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La billetera digital llega al Perú – buena iniciativa

La billetera digital llega al Perú – buena iniciativa

Ayer publicamos un análisis sobre la importancia de que los reguladores financieros promuevan el desarrollo de la demanda para los servicios financieros digitales de y como esto llevaría una mayor inclusión social, en la medida que responda a las necesidades y capacidades de los pobladores. (Ver en Lampadia: Inclusión Financiera: Foco en la demanda (necesidades y limitaciones). Ahora queremos revisar el lanzamiento de la primera billetera digital.

Con más de 40,000 agentes bancarios y 10.6 millones de tarjetas de débito (según un informe de Inclusión Social del BID), el Perú tiene un sector financiero formal relativamente bien desarrollado. Sin embargo, más del 70% de los peruanos están excluidos financieramente. Esto se debe a una gran variedad de razones, como los costos de transacción, el analfabetismo financiero y la falta de accesibilidad en zonas remotas.

Pero uno de las grandes ventajas del Perú para superar estas limitaciones, es el crecimiento acelerado del alcance de los servicios móviles. Los niveles de uso de teléfonos móviles en todo el país, más del 87% de los hogares (según el INEI), muestran el alto potencial para la inclusión financiera a través de la innovación de servicios financieros, en particular con el dinero móvil. 

Probablemente este sea el motivo o la inspiración del proyecto Modelo Perú (una colaboración entre las instituciones financieras, el gobierno y las empresas de telecomunicaciones). Este proyecto acaba de ser lanzado el martes. Se llama Bim (apócope de Billetera Móvil), la billetera móvil de la Asociación de Bancos del Perú (Asbanc) que no requiere cuenta bancaria y busca sumar 3.5 millones de usuarios en cuatro años. La proyección, según explicó Carolina Trivelli Ávila, la responsable del sistema, es de contar con 5 millones de clientes en 5 años, lo cual contribuirá a incorporar ciudadanos al sistema financiero, que en la actualidad tiene entre 10 y 12 millones de excluidos. No queda claro que porcentaje de los clientes del sistema sería a personas no bancarizadas.

¿Cómo funciona? Abrir una BIM es fácil, sólo se necesita marcar el *838# desde el celular, llenar los datos del DNI y luego de unos simples pasos se tendrá el acceso al sistema. Para empezar a depositar y retirar dinero, sólo debes acercarse  a cualquiera de los 4 mil agentes corresponsales identificados como agentes BIM.  

Mibim.pe

Uno de los puntos más publicitados de este proyecto es que no está restringido a los bancos, más bien congrega a más de 30 emisores de dinero electrónico “en una plataforma tecnológica que permitirá la interoperabilidad entre emisores y entre empresas de telecomunicaciones, desarrollando un nuevo medio de pago de una manera más eficiente, rápida y segura” (afirma la página web de Bim).

Sin embargo, ese “beneficio” también trae consigo una falla muy importante: costos relativamente altos para los ciudadanos más pobres. Cada empresa asociada a este proyecto incluye un pequeño costo, el cual se ve reflejado en el costo final de cada transacción hecha. Esto es contraproducente con el fin del proyecto: la inclusión financiera. Dicho de otra manera, se busca aumentar la  incorporación de más peruanos (especialmente de las zonas de menores recursos) a los beneficios del sistema financiero formal, sin necesidad de utilizar dinero efectivo ni contar con la presencia física de las personas para hacer pagos y transacciones e incluso sin tener una cuenta en el banco. Por lo visto el desarrollo planteado sigue los procesos financieros tradicionales en que los costos de los servicios son absorbidos por los clientes, en vez de promover, para el segmento de clientes más pobres, cadenas de valor de bienes y servicios que permitan compartir beneficios marginales con los clientes finales, tal como indicamos se está haciendo en África. (Ver: Inclusión Financiera: Foco en la demanda (necesidades y limitaciones).

Con este esquema no se logrará la inclusión del segmento más necesitado. Mientras que afiliarse al sistema o recargar no tiene costo, sí habrá un costo cada vez que alguien envía o retira dinero. La persona que haga envíos de dinero pagará 0.50 soles por montos menores o iguales a 100 soles. Si el monto está entre 101 y 500 soles la operación cuesta 1.50 soles y transferir más de 500 soles costará dos soles. También se ha previsto un costo cuando se retira dinero en efectivo: Hasta 300 soles costará 1.50 soles y 2.50 soles para montos mayores. En tanto, las consultas de saldo no tienen costo. Ver tarifario:

Fuente: Perú21

Estos costos pueden no parecer altos, pero pueden llegar a sumar cargos onerosos en periodo el tiempo. Para una familia pobre, 50 céntimos significan 2 panes. Además, va en contra de la inclusión financiera, que busca la  incorporación de más peruanos (especialmente de las zonas de menores recursos) a los beneficios del sistema financiero formal, sin necesidad de utilizar dinero efectivo ni contar con la presencia física de las personas para hacer pagos y transacciones e incluso sin tener una cuenta en el banco.

Como afirmamos en el artículo de ayer, según el Centro Internacional de Finanzas y Regulación (CIFR): “los esfuerzos para mejorar la inclusión financiera mediante servicios financieros digitales podrían ser desperdiciados si es que no se llega a los consumidores en las condiciones adecuadas. Se afirma que el problema es particularmente apremiante en los mercados emergentes, justamente en dónde los servicios financieros digitales tienen el mayor potencial para mejorar la inclusión financiera.”

Lamentablemente, la mayoría de medios no se han percatado que estos costos son justamente la barrera que limitará la cantidad de usuarios de su billetera móvil. Y no son los únicos. Pronto saldrán al mercado dos competidores más: “Wanda” impulsado por Telefónica del Perú y asociado con MasterCard y “aPanda” del Grupo La República. Las 3 empresas ofrecen en esencia la misma idea, brindar al usuario una alternativa segura al dinero físico, que facilite los pagos y transferencias. Sin embargo, cada empresa tiene ciertos rasgos que las diferencian.

En el caso de Wanda, su principal debilidad se encuentra en su plataforma, la cual solo opera con usuarios del operador telefónico Movistar. Ello dificulta la conformación de un ecosistema natural de pago y transferencia, ya que existen usuarios que podrían tener celulares de empresas de otros operadores.

APanda, por su lado, tiene un costo variable para la transferencia de fondos de la billetera móvil. Cobrará una tarifa plana por cada envío de dinero, así sean 5 o 1,000 soles, pero Scotiabank ha optado por asumir el costo de las transacciones (Según La República). Esto cambiará eventualmente, ya que “se espera que con la reglamentación de la ley se apunte a regular los precios de uso de la infraestructura telefónica de manera justa, apuntando incluso a una ‘tarifa social’.”

Esperamos que estas empresas tomen algunas de las ideas matrices que hemos publicado y mejoren sus propuestas, una muy buena iniciativa, pero falta mejorarla para lograr efectivamente el objetivo final. Esto ya está implementando en otros lugares, como en el África, donde las dificultades para inclusión financiera son mucho mayores que en América Latina. Ya se están haciendo desarrollos muy importantes donde lo que buscan es crear cadenas de valor de bienes y servicios que permitan que los costos operativos de los servicios financieros no sean trasladados a las poblaciones pobres, sino mas bien absorbidos en dichas cadenas de valor.

Tampoco somos los únicos en América Latina. Paraguay fue el primer país de la región en lo que se refiere a una expansión de los servicios de dinero electrónico no bancario y un mayor acceso a la inclusión financiera digital. El veinte por ciento de la población de Paraguay está utilizando medios móviles para realizar sus operaciones y ahora hay más suscriptores de dinero electrónico para móviles que cuentas bancarias en el país.

Otros países de América Latina también están adaptándose rápidamente y creando leyes y regulaciones enfocadas a incrementar la inclusión financiera digital, como por ejemplo en Uruguay, Colombia y Bolivia. La reciente ley de inclusión financiera en Uruguay exige que en los próximos cuatro años todos los organismos de gobierno utilicen métodos de pago electrónico (una de las recomendaciones de EY en su informe “Building consumer demand for digital financial services – the new regulatory frontier”). Además, garantiza una mayor inclusión financiera, ya que la ley fuerza a que estos métodos de pagos electrónicos sean gratis para abrir una cuenta, no incluyan gastos de mantenimiento y no tengan requisitos de saldo mínimo.

En Lampadia celebramos la gran iniciativa inclusiva y tecnológica que se ha hecho, pero esperamos que tomen estas consideraciones para lograr una verdadera inclusión financiera, donde más se necesita. Lampadia

 

 




Inclusión Financiera: Foco en la demanda (necesidades y limitaciones)

Inclusión Financiera: Foco en la demanda (necesidades y limitaciones)

En el Perú se acaba de lanzar la billetera electrónica como un mecanismo de facilitación del acceso a los servicios financieros de las poblaciones no bancarizadas. A pesar de todos los avances del microcrédito en el Perú y de ser catalogado como uno de los países más avanzados en la calidad de la oferta de servicios financieros, desarrollados fundamentalmente por la iniciativa privada, aún estamos muy lejos de los estándares de acceso globales y regionales. Por ejemplo, según un análisis de inclusión financiera del BID, el índice de uso de tarjetas de crédito con respecto a la PEA muestra que el Perú tiene tan sólo 34% mientras que Chile llega a 172%.

La información que presentamos a continuación, sobre la base de una publicación de EY, ayuda a dar un marco técnico de enfoques y prioridades que deberían mejorar la implantación de soluciones tecnológicas para los servicios financieros.

Junta de gobernadores resalta avances de Perú en inclusión financiera (Andina)

Las soluciones digitales y las nuevas tecnologías ofrecen un gran potencial para superar los desafíos del desarrollo. Con 2,500 millones de personas en países emergentes privadas de acceso a los servicios financieros formales y más de 200 millones de pequeñas empresas sin acceso al crédito, ampliar la frontera de los servicios financieros sigue siendo un reto muy importante para consolidar un mundo de oportunidades para todos.

La prestación de servicios financieros a través de innovaciones tecnológicas, incluyendo el dinero móvil, puede ser un catalizador para el suministro y la masificación de un conjunto diverso de servicios financieros: incluyendo créditos, seguros, ahorros y educación financiera. Quienes ahora no tienen acceso a estas herramientas financieras podrían disfrutar de los servicios de transferencia de dinero, micro-préstamos y seguros.

El Centro Internacional de Finanzas y Regulación (CIFR), en una reciente conferencia en Australia, urgió a los reguladores a promover la demanda de un espacio digital de servicios financieros. Según CIFR, los esfuerzos para mejorar la inclusión financiera mediante servicios financieros digitales podrían ser desperdiciados si es que no se lllega a los consumidores. Se afirma que el problema es particularmente apremiante en los mercados emergentes, justamente en dónde los servicios financieros digitales tienen el mayor potencial para mejorar la inclusión financiera.

EY publicó recientemente un documento titulado “Who will disrupt the disruptors?” en el que incluyen un muy buen análisis del tema financiero “Building consumer demand for digital financial services – the new regulatory frontier” (La construcción de la demanda de servicios financieros digitales – la nueva frontera de la regulación). En este informe, se afirma que: “Los servicios financieros digitales (DFS) son promocionados como soluciones financieras clave para mejorar la inclusión financiera. Sin embargo, a menudo los usuarios finales ofrecen pocas oportunidades rentables en el camino y las fuerzas del mercado por sí solas no son suficientes como para garantizar el suministro de servicios y productos finales que coincidan con el poder adquisitivo, necesidades o deseos de los usuarios finales. Como resultado, los DFS en mercados emergentes pueden sufrir de limitada incorporación y utilización, lo que traería como consecuencia un efecto muy pequeño en la inclusión financiera. En los mercados emergentes, los reguladores financieros se han centrado en apoyar el éxito de los DFS en gran medida a través de esfuerzos de marco institucional y normativo. En este artículo se argumenta que los reguladores financieros deben trabajar primero en entender y construir la demanda de DFS en lugar de centrarse puramente en el desarrollo. Esto requiere un cambio de mentalidad de los reguladores financieros, que están más familiarizados con la promoción de estabilidad financiera, seguridad y eficiencia. En este artículo se analiza la evolución del rol de los reguladores financieros. Recomendamos que los reguladores se centren particularmente en el aumento de la demanda del consumidor a través de la promoción de colaboración entre instituciones en los DFS como medio de promoción de inclusión financiera. Destacamos que estas colaboraciones introducen riesgos y aumentan los riesgos de consumo; por lo que requeriría que los reguladores ajusten los marcos reguladores para asegurar que estos riesgos sean identificados y mitigados”

Justamente por eso es que uno de los objetivos más importantes debe ser la construcción de la demanda en vez de sólo centrarse en apoyar el éxito de los servicios financieros digitales. Deben trabajar para entender y construir la demanda del consumidor.

Para destacar algunos hallazgos de este artículo publicado por EY, el investigador principal, el profesor Ross Buckley de University of New South Wales, dijo que los reguladores deben trabajar para minimizar la brecha entre los servicios digitales que están siendo proporcionados por las instituciones financieras y los presupuestos y necesidades de los usuarios finales. “La regulación de los servicios financieros digitales, y el dinero móvil en particular, ha sido un importante foco de discusión y de debate “, dijo.

En el África, donde las dificultades para inclusión financiera son mucho mayores que en América Latina, se están haciendo desarrollos muy importantes donde lo que buscan crear cadenas de valor de bienes y servicios que permiten que los costos operativos de los servicios financieros no sean trasladados a las poblaciones pobres, sino mas bien absorbidos en dichas cadenas de valor. En una próxima oportunidad vamos a compartir más información sobre los importantes desarrollos que se están dando en el continente africano.

El informe hace varias recomendaciones sugiriendo a los reguladores financieros cómo crear demanda e influir en el desarrollo de servicios financieros digitales exitosos. Éstas incluyen:

  • Desplazar los pagos por los servicios estatales a los canales electrónicos
  • Mejorar la educación y promover una mayor confianza en los servicios financieros y nuevos métodos de pago
  • Impulsar el desarrollo de sistemas abiertos, interoperables e interconectados

El documento también recomienda que los reguladores se centren en aumentar la demanda del consumidor a través de la promoción de asociaciones de servicios financieros digitales como medio de promoción de la inclusión financiera. 

Los colaboradores principales deben incluir a los bancos, instituciones de microfinanzas y a los operadores de redes móviles. La colaboración entre estas entidades puede fortalecer los productos y servicios disponibles y, a su vez, fortalecer los sistemas financieros en términos más generales. Sin embargo, los sistemas deben tener una clara gobernanza, .

Según el documento de EY, mientras que las recomendaciones del informe abogan por un rol más importante por parte de los reguladores financieros, en realidad lo que se busca es ayudarlos a mejorar la inclusión financiera, como el objetivo expreso del nuevo desarrollo. Esto es un medio importante para reducir la pobreza y promover un desarrollo económico de mayor alcance en la sociedad.

La inclusión financiera es un desafío enorme y requiere que los reguladores balanceen adecuadamente  la innovación y la estabilidad financiera, así como la protección de los consumidores. Al mismo tiempo, los reguladores deben adoptar nuevas tecnologías e innovaciones, para que lo cual se deben abrir las puertas a los aportes del sector privado. Lampadia