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Dos mundos incomunicados

Dos mundos incomunicados

Jaime de Althaus
Para Lampadia

La semana pasada IPAE organizó un CADEX sobre la competitividad del país en el que el ministro de economía Waldo Mendoza expuso los avances del Plan Nacional de Competitividad y Fernando Zavala presentó el Informe de Competitividad 2021 elaborado por el Consejo Privado de Competitividad (CPC), que es el tercer informe producido por este Consejo con más de 100 propuestas y con una evaluación del avance de las propuestas anteriores y de cuántas han sido recogidas por el Ejecutivo. Un esfuerzo sin precedentes muy positivo que debería ayudar mucho a mejorar las relaciones público-privadas y a establecer un diálogo racional que permita un avance conjunto a cada vez mejores niveles de productividad y competitividad, indispensables para volver a crecer a tasas altas.

El problema es que este intento de conversación se da en medio de esfuerzos denodados del Congreso por destruir los fundamentos mismos de la competitividad, sin que este problema fuera señalado ni por ninguno de los dos expositores. Ambas presentaciones parecieron discurrir en la intemporalidad.

El ministro presentó una perspectiva bastante optimista del futuro de la economía peruana. Indicó que la recuperación de la economía peruana será más rápida en comparación con las recesiones que afrontó Perú en periodos previos y que el Perú seguirá liderando el crecimiento económico de la región en los próximos años. Ello pese a que, según reveló, se ha cumplido con sólo el 34% de los hitos del Plan Nacional de Competitividad y Productividad programados a julio de 2021.

Esas perspectivas optimistas de crecimiento no son compatibles con el Estado estructuralmente desfinanciado e inviable que está dejando este Congreso. Como hemos demostrado, las leyes aprobadas en los últimos meses agregan un gasto permanente y rígido del orden del 6% del PBI, mientras que otras leyes disminuyen el crecimiento al afectar motores y mecanismos de la economía de mercado. Si el próximo congreso no deroga esas leyes, no habrá manera de volver a crecer a tasas altas, y la descomposición nacional quedará asegurada.

Claro, siempre es posible que las leyes que agregan gasto no se cumplan en toda su medida, pues no habrá recursos (salvo que se afecte la autonomía del BCR, como ya anuncian algunas candidaturas). Pero también se afecta la meritocracia, con nombramientos masivos sin concurso ni evaluación. El CPC propone, por ejemplo, que los directores generales y servidores públicos en puestos clave sean contratados mediante procesos meritocráticos y con nombramiento regulado, pues no se puede estar cambiando de directores todo el tiempo (ver cuadro). O que sean gerentes públicos de SERVIR. Sería una revolución. Pero si todo el personal se maneja con criterios de nombramiento sin obligaciones, ¿servirá de algo?

Sabemos que la recuperación del empleo ha sido mucho más lenta que la del producto y que se ha degradado considerablemente la calidad del empleo. Ha aumentado es el empleo no adecuado, informal. No el formal. Ante eso, CPC hace una propuesta de sentido común: implementar un régimen laboral temporal para la reactivación económica, que brinde facilidades de contratación y liquidez (con acceso temporal a los costos laborales de la pequeña empresa), que se aplique solo a las empresas más afectadas por el COVID-19. ¿Es viable una propuesta tan sensata cuando, por ejemplo, el Congreso no hace sino encarecer y rigidizar el régimen laboral agrario que era el que más empleo formal y bien remunerado había generado?

El Informe de Competitividad del CPC contiene un conjunto de propuestas para acelerar la obra pública, que deja de ejecutar más de S/28 mil millones en promedio en los últimos 10 años -un escándalo-; mejorar la salud y la justicia, simplificar los regímenes tributarios para permitir el crecimiento de las micro empresas, y acelerar el crecimiento en general. Es chocante que un esfuerzo serio, racional y constructivo como este sea abofeteado una y otra vez por el Congreso y la política. Debe encontrarse vasos comunicantes si queremos recuperar la viabilidad del país. Lampadia