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La tecnología es la esencia de la naturaleza humana

La tecnología es la esencia de la naturaleza humana

En un momento de bajo crecimiento económico y de continua volatilidad política, muchos países están buscando mecanismos que estimulen el crecimiento y creen nuevos puestos de trabajo. La tecnología no sólo uno de los sectores de más rápido crecimiento, ha sido hasta ahora responsable de la creación de millones de empleos, bienestar general y es un importante factor de desarrollo.

Históricamente hemos sufrido miedos sobre los avances en tecnología. Un ejemplo es el invento del automóvil, que permitió limpiar las ciudades de la contaminación producida por los desechos de los caballos. Mientras que este invento eliminó muchos tipos de empleos, trajo muchos beneficios y facilitó el transporte en eficiencia, confort y distancia. Además, creó cuantiosos nuevos trabajo en manufactura, estableciendo además el paradigma de la producción en serie. Así como la de Henry Ford, muchas innovaciones visionarias son disruptivas y crean discontinuidades inimaginables, como se explica en su dicho: “Si le hubiera preguntado a la gente qué querían, me habrían dicho que un caballo más rápido”.

Sin embargo, tal vez el mayor cambio tecnológico de la humanidad ha sido el desarrollo de la electricidad, que marca una suerte de ‘divorcio aquarium’ entre la Edad Media y la Modernidad. Si somos consecuentes con la búsqueda del bienestar, debemos ser conscientes que todavía muchos seres humanos no tienen acceso a la electricidad, principalmente en el África, pero también en el Perú.

Sin embargo, todavía hay muchos (políticos, líderes y académicos) reacios a los cambios tecnológicos y a las inversiones que lo hacen posible. Se escudan en el temor a lo desconocido y en sus efectos disruptivos de corto plazo, que es el horizonte paradigmático en el que están atrapados.

Un ejemplo de la resistencia a la tecnología es el que enfrenta el gigante de la biotecnología estadounidense. Decenas de miles de personas participaron este fin de semana en la tercera marcha anual contra Monsanto en alrededor de 400 ciudades en más de 40 países de Europa, las Américas y África.

¿Cómo se llegó a esto? ¿Cómo pasó Monsanto de innovador a una empresa mundialmente odiada? La grita es por sus organismos genéticamente modificados (OGM). Una controversia que esconde mucho de ignorancia, celos (Europa) y sentimiento de debilidad del establishment proteccionista. Los OGM tienen un impacto muy positivo en la agricultura al aumentar la productividad, mejorar la vida de los campesinos y bajar los precios para los consumidores. 

Ver en Lampadia: Transgénicos: Mea culpa de Mark Lynas, líder del movimiento anti transgénicos que el 3 de enero del 2013 en la Universidad de Oxford, Inglaterra dijo: Me disculpo por haber pasado varios años destrozando cultivos transgénicos. También lamento que ayudé a comenzar el movimiento anti-transgénicos (…) y que con ello ayudé a demonizar a una importante opción tecnológica que puede utilizarse en beneficio del medio ambiente.Como ecologista, (…) no podría haber elegido un camino más contraproducente (…). ¿Qué pasó entre 1995 y ahora que me hizo no sólo cambiar de opinión, sino venir aquí y admitirlo? La respuesta es simple: he descubierto la ciencia, y en el proceso, espero, me convertí en un mejor ambientalista. (…) Estos temores [OGM] se extendieron como reguero de pólvora, y en pocos años se prohibieron los transgénicos esencialmente en Europa, y nuestras preocupaciones fueron exportadas por ONGs como Greenpeace y Amigos de la Tierra a África, India y el resto de Asia, [más el Perú], donde los transgénicos todavía están prohibidos.”.

Otro ejemplo más reciente es el de Uber, la aplicación que conecta a las personas para transportarse y ahorrar en taxis.El problema es que las empresas establecidas presionan al gobierno para mantener al margen a los nuevos competidores y proteger sus ganancias. Pero lo que hacen es obstaculizar el espíritu empresarial e innovador, e interrumpir el desarrollosin que importen los beneficios a los consumidores.

La verdad es que la tecnología es el futuro. Hasta ahora, ha sido un gran generador de empleo. Por ejemplo en Estados Unidos, se espera que los trabajos relacionados a la tecnología informática crezcan en alrededor de 22% hasta el año 2020. En Australia, una nueva red de banda ancha súper rápida creará 25,000 puestos al año. En Estados Unidos, por cada puesto de trabajo en la industria de alta tecnología, se creancinco puestos adicionales en otros sectores. En 2015, el mercado mundial de tecnología crecerá un 8%, creando nuevos puestos de trabajo, mejores salarios y una creciente gama de servicios y productos.

La tecnología contribuye al crecimiento del PBI. Los resultados de diversos países confirman su efecto positivo. Por ejemplo, un aumento del 10% en la penetración de banda ancha se asocia con un aumento del 1.4% en el crecimiento del PBI en los mercados emergentes. En China, este número puede llegar a 2.5%. La duplicación del uso de datos móviles por el aumento de las conexiones 3G aumenta la tasa de crecimiento del PBI per cápita en un 0.5% a nivel mundial. El Internet representa el 3.4% del PBI total en algunas economías.

Uno de los beneficios más importantes es la creación de nuevos servicios e industrias.Se han creado numerosos servicios públicos en línea través de los teléfonos móviles. La computación en nube es clave para la modernización. Las aplicaciones (Apps), son un ejemplo de una nueva industria. Solo las aplicaciones de Facebook crearon más de 182,000 puestos de trabajo el 2011, y el valor agregado de Facebook en la economía supera US$ 12 mil millones.

Lo principal en el mundo global moderno es la capacidad de innovar. En los países de la OCDE, más del 95% de las empresas tienen una presencia en línea. Las redes sociales se han consolidado como una poderosa herramienta comercial. 

Es necesario fomentar este proceso creativo de sinergia de ideas y tecnología. En Estados Unidos ya se ha formado un hub tecnológico de visionarios. Necesitamos más Silicon Valleys en el mundo. China y la India también se están cimentando como hubs de informática e innovación. Las mayor resistencias se dan en Europa, con su espíritu regulatorio y proteccionista de la ‘sociedad del bienestar’, venida a menos después de la última crisis global.

En Latinoamérica seguimos atrasados. Brasil, el padrino del ALBA y de Chávez, saboteó la integración comercial de las américas, apoya activamente la formación de bloques sudamericanos alejados de EEUU. Ha patrocinado el Foro de Sao Paulo, fundado por Lula, un foro anti-globalización opuesto al Foro de Davos (WEF), que reúne a las izquierdas más radicales de la región, con mucha influencia de Venezuela y especialmente de Cuba. 

Una manera de luchar contra este embate populista anti desarrollo es con la tecnología. Como dice Gloria Álvarez: “La tecnología abarata los costos de educación y permite extender puentes para darnos cuenta que somos víctimas de los mismos males y hacer lo mismo que en el foro de Sao Paulo: una agenda para rescatar nuestras repúblicas.” Ver en Lampadia: Sumémonos a la lucha contra el populismo en Latinoamérica.

Sin embargo, se teme que con la ‘tercera revolución industrial’, se producirán impactos disruptivos del empleo en todos los niveles educativos, de una profundidad y amplitud  no antes vista. Ver en Lampadia: Organizaciones Exponenciales (I).

Esta realidad ineludible no puede nublar nuestro criterio. La opción estratégica del Perú debe ser apostar por la tecnología. Tenemos que asumir el cambio con la mayor ambición posible en cuanto a velocidad y profundidad, sin miedo a enfrentar las limitaciones políticas y sin caer en una falsa dicotomía con la explotación de  recursos naturales, llamados a financiar nuestro ‘salto adelante’ en educación, salud y tecnología.

Hay que abrasar la tecnología, sino esta nos abrazará. Lampadia




Mejor juntos que separados, el mundo nos espera

Mejor juntos que separados, el mundo nos espera

La creación del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIb) de China ha sido aplaudida por el director general del Banco Mundial, a pesar de las múltiples objeciones de los Estados Unidos contra este nuevo vehículo de financiación del desarrollo. El AIIb es el primer banco internacional con sede en Asia que es independiente de las instituciones occidentales creadas con la base de Bretton Woods: el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).

La predominancia de China en el mundo actual ha aumentando notoriamente, pero la incógnita es si es que el Occidente puede acomodarse a esta nueva realidad. Todavía prevalece un desequilibrio en la distribución del poder en las instituciones globales (BM, FMI y las Naciones Unidas) queno refleja la estructura económica del mundo moderno, lo que debilitaa estas organizaciones. (Ver en Lampadia: El Mundo carece de una Gobernanza Global para el Siglo).

El singapurense Kishore Mahbubani, uno de los discípulos de Lee Kuan Yew, viene insistiendo en que occidente no debiera resistir la mayor presencia de China en el concierto internacional. El aboga por un proceso de convergencia. Ver sus ideas al respecto en Lampadia: WEF: ¿Se detendrá la gobernanza global en un mundo multipolar?

La preocupación de China, de que las instituciones multinacionales evolucionan muy lentamente y, por supuesto, sus propias ambiciones, la ha llevado a crear el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIb). La frustración de China no es sólo sobre el tamaño de las instituciones y su participación dentro de ellas. En el caso del Banco Mundial, China ha argumentado durante años que deben centrarse más en la infraestructuras y el crecimiento.

El BM ha llegado a ser tan reacio al riesgo, que origina una carga innecesaria a los países prestatarios. En la práctica, muchos países en desarrollo han alejado de utilizara las multilaterales existentes para financiar infraestructuras, principalmente por su lentitud y sus excesivos procesosburocráticos. La respuesta tan positiva de los países en desarrollo a la creación del AIIb refleja la necesidad de un banco de desarrollo que tenga buenas garantías y aún así sea más ambicioso, rápido y eficiente.

Algunas de las principales críticas o temores de occidente, sobretodo de EEUU, sobre el AIIb expresan el temor de que China utilice este banco para fines políticos o económicos. Sin embargo, con un grupo tan diverso de alrededor de 60 países, que ya forman parte de esta institución, sería difícil para China utilizaral banco para financiar proyectos en los países que favorece y excluira otros miembros.

Según algunos expertos, fue la negativa del Congreso estadounidense de aprobar una legislación que le brinde a China más derechos de voto en el FMI y el BM, a raíz de la crisis financiera global, lo que provocó el desencanto con ambas instituciones.

Actualmente, los EEUU y 15 países desarrollados controlan el 52 % de los derechos de voto en el FMI, dejando el 48 % para los 168 países restantes. China, una de las mayores economía del mundo, tiene sólo el 3.8 % del poder de voto – que es una proporción menor que la del Reino Unido, Francia, Alemania o Japón. Brasil, Corea del Sur y México tienen menos poder de voto que la pequeña Bélgica.Las proporciones y tendencias han sido más o menos las mismas en el BM.

EEUU y los europeos también han sostenido firmemente algo que ha sido caracterizado como una “prerrogativa feudal”: la presidencia del BM y el puesto de director gerente del FMI, siguen turnándose exclusivamente entre ambos.

Con un 17% de los votos en ambas instituciones, los Estados Unidos ejerce además, el poder de veto sobre las decisiones de política más importantes. Para demostrar que no quería replicar el comportamiento de los estadounidenses en el Banco Mundial, China anunció que a pesar de su alta contribución al capital del AIIb, no exigiría un poder de veto sobre las decisiones de política.

El éxito inicial de AIIb es una victoria diplomática para China. Esta institución ha incorporado a 57 naciones como miembros fundadores prospectivos. Entre ellos están: China, India, Malasia, Indonesia, Singapur, Arabia Saudí, Brunei, Myanmar, Filipinas, Pakistán, Reino Unido, Australia, Brasil, Francia, Alemania y España. Éstos tienen prioridad sobre las naciones que se inscriban después, porque tendrán la facultad de establecer las normas del banco.

Los EEUU se han manifestado en contra del AIIb, citando principalmenterazones laborales y ambientales, aunque sesospecha que Washington estaría más preocupado de que China logre que su moneda adquiera la calidad de reserva internacional.

La membrecía de Italia y Francia fue un rechazo rotundo a la petición de Washington a los aliados de no aceptarla. Cuando el Reino Unido anunció que estaba considerando unirse al banco, se precipitaron las demás membrecías de los europeos.

Tras el olímpico desconocimiento de la invocación americana, el propio BM le ha dado la bienvenida. Según Bertrand Badré, Gerente General del BM: “Tenemos que ser coherentes con lo que decimos. En primer lugar, las necesidades [de financiamiento] son enormes, decimos que queremos erradicar la pobreza [y] decimos que hay hasta US$ 2,000 millones de dólares de financiación de infraestructuras insatisfecha cada año. Estamos solos, e incluso con todos nuestros socios, no podemos manejar todo esto, así que los recursos adicionales son siempre bienvenidos. Tenemos que estimular proyectos, y mientras más gente apoye en proyectos y plantee cuestiones, mejor. Así que creo que hay espacio para todos.”

China ofreció inicialmente US$ 50 mil millones para el fondo central del AIIb y más tarde lo aumentó a US$ 100 mil millones. Se centrará en la financiación de una serie de proyectos de infraestructura en la región (y más allá), incluyendo energía, transporte, comunicaciones, agua y saneamiento.

Con este aporte, China tendría una participación de 25 a 30 por ciento en el nuevo AIIb, mientras que la India sería el segundo mayor accionista, con 10 a 15 por ciento. Ambos países podrán identificar áreas potenciales para una mayor colaboración económica entre ellos. Mediante la eliminación de las barreras de mercado, podrán mejorar la red de transporte y aumentar las inversiones bilaterales.

En Latinoamérica, Brasil no ha perdido el tiempo en reforzar lazos con China. Hace unos días, el primer ministro chino, Li Keqiang, y Dilma Rousseff, reforzaron su alianza económica con 35 acuerdos millonarios valorizados en 47,500 millones de euros, que incluyen la construcción del Ferrocarril Transcontinental, que saldría del norte de Brasil, atravesaría el Amazonas y los Andes peruanos para desembocar en uno de nuestros puertos norteños. Este proyecto demandaría unos 12,000 millones de dólares.

Para Li Keqiang, el interés de China es:“estimular a nuestros bancos a buscar corresponsales en Brasil, para absorber más capitales y para servir directamente a las iniciativas de cooperación entre las dos partes”. Y añadió, en la declaración posterior a la firma de acuerdos, que “la cooperación financiera desempeña un papel muy importante para estabilizar el mercado financiero y promover la ampliación del comercio bilateral y el empleo de mecanismos de intercambio de moneda”.

Después de la visita a Brasil, Li Keqiang visitó el Perú, donde se reunió con el Presidente Humala y han acordado estudiar la viabilidad de un tramo de 8,000 kilómetros del ferrocarril transcontinental que conectaría la costa pacífica de Perú con la costa atlántica de Brasil. Esta propuesta uniría los Andes con el Pacífico y reduciría el costo de envío de los granos y minerales a Asia. También impulsaría el desarrollo económico a lo largo de la línea férrea, y agilizaría la industrialización en el Perú.

Perú y China firmaron 10 acuerdos de cooperación vinculados a capacidades industriales, energía, minería, infraestructuras, salud e industria aeroespacial. Estos desarrollos se enmarcan en el compromiso del presidente de China, Xi Jinping, de enero pasado, en el que se comprometió a invertir US$ 250 mil millones en América Latina en los próximos 10 años.

Es evidente que Estados Unidos falló al subestimar el poder de China y no optar por la convergencia, pues el “Reino Medio” se está convirtiendo en una fuerza dominante en Asia y ya está extendiendo sus lazos al África y Sudamérica.

El Perú tiene que aprovechar esta oportunidad al máximo posible. No podemos quedemos atrás, tenemos que unirnos al mundo real en pos de nuestro desarrollo integral. Lampadia

Ver también en Lampadia:                                                         

WEF: ¿Se detendrá la gobernanza global en un mundo multipolar?

Urge una nueva geopolítica global, dejen entrar al dragón




La visión de Arvind Subramanian

La visión de Arvind Subramanian

Arvind Subramanian, asesor económico principal del gobierno de India y, por lo tanto asesor de una de las naciones más importantes del mundo, tiene una perspectiva visionaria. Anteriormente, en Lampadia ya hemos publicado sus opiniones.

Subramanian afirmó “que los países, a cualquier nivel de ingresos, son hoy menos dependientes de la manufactura, tanto en términos de producción como de empleo. Y que el nivel de ingreso por persona, basado en la manufactura, llega a su pico cada vez a niveles más bajos”. Él llama a esto la “prematura no-industrialización.” Ver en L: Apuntes para la creación de empleo al 2034 (I) y la segunda parte (II).

Es por esto que creemos en su importante y valiosa visión. Ahora compartimos un artículo suyo publicado en Project Syndicate el pasado 18 de abril de este año, siguiendo su línea de pensamiento sobre el desarrollo y manejo económico de un país.

Arvind Subramanian en una conferencia en China sobre la dominancia asiática y la G20         Fuente: Poptech

 

El problema del estancamiento persistente

Escrito por Arvind Subramanian.

Publicado por Project Syndicate el 18 de abril, 2015.

 

En un intercambio reciente entre el ex Presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos Ben Bernanke y el ex Secretario del Tesoro del mismo país Larry Summers sobre la posibilidad de un estancamiento persistente, un aspecto en el que convenían era el de la necesidad de una perspectiva mundial, pero desde dicha perspectiva la hipótesis de un estancamiento persistente en el período inmediatamente anterior a la crisis financiera mundial no cuadra con un dato fundamental: el crecimiento mundial ascendió, por término medio, a más del cuatro por ciento, la mayor tasa registrada.

El mismo problema rodea la hipótesis de Bernanke de que el crecimiento lento reflejaba una “saturación del ahorro mundial”. Desde una perspectiva keynesiana, un aumento del ahorro no puede explicar el incremento repentino de la actividad que el mundo presenció a comienzos del decenio de 2000.

Parece que los partidarios de la hipótesis del estancamiento persistente no han entendido en qué consiste el problema. Desde una perspectiva de verdad mundial y duradera, la dificultad estriba en explicar el auge anterior a la crisis. Más concretamente, radica en explicar la conjunción de tres importantes acontecimientos mundiales: un aumento repentino del crecimiento (no un estancamiento), un descenso de la inflación y una reducción de los tipos de interés reales (ajustados a la inflación). Cualquier explicación convincente de ellos debe dejar de insistir exclusivamente en un marco de demanda agregada y centrarse en el aumento de los mercados en ascenso, en particular China.

Esencialmente, el mundo presenció una gran sacudida positiva de la productividad procedente de los mercados en ascenso, que aceleró el crecimiento mundial, al tiempo que reforzaba el proceso desinflacionario que ya había puesto en marcha la llamada gran moderación en la inestabilidad del ciclo económico. Ese dato fundamental permite conciliar dos de los tres importantes acontecimientos mundiales: un mayor crecimiento y una inflación menor.

Entonces el problema estriba en cuadrar el aumento de la productividad mundial con la bajada de los tipos de interés reales. Bernanke puso de relieve correctamente que los tipos de interés reales a largo plazo van determinados por el crecimiento real. Así, pues, la sacudida positiva de la productividad debería haber aumentado el rendimiento del capital y, por tanto, el equilibrio real de los tipos de interés. Además, el hecho de que la sacudida de la productividad reflejara una reducción del coeficiente entre el capital y la mano de obra mundiales debida a la integración de los trabajadores chinos e indios en la economía mundial debería haber acentuado esa tendencia, pero no fue así: al contrario, los intereses reales mundiales bajaron. 

Para entender ese misterio resultan fundamentales dos rasgos distintivos de la sacudida de la productividad de los mercados en ascenso: su origen y consecuencias fueron el gran consumo de recursos y su carácter mercantilista. Esos dos rasgos aumentaron el ahorro mundial.

Para empezar, como los motores del crecimiento mundial fueron países relativamente pobres, pero grandes –la India y en particular China–, que estaban ávidos de recursos, los precios mundiales del petróleo se pusieron por las nubes, lo que redistribuyó los ingresos mundiales hacia países con mayor propensión a ahorrar: los exportadores de petróleo.

Más importantes aún fueron las políticas mercantilistas. China y otros países con mercados en ascenso aplicaron una estrategia económica que desafiaba los postulados habituales de la teoría del crecimiento y del desarrollo. El crecimiento mercantilista se basó –porque en parte así lo requería– en impulsar el capital hacia fuera, en lugar de atraerlo. Al limitar las entradas de capitales extranjeros y mantener bajos los tipos de interés internos, China pudo mantener una divisa relativamente débil, lo que sirvió para sostener el modelo de crecimiento impulsado por la exportación y, a su vez, contribuyó a unos enormes superávits por cuenta corriente (más del diez por ciento del PIB en determinado momento), que enviaron capital flotante al resto del mundo.

El reconocimiento de la importancia de esa estrategia revela una falacia común por la cual se atribuye la saturación del ahorro al deseo de los mercados en ascenso de asegurarse contra la agitación financiera comprando dólares de reserva. Eso puede haber sido cierto inmediatamente después de la crisis financiera asiática de finales del decenio de 1990, pero no tardó en prevalecer el imperativo del crecimiento. Dicho de otro modo, el motivo de la autoseguridad podría explicar el primer billón de dólares de China en títulos de reserva, pero nada tiene que ver con los tres billones posteriores.

El propio crecimiento contribuyó también a la saturación del ahorro. Al aumentar los ingresos, los ya prudentes asiáticos se volvieron aún más prudentes y las empresas rentables resultaron aún más rentables. Esa reacción endógena ante el rápido aumento de la productividad fue un factor decisivo que contribuyó a la saturación del ahorro. Hubo que revisar antiguas verdades sobre el desarrollo, en el sentido de que el ahorro es un motor del crecimiento, porque el crecimiento de los mercados en ascenso fue, hasta cierto punto, el motor del ahorro.

En eso estriba la explicación del problema de los tipos de interés. Al aumentar el ahorro (y, por tanto, la oferta mundial de fondos prestables), los tipos reales experimentaron una presión que los hizo bajar. Los tipos bajos, a su vez, brindaron la lubricación necesaria para financiar la burbuja de los activos en los Estados Unidos y en otros países. Según Summers, la magnitud del ahorro causó una debilitación del crecimiento; según la explicación substitutiva aquí ofrecida, fue primordialmente el crecimiento rápido –y sus rasgos distintivos– el motor de la magnitud del ahorro.

Actualmente, al desacelerarse el crecimiento mundial, una vez más parece posible el estancamiento persistente, pero éste es una dolencia de los países que se encuentran en la frontera económica. Para el resto del mundo en desarrollo, la verdadera preocupación no es una escasez de demanda, sino la necesidad de mantener unos niveles elevados de aumento de la productividad a fin de que puedan alcanzar a las economías avanzadas. Cuando los encargados de la formulación de políticas se reúnan en Washington esta semana para celebrar sus conversaciones rituales, no deberían perder de vista esa distinción fundamental.

 




El verdadero modelo de Singapur

El verdadero modelo de Singapur

Minxin Pei en Project Syndicate

La muerte de Lee Kuan Yew, el padre fundador de Singapur, ofrece una oportunidad para reflexionar sobre su legado -y, quizá más importante, sobre si ese legado se ha entendido correctamente.

Durante sus 31 años como primer ministro, Lee diseñó un sistema único de gobierno, equilibrando intrincadamente autoritarismo con democracia y capitalismo estatal con libre mercado. Conocida como “el modelo Singapur”, la marca de gobernanza de Lee suele caracterizarse erróneamente como una dictadura unipartidaria sobreimpuesta a una economía de libre mercado. Su éxito a la hora de transformar a Singapur en una ciudad-estado próspera suele ser invocado por los regímenes autoritarios como un justificativo para su control férreo de la sociedad -algo que en ningún lugar es más evidente que en China.

De hecho, el presidente chino, Xi Jinping, está implementando una agenda transformadora sumamente influenciada por el modelo Singapur -una guerra implacable contra la corrupción, medidas severas contra el disenso y reformas económicas pro-mercado-. El Partido Comunista Chino (PCC) encuentra en Singapur una visión de su futuro: la perpetuación de su monopolio sobre el poder político en una sociedad capitalista próspera.

Pero el modelo Singapur, como lo entienden las autoridades de China, nunca existió. Emular el modelo de gobierno de Lee -en lugar de su caricatura animada- exigiría permitir un sistema mucho más democrático del que alguna vez toleraría el PCC.

El verdadero secreto del genio político de Lee no fue el uso habilidoso que hizo de prácticas represivas, como iniciar demandas legales contra los medios o sus oponentes políticos. Esas tácticas son frecuentes y ordinarias en regímenes semi-autoritarios. Lo verdaderamente revolucionario que hizo Lee fue utilizar las instituciones democráticas y el régimen de derecho para frenar el apetito predatorio de la elite gobernante de su país.

A diferencia de China, Singapur permite que los partidos de la oposición participen en elecciones competitivas y libres (aunque no necesariamente justas). En la última elección parlamentaria de 2011, seis partidos de la oposición ganaron un 40% de los votos en total. Si el Partido de Acción Popular (PAP), el partido fundado por Lee, perdiera su legitimidad debido a una mala gobernanza, los votantes de Singapur podrían sacarlo del poder.

Al llevar a cabo elecciones competitivas regulares, Lee efectivamente estableció un mecanismo de autorregulación y responsabilidad política -les dio a los votantes de Singapur el poder para decidir si el PAP debería permanecer en el poder-. Este mecanismo de regulación ha mantenido la disciplina al interior de la elite gobernante de Singapur y hace que sus promesas suenen creíbles.

Lamentablemente, el resto del mundo, en su mayoría, nunca le reconoció como corresponde a Lee el haber diseñado un sistema híbrido de autoritarismo y democracia que mejoró marcadamente el bienestar de los ciudadanos de su país, sin someterlos a la brutalidad y opresión a la que han recurrido muchos de los vecinos de Singapur.

China haría bien en adoptar este modelo, introduciendo un grado considerable de democracia y fortaleciendo la obediencia del régimen de derecho. Los 1,400 millones de habitantes de China se beneficiarían inmensamente si sus gobernantes adoptaran instituciones y prácticas políticas al estilo de Singapur. Esto implicaría, como mínimo, legalizar a la oposición política organizada, introducir elecciones competitivas en intervalos regulares y crear un sistema judicial independiente.

Emular a Lee le permitiría a China lograr un inmenso progreso y volverse una sociedad más humana y abierta con un futuro más prometedor. Tristemente, casi no existe ninguna posibilidad de que esto ocurra, al menos no en lo inmediato. Cuando los líderes de China citan el modelo Singapur, lo que tienen en mente se limita a la perpetuación de su poder. Quieren los beneficios de la dominancia política, sin los controles impuestos por un contexto institucional competitivo.

Lee puede haber sido escéptico respecto de los beneficios de la democracia, pero frente a ella no era visceralmente hostil; entendía su utilidad. Por el contrario, los líderes de China ven en la democracia una amenaza ideológica existencial que se debe neutralizar a cualquier costo. Para ellos, permitir incluso un grado módico de democracia como medio de imponer cierta disciplina a la elite es un acto suicida.

Desafortunadamente, Lee ya no está con nosotros. Sería bueno imaginarlo explicándoles a los líderes de China lo verdaderamente innovador del modelo Singapur. Obviamente, esa opción no existe. Pero le correspondería al PCC -aunque más no sea por el simple respeto hacia uno de los grandes estadistas de Asia- impedir la apropiación de la marca Singapur al servicio de una agenda completamente diferente.




La Nueva Ruta de la Seda: un gran desafío

La Nueva Ruta de la Seda: un gran desafío

Javier Solana, publicado por Project Syndicate, 30 de marzo, 2015.

El ascenso de China ha sido, probablemente, el hecho de mayor relevancia geoestratégica en las últimas dos décadas. Sin embargo, Occidente no ha acomodado a China, ni al resto de países emergentes, en los esquemas de gobernanza global, conforme a su peso geopolítico y económico.

La expansión de la presencia china en Asia, África y América Latina ha estado marcada por relaciones estrictamente bilaterales e inversión en infraestructuras, con la intención principal de obtener a cambio materias primas. Además, esta estrategia ha sido ejecutada por empresas estatales, en muchos casos sin tener en cuenta algunos estándares internacionales. Así, gracias a sus 3.8 billones de dólares en reservas de divisas, China se ha erigido en el principal proveedor de financiamiento a nivel mundial de los países en desarrollo. El Banco de Desarrollo de China, de hecho, ya concede más préstamos que el propio Banco Mundial. [Y acaba de incorporar al Reino Unido, Alemania e Italia].

Occidente, desde hace ya tiempo, ha instado a Beijing a cambiar este modelo de diplomacia financiera bilateral por un enfoque multilateral más acorde con sus estándares. Estamos ya acostumbrados a escuchar que China debería implicarse más en la provisión de bienes públicos globales. El Presidente Obama llegó, incluso, a acusar a Beijing de free rider o polizón. Con la llegada de Xi al poder parece que ese momento de cambio ha llegado, como demuestran sus recientes iniciativas en política exterior.

La creación en julio del año pasado del Nuevo Banco de Desarrollo (NDB en sus siglas en inglés) fue un paso en esta dirección. El NDB agrupa a las cinco economías BRICS –Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica– y está dotado con 100,000 millones de dólares. Xi, en la misma línea, anunció la creación del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (AIIB) durante la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) celebrada en Beijing.

Nos encontramos, por último, con un fondo para la Nueva Ruta de la Seda dotado con 40,000 millones de dólares, que viene a complementar compromisos previos de inversión en Asia Central por más de 50,000 millones dólares. El fondo se circunscribe a la iniciativa de las Nuevas Rutas de la Seda con las que China pretende invertir en proyectos de infraestructura en Eurasia. La iniciativa abarca 60 países que albergan a casi dos tercios de la población mundial y representan una tercera parte del PIB global. Incluiría un ‘cinturón económico’ terrestre a través de Asia Central y un ‘camino marítimo del siglo XXI’ que abarcaría el océano Índico y los mares de China Meridional y el Mediterráneo. Las dos rutas, combinadas, conformarían una red –y no tanto un camino–que facilitará la conectividad entre Asia y Europa.

En su tramo europeo, destaca la inclusión del puerto griego de El Pireo en el brazo marítimo del proyecto. El puerto está parcialmente operado por la naviera estatal china COSCO. El Pireo estará conectado con el resto de Europa a través de infraestructuras financiadas por China en los Balcanes y Hungría. La iniciativa reafirma la voluntad china de consolidarse como un poder euroasiático conectando los dos extremos más dinámicos del continente: Asia Oriental y Europa Occidental. Ocupa, a su vez, los espacios perdidos por Rusia en Asia Central y trata de apaciguar las disputas territoriales con sus vecinos inmediatos.

Parece relevante, en este contexto, la incorporación de Reino Unido al AIIB como miembro fundador. La nueva posición británica está arrastrando a otros países europeos (Alemania, España, Francia o Italia), de Asia-Pacífico (Corea y Australia) y emergentes (Brasil, Rusia y Turquía) a participar en el accionariado del AIIB. Este viraje es interpretado por Washington como un revés geopolítico para EEUU.

Esta interpretación, a mi juicio, es errónea. No hemos sido capaces de reformar las instituciones internacionales creadas tras la Segunda Guerra Mundial para hacerlas inclusivas y eficaces. El Banco Asiático de Desarrollo (ADB) es un buen ejemplo. Está liderado por Japón y EEUU, cada uno de ellos ostenta en torno al 13% de votos y el presidente siempre ha sido japonés. China no alcanza el 6% de votos. Lo mismo podría decirse del Banco Mundial o del FMI, que sigue controlado por europeos y norteamericanos. La reforma acordada en 2010, en la cumbre del G20 en Seúl, aumentó la cuota de China del 3.65% al 6.19%. Pero aunque esta reforma era un pequeño paso en la buena dirección, todavía no se ha implantado debido a que el ejecutivo estadounidense es incapaz de convencer al Congreso de que ratifique el acuerdo. Peor aún: cinco años después esta no reforma ya se ha quedado desfasada.

Revisando lo anterior, no debe extrañar que China cree un nuevo banco de desarrollo regional, en este caso especializado en infraestructuras. Demuestra que estas nuevas iniciativas chinas no son revisionistas sino reactivas. Si las instituciones existentes no dan cabida a China y a otros emergentes, estos se verán forzados a crear estructuras nuevas. Se fragmentaría, como consecuencia, la gobernanza global en un sistema de bloques ideológicos y económicos a modo de globalización parcelada. La incorporación del Reino Unido y otros europeos al AIIB es, por ello, bienvenida; ya que podría facilitar que estas nuevas instituciones se conviertan en complementarias y no en rivales. No estaríamos, en ese caso, ante un juego de suma cero. Por otra parte, ésta habría sido una gran oportunidad para que la Unión Europea pudiera estar representada directamente, como Unión, en el AIIB; tal y como sucede ya en el G20 o la Organización Mundial de Comercio.

Occidente debe mantener una actitud abierta hacia estas nuevas propuestas chinas, aunque combinada con una actitud exigente a la hora de asegurar la multilateralidad, transparencia y rendición de cuentas de los nuevos instrumentos. De esta manera se aseguraría la orientación de las inversiones hacia criterios de mercado, protección medioambiental y unos mínimos estándares laborales.

Es una buena noticia que China adopte un enfoque más multilateral y un mayor compromiso con el proceso de globalización. Sería conveniente que, durante los próximos meses, se consiguiera alinear los intereses de la UE, EEUU y China de cara a la presidencia del G20 que ostentará China en 2016. Parece el momento adecuado para que EEUU y China generen confianza estratégica mutua para desbloquear la asunción de responsabilidades a nivel global. En un mundo tan interdependiente como el actual ésta es una oportunidad que no debemos desaprovechar.

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La revolución de los smartphones

La revolución de los smartphones

Los usuarios de smartphones están revolucionando los modelos sociales, económicos y políticos. De hecho, The Economist ha dedicado un suplemento completo a este fenómeno, con rigurosos gráficos publicados más abajo. Desde las compras online, el compartir información y la vida social, los smartphones han creado un nuevo universo de conectividad que es local (siempre está cerca), personal (adaptado a las necesidades y preferencias del usuario), social (compartido con una red de contactos) y esta activo las 24h del día. El acceso continuo a la información, la comunicación, los amigos, y el entretenimiento, entre otras numerosas cosas está cambiando la forma en que miles de millones de personas manejan sus vidas diarias.

El acceso a la Internet móvil continúa creciendo rápidamente en todo el mundo, especialmente en los mercados en desarrollo, donde la falta de infraestructura y la relativa facilidad al acceso a información que brindanlos smartphones hacen de la Internet móvil una herramienta esencial. En China, por ejemplo, a mediados del 2014, 630 millones de usuarios tenían acceso al Internet, alrededor del 45% de la población total. En el África subsahariana, el uso de smartphones es de 60%, en comparación con el acceso de línea fija de tan sólo 2%. Según The Economist, en el futuro, países enteros en África accederán a Internet sólo a través de smartphones y, para el año 2020, alrededor del 80% de los adultos en el mundo tendrán uno.

Al crecer la infraestructura móvil y aumentar el uso de smartphones, los consumidores se están beneficiando de los nuevos servicios que brindan estos dispositivos, especialmente en las economías emergentes. El rápido crecimiento de muchos mercados en desarrollo proviene del rápido aumento en el uso y cobertura móvil, principalmente gracias a smartphones. India y China, con un gran crecimiento anual, están entre los países que más se benefician. Este crecimiento en cobertura de internet móvil tiene un impacto medible en el PBI, un efecto directo en el empleo, la inversión y el consumo, y un impacto indirecto en la productividad, el espíritu empresarial, y el flujo de información.

Un informe de Groupe Speciale Mobile Association (GSMA) muestra que un aumento del 10% en el alcance de la banda ancha móvil aumenta el PBI en un 1.4% en los países de ingresos bajos y medianos. Duplicar en el uso de datos móviles aumenta el PBI per cápita en 0.5%. Conexiones más rápidas también traen beneficios. Un aumento de 10% en el uso de 3G en comparación con 2G aumenta el PBI per cápita en 0.15%.

Una de las mayores ventajas, sin embargo, es el beneficio económico generado por la capacidad de los empresarios locales de llevar sus ideas a un nivel global y generar mayores ingresos a través de su acceso a nuevos clientes y mercados, un beneficio de transformación para las pequeñas y medianas empresas.

Una de las mayores limitaciones de infraestructura (principalmente en países emergentes) es la falta de capacidad de banda ancha. La falta de armonización a nivel regional e internacional (por ejemplo, que la red 3G de un mismo operador opere en diferentes bandas en diferentes países o en diferentes regiones de un mismo país) conduce a importantes ineficiencias y costos más altos. La GSMA estima que para el 2020, una mejor armonización podría agregar US$ 370 mil millones al PBI y 112,000 nuevos puestos de trabajo en América Latina, y US$ 49,000 millones al PBI y 506,000 puestos de trabajo en el África subsahariana.

Más allá del impacto económico directo, también existen beneficios sociales derivados de una mayor alcance de Internet móvil y su mayor uso. Estos incluyen una mejora en educación, atención de salud y nutrición. Al 2017, se espera que una mayor difusión de información médica pudiera salvar hasta 1 millón de personas en África subsahariana a través de la prevención de enfermedades como la malaria, el VIH y enfermedades perinatales. El uso de smartphones para realizar seguimientos de entregas de alimentos, controlar su temperatura, y optimizar las rutas de entrega podría ahorrar suficiente comida para alimentar a 40 millones de personas (la población de Kenia) en 2017.

Esperemos que con la constante reducción de los precios de los smartphones y una mejor  promoción de la inversión en infraestructuras por parte del gobierno, los operadores puedan seguir creciendo, innovando y compitiendo para aprovechar todas las ventajas que brinda esta tecnología. Por ejemplo, tenemos que superar el mito de que las antenas de celulares producen daño a la salud. Esto lo veremos en un próximo artículo. Lampadia




Legado natural y cultural debe ser puesto en valor

Legado natural y cultural debe ser puesto en valor

“En el Perú se ha producido un largo proceso de domesticación de plantas y animales que ha durado al menos diez mil años y de ninguna manera se ha interrumpido, porque continúa en la actualidad. Nuestro país es uno de los centros mundiales de origen de la agricultura y la ganadería”, sostiene Antonio Brack en su libro Perú Legado Milenario.

El hombre llegó a los Andes hace unos 20,000 años, desde entonces inició un largo proceso de adaptación y de transformación de su entorno para desarrollarse. La domesticación de plantas y animales fue una de las tareas primordiales que le permitieron alcanzar el sustento, base para la construcción de una civilización compleja.

Como sostiene Ruth Shady, la descubridora de Caral, “Con esa estructura social, los grupos humanos tejieron redes y manufacturaron embarcaciones para el aprovechamiento de los recursos marinos, fluviales y lacustres y domesticaron variadas especies vegetales, como papa, achira, camote, racacha, oca, quinua, quihuicha, kañihua, olluco, frijol, pallar, zapallo, algodón, calabaza, maíz, entre otras, o animales, como llama, alpaca, cuy, etc. Posteriormente, bajo la organización de las autoridades políticas y la producción de conocimientos por los especialistas, la transformación del paisaje fue mayor, aplicaron a los suelos tecnologías apropiadas” para hacerlas productivas, desde complicadas técnicas de conservación de agua e irrigación, así como el aprovechamiento de terrazas (andenes).

Existen cerca de 4,400 plantas nativas utilizadas por el hombre para 49 fines distintos. “182 de las cuales están domesticadas y 1,700 que se cultivan, pero también se hallan en forma silvestre. Pero detrás de estas cifras se esconde un largo proceso de descubrimientos y acumulación de experiencias, muy difícil de imaginar y más difícil de reconstruir”, señala Brack.

La labor y el conocimiento del hombre del Ande, convirtieron a nuestra civilización y al Perú en uno de las más grandes despensas mundiales. Como indica Brack: “A nivel mundial la domesticación se ha desarrollado en varios centros importantes, conocidos hoy como los centros de Vavilov, en honor al botánico ruso, I. N. Vavilov (1886-1942), quien se dedicó a su estudio y que también visitó al Perú”.

Según el científico ruso en China se domesticaron 136 especies; en India y zonas aledañas 117, Mediterráneo (España a Siria) 84; Cercano Oriente (Asia Menor, Irán) 83;  México y Centro América 49; Asia Central (Paquistán y Afganistán) 42; Etiopía 38. Finalmente en Sudamérica 150.

La domesticación de la papa, es quizá el aporte más significativo que ha efectuado el Perú y la civilización andina a la alimentación mundial. Domesticada hace unos 7,000 años en las inmediaciones del lago Titicaca, la papa fue la fuente de alimentación del hombre andino y posteriormente de Europa y del mundo entero. 

La papa se fue el remedio para las hambrunas que asolaron el viejo continente luego de Guerra de los Treinta Años (siglo XVII). Poco a poco se fue convirtiendo en el alimento de las masas. La revolución industrial no se entendería sin este cultivo que se transformó en base del menúde la clase obrera. Este tubérculo bendito crece en casi toda condición y su fuente de carbohidratos permite que las poblaciones de bajos recursos pueden tener algo que llevarse a la boca.

Otro aporte genial fue el de los auquénidos (llamas y alpacas) cuya lana es una de la fibras más codiciadas del mundo. 

Por si fuera poco el generoso suelo peruano acogió con facilidad los productos de otras tradiciones culturales lo que ha permitido que en nuestro país se siembre casi de todo. Este aporte no solo ha enriquecido y es fuente de una de las actividades culturales más emblemáticas de nuestro país: la gastronomía, sino que permite el desarrollo de una industria agroexportadora pujante.

La riqueza de nuestra gastronomía y parte de nuestro enorme reserva de recursos naturales es una herencia valiosísima y  un potencial que hemos tardado en poneren valor, pero que lentamente se empieza a realizar. Un ejemplo de ello es el reciente éxito de la quinua, que debe terminar siendo el pasaporte para la difusión de los demás granos andinos (ver en Lampadia: La Quinua lleva a la sierra a los mercados globales y al desarrollo). Lampadia




WEF: ¿Se detendrá la gobernanza global en un mundo multipolar?

WEF: ¿Se detendrá la gobernanza global en un mundo multipolar?

Esta pregunta fue el foco central de una de las conferencias del último World Economic Forum (WEF), en Davos, en febrero 2015, con la participación de grandes líderes de opinión. Los  miembros del panel fueron: Kishore Mahbubani (Decano de la Escuela de Política Pública “Lee Kuan Yew” de la Universidad de Singapur), Joseph S. Nye (distinguido profesor de la Universidad de Harvard y Adjunto al Subsecretario de Estado en Seguridad de EEUU) y John Baird (Ministro de Relaciones Exteriores de Canadá).

El debate le dejó muy claro al público que el poder de Estados Unidos ha disminuido definitivamente y que es probable que el tipo de gobernanza mundial que hemos conocido desde la Segunda Guerra Mundial se esté debilitando. Gran parte de la discusión, sin embargo, se centró en la naturaleza evolutiva y la ubicación del poder en el siglo XXI, el papel del manejo de las instituciones actuales en un sistema en evolución y la importancia de un balance de poderes. (Ver en Lampadia: El Mundo carece de una Gobernanza Global para el Siglo XXI).      

Los Estados Unidos sigue desempeñando un papel importante en la escena mundial, pero la naturaleza de ese liderazgo está cambiando. Para Joseph S. Nye, la preponderancia del poder de Estados Unidos siempre había parecido un mito. Se refirió a los límites de la influencia estadounidense para prevenir la adquisición de una bomba atómica por parte de la Unión Soviética o la toma de control comunista en China.

El creciente poder económico y político de China y entidades como la Unión Europea significarían un aumento de la competencia por la influencia en los asuntos internacionales y un sistema más complejo en general. Además, “Estados Unidos ya ha perdido el apoyo de aquellos que confiaron en sus valores.”

La era de la hegemonía de Estados Unidos ya ha acabado. Diferentes países y regiones reclaman su lugar en la toma de decisiones a nivel mundial. En 2015, se espera que China crezca a 6.8% y la India en el 6.4%, y la ASEAN es la región de más rápido crecimiento en el mundo.

Lo que se necesita es compromiso. Esto implica que ningún país establezca la agenda mundial y que la gobernabilidad se vuelva más difusa. Esto crea un “orden” mundial multipolar, donde el control de los recursos se concentra en diferentes centros de poder, cuyo peso económico se ve reforzado por los acuerdos comerciales intra-regionales.

¿Cómo, entonces, se podría asegurar la gobernabilidad global en un mundo multipolar?  “A medida que el mundo se vuelve cada vez más pequeño, necesitamos una mejor gobernanza mundial”, dijo Kishore Mahbubani. Las instituciones creadas a raíz de la Segunda Guerra Mundial ya no están aptas para el propósito. Los países occidentales ejercen una influencia desproporcionada y han debilitado deliberadamente el sistema para evitar que se limiten sus intereses.

Con los problemas de gobernanza no resueltos que atentan contra el prestigio de las instituciones mundiales como la ONU y el FMI, existe un creciente interés en los órganos regionales. Las instituciones de ayer no ayudan a hacer frente a los desafíos de hoy.Para Mahbubani, la ASEAN es un ejemplo de un modelo de organismo regional que hace un buen trabajo al reunir a los países adecuados y ofrecerles un espacio para deliberar. Los bancos regionales de desarrollo también ofrecen un buen modelo.

Por lo tanto, en su opinión, EEUU no estará siempre en primer lugar, China va a tomar su lugar más pronto de lo que la mayoría de personas cree y tendrá que decidir qué hacer: si seguir con el ejemplo de EEUU (tomar el poder e intentar debilitar a los demás) o fortalecer a las instituciones de gobernanza mundial, las cuales a su vez fortalecerían las rutas de comercio y así liderar un mundo mejor.

También sería una mejor estrategia para el mismo Occidente dejar de debilitar a las instituciones de gobernanza global y cambiar estas políticas por unas de fortalecimiento, y de esta manera lograr restringir al creciente poder asiático.

La conclusión de este debate muestra la gran necesidad de una gobernanza global, de una convergencia de poderes y apoyo entre países sin polarizaciones ni discriminación de ningún tipo. Solo con un fuerte liderazgo global podrá llevar a un mundo tan dinámico y multipolar hacia la convergencia y prosperidad. Lampadia




El extraño temor de China a una revolución de color

El extraño temor de China a una revolución de color

Por Gideon Rachman, Columnista de Asuntos Internacionales – FINANCIAL TIMES

(El Comercio, 11 de febrero de 2015)

El ministro de educación de China acaba de emitir un edicto a las universidades del país que suena como algo de la época dorada del maoísmo. “No permitan que los libros de texto que promueven los valores occidentales entren en nuestras aulas”, tronó Yuan Guiren. “Cualquier opinión que ataque o difame la dirección del partido o el socialismo nunca debe permitirse”.

Al visitar Beijing la semana pasada, me parece que es algo tarde para acabar con la influencia occidental. La capital china luce todas las marcas occidentales imaginables, desde Lamborghini a Hooters. En los cafés cerca de los campus universitarios de Beijing, los estudiantes chinos chismosean y navegan por Internet, al igual que sus homólogos occidentales. Sin embargo, esa aparente familiaridad puede ser engañosa. Al querer navegar el Internet desde mi hotel, tuve la ingenua sorpresa de darme un encontronazo con la gran muralla cibernética de China, que bloquea el acceso a Google, Twitter y muchos otros sitios más.

En los últimos meses, la altura de esa gran muralla ha subido aun más por causa de una ofensiva contra las influencias occidentales que han afectado a las universidades, los “bloggers” y los horarios de televisión. Las personas que participan directamente en políticas liberales han sufrido mucho más directamente. Las organizaciones de derechos humanos dicen que cientos de activistas han sido detenidos durante el último año. Las organizaciones extranjeras no gubernamentales también están bajo mayores escrutinios y presiones.

Esta represión apunta a una sorprendente sensación de inseguridad en los círculos gobernantes de China. Los eventos del mundo exterior han hecho que el gobierno esté cada vez más preocupado por la amenaza de una “revolución de color” que pondría en entredicho el poderío del Partido Comunista. Eso también se conecta con la ansiedad imperante acerca de la estabilidad interna de China, en momentos en que la economía se está desacelerando y que la campaña anticorrupción del presidente Xi Jinping está creando descontento entre la élite gobernante.

La ola de revoluciones en el mundo árabe causó profundas angustias en el partido comunista chino acerca de los levantamientos populares contra gobiernos no democráticos – y el caos que pueden desencadenar. El papel que jugaron las instituciones y la tecnología occidentales en avivar estas revueltas fue debidamente notado en Beijing. El hecho de que el levantamiento de Egipto de 2011 se llamó la “revolución de Facebook” y que uno de sus más prominentes activistas era un ejecutivo de Google ayudó a sellar el destino de esas dos empresas en China.

Durante el año pasado, la paranoia oficial china con respecto a la amenaza de una revolución de color ha sido avivada por los acontecimientos en Ucrania y, sobre todo, de Hong Kong. Pareciera que China honestamente comparte la perspectiva rusa del levantamiento en Ucrania, o sea, que este fue organizado esencialmente por EE.UU., utilizando todas sus nefastas herramientas, desde el Internet hasta las ONG. En abril, meses antes de que estallaran las protestas en Hong Kong, Wang Jisi, un prominente académico chino, escribió que las principales preocupaciones de los líderes de Beijing en sus tratos con EE.UU. son “los supuestos planes de EE.UU. para subvertir el gobierno chino y penetrar política e ideológicamente en la sociedad china”.

Las protestas de Hong Kong, que estallaron en septiembre, parecieron confirmar los temores más profundos de Beijing. Desde una perspectiva china, se parecía peligrosamente a la llegada de las técnicas de la evolución de color dentro de las fronteras de China: las protestas de brazos caídos, los estudiantes, los equipos de televisión extranjeros, el uso de los medios sociales y el surgimiento de un nombre pegadizo: el “movimiento

de los paraguas”. El gobierno chino tuvo éxito en bajar el tono de las protestas en Hong Kong. Pero algunos en Beijing afirman ver un patrón siniestro de intromisión occidental, que se extiende desde el mundo árabe a Ucrania, Cuba, Venezuela y ahora Hong Kong.

Más aun, todo este desorden internacional llega en un momento de tensión política en China. La iniciativa política interna de Xi es su campaña contra la corrupción, la cual ha durado más tiempo y golpeado más profundo de lo que muchos esperaban.

Se comenta que la campaña contra la corrupción goza de mucha popularidad entre los chinos, pero amenaza los intereses poderosos. En el último par de meses, el gobierno ha acusado formalmente a Zhou Yongkang, el ex jefe de policía de seguridad interna de China y anunció una investigación de Ling Jihua, antiguo alto asesor de Hu Jintao, el predecesor de Xi.

Quizás Xi esté tan perfectamente en control del sistema político que bien pueda darse el lujo de enfrentarse a poderosos grupos de interés. Pero algunos con buenos contactos en Beijing ahora especulan abiertamente sobre la posibilidad de un intento de destituir al presidente. Algunos señalan que los anteriores brotes de disturbios populares en China, como en 1989, coincidieron con fracturas en la cúpula superior del Partido Comunista.

Sin embargo, en muchos sentidos, China nunca ha lucido tan fuerte. Hace unos meses, el Fondo Monetario Internacional anunció que China es la mayor economía del mundo, al medirse por poder adquisitivo. Los líderes extranjeros están haciendo cola para entrevistarse con Xi, con la esperanza de atraer inversión china. Visto desde el mundo exterior, la aparente ansiedad que sienten los líderes políticos de China parece excesiva, incluso paranoica. Pero, como reza el famoso dicho (occidental): “Solo los paranoicos sobreviven”.




El crecimiento y la reducción de la pobreza no esperan

El crecimiento y la reducción de la pobreza no esperan

Basta ver los titulares de los diarios o escuchar los de noticieros radiales y televisivos, oír las discusiones en los pasillos del congreso, las entrevistas en los sets de televisión o leer las columnas de opinión, para darnos cuenta que nuestros políticos, periodistas y “analistas” solo les preocupan los temas de coyuntura, el dime y el direte antes que los asuntos de fondo. Concentrados en el juego de quien lleva agua para su molino, desgastar al contrario y quedar mejor posicionado en las encuestas de popularidad, se olvidan que el país está atravesando por un momento delicado. Además de discusiones sobre si se censura o no a la Ministra Ana Jara, si es conveniente o no cerrar la Dirección Nacional de Inteligencia, si todos los líderes importantes salieron en una foto en Palacio de Gobierno, se debiera estar discutiendo sobre qué medidas deben tomarse urgentemente para reactivar la economía y reiniciar la senda de la disminución de la pobreza y la desigualdad.

La desaceleración económica no es un problema menor. No se puede pensar, como han indicado algunos despreocupados analistas, que debiéramos contentarnos con un crecimiento de 2%. No. El Perú tiene el potencial para crecer un 7% o más. Cada punto menos del PBI que dejamos de crecer significa que menos peruanos salen de la línea de pobreza o que pierden posibilidades de educarse, comer mejor y tener una mayor calidad de salud. Tampoco es cierto que el menor crecimiento de socios comerciales, como la China, nos impida crecer más alto. En Lampadia, hemos demostrado que esto el gigante asiático sigue teniendo un impulso enorme.   

El crecimiento económico como hemos señalado repetidamente, es el directo responsable de la reducción de la pobreza y la desigualdad. Según Juan Mendoza, profesor de la UP y otros especialistas, casi 85% de la reducción de la pobreza desde el 2004 se debe exclusivamente al crecimiento económico. Sin este crecimiento al día de hoy tendríamos al menos 52% de pobres, [vs. el 23% actual]. Mendoza remarca: “Los datos sugieren que la manera más eficaz de combatir la pobreza no es diseñar programas de transferencias sino fomentar la inversión privada y el funcionamiento de los mercados, que han sido los motores del crecimiento desde 1990.”

La pregunta, entonces se cae de madura: ¿Qué estamos haciendo para fomentar la inversión privada y el funcionamiento de los mercados, que han sido los motores del crecimiento y los que han permitido que tantos peruanos dejen de ser pobres? Ese es el debate al que políticos, analistas y líderes de opinión debieran prestar atención. Es triste, pero todos prefieren concentrarse en la acusación, el insulto y los temas coyunturales antes que los asuntos de fondo.  Es hora de que nuestra clase dirigente siga el consejo de Churchill: “el político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones”

El verdadero debate (que los estadistas) debieran propiciar debe girar en torno a la urgente reactivar necesidad de incentivar y atraer una mayor inversión privada. Esta es la única manera en que podamos empezar a crecer a nuestro real potencial. Para ello se debiera analizar como reactivamos o incentivamos los verdaderos motores de nuestra economía, en vez de estar buscando inventar motores virtuales. Veamos:

1. Minería: Es vital crear las condiciones económicas, sociales y políticas para que los proyectos mineros en cartera empiecen a producir lo antes posible. La cartera de inversiones mineras suma 47 proyectos (32 de extracción de cobre). Es decir cerca de los 60 mil millones de dólares en inversión potencial hasta el 2021. Como hemos indicado se debiera hacer una cruzada en la que todas las fuerzas políticas se comprometan a generar las condiciones necesarias para que estos proyectos a la brevedad puedan empezar a operar. Eso no quiere decir relajar los estándares ambientales internacionales, pero si explicar a la población los beneficios de la minería.

2. Pesca. Afortunadamente, se ha empezado a rectificar la desastrosa política pesquera que implemento este gobierno. Es imprescindible dada las malas condiciones climáticas que se den algunos incentivos para que este importante sector vuelva a recuperar su aporte a la economía.

3. Agroindustria: Si bien se mantiene pujante y creciendo, se debe empezar a abrir nuevos mercados. El TLC con la India podría contribuir. Es crucial, sin embargo empezar a solucionar aspectos que en el mediano plazo pueden afectar a este sector, como seguías en Ica y Piura. Debieran ejecutarse proyectos de infraestructura para represar las aguas en estas regiones.

4. Construcción: Sin duda fuertemente afectada por la desaceleración. Son imprescindibles medidas que reactiven el sector. Si bien el programa de infraestructuras públicas permitirá que la construcción mejore su aporte, se necesitan medidas complementarias para incentivar la construcción de viviendas.

El gobierno ha empezado a realizar esfuerzos para destrabar las concesiones y las obras de infraestructura que se hallaban paralizadas (en especial las de transporte). Se debe seguir por este camino. Adicionalmente, son positivos los esfuerzos por poner en valor nuestros recursos forestales. Se han dado algunos pasos en ese sentido, aunque debiera hacerse mucho más, para atraer inversión a este sector que tiene un inmenso potencial para dinamizar nuestra economía.

También, ha sido saludable la reestructuración del impuesto a la renta de las personas naturales, que ayudará a reactivar el consumo interno. Pero, a todo esto se deben sumar los esfuerzos por recuperar la confianza en el desarrollo del país. La economía, como toda actividad humana, también es un estado de ánimo. Los agentes económicos deben recibir las señales correctas para lanzarse a invertir. El caldeado ambiente político (en gran medida propiciado por el propio gobierno), debe atemperarse para que nos concentremos en lo importante: volver a crecer, como hemos señalado antes, pudiendo aliviar sosteniblemente la pobreza, no hacerlo es inmoral. Lampadia




Una verdad heterodoxa

Una verdad heterodoxa

Por Nouriel Roubini

(Project Syndicate, 01 de Febrero de 2015)

¿Quién podía pensar que, seis años después de la crisis financiera mundial, la mayoría de las economías avanzadas seguirían flotando en una sopa de letras –ZIRP, QE, CE, FG, NDR y U-FX Int– de políticas monetarias heterodoxas? Ningún banco central había pensado en la posibilidad de adoptar alguna de esas medidas (política de cero tipos de interés, relajación cuantitativa, relajación crediticia, orientación sobre la política monetaria, tipos de depósitos negativos e intervención ilimitada en el mercado de divisas, respectivamente) antes de 2008? Actualmente han llegado a ser el pan nuestro de cada día en materia de instrumentos de las autoridades.

De hecho, tan sólo en el último año y medio, el Banco Central Europeo adoptó su propia versión de orientación sobre la política monetaria, luego pasó a la política de cero tipos de interés y después optó por la relajación crediticia, antes de decidir probar con los tipos de depósito negativos. En enero, adoptó plenamente la relajación cuantitativa. De hecho, ahora mismo la Reserva Federal, el Banco de Inglaterra, el Banco del Japón, el BCE y una diversidad de bancos centrales de economías avanzadas más pequeñas, como, por ejemplo, el Banco Nacional Suizo, han recurrido a semejantes políticas heterodoxas.

Un resultado de ese activismo mundial en materia de política monetaria ha sido una rebelión entre los seudoeconomistas y los incompetentes que hablan de los mercados en los últimos años. Esa diversidad de economistas “austríacos”, monetaristas radicales, maniáticos del oro y fanáticos del bitcoin no ha cesado de repetir que semejante aumento en masa de la liquidez mundial provocaría hiperinflación, el desplome del dólar de los EE.UU., unos precios por las nubes del oro y la desaparición tarde o temprano de las monedas fiduciarias a manos de criptomonedas digitales.

Ninguna de esas siniestras predicciones ha sido confirmada por los acontecimientos. La inflación es baja y va en descenso en casi todas las economías avanzadas; de hecho, ninguno de los bancos centrales de las economías avanzadas está logrando cumplir su mandato –explicito o implícito– del dos por ciento de inflación y algunos a duras penas consiguen evitar la deflación. Además, el valor del dólar ha estado disparándose frente al yen, el euro y la mayoría de las divisas de los mercados en ascenso. Los precios del oro desde el otoño de 2013 han bajado de 1.900 dólares por onza a unos 1.200 dólares y el bitcoin fue la moneda con peores resultados del mundo en 2014, al perder casi un 60 por ciento de su valor.

Desde luego, la mayoría de los catastrofistas carecen del menor conocimiento de la economía básica, pero eso no ha impedido que sus opiniones hayan influido en el debate público. Así, pues, vale la pena preguntarse por qué sus predicciones han fallado tan espectacularmente.

La raíz de su error estriba en su confusión sobre la causa y el efecto. La razón por la que los bancos centrales han adoptado políticas monetarias cada vez más heterodoxas es la de que la recuperación posterior a 2008 ha sido extraordinariamente anémica. Dichas políticas han sido necesarias para contrarrestar las presiones deflacionarias causadas por la necesidad de hacer un doloroso desapalancamiento a raíz de las grandes acumulaciones de deuda pública y privada.

En la mayoría de las economías avanzadas, por ejemplo, sigue existiendo un desfase muy grande de la producción, pues tanto ésta como la demanda son muy inferiores a su potencial; así, las empresas tienen una capacidad limitada para la fijación de precios. También los mercados laborales están muy flojos: demasiados trabajadores desempleados intentan conseguir los demasiado pocos puestos de trabajo disponibles, mientras que el comercio y la mundialización, junto con las innovaciones tecnológicas que ahorran mano de obra, están reduciendo cada vez más los puestos de trabajo y los ingresos de los trabajadores, lo que representa un mayor lastre para la demanda.

Además, siguen estando flojos los mercados inmobiliarios en los que a un auge siguió una quiebra (los Estados Unidos, el Reino Unido, España, Irlanda, Islandia y Dubai) y en otros mercados (por ejemplo, China, Hong Kong, Singagur, el Canadá, Suiza, Francia, Suecia, Noruega, Australia, Nueva Zelanda) hay burbujas que representan un nuevo riesgo, pues su desplome podría desmoronar los precios de las viviendas.

También los mercados de los productos básicos se han vuelto una causa de presión desinflacionaria. La revolución de la energía debida al esquisto en Norteamérica ha debilitado los precios del petróleo y del gas, mientras que la desaceleración de China ha socavado la demanda de una gran diversidad de productos básicos, incluidos el mineral de hierro, el cobre y otros metales industriales, de todos los cuales hay una mayor oferta después de que años de precios altos estimularan las inversiones en nueva capacidad.

La desaceleración de China, después de años de inversión excesiva en los sectores inmobiliario y manufacturero, está causando una saturación mundial de productos industriales y manufacturados. Como ahora la demanda en dichos sectores está contrayéndose marcadamente, el exceso de capacidad en los sectores siderúrgico y cementero de China –por citar sólo dos ejemplos– está intensificando aún más la presión deflacionaria en los mercados industriales mundiales.

El aumento de la desigualdad de renta, al redistribuir los ingresos de quienes gastan más hacia los que ahorran más, ha exacerbado la escasez de demanda. Lo mismo ha ocurrido con el ajuste asimétrico entre economías acreedoras y con un exceso de ahorro, que no afrontan presiones del mercado para gastar más, y unas economías deudoras y con un exceso de gasto, que sí que las afrontan y se han visto obligadas a ahorrar más.

Expresado de forma sencilla, vivimos en un mundo en el que hay demasiada oferta y demasiado poca demanda. El resultado es una presión desinflacionaria, si no deflacionaria, persistente, pese a una relajación monetaria muy intensa.

La incapacidad de las políticas monetarias heterodoxas para evitar una deflación plena refleja el hecho de que semejantes políticas vayan encaminadas a debilitar la divisa, con lo que mejoran las exportaciones netas y aumentan la inflación. Sin embargo, se trata de un juego de suma cero, que simplemente exporta deflación y recesión a otras economías.

Tal vez más importante haya sido un profundo desequilibrio con la política fiscal. Para ser eficaz, el estimulo monetario debe ir acompañado de un estímulo fiscal temporal, del que ahora carecen todas las economías más importantes. De hecho, la zona del euro, el Reino Unido, los Estados Unidos y el Japón están aplicando en grados diversos una austeridad y consolidación fiscal.

Incluso el Fondo Monetario Internacional ha señalado correctamente que parte de la solución para un mundo con demasiada oferta y demasiado poca demanda ha de ser una inversión pública en infraestructuras, que es inexistente –o está desmoronándose– en las economías más avanzadas y en los mercados en ascenso (con la excepción de China). Con unos tipos de interés a largo plazo próximos a cero en la mayoría de las economías avanzadas (y en algunos casos incluso negativos), resulta totalmente justificado el gasto en infraestructuras, pero una diversidad de constricciones políticas –en particular, la de que las economías fiscalmente depauperadas recortan el gasto antes de reducir los salarios del sector público, las subvenciones y otros gastos corrientes– están frenando el necesario auge de las infraestructuras.

Todo ello constituye una receta para un continuo crecimiento lento, un estancamiento persistente, desinflación e incluso deflación. Ésa es la razón por la que, a falta de políticas fiscales apropiadas para abordar la insuficiente demanda agregada, las políticas monetarias heterodoxas seguirán siendo una característica fundamental del panorama macroeconómico.




Sobre Riesgos y Oportunidades

Sobre Riesgos y Oportunidades

“La necesidad es la madre de la invención” (Necessity is the mother of invention), dice un antiguo proverbio inglés.

“La necesidad tiene cara de hereje”,  dice un proverbio español.

The Economist – Intelligence Unit (EIU) acaba de publicar un reporte comisionado por el banco HSBC, “Harnessing Risk management in the Service of Innovation” (Haz uso del manejo de riesgos para servir a la innovación). 

Este reporte, referido al mundo empresarial, postula que si los riesgos y las oportunidades se pueden trabajar efectivamente en conjunto, ambos pueden ayudar a “crear organizaciones ágiles que sean capaces de explotar el dinámico clima de negocios de nuestros días”. El EIU agrega que “cuando se trabajan como si fueran partes diferentes de una empresa, los resultados pueden ser catastróficos”.

Efectivamente, en el mundo corporativo se siguen tratando los riesgos por sí mismos, y eso muchas veces paraliza la gestión empresarial y hace perder muchas oportunidades valiosas para los objetivos de los negocios. Se sigue viendo los riesgos como aspectos puramente negativos, oscureciendo la verdadera naturaleza de los mismos, que siempre están asociados a oportunidades y éstas a los procesos de innovación. El documento citado es una excelente reflexión para una gerencia moderna.  Recomendamos leerlo en su versión en inglés que hemos incorporado a la sección “Documentos y Presentaciones” de Lampadia (ver: RISK-INFORMED INNOVATION).

La misma filosofía y conceptos pueden ser usados en el manejo de un país.

Es muy común y muy fácil identificar riesgos, así como destacar permanentemente los aspectos negativos de la vida de una sociedad o una nación. El Perú está sujeto a muchísimos riesgos, tanto a los referidos a la economía y la política, como a los llamados riesgos de Dios, catástrofes naturales, el Niño, las sequías o las inundaciones.

Cotidianamente, el debate nacional está plagado de los problemas que nos acechan, las noticias se concentran fundamentalmente en las desgracias y carencias de la sociedad. Nos hemos acostumbrado a vivir a salto de mata sin dejar suficiente espacio para evaluar las oportunidades que tenemos para enfrentar casi todos los problemas que aún no logramos superar.

Pero el Perú es un país bendito, lleno de oportunidades. El potencial de desarrollo integral, duradero y sostenible que tenemos es casi infinito para el tamaño de nuestra población y la naturaleza de nuestras carencias.

Por ejemplo:

1.     Se viene la tercera revolución industrial con la robotización y digitalización, que tendrá efectos disruptivos muy importantes en la creación de empleos en todos los países de la tierra. Pero el Perú tiene inmensas reservas productivas por desarrollar para crear suficientes empleos en forestería, agroexportaciones, energía, minería, acuicultura, turismo y en negocios basados en la biodiversidad. (Ver en L: Apuntes para la creación de empleo al 2034 (II)).

2.     China reduce su ritmo de crecimiento, lo que se asume como una desgracia para el país. Pero, si analizamos un poco mejor la realidad, nos daremos cuenta que solo un 7% de crecimiento del PBI chino, equivale a 3.2 veces nuestro PBI total. Por lo tanto, si manejamos bien nuestras relaciones con la China, encontraremos, siendo un país pequeño,  que nuestras oportunidades para seguir ampliando las exportaciones o atrayendo inversión no deben afectarse por los necesarios ajustes de la economía china. (Ver en L: ¿Crisis china? ¡Miremos al monstruo sin soponcios!).

3.     Nuestra gente es industriosa, trabajadora y creativa. El que hasta ahora no hayamos podido dar educación de calidad a toda la población, no significa que nuestros ciudadanos no tienen capacidades naturales muy valiosas para la prosperidad. Hace unos meses publicamos un análisis que planteaba que la capacitación puede ayudarnos a nivelar el piso. Esto lo ilustramos con tres ejemplos: en educación con los colegios de Innova Schools, en salud con la calidad de servicio de la Clínica Good Hope, y en la derrota de la pobreza rural con el Programa de Sierra Productiva. (Ver en L: La Capacitación produce milagros).

Tenemos un país único (ver en L: El Perú no es igual a ningún otro país). Otro ejemplo de nuestras capacidades, el 93% de la élite universitaria del país (CADE Universitario 2014) aspira a ser empresario en no más de cinco años. Según el mismo HSBC, creciendo al 5.5% por año, podemos ser la economía número 26 el 2050, con 90% de la población con ingresos superiores a US$ 3,000 anuales por persona.

¡El Perú es infinito!

¡Veamos y aprovechemos nuestras oportunidades!

Nuestro bienestar general solo requiere que hagamos las cosas suficientemente bien. Para ello necesitamos una Visión Positiva de Futuro, buen liderazgo, sentido de pertenencia y buena gobernanza. Lampadia