1

Inversiones “4 x 4” para salir de la crisis

Inversiones “4 x 4” para salir de la crisis

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 24 de julio de 2020
Para Lampadia

Para salir de la brutal crisis económica en la que nos encontramos hay que pensar… para luego actuar. Bueno pues – pensándolo bien – un programa masivo de construcción de viviendas dignas podría ayudar a generar millones de puestos de trabajo – precisamente – para contrarrestar la desesperanza de igual número de compatriotas que han perdido sus empleos como consecuencia de la pandemia del COVID 19.

Ciertamente, no se trata de la única salida. Las inversiones en minería y energía pueden – y deben – ayudar significativamente para retomar el dinamismo económico perdido. Las inversiones requeridas para el cierre de brechas en infraestructura – también – son vitales para los fines del caso. En realidad, todo lo que signifique inversión debe ser bienvenido para salir del hoyo en el que nos encontramos.

En el fondo – desde un punto de vista conceptual – nada ha cambiado con respecto a los tiempos anteriores a la pandemia. La única manera de generar empleo, riqueza, y bienestar – aquí y en la Conchinchina – es mediante inversiones. Inversiones públicas y privadas… pero sobre todo privadas.

Y en nuestro caso, los tres frentes antes mencionados – vivienda, minería, e infraestructura – no es que hayan aparecido de buenas a primeras a raíz de la pandemia. Nada que ver. En realidad, desde hace décadas que debimos haber promovido las inversiones en dichos sectores.

Pero ¿qué pasó? ¿Por qué no fuimos capaces de tener más viviendas dignas para más familias peruanas? O más minería como Conga, Tía María y otros grandes proyectos mineros. O más y mejores carreteras, ferrovías, puertos, hospitales, instituciones educativas, entre otras. ¿Por qué cayeron las inversiones privadas – repito, desde antes de la pandemia – propiciando así la informalidad y la falta de empleo en el país? ¿Por qué?

Las respuestas a esas interrogantes son harta conocidas. El brutal déficit de viviendas – o mejor dicho, la enorme cantidad de peruanos que viven peor que animales – se debe a la proliferación de mafias de traficantes de tierras, en las que están involucrados muchos alcaldes y regidores municipales distritales… también mafiosos. La falta de inversiones en minería se debe a la pusilanimidad gubernamental frente a los movimientos anti mineros que – a pesar de ser minoritarios – hacen bastante ruido. Recordemos la debilísima posición del presidente de la República – y su equipo ministerial – en el manejo del frustrado proyecto minero Tía María en Arequipa.

Y la falta de inversiones en infraestructura se debe a la inmensa y enrevesada institucionalidad burocrática que – como dice Roberto Abusada – ha hecho metástasis. Institucionalidad que – dicho sea de paso – es también la causante de la creciente informalidad y desempleo en nuestro país.

En conclusión, lo que hay que cambiar son las instituciones estatales y sus procedimientos administrativos. Las oportunidades de inversión son las mismas.

A continuación, suelto algunas propuestas al respecto.

  • Eliminar miles de burocracias municipales distritales corruptas y mafiosas, y concentrar las funciones de ordenamiento urbano en las municipalidades provinciales.
  • Imponer la ley y el orden en la explotación de nuestros recursos naturales.
  • Simplificar – al máximo – la institucionalidad y tramitología estatal a todo nivel.
  • Fusionar – o eliminar – instituciones públicas redundantes.
  • Digitalizar los servicios del Estado.
  • Incluso, eliminar cualquier cantidad de trámites innecesarios.
  • Y – lo más importante de todo – salir de los miles de Richard Swing´s que han atiborrado el aparato estatal. ¡No al clientelismo político en el Estado!

Invertir US$ 40,000 millones para construir 2´000,000 viviendas dignas para igual número de familias peruanas. Invertir US$ 40,000 millones en proyectos mineros que están a la espera de permisos burocráticos absurdos. Invertir US$ 40,000 millones en obras de infraestructura como carreteras, ferrovías, puertos, reservorios, etc. Y – como dirían los contadores – invertir US$ 40,000 millones en “otros sectores”, como industria, turismo, agricultura, forestería, pesca, innovación, servicios, etc.

Recapitulemos: (1) Vivienda, (2) Minería, (3) Infraestructura, y (4) Otros. Mucha inversión privada, complementada por inversión pública… allí donde lo privado no llegue. He ahí las inversiones “4 x 4” que – con tracción en las cuatro ruedas – podrían sacarnos de la crisis mucho antes de lo que muchos imaginan. Lampadia




Pensando en la nueva normalidad

Pensando en la nueva normalidad

Rafael Venegas
Director Independiente de Empresas; Senior Advisor Spencer Stuart
Para Lampadia

Hartos que se apliquen medidas contra la crisis para un país formal, cuando somos un país tremendamente informal. Hartos de una gestión ejecutiva improvisada, indecisa, soberbia e incapaz de corregir errores. Hartos de un consejo de ministros sin liderazgo, descoordinado, con agenda propia y con claro sesgo anti-empresa. Hartos de los irresponsables proyectos individualistas y populistas del nuevo congreso. Hartos de la burocracia y corrupción estatal. Hartos que el empresariado actúe individualmente, desde la tribuna y con tibia solidaridad. ¡Hartos!

Así se siente una gran cantidad de peruanos, entre los que me encuentro yo. Este hartazgo, en plena cuarentena, es un gran generador de stress y para evitar esto, lo mas recomendable son los hobbies. Yo felizmente tengo varios y para evitar seguir amargándonos, les cuento algo que aprendí uno de mis hobbies: La investigación de temas futuristas tecnológicos.

Hace unos días participé en el seminario EmTech (Emerging Technologies), que es organizado anualmente por la revista MIT Technology Review y que este año contó con la participación de Harvard Business Review. Fueron tres días (8, 9 y 10 de junio) de presentaciones y foros virtuales, donde expusieron mas de 30 expertos en tecnología y participamos unas 250 personas de todo el mundo, entre profesionales y algunos curiosos como yo.

Se discutieron temas muy interesantes y de gran actualidad que fueron contrastados con la crisis global que vivimos actualmente y con el impacto que esta generará en el futuro. Se habló mucho de lo importante que será la resiliencia empresarial ante la nueva normalidad y también sobre los nuevos formatos de trabajo. Quedó claro que las empresas mas exitosas serán las que enfoquen en un propósito único, que tengan muy claras sus prioridades y que tengan una gran capacidad para adecuarse rápidamente a los cambios. En cuanto a los ejecutivos exitosos del futuro, serán los que tengan mas desarrolladas competencias en tecnología, arte (creatividad) y liderazgo. Otro tema que quedó evidente es que esta crisis ha hecho que los proyectos tecnológicos que se venían desarrollando, se aceleren de manera importante, para cumplir con los requerimientos urgentes de esta nueva normalidad.

Albert Einstein decía que la crisis es el momento para las oportunidades y las grandes inventivas. Este concepto estuvo muy presente en el foro, llegándose a concluir, cuales serían los principales frentes donde la tecnología y la nueva normalidad generaría mayores cambios y oportunidades para nuevos desarrollos. Aquí les resumo los mas importantes:

  1. TRABAJO VIRTUAL. Este tema vino para quedarse. Los resultados que se han conseguido ¨gracias¨ a la pandemia, han superado las expectativas. El home office, será un cambio importante que formará parte de la nueva normalidad. Otro gran impacto se dará en los viajes de negocio, los cuales se reducirán de manera importante en la nueva normalidad. Por otra parte, las reuniones de trabajo como directorios, comités o capacitaciones ganarán mucho en efectividad y practicidad, al hacerse de manera virtual, cuya efectividad ha sido comprobada durante la pandemia. Todo esto generará nuevas ofertas de servicios y acelerará mejoras importantes en las tecnologías actuales. En suma, mucho mayor efectividad y menor costo para las empresas e instituciones.
  2. TELEMEDICINA. En este frente ya existían avances, pero aún incipientes. Sin embargo, la crisis ha servido para acelerar su desarrollo y muy pronto será la nueva normalidad. El principal uso es la consulta médica remota. Esto, además de ser mas cómodo y eficiente, servirá para mejorar la prevención y las urgencias. Por ahora solo se conversa con el médico, pero en un futuro cercano, éste podrá constatar los signos vitales del paciente, mediante dispositivos tecnológicos especiales, que se conectan a través del Smartphone. Además, el médico tendrá acceso automático a la historia clínica del paciente, en cualquier lugar donde se encuentre. Esto se complementa con un sistema de delivery de las medicinas recetadas, lo que cerrará el círculo de la consulta.
  3. PAGOS VIRTUALES (Contactless Payments). Esto ya está muy avanzado, inclusive en nuestro país. En muy poco tiempo los monederos y las monedas virtuales serán la nueva normalidad y solo se requerirá de un Smartphone para que se concreten las transacciones de movimiento de dinero, sin necesitar cuentas bancarias. Aquí el principal riesgo es la cyber seguridad, tema muy especializado e importante, del que se discutió mucho en el evento.
  4. EDUCACIÓN REMOTA. Esto se encontraba a niveles muy básicos cuando se inició la pandemia, pero ha tenido que acelerarse mucho para cubrir las necesidades generadas por la imposibilidad de la asistencia física. Aunque la tecnología y la conectividad estaban presentes, los instructores no estaban preparados y tampoco contaban con programas diseñados para este formato. La crisis los hizo improvisar y mal que bien, se vienen dando clases virtuales a todo nivel. En este campo hay muchísimo por hacer y se tiene que conseguir aceleradamente. Tecnológicamente lo mas necesario es mejorar la conectividad, pasando a una tecnología mas potente. Esta tecnología ya existe, es la 5G que es 20 veces mas potente que la actual 4G. El problema serán las antenas, que, a pesar de ser de menor tamaño se requieren muchas mas. Por ahora con G4 se puede, pero pronto se tendrán problemas de saturación. Definitivamente en este campo hay muchísimas oportunidades de desarrollo y de negocio en muchos frentes.
  5. E-COMMERCE / DELIVERY. Este formato de venta ya existe hace muchos años, pero como una segunda opción. A partir de ahora, se convertirá en la nueva normalidad del comercio. Aquí Amazon es el rey absoluto, desde hace muchos años. Para que tengan una idea de la dimensión de Amazon, en el 2019 distribuyó mas de 3,500 millones de paquetes en todo el mundo. Para ello cuenta con su propia flota de delivery, pero también utiliza a experimentados courriers como Fedex, UPS y DHL, a quienes controla milimétricamente. Esta nueva forma de vender se extenderá a muchos otros rubros que hoy no lo hacen y que tendrán que adecuarse. Aquí el gran diferenciador es la calidad del servicio. Esto significa que ya no se podrá enfocar únicamente en la calidad del producto y el precio, sino que tendrán que tomar en cuenta otros tres factores, que tendrán el mismo peso: (1) La recepción del pedido (order-entry), que podrá ser una App. (2) Empaque, aseo y sanidad y (3) El delivery a tiempo (o pickup en tienda o en lockers). Cualquiera de estos que falle, generará insatisfacción al cliente (hoy en día mucho mas exigente) y podrá poner en riesgo la imagen de la empresa. En este frente las oportunidades para desarrollar procesos, aplicaciones y servicios innovadores es muy grande y serán en beneficio del usuario.

En resumen, la nueva normalidad significará reuniones de trabajo, conferencias, consultas médicas y educación remotas; restaurants, cine y shows en casa; pagos y cobros sin efectivo y sin cuentas bancarias y compras sin salir de casa. Esto podrá generar una reducción del número de automóviles circulando por las calles y por ende la mejora del tráfico y el aumento de vehículos menores.

¡Pronto veremos con cuánta fuerza se instalará esta nueva normalidad, o si seguimos sumergidos en nuestro modus vivendi (caos) habitual! Lampadia




¿Reconstrucción con Cambios finalmente?

¿Reconstrucción con Cambios finalmente?

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia

El 29 de marzo 2017, cuando aún estábamos en “medio del diluvio” por el Fenómeno el Niño (FEN), se le sugirió al más alto nivel del Ejecutivo la importancia de convocar a dos o tres compañías internacionales con experiencia en “Disaster Management”, gente que haya trabajado en casos como las catástrofes de Queensland, New Orleans o Wakayama y Nara. La experiencia de estas compañías facilitaría, no sólo la coordinación durante el desastre y manejo de la crisis, sino también el diseño de un “Máster Plan” que permita revisar la topografía definiendo los causes naturales de los ríos y el comportamiento hidrológico de estos. Simular las “avenidas” y modelar el efecto de estas, de forma tal que se pueda introducir los cambios necesarios, al tiempo de diseñar la reconstrucción en los departamentos afectados por el FEN, de ahí el nombre de “Reconstrucción con Cambios” (RCC). Lo anterior implicaba; limpieza y remoción de escombros, descolmatación y/o canalización de ríos, identificación de zonas con prohibición para construcción, trazado de calles, reconstrucción de sistemas de agua, desagüe, drenajes y tendido de redes de distribución de electricidad, diseño estándar y especificaciones de casas habitación, requerimiento y distribución de servicios escolares, hospitales o postas médicas y zonas sociales, culturales y deportivas, así como pre-determinación de zonas de expansión urbana futura. Esto hubiera sido una magnífica oportunidad para formalizar y titular la propiedad, introduciendo algún mecanismo de crédito que permita, a muy bajo costo (ciertamente subsidiado) y plazos largos, reforzar el sentido de propiedad privada y mejora del sentido de orgullo por lo propio.

Lamentablemente esto no pasó de una videoconferencia y, como siempre ocurre en el sector público peruano, decidieron que diseñarían y trabajarían (in-house) su propia solución. El resultado está a la vista; han transcurrido tres años y tres meses para poder convocar a un concurso que permita manejar este asunto con un contrato “Gobierno a Gobierno”.

Soy de los primeros en promover una solución de este tipo, para tratar de replicar el éxito logrado en la preparación de los Juegos Panamericanos. Sólo quisiera que hagamos algunas reflexiones:

1. Debe quedar clara y transparentemente definido el alcance que tendrá este convenio.
2. Es importantísimo que el seleccionado tenga experiencia similar previa.
3. Que el seleccionado sea actor principal del diseño, determinación de estándares e ingeniería del proyecto.
4. Que el gobierno ganador sea responsable de la selección de los contratistas y su contratación.
5. Que también tenga a su cargo la supervisión y control de calidad.
6. Que el país ganador haga transferencia tecnológica.

En el caso de los Juegos Panamericanos, ganó el Reino Unido (UK), quien hacía poco tiempo había tenido la extraordinaria experiencia de preparar los Juegos Olímpicos de Londres de 2012. Obviamente tenían muy frescos todos los requerimientos y especificaciones técnicas propias de unos juegos de esa naturaleza. Contaban con los contactos de los proveedores especializados, tanto para las construcciones como para los equipos requeridos en cada una de las disciplinas deportivas. En esas condiciones, la ingeniería y especificaciones fueron aportadas por la entidad designada por el gobierno de UK. La selección de contratistas y su correspondiente contratación también corrió a cargo del gobierno de UK, quien estuvo a cargo de la supervisión de todo el proyecto, en coordinación con el “Owner”, responsabilidad que, en este caso recayó en un buen equipo ejecutivo con experiencia en ejecución de proyectos. Finalmente, sería muy importante que nos compartan, no sólo el magnífico espectáculo que fueron los Juegos Panamericanos, sino cuales fueron las lecciones aprendidas y transferencia tecnológica realizada, con especial indicación de a quienes se transfirió el conocimiento.

Ahora hemos seleccionado nuevamente al Reino Unido, para que junto con Irlanda del Norte (IN), conduzcan el proceso de la “Reconstrucción con Cambios”, estancado desde abril 2017.

Tengo que compartir que me he convertido en “fan” de la representación diplomática de UK y debo resaltar su liderazgo. Dicho esto, y remarcando que las contrataciones “Gobierno a Gobierno” deben ser un mecanismo muy excepcional, quisiera respuestas a las preguntas que nos hemos contestado para el caso de los Panamericanos, esto es los alcances de este convenio.

Sería muy conveniente que el señor Vizcarra nos dedique una de sus jornadas del mediodía para informarnos sobre:

1. Alcance del convenio y nos comparta el “expertice” en reconstrucción de desastres de los convocados.
2. ¿Cuál es el diseño, ingeniería y estándares con los que efectuaremos la reconstrucción, así como especificaciones y quién es el responsable de fijarlos?
3. Está claro que el convenio transfiere la responsabilidad de seleccionar contratistas y su contratación.
4. No tengo tan claro si UK e IN serán responsables de la supervisión del proyecto y control de calidad, incluyendo la de la ingeniería.
5. Por supuesto y, dado que estos fenómenos naturales y desastres son recurrentes en el Perú, es esencial determinar cuál será la transferencia tecnológica que se hará y a quienes.

Hasta donde ha trascendido, el convenio es únicamente para seleccionar contratistas y manejar su contratación. De ser así, lo único que estaríamos haciendo, independientemente de saltarnos  las reglas de contratación en el Perú, es reconocer la incapacidad técnica y falta de calidades morales del gobierno y burocracia peruanos para manejar un proceso de esta naturaleza, razón por la que se ve obligado a transferir tales responsabilidades a un gobierno que sí los tiene.

Algo que sí queda absolutamente claro es que, nuestras reglas de contratación no son adecuadas y nuestra burocracia es incapaz de manejar estos procesos con calidad y plazos razonables. Esto obliga al Estado a trabajar una reingeniería de tales procesos de contratación, pues no es posible que nos tardemos más de tres años para empezar a enfrentar problemas como este. Por eso no estamos resolviendo los temas de infraestructura de salud, saneamiento y de educación. Tampoco podemos olvidar la reconstrucción de Pisco. ¿Así nos pasaremos la vida republicana sin avanzar en la solución a los problemas de infraestructura básica? Lampadia




Retroceso histórico de 30 años

Retroceso histórico de 30 años

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Si hubiésemos tenido Senado, probablemente el Congreso no habría aprobado la ley que modifica el Código Penal y el Código de Protección y Defensa del Consumidor para penalizar el acaparamiento, la especulación y la adulteración.

Algún senador se habría encargado de explicar que esa ley es inconstitucional, porque en una economía de mercado no puede haber control de precios; que el control de precios genera lo contrario de lo que busca porque produce escasez y por lo tanto sube los precios, afectando sobre todo a los más pobres. Habría recordado la experiencia que tuvimos con el primer García. Habría señalado que esta ley es un retroceso histórico de casi 30 años.

Lamentablemente tampoco tendremos Senado porque congresistas que eximen de segunda votación la aprobación de una ley como ésta, es muy difícil que quieran aprobar un Senado.

La modificación no establece explícitamente un control de precios, pero lo supone. Señala que la especulación que incrementa los precios de los bienes de servicios esenciales utilizando prácticas ilícitas que no se sustenten en una “real estructura de costos y el correcto funcionamiento del mercado”, aprovechando una situación de mayor demanda por causas de emergencia, conmoción o calamidad pública, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de dos ni mayor de seis años.

¿Quién determina qué es una “real estructura de costos”? ¿El burócrata? Sobre esos costos añadirá lo que le parecerá una utilidad “justa”, y he allí el precio controlado. Si producir o vender a ese precio no resulta rentable, pues nadie produce. Y allí sube el precio.

Porque los precios en un mercado no se basan en los costos, sino en la oferta y demanda. Si hay poca oferta y mucha demanda, los precios suben. Ese es el “correcto funcionamiento del mercado”. Al subir, los productores producen más, y entonces el precio baja. Los precios son un sistema de señales que indica cuándo debo producir o importar más o menos. Si interferimos ese sistema, nadie sabrá cuando producir o importar más. El “especulador” es un comerciante que está respondiendo a la demanda. Si no puede subir el precio, los productores o los importadores no se enteran de que es negocio producir o importar más. Y nos quedaremos sin el producto.

Si hay libertad económica y libre competencia, la economía sola resuelve el problema. El “acaparamiento” es consecuencia de la falta de libertad y competencia. De la intervención en el mercado. Si yo impongo un precio bajo, algún comerciante comprará todo lo que puede para vender luego más caro, porque sabe que habrá escasez. Pero si hay libertad, apenas falta algo el precio sube y el bien se repone. Y entonces el precio naja. El acaparamiento es consecuencia de la escasez, no su causa.   

La ley, además, penaliza con cárcel entre dos y seis años la cartelización, en lugar de una multa fuerte, como era hasta ahora. Esto anula el programa de clemencia que tenía Indecopi, una suerte de colaboración eficaz para la empresa que denunciara un cartel. Este programa permitió denunciar y desmantelar varios carteles o concertaciones de precios.

Según Ivo Glagliufi, desde el 2012 en que se lanzó, el Indecopi ha recibido 23 solicitudes de clemencia, y hasta la fecha en 6 de los casos resueltos por la Comisión de Libre Competencia se ha aplicado esta figura. Los dos casos más conocidos fueron:

  • El del “cártel del papel higiénico”, donde la Comisión declaró a Kimberly Clark y a Protisa (Productos Tissue del Perú S.A.) responsables de llevar a cabo, entre 2005 y 2014, prácticas colusorias ―en la modalidad de acuerdo para la fijación concertada de precios y condiciones comerciales― en la comercialización de papel higiénico y otros productos de papel tisú.
  • El denominado “caso Ro-Ro (buques Roll-on, Roll-off)”, de prácticas colusorias entre importantes compañías navieras en el mercado de transporte marítimo internacional de carga rodante.[1]

Esta ley debe ser denunciada por inconstitucional ante el Tribunal Constitucional. No podemos reemplazar al mercado por la discrecionalidad del burócrata. No podemos seguir anulando los mecanismos que permiten y fomentan el crecimiento. No podemos regresar al pasado de las colas y el hambre. Lampadia

[1] Exámenes Inter-Pares de la OCDE y el BID sobre el Derecho y Política de Competencia. Perú 2018. OCDE BID (pp. 61-62)




Contra la informalidad y la corrupción

Contra la informalidad y la corrupción

Rafael Venegas
Director Independiente de Empresas y Senior Advisor de Spencer Stuart
Para Lampadia

Mi primer trabajo apenas terminé los estudios de ingeniería industrial y de sistemas, fue en una firma consultora internacional. Allí trabajé en proyectos de optimización de procesos operativos y administrativos, en diversos tipos de industria y en diferentes países. Una gran experiencia, ya que tuve la oportunidad de ver muy de cerca cómo se puede mejorar significativamente el servicio interno y externo de las empresas y cómo esto repercute claramente en la satisfacción de sus usuarios (clientes) y por ende en sus resultados económicos.

En esa época recién se comenzaba a utilizar la tecnología y la mayoría de los procesos eran aún manuales. Hoy los procesos manuales son casi inexistentes y la eficiencia de estos depende de la tecnología que se utilice. Esto lamentablemente no es cierto en el sector público de nuestro país, donde a pesar de invertirse en tecnología, los procesos están subordinados a un enjambre de requisitos manuales que no hacen otra cosa que hacerlos muy lentos, ineficientes e irracionales. Además, la interconectividad es casi inexistente. La tristemente célebre tramitología estatal.

Esto se conoce como burocracia, del francés ¨bureau¨ que significa escritorio y del griego ¨krátos¨ que significa poder. La burocracia es el poder detrás de un escritorio y burócrata es quien ejerce a su antojo este poder.

Esta burocracia es la principal causa de dos de los peores males que aquejan a nuestro país: la informalidad y la corrupción.

En el Perú la informalidad es practicada por mas del 70% de la población económicamente activa (PEA). Este excesivamente alto número de personas, no tributan, pero tampoco tienen acceso a los servicios estatales. Por su parte la corrupción existe en todos los frentes y a todo nivel, desde la ¨gran corrupción¨ que involucra a todos los poderes del estado, las autoridades civiles y militares y hasta a los empresarios, hasta la llamada ¨corrupción hormiga¨ que es igualmente maligna y que está enquistada en gran parte de la población, especialmente en los que tienen algún tipo de poder, como los burócratas.

Burocracia es lo contrario a eficiencia y es el común denominador en todos los entes públicos. Estas instituciones, que se deben a la población y que deberían servirla en la forma mas eficiente posible, hacen exactamente lo contrario, generando un tremendo malestar, frustración y pérdida de tiempo. Instituciones como los ministerios, las municipalidades, los entes que ¨imparten justicia¨, las comisarías, entre otros, son claros ejemplos de esta maligna burocracia que erosiona nuestro bienestar.

Esta se genera porque quien la ejerce (el burócrata), no tiene ningún incentivo para hacer su trabajo eficientemente. Por el contrario, al tener el poder de hacerlo lento o mal, se le presentan grandes oportunidades de conseguir ventajas personales: la corrupción. Además, esta ineficiencia, que es creada adrede, genera una exagerada contratación de personal a costa del erario nacional. Se calcula que hay mas de 2 millones de empleados públicos, cuando solo es necesario menos de la mitad. Burocracia, corrupción y desmedido gasto público. ¡La combinación perfecta de un aparato estatal nefasto!

La pregunta es: ¿Hay alguna posibilidad de solucionar o por lo menos mejorar esto? La respuesta es: Si, pero solo si se tiene muy claro el propósito, se le asigna una alta prioridad y se usa adecuadamente la tecnología.

Esto, que suena a imposible, tiene grandes posibilidades de conseguirse en nuestro país, aunque parezca mentira. La razón es que el Perú cuenta con los principales requisitos para enfrentarse a un proyecto de esta naturaleza, como veremos mas adelante. ¿Entonces por qué no lo hemos hecho? La respuesta es muy simple: ¡Porque se le terminaría el negocio a la burocracia y por consiguiente a la corrupción!

¿Se imaginan un estado digital, donde todas las entidades públicas estén interconectadas para darle el mejor y mas rápido servicio a todos los ciudadanos? Esto incluiría, no solo los entes que emiten permisos y licencias, sino también los que imparten justicia, salud, educación, seguridad, entre otros. Además, los trámites se harían desde casa y sin papelería. Esto en nuestro país, no solo serviría para eliminar la tramitología y mejorar la eficiencia y el servicio a los ciudadanos, sino que reduciría drásticamente la informalidad y la corrupción. ¡Eso sería lo verdaderamente trascendente!

Esto que parece un propósito imposible, no lo es. Sino miremos el caso de Estonia, un país que se independizó de la Unión Soviética a comienzos de la década de los 90s. Ellos enfocaron en un claro propósito: Convertirse en un país digital, para servir mejor a sus ciudadanos. Hoy, algunos años después, es el país más digital del mundo. El proyecto denominado e-ESTONIA, ha logrado que el 99% de los procesos estatales estén digitalizados e interconectados. Además de estos casi tres mil procesos, se incluyen frentes como salud, educación, finanzas, impuestos y hasta los procesos electorales. Como podrán imaginarse, la burocracia es inexistente y los ciudadanos están muy satisfechos con los servicios que les brinda su estado. ¡Como debe ser!

Un ejemplo puntual, pero que en el Perú serviría muchísimo para reducir la informalidad, es la creación formal de nuevas empresas, incluyendo todas las licencias y permisos necesarios. A través de e-Estonia, este proceso toma menos de una hora y se hace desde casa.

e-Estonia tiene un claro propósito: Conseguir la satisfacción de sus ciudadanos, brindando servicios estatales eficientes y libres de molestias. Para esto tiene un plan nacional centralizado, que es transversal a todos los sectores y empresas estatales y que es dirigido por un CDO (Chief Digital Officer), con rango de ministro de estado.

Según la experiencia de e-Estonia, lo que mas les costo para la implementación, fue conseguir que la mayoría de la población contara con una ¨llave¨, o sea la tarjeta única de identidad. Esto lo consiguieron, poco a poco y actualmente ya cuentan con mas del 98% de sus ciudadanos con llave. La buena noticia, es que en el Perú ya se cuenta con este requisito fundamental, ya que la Reniec ha conseguido que mas del 99% de los peruanos contemos con nuestro DNI. ¡Gran logro!

Otros requisitos importantes son la cantidad de celulares y la conectividad. En el tema de dispositivos estamos bastante bien, ya que en el Perú hay mas de 40 millones de celulares y mas de 25 millones de conexiones de internet. En cuanto a la conectividad, el proyecto de la Red Dorsal de Fibra Óptica está media trabada y requiere de decisiones estatales (¿Les suena conocido el tema?), pero existen líneas privadas de buen nivel. Además, el tema de 5G esta en la puerta y podría ser una gran oportunidad para ser pioneros en la región. Otro tema que está a favor es que en el Perú existe muy buen talento en el frente de tecnología y sistemas, por lo que no sería complicado armar buenos equipos, para que trabajen en este proyecto. Además, podrían crearse incentivos tributarios o similares, para que las universidades y/o los consultores de tecnología dediquen equipos a determinados proyectos, del Plan Nacional de Digitalización (e-PERÚ).

Como vemos, si tenemos muchos de los requisitos para poderlo hacer, solo falta la voluntad del gobierno y las agallas para enfrentar a los que harán la guerra para que esto no prospere: La burocracia y la corrupción.

En las próximas elecciones, hay que fijarnos en los planes que tengan los candidatos en este frente. Para mi está claro que quien no tenga el tema de digitalización del Estado (e-PERÚ), como un objetivo central, es porque quiere que siga reinando la burocracia y, por ende, la informalidad y la corrupción. Lampadia




La dictadura de los protocolos

La dictadura de los protocolos

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Exclusivo para Lampadia

Ni en sueños la burocracia y los consultores que la parasitan (entre ellos cientos de colegas míos) imaginaron tener tanto poder y carta blanca para infestar el país de reglamentos, manuales, protocolos, lineamientos, directivas y autorizaciones. La crisis del coronavirus, las cuarentenas, la emergencia económica y finalmente la necesidad imperiosa de reiniciar las actividades económicas para atenuar la grave caída del PBI[1], los ha empoderado y desde sus cumbres, dictan mediante Decretos Legislativos (que el Congreso inerte concede), Decretos de Urgencia que el Congreso tampoco revisa, decretos supremos, resoluciones y directivas para todo aquello que el ciudadano tenga que hacer.

Hemos pasado a la dictadura de los protocolos.

SALUD

En lugar de diagramas sencillos de actividades riesgosas a evitar y listar las buenas prácticas para la prevención, haciendo que el ciudadano y sus familias asuman su responsabilidad contra el virus, han emitido 7 lineamientos, exigen “planes para la vigilancia, prevención y control de Covid 19 en el trabajo por cada empresa”, obligan a registrarlos en el INS que no vio llegar la pandemia, crean un Sistema Integrado del Covid -19 que nadie sabe hasta ahora que ha logrado, exigen médicos y enfermeras por empresas, crean comités de seguridad en las empresas, crean un proceso de retorno a las actividades económicas y permiten que las sean los burócratas de los ministerios, gobiernos regionales y gobiernos locales quienes autoricen el reinicio de las actividades económicas. Dicho de otra forma: mil requisitos adicionales y previos antes de reabrir la ferretería, la peluquería, el consultorio o cualquier negocio.

PRODUCCIÓN Y DELIVERY

La producción de bienes y servicios floreció por el crecimiento económico de los últimos 30 años, el incremento de la capacidad de consumo, la competencia y la sofisticación del consumidor, sin que este ministerio haya hecho nada. Al contrario, su mérito fue no haber intervenido y haberse concentrado en las cuotas de pesca y la promoción de ciertas actividades emergentes. Con la crisis, se ha puesto en sus manos la responsabilidad de regular la reapertura económica y establecer protocolos para la entrega a domicilio o delivery. ¿Que hicieron?: crear protocolos que sólo eran accesibles a un grupo reducido de empresas (por no decir que la hicieron pensando en 10 distritos de Lima y con nombre propio), dejaron fuera a miles de pequeños negocios y a miles de personas (venezolanos incluidos), que a través de las empresas de delivery permiten comprar al chifa de la esquina del barrio o el tacacho con cecina en el restaurant de la selva. Los burócratas decidieron qué podemos comprar y qué no. Luego flexibilizaron, pero el cáncer quedó y como metástasis, las regiones y municipios han multiplicado normas, lineamientos y protocolos para sus ámbitos.  Toda una dictadura de protocolos.

TRABAJO y SUSPENSIÓN PERFECTA DE LABORES

En esta materia, el gobierno ha dado marchas y contramarchas. Cuando finalmente entendió que la realidad económica de las empresas hacía inevitable la aplicación de las reglas de la suspensión perfecta de labores, creó un régimen paralelo al existente desde el D. Leg. 728 de 1991 que muy pronto lo reglamentó y modificó. Este tema se manejó de acuerdo al termómetro de las redes sociales y no en función de la realidad empresarial del país y la magnitud de la crisis. Como en todo, se ha dejado en manos de la burocracia orwelliana del sector trabajo y la Sunafil la situación, como si todo ello pudiera evitar las quiebras de empresas y los ceses que inevitablemente se vienen. La tarea es generar nuevo empleo, no contener con parches, lineamientos y protocolos puestos de trabajo que no se puede sostener en las circunstancias actuales.

JUSTICIA

Notarías y Centros de Conciliación nunca debieron cerrar. No concentran gran cantidad de personas y un sistema lógico de turnos, citas y trabajo remoto (que ya se hacía) pudo haber mantenido estos servicios en funcionamiento y evitar la ruptura de la cadena productiva en este punto. ¿Sabe usted porque no abrían sus puertas hasta la fecha? Porque están en espera del protocolo sectorial. Es decir, que los consultores contratados con recursos de la emergencia terminen de llenar hojas con lugares comunes y obviedades, para que luego los notarios y los centros de conciliación los contraten para que los elaboren para cada uno de ellos y los implementen.  La pregunta elemental es la siguiente: ¿Todo esto evitará que el trabajador u usuario de la Notaría o del Centro de Conciliación se contagie en el combi, el mercado o el paradero? Obviamente no, pero habrá dejado a salvo la “responsabilidad del sector” que consiste en “emitir protocolos”.

LA DICTADURA DEL PROTOCOLO

Podríamos seguir llenando el artículo con las exigencias y protocolos en materia de telecomunicaciones (que no salían hasta el momento en que se escribe esta columna), las de minería que acaban de salir, las de educación que violan abiertamente la libertad de empresa y perjudicarán a la postre la educación y tantas otras que emiten gobiernos locales y municipios, para mostrar de qué forma hemos pasado con el pretexto del coronavirus, a la dictadura de los protocolos.

Sin embargo, lo más importante es mostrar que así duplicaran los protocolos y pudieran vigilar su cumplimiento, tal hecho no cambia dos cosas que la burocracia, con esa fatal arrogancia planificadora con la que actúa cada día, olvida:

  1. Las empresas que pueden cumplir, acatar y elaborar esos protocolos son la minoría de las empresas del país. Somos un país de pymes, informales y emergentes señores burócratas. Gobiernen para ellos, no para crear oportunidades de trabajos a sus amigos consultores. Mercantilismo en tiempos del Covid.
  2. Los protocolos trasladan la responsabilidad de la crisis al prestador del servicio, por un prejuicio ideológico que subyace en el ADN y no tienen en cuenta que la responsabilidad es del ciudadano, que en la interacción de bienes y servicios se llama consumidor. El ciudadano / consumidor debe elegir qué comprar, cuánto, cómo y dónde y asumir la responsabilidad para él y su familia. Aquí está el error en esta crisis y no se entiende.

La dictadura de los protocolos no nos librará del coronavirus, ni de la crisis económica. La agravará. Sólo se trata de ver hacia dónde nos conducen las ideas de estos burócratas, llevadas hasta sus últimas consecuencias, como lo señaló Orwell a propósito de su última novela: “1984”.

Mi última novela [1984] no constituye un ataque contra el socialismo o el Partido Laborista inglés (al que yo sostengo). Quiere describir las perversiones a las que se ve expuesta una economía centralizada y que ya han sido realizadas parcialmente por el comunismo y el fascismo. Yo no creo que el género de sociedad que describo vaya a suceder forzosamente, pero lo que sí creo (si se tiene en cuenta que el libro es una sátira) es que puede ocurrir algo parecido. También creo que las ideas totalitarias han echado raíces en los cerebros de los intelectuales en todas partes del mundo y he intentado llevar estas ideas hasta sus lógicas consecuencias.

Lampadia

[1] SAE de APOYO CONSULTORIA estimó todavía en abril, antes de que se agrave la crisis,  escenarios moderados para el 2020 de caída del -10 y -12% del PBI y escenarios más graves de -20% del PBI, con pérdida de por lo menos el 20% del empleo formal y caída del 40 al 50% de la inversión privada.




Gobierno desarticula la economía

Gobierno desarticula la economía

EDITORIAL DE LAMPADIA

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Con la disculpa de armonizar la lucha contra el coronavirus y el funcionamiento de las actividades económicas, el gobierno central está creando normas y regulaciones que terminarían por alterar la esencia de la economía, llevándonos a esquemas de operación teóricos y maltrechos, como siempre sucedió con los sistemas de planificación central.

Las normas se multiplican todos los días a través de protocolos y decretos, creando un grave riesgo para la salud de la economía. Veamos algunos ejemplos:

  • Prohibición de trabajar de personas con grado 1 de obesidad.
  • Prohibición de trabajar de adultos mayores de 60 años.
  • Intervención en los contratos de pensiones de la educación privada.
  • Protocolo de comercio electrónico que excluye de operar a empresas pequeñas.
  • Impedimentos operativos para los aplicativos de delivery.
  • Regulaciones ridículas para la operación de restaurantes con delivery que hace imposible la posibilidad de operar de la gran mayoría de establecimientos.
  • Regulaciones absurdas del transporte marítimo internacional, que nos retirarían de las prácticas operativas del comercio internacional.
  • Gran dificultad para dar licencias sin goce de haber y para acuerdos de reducción de sueldos.
  • Obligación de contratar enfermera y aplicar pruebas a partir de 20 empleados.

De esta manera, vamos a terminar, poco a poco, con un engendro de economía diseñada en gabinetes burocráticos por funcionarios teóricos de visión estatista sin contacto con el mundo real.

El manejo de esta crisis no puede ser un espacio estatal que excluya al sector privado del diseño de las pautas que permitan normalizar la economía.

Así como el gobierno se equivocó centralizando el manejo de la crisis sanitaria, concentrando en el Minsa la adquisición y ejecución de los test del virus, en lugar de alentar la operación de laboratorios privados, ahora pretende normar, a puertas cerradas, el proceso de reapertura de la economía.

El regreso a la normalidad relativa de la vida social es responsabilidad de toda la sociedad. El gobierno no puede imponer un régimen autocrático que no podrá evitar desarticular la vida económica del país. Lampadia




Políticamente incorrecto… Patrióticamente correcto

Políticamente incorrecto… Patrióticamente correcto

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 14 de febrero de 2020
Para Lampadia

Todos los peruanos lo sabemos. Muchos analistas lo comentan. Incluso lo sustentan con cifras inobjetables. Sin embargo, los políticos no tocan el tema. Ante la realidad objetiva, optan por morderse la lengua. El tema les resulta políticamente incorrecto. Adivina adivinanza… ¿qué tiene el burro en la panza?

¿La inmunidad parlamentaria? No. ¿Una nueva Constitución? No. ¿El fracaso del proceso de regionalización? ¡Si! Eso es – precisamente – lo que tiene el burro en la panza. La regionalización del país – tema del cual los políticos no quieren hablar – es un fracaso estrepitoso.

Pero hay más. La proliferación de distritos a nivel nacional es otro fracaso peruano. Efectivamente, casi todas las regiones del país – mejor dicho, nuestros departamentos de toda la vida – se han atiborrado de burocracias distritales inoperantes y corruptas que no sirven para nada.

¿Cómo se manifiesta este fracaso nacional? Veamos. ¿Cuántos ex Gobernadores Regionales y alcaldes están presos por actos de corrupción? Muchos. ¿Cuántos distritos hay a nivel nacional? Más de 1,800. Pero hay centenares más en proceso de creación, a pesar de que nuestro Perú es uno de los países con más distritos per cápita en el mundo. ¿Qué porcentaje del presupuesto para obras de infraestructura ejecutan los Gobiernos Regionales y Municipales? Alrededor del 60%. O sea, ni gastar saben.

Pero sigamos. ¿Cómo es la calidad del gasto público en el interior del país? Pésima. Estamos llenos de elefantes blancos, monumentos ridículos, y obras inconclusas y abandonadas. ¿Cómo es el trato a los pacientes en los centros de salud regionales? Indigno y cruel. ¿Cómo están las mafias de los brevetes en las regiones? En su garbanzal. ¡A buen entendedor, pocas palabras!

Y ¿quién es el responsable de este desmadre? El Gobierno Central. Mejor dicho, la falta de liderazgo – y pusilanimidad – del Gobierno Central. Por eso tenemos el desgobierno que estamos viviendo actualmente.

Efectivamente, muchos Gobiernos Regionales y Locales operan como entes autónomos. Cada quien hace lo que le viene en gana, a pesar de que la Constitución Política del Perú dice que el Estado es uno e indivisible. ¡En fin!

El problema es que – además de mandarse cada quien, por su lado, sin coordinar nada con el Gobierno Central – esas burocracias cuestan un montón de plata. Plata que aportamos todos los peruanos. Entonces pregunto ¿no sería mejor invertir dichos presupuestos en obras de infraestructura que mejoren el bienestar de los pobladores de dichas regiones? ¿Qué sentido tiene gastar tanta plata en burocracias inútiles?

Yo le preguntaría a la población ¿en qué preferirían que el Estado gaste nuestros impuestos? ¿En agua, limpieza pública, salud, educación y seguridad… o en burocracia? Y que se haga lo que la mayoría elija.

Pongamos el dedo en la llaga. Salgamos de este embrollo reduciendo la burocracia inoperante y corrupta, para destinar más recursos a aumentar las remuneraciones de maestros, médicos y enfermeras, policías y militares, y jueces y fiscales; y aumentar la inversión en infraestructura pública. Incluso, hay que bajar poco a poco los impuestos, para formalizar la economía y – de paso – dinamizarla. Lo prioritario debe ser el bienestar de la población. Para ello hay que promover la inversión y – consecuentemente – el empleo.

¡No a la burocracia inoperante y corrupta! ¡Zurrémonos en lo políticamente incorrecto! ¡Vamos con lo patrióticamente correcto! Lampadia




A más recaudación… más burocracia improductiva

A más recaudación… más burocracia improductiva

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 10 de enero de 2020
Para Lampadia

Eso de “burocracia improductiva” es un decir. Mejor sería llamar las cosas por su nombre. “Burocracia inoperante, indolente, maltratadora y corrupta”. Esa sería la expresión correcta. A esa burocracia me refiero. A esa costra burocrática que – desde el 2006 – viene creciendo y creciendo desmedidamente, indebidamente, irresponsablemente, e injustificadamente.

No obstante, hay que reconocer que el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y el Banco Central de Reserva (BCR) tienen excelentes sistemas de información. Y no exagero. Antes de terminar la primera semana del nuevo año, los portales web de ambas instituciones ya tenían muchas estadísticas macroeconómicas del 2019… completas. Es decir, incluidas las cifras de diciembre 2019. Un ejemplo para las demás instituciones públicas del país, muchas de las cuales publican sus indicadores de gestión… tarde, mal y nunca.

La pregunta es porqué – teniendo tan buena información, y sobre todo tan actualizada – el Estado no haga buen uso de ella. ¿Acaso alguien está controlando el crecimiento desbocado de la burocracia improductiva en el Estado? Nada que ver.

Ojo. No me refiero a maestros, médicos, policías, y jueces. Tampoco me refiero a ingenieros y técnicos que construyen obras de infraestructura. Al contrario. Bueno fuera que crezcan más los presupuestos públicos para dichos servicios. Claro que queremos más – y mejor – educación, salud, seguridad, y justicia. Claro que queremos más – y mejores – redes de agua, carreteras, puertos, escuelas, hospitales… Pero no. No me refiero a estos profesionales del sector público.

Me refiero a la burocracia que no enseña, no cura, no protege, y no juzga. Me refiero – también – a la burocracia que no construye nada. Me refiero a la burocracia chupa tinta. A los que nos hacen perder tiempo injustificadamente. A los que nos piden requisitos absurdos para atender nuestros derechos. A los que nos maltratan cruelmente. En buena cuenta, me refiero a los burócratas que no nos brindan ningún servicio.

Ahora bien. ¿Qué dicen las estadísticas del MEF y BCR, respecto al 2019? Pues que la economía creció 2.3%. Y que la recaudación tributaria creció 4.9%.

Ahí nomás tenemos 2 récords. Uno. ¡Nunca – antes – habíamos producido tantos bienes y servicios como en el 2019! Y dos. ¡Nunca la SUNAT había recaudado tantos tributos como el año pasado! Sí pues. A pesar de la crisis política. A pesar del cierre del Congreso. A pesar de los escándalos de corrupción… léanse Lava Jato, Cuellos Blancos, y varios etcéteras más. A pesar de todo ello, en el 2019 las empresas y ciudadanos peruanos pagamos más Impuesto a la Renta (IR) y más Impuesto General a las Ventas (IGV) que nunca antes en el pasado.

CONCLUSIÓN: El problema no está por el lado de la economía. Aunque – ciertamente – debería crecer mucho más. El problema está por el lado del excesivo y creciente gasto en burocracia improductiva, la cual creció ¡6.7%! en el 2019. O sea, más que la recaudación tributaria.

La burocracia improductiva del Estado se ha convertido en una enorme carga para todos los peruanos. La economía crece y la recaudación también. Pero los servicios de educación, salud, seguridad y justicia no mejoran. ¿Porqué? Pues ya sabemos. La burocracia improductiva se chupa todo el crecimiento de la recaudación tributaria… y más.

¡Ahí están los grandes aguafiestas! Lampadia




Hablando de corrupción

Hablando de corrupción

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia

El tema único del Sr. Vizcarra es la lucha contra la corrupción y no podemos estar más de acuerdo que, ese es un tema central en el Perú.

Dicho esto, es importante revisar qué encierra el concepto corrupción, pues pareciera que “ponerse del lado de los buenos” es la posición a la que aspira el señor presidente y me parece que ahí, hay mucha tela para cortar…

En términos generales, la corrupción es planteada como dos caras de una misma moneda; una activa, la del corruptor y la pasiva, la del corrompido por ese corruptor. Ese es un enfoque muy usado en la narrativa de los políticos que plantean el tema de la corrupción y fundamentalmente en la relación entre el sector público y el sector privado.

Con frecuencia se describe a un empresario que busca tomar ventajas en su relación con el sector público, corrompiendo a un funcionario para que le facilite los resultados por él esperados. Es cierto que esa dimensión de la corrupción existe, pero mucho más frecuente es aquella que el político y el burócrata, haciendo uso de su poder circunstancial, fuerza las condiciones para hacer inminente la “necesidad” de generar una “contraprestación” (coima) para otorgar la buena pro de una licitación o dar simplemente trámite a una autorización o permiso, de esos que en los últimos años han proliferado, para ejecutar algún proyecto o tan simple como obtener un brevete o certificado médico. No quiero aquí levantar el caso de las mafias organizadas de médicos que no cumplen sus labores correctamente, ni atienden a todos los pacientes que debieran atender. Tampoco el de los médicos que otorgan certificados médicos fraudulentos para generar indemnizaciones y pensiones por “enfermedades profesionales” inexistentes y estafar así al sistema de seguros de actividad de riesgo (SCTR).

Detesto levantar el caso de malos policías que, lejos de perseguir el crimen y otorgar seguridad a los ciudadanos, están en los patrulleros a la caza de algún incauto que pueda tener alguna condición vulnerable para sacar ventaja económica de ella y así hacer su guardia y lograr ingresos económicos que largamente excederán su remuneración. Más detestable aún los casos de generales de las FFAA y PNP que tomaron ventaja de su rango y posición, para robar los bienes (combustible, por ejemplo) que debieran haber sido usados para el servicio o robar los recursos otorgados para la alimentación de su tropa. Estos casos se hacen públicos y los levanta la prensa, pero nadie se refiere a la forma como alcaldes y gobernadores regionales incurren en las mismas prácticas para el robo de los recursos del Estado.

Pero más allá de estos casos de corrupción evidentes a los ojos de la población, tenemos el caso más nocivo de corrupción, más impactante y dañino, pero silencioso y este es el de la asquerosa pasividad (una resistencia pasiva a trabajar) de los gobernantes y burócratas que, llenos de parafernalias, prebendas y “honores”, pasan los días sin cumplir la misión que la Nación les encomendó y, por su omisión de función, han logrado paralizar al país, hacer que la inversión privada se retraiga, que los proyectos privados se posterguen y que la inversión pública no llegue sino a la mitad de lo previsto y presupuestado.

Viajar sin propósito no es gobernar, repetir discursos de plazuela como disco rayado tampoco lo es. No haber trazado un plan de gobierno ni una reforma adecuada del Estado, ni convocar a gente idónea para ejecutar el reclamado plan, es peor. Eso es CORRUPCIÓN, aunque por lo solapada que es, nadie se percate.

Cuando hay niños anémicos y desnutridos, subsiste la carencia de hospitales y colegios, no se ejecuta la reconstrucción con cambios del norte del país, después de tres años de la tragedia y no haber llegado ni a la mitad de la meta (¿un tercio tal vez?), no avanzar en la educación escolar a niveles que nos permita insertarnos y competir en el mundo moderno, haber lanzado una “reforma política” inconclusa y dañina, al igual que una reforma judicial peor ejecutada, al punto que se haya llegado a una guerra interna tanto en el poder judicial, como en la fiscalía, sin que nadie pueda ser capaz de poner orden…

Todo lo anterior, por acción u omisión es CORRUPCIÓN y no lo debemos permitir. Lampadia




Obras y programas superfluos

Obras y programas superfluos

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 29 de noviembre de 2019
Para Lampadia

El Estado gasta una millonada en obras y programas superfluos. Estamos llenos de obras – inconclusas y abandonadas – que no sirven para nada. Son incontables las carreteras, puentes, hospitales, escuelas, mercados, reservorios, canales, redes de agua y otras obras de infraestructura que se encuentran dispersas por todo el país, y que no brindan – ni remotamente – los servicios para los cuales fueron concebidos.

Ante tal nivel de ineptitud e incompetencia cabe preguntarse ¿acaso hubo alguna sanción ejemplarizadora? Lamentablemente, la respuesta es no. En la mayoría de los casos, la impunidad fue la regla general. El gasto público vano, estéril e improductivo no conlleva ninguna responsabilidad. Así es la nuez en el aparato estatal.

Pero no solo las obras inconclusas constituyen gastos superfluos del Estado. También lo son las obras sobredimensionadas que están – también – desperdigadas por todo el país. Edificaciones administrativas enormes como los denominados Palacios Regionales y Municipales. La colosal sede del Gobierno Regional de Moquegua es uno de ellos. Y el paralelepípedo Palacio Municipal de Marcona, otro.

Pero hay muchos más. Monumentos ridículos como el de la Maca en la Plaza de Armas de Huayre en Junín. El Parque del Árbitro de Fútbol en Tumbes. Los monumentos a la Ojota y al Sombrero en Chivay y Celendín, respectivamente. El enorme cóndor que el inefable Gobernador de Arequipa (Elmer Cáceres Llica) está montando en la entrada de la Variante de Uchumayo en Arequipa. Y la lista de esperpentos continúa.

Eso en cuanto a obras de infraestructura superfluas. Pero ¿qué decir de los programas y burocracias superfluas? Por ejemplo, Proinversión. ¿Cuánto cuesta Proinversión? S/. 200 millones al año… y hasta más. ¿Cuántos contratos de concesión firmó Proinversión en lo que va del 2019? Naca la pirinaca. Conclusión y reflexión ¿para qué mantener a Proinversión si no sirve para nada, y cuesta un ojo de la cara?

Y así por el estilo. El Estado está lleno de programas que cuestan un montón de plata y que no brindan ningún servicio útil para la población. Incluso, muchos programas estatales no solo nos brindan ningún servicio útil, sino que – peor aún – nos maltratan. Hay programas sociales cuyos presupuestos burocráticos son tan altos que exceden a los presupuestos asistenciales. O sea, más se gasta en burocracias administrativas que en ayuda social efectiva. ¡Habrase visto semejantes sinsentido!

El gasto público debe orientarse – principalmente – a los siguientes 4 servicios básicos: (1) Agua e Infraestructura, (2) Salud y Medio Ambiente, (3) Educación, Deporte, Cultura y Ciencia, y (4) Seguridad Jurídica y Seguridad Ciudadana. Y punto. Pero con eficiencia. Nada de gastos superfluos.

No hay derecho que la burocracia estatal haya crecido tanto – y siga creciendo – como viene ocurriendo desde hace más de una década. Por eso no hay plata para nada. Todo se lo lleva la burocracia superflua, detrás de la cual se esconde la corrupción y la inoperancia estatal.

Hay que disminuir el gasto en burocracia administrativa. La mayor parte del presupuesto estatal debe gastarse en maestros, médicos y enfermeras, policías y militares, y jueces y fiscales. Y – por supuesto – en obras de infraestructura de servicios públicos: carreteras, hospitales, escuelas, etc.

Simplificación administrativa y transformación digital del Estado. Menos burocracia administrativa. Mejores servidores públicos. Cero firmas, ceros sellos, cero colas y cero coimas. ¡Así sea! Lampadia




¡No al Estado desintegrado, elefantiásico, inoperante… y corrupto!

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 11 de octubre de 2019
Para Lampadia

El Estado peruano ha crecido descontroladamente. El sistema de contrataciones de servicios personales se ha desnaturalizado por completo. Los contratos administrativos de servicios (CAS), los servicios de terceros, y las consultorías – entre otras formas de contratación de servicios personales – han crecido… y siguen creciendo sin control.

Las duplicidades de funciones están en todos los niveles del Estado. Los ministerios realizan funciones redundantes con las de los gobiernos regionales. En vez de descentralizar, la regionalización ha replicado la burocracia del Gobierno Central, en las 25 regiones del país. Y la articulación entre las múltiples dependencias del Estado es casi nula.

Tenemos alrededor de 1,800 distritos en todo el país. Somos uno de los países con más distritos per cápita a nivel mundial. Y todos los años se crean más distritos. Hasta antes de su reciente disolución, el Congreso estaba tramitando la creación de 120 nuevos distritos. Eso significa más alcaldes, más regidores, más burocracia, más plata… y “todo lo demás”.

Tenemos 19 ministerios que ocupan instalaciones enormes, muchas de ellas alquiladas en las zonas más lujosas de la Capital. Gastan una millonada… innecesariamente. Los ministerios – a su vez – tienen diversos Organismos Públicos Descentralizados (OPD´s), los cuales – también – cuentan con oficinas, dependencias, burocracia… y “todo lo demás”. A todo ello se suman decenas de Programas Sociales, los cuales – una vez más – tienen locales, dependencias, burocracia… y “todo lo demás”.

El problema es que ese “todo lo demás” se traduce – casi siempre – en maltrato a la ciudadanía… y corrupción. ¡Cómo no va a haber maltrato y corrupción! si la mayor parte de esa burocracia inoperante proviene – básicamente – del enfermizo clientelismo político que se ha enquistado en casi todas las instituciones del Estado.

La situación es de extrema gravedad. Una gran cantidad de burócratas están donde están porque – en su momento – militaron en los partidos de los gobiernos de turno, o porque fueron amigos o familiares de padrinos como congresistas, ministros, alcaldes, gobernadores, periodistas, regidores, etc. Ningún mérito académico o laboral los ampara. Incluso, muchos – ¡sabe Dios cuántos! – sustentaron sus hojas de vida con títulos académicos falsos. Y por ahí que muchos certificados de trabajo también son truchos. O sea, muchos funcionarios públicos no tienen ni los estudios ni la experiencia que dicen tener. ¡Son unos viles estafadores! Así las cosas ¡cómo no va a haber maltrato y corrupción en el Estado!

Depuremos al Estado de tantas burocracias – ineptas y corruptas – que nos cuestan un montón de plata a los peruanos. Eliminemos las duplicidades funcionales en el Estado. Si descentralizamos, eliminemos las burocracias ministeriales. Pero no nos quedemos con las burocracias ministeriales y regionales… ambas haciendo lo mismo.

Digitalicemos – al máximo – los procesos de compras y contrataciones del Estado. Digitalicemos – también – las emisiones de licencias y certificados. No hay derecho que nos hagan perder tanto tiempo y dinero – en colas interminables – por servicios que bien pueden gestionarse de manera virtual, a través de Internet.

Y a la corrupción… ¡démosle de alma! Y dado que los órganos de control no funcionan como debieran, la ciudadanía empoderada – con el apoyo de la prensa – debemos desenmascarar a los corruptos. Caiga quien caiga.

¡No al Estado desintegrado, elefantiásico, inoperante… y corrupto! ¡Sí al Estado unitario, eficiente, solidario… y honesto! Lampadia