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Identidad de género: un derecho que debe cautelarse

La identidad de género es un tema complejo y muy debatido para gran parte de la población, y la falta de una posición clara por parte del Estado hace que personas transgénero tengan un futuro incierto. Este debate ha vuelto a alzar vuelo con el reciente anuncio de la administración de Trump, la cual está considerando definir el género como una condición biológica e inmutable determinada al nacer, un movimiento drástico en un esfuerzo para revertir el reconocimiento y la protección de las personas transgénero según la ley federal de derechos civiles.

The Economist, mostrando sus credenciales liberales, organizó hace unos meses un simposio sobre el transgenderismo, con el objetivo de incentivar valores liberales buscando defender el debate abierto en cuestiones transgénero y la autoidentificación de género.

¿Cómo estamos en América Latina? A nivel regional, seis países ya han emitido normas que simplifican el cambio de datos de género: Chile, Uruguay, Argentina, Bolivia, Colombia y Ecuador. Por ejemplo, hace unas semanas, Uruguay aprobó la llamada Ley Integral para Personas Trans, una norma que enfrenta de manera multisectorial la situación de exclusión y marginalidad en la que vive la comunidad trans en ese país. Un mes antes, el 12 de setiembre, Chile aprobó la Ley de Identidad de Género, que simplifica los trámites para cambiar el nombre y el sexo en los documentos de identidad.

¿Y en el Perú? Desde el 2016, las personas pueden ir a la Reniec para realizar un cambio de nombre y sexo en el DNI, pero el proceso judicial que se tiene que hacer para lograrlo es largo y costoso.

¿Qué propone The Economist? En un artículo compartido líneas abajo, la revista inglesa propone la auto identificación de género. La ley actual de Gran Bretaña, permite a las personas diagnosticadas con disforia de género obtener la aprobación para cambiarlo después de dos años de vivir como el sexo opuesto. El reconocimiento legal de la identidad de género no solo es esencial para la dignidad de una persona, sino también para acceder a los servicios públicos más básicos, incluidos la seguridad social, la seguridad pública y la justicia. No tener documentos que coincidan con el género puede resultar en la denegación de servicios, restricciones de viaje, intimidación, humillación e incluso violencia.

Una vez que las personas tengan capacidad de decisión, se deberían adoptar procesos simplificados que permitan a cualquiera cambiar su nombre y afirmar su identidad de género, con procesos que deben ser confidenciales y gratuitos sin requerir cirugías ni tratamientos hormonales. Lampadia

Derechos de los transgénero
¿Quién decide tu género?

La autoidentificación de género se cita a menudo como una cuestión de derechos civiles. Es más problemático de lo que muchos defensores se dan cuenta.

The Economist
27 de octubre, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

Esta revista es un orgulloso campeón de los derechos de los homosexuales. Primero publicamos un editorial a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo en 1996. Respetamos el principio liberal de que las personas son los mejores jueces de sus propios intereses y deberían poder actuar como lo deseen, siempre que nadie más sufra daños. Que algunas personas consideren la homosexualidad como algo pecaminoso es irrelevante. Todos tienen derecho a sus creencias, pero no para impedir que otros ejerzan sus propias libertades.

Algunos ven la autoidentificación de género para las personas trans como la próxima frontera. Esto comienza con la idea de que lo que hace que una persona sea hombre o mujer no es el sexo biológico sino un conocimiento interno de quiénes son. Las personas trans tienen disforia de género, un abrumador sentido de pertenencia al otro sexo. Sufren gravemente cuando no pueden actuar sobre esto. Incluso cuando pueden, son víctimas de discriminación.

La campaña de autoidentificación sostiene que los miembros de una minoría oprimida deben ser libres de elegir su identidad de género. De hecho, ¿cómo puede haber alguna justificación para que el estado se interponga en su camino?

Sin embargo, hace 15 días, el presidente Donald Trump planea hacer precisamente eso. Bajo su predecesor, Barack Obama, el “sexo” fue interpretado en las reglas federales para significar la autoidentificación de género. Bajo Trump, es probable que vuelva a significar “rasgos biológicos inmutables identificables por o antes del nacimiento”. Esta definición significa que a las personas trans se les negaría el reconocimiento en la ley federal. No tendrían ningún camino para cambiar su estatus legal.

Eso está mal. Sin embargo, el estado también debe resistir el impulso de hacer que el estatus legal de las personas trans sea una cuestión de definición personal, como lo está considerando Gran Bretaña. El estado debe involucrarse por la razón liberal de que las ganancias de bienestar de la autoidentificación de las personas trans deben equilibrarse con el daño potencial a los demás.

Tal daño es difícil de cuantificar, pero no debe ser descartado a la ligera. Los hombres cometen casi todos los delitos sexuales, por lo que la sociedad reserva espacios para ayudar a proteger a las mujeres y los niños. Si solo el 1% de los hombres en prisión en Gran Bretaña por delitos sexuales se identificaran como mujeres, duplicaría el número de mujeres en prisión por tales delitos. Si “hombre” y “mujer” están determinados por la identificación personal, los espacios e instituciones para mujeres y niños serán accesibles para todos. No hay razón para pensar que identificarse como mujer hace que un hombre sea menos peligroso (o más).

Por el contrario, hay muchas razones para pensar que los machos depredadores afirmarán ser trans para cometer delitos con mayor facilidad. Faltan estadísticas sobre los delitos cometidos por mujeres trans como tales (cada vez se registran e informan simplemente como delitos cometidos por mujeres). Si las mujeres se quedan fuera de los espacios de mujeres porque la privacidad o su fe lo dictan, su pérdida de libertad y comodidad tampoco se mostrará en ninguna estadística.

El bienestar de los niños también debe pesar en la balanza. Los que eligen una identidad trans se están iniciando con un tratamientos irreversibles cada vez más jóvenes, a pesar de la evidencia de que sin ellos la mayoría cambiaría de opinión. Algunas escuelas han empezado a enseñar a los niños a comprender su identidad de género por introspección, no por anatomía. Se les dice que, si son líderes y racionales son niños, y si son cuidadosos y chismosos, son niñas. Por lo tanto, los estereotipos de género obsoletos han vuelto a aparecer bajo la autoidentificación. Los niños que pueden haber resultado homosexuales están siendo canalizados a una identidad trans.

El impulso para la acción suele ser noble: las personas trans han sido históricamente sujetas a una terrible discriminación. Pero la teoría de la identidad de género es relativamente nueva. Y cómo alguien forma su identidad de género todavía es poco conocido. Decidir cómo equilibrar los derechos en competencia y cómo sopesar los riesgos exigirá un debate cuidadoso. Sin embargo, en muchos lugares, la discusión de los problemas trans ha sido presa del iliberalismo de la política de identidad. Cualquiera que cuestione la nueva ortodoxia tiene la marca “transfóbica”. Se suprime la investigación sobre los daños a los niños por una transición temprana. Los académicos que exploran las consecuencias de redefinir las categorías de sexo se enfrentan a campañas para despedirlos.

Este es un camino peligroso. Un apuro hacia la autoidentificación de género puede terminar causando daño y abriendo la puerta a la reacción extrema personificada por el plan de la administración de Trump. Hay un mejor enfoque. Primero, crear un procedimiento que permita a las personas cambiar su sexo legal. La ley actual de Gran Bretaña, que permite a las personas diagnosticadas con disforia de género obtener la aprobación para hacerlo después de dos años de vivir como el sexo opuesto, puede ser demasiado lenta y burocrática. Pero el esquema amplio es correcto. Segundo, intensificar las protecciones legales contra el acoso y la discriminación para todos, independientemente de cómo se presenten. Tercero, introducir más “terceros espacios” (instalaciones neutrales al género) para complementar los de un solo sexo. Estas medidas no satisfarán a los defensores más firmes de la autoidentificación de género. Pero son el camino correcto a seguir. Lampadia




Derechos de la Mujer: Arabia Saudita y más allá

Derechos de la Mujer: Arabia Saudita y más allá

Arabia Saudita es la economía número catorce en términos de PBI (al 2014, según el FMI), tiene una economía basada en el petróleo con fuertes controles gubernamentales, posee cerca de 17% de las reservas petroleras del mundo, siendo el mayor exportador de crudo, y desempeña un determinante liderazgo en la OPEP. Este sector representa, aproximadamente,  el 80% de los ingresos, el 45% del PBI y el 90% de las exportaciones.

A pesar de la creciente incertidumbre política en los países árabes, Arabia Saudita se sigue beneficiando del petróleo. Por otra parte, su situación fiscal protege al país de una eventual desaceleración económica. Se espera que la economía crezca 2.5% en 2015. Para el 2016, se prevée un crecimiento del 2.6%. Su ministro de Petróleo, Ali Al-Naimi, asegura que entre el  2040 y el 2050,Arabia Saudita será exportador deelectricidad producida con energía solar, ver en Lampadia. Energía infinita y gratuita: Promesa de un futuro cercano.

Sin embargo, el ritmo de modernización ha sido muy injusto y disparejo, especialmente en el aspecto social con los Derechos de la Mujer, al igual que en la mayoría de países islámicos.

Arabia Saudita tiene un pésimo historial de derechos humanos, en particular en lo que respecta al trato a las mujeres. Aunque en los últimos años los derechos de las mujeres se han ampliado parcialmente (ahora se les permite votar en las elecciones locales, por ejemplo) su situación sigue siendo básicamente la misma. 

Por ejemplo, no hay ninguna ley oficial que les prohíba conducir, pero sus prácticas religiosas sí lo prohíben, con clérigos saudíes argumentando que las conductoras femeninas “socavan los valores sociales”. Las razones dadas por ellos son:

  • Implica el descubrimiento de la cara.
  • Puede llevarlas a que salgan de la casa con más frecuencia.
  • Puede dejar que tengan mayor interacción con los hombres.
  • Crearía mayor tráfico en las calles y podría privar a los hombres de la oportunidad de conducir.
  • Sería el primer paso en una erosión de los valores tradicionales, como la segregación de género.

También se espera que las mujeres mantengan sus cabezas cubiertas con pañuelos y usen ropa suelta, como una ‘abaya’, cuando estén en público. Además, las mujeres adultas deben tener el permiso de un “tutor masculino” para trabajar o ir de viaje, una severa restricción a su libertad.

Todas las mujeres deben tener un tutor masculino, el cual el responsable y se le tiene que pedir permiso para poder casarse, viajar, recibir educación superior, trabajar y hasta tener una cuenta bancaria.

Las mujeres deben limitar su interacción con los hombres con los que no estén relacionadas. La mayoría de las oficinas, bancos y universidades tienen entradas separadas para hombres y mujeres. El transporte público y los parques  también están segregados. Asimismo están totalmente prohibidas de practicar deportes. De hecho, son el único país sin una selección femenina en las Olimpiadas. En el sector educación, han sido desalentadas de estudiar carreras como ingeniería, farmacéutica, arquitectura y derecho.

La segregación de género se ha visto muy afectada por la tecnología de comunicaciones, sobre todo cuando es anónima. Los saudíes fueron los primeros en adoptar la tecnología Bluetooth, mediante el cual los hombres y mujeres podían comunicarse en secreto. Además, las mujeres saudíes utilizan las redes sociales como una forma de compartir ideas que no podrían decir públicamente. Por ejemplo, una mujer afirmó que:

“En Arabia Saudita vivimos más una vida virtual que una vida real. Conozco a personas que están involucradas en romances en línea con gente que no conocen en la vida real … Y muchas de nosotras usamos Facebook para otras cosas, como hablar de los derechos humanos y los derechos de las mujeres. Podemos protestar en Facebook sobre el encarcelamiento de una persona, algo que no podríamos hacer en las calles.”

Algunos clérigos conservadores han pedido que Facebook esté prohibido porque causa mezcla de géneros. Un clérigo lo llamó una “puerta a la lujuria” y la causa de la “lucha social”. 

Debido a todos estos factores, los organismos internacionales luchan constantemente contra Arabia Saudita en materia de igualdad de género. En 2014, el World Economic Forum clasificó al país en el puesto 130 de 142 en su informe anual sobre igualdad de género. Pero practicamente todos los países de la tierra se tapan un ojo y se abstienen de poner el tema en agenda por la importancia de Arabia Saudita en el mundo económico y su posición más racional que la de la mayoría de miembros de la OPEP en cuanto al uso político del ‘oro negro’.

Esta terrible realidad debería ser calificada como un “Apartheid” contra las mujeres y debería merecer las mismas acciones internacionales que tuvieron que desarrollarse contra la Sudáfrica segregacionista pre Mandela.

Sin embargo, el mundo se está modernizando, y la tecnología de Internety la globalización permiten una mayor democratización que no debiera tardar en asentarse en esas tierras. Aproximadamente la mitad de la población tiene menos de 25 años y cada vez más sauditas van a la universidad, trabajan y usan las redes sociales.

Las sonadas protestas del 2011, mostrando a decenas de mujeres manejando  y compartiendo vídeos e imágenes de su desobediencia civil, no han logrado el impacto de brindarles más derechos al volante. Pero “lo que está cambiando ahora en Arabia Saudita es que incluso el ciudadano saudí simple, promedio, la mujer sencilla, ama de casa, es ahora consciente de sus derechos civiles”, afirma una activista (anónima) de los derechos de la mujer. Un ‘momemtum’ que debiera traer un cambio en la política internacional.

El mundo está cambiando a pasos agigantados. Y si Arabia Saudita quiere seguir participando de la globalización y del mundo moderno, va a tener que adaptarse. Lampadia