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Acuña y Urresti: dos populismos distintos

Acuña y Urresti: dos populismos distintos

Jaime de Althaus
Para Lampadia

El Congreso nacional podría ser objeto de un estudio de caso sobre populismo y clientelismo. Un número excesivo de bancadas en el contexto de la pandemia y proyectadas hacia la carrera electoral, ha desatado una competencia populista sin precedentes. Pero hay algunas más activas en ese terreno que otras y el tipo de populismo que expresan, en ocasiones muy creativo, tiene variaciones interesantes que conviene diferenciar en aras del mejor conocimiento del fenómeno.

Observamos tres grandes categorías de proyectos de ley:

1. Los propiamente populistas, que afectan a empresas supuestamente malvadas o insensibles para beneficiar a los usuarios. Dentro de ella podemos distinguir dos subtipos:

  1. Los proyectos que rompen o intervienen contratos, afectando la seguridad jurídica, los derechos de propiedad y la libertad de empresa, es decir, las bases mismas del crecimiento (eliminar peajes, congelar deudas, suspender o reducir pagos, devolver aportes a las AFP);
  2. Los que afectan mecanismo operativo de la economía de mercado, es decir, el sistema de precios: controles de precios.

Ambos subtipos tienen en común que poseen un alcance horizontal o transversal en la sociedad.

2. Los proyectos más propiamente clientelistas, que favorecen a grupos de empleados específicos de ciertos sectores (trabajadores de la Salud, de la educación, etc.). Buscan captar bolsones electorales delimitados. Su alcance es vertical o sectorial.

3. Los proyectos que podríamos llamar ideológicos, que buscan directamente cambiar el capítulo económico de la Constitución (el modelo) o dar una nueva Constitución.

Las propias bancadas se inclinan más por una u otra modalidad. Podemos de Daniel Urresti, por ejemplo, opta principalmente por la primera categoría. El fue el impulsor de la ley de retiro del 25% de los fondos de las AFP, y del proyecto de ley de congelamiento de deudas al sector financiero. Y haciendo gran promoción de sus iniciativas en las redes, pretende así anchar su intención de voto. Apunta a segmentos horizontales, multi ocupacionales, de la población.

El partido de César Acuña (APP), en cambio, es claramente clientelista. Impulsó primero la ley que regala ascensos automáticos y nombramientos sin meritocracia en Salud y Essalud. No le importa generar un gran costo fiscal y anular cualquier posibilidad de reforma que se quiera hacer: su objetivo es captar el voto de todo el personal de ese sector. Su última movida fue exigir que se incluyera en agenda la reforma constitucional del 6% del PBI para Educación, como condición para aceptar que se votara la ley de impedimentos. Es inviable, pero su intención es buscar el voto de los maestros y sus familias. Clientelismo puro y duro.

Una revisión de los proyectos de ley presentados por las distintas bancadas desde el 26 de junio hasta el 7 de julio, revela que de lejos la más prolífica en esta clase de proyectos es la de Alianza para el Progreso (APP), con una carga fuerte en proyectos de tipo clientelista.

Los proyectos de tipo clientelista que presentó APP solo en ese corto periodo fueron los siguientes:

  • Ley de reforma parcial de los factores de evaluación para el ascenso en la Policía Nacional del Perú (para facilitar los ascensos de la mayor cantidad de policías) 
  • Ley que promueve la reactivación sostenida de la industria del calzado, cuero y afines del departamento de la libertad (para los fabricantes de calzado)
  • Ley que habilita a los ex aportantes de la ley 30003 -régimen especial de seguridad social para los trabajadores y pensionistas pesqueros-, a solicitar la devolución de sus aportes al sistema público de pensiones (para los pescadores)
  • Ley que modifica la ley 30512, ley de institutos y escuelas de educación superior y de la carrera pública de sus docentes (para los docentes de los institutos)
  • Ley que modifica la ley de creación del Colegio Médico del Perú (para los médicos)
  • Ley que deroga los decretos supremos 16-2020-EM y 17-2020-EM que aprueban contratos de licencia para la exploración y explotación de hidrocarburos en los lotes Z-67 y Z-68 (para las poblaciones de pescadores)

Hay uno adicional que clasificamos como populista pero que en realidad está a medio camino: el proyecto que promueve la paridad y alternancia de las mujeres en cargos de dirección en los sectores público y privado (para las mujeres).

El partido de Acuña apuntó primero a beneficiar a todo el personal de Salud con la ley arriba mencionada, y luego a todo el personal de educación con el proyecto del 6% del PBI. Ahora pretende favorecer, aunque con una ley menos escandalosa, a los policías. Entre Salud, Educación y Policía Nacional, tiene buena parte de las familias del sector público. Luego, va por grupos ocupacionales específicos (pescadores, fabricantes de calzado, etc.). Es un experto en segmentar la sociedad para ofrecerle algo a cada segmento.

El Frente Amplio tiene un perfil distinto: sus proyectos de ley son de corte ideológico, destinados a cambiar el modelo económico como tal.

UPP es más práctica. Tiene tres proyectos clientelistas: pago de la deuda social magisterial; modificación de la carrera pública magisterial (para flexibilizar las evaluaciones de desempeño); y declaración de Emergencia Nacional el Sector Agrario. Y dos populistas, uno de los cuales dispone el congelamiento de deudas incluso con las cajas municipales y rurales.

Ojalá este análisis sirva para contener la avalancha populista y clientelistas del Congreso. Lampadia




La izquierda creció apreciablemente en las elecciones de enero

La izquierda creció apreciablemente en las elecciones de enero

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Las elecciones congresales del 26 de enero han producido algunos resultados que no han sido suficientemente analizados, y revelan una tendencia que habría que preguntarse si se manifestará en las elecciones presidenciales del 2021.

El siguiente cuadro, que compara los porcentajes de votación congresal del 2016 con los del 2020 por partidos, nos sirve para darnos una idea de hacia dónde fueron los votos que perdió Fuerza Popular y los que obtuvo PPK que esta vez no participó.

Fuerza Popular perdió 29.1 puntos porcentuales entre ambas elecciones. Suponemos que los votos del FREPAP y de Podemos vinieron principalmente de allí, pero vemos que ambos sumados alcanzan 16.76 puntos, bastante menos. De modo que hay casi 13 puntos que se han ido a otros grupos, la mayor parte quizá de izquierda, como veremos.

Y ¿dónde fueron a parar el 16.46% de los votos que obtuvo PPK el 2016?   Si sumamos los porcentajes del Partido Morado, Somos Perú y ese adicional de 3.06 que obtuvo Acción Popular en esta elección en relación al 2016, llegamos a un 16.51%, proporción casi idéntica a la que tuvo PPK el 2016.

Por su parte, el Frente Amplio obtuvo un 13.84% de los votos el 2016 y bajó a 6.16% en esta elección. Pero si le sumamos el porcentaje obtenido por UPP, llegamos a un 12,93, similar al 13.84 del 2016.

Sin embargo, esto último no se puede calcular así, porque la verdad es que si sumamos el porcentaje obtenido por todas las agrupaciones de izquierda, incluyendo las que no pasaron la valla (Juntos por el Perú, Democracia Directa, Perú Libre, RUNA), vemos que las izquierdas sumaron en total 26.6% de los votos el 2020, 8.33 más que el 2016.

De modo que si clasificamos los partidos que participaron en ambas elecciones congresales -hubieran o no pasado la valla- en las categorías clásicas de derecha, centro e izquierda, constatamos que la tendencia más clara ha sido la del crecimiento de la izquierda entre ambas elecciones.

También parece haber crecido el centro en detrimento de la derecha, pero puede ser un tanto subjetivo tipificar un partido en la derecha o en el centro. Lo que es indubitable es cuando el partido es de izquierda.

Ahora bien, la pregunta es si esta es una tendencia que pueda manifestarse en las elecciones del 2021, en el sentido de que una candidatura de izquierda pueda pasar a la segunda vuelta.

Puede ocurrir, si la izquierda se une. Y se daría una cuasi unión de facto, en la medida en que la mayor parte de los candidatos presidenciales potenciales de la izquierda están en la cárcel o prófugos. Antauro Humala recién recobra su libertad el 2024. Eso deja a Verónika Mendoza sola junto con Marco Arana, quien tendría poco arrastre.

En general, sin embargo, una elección solo congresal carece de poder predictivo porque en ella no participan candidatos presidenciales. Lo que se ve hasta ahora es que hay tres grandes corrientes o demandas.

  • Una, que podemos llamar anticorrupción, tendría como candidato principal a Salvador del Solar, si se presenta.
  • La segunda, que responde a la demanda por seguridad y orden, se encarnaría en Daniel Urresti.
  • Y la tercera, que reflejaría una demanda por mayor igualdad (de izquierda), sería encabezada por Verónika Mendoza.

Veremos. Lampadia