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El Estado como botín de guerra

El Estado como botín de guerra

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 28 de agosto de 2020
Para Lampadia

Muchos políticos ven al Estado como un botín de guerra. Creen que ganar una elección les da derecho a usufructuar de él a su libre albedrío. “El Estado está para servirnos… no para servir a la población”. Así piensan estos personajes. De allí la proliferación de favores políticos en el Estado. Me refiero – por ejemplo – a los puestos de favor. Los típicos recomendados que – una vez que ingresan al Estado – se convierten en ahijados que se la deben a sus padrinos… de por vida.

Cuando fui Gobernador Regional de Ica – en el período 2015 / 2018 – constaté que los Congresistas eran los peores en esta materia… salvo honrosas excepciones. Aunque, valgan verdades – gracias a unos cuantos “periodicazos” – se les bajó el moño. Sin embargo, al comienzo de mi gestión… ¡qué manera de pretender favores para sus ahijados o – lo que es lo mismo – exigir la salida de funcionarios que les resultaban incómodos!

El clientelismo político ha hecho metástasis en nuestro país. (La expresión es de Roberto Abusada). Miles de ahijados y recomendados han entrado – y siguen entrando – a la policía, universidades estatales, beneficencias, poder judicial, municipios, ministerios, y – ciertamente – al propio Congreso. El hecho es que cualquiera haya sido el padrino que benefició indebidamente a un allegado con un puesto en el Estado, tiene – para toda la vida – a un infiltrado que se la debe. Un topo dispuesto a retribuir – como sea – el favor concedido. Un ahijado cuya única camiseta es la de su padrino. ¡Cero camisetas del Perú! Y de allí siguen los demás favores indebidos. Uno tras otro… hasta nunca acabar.

Efectivamente, después de los puestos de favor vienen las adjudicaciones de las obras para beneficiar a constructoras con quienes – esos padrinos y sus ahijados – tienen arreglos soterrados. Vienen – también – las adjudicaciones de compras de equipos, materiales y / o servicios… todo sobrevalorado. Todo adjudicado a proveedores con quienes se comparten subrepticiamente las ganancias de los negocios. Y ¡qué me dicen de la mafia de consultores! Así le roban al Estado estos sinvergüenzas. Repito. Todo empieza con los puestos de favor.

Nuestros antepasados – los Incas – valoraron mucho la honestidad. “Ama Sua” (no seas ladrón) fue el primero de los tres preceptos morales del extraordinario y sencillísimo código de moral Inca que forjó la grandeza del Tahuantinsuyo. Ser honestos. Así de sencillo. Pero de verdad.

El Papa Francisco – también – es muy sencillo y firme respecto a la corrupción. “Pecados sí; corrupción no”. O sea, uno puede meter la pata… pero no la mano. De eso se trata.

El problema es que ser honesto en nuestro país no es “así de sencillo”. O mejor dicho, es sencillo decirlo; pero del dicho al hecho… hay mucho trecho. La cantidad de ahijados – ineptos, ociosos, maltratadores, corruptos – que ingresaron al Estado por influencia de algún congresista, alcalde, gobernador, u otro político clientelista es colosal.

El hecho es que la burocracia estatal ha crecido explosivamente… sobre todo en la última década. Y algunos políticos insisten en meter más ahijados al Estado. ¡Patético!

Pues bien – prácticamente – todas las instituciones del Estado están atiborradas de burócratas que no tienen ningún mérito profesional, académico, o de otra índole. Sus únicos méritos son ser amigos o familiares de sus padrinos políticos de turno. Por eso – aparte de la corrupción y el maltrato en el Estado – no hay plata para hacer obras infraestructura pública. Y menos para aumentar las remuneraciones de los servidores públicos de verdad. El presupuesto público para pagar favores políticos en el Estado está volando por las nubes.

¿Cómo hacer para corregir este desmadre? Ama Sua: fuera los corruptos. Ama Lulla: fuera los mentirosos. Ama Quella: fuera los ociosos. Honestidad, veracidad y eficiencia. No favores políticos.

El Estado está para servir a la población. El Estado no es un botín de guerra para los políticos. Lampadia




“No hay plata” … excepto para aumentar la burocracia estatal

“No hay plata” … excepto para aumentar la burocracia estatal

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 1 de noviembre de 2019
Para Lampadia

El Perú tiene mucha agua, pero los peruanos no. Millones de compatriotas carecen de agua potable y alcantarillado. ¿Por qué estamos así? “No hay plata” dicen los alcaldes. A pesar de ser ellos los responsables de brindar dichos servicios.

La infraestructura de transportes está muy mal. La Carretera Central es un desastre. Y la Panamericana está llena de baches. La congestión vehicular en ambas carreteras es tremenda. Hay hospitales recién construidos que no operan por falta de mobiliario. Y así por el estilo. ¿Por qué estamos así? “Porque no hay plata”. Al menos, eso dicen las autoridades.

Miles de jubilados viven pobremente. Sus pensiones son miserables. Y “no hay plata” para mejorarlas. Miles de pacientes pobres – todos los días – son cruelmente maltratados en los hospitales públicos. Colas de amanecida, cobros indebidos, escasez de medicamentos, equipos malogrados, médicos y enfermeras mal remuneradas… ¡crisis total! ¿Qué dice el Estado al respecto? “No hay plata”.

En el sector educación también hay problemas. Los sueldos de los maestros son muy bajos. El escaso presupuesto para la educación pública universitaria ha propiciado la proliferación de muchas “universidades” privadas. “Universidades” – entre comillas – que no tienen nada de instituciones académicas, y sí mucho de máquinas tragamonedas. ¿Por qué el Estado no invierte más en mejorar los institutos superiores tecnológicos y universidades públicas? “Porque no hay plata”.

La falta de policías en las calles juega a favor de la delincuencia. Por eso la inseguridad ciudadana está como está. Todos los diagnósticos especializados dan cuenta de la escasez de policías en nuestro país. ¿Por qué no se aumenta la dotación policial? “Porque no hay plata”.

El Ministerio Público y el Poder Judicial están atiborrados de denuncias y procesos judiciales. Muchos expedientes – yo puedo dar fe de ello – están en los pisos… y hasta en los baños. Los empleados del sector justicia ganan poquísimo y trabajan en condiciones infrahumanas. ¿Porqué? ¿Por qué tanta precariedad? “Porque no hay plata”.

Preguntó ¿acaso en el 2018 no batimos récord de recaudación tributaria? ¿Acaso la economía de nuestro país no viene creciendo desde hace 20 años o más? ¿Por qué nos dicen que no hay plata? ¿En qué se están gastando la plata de nuestros impuestos?

Ver en Lampadia: Una mirada al gasto burocrático en el Perú

La verdad, la verdad… sí hay plata. ¡Y mucha! El problema es que la burocracia estatal está creciendo descontroladamente. Y mucha plata se va en pagar dicha burocracia. Por eso no hay plata para agua, salud, educación y seguridad. Porque la burocracia – creciente – se la traga toda.

Y no me refiero a maestros, médicos, policías y jueces. No… me refiero a burócratas corruptos e indolentes que nos maltratan a más no poder. Burócratas que están donde están por puro clientelismo político. Burócratas cuyos únicos méritos son ser militantes de partidos de gobiernos de turno; amigos o familiares de congresistas, gobernadores o alcaldes; recomendados de consejeros o regidores, etc. O sea, ningún mérito académico o laboral.

¡No hay derecho! Gran parte del esfuerzo productivo – y tributario – de la población se está malgastando en incrementar la burocracia improductiva en el Estado. Detrás de la cual se esconde la corrupción y la inoperancia.

Por eso no hay plata para nada. Porque la burocracia estatal de la lleva toda. Lampadia




Reducir la burocracia estatal… para aumentar el bienestar social

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 25 de enero de 2019
Para Lampadia

El Perú ha crecido mucho a partir de los años 90. Me refiero al ámbito económico. Los indicadores de inversión, producción, exportaciones, empleo, tributación, ahorro público y privado, inflación, estabilidad monetaria, tasas de interés, capitalización bursátil, financiamiento bancario… todos los indicadores macroeconómicos muestran una evolución muy favorable. Nuestra economía es sólida y dinámica… aunque muchos no lo crean.

Ahora bien ¿por qué muchos peruanos no creen en el crecimiento económico de nuestro país? O mejor dicho ¿por qué no lo valoran?

Entonces cabe la repregunta:

  • ¿Qué podrían valorar aquellos pacientes que son maltratados cruelmente en los hospitales del Estado?
  • ¿A quién le podría interesar la buena marcha de la economía, si para obtener un servicio estatal cualquiera, tiene que coimear al funcionario público encargado?
  • ¿Qué valor puede tener el crecimiento económico si – por esas cosas de la vida – uno termina en manos de la Policía o del Poder Judicial, y descubre ese mundo sucio y profundo donde lo único que vale es el dios soborno y la diosa coima?

Ciertamente, el crecimiento económico – que es real y concreto – NO se está reflejando en bienestar social.

  • La economía ha crecido bastante… pero la burocracia ha crecido aún más que la economía.
  • El crecimiento económico ha devenido en un aumento significativo de la recaudación tributaria. Pero la burocracia – creciente – se ha tragado toda esa mayor recaudación.
  • A la población civil no le llega nada… más allá de maltratos y chantajes. Esa es la situación.

¿Qué hacer? REDUCIR. Hay que reducir la burocracia estatal. Ahí está la madre del cordero. Sí… ahí está la corrupción que afecta directamente a los ciudadanos de a pie. Ahí está el maltrato cruel a los pacientes de los hospitales públicos. Ahí están los indolentes, los incapaces, y los coimeros. En eso se gasta el 60% del presupuesto público. Decenas de miles de millones… ¡para maltratar a la población!

Hay ministerios redundantes que no tienen razón de ser. Hay que fusionarlos con otros similares. Por ejemplo, el Ministerio de la Producción debería fusionarse con Energía y Minas, Agricultura, y Comercio Exterior y Turismo. Así, en vez de cuatro ministerios tendríamos uno… y no pasaría nada. El Ministerio de Trabajo, el de la Mujer, y el de Inclusión Social deberían fusionarse en uno solo. El de Educación y Cultura… igual. Y así por el estilo.

Hay que eliminar toda la burocracia innecesaria, redundante, inoperante, y corrupta. Así ahorraríamos un montón de plata. La idea es mejorar el bienestar de la población. La razón de ser de la burocracia NO es servirse a sí misma… como es el caso en nuestro país. La burocracia se está gastando la plata que debería utilizarse para construir escuelas, hospitales y carreteras. Y para mejorar las remuneraciones de maestros, médicos, policías y jueces. Si redujéramos la burocracia inoperante y corrupta – incluso – alcanzaría para bajar el IGV poco a poco, y así facilitar la formalización de los pequeños empresarios. Además, los precios del mercado bajarían para beneficio de la población.

Estas son ideas – sólo ideas – para que el crecimiento económico se traduzca en bienestar social. Para que nuestra solidez económica no sea dulzura para la burocracia y amargura para la población. Esa es la idea. Lampadia




¿Ciudadanía o burocracia… para quién trabaja el Estado?

Fernando Cillóniz B.
Gobernador Regional de Ica
Lima, 30 de noviembre de 2018
Para Correo Ica y Lampadia

La burocracia estatal está atiborrada de “servidores públicos” indolentes e ineptos. El entrecomillado es adrede porque muchos “servidores” – ni remotamente – son serviciales de cara a la ciudadanía. Ciertamente hay burócratas honestos y eficientes… pero ellos no son el problema. El problema son los burócratas que todo lo traban. Aquellos que maltratan a la ciudadanía a más no poder. Aquellos corruptos que le brindan pleitesía al dios soborno. Aquellos que – en vez de servir a la ciudadanía – más se sirven a sí mismos.

Por ellos – por los malos burócratas – los servicios públicos como salud, educación, seguridad ciudadana, justicia, etc. están muy venidos a menos. Por ellos, las inversiones – públicas y privadas – avanzan a paso de tortuga. Y para colmo de males… por ese cardumen burocrático, las cuentas fiscales están en déficit. Muchos peruanos no están conscientes de que gran parte del presupuesto público se destina al pago de remuneraciones de esa burocracia parasitaria… que crece día a día. Y que – como consecuencia de ello – queda muy poco presupuesto para mejorar los servicios públicos que merecemos los peruanos.

El problema se ha agravado por la proliferación de instituciones públicas. Básicamente… ministerios y municipios distritales.

  • Tenemos 19 ministerios y
  • 1,874 municipios distritales en el país.

Pero eso no es todo:

  • Hay en proceso de creación ¡120 nuevos distritos a nivel nacional!

¿Qué sentido tiene que tengamos – por un lado – un Ministerio de la Producción, y – al mismo tiempo – un Ministerio de Energía y Minas, un Ministerio de Agricultura y Riego, ¿y un Ministerio de Comercio Exterior y Turismo? ¿Acaso no todo es “Producción”? En vez de cuatro, podríamos tener un solo ministerio que agrupe a todos.

¿Para qué tenemos Ministerio de la Mujer? ¿Y qué decir del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social? Un solo ministerio debería cubrir – con mayor eficiencia – todos los programas sociales. La verdad que tenemos ministerios por las puras. Y como se sabe, a más ministerios… más burocracia. Y a más burocracia… más corrupción. Así es la nuez.

Algo parecido pasa con los distritos. Colombia tiene 50 millones de habitantes y 1,000 distritos en todo el país. Nosotros somos 33 millones de peruanos, pero tenemos más distritos que Colombia. ¡Casi el doble!

Bogotá – y Lima – tienen alrededor de 10 millones de habitantes… cada una. Son ciudades enormes. Sin embargo, Bogotá tiene un Alcalde y un Consejo Municipal para todo el territorio metropolitano. Mientras que Lima cuenta con un Alcalde Provincial Metropolitano y su Consejo Municipal… más 43 Alcaldes Distritales con sus respectivos Concejos Distritales. ¡Y lo mismo se repite en TODAS las provincias del interior del país! O sea… burocracias por las puras.

¿Se imaginan cuánto dinero habría para pagar mejor a maestros, médicos, policías y jueces; y para invertir más en carreteras, escuelas, ¿y hospitales… si elimináramos toda esa burocracia?

¡Disolver! ¡Eliminar! ¡Reducir! ¡Desaparecer! ¡Fusionar! Llamémosle como queramos. Pero para salir del caos burocrático – y presupuestal – en el que nos encontramos, tenemos que reducir el número de ministerios y distritos. ¡No a la proliferación de instituciones públicas – inoperantes y costosas – a lo largo y ancho del país!

¿Para quién debe trabajar el Estado? ¿Para la burocracia parasitaria o para la ciudadanía? Obviamente… para la ciudadanía. Lampadia




Exíjannos honestidad, veracidad y eficiencia

Fernando Cillóniz B.
Gobernador Regional de Ica
Ica, 16 de febrero de 2018
Para Correo Ica y Lampadia

Mucha gente nos exige favores personales. Incluso delictivos. Me refiero – por ejemplo – a ciertos políticos de alto rango que nos exigen puestos de favor para sus allegados. Los típicos recomendados que – una vez que ingresan al Estado – se convierten en ahijados que se la deben a sus padrinos… de por vida.

De acuerdo a mi experiencia como Gobernador Regional, los Congresistas son los peores. En realidad, fueron los peores porque valgan verdades – gracias a estos “periodicazos” – se les ha bajado el moño. Sin embargo, al comienzo de mi gestión… ¡qué manera de pretender favorecer a sus ahijados o – lo que es lo mismo – exigir la salida de funcionarios que les resultaban incómodos!

¿Cómo será el acoso de estos malos congresistas en las demás instituciones públicas? ¿Cómo meterán a sus ahijados en la policía, universidades estatales, beneficencias, y / o municipios? Debe ser atroz. El hecho es que cualquiera sea el padrino que beneficie indebidamente a un allegado con un puesto en el Estado, tiene – para toda la vida – a un infiltrado que se la debe. Un topo dispuesto a retribuir – como sea – el favor concedido. Un ahijado cuya única camiseta es la de su padrino. ¡Cero camisetas del Perú! Y de allí siguen los demás favores indebidos. Uno tras otro… hasta nunca acabar.

Efectivamente, después del puesto de favor viene la adjudicación de las obras para beneficiar a constructoras con quienes – esos padrinos y sus ahijados – tienen arreglos soterrados. Viene – también – la adjudicación de compras de equipos, materiales y / o servicios… todo sobrevalorado. Todo adjudicado a proveedores con quienes se comparten subrepticiamente las ganancias del negocio. Y ¡qué me dicen de la mafia de consultores! Así le roban al Estado estos sinvergüenzas. Repito. Todo empieza con el puesto de favor.

Nuestros antepasados – los Incas – valoraron mucho la honestidad. “Ama Sua” (no seas ladrón) fue el primero de los tres preceptos morales del extraordinario y sencillísimo código de moral Inca que forjó la grandeza del Imperio del Tahuantinsuyo. Ser honestos. Así de sencillo. Pero de verdad.

El Papa Francisco – también – es muy sencillo respecto a la corrupción. “Pecados sí; corrupción no”. El Contralor de la República Nelson Shack – igual – es muy elocuente. Cuando vino a Ica – hace poco – nos dijo; “Uno puede meter la pata, pero no la mano”. ¿Más claro? Ni el agua.

El problema es que ser honesto en nuestro país no es “así de sencillo”. O mejor dicho… es sencillo decirlo, pero difícil serlo. La cantidad de ahijados – improductivos, ociosos, maltratadores, corruptos – que ingresaron al Estado por influencia de algún congresista – u otro político clientelista – es colosal.

La semana pasada estuvo en Ica el Ministro Carlos Bruce, y conversando al respecto me contó que cuando dejó el Ministerio de Vivienda en el 2005 habían 300 trabajadores. Ahora – al asumir nuevamente el cargo – encontró 3,000. ¡Diez veces más!

El Ministro de Educación Idel Vexler y el ex Premier Fernando Zavala encontraron la misma situación. Ambos – al igual que “Techito” – fueron ministros o vice ministros hace unos 10 años. Y los tres se sorprendieron del explosivo incremento de la burocracia estatal… sobre todo en la última década. Y algunos congresistas insisten en meter más ahijados al Estado. ¡Patético!

Pues bien, exactamente lo mismo ha sucedido en TODAS las instituciones públicas del país. TODAS están atiborradas de burócratas. Por eso – aparte de la corrupción – no hay plata para hacer obras. Y menos para aumentarle a los servidores públicos de verdad. La planilla de remuneraciones del Estado está volando por las nubes. Excepto en el Gobierno Regional de Ica. Efectivamente, en diciembre nos vamos y dejaremos MENOS burocracia de la que encontramos cuando asumimos el Gobierno de Ica en el 2015.

¿Cómo lo hacemos? Ama Sua: fuera los corruptos Ama Lulla: fuera los mentirosos. Ama Quella: fuera los ociosos. Exíjannos honestidad, veracidad y eficiencia. No favores personales.

¡Grandiosos Manco Cápac y Mama Ocllo! ¡Qué orgullo para los peruanos poder compartir nuestra nacionalidad con un Taita y una Mamacha tan grandes como ustedes! Lampadia