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La intolerable agonía de Venezuela

La intolerable agonía de Venezuela

Un artículo publicado en The Economist analiza la situación del país gobernado por el régimen de Nicolás Maduro. A pesar de todo, advierte una luz: la reciente victoria de la oposición en las parlamentarias. “La victoria electoral de la oposición en diciembre mostró que la democracia está todavía viva”, concluye tras enumerar la cantidad de problemas que afectan a la población.

The Economist, al igual que Ricardo Hausmann en su artículo: Podría ser demasiado tarde para evitar la catástrofe en Venezuela, resaltó que el “auge” mundial del petróleo, que gozó Venezuela durante el gobierno de Hugo Chávez y a principios del de Nicolás Maduro terminó y que ha golpeado fuertemente al país que depende en un 95% de los ingresos petroleros. (Ese sí es un país primario exportador).

Como hemos publicado en varias ocasiones, la crisis humanitaria y política a la que se enfrenta Venezuela, ha sido labrada a pulso por los crímenes de ‘leso gobierno’ del chavismo. Además, de destrozar el país, Venezuela se dio el lujo de usar parte importante de sus recursos para mantener la caduca dictadura cubana, varios pequeños países de Centro América y el Caribe y, de financiar a partidos izquierdistas de la región con sus ínfulas del ‘socialismo del siglo xxi y el albismo.

Esta lastimosa experiencia, de un querido país sudamericano, es una dura lección sobre las consecuencias de sus políticas dirigidas a capturar todo el poder dizque ‘en pro de los pobres’ y, según los resultados, a entronizar un odioso nivel de corrupción. No podemos dejar de preguntarnos cómo es posible que la izquierda peruana, cegada por su obsoleta ideología, tenga cara para seguir apoyando uno de los peores, o el peor, gobierno de la historia latinoamericana. Veamos el reporte de The Economist. 

Venezuela se encuentra al borde de una crisis humanitaria (El Nuevo Herald)

Una guía política y económica (The Economist)

Publicado por The Economist

19 de enero de 2016

Traducido y glosado por Lampadia

De todas las palabras críticas utilizadas para describir el estado del país que gobierna Nicolás Maduro, “desastre” es la que menos le gusta al presidente de Venezuela. Tal vez porque es muy acertada. Bajo su mandato, la nación ha entrado en una fuerte caída. Maduro ha restringido la publicación de cifras económicas oficiales. Aquellas que se han divulgado confirman que el 2015 fue un año muy malo. Y el 2016 será peor.

El boom del petróleo mundial, que le proporcionó a Hugo Chávez (el predecesor populista de Maduro), el dinero para solventar a los pobres de Venezuela, ha terminado. Maduro no ha logrado convencer a los votantes de que es un digno heredero. En las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre 2015, la oposición de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) ganó dos tercios de los asientos, la primera vez que la oposición ha ganado una elección nacional desde que Chávez llegó al poder en 1999. El índice de aprobación de Maduro está cerca del 20 %. La nueva Asamblea Nacional está enfrascada en una lucha de poder con el régimen. El Tribunal Supremo de Venezuela, que se puede considerar como gobiernista, ha dictaminado que tres diputados de la oposición no pueden juramentar, privando a la MUD de su “súper mayoría”, [necesaria para imponer sus decisiones más importantes].

El precio del petróleo, que proporciona el 95% de los ingresos de divisas de Venezuela, ha dictado durante mucho tiempo la popularidad de sus líderes. Los ingresos del gobierno provenientes del petróleo en el año a noviembre de 2015 representaban dos tercios menos que durante el mismo período del año anterior. El precio del petróleo ha caído aún más desde entonces. Con menos dinero entrante y una demanda de importaciones aún fuerte, el valor de las reservas de divisas de Venezuela se ha reducido de forma alarmante. En 2015, una caída en el precio del oro (con el que Venezuela mantiene una parte importante de sus reservas), ha contribuido a la disminución de estas. [Solo le quedan unos US$ 5,000 millones en divisa, prácticamente nada].

La caída actual de petróleo será dolorosa, sin importar quién esté en el poder. El régimen ha agravado el daño con políticas que, aunque diseñadas para favorecer a los pobres, terminaron empobreciéndolos a ellos y al Estado. El control de precios, junto con la escasez de divisas, ha dado lugar a una grave escasez de productos de primera necesidad, obligando a la gente a hacer largas colas, durante horas, para comprar artículos de primera necesidad. La inflación está oficialmente en un 141% a septiembre del año pasado (último dato disponible). Los analistas creen que la cifra real es de al menos 200% al año; algunos predicen hiperinflación en 2016. El masivo déficit presupuestario, que financia el Banco Central imprimiendo dinero, contribuye a ese riesgo

El gobierno ha tratado de mantener bajos los precios con un sistema de control de cambios de Rube Goldberg. Venezuela tiene tres tipos de cambio legales, incluyendo uno que valora el bolívar en 6.35/US$. Los venezolanos con conexiones en el gobierno pueden obtener dólares a este precio ridículamente barato, una importante fuente de corrupción. Pero en el mercado no oficial, el bolívar vale alrededor de 130 veces menos. El valor de mercado en dólares que maneja la mayoría de venezolanos es lamentablemente bajo. Aunque el precio oficial de las mercancías es correspondientemente barato, muchos sólo están disponibles a precios inflados en el mercado negro.

Hasta la fecha, Venezuela ha dado prioridad al pago de su deuda externa. Aparentemente, el gobierno ha decidido que un default, por más tentador que parezca, sería demasiado costoso. Muchos de los activos de Venezuela fuera del país (incluyendo refinerías y tanques petroleros) podrían ser embargados por los acreedores. El restringido acceso al crédito de Venezuela se vería disminuido aún más si hay un default. A pesar de que una serie de préstamos de varios millones de dólares de China, pagados en petróleo, están ayudando a evitar una crisis, un default podría ser inevitable si los precios del petróleo no se recuperan en 2016. El FMI estima que el PBI de Venezuela se redujo en aproximadamente un 10% en 2015, convirtiéndola en la economía con la peor performance del mundo. El gobierno admite que la contracción fue de 7.1% hasta el tercer trimestre de 2015. Sin importar cuál sea la cifra real, la fuerte recesión está socavando una de las reivindicaciones más orgullosas del régimen: que bajo su gobierno la pobreza ha caído en Venezuela. De hecho, la pobreza extrema sí ha disminuido bajo el chavismo (como lo ha hecho en todo el mundo), pero no tanto como el gobierno sostiene. El Perú ha avanzado más que Venezuela, donde la pobreza general (en lugar de extrema) se ha mantenido obstinadamente estática desde 2000. 

En enero de 2016, Maduro nombró un nuevo equipo económico, pero hay dudas sobre su voluntad de abordar los problemas de la nación. El ministro encargado de la economía, Luis Salas, es un sociólogo de izquierdas que, al igual que otros miembros del gobierno, atribuye los problemas del país a una “guerra económica”. Rechaza algunos principios básicos de la economía convencional, por ejemplo, que un exceso de impresión de dinero causa inflación. Se piensa que el nuevo ministro de Finanzas, Rodolfo Medina, es más pragmático. Estudios recientes han mostrado que, junto con la economía y la escasez, la seguridad es una preocupación importante. El gobierno dejó de publicar estadísticas completas del crimen en 2005, aunque admite que hay un problema. El fiscal general ha dicho que la tasa de homicidios de Venezuela el año pasado fue de 62 por cada 100,000 habitantes, diez veces el promedio mundial. El Observatorio Venezolano de Violencia, un instituto de investigación independiente, dice que la tasa es más alta. La tasa de homicidios en Caracas es la más alta en la región. El 90% de los homicidios quedan impunes en todo el país.

El gobierno trata de mantener a los venezolanos comunes ignorantes de tales desmoralizantes hechos a través de su dominio de los medios de comunicación. Chávez inició el proceso de cierre de la prensa libre; Maduro ha seguido en la misma línea. Sólo hay un periódico nacional que es relativamente independiente. La televisión estatal está llena de horas de propaganda pro-gobierno. Maduro, su esposa, Cilia Flores, y el ex jefe de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, todos tienen sus propios programas de televisión semanales. Los políticos de la oposición, varios de los cuales han sido encarcelados, dependen de los medios de comunicación social para difundir sus mensajes. A pesar de que el régimen hizo todo lo posible para hacerlo más difícil, la victoria electoral de la oposición en diciembre pasado muestra que la democracia aún está viva

El siguiente cuadro, del mismo The Economist, muestra el nivel de homicidios en varias ciudades del mundo:

Lampadia

 




La Caída de Brasil

La Caída de Brasil

The Economist

02 de enero 2016

Traducido y glosado por Lampadia

 

Comentario de Lampadia

El modelo del Presidente Humala de ‘incluir para crecer’, instaurado con soberbia por el Presidente Lula en Brasil se cae a pedazos. Ver en Lampadia: Luces y sombras de la visita de Lula al Perú.

Como bien se dice en economía: ‘No hay lonche gratis’. El modelo brasileño, tan admirado por el gobierno nacionalista y por una de sus creaciones indirectas, ‘Ciudadanos por el Cambio’, de Salomón Lerner (el ex Primer Ministro del gobierno de la inclusión), basado en un asistencialismo desenfrenado, crecimiento del Estado, proteccionismo interno, cooptación de rivales, medios y líderes de opinión, corrupción y mucha soberbia; se acerca a una crisis de proporciones brasileñas. Los amigos y padrinos del Alba y del ‘socialismo del siglo xxi, van hacia una profunda crisis política y económica.

Según Bloomberg, Brasil va a su peor recesión desde 1901 y tendrá dos años seguidos de recesión, algo que no ha tenido desde la del 1930 – 1931.

Las lecciones para el Perú debieran sernos claras para todos los estamentos de nuestra sociedad. Pero lamentablemente, todavía tenemos una serie de agrupaciones políticas que siguen cerrando los ojos a la evidencia, así como a la crisis humanitaria y política de Venezuela.

Hoy día, además de nuestra propia experiencia histórica, tenemos a mano tres descomunales fracasos entre nuestros vecinos: Venezuela, Brasil y Argentina. Ya no tenemos ninguna disculpa para no entender las relaciones causa-efecto de las malas políticas públicas. Una gran oportunidad para la necesaria introspección pre electoral que debemos hacer todos los peruanos.

La Caída de Brasil  

Al inicio de 2016 Brasil debería estar en un estado exuberante de ánimo. En agosto Río de Janeiro será la sede de primeros Juegos Olímpicos de América del Sur, dando a los brasileños la oportunidad de embarcarse en lo que mejor saben hacer: una fiesta realmente espectacular. En lugar de ello, Brasil se enfrenta a un desastre político y económico.

El 16 de diciembre, Fitch fue la segunda de las tres grandes agencias de calificación crediticia en rebajar la deuda brasileña a la categoría de basura. Días después Joaquim Levy, el ministro de Hacienda nombrado para estabilizar las finanzas públicas, renunció después de menos de un año en el puesto (ver en Lampadia: Brasil: Del Cielo al infierno en la vida del PT). Se prevé que la economía se contraerá un 2.5 a 3% en 2016, no mucho menos que en 2015. Incluso Rusia, rica en petróleo y sancionada apunta a hacerlo mejor. Al mismo tiempo, la coalición gobernante ha sido desacreditada por el colosal escándalo de soborno que rodea a Petrobras, la compañía petrolera estatal. Y Rousseff, acusada de ocultar la magnitud del déficit presupuestario, se enfrenta a un juicio político de destitución en el Congreso.

Como la B de los BRICS, Brasil debería estar a la vanguardia de las economías emergentes de rápido crecimiento. En cambio, se enfrenta a la disfunción política y tal vez al regreso a una inflación galopante. Sólo decisiones difíciles pueden poner a Brasil de nuevo en curso. Justo ahora, Rousseff parece no tener el estómago para ello.

El sufrimiento de Brasil, como el de otras economías emergentes, se debe en parte a la caída de los precios mundiales de las materias primas. Pero Rousseff y el Partido de los Trabajadores (PT), las izquierdas brasileñas, han hecho de una mala situación, algo mucho peor. Durante su primer mandato, del 2011-14, Rousseff gastó extravagante e imprudentemente en altas pensiones y deducciones fiscales improductivas para industrias privilegiadas. El déficit fiscal aumentó de 2% del PIB en 2010 al 10% en 2015.

Los administradores de esta crisis no se pueden dar el lujo de esperar tiempos mejores para comenzar las reformas. Con una deuda pública del 70% del PIB y en rápido aumento, la situación, para un país de ingresos medios, es muy preocupante. Debido a sus altas tasas de interés, el costo del servicio de deuda es un aplastante 7% del PIB. El Banco Central no puede utilizar la política monetaria para combatir la inflación, que llega al 10.5%. Por lo tanto, Brasil no tiene más remedio que subir los impuestos y recortar el gasto.

Levy hizo intentó el juego de renovar el edificio mientras apagaba el fuego. Recortó el gasto discrecional en un récord de 70,000 millones de reales (US$ 18 mil millones) el 2015 y se ajustó la elegibilidad para el seguro de desempleo. Pero no fue suficiente. La recesión desbarató los ingresos fiscales. Rousseff solo le dio un apoyo tibio a su ministro de Finanzas y el PT le fue hostil. La oposición, con la intención de derrocar al presidente, no estuvo de humor para cooperar.

A pesar de que era un funcionario de alto nivel de la tesorería durante el desastroso primer mandato de Rousseff, Nelson Barbosa, el nuevo ministro de Finanzas, puede ser capaz de lograr algo más. Él tiene apoyo político dentro del PT. También tiene cierto poder de negociación, ya que Rousseff no puede permitirse el lujo de perder a otro ministro de Finanzas. Una primera prueba será ver si Barbosa puede persuadir a un Congreso recalcitrante, restablecer el impopular impuesto a las transacciones financieras.

Un objetivo central debe ser el de las pensiones. La prestación mínima es igual al salario mínimo, que ha aumentado en casi un 90% en términos reales durante la última década. Típicamente, las mujeres pueden jubilarse a los 50 años, y los hombres dejan de trabajar a los 55, casi una década antes que la media de la OCDE (el club de los países mayormente ricos). El Gobierno de Brasil paga casi el 12% del PIB en  pensiones, una proporción mayor que la de Japón, un país más viejo y más rico.

Si Brasil desea cumplir su promesa, se necesita mucho más. Una típica empresa industrial gasta 2,600 horas al año para cumplir con código de impuestos; el promedio latinoamericano es de 356 días. Las leyes laborales inspiradas en las de Mussolini hacen muy costoso despedir, incluso, a empleados incompetentes. Brasil ha protegido a sus empresas de la competencia internacional. Esa es una razón por la cual, entre 41 países medidos por la OCDE, la productividad de su industria es la cuarta más baja.

Para reformar el régimen laboral y las pensiones, Rousseff debe hacer frente a  problemas que han estado décadas en la agenda. Alrededor del 90% del gasto público está protegido contra los recortes, en parte por la Constitución que en 1988 celebró el fin del régimen militar, consagrando beneficios y protecciones generosas del empleo. Debido a que es tan difícil de reformar, el sector público de Brasil compite con los Estados de Bienestar europeos en tamaño y los supera en ineficiencia. El largo agotamiento de su vitalidad económica, es ahora la causa principal de la crisis fiscal.

Los problemas económicos de Brasil en gráficos:

La superación de estas prácticas tan arraigadas será difícil para cualquier gobierno. En Brasil se hace todo más difícil por un sistema político tonto, que favorece la fragmentación partidaria y la compra de votos y atrae mercenarios políticos que tienen poco compromiso. El umbral de los partido políticos para entrar a la cámara baja del Congreso es bajo; hoy 28 tienen representación, añadiendo a la parálisis legislativa. Los congresistas representan a estados enteros, algunos tan poblados como los países vecinos de América Latina, lo que hace ruinosamente caras las campañas políticas -una de las razones por la cual los políticos han extraído enormes cantidades de dinero de Petrobras.

Por lo tanto, es difícil, a pesar de las ventajas del señor Barbosa, sentirse optimistas sobre las perspectivas de una reforma profunda. Los votantes consideran a los políticos en desacato. La oposición se empeña en el juicio político a Rousseff, una batalla equivocada que podría dominar la agenda política durante meses. El PT no tiene apetito por la austeridad. Para las reformas constitucionales se necesita lograr el apoyo de tres quintos en ambas cámaras del Congreso, una tarea muy difícil.

¿Y si Rousseff no logra el cambio? La mayoría de los préstamos de Brasil son en moneda local, lo que hace poco probable un ‘default’. En vez de ello, el país puede terminar inflando sus deudas. El logro de Brasil ha sido sacar a decenas de millones de personas de la pobreza. La recesión detendrá eso, o incluso comenzará a revertirlo. La esperanza es que Brasil, que ganó duramente estabilidad económica y democrática, no caiga una vez más en una mala administración crónica y la agitación política. Lampadia




Los peronistas pretenden sabotear el gobierno de Macri

Los peronistas pretenden sabotear el gobierno de Macri

Después de una histórica elección, el recién elegido presidente de Argentina, Mauricio Macri, heredará una economía en ruinas, una débil moneda y un arbitraje internacional por deudas en miles de millones de dólares. Aunque el camino por delante será difícil, muchos observadores esperan que las políticas de centro-derecha con una inclinación pro-empresarial de Macri distancien al país de las de su predecesora, Cristina Fernández de Kirchner.

Después de 12 años de gobiernos peronistas bajo Fernández y su difunto esposo, Néstor Kirchner, la primera orden del día será un acuerdo sobre la deuda potencial, el legado de la crisis económica del 2001 que provocó un default (no pago) de US$ 100 mil millones de dólares de deuda soberana, el más grande de la historia. Una prolongada batalla legal y la falta de liderazgo de Fernández obligaron al país a caer de nuevo en default el año pasado.

Macri ha prometido reimpulsar la tercera economía más grande de América Latina, que estaría cayendo nuevamente en una recesión, poniendo fin a las restricciones proteccionistas a la importación, la reducción de impuestos ​​sobre las exportaciones agrícolas y ganaderas, el control de precios y eliminando la tasa de cambio oficial que está inflando el peso argentino.

Pero la gran polémica nacional en los días previos a la toma de mando de Macri se ha limitado a una disputa entre él y Kirchner. Comenzó con un desacuerdo acerca de dónde se llevaría a cabo la ceremonia de inauguración. Macri quería tomar el juramento del cargo en el Congreso y luego recorrer los dos kilómetros al icónico palacio presidencial, la Casa Rosada, para recibir la banda presidencial y el cetro de Kirchner.

Kirchner, sin embargo, insistió que todo el asunto se podría hacer en el Congreso, en consonancia con la Constitución y la tradición que ella y Néstor propusieron. Acusó a Macri de querer faltarle el respeto. Sin embargo, Macri, decidido a tener su momento de gloria, llevó el asunto a los tribunales, argumentando que Kirchner dejaría de ser presidente a la medianoche.

El tribunal falló a su favor, por lo que el país tuvo tres presidentes en cuestión de horas: Kirchner hasta la medianoche, el presidente del Senado entrante, Federico Pinedo, hasta la ceremonia de inauguración y Macri a partir de entonces.

Después de todo el enredo, Cristina Kirchner se negó a asistir a la ceremonia de su sucesor. La  ausencia del mandatario saliente en la ceremonia es la primera desde el fin del régimen militar en 1983. 

Sin embargo, no es el primer problema que estaría causando la Kirchner. Según Macri, la acusa de causar tantas dificultades como sea posible para el gobierno entrante:

  • Aprobó la delegación de miles de millones de dólares de gasto a los gobernadores provinciales, que presenta un gran problema para el país que ya tiene severas restricciones financieras.
  • Cambió el presupuesto para el próximo año, con un aumento del gasto en el Congreso, el poder judicial, las fuerzas militares y sus populares planes sociales, como Fútbol para Todos, un programa que muestra gratis los partidos de fútbol, junto con mensajes políticos.
  • Nombró a una serie de nuevos embajadores y además, algunos de sus aliados, entre ellos Alejandro Vanoli, el presidente del Banco Central, se niegan a dimitir.
  • Se ha negado a entregar la cuenta de Twitter de la Casa Rosada, apoderándose de ella y cambiándole el nombre a CasaRosada2003-2015.

La revista de The Economist fue uno de los muchos medios de comunicación que mostraron su desacuerdo con el último recambio presidencial, describiéndolo como “muy incómodo, incluso para los estándares argentinos” y le atribuye la culpa a Cristina Kirchner. Primero pone el foco en que no respetó la decisión de Mauricio Macri de hacer la toma de atributos en la Casa Rosada y luego enumera algunas decisiones de la ex presidente que influirán en el nuevo gobierno, sobre todo las económicas. “Las primeras semanas de Macri serán una prueba de su capacidad política: por las duras medidas que tomará debe culpar, y con razón, a su predecesora”, concluye el artículo.

Cada vez es más evidente que los mandatarios latinoamericanos que hicieron comparsa con Hugo Chávez y las ideas del socialismo del siglo xxi, aplicando programas masivos de asistencialismo y enfrentando la inversión privada, solo querían capturar el poder de sus países para crear gobiernos eternos, ya sea mediante el fraude, como en Venezuela y Brasil, o mediante cambios constitucionales que permitieran la reelección permanente, como en la misma Venezuela, Ecuador y Bolivia. En Argentina, los peronistas recurrieron a la reelección conyugal y planeaban la filial, pero el desastre económico y los insoportables niveles de corrupción a los que llegaron, no lo hicieron posible. Hoy se expulsó a los Kirchner, Dilma Rousseff está a punto de ser vacada, Maduro cuelga de hilos, Correa ya perdió el liderazgo y Evo Morales, cual excepción, se encamina a una quinta reelección, pero con muchas resistencias.

La batalla por recuperar a Argentina de su desastre económico, social, político y de corrupción, que lidera Macri recién empieza. La ausencia y boicot de la Kirchner es un claro símbolo de las profundas divisiones sociales y políticas que aún existen y que estarán determinadas a impedir que Macri logre promulgar unas muy necesarias reformas económicas. Esperemos que logre unir al país y encaminarlo a una senda de recuperación económica y política. Lampadia

 




‘OXI’ al desarrollo, el NO de Grecia

‘OXI’ al desarrollo, el NO de Grecia

Después de dos rescates por un total de 240 mil millones de euros (US 266 mil millones) y seis años de depresión, recortes de gastos y pérdida de empleos, Grecia se pone al borde del colapso. El domingo, los griegos votaron por el “NO”, siguiendo la recomendación de su Primer ministro y rechazaron las propuestas de reformas y de austeridad que los acreedores europeos (Países, BCE y FMI) requirieron a cambio de nuevos préstamos que el país necesita para evitar el default y el colapso bancario. (Aunque las corridas bancarias ya han venido erosionando la solvencia del sistema). Ahora, la mayor preocupación es que este resultado podría sacar a Grecia de la zona euro y llevarlos a una recesión aún mayor.

El 61 % de los griegos votó ‘OXI’ (NO). Esto representa un impresionante rechazo a la austeridad solicitada por Europa. Sin embargo, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, ha prometido que Grecia será capaz de permanecer en el euro, a pesar de haber luchado arduamente por el “no”, ya que según él, este resultadole permitiría tener un mayor poder de negociación con los acreedores del país.

La situación llegó a tal nivel de enfrentamientos, que Yanis Varoufakis, su Ministro de Finanzas, declaró poco antes del referéndum: “Lo que están haciendo [los europeos] con Grecia tiene un nombre: se llama terrorismo.” Luego de lo cual, después de la votación, tuvo que renunciar, cosa que hizo via su blog personal afirmando que la “austeridad es como tratar de extraer la leche de una vaca enferma con azotes”. Su alejamiento debiera facilitar las negociaciones, pues evidentemente, ese lenguaje es inaceptable.

Pensionista griego Giorgos Chatzifotiadis, fuera de una sucursal de un banco nacional en Salónica el 03 de julio 2015

Un voto por el “si” habría mantenido a los bancos abiertos y les habría dado la opción de llegar a un acuerdo que reconozca las nuevas realidades griegas e incluir, como afirma ahora el FMI, la reestructuración de la deuda, pues de una u otra forma,es insostenible. Por otro lado, no hay que olvidar la responsabilidad de los gobiernos griegos, que pretendieron que el país viviera como Alemania, sin el esfuerzo, trabajo y generación de riqueza de los teutones.

Sin embargo, la situación actual de Grecia es crítica: los controles de capital impuestos antes del referéndum del domingo pasado han dejado al país con una gran escasez de alimentos y medicamentos (que son, en su mayoría, importados), y además la industria turística (la mayor fuente de ingresos de exportación del país) está sufriendo cancelaciones de hasta 40% por problemas de abastecimiento de los hoteles, ya que la prohibición de transferencias bancarias les impide pagar a sus proveedores. Además, el gobierno han puesto un límite de retiro de efectivo de 60 euros al día, un corralito parecido al argentino, antes de su default. También se ordenó que la bolsa de valores de Atenas se mantenga cerrada el martes y miércoles para evitar la especulación.

Estantes vacíos en los supermercados griegos, 5 julio 2015

“Las importaciones, las exportaciones, las fábricas, empresas, transporte…  todo está congelado”, dijo Vasilis Korkidis, el director de la Confederación Nacional de Comercio Helénico. Afirmó que la economía habría sufrido pérdidas valorizadas en € 1,200 millones durante la semana pasada y que este costo tendría que ser añadido a cualquier nuevo acuerdo de rescate. “Incluso en el mejor de los casos, tomaría meses recuperarse de la conmoción de los bancos cerrados y los controles de capital”, agregó Korkidis.

Incluso con el país al borde del colapso económico, los funcionarios griegos afirman que el gobierno todavía está buscando se les exima de sus promesas de reformas para proteger sus intereses especiales: quieren mantener un descuento del 30 %del impuesto sobre el valor añadido en las islas griegas y retrasar los recortes de gastos de defensa. También se resisten a elevar el IVA en los restaurantes a 23 %, y quieren esperar hasta el 2019 para eliminar un suplemento de ingresos para los pensionistas más pobres.

Quieren seguir viviendo en la misma ‘sociedad de bienestar’ que los llevó a la crisis en primer lugar. El dispendio excesivo del gasto públicose agravó porasegurar apoyo electoral, se pidieron grandes préstamos a los mercados internacionales para financiar más puestos de trabajo en el sector público, pensiones y otros beneficios sociales. Esto acrecentó aún más el déficit fiscal. La deuda griega como porcentaje del PBI  pasó de 126% en el 2009 a 175% en el 2014. Ver en Lampadia: La Sociedad del Bienestar llevada al extremo.

Sin embargo, según el mismo FMI, la deuda sería insostenible, ya que las finanzas de Grecia son prácticamente inviables. Sostiene que si el crecimiento es menor del 1% (creció solo 0.1% en el primer trimestre) o el superávit primario [saldo antes del pago de los intereses de la deuda] es inferior al 2.5% del PBI (fue del 1.7% en 2014) “sería necesaria una quita de deuda”, así como otorgar un periodo de gracia de 20 años a las deudas existentes y extender la vida de los créditos en vigor hasta 40 años. En el gráfico inferior se puede observar los principales acreedores de Grecia, siendo el 60% países de la zona euro, 10% el FMI y 6% el BCE.

No obstante, lo que está en riesgo es más que sólo el futuro de Grecia, que representa tan sólo el 2 % del PBI de la zona del euro. Si los bancos griegos se quedan sin dinero, el país se verá forzado a imprimir su propia moneda, lo que significaría que serían los primeros en abandonar el euro. Algunos temen que el precedente podría aumentar el riesgo de otros países del área, pero, ‘Grexit’, la salida de Grecia, puede ser mejor para todos: Europa quedaría más sana y con más capacidad de dedicarse a consolidar su recuperación económica; Grecia podría devaluar su moneda en vez de ajustar los precios reales, ser así más competitivo y tendría que esforzarse para reconstruir el país; los deudores irresponsables (Grecia) aprenderían que ‘no hay lonche gratis’ y; los acreedores, igualmente irresponsables, tendrían que asumir, de una vez por todas, las pérdidas de sus portafolios que solo contienen hoy, valores nominales.

En este contexto, el débil gobierno de Obama ha instado a Europa a llegar a un arreglo que evite la salida de Grecia de la zona del Euro. Los representantes de los paíse europeos han hecho declaraciones muy duras, pero al mismo tiempo, ya le dieron algunos días extras a Tsypras, para aparecer con mejores propuestas. Pronto veremos como termina esta dolorosa situación.

Los peruanos debemos siempre reflexionar sobre estos acontecimientos. Ver en L: Un remedio peor que la enfermedad -Des (Grecia) y reflexiones para el PerúLampadia




La Argentina va camino a otro desastre

La Argentina va camino a otro desastre

“La economía argentina hoy en día sufre recesión, desempleo, inflación, déficit fiscal, atraso cambiario, brecha del dólar blue (negro), default, riesgo país alto, reservas en baja, y déficit energético. Estas son las diez plagas que enfrenta la economía argentina y que no van a ser fácil dejar atrás”, sentenció crudamente Miguel A. Kiguel en el diario La Nación hace unos días. Esta es la situación a la que el peronismo, esta vez con los Kirchner (Néstor y Cristina) han postrado a la Argentina. Desde hace 11 años gobiernan ininterrumpidamente a esta nación que se ha sumido en una crisis económica, social y política.

Argentina sigue atascada en el populismo instaurado por Perón, fielmente interpretado por los Kirchner. Esa estrategia política y su correspondiente manejo económico están nítidamente expresados en una carta que Perón le dirige al General chileno Carlos Ibáñez del Campo, quien acababa de ser elegido presidente de su país (1952): “Mi querido amigo: dele al pueblo, especialmente a los trabajadores, todo lo que pueda. Cuando le parezca que ya les está dando demasiado, deles más. Verá los resultados. Todos tratarán de asustarlo con el espectro de un colapso económico. Pero todo eso es una mentira. No hay nada más elástico que la economía, a la que todos temen tanto porque nadie la entiende”. Ver en Lampadia (L): Despegue y caída de dos grandes de AL).

Lo increíble es que esos presupuestos que tantas veces han llevado a la quiebra y al default a la Argentina, sigan vigentes y la arrastren en pleno siglo XXI a una nueva y severa crisis. Con solo decir que hoy Uruguay (diez veces más chico) exporta más carne que el país de las pampas y los gauchos.

Las consecuencias de haber persistido en estas ideas se expresan nítidamente en las siguientes cifras:

Además de sumir a la Argentina en una de sus peores momentos económicos, la corrupción corroe al régimen kirchnerista, tal vez como nunca antes. La semana pasada el juez Claudio Bonadio, que investiga las irregularidades fiscales cometidas por la empresa Hotesur, administradora del hotel Alto Calafate, propiedad de la presidenta del Gobierno, Cristina Fernández, allanó las oficinas de la empresa. Como informó el diario La Nación, Hotesur “recibió 14.5 millones de pesos (1.7 millones de dólares) por parte del empresario kirchnerista Lázaro Báez en concepto de alquiler de habitaciones entre los años 2010 y 2011. Lázaro Báez es el mayor concesionario de obras públicas en la provincia patagónica de Santa Cruz (…) [existe] la sospecha de que el hotel podría haber sido usado por Báez para lavar dinero (…) [y] esas operaciones de lavado podrían afectar a la presidenta. Así mismo están las declaraciones oficiales de los Kirchner sobre el escandaloso incremento de su patrimonio mientras gozaban del poder.

Y por supuesto, nada funciona bien en este país. Como ha descrito con certeza el célebre cronista argentino, Martín Caparrós, la Argentina de los Kirchner “no puede ni organizar un partido… de fútbol”. “Hay una cosa que se llama partido de fútbol –y sucede tanto, en tantos sitios. La FIFA tiene 209 países afiliados; las Naciones Unidas, pobres, solo 192. (…).  Cada fin de semana las federaciones nacionales de todo el planeta organizan más de cien mil. Todos se parecen: una cancha, dos equipos, un árbitro, noventa minutos de juego y, alrededor, más o menos simpatizantes de los dos. Todos lo hacen, salvo la Argentina”. 

La Argentina está haciendo del absurdo una forma de autogobierno. Las soluciones a los problemas que enfrenta son de antología. Por ejemplo la de impedir que las barras del equipo visitante asistan a los partidos. “En principio, fue un remedio extraordinario contra la violencia en las tribunas. Era cierto que había que pararlo. Es un mecanismo interesante: a su imagen y semejanza, hay quienes proponen, que se liquiden los problemas de la educación cerrando las escuelas, que se enfrente la delincuencia callejera encerrándose en casa. Para acabar con las peleas acabaron con lo que distinguía al fútbol criollo, esos duelos de hinchadas intercambiando chanzas y cantitos, revoleando banderas, compitiendo a la par de sus equipos. La medida era difícil de sostener; solo la justificaba su condición supuestamente provisoria, pero su provisoriedad se volvió permanente”.

Parece de fábula, un mundo macondiano, pero no es fantasía esa es la forma en que el populismo kirchnerista gobierna. Y no es que el fútbol sea un tema que escape a las competencias de la presidenta. Como recuerda Caparrós, “el fútbol, en la Argentina, es un asunto de Estado. Literal: lo subvenciona a través de los derechos de televisión. Con unos 100 millones de euros al año se asegura el monopolio de sus transmisiones, que utiliza para soportar su propaganda y para poner a los equipos más populares en el mismo horario de los programas que pueden criticar sus políticas. Lo que no consigue es organizar eso que sí organizan más de doscientos países en el mundo: un partido”. Así de dramático. De esta forma el peronismo homenajea al populismo romano: “pan y circo”.

El problema es que a once meses de las próximas elecciones nada hace pensar que el país mejore. La oposición se presentará dividida. La Unión Cívica Radical, luego de meses de debate no se unirá a Mauricio Macri, el gobernador de Buenos Aires (la única figura que podría enfrentar a los peronistas). Como indica Antonio Navalón: “Argentina tendrá una campaña electoral interesante. No será entre la alucinación de la Unión Cívica Radical y los peronistas, sino peronistas contra peronistas, con la única diferencia de cómo miran o dejan de mirar a Kirchner y el hecho de que Argentina fue el primer país que demostró cómo se puede acabar con las mayores reservas de oro, carne y de trigo, porque a fin de cuentas, el ejercicio de la soberanía nacional nunca tuvo límites. El problema es que la campaña electoral está teñida por la demanda sin fin de las centrales sindicales (verdadero poder fáctico argentino), la necesidad de negar la realidad por parte del Gobierno y en ese juego por caerle bien y estar cerca, pero no lo suficiente de los candidatos peronistas, para saber quién ganará contra ella, pero con su apoyo. El problema está en que los piqueteros, los que piden, los que practican el asalto libre a los supermercados, serán las fuerzas del orden en la nueva elección”. Bajo este panorama, solo un milagro salvará a la Argentina.

El populismo latinoamericano que fue inventado en Argentina, fue alimentado y fortalecido, para que su inventor termine siendo víctima de su propia creación. Sindicatos monopolistas que cual camisas de fuerza aterran a los mediocres políticos de turno.

Como dice Álvarez, ha llegado el momento de decirle adiós al populismo en América. Ver en L: Deshagámonos del populismo. Lampadia