1

Plan de Diversificación Productiva y sus diagnósticos equivocados

Plan de Diversificación Productiva y sus diagnósticos equivocados

Es importante analizar los supuestos y las premisas en los que se basa el Plan de Diversificación Productiva (PDP), ya que la visión y percepción de los procesos que ha estado viviendo el Perú resultan esenciales para realizar el diagnóstico adecuado para la elaboración de las recomendaciones de política.

Así por ejemplo, encontramos que en la página 27 del ambicioso PDP se menciona: “(…) la evolución de la economía es menos notable cuando se consideran las variables que mejor reflejan el bienestar de los ciudadanos. Tal es el caso de la productividad del trabajo, el empleo y la distribución de ingresos, accesos y oportunidades”, para lo cual se cita al libro publicado por Ghezzi y Gallardo.Sin embargo creemos que la realidad es otra.

Estas mejoras tan pronunciadas en los ingresos reales solo serían viables gracias a mejoras en la productividad. (ver: No es chorreo, son manantes)

Nadie niega que en la foto, la productividad del empleo aún es baja, sobre todo cuando nos comparamos con Chile o México. Sin embargo, en términos de la evolución de esta variable (“la película”),la tasa promedio de crecimiento de la productividad fue de 2.3%. Lo que se ha visto es que a partir de la segunda mitad de la década del 2000, cuando las reformas empezaron a madurar y las inversiones  privadas (83% del total) y públicas alcanzaron niveles record llegando al 26% del PBI (2013), impulsando el crecimiento de productividad, que el Perú lideró en  Latinoamérica (que en conjunto decreció en 0.3%). Además, superamos el promedio de todos los países emergentes, que en el periodo 2005-2011 solo mejoraron su productividad a un ritmo de 1.6% anual (ver: La productividad del Perú en tres tiempos). Cabe señalar que de acuerdo al BBVA, la productividad de nuestro país explicó poco más del 40% del crecimiento promedio del PBI en la última década (ver: BBVA Research destaca crecimiento de la productividad en Perú).

En cuanto al empleo, el panorama también ha sido muy alentador. Entre el 2001 y 2012, se crearon 5.6 millones de empleos adecuados (un crecimiento de 112%), con lo cual se elevó a 10.7 millones. Es decir, el 66% de la PEA (Población Económica Activa), que hace 10 solo alcanzaba al 40%. (Ver: Buena chamba crece 112%).

Tanto las mejoras de la productividad como el incremento en el empleo adecuado, han sido consecuencia de la mayor inversión privada registrada durante la década pasada, que fue el principal motor del crecimiento. El Ex Ministro, Luis Carranza, recordó hace poco que en el año 2000 solo 18 empresas exportaban más de US$ 50 millones al año, y todas pertenecían al sector extractivo. Por el contrario, al 2013 el Perú ya tiene 99 empresas que exportan más de US$ 50 millones y al menos la mitad no tiene nada que ver con el sector extractivo. Asimismo, las exportaciones agrícolas se han multiplicado por 20 en este periodo, la metal-mecánica ha crecido 10 veces y las ganancias sectoriales de productividad está siendo liderada por el agro (y no por la minería). Esto refleja un dinamismo transformador de la economía que ha permitido generar bienestar sostenible en los peruanos, aumentando el empleo y la productividad del trabajo. Sin mencionar los avances sociales como el hecho de haber sido el único país en superar las Metas del Milenio, dos años antes de su plazo.

Insistimos en que el Perú cuenta con claras ventajas para generar industrias sostenibles en torno a la minería, el sector forestal, la transformación petroquímica, la pesca, las agroindustrias, la energía y el turismo, sin descartar otras que puedan ser identificadas y desarrolladas por los propios empresarios. Por ello, las políticas se deberían pensar sobre la base de los limitantes al crecimiento regional, y dirigido a alcanzar el potencial productivo de los sectores donde tenemos ventajas.

Ronald Hartwell, uno de los más prestigiosos historiadores económicos -conocido por sus trabajos sobre el proceso  de industrialización inglés-, señalaba que la acumulación de capital es una de las características esenciales de los procesos de desarrollo productivo. Por ello, una agresiva política de atracción de inversiones (para lo cual debe mejorarse el clima de inversión), es fundamental para alcanzar nuestro pleno potencial. En esta línea, una rápida forma de estimular una alta tasa de formación de capital donde tenemos ventajas es estimulando la inversión nacional y extrajera.

La experiencia nos enseña que una política industrial moderna debe buscar aumentar la competitividad mirando al mundo, sin elegir “ganadores” ex-ante (o ex-post, según estudios de escritorio) e incentivando de forma inteligente la acumulación de capital en torno a los sectores con mayor potencial.Lampadia




Estamos desperdiciando los recursos de investigación

Estamos desperdiciando los recursos de investigación

Entre el 2004 y 2012 las universidades públicas han recibido S/. 2,286 millones por concepto de canon minero, gasífero, pesquero, hidroenergético y forestal. No obstante, solo han ejecutado S/. 485 millones (21%), básicamente en equipamiento e infraestructura, y no en investigación científica y tecnológica que potencie el desarrollo regional.

La normativa actual establece que el 5% del canon total debe ser recibido por las universidades públicas de las regiones que reciben canon para financiar exclusivamente inversión en investigación científica y tecnológica que potencien el desarrollo regional.

Existe una buena justificación económica para destinar parte de los ingresos generados por la explotación de recursos naturales no renovables, como el canon, a la generación de ideas, tecnología e innovación para el desarrollo de nuevas ventajas competitivas que diversifiquen la matriz productiva regional, dado que se requiere hacer sostenible el crecimiento cuando las actividades extractivas se empiecen a agotar. Sin embargo, las universidades públicas no han estado en capacidad de enfrentar este enorme reto.

Desde hace un tiempo vienen apareciendo estudios que muestran que el bajo nivel de ejecución se debe a múltiples causas, que se conjugan en las pobres capacidades de investigación en las universidades públicas: estas no cuentan con una adecuada masa de investigadores de sólida formación y experiencia para realizar investigación a tiempo completo. El problema se agrava por la incapacidad de las autoridades universitarias para promover con éxito proyectos de investigación en su región. Los vicerrectorados de investigación no han podido establecer procesos eficientes de selección de proyectos y tampoco hay reglamentos para el seguimiento y evaluación de los mismos.

Es  evidente que  cuando el Congreso decidió, en septiembre del 2003, transferir parte del canon a las universidades públicas, no se consideraron las precarias capacidades de estas instituciones para realizar investigación. El statu quono va a permitir garantizar que los recursos del canon generen conocimiento científico y tecnológico -necesario para sostener el crecimiento regional- por lo que se hace indispensable una reforma que aborde este problema. Algunas alternativas son las siguientes:

  • Utilizar estos recursos para crear un fondo a nombre de cada región, de modo que los recursos se otorguen mediante concursos a los proyectos de inversión pública en investigación aplicada, tecnológica e innovación presentados por las universidades públicas de la región, las cuales estén habilitadas para participar en asociación con otras universidades o centros de investigación de cualquier parte del Perú, sean públicas o privados. Este mecanismo permitiría que las universidades públicas del interior del país puedan ir fortaleciendo sus capacidades a través de un trabajo en red. Asimismo, el fondo podría estar administrado por un fideicomiso integrado por miembros del CONCYTEC, Gobierno Regional y otras entidades competentes para garantizar imparcialidad y calidad de los proyectos presentados (este tipo de planteamientos han sido hechos anteriormente por el CIES y algunos funcionarios del MEF).
  • Utilizar estos recursos para el fortalecimiento de las capacidades de investigación, permitiendo el financiamiento de pasantías de investigadores extranjeros de alto nivel que sean capaces de desarrollar investigación aplicada de alto impacto, y con ello se facilite la transferencia de capacidades a las universidades públicas y el establecimiento de una agenda de investigación a futuro.
  • No inventar la pólvora e integrar los esfuerzos dentro del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (SINACYT). Para ello, la sugerencia es transferir los recursos a los Consejos Regionales de Ciencia, Tecnología e Innovación del CONCYTEC, órgano rector del SINACYT para el fortalecimiento de los proyectos establecidos en los planes de CTI llevados a cabo en el nivel regional.

En conclusión, el Perú debe priorizar la investigación aplicada orientada a la innovación adaptativa o tecnológica -con fines utilitarios e incremento de la competitividad- sobre la investigación básica (que es más costosa y responde a otras necesidades). Para ello, existen diversas fórmulas que permitirían capitalizar los recursos que tenemos disponibles para potenciar la investigación que redunde en desarrollo regional y bienestar. Impulsemos de una vez esta reforma, que no tiene porqué presentar mayores dificultades políticas.  Lampadia