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Lo que hay que cambiar radicalmente es el Estado

Lo que hay que cambiar radicalmente es el Estado

Jaime de Althaus
Para Lampadia

La encuesta de IPSOS presentada el domingo en Cuarto Poder reveló que un 32% de los encuestados quisiera que el próximo gobierno efectúe “cambios radicales” al modelo económico.

Esa cifra es consistente con la votación que tradicionalmente ha recibido la izquierda radical en el Perú. No obstante, cuando IPSOS, en ocasión anterior, ha preguntado en qué consistirían esos cambios que se pide al modelo económico, las respuestas están lejos de ser radicales. En efecto, en una encuesta realizada en noviembre del 2020, se constata que lo que la gente entiende por cambios al modelo económico son sencillamente mejores servicios públicos: educación, salud, seguridad, combate a la corrupción, etc., como puede verse en el siguiente gráfico:

Los cambios radicales al modelo económico, como nacionalización de las empresas extranjeras y estatización de empresas privadas, aparecen en el último lugar, con relativamente poco apoyo en una pregunta con respuestas múltiples.

Los peruanos no se equivocan. El problema no está en el modelo económico propiamente dicho, es decir, en la propiedad privada y el libre mercado. Más bien hace falta profundizar en la titulación de la propiedad y en la libertad económica para liberar a las empresas y emprendimientos de las amarras regulatorias que les impiden nacer o despegar.  

El problema está en el Estado que no se ha modernizado y se ha convertido en un peso sobre la economía y en botín político e ideológico, albergando dentro de él argollas e intereses orientados al beneficio propio, y no a servir con eficiencia a los ciudadanos. El crecimiento generado por el modelo ha producido ingresos considerables para el Estado, pero estos no han servido para mejorar los servicios sino para alimentar la corrupción y para generar sobre regulaciones que son la causa del otro gran problema: la informalidad.

Esto debería llevar a Keiko Fujimori a encaminar su campaña a plantear un cambio radical del Estado.  Pedir un mandato para erradicar la corrupción, implantar la meritocracia y la gestión por resultados y rendimiento. El mandato se requiere porque este último congreso ha aprobado leyes clientelistas que consolidan un statu quo patrimonialista en el Estado, absolutamente contrario a la meritocracia al buen servicio público.

Aquí hay un círculo vicioso: argollas enquistadas desvían recursos o crean regulaciones para propiciar pagos por lo bajo. Esto genera corrupción e informalidad, y desprecio al ciudadano.

Una carrera pública meritocrática junto con un plan de simplificación administrativa y regulatoria y de digitalización del Estado, es fundamental.

Rescatemos las buenas experiencias

Con participación de la comunidad. En los 90 la atención de la salud en el primer nivel mejoró mucho gracias a los CLAS, Comités Locales de Administración de Salud. La comunidad designaba un comité que se encargaba de gestionar la posta médica. Los médicos eran contratados y por lo tanto tenían que demostrar entrega y rendimiento para que sus contratos fueran renovados. Esas postas atendían a los pacientes mucho mejor y muchas más horas que las postas regulares del ministerio. Tenemos que regresar a esos esquemas.

El debate político tiene que encaminarse a resolver los verdaderos problemas. Lampadia




Cuidado con el embuste de las imágenes

Cuidado con el embuste de las imágenes

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia

Defender ideas, posiciones políticas, opciones ideológicas o causas contra-mayoritarias como el trato a la migración venezolana, no es algo que esté bien visto en estos tiempos o por lo menos, no es algo que atraiga en la “sociedad del espectáculo” de la que habla MVLL. Esta sociedad prefiere fotos en Instagram, likes, tweets de 140 caracteres y tik toks.

Algunos simplemente no leen, prefieren que una foto defina sus preferencias políticas y su voto. Otros descalifican al mensajero, sin leer el mensaje. Algunos comparten mecánicamente y hay, lamentablemente muchos, que dejan de seguir porque no les interesa confrontar su punto de vista, no quieren salir de su zona de confort creada por unos cuantos mensajes que las ideas, los pos-provocadores, los artículos de opinión o los debates de ideas ponen en discusión y tela de juicio. Estos prefieren rechazar la discusión política e impulsan el debate de imágenes, frente al debate de ideas.

¿Vale tener una interacción digital tan amplia, masiva, igualitaria, donde todos pueden enviar post, tweets y escribir sus puntos de vista si se renuncia al análisis y la discusión de ideas, opciones, conceptos y causas?

La interacción digital vacua, de imágenes sin ideas, de fotos sin conceptos, de políticos sin política, no le sirve de nada a la política, ni a la democracia, ni a la sociedad. Sólo engendra Guzmanes o Forsyths para la presidencia y muchos otros para el Congreso. Engendra imágenes, no liderazgos.

También sirve (y sobre todo), para eludir el debate. Sirve para enmascarar candidaturas. Sirve para el embuste político más artero. Repeler el debate de ideas por considerarlo políticamente incorrecto, obsoleto o poco atractivo es una coartada, no una realidad que tengamos que aceptar.

¿Cuales son las consecuencias de una discusión sin debates de ideas, planteamientos y propuestas?

Las consecuencias son muchas. Veamos algunas de ellas:

  • La irresponsabilidad del elector por el voto emitido. Basta ver la cantidad de personas que impulsaron la disolución del Congreso anterior y no asumen las consecuencias del que engendraron.
  • La ignorancia de la política y su lógica. Exhibir que somos un país que no entiende la diferencia entre ideas de izquierda o derecha es simplemente no saber quien pagará aquello por lo que votas.
  • La fragilidad de la legitimidad democrática del elegido. Si el elegido lo fue por su mejor foto, cuando le tomen otra haciendo muecas o rechazando un chicharrón, dejará de ser el elegido y habrá otro que lo reemplace. La convicción proviene de la adhesión a ideas, propuestas y visiones, no de la simpatía por las imágenes

Cuidémonos del embuste de las imágenes. Exijamos un debate político de ideas, opiniones, visiones y causas. Solamente un debate de ideas y propuestas permitirá conocer en profundidad las opciones electorales, sus beneficios y sus riesgos. No seamos cómplices de la banalización de la política. Lampadia




¿Reforma agraria o Sierra Productiva?

¿Reforma agraria o Sierra Productiva?

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Como siempre, tropezamos con la misma piedra, Verónika Mendoza, la candidata presidencial de la izquierda tradicional, propone que emprendamos una segunda reforma agraria.

“Necesitamos una segunda reforma agraria”. (RPP)

“Necesitamos la Segunda Reforma Agraria en el sentido de reformar las políticas del Estado dirigidas a este sector. ¿Cómo? Implementando un Gabinete Agrario y Rural, con distintos ministerios, no solo el de Agricultura, sino de Producción y otros; impulsando un gran Programa Nacional de Compras Públicas directas a los productores; constituyendo una verdadera Banca de Fomento de Desarrollo Agropecuario y Rural; también un Programa Nacional de Riego que requiera participación activa de comunidades y municipalidades; además es necesario mejorar carreteras y caminos rurales para que los productos puedan salir rápidamente… y si el agro ha estado abandonado, el sector pecuario peor, se requiere una institución específica para impulsar este sector”. “No hay nada de qué asustarse, solo justicia y una gestión eficiente”.

Roberto Sánchez, presidente de Juntos por el Perú, afirma que “Verónika no ha hablado de estatización, nacionalización o expropiación, hablamos de poner la agricultura en el centro del desarrollo”. (La República)

Esta gente no ha registrado la historia de los últimos 50 años en el mundo ni en el Perú. No han registrado la caída del Muro de Berlín, la implosión de la Unión Soviética, la reconversión capitalista de China, la miseria de los cubanos y el desastre humanitario de Venezuela. Tampoco han registrado, por supuesto, el brutal empobrecimiento que produjo la reforma agraria, ni la situación actual del sector agrario en el Perú.

Según el economista Carlos Adrianzén, la reforma de Velasco “incrementó la pobreza rural del Perú a niveles nunca antes vistos, [llegando a] alrededor del 70% de la población”.

“Hubo una extrema corrupción en la administración de la reforma. Hubo fondos en todo el Perú que –como no había derechos de propiedad– lo manejaron hasta los burócratas del Ministerio de Agricultura”, indicó Adrianzén.

Para el ingeniero y exministro de Agricultura Carlos Amat y León, actualmente ya hay muchas reformas agrarias que están en curso. “Están las nuevas empresas modelo de agroexportación, la pequeña agricultura comercial que está siendo competitiva en los mercados y que abastece de alimentos a las ciudades del país, la nueva ganadería con mayor productividad en leche y carne en las zonas altoandinas; también están las organizaciones comunitarias como el Parque Nacional de la Papa en Pisac, que son pequeños agricultores con alta tecnología genética donde están conservando 1,474 variedades de papas nativas”, explicó.

Amat y León considera que el sector agrario tiene una “nueva cultura empresarial de emprendimientos sobre la base de la buena gerencia y adopción de tecnologías de punta”.

Además, señaló que resulta clave identificar las necesidades de acuerdo a cada tipo de agricultura y región. “Una cosa es el manejo laboral del café o el cacao; otra cosa son las irrigaciones en la costa; otra cosa es la pequeña agricultura de los valles de la sierra. Son diferentes sistemas productivos que implican distintas relaciones laborales. (Perú21)

En el Perú, el campo demoró décadas de mucha pobreza para reconvertirse a su situación actual, donde ya no quedan vestigios del colectivismo de la reforma agraria de la dictadura militar. Veamos algunos desarrollos:

  • Del colectivismo a la propiedad privada

En las comunidades de la sierra se ha producido una transformación importante de la propiedad. Si bien, subsisten la propiedad comunal, los espacios productivos asignados a cada familia, son considerados propiedad privada. Si una familia puede regar una ladera, incorpora ese espacio a su propiedad. Además, el poseedor puede heredar sus parcelas a sus hijos.

  • Revolución productiva en los minifundios altoandinos

El programa de Sierra Productiva ha desarrollado una veintena de tecnologías apropiadas a la realidad de los minifundios altoandinos que permiten incrementos inmensos de productividad. Con el riego por aspersión se puede pasar de cosechar pastos pobres con el secano, que te dan 15 centímetros al año, a pastos cultivados que te dan cinco cortes de un metro por año, generando una explosión productiva de múltiples productos.

Estas tecnologías ya han llegado a unas 60,000 familias que se han insertado en mercados de productores.

Increíblemente, Sierra Productiva, en vez de haber sido apoyado por los distintos gobiernos, ha sido combatida, y ha sido denigrada por las izquierdas, empezando por Javier Diez Canseco.

  • Empresas azucareras

Las cooperativas agroindustriales de la costa, pasaron de una realidad de miseria para sus trabajadores, a empresas modernas con alta productividad y buenos ingresos y condiciones de vida para sus ex cooperativistas.

  • El café y el cacao

En la ceja de selva, los productores de café y cacao, también han tenido un desarrollo muy positivo. En este caso se trata generalmente de pequeños productores asociados a cadenas productivas.

  • La revolución de las agroexportaciones

El Perú se ha convertido en uno de los mejores proveedores globales de frutas y hortalizas frescas, una industria muy sofisticada que requiere un alto desarrollo tecnológico. Después de décadas, desde la reforma agraria, se ha generado empleo formal en el sector rural. Hay importantes regiones del país, donde las agroexportaciones han generado pleno empleo.

Hoy llegamos a más de 150 países con productos variados a alta calidad.

Esta revolución ha sido posible por el desarrollo tecnológico de los productores peruanos, que han sabido aprovechar nuestras condiciones climáticas y contra estacionales, junto con el marco promotor establecido para los aspectos laborales y tributarios.

Nuestras exportaciones superan los US$ 7,000 millones anuales y muestran una evolución sólida.

Ver más información en: https://agapperu.org/wp-content/uploads/2020/07/agap-sectoragroperuano24jun2020-update.pdf

Es pues absolutamente ridículo hablar de una nueva reforma agraria. Esto solo refleja la ignorancia de los políticos de izquierda y su desconexión con la realidad nacional.

Esta gente es víctima de ideologías trasnochadas, como el pos-extractivismo, que postula que produzcamos lo mínimo posible, en energía, minería, madera y agricultura entre otros rubros.

Estos personajes postulan que no exportemos productos alimenticios, que solo produzcamos lo que podemos comer nosotros en el Perú. Esta es una propuesta verdaderamente descabellada, pues condenaría a la pobreza eterna a nuestros campesinos. Imagínense lo que esto significaría para los millones de trabajadores actuales del agro y la pesca.

No dejemos pues que nos pongan agendas políticas absurdas, justo cuando tenemos que afinar nuestras estrategias para salir de la crisis sanitaria y económica y recuperar el empleo y el crecimiento.

Todo esto no significa que no tengamos que superar muchos problemas en el sector, entre ellos, la canalización y acumulación del agua en reservorios de diversos tamaños, desde los familiares para Sierra Productiva, hasta los masivos. Empecemos por promover la multiplicación de los reservorios familiares que resuelven el desarrollo productivo y de calidad de vida en la sierra altoandina, la zona más pobre del país.

Lampadia  

Ver en Lampadia:

Exigimos que se renuncie al ‘pos-extractivismo’

Sierra ProductivaGeneración de riqueza productiva, no valorizada

Un programa efectivo para combatir la pobreza alto andina – Sierra Productiva hace que las personas sean libres




Incluyendo a los millennials en los gobiernos

Incluyendo a los millennials en los gobiernos

Como hemos escrito anteriormente en Lampadia: Los Millenials : una generación que va a cambiar el mundo, los millennials constituyen una generación que ha internalizado en su filosofía un verdadero compromiso cívico y una confianza en su capacidad para influenciar en el debate político, características que los hace diferentes a  generaciones más antiguas como los Baby Boomers.

Otros atributo importante a destacar es su obsesión por el uso de las tecnologías de información y comunicación, en particular, las redes sociales que se ven amplificadas con la utilización de los smartphones. Estas herramientas les permiten realizar una transmisión masiva de información e ideas, las cuales van formando su liderazgo político en diversos temas que pueden tener una alta trascendencia nacional e internacional.

En esta línea, un reciente artículo publicado en el blog del Foro Económico Mundial (ver artículo líneas abajo) da cuenta acerca de cómo los millennials vienen explotando sus habilidades y destrezas en diversos espacios de la comunidad, lo cual ha motivado su involucramiento con los Estados, que eventualmente se ven beneficiados del comportamiento disruptivo de estos jóvenes.

Estos espacios van desde grandes eventos internacionales anuales en donde miles de jóvenes adoptan la forma de una comunidad con intereses y valor comunes, lo cual les permite desarrollar sus habilidades políticas; hasta emprendimientos que promueven la difusión de información de interés nacional de manera sencilla, apoyados en las plataformas digitales.

Asimismo, se menciona cómo las empresas de servicios tecnológicos – cuyos fundadores fueron también millennials – como Uber, Facebook, entre otras, motivaron un cambio de la regulación por parte los Estados en los que tienen actividad, gracias al uso de las nuevas tecnologías.

La idea de buscar nuevas formas de aproximarnos a los jóvenes millennials, de manera que se involucren más en la discusión y en el diseño de las políticas públicas nos parece sumamente fascinante porque es una tarea que está íntimamente relacionada a la misión de Lampadia, la cual consiste en generar conciencia social, dada la falta de liderazgo y comunicación de nuestra clase dirigente.

Consideramos que difundir este tipo de iniciativas puede brindarle un abanico más grande de ideas a la generación millennial de nuestro país, interesada en impulsar una agenda nacional de prioridades, de cara a los principales problemas que enfrenta el Perú. Lampadia

Los Millennials están empezando a involucrarse más en el gobierno, y el impacto será enorme

Burning Man – una ciudad de 75,000 habitantes en el árido desierto de Nevada, es un gran ejemplo de cómo los jóvenes pueden participar en la sociedad civil y en el gobierno.

Christa Freeland
Empresaria-en-residencia y Directora General
Powershift group
Foro Económico Mundial
21 de Enero, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

¿Qué tienen en común Burning Man, Alexandria Ocasio-Cortes y el espíritu empresarial?

Son algunos ejemplos de cómo los millennials impulsan la innovación y se involucran en el gobierno. Alrededor del 30% de la población mundial tiene menos de 30 años, sin embargo, los jóvenes realmente no tienen voz en el liderazgo del gobierno. Estereotípicamente, no se supone que deban preocuparse por el gobierno o incluso tener una visión positiva de él, y por lo tanto no están representados.

Como alguien nacido entre los años 1980-2000, yo soy una millennial. He empezado a notar este movimiento emocionante entre mi grupo demográfico; estamos haciendo cambios, y formando nuevos sistemas y expectativas de gobierno.

Nuevas formas de gobierno

Burning Man es un evento que solo existe por dos semanas cada año. Ocupa el desierto árido en Nevada, donde no hay absolutamente ninguna estructura o personas, y luego crece hasta una población de más de 75,000.

Burning Man es un gran ejemplo de jóvenes que participan con éxito en la sociedad y en el gobierno de una ciudad. La comunidad de “burners” ha prosperado y la reunión ha explotado en popularidad.

Mientras que Burning Man comenzó hace casi 20 años, la mayor parte del crecimiento explosivo se produjo en los últimos 10 años y entre los 33 y 34 años de edad (Reno Gazette Journal). Se recomienda encarecidamente a los asistentes que se familiaricen con los 10 principios de Burning Man, que incluyen la “autosuficiencia radical”, el “esfuerzo comunitario” y el “no dejar rastro”. Estos principios son obviamente importantes en un desierto sin recursos como el agua y la electricidad, pero los quemadores no solo siguen estas recomendaciones para sobrevivir. También los utilizan como una guía para crear una experiencia más satisfactoria de pertenencia, propósito y autodescubrimiento en el evento, así como en lo que denominan el mundo “predeterminado”, o día a día.

Larry Harvey, cofundador de Burning Man, tiene una teoría acerca de por qué el evento es un éxito: “… las habilidades y los dones [de los burners] deben compartirse con otros y fusionarse con el mundo, y el mundo responderá a eso. Y el mundo ha respondido. Hubo más de 50 burn eventos oficiales locales en todo el mundo que amplían aún más el compromiso de los 10 principios de Burning Man.

Organización dentro del gobierno

A nivel local, las ciudades estadounidenses de Houston, Grand Rapids, Philadelphia y Omaha han sido pioneras en la creación de juntas y comisiones milenarias. Esto significa que más gente joven está al tanto de los roles de voluntarios que pueden desempeñar en su ciudad para aprender, comprender e informar a sus ayuntamientos, alcaldes y otros departamentos. Algunas juntas y comisiones también trabajan para promover otros puestos abiertos dentro de la ciudad, asegurándose de no solo pensar en la diversidad en términos de género y raza, sino también en términos de edad, experiencia y perspectiva. Esto crea una representación demográfica más precisa y actualizada en el gobierno que crea un nuevo canal de personas listas para liderar.

Comunicación

Compañías como Betches Sup (“lo escuchaste aquí en segundo lugar”) y Skimm (“hace que sea más fácil vivir de manera más inteligente”), se enfocan en compartir noticias políticas creadas y compartidas de una manera que sea más fácil de digerir, a menudo más entretenida y fácil de relacionar. Entregan mensajes personalizados que son enviados y producidos por los millennials, lo cual es importante para captar y mantener la atención de los jóvenes.

Por ejemplo, los fundadores de Skimm han compartido una cerveza con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, para discutir los temas que resuenan con los fanáticos de Skimm: “Nafta, la brecha salarial de género, el cambio climático, el triunfo del presidente y los calcetines”.

Emprendimiento

La tecnología también ha demostrado ser la forma de esta generación de cambiar el gobierno. Fundadores y ceos de empresas millennials como Uber, Facebook y Scooter que comparte la compañía Bird, han empujado los límites del gobierno a través de la innovación. La ciudad de San Francisco actualmente tiene que dar forma a las leyes de la ciudad en torno a los bird scooters y su seguridad. El congreso de Estados Unidos tuvo que trabajar para comprender cómo funciona Facebook y su influencia masiva. la Unión Europea necesitaba decidir cómo clasificar oficialmente a Uber (como un servicio de taxi o una empresa digital) para comenzar a crear y aplicar leyes. Diversos niveles de autoridad en todo el mundo están creando nuevas políticas en respuesta a los jóvenes empresarios disruptivos.

Correr, ganar, inspirar

Alexandria Ocasio-Cortez, una mujer de 29 años de la ciudad de Nueva York, recientemente derrotó a un político titular de 56 años con 10 mandatos, Joe Crowley, convirtiéndola en la persona más joven en el Congreso de Estados Unidos. La revista Vogue escribió: “Si Trump es el último jadeo de los “baby boomers”, Ocasio-Cortez es el primer grito enfático del millennial”. Ocasio-Cortez ha inspirado a una nueva ola de jóvenes a creer que ellos también pueden postularse para un cargo, y posiblemente ganar.

Ocasio-Cortez no solo confía en los sitios estándar de noticias y políticas para compartir su trabajo en el gobierno. Ella publica activamente en una audiencia combinada de millones de seguidores, en gran parte de la demográfica millennial, a través de Instagram, Twitter y más. Ella produce un flujo constante de videos e imágenes de “historias” para compartir su viaje cada día. Es una experiencia reveladora haber sido testigo de su progreso desde sus humildes comienzos en la campaña hasta el piso del congreso. Ocasio-Cortez seguirá siendo una gran influencia para las generaciones más jóvenes que valoran los intercambios relevantes, instantáneos y auténticos en Internet.

Cuadro completo

El gobierno es algo que eventualmente se adapta con los tiempos. Espero descubrir nuevas formas en que los millennials pueden involucrarse e impactar al gobierno. Y para aquellos preocupados por el cambio, les dejo con una nota positiva compartida por el Foro Económico Mundial sobre una encuesta de mis colegas modeladores globales: que si los millennials son felices, el mundo prosperará.

Lampadia




Los Millennials: una generación que va a cambiar el mundo

Los Millennials: una generación que va a cambiar el mundo

Se estima que los millennials serán casi el 50% de la fuerza laboral para 2020 y todavía tenemos mucho que aprender de la generación más grande y con mayor influencia en el mundo. Las diferencias generacionales han sido durante mucho tiempo un factor importante en la política de los Estados Unidos. Estas diferencias son cada vez más grandes y tienen el potencial de dar forma a la política en el futuro.

Estamos formando la historia de la humanidad

Desde temas de inmigración y raciales, hasta de política exterior y gobernanza, las dos generaciones más jóvenes, millennials y Gen X, se distinguen de la generación más antigua, los Baby Boomers. El aumento de la diversidad racial y étnica de los grupos de generaciones más jóvenes explica algunas de estas diferencias generacionales. En EEUU, más del 40% de los millennials no son blancos, la proporción más alta de cualquier generación adulta. Por el contrario, los baby boomers son 79% blancos. Pero incluso teniendo en cuenta la mayor diversidad de las generaciones más jóvenes, los millennials, expresan opiniones más liberales sobre muchos temas y tienen inclinaciones demócratas más fuertes que generaciones anteriores.

Según un reciente artículo de The World in 2019, una publicación de The Economist, estas diferencias de las generaciones se reflejan en las preferencias políticas. Los índices de aprobación de Donald Trump y su antecesor, Barack Obama, difieren notablemente de una generación a otra. Solo el 27% de los millennials aprueba el desempeño de Trump, mientras que el 65% lo desaprueba, según las encuestas del Centro de Investigación Pew realizadas en el primer año de Trump como presidente. Por otro lado, Trump tiene mejor aprobación con los Baby Boomers.

Los millennials son inclusivos, abiertos al mundo, creyentes en la ciencia y la tecnología y, sobretodo, muy conscientes de la desigualdad y preocupados por la pobreza en el mundo. Hay dos puntos que diferencian mucho a esta generación de las anteriores:

1. Los millennials se interesan en causas

Los jóvenes están realmente interesados ​​en temas desde el cambio climático, el matrimonio entre personas del mismo sexo y temas de identidad de género. También están cada vez más preocupados en la consciencia social, la pobreza, la igualdad de género, entre otros.

2. Los millennials adoptan un enfoque digital

Cuando los jóvenes quieren expresarse, ser escuchados, organizar a otras personas, siempre van primero a medios digitales, ya sean peticiones, donaciones, foros de discusión, lo digital es el primer punto de contacto para los jóvenes cuando se trata de política.

Quizás una de las cosas más resaltantes es lo eficaces que pueden ser los millennials para dinamizar la opinión pública y utilizar las redes sociales. Están llegando a la mayoría de edad en una era en la que la participación ciudadana está floreciendo y los movimientos de masas están emergiendo nuevamente. Involucrar a esta generación como ciudadanos activos en lugar de consumidores pasivos de medios de comunicación puede traer grandes cambios en el futuro. Son una generación que cree en el compromiso cívico y tiene confianza en su capacidad de influenciar el debate político. En el mundo, y en el Perú, necesitamos ambas cosas. Lampadia

La Siguiente Generación

Jonathan Rauch, Brookings Institution
Rauch es autor de “La curva de la felicidad: por qué la vida mejora después de los 50s” (Green Tree, 2018)
The World in 2019, The Economist
Traducido y glosado por Lampadia

¡Una generación para gobernarlas a todas! Los baby boomers, nacidos entre 1946 y 1964, han sido la cohorte más numerosa de EEUU durante más de cinco décadas. Los cuatro presidentes desde 1993 han sido de esa generación. Pero, en 2019, terminará su turno en la cima del poder.

Las generaciones son conceptos blandos, pero con definiciones ampliamente aceptadas, el Pew Research Center considera que 2019 es el año en que los baby boomers serán superados en número. El grupo que los desplazará como la cohorte más grande, los llamados millennials, es muy diferente.

The Economist

Al crecer en la cima del éxito e influencia en Estados Unidos, y triunfantes en sus cruzadas por los derechos civiles y contra la guerra de Vietnam, los boomers se sintieron con derecho a gobernar. Con frecuencia confrontacionales y moralistas, se inclinaban a ver la política en términos apocalípticos y libraban guerras culturales primero contra generaciones anteriores y luego dentro de las suyas propias. Asistieron a la universidad más que cualquier cohorte anterior y sirvieron menos en las fuerzas armadas. Rebeldes de jóvenes, se volvieron ultra protectores como padres. Establecieron el Estado de Bienestar y los beneficios de pensiones para sí mismos, cargando a sus hijos con deudas gubernamentales insostenibles.

Los Millennials, nacidos entre 1981 y 1996, crecieron en un planeta diferente. Traumatizados por el 11 de septiembre, la crisis financiera y los simulacros de ataques en la escuela, y observando el poder relativo de su país en declive, han sido descritos como idealistas pragmáticos: esperanzados en mejorar el mundo, pero sin la racha mesiánica de los boomers. Son la primera generación que se siente como en casa en el mundo digital, pero también la última en recordar haber realizado proyectos de investigación en bibliotecas físicas.

En comparación con sus padres, están menos apegados a los partidos políticos y son más liberales socialmente. El matrimonio interracial, el matrimonio entre personas del mismo sexo y la marihuana legal no les causa problemas. Y son más diversos desde el punto de vista racial: el 56% de ellos son blancos, según Pew, frente a casi las tres cuartas partes de los boomers. También son menos religiosos.

Sus puntos de vista sociales progresistas ya están forzando el cambio sobre las corporaciones y la cultura. Los Millennials esperan que las empresas sean locales, verdes y socialmente conscientes. No necesariamente esperan poseer casas y autos. Como demostraron un efecto poderoso en el movimiento #MeToo, no toleran las prácticas sexuales y laborales que sus padres daban por sentado.

Y a ellos no les gusta el presidente Donald Trump: su índice de aprobación está estratificado por edad, y los millennials son quienes más lo desaprueban. Con su diversidad racial y sus opiniones de izquierda, los millennials tienen los números para restablecer la política estadounidense.

¿Pero cuando? A diferencia de los boomers, que acuden a las cabinas de votación, los millennials se quedan en casa. En las elecciones presidenciales, solo la mitad fue a votar. Aunque su parte de la población elegible para votar pronto superará a los “baby boomers”, su influencia se queda muy por detrás. Los Boomers pueden mantener control del escenario por mucho tiempo después de que su acto se haya estancado. Lampadia




El poder económico gira hacia el Asia

Desde los desarrollos políticos de Gran Bretaña con el Brexit y de EEUU con Trump, que de alguna manera marcan una regresión de sus políticas internacionales hacia el interior de sus países, alejándose de importantes espacios de interés en el plano internacional, así como del libre comercio y la globalización, en Lampadia estamos compartiendo con nuestros lectores, producción intelectual del Asia, especialmente desde Singapur, que goza de una perspectiva privilegiada en el debate político este-oeste que se empieza a formar.   

Fuente: Shutterstock

Días atrás publicamos la visión del 2017 desde el Asia y las ideas de Kishore Mahbubani, el gran intelectual singapurense sobre las relaciones de oriente y occidente, preparado para Davos 2017. Ahora presentamos líneas abajo un interesante artículo de Danny Quah, profesor de economía en la Escuela Lee Kuan Yew de Políticas Públicas de Singapur, quien afirma que, a pesar de los múltiples políticos que han culpado a la globalización y el libre comercio por una supuesta creciente desigualdad económica dentro de las economías desarrolladas, en realidad es la mejora de la igualdad de ingresos entre todas las naciones lo que ha creado esta tendencia a una reacción populista de proteccionismo.

Según Quah, “Durante los años noventa, existía una brecha de ingresos de 70% entre las economías emergentes y el G7. Esa brecha se redujo a menos del 14% en 2016 y desaparecerá en 2020”. La verdad es que el proceso de integración mundial se está consolidando, sin importar cuanto quiera negarlo Donald Trump. Los ajustes de las instituciones multilaterales son necesarios para que se permita una mejor gobernanza global y la convergencia entre las dos mayores potencias mundiales, EEUU y China, es esencial para la armonía y el mayor bienestar global.

Sin embargo, como afirma el profesor Quah, “los americanos comunes y corrientes se preocupan – a un nivel profundo e instintivo – de que ellos, o al menos sus líderes electos, lleguen a estar a cargo, y lleguen a escribir las reglas del juego. Otros en todo el mundo los están alcanzando, y lo que ahora está en las cartas es un futuro compartido, genuinamente global, donde ninguna nación es excepcional o indispensable”.

En efecto, en su último libro, ‘Orden Mundial’, Henry Kissinger nos advirtió que un estudio de Harvard mostraba que históricamente, de 15 casos de interacción entre una potencia emergente y una establecida, 10 terminaron en guerra. Y agregaba que no era sorprendente que hoy pensadores estratégicos significativos, a ambos lados, consideraran que el patrón histórico hacía inevitable el conflicto.

Por su lado Mahbubani, nos decía que estábamos construyendo una nueva y mejor civilización, que nadie habría pensado hace unos años que Singapur podría ser tan próspero como Londres. Pero aún había una gran resistencia a hablar de una gobernanza global que permitiera y cuidara la consolidación de la armonía entre occidente y oriente.

Más vale darse cuenta a tiempo de la dirección e intensidad de los nuevos vientos, que en nuestra opinión alterarán profundamente el mundo que se estaba construyendo: uno que era favorable al espacio de desarrollo que necesitan países como el Perú. Lampadia

A pesar de Trump, el poder económico seguirá girando hacia Asia en 2017

Danny Quah, profesor de economía en la Escuela Lee Kuan Yew de Políticas Públicas de Singapur

Publicado en Quartz

8 de febrero de 2017

Traducido y glosado por Lampadia

Si Estados Unidos se vuelve más proteccionista -tal vez porque piensan que el comercio está dejando que otros ganen mientras ellos pierden-, el Asia emergente buscará otros acuerdos de seguridad “, predice el profesor Quah. “¿Se beneficiará China de este nuevo equilibrio? No le hará daño a China, no”.

El mes pasado fue un fabricante de refrigeración. Este mes son los fabricantes de automóviles. Hasta ahora, el Presidente ha cumplido con sus promesas de campaña en dirigirse a las empresas que obtienen su fuerza de trabajo en el extranjero.

Durante mucho tiempo, Trump ha proclamado que quiere detener el ‘offshoring’ mediante la renegociación de acuerdos comerciales “injustos” y presionar a las firmas con sede en Estados Unidos para que repatrien sus operaciones en el extranjero -y, lo que es más importante, los empleos extranjeros- a los Estados Unidos.

Sería conveniente desechar gran parte de su discurso como posturas políticas. La campaña de Trump no fue la única en culpar a la globalización, ni tampoco fue el primero -políticos de ambos partidos tienden a demonizar los acuerdos comerciales en lugar de vender sus beneficios. Y a pesar de algunas regresiones altamente promocionadas por empresas como Carrier y Ford, pocos caracterizarían un ‘shakedown de empresa por empresa’ como una forma eficaz de debilitar las fuerzas del comercio mundial.

Aun así, la embestida muestra un sentimiento anti-globalización muy preocupante.

A raíz del Brexit, el ascendente nacionalismo europeo y las elecciones estadounidenses, se ha escrito mucho sobre la amenaza del populismo al crecimiento del comercio mundial y las instituciones económicas internacionales establecidas después de la Segunda Guerra Mundial. Hay una serie de explicaciones para este ‘giro hacia adentro’. Muchos han culpado a la creciente desigualdad económica dentro de las economías desarrolladas –parte de la culpa sería la subcontratación o la transición tecnológica.

Otros postulan que un factor motivador puede ser una disminución de la desigualdad. Danny Quah, profesor de economía en la Escuela Lee Kuan Yew de Políticas Públicas de Singapur, y Kishore Mahbubani, decano de la escuela, culpan a la mejora de la igualdad de ingresos en todas las naciones como la causa del aumento del populismo. Durante los años noventa, existía una brecha de ingresos de 70% entre las economías emergentes y el G7. Esa brecha se redujo a menos del 14% en 2016 y desaparecerá en 2020.

Mahbubani y Quah proponen que el cambio en el poder -incluyendo el poder adquisitivo- de las naciones más ricas a las economías emergentes y al este de Asia es una idea inquietante para los ciudadanos de los países desarrollados.

“Los americanos comunes y corrientes se preocupan – a un nivel profundo e instintivo – de que ellos, o al menos sus líderes electos, lleguen a estar a cargo, y lleguen a escribir las reglas del juego”, dice el profesor Quah. “Otros en todo el mundo los están alcanzando, y lo que ahora está en las cartas es un futuro compartido, genuinamente global, donde ninguna nación es excepcional o indispensable”.

Sólo el tiempo determinará cómo se llevará a cabo este cambio. No obstante, el actual clima anti-globalización plantea algunas preguntas para Asia, que, al menos hasta ahora, se ha beneficiado en gran medida de la globalización. Si el retorno al mercantilismo se acelera y el comercio mundial se ralentiza, ¿girará Asia? Y si el Oeste se aparta de impulsar soluciones internacionales, ¿llenarán otros esos zapatos?

“El Oeste solo representa el 12% de la población mundial. El 88% vive fuera del Oeste. 

Y, en total, sus condiciones de vida nunca han sido mejores.” – Kishore Mahbubani

“No es un juego de suma-cero.  No lo volvamos así.” – Danny Quah

Hay una idea de que las economías emergentes de Asia han crecido sólo porque los asiáticos exportan a los consumidores estadounidenses y que el consumo es demasiado débil en Asia para apoyar el crecimiento sostenible. Pero igual que en cualquier otra economía, los economistas nos dicen que, cuando los ingresos disponibles crecen, también lo hará el consumo.

“La demanda interna se ha mantenido notablemente resistente en la mayor parte de la región, apoyada por el aumento de los ingresos reales”, dice Changyong Rhee, Director del Departamento de Asia y el Pacífico del FMI. La demanda externa no será ayudada por la muerte de la Asociación Transpacífica, y el reequilibrio de China continuará teniendo efectos en el comercio mundial. Pero no se puede negar que la economía de Asia seguirá desempeñando un papel importante en la economía mundial a medida que sus mercados emergentes y fronterizos continúen creciendo.

De hecho, China, que habría sido excluida del TPP, ahora tendrá más posibilidades de impulsar el comercio con sus socios regionales. Los canales comerciales de Asia tienen un largo alcance, y sólo se fortalecerán si iniciativas como “One Belt, One Road” y la Asociación Económica Regional Amplia son exitosas.

A medida que Asia crece, la concentración de consumidores y los mercados en rápida expansión necesitarán infraestructuras e industrias para apoyarlos. Al mismo tiempo, a medida que el neo-mercantilismo occidental tome forma, las compañías estadounidenses tendrán que decidir cómo será su papel.

En una entrevista con el Wall Street Journal, John Dulchinos, vicepresidente de fabricación digital de Jabil, proveedor de empresas como Apple y Electrolux SA, dice: “En ningún otro país se puede escalar tan rápidamente. Uno tiene la capacidad de moverse rápidamente y hay una cadena de suministro de electrónica muy fuerte en Asia, centrada en China”.

Ya sean estadounidenses o asiáticos, las industrias que tengan éxito serán aquellas que no enfrenten a los humanos contra las máquinas, sino que usen la velocidad y precisión para permitir que los seres humanos funcionen mejor. Asia ha aprendido esa lección: es el centro mundial de manufactura avanzada y logística sofisticada.

Además, China es ahora el mayor mercado consumidor de teléfonos inteligentes y otros aparatos. Y sin importar el este o el oeste, los negocios astutos buscarán siempre capitalizar  las oportunidades disponibles. Asia tiene muchas. Lampadia




Los fundamentos de una democracia efectiva

Los fundamentos de una democracia efectiva

“En 1988, The Economist invitó al filósofo Karl Popper a escribir un artículo sobre la democracia. Este se publicó el 23 de abril de ese año y abogó por un sistema bipartidista.”

El Profesor Sir Karl Popper publicó su libro: “La sociedad abierta y sus enemigos” en 1945. Sin embargo, en el artículo que acaba de republicar The Economist y que compartimos líneas abajo, Popper se pregunta si su teoría central sobre la democracia (a la que no caracteriza como “el gobierno del pueblo”) había sido entendida.

El artículo de Popper pone en la mesa de debate, ideas muy sabias sobre algunos elementos fundamentales para tener mejores posibilidades de lograr esa esquiva democracia efectiva, en la que puedan confiar e identificarse todos los ciudadanos.

Las ideas fuerza más importantes que Karl Popper comparte es dicho artículo son:

  • La pregunta fundacional de la democracia: ¿Quién debe gobernar? Cuya respuesta milenaria fue: “El Pueblo”, debe ser cambiada por: “¿Cómo debe estar constituido el Estado para que sea posible deshacerse de los malos gobernantes sin violencia y sin derramamiento de sangre?”.
  • A pesar de las bonitas palabras que adornan las democracias, en ninguna parte gobierna efectivamente el pueblo.
  • Popper postula el Estado de Derecho que establece la destitución pacífica de un gobierno por los votos de la mayoría.
  • Gobiernan los gobernantes y desafortunadamente los burócratas, nuestros servidores civiles o nuestros ‘amos inciviles’, como los llamaba Winston Churchill, a quienes es difícil, si no imposible, hacer responsables de sus actos.
  • La representación proporcional abre una brecha entre los intereses de los ciudadanos y los de los parlamentarios que responden a los partidos que representan antes que a la gente.
  • Cada distrito electoral debe tener su representante directo y ser responsable de sus actos ante su base electoral.
  • La representación proporcional lleva a la multiplicación del número de partidos y, así, los gobiernos de coaliciones se hacen inevitables.
  • Un gobierno de coalición implica que los partidos pequeños ejerzan una influencia  desproporcionadamente grande y con frecuencia decisiva, tanto en la formación como en la disolución de un gobierno. Significa la dilución de las responsabilidades.
  • Por lo tanto, se pierde la fuerza redentora del “día de elecciones como el Día del Juicio [político]”.
  • Popper defiende el bipartidismo como un sistema que impulsa, de mejor manera, un proceso continuo de autocrítica. Dice que hay que luchar por el bipartidismo. “En la práctica, el bipartidismo promueve partidos más sensitivos, constantemente alertas y flexibles que el multipartidismo”.  
  • Al poner al representante de la gente por encima de los lazos partidarios, aboga por la libertad del congresista de cambiar de partido.

Este aporte al pensamiento político nos llega en un muy buen momento, pues al estar en medio de un proceso electoral, nuestras percepciones sobre la calidad del parlamento están a flor de piel y, al inicio del próximo gobierno deberemos terminar el debate sobre la reforma política del Estado. Por lo tanto, recomendamos encarecidamente leer y debatir las ideas de Karl Popper, que The Economist ha visto conveniente volver a publicar en estos días. (Ver también su versión original en inglés: Karl Popper on democracy).

Karl Popper sobre la democracia

Del archivo de The Economist: una nueva visita a la sociedad abierta y sus enemigos

The Economist

31 de enero de 2016

Traducido y glosado por Lampadia

Mi teoría de la democracia es muy sencilla y muy fácil de comprender para cualquiera. Pero su problema fundamental es que es tan diferente de la teoría original de democracia que todos dan por entendida, que pareciera que esta diferencia no ha sido comprendida.

Este artículo se divide en tres partes. La primera establece lo que se puede llamar la teoría clásica de la democracia: la teoría del gobierno del pueblo. La segunda es un resumen de mi más realista teoría. La tercera reúne algunas aplicaciones prácticas de mi teoría, como la respuesta a la pregunta: “¿Qué diferencia práctica trae la nueva teoría?”.

La teoría clásica

La teoría clásica dice que la democracia es el gobierno del pueblo y que el pueblo tiene derecho a gobernar. Para fundamentar esto, se han dado varias razones; pero no las voy a revisar acá, más bien examinaré algunos antecedentes históricos de la misma.

Platón fue el primer teórico que hizo distinciones entre las distintas formas de la Ciudad-Nación. Él distinguía entre: 1) monarquía, el gobierno de un hombre bueno y la tiranía, una  forma distorsionada de la monarquía; 2) aristocracia, el gobierno de unos cuantos hombres buenos y la oligarquía, una forma de distorsión de la monarquía; 3) democracia, el gobierno de los muchos, de todo el pueblo. La democracia no tenía dos formas, pues los muchos siempre formaban el populacho, de modo que la democracia era una distorsión en sí misma.

Desde Platón a Karl Marx y más allá, el problema fundamental era y sigue siendo el siguiente: ¿quién debe gobernar un Estado? (Y uno de los principales puntos en que hago hincapié es que el problema así planteado, debe ser sustituido por otro totalmente diferente.) La respuesta de Platón era simple e ingenua: deben gobernar “los mejores”. Si es posible, solo los mejores de todos. La siguiente opción sería: los pocos mejores, los aristócratas. Pero ciertamente no los muchos, el populacho, el demos (pueblo).

Antes de Platón la práctica era la contraria: el que debía gobernar era el pueblo o demos. Todas las decisiones políticas importantes eran tomadas por la asamblea plenaria de los ciudadanos. Esto se llama hoy “democracia directa”.

Por lo tanto sabían que la votación popular podía conducir al error, aun en los asuntos más importantes. Los atenienses estaban en lo cierto: las decisiones tomadas democráticamente, y aun los poderes otorgados a un gobierno por sufragio popular, pueden ser erradas.

El principio de la legitimidad (en mi opinión, vicioso) desempeña un papel fundamental en gran parte de la historia europea. Mientras las legiones romanas eran poderosas, los Césares fundaban su poder en el siguiente principio: los ejércitos legitiman (por aclamación) al gobernante. Pero con la decadencia del Imperio, el problema de legitimación se volvió urgente y se amparó en los ‘Dioses-Césares’.

Para la siguiente generación, el monoteísmo cristiano constituiría la solución al problema. En adelante, el gobernante lo haría por la gracia de Dios, un Dios único y universal.

Así, en la Edad Media la respuesta a la pregunta “¿quién debe gobernar?” devino en el  principio: Dios es quien gobierna, y El gobierna a través de sus legítimos representantes humanos. Tal principio acabaría por enfrentarse, primero por la Reforma, y luego por la revolución inglesa de 1648-49 que proclamó el derecho divino del pueblo a gobernar, lo que devino en la dictadura de Oliver Cromwell.

A la muerte del dictador se regresó a la antigua forma de legitimidad y fue su violación por James II, lo que condujo a la “Gloriosa Revolución” de 1688 y al desarrollo de la democracia británica a través de un gradual fortalecimiento del poder parlamentario. La legitimidad de la monarquía no era ya un principio confiable y tampoco era el gobierno del pueblo.

Karl Marx seguía obsesionado con la pregunta de Platón, que él formulaba así: “¿quién debe gobernar?, ¿los buenos o los malos –los trabajadores o los capitalistas?” Y aun aquellos que rechazaban la existencia del propio Estado en nombre de la libertad, no podían sacudirse el peso de aquel viejo problema mal planteado, ya que se autodenominaban anarquistas, es decir, contrarios a toda forma de gobierno. Su fracasado intento por olvidar el “¿quién debe gobernar?” puede incluso despertar nuestra simpatía.

Una teoría más realista

En “The open society and its Enemies”, sugerí reconocer un problema totalmente nuevo como el fundamental de una teoría política racional: el nuevo problema ya no se formularía preguntando “¿quién debe gobernar?”, sino mediante una pregunta muy diferente: “¿Cómo debe estar constituido el Estado para que sea posible deshacerse de los malos gobernantes sin violencia y sin derramamiento de sangre?”

En contraste con el problema anterior, éste es uno más práctico –más aún; casi técnico. Y las llamadas democracias modernas son todos excelentes ejemplos de soluciones prácticas al nuevo problema, aun cuando no hayan sido diseñadas conscientemente así. En efecto, todas ellas adoptan lo que podríamos ver como la solución más sencilla: El principio de que el gobierno puede ser destituido por el voto de la mayoría.

En teoría esas democracias modernas siguen basadas en el viejo problema y en la completamente impráctica ideología de que el pueblo, la totalidad de la población adulta, es el que gobierna o debe gobernar por derecho propio como último y único legítimo gobernante. Pero en ninguna parte puede decirse que sea el pueblo el que verdaderamente gobierna. Los que gobiernan son los miembros de un gobierno, lo cual, desafortunadamente, incluye a los burócratas, nuestros servidores civiles o nuestros ‘amos inciviles’, como los llamaba Winston Churchill, a quienes es difícil, si no imposible, hacer responsables de sus actos.

¿Cuáles son las consecuencias de esta sencilla y práctica teoría de gobierno? Mi forma de plantear el problema y mi solución simple al mismo se centra en torno al Estado de Derecho que postula la destitución pacífica de un gobierno por los votos de la mayoría.

La mayor parte de las Constituciones requieren más que una votación mayoritaria cuando se intenta enmendar o cambiar por otra, alguna de sus propias provisiones; y, del mismo modo, exigen también, una mayoría “calificada” de dos tercios, y hasta de tres cuartos, para eventuales votos contra la democracia.

Todas esas dificultades teóricas pueden ser evitadas si dejamos de preguntarnos “¿quién debe gobernar?” y lo reemplazamos por el nuevo problema más práctico: ¿cómo evitar las situaciones en que un mal gobernante cause mucho daño? Cuando decimos que la mejor solución conocida es la de una Constitución que permite a una mayoría destituir a un gobierno, no estamos afirmando que la mayoría estará siempre acertada. Ni siquiera decimos que usualmente estará acertada. Solo decimos que este muy imperfecto proceso es lo mejor que se ha inventado hasta ahora. Winston Churchill decía bromeando, que la democracia es la peor forma de gobierno, con excepción de todas las demás conocidas.

Este es el meollo del asunto: cualquiera que haya vivido alguna vez bajo otra forma de gobierno –es decir, bajo una dictadura que no puede ser derrocada sin derramamiento de sangre-, sabrá que una democracia, imperfecta como es, merece que se luche por ella y –creo yo- hasta morir por ella.

Podemos basar toda nuestra teoría en que sólo hay dos alternativas conocidas: la dictadura o alguna forma de democracia. No basamos nuestra decisión en la bondad de la democracia, que puede ponerse en duda, sino únicamente en la maldad de una dictadura. Todo dictador, por benévolo que pueda ser, le robará a todos los demás sus responsabilidades.

La representación proporcional

La vieja teoría y la creencia de que el gobierno por el pueblo y para el pueblo constituye un derecho natural, o un derecho divino, son las bases de los argumentos que se esgrimen a favor de la representación proporcional. Porque si el pueblo gobierna a través de sus representantes, y lo hace por mayoría de votos, es de suponer que la distribución numérica de la opinión entre esos representantes sea el más fiel reflejo posible de la que prevalece entre aquellos que son la fuente misma del poder legitimado por sus votos: el pueblo.

Este argumento se viene abajo cuando uno descarta la vieja teoría y puede así advertir en forma desapasionada, y sin demasiados prejuicios, cuáles son las inevitables (y seguramente no buscadas) consecuencias de la representación proporcional. Y éstas son devastadoras.

En primer lugar, la representación proporcional confiere a los partidos políticos, así sea tan sólo indirectamente, una categoría política que de otro modo no habrían podido alcanzar. Porque yo no puedo ya escoger a una persona en la que confío para que me represente: únicamente puedo escoger a un partido. Del mismo modo, aquellos que pueden representar a un partido son escogidos sólo por su partido. Y así como las personas y sus opiniones merecen siempre el mayor respeto, las opiniones adoptadas por los partidos (esos instrumentos típicos de promoción personal y búsqueda de poder, con todas las intrigas que ello implica) no pueden identificarse con las del común de los humanos: ellas son ideologías.

Cuando una constitución no estipula la representación proporcional, los partidos no necesitan ni ser mencionados. Ni necesitan tampoco que se les dé una categoría oficial. El electorado de cada distrito electoral hace llegar a la cámara a su representante particular. Que éste haya postulado por sí solo o que se una con otros para formar un partido, es asunto suyo, que en todo caso, deberá explicar y justificar ante su electorado.

Su deber es representar los intereses de toda la gente que representa, con lo mejor de sus habilidades. Esos intereses son, casi invariablemente, los del resto de los ciudadanos de su distrito y de la nación. Esos son los intereses que debe perseguir con todo su conocimiento. El es personalmente responsable ante las personas.

Este es el único deber y la única responsabilidad del representante y debe ser reconocida por la Constitución. Si el representante considera que además tiene algún deber con un partido político, esto debe obedecer únicamente a la creencia de que su conexión con tal partido le permite cumplir, mejor que sin ella, con su deber primordial. En consecuencia, también es su deber abandonar el partido, o establecer contacto con otro, cuando advierte que su deber primordial puede verse favorecido por cualquiera de esas dos medidas.

Todo esto desaparece cuando la Constitución de un Estado establece la representación proporcional. Pues en el sistema de representación proporcional el candidato busca su elección únicamente como representante de un partido. Si resulta elegido, será mayormente, si no únicamente, por pertenecer y representar a un partido. Su mayor lealtad debe ser ante su partido y su ideología; no a la gente (con excepción, tal vez, de los líderes del partido).

Por lo tanto, su deber nunca será votar contra su partido. Al contrario, se ve comprometido moralmente con el. Pero si se da el caso de que su conciencia no se acomode a la situación, debe renunciar, no sólo a su partido sino también al parlamento.

De hecho, el sistema dentro del cual resultó electo lo despoja de toda responsabilidad personal; lo transforma: de una persona que siente y piensa, a una máquina de votar –lo cual es para mí una razón suficiente para estar en contra de la representación proporcional, porque lo que necesitamos en política son individuos capaces de juzgar por sí mismos y que estén preparados para asumir responsabilidades personales.

Tales individuos son difíciles de encontrar dentro de un sistema de partidos, aun cuando las elecciones no impliquen representación proporcional. Aun no hemos encontrado como vivir sin partidos, aunque sería mejor que no tenerlos.

Una consecuencia inmediata de la representación proporcional es que tiende a aumentar el número de partidos existentes. A primera vista, tal cosa parecería deseable: más oportunidades, menos rigidez, más crítica y, por lo tanto, una mejor distribución de la influencia y del poder.

Sin embargo, esta primera impresión resulta totalmente equivocada. La existencia de varios partidos conduce, esencialmente, a hacer inevitable los gobiernos de coaliciones, lo que dificulta la formación de cualquier gobierno nuevo y la posibilidad de mantenerlo unido durante un tiempo razonable.

El gobierno de la minoría

Mientras que la representación proporcional se basa en la idea de que la influencia de un partido debe ser proporcional a su poder electoral, un gobierno de coalición permite, muy a menudo, que los partidos pequeños ejerzan una influencia desproporcionadamente grande y con frecuencia decisiva, tanto en la formación como en la disolución de un gobierno y por lo tanto, en todas sus decisiones. Y significa la dilución de las responsabilidades, ya que en un gobierno de coalición la responsabilidad de todos y de cada uno se ve reducida.

La representación proporcional, y la multiplicación de partidos que resulta de ella, puede tener un efecto negativo cuando se trata de decidir algo tan importante como la manera de proceder para deshacerse de un gobierno mediante la votación parlamentaria. Los electores tienden a esperar que ninguno de los partidos obtenga una mayoría absoluta. Con esa idea en mente, es difícil que voten contra cualquiera de ellos. Como resultado, el día de la votación, ningún partido se ve rechazado, ninguno inculpado. Por lo tanto, nadie ve el día de las elecciones como el Día del Juicio, como un día en que un gobierno responsable debe rendir cuentas de lo realizado y de lo omitido, de sus éxitos y de sus fracasos, como un día en que una oposición responsable tiene que dar a ese gobierno una respuesta crítica y tiene que señalarle los pasos que debería haber dado y por qué.

En tales circunstancias, la pérdida de 5% o 10% de los votos por uno u otro partido, no se ve como un veredicto acusador. La miran como una fluctuación temporal de su popularidad. Con el tiempo, la gente se va haciendo a la idea de que ninguno de los partidos políticos o sus líderes pueden considerarse responsables de decisiones que tal vez se vieron forzados a tomar por formar parte de un gobierno de coalición.

Desde el punto de vista de mi nueva teoría, el día de las elecciones debería ser el Día del Juicio. Como lo dijo Pericles hacia el año 430 A.C: “aunque sólo unos pocos puedan crear una política, todos estamos autorizados para enjuiciarla”. Por supuesto, nuestro juicio puede resultar erróneo, y a menudo lo es. Pero si hemos vivido un tiempo bajo el poder de un partido y hemos resentido sus consecuencias, estamos calificados –por lo menos en alguna medida- para enjuiciarlo.

Esto presume que el partido en el poder y sus líderes sean totalmente responsables de lo que hacen, lo cual, a su vez, presupone, necesariamente un gobierno de mayoría.

El sistema bipartidista

Para que un gobierno de mayoría sea posible, necesitamos algo que se aproxime a un sistema bipartidista como el de la Gran Bretaña o el de los Estados Unidos. Y como la representación proporcional hace difícil alcanzar aquella posibilidad, sugiero, en nombre de nuestro interés de establecer responsabilidades en el parlamento, que resistamos a la tentadora idea de que la democracia exige una representación proporcional. Deberíamos luchar entonces por un sistema bipartidista, o por algo que se le acerque, ya que dicho sistema alienta a ambos  partidos a vivir un continuo proceso de autocrítica.

Este punto de vista provoca con frecuencia, objeciones dignas de atención sobre el sistema. Por ejemplo: que “un sistema bipartidista limita la formación de otros partidos”. Correcto. Pero en el seno de los dos grandes partidos británicos y estadounidenses los cambios que se han dado han sido considerables. Esa limitación no implica, pues, falta de flexibilidad.

Lo que importa es que en el sistema bipartidista, el partido derrotado tiende a tomar en serio su fracaso electoral. Esto puede llevarlo a una reforma interna o a la revisión de sus metas, es decir, a una reforma ideológica. Si el partido sufre dos derrotas consecutivas, o acaso tres, la búsqueda de ideas nuevas puede alcanzar proporciones frenéticas –proceso sin duda saludable, y que suele darse aun cuando la pérdida de votos no sea muy grande.

En cambio, es muy poco probable que suceda lo mismo bajo un sistema de múltiples partidos y coaliciones. Tanto los líderes de los diferentes partidos como el electorado, sobre todo cuando la pérdida de votos no es considerable, tienden a tomar el cambio con bastante calma. Lo ven como parte del juego –ya que ninguno de los partidos ha asumido responsabilidades claras. Una democracia necesita partidos más responsivos; que estén, si es posible, constantemente en estado de alerta. De hecho, la tendencia a la autocrítica tras una derrota electoral es mucho más fuerte en los países con un sistema bipartidista que en aquellos donde hay múltiples partidos. Y, contrariamente a lo que a primera vista se piensa, los sistemas de dos partidos suelen ser más flexibles que los pluripartidistas.

Suele afirmarse: “la representación proporcional propicia la aparición de un nuevo partido. Y la mera existencia de un tercer partido puede contribuir notablemente a que mejore la actuación de dos partidos grandes”. Puede ser, ¿pero qué sucede si emergen cinco o seis partidos? Como hemos visto, un partido pequeño puede alcanzar un poder totalmente desproporcionado si está en condiciones de decidir con cuál de los dos grandes puede aliarse para formar un gobierno de coalición.

Y se afirma también: “Un sistema bipartidista es incompatible con la idea de una sociedad abierta –con la apertura de nuevas ideas y con la idea de pluralismo”. Respuesta: tanto la Gran Bretaña como los EEUU están abiertos a nuevas ideas. Una apertura total sería autodestructiva, tal como sería una libertad total. La apertura cultural y política son dos cosas distintas.

Por último, mucho más importante que abrir cada día más el debate político, puede ser la adopción de una actitud adecuada hacia el Día del Juicio [político]. Lampadia

 

 




Sorprendente y excelente iniciativa política

Sorprendente y excelente iniciativa política

Es muy esperanzador poder reconocer una iniciativa positiva de la clase política peruana, después de tantas decepciones por el comportamiento de ‘chicos de barrio’ al que nos tienen acostumbrados.

El día de hoy, 14 partidos han suscrito un acuerdo que plantea un mejor clima político, el cuidado del próximo proceso electoral y acciones conjuntas en pro del beneficio de toda la ciudadanía.

¡Bravo por ello!

A continuación reproducimos este importante avance de la política peruana:

 

DECLARACION DE LOS PARTIDOS POLITICOS DEL PERU

Los Partidos Políticos qua suscriben, con motivo de iniciarse el último año de gobierno de la administración del Presidente Ollanta Humala Tasso, hemos reunido voluntades par que, sin perjuicio de las diferencias ideológicas y partidarias, hagamos votos para que nuestro Perú prospere en un clima de democracia y libertades plenas. En ese marco invocamos a la ciudadanía acompañarnos a  buscar consensos nacionales en los siguientes temas:

1.- Confiamos que el próximo proceso de Elecciones Generales se desarrolle en un clima de Libertad y Transparencia, de respecto a la Voluntad Popular y al no uso de recursos públicos o de fuente impropia para el financiamiento de campañas, de neutralidad del Gobierno Central, Regional  y Municipal y de un marco de Libertad de prensa que a su vez se ejerza con respeto de todos los ciudadanos que aspiren a regir los destinos del país.

2.- Asimismo, exhortamos a desarrollar los mejores esfuerzos por la estabilidad económica del país, la promoción de los procesos de inversión pública y privada como fuente de generación de empleo digno y el apoyo al desarrollo económico y social de todos los peruanos.

3.- Apoyamos las políticas y acciones por la Seguridad Ciudadana, las que justifican incluso adoptar medidas extraordinarias para salvaguardar la integridad de la ciudadanía y la familia peruana.

Estos lineamientos de consenso nacional esperamos contribuyan a elevar el nivel del debate político, dejando en claro que bajo ninguna circunstancia esta confluencia implique no ventilar presuntos casos de corrupción en las instancias fiscales y judiciales, como corresponde de acuerdo a ley.

 

Lima, 30 de Julio de 2015

ORDEN, PARTIDO POLITICO                                            Antero Flores Araos Esparza

PARTIDO ACCION POPULAR                                            Mesías Guevara Amesifuén

PARTIDO ALIANZA PARA EL PROGRESO                         Luis Ibérico Núñez

PARTIDO APRISTA PERUANO                                           Jorge del Castillo Gálvez

PARTIDO FUERZA POPULAR                                             Joaquín Ramírez Gamarra

PARTIDO HUMANISTA PERUANO                                    Yehude Simon Munaro

PARTIDO NACIONALISTA PERUANO                               Nadine Heredia Alarcón

PARTIDO PERU POSIBLE                                                   Luis Thais Díaz

PARTIDO PERU PATRIA SEGURA                                      Andrés Reggiardo Sayán

PARTIDO PERUANOS POR EL KAMBIO                            Pedro Pablo Kuczynski Godard

PARTIDO POPULAR CRISTIANO                                        Raúl Castro Stagnaro

PARTIDO RESTAURACION NACIONAL                              Humberto Lay Sun

PARTIDO SOLIDARIDAD NACIONAL                                  José Luna Gálvez

PARTIDO SOMOS PERU                                                      Fernando Andrade Carmona