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Sin hábitos de lectura no alcanzaremos el desarrollo

Sin hábitos de lectura no alcanzaremos el desarrollo

Para seguir creciendo, el Perú necesita ser más competitivo. Para ello es imprescindible mejorar la calificación y educación de nuestros profesionales, técnicos y obreros. Como hemos señalado en repetidas oportunidades, la clave está en la educación. Así lo demuestran las historias de superación de Japón, Corea, Singapur y de vecinos como Chile. Incluso nuestro espectacular desempeño en la última década estuvo acompañado de la formación de cuadros gerenciales y técnicos realizada, en gran medida, por universidades e institutos privados.  La importancia de la educación para el crecimiento ha sido reconocida por importantes grupos empresariales peruanos que han apostado por invertir en este campo decididamente.  Hoy la inversión privada en este rubro asciende al 3% del PBI, el mismo monto que destina el Estado. Por tanto el 6% del producto ya se invierte en Educación. Aún así, los retos son inmensos. Uno de ellos es el escaso hábito de lectura de los peruanos. Un indicador crucial para determinar la  capacidad y potencial de nuestra población.

De acuerdo al Consejo Nacional de Educación (CNE) los peruanos leemos menos de un libro por persona anualmente (el promedio es 0.86). Esta cifra está a contra corriente de la alfabetización. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la tasa de analfabetismo descendió de 10.7 en el 2001 a 6.2% en el 2013. Entre los jóvenes de 15 y 24 años el analfabetismo alcanza solo el 3%, cifra baja, evidentemente, sostiene el especialista Osmar González. Uno de nuestros problemas se encuentra, entonces, en el escaso hábito de lectura.

La última encuesta de Ipsos realizada a Jefes del Hogar en el 2012 reveló que solo el 19% de estos lee un libro completo al año en el Perú. Una cifra que habría descendido respecto a años anteriores (24% el 2010, 25% el 2009).

El Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc, organismo dependiente de la UNESCO) efectuó el 2013 “un estudio comparativo de cada país, sobre el comportamiento y los hábitos de lectura”. Los resultados no pudieron ser más desalentadores. La gran conclusión del informe es que “la mitad de habitantes de América Latina reconoce que no lee libros”. El país con el peor desempeño es México, dónde el 73% de su población no lee. Luego viene el Perú con 65%. Es decir solo el 35% de los peruanos consume libros. Esta cifra está refrendada por un estudio de Arellano Marketing, el cuál halló que un 26% de limeños declaraba que “nunca había leído un libro en su vida” y que solo el 1% de ellos evaluaría la posibilidad de comprarlos.

Que lejana esta situación al mejor de la región: Chile que tiene solo un 20% de no lectores de libros, por encima de incluso de Uruguay (34%), Argentina 45% y Brasil (50%). Chile, también tiene el mayor promedio de lectura de libros al año, 5.4. Le siguen Argentina (4.6), Brasil (4.0), México (2.9) y Colombia (2.0).

Una realidad completamente inversa a la de Japón que ocupa el primer lugar en el hábito de  lectura, según la UNESCO. El 91% de su población está acostumbrada a leer. En Europa los primeros son los suecos (80%), les siguen los finlandeses (75%) y los británicos (74%). El promedio europeo es de 70%. España solo llega al 61%.

Mientras que los japoneses leen en todo lado. Lo hacen en los aviones, en las paradas de autobuses, en los parques… es común ver a un ciudadano japonés con un libro en la mano, un e-book o un ordenador portátil (un japonés leerá en un año entre 46 y 47 libros), los peruanos no lo hacen casi nunca. Salvo diarios. De acuerdo al Cerlalc , el 71% de los peruanos leen periódicos. Eso explica porque en nuestro país se imprime el diario de mayor tiraje hispanoamericano: El Trome, con un millón de ejemplares vendidos diariamente.

El 79% de la población que reside en Lima lee diarios al menos una vez por semana, arrojó un  estudio sobre “Hábitos, usos y actitudes hacia la prensa escrita” efectuado por Ipsos en el 2012. Entre las secciones predilectas por los lectores aparecen la primera página, deportes (en el caso de los hombres), espectáculo (sección preferida por el sexo femenino), así como noticias nacionales e internacionales. Asimismo, el estudio revela que el 32% de los encuestados no ha leído un artículo o columna de algún periodista.

Un diagnóstico alarmante y que lamentablemente es estructural. El gran historiador peruano, director de la Biblioteca Nacional y Ministro de Educación, Jorge Basadre, en Producción Bibliográfica del Perú, 1937-1938, advertía de nuestra escasa producción editorial y casi nulo hábito de lectura. No mucho ha mejorado desde entonces, salvo los niveles de escolaridad y alfabetismo. Nuestra inclinación hacia el libro en cambio, ha variado poco.

“Leer es una creación humana. No es natural, sino una práctica social que cambia en cada momento de la historia, en cada comunidad y en cada contexto, aunque la palabra sea la misma. No es lo mismo lo que hacemos ahora que lo que hacíamos hace cincuenta años o lo que haremos dentro de otros cincuenta”, explica Daniel Cassany, profesor e investigador de Análisis del Discurso de la Universidad Pompeu Fabra y autor de En_línea. Leer y escribir en la red (Anagrama)”, señala El País.

Sí es así, entonces ¿qué debemos hacer para que la lectura se convierta en una práctica social en el Perú?

Primero habría que indicar que la lectura no es un hábito suficientemente reconocido en el país. De alguna manera, el ser estudioso, el ser un lector ávido no es bien valorado. Al contrario hasta se llega a estigmatizar y se hacen burlas de quién lee. Como señala, Álvaro Lasso, director de la editorial Estruendomudo: “En los colegios te hacen ver que la lectura es una cuestión negativa: está esa famosa frase de ‘ándate a leer a la biblioteca de castigo’”. Esta situación debe cambiar dramáticamente. No es casual que los países más lectores sean aquellos en los que el ser estudioso sea sumamente valorado. Mientras no se arregle esta situación será difícil mejorar nuestros índices de lectura.

Es vital que las personas entiendan que la lectura los llevará al éxito y al reconocimiento.

El otro tema tiene que ver con el acceso. Como todo hábito, uno lo desarrolla con más facilidad en la niñez. Si los niños se divierten con la lectura, será difícil que luego se aparten de ella. El papel de las escuelas es crucial, pero también el de los padres, los diarios y la Cámara del Libro. No solo entregando material, sino preparando ediciones en la que los niños encuentren lo que les interesa. Luego poco a poco se debe ir complejizando la lectura. El Plan Lector elaborado por el Ministerio de Educación es una buena iniciativa que debe ser continuada.  

Actualmente, países como México y Brasil han empezado a desarrollar campañas enormes para mejorar sus índices de lectura. Igualmente España, que padece una serie crisis en su industria editorial, reclama una mayor intervención estatal para que ayude a mejorar los hábitos lectores. Allí, El País ha señalado, recientemente, que “una de las grandes deudas de la democracia es no haber incentivado la lectura”. Creemos que, igualmente, esta también es una deuda de la democracia peruana. Una deuda que debe saldarse cuanto antes si deseamos alcanzar el tren del desarrollo. Lampadia