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La Inflación y la izquierda, siempre juntas

La Inflación y la izquierda, siempre juntas

Fausto Salinas Lovón
Para Lampadia

La inflación ha llegado al Perú, como siempre, de la mano de la izquierda y sus ideas.

Al 30 de setiembre, el Índice de Precios al Consumidor de Lima Metropolitana del año 2021 (IPC en lo sucesivo) ha llegado al 4.62%. El IPC anualizado (set 2020- set 2021) del último año llega a 5.23%. A nivel nacional la cifra es mayor. EL IPC Nacional de los últimos meses llega al 5.12% en los últimos 9 meses. De seguir la tendencia, es previsible que a fin de año superemos largamente el 7 % de inflación.

La inflación estuvo por debajo del 4% desde 1999 (con la única excepción del año 2008 donde la crisis financiera mundial llevó el índice al 5.8%). Han sido 22 años en los cuales una generación entera no supo lo que es el alza de precios.

Fuente: Banco Central de Reserva del Perú, INE y adaptación propia​

La izquierda no viene sola. Trae la inflación como su fiel compañera. En el Perú y en todo el mundo. Veamos algunos ejemplos.

ALAN de IZQUIERDA. 1985-1990. Con controles de precios, restricción de importaciones, control de cambios y ataque a la inversión privada.

ALAN 2006-2011. con libre mercado, libre importación, sin control de cambios y con respeto a la inversión privada.

La diferencia es clarísima entre el mismo político, pero con ideas distintas.

En VENEZUELA, con Maduro y sus ideas, que son las mismas del ideario de Perú Libre y de toda la izquierda que ha llegado al poder, las cifras son las siguientes, sólo en los últimos 4 años.

En la ARGENTINA, donde las ideas del control de precios, las restricciones a las importaciones, el control de cambios y el ataque a la inversión privada se han hecho institución desde hace 75 años, con la llegada de Perón, el promedio anual de inflación es del 105%.  

Alberto Fernández, actual presidente argentino, de la izquierda peronista, en 21 meses de gestión, tiene acumulada una inflación del 90%.

La inflación es desatada por las ideas de izquierda que limitan mercados, restringen la competencia, restringen las importaciones, controlan los precios, controlan el tipo de cambio. Estas ideas llegan con la izquierda y sus efectos trascienden a sus gobiernos. Las padecen los pueblos y los siguientes gobiernos.

El riesgo de que la espiral inflacionaria en el Perú se desate, no es por lo tanto un refrito electoral de la derecha, ni mucho menos un “castigo por que un hijo del pueblo ha llegado al poder”. La espiral inflacionaria se desata cuando las viejas ideas que trajeron inflación en el Perú y en otras partes del mundo se ponen en práctica.

Con cambio constitucional (al cual no renuncia Castillo), con segunda reforma agraria que controlará los precios de la importación de alimentos y destruirá el agro moderno, con controles de precios a ciertos productos, con nacionalizaciones de recursos naturales y otras perlas del ideario de la coalición de izquierda que nos desgobierna, llegar a cifras argentinas sería cosa de meses y a cifras venezolanas, cuestión de pocos años.

Estamos a tiempo de evitarlo.

5,12% de inflación hasta setiembre y un estimado de 7% para este año 2021 son dos alarmas que deben obligar al gobierno a cambiar el rumbo. Ya. No basta cambiar nombres, hay que cambiar el rumbo, el libreto y el objetivo.

Ya probamos, en muy pocos meses, que la inflación y la izquierda vienen juntas.  Ahora les toca a ellos desmentirnos y hacernos ver al Perú es posible un proyecto de izquierda que conviva con la sensatez macroeconómica, con el mercado y con las libertades económicas.  Lampadia




No son los “monopolios”, sino la incertidumbre

No son los “monopolios”, sino la incertidumbre

Jaime de Althaus
Para
Lampadia

Solo estábamos esperando el momento en que se produjera, hasta que ocurrió:  el presidente Pedro Castillo acusó a los “monopolios” de ser los culpables del alza de precios. Era lo que hacía Maduro en Venezuela cuando le enrostraba a la “oligarquía” ser la causante de la inflación. A propósito del alza del precio del pan, del aceite, del pollo y de otros productos básicos, Castillo lanzó la siguiente admonición: “no vamos a permitir que por situaciones políticas, los monopolios hagan lo que quieran”.

Pero el propio Presidente indicó, sin quererlo, la causa del alza: esas “situaciones políticas”, que no son otra cosa que la incertidumbre e inestabilidad políticas generada por el gobierno bifronte Castillo-Cerrón, causa eficiente y directa del alza del dólar, que a su vez encarece los alimentos y otros productos que tienen componentes importados. 

Como si no supiéramos perfectamente eso, ya antes el primer ministro Guido Bellido había informado que al interior del Consejo de Ministros se había conformado una comisión para analizar el alza del dólar y el aumento de precios de algunos productos de primera necesidad, como el aceite, pollo, balón de gas, entre otros. Pero perdería su tiempo esa comisión mirando hacia afuera: tendría que mirar hacia adentro para encontrar la respuesta. Pedro Francke tuvo que aclarar luego que el Gobierno no evalúa establecer una política de control de precios.

Pero Francke no se escapa tampoco de estas falacias populistas. Ha promovido y aprobado la distribución de un bono de 350 soles para cerca de 14 millones de personas, a un costo superior a 5 mil millones de soles, precisamente para compensar el alza de los precios en los presupuestos familiares. Lo más sencillo sería suprimir la causa de esa alza, eliminando las condiciones que generan incertidumbre respecto del futuro político y económico del país. Eso costaría cero soles, y más bien generaría muchos ingresos.

Y la manera de eliminar o reducir la incertidumbre es rompiendo con Cerrón y ofreciéndole al país un gabinete moderado y capacitado. Antes de la presentación del gabinete al Congreso. De lo contrario seguiremos arrastrando esta espada de Damocles sobre el país que mantiene en la parálisis a todos los agentes económicos, destruyendo cualquier programa de recuperación.

Y empezaríamos a sospechar entonces que hemos ingresado a un modelo perverso por el cual se genera incertidumbre para distribuir bonos por medio de los cuales se conquista popularidad y se genera una base social clientelista, dependiente y agradecida, utilizable para otros fines. Generar inestabilidad para producir popularidad por medio de dádivas es el mecanismo propio de la dictadura venezolana. No se puede permitir.




Retroceso histórico de 30 años

Retroceso histórico de 30 años

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Si hubiésemos tenido Senado, probablemente el Congreso no habría aprobado la ley que modifica el Código Penal y el Código de Protección y Defensa del Consumidor para penalizar el acaparamiento, la especulación y la adulteración.

Algún senador se habría encargado de explicar que esa ley es inconstitucional, porque en una economía de mercado no puede haber control de precios; que el control de precios genera lo contrario de lo que busca porque produce escasez y por lo tanto sube los precios, afectando sobre todo a los más pobres. Habría recordado la experiencia que tuvimos con el primer García. Habría señalado que esta ley es un retroceso histórico de casi 30 años.

Lamentablemente tampoco tendremos Senado porque congresistas que eximen de segunda votación la aprobación de una ley como ésta, es muy difícil que quieran aprobar un Senado.

La modificación no establece explícitamente un control de precios, pero lo supone. Señala que la especulación que incrementa los precios de los bienes de servicios esenciales utilizando prácticas ilícitas que no se sustenten en una “real estructura de costos y el correcto funcionamiento del mercado”, aprovechando una situación de mayor demanda por causas de emergencia, conmoción o calamidad pública, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de dos ni mayor de seis años.

¿Quién determina qué es una “real estructura de costos”? ¿El burócrata? Sobre esos costos añadirá lo que le parecerá una utilidad “justa”, y he allí el precio controlado. Si producir o vender a ese precio no resulta rentable, pues nadie produce. Y allí sube el precio.

Porque los precios en un mercado no se basan en los costos, sino en la oferta y demanda. Si hay poca oferta y mucha demanda, los precios suben. Ese es el “correcto funcionamiento del mercado”. Al subir, los productores producen más, y entonces el precio baja. Los precios son un sistema de señales que indica cuándo debo producir o importar más o menos. Si interferimos ese sistema, nadie sabrá cuando producir o importar más. El “especulador” es un comerciante que está respondiendo a la demanda. Si no puede subir el precio, los productores o los importadores no se enteran de que es negocio producir o importar más. Y nos quedaremos sin el producto.

Si hay libertad económica y libre competencia, la economía sola resuelve el problema. El “acaparamiento” es consecuencia de la falta de libertad y competencia. De la intervención en el mercado. Si yo impongo un precio bajo, algún comerciante comprará todo lo que puede para vender luego más caro, porque sabe que habrá escasez. Pero si hay libertad, apenas falta algo el precio sube y el bien se repone. Y entonces el precio naja. El acaparamiento es consecuencia de la escasez, no su causa.   

La ley, además, penaliza con cárcel entre dos y seis años la cartelización, en lugar de una multa fuerte, como era hasta ahora. Esto anula el programa de clemencia que tenía Indecopi, una suerte de colaboración eficaz para la empresa que denunciara un cartel. Este programa permitió denunciar y desmantelar varios carteles o concertaciones de precios.

Según Ivo Glagliufi, desde el 2012 en que se lanzó, el Indecopi ha recibido 23 solicitudes de clemencia, y hasta la fecha en 6 de los casos resueltos por la Comisión de Libre Competencia se ha aplicado esta figura. Los dos casos más conocidos fueron:

  • El del “cártel del papel higiénico”, donde la Comisión declaró a Kimberly Clark y a Protisa (Productos Tissue del Perú S.A.) responsables de llevar a cabo, entre 2005 y 2014, prácticas colusorias ―en la modalidad de acuerdo para la fijación concertada de precios y condiciones comerciales― en la comercialización de papel higiénico y otros productos de papel tisú.
  • El denominado “caso Ro-Ro (buques Roll-on, Roll-off)”, de prácticas colusorias entre importantes compañías navieras en el mercado de transporte marítimo internacional de carga rodante.[1]

Esta ley debe ser denunciada por inconstitucional ante el Tribunal Constitucional. No podemos reemplazar al mercado por la discrecionalidad del burócrata. No podemos seguir anulando los mecanismos que permiten y fomentan el crecimiento. No podemos regresar al pasado de las colas y el hambre. Lampadia

[1] Exámenes Inter-Pares de la OCDE y el BID sobre el Derecho y Política de Competencia. Perú 2018. OCDE BID (pp. 61-62)




La mezcla letal de controles de precios y populismo

La Cuadratura del Círculo es un espacio producido por IIG – Infraestructura Institucionalidad y Gestión, con la colaboración de Lampadia como media partner.

Presentamos el siguiente video sobre la mezcla letal de controles de precios y populismo.

Participan Enrique Ghersi, constitucionalista, y Alfredo Thorne, ex-ministro de Economía, como invitados, y Aldo Defilippi, Jaime de Althaus y Gonzalo Prialé.

Lampadia




Uno de los mejores ministros de economía de nuestra historia

Hace pocos días llegó a nuestras manos una entrevista icónica a Pedro Beltrán, el hombre que recuperó nuestra economía de una de sus peores crisis económicas, la que revirtió mediante la aplicación de un programa ortodoxo de liberalización económica. Beltrán fue un visionario que se adelantó a su tiempo, con las ideas que algunos años después, marcarían el marco de recuperación de muchos países en el mundo, desde el Reino Unido hasta Chile, desde Polonia y la República Checa hasta China, entre muchos otros.  

1978:  Segunda Fase de la Dictadura Militar
Bajo la presidencia del General Francisco Morales Bermúdez

César Hildebrandt, entonces de unos 30 años, entrevistó para la revista Caretas (Nº 538, 1978), a don Pedro Beltrán, ya de 80 años, ex Ministro de Economía en el gobierno de Manuel Prado, entre 1959 y 1961, y ex Director del Diario La Prensa. Beltrán acababa de volver al Perú luego de su destierro, la expropiación de sus bienes y la captura de La Prensa, por orden del dictador Velasco.

Cuando Manuel Prado llamó a Pedro Beltrán, su principal opositor desde el diario La Prensa, para ofrecerle el cargo de ministro, la economía peruana sufría de las típicas crisis creadas por desajustes acumulados por políticas populistas. Después de pensar sobre el encargo, Pedro Beltrán tras haber puesto por escrito sus condiciones para asumir el cargo, regresó a conversar con Prado. Prado, en un acto de brillantez política y gran sentido de la realidad, tomó el escrito de Beltrán, lo guardó en su bolsillo sin leerlo y le dijo al nuevo ministro de economía: “Aceptadas”.

Beltrán resolvió la crisis liberalizando la economía, suprimiendo el control de precios, el control de cambios, eliminando los subsidios, y parando la ‘maquinita’, la emisión inorgánica de billetes. Las medidas ortodoxas de Beltrán llevaron la economía a un crecimiento del PBI de 9.1% entre 1960 y 1962.

Lamentablemente, el Perú no aprendió de la visión de Pedro Beltrán y poco tiempo después iniciamos nuestros peores 30 años en términos de desarrollo económico y social, 30 años en los que en el Perú se apagaron las luces, nos alejamos de la historia global y solo a partir de 1990, ya como ‘Estado Fallido’, empezamos a ‘enmendar entuertos’. Para nuestros jóvenes, que no fueron testigos de aquellos tiempos, mostramos los hitos de gobierno hasta el inicio de la recuperación de nuestra economía:

  • 1962: Termina gobierno de Manual Prado. Elecciones y golpe de Estado
  • 1963: Elecciones y presidencia de Fernando Belaunde Terry
  • 1968: Golpe militar e inicio de dictadura bajo Juan Velasco Alvarado
  • 1975: Golpe militar e inicio de segunda fase de dictadura bajo Francisco Morales Bermúdez
  • 1978: Elecciones de Asamblea Constituyente
  • 1980: Elecciones y segunda presidencia de Fernando Belaunde Terry
  • 1985: Elecciones y presidencia de Alan García Pérez
  • 1990: Elecciones y presidencia de Alberto Fujimori Fujimori
  • 1993: Plebiscito aprueba Constitución de 1993, inicio de la recuperación

Veamos la entrevista:

Cuando Pedro Beltrán le respondió a Hildebrandt

Paul Laurent
Odiseo en Tierra
12 de setiembre del 2012

Usted se expresa como uno de los más nostálgicos defensores de la democracia en el Perú. Esto resulta extraño en alguien que, como usted, hizo todo lo posible por frustrar el experimento democrático de Bustamante. ¿No hay una contradicción entre el Beltrán de hoy y el de antes?

¡Nunca tuve nada que ver con una intentona de revolución! ¡Nada! Me han achacado eso toda la vida…

¿Y por qué se lo achacaron?

Usted es muy inocente si cree que los políticos son incapaces de achacar algo que no es exacto. Yo lo creía más experimentado… Usted es todavía joven…

Y usted se opuso a Bustamante…

Eso es otra cosa…

Y usted alentó el golpe de Odría…

¡Yo no he alentado nada! Yo en eso no transijo con nadie, oiga usted. Pero también tiene que ver lo que pasó con Odría. Nadie hizo tanto para que Odría no se quedara como los de La Prensa. Y digo «los de La Prensa» porque yo era director, pero todo el personal pensaba lo mismo.

Eso se le reconoce, pero eso fue después de que La Prensa alentara una subversión contra Bustamante.

¿Contra Bustamante? No. No.

¿No es cierto que el desabastecimiento que padeció Lima durante el régimen de Bustamante se debió también a que dueños de fundos, como usted, provocaron una escasez artificial?

¿Escasez de qué?

De productos de pan llevar, por ejemplo.

No era nada parecido a lo que está sucediendo ahora. Es lo que más me ha impresionado al llegar aquí. Las quejas de todo el mundo sobre los precios. Precios que están por las nubes, calculando con lo que han sido siempre. Yo recuerdo cuando, en tiempos de Odría creo que fue, las papas subieron a 4 soles. Y hoy alguien me dijo que las papas cuestan —espero que sea cierto, pues no he ido al mercado a cerciorarme— 16 y 18 soles. Cuatro veces y media más…

Lo que creo francamente es que usted representa una corriente política para la cual la democracia es buena hasta donde sirve a sus intereses. Pero cuando deja de servir para esos intereses esa democracia puede ser sustituida inclusive por una autocracia como la de Chile. ¿Estoy equivocado o no?

A usted se le pueden ocurrir muchas ideas que no tienen ninguna base, como esta. Toda mi vida he sido lo contrario. Pero si a usted se le ocurre eso, qué voy a hacer…

Usted plantea que los diarios están mal…

¿Que el diario está mal?

Que los diarios están mal, que la prensa diaria está mal. Que no hay pluralismo, que no hay libertad de expresión, lo que me parece correcto. Pero le pregunto a usted: En La Prensa, que usted dirigió, ¿hubo libertad de expresión para la gente de izquierda?

¡Cómo no la iba a haber! Había libertad de expresión para quien quería darse el trabajo de escribir algo para publicar. El que quería sacar una publicación la sacaba y no tenía ninguna dificultad. La Prensa no era yo. Yo era la cabeza de turco de La Prensa. Pero había muchos periodistas que tenían sus ideas y las sostenían muy bien…

Como Sebastián Salazar Bondy…

Y la primera, oiga usted, la primera cosa que hubo para la salida de Odría fue un famoso documento —quizás usted lo recuerde, con 111 firmas— que salió de La Prensa, pidiendo elecciones. Y al final se salió de Odría, sin dispararse un solo tiro.

Usted es extraordinariamente hábil e inteligente, y esa habilidad e inteligencia le permiten evadir olímpica- mente mis preguntas. Cosa a la que estoy acostumbrado, relativamente. Pero me parece realmente un abuso de parte suya que usted no me responda lo que le acabo de preguntar. Yo le estoy preguntando si en La Prensa que usted dirigió hubo o no libertad de prensa para la gente que pensaba distinto, la gente de izquierda…

La Prensa no era sino uno de los tantos periódicos. La libertad significa que un periódico pueda sostener lo que quiera. Eso es lo que es libertad de prensa. Y eso lo había entonces. Pero donde veo que usted no me conoce en lo menor es donde me dice que soy hábil, inteligente. Es todo lo contrario. Carezco de todas esas cualidades. El día que usted me conozca un poco más, con franqueza me va a decir: «Qué razón tenía usted cuando me dijo ese día que no era ni inteligente ni hábil».

¿Es que la política peruana está tan devaluada que las personas que no tienen nada de habilidad ni de inteligencia se pueden convertir en personajes?

Si yo fui personaje, debe ser así.

Usted fue un hombre poderoso, importante, símbolo de un sector de poder. Usted fue uno de los más notoriamente perjudicados con el proceso de reformas del general Velasco. ¿Eso no ha producido en usted una suerte de resentimiento?

Quizás usted será así. Yo no lo soy. Lo que me da mucha pena es ver que el pobre Perú, mi Perú, mi patria, no tenga siquiera libertad de prensa. Eso sí es algo que da pena. Porque hay que remontarse a tiempos de Luis XIV, que decía «El Estado soy yo»… entonces resulta que aquí también la prensa pertenece a los que están en el gobierno. Y eso hace perder toda credibilidad, porque, como muy bien dijo el señor Morales Bermúdez cuando, recién asumida la jefatura de la junta, habló de la transferencia de los diarios a esas llamadas comunidades, o asociaciones: «Con el estatismo los periódicos terminan en la adulación». Es verdad. El lo dijo y creo que esta vez tuvo razón.

¿No hay nada que usted haya hecho de lo cual esté arrepentido? ¿O cree que todo lo hizo bien?

Yo todo lo hice mal. Lo único que puedo decir es que lo hago con sana intención. Yo me he equivocado muchas veces en la vida. No soy tan tonto como para creer que nunca me equivoco.

Usted es un testigo viviente de un largo período en la historia del Perú. ¿Cuál cree que fue el período más importante para el país en los últimos 60 años?

A mí me parece que el período más importante es aquel al que todos deberíamos esperar regresar. Y fue cuando, al término de la Coalición, el año [18]95, en lugar de poner a un dictador, Piérola se lanzó y, naturalmente, fue elegido, porque era el hombre que había encabezado el levantamiento general contra los cuarteles. De ahí se siguió con elecciones, había libertad absoluta para todos. Esa fue una época dorada para el Perú. Lo principal es que haya libertad. Pero libertad efectiva. Es una lástima que desde entonces las cosas hayan caminado tan distintamente, con ciertas excepciones.

¿Qué es lo que más le reprocharía al régimen de Velasco?

Que fuera un dictador…

¿Y tuvo alguna virtud?

Es difícil encontrar una… Usted sí la habrá encontrado, por la pregunta que me hace.

Insisto: ¿Tuvo alguna virtud?

Y yo le contesto: ¿Y usted la ha encontrado?

Pero está evadiendo mi pregunta.

Pero yo también puedo preguntar.

Bueno, le contesto: Sí, tuvo la virtud de sacudir a este país de una casta de poder que había retrasado su avance social y económico. Ya le contesté, don Pedro. Ahora, dígame, ¿usted cree que eso constituyó una virtud de Velasco?

¿Y usted considera que es una buena cosa que el costo de vida esté como esté?

No, por supuesto.

¿Y entonces? ¿Por qué eso? ¿Quién lo hizo? Quien inició todo fue Velasco. Y eso es lo más serio. Porque encarecer el costo de vida es hacer caer el peso de la tributación sobre el que menos tiene. Eso hay que tenerlo en cuenta. Aquí consideran que eso no hay que tomarlo en consideración. ¡Cómo que no hay que tomarlo en cuenta! Hay gente que apenas tiene para comer. ¿Qué hace cuando suben los precios? Eso sí que es un crimen. Y, sin embargo, en eso estamos desde que entró Velasco.

Pero cuando usted fue ministro de Hacienda hubo alzas, dolorosas alzas, ¿verdad?

¡Mentira!

¿Me quiere decir que no hubo una sola alza?

No. Usted está en las nubes. ¿O usted pone preguntas porque cree que me va a impresionar? Yo respondo la verdad. Cuando Prado me llamó era precisamente porque estaba subiendo el costo de vida. Había malestar, incluso ya comenzaban a hablar de un golpe. Prado me llamó y me dijo: «Mira, tú estás contra la revolución. Yo te llamo porque lo que está ocurriendo es muy serio. Lo que está pasando es que el costo de vida está subiendo. Si esto sigue así, alguien va a dar un golpe. Tú entiendes de la cuestión económica… ». Yo lo pensé y la verdad que… Entonces él me decía: «Dime de otra persona que entienda de esto». Muy bien. Entonces regresé y acepté y me dediqué auna cosa: Que el costo de vida no siguiera subiendo. Yo creí que eso iba a demorar más de un año. En mi primera intervención en la Cámara dije que no llegaríamos a dos años antes de que el costo de vida ya se hubiese estabilizado. Me equivoqué. Fue a los nueve meses que cesó de seguir subiendo. Pero, eso sí: Se hizo con estrictez, sin consideraciones, sin favores, sin permitir que todo el mundo metiera la mano.

Es decir, que durante los primeros nueve meses de su gestión hubo alzas.

Sí, porque eso no se puede parar de golpe. Parece que usted no entiende de…

Usted sí entiende, ¿verdad?

Toda mi vida no he hecho sino estudiar estos asuntos.

Bueno, le pregunto entonces a un entendido: ¿Cómo ve la solución para la crisis económica actual [1978]?

A mi me parece que usted pone mal la pregunta. Lo que usted quiere decir es a qué se debe la inflaciónAsí entiendo yo su pregunta. Si usted sabe a qué se debe, entonces sabrá cómo se paraliza. La inflación es el resultado de imprimir billetes. Eso en una época se llamaba «la maquinita». No sé si usted se acuerda. Usted es muy joven. Ahora se llama «programa de los medios de pago». Ya no pronuncian la palabra billete. Bueno, es verdad que este es un fenómeno general. Aunque hay, por lo menos, una excepción. En Suiza —nadie habla de Suiza porque es un buen ejemplo—, el último índice de costo de vida, que creo que es de diciembre, había bajado de un décimo de uno por ciento. Y en cuanto a los desocupados, en lugar de ser 27,323 eran 22,432. ¡En todo el país! Entonces, usted ve que hay cómo impedir el alza del costo de vida. Eso que dicen que se debe a lo que pasa en el mundo, esun disparate. Lo que se debe al alza del costo de vida es la inflación que se da en tantos países, en unos más que en otros. Nosotros, desgraciadamente, estamos haciendo una inflación en gran escala. Y aquí no se sabe cuál es el monto real de las emisiones de billetes. Antiguamente, cuando había libertad de prensa en el Perú, en La Prensa publicábamos todos los meses un diagrama con la cantidad de billetes en circulación. De manera que ahí se veía inmediatamente cuándo aumentaban las emisiones. Ahora ni se informa, ni se opina, ni se critica. Imagínese que el último boletín del Banco de Reserva es de julio del año pasado. ¿Cómo quiere que el país sepa lo que está pasando? Que informen. Esta es nuestra tierra. Y el Banco Central de Reserva es de los peruanos.

¿Usted cree que sólo la emisión inorgánica de billetes sea la causa de todo?

Claro.

¿Sólo eso?

Claro. Lo hicimos cuando Prado.

O sea que la solución es parar la emisión de billetes.

Pero no así, pues. Para cortar la emisión de billetes es preciso también cortar el dispendio, el gasto innecesario, el gasto que es posible no hacer. En su casa, su señora se quejará cuando los precios suben. Y usted tiene que producir más dinero. Ella no puede emitir billetes y usted tampoco. Pero con el gobierno no pasa eso. El gobierno comienza por gastar más que las entradas. Y después viene el problema: ¿De dónde sacar la plata? ¿Poner impuestos?… (y creo que éstos han puesto ya bastantes). Pero eso trae el problema de que la gente se queja. Por el contrario, la maquinita es algo que se ha inventado y que la mayoría de la gente no lo sabe. Y termina por destruir al país.

Si usted fuera mañana [1978] ministro de Economía, ¿cuál sería la primera medida que tomaría?

Bueno, felizmente puedo estar seguro de que nadie me va a pedir que ocupe ese cargo. Y lo digo porque debe ser un verdadero dolor de cabeza. Un país en crisis es como un enfermo grave. Al enfermo grave hay que empezar a tratarlo por lo más urgente, por lo más vital. Eso es cortar el dispendio, cortar el gasto innecesario.

¿Y si yo le pido que me dé dos ejemplos de dispendio?

Si le digo dos, no le digo nada. Tendría que darle doscientos y ponerme a escribir todo. Un gobierno no puede… Por eso yo siempre digo que las amas de casa son los verdaderos ministros de la economía familiar. Y si usted les pregunta qué cortarían, ellas sabrían qué contestar. Esto es lo mismo. No puede seguir gastándose más que las entradas. En Alemania, después de la Primera Guerra Mundial, se pusieron a gastar como aquí y llegó el momento en que se iba à la plaza del mercado con carretillas llenas de billetes para comprar lo del día, porque no había billetes de muy alta denominación.

Hay quienes sostienen que la inflación no se debe exclusivamente a lo que usted llama maquinita, sino que hay una raíz estructural en el asunto. Es decir, un proceso de redistribución del ingreso, que suma para el consumo a determinadas capas, y se enfrenta a una rigidez histórica en la oferta de la producción alimenticia, ya constituye un factor inflacionario. No sólo eso: Hay quienes sostienen que un país como el nuestro tendrá que asumir la inflación como doloroso ingrediente de su desarrollo. El equilibrio óptimo del que usted habla significa sencillamente la parálisis del país. Brasil vive con inflación y no ha enfrentado ningún proceso de reformas…

Parálisis es la que tenemos ahora aquí. Parálisis es que la producción de la agricultura ha bajado y sigue bajando.

¿No hay entonces sino una explicación —la suya— para la inflación? ¿No es posible hablar de un problema estructural, vinculado al desarrollo?

¡Eso de estructural! Yo quiero que me explique qué es un problema estructural. Lo que está pasando ahora, no sé si es estructural pero es un problema muy serio para las amas de casa.

En eso estamos de acuerdo. Pero lo que yo quiero es llegar à la esencia de su pensamiento.

Ya lo he dicho. ¿Usted quiere que los precios suban? Póngase a imprimir billetes. Eso ha pasado en el Perú y en todas partes donde se ha hecho lo mismo. Pero es eso, de manera que todas esas expresiones… Usted está como los economistas, que siempre hablan para que no los entiendan.

Pero usted es un entendido, un economista…

Pero no soy tan técnico ni soy tan buen economista que sepa usar palabras que nadie entiende. A mí me preocupa que la plaza no cueste más. Cuando otros imprimen billetes y llaman a eso medios de pago, yo lo llamo maquinita. Yo no entiendo ese vocabulario. Yo estoy bien abajo…

Ese arte de subestimarse para que otros lo sobreestimen es muy peruano, y muy inteligente, pero…

Yo no quiero que usted me sobreestime, porque cuando me conozca bien me va a estimar en lo que valgo, que es muy poco… Pero le diré que es muy grata una conversación con usted. Porque usted permite y busca que uno conteste las cosas como son. A mí no me gusta usar palabras raras porque creo que muchos las dicen para impresionar; como decía alguien, «para impresionar a los indígenas».

Imagino que usted ha tenido tiempo para meditar sobre los partidos políticos del Perú, y tal vez habrá hecho una elección íntima. ¿O sigue siendo de los independientes?

En realidad no he tenido tiempo. No se olvide que sólo hace muy poco que estoy aquí. Y la información que tengo es únicamente de las personas con quienes converso. No se puede decir que me informo de los periódicos, porque éstos no están hechos para informar. Están hechos para no informar. Están hechos para cojudear.

Ese es un término que a usted le gusta, ¿no? Porque también lo emplea en su libro…

Mi lenguaje es el lenguaje de la chacra. Yo me crié en Cañete. Y las palabras que uso son las que me parecen que expresan mejor lo que quiero decir…

No, si yo no tengo nada contra esa palabra. En este caso, me parece precisa…

¡Muy bien! ¡Así que a usted le parece precisa! ¡Eso sí no me voy a olvidar!

Usted es un criollazo, don Pedro, y como buen criollazo es muy astuto. Pero le sugiero que no sea tan astuto porque se va a notar. Y el arte de la astucia consiste en que nadie repare en ella.

Fíjese, pues, el juego de palabras que me hace…

¿Por quién votaría usted?

¿Sabe lo que pasa?

¿Por quién votaría usted?

¡Cómo le voy a contestar si todavía nadie empezó su campaña! Sólo Haya hizo un discurso en la Plaza de Armas. Y después otro en lca. Oiga usted, ¿y ya entrevistó a Haya?

Sí.

¿Ahora?

No, ahora no.

Hay que hacerlo, tiene usted que hacerlo. No es aburrido estar con él.

Cuénteme algo de usted. Le voy a decir con franqueza que para mi generación usted sólo era un símbolo, alguien despojado de espesor humano, una figura geométrica…

Me fregó, ah, ¡carajo!… Figura geométrica.

Lo que quiero decir es que usted era demasiado una figura pública. Quisiera saber algo de usted. ¿Lee usted? ¿Qué lee?

Leo sobre todo cuestiones que están relacionadas con la economía.

¿Cuál es su autor preferido en economía? ¿Marx?

Marx es como Adam Smith.

¿Y Milton Friedman?

Ese es el número uno. Porque piensa en el ser humano como es y en las acciones de los gobiernos como son. Hay economistas, en cambio, que piensan que la felicidad de los hombres se da por teorías. Bastantes teorías hemos tenido ya aquí. Había eso que se llamaban principios…

¿Las Bases Ideológicas de la Revolución?

Las Bases Ideológicas de la Revolución. Que tal resultado, ¡carajo! ¡Si no hay ni pa” comer! ¡Y todavía dicen que si la Constituyente pone de lado algo de eso, la anulan, la botan! Milton Friedman es otra cosa. El dice que las cosas hay que juzgarlas por su resultado. El pasó por Chile y ahí se encontró con una serie de gente que había estu- diado en la Universidad de Chicago, que habían sido sus alumnos. Entonces, el les dijo: lo que hay que hacer es que los hombres actúen por sí mismos, que los lleven sus deseos de beneficio personal… No como Zimmermann, que es un San Francisco moderno. No había que aspirar a… ¿cómo le llaman?, lucro. El lucro es un crimen. Friedman dijo: ¿Cómo quieren ustedes que un pobre hombre, que sacan del cuartel, pueda manejar la economía? Tienen que hacerlo ustedes. Y lo que él dijo se empezó a aplicar. ¿Cuál es el resultado? Hasta hace un año y medio todos hablaban pestes de Pinochet. Ahora, están hablando de cómo están mejorando las cosas en Chile. Eso lo oye usted no sólo en Chile sino en Estados Unidos.

Para mucha gente, usted es el representante más neto de la derecha, de la reacción en el Perú. ¿Qué piensa de eso?

Con mi vulgaridad de chacra ya le iba a decir una palabra que no debo…

Dígala, nomás, don Pedro, vamos…

No me interesan las derechas ni las izquierdas. Me importan un caracol. Y no se dedican a hacer el bien a nadie. Yo lo que quiero hacer es el bien a la mayoría. A mí que me llamen reaccionario, de derecha, no me importa. Para hablar de política hay que hablar del bienestar de la gente, que es la medida de todo.

¿Cree usted que el régimen de Prado buscó el bienestar de las mayorías?

Infinitamente más que éste [El gobierno militar]. Es decir, no se compara. Nunca hemos estado en una situación como la de ahora [1978].

¿Usted cree que el gobierno de Manuel Prado fue un gobierno para el pueblo?

Infinitamente. ¡Va usted a comparar!

Claro que eso no fue para alguna gente.

¿Para qué gente?

Para los campesinos de Rancas, por ejemplo.

Yo no sé qué hacían los campesinos de Rancas. Pero sí sé que ahora la producción está bajando en toda la agricultura. Y eso afecta a todo el mundo.

¿Usted cree que la reforma agraria no era necesaria para el país?

¿A qué se refiere? ¿Al disparate que han hecho? Vaya usted a Italia y va a ver lo que es reforma agraria. Pero lo que han hecho aquí es un crimen. Yo toda la vida he sido partidario de la reforma agraria, pero eso significa que la tierra produzca más, que haya más alimentos. Aquí se han atrevido a dar la medida que debe tener cada chacra, como si la tierra fuera igual en todas partes. Eso revela una ignorancia absoluta…

¿Usted cree que la «revolución verde» podría sustituir á la reforma agraria?

No le llame reforma agraria a esto. Esto es el disparate  agrario.  La «revolución verde»  es vital en todas partes. Cerca de Manila se ha arreglado un centro técnico para hacer la «revolución  verde».  Han aumentado diez veces el rendimiento de la tierra.  Eso sí es bueno para la pobre gente…

Lampadia

 




China se hace un sitio en la fijación del precio del oro

El mayor consumidor de oro del mundo, China, puso en marcha el nuevo precio de referencia del oro denominado en yuanes, dando un ambicioso paso para ejercer un mayor control sobre el precio del metal y aumentar su influencia en el mercado mundial. De esta manera China pretende arrebatar a Londres el papel determinante en la fijación del precio del oro, impulsando a la vez la presencia de su moneda, que pretenden llegue al estatus de divisa internacional. 

Históricamente, el precio de referencia del oro de Londres se fija a través de dos llamadas telefónicas (una por la mañana y otra por la tarde), en las que los bancos operadores en el mercado se ponen de acuerdo en el precio. El mercado ha operado bajo este sistema (llamado el “London Gold Fixing”) desde 1919 y, tras las reformas del 2014 (y el escándalo del Libor), cuenta con 12 participantes que incluye a tres bancos chinos: Industrial and Commercial Bank of China-ICBC, Bank of China y China Construction Bank.

El problema de este sistema radica, como ha mencionado el Financial Times (FT), en que el nivel de supervisión es mínimo. Se efectúa mediante un proceso privado y controlado laxamente por el Banco de Inglaterra y otros reguladores. La falta de transparencia en el proceso de Fijación del Precio del Oro puede permitir su manipulación. Ver en Lampadia: ¿Sabe cómo se fijan los precios del oro y la plata?

En el caso de la plata, según fuentes del FT, su esquema de fijación del precio ya se ha reemplazado por un nuevo sistema digital manejado conjuntamente por el Chicago Mercantile Exchange (CME) y Thomson Reuters, junto con el London Bullion Market Association (LBMA) encargado de acreditar a los participantes. Este nuevo sistema se denomina el LBMA Silver Price. Ver en Lampadia: Y ahora quién decide el precio de la plata.

Sin embargo, desde el pasado 19 de abril, China ha adoptado un mecanismo de subastas parecido, aunque son 18 las entidades que participan en las pujas. De ellas, solo dos no son del gigante asiático: ANZ y Standard Bank. Ambas instituciones tienen licencias de importación de oro en China.

Si bien el lanzamiento chino del índice de referencia ha causado algunos comentarios de que podría competir con el de Londres, el Shanghai Gold Exchange señala que la relación entre las dos zonas horarias no sería competitiva debido a las diferencias entre las unidades de cotización, los activos subyacentes, los puntos de entrega y las zonas horarias.

Es importante remarcar que este movimiento estratégico de fijar un nuevo precio de oro es parte de la internacionalización del yuan. La meta de China es aumentar su influencia en los commodities y los mercados mundiales de divisas al tratar de volver al yuan un competidor viable con el dólar americano. Esta medida también podría aumentar el poder de China en el mercado mundial de oro.

Además, después de 3 años de fuertes caídas, el mercado de los metales está mejorando. Hoy (viernes 29 de abril), el oro ha alcanzado su punto más alto en las últimas siete semanas. Sus futuros aumentaron 1.40% a US$ 1,283 la onza, el precio más alto desde el pasado mes de marzo. Este ha subido debido a que la debilidad del dólar y la decisión del Banco de Japón de mantener su política aumentaron la demanda del metal. Este rally también se ha dado en otros metales preciosos, por ejemplo, la plata ganó 2% a US$ 17.56 la onza y está en camino a su mayor alza mensual desde agosto de 2013.

Fuente: Market Data – Financial Times

Como afirma la revista GoldMoney, actualmente China ya ha superado a la India como el mayor productor, importador y consumidor de oro del mundo, pero se encuentra frustrada por tener que depender de un precio en dólares en las transacciones internacionales y cree que su peso en el mercado debería permitirle establecer el precio del oro.

Según Pan Gongsheng, vicegobernador del Banco Popular de China, “el referencial de oro de Shanghai ayudará a mejorar el mecanismo de precios en yuanes y promoverá la internacionalización del mercado del oro chino”.

El nuevo precio de referencia del oro en yuanes por gramo se calculará dos veces al día y estará basado en un contrato de 1 kilogramo de oro con una pureza mínima del 99% que se negociará con los 18 miembros en el Shanghai Gold Exchange, que actuará como contrapartida central de todas las operaciones.

El nuevo punto de referencia puede no ser una amenaza inmediata a Londres, pero los jugadores de la industria afirman que en unos años China podría establecer en forma determinante el precio del metal, especialmente si el yuan se vuelve totalmente convertible.

A pesar de que pueda haber sido necesaria una reforma para incluir a los mercados asiáticos, esta medida por parte de China podría seguir impulsando el eje de la economía global hacia el Asia, lo cual podría dividir y polarizar el mercado, en vez de que el mundo pueda converger hacia una filosofía ‘ganar-ganar’. Lampadia