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El éxito de la industria de entretenimiento

El éxito de la industria de entretenimiento

En un contexto actual de desglobalización y persistentes ataques a las ideas de los mercados libres y el libre comercio que acontecen en nuestra región – a propósito de las protestas en Chile – y en las grandes potencias económicas como EEUU y China, se visualiza en los últimos años un sector de los servicios que ha demostrado, en contra de estas tendencias, que es la competencia la que permite empoderar a los consumidores, a través del esfuerzo de los negocios en la innovación por satisfacer sus necesidades insatisfechas.

Como publicó recientemente The Economist en un artículo sobre el desempeño de la industria de entretenimiento, que compartimos líneas abajo: “En total, [el negocio de entretenmiento] ha gastado al menos US$ 650,000 millones en adquisiciones y programación en los últimos cinco años.” Asimismo, agrega: El negocio del entretenimiento está avanzando rápidamente por su propia naturaleza. Tiene pocos activos tangibles, depende de la tecnología para distribuir sus productos y sus clientes anhelan la novedad.”

Es pues la misma naturaleza de economías de escala – provistas por las tecnologías – de empresas como Netflix, Disney, Youtube, Spotify, AT & T-Time Warner, Comcast; y la feroz competencia que las caracteriza, la que ha posibilitado brindar un variado menú de servicios de series televisivas, música y películas a bajos precios y con buena calidad. Y lo mejor es que estas empresas se siguen reformando constantemente para no perder cuota de mercado que conlleva a una mejora continua en los servicios brindados a los usuarios.

Es imperativo rebatir la idea de que los mercados libres y competitivos no pueden mejorar el bienestar del consumidor, difundiendo este tipo de experiencias. Estas tesis esgrimidas desde las izquierdas y muy recientemente desde las derechas populistas con el discurso antiglobalización, no pueden seguir trepando en las mentes de los jóvenes y por ello seguiremos difundiendo las extraordinarias ganancias que sigue proveyendo el capitalismo. Lampadia

Netflix, Disney y la batalla para controlar los globos oculares
¿Quién ganará las guerras mediáticas?

El nuevo servicio de transmisión de Disney y las guerras de los medios

The Economist
14 de noviembre, 2019
Traducida y comentada por Lampadia

EEUU ha visto algunos auges espectaculares de inversión: piense en los ferrocarriles en la década de 1860, la industria automotriz de Detroit en la década de 1940 o el frenesí del fracking en este siglo. Hoy, la última bonanza está en pleno apogeo, pero en lugar de acero y arena, involucra guiones, sonidos, pantallas y celebridades. Esta semana, Disney lanzó un servicio de transmisión que ofrece “Star Wars” y otros éxitos de su vasto catálogo por US$ 6.99 al mes, menos que el costo de un DVD. A medida que el modelo comercial iniciado por Netflix es copiado por docenas de rivales, más de 700 millones de suscriptores ahora transmiten videos en todo el planeta. Aproximadamente tanto dinero en efectivo, más de US$ 100,000 millones este año, se invierte en contenido como lo es en la industria petrolera de EEUU. En total, el negocio del entretenimiento ha gastado al menos US$ 650,000 millones en adquisiciones y programación en los últimos cinco años.

Este atracón es la culminación de 20 años de destrucción creativa. Las nuevas tecnologías e ideas han sacudido la música, los juegos y ahora la televisión. En la actualidad, muchas personas asocian el cambio económico con el deterioro de los niveles de vida: pérdida de empleos, estafas o vivir bajo monopolios virtuales en las redes sociales y de búsqueda. Pero este éxito comercial es un recordatorio de que los mercados dinámicos pueden beneficiar a los consumidores con precios más bajos y mejor calidad. Hasta ahora, el gobierno ha tenido poco que ver con el auge, pero cuando inevitablemente alcanza su punto máximo, el Estado tendrá un papel que desempeñar, asegurando que el mercado se mantenga abierto y vibrante.

El negocio del entretenimiento está avanzando rápidamente por su propia naturaleza. Tiene pocos activos tangibles, depende de la tecnología para distribuir sus productos y sus clientes anhelan la novedad. La aparición del sonido en la década de 1920 consolidó a Hollywood como el centro del negocio mundial del cine. Pero a fines del siglo XX, la industria se había vuelto tan complaciente como un remate en un episodio repetido de “Friends”. Se basaba en tecnologías antiguas: radiodifusión analógica, conexiones lentas a Internet y el almacenamiento de sonidos y visiones en CD, DVD y discos duros. Y el enfoque comercial era estafar a los consumidores cobrando de más por contenido obsoleto empaquetado en paquetes de gran tamaño.

El primer estremecimiento se produjo en la música en 1999, y los servicios de Internet pronto presionaron a firmas de música establecidas como EMI y Warner Music. En televisión, Netflix rompió el molde en 2007 al usar conexiones de banda ancha para vender suscripciones de video, socavando a las empresas de cable. Cuando el teléfono inteligente despegó, adaptó su servicio a dispositivos portátiles. La empresa ha actuado como un catalizador para la competencia, obligando a la vieja guardia a reducir los precios e innovar, y absorbiendo nuevos contendientes. El boom ha visto a escritores estrella pagados como si fueran titanes de Wall Street, enviaron rentas para lotes de estudios de Hollywood a la estratosfera y superaron a los magnates de los medios del siglo XX, incluido Rupert Murdoch, quien vendió gran parte de su imperio a Disney en marzo.

En medio de los escombros y las ofertas, los contornos de un nuevo modelo de negocio se están volviendo claros. Se basa en banda ancha y dispositivos, no en paquetes de cable, y abrumadoramente en suscripciones, no en publicidad. A diferencia de los buscadores o las redes sociales, ninguna empresa de transmisión de televisión y video tiene más del 20% de participación en el mercado por ingresos. Los contendientes incluyen Netflix, Disney, AT & T-Time Warner, Comcast y empresas más pequeñas. También hay tres empresas tecnológicas activas: YouTube (propiedad de Alphabet), Amazon y Apple, aunque su cuota de mercado colectiva aún es pequeña. La industria de la música también está en disputa, con la firma más grande, Spotify, con una participación de mercado del 34% en EEUU.

La interrupción ha creado una ganancia económica inesperada. Considere a los consumidores, primero. Tienen más para elegir a precios más bajos y pueden elegir entre una variedad de servicios de transmisión que cuestan menos de US$ 15 cada uno en comparación con US$ 80 o más por un paquete de cable. El año pasado se realizaron 496 nuevos espectáculos, el doble que en 2010. La calidad también ha aumentado, a juzgar por la cosecha de nominaciones a los Oscar y los Emmy para los programas transmitidos y por la creciente diversidad de la narración. Los trabajadores lo han hecho razonablemente. El número de empleos de entretenimiento, medios, artes y deportes en EEUU ha aumentado un 8% desde 2008 y los salarios han aumentado un quinto. Mientras tanto, los inversores ya no disfrutan de ganancias anormalmente gordas, pero aquellos que respaldaron a las empresas correctas lo han hecho bien. Un dólar invertido en acciones de Viacom hace una década vale 95 centavos hoy. Para Netflix, la cifra es de US$ 37.

Muchos auges se convierten en busto. A diferencia de, digamos, WeWork, la mayoría de las empresas de entretenimiento tienen una estrategia plausible, pero ahora hay demasiado efectivo persiguiendo globos oculares. Netflix está quemando US$ 3,000 millones al año y necesitaría aumentar los precios en un 15% para alcanzar el punto de equilibrio, lo que es complicado cuando hay más de 30 servicios rivales. Espera que sus mercados internacionales de rápido crecimiento creen economías de escala. Además de la saturación, el otro peligro es la deuda. Los acuerdos y los altos gastos han provocado que las empresas de medios estadounidenses acumulen US$ 500,000 millones en préstamos.

Cuando llega la sacudida, la historia ofrece dos ejemplos desalentadores de cómo un auge amigable para el consumidor puede convertirse en un punto muerto. Las telecomunicaciones y las aerolíneas en los EEUU vieron un motín de competencia en la década de 1990 solo para estirarse financieramente y luego reconsolidarse en oligopolios que hoy se conocen por un servicio deficiente y altos precios.

Esta es la razón por la cual el gobierno tiene un papel en mantener competitivo el negocio del entretenimiento. Primero, debe evitar que cualquier empresa, incluidos los gigantes tecnológicos, adquiera una participación dominante en el negocio de contenidos. En segundo lugar, debería exigir a las empresas que poseen las puertas de acceso al contenido, como las empresas de telecomunicaciones o los proveedores de dispositivos como Apple que pueden controlar lo que muestran las pantallas, que tengan una política de acceso abierto y no discriminen a determinadas empresas de contenido. Por último, debe asegurarse de que los suscriptores puedan mover sus datos personales de una empresa a otra, para que no se bloqueen en un servicio.

No pierdas la trama

Pocas personas buscan en Hollywood lecciones de economía. Pero la épica del entretenimiento ha presentado vibrantes mercados de capitales. Las firmas de compra, los mercados de valores y los bonos basura han financiado la reinvención de la industria. Las estrellas han sido empresarios multimillonarios como Reed Hastings, el jefe de Netflix. Y las fronteras abiertas han establecido el escenario, ya que el talento proviene de todo el mundo y la mayoría de los suscriptores de transmisión ahora viven fuera de EEUU. En toda la economía, estos elementos están en riesgo a medida que los políticos y los votantes se desvían del comercio libre y los mercados libres. Para recordar por qué son importantes, enciende la pantalla y presiona reproducir. Lampadia




El rol de las empresas

El rol de las empresas

En el mundo se discute hasta donde debe llegar el rol de las empresas en la sociedad, tal como lo presenta The Economist en el artículo que presentamos líneas abajo. En el Perú lamentablemente, se dificulta el accionar de las empresas y hasta se pretende sustituirlas por empresas públicas mediante un cambio de Constitución.

The Economist comenta que “más de 180 empresarios, incluidos los jefes de Walmart y JPMorgan Chase, anularon tres décadas de ortodoxia para prometer que el propósito de sus empresas ya no era servir solo a sus propietarios, sino también a clientes, personal, proveedores y comunidades”.

Un gran propósito como dice la revista: “eso suena bien, pero el capitalismo colectivo sufre dos trampas: la falta de accountability [responsabilidad y rendición de cuentas] y la falta de dinamismo”. 

“La rendición de cuentas solo funciona si hay competencia. Esto reduce los precios, aumenta la productividad y garantiza que las empresas no puedan mantener durante mucho tiempo ganancias anormalmente altas. Además, alienta a las empresas a anticipar las preferencias cambiantes de los clientes, trabajadores y reguladores, por temor a que un rival llegue primero”.

“De todos modos, la reacción popular e intelectual contra el valor de los accionistas ya está alterando la toma de decisiones corporativas. Los jefes respaldan causas sociales que son populares entre los clientes y el personal. (…) Todo esto presagia un sistema en el que las grandes empresas establecen y persiguen objetivos sociales amplios, no su estrecho interés propio”.

Excelente análisis, pero nadie discute que las empresas privadas son la base de las economías de sus países.

Lamentablemente acá, no queremos tener las cosas claras y siempre estamos discutiendo lo mismo y hasta tropezando con las mismas piedras.

Nuestros políticos populistas, por no decir todos nuestros políticos, se la pasan criticando a las empresas privadas, y con la ayuda, inconsciente e inconsecuente, de los medios de comunicación, han devaluado la imagen de las empresas. Hoy día, en el sector público y en los medios, se mira al sector privado como una suerte de fuerza de invasión extranjera. Veamos la siguiente información de Vox Populi:

En el Perú, el 80% del empleo lo da el sector privado, responde por el 80 a 90% de la inversión y genera el 90% de los recursos fiscales. La salud del sector privado, que es la suma de grandes, medianas y pequeñas empresas, es crucial para el bienestar de la población.

Hoy, gracias a los gobiernos de Humala, PPK y Vizcarra, la inversión privada está deprimida. Lo mismo pasa con la inversión pública.

En la cola del círculo virtuoso de la primera década del siglo, el 2013, la inversión total llegó al 25% del PBI, unos US$ 55,000 millones. Con inversión pública de US$ 12,000 millones, inversión extranjera de otros US$ 12,000 millones y US$ 31,000 millones de inversión de empresas peruanas, en gran medida medianas y pequeñas.

Hoy día la inversión es menor en unos US$ 20,000 millones anuales, una inmensa diferencia que se puede restar directamente a la lucha contra la pobreza.

Veamos el artículo de The Economist sobre el rol de las empresas en los países más ricos. Lampadia

Grandes empresas, accionistas y sociedad
Para qué son las empresas

La competencia, no el corporativismo, es la respuesta a los problemas del capitalismo.

The Economist
22 de Agosto de 2019

A lo largo de Occidente, el capitalismo no funciona tan bien como debería.

  • Los empleos son abundantes, pero el crecimiento es lento
  • La desigualdad es demasiado alta
  • El medio ambiente está sufriendo.

Es de esperar que los gobiernos promulguen reformas para lidiar con esto, pero la política en muchos lugares está estancada o es inestable. ¿Quién, entonces, irá al rescate? Un número creciente de personas piensa que la respuesta es recurrir a las grandes empresas para ayudar a solucionar los problemas económicos y sociales. Incluso los jefes despiadadamente famosos de Estados Unidos están de acuerdo.

Esta semana, más de 180 de ellos, incluidos los jefes de Walmart y JPMorgan Chase, anularon tres décadas de ortodoxia para prometer que el propósito de sus empresas ya no era servir solo a sus propietarios, sino también a clientes, personal, proveedores y comunidades.

Los motivos del CEO son en parte tácticos. Esperan evitar ataques a las grandes empresas desde la izquierda del Partido Demócrata. Pero el cambio también es parte de una agitación en las actitudes hacia los negocios que ocurren en ambos lados del Atlántico. El personal más joven quiere trabajar para empresas que adopten una postura sobre las cuestiones morales y políticas de la época. Los políticos de varios tonos quieren que las empresas traigan empleos e inversiones a sus hogares.

Por bien intencionada que sea, esta nueva forma de capitalismo colectivo terminará haciendo más daño que bien. Se arriesga a afianzar una clase de CEOs inexplicables que carecen de legitimidad. Y es una amenaza para la prosperidad a largo plazo, que es la condición básica para que el capitalismo tenga éxito.

Desde que se otorgó a las empresas responsabilidad limitada en Gran Bretaña y Francia en el siglo XIX, ha habido discusiones sobre lo que la sociedad puede esperar a cambio. En las décadas de 1950 y 1960, Estados Unidos y Europa experimentaron con el capitalismo gerencial, en el cual las empresas gigantes trabajaron con el gobierno y los sindicatos y ofrecieron a los trabajadores seguridad laboral y ventajas. Pero después del estancamiento de la década de 1970, el valor para los accionistas se apoderó, ya que las empresas buscaban maximizar la riqueza de sus propietarios y, en teoría, maximizaban la eficiencia. Los sindicatos declinaron y el valor para los accionistas conquistó América, luego Europa y Japón, donde todavía está ganando terreno. A juzgar por las ganancias, ha triunfado: en Estados Unidos han aumentado del 5% del pib en 1989 al 8% ahora.

Es este marco el que está bajo asalto. Parte del ataque se trata de una disminución percibida en la ética empresarial, desde los banqueros que exigen bonos y rescates al mismo tiempo, hasta la venta de miles de millones de píldoras de opioides a los adictos. Pero la queja principal es que el valor para los accionistas produce malos resultados económicos. Las empresas que cotizan en bolsa están acusadas de una lista de pecados, desde obsesionarse con las ganancias a corto plazo hasta descuidar la inversión, explotar al personal, deprimir los salarios y no pagar las externalidades catastróficas que crean, en particular la contaminación.

No todas estas críticas son correctas. La inversión en Estados Unidos está en línea con los niveles históricos relativos al PBI, y es más alta que en la década de 1960. El horizonte temporal del mercado de valores de Estados Unidos es tan largo como siempre, a juzgar por la parte de su valor derivado de las ganancias a largo plazo. Las empresas Jam-tomorrow como Amazon y Netflix están de moda. Pero algunas de las críticas suenan ciertas. La participación de los trabajadores en el valor que las empresas crean ha disminuido. Los consumidores a menudo obtienen un mal trato y la movilidad social se ha hundido.

De todos modos, la reacción popular e intelectual contra el valor de los accionistas ya está alterando la toma de decisiones corporativas. Los jefes respaldan causas sociales que son populares entre los clientes y el personal. Las empresas están desplegando capital por razones distintas a la eficiencia: Microsoft está financiando $ 500 millones en nuevas viviendas en Seattle. El presidente Donald Trump se jacta de jefes desconcertantes sobre dónde construir fábricas. Algunos políticos esperan ir más allá. Elizabeth Warren, una contendiente demócrata para la Casa Blanca, quiere que las empresas tengan una licencia de constitución federal para que, si abusan de los intereses del personal, los clientes o las comunidades, sus licencias puedan ser revocadas. Todo esto presagia un sistema en el que las grandes empresas establecen y persiguen objetivos sociales amplios, no su estrecho interés propio.

Eso suena bien, pero el capitalismo colectivo sufre dos trampas: la falta de accountability [responsabilidad y rendición de cuentas] y la falta de dinamismo.

Considere accountability primero. No está claro cómo los gerentes deberían saber qué quiere la “sociedad” de sus empresas. Lo más probable es que los políticos, los grupos de campaña y los directores ejecutivos mismos decidan, y que la gente común no tenga voz. En los últimos 20 años, la industria y las finanzas han estado dominadas por grandes empresas, por lo que un pequeño número de líderes empresariales no representativos terminarán con un inmenso poder para establecer objetivos para la sociedad que van mucho más allá de los intereses inmediatos de su empresa.

El segundo problema es el dinamismo. El capitalismo colectivo se aleja del cambio. En un sistema dinámico, las empresas tienen que abandonar al menos algunas partes interesadas: una cantidad debe reducirse para reasignar capital y trabajadores de industrias obsoletas a nuevas. Si, por ejemplo, se aborda el cambio climático, las empresas petroleras enfrentarán enormes recortes de empleos. Los fanáticos de los gigantes corporativos de la era gerencial en la década de 1960 a menudo olvidan que AT&T estafó a los consumidores y que General Motors fabricaba automóviles obsoletos e inseguros. Ambas empresas incorporaron valores sociales que, incluso en ese momento, eran tensos. Fueron protegidos en parte porque cumplieron objetivos sociales más amplios, ya sea trabajos para toda la vida, ciencia de clase mundial o apoyo al tejido de Detroit.

La manera de hacer que el capitalismo funcione mejor para todos no es limitar la responsabilidad y el dinamismo, sino mejorarlos a ambos. Esto requiere que el propósito de las compañías sea establecido por sus dueños, no por ejecutivos o activistas. Algunos pueden obsesionarse con los objetivos a corto plazo y los resultados trimestrales, pero eso generalmente se debe a que están mal administrados. Algunos pueden seleccionar objetivos caritativos, y buena suerte para ellos. Pero la mayoría de los propietarios y empresas optarán por maximizar el valor a largo plazo, ya que es un buen negocio.

También requiere que las empresas se adapten a las preferencias cambiantes de la sociedad. Si los consumidores quieren café de comercio justo, deberían obtenerlo. Si los graduados universitarios evitan las compañías poco éticas, los empleadores tendrán que ponerse en forma. Una buena manera de hacer que las empresas sean más receptivas y responsables sería ampliar la propiedad. La proporción de hogares estadounidenses con exposición al mercado de valores (directamente o mediante fondos) es solo del 50%, y las tenencias están muy sesgadas hacia los ricos. El sistema tributario debería alentar una mayor participación en las acciones. Los beneficiarios finales de los planes de pensiones y los fondos de inversión deberían poder votar en las elecciones empresariales; este poder no debe ser subcontratado a unos pocos barones en la industria de gestión de activos.

La rendición de cuentas solo funciona si hay competencia. Esto reduce los precios, aumenta la productividad y garantiza que las empresas no puedan mantener durante mucho tiempo ganancias anormalmente altas. Además, alienta a las empresas a anticipar las preferencias cambiantes de los clientes, trabajadores y reguladores, por temor a que un rival llegue primero.

Desafortunadamente, desde la década de 1990, la consolidación ha dejado a dos tercios de las industrias en Estados Unidos más concentradas. Mientras tanto, la economía digital parece tender hacia el monopolio. Si las ganancias fueran históricamente normales y los trabajadores del sector privado obtuvieran el beneficio, los salarios serían un 6% más altos. Si echa un vistazo a la lista de los 180 signatarios estadounidenses esta semana, muchos están en industrias que son oligopolios, incluidas tarjetas de crédito, televisión por cable, venta minorista de drogas y aerolíneas, que cobran demasiado a los consumidores y tienen una reputación abismal de servicio al cliente. Como era de esperar, ninguno está interesado en reducir las barreras de entrada.

Por supuesto, una economía sana y competitiva requiere un gobierno efectivo, para hacer cumplir las normas antimonopolio, para acabar con el cabildeo y el amiguismo excesivos de hoy, para abordar el cambio climático. Esa buena política no existe en la actualidad, pero la respuesta no es empoderar a los jefes de las grandes empresas para que actúen como un conveniente sustituto. El mundo occidental necesita innovación, propiedad ampliamente difundida y empresas diversas que se adapten rápidamente a las necesidades de la sociedad. Ese es el tipo de capitalismo realmente ilustrado. Lampadia




El capitalismo necesita modernizarse

El mundo ha evolucionado de manera drástica en las últimas décadas. Los cambios económicos y sociales impulsados por las nuevas tecnologías, el comercio, la demografía o la migración influyen en los resultados de las políticas públicas, incluidas las que afectan a la relación de los Estados con sus poblaciones y los servicios públicos, que deben adaptarse a esas evoluciones ajustando sus políticas e innovando nuevas formas de lograr los objetivos.

El capitalismo nos ha traído muchísimos beneficios. Ha integrado efectivamente los mercados globales y han producido inmensos beneficios para la humanidad en su conjunto, como una gran disminución de la pobreza global y de la desigualdad entre los países más ricos y los más pobres.

Lamentablemente, en los países más ricos como EEUU y Europa, hay una tendencia populista que le está restando legitimidad y aprobación a los beneficios del capitalismo y la globalización. El aumento del apoyo al populismo de derecha en las democracias occidentales ya está alterando la historia, transformando la política y representando una amenaza para las democracias más prestigiosas.

No sin razón según The Economist, “la economía de Estados Unidos se ha convertido en una distopía capitalista; un sistema de extracción por gigantes atrincherados. Europa muestra signos de la misma enfermedad. El creciente proteccionismo y la mayor digitalización pueden empeorar las cosas.”

Según la revista, hay demasiada concentración de mercado y eso está dañando el desarrollo futuro. La competencia, a pesar de lo que dicen los críticos, tiene grandes beneficios como distribuir la riqueza, bajar los precios y brindar mayores opciones de empleo. Aumenta la productividad al presionar a las empresas a crear mejores productos por menos.

Como se puede observar en los gráficos inferiores (y como dice The Economist en el artículo ‘En todo el oeste, las empresas poderosas son cada vez más poderosas’), “si los beneficios en Estados Unidos cayeran a niveles históricamente normales gracias a una mayor competencia, y los trabajadores del sector privado obtuvieran los beneficios, los salarios reales subirían un 6%. Si la competencia también reviviera el crecimiento de la productividad, los salarios podrían aumentar mucho más. Sin competencia, el capitalismo es torpe y favorece a los pocos, no a la mayoría.”

Por lo tanto, lo que propone The Economist es actualizar el capitalismo actual, para lo cual plantea tres reformas:

  1. Los regímenes de datos y propiedad intelectual deben utilizarse para impulsar la innovación, no para proteger a los titulares.
  2. Los gobiernos deben eliminar las barreras al comercio, como las cláusulas de no competencia, los requisitos de licencias ocupacionales y las complejas regulaciones escritas por cabilderos de la industria
  3. Las leyes antimonopolio deben adaptarse al siglo XXI

Según la revista inglesa, esto “Eso podría no detener el auge del populismo. Pero una revolución de la competencia haría mucho para restaurar la fe del público en el capitalismo”.

Ver artículo completo:

Competencia
La próxima revolución capitalista

El poder de mercado está detrás de muchos males económicos. Es hora de restaurar la competencia

The Economist
15 de noviembre, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

El capitalismo ha sufrido una serie de golpes poderosos a su reputación en la última década. El sentido de un sistema preparado para beneficiar a los propietarios de capital a expensas de los trabajadores es profundo. En 2016, una encuesta reveló que más de la mitad de los jóvenes estadounidenses ya no apoyan el capitalismo. Esta pérdida de fe es peligrosa, pero también está justificada. El capitalismo de hoy tiene un problema real, pero no el que a los proteccionistas y populistas les gusta comentar. La vida se ha vuelto demasiado cómoda para algunas empresas en la vieja economía, mientras que, en la nueva economía, las empresas de tecnología han desarrollado rápidamente el poder de mercado. De hecho, se necesita una revolución, una que desate la competencia, obligando a disminuir las ganancias anormalmente altas de hoy y asegurando que la innovación pueda prosperar mañana.

Los países han actuado para impulsar la competencia antes. A comienzos del siglo XX, Estados Unidos rompió los monopolios de los ferrocarriles y la energía. Después de la segunda guerra mundial, Alemania Occidental colocó la creación de mercados competitivos en el centro de su proyecto de construcción nacional. El establecimiento del mercado único europeo, un proyecto promovido por Margaret Thatcher, valoró la apertura de mercados internos a empresas extranjeras dinámicas. Ronald Reagan fomentó la competencia en gran parte de la economía estadounidense.

Hoy se necesita una transformación similar. Desde 1997, la concentración del mercado ha aumentado en dos tercios de las industrias estadounidenses. Una décima parte de la economía está formada por industrias en las que cuatro empresas controlan más de dos tercios del mercado. En una economía saludable, se esperaría que los beneficios se redujeran, pero el flujo de efectivo libre de las empresas es 76% superior a su promedio de 50 años, en relación con el PBI. En Europa la tendencia es similar, aunque menos extrema. La participación de mercado promedio de las cuatro firmas más grandes en cada industria ha aumentado en tres puntos porcentuales desde 2000. En ambos continentes, las empresas dominantes se han vuelto más difíciles de desalojar.

Los involucrados se burlan de la idea de que lo tienen fácil. Sin embargo, los mercados consolidados se vuelven domésticos, y argumentan que la globalización sigue calentando el horno de la competencia. Pero en las industrias que están menos expuestas al comercio, las empresas están obteniendo enormes beneficios. Calculamos que el conjunto global de ganancias anormales es de US$ 660 mil millones, más de dos tercios de los cuales se realizan en Estados Unidos, un tercio de eso en empresas de tecnología.

No todas estas rentas son obvias. Google y Facebook brindan servicios populares sin costo para los consumidores. Pero a través de su control sobre la publicidad, suben sutilmente los costos de otras empresas. Varias industrias de la vieja economía con altos precios y grandes ganancias se esconden debajo de la superficie del comercio: tarjetas de crédito, distribución farmacéutica y verificación de crédito. Cuando el público trata más directamente con los oligopolistas, el problema es más claro. Las aerolíneas protegidas de Estados Unidos cobran más que sus pares europeos y ofrecen un peor servicio. Las empresas de televisión por cable son conocidas por sus altos precios: se estima que el cliente promedio de televisión en Estados Unidos gasta un 44% más hoy que en 2011. En algunos casos, la ira pública abre la puerta a los recién llegados, como Netflix. Con demasiada frecuencia, sin embargo, no lo hace. Los mercados de valores valoran incluso a los participantes amigables con el consumidor, como Netflix y Amazon, como si también se convirtieran en monopolios.

El creciente poder del mercado ayuda a resolver varios enigmas económicos. A pesar de las bajas tasas de interés, las empresas han reinvertido una parte pequeña de sus beneficios extraordinarios. Esto podría deberse a que las barreras a la competencia mantienen fuera incluso a los recién llegados bien financiados. A continuación, desde el cambio de milenio, y particularmente en los Estados Unidos, la participación del trabajo en el PBI ha estado disminuyendo. Los precios monopolísticos pueden haber permitido a las firmas poderosas devorar el poder adquisitivo de los salarios. La participación laboral ha disminuido más rápidamente en industrias con creciente concentración. Un tercer enigma es que el número de nuevos participantes ha estado disminuyendo y el crecimiento de la productividad ha sido débil. Esto también puede explicarse por la falta de presión competitiva para innovar.

Algunos argumentan que la solución a los excesos de capital es reforzar lo laboral. Elizabeth Warren, una posible candidata presidencial estadounidense, quiere poner a más trabajadores en los consejos. El Partido Laborista británico promete la propiedad compartida de los empleados. Y casi todos los de la izquierda quieren revitalizar el poder decreciente de los sindicatos. Hay un rol para los sindicatos en una economía moderna. Pero un retorno al capitalismo al estilo de la década de 1960, en el que los oligopolios ganan grandes márgenes, pero se reparten a los trabajadores bajo la amenaza de huelgas, es algo que se debe evitar. Tolerar los beneficios anormales siempre y cuando se distribuyan de una manera que satisfaga a quienes tienen el poder es una receta para el amiguismo. Las personas privilegiadas favorecidas podrían hacerlo bien: ser testigos de la brecha entre los trabajadores mimados y los extranjeros olvidados en Italia. Pero una economía compuesta por incumbentes cómodos eventualmente verá un colapso en la innovación y por lo tanto un estancamiento en los estándares de vida.

Mucho mejor es deshacerse de rentas en sí mismas. El poder de mercado debe ser atacado de tres maneras. Primero, los regímenes de datos y propiedad intelectual deben utilizarse para impulsar la innovación, no para proteger a los titulares. Eso significa liberar a los usuarios individuales de los servicios de tecnología para que lleven su información a otra parte. También implica exigir que las grandes plataformas concedan licencias de datos masivos anónimos a sus rivales. Las patentes deben ser más cortas y más fáciles de impugnar en los tribunales.

En segundo lugar, los gobiernos deberían derribar las barreras de entrada, como las cláusulas de no competencia, los requisitos de licencias ocupacionales y las complejas regulaciones escritas por cabilderos de la industria. Más del 20% de los trabajadores estadounidenses deben poseer licencias para realizar su trabajo, en comparación con solo el 5% en 1950.

En tercer lugar, las leyes antimonopolio deben adaptarse al siglo XXI. No hay nada de malo en el cometido de los partidarios para promover el bienestar del consumidor. Pero los reguladores deben prestar más atención a la salud general competitiva de los mercados y al rendimiento del capital. Los reguladores de Estados Unidos deberían tener más poderes, como los británicos, para investigar los mercados que se están volviendo disfuncionales. A las grandes empresas tecnológicas les resultará mucho más difícil neutralizar a los potenciales rivales a largo plazo, como lo hizo Facebook cuando adquirió Instagram en 2012 y WhatsApp en 2014.

Estos cambios no resolverán todos los males. Pero si llevaban las ganancias en Estados Unidos a niveles históricamente normales, y los trabajadores del sector privado obtuvieran los beneficios, los salarios reales subirían un 6%. Los consumidores tendrían más opciones. La productividad aumentaría. Eso podría no detener el auge del populismo. Pero una revolución de la competencia haría mucho para restaurar la fe del público en el capitalismo. Lampadia




“De la lucha de clases a la lucha de identidades”

Hoy compartimos otra magnífica entrevista de Cayetana Álvarez de Toledo. En esta ocasión al sicólogo clínico canadiense, Jordan B. Peterson, que retira capa por capa de esa suerte de cebolla que encierra la mitología de nuestros días. Esa construcción intelectual que pretende trastocar la naturaleza de los seres humanos, pero: “La existencia de la naturaleza imposibilita la ingeniería social”.  

Ver anterior entrevista a Steven Pinker: “Los progresistas detestan en progreso”.

“Hay una crisis de la masculinidad porque se culpa a los hombres por el mero hecho de serlo”

Entrevista de Cayetana Álvarez de Toledo a Jordan B. Peterson,
nacido en 1962 en Canadá, es psicólogo clínico, profesor de
sicología en la Universidad de Toronto y activista político

El Mundo de España
13 de febrero, 2018
Glosado por Lampadia

Lo llaman “el intelectual más odiado por la izquierda”, pero es mucho más que eso. Este psicólogo clínico canadiense se ha convertido en una figura de culto entre los ‘millennials’, sobre todo masculinos. Su reciente libro, ‘Doce reglas para la vida’, es un tratado de la responsabilidad frente a la cultura del victimismo. Y Jordan B. Peterson arrasa en ventas.

PREGUNTA: Dalí dijo que “los crustáceos son duros por fuera y blandos por dentro; o sea, lo contrario de los hombres”. Usted también compara a los hombres con las langostas.

RESPUESTA: La izquierda posmoderna y sus guerreras feministas han logrado imponer la idea de que la jerarquía es una construcción social del malvado y corrupto patriarcado occidental. Sepultan la biología bajo su ideología. Niegan la naturaleza para culpar al varón. Es absurdo. Sus ideas no tienen base fáctica alguna. La Biología evolutiva y la Neurociencia demuestran que las jerarquías son increíblemente antiguas. Más que los árboles.

P. Tanto como las langostas.

R. Ya hace 350 millones de años las langostas vivían en jerarquías. Los machos tratan de controlar el territorio y las hembras de seducir a los machos más fuertes y exitosos. Es una estrategia inteligente, que utilizan las hembras de distintas especies, incluida la humana.

P. Somos blandas por fuera y duras por dentro…

R. ¿Son machistas las langostas? Existe un hilo de continuidad entre las estructuras sociales de los animales y los humanos. Nuestro cerebro tiene un mecanismo que opera a base de serotonina: cuanto más elevada nuestra posición en el grupo, emociones más positivas. Las langostas tienen el mismo mecanismo.

P. ¿De dónde viene la idea de la jerarquía como pura construcción social?

R. En parte, del pensamiento de la Ilustración. A muchos intelectuales y filósofos les cuesta asumir las lecciones de la Biología evolutiva: descubrir lo mucho que tenemos en común con los animales, que no todo es cultura o razón… Les escandaliza profundamente.

P. Usted señala sobre todo a la izquierda.

R. La izquierda en general considera que las jerarquías son malas. Es normal: las jerarquías producen ganadores y perdedores. Y ser un perdedor o convivir con perdedores -gente que lucha, pero malvive- es existencialmente doloroso. Además, está demostrado que el exceso de desigualdad genera sociedades inestables. La izquierda tiene derecho a preocuparse. A lo que no tiene derecho -porque es científicamente falso- es a culpar de la desigualdad al capitalismo, a Occidente o al presunto patriarcado. Ocurre también con la riqueza. Dicen: es injusto que la riqueza se distribuya de forma desproporcionada y que pocas personas acumulen la mayor parte.

P. Lo cual es verdad.

R. Pero no es culpa de nadie. Es un fenómeno enraizado en la naturaleza: los que más tienen, más acumulan. Se ve en el tamaño de las ciudades. En las masas de estrellas. En la altura de árboles. [Loa] “econofísicos” (Estudian la Economía a partir de las leyes de la Física), han descubierto cosas fascinantes: las mismas leyes que rigen la distribución del gas en el vacío rigen la distribución del dinero en la economía. El problema de la desigualdad no tiene una explicación simple. Las cosas son complejas. Y la izquierda debe asumir esa complejidad y, a partir de ahí, iniciar una profunda renovación intelectual. La izquierda de hoy es tan previsible. Está tan obsesionada con la identidad, la raza, el género, la victimizaciónLleva más de 30 años de retraso intelectual…

P. Desde que Derrida dijo: la verdad no existe, todo es interpretación.

R. La constatación del fracaso del comunismo, de su criminalidad estructural, fue un shock para la izquierda. Después de Solzhenitsyn ni los más dogmáticos, ¡ni los intelectuales franceses!, pudieron seguir justificando el comunismo. ¿Qué hicieron entonces Derrida y los posmodernos? Una maniobra tramposa y brillante. Sustituyeron el foco del debate: de la lucha de clases a la lucha de identidades.

P. En la que seguimos enredados.

R. La premisa de los posmodernos era correcta: el mundo está sujeto a un número infinito de interpretaciones. Pero variedad no denota viabilidad. Si los posmodernos tuvieran razón, habría cientos de formas distintas de organizarse socialmente. Y no las hay.

P. ¿Y qué sentido tiene negar la naturaleza?

R. Los posmodernos son tercamente ideológicos: fijan un axioma, que puede ser válido, y luego lo aplican indiscriminadamente hasta invalidarlo. Foucault, por ejemplo: todo lo explica en función del poder. No acepta la multicausalidad. El sexo, el hambre, el calor, estatus, el juego, la exploración, la esperanza, el dolor… También influyen.

P. Pero insisto: ¿por qué negar la biología?

R. Por política. En el fondo, la obsesión de los posmodernos con el poder y las relaciones de dominio refleja sus ansias de poder y su afán de dominio. Niegan la biología porque la biología desmiente su idea de que las personas son de plastilina. Y ellos las quieren de plastilina para poder moldearlas. La existencia de la naturaleza imposibilita la ingeniería social. Necesitamos un orden. Sin orden se impone el vacío ético y moral. El relativismo absoluto. El caos.

P. Hablemos del caos. Sus vídeos y conferencias arrasan entre adolescentes y millenials, sobre todo varones. ¿Por qué?

R. Hay una crisis de la masculinidad. La “tóxica masculinidad”, dicen las feministas. Los chicos reciben de la sociedad moderna un mensaje devastador y paralizante. Primero, se les recrimina su agresividad, cuando es innata y esencial a su deseo de competir, de ganar, de ser activamente virtuosos. Luego se les dice que la sociedad es una tiranía falocéntrica corrupta de la que ellos, por supuesto, son culpables de origen por el mero hecho de ser hombres. Y finalmente se les advierte: «No se os ocurra intentar prosperar o avanzar, porque entonces además de culpables seréis cómplices activos de la tiranía feminicida». El resultado es que muchos varones, sobre todo jóvenes, tienen la moral por los suelos. Están empantanados, perdidos. No tienen rumbo ni objetivos.

P. Usted insiste en la diferencia entre poder y competencia.

R. Es esencial. Lo peor que han hecho los posmodernos es propagar la confusión entre poder y competencia, aptitud, habilidad. Las jerarquías no son de dominación sino de competencia. La competencia es más eficaz que el poder puro y duro.

P. El periodista Andrew Sullivan asegura que las relaciones gays son tan “agresivas” como las relaciones heterosexuales. Niega que exista una voluntad de dominio específica del hombre sobre la mujer y advierte contra la idea de guerra de sexos por falsa y peligrosa.

R. Sólo los hombres débiles intentan dominar a las mujeres. Otra lectura imprescindible: Machos demoníacos, de Richard Wrangham. Hay tres géneros de orangutanes: las hembras; los machos dominantes, que cautivan a todas las hembras; y los machos débiles, que morfológicamente parecen adolescentes y que, como no logran aparearse, recurren a la violación. ¡Violan! La lección es evidente: sólo los perdedores recurren al poder para obtener más sexo del que, necesitándolo, pueden alcanzar.

P. ¿Y qué pasa con los perdedores que aun así fracasan en sus propósitos?

R. Para eso existe la monogamia, que está enraizada en la biología y reafirmada culturalmente. Para evitar que los hombres rechazados acaben desarrollando conductas antisociales. En las relaciones humanas también funciona el patrón de distribución de Pareto: pocos hombres acaparan buena parte de las oportunidades sexuales. Esto es malo para los chicos que no ligan, claro. Pero tampoco es bueno para las chicas. Se ve en los campus universitarios americanos más progres, donde en los últimos años se ha producido una caída notable en el número de estudiantes varones precisamente por la presión ideológica. Las probabilidades que tiene una chica de trabar algo parecido a una relación estable son ínfimas. Alguno pensará: “¡Qué suerte para los chicos, el sueño de todo adolescente!” Falso. Porque las relaciones de pareja se convierten en una secuencia infinita de ligues de una noche sin continuidad ni perspectiva ni utilidad en el medio o largo plazo. Es un juego degenerativo, que devalúa a los participantes de ambos lados.

P. Usted denuncia el “intento de feminizar a los hombres”.

R. Hemos pasado de intentar convertir a las mujeres en hombres a intentar convertir a los hombres en mujeres. Y eso no conviene a ninguno de los dos sexos. Tampoco a las mujeres. Las mujeres tienen tanto interés como los hombres en acabar con la crisis de la masculinidad.

P. Explíquelo.

R. Una mujer sensata no quiere un párvulo como pareja. Quiere un hombre. Y si es lista y competente, quiere un hombre incluso más listo y más competente que ella.

P. Veo ya a las feministas radicales rasgándose las túnicas.

Las feministas radicales se equivocan ¡radicalmente! No distinguen entre un hombre competente y un déspota. Su pánico cerval a cualquier exhibición de habilidad masculina es revelador de una pésima experiencia personal. Dicen: “¡Arranquemos a los hombres sus garras y sus colmillos! ¡Socialicémoslos! ¡Hagámoslos blandos, flácidos y femeninos, porque así no podrán hacernos más daño!” Es una manera patológica de contemplar el mundo y las relaciones humanas. Y es también un grave error estratégico. Porque cuando anulas a un hombre, aumentas su amargura y su resentimiento. Lo conviertes en un ser inepto, atormentado, carente de sentido. Y las vidas sin sentido son desdichadas. Y el hombre anulado se enfada. Y entonces sí se vuelve agresivo. El despotismo de los débiles es mucho más peligroso que el despotismo de los fuertes.

P. Usted vincula la crisis de la masculinidad con el auge de la extrema derecha.

R. Cuando las únicas virtudes sociales son lo fofo e inofensivo, la dureza y la dominación se vuelven fascinantes. Mire el fenómeno de Cincuenta sombras de Grey. Seis meses estuve riéndome cuando se publicó. Pensé: ¡Qué apropiado! La cultura entera arde en exigencias de que el hombre envaine las armas y el libro más vendido de la historia es una fantasía sadomasoquista. Es extraordinario. Freud estaría a la vez horrorizado y exultante.

P. Hablemos ahora de las mujeres. Me da la impresión de que existe una brecha entre el discurso de las élites feministas -actrices, políticas ¡y políticos!- y las mujeres de verdad.

R. Claro que hay una brecha. Abismal.

P. ¿Qué quieren de verdad las mujeres de verdad?

R. Lo mismo que querrían los hombres si los hombres fuesen los que paren: desplegar todo su potencial y competencia, pero también tener bebés.

P. ¿En qué proporción?

R. A los 19 años, las mujeres anteponen su carrera a la familia. A los 28, ya no tanto. Es una realidad de la que nadie habla. Salvo algunas mujeres de 37 a 40 años que han desaprovechado la ventana de oportunidad reproductiva y se sienten infelices.

P. Bastaría con que los hombres ayudasen más con los niños.

R. Los hombres están peor configurados que las mujeres para el cuidado de niños de menos de dos años. Esto es así. Podemos aleccionarlos. Pero, ojo: también hay mujeres -inteligentes, fuertes, formadas- que libremente deciden ser ellas las que cuidan de los niños. Lo hacen porque quieren, no porque nadie se lo imponga. Y esa decisión les lleva a tomar otra, previa. Cada hijo exige unos tres años de intensa dedicación. Es mucho tiempo. Y para una madre, causa objetiva de vulnerabilidad. ¿Qué hacen entonces las mujeres? Practican la hipergamia: buscan pareja en el mismo o superior nivel competencial que ellas. Hablemos claro: de igual o más capacidad socioeconómica que ellas. Esto ocurre en todas las culturas. Es una de las revelaciones más notables de la Biología y la Psicología evolutivas. Y en el caso de las mujeres hípercompetentes, es un problema. Cuanto más alto el coeficiente intelectual de una mujer, más baja la probabilidad de que encuentre una pareja estable.

P. Los hombres no se atreven…

R. … Ni a invitarlas a salir. He trabajado durante décadas con abogadas altamente cualificadas. Me contrataban para mejorar su productividad laboral y sus relaciones afectivas. Sus vidas. Lo tenían durísimo para encontrar pareja. Fíjese en este dato del Pew Research Centre. En los últimos 15 años, el interés de las mujeres por el matrimonio ha subido muchísimo. En cambio, el de los hombres se ha desplomado. Una pésima combinación.

P. Quiero preguntarle por la brecha salarial entre hombres y mujeres.

R. Para empezar, es menor de lo que dicen. Los que hacen las estadísticas suelen confundir la media y la mediana. Y la media se desfigura por la existencia de un segmento ínfimo de billonarios, que en su mayoría son hombres.

P. Bien. Pero existe.

R. Sí. Lo que no existe es lo que llaman la brecha salarial “de género”. Es decir, una brecha fruto de un prejuicio machista. Para que el argumento feminista funcione habría que asumir que el empresariado mundial es masoquista, tonto, suicida: “¡Ajá! Les pagamos menos y también las contratamos menos”. Es absurdo. La realidad es que la diferencia salarial tiene unas 20 causas, de las que apenas una sería atribuible al prejuicio.

P. ¿Cuáles son esas causas?

R. La edad es una. La personalidad es otra, muy importante. Y la más importante son los intereses. Un dato contracorriente: las mujeres solteras de menos de 30 años cobran más que los hombres en esa misma franja de edad. La personalidad: las personas agradables cobran menos que las personas desagradables. Les cuesta más pedir un aumento de sueldo. Triste pero cierto. Y resulta que, de media, las mujeres son más agradables que los hombres. Dato científico, eh. Esto produce un ligero sesgo a favor de los hombres, que no es fruto de ningún prejuicio machista; si acaso es una injusticia con las personas amables del sexo que sean. Finalmente, los intereses: a los hombres les interesan más las cosas y a las mujeres, las personas. Y las profesiones relacionadas con las cosas están mejor pagadas que las profesiones relacionadas con las personas. Ingeniero y enfermera. Banquero y maestra.

P. Las mujeres holandesas son las que más trabajan a tiempo parcial. Y eso a pesar de una intensa política de incentivos para que lo hagan a tiempo completo. Parece que les gusta.

R. Es su elección. Incluso para mujeres que no tienen hijos ni quieren tenerlos. Pero nadie lo dice. Unos por ideología. Otros por miedo.

P. ¿Miedo? Se refiere a los sectores liberales y conservadores.

R. Claro. No se atreven a decir nada que contravenga el relato feminista por pánico a ser linchados por la turba.

P. ¿Por qué hay tan pocas mujeres al frente de grandes empresas?

R. Tengo un amigo que dirigía una de las principales empresas tecnológicas de Canadá. No cogió vacaciones en 20 años. Ni un sólo día. Eran [jornadas] de 18 horas. Todo el día en un avión. Ya, en primera clase. Pero lejos de casa. De su familia. En hoteles anónimos. Nada de juerga y tequila. Para vivir así hay que estar configurado de una manera muy particular. Hay gente así, claro. Y la mayoría son hombres. ¿Son mejores? No. Son distintos. Incluso podríamos decir que sus prioridades son peores que las de las mujeres que optan por una vida más equilibrada, trabajando media jornada y cuidando de sus hijos.

P. Susan Pinker cuenta que en la Unión Soviética muchas mujeres estudiaban carreras relacionadas con las Ciencias y en cuanto llegó la democracia, y pudieron escoger libremente, se produjo un trasvase hacia las Humanidades.

Y fíjese en la última gran sorpresa.

P. ¿Cuál?

R. Los países escandinavos han hecho lo imposible por imponer una igualdad formal entre hombres y mujeres. De la cuna hasta la tumba, han eliminado todos los elementos culturales que pudieran condicionar o acentuar las diferencias de género. Hasta los juguetes son neutros. ¿Y qué ha pasado? Exactamente lo contrario de lo previsto: ¡las diferencias de personalidad entre hombres y mujeres se han acentuado! Es un descubrimiento científico impresionante: si erradicas las diferencias culturales, maximizas las diferencias biológicas.

P. ¿Es todo hombre un agresor sexual en potencia?

R. ¡Tanto como la mujer una manipuladora caza-ricos en potencia! En todo individuo existe una capacidad muy elevada de hacer el mal. La pregunta es: ¿por qué se difunden estas ideas sobre los hombres?

P. ¿Por qué?

R. El 95% de los delitos son cometidos por el 5% de la población. La mayoría de esos criminales actúa una o dos veces. Pero existe un pequeño segmento que actúa de forma serial. Depredadores sexuales. Pederastas. Psicópatas que dejan un reguero de víctimas. A partir de ahí, cualquiera puede convertir a todos los hombres en depredadores al manipular la definición de “violencia sexual”. Porque no hay un hombre en el planeta que no haya hecho alguna vez un avance sexual no correspondido. En parte por torpeza o falta de sofisticación. En parte porque no sabía cuál iba a ser la respuesta.

P. Hoy eso basta para forzar la dimisión de un ministro o liquidar la carrera de un actor.

R. La izquierda posmoderna exige a la vez expresión sexual ilimitada, de cualquier gusto o color -ahí está el Orgullo Gay- y seguridad sexual absoluta. A ver cómo cuadran ese círculo. Su última ocurrencia es una maravilla: el consentimiento afirmativo. Cada paso y etapa de un encuentro amoroso o sexual debe quedar debidamente registrado para evitar equívocos. ¡Es tan orwelliano! Sólo un pobre ingenuo de 13 años puede considerar que esto es no ya positivo, sino viable. A veces da la impresión de que nuestra cultura ha sido tomada por gente con graves trastornos de personalidad. Lo digo seriamente. Clínicamente.

P. ¿Cómo definiría el #MeToo?

R. Actrices vestidas de riguroso negro… Eso sí, de forma sexualmente provocadora… Hollywood, quejándose de manipulación sexual… ¡Hollywood, que se erigió literalmente sobre la manipulación sexual! Parece una broma. Pero vamos a hablar en serio. Existe un fenómeno que he visto en mi consulta… A ver, esto podría causarme un problema… Algunas mujeres no saben decir que no. Son mujeres vulnerables o dañadas, que se exponen una y otra vez. Tienen relaciones anómalas, no sólo con los hombres. Una mujer está en casa. Llega el repartidor. Es amable y simpático. Y acaba teniendo con él una relación sexual que no supo cómo evitar y de la que al minuto se arrepiente gravemente. No es culpa suya. Ni del repartidor. Ni de nadie. Es un fenómeno más frecuente de lo que parece y en las universidades se agrava por el consumo de alcohol.

P. La verdad es compleja. Salvo que aceptemos que todas las mujeres, y todos los hombres, por cierto, somos débiles, incapaces de expresar nuestra voluntad y sentimientos, o incluso de jugar con las palabras y los tiempos.

R. Creo que fue Mike Pence el que dijo que no se reuniría a solas con una mujer a puerta cerrada. La gente se escandalizó. A mí me han aconsejado lo mismo cientos de veces. Yo paso, porque me parece ofensivo, para mí y desde luego para las mujeres. Para eso, pongamos una cámara en cada despacho. O mejor aún: impongamos la obligación de que todo encuentro sexual sea grabado y colgado en YouTube, así nadie podrá tener la más mínima duda de que cada fase del acto se desarrolló de forma perfectamente cordial, civilizada y consentida.

P. ¿Qué le pareció el manifiesto de las actrices francesas en respuesta al #MeToo?

R. No lo conozco.

P. Se lo enviaré. Distingue entre el acoso sexual y el derecho a importunar.

R. El derecho a importunar es elemental. Como el derecho a ofender. Se lo dije a la entrevistadora de Channel 4 con la que tuve una discusión, digamos, intensa.

P. Viral.

R. No hay derecho a pensar sin derecho a ofender. Porque nada de lo que yo pueda decir será universalmente aceptado y asumido. ¿Y quién decide qué es ofensivo? Tu interlocutor. ¿Y si hablas con mil personas? Como mínimo una de ellas se ofenderá. ¿Y entonces qué haces? Dejas de hablar. Te limitas a decir obviedades: “este suelo parecería ser de color gris”. Con un agravante: cuando acaba el debate empieza la bronca.

P. ¿Y qué papel juegan los medios?

R. Lo que necesitamos en los medios es pocas personas súperinteligentes dispuestas a decir la verdad. Lo que tenemos son hordas de columnistas de segunda poseídos por el miedo y la ideología. Y pronto dejarán de ser leídos y escuchados.

P. Su libro es un tratado de responsabilidad contra la cultura de la sobreprotección.

R. Otro legado de la progresía: una generación de mimados y quejicas, cero preparados para encarar la vida. Esos padres edípicos, que hacen un pacto con su niño: “No nos abandonarás jamás y a cambio nosotros haremos todo por ti”. Puro egoísmo envuelto en mimos. El resultado es que los niños crecen sin madurar. No tienen sentido de la responsabilidad. Son victimistas. Se vuelven inútiles y acaban resentidos.

P. ¿Y cómo se inculca el sentido de la responsabilidad?

R. Mi mensaje a los jóvenes es sencillo. Espabilad. Dejad de pudriros en casa. Dejad de quejaros y de culpar a los demás. Sed honrados, rectos y disciplinados. Haced algo útil. Asumid vuestra responsabilidad. Buscad sentido a la vida. Haced como las langostas: caminad erguidos con los hombros hacia atrás.

P. Lo que no dicen los políticos.

R. Lo que deberían decir. Porque al mundo le sobran niños. Lo que necesita son hombres adultos.

Lampadia




Europa muestra su arcaica mano regulatoria

Europa muestra su arcaica mano regulatoria

La Unión Europea (UE) impuso una multa récord de US$ 2,700 millones a Google este mes por presuntamente favorecer en su buscador a su servicio de compras por internet en perjuicio de sus competidores, entre ellos varias webs europeas de comercio electrónico. Esta multa marca la culminación de una investigación de siete años por parte de la Comisión Europea sobre las actividades en línea de Google.

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Fuente:  academy.growthx.com

La Comisión afirma que la compañía utilizó su posición como el motor de búsqueda más popular del mundo para promover injustamente su servicio de Google Shopping a expensas de otros sitios web. Los reguladores europeos le han dado al gigante tecnológico 90 días para detener sus actividades ilegales. Si no lo hace, además Google enfrentará multas que ascienderían a aproximadamente US$ 14 millones al día, que es el 5% de su facturación diaria promedio.

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Fuente:  Tschau.ch

La comisaria de Competencia de la UE, Margrethe Vestageraseguró: “Google ha negado a otras empresas la oportunidad de competir en base a sus méritos y de innovar. Y, lo más importante es que negado a los consumidores europeos los beneficios de la competencia, de la elección genuina y de la innovación”.

Por su lado, el vicepresidente de la firma, Kent Walker, respondió que discrepa “respetuosamente” de esta decisión y que el grupo evalúa apelar la multa. “Cuando compras por internet, quieres encontrar lo que buscas de forma rápida y fácil”, defendió Walker. “Y los anunciantes quieren dar a conocer estos productos. Por eso es que Google muestra anuncios de compras, conectando a nuestros usuarios con miles de anunciantes, grandes y pequeños, de modo que resulta útil para ambos”.

Mientras que a Google probablemente no le cause mayor problema pagar la multa (tiene más de 90,000 millones de dólares en caja), el impacto que las restricciones tendrá en su negocio puede ser a largo plazo más que considerable. Y va más allá de Google. Europa…

Y es que los que no pueden innovar, regulan. Google nunca se someterá voluntariamente al régimen regulatorio que la UE está imponiendo, ya que representa un freno a la innovación, en vez de crear una política que promueva e incentive la disrupción en todos los mercados. Google pagará las multas pero, si la UE continúa frenando sus avances, simplemente se retirará del mercado europeo, como ya amenazó en Alemania y España.

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Fuente:  www.europapress.es

No es de sorprender que, hasta la fecha, Europa aún no ha producido más que un par de compañías de Internet de alcance mundial (siendo los más claros ejemplos Soundcloud y Spotify). Y es que el mismo sistema que busca regular a los gigantes de la tecnología crea un ambiente tan regulado que es poco probable que se creen empresas tecnológicas innovadoras.

La lucha con las empresas tecnológicas americanas va más allá de una supuesta ley anti monopolio de Google. Desde Estados Unidos se ha llegado a decir que Europa está celosa por el éxito de las tecnológicas estadounidenses. Parece que nuevamente Estados Unidos y Europa no pueden ponerse de acuerdo en temas regulatorios ni comerciales. Europa es conocida por generar grandes multas y regulaciones rígidas para controlar la forma en que las empresas tecnológicas operan en el viejo continente. Otras víctimas de estas prácticas han sido Facebook, Google, Amazon y Netflix. Aunque las verdaderas víctimas son los propios europeos, que pierden empleos y competitividad. También se llegó a implementar un increíble “impuesto al sol”, por más impresionante que suene. Ver en Lampadia: Un eclipse de la energía solar que desnuda un doble estándar.

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Fuente:  www.politica.com

Toda esta actitud de ‘si no puedo competir te acuso de lo que sea’, de la UE, la expresa sin hipocresía, la danesa Margrethe Vestager, la ‘comisaria de competitividad’ de la UE, que  muestra una tremenda rigidez e inspiración política al referirse a los campeones corporativos estadounidenses, como Apple, Google y Amazon, afirmando: “No vamos a ser duros específicamente con las compañías estadounidenses. Lo que nos importa no es tu bandera. Lo que realmente importa es: si quieres hacer negocios en Europa, debes jugar con las reglas europeas (…) Cuando tenemos un caso, se retiran los específicos y los tecnicismos de la ley y, al final, lo que queda es básicamente igual que Adán y Eva…Se trata de la codicia… O, a veces, miedo”. Ver en Lampadia: Europa ha recibido muchos avisos que debe escuchar

Las normas de la UE ya han llegado a un punto que traban el desarrollo de la región. Como afirma Ian Vasquez en su columna de opinión: El Reino Unido y el futuro de Europa, “La UE empezó como un mercado común y zona de libre comercio. [Pero] Se ha transformado en el tiempo en un gobierno supranacional y burocratizado que centraliza cada vez más poderes y recursos financieros, y emite cada vez más regulaciones que sus 28 diversos miembros tienen que cumplir. Muchas regulaciones son simplemente ridículas”.

Lamentablemente, la UE ha ido recorriendo un camino anti moderno de empoderamiento de la burocracia y la abundancia de normas que asfixian la creatividad. La multa de Google va más allá de un posible reclamo de igualdad de condiciones de competencia. Muestra la debilidad de la UE y su necesidad de reformar sus políticas públicas, empezando por las de competencia, para que sean más acordes con el mundo moderno y la globalización. Lampadia




Apostando por el resurgimiento del fútbol iqueño

Fernando Cillóniz B.
Gobernador Regional de Ica
Ica, 19 de mayo de 2017
Para Correo Ica y Lampadia

Yo tenía 18 años cuando Perú eliminó a Argentina en la mismísima Bombonera, con 2 gloriosos goles de Cachito Ramírez; y 19 cuando le ganamos 3 – 2 a Bulgaria en el Mundial de México 70, luego de ir perdiendo 2 – 0. Tenía 24 años cuando eliminamos a Brasil ¡en su propia cancha! y alzamos la Copa América 75, luego de ganarle a Colombia con gol de Hugo Sotil. En ese entonces el Cholo era estrella del Barcelona de España, al lado de Johan Cruyff… nada menos.

Clasificación a México 70 – Goles de Cachito Ramírez en la Bombonera, Argentina
Victoria sobre Bulgaria en el Mundial de México 70 – La genialidad del Nene Cubillas

Jamás olvidaré la emoción extrema que viví cuando le ganamos a Escocia 3 – 1 en el mundial de Argentina 78, con descollantes actuaciones de César Cueto y Teófilo Cubillas. Y ¡qué decir de la gran victoria sobre la poderosa Francia de Platini – en París – con gol de Juan Carlos Oblitas. Héctor Chumpitaz era – indiscutiblemente – el Capitán de América. Él nos llevó a todos los mundiales; incluido el de España 82 cuando yo ya tenía 31 años.

Victoria sobre Escocia en el Mundial de Argentina 78 – Golazo de Cueto

A lo que quiero llegar, es que los peruanos de mi generación vivimos una juventud pródiga en triunfos futbolísticos de altísimo nivel. Desde los 18 hasta los 31 años – en coincidencia con la generación de oro del fútbol peruano – vi tres mundiales con nuestra selección compitiendo – codo a codo – con los mejores equipos del mundo. Vi a nuestra selección alzando la Copa América. Realmente, nos habíamos acostumbrado a ganar a cualquier rival; sea quien sea… venga de donde venga.

¡Qué vivencia tan contrastante con la de los jóvenes de hoy! Ningún peruano que tenga 35 años – o menos – jamás ha visto al Perú jugar en un mundial de fútbol. Siempre nos quedamos eliminados en las fases clasificatorias. Y con la Copa Mundial Rusia 2018 parece que nos iremos por 9 mundiales consecutivos – 36 años – sin clasificar. ¡Una eternidad!

Por otro lado, nuestra región – lamentablemente – es también parte de esta historia fallida del fútbol peruano de las últimas décadas. ¡Qué pasó con el Octavio Espinosa, que hacía brillar el nombre de Ica en los campeonatos nacionales de fútbol profesional! Hay que ser sinceros con nosotros mismos… el fútbol iqueño también está en crisis.

El Octavio Espinosa mantiene la categoría 

Es hora de cambiar el rumbo de la historia. El Gobierno Regional de Ica se ha propuesto empezar por casa. Hemos decidido promover el fútbol de alta competencia a nivel escolar, bajo la dirección de la Federación Peruana de Fútbol (FPF). Incidiremos en las categorías sub 14 y sub 16. Es decir, la edad precisa para formar a los buenos futbolistas del futuro.

Para ello trabajaremos con la madera que tenemos, que – dicho sea de paso – es excelente. El año pasado ganamos el campeonato nacional Copa Reto Regional 2016 en la categoría sub 14. ¡Gran triunfo! Este campeonato forma parte del plan de masificación del fútbol que conduce Daniel Ahmed, de la Unidad Técnica de Menores de la FPF. La idea es que Ica cuente con un Centro de Alto Rendimiento (CAR) el cual estará ubicado en el Colegio San Luis Gonzaga de nuestra ciudad.

Además de descubrir y formar futbolistas de alto rendimiento, vamos a capacitar a entrenadores y preparadores físicos, para – así – completar el esquema para la promoción integral de nuestro fútbol escolar. A ese respecto, esta semana vendrán a Ica tres de los mejores futbolistas de nuestra historia. Héctor Chumpitaz, Teófilo Cubillas y Juan Carlos Oblitas, quienes darán el “play de honor” de este gran proyecto que marcará el inicio del resurgimiento del fútbol iqueño… y peruano.

Pronto, los iqueños viviremos las alegrías y emociones – que vivimos los peruanos de mi generación – de ver a nuestras selecciones y clubes brillar en los torneos futbolísticos más competitivos del mundo. Y por el lado de nuestros futbolistas, tendremos jóvenes sanos, honestos, orgullosos y con mentalidad ganadora. 

¡Golazo de nuestra Dirección Regional de Educación! Lampadia




Evitemos la profusión legislativa y velemos por la calidad normativa

Evitemos la profusión legislativa y velemos por la calidad normativa

A solicitud de Lampadia hemos recibido del ex-congresista Santiago Fujimori un muy buen análisis sobre los logros de la Comisión Especial que él presidió encargada de derogar las leyes que ya habían perdido vigencia, y sobre la necesidad de cuidar la formación de leyes, sus interfaces y el impacto del conjunto normativo en la sociedad. Fujimori enfatiza además, lo importante que es mantener procesos de depuración de las normas. 

La mencionada Comisión Especial desarrolló una experiencia poco común y hasta contraria a la disfuncional práctica parlamentaria de multiplicar la creación de normas. Esta práctica adolece de múltiples fallas, como son la misma profusión de normas en sí, la falta de análisis de concordancias y contradicciones, la ausencia de un buen análisis costo beneficio, la poco democrática costumbre de no promover la pre-publicación de las normas y su debate previo en la sociedad, la burla a los procesos de doble votación y, esa especie de absurda competencia por producir más proyectos y leyes.

Hace un poco más de un par de meses (09 de junio de 2016), publicamos en Lampadia un análisis sobre ese afán de legislar y legislar, Selva legislativa asfixia e incapacita al Perú, para el cual recogimos las recomendaciones del español José María Ruiz Soroa, que resumía en una potente frase: “No Legislen”. Sin embargo, a juzgar por lo que se viene dando estos días en el Congreso, donde vemos formarse una nueva ola legislativa con las mismas fallas de las anteriores legislaturas,  parecería que los nuevos ‘padres de la patria’ no han registrado la necesidad de brindarnos un conjunto adecuado, suficiente y depurado de normas. .

Es una lástima que no aprendamos ni siquiera de nuestros propios errores. Recientemente, con ocasión del proceso electoral, se hizo evidente la abundancia y mala calidad de las normas que lo regulan. Por ello publicamos El Perú sucumbe a la ‘urdimbre regulatoria’, en el que mostramos que los mismos problemas del proceso electoral, afectaban a las  actividades de los ciudadanos y las empresas.

Por el lado de Fuerza Popular, esperamos que en lugar de competir con las otras fuerzas en generar más normas, propongan al país su idea sobre la ‘Ley del Ocaso’, un ingenioso proceso que permitiría, después de un plazo relativamente corto y del análisis de cada jefe de pliego, hacer una poda legislativa que libere la capacidad de crear valor de nuestros ciudadanos y empresas. 

El artículo de líneas abajo, que presenta un enfoque muy práctico de cómo mejorar la calidad normativa, será incluido  en nuestra biblioteca virtual sobre El Estado del Siglo XXI, donde estamos acopiando diversas recomendaciones sobre las reformas que espera el país. 

El Congreso debe retomar la tarea de depurar leyes no vigentes y debe modernizar procedimientos en la dación de leyes
Entre el 2009 y el 2011 el Congreso redujo el número de leyes casi a la mitad

Por Santiago Fujimori, ex congresista

Para Lampadia

 

El 24 de setiembre de 2009, el Pleno del Congreso de la República conformó la Comisión Especial Multipartidaria Encargada del Ordenamiento Legislativo, con el encargo principal de revisar, depurar, ordenar y sistematizar la legislación emitida por el Parlamento peruano desde 1904 hasta el 31 de diciembre del 2008. El objetivo de este emprendimiento fue  evitar la contaminación legislativa en que se encontraba y que hasta hoy se encuentra inmerso nuestro ordenamiento normativo. También fue tarea de la Comisión Especial proponer las líneas matrices para el logro de una mayor eficiencia de la función legislativa que el Congreso de la República tiene asignadas en su Reglamento.

Los resultados obtenidos por la Comisión Especial son cuantificables y tangibles. Logró la aprobación del Pleno del Congreso de cuatro leyes que significaron la depuración y reducción del ordenamiento jurídico en un 43.7% de las 32,962 normas que lo conformaban al 31 de diciembre de 2008. El detalle se puede apreciar en el siguiente gráfico:

Depuración progresiva del Sistema Normativo Peruano

El  Proceso de Depuración del Sistema Normativo Peruano se inició con la aprobación y promulgación  de la Ley N° 29477, a la que le sucedieron las Leyes  29563, 29629 y  29744. Por medio de estas cuatro normas, el Congreso de la República llegó a declarar la no pertenencia al ordenamiento jurídico vigente  de 14,403 normas, con lo que el sistema normativo peruano quedó reducido, en forma considerable, de 32.962 normas, existentes al 31 de diciembre del 2008, a 18.579 normas, en julio de 2011, tal como se parecía en el siguiente cuadro:

El procedimiento de ejecución de este proceso se iniciaba con la pre-publicación en el Diario Oficial El Peruano del listado de las leyes que iban a ser consideradas como no vigentes. Posteriormente se consultaba a las distintas entidades públicas, privadas y operadores del derecho, a quienes se les otorgaba un plazo razonable para que pudieran pronunciarse con sus aportes, sugerencias u oposiciones. Culminada la etapa de consultas se procedía a presentar el dictamen ante el Pleno para su debate y aprobación. El propósito de este procedimiento era la de adoptar las precauciones debidas para no vulnerar derechos de personas y preservar la seguridad jurídica. Estas precauciones se potenciaban sancionando en la misma ley una “vacatio legis” de 90 días.

La Comisión Especial sólo funciono durante un año y diez meses. Lamentablemente, esta etapa de depuración no pudo ser concluida debido a la culminación del período congresal.

Ahora bien, ¿de qué forma se enteran los abogados sobre las normas retiradas del ordenamiento jurídico? Pues sencillamente recurriendo a las cuatro leyes promulgadas. Este mecanismo arcaico todavía tiene que utilizarse en tanto no se culmine la segunda etapa a la que se le ha denominado de sistematización e informatización del ordenamiento legislativo. La sistematización consiste en identificar las leyes (que queden vigentes) por materias. Este método tiene la ventaja de que se  puede unificar en una sola ley varias leyes sobre una misma materia, pues, como es sabido, en la actualidad existe un sinnúmero de leyes que tratan sobre un mismo tema sin tener en cuenta un sentido orgánico en su tratamiento. En otras palabras tenemos “leyes parches” que complican su aplicación tanto a los operadores como a la ciudadanía en general.

El resultado de la sistematización sería la significativa reducción de normas y un tratamiento orgánico de los temas. Si a esto se le agrega la informatización y se utiliza un software “buscador” tipo google, se ahorraría gran cantidad de horas hombre en nuestro país.

Pero, paralelamente es imprescindible, con el propósito de prevenir que a futuro nuevamente nos encontremos inmersos en una sobreproducción y contaminación legales, iniciar una revisión y modificación de los diversos artículos del Reglamento del Congreso que tratan sobre los requisitos que se debe exigir a la formulación de un proyecto de ley.

Por ejemplo, es absolutamente necesario que se exija el estudio de impacto legislativo para determinar las leyes que tratan la materia del proyecto, las modificaciones o derogatorias. Con este requisito se eliminaría definitivamente aquel clásico articulo final “derogase todo lo que se oponga a la presente ley”. La utilización de esta frase equivale a trasladar al ciudadano el trabajo de hacer el estudio que el Congreso no ha realizado.

El otro requisito es el del estudio costo beneficio que, lamentablemente, en el Congreso lo han desfigurado totalmente con la frase “el presente proyecto de ley no irroga  gasto al Estado”, como si la dación de una Ley no tuviera costo beneficio para los ciudadanos. Hay que tener presente que toda  Ley va a beneficiar o afectar a los ciudadanos.

Finalmente, el trabajo del Congreso no debe culminar con la aprobación y promulgación de una Ley. Debería existir dentro de la institución una comisión o algún departamento especializado que se encargue de efectuar el seguimiento de la Ley. Es decir, si la aplicación de la Ley está produciendo efectos queridos o no queridos, se adecua a la realidad social o simplemente no se está aplicando.

La función legislativa es una de las tres tareas del Congreso y en la actualidad su cumplimiento deja mucho que desear. Es necesario modernizar conceptos y procedimientos.

Lampadia




La nueva división política no es entre izquierda y derecha, sino abierta-o-cerrada

En una reciente publicación de The Economist, se enmarcan las nuevas tendencias de la política global: ya no es la izquierda contra la derecha, ahora son los abiertos contra los cerrados, los que quieren construir puentes versus los que quieren levantar muros.

Un grupo, llamados los que ‘levantan muros’ está en contra de los inmigrantes, a favor del cierre de las fronteras, aboga por el proteccionismo, y teme a la competencia (una fusión típica entre el colectivismo izquierda y derecha), mientras que el otro grupo, quienes ‘abren puentes’, es pro apertura de las fronteras, está a favor del libre comercio, de la competencia y en contra del proteccionismo.

Los ‘levanta muros’ abogan y alimentan el miedo – miedo a los inmigrantes y a la competencia extranjera que, según ellos, se llevan los empleos domésticos, el miedo de la globalización, y el miedo del terrorismo (llevado a cabo por, obviamente, inmigrantes). Este grupo representa a los supuestos ‘perdedores’ de la globalización, los trabajadores poco cualificados que perdieron sus puestos de trabajo, así como las clases medias cansadas ​​de una creciente desigualdad y de la disminución de la movilidad social. Perdieron su creencia en un mundo justo y meritocrático, y se han inclinado hacia un extremo.

Los ‘abre puentes’ les dan la bienvenida a los inmigrantes, abogan por la globalización y destacan sus ventajas y beneficios a largo plazo. Son apoyados por los expertos y las élites actuales.

Hasta ahora, en la mayoría de los países europeos, estos radicalismos extremos todavía están en lados opuestos del antiguo espectro político izquierda-derecha (por ejemplo, Syriza y Amanecer Dorado en Grecia, la AFD y Die Linke en Alemania, Frente Nacional y los comunistas en Francia, etc.). Sin embargo, en algunos países se están fusionando. Polonia es un buen ejemplo. Su partido Ley y Justicia sirvió de inspiración para uno de los artículos de The Economist (Constuyendo Puentes):

¿Es el gobierno de Polonia de derecha o de izquierda? Sus líderes veneran a la iglesia católica, se comprometen a proteger a los polacos del terrorismo al no aceptar ningún refugiado musulmán y fulminan contra la “ideología de género” (se refieren a la idea de que los hombres pueden convertirse en mujeres o casarse con otros hombres). Sin embargo, el partido gobernante, Ley y Justicia, también arremete contra los bancos y las empresas de propiedad extranjera, y quiere reducir la edad de jubilación a pesar de tener una población que envejece rápidamente. Ofrece folletos para mejorar el manejo del presupuesto a los padres que tienen más de un hijo. Esto será pagado en parte con un impuesto sobre los grandes supermercados, que insisten en que (de alguna manera) no aumentarán el precio de los alimentos.”

Marine Le Pen de Francia es un ejemplo parecido, como lo es Victor Orban en Hungría. El ejemplo más claro, sin embargo, es el de EEUU. Donald Trump, un multimillonario anti-sistema (una paradoja política), con un punto de vista anti-globalización y sin conocimiento elemental de la política exterior, se convirtió en un candidato de un partido que siempre se diferenció de los demócratas por su apoyo al libre comercio y una fuerte presencia global.

La lista de estos desarrollos es interminable, lo único en común es que todos representan una extraña mezcla de políticas económicas tradicionalmente de izquierda, envueltas en un nacionalismo de derecha. También se puede argumentar que el Brexit ha alineado tanto a los votantes de extrema derecha (opuestos a la inmigración) como a los votantes de extrema izquierda (que se oponen al libre mercado que se hace más necesario para Europa). 

¿Cómo podemos explicar esta explosión de tendencias pro cierre de las fronteras, anti-inmigración, anti-globalización, proteccionismo y nacionalismo? The Economist lo resume (traducido y glosado por Lampadia):

“El éxito de los ‘levanta muros’ en muchos países es impulsado por varios factores subyacentes. Los dos principales son la dislocación económica y el cambio demográfico.

La primera es económica. Alrededor de 65-70% de los hogares en los países ricos vio un declive o un estancamiento en sus ingresos reales entre los años 2005 y 2014, dice el McKinsey Global Institute, un centro de estudios. Si se incluyen los efectos de la reducción de impuestos y transferencias del gobierno, el panorama es menos severo: sólo el 20-25% de los hogares vio caer sus ingresos. No obstante, está claro que muchos de los trabajadores menos calificados en los países ricos se sienten muy presionados. Entre los votantes que respaldaron el Brexit, la proporción que piensan que la vida es peor ahora que hace 30 años fue 16% mayor que la proporción de los que piensan que es mejor. Un abrumador 69% de los estadounidenses creen que su país va por el camino equivocado, de acuerdo con RealClearPolitics; solo el 23% piensa que está en la dirección correcta.

Muchos culpan a la globalización por su situación económica. A pesar de que el comercio ha mejorado la situación económica de la mayoría de los países y personas, sus beneficios se han extendido de forma desigual. Para muchos trabajadores de cuello azul en los países ricos, los beneficios de mejores productos a un mejor precio han sido superados por la pérdida de empleos en las industrias no competitivas. La inseguridad económica hace que otros miedos luzcan más grandes. A pesar de que los buenos empleos son abundantes, algunas personas culpan a los inmigrantes por su desempleo. De ahí surge la brecha entre la gente con educación universitaria, que se sienten seguros de su capacidad para hacer frente al cambio, y los menos educados, que no lo logran.

(…)

La segunda fuerza que impulsa estas sensaciones es el cambio demográfico. Los países ricos de hoy son las sociedades menos fértiles que nunca. En 33 de los 35 países de la OCDE, nacen muy pocos bebés para mantener una población estable. A medida que la cifra de los hijos de los nativos se encoge, los inmigrantes de los lugares más pobres se mudan a cubrir los vacíos. La migración en gran escala es aceptada por algunos nativos, pero otros lo encontrarán inadecuado.

Esto no los hace racistas. Como el periodista Jonathan Haidt señala en el American Interest, una revista trimestral, los patriotas “piensan que su país y su cultura son únicos y digno de ser preservados”. Sostiene que la inmigración no tiende a provocar una discordia social si se da en una escala modesta, o si los inmigrantes se asimilan rápidamente. Pero, históricamente, cada vez que un país tiene altos niveles de inmigración de países con costumbres muy diferentes y sin un programa de asimilación fuerte y exitoso, una contra-reacción autoritaria será inevitable.

The Economist está en lo correcto. Existe una nueva división política y traerá consecuencias. Los debates tradicionales liberal-conservadores (reducir los impuestos vs. el incremento del gasto, austeridad vs. estímulo fiscal) todavía existen, pero están siendo sustituidos por debates más dominantes de inmigración y globalización. La extrema izquierda y la extrema derecha están uniendo fuerzas contra los pro mercado. Esto está sucediendo claramente en Europa y no debe tomarse a la ligera.

La conclusión del artículo es positiva. Se hace hincapié en que las generaciones más jóvenes tienen una mentalidad mucho más abierta y, por tanto, son mucho menos propensos a estar en el lado de los perdedores de la globalización, lo que significa que dentro de 10 años, cuando los votantes más jóvenes maduren y hagan pleno uso de sus oportunidades globales, el radicalismo será derrotado de nuevo. Sin embargo, mientras tanto se hará mucho daño. 

Lampadia

 

La globalización y la política

La nueva división política

Adiós, izquierda versus derecha

Lo que importa ahora es ‘abierto o cerrado’

Por The Economist

Publicado el 30 de julio de 2016

Traducido y glosado por Lampadia

Como teatro político, las convenciones de los partidos de Estados Unidos no tienen paralelo. Los activistas de derecha e izquierda convergen para elegir a sus candidatos y celebrar el conservadurismo (republicano) y el progresismo (demócrata). Pero este año fue diferente, y no sólo porque Hillary Clinton se convirtió en la primera mujer en ser nominada a la presidencia por un partido importante. Las convenciones pusieron en relieve una nueva línea divisoria de la política: no entre izquierda y derecha, sino entre abierto y cerrado. Donald Trump, el candidato republicano, resumió uno de los lados de esta brecha con su habitual concisión. “Americanismo, no globalismo, será nuestro credo“, declaró. Pero sus diatribas anti-comerciales, también fueron repetidas por el sector de Bernie Sanders en el Partido Demócrata.

EEUU no está solo. En toda Europa, los políticos de moda son los que argumentan que el mundo es un lugar desagradable, amenazante, y que las naciones sabias deben construir muros para mantenerlo fuera. Estos argumentos han ayudado a elegir a un gobierno ultranacionalista en Hungría y un polaco que ofrece una mezcla trumpiana de xenofobia con desprecio por las normas constitucionales. Los partidos populistas y autoritarios europeos de derecha o izquierda disfrutan ahora de casi el doble de apoyo del que tenían en el año 2000, y ya están en el gobierno o en una coalición de gobierno en nueve países. Hasta el momento, la decisión británica de abandonar la Unión Europea ha sido la victoria más importante de los anti-globalistas: el voto en junio sobre abandonar el club de libre comercio más exitoso del mundo fue ganado al complacer cínicamente los instintos insulares de los votantes, partiendo en dos a los principales partidos.

A diario aparecen noticias que fortalecen el mensaje de los anti-globalizadores. El aumento de la sensación de inseguridad da lugar a nuevas victorias electorales para dirigentes favorables a un mundo cerrado. Este es el riesgo más grave para el mundo libre desde el comunismo. Nada importa más que pararlo.

Muros más altos, peores niveles de vida

Empecemos por recordar lo que está en juego. El sistema multilateral de instituciones, normas y alianzas, liderado por los EEUU, impulsó la prosperidad mundial por siete décadas. Permitió la reconstrucción de la Europa en la posguerra, se deshizo el mundo cerrado del comunismo soviético y, mediante la conexión de China a la economía mundial, trajo la mayor reducción de pobreza de la historia.

Un mundo de constructores de muros sería más pobre y más peligroso. Si Europa se divide en trozos enfrentados y América se refugia en el aislacionismo, el vacío será llenado por poderes menos benignos. La afirmación de Trump de que quizá no defendería a los aliados de EEUU bálticos si fuesen amenazados por Rusia es incomprensiblemente irresponsable. América ha jurado tratar un ataque a cualquier miembro de la alianza de la OTAN como si fuera un ataque contra todos. Si Trump puede despreocupadamente deshonrar un tratado, ¿por qué un aliado de confianza confiaría  nuevamente en los EEUU? Sin ni siquiera haber sido elegido, él ha alentado a los pendencieros del mundo. No es de extrañar que Vladimir Putin lo apoye. Aún así, que Trump inste a Rusia a que siga pirateando los correos del partido Demócrata es indignante.

Los constructores de muros ya han hecho un gran daño. Gran Bretaña parece estar dirigiéndose hacia una recesión, gracias al Brexit. La Unión Europea se tambalea: si Francia eligiese a la nacionalista Marine Le Pen como presidente el próximo año y luego siguiera la senda de salida inaugurada por Gran Bretaña, la UE podría colapsar. Trump ha chupado la confianza de las instituciones globales como sus casinos chupan dinero de los bolsillos de los jugadores. Con un posible presidente de la mayor economía del mundo amenazando con bloquear nuevos acuerdos comerciales, descartar los existentes y retirarse de la Organización Mundial del Comercio si no consigue lo que busca, ninguna empresa que comercie en el extranjero puede llegar a 2017 con ecuanimidad.

En defensa de la apertura

La lucha contra los constructores de muros requerirá una retórica más fuerte, políticas más audaces y tácticas más inteligentes. En primer lugar, la retórica. Los defensores del orden mundial abierto necesitan defender su postura de forma más clara. Deben recordar a los votantes por qué la OTAN es importante para los EEUU,  por qué la Unión Europea es vital para Europa, cómo la apertura comercial y la apertura al exterior enriquecen a las sociedades, y por qué luchar contra el terrorismo con eficacia exige cooperación. Se están replegando demasiados amigos de la globalización, musitando acerca de un “nacionalismo responsable”. Sólo un puñado de políticos -Justin Trudeau en Canadá, Emmanuel Macron en Francia- son lo suficientemente valientes para defender la apertura. Los que creen en ella deben luchar para defenderla.

También deben darse cuenta, sin embargo, en dónde se necesita mejor la globalización. El comercio crea muchos perdedores, y una inmigración acelerada puede perturbar a las comunidades. Pero la mejor manera de abordar estos problemas no es creando barreras. Es idear estrategias políticas que preserven los beneficios de la apertura al mismo tiempo que alivien sus efectos secundarios. Dejemos que los bienes y las inversiones fluyan libremente, pero reforcemos la red de seguridad social para ofrecer apoyo y nuevas oportunidades a aquellos cuyos trabajos son destruidos. Para gestionar mejor los flujos inmigratorios, invirtamos en infraestructura pública, aseguremos que los inmigrantes trabajen, y permitamos la  aplicación de normas que limiten los aumentos repentinos del número de personas (al igual que las normas comerciales globales permiten a los países limitar los aumentos repentinos de importaciones). Pero no equiparemos la gestión de la globalización con el abandono de la misma.

En cuanto a las tácticas, la pregunta a los partidarios de la apertura, que se encuentran en ambos lados de la tradicional divisoria partidista de izquierda y derecha, es cómo ganar. El mejor enfoque posible es  diferente según cada país. En los Países Bajos y Suecia, los partidos de centro se han unido para bloquear a los nacionalistas. Una alianza similar derrotó a Jean-Marie Le Pen, del Frente Nacional, en la segunda vuelta por la presidencia de Francia en 2002, y puede ser necesaria para derrotar a su hija en 2017.  La Gran Bretaña sin embargo, puede que necesite a un nuevo partido de centro.

En Estados Unidos, donde lo más importante está en juego, la respuesta debe venir desde las propias estructuras partidistas. Los republicanos que están comprometidos en derrotar a los anti-globalización deben taparse la nariz y apoyar a Clinton. Y la propia señora Clinton, ahora que se ha ganado la nominación, debe convertirse en campeona de la apertura, con claridad, en lugar de titubear. Su elección de Tim Kaine, un globalista de habla española, como su compañero de fórmula, es una buena señal. Sin embargo, las encuestas todavía muestran resultados muy estrechos. El futuro del orden mundial liberal depende de que ella tenga éxito.

Lampadia




El Espíritu Olímpico está por encima de nuestras diferencias

Los Juegos Olímpicos son seguramente los momentos más sublimes de la humanidad. En ellos se olvidan las diferencias, las ofensas y las agresiones. Es el paréntesis de vida más exultante en el que solo se lucen nuestras mejores virtudes, representadas en el espíritu olímpico.

En los últimos años se han multiplicado los conflictos, las diferencias y la angustia sobre el devenir de muchas naciones de la tierra. Brasil atraviesa por una de sus peores crisis históricas en múltiples planos. Sin embargo, durante estos días de los Juegos Olímpicos, nada de ello ha aflorado. Los problemas están guardados en cajoncitos (como los de Napoleón Bonaparte), cada uno en un cajón, esperando otro momento para verse. Éstos son días de entusiasmo,  alegría y de la superación de todos nosotros. ¡Vivan las Olimpiadas! ¡Viva el Espíritu Olímpico! ¡Bravo Río de Janeiro!  

El pebetero es la gran antorcha de la humanidad, un fuego que ilumina

Los Juegos Olímpicos inspiran los mejores logros del deportivismo, así como momentos históricos que rompen con la adversidad. Son el centro de atención global durante dos semanas cada cuatro años. Los primeros Juegos Olímpicos se remontan al año 776 AC y fueron organizados en honor a los dioses olímpicos y se celebraba en la ciudad de Olimpia, en Grecia.

Para los deportistas, este es un momento muy emocional ya que es la culminación dedicación y duro trabajo, además de grandes sacrificios personales, durante por lo menos cuatro años.  Pero los Juegos Olímpicos van más allá de eso, ya que no sólo atraen a los mejores atletas de cada país, sino que también unen a los espectadores y aficionados. El mundo entero observa y comparte el mismo evento, con el mismo espíritu.

La bandera olímpica llevada por el ‘Equipo de Refugiados’

Esto nos lleva al significado de la bandera y anillos olímpicos. Los cinco anillos representan a los cinco continentes que se entrelazan entre sí para representar la universalidad del olimpismo y la reunión de los atletas de todo el mundo durante los Juegos. El Museo Olímpico también explica que los cinco anillos de colores se ponen en una bandera blanca porque los seis colores, que son de color azul, amarillo, negro, verde, rojo y blanco, en su conjunto, representan a todas las naciones. Ningún anillo representa un continente en particular, más bien, la idea detrás de la bandera es que contiene todos los colores que aparecen en las banderas nacionales de todo el mundo, simbolizando la unidad y e integración de todos los países. Esa es la idea principal de los Juegos Olímpicos: unir a todas las naciones en un solo lugar y un solo espíritu.

El verdadero espíritu de las olimpiadas queda claro en la felicidad mostrada en el rostro de todas las participantes, sin importar su puesto tras la carrera.

En palabras de Barack Obama: “El ideal olímpico de todos los países es enviar a los mejores para competir en un espíritu de buena voluntad –sí, no van a acabar con las guerras, no van a eliminar la pobreza o alguna de las tragedias que vemos todos los días- pero construye una sensación de humanidad común, una sensación de empatía”.

Líneas abajo compartimos historias inspiradoras de algunos de los participantes en estas Olimpiadas Rio2016.

Simone Biles (Gimnasia, EEUU)

Con 19 años y 1.45m de altura, la biografía de Biles se acopla perfectamente al modelo del sueño americano: Biles tenía sólo tres años cuando los servicios sociales de Columbus, Ohio, tuvieron que intervenir para rescatar a cuatro hijos de Shanon Biles, que estaba inmersa en la droga y el alcoholismo. Las autoridades le quitaron a su madre la custodia de sus niños. Shanon fue adoptada por su abuelo y su mujer. Comenzó a practicar la gimnasia en Texas a los 6 años. Poco tiempo después, un entrenador descubrió su talento y la encaminó hacia un entrenamiento serio. 

A los 15 años Biles abandonó la escuela pública y continuó en casa sus estudios de bachillerato, para dedicar más tiempo a la gimnasia. Se graduó en 2015, siendo ya doble campeona mundial. Un año después ya suma, entre las distintas disciplinas, diez títulos mundiales.

En Río no hay nadie que se le acerque. Este jueves consiguió su tercera medalla de oro en Río al imponerse en la final individual femenina de gimnasia artística con un puntaje de 62.198 y por un asombroso margen de 2.1 puntos, el mayor registrado en los juegos.

Julius Yego (Lanzamiento de Jabalina, Kenia)

La historia de Julius Yego es una historia única: este atleta olímpico aprendió a lanzar la jabalina con tutoriales de YouTube. Con diez años de edad, este joven se fabricaba sus propias jabalinas con palos que encontraba en el suelo. A falta de entrenadores con capacidad que lo guiaran en lo que se convertiría en su pasión, Yego se convirtió en autodidacta y mejoraba su técnica con videos de Youtube. Julius miraba los mejores clips de Jan Zelezny y Andreas Thorkildsen, hombres que tienen el récord mundial y record olímpico de la especialidad, de manera respectiva. Veía los videos, memorizaba las técnicas y movimientos y salía a lanzar su  jabalina artesanal. Una y otra vez y otra vez y otra vez.

De esta forma se ganó el nombre de “Mr. YouTube Man”, luego de coronarse como el primer keniano que gana el Campeonato Africano, en 2011. Después de su triunfo, la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) le hizo una invitación para realizar un campamento en Finlandia y convertirse en uno de los mejores lanzadores de jabalina del mundo. Julius no se volvió uno de los mejores, sino el mejor del planeta.

Cuatro años después ganó la medalla de oro en el Campeonato Mundial que se celebró en Beijing. Y desde entonces, comenzó a ganar todo: Los Juegos de África, los de la Commonwealth y el mundial de Atletismo. Ahora busca lograr el oro en las olimpiadas de Río 2016.

Un equipo olímpico de los refugiados

El Comité Olímpico Internacional anunció la creación, por primera vez, de un equipo de atletas refugiados que competirían en representación de la bandera olímpica. Este equipo estará formado por 10 atletas: dos nadadores sirios, dos judocas de la República Democrática del Congo, un maratonista de Etiopía y cinco corredores de media distancia de Sudán del Sur.

Vivimos días en el que casi 60 millones de personas se han visto obligadas a escapar de sus lugares de origen y buscar refugio en otros países, esta iniciativa nace como un tributo a su lucha, sufrimiento y coraje, valores sin duda necesarios para participar en una de las competiciones más duras del mundo y que este grupo de refugiados ya han demostrado poseer sobremanera al superar sus difíciles circunstancias vitales.

El denominado #TeamRefugees no representa a ningún país, sino que representa la capacidad del ser humano para superar las condiciones más duras y adversas.

Esta ceremonia olímpica ha puesto el foco de la atención mundial en una construcción simbólica de un mundo globalizado e integrado que sabe competir en paz, en el que se transmiten mensajes positivos, sin huellas de conflictos y donde se exalta lo mejor del espíritu humano. Ésta es la gran virtud de esta mítica convocatoria que nació en Grecia hace 2,792 años y, que ahora cumple como siempre su función inspiradora y unificadora de un mundo más global pero menos integrado

Lampadia

Líneas abajo compartimos algunas imágenes significativas del espíritu unificador e inspirador de las Olimpiadas:

La bandera del Perú presente en la premiación de natación
Todas las atletas festejan, ganadoras y perdedoras del heptatlón femenino
El velocista jamaiquino Usain Bolt clasificando con holgura para su tercer oro en 100 mts. planos
Fuente: Financial Times
Michael Phelps, el gran astro de las olimpiadas con sus 23 medallas de oro, y sus compañeros de equipo, se despiden con un vistoso “Gracias Rio”
La favorita, Ennis Hill (GB), luego de perder la medalla de oro en heptatlón saluda feliz 

 




Bedoya Reyes nos regala la sabiduría de su liderazgo

El ínclito, Don Luis Bedoya Reyes, a sus 97 años, nos regaló la semana pasada certeras pinceladas de su sabiduría en la entrevista que sostuvo con Jaime de Althaus en La Hora N.

Don Luis es, lamentablemente, una ‘especie’ en extinción, la de los ‘políticos de vocación’. Aquellos que siempre han antepuesto su compromiso cívico, su sacrificio personal y su vocación de renuncia para dejar espacio a objetivos nacionales que iban más allá de sus intereses personales y de grupo.

Don Luis es un ejemplo que debemos seguir y rescatar como el modelo de los políticos que debemos formar sin distinción de color, porque, cuando se actúa como lo ha hecho él, todos los colores suman al bienestar de la patria.

Líneas abajo compartimos con ustedes el video de la entrevista y la transcripción de Canal N.  

Ver entrevista en el siguiente link:

https://www.youtube.com/watch?v=RsAEDU845Bo

El también ex alcalde de Lima consideró que PPK tuvo el mismo error que Mario Vargas Llosa cuando en los noventas subestimó a un entonces poco conocido Alberto Fujimori

Llamó a la reflexión a ambos candidatos y resaltó que “uno no podrá gobernar sin el otro”

Luis Bedoya Reyes, el líder histórico del Partido Popular Cristiano (PPC), habló en La Hora N sobre sus proyecciones y críticas respecto a la coyuntura política, con miras a la segunda vuelta presidencial que tiene como protagonistas a Keiko Fujimori (Fuerza Popular) y Pedro Pablo Kuczynski (PPK). 

El también ex alcalde de Lima consideró que PPK tuvo el mismo error que Mario Vargas Llosa cuando en los noventas subestimó a un entonces poco conocido Alberto Fujimori.

“Creo que sus asesores midieron mal los inicios, partieron del principio de que PPK podría limpiarse del obstáculo Keiko por la distancia de conocimientos (…) si bien en la primera vuelta hubo pelea y competencia en la segunda este era un pase tranquilo: profundo error, el mismo que se cometió con su padre y Vargas Llosa”, sostuvo también llamado ‘Tucán’. 

Además resaltó que PPK tiene cuadros políticos que servirían en su eventual gestión presidencial como buenos ministros, “pero cada uno independientemente libre en su línea, se olvida que no se puede gobernar con siete caballos que corren por su cuenta”. En ese sentido resaltó a Fuerza Popular.

“Keiko tiene un partido organizado, PPK navega entregándose entero sin ninguna visión de futuro, siendo la cabeza de un equipo que no sabe cómo va a vivir el día que desaparezca o cuando termine su gobierno o si es que no se divide, la carencia de un quipo le quita fortaleza al gobernante”, consideró. 

Por otro lado, el experimentado político criticó los puyazos que se lanzaron ambos candidatos durante el primer debate realizado en Piura, en ese sentido pidió a ambos políticos tomar conciencia de que no podrán gobernar distanciados, al margen de quien resulte vencedor en esta lid democrática. 

“Levantar acusaciones casi siempre oprobiosa con gente que ya no escucha la respuesta, sino que queda con el ataque y cuando está vinculado a la moral de la gente, es una acusación muy grave y en este caso ha venido de ambos lados, pero el problema para el Perú es distinto, sáquense la mugre si quieren pelear, pero uno de los dos va a ser presidente por Dios y uno no puede gobernar sin el otro”, resaló. 

Justamente sobre el debate, Bedoya Reyes opinó que PPK fue sorprendido por una Keiko Fujimori “agresiva” pero al mismo tiempo “lúcida” durante el evento político. 

“La chinita sale al estrado, contesta cuanta pregunta se le formula, mantiene un ritmo de agresividad y lucidez, más un humor cambiante, al rato se arrebata y luego se pone ‘cachacienta’, PPK se ha llevado un sorpresa cuando los han puesto frente a frente en la primera ronda de la segunda vuelta”, dijo. 

El líder del PPC también habló sobre la denuncia en contra del ex secretario de Fuerza Popular, Joaquín Ramírez, tras revelarse las investigaciones en su contra por parte de la DEA, consideró que no fue débil la reacción de la lideresa fujimorista al tomar la decisión de no separarlo inmediatamente. 

“No es cuestión de debilidad, hay personas que con razón de su comportamiento generan obligaciones recíprocas, doy para que des, o sea nada es gratis, unas veces es para que sigas ‘trampeando’, otras para que no lo condenen por las ‘trampas’ que ha hecho”, indicó. 

Finalmente Luis Bedoya Reyes indicó que “no temo a una autocracia en el caso de Keiko”, ante las críticas en su contra por tener 73 congresistas en el Poder Legislativo. 

El líder del PPC admitió que fue un error realizar la Alianza Popular que fue conformada por la agrupación política que creo y el Partido Aprista Peruano, indicó que “a la gente no le gusta la vejez”. 

“Creíamos que era un buen momento de juntar fuerzas de partido que tienen un pasado, para ofrecerle al electorado frente a un caos que se adivinaba desde entonces a la seguridad de un gobierno seguro y firme con una orientación especificada, a la gente no le gusta la vejez, la repetición, le gusta la moda, el cambio”, sentenció. 

Lampadia




Pro-capitalismo no es lo mismo que pro-empresa

Desde mediados del siglo XX, las izquierdas europeas y sus colas latinoamericanas han ido recreando la historia, creando `relatos’ que ensalzaban, ocultaban y hasta defendían atrocidades como los genocidios de Stalin en Rusia y Mao en China. Se puso al comunismo y el socialismo en los altares, se le dio patente de corso a la dictadura castrista en Cuba. Recientemente, se hizo lo mismo con el régimen de Chávez en Venezuela y con los aprontes del socialismo del siglo XXI. Veamos la siguiente cita:

En los años setenta tuvo lugar un extraordinario fenómeno de confusión política y delirio intelectual que llevó a un sector importante de la inteligencia francesa a apoyar y mitificar a Mao y a su “revolución cultural” al mismo tiempo que, en China, los guardias rojos hacían pasar por las horcas caudinas a profesores, investigadores, científicos, artistas, periodistas, escritores, promotores culturales (…) la milenaria sociedad experimentó una orgía de violencia e histeria colectiva de la que resultaron cerca de 20 millones de muertos”.

“(…) mientras esto ocurría en el gigante asiático, en Francia, eminentes intelectuales, como Sartre, Simone de Beauvoir, Roland Barthes, Michel Foucault, Alain Peyrefitte (…) presentaban la “revolución cultural” como un movimiento purificador, que pondría fin al estalinismo y purgaría al comunismo de burocratización y dogmatismo e instalaría la sociedad comunista libre y sin clases”.

(De: La batalla de un hombre solo, El País, España, del ‘buen’ Mario Vargas Llosa).

De igual manera, en los temas económicos se crearon también una seria de relatos y mitos que han venido alimentando las mentes de varias generaciones, fundamentalmente, en el mundo occidental. En oriente, desde el despegue de Japón, el de los tigres asiáticos, las enseñanzas de Lee Kuan Yew en Singapur y el ‘gato’ de Deng Xiaoping, el Asia se alejó, en gran medida, del quehacer ideológico y se dedicó a crear riqueza y disminuir la pobreza.

En el caso de Europa, los relatos anti capitalistas se multiplicaron y penetraron en buena parte de la sociedad, por la gran diferencia en competitividad entre las innovadoras empresas americanas y las sobre reguladas empresas europeas. La opción por las distintas formas de socialismo en Europa creó estados omnipresentes y grandes, dentro de la concepción del ‘estado de bienestar’, hoy herido y enfermo. Veamos el siguiente video y su transcripción, en que el Director de Pre-grado de Economía de la Universidad de Harvard, diluye tres mitos sobre el capitalismo: (Transcripción, traducción y subtítulos hechos por Lampadia).

El video ha sido producido por Learn Liberty, un proyecto del Institute for Humane Studies (Instituto para estudios humanos): http://www.learnliberty.org/.

Si nos fijamos en la historia del mundo, una gran parte de las mejoras en la calidad de vida han llegado porque las empresas privadas han creado nuevos productos, han dado trabajo a la gente, han generado beneficios que han ayudad a las personas a salir de la pobreza y permitirles vivir vidas exitosas y productivas con estándares de vida razonable. Podemos tener mucho más de eso, y tener efectos beneficiosos en todo el mundo si damos un paso atrás en la regulación excesiva y tenemos un sistema mucho más capitalista.

Mi nombre es Jeff Miron y yo soy Director de Pregrado en el Departamento de Economía de la Universidad de Harvard. Quiero hablar de tres mitos sobre el capitalismo.

El primero es que ser pro-capitalismo no es lo mismo que ser pro-empresarial.

Nada podría estar más lejos de la verdad. El punto del capitalismo es asegurarse que las empresas tengan que competir intensamente entre sí y eso beneficia a los consumidores. No es bueno para los negocios per se porque tienen que trabajar muy duro, muchas empresas entienden esto y odian el capitalismo. Ellos constantemente tratan de conseguir que el gobierno instaure diferentes reglas, restricciones, regulaciones que les ayuden, pero no son del interés de los consumidores. Así que el pro-capitalismo es bueno para los consumidores. Es a ellos a quienes, en última instancia, están tratando de ayudar.

Un segundo mito es que el capitalismo genera una distribución injusta de los ingresos.

Lo que el verdadero capitalismo hace es premiar a las personas que son productivas, las personas que trabajan muchas horas, las personas que tienen mucho talento. La gente que viene con buenas ideas, obtiene grandes recompensas gracias al capitalismo y las personas que no hacen ese tipo de cosas obtienen menos. El único punto negativo que podría ser preocupante es que algunas personas no son capaces de ganar mucho por su cuenta y algunas personas razonables apoyan cierto gasto anti-pobreza. Pero eso es completamente diferente a interferir con el capitalismo. La regulación de los precios, la limitación de cantidades, la imposición de todo tipo de cosas sobre las empresas, los que hacen que la economía sea menos productiva, nos brindan un pastel más pequeño. Y hacen que sea aún más difícil para nosotros operar programas que ayuden a aquellos que son menos afortunados.

Un casinos deposito minimo 5 euros es la forma perfecta de procapitalismo porque el procapitalismo es bueno para los consumidores. Son los pequeños límites en las apuestas, como las máquinas tragamonedas, los que brindan tanta alegría a los visitantes del sitio del casino en línea por poco dinero. De eso se trata el procapitalismo, porque trae alegría y beneficio a los usuarios.

El tercer mito es que el capitalismo fue el responsable de la reciente crisis financiera y la recesión.

Que, de nuevo, es casi exactamente lo opuesto a la realidad.

En primer lugar, nadie intelectualmente honesto piensa que tuvimos un grave capitalismo salvaje antes de la crisis, antes de que ocurriera la acumulación de sub-primes de alto riesgo, antes de que tuviéramos todo el problema del sector inmobiliario. Tuvimos enormes intervenciones gubernamentales que subvencionan riesgos, enormes intervenciones gubernamentales que alentaron e invirtieron en exceso en viviendas. Si uno trata de sacar conclusiones, parece sugerir mucho más claramente que interferir con el capitalismo genera crisis financieras, genera las recesiones. Porque lo que hemos experimentado estaba directamente relacionado con los incentivos para la ascensión de riesgos excesivos, los incentivos a la inversión excesiva de viviendas que fueron creados por el gobierno. El sector privado respondió a esos incentivos, así que, por supuesto, el sector privado no puede ser completamente absuelto de estar involucrado. Pero en el sentido de provocar la crisis, fue la mala política de gobierno la que lo causó, no que el sector privado o el capitalismo lo hicieron por sí mismos. Más importante aún, siempre que el gobierno hace bailouts a quienes tomaron riesgos excesivos, anima a la gente a hacerlo de nuevo en el futuro. Y nosotros fuimos, por desgracia, en esa dirección a través del TARP y a través de todas las políticas de la Reserva Federal, que ayudaron a los tomadores de riesgo y a Wall Street a no tener que pagar el precio real de todos los riesgos excesivos en que participaron.

Lampadia

 

 




Economía de EEUU repunta con bolsones insatisfechos

La campaña electoral estadounidense lleva las sensaciones sobre la economía al vaso medio vacío, el otrora ‘privilegio’ de países como el Perú.

A pesar de una recuperación importante de la economía en su conjunto, como puede apreciarse en los gráficos del informe que compartimos líneas abajo, los candidatos presidenciales, aprovechando el impacto popular de una larga sensación de crisis, con fundamentos en ciertos segmentos de la sociedad, han logrado generalizar el ambiente de pesimismo como base de sus críticas y dibujar enemigos en la imagen de China, la migración y el aumento de la desigualdad.

Cuando una sociedad cae en una trampa de este tipo, se produce una suerte de atracción gravitacional a todos los candidatos hacia el negativismo, y unos y otros sienten la necesidad de sumarse al cargamontón por miedo a perder espacio político. Así lo vemos siempre en el Perú, donde hasta los candidatos con más arrastre, van recogiendo total o parcialmente las propuestas más críticas y extremistas en todo orden de cosas.

En EEUU, por el arrastre de Trump y Sanders, hasta Hillary Clinton, acentúa su alejamiento de las políticas de comercio internacional de Obama, con, por ejemplo, el TPP. Ver en Lampadia nuestro artículo sobre el libre comercio, que muestra un paulatino y muy peligroso deslizamiento de las economías más fuertes, incluyendo por supuesto a países europeos en contra de la apertura comercial. Una tendencia muy perniciosa para los países emergentes como el nuestro.

El informe del Financial Times que glosamos, muestra con claridad que EEUU ha superado notoriamente la crisis del 2008/9 con indicadores de crecimiento y empleo muy importantes. Pero parece que el mundo prefiere mantener la sensación de crisis ante los cambios que va trayendo la nueva economía producto de la cuarta revolución industrial. Miedo al cambio y miedo a lo desconocido, que solo puede ser enfrentado con un buen liderazgo,  tal vez una de las mayores carencias en el mundo actual.   

La economía de EEUU en gráficos: Pesimismo vs Datos

Por Sam Fleming y Shawn Donnan

Publicado por el Financial Times

14 de abril de 2016

Traducido y glosado por Lampadia

Desde las afirmaciones de Donald Trump de que EEUU ya no está ‘ganando’ hasta las advertencias de Bernie Sanders de una “economía manipulada”, la ira sobre su  desempeño económico es el tema recurrente de la campaña electoral.

Sin embargo, las previsiones del Fondo Monetario Internacional sugieren que EEUU ha surgido como la economía más saludable de entre las principales economías del mundo, con un PBI que podría aumentar más que cualquier otro país avanzado el próximo año y con una tasa de desempleo que es la mitad del promedio de la zona euro.

La brecha entre los sólidas mediciones económicas, aunque no espectaculares, y el mal humor de grandes sectores del electorado, también presenta un dilema para Hillary Clinton, quien busca sacar provecho de la historia de recuperación económica de Barack Obama, y a la vez mostrarse de acuerdo con una población sombría.

¿Cómo se sienten los estadounidenses con respecto a la economía?

A pesar del pesimismo visto en la campaña electoral, las percepciones acerca de la salud de la economía de Estados Unidos varían considerablemente dentro del propio electorado. El sondeo del Pew Research Center muestra que los republicanos son mucho más propensos, que los demócratas, a afirmar que la situación económica es mala y que las cosas han empeorado en los últimos 50 años.

Sin embargo, el mensaje general del sondeo es bastante pesimista: siete años después de que empezara la recuperación, los estadounidenses todavía se encuentran descontentos con el desempeño de la economía. Alrededor del 43% de los votantes registrados dicen que las condiciones son solamente aceptables y el 29% dicen que son malas, mientras que el 28% dicen que son buenas o excelentes.

Esto es una mejora con respecto al inicio de la recuperación, pero muy por debajo de los indicadores de finales de 2006, cuando el 44% creía que las condiciones eran buenas o excelentes. La confianza del consumidor también ha repuntado en los últimos meses, pero sigue muy menor de la observada durante el auge de los 90, cuando Bill Clinton estaba en el poder, según el indicador de confianza de la Universidad de Michigan.                                                   

Doug Holtz-Eakin, presidente del think tank ‘Foro de Acción de América’, que asesoró la campaña presidencial de John McCain, dice que el foco tradicional estuvo en la tasa de desempleo, pero la mayoría de las personas que querían puestos de trabajo ya los tienen. El tema ahora son los salarios, junto con los constantes comentarios sobre los riesgos de una nueva recesión. “Es un promedio pobre, con mucho riesgo a la baja y la gente está harta de eso,” dijo.

¿Cuánto ha mejorado la economía de Estados Unidos?

En comparación con 2009, cuando Obama asumió el cargo, la transformación es radical. El PBI se expandió un 2.4% el año pasado, muy por encima del 1.6% de la zona euro y más rápido que cualquier economía europea grande, excepto España. Japón creció 0.5 % en 2015.

La tasa de desempleo está a la mitad de su pico en la crisis, creándose más de 200,000 empleos mensuales. EEUU ha visto su más larga la racha de crecimiento de empleo en el sector privado, con una adición de 14.4 millones de puestos de trabajo a lo largo de  73 meses, aunque la PEA se mantiene muy por debajo de los niveles de  finales del siglo XX.

La inversión en viviendas también se ha recuperado, al igual que las acciones, impulsando la riqueza de muchos estadounidenses. Como dijo un alto funcionario del Tesoro de EEUU antes de las reuniones en Washington esta semana, se siente como una expansión sostenible.

Entonces, ¿por qué hay tanto pesimismo?

David Madland, economista del think tank Centro para el Progreso Americano, dijo que si bien los índices de aprobación de Obama sugieren que ha recibido algo de crédito por la mejora de la economía, se esperaba que subieran aún más.

La explicación está en el tenue crecimiento de los salarios, dijo, que es más tangible que el crecimiento del PBI o el desempleo. “La gente está trabajando cada vez más y más para permanecer en un solo lugar”, dijo.

Mientras que algunas medidas de crecimiento han afectado positivamente los salarios,  y los ingresos disponibles han mejorado por los bajos precios de energía, para los grupos menos prósperos la situación es una de un largo plazo de estancamiento, según datos del Instituto de Política Económica.

Un punto de vista alternativo afirma que los salarios se mantienen bajos como resultado de la cambiante composición de la fuerza laboral de EEUU. En un estudio publicado el mes pasado, los economistas de la FED de San Francisco sostuvieron que un factor importante detrás de estancamiento de los salarios a nivel nacional es que los baby boomers de salarios más altos habían comenzado jubilarse y que muchos trabajadores de bajos salarios, afectados durante la recesión, estaban siendo contratados de nuevo, un choque de dos tendencias que en conjunto mantienen estancadas las mediciones del crecimiento de ingresos.

Mientras tanto, la clase media, como la define el Centro de Investigación Pew, se ha reducido a poco menos de la mitad de la población de EEUU por primera vez en décadas, con parte de la población desplazándose a los extremos tanto por encima como por debajo de la media.

Consecuentemente, las perspectivas de la sociedad se han vuelto más fracturadas. Mientras que el 37% de los demócratas, o de los que se inclinan a esa tendencia política, piensan que las condiciones económicas son buenas o excelentes, sólo el 18% de los republicanos tiene ese punto de vista.

Esto último ayuda a explicar el atractivo de Trump, que ha estado destruyendo el historial económico de EEUU que, según él, ha sido socavado por malos acuerdos comerciales y por la competencia en el extranjero. Los partidarios de Trump y Sanders son más propensos a decir que tienen dificultades para encontrar trabajo en su área,  que los de los otros candidatos.

Steve Glickman, co-fundador del Grupo de Innovación Económica, un grupo de investigación, destaca la división geográfica que también caracteriza la recuperación. “Las comunidades y ciudades prósperas están cargando una gran parte del peso de la recuperación económica, y están oscureciendo el gran número de comunidades que les está yendo cada vez peor”, dijo.