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La Cuarta Revolución Industrial y las Finanzas

La Cuarta Revolución Industrial y las Finanzas

El famoso analista económico del Financial Times plantea una crítica muy fuerte al sistema financiero, al comentar el eventual impacto de las nuevas tecnologías en este negocio de intermediación financiera.

Desde la crisis del 2008/9, la banca internacional a sido objeto de muchos ataques por los excesos de los bancos más grandes de EEUU y Europa, que pusieron al mundo al borde de una crisis generalizada. A pesar de las intervenciones de los estados, la crisis fue muy grande, pero se evitó el colapso de la economía global, de haberse cortado el crédito. Esto hubiera tenido consecuencias catastróficas para toda la humanidad, con un costo social imposible de calcular.

Sin embargo, esas instituciones financieras enormes ‘to big to fail’ (muy grandes para fallar), que de alguna manera les aseguran una inadecuada protección estatal en casi cualquier circunstancia, no se han llegado a reformar y regular de manera de disminuir la concentración excesiva de poder y, tampoco se han evidenciado los castigos suficientes a los responsables de la crisis.

Sin lugar a dudas, una buena parte de las regulaciones y castigos, siguen pendientes, pero de ahí a transmitir una evaluación parcial de la crisis, hay un gran paso.

En cuanto a las nuevas tecnologías, se espera efectivamente que tengan un gran impacto en la estructura del sector financiero. Introducirán mayor competencia, menores costos de transacción, más transparencia, mayor cobertura y mejores servicios. Veamos las expresiones de Wolf.  

Buenas noticias: “Fintech” puede ser disruptivo de las finanzas

Escrito por Martin Wolf

Financial Times

Publicado el 8 de marzo de 2016

Traducido y glosado por Lampadia

 

Actualmente, la banca es ineficiente, costosa y plagada de conflictos

La tecnología de la información ha afectado los negocios del entretenimiento, de los medios de comunicación y del comercio minoristas y, más recientemente, la oferta de habitaciones de hotel y taxis. ¿Va a suceder lo mismo con las finanzas? Mi primera respuesta es: ¡por favor! Mi segunda respuesta es: Sí. Como Bill Gates ha dicho, “Siempre sobrestimamos el cambio que se producirá en los próximos dos años y subestimamos el cambio que se producirá en los próximos 10 años. No te dejes llevar hacia la inacción”. Este consejo no sólo se aplica a las personas en los negocios, también a los hacedores de políticas.

Las finanzas son un negocio de información. El negocio de las finanzas gasta una mayor  proporción de sus ingresos en tecnología de la información, que cualquier otro negocio. Parece  listo para experimentar los efectos disruptivos de las tecnologías de la información. Consideremos sus tres funciones esenciales: pagos; intermediación entre ahorros e inversiones; y seguros. Todas estas actividades son intensivas en información.

Los bancos y las aseguradoras son el corazón de las instituciones financieras. Los bancos gestionan los sistemas de pago; crean la mayor parte del dinero de la economía; son responsables de una gran porción de la intermediación financiera; son los creadores de instrumentos financieros; y actúan como creadores de mercado y agentes. Las aseguradoras desempeñan un rol fundamental en la evaluación y gestión de riesgos.

¿Por qué podría esperarse que la nueva tecnología financiera, o “Fintech” (por sus siglas en inglés) vaya a transformar estos negocios? La respuesta, en especial para la banca, es que actualmente no se están llevando a cabo adecuadamente. La banca parece ser ineficiente, costosa, plagada de conflictos de intereses, con tendencia a un comportamiento poco ético y, no menos importante, capaz de generar enormes crisis.

En un reciente discurso sobre las posibilidades de una revolución financiera, Andrew Haldane del Banco de Inglaterra señaló que, sorprendentemente, el costo unitario de la intermediación financiera de EEUU parece no haber cambiado en más de un siglo. Además, los ingresos de las finanzas simplemente aumentan y disminuyen con el valor de los activos. Esto connota una enorme cantidad de extracción de rentas. Además, 10 millones de hogares en EEUU y 1.5 millones de adultos en el Reino Unido, todavía no tienen cuentas bancarias. A nivel mundial, los bancos generan una alarmante cifra equivalente a US$1.7 mil millones en ingresos — un 40% del total por la función de hacer pagos. En la era de la computadora, un pago todavía puede tardar horas o días.

En relación con el comportamiento, tal y como John Kay lo ha escrito, “partes del sector financiero en la actualidad… muestran los estándares éticos más bajos de cualquier industria lícita”. Parece que el pago de inmensas multas se considera, simplemente, parte del costo de hacer negocios. Por último, las crisis bancarias posteriores a 2007 fueron tan extensas como cualquiera otra en el pasado. El hecho de que su impacto económico no haya sido peor que en  las anteriores se debió a la disposición de los gobiernos de rescatar a los bancos. [Esta es una declaración irresponsable. Si la llamada crisis de Wall Street hubiera llegado al sector real, se hubiera cortado el crédito a la economía y las consecuencias hubieran sido catastróficas. Otra cosa es si después de salvar la crisis, se hizo o no, el escarmiento suficiente por las malas prácticas].

La nueva tecnología pudiera ayudar a cambiar esto en, por lo menos, dos formas. En primer lugar, pudiera transformar los pagos. Una posibilidad es el pago en tiempo real a través de libros de contabilidad distribuidos.

Una segunda transformación pudiera ocurrir a través de los préstamos parte a parte (P2P), en el que las nuevas plataformas desintermedian el negocio tradicional entre ahorradores e  inversionistas. Este tipo de préstamos está creciendo rápidamente.

Los optimistas imaginan un futuro en el que los pagos, la creación de dinero (incuestionablemente de activos líquidos y seguros), y la intermediación se separarían. En este caso, la capacidad del sector bancario para crear el caos se reduciría. Sin embargo, también existen oportunidades de malversación en las plataformas P2P; de hecho, son inevitables en las transacciones que dependen de las promesas para un futuro inherentemente incierto.

Una potencial fuente de transformación adicional es la que proporciona ‘Big Data’ (los datos masivos). Éstos pudieran transformar la calidad del crédito, pero es más probable que los efectos más impactantes se observen en el negocio de los seguros. En el negocio de los seguros, una cierta cantidad de ignorancia es una bendición para los clientes.

En balance, las oportunidades que ofrece la aplicación de las tecnologías de la información a nuestro sistema financiero parecen ser amplias. La dificultad pudiera estar más bien en el asegurar que, en esta ocasión, los beneficios sean a favor del público en lugar de que sean a favor de una pequeña cantidad de operadores tradicionales o incluso de sus reemplazos más dinámicos. Las finanzas, en particular la banca, necesitan una revolución. Sin embargo, ésta es un área en la que los hacedores de políticas no pueden simplemente suponer que todo va a salir bien. La importancia de las finanzas hace que se necesite una revolución. Pero, por esa misma razón, dicha revolución requiere también una observación muy cuidadosa. Lampadia

 

 




Las rondas se pasaron al ‘lado oscuro de la fuerza’

Las rondas se pasaron al ‘lado oscuro de la fuerza’

“El hombre es lobo para el hombre”, afirmaba Hobbes (autor del Leviatán) para destacar la importancia del Estado como organizador de la vida en sociedad, de la convivencia pacífica que atenúe o limite las acciones negativas y egoístas de los seres humanos y los lleve a colaborar y pensar en el bien común. Sin Estado, se impone la anarquía. Una de las principales funciones del Estado es la de proveer seguridad e impartir justicia. Así se evita que los hombres se hagan justicia por mano propia y que se imponga la ‘Ley del más fuerte’. Los espacios vacíos siempre se llenan, si el Estado no cumple con sus responsabilidades, los ciudadanos y las mafias adoptan otras modalidades de justicia, algunas de ellas violentas, como ‘juicios populares’, linchamientos y asesinatos.

 

 

Las rondas campesinas que surgieron en el Perú en la década de los 70 para combatir al abigeato y se propagaron por buena parte del país en los 80 para defenderse de la insania de Sendero Luminoso, fue una respuesta de las comunidades ante la ausencia e incapacidad del Estado para proveer seguridad. Hace 39 años consiguieron reconocimiento legal mediante la Ley 27908. En esa norma se les permite conciliar en conflictos y apoyar a la justicia

Las rondas y comités de autodefensa, que fueron claves en la derrota de Sendero, han ido pasándose al ‘lado oscuro de la fuerza’: Se han politizado,han sido capturadas  por movimientos anti sistema como Patria Roja, participando abiertamente en acciones anti-inversión, como en Cajamarca;algunas se han vinculado a mafias como las del narcotráfico y; otras, ante la ausencia y poca efectividad de la justicia formal, han  incrementado sus capacidades para ‘impartir justicia’, al punto que hoy la policía ha dejado de entregar a los delincuentes que captura al Ministerio Público (fiscalía), como ordena el Código Penal, para dejarlos en custodia de los ronderos. (Ver en Lampadia: La injusticia informal (paralela) no es la solución).

 

 

Esta situación ha llevado a que los ronderos se excedan en sus funciones. Se los ha visto flagelando a parroquianos de prostíbulos y bares, golpeando a infieles, secuestrando a estudiantes y profesores por problemas de límites entre comunidades rivales, participando en acciones violentas en marchas, protestas y huelgas, además de mantener un control territorial sobre zonas comunales donde impiden el paso y el libre tránsito (ver en Lampadia: Territorios liberados amenazan libertad, democracia y prosperidad).

A pesar de estos excesos,las rondas han sido legitimadas porel Poder Judicial (PJ) en el 2009,  cuando la Oficina Nacional de Justicia de Paz y Justicia Indígena (ONAJUP) adoptara un acuerdo de la Corte Suprema para reconocer la capacidad de las rondas campesinas para ‘impartir justicia’. Desde entonces, esta interpretación del artículo 149º de la Constitución, representa la posición formal del PJ con la que renuncia a sus obligaciones, dejándolas en manos de las rondas campesinas.

Cuando la Comisión de Justicia del Congreso, quiso limitar esta excesiva facultad, pues las rondas podrían detener, pero no juzgar, saltaron las ONG y otros socios de la creación de territorios libres. El Poder Judicial (que no deseaba que le enmendaran la plana) y los propios ronderos que hicieron huelgas, paros, marchas, tomas de carreteras y otras amenazas con la violencia. Los congresistas, como es su costumbre, retrocedieron y convalidaron las prerrogativas que detentan las rondas. De esta forma se volvió a legitimar una nueva instancia judicial paralela en el Perú.

Como la propia Constitución reconoce, al igual que distintos convenios internacionales, las comunidades campesinas y nativas (cualquiera sea su origen), tienen el derecho a impartir justicia dentro de sus áreas de influencia, de acuerdo a sus costumbres, tradiciones y usos. Es decir, una tercera instancia de administración (paralela) de justicia.

La preservación de las facultades de las rondas son una contradicción con los principios más elementales de lo que es administrar justicia. Esta requiere de diversas instituciones, del derecho a la defensa y de la doble instancia. Las rondas (armadas) ejercen las funciones de la policía (capturan), de los fiscales (acusan), de los jueces (condenan) y del sistema carcelario (castigan con reclusiones abusivas y con castigos físicos como azotes, apedreamientos y hasta linchamientos que ‘no pueden controlar’.

El país necesita “Gobernanza”como hemos propuesto varias veces en Lampadia, según la definición del Diccionario de la Real Academia: “Arte o manera de gobernar que se propone como objetivo el logro de un desarrollo económico, social e institucional duradero, promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y el mercado de la economía”.

Sistemas de justicia paralelos, sin controles de la sociedad, sin límites a sus acciones y sin que se respeten los principios básicos de la administración de justicia en las sociedades civilizadas, son la negación de la propia justicia y uno de los caminos para que en el Perú se consoliden los ‘territorios libres’ controlados por actividades ilegales y anti nacionales como el terrorismo, el narcotráfico, la tala ilegal, la minería ilegal y las culebras armadas del contrabando puneño. (Ver en Lampadia: Visión de Futuro antes que un Acuerdo Nacional).

Así no se hace País. Ya es hora de que las decisiones de gobierno, en cualquiera de sus instancias, se basen en los objetivos de largo plazo de la República y, no en la politiquería cortoplacista y cobarde que solo busca el voto y el aplauso del populismo y los medios.  Lampadia