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“Perú y la región han perdido capacidad en inversión pública, justo cuando hay recursos”

“Perú y la región han perdido capacidad en inversión pública, justo cuando hay recursos”

Augusto de La Torre. Economista en jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial.

Por: Omar Mariluz Laguna

(Gestión, 24 de Julio del 2014)

A inicios de junio, el Banco Mundial recortó sus perspectivas de crecimiento de la economía peruana a 4%, cuando en  el país todavía se apostaba por un desempeño mayor al 5%. El economista en jefe para América Latina  explica los factores que motivaron esta reducción. 

¿Cuál  es la perspectiva del Banco Mundial  sobre el Perú, que muestra un desempeño débil en el primer semestre?

Perú es parte de una tendencia globalizada de desaceleración, que tiene sus orígenes en el enfriamiento de los factores externos que nos habían estado impulsando: el crecimiento de China, los altos precios de las materias primas y un ambiente inter- nacional de tasas de interés bajísimas. Lo que hemos visto es que cada uno de estos factores está revirtiendo.

Así como ya no se espera a una China creciendo a dos dígitos, ¿Perú debería adaptar- se a un menor crecimiento?

Coyunturalmente, en Perú hay espacio para que haya un estímulo contracíclico, y lo notamos, ya el BCR bajó la tasa de interés, el Gobierno anunció un paquete de estímulo. Eso, sin embargo, lo que te permite es amortiguar la desaceleración, pero eso no regenera la capacidad de crecer a una tasa alta en el largo plazo.

¿El estímulo se hizo a tiempo?

En América Latina nos hemos sorprendido de la fuerza de la desaceleración cuando comenzaron a salir las estadísticas del primer trimestre, porque fueron más débiles de lo que habíamos esperado. Ahora sí estamos detectando los espacios para estimular la economía.

En Perú enfrentamos un problema de gestión que impide dinamizar la economía con una mayor inversión pública… [la diferencia la hace la inversión privada]

En Perú y en muchos países de la región, hemos perdido ciertas capacidades institucionales de inversión pública y curiosamente cuando hay recursos. De alguna manera, la capacidad institucional para armar paquetes vigorosos de inversión pública necesita modernizarse.

En el primer semestre la inversión pública se ha desacelerado fuertemente…

Es una oportunidad desperdiciada, porque lo que se ve en Colombia, en Perú, es que muchos de los recursos están en mano de los gobiernos locales, y estos no tienen la capacidad institucional, ni los planes ni la priorización de las inversiones.

Bajo este escenario, ¿cuál será el crecimiento potencial de Perú en los próximos años?

Estábamos midiendo el crecimiento potencial a la luz de una década en la que se mezclaban los vientos globales a favor con las condiciones internas. En todos los países de la región estamos reestimando el crecimiento potencial. En Perú se puede concluir que el crecimiento potencial no inflacionario está por encima de 5%.

¿Ya no estaremos cerca al 6.5% de años pasados?

Ya es un poco más difícil decir eso, pero cuando tienes idea de cuál es tu crecimiento potencial te das cuenta de que si quieres subirlo tienes que hacerlo en función de reformas puras y duras.

¿La fortaleza macroeconómica nos permitirá amortiguar la desaceleración?

Veo un sistema macroeconómico y ?nanciero más robusto. La región no está en peligro de meterse en las grandes crisis macroeconómicas y ?nancieras de largo plazo, el gran problema de la región es el bajo crecimiento de largo plazo.

¿Y con menores flujos de inversión privada, principalmente del exterior?

Los grandes inversionistas internacionales siguen viendo a la región como un sitio atractivo. Pese a la desaceleración, la inversión directa extranjera  se va a mantener más o menos estable en la región, y el Perú va a seguir siendo un receptor importante de estas.

Sistema de cambio ?exible permitirá amortiguar ‘tapering’

El economista en jefe para América Latina del Banco Mundial a?rmó que el Perú cuenta con un sistema cambiario bastante ?exible que permitirá amortiguar los efectos negativos  de una salida de capitales del mercado local ante el retiro de estímulo monetario en Estados Unidos.

“El otro factor es que ahora Latinoamérica no depende de la deuda externa, antes no podíamos hacer el re?nanciamiento de nuestros endeudamientos. Lo que ha pasado es que la región ha reducido su posición deudora y, de hecho, Perú es un acreedor neto frente al resto del mundo, porque  tiene altas reservas internacionales”, comentó.

De otro lado, el funcionario re?rió que no le preocupa en el corto plazo el retorno de la in?ación a las economías de la región y, en particular a Perú, por lo que habría su?ciente espacio para una política monetaria más ?exible. “Tenemos la garantía de baja in?ación gracias a la nueva institucionalidad de banca central y monetaria”, anotó Augusto de la Torre.




“¡Es el Estado, …estimado!”

“¡Es el Estado, …estimado!”

Algunos analistas creen ingenuamente que el contexto externo es el principal factor que explica la desaceleración de la economía peruana, y es a partir de este diagnóstico que el Gobierno tendría que expandir el gasto y relajar la política monetaria para hacer frente al menor ritmo de crecimiento. Este diagnóstico equivocado olvida que la inversión privada (el principal motor del crecimiento), se encuentra paralizada por la maraña burocrática, la “normatitis” recrudecida y las señales erróneas del Gobierno.

Durante el primer trimestre del año, el crecimiento del PBI fue de 4.9%, nivel inferior al esperado (5.5%). Esta desaceleración se explica por una menor inversión privada, que constituye entre el 80-85% de la inversión total y es uno de los principales motores de nuestro crecimiento.Así, entre los años 2010 y 2012 esta variable creció a tasas que superaban el 15% anual, pero el año pasado lo hizo solo a un ritmo de 3.9%, terminando el último trimestre en 0.5% (Ver: Volvamos a prender el motor de la economía).

¿Cuáles son las causas que explican la caída de la inversión? Algunos analistas creen que la respuesta está en el contexto externo. Explican que debido a una reducción de 12% en los precios de las exportaciones en el primer trimestre del año, y una reducción en el ingreso de capitales de corto y largo plazo (esta última asociada a inversión extranjera directa) se está afectando el crédito, sobre todo en moneda extranjera, y esto sería evidencia de que un choque externo estaría causando el enfriamiento. En efecto, el crecimiento del crédito en dólares se ha reducido a 4%, y en el primer trimestre del año solo ingresaron US$ 131 millones de préstamos de largo plazo, cuando en el año pasado entraron US$ 486 millones en el mismo periodo.

Pero este diagnóstico no es el más preciso. La demanda interna, impulsada principalmente por el comercio y el consumo, sigue mostrando un importante dinamismo. El crédito bancario total al sector privado ha crecido en promedio 19.3% en el primer trimestre, y el crédito en soles lo ha hecho en 26.2%. Entonces no hay un problema de “demanda insuficiente”. El remedio del libro de texto de Introducción a la Macroeconomía, recomendado por algunos ingenuos, asociado a la expansión del gasto público y relajación monetaria, solo inflaría transitoriamente la demanda interna sin corregir la fuente de la desaceleración: la contracción de la inversión privada.

Buena parte de esta contracción se debe alas trabas y la incapacidad del gobierno para permitir el desarrollo de los sectores: minero, energéticoy el de hidrocarburos. Consiguientemente se prevé una contracción de 7% en la inversión minera y una caída de 30% en la inversión eléctrica;dramático para un país con el potencial minero e hidroenergético del Perú. Este panorama contrasta significativamente con las cifras registradas entre el 2010 y 2012, en los que las inversiones minerasy energéticas crecieron en 15% y 27% anual respectivamente, impulsadas por los proyectos que se encontraban en marcha.

Pero también se ha hecho casi imposible invertir en el Perú tanto en negocios grandes como en pequeños: desde abrir una mina hasta poner un restaurante, o poner una antena de celulares hasta tramitar un cambio de uso de terrenos, conseguir permiso para abrir un nuevo colegio o un centro de salud, e inclusive, poner un letrero en la fachada de una bodega. (Ver: Otra vez la Parada…esta vez de la inversión) El efecto negativo sobre la inversión se incrementa por las normas contra-propósito y los temas como: Bear Creek, Ley de comida chatarra, Sunafil, Ley de seguridad y salud en el trabajo, Conga, el nuevo marco legal laboral, la exagerada regulación ambiental (Ver: Radicalismo ambiental en el ministerio), entre otros.

Como lo han señalado diversos economistas, el principal factor que nos está golpeando es la desaceleración de la inversión privada causada por el deterioro de la confianza, las expectativas y el clima de inversión. Es por ello que la principal receta para la reactivación implica tomar medidas de emergencia necesarias en el corto plazo para al menos facilitar el impulso de cinco grandes proyectos, así como generar una campaña de información y concientización en todos los ciudadanos sobre las relaciones causa-efecto que existen entre la inversión y el bienestar. Pero nada de esto será suficiente, si el gobierno no propicia un mejor clima político y un shock de confianza. Lampadia




Volvamos a prender el motor de la economía

Volvamos a prender el motor de la economía

Hace pocos días publicamos nuestra nota: Otra vez La Parada (esta vez en la inversión), en la que advertimos que,  lamentablemente, la economía peruana estaba bajando su ritmo de crecimiento. Tal situación se debe en gran medida a que la inversión privada (que entre el 2010 y el 2012 se expandía a tasas que superaban el 15% anual), en el 2013 creció apenas 3.9% y el último trimestre de dicho año, se incrementó un raquítico 0.5%. 

Sobre las razones de este “frenazo” se ha escrito varias veces. Para entenderlo, no pueden dejar de mencionarse: la pérdida de confianza en el futuro de la economía, tanto por las fuerzas externas, como las internas. En los últimos tiempos se ha producido un desorden interno casi generalizado. Al ciudadano de a pie y al inversionista, le resulta difícil saber hacia dónde vamos. Es indudable que la disminución del precio de los commodities, ha jugado un rol muy importante, pero tenemos que reconocer, que cuando todavía no habían bajado se desató una campaña anti-minera, que detuvo una serie de proyectos.

Peor aún, el primer gabinete del Presidente Ollanta Humala, presidido por Salomón Lerner Ghitis, “oficializó” el discurso anti-minero. Manejó muy mal el proyecto de Conga, que tenía en regla todos los requisitos legales y sociales, dejando tomar la iniciativa revoltosa a un presidente regional que tiene una agenda política radical. Por supuesto que el señor Lerner no es culpable del todo. Su error fundamental radicó en hacer eco del discurso anti-minero que consiste en: subir los impuestos, tildar de contaminante a esta industria y hacerla ver como sedienta de agua. Faltó perspectiva de análisis y un liderazgo educador, o sobró el basamento de una agenda política que entonces se desconocía.

El mismo Premier, suspendió el otorgamiento de nuevas concesiones en Apurímac y forzó una negociación con el sector privado para subir la carga tributaria. Eliminó el Aporte Voluntario, cuya aplicación se coordinaba con las autoridades locales y las propias empresas, para reemplazarlo por un nocivo impuesto a las sobreganancias del sector, que quedaría en manos del gobierno central. Este impuesto llevó la carga total del sector, hasta el 50% de la utilidad gravable. Desde entonces, el gobierno se ha puesto de espaldas a la minería, abandonándola a su suerte. Así es que teniendo un gran potencial de desarrollo, a pesar de la reducción de precios, es pertinente decir que el menor ritmo de inversión puede deberse en mayor medida a los factores internos, que a los externos.

¿Por qué tanta monserga con la minería, si estamos hablando de la parálisis de la inversión en general? Porque el principal motor de la economía desde hace unos 20 años ha sido la inversión privada, y su principal componente, la inversión minera.

Entonces, si queremos reactivar la economía, debiéramos entender que tenemos que recuperar un mayor ritmo de inversión. Y, nos guste o no, eso pasa por promover, con urgencia y sentido de importancia, la inversión minera.

Pero a un sector del país parece no agradarle que se ponga en marcha esta iniciativa. ¿Cómo podemos arreglar este gran inconveniente? Pues con lo único que se puede hacer para conducir un país: con liderazgo. No se trata de hacer campañas publicitarias, se trata de que gobierno y empresa se comuniquen con la población para explicar las relaciones causa-efecto de lo avanzado en los últimos años, no más negacionismo. Se trata de explicar cómo invirtiendo en minería podemos generar un importante crecimiento en el sector industrial, construcción, transporte, servicios portuarios, etc. También se trata de exponer que el Perú está atrasado en su desarrollo minero, que haciendo más minería podemos compensar la caída de los precios y mantener los recursos fiscales que necesitan las regiones y el gobierno central para cerrar las brechas sociales y económicas (educación, salud, instituciones, infraestructuras, ciencia y tecnología y superación de la pobreza),  que hemos acumulado en las décadas perdidas (60, 70 y 80).

Es evidente que no solo debemos promover la inversión en minería, pero ese motor nos ayudará a encender muchos más. Por otro lado, como explicamos en: Paul Krugman rompe mitos, y Piñera, Calderón, Krugman, industrialización y diversificación, no solo se trata de industrializarnos y de diversificar nuestra economía sobre la base de la minería y los demás recursos naturales, pero es un excelente trampolín, para dar un primer gran salto en la dirección del desarrollo integral e inclusivo. Lampadia




Otra vez La Parada (esta vez en la inversión)

Otra vez La Parada (esta vez en la inversión)

El panorama económico que se presenta este año no es de los mejores. A pesar de las optimistas proyecciones oficiales para la economía (expansión de 6%) y nuestro consuetudinario esfuerzo por ver siempre el vaso medio lleno, nuevamente los analistas han empezado a corregir sus estimaciones de crecimiento hacia la baja. Por ejemplo el BCP proyecta una desaceleración de los principales motores de la economía: la inversión privada y el consumo, (después de haberse frenado el motor de las exportaciones).

La inversión privada (entre 80-85% de la inversión total) ha sido uno de los principales motores de nuestro crecimiento llegando al 28% del PBI (US$ 53,000 millones el 2013). Entre el 2010 y el 2012, la inversión privada se ha expandido a tasas que superaban el 15%, sin embargo el año pasado, apenas creció 3.9% y el último trimestre solo 0.5%. El BCP estima que este año crecerá solamente 3.3%, cayendo aún más. Buena parte de esta desaceleración se debe al descuido en el que el gobierno tiene a los sectores minería, energía e hidrocarburos. Un reflejo de ello es que para el presente año se prevé una contracción de 7% en la inversión minera y una caída de 30% en la inversión eléctrica. Una situación dramática para un país con un enorme potencial minero e hidroenergético. Esta vergonzosa performance contrasta radicalmente con las cifras registradas entre el 2010 y 2012, en los que la inversión en minería creció 15% y la inversión eléctrica 27% impulsada por los proyectos que se encontraban en marcha.

Por su parte, el consumo privado, que venía registrando tasas de crecimiento de dos dígitos (se incremento en 6.4% entre el 2010-2012) tendría un frenazo en el presente año, creciendo apenas 4.8% luego de haberse desacelerado a 5.2% el año pasado.

Como lo han venido señalando economistas como Roberto Abusada, Hugo Santa María, Carlos Adrianzén y Luis Carranza, el principal factor que está golpeando a la economía es el deterioro de la confianza y las expectativas. Tal situación se debería a fallas sistémicas del Gobierno a la hora de dar mensajes claros a la población, la falta de liderazgo del gobierno y las debilidades de nuestra burocracia para impulsar los grandes proyectos. Luis Carranza, sostiene al respecto que el Gobierno “pensó, desde un inicio, que el crecimiento estaba garantizado y la inversión privada iba a continuar”.  

En este contexto, el BCP estima que la economía peruana crecerá 5.3% el presente año, y estará impulsada por el gasto público, el aumento de la producción de cobre por el inicio del proyecto  Toromocho, y el incremento de las exportaciones tradicionales. Pero este escenario base no está exento de riesgos. Actualmente se proyecta que China crecerá 7.5% este año, pero de desacelerarse al 6%, el Perú solo registraría una modesta expansión de 4.4%. (Cabe señalar que las proyecciones del BCP no incluyen el escenario confirmado de un Fenómeno del Niño, que aunque débil, afectaría a los sectores productivos).

El problema con una eventual desaceleración de la economía es que produce una sensación de frustración y debilita la capacidad de disminuir la pobreza. Además, como ya hemos mencionado antes en Lampadia, el costo de oportunidad de reducir un punto el crecimiento es enorme en términos de generación de empleo, impuestos y bienestar. (Ver: Los costos de la desaceleración).

La razón de la parálisis de la inversión no es porque no se quiera invertir en el Perú. Es porque se ha hecho casi imposible invertir, tanto en negocios grandes como en pequeños. Desde abrir una mina hasta poner un restaurante, o poner una antena de celulares hasta tramitar un cambio de uso de terrenos, conseguir permiso para abrir un nuevo colegio o un centro de salud, e inclusive, para poner el letrero en la fachada de una bodega.

En este proceso de parálisis no podemos dejar de considerar el impacto que tienen las normas contra-propósito y los temas como: Bear Creek, Ley de comida chatarra, Sumafil, Ley de seguridad y salud en el trabajo, Conga, el nuevo marco legal laboral, la tramitologia ambiental, entre otros.

Urge, entonces hacer un llamado a todas las instancias de gobierno, desde la Presidencia de la República hasta el municipio del distrito más pequeño del país. Este llamado debe incluir a la oposición, líderes gremiales y líderes de opinión, para diligentemente apostar por crear un clima favorable a las inversiones, como lo acaba de recomendar Paul Krugman. Además, tomar medidas de emergencia necesarias en el corto plazo para al menos facilitar el impulso de cinco grandes proyectos, así como generar una campaña de concientización en todos los ciudadanos sobre las relaciones causa-efecto que existe entre inversión y bienestar. Pero nada de esto será suficiente, si el Presidente de la  República no propicia un mejor clima político y de confianza mutua. Lampadia




Carranza: “Hay crisis de confianza”

Carranza: “Hay crisis de confianza”

El ex ministro de Economía, Luis Carranza, explica que la falta de confianza de los inversionistas con respecto a las autoridades es una de las principales causas del menor crecimiento económico.

Voz autorizada. El ex ministro de Economía Luis Carranza consideró que actualmente el Perú carece de “confianza” en sus autoridades que permitan a los inversionistas venir sin temores, por lo que pidió al presidente Ollanta Humala dar un mensaje más “consistente y coherente”.

“El análisis pasa por determinar qué ha ocurrido con la confianza y por qué se ha desplomado. Si alguna crisis hay ahora en el país, es una crisis de confianza”, dijo durante el conversatorio “¿Llegó la crisis?”, que se realizó en el Instituto de Gobierno y Gestión Pública, de la Universidad San Martín.

En otro momento el destacado economista refirió que “no hay crisis en el Perú”, aunque nuestro país vive un “proceso de desaceleración económica” causada por factores externos e internos.

El titular del MEF durante el segundo gobierno aprista indicó que el Ejecutivo debe promover mecanismos que permitan destrabar las inversiones, mejorar la gestión pública y fomentar la competitividad para apuntar el crecimiento económico.

Publicado en Expreso, jueves 29 de agosto del 2013