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Urgentes acciones para mejorar el capital humano

Urgentes acciones para mejorar el capital humano

La desconexión entre la oferta educativa y la demanda de mano de obra está generando un cuello de botella en el Perú al escasear la mano de obra calificada en los sectores que están impulsando el crecimiento económico. El Perú aún tiene un largo espacio para mejorar el flujo de información sobre el tipo de profesional que pide la industria, así como para aplicar políticas que incentiven la capacitación laboral en las empresas. Ambas medidas permitirían mejorar la productividad y el encuentro entre la oferta y la demanda por mano de obra. 

En el Perú se está generando un cuello de botella debido a la demanda de mano de obra que requieren la mayoría de sectores productivos. En particular, se aprecia la escasez de técnicos para la minería, construcción, la industria alimentaria y en la pesca. Así por ejemplo, a finales del 2012, el Director Nacional del SENATI declaró el déficit de técnicos industriales que no pueden ser cubiertos por las empresas asciende a 300 mil. Además, según APOYO Consultoría, el 50% de las empresas más grandes del país tiene dificultades para contratar mano de obra calificada.

Un reciente documento preparado por APOYO Consultoría y presentado en el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) analiza esta situación y plantea algunas medidas para mejorar el vínculo de la oferta de mano de obra calificada con la demanda de las empresas. Uno de los hallazgos interesantes del estudio es que el Perú se está dando una paradoja: no solo hay escasez de mano de obra, sino que también está sobrando. Este fenómeno se produce por la falta de sintonía entre la demanda de mano de obra y la oferta educativa, la cual está fallando al formar profesionales en carreras que ya no son las más demandadas por los sectores productivos. ¿Qué hacer al respecto? APOYO plantea algunas propuestas de mercado y de políticas para mejorar el capital humano.

Una de las medidas para “limpiar” el mercado se basa en perfeccionar la información disponible. Así por ejemplo, en Chile el Ministerio de Educación administra un “Buscador de empleabilidad e ingresos” que relaciona información de distintas instituciones educativas y carreras para informar a la ciudadanía sobre los ingresos esperados de culminar una carrera profesional o técnica y las perspectivas laborales que le esperan al egresado. Aplicar un mecanismo de este tipo en el Perú permitiría reducir el elevado porcentaje de profesionales insatisfechos con sus carreras, que en el caso del sistema universitario llega al 55% y en los institutos superiores, al 70%. 

Por otro lado, resulta vital impulsar el diseño y la aplicación de políticas y estrategias para expandir el alcance de la capacitación laboral y el desarrollo de habilidades  para la promoción del empleo. ¿Cómo incentivar la capacitación en las empresas, donde está el 90% del empleo? Una de las sugerencias es ampliar el alcance de la Ley N° 30056 para permitir que las empresas puedan incluir como gasto para efectos tributarios la inversión realizada en capacitar a su personal, sin el límite actual equivalente al 1% del gasto de planillas. Un incentivo más agresivo sería el permitir deducir una proporción adicional asociada al gasto incurrido en la capacitación del capital humano como escudo tributario. Políticas activas de este tipo generarían un círculo virtuoso en la economía al elevar la productividad del trabajo y, de paso, al dotar de mayor competitividad relativa al sector formal con respecto al informal.

No olvidemos que el Perú viene beneficiándose de su bono demográfico, y según las proyecciones del banco HSBC la PEA en el Perú crecerá un 40% adicional entre el 2012 y el 2050. Ello representa un aumento de más de 6.4 millones de jóvenes que trabajarán o buscarán trabajo en estos 36 años. Para aprovechar al máximo toda esta mano de obra ávida de empleos de calidad debemos promover medidas que fomenten la adaptación de la educación superior a las demandas futuras del mercado laboral, teniendo en cuenta los sectores donde se encuentra nuestro potencial productivo, así como la capacitación dirigida por las empresas.

Según el Ministerio de Trabajo, en la última década la calidad del empleo mejoró para 4.8 millones de trabajadores, de modo que un total de 10 millones de peruanos tenían un empleo adecuado (ver Diez millones de peruanos la hacen).  Este proceso económico positivo ha sido consecuencia del crecimiento económico, sin embargo, no debemos caer en la complacencia pues las políticas esbozadas permitirían reducir la escasez de mano de obra calificada y seguir aumentando el número de empleos productivos con mejores ingresos y condiciones laborales.

Lampadia




Trabajo y Riqueza

Trabajo y Riqueza

En la siguiente nota publicada por The Economist (traducida por Lampadia), y cuya fuente es la Organización Internacional del Trabajo (OIT), comprobamos la consolidación de la clase media (ingresos mayores a US$ 4 por día) como un fenómeno global, para el periodo 2009 y 2013. Mientras que la población pobre (ingresos menores a US$ 1.25 por día) se redujo. La OIT espera que esta tendencia continúe en los próximos cinco años.

Durante los últimos cinco años se ha visto un crecimiento explosivo del empleo en los países pobres. En los siguientes cinco años también se acelerará este proceso incrementando la riqueza de los pobres y solidificando el estatus financiero de la clase media emergente. Un nuevo informe de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) muestra una caída del porcentaje de trabajadores pobres extremos (que viven con menos de US$ 1.25 por día) y un aumento de los trabajadores que pertenecen a la clase media -con significativas diferencias regionales. En el siguiente gráfico, la izquierda del número cero indica menos oferta de trabajo en esos grupos de ingreso. Así, en el África Sub-Sahariana y en Asia del Sur, la proporción de trabajos para los pobres se contraerá, mientras los trabajos para los de mayores ingresos se incrementarán. En Asia del Este, donde el crecimiento está impulsado básicamente por la China, el número de trabajadores pertenecientes a la ´clase media desarrollada´ crecerá más rápido entre el 2014 y 2018, que en los cinco años previos (sumando 109 millones de trabajadores, 40% del aumento total de empleo). En resumen, los datos nos cuentan una historia optimista: no solo está creciendo el empleo, también la clase media.




Desempleo en Perú dura en promedio 3 meses

Desempleo en Perú dura en promedio 3 meses

La duración del desempleo en el Perú es de 11.4 semanas en promedio, valor inferior a los estimados para economías desarrolladas. La persistencia del desempleo es contracíclica, y su corta duración estaría explicada también por las reducidas fricciones que se generan ante la alta informalidad laboral.  

Un reciente documento presentado por investigadores del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) analiza la dinámica de la duración del desempleo en la economía peruana -altamente informal-, con hallazgos que valen la pena comentar. Utilizando la Encuesta Permanente de Empleo (EPE), el estudio muestra que en el periodo 2002-3013 la duración del desempleo fue  de 13.1 semanas en promedio mostrando una clara tendencia decreciente. De esta manera, para el año 2013 la duración completa estimada se redujo a 11.4 semanas.

¿Qué determina la persistencia del desempleo en nuestra economía? Los autores encuentran una fuerte influencia del ciclo económico. Es decir, el desempleo tiende a ser más prolongado si la economía se encuentra en recesión que en el ciclo expansivo. Igualmente, la limitada cobertura de un seguro formal de desempleo –el cual incentiva la búsqueda de trabajo- y la informalidad laboral, que en la práctica ha eliminado las fricciones a la contratación y al despido (en un mercado con altas tasas de autoempleo y trabajo independiente), son factores importantes que explicarían la relativa corta duración del desempleo, en comparación a otras economías más avanzadas.

El caso peruano resulta interesante porque el mercado laboral está dominado por sectores como las Pequeñas y Medianas Empresas (PYME) y los independientes que son los que demandan menos regulaciones y fricciones, pues justamente son los que presentan las tasas más altas de informalidad. Como señala Elmer Cuba en una entrevista para Lampadia “no son la CONFIEP, ni la CGTP, los que representan ni siquiera la media, ni la mediana, del mercado laboral”, por lo cual es fundamental apuntar al grueso de quienes conforman la oferta y demanda de trabajo a la hora de diseñar regulaciones que apunten a formalizar y reducir los costos relativos de la generación de nuevos empleos.

Habría que señalar que el empleo adecuado se ha duplicado en la última década y el subempleo ha caído en 20%, al tiempo que el salario real por hora también creció a esta misma tasa, así lo señala Nikita Céspedes en un artículo publicado en Lampadia.

Semejante mejora en los citados índices laborales no tiene precedentes. Estos resultados son consecuencia directa del crecimiento económico sostenido experimentado en los últimos años, el cual ha reducido la tasa de desempleo a apenas 6%. Se debe tomar en cuenta que el Perú, todavía presenta altas tasas de informalidad laboral y se requieren políticas activas para dotar de mayor competitividad relativa al sector formal con respecto al informal. Lampadia