos de libertad que de utilizar compensaciones para generar una cohesión social duradera. El país es un modelo extraño para los fanáticos del gobierno pequeño. La última vez que persiguió el individualismo con uñas y dientes rojos, la política social estaba en manos peludas de hombres que iban a trabajar en lanchas. En la actualidad, Suecia es un faro progresista y ocupa el séptimo lugar en la clasificación de gasto social de la OCDE, incluso por delante de Alemania.

Los fanáticos de Suecia tienen razón al señalar que, en la primera fase de la enfermedad, el gobierno tuvo un toque ligero. Aunque prohibió los grupos grandes y emitió muchos consejos de salud, rechazó las cuarentenas generales. Pero ese no fue un enfoque particularmente exitoso. Suecia tiene una tasa de mortalidad de alrededor de 60 por 100,000, diez veces la de Finlandia y Noruega, que sí se encerraron. La libertad de los suecos no perdonó la economía, a pesar de que muchas muertes se produjeron entre personas mayores que ya no trabajaban. La producción solo en el segundo trimestre se contrajo un 8.3%, también peor que en los demás países nórdicos. Una gran cantidad de casos es perjudicial para la economía.

Una réplica es que, a diferencia de Gran Bretaña, Francia y España, Suecia no ha visto una segunda ola. Sin embargo, incluso si se deja de lado el hecho de que los casos en el condado de Estocolmo se cuadriplicaron aproximadamente en septiembre (en términos absolutos, siguen siendo bajos), la nueva estrategia de Suecia para la segunda fase converge con la de Alemania. Contrariamente a algunas afirmaciones, esto no depende de la inmunidad colectiva: Suecia todavía tiene una gran población de personas susceptibles. Más bien, implica pruebas a gran escala y rastreo de contactos para identificar y suprimir los brotes de manera temprana. Esto va acompañado de un mensaje claro y coherente que es sostenible porque da autonomía a las personas. Esos son los componentes básicos de estrategias exitosas contra el covid-19 en todas partes.

La lección de la nueva política sueca no es que sea libertaria, sino que el gobierno sopesa las compensaciones de cada restricción. Por ejemplo, cuando alguien da positivo, toda su familia debe entrar en cuarentena, pero los escolares están exentos porque, según reconoce el gobierno, los beneficios de encerrarlos se ven abrumados por el daño duradero a su educación. Asimismo, la cuarentena dura de cinco a siete días, en comparación con dos semanas en otros lugares. El riesgo de propagar el covid-19 en esa segunda semana es pequeño y se está reduciendo, pero el daño a la salud mental del aislamiento prolongado está aumentando.

Suecia es una sociedad de alta confianza, donde la gente sigue las reglas. Y, sin embargo, su enfoque se basa en la idea de que, como el covid-19 estará aquí durante mucho tiempo, pedir demasiado a la gente reducirá el cumplimiento y, por lo tanto, propagará la enfermedad. Las sociedades de baja confianza pueden necesitar un equilibrio diferente entre coerción y autocontrol, pero también necesitan reglas sostenibles.

¿Y las máscaras? Los fanáticos de Suecia aprovechan las multitudes sin máscaras en Estocolmo como prueba de su libertad. Pero esa no es la base de su política. Los expertos gubernamentales argumentan que la evidencia de que las máscaras ayudan es débil y que sus otras medidas funcionan bien. En esto, Suecia está fuera de sintonía con otros países. Si la enfermedad vuelve allí, es probable que eso cambie. Después de todo, su política se basa en evidencia y pragmatismo, no en principios ciegos. Lampadia




Reactivar con sentido de urgencia supone agilidad administrativa

Reactivar con sentido de urgencia supone agilidad administrativa

Víctor Gobitz
Presidente del IIMP
Para
Lampadia

Distintas entidades con solvencia en tópicos económicos, como el propio Ministerio de Economía y Finanzas, el Consejo Fiscal y el Banco Central de Reserva coinciden en que en este año 2020, experimentaremos la mayor caída del PBI de nuestros últimos 100 años; y recuperar el nivel de producción de bienes y servicios, en términos previos a la pandemia nos tomará, no menos de 3 años. Esta información en términos sencillos significa una crisis de desempleo sin precedentes.

Ante ello, deberíamos cuestionarnos acerca del curso de acción que podríamos adoptar para promover y agilizar las inversiones públicas y privadas; pero, sin variar, es decir, manteniendo las mismas regulaciones y estándares laborales, ambientales y tributarias.

La respuesta está en la agilidad administrativa, entendida por la adopción de una absoluta predictibilidad en los plazos de pronunciamiento u observación.

Esta predictibilidad administrativa férrea se conseguiría con la aplicación de la norma del silencio administrativo positivo; que a la fecha solo se aplica por excepción. La Autoridad tendría un plazo perentorio para pronunciarse y la entidad que promueve la inversión podría cautelar al Estado a través de una caución, lo cual le permitiría a la Autoridad, de manera ex-post; revisar y perfeccionar, pero no detener una inversión.

Este concepto que podría parecer innovador, no es tal; a la fecha la emplean las personas naturales y las empresas privadas para el pago anual del Impuesto a la Renta; pues mediante una Declaración Jurada proceden al pago respectivo y luego la Autoridad, en este caso particular la SUNAT, tiene hasta 4 años para fiscalizar, observar y eventualmente sancionar al contribuyente; si a su criterio, el cálculo del impuesto erró por defecto.

Lo cierto es que ante esta crisis sanitaria, social y económica excepcional y sin precedentes; tenemos que plantear soluciones audaces para atender de manera sostenible (léase sin subsidios), a nuestra población más vulnerable, lo cual supone generar empleo a través de inversiones públicas y privadas. Aún estamos a tiempo. Lampadia




La nueva realidad de la robótica

La nueva realidad de la robótica

La robótica sigue desarrollándose de a pocos, pero certeramente y un ecosistema que parecía asomarse sólo en las películas de ciencia ficción empieza a cobrar forma en la realidad, con especial énfasis en EEUU. Tal es así que hoy en día sus mercados ya incorporan la venta de robots que se erigen y transportan en la tierra con 4 extremidades y con 2 en algunos casos, tratando de emular algunas de las actividades humanas.

Con estas nuevas características los especialistas del sector empiezan a proyectar ocupaciones que podrían desarrollar estos robots en un futuro no muy lejano, las cuales comprenden desde la distribución de mercancías, la automatización de tareas en fábricas hasta el comportamiento autónomo bajo determinados contextos.

Toda esta realidad la describe a detalle un reciente artículo publicado por The Economist que compartimos líneas abajo.

Estos prometedores avances en la robótica consolidarán un proceso que ya veníamos advirtiendo en nuestras anteriores publicaciones en torno a la 4ta Revolución Industrial: un creciente re-alocamiento de empleos desde los sectores primarios y secundarios hacia los terciarios, principalmente servicios de mayor complejidad (ver Lampadia: Automatización demandará nuevos empleos y habilidades).

No debemos ceder a los análisis simplistas de los fatalistas quienes enuncian que los robots provocarán eventualmente una crisis del desempleo de grandes magnitudes. Por el contrario, si bien producirá un desplazamiento de la mano de obra, que será bastante progresivo y no en “saltos” como usualmente se advierte, también suscitará la creación de empleos que demanden desarrollar nuevas habilidades, más innovadoras que a la larga apuntalarán el crecimiento económico. Ello solo puede darnos mejores visos de que el mundo científico todavía tiene mucho por explorar para generar más desarrollo puesto que aún no se han explorado todas las tecnologías disponibles plenamente. Lampadia

Robótica
Los robots que caminan están llegando al mercado

Podrán ir donde la gente pueda, pero los bots existentes no pueden

The Economist
25 de agosto, 2020
Traducida y comentada por Lampadia

Pueden parecer cursi, pero un par de robots que aparecieron recientemente en la Planta de Transmisión Van Dyke de Ford Motor Company, en Detroit, son máquinas de trabajo prácticas. De hecho, pueden apuntar al futuro de la automatización. Poner robots en fábricas no es una idea nueva; unos 2.4 millones de ellos ya están funcionando en plantas de todo el mundo. Pero la mayoría de ellos son poco más que brazos gigantes, atornillados firmemente al suelo, que sueldan y pintan cosas. Aquellos pocos que tienen la movilidad para administrar tareas como entregar componentes lo hacen deslizándose sobre ruedas. Los nuevos dispositivos de Van Dyke son tipos de bestias bastante diferentes. Pueden caminar.

Este par de cuadrúpedos de color amarillo brillante se parecen un poco a perros, lo que llevó a uno a ser apodado Fluffy y al otro Spot (este último apodo es también el nombre oficial que le da a este modelo de robot la firma que los fabrica, Boston Dynamics, una subsidiaria de SoftBank). Sin embargo, la pareja no está allí para divertir a los trabajadores humanos de la fábrica, sino para realizar una tarea importante que Ford espera que le ahorre una tonelada de dinero. Con escáneres láser montados en la espalda, Fluffy y Spot pueden corretear por la planta de 200,000 metros cuadrados recolectando datos. Estos datos se utilizarán para construir un modelo informático detallado de toda la operación de fabricación. Este tipo de modelo se llama gemelo digital y los ingenieros de Ford lo usarán para averiguar cómo reorganizar la línea de producción para producir una nueva caja de cambios.

Con el paso de los años, los planes de fábrica se vuelven obsoletos a medida que se mueven las cosas y se introducen nuevos equipos. Examinar la planta de transmisión a mano llevaría semanas y costaría unos US$ 300,000. Ford reconoce que Fluffy y Spot, que pueden subir escaleras y arrastrarse a áreas difíciles de alcanzar, reducirán el tiempo requerido a la mitad y completarán el trabajo por “una fracción del costo”. Aunque Ford alquila los robots, Boston Dynamics los ha puesto a la venta por 75,000 dólares cada uno. A ese precio, pronto se pagarían por sí mismos realizando tareas como la que se estaba realizando en Van Dyke.

La gama Spot es la primera de los robots andadores de Boston Dynamics que se comercializa. Están empezando a aparecer más máquinas de este tipo de otras empresas y grupos de investigación. Algunos también son cuadrúpedos. Otros son bípedos. El tipo de dos piernas puede ser más ágil y, si está equipado también con brazos, se adapta mejor a tareas como levantar objetos u operar controles. Lo que todas estas máquinas tienen en común es que representan, perdone el juego de palabras, un gran paso adelante en la locomoción de los robots.

Cuatro piernas bien, dos piernas mejor

Si los robots van a ir a donde van las personas, deben poder moverse de la misma forma que las personas. Las ruedas son inútiles para navegar por gran parte del mundo; pregúntele a cualquiera que use una silla de ruedas, dice Aaron Ames, experto en robótica del Instituto de Tecnología de California (Caltech). “Ahora podemos hacer que los robots caminen realmente bien”, dice. Sin embargo, estos robots pueden parecer un poco extraños. Cuando un torso con dos piernas unidas sale del laboratorio del Dr. Ames, causa un poco de sensación en el campus de Caltech. Pero esto es algo a lo que la gente tendrá que acostumbrarse, porque vendrán muchos más.

Sigue habiendo problemas y se necesitan mejoras. “Pero una vez que lleguemos allí, tendremos millones de robots andantes en entornos humanos”, dice Jonathan Hurst, cofundador de Agility Robotics, una empresa con sede en Albany, Oregon. Acaba de lanzar Digit, un robot bípedo de dos brazos que parece un avestruz. En la actualidad, Digit cuesta 250,000 dólares. Pero son los primeros días. A medida que se pongan a trabajar más robots andantes, su desarrollo se acelerará y sus volúmenes de producción aumentarán, lo que reducirá el costo de una máquina como Digit a decenas de miles de dólares.

Este proceso es similar al surgimiento de drones voladores. Alguna vez costaron millones y tenían usos limitados, hasta que los investigadores descubrieron cómo hacer que los aviones pequeños se desplazaran utilizando múltiples rotores coordinados.

¿Qué cambió? “Ahora entendemos las matemáticas de la locomoción en un grado mucho mayor”, explica el Dr. Ames. Los robots que caminan de la vieja escuela, como Asimo, un androide famoso presentado en 2000 por Honda, un fabricante de automóviles japonés, tienen pasos forzados. Caminan arrastrando los pies, colocando un pie adelante, verificando su equilibrio, moviendo el otro pie, volviendo a verificar su equilibrio, etc. “Cuando caminas, no haces eso”, dice. “Tus pies simplemente están bajando y agarrándote”.

¡Dé un paseo!

Los biomecánicos describen a veces la forma en que los humanos caminan como una caída controlada. Dar un paso implica balancear una pierna hacia afuera y colocarla hacia abajo con pequeñas correcciones subconscientes para mantener la estabilidad a medida que la masa del cuerpo por encima de ella se desplaza hacia adelante. Cada pierna funciona como un resorte. Estos movimientos son predecibles y, en los últimos años, los investigadores han descubierto cómo modelarlos matemáticamente. Junto con mejores actuadores para operar las extremidades de un robot y sensores que pueden medir las cosas con mayor precisión, estos modelos han hecho posible recrear este estilo de caminar en robots. No requiere ningún aprendizaje automático sofisticado o inteligencia artificial para hacerlo, solo una buena computación pasada de moda, agrega el Dr. Ames.

Es fácil concluir, como muchos lo hacen, que estos nuevos robots andantes simplemente imitan la naturaleza. Pero ese no es el caso. Un cuadrúpedo, al ser una plataforma estable, es un buen punto de partida para diseñar un robot andante. Después de coordinar las cuatro extremidades, conseguir un buen equilibrio y adaptar un sistema de visión que le permite al robot averiguar dónde poner los pies, los diseñadores de Spot terminaron con un problema. Michael Perry, jefe de desarrollo comercial de Boston Dynamics, dice que no es sorprendente porque la naturaleza ha estado desarrollando diseños eficientes durante mucho tiempo.

Los brazos también pueden realizar otras tareas útiles, como mover cajas en un almacén. Digit puede transportar hasta 20 kg. Es probable que la distribución y entrega de mercancías sea una aplicación importante para los robots andantes, reconoce el Dr. Hurst, especialmente ahora que el comercio electrónico ha experimentado un auge como resultado de las restricciones impuestas a raíz del covid-19. Algunos centros de distribución automatizados están configurados para sistemas robóticos convencionales fijos y con ruedas, pero estos generalmente se han construido de esta manera desde cero. La mayoría de los almacenes están diseñados pensando en las personas. Los robots con patas, que se mueven de manera similar a los trabajadores humanos, encajarían perfectamente.

Con un mayor desarrollo, los robots andantes realizarán tareas más complejas, como las entregas a domicilio. Ford está trabajando en esto con un robot Digit que viaja en la parte trasera de una camioneta. Aunque los robots con ruedas ya realizan algunas entregas, llegar a muchos hogares es complicado y puede implicar subir escalones o escaleras. “Las piernas son la forma en que le gustaría llegar a la mayoría de las puertas de entrada para entregar un paquete”, observa el Dr. Hurst.

Queda por ver exactamente cómo se podría hacer esto. A menos que estén en una misión preprogramada, la mayoría de los robots móviles requieren que un operador proporcione instrucciones básicas para, por ejemplo, proceder a cierto punto. Luego, el robot camina allí solo, evitando obstáculos y subiendo o bajando escalones y escaleras en el camino. Esto significa que un robot ambulante que realiza entregas puerta a puerta puede necesitar algún tipo de mapa digital del vecindario, para saber de antemano los caminos que puede atravesar y los macizos de flores que debe evitar. Eso podría implicar un gran esfuerzo de adquisición de datos, muy parecido a los que se utilizan para crear mapas digitales para automóviles sin conductor. De manera similar, en una fábrica o un almacén, un ser humano tendría que mostrarle las cuerdas a un robot ambulante antes de que lo dejara libre para trabajar por sí solo.

Autodeterminación

Un robot completamente autónomo que podría caminar en un entorno desconocido y decidir por sí mismo lo que tenía que hacer queda muy lejos. Una de las tareas más difíciles para un dispositivo de este tipo sería cuidar de forma autónoma a alguien en casa. El robot tendría que ser capaz de tomar numerosas decisiones complejas, como administrar el medicamento correcto, decidir si dejar entrar o no a extraños en la casa o saber cuándo sacar al perro a pasear. Sin embargo, muchos especialistas en robótica creen que algún día llegarán allí, o al menos se acercarán a esto.

Mientras tanto, la nueva generación de robots que se está desarrollando seguirá desarrollando las capacidades de las máquinas. En Boston Dynamics, Perry reconoce que, además de la topografía, Spot encontrará muchas funciones en la inspección y el mantenimiento. Dichos robots pueden, por ejemplo, entrar en entornos peligrosos como subestaciones eléctricas sin tener que desconectarlos de la red, como es necesario cada vez que entra un ingeniero humano.

En lugar de simplemente buscar problemas, el siguiente truco de Spot será tomar medidas para resolverlos, como activar un interruptor o abrir una válvula. Hará esto con un solo brazo manipulador que lo hace parecer menos un perro y más un Braquiosaurio de cuello largo. Un prototipo de esta configuración ya está circulando por las oficinas de la empresa, abriendo y cerrando puertas.

Esta versión de Spot debería salir a la venta el próximo año. En cuanto a Atlas, el humanoide de Boston Dynamics, es actualmente demasiado caro para generar una versión comercial. Pero las lecciones que se aprendan ayudarán a proporcionar la ingeniería necesaria para que vengan otros robots, dice Perry.

Es posible que algunos de estos robots andantes del futuro no se desplieguen en este mundo. En Caltech, el Dr. Ames cree que los robots con patas tendrán ventajas en la exploración planetaria, por ejemplo, para sortear terrenos difíciles y entrar en cuevas. Mientras tanto, en la Tierra, él y algunos colegas de otras instituciones están utilizando el nuevo conocimiento de la locomoción robótica para desarrollar prótesis ligeras para quienes no pueden caminar con facilidad y exoesqueletos motorizados para quienes no pueden caminar en absoluto. En un mundo no hecho para ruedas, esto plantea la tentadora perspectiva de que los robots andantes algún día ayudarán a librar al mundo de las sillas de ruedas. Lampadia




¿Como se esconde un fracaso?

¿Como se esconde un fracaso?

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia

Esconder sus fracasos políticos es el primer recurso del gobernante inepto. Pero el más perverso, es atribuírselo a otros.

Desde el 01 de mayo de 2020, en Lampadia (¿Hasta cuando? – Hasta que la verdad sea la principal herramienta de la política), mostramos que la salud había sido un mero relleno en la agenda gubernamental ocupada en el control de los otros poderes del Estado, que los 80 hospitales ofrecidos por Vizcarra a inicios del 2019 no se construyeron, que el 2019 el Ministerio de Salud sólo ejecutó el 41.2% del presupuesto de obras, que el gobierno no se había preparado para la llegada de la pandemia sino hasta que llegó el primer contagio y que la sobre exposición mediática del presidente y sus ministros durante la cuarentena sólo eran la cortina de humo para ocultar un fracaso que era evidente desde abril.

Esta semana, cuando el fracaso ya es reconocido hasta por los alcahuetes del gobierno en los medios que lo han apañado desde el referéndum del 2018, cuando estamos en el 7mo lugar mundial, cuando los contagios superan los 268,000 casos, los muertos oficialmente declarados se acercan a 9,000 y hemos destruido nuestra economía y desempleado a medio país, el gobierno ya no puede esconder su fracaso y se ve obligado, una vez más, a atribuírselo a otros.

Al inicio de esta crisis, le atribuyó las malas condiciones del sistema de salud a la corrupción, el mantra con el cual adormece a la ciudadanía que ve la paja en el ojo ajeno, pero no ve la viga en el propio. Con ello, calló, escondió y disimuló los 80 hospitales no construidos, la pobre ejecución presupuestal del 2019 en salud y la falta de preparación para la pandemia.

En medio de la crisis, cuando la meseta no llegaba, cuando las medidas no surtían efectos y eran contraproducentes, le atribuyó la responsabilidad a los peruanos pobres que tenían que salir a la calle a conseguir el pan para sus familias.

Ahora, cuando las cifras del fracaso ya son evidentes, hay que buscar nuevos culpables.  Hay que construir enemigos falaces contra quienes luchar, a quienes atribuirle el fracaso, sobre quienes el pueblo descargará su frustración. Estatizar, intervenir o expropiar las clínicas privadas sólo es eso, el perverso recurso de atribuir a otros la responsabilidad de la inepcia. Un paso más en el libreto autoritario que muchos no han querido ver.

Pese a que en el Perú la única inmunidad que parece haber logrado en el pueblo este gobierno es la inmunidad a la data, al narcotizarlo con información inexacta y campañas muy bien pauteadas, mostraremos a continuación algunas cifras que demuestran que la expropiación de las clínicas no es ni el problema, ni menos la solución:

  • El Perú, según el Repositorio Único Nacional de Información de Salud del Minsa, tenía a inicios del 2019 la cantidad de 51,328 camas hospitalarias, repartidas de la siguiente forma:
    • MINSA y Gobiernos Regionales            28,493
    • ESSALUD                                                9,640
    • Otras entidades públicas y privadas      13,195
  • Según el reporte de la Sala Situacional del Covid del MINSA, hoy 26 de junio hay 10,587 pacientes hospitalizados, es decir el 20% de la capacidad hospitalaria del país. Si revisamos la cifra, a nivel público (Minsa, Essalud y FFAA y PNP) hay 9,357 hospitalizados, lo cual representa alrededor del 23% de la cantidad de camas de ese sector.
  • Según este mismo reporte, toda la disponibilidad de UCIs incluida la de las clínicas privadas ya está prácticamente agotada, quedando únicamente UCIs disponibles en ESSALUD (56) y en los Gobiernos Regionales (62).

Esta información confirma que la intervención de clínicas no es ni el problema, ni será la solución. Solo es el chivo expiatorio de hoy.

¿A quién se buscará culpar mañana?  ¿A quien apuntarán mañana sus baterías el Ejecutivo y sus cómplices los congresistas para atribuirle la culpa de este fracaso?

¿A las farmacias?, ¿a los bancos? ¿a las bodegas de la esquina? …………………….

A cualquiera, mientras la ciudadanía no advierta el embuste autoritario del cual somos víctimas. Lampadia




Un capítulo pendiente de la historia

Un capítulo pendiente de la historia

Úrsula Letona Pereyra
Abogada, Ex congresista
Para Lampadia

Los ciclos económicos a los que nos ha expuesto nuestro proceso histórico parecen retornar siempre a un mismo punto de origen, nos confirman al finalizar cada uno, determinadas tasas de crecimiento, las cuales en el interregno no fueron capaces de gestar aquellos cambios necesarios que permitan al país, en su conjunto, emprender el camino al desarrollo o sentar bases sólidas en ese propósito.

Lo que viene en el lustro 2021-2025, sin duda será un periodo de crisis económica, con todo lo que viene aparejado, especialmente en lo social. Incremento significativo de la pobreza, en la medida que buena parte de la población incorporada a la clase media en el último ciclo de crecimiento retornará al círculo oscuro de la pobreza, afrontaremos problemas más severos en materia de desempleo e informalidad, y una larga lista larga de otros problemas.

Es importante analizar estos ciclos históricos de crecimiento y los problemas irresueltos en el interregno de los mismos. Para no ir muy lejos, evaluemos el periodo del auge económico que tiene un inicio tenue en el gobierno de Bustamante (1945); un impulso fuerte por parte de Odría a finales de los 40; alcanza consolidación en el gobierno de Prado en el periodo de los años 50, especialmente por las políticas económicas promovidas por su primer ministro Pedro Beltrán; que se extienden hasta el primer gobierno de Belaunde (1963-68) – en este último sólo como cola de viento. Contrariamente, es en el gobierno de Belaunde donde empiezan a desmontarse parte de las reformas instaladas en los gobiernos anteriores, influenciada por las políticas económicas de la Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI), tesis gestada por la CEPAL.

Los resultados de estos ciclos económicos fueron espacios de crecimiento temporal, pero no permitieron sentar las bases para el desarrollo de la colectividad del país. Si observamos las tasas de crecimiento del periodo de los años 50 – 60 del siglo pasado, resultan superiores en promedio, a las tasas de crecimiento del periodo 1991-2015, ciclo este último que se extiende hasta el 2019, igualmente por cola de viento o lo que hemos denominado “piloto automático”.

Es innegable que el crecimiento de los últimos años ha permitido una significativa disminución de la pobreza, hemos pasado de tasas del 50% a finales de los 80, a 20% en el 2019, con una caída pequeña en el lustro 2015-2019. Igual, el periodo de crecimiento de los años 50-60 permitió incorporar parte de la población migrante en puestos de trabajo gestados en el proceso de urbanización en nuestro país, pero no pudo resolver los problemas de insatisfacción social de la sociedad rural, que conformaba el 60% de la población peruana, ubicada predominantemente en la sierra, derivando en el fenómeno de gran migración, especialmente hacia Lima, que hasta la actualidad mantiene una constante –la pobreza- que transgeneracionalmente permanecen en las mismas familias, los migrantes que fueron atraídos a la urbe en búsqueda de mejores oportunidades – a falta de ellas en sus lugares de origen-, son en gran parte las familias  que en la actualidad enfrentan la pobreza y que viven en los cascos urbanos de las diversas ciudades del país.

Lamentablemente los ciclos de crecimiento económico generosos de nuestra historia no han permitido consolidar los cimientos para una sociedad desarrollada, que pasa esencialmente por tener servicios de educación y salud de calidad, una mejora significativa en la infraestructura que demanda el país para ser competitiva, entre otros. En materia de educación y salud – solo para graficar los problemas que explicamos-, es evidente el significativo incremento presupuestal de los últimos años, tanto como porcentaje del PBI y más gráfico en lo nominal, donde incluso nos acercamos a los niveles recomendados por la OCDE-, sin embargo, tal incremento no ha venido aparejado en una mejora de estos servicios, como lo evidencia con énfasis la crisis actual.

En este contexto, cabría preguntarnos: ¿qué ha determinado que los ciclos de crecimiento económico no hayan sido capaces de generar desarrollo? Sin duda muchos historiadores, economistas, sociólogos y antropólogos han abordado y explicado diversas causas, creo que algunas devienen en comunes, pero también enrostran nuestra sociedad actual.  Sin duda, merece nuestra atención en la coyuntura actual y de cara a superar la crisis que enfrentamos, el faccionalismo histórico en el que se encuentra inmersa nuestra sociedad. Se remonta a la independencia, la misma que muchos historiadores -nacionales y externos-, reseñan como una independencia concedida por ejércitos extranjeros y no ganada por los peruanos, debido a la división de la sociedad de la época. En la Guerra con Chile, no solo se presentaron problemas de división de las clases dirigentes, pugnas al interior del ejercito, los intereses económicos y regionalistas, pero de forma esencial la exclusión social de la población de la sierra- no obstante ser mayoritaria-, absolutamente desvinculada de la sociedad moderna de la costa. Así también, en la época de crecimiento que abordamos de los años 50-60 del siglo pasado, el faccionalismo que se generó en torno a la participación política de un determinado partido político y su líder. Y ha seguido hasta la fecha. 

La profundidad de la crisis demanda la concurrencia de todos los peruanos para superarla, y parece no haber sido un tema de primer orden para nuestras autoridades, con la crisis se ha ido incrementando, superando largamente lo que viene ocurriendo en países vecinos, quizá ello ha generado que recientemente -forzados por la situación- se invitó a ser parte de la discusión a la sociedad civil, al sector empresarial, que permita contar con perspectivas distintas para enfrentar a un enemigo común- la crisis. Existe hoy la necesidad de dejar de lado los faccionalismos históricos, que han sido sin duda de los elementos que ha erosionado las posibilidades de desarrollo en épocas de auge económico de nuestro país. En estos días se han gestado diversas voces en el tal sentido, ojalá resuene en nuestra clase dirigente: política, económica y social, para, mediante reformas, encaminar el país hacia el desarrollo, EL PERU LO DEMANDA. Lampadia




Aprendices de brujo

Aprendices de brujo

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia

Finalmente se anunció la cifra oficial de variación del PBI para abril 2020 y, como no podía ser de otra forma, el resultado fue una caída de 40.49%, lo que nos ha llevado en los primeros cuatro meses del año a caer 13.1%. Lo más lamentable, es que estos números han venido acompañados de una pérdida de 2.3 millones de puestos de trabajo, sólo para Lima metropolitana en el mes de mayo.

Lo más triste es que todo este sacrificio, hecho en nombre del control de la pandemia, no ha servido de nada, pues estamos “rankeados” entre los países del mundo con mayor número de infectados y número de fallecidos, entre otros indicadores. Más impactante aún, cuando lo medimos en índice por cada 100,000 habitantes. Es decepcionante este resultado, después de haber aplicado una de las cuarentenas más extensas y rígidas del planeta.

Entonces es legítimo preguntarse, ¿qué pasó? ¿Hemos sometido a la población a un encierro de más de 90 días, orden de inamovilidad y toque de queda, con apoyo de las Fuerzas Armadas, uso de toda la Policía Nacional con suspensión de garantías constitucionales y declaratoria de emergencia, para no tener ningún obstáculo en esta “Operación COVID-19” desde el 16 de marzo 2020, para nada?

Creo que la respuesta es sencilla, hemos querido manejar este problema con un equipo de “Aprendices de brujo”, con no poco aire de corrupción. A la cabeza de la operación, un presidente y un primer ministro que seguro pensaron estaban atendiendo un problema del tamaño de la municipalidad de Moquegua, que no convocaron a un equipo de expertos en todos los campos y experiencia suficiente para hacer un planeamiento adecuado (¿o no deseaban observadores extraños?). Aún sin un planeamiento integral, desecharon el esfuerzo hecho por la exministra Hinostroza, quien mal que bien, aprobó con Resolución Ministerial N. 039-2020/MINSA del 31 de enero de este año, el “Plan Nacional de Preparación y Respuesta frente al riesgo de introducción del Coronavirus 2019-nCoV”, con apego a las recomendaciones de la OMS y considerando el uso de pruebas moleculares.

No pretendo que este haya sido “el plan a ejecutar”, lo que podemos notar es que, si para enero ya se tenia una Resolución Ministerial al respecto, al menos dos semanas antes ya era un tema de discutido en el sector salud y compartido a nivel del gabinete, pero nadie (presidente, ni PCM) lo acogió debidamente, hasta que el 15 de marzo optaron por lo más efectista y sin mayor análisis; la cuarentena total por quince días. ¿Quién en su sano juicio, después de observar lo que venía ocurriendo en los países afectados más tempranamente, incluyendo a China, hubieran pensado en ese plazo?

Por otro lado, la cuarentena, en la historia, se concibe como el confinamiento de un enfermo para evitar que este transmita sin control la enfermedad contagiosa. Eso obligaba a ser muy estricto en la identificación de los portadores del virus, desde el momento más temprano posible e identificar a sus contactos, hacerles pruebas moleculares y si estaban contaminados, ponerlos también en cuarentena. Cerrar fronteras desde el primer día y hacer pruebas moleculares a quienes retornaron al país, en lugar de pagarles dos semanas en un hotel a ver cómo evolucionaban (más efectivo y económico).

Como hemos dicho, no se convocó a un equipo para el planeamiento integral y se cambió de ministro en el sector salud. Supongo habrán tenido muy buenas razones para el cambio (la ministra Hinostroza no aceptó cambiar las pruebas moleculares a rápidas, como en efecto se hizo), pero ¿nombrar a un médico que nunca ejerció como tal, sin experiencia en gestión y gerencia de ninguna institución, sino que se ha pasado la vida de asesor de organismos regionales, MIDIS u otros, que no tiene que ver con el sector?

La primera disposición de este ministro fue no comprar pruebas moleculares (mintió desde el primer día diciendo que Trump las había acaparado todas, mientras la representación diplomática de Corea del Sur ofrecía, sin limitación y con disponibilidad inmediata, las de empresas de su país) y dispuso “usar pruebas rápidas aplicadas sólo a quienes tengan síntomas”. Como sabe cualquier ciudadano, alguien puede estar infectado, no tener síntomas y estar contagiando a todos los que interactúan con él, aunque la prueba serológica reportará negativo durante los primeros 6 a 7 días de infectado.

Sobre ese “error” se optó por la cuarentena masiva. Un grave error, porque no se contempló las condiciones de vida de la población, de las casas habitación, ni las condiciones sanitarias de las mismas. Y como respuesta al encierro sumamente restrictivo (semana Santa y “pico y placa” por sexo incluidos), se desbordó la población, en particular los de menores recursos.

Para darles dinero crearon el bono, del cual hasta hoy, hay cerca de un millón de ciudadanos que no lo reciben, pero con eso destruyeron el principio básico de “la distancia social”. El MIDIS a cargo de una persona sin ninguna capacidad, el ministerio de la mujer igual. Ciertamente con gente incapaz de concebir y menos de manejar un proyecto logístico de entrega de alimentos o de alimentación con cocinas populares o distribución de dinero, como soluciones alternativas a ser aplicadas según el caso. Búsqueda de soluciones de agua potable que les permita lavado de manos frecuente, tampoco se plantearon y hasta hoy no se dan.

Mención especial merece el MEF, pues, por su gran inexperiencia, no sólo no fue capaz de darle velocidad al plan de rescate financiero concebido por el BCRP, sino que lo burocratizó demorando su aplicación. Tampoco fue capaz de analizar qué sectores de la actividad económica debían seguir operando. Verificar con países de estructura productiva similar a la nuestra qué harían. Tomar el liderazgo del aparato productivo para convocar a los gremios y ministerios sectoriales a un trabajo de equipo. Pedir a los gremios que establezcan protocolos de operación en lo inmediato para ponerlos a trabajar y que no se nos caiga la economía del país. El MEF no sólo tiene que manejar la caja y los presupuestos, es responsable fundamental de la marcha de la economía del país, por lo que, ante lo evidente, ha debido tomar medidas correctivas. Pero les faltó entender su rol…

Cuando designaron a la ministra, algún periodista me preguntó qué pensaba de su designación y comenté: “Entiendo que es una profesional con muy buena formación, grandes valores, pero su falta de experiencia podría ser una debilidad”. No me equivoqué, pues esto no hubiera ocurrido con alguien de más experiencia y peso personal.

Lo preocupante es que, hasta el día de hoy, insisten en tratar de solventar la salida de esta catástrofe económica amparados en la inversión pública. No dudo que es una oportunidad que trabajen por fin la reconstrucción con cambios que, el señor Vizcarra no trabajó como es debido durante su tiempo de ministro y menos como presidente, pero deben tener en cuenta que la inversión pública es sólo la quinta parte de la inversión total.

Otra preocupación es la reiteración de este gobierno en  pretender hacer inversión pública entregando dinero a los gobiernos locales y regionales, quienes no tienen capacidades técnicas,  les falta control y claro reporte de cumplimiento de metas, además de su altísimo nivel de corrupción.

Hasta aquí ya tenemos mucho material de trabajo para la Contraloría General de la República y para la Fiscalía de la Nación. Sería importante que lo vean ahora que el tema está fresco.

Finalmente, el Perú cuenta con un enorme portafolio de proyectos en el sector privado (varias veces mayor al de “Arranca Perú”), es tiempo de convocar y promover esa inversión privada y diseñar un plan de recuperación muy potente para salir de este caos. ¡El Perú lo necesita! Lampadia




Los costos encubiertos de las cuarentenas masivas

Los costos encubiertos de las cuarentenas masivas

A continuación compartimos un reciente artículo publicado por The Economist en el que se detalla muy bien cuáles son los grandes costos colaterales que están provocando las cuarentenas en todo el mundo, los cuales pasan muchas veces desapercibidos por aquellos opinológos y hacedores de política que comparten la falsa dicotomía entre economía y salud (ver Lampadia: Plata por Vida o Vidas por Vida).

Estos no solo se ven reflejados en cuantiosas pérdidas en términos de empleos y quiebras de empresas, llevando al desempleo y la pobreza a mucha gente. También hay efectos contraproducentes en el mismo ámbito de la salud puesto que posterga el tratamiento de otras graves enfermedades como la tuberculosis, el cáncer, la malaria y el sida, relegándolas a segundo plano por atender a pacientes con covid 19.

Por otra parte, en el ámbito de la educación (ver Lampadia: El perjudicial cierre de las escuelas, Se generan importantes daños y desigualdad), el cierre de colegios  inducido por los bloqueos supone no solo el retraso en el acortamiento de brechas de capital humano en los primeros años de escolaridad, un impacto que exacerba la desigualdad en países en vías de desarrollo como el Perú, sino también la pérdida de productividad misma de los padres o apoderados.

En suma, no se está diciendo que no pueda volverse a aplicar la cuarentena en los próximos meses en tanto los rebrotes son inevitables como se ha estado viendo en varias partes del mundo. Pero la idea debe ser retomarlas de manera inteligente, es decir, de forma focalizada en los distritos con más casos y realizando más pruebas de manera que se enriquezca este análisis. No como se ha estado haciendo con cuarentenas totales y sin tomar en cuenta todos estos efectos colaterales que se han mencionado. Es un balance de costos y beneficios que el gobierno sopesar cuidadosamente en la implementación de esta política, que como hemos visto, resulta ser insostenible en el mediano y largo plazo.  Lampadia

La próxima etapa del covid -19
Levantando bloqueos: el cuándo, por qué y cómo

Son instrumentos contundentes que pueden causar un daño inmenso. Es hora de ser más exigente

The Economist
23 de mayo, 2020
Traducida y comentada por Lampadia

Desde que China cerró la ciudad de Wuhan el 23 de enero, más de un tercio de la población mundial ha estado encerrada en su hogar en un momento u otro. Es difícil pensar que alguna política se haya impuesto tan ampliamente con tan poca preparación o debate. Pero cerrar la sociedad no fue una respuesta pensada, sino una medida desesperada por un tiempo desesperado. Ha frenado la pandemia, pero a un precio terrible. A medida que buscan dejar atrás los bloqueos, los gobiernos no están pensando lo suficiente sobre los costos y beneficios de lo que viene después.

Aunque el distanciamiento social puede tener que mantenerse durante meses o años, los bloqueos solo pueden ser temporales. Esto se debe a que está quedando claro lo costosos que son, especialmente en los países pobres. Parte del precio es económico. Goldman Sachs pronosticó esta semana que el PBI de India caería en el segundo trimestre a una tasa trimestral anualizada del 45%, y se recuperaría en un 20% en el tercer trimestre si se levantaran los bloqueos. Absa, un banco, calcula que la economía de Sudáfrica podría reducirse a una tasa anualizada del 23,5% en el segundo trimestre.

Los más pobres son muy golpeados porque no tienen nada a lo que recurrir. En África subsahariana, un individuo en el quintil de ingresos más bajos tiene solo un 4% de posibilidades de recibir asistencia social del gobierno en tiempos normales. La combinación de covid-19 y encierros podría llevar a 420 millones de personas a la pobreza absoluta, definida como tener que vivir con menos de US$ 1.90 por día. Eso aumentaría el total en dos tercios y retrasaría el progreso contra la penuria en una década.

Las consecuencias serán de largo alcance. El hambre atrofia permanentemente a los niños. Los bloqueos que bloquean los servicios normales cuestan vidas. La Organización Mundial de la Salud advirtió que el covid-19 amenaza los programas de vacunación. Si se detienen en África, 140 niños podrían morir por cada muerte ávida evitada. Un bloqueo de tres meses, seguido de una interrupción de diez meses del tratamiento de la tuberculosis, podría causar 1.4 millones de muertes en 2020-25. Es lo mismo para la malaria y el sida. Cuanto más tiempo continúen los bloqueos, más probable es que cuesten más vidas de las que salvan.

La imagen en los países ricos es menos dramática, pero aún preocupante. La tasa de desempleo de EEUU aumentó de 3.5% en febrero a 14.7% en abril. En Gran Bretaña, un tercio de los recién graduados tenían una oferta de trabajo retirada o retrasada. Los mercados de bonos en EEUU están señalando una ola de impagos, especialmente en hotelería, materias primas, fabricación de automóviles y servicios públicos. La cicatrización en el mercado laboral podría durar años. Los servicios del mundo rico también son vulnerables. Un estudio concluyó que retrasar las consultas sobre el cáncer en Inglaterra en seis meses compensaría el 40% de los años de vida obtenidos del tratamiento de un número equivalente de pacientes con covid-19. Las tasas de vacunación han disminuido, con el riesgo de brotes de enfermedades como el sarampión.

Levantar los bloqueos se arriesga a una segunda ola. Irán reabrió en abril para salvar la economía, pero la semana pasada designó a la capital, Teherán, y ocho provincias como “zonas rojas”, porque el virus se está propagando allí nuevamente. Algunos estados estadounidenses, como Georgia, que nunca suprimieron el brote inicial pronto descubrirán si levantaron los bloqueos demasiado apresuradamente. Algunos países africanos siguen adelante a pesar de que sus casos aumentan.

Para limitar el riesgo se requiere un enfoque epidemiológico que se centre en los lugares y las personas con mayor probabilidad de propagar la enfermedad. Un ejemplo son los hogares de cuidado, que en Canadá han visto el 80% de todas las muertes del país a pesar de que solo albergan al 1% de la población. En Suecia, los refugiados resultan ser de alto riesgo, tal vez porque varias generaciones pueden estar agrupados en un hogar. También lo son los guardias de seguridad, que a menudo son ancianos y están expuestos a muchas personas en su trabajo.

Para que este enfoque tenga éxito a escala, se necesita datos de las pruebas para proporcionar una imagen detallada de cómo se propaga la enfermedad. Las pruebas permitieron que Alemania descubriera rápidamente que tenía un problema en sus mataderos, donde el virus persiste más de lo esperado en superficies frías. Del mismo modo, Corea del Sur identificó un súper propagador en los bares gay de Seúl. Sin pruebas, un país es ciego.

Armados con datos, los gobiernos pueden refinar continuamente sus políticas. Algunas son universales. Alguna vez se pensó que las máscaras eran ineficaces, pero de hecho ayudan a detener la propagación de la enfermedad. Al igual que el lavado de manos, son baratas y no imponen costos ocultos. Sin embargo, cerrar las escuelas perjudica a los niños y evita que los padres trabajen. Resulta que, a diferencia de la gripe, los beneficios para la salud no son especialmente buenos. Las escuelas deberían reabrir, en condiciones que reduzcan el riesgo para los maestros y los alumnos vulnerables.

Como regla general, el equilibrio de costos y beneficios favorece políticas locales estrechas sobre las nacionales generales. En Gran Bretaña, los trabajadores de las agencias transportan el virus entre hogares de cuidado: deberían trabajar en uno solo. Gibraltar tiene una Hora Dorada, cuando los espacios abiertos se reservan para que los mayores de 70 años hagan ejercicio mientras todos los demás se quedan en casa. Estocolmo está trasladando a las personas vulnerables a sus propios pisos. La Universidad Liberty, dirigida por Jerry Falwell, partidario del presidente Donald Trump, fue condenada por mantener abierto su campus. Pero gracias al distanciamiento social, no ha registrado ningún caso de covid-19.

Los países pobres no podrán permitirse todos estos enfoques. Sin embargo, Vietnam y el estado indio de Kerala han demostrado que los buenos sistemas de salud primaria pueden idear y difundir adaptaciones sensatas. Los países pobres tienen más experiencia en enfermedades infecciosas que los ricos. Los epidemiólogos hablan de “contención inteligente” que todos pueden practicar. Ruanda ha puesto estaciones de lavado de manos que funcionan con los pies en lugares concurridos, como depósitos de autobuses. Los barrios marginales necesitan agua limpia para lavarse las manos y cortar las colas. Los líderes locales pueden difundir mensajes de salud y designar áreas donde se puedan aislar casos sospechosos. Los mercados deben permanecer abiertos, pero limitando el contacto social. Si las personas pueden ganar algo de dinero, millones que de otra manera pasarían hambre podrían alimentarse.

La fase de emergencia de la pandemia está llegando a su fin. Demasiados gobiernos no pudieron detectar lo que venía, pero luego hicieron lo que pudieron. En la segunda fase, mucho más larga, no tendrán tal excusa. Deben identificar grupos en riesgo; idear y promulgar políticas para ellos; explique esto para que las personas vulnerables cambien su comportamiento sin convertirse en chivos expiatorios; proporcionar infraestructura vital; y estar listo para adaptarse a medida que entren nuevos datos. Esto clasificará los países donde trabaja el gobierno de aquellos donde no lo hace. Los riesgos no podrían ser mayores. Lampadia




El ciudadano debe protagonizar la batalla contra la pandemia

El ciudadano debe protagonizar la batalla contra la pandemia

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Exclusivo para Lampadia

Las cifras de la Pandemia que se acercan a los 3 millones de contagios y 200,000 muertos a nivel mundial y que en el Perú bordean los 21,000 contagios y 600 fallecidos dejan una primera y fatal evidencia: algo está mal en la batalla contra el virus. Las cifras del desempleo global  que según cifras conservadoras y preliminares de la OIT al 08 de abril originarán la pérdida de 195 millones de empleos (26 millones de solicitudes de subsidio por desempleo en USA a la fecha), la calificación de la crisis económica como una  “crisis nunca vista que requiere respuestas nunca vistas” por parte de la Directora Gerente del FMI Kristalina Georgieva y la gravísima advertencia del Director Ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos David Beasley, en el sentido de que vamos hacia una “catástrofe humanitaria mundial” donde habrán otras 130 millones de personas más expuestas a condiciones de hambre extrema, dejan una evidencia aún peor: la cura esta siendo peor que la enfermedad.

¿Donde está el error?

No hay ciertamente un solo error y el propósito de esta columna no es hacer un recuento de ellos que saturan las redes, las columnas de opinión y los medios, ya que ello es lo último que necesita la moral y el esfuerzo de médicos, enfermeras, personal sanitario, policías, militares, autoridades, vendedores de productos esenciales, repartidores de alimentos y tantas otras personas que enfrentar esta pandemia en la primera línea, mientras otros estamos refugiados en la tranquilidad de nuestros hogares. Sin embargo, es precisamente desde esta posición que se puede advertir con más de claridad un aspecto en el que pocos se detienen: el cambio de protagonista de esta batalla.

El protagonista de esta batalla debió ser siempre el ciudadano y su familia. No el Estado. Fatal error.

Por esa fatal arrogancia que tienen todos aquellos que quieren dirigir el destino de las sociedades, los países y el mundo, se fue dejando de lado al ciudadano en esta tarea. Se pensó por él. Se actuó al margen de él. Se le fue pidiendo que obedezca, no que actúe. Aunque se le habló de que él era responsable de lo que iba a suceder (porque es políticamente correcto hacerlo e inclusive porque lo piensan en su fuero interno), con los hechos se borró este mensaje ya que organismos internacionales, gobiernos nacionales, autoridades sub nacionales y medios entregaron el protagonismo de la batalla al Estado y sus agentes. Convirtieron al Estado en responsable de que el virus no llegue al país, en responsable de que no se propague, en encargado de curarnos cuando nos infecte y en él responsable de salvar nuestro empleo, nuestros ahorros y nuestra economía. Obviamente, los agentes del Estado, entusiasmados de este protagonismo asumieron el papel de inmediato. Se convirtieron en los salvadores y empezaron a decidir cómo, cuando, donde, porque y para qué.

  • ¿Cuándo fue que olvidamos todos que el Estado (por lo menos en América Latina) estaba imposibilitado de enfrentar una “crisis nunca vista”?
  • ¿Cuándo fue que olvidamos que un Estado y sus agentes, que no pudieron reconstruir una ciudad (Pisco) luego de un terremoto de segundos podrían enfrentar una pandemia de meses?
  • ¿Cuándo fue que olvidamos que un Estado que no pudo abastecer a sus tropas en el Cenepa y las obligaba a comer animales salvajes mientras caían proyectiles ecuatorianos podía abastecer bien a policías y militares en estas circunstancias?
  • ¿Cuándo fue que olvidamos que un Estado que dejó morir a policías y militares en manos de un enajenado insurrecto en Andahuaylas, podía defender la vida de militares y policías frente a un enemigo más audaz como el corona virus?
  • ¿Cuándo fue que olvidamos que un Estado que claudica, transige, capitula y recula como en la curva del diablo, en el puente de Moquegua, en Tía María, en la Parada o en Bagua, podría ordenar y controlar una inamovilidad absoluta?
  • ¿Cuándo fue que aceptamos que un Estado minado por la corrupción podía gerenciar bien una crisis de esta magnitud y no dejar espacio para la cutra, la coima y el sobre precio en la compra de pruebas, mascarillas, raciones de alimentos y fumigaciones de comisarías?
  • ¿Cuándo fue que olvidamos que el Estado, (curiosamente bajo la misma conducción), no pudo restablecer los daños causados por las inundaciones en el norte peruano el 2017?
  • ¿Cuándo fue que olvidamos que el Estado que le hace perro muerto a maestros, jubilados, enfermeras, docentes universitarios y acreedores de bonos agrarios podía resolver nuestra falta de ingresos?
  • ¿Cuándo fue que olvidamos que el Estado no construyó los hospitales que ofreció a inicios de esta administración?
  • ¿Cuándo fue que no advertimos que el Estado no podía asumir lo que nos tocaba asumir a todos?
  • ¿Cuándo fue que creímos que el Estado podía impedir que millones de compatriotas sin empleo, sueldo, prestaciones sociales ni subsidios saliera a buscar el pan de cada día en las calles aún a riesgo de contagiarse porque calculaba que era mejor correr ese riesgo que morir de hambre?
  • ¿Cuándo fue que dejamos de ser los protagonistas de esta batalla para convertirnos en simples demandantes de vacunas, camas hospitalarias, remedios, subsidios, exoneraciones, subvenciones, prórrogas y demás?

En el momento en que pensamos que el Estado podía hacer lo que nunca hizo cometimos el primer y más serio error. En ese momento renunciamos a protagonizar la batalla, a defender nuestra familia, a defender nuestros ingresos y empleos, a protegernos frente al contagio, a hacer el análisis de costo beneficio antes de salir a la calle, a creer que la solución está en manos de otros y no en la nuestra. En ese momento comenzamos a aplaudir en lugar de actuar. En ese momento dejamos que el Estado tome el rol que no le corresponde, que deje de hacer lo que realmente debe en esta batalla y que haga lo que nos toca hacer a cada uno de nosotros.

Siempre estaremos a tiempo de asumir el rol que nos toca y no dejar que la fatal arrogancia de otros nos destruya. Lampadia




¿Un fallido intento de parar el corte de la cadena de pagos?

¿Un fallido intento de parar el corte de la cadena de pagos?

EDITORIAL DE LAMPADIA

Una iniciativa magnífica del BCR, explicada por su presidente, Julio Velarde, hace 10 días, ha tardado mucho en convertirse en norma, y ha sido distorsionada por el MEF, el gobierno, al punto de crear severas dudas sobre su eventual efectividad para aguantar el corte de la cadena de pagos, su objetivo expreso.

Además de la grave crisis sanitaria que nos aqueja, corremos el riesgo de que se rompa la cadena de pagos, o sea de que se interrumpan los pagos entre los agentes económicos, empresas y ciudadanos, de modo que cunda el desempleo y la quiebra de múltiples empresas. Esto ya sucedió el año 1998, cuando el MEF y el BCR, pusieron cortapisas al acceso de liquidez al sistema financiero. Nos costó años de recesión y un retroceso importante de 20 puntos en el nivel de pobreza.

Pues ahora, enfrentamos el mismo riesgo. El Banco Central, aprendiendo de la experiencia y con su proverbial capacidad de análisis, propuso hace pocos días una línea de capital de trabajo para las empresas, por un monto de 30,000 millones de soles, un 4% del PBI, para que con la garantía del MEF se pusiera a disposición de todas las empresas.

La idea era generar una línea de financiamiento al sistema financiero, desde el BCR, que, con la garantía del MEF, se pudiera trasladar a las empresas, por el 100% del crédito a costos muy bajos y con agilidad, al no requerirse garantías a las empresas, más allá de las empresas muy grandes, que tendrían que respaldar una parte pequeña de los créditos, el 5 o 10% de los mismos, según la explicación de Velarde.

Lamentablemente, después de las largas elucubraciones del MEF, mediante el Decreto “Legislativo” 1455, se establece que los créditos del sistema financiero a las empresas tendrán que incluir responsabilidad de las mismas por el 2 al 20% de los mismos, dependiendo del tamaño del crédito. Esto genera varias consecuencias negativas:

  • Se crea un riesgo parcial al sistema financiero que deviene en demoras para los desembolsos, y la necesidad de establecer coberturas por los saldos a riesgo de las empresas.
  • En consecuencia, se encarecen los créditos, puesto que los bancos tendrán que cubrir sus riesgos (que nos se daban en el esquema original, para la gran mayoría de empresas).

O sea, ahora tenemos un mecanismo de apoyo más lento, más caro, y muchas veces difícil de lograr para muchísimas empresas que no tienen relaciones fluidas con el sistema financiero. Especialmente las Mypes.

Por otro lado, como explica Elmer Cuba, se ha puesto otra limitación, que las empresas no le deban a la Sunat. Con esto quedan fuera unas 80,000 empresas. Además, los límites de los créditos son muy bajos, y por lo tanto, no constituirían un alivio adecuado a las circunstancias.

El Perú ha sacado pecho por su rapidez para plantear un paquete de apoyo que evite el corte de la cadena de pagos, hasta se ha puesto un nombre atractivo al programa, costumbre del actual gobierno, pero parece que este programa puede quedarse en la etiqueta.

Esperamos una rápida rectificación de las condiciones del decreto que no puede fallar en contener la ruptura de la cadena de pagos. El problema que enfrentamos, no es un problema económico, es un problema social. Lampadia

Un resumen, [oficial], de la norma “Reactiva Perú”:

1) ¿De qué se trata el Programa Reactiva Peru?

Es un programa por el que el Estado garantiza financiamientos otorgados por el Sistema Financiero a empresas que requieren reponer su capital del trabajo.

2) ¿Cuál es el monto máximo de la garantía?

La garantía cubre como máximo el monto que resulte menor, el monto equivalente a tres (3) veces la contribución anual de la empresa a EsSalud en el año 2019 y el monto equivalente a un (01) mes de ventas promedio mensual del año 2019.

3) Respecto del saldo insoluto, la garantía cubre:

Crédito (Soles) Garantía (%)

Hasta 30,000  – 98%

De 30,001 a 300,000  – 95%

De 300,001 a 5´000,000 – 90%

De 5´000,001 a 10´000,000    – 80%

El monto total de los créditos que se garantizan a través del Programa REACTIVA PERÚ, por empresa deudora, no excede los S/ 10’000,000.00 (DIEZ MILLONES Y 00/100 SOLES).

4) ¿Se puede utilizar el financiamiento para pagar deudas pre existentes?

No es posible utilizar los créditos garantizados por Reactiva Peru para el pago de créditos o financiamientos pre existentes con el Sistema Financiero.

5) ¿Cuáles son los plazos de repago?

Hasta 36 meses, con 12 meses de período de gracia.

6) ¿Cuándo se publica el Reglamento?

A los 5 días de entrada en vigencia del Decreto Legislativo N°1455. El Reglamento establecerá condiciones como los parámetros para la determinación de las tasas de interés.




En deuda con los informales

En deuda con los informales

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 17 de enero de 2020
Para Lampadia

Muchas personas despotrican contra la informalidad en nuestro país. Políticos, periodistas, académicos… la informalidad tiene muchos detractores. ¿Qué dicen estos sabelotodo al respecto? Pues que la economía del Perú es 70% informal… y que ese es el principal problema del país.

La pregunta es ¿por qué tantos compatriotas compran y venden sin factura? Mejor dicho ¿por qué evaden el IGV? que – como se sabe – es el 18% del valor del producto o servicio en cuestión.

Muchos despotrican – también – de la informalidad laboral. O sea, de las empresas que no pagan “beneficios sociales” a sus trabajadores. La pregunta es ¿por qué evaden los aportes a las AFP y a Essalud? los cuales suman alrededor del 23% de las remuneraciones (14% a las AFP, y 9% a Essalud). ¿Por qué evaden los pagos por vacaciones (1 mes al año), gratificaciones (2 meses al año), y CTS (1 mes al año)? ¿Por qué?

A ese respecto, pregunto: ¿sabrán esos criticones que hay casos en que los “beneficios sociales” superan a las remuneraciones efectivas que perciben los trabajadores? O sea, si un trabajador gana como 100 ¡el costo para las empresas es como 200… o más!

Sí pues… es muy fácil hablar – desde la tribuna – en favor de la formalidad y la estabilidad laboral. Pero ¿por qué no les preguntan a los pequeños empresarios… qué opinan de ello? ¿Por qué no se ponen en su pellejo? ¿Qué pasa si caen las ventas? Y si caen ¿de dónde sacarían la plata para pagarles a los trabajadores?

Bueno pues. Eso que no es mayor problema para las grandes y medianas empresas, sí lo es para miles – y miles – de pequeñas empresas que son la gran mayoría en nuestro país. Reconozcámoslo. Nuestra legislación laboral es muy onerosa – y rígida – para los pequeños empresarios.

Ahora veamos el caso desde otro ángulo… ¿acaso el Estado es un buen administrador de nuestros impuestos? ¿Cómo están los servicios de agua, salud, educación, seguridad y limpieza pública? ¿Y en cuanto a la corrupción en el Estado… acaso no abundan los casos de funcionarios corruptos que abusan – precisamente – de los pequeños empresarios?

Entonces ¿qué esperábamos? ¿Formalidad con alta tributación, rigidez laboral, y corrupción estatal? No pues. Había que ser muy ingenuo para esperar formalidad bajo esa nefasta trilogía.

Pero ahí no terminan los males de los informales. Las altísimas tasas de interés bancarias son un problema. La ausencia de Institutos Superiores Tecnológicos especializados en los rubros “informales” también. Y mil carencias más.

CONCLUSIÓN: El Estado tiene una gran responsabilidad en la problemática de la informalidad en nuestro país. Efectivamente, aparte ser honesto y eficiente, debería bajar el IGV. También debería flexibilizar – e incluso abaratar – el empleo formal. Por otro lado, debería promover una mayor competencia entre empresas bancarias especializadas en el financiamiento de pequeñas y microempresas, para que bajen las tasas de interés. Asimismo, debería asumir un rol mucho más proactivo en el tema de la capacitación requerida por los empresarios informales.

Seamos sinceros. Dejémonos de hipocresías. Si no fuera por los pequeños empresarios informales, el desempleo en el país sería una bomba de tiempo. Y la economía estaría en estado ruinoso. Por todo ello – y por mucho más – el país está en deuda con los informales. Lampadia




El virus populista

Axel Kaiser
Fundación para el Progreso
Publicado el 20.12.2015

Artículo escrito para Chile, pero aplicable hoy al Perú, dadas las desencaminadas propuestas de nuestras izquierdas con respecto al tema constitucional.

¿Qué tiene en común el populismo con un virus? En primer lugar, que es altamente destructivo. Una vez que logra penetrar las defensas del cuerpo, ya el daño es inevitable, y solo cabe esperar y fortalecer el sistema inmunológico para recuperarse y recomponer todo lo que ha destruido.

En segundo lugar, como un virus, el populismo es contagioso. Tome la idea de la nueva Constitución, por ejemplo. Como bien sabemos, los países serios no hacen nuevas constituciones, salvo en casos de grandes catástrofes, como fueron los casos de Alemania y Japón luego de la Segunda Guerra Mundial. En cambio, los países más bien bananeros ven en las constituciones una pócima para solucionar todos los males inimaginables, una especie de acto refundacional que construirá “una casa común” donde todos convivirán en perfecta armonía y abundancia, como si el problema fuera la casa, y no quienes la habitan.

Esta fantasiosa idea, por cierto, es un elemento central de lo que Mauricio Rojas llama “populismo constitucional” y es, ante todo, una construcción de las élites intelectuales. Ya dijo George Orwell que hay ideas tan absurdas, que solo un intelectual es capaz de creerlas.

Pues bien, la idea de que una nueva Constitución resolverá siquiera marginalmente los problemas de los chilenos [peruanos] -delincuencia, salud, corrupción estatal, mala convivencia, malos modales, baja productividad, desempleo, etc.- es una de esas ideas absurdas. Al poco andar, incluso si la nueva Constitución es aprobada por unanimidad, lo que sabemos es imposible, las expectativas depositadas en la quimérica fórmula serán defraudadas y el malestar será doblemente peor que antes de la promesa hecha irresponsablemente por los populistas constitucionales.

El hecho de que esta idea sea altamente contagiosa se prueba en que hace unos años nadie más que una minoría de ultrones habría sostenido que se requería de una nueva Constitución en Chile, menos aun cuando se constata que jamás ha habido un período de mayor prosperidad económica, social y democrática que bajo la Constitución actual.

Se trata de contener el daño que puede llegar a hacer y que, en el peor de los casos, puede terminar con arruinar nuestra democracia liberal para degenerar en un asambleísmo autoritario que socave no solo nuestro progreso, sino, peor aun, nuestras libertades.

Otra manifestación del virus populista es la idea de que el Estado debe hacerse cargo de la vida de las personas y financiarles todo lo que necesiten. Como sabemos, esta idea es altamente contagiosa por la inclinación de los líderes y de los electores a pensar en el corto plazo en lugar del largo plazo. La fiesta dura entonces hasta que se acaba la plata; y cuando llega la resaca, solo queda una estela de desolación que deja a todo el mundo peor que antes de la fiesta. Lo peor, sin embargo, es la destrucción de la moral que se produce, y que consiste en dinamitar la legitimidad de la única forma sustentable de salir adelante: el trabajo duro y la vida sin excesos.

Las promesas de gratuidad de los populistas -que en general reparten llevándose la mejor parte- son un gran engaño, porque jamás se dice a los beneficiados que ellos tendrán que pagarla mediante mayores impuestos, más inflación, deuda pública, menores salarios, más desempleo, etcétera. Pero es peor, porque una vez que se crea la dinámica redistributiva, esta no puede detenerse. Y es que la primera ley de la economía, una disciplina que el populista debe ignorar por ser contraria a su promesa de construcción del paraíso sobre la Tierra, es que los recursos son escasos y las necesidades ilimitadas.

Pero el populista, en lugar de reconocer su demagogia, se va en contra de las instituciones que resguardan la sensatez, como, por ejemplo, el Tribunal Constitucional.

Así, el populismo va destruyendo las defensas del sistema, como lo haría un virus, hasta que el organismo se encuentra totalmente a su merced. El TC, la libertad de expresión, la economía privada, la sociedad civil, todo eso debe ser sometido a la discrecionalidad del populista para desarrollar su trabajo. Así ocurrió en diversos grados en Venezuela, Ecuador, Bolivia y Argentina. 

Lampadia




Entre (5.3%) y 0.02%: La Economía peruana retrocede

Se advirtió, se reclamó, pero el gobierno miró a otro lado y dejó caer la economía peruana. Si no hubiera alternativa, santo y bueno, pero el país podría estar creciendo 6% si las cosas se manejaran con más responsabilidad y sindéresis.

Recientemente The Economist publicó su reporte “Economic and financial indicators” en el que ofrece sus estimados de crecimiento económico trimestral, así como sus proyecciones para el cierre del 2019 y 2020, para una gran diversidad de países alrededor del globo. Como se puede apreciar en la tabla líneas abajo, el Perú registró un crecimiento del trimestre enero-marzo negativo de -5.3%, la peor tasa de crecimiento comparada con sus pares regionales en América Latina, siendo solo superior a la de Venezuela. Ello – como el informe destaca – en un contexto de agravamiento de la guerra comercial EEUU-China, de la cual hemos escrito extensamente en anteriores publicaciones (ver Lampadia: Consecuencias del conflicto EEUU-China, EEUU vs. China: ¿Una nueva Guerra Fría?, Se agrava la guerra comercial EEUU-China).

Tabla 1. Crecimiento del PBI en América Latina

Fuente: The Economist

Por otra parte – como han destacado diversos medios de la prensa local – este resultado difiere del publicado por el INEI, cuya cifra de crecimiento del primer trimestre se situó en +2.6%. Como informó recientemente Gestión, esta diferencia se debería básicamente a la forma en que se midió el cambio en la producción; mientras que The Economist comparo el primer trimestre del 2019 contra el cuarto trimestre del 2018, el INEI la comparo contra el primer trimestre del 2018.

Sin embargo, más allá de esta observación metodológica, queda por responder la siguiente pregunta: ¿Qué implica el resultado de The Economist para el bienestar de los peruanos, tan venido a menos en los últimos años por la desaceleración de nuestra economía (ver Lampadia: Aterrizaje en la mediocridad)?

La realidad es que esta cifra refleja una reducción importante del tamaño de nuestra economía; reducción que de hecho ya se ha venido reflejando en otros indicadores sociales como el desempleo y la informalidad. Como de hecho destacó también el informe de The Economist, el desempleo de abril aumentó en 5.5%. Y este resultado se agrava en Lima Metropolitana, la cual, según cifras del INEI, alcanzó un desempleo del 8.1% del total de la población, la cifra más alta en los últimos 6 años. Por otra parte, según el mismo ente estadístico, el empleo informal no solo se incrementó en 5.6% en el primer trimestre del año, sino que además se ha producido una eliminación de puestos de trabajo formales en -2.5%.

¿Cuál es la principal causa de este decrecimiento trimestral en la economía peruana?

Como escribimos en Lampadia: Inversión y economía a capazos, los dos principales motores de nuestro crecimiento e importantes generadores de empleo – la inversión privada y pública – se encuentran prácticamente paralizados a la fecha. Como se observa en la tabla adjunta, la desaceleración de ambos componentes del gasto agregado es un hecho; mientras que en el caso de la inversión privada, el crecimiento del primer trimestre ha pasado de 5.3% el 2018 a 2.9% este año; y en el caso de la inversión pública, este crecimiento ha pasado de 6.8% a -10.9%.

Fuente: BCRP

Ello – ahunado a una caída de las exportaciones en el primer trimestre del año (-7.4%) motivada en gran parte por el conflicto comercial EEUU-China (ver  Lampadia: Cuidado con el desplome de las exportaciones) – mostrarían una clara tendencia a la baja de la actividad económica que se vería reflejada en el resultado de -5.3%, provisto por The Economist. Y los prospectos a futuro tampoco serían esperanzadores. Según el INEI el crecimiento de abril ha sido de 0.02%. Si bien hay ciertos factores extraordinarios que ayudan a explicar este resultado, no deja de confirmar el deterioro de la economía. Veamos:

Fuente: INEI

¿Cómo salir de este entrampamiento?

El ex ministro de economía Ismael Benavides comentó recientemente, en Expreso, que el gobierno debe dejar de obsesionarse únicamente con la reforma política y atender con urgencia el ámbito económico tan dejado de lado en los últimos meses (ver Lampadia: Confrontación sin Gobernanza). Al respecto, sugiere viabilizar los proyectos mineros de envergadura como Tía María, y Majes-Siguas II, para demostrar que el país está dispuesto a retomar la senda del desarrollo. Por otra parte, Carlos Adrianzén, decano de la facultad de Economía de la UPC, sugiere racionalizar y encauzar los recursos públicos hacia las verdaderas necesidades del país y no dirigirlos, por ejemplo, a campañas publicitarias que no tienen un impacto tangible en el bienestar del pueblo peruano.

A dichas propuestas queremos complementar en insistir con la implementación de la reforma laboral, cuyo principal eje debe ser la flexibilización de la contratación y el despido, y llevar a cabo la Modernización del Estado (ver Lampadia: La oportunidad para el gran punto de inflexión). Dichas propuestas harán que nuestro crecimiento potencial tome impulso. Y probablemente, hará que los medios internacionales, como The Economist, nos traigan mejores noticias respecto del desempeño de nuestra economía. Lampadia