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El Perú y su territorio

Leopoldo Monzón Ugarriza
Presidente PROESMIN SAC
Para Lampadia

El ultimo 10 de mayo leí una entrevista en el Diario El Comercio donde expresaban que “Falta describir el territorio peruano con mayor amplitud”; lo cual me hizo meditar unos días y llegar a algunas ideas que enlazadas en un proceso lógico nos pueden ayudar a conocer mejor el país y qué falta hacer para aprovechar nuestro territorio:

  • Gran parte del Peru se ha explicado con amplitud, el problema es que esta información yace en los escritorios de muchos burócratas y urge ponerla a disposición de todos los peruanos. Desde hace algunos años, existen sistemas de información que permiten compartir este tipo de información de manera sencilla y en el corto plazo. Para ser más explícitos hemos estimado que en los últimos años se han invertido más de US$ 600 millones en estudios e información que se encuentra refundida y no integrada, hasta hemos adquirido un satélite que no se utiliza de intensiva y no está al alcance de todos.
  • Un segundo punto de análisis es sobre cómo debe describirse un territorio, porque muchas veces aprovechamos las descripciones para inventar conceptos que impiden la extracción de recursos renovables y no renovables, en nombre de una supuesta protección del mismo.

    Por ello, el criterio que debe primar es la vocación territorial del suelo y del subsuelo, con un irrestricto respeto al medio ambiente. Y con ello, permitir el conocimiento al detalle: Los suelos y su composición, las fuentes hídricas, en cantidad y calidad, el clima, las vulnerabilidades, las infraestructuras, los relieves, los centros urbanos, las áreas comunales, las propiedades urbano rurales, las cadenas productivas, etc.

    Recién con ello tendremos la información necesaria para determinar su uso en beneficio a la mayoría de la población. Ver mapa del Perú con integración de información, haciendo énfasis en las vulnerabilidades del territorio:

Mapa de Vulnerabilidades en el Perú / PROESMIN S.A.C.
  • Recién después de relevar e integrar la información podremos ser capaces de reconocer que brechas de infraestructuras, sociales y productivas debemos cerrar y en qué momento, para hacer un planeamiento adecuado de nuestro territorio. Querer construir sin información, planeamiento e ingeniería, es prácticamente imposible, generándose así un gran problema nacional y en un despilfarro inútil de dinero, que se repite año a año.  Ejemplos de lo expresado son: la reconstrucción (sin cambios), el terremoto de Pisco, el agua y el desagüe para todos los peruanos, etc. Todos estos emprendimientos están fracasando o ya fracasaron, debido a que pretendemos resolverlos sin información adecuada, sin planeamiento y con estudios pobremente sustentados, a pesar de que contamos con las herramientas y la información.
  • Esta reflexión adicional, la realizo con Fe de que pronto, contaremos con un planeamiento del país bajo un concepto de vocación territorial.

    Utilizaremos como ejemplo una cuenca donde la vocación territorial nos indique que se pueden explotar minas, petróleo o gas, hacer agricultura, explotar madera o hacer ganadería. Con la infraestructura adecuada, y un desarrollo social planeado en base a las actividades económicas indicadas, es indiscutible que ahí crecerá la economía. Ahora llevemos esto a una escala mayor, y para ello nos valdremos de la información de PROESMIN sobre las 20 cuencas mineras más importantes estudiadas los últimos meses, que cumplen con esta condición. Información que presentamos a continuación, donde, aparte de la actividad minera existen 406,000 Has de tierras aptas para la agricultura, que, por falta de riego adecuado, no están en producción:

Estudio de Cuencas Minería y Agricultura

Cuadro de Proyecto por Cuencas / PROESMIN S.A.C.

 

Mapa de Producción Ganadera- Agrícola / PROESMIN S.A.C.
  • Como colofón nos preguntamos qué significaría esto para el Perú, y el resultado nos ha sorprendido, contaríamos con un valor presente de US$ 75,000 millones con los proyectos mineros, en un periodo de 20 años de actividad; el crecimiento de hectáreas sembradas en esas zonas estimado en 406,000 HAS en agricultura, y 250,000 Has en ganadería, con un valor actual de US$ 10,000 millones en un período de 20 años. Esto ofrece un potencial de crecimiento del PBI nacional del 6%, constante por los próximos 20 años y la generación de 500,000 de empleos. Si esto lo juntamos con los proyectos mineros en estudio o construcción, y sus áreas agrícolas contiguas, podríamos tener un crecimiento sostenido de 8% del PBI.

Lampadia

 




Secada: “PBI crecería este año solo ‘un cachito más’ que en el 2014”

Secada: “PBI crecería este año solo ‘un cachito más’ que en el 2014”

Por José Carlos Reyes

(Gestión, 18 de Febrero de 2015)

Economista estima que la economía crecería entre 3% y 3.5%. Advierte que aún no se recupera, pues el PBI desestacionalizado cayó tanto en noviembre como en diciembre del 2014.

El Gobierno podría volver a fallar en cumplir la meta de crecimiento trazada para este año, e incluso también será difícil que se supere la tasa de expansión de 2.3% registrada en el 2014.

Para el economista Pablo Secada, este 2015 el PBI crecería solo “un cachito más” que el año pasado: “entre 3% y 3.5%”. Ello debido a que los últimos datos del INEI no muestran una recuperación y tampoco repunta la confianza empresarial.

Refirió que si se observa el PBI desestacionalizado -que compara el PBI de un mes con el anterior- en diciembre y noviembre pasados la economía retrocedió, a diferencia de lo ocurrido en meses previos (ver cuadro).

“En noviembre y diciembre la actividad económica retrocedió. Entonces, hemos terminado el año no recuperándonos, sino retrocediendo”, indicó a Radio Exitosa.

Incertidumbre

Asimismo, Secada subrayó que actualmente la confianza empresarial está “estancada”, y si en algún momento se recupera, sus efectos en la economía se sentirían recién luego de dos trimestres.

“No es que mañana mismo se gira el cheque. El dinero entra en dos trimestres. Por ejemplo, mientras pides la maquinaria y llega, luego recién la pagas”, anotó.

Cabe recordar que tanto el Ministerio de Economía (MEF) como el Banco Central de Reserva estiman que este año el PBI crecería alrededor de 4.8%, impulsado por la recuperación de la minería y pesca, la baja del precio del petróleo, el avance de las obras de infraestructura y los efectos del paquete fiscal lanzado a fines del 2014.

Sector externo “no ayuda

No obstante, Secada remarcó que este año el “sector externo no ayudará”, pues se prevé una baja en la demanda, incluida la de los minerales, del mercado chino y europeo. “Si bien no es un panorama de crisis, como en algún momento lo dijo el presidente, la economía mundial no te va a ayudar. Básicamente, lo que te queda es el consumo privado y el gasto público”, sostuvo.

Pero advirtió que en el primer caso el consumo privado ha venido desacelerándose, al crecer antes a 6% anual y ahora a solo 4%. Mientras que el gasto público viene avanzando muy lento, no solo a nivel de las regiones y municipios, sino también de parte del gobierno central (Gestión 12.02.2015). “Entonces, no sabemos de dónde va a salir el crecimiento (adicional para este año)”, anotó.

“Fallas” en concesiones

Secada, analista del Instituto Peruano de Economía (IPE), también advirtió sobre fallas en los contratos de concesión de los proyectos de infraestructura elaborados a nivel del MEF y el Ministerio de Transportes para luego ser promovidos en ProInversión. “El diseño es pobre, los contratos están mal hechos, pues no se define bien de quién es el riesgo. Por ello, al final, se presentan pocas empresas postoras”, anotó el analista.




Parar y retrasar los proyectos de cobre es inmoral

Parar y retrasar los proyectos de cobre es inmoral

Días atrás, en Lampadia dábamos cuenta de la drástica reducción del precio del cobre, el cuál tocó su nivel más bajo desde julio de 2009 para llegar a US$ 2.50 por libra. Este mineral es vital para la economía peruana. Es nuestra principal exportación y la mayoría de proyectos por desarrollarse están orientados a explotar este recurso. La cartera de inversiones mineras suma 47 proyectos, de los cuales 32 son de extracción de cobre. Es decir cerca de los 60 mil millones de dólares en inversión potencial que representa el total de la cartera hasta el 2021 son proyectos de cobre. Además, varias minas de oro transitarán hacia la extracción de este metal.

A estas alturas, muchos proyectos ya se pararon. El caso de Conga es emblemático, se advirtió que marcaría el fin de un ciclo antes de que bajaran los precios de los minerales, pero la tozudez de los movimientos anti-mineros de todo pelaje, la debilidad del gobierno y la inconsecuencia del gremio minero, nunca le dieron a la población la oportunidad de entender lo que estaba en juego. Hoy, después de habernos casi despedido de la inversión minera,  creyendo en la posibilidad de construir otros motorcitos de crecimiento y luego de la tremenda caída del precio de cobre (de US$ 3.20 a 2.50 la libra) es obvio suponer que algunos de estos proyectos podrían posponerse o apagarse. Inclusive advertimos que ya se han empezado a explotar los lechos marinos con lo cual tendríamos que poner cruces encima de nuestros yacimientos, como cuando fallece alguien en una carretera (L).

Es realmente indignante que este gobierno no haya aprovechado la ola de los “superprecios de las materias primas”, como se conoce a este periodo. Entre el 2011 y el 2013, después de su pico por encima de US$ 4, el cobre se estabilizó alrededor de los 3.20 dólares la libra. Sin embargo, en el Perú se dejó de atraer más inversiones y se trabó las que estaban en curso. Los resultados: se frenó la economía, la inversión en otros sectores, la reducción de la pobreza y la disminución de la desigualdad.

Todo esto sucedió a sabiendas, se les advirtió y  se les demostró casi a gritos. El Perú pudo mantener un mayor crecimiento compensando la caída de precios con mayor volumen y bajar, aún más, la pobreza y la desigualdad. No haberlo hecho es INMORAL.

Cuando en agosto 2013, se empezaron a sentir los efectos, recién empezamos con los  paquetitos, pero nunca le explicaron a la población lo que estábamos perdiendo sin la inversión minera, el gobierno se peleó con tirios y troyanos, perdió ascendiente en el Congreso y empezó a hacer pronósticos de crecimiento que había que bajar cada dos meses.   

Lo grave y hasta dramático de esta situación es que al no concretarse los proyectos mineros, se paró el crecimiento de la inversión privada y de la economía. Esto tiene una incidencia directa en la creación de empleos, mejora de ingresos fiscales y por ende en la reducción de la pobreza. Anteriormente, hemos explicado la importancia que tienen la Inversión y el crecimiento en la generación del bienestar en los países.

En Lampadia hemos repetido hasta el cansancio el análisis de la economista peruana Alejandra Zegarra (ver en L: Estudio demuestra la potencia de la inversión minera – El impacto macroeconómico de la minería). “De concretarse todos los proyectos, la producción de cobre podría incrementarse en 140% para el 2024. (…) Los resultados sugieren que por cada dólar de exportación minera, el PBI se incrementa en 0.56 dólares. Esta cifra comprende el impacto inicial de las exportaciones, el del consumo y la reinversión. (…) tan sólo el efecto directo de la producción minera adicional representaría 3.3% del PBI en el 2015. (…) Los impuestos de la producción adicional de cobre representarían en el 2015 el 22.1% del total de la recaudación tributaria minera del 2013. En suma, las inversiones mineras tendrían un impacto macroeconómico apreciable hasta el 2024. Bajo supuestos conservadores, estas inversiones agregarían alrededor de 2 puntos porcentuales a la tasa de crecimiento del PBI. Por otro lado, las inversiones incrementarían el aporte de la minería al fisco en 143% hasta el 2024.

Como señala Zegarra:  “estos resultados muestran diáfanamente el enorme costo de demorar o atrasar las inversiones mineras. No parece haber otra actividad económica con un aporte macroeconómico potencial tan positivo como la minería. Frenar las inversiones sería además frenar el desarrollo regional pues la minería es una actividad económica descentralizada por antonomasia. Finalmente, el aporte tributario de la minería puede servirnos para financiar bienes públicos esenciales que tanto necesita el Perú”.

Ha sido pues, absolutamente irresponsable, autodestructivo e inmoral no desarrollar estos proyectos, pues el incremento del PBI repercute directamente en la disminución de la pobreza. Según Juan Mendoza, profesor de la UP, casi 85% de la reducción de la pobreza desde el 2004 se debe exclusivamente al crecimiento económico. Sin este crecimiento al día de hoy tendríamos al menos 52% de pobres, [vs. el 23% actual]. Mendoza remarca: “Los datos sugieren que la manera más eficaz de combatir la pobreza no es diseñar programas de transferencias sino fomentar la inversión privada y el funcionamiento de los mercados, que han sido los motores del crecimiento desde 1990.”

Y quienes más se benefician, obviamente, son las regiones y distritos más pobres. Como señaló Macroconsult en su informe titulado ¿Qué implicancias tuvo el crecimiento económico de la última década en la evolución de la pobreza y desigualdad? ( Si desea ver el documento completo consultar en Lampadia): “La elasticidad crecimiento del PBI departamental-Pobreza departamental fue estimada en 0.64. Esto significa que por cada 1% que crece el PBI de los departamentos, la pobreza se reduce en 0.6 pp. Bajo este resultado, si el PBI departamental creciera a ritmo de 6% anual durante los próximos 8 años, entonces la pobreza casi podría desaparecer. Adicionalmente, se encontró que esta elasticidad es mayor en departamentos con niveles medios de ruralidad y en la sierra y selva. La evidencia en torno a la hipótesis de crecimiento propobre (esto es, que la elasticidad sea mayor en áreas más pobres), es apenas leve. En los apartados precedentes observamos que la pobreza se redujo en tiempos recientes y que esta es altamente sensible al crecimiento económico. En términos netos, esto significa que ahora la probabilidad de encontrar un hogar pobre es mucho menor que hace siete años, y que esta probabilidad se viene reduciendo en la medida que crezca el PBI”.

Es hora, entonces de iniciar una cruzada nacional por desarrollar los proyectos y volver a crecer para reducir la pobreza y la desigualdad.  Lampadia




“¡Es el Estado, …estimado!”

“¡Es el Estado, …estimado!”

Algunos analistas creen ingenuamente que el contexto externo es el principal factor que explica la desaceleración de la economía peruana, y es a partir de este diagnóstico que el Gobierno tendría que expandir el gasto y relajar la política monetaria para hacer frente al menor ritmo de crecimiento. Este diagnóstico equivocado olvida que la inversión privada (el principal motor del crecimiento), se encuentra paralizada por la maraña burocrática, la “normatitis” recrudecida y las señales erróneas del Gobierno.

Durante el primer trimestre del año, el crecimiento del PBI fue de 4.9%, nivel inferior al esperado (5.5%). Esta desaceleración se explica por una menor inversión privada, que constituye entre el 80-85% de la inversión total y es uno de los principales motores de nuestro crecimiento.Así, entre los años 2010 y 2012 esta variable creció a tasas que superaban el 15% anual, pero el año pasado lo hizo solo a un ritmo de 3.9%, terminando el último trimestre en 0.5% (Ver: Volvamos a prender el motor de la economía).

¿Cuáles son las causas que explican la caída de la inversión? Algunos analistas creen que la respuesta está en el contexto externo. Explican que debido a una reducción de 12% en los precios de las exportaciones en el primer trimestre del año, y una reducción en el ingreso de capitales de corto y largo plazo (esta última asociada a inversión extranjera directa) se está afectando el crédito, sobre todo en moneda extranjera, y esto sería evidencia de que un choque externo estaría causando el enfriamiento. En efecto, el crecimiento del crédito en dólares se ha reducido a 4%, y en el primer trimestre del año solo ingresaron US$ 131 millones de préstamos de largo plazo, cuando en el año pasado entraron US$ 486 millones en el mismo periodo.

Pero este diagnóstico no es el más preciso. La demanda interna, impulsada principalmente por el comercio y el consumo, sigue mostrando un importante dinamismo. El crédito bancario total al sector privado ha crecido en promedio 19.3% en el primer trimestre, y el crédito en soles lo ha hecho en 26.2%. Entonces no hay un problema de “demanda insuficiente”. El remedio del libro de texto de Introducción a la Macroeconomía, recomendado por algunos ingenuos, asociado a la expansión del gasto público y relajación monetaria, solo inflaría transitoriamente la demanda interna sin corregir la fuente de la desaceleración: la contracción de la inversión privada.

Buena parte de esta contracción se debe alas trabas y la incapacidad del gobierno para permitir el desarrollo de los sectores: minero, energéticoy el de hidrocarburos. Consiguientemente se prevé una contracción de 7% en la inversión minera y una caída de 30% en la inversión eléctrica;dramático para un país con el potencial minero e hidroenergético del Perú. Este panorama contrasta significativamente con las cifras registradas entre el 2010 y 2012, en los que las inversiones minerasy energéticas crecieron en 15% y 27% anual respectivamente, impulsadas por los proyectos que se encontraban en marcha.

Pero también se ha hecho casi imposible invertir en el Perú tanto en negocios grandes como en pequeños: desde abrir una mina hasta poner un restaurante, o poner una antena de celulares hasta tramitar un cambio de uso de terrenos, conseguir permiso para abrir un nuevo colegio o un centro de salud, e inclusive, poner un letrero en la fachada de una bodega. (Ver: Otra vez la Parada…esta vez de la inversión) El efecto negativo sobre la inversión se incrementa por las normas contra-propósito y los temas como: Bear Creek, Ley de comida chatarra, Sunafil, Ley de seguridad y salud en el trabajo, Conga, el nuevo marco legal laboral, la exagerada regulación ambiental (Ver: Radicalismo ambiental en el ministerio), entre otros.

Como lo han señalado diversos economistas, el principal factor que nos está golpeando es la desaceleración de la inversión privada causada por el deterioro de la confianza, las expectativas y el clima de inversión. Es por ello que la principal receta para la reactivación implica tomar medidas de emergencia necesarias en el corto plazo para al menos facilitar el impulso de cinco grandes proyectos, así como generar una campaña de información y concientización en todos los ciudadanos sobre las relaciones causa-efecto que existen entre la inversión y el bienestar. Pero nada de esto será suficiente, si el gobierno no propicia un mejor clima político y un shock de confianza. Lampadia




Otra vez La Parada (esta vez en la inversión)

Otra vez La Parada (esta vez en la inversión)

El panorama económico que se presenta este año no es de los mejores. A pesar de las optimistas proyecciones oficiales para la economía (expansión de 6%) y nuestro consuetudinario esfuerzo por ver siempre el vaso medio lleno, nuevamente los analistas han empezado a corregir sus estimaciones de crecimiento hacia la baja. Por ejemplo el BCP proyecta una desaceleración de los principales motores de la economía: la inversión privada y el consumo, (después de haberse frenado el motor de las exportaciones).

La inversión privada (entre 80-85% de la inversión total) ha sido uno de los principales motores de nuestro crecimiento llegando al 28% del PBI (US$ 53,000 millones el 2013). Entre el 2010 y el 2012, la inversión privada se ha expandido a tasas que superaban el 15%, sin embargo el año pasado, apenas creció 3.9% y el último trimestre solo 0.5%. El BCP estima que este año crecerá solamente 3.3%, cayendo aún más. Buena parte de esta desaceleración se debe al descuido en el que el gobierno tiene a los sectores minería, energía e hidrocarburos. Un reflejo de ello es que para el presente año se prevé una contracción de 7% en la inversión minera y una caída de 30% en la inversión eléctrica. Una situación dramática para un país con un enorme potencial minero e hidroenergético. Esta vergonzosa performance contrasta radicalmente con las cifras registradas entre el 2010 y 2012, en los que la inversión en minería creció 15% y la inversión eléctrica 27% impulsada por los proyectos que se encontraban en marcha.

Por su parte, el consumo privado, que venía registrando tasas de crecimiento de dos dígitos (se incremento en 6.4% entre el 2010-2012) tendría un frenazo en el presente año, creciendo apenas 4.8% luego de haberse desacelerado a 5.2% el año pasado.

Como lo han venido señalando economistas como Roberto Abusada, Hugo Santa María, Carlos Adrianzén y Luis Carranza, el principal factor que está golpeando a la economía es el deterioro de la confianza y las expectativas. Tal situación se debería a fallas sistémicas del Gobierno a la hora de dar mensajes claros a la población, la falta de liderazgo del gobierno y las debilidades de nuestra burocracia para impulsar los grandes proyectos. Luis Carranza, sostiene al respecto que el Gobierno “pensó, desde un inicio, que el crecimiento estaba garantizado y la inversión privada iba a continuar”.  

En este contexto, el BCP estima que la economía peruana crecerá 5.3% el presente año, y estará impulsada por el gasto público, el aumento de la producción de cobre por el inicio del proyecto  Toromocho, y el incremento de las exportaciones tradicionales. Pero este escenario base no está exento de riesgos. Actualmente se proyecta que China crecerá 7.5% este año, pero de desacelerarse al 6%, el Perú solo registraría una modesta expansión de 4.4%. (Cabe señalar que las proyecciones del BCP no incluyen el escenario confirmado de un Fenómeno del Niño, que aunque débil, afectaría a los sectores productivos).

El problema con una eventual desaceleración de la economía es que produce una sensación de frustración y debilita la capacidad de disminuir la pobreza. Además, como ya hemos mencionado antes en Lampadia, el costo de oportunidad de reducir un punto el crecimiento es enorme en términos de generación de empleo, impuestos y bienestar. (Ver: Los costos de la desaceleración).

La razón de la parálisis de la inversión no es porque no se quiera invertir en el Perú. Es porque se ha hecho casi imposible invertir, tanto en negocios grandes como en pequeños. Desde abrir una mina hasta poner un restaurante, o poner una antena de celulares hasta tramitar un cambio de uso de terrenos, conseguir permiso para abrir un nuevo colegio o un centro de salud, e inclusive, para poner el letrero en la fachada de una bodega.

En este proceso de parálisis no podemos dejar de considerar el impacto que tienen las normas contra-propósito y los temas como: Bear Creek, Ley de comida chatarra, Sumafil, Ley de seguridad y salud en el trabajo, Conga, el nuevo marco legal laboral, la tramitologia ambiental, entre otros.

Urge, entonces hacer un llamado a todas las instancias de gobierno, desde la Presidencia de la República hasta el municipio del distrito más pequeño del país. Este llamado debe incluir a la oposición, líderes gremiales y líderes de opinión, para diligentemente apostar por crear un clima favorable a las inversiones, como lo acaba de recomendar Paul Krugman. Además, tomar medidas de emergencia necesarias en el corto plazo para al menos facilitar el impulso de cinco grandes proyectos, así como generar una campaña de concientización en todos los ciudadanos sobre las relaciones causa-efecto que existe entre inversión y bienestar. Pero nada de esto será suficiente, si el Presidente de la  República no propicia un mejor clima político y de confianza mutua. Lampadia




Cifras y logros del Perú en el 2013 (preliminares)

Cifras y logros del Perú en el 2013 (preliminares)

Culminado el 2013, ya conocemos algunas cifras oficiales. En general los resultados fueron buenos: el PBI creció 5.3%, la inflación se ubicó dentro del rango esperado, se crearon más empleos adecuados (5.7% en Lima Metropolitana), mientras que el riesgo país se mantuvo bajo. Sin embargo, debemos estar atentos a potenciales riesgos como la desaceleración de la inversión del último trimestre. Es necesario que el Gobierno y su nuevo gabinete emprendan una campaña para recuperar el ritmo de crecimiento. En temas estructurales, la mala noticia fue el resultado de la prueba PISA (último lugar), por ello es urgente desarrollar una gesta por la educación.

El 2013 dejó cifras muy interesantes sobre el desempeño del Perú. En primer lugar, la economía creció 5.3%, un número destacable, que lo ubica al tope del ranking de crecimiento de la región, en medio de un mundo que aún no despega. Con ello el PBI per cápita nominal se ubicó en US$  6,787. La inversión total, alcanzó un récord de 28% del PBI, equivalente a US$ 57,000 (privada 21.5% y pública 5.8%), la cual debemos tratar de mantener. Por ejemplo, es preocupante la desaceleración registrada el último trimestre, en que la inversión privada creció apenas 0.5%, la más baja desde 2009 (crisis global agravada por las señales de enfriamiento del MEF bajo Valdivieso).

De alguna manera el 2013 es un parteaguas. Mientras países como Chile, Colombia y Perú,  donde se aplica modelos económicos orientados al crecimiento, la inversión y el bienestar, han mantenido buenos indicadores; los que aplicaron modelos politizados al extremo, ya sea por afán de poder o ideología, como Venezuela y Argentina, iniciaron su debacle social y económica. Estos últimos van ahora directamente al colapso por la insostenibilidad de sus políticas. En este mismo grupo, se puede incluir, con mucho menor impacto a Brasil, que siguió privilegiando el asistencialismo y descuidando la inversión privada, al punto que ya dejó de ser una de las estrellas de los BRIC, y en la región, está siendo reemplazado por México, como el país a seguir más de cerca.

En años donde algunos de nuestros vecinos como Venezuela y Argentina sufren por la inflación, reservas internacionales que se desploman, y elevados déficits fiscales, el Perú mostró sólidos resultados en estos indicadores. La inflación fue de 2.86%,  ubicándose dentro del rango meta (entre 1% y 3%). Mientras que las reservas internacionales cerraron en US$ 65.6 mil millones, suficientes para financiar 18 meses de importaciones. Mientras que el resultado el Resultado Económico del Sector Público no Financiero fue positivo por tercer año consecutivo, equivalente a 0.7% del PBI.

Las cifras del empleo a nivel nacional aun no están disponibles, pero se cuenta con los resultados de Lima Metropolitana, que representa buena parte de la PEA. Así, la buena noticia fue el crecimiento de 5.7% de la población adecuadamente empleada, que llegó a  representar el 59% de la PEA, continuando con la senda de crecimiento de los últimos años (ver Buena chamba crece 112%).

Parte fundamental de la atracción de capitales extranjeros es la nota que recibe la deuda peruana. El riesgo país (medido como el diferencial del rendimiento de la deuda nacional versus la de EEUU) fue 177 puntos, en diciembre,  uno de las más bajas de la región, lo que nos da espaldas para seguir captando inversión (ver Deuda peruana es la menos vulnerable), y que los fondos de inversión extranjera coloquen sus recursos en el Perú para financiar nuevos proyectos.

En educación, el último puesto alcanzado en la prueba PISA, es un reflejo de las grandes brechas por cubrir en educación, y que exigen una reforma urgente. De ello depende que incrementemos el potencial de crecimiento y el bienestar de las futuras generaciones. Los resultados en educación han presentado avances en algunas regiones, pero aun muy lentos.  Según el censo escolar 2013 que mide el rendimiento de los alumnos de segundo grado de primaria, el porcentaje que alcanzó el nivel satisfactorio de rendimiento en comprensión lectora se incrementó 2.1%, mientras que en matemáticas fue de  4.0%.

Recientemente Colombia pasó a ser la tercera economía de América Latina, alcanzando un PBI de US$ 350 mil millones, desplazando al cuarto lugar a una cada vez más alicaída Argentina (US$ 343 mil millones), que, según el NYT: “es un caso único de un país que completó la transición al subdesarrollo” (ver “The New York Times” critica al peronismo). El Perú debe seguir creciendo y asumiendo una acción decidida para enfrentar su agenda pendiente. Lampadia