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Contra la informalidad y la corrupción

Contra la informalidad y la corrupción

Rafael Venegas
Director Independiente de Empresas y Senior Advisor de Spencer Stuart
Para Lampadia

Mi primer trabajo apenas terminé los estudios de ingeniería industrial y de sistemas, fue en una firma consultora internacional. Allí trabajé en proyectos de optimización de procesos operativos y administrativos, en diversos tipos de industria y en diferentes países. Una gran experiencia, ya que tuve la oportunidad de ver muy de cerca cómo se puede mejorar significativamente el servicio interno y externo de las empresas y cómo esto repercute claramente en la satisfacción de sus usuarios (clientes) y por ende en sus resultados económicos.

En esa época recién se comenzaba a utilizar la tecnología y la mayoría de los procesos eran aún manuales. Hoy los procesos manuales son casi inexistentes y la eficiencia de estos depende de la tecnología que se utilice. Esto lamentablemente no es cierto en el sector público de nuestro país, donde a pesar de invertirse en tecnología, los procesos están subordinados a un enjambre de requisitos manuales que no hacen otra cosa que hacerlos muy lentos, ineficientes e irracionales. Además, la interconectividad es casi inexistente. La tristemente célebre tramitología estatal.

Esto se conoce como burocracia, del francés ¨bureau¨ que significa escritorio y del griego ¨krátos¨ que significa poder. La burocracia es el poder detrás de un escritorio y burócrata es quien ejerce a su antojo este poder.

Esta burocracia es la principal causa de dos de los peores males que aquejan a nuestro país: la informalidad y la corrupción.

En el Perú la informalidad es practicada por mas del 70% de la población económicamente activa (PEA). Este excesivamente alto número de personas, no tributan, pero tampoco tienen acceso a los servicios estatales. Por su parte la corrupción existe en todos los frentes y a todo nivel, desde la ¨gran corrupción¨ que involucra a todos los poderes del estado, las autoridades civiles y militares y hasta a los empresarios, hasta la llamada ¨corrupción hormiga¨ que es igualmente maligna y que está enquistada en gran parte de la población, especialmente en los que tienen algún tipo de poder, como los burócratas.

Burocracia es lo contrario a eficiencia y es el común denominador en todos los entes públicos. Estas instituciones, que se deben a la población y que deberían servirla en la forma mas eficiente posible, hacen exactamente lo contrario, generando un tremendo malestar, frustración y pérdida de tiempo. Instituciones como los ministerios, las municipalidades, los entes que ¨imparten justicia¨, las comisarías, entre otros, son claros ejemplos de esta maligna burocracia que erosiona nuestro bienestar.

Esta se genera porque quien la ejerce (el burócrata), no tiene ningún incentivo para hacer su trabajo eficientemente. Por el contrario, al tener el poder de hacerlo lento o mal, se le presentan grandes oportunidades de conseguir ventajas personales: la corrupción. Además, esta ineficiencia, que es creada adrede, genera una exagerada contratación de personal a costa del erario nacional. Se calcula que hay mas de 2 millones de empleados públicos, cuando solo es necesario menos de la mitad. Burocracia, corrupción y desmedido gasto público. ¡La combinación perfecta de un aparato estatal nefasto!

La pregunta es: ¿Hay alguna posibilidad de solucionar o por lo menos mejorar esto? La respuesta es: Si, pero solo si se tiene muy claro el propósito, se le asigna una alta prioridad y se usa adecuadamente la tecnología.

Esto, que suena a imposible, tiene grandes posibilidades de conseguirse en nuestro país, aunque parezca mentira. La razón es que el Perú cuenta con los principales requisitos para enfrentarse a un proyecto de esta naturaleza, como veremos mas adelante. ¿Entonces por qué no lo hemos hecho? La respuesta es muy simple: ¡Porque se le terminaría el negocio a la burocracia y por consiguiente a la corrupción!

¿Se imaginan un estado digital, donde todas las entidades públicas estén interconectadas para darle el mejor y mas rápido servicio a todos los ciudadanos? Esto incluiría, no solo los entes que emiten permisos y licencias, sino también los que imparten justicia, salud, educación, seguridad, entre otros. Además, los trámites se harían desde casa y sin papelería. Esto en nuestro país, no solo serviría para eliminar la tramitología y mejorar la eficiencia y el servicio a los ciudadanos, sino que reduciría drásticamente la informalidad y la corrupción. ¡Eso sería lo verdaderamente trascendente!

Esto que parece un propósito imposible, no lo es. Sino miremos el caso de Estonia, un país que se independizó de la Unión Soviética a comienzos de la década de los 90s. Ellos enfocaron en un claro propósito: Convertirse en un país digital, para servir mejor a sus ciudadanos. Hoy, algunos años después, es el país más digital del mundo. El proyecto denominado e-ESTONIA, ha logrado que el 99% de los procesos estatales estén digitalizados e interconectados. Además de estos casi tres mil procesos, se incluyen frentes como salud, educación, finanzas, impuestos y hasta los procesos electorales. Como podrán imaginarse, la burocracia es inexistente y los ciudadanos están muy satisfechos con los servicios que les brinda su estado. ¡Como debe ser!

Un ejemplo puntual, pero que en el Perú serviría muchísimo para reducir la informalidad, es la creación formal de nuevas empresas, incluyendo todas las licencias y permisos necesarios. A través de e-Estonia, este proceso toma menos de una hora y se hace desde casa.

e-Estonia tiene un claro propósito: Conseguir la satisfacción de sus ciudadanos, brindando servicios estatales eficientes y libres de molestias. Para esto tiene un plan nacional centralizado, que es transversal a todos los sectores y empresas estatales y que es dirigido por un CDO (Chief Digital Officer), con rango de ministro de estado.

Según la experiencia de e-Estonia, lo que mas les costo para la implementación, fue conseguir que la mayoría de la población contara con una ¨llave¨, o sea la tarjeta única de identidad. Esto lo consiguieron, poco a poco y actualmente ya cuentan con mas del 98% de sus ciudadanos con llave. La buena noticia, es que en el Perú ya se cuenta con este requisito fundamental, ya que la Reniec ha conseguido que mas del 99% de los peruanos contemos con nuestro DNI. ¡Gran logro!

Otros requisitos importantes son la cantidad de celulares y la conectividad. En el tema de dispositivos estamos bastante bien, ya que en el Perú hay mas de 40 millones de celulares y mas de 25 millones de conexiones de internet. En cuanto a la conectividad, el proyecto de la Red Dorsal de Fibra Óptica está media trabada y requiere de decisiones estatales (¿Les suena conocido el tema?), pero existen líneas privadas de buen nivel. Además, el tema de 5G esta en la puerta y podría ser una gran oportunidad para ser pioneros en la región. Otro tema que está a favor es que en el Perú existe muy buen talento en el frente de tecnología y sistemas, por lo que no sería complicado armar buenos equipos, para que trabajen en este proyecto. Además, podrían crearse incentivos tributarios o similares, para que las universidades y/o los consultores de tecnología dediquen equipos a determinados proyectos, del Plan Nacional de Digitalización (e-PERÚ).

Como vemos, si tenemos muchos de los requisitos para poderlo hacer, solo falta la voluntad del gobierno y las agallas para enfrentar a los que harán la guerra para que esto no prospere: La burocracia y la corrupción.

En las próximas elecciones, hay que fijarnos en los planes que tengan los candidatos en este frente. Para mi está claro que quien no tenga el tema de digitalización del Estado (e-PERÚ), como un objetivo central, es porque quiere que siga reinando la burocracia y, por ende, la informalidad y la corrupción. Lampadia




La pérdida de privacidad en las redes sociales

La pérdida de privacidad en las redes sociales

Facebook está involucrado en un desastroso escándalo, en gran parte debido a sus propios errores, por no proteger adecuadamente los datos de sus clientes. El escándalo estalla porque Cambridge Analytica (la empresa que manejo la campaña presidencial de Trump) obtuvo datos de Facebook ilegalmente, con los que podría haber favorecido el voto por Trump.

¿Qué paso?

El 16 de marzo, después de un informe en The Observer, el gigante de las redes sociales confirmó que había suspendido a Strategic Communication Laboratories (SCL) y su compañía de análisis de datos políticos, Cambridge Analytica, con sede en el Reino Unido, por violar sus términos y condiciones contractuales. Las empresas habían recopilado y compartido información personal de hasta 50 millones de usuarios de Facebook, sin su consentimiento explícito.

El grafico inferior muestra que paso de una manera clara y sencilla:

¿Qué significa para Facebook?

Para Facebook, el problema descubierto por la historia de Cambridge Analytica es algo más que Cambridge Analytica. A medida que Facebook evolucionó durante los últimos 14 años de su inicio en Harvard a un gigante mundial, acumuló una cantidad casi insondable de datos sobre su base de más de 2 mil millones de usuarios activos, muchos de los cuales compartieron sus vidas libremente sin pensar en lo valioso esa información podría ser o, en las manos equivocadas, cuán peligrosa.

Facebook de hoy es una institución global con fines de lucro que funciona como un directorio digital híbrido, mercado en línea, servicio de comunicaciones instantáneas, plataforma de video bajo demanda, herramienta de participación cívica, plaza pública virtual y fuente de noticias integral.

Rápidamente superó los esquemas regulatorios relevantes, la mayoría de los cuales se construyeron hace décadas. Ahora es tan grande que cuando se usa para facilitar la diseminación de “noticias falsas” de una manera que podría haber ayudado a impulsar una elección presidencial, plantea el peor tipo de problema: uno para el que no existe un método objetivo, e identificable de solución.

Lo primero que ha hecho Zuckerberg ha sido pedir perdón, reconociendo que escándalo han defraudado la confianza de los usuarios. Ha asegurado que la gran responsabilidad de Facebook es la de proteger los datos de sus usuarios, y que cuando no lo consiguen es como si no se merecieran la oportunidad de servir a las personas. “Nuestra responsabilidad ahora es la de asegurarnos de que esto no vuelva a pasar de nuevo, y creo que hay unas cuantas cosas básicas que deberíamos hacer para asegurarnos de ello”, ha añadido. “Una es asegurarnos de que los desarrolladores no tengan acceso a tanta información, por lo que vamos a hacer tomar una serie de medidas para restringir el acceso a la información a la que pueden acceder”.

El creador de Facebook también ha dicho que planean crear una herramienta para permitir que los usuarios puedan ver si su información personal ha sido comprometida, y que notificarán a los usuarios si alguna de sus aplicaciones está haciendo cosas sospechosas. Son cosas, según ha dicho, que vistas desde la perspectiva actual se arrepiente de no haber hecho hace tiempo, pero asegura que están comprometidos en hacer bien a partir de ahora.

La solución planteada por The Economist, para Facebook y toda la industria, es que para evitar regulaciones aplicables a servicios públicos, las “firmas tecnológicas deben abrirse a personas externas, de manera segura y metódica. Debería crear un ombudsman de la industria, llamémoslo Consejo de Derechos de Datos. Parte de su trabajo sería establecer y hacer cumplir las reglas mediante las cuales los investigadores independientes acreditados miran dentro de las plataformas sin amenazar la privacidad de los usuarios”.

Facebook y otros servicios de la redes sociales, son omnipresentes en nuestra vida diária. Por lo tanto, debemos prestar atención a su evolución, y sobre todo a los conflictos vinculados a nuestra privacidad. Por ello, compartimos más abajo, los análisis de The Economist al respecto:

1. Facebook enfrenta la dilución de su reputación

Lo que debería hacer Zuckerberg

Así es como Facebook y la industria en general, deberían responder

22 de marzo de 2018
The Economist
Traducido y glosado por Lampadia

El año pasado surgió la idea de que Mark Zuckerberg podría postular a la presidencia de EEUU en 2020 e intentar liderar el país más poderoso del mundo. Hoy, el fundador de Facebook está luchando por demostrar que es capaz de liderar a la octava empresa más grande del mundo o que cualquiera de sus 2,100 millones de usuarios deberían confiar en ella.

Las noticias de que Cambridge Analytica (CA), una firma vinculada a la campaña del Presidente Donald Trump en 2016, obtuvo datos de 50 millones de usuarios de Facebook de maneras dudosas, posiblemente ilegales, han encendido una tormenta de fuego.

Zuckerberg parece no haberse dado cuenta de que su negocio enfrenta una crisis de confianza muy amplia. Después de meses de hablar de propaganda y noticias falsas, los políticos en Europa y, cada vez más en EEUU, ven a Facebook en negación y fuera de control.

Desde que se supo la noticia, los inversores asustados se han deshecho de un 9% de las acciones de Facebook. Según un grupo de expertos del Centro de Investigación Pew, la mayoría de los estadounidenses dice que desconfía de las empresas de redes sociales. El señor Zuckerberg y su industria necesitan cambiar, rápido.

El juego de la adicción

El negocio de Facebook se basa en tres elementos: mantener a los usuarios pegados a sus pantallas, recopilar datos sobre su comportamiento y convencer a los anunciantes que paguen miles de millones de dólares por anuncios orientados hacia ellos. La empresa tiene un incentivo para promocionar material que llama la atención y vender anuncios a cualquier persona. Su cultura combina una búsqueda despiadada de ganancias con una creencia excesivamente optimista y narcisista en sus propias virtudes. El señor Zuckerberg controla los derechos de voto de la empresa. Claramente, recibe muy poca crítica.

En el último fiasco, se descubrió que en 2013 un académico en Gran Bretaña creó una aplicación de cuestionarios para usuarios de Facebook, al que respondieron 270,000 personas. A su vez, ellos tenían 50 millones de amigos de Facebook. Los datos sobre todas estas personas luego terminaron en Cambridge Analytica. Facebook sabía del problema en 2015, pero no alertó a los usuarios individuales. Aunque nadie sabe cuánto CA benefició a la campaña de Trump.

El episodio se ajusta a un patrón establecido de descuido hacia la privacidad, la tolerancia hacia la inexactitud y la renuencia a admitir errores. A principios de 2017, Zuckerberg desestimó la idea de que las noticias falsas habían influido en las elecciones como “bastante loca”.

Facebook no va a ser prohibido o cerrado, pero las posibilidades de una reacción reguladora están creciendo. Europa está imponiendo castigos, desde impuestos hasta casos antimonopolio. La base de clientes estadounidenses de Facebook se ha estancado desde junio de 2017. Facebook vale US$ 493,000 millones, con solo US$ 14,000 millones de activos físicos. Su valor es intangible y, potencialmente, efímero.

Si Zuckerberg quiere hacer lo correcto por el público y su empresa, debe reconstruir la confianza. Necesita un examen completo e independiente de su enfoque al contenido, la privacidad y los datos, incluido su papel en las elecciones de 2016 y el referéndum del Brexit. Esto debe hacerse público.

Luego, Facebook y otras firmas tecnológicas deben abrirse a personas externas, de manera segura y metódica. Debería crear un ombudsman de la industria, llamémoslo Consejo de Derechos de Datos. Parte de su trabajo sería establecer y hacer cumplir las reglas mediante las cuales los investigadores independientes acreditados miran dentro de las plataformas sin amenazar la privacidad de los usuarios.

Pulgares abajo

La tecnología tiene experiencia en actuar colectivamente para resolver problemas. Los estándares sobre hardware y software, y la denominación de dominios de internet se acordaron conjuntamente. Los rivales de Facebook pueden ser cautelosos, pero si la industria no presenta una solución conjunta, un encorsetamiento del gobierno será inevitable.

Facebook parece pensar que solo necesita modificar su enfoque. De hecho, otras empresas que extraen datos de consumo deben suponer que todo su modelo comercial está en riesgo. A medida que los usuarios se informan mejor, la fórmula mágica de tomar datos sin pagarlos y manipularlos con fines de lucro puede morir. Las empresas pueden necesitar compensar a las personas por sus datos o dejar que paguen por usar plataformas sin anuncios. Los beneficios no vendrán tan fácilmente, pero la alternativa es dura. Si Facebook termina como un servicio público regulado con sus retornos de capital limitado, sus ganancias pueden caer un 80%. ¿Qué le parece, Zuckerberg?

2. El escándalo de Facebook podría cambiar tanto la política como la Internet

Privacidad digital

Incluso usado legítimamente, es una herramienta política poderosa e intrusiva

22 de marzo de 2018
The Economist
Traducido y glosado por Lampadia

“Mi meta nunca fue hacer que Facebook fuera genial. No soy una persona genial”, dijo Mark Zuckerberg, el jefe del gigante de los medios sociales, en 2014. Eso nunca ha sido más cierto. Su compañía ha pasado el último año tropezando con controversias sobre el tráfico de noticias falsas y permitiendo la manipulación rusa de los votantes estadounidenses, con diversos grados de ineptitud.

Incluso los aliados de Facebook lo han eliminado como amigo. En Twitter, Brian Acton, cofundador de la popular app de mensajería WhatsApp (que Facebook compró por $ 22 mil millones en 2014), alentó a las personas a “#DeleteFacebook”.

El escándalo de Cambridge Analytica revela las morosas y porosas políticas de privacidad de Facebook y el enfoque arrogante de la compañía hacia la supervisión. Los datos sobre los usuarios de Facebook fueron obtenidos por Aleksandr Kogan, un investigador de la Universidad de Cambridge, que atrajo a unas 270,000 personas a participar en una encuesta a cambio de una pequeña tarifa. Cuando esos usuarios instalaron la aplicación de encuesta, compartieron detalles sobre ellos mismos y, sin saberlo, sobre sus amigos, en torno a los 50 millones de usuarios de Facebook. Sorprendentemente, antes de 2015, las reglas de Facebook permitían la extracción de conexiones sociales sin el consentimiento de cada usuario.

Lo que sucedió a continuación nunca fue permitido por Facebook. Kogan proporcionó estos datos a Cambridge Analytica, y se alega que los compartió con los clientes, incluida la campaña de Trump. Cambridge Analytica cuenta con el respaldo de Robert Mercer, un donante republicano; Steve Bannon, ex asesor principal de Trump, solía servir como ejecutivo.

Si los informes son creíbles, Cambridge Analytica tiene la costumbre de impulsar los límites éticos y legales para recopilar datos. Se espera que el regulador británico de protección de datos, la Oficina del Comisionado de Información, haga una investigación en las oficinas de Cambridge Analytica.

El escándalo repercute tanto en la política como en Internet. Facebook ha construido un gigantesco negocio de publicidad, con ventas de alrededor de US$ 40 mil millones en 2017, al recopilar información detallada sobre la identidad y el comportamiento de los usuarios en línea y luego vender el acceso. Facebook rastrea a los usuarios no solo en sus servicios, incluyendo su red social del mismo nombre e Instagram (que posee), sino a través de la web. Saber que alguien es dueño de un perro e interesado en comprar una nueva ventaja puede no parecer controversial. “Microtargeting” a alguien con el fin de influir en sus puntos de vista políticos y el comportamiento de votación parece más siniestro.

Las campañas de Barack Obama eran digitalmente sofisticadas y usaban Facebook para llegar a los posibles votantes. Sin embargo, Obama obtuvo el permiso adecuado para obtener datos sobre los amigos de la gente y no microtargeteó a los usuarios a escala industrial, a diferencia de la campaña de Trump. La focalización basada en los datos de Cambridge Analytica puede haber ayudado a Trump a ganar la presidencia, aunque no se puede saber en qué medida.

Las empresas pueden superar escándalos. Rupert Murdoch, un magnate de los medios, sobrevivió a una vorágine en 2011 cuando se informó que un periódico que poseía había pirateado el teléfono de una niña asesinada, Milly Dowler.

La respuesta de Zuckerberg al escándalo ha sido modesta. Mientras los usuarios se alejan, es probable que los políticos de EEUU y Europa le presten más atención a Facebook. Están analizando la conducta de Facebook y pueden proponer nuevas leyes, especialmente en el dominio de la privacidad de datos. Lampadia