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Juntos por el Perú sólo leyó una parte del informe del FMI

Juntos por el Perú sólo leyó una parte del informe del FMI

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Los economistas de Juntos por el Perú, el partido de Verónika Mendoza, se han sentido respaldados nada menos que por el Fondo Monetario Internacional. Han proclamado la recomendación del FMI de otorgar una cuarta ronda del bono universal por un monto equivalente a 2,5% del PBI, como la demostración de que su propuesta de repartir bonos familiares era correcta.

Suponemos entonces que habrán leído el conjunto del informe, que contiene otras recomendaciones que estamos esperando que Juntos por el Perú reclame también como suyas. Porque no se puede tomar unas sin las otras. Se trata de las reformas estructurales, no para repartir, sino para que luego no sea necesario repartir: para volver a crecer y asegurar la estabilidad macroeconómica. El gasto tiene que venir acompañado de la generación de recursos. Si solo repartimos y no crecemos, tendremos una borrachera feliz seguida de una resaca mortal.

Por ejemplo, en el acápite 29, dice: Las reformas siguen siendo esenciales para eliminar los cuellos de botella estructurales e impulsar el crecimiento sostenible. Las políticas y marcos sólidos han sustentado un desempeño macroeconómico muy sólido en los últimos 15 años. La continuación de este rendimiento requiere la eliminación de varios obstáculos estructurales, para los cuales se espera que la recompensa sea bastante grande. El staff estima que el PIB podría aumentar hasta un 8 por ciento seis años después de la implementación de reformas en las áreas de gobernanza, mercado laboral y finanzas nacionales”.

También explica, en el acápite 32, que “La pobreza, la baja inclusión financiera, la alta informalidad y la inestabilidad política obstaculizaron los esfuerzos de las autoridades para proporcionar alivio a los hogares y contener el contagio”, y que por lo tanto es necesario “impulsar la productividad, incluso mejorando la educación, mejorando la infraestructura, facilitando la reasignación de mano de obra y mejorando el clima de negocios, de acuerdo con el Plan Nacional para la Competitividad y la Productividad lanzado en 2019”.

En el Anexo I hace una evaluación del avance en la implementación de las recomendaciones emitidas en su informe anterior:

 

Es decir, una recomendación era: “Incrementar la flexibilidad del mercado laboral”, de la que afirma que está en progreso, simplemente porque figura entre los objetivos del Plan Nacional de Competitividad (cosa que en realidad casi no es cierta).

La otra era mejorar el clima de negocios (lo que implica desregular, simplificar, eliminar trabas, etc.) y extender la vigencia de la ley de promoción agraria. Ya sabemos lo que pasó con la ley de promoción agraria y cómo su derogatoria afectará la inversión y el empleo en esa área hasta hace poco tan dinámica.

Evidentemente, si solo repartimos bonos y realizamos otros gastos de corto plazo, y no nos preocupamos de resolver los problemas estructurales que impiden crecer para sostener el Estado, llevamos al país a la quiebra. No se puede recoger una parte de la receta –la más bonita- y no la otra. Un pastel no está compuesto solo de la cereza.

Si Juntos por el Perú reconoce el aval de FMI para su propuesta de bonos, deberían reconocer su autoridad respecto de las reformas estructurales que también plantea. Para dar hay que producir. Lampadia




Siguiendo a India: Reformas, Crecimiento y Liderazgo

Siguiendo a India: Reformas, Crecimiento y Liderazgo

Desde la postulación de Narendra Modi, hemos seguido el desarrollo de India, que dados sus antecedentes y planteamientos, nos hacían prever un giro sustancial hacia la economía de mercado con especial énfasis en el sector privado. Bastaba ver su lema: “No red tape, only red carpet for investors” (nada de tramitología, solo alfombras rojas para los inversionistas). Ver en Lampadia: La visión de país y reformas que el Perú necesita.

Acabamos de publicar nuestra visión de la economía global, en la que vemos un rol preponderante al desarrollo de India. Ver: Una mirada a los motores de la economía global. Ahora, difundimos un reciente estudio de EY que destaca justamente estas reformas y como están ayudando a impulsar el crecimiento de la India, asegurando que esto se ve impulsado por el potencial de su mercado interno con una población con una edad media por debajo de 30 años, así como por estructuras de bajo costo laboral.

Este proceso de transición hacia un país más abierto y acogedor a la inversión ofrece un gran potencial para participar en la manufactura de alta tecnología. Existen algunos desafíos, pero se pueden resolver.

Lo cierto es que esta estrategia de Modi de cómo deben hacerse las cosas en el plano económico deben ser analizadas para el Perú. Una aceleración en la economía India puede ser enormemente favorable para la nuestra, así como para la global. El Perú está negociando (lenta y tardíamente) un TLC con el subcontinente, por lo que nos podríamos beneficiar rápidamente de la apertura comercial con India, el principal comprador de oro y plata. Además podría sernos de gran ayuda para desarrollar una industria tecnológica (son de los mejores en elaboración de software) y su experiencia en grandes obras de infraestructuras también podría ser muy útil, ni que decir si se interesan en invertir en proyectos mineros.

Sigamos de cerca este excelente ejemplo de cómo tienen que hacerse las cosas. Lampadia

Ver otros artículos relacionados en Lampadia:

Las reformas que transformarán a la India en la tercera economía global

Grandes avances un año después de la elección de Modi

El cambio de timón (pro mercado) en la India

Líneas abajo compartimos el informe de EY sobre India:

Dándole un chance a la India

Por qué es el mercado líder en el futuro

Performance EY

Publicado el 15 de agosto, 2015.

Traducido y glosado por Lampadia

 

La inversión en educación y desarrollo de habilidades es un instrumento básico, pero eficaz, para potenciar a la población de la India y lograr un crecimiento sostenible a través de una amplia y robusta clase media.

La India tiene el más alto rendimiento de los países BRIC, es decir, Brasil, Rusia, India y China. Y de acuerdo con directores ejecutivos y financieros de las principales empresas de alta tecnología de Alemania, India actualmente ofrece un mejor clima de inversión que los otros países BRIC (ver figura). Esta es sólo una de las nueve principales conclusiones de nuestro estudio: Perspectivas sobre la colaboración indo-alemán de la industria manufacturera de alta tecnología, basado en una encuesta a 92 de empresas internacionales de alta tecnología. 

De los encuestados, el 94% cree que la tasa de crecimiento de la India aumentará significativamente en un futuro próximo y el 51% cree que la política de inversión extranjera directa (IED) mejorará aún más. En combinación con el tamaño del mercado de la India, reconocido por casi el 100% de los encuestados, crea un clima de inversión muy positivo. Es aún más importante en el contexto de aumentos en la regulación de Brasil, Rusia y China, por ejemplo, en relación con las aduanas y los impuestos, la exportación y la importación, así como la reducción de previsión en su crecimiento económico.

Para aprovechar todo el potencial existente de las industrias de alta tecnología en la India, es importante estimular aún más la colaboración entre los países desarrollados y los países emergentes de Asia.

La ventaja de la India – una fuerza de trabajo cada vez más grande

La economía mundial se está transformando en un mundo multipolar y los mercados emergentes son el centro del escenario en lo que se refiere a las futuras decisiones de negocio. Por un lado, ofrecen un enorme potencial para el crecimiento económico y, por otro, enfrentan retos que ya han resuelto los mercados desarrollados.

Entre las economías emergentes, durante las últimas décadas, la India ha demostrado la capacidad de crecer rápidamente. Con una población de 1,240 millones y una edad media de 27 años en 2014, la India tiene el perfil demográfico más favorable en comparación a sus pares del BRIC. Para el año 2050, se espera que la edad media en la India sea de 37 años, combinado con una población en edad de trabajar que está previsto que supere los mil millones, es decir, cerca del 68% del total [un bono demográfico extraordinariamente alto]. Además, se espera que el consumo medio de los hogares de India aumente. Esto también se ve una creciente clase media, lo que lleva a un crecimiento del consumo privado y de la demanda interna. La expansión de la fuerza de trabajo y la clase media emergente cumplen dos condiciones importantes para el futuro crecimiento de la India. Por otra parte, un gobierno estable ha mejorado las perspectivas de recuperación económica de la India.

Identificando el alto potencial tecnológico de la India

La significativa disponibilidad del mercado de la India con respecto a los productos de alta tecnología es otro de los principales descubrimientos del estudio. El aumento previsto de los ingresos disponibles, combinado con una alta demanda de productos y aplicaciones tecnológicamente avanzados, crea un entorno atractivo para la fabricación de alta tecnología.

El estudio identificó y evaluó los 13 sectores industriales más relevantes para la India y más prometedores para la inversión extranjera:

  • Diseño y fabricación de Sistemas Electrónicos
  • Fotónica
  • Tecnología de la Información
  • Automotriz
  • Aviación civil y aeropuertos
  • Infraestructura de transporte
  • Agua
  • Energía renovable
  • Ingeniería pesada
  • Biotecnología
  • Farmacéuticos
  • Fabricación de equipos para defensa
  • Espacio exterior

Retos a superar

La necesidad de abordar la mejora de la infraestructura, la simplificación de los procedimientos reglamentarios, la liberalización de la IED y la simplificación del sistema tributario.

Estos desafíos ya están siendo abordados por programas de largo alcance del gobierno, la India está dando forma a su infraestructura y una mayor apertura a los mercados mundiales. Este desarrollo está siendo impulsado por el programa “Gana en la India” (Make in India):

  • Liberar significativamente la IED
  • Simplificar los procesos administrativos y aumentar la transparencia
  • Fomentar iniciativas de desarrollo de habilidades, en particular, para el comercio de productos manufacturados
  • Estimular proyectos de infraestructura y de desarrollo de ciudades inteligentes
  • Aplicar la reforma impuesto sobre bienes y servicios para facilitar las estructuras de los impuestos indirectos
  • Establecer normas internacionales con la “misión DPI nacional” (derechos de propiedad intelectual) con el fin de garantizar la protección de la propiedad intelectual de los inversores

La economía de la India se encuentra actualmente en un proceso de transición hacia un país más abierto y acogedor a la inversión.

Esta iniciativa es la reforma económica más completa que ha visto la India desde su independencia. La inversión en el desarrollo de la educación y del desarrollo de habilidades es un instrumento básico, pero eficaz, para potenciar a su población y lograr un crecimiento sostenible a través de una amplia y robusta clase media. La mejora en infraestructura, tal como el “programa de ciudades inteligentes” y esquemas sostenibles de agua y de energía, no sólo van a atraer a los inversores extranjeros, sino que su exitosa implementación también apoyará a la India en su camino hacia el crecimiento sostenible y la creación de millones de nuevos puestos de trabajo.

Una mejora del entorno empresarial tendrá efectos positivos inmediatos, creará nuevas oportunidades para la inversión y ayudará a los inversores a superar algunos de los desafíos que podrían enfrentar.

El Gobierno de la India se ha dado cuenta de la gran importancia de las entradas de capital extranjero y ha permitido IED para las máquinas y herramientas hasta el 100% y ha reducido los trámites aduaneros y las normas que eran obstáculos a la inversión en el pasado.

Conclusión

La economía de la India se encuentra actualmente en un proceso de transición hacia un país más abierto y acogedor de la inversión.

Con una fuerza de trabajo que sigue creciendo de forma importante, la democracia más grande del mundo se está transformando en una economía industrial de avanzada con un fuerte sector de servicios – ampliamente abierto a los inversores extranjeros, los interlocutores económicos y políticos.

Lampadia

 

 




Jóvenes empresarios como motores del crecimiento sostenible

Jóvenes empresarios como motores del crecimiento sostenible

Las reuniones de las Juntas de Gobernadores del Grupo del Banco Mundial (GBM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) de la semana pasada incluyeron el tema sobre como prender los motores del crecimiento sostenible. En este marco, el seminario de los “Jóvenes Empresarios como motores del crecimiento sostenible” fue un gran aporte para incentivar a los jóvenes a “convertirse en los dueños de sus propios destinos”, ya sea como trabajadores, empresarios o líderes empresariales. 

Este incentivo es, según el seminario, una de las herramientas de desarrollo más poderosas del mundo. El panel incluyó al presidente del Grupo Banco Mundial (BM), Jim Yong Kim; el actor de EEUU, Sean Penn; el cofundador de LinkedIn, Allen Blue; el fundador de Mara Group y fundador de la Fundación Mara, Ashish J. Thakkar y la presidente y CEO de Softek, Blanca Treviño. Además, el debate global incluyó una serie de diálogos virtuales reuniendo conocimientos y experiencias de cientos de jóvenes emprendedores de las seis regiones.

Jim Yong Kim inició el debate con un llamado a los gobiernos a crear políticas que incentiven e impulsen el emprendedurismo de los jóvenes. Lo más importante, dijo, es asegurarse de crear sistemas que permitan brindarles a los jóvenes, acceso al capital, algo particularmente difícil en los países emergentes. 

Además, hizo un llamado a los jóvenes a tomar acción y seguir luchando por lograr sus objetivos e ideales, ya que son los jóvenes quienes tienen que asegurarse de alcanzar el futuro que desean.  El mundo será un lugar muy diferente de acá a cuarenta años, y son los jóvenes, no las personas mayores, quienes vivirán ese mundo. Es por eso que deben seguir luchando por un crecimiento económico y por un mayor cuidado del medio ambiente. El futuro está en la fuerza de los jóvenes, y en su compromiso, con el futuro de la humanidad.

Luego, el exitoso actor de Hollywood, gran filántropo y fundador de la J/P Haitian Relief Organization (J/P HRO), Sean Penn, compartió sus experiencias trabajando en programas de TI, destacando la facilidad con la que cuentan los jóvenes para expresar y canalizar sus ideas por medio de la tecnología y las redes sociales. Del mismo modo, subrayó el potencial de los jóvenes para convertirse en visionarios.

Penn, que apoya causas humanitarias en todo el mundo, instó a los jóvenes a tomar medidas en el futuro de la humanidad. Del mismo modo, destacó la importancia de contar con una economía favorable al medio ambiente y la necesidad de mayores iniciativas empresariales que tomen en cuenta el cambio climático.

El actor estadounidense contó que trabajar en Haití fue un momento de gran descubrimiento, ya que dio lugar a una amplia red de países dispuestos a ayudar a una población que es practicamente incapaz de avanzar por sí misma. Señaló que en Haití existen muchas historias sobre jóvenes emprendedores, que tienen hambre de conocimiento y muchas ganas de hacer sus sueños realidad.  Haití es actualmente “un terreno de cultivo para nuevas ideas para los jóvenes”.

Por su parte, el fundador del Grupo Mara, Ashish Thakkar, contó cómo fundó su empresa, Mara Group, cuando tenía tan solo 15 años, después del genocidio en Ruanda, donde su familia perdió todo y tuvo que abandonar la escuela. Afirmó que “al ser un empresario joven nos damos cuenta que es la única forma que podemos ser impulsores del crecimiento, y tenemos que empoderar a los jóvenes para que nuestras economías puedan crecer de manera sostenible”. También considera que los gobiernos necesitan un cambio de pensamiento porque “la respuesta al desempleo es empujar a las empresas medianas y pequeñas” con capital y asistencia técnica.

La presidenta de Softtek, Blanca Treviño, de México, contó su experiencia, una bastante diferente ya que se fundó en los años 80s, cuando todavía no existía una cultura de emprendedurismo. Sin apoyo del gobierno pero con mucha certeza, ella comparte que lo más importante es la confianza en uno mismo, “puede faltar capital o incentivos del gobierno, pero lo que no puede faltar es la firme convicción de lo que se quiere hacer”. Además, destacó que “es increíble la oportunidad que actualmente tienen todos los jóvenes emprendedores” de tener acceso a capital y tener la oportunidad de dejar una huella como emprendedor social.

También participó la peruana Mariana Costa, cofundadora de Laboratoria, quien explicó cómo nació su empresa social: convirtiendo un problema de falta de oportunidad en mujeres jóvenes sin educación formal, en una oportunidad para crear su propia tecnología. 

La conclusión del debate fue que lo más importante para impulsar el emprendimiento es empoderar a los jóvenes con mayores herramientas para poder luchar por el futuro que desean tener, principalmente mediante el acceso al capital y a la educación. Es la mayor inversión que se puede hacer para nuestro futuro. Lampadia




Una nueva estrategia macroeconómica

Una nueva estrategia macroeconómica

Por Jeffrey D. Sachs
Project Syndicate
23 de octubre, 2014

Comentario de Lampadia:

Líneas abajo, reproducimos el importante artículo de Jeffrey Sachs en que critica las escuelas económicas tradicionales basadas en la promoción de la demanda (keynesianas)  y en la promoción de la oferta (supply side). Sachs alude que ambas han fracasado en el control de la crisis internacional y que lo que se necesita es un shock de inversiones. La reacción de los inversionistas habría sido la de acumular capital y no la de invertir. Para ello propone la promoción de inversiones que se concentren en la reconversión de las infraestructuras, ciudades y empresas, en operaciones con menor incidencia en la huella de carbón, e incluso, para EEUU, la promoción de inversiones en el extranjero, por ejemplo en el África.

 

Efectivamente, coincidimos con Sachs que se necesita acelerar los procesos de inversión. Solo queremos agregar, como hemos comentado en varias ocasiones, que también debiera promoverse la inversión en limpiar la producción de hidrocarburos, de electricidad en base a carbón y en recuperar el CO2 de la atmósfera y depositarlo en el subsuelo. Esto resultaría en una estrategia más realista con lo que se puede esperar en los próximos largos años sobre el uso de estos materiales.

Aunque soy un macroeconomista, no concuerdo con ninguno de los dos campos principales en que está dividida la profesión en Estados Unidos: los neokeynesianos, con su énfasis en estimular la demanda agregada, y los ofertistas, con su énfasis en bajar impuestos. Los métodos de ambas escuelas para superar la persistente debilidad de las economías de altos ingresos en años recientes han fracasado. Es hora de aplicar una nueva estrategia basada en un crecimiento sostenible impulsado por la inversión.

El problema central de la macroeconomía es cómo asignar óptimamente los recursos de la sociedad, de modo que los trabajadores que quieran trabajar encuentren empleo, las fábricas usen su capital eficientemente y la porción de los ingresos que no se consume y se ahorra se invierta para mejorar el bienestar futuro.

En relación con el tercer desafío, tanto neokeynesianos como ofertistas fallaron. La mayoría de los países de altos ingresos (Estados Unidos, la mayor parte de Europa y Japón) no están invirtiendo en forma adecuada o prudente con vistas al mejor uso futuro de los recursos. Hay dos maneras de invertir (dentro o fuera del país), y en ambas, el mundo no invierte lo suficiente. 

La inversión interna puede darse de varias maneras, que incluyen la de las empresas en máquinas y edificios, la de las familias en inmuebles y la del Estado en personas (educación, capacitación), conocimiento (investigación y desarrollo) e infraestructuras (transporte, energía, redes hídricas y adaptación al cambio climático).

El enfoque neokeynesiano consiste en estimular la inversión interna, sin importar de qué tipo, ya que para ellos, todo gasto es gasto. Así que procuran estimular la inversión inmobiliaria mediante tipos de interés exiguos, la compra de autos por medio de préstamos titulizados para consumo y proyectos de infraestructura que generen demanda inmediata de mano de obra por medio de programas de estímulo a corto plazo. Y si las inversiones no aparecen, recomiendan convertir el “exceso” de ahorro en otro festín de consumo.

Los ofertistas, en cambio, quieren fomentar la inversión privada (¡jamás la pública!) por medio de más reducciones de impuestos y más desregulación. Ya lo intentaron varias veces en Estados Unidos (la más reciente fue durante la presidencia de George W. Bush). Por desgracia, el resultado de la desregulación no fue un auge sostenido de la inversión privada productiva, sino una efímera burbuja inmobiliaria.

Mientras los gobiernos oscilan entre el ofertismo y el neokeynesianismo con igual entusiasmo, la única realidad permanente es que estos últimos años la mayoría de los países de altos ingresos sufrieron una considerable caída de la inversión como cuota del producto nacional. Según datos del FMI, el gasto bruto en inversión en estos países cayó de un 24,9% del PIB en 1990 a sólo 20% en 2013.

En Estados Unidos, el gasto en inversión pasó de 23,6% del PIB en 1990 a 19,3% en 2013; la disminución neta (inversión bruta menos depreciación del capital) fue incluso mayor. En la Unión Europea, se pasó de 24% del PIB en 1990 a 18,1% en 2013.

Ninguna de las dos escuelas presta atención al verdadero remedio para esta caída permanente del gasto en inversión. Nuestras sociedades necesitan urgentemente más inversión, particularmente en la conversión de modos de producción sumamente contaminantes, energéticamente ineficientes y con alta huella de carbono en economías sostenibles basadas en el uso eficiente de los recursos naturales y la adopción de fuentes de energía con baja huella de carbono. Para ello se necesita la acción complementaria de los sectores público y privado.

Las inversiones necesarias incluyen la implementación a gran escala de la energía solar y eólica; más adopción de medios de transporte eléctricos, públicos (autobuses y trenes) o privados (autos); edificios energéticamente eficientes; y redes de distribución que transporten a grandes distancias la energía obtenida de fuentes renovables (por ejemplo, del mar del Norte y Noráfrica a Europa continental, y del desierto de Mojave en California a los centros urbanos estadounidenses).

Pero justo cuando nuestras sociedades necesitan hacer estas inversiones, tanto Estados Unidos como Europa están en una auténtica “huelga de inversiones” públicas. Los gobiernos recortan su inversión en nombre del equilibrio presupuestario, y los inversores privados no pueden invertir decididamente en energías alternativas, por falta de certezas sobre las redes de distribución reguladas, las reglas de responsabilidad, las fórmulas de fijación de precios y las políticas energéticas nacionales.

En Estados Unidos hubo un recorte drástico del gasto en inversión pública. Ni el gobierno federal ni los estados tienen mandatos políticos, estrategias de financiación o planes a largo plazo para catalizar inversiones hacia la próxima generación de tecnologías ecológicas inteligentes.

Neokeynesianos y ofertistas han comprendido mal la parálisis de las inversiones. Los neokeynesianos ven la inversión (pública o privada) sólo como una forma de demanda agregada, y descuidan las decisiones políticas en materia de infraestructuras y sistemas energéticos (o I+D especializada para la promoción de nuevas tecnologías) que se necesitan para liberar inversiones inteligentes y ecológicamente sostenibles de los sectores público y privado. Por eso, en vez de abogar por la definición de las políticas nacionales necesarias para una recuperación firme de la inversión, echan mano de trucos tales como paquetes de estímulo y tipos de interés nulos.

Los ofertistas, en tanto, se olvidan de que la inversión privada depende de inversiones públicas complementarias y de un marco regulatorio y político claro. Defienden el recorte del gasto público, en la ingenua creencia de que el sector privado vendrá mágicamente a llenar el vacío. Pero al recortar la inversión pública dificultan la inversión privada.

Por ejemplo, las generadoras de electricidad privadas no invertirán en la adopción a gran escala de fuentes de energía renovables si el gobierno no tiene políticas o planes a largo plazo en materia de clima y energía que alienten la construcción de líneas de transmisión para el transporte de la energía desde las nuevas fuentes ecológicas a centros urbanos alejados. Estas minucias políticas nunca preocupan demasiado a los economistas partidarios del libre mercado.

Otra opción es usar el ahorro interno para estimular la inversión en el extranjero. Por ejemplo, Estados Unidos podría prestar dinero a economías africanas de bajos ingresos para financiar la compra de plantas de generación de energía a empresas estadounidenses. Esta política convertiría el ahorro privado estadounidense en una importante herramienta en la lucha contra la pobreza mundial, y al mismo tiempo fortalecería la base industrial estadounidense.

Pero ninguna de las dos escuelas se esforzó por mejorar las instituciones de financiación del desarrollo. En vez de aconsejar a Japón y China que aumenten sus niveles de consumo, sería mejor que los macroeconomistas los alienten a usar sus cuantiosos ahorros para financiar inversiones, no sólo internas sino también en el extranjero.

Todo esto debería ser razonablemente claro para todo aquel a quien preocupe la necesidad urgente de armonizar el crecimiento económico y la sostenibilidad medioambiental. El desafío más acuciante que enfrenta nuestra generación es convertir las actuales infraestructuras y sistemas energéticos contaminantes y basados en el carbono en los sistemas ecológicos, inteligentes y eficientes del siglo XXI. Invertir en una economía sostenible mejoraría drásticamente nuestro bienestar y equivaldría a usar nuestro “exceso” de ahorro de la manera correcta.

Pero esto no se dará por sí solo. Necesitamos estrategias de inversión pública a largo plazo, planeamiento ambiental, hojas de ruta tecnológicas, alianzas público-privadas para la adopción de nuevas tecnologías sostenibles y una mayor cooperación global. Son las herramientas que crearán la nueva macroeconomía de la que hoy dependen nuestra salud y nuestra prosperidad.

Traducido por Esteban Flamini