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Sobre como detener la violencia criminal

Sobre como detener la violencia criminal

América Latina es una de las regiones en las que más homicidios se producen según el Banco Mundial. De ellos la mayoría son cometidos y tienen como objetivo a jóvenes. “La población joven constituye la mayoría de víctimas y victimarios de los homicidios en América Latina y el Caribe. El 43% de todas las víctimas en el mundo son jóvenes entre 15 y 29 años, y 7.9% son niños entre de hasta 14 años. En las Américas, una de cada siete víctimas es un hombre joven, según la UNODC (ONU para drogas y crímenes)”, señala el BID.

El Perú no es la excepción. Los asesinos son cada vez más jóvenes. Recientemente, la policía capturó a dos adolescentes que habían sido enviados a asesinar a una dirigente de Polvos Azules. Esta realidad es pavorosa. El padre de uno de ellos les dio el “encargo”. El uso de sicarios adolescentes se ha popularizado aprovechando los vacíos legales que protegen a los menores. Esto ya fue cambiado en muchos países.  

Semanas atrás, la División de Homicidios de la DIRINCRI informó por primera vez la cifra de homicidios cometidos por sicarios. De acuerdo a la PNP, hasta setiembre de este año, se produjeron 288 asesinatos por mano de sicarios. Es decir, la tercera parte del total de los 972 homicidios. 

“La Libertad ocupa el primer lugar con 88 asesinatos cometidos por sicarios. Le siguen Lima con 65 y Callao con 39. Según el estudio, los sicarios operan más en las provincias de Lima, Cañete y en El Callao, así como en el distrito de San Juan de Lurigancho. (…). En su mayoría, los sicarios son adolescentes y jóvenes entre los 14 y 25 años. Pueden matar hasta por S/.300. “A veces a los menores ni siquiera les pagan. Cometen el crimen para demostrar que son valientes, como un reto para ser incluidos dentro de una organización” señaló a El Comercio el coronel Ricardo Cano, jefe de la División de Homicidios de la policía. Interesante remarcar que el nuevo Alcalde de Trujillo es Elidio Espinoza, el antes defenestrado jefe de la policía en La Libertad, por, supuestamente, haber tenido “mano muy dura con los criminales”.

Émulos de Billy the Kid, se podría decir, tal y como lo describió Borges: “el joven de los duros pistoletazos que aturden el desierto, el emisor de balas invisibles que matan a distancia, como una magia. (…) El casi niño que al morir a los veintiún años debía a la justicia de los hombres veintiuna muertes, “sin contar mejicanos”.

Siguiendo la tendencia latinoamericana, en el Perú,las víctimas también son jóvenes. “El 48% de los crímenes cometidos por sicarios en el Perú en este año  ocurrió por ajuste de cuentas y el 27% por enfrentamiento entre bandas. El 25% de los asesinados no tenía ocupación conocida, es decir, que estaba al margen de la ley”, refirióel Coronel Cano.

Este alto porcentaje se debe a las disputas entre bandas rivales y pugnas por cupos en el “negocio de extorsión” en las obras de construcción civil. 

¿Cómo romper este círculo en el que los jóvenes crecen en un ambiente en que se glorifica e incita el asesinato? ¿Qué alternativas existen para romper el hábito de delinquir?

“Por más de una década, la respuesta a esta simple pregunta ha sido uno de los retos más difíciles. Una de las soluciones más novedosas – y prometedoras – de los últimos años ha surgido en Chicago”, sostiene el programa de Seguridad Ciudadana del BID.

“Cure Violence, es uno de los pocos programas que han resultado ser efectivos en prevenir la propagación del (…) homicidio en barrios vulnerables.  Basándose en el modelo de salud pública combate la violencia trabajando con pandillas y busca la resolución de conflictos entre jóvenes en riesgo. Más aún, procura verdaderos cambios en conductas y normas en la comunidad”.

Este programa emplea los métodos de prevención de epidemias, pues considera que la violencia es un tipo de epidemia que puede y (debe) ser cortada. Así lo explica Brent Decker, International Director de Cure Violence. Este enfoque es similar al de Bratton de “tolerancia cero” y “el síndrome de la ventana rota”. Cure Violence se enfoca en tres líneas:

1. Interrumpir la propagación

2. Prevenir trabajando en cambios de las conductas en los grupos de riesgo

3. Variar las normas (valores) que rigen a la comunidad

La aplicación de este método está a cargo de los llamados “interruptores de violencia”,que son miembros de la comunidad con prestigio y capacidad para identificar y cortar los espirales de violencia. Como se sabe, un hecho de sangre lleva a otro y a otro. La venganza y el ojo por ojo es la Ley del Hampa.

Asimismo, se trabaja con los grupos más vulnerables. Se utilizan técnicas, énfasis y enfoques diferentes de acuerdo a cada realidad.El esfuerzo es a largo plazo, para cambiar el recurso de la violencia como algo natural.

A la par, se intenta cambiar los valores de la comunidad que suelen alentar la aplicación de la violencia. Eso se realiza con campañas públicas, conversaciones y charlas con la comunidad

El Departamento de Justicia de los Estados Unidos realizó un estudio sobre la efectividad de este programa con datos de los últimos 10 años y probó su contribución a la reducción de la violencia hasta en un 49% y a las de homicidios hasta en un 24%. Este método se está replicando en otras ciudades del EEEUU, Trinidad y Tobago, Colombia, México y Honduras.

Este tipo de experiencias deberían emplearse en el Perú. Dejemos de improvisar y de inventar la pólvora. Como señalamos en Lampadia (ver en L: Necesitamos a Bratton (no a Patton), si en el 2004 se hubiese aplicado el Plan Bratton, no estaríamos sufriendo las consecuencias de esta ola criminal, que según el INEI entre el 2011 y el 2014 los homicidios se incrementaron en un 24%. 

El mundo ofrece varias soluciones, otra alternativa es analizar la colombiana, en la que se reformó la policía primero y luego se combatió al crimen. Esta fue ejecutada por oficiales probos y destacados que pusieron especial énfasis en los trabajos de inteligencia. El líder más destacado de este exitoso proceso fue el general Óscar Naranjo, quien pronto nos visitará en el CADE. 

Soluciones hay, capacidad política, no sabemos. Pero la paciencia de la sociedad, ya se agotó. Lampadia




Necesitamos a Bratton (no a Patton), para reformar la policía y mejorar la seguridad ciudadana

Necesitamos a Bratton (no a Patton), para reformar la policía y mejorar la seguridad ciudadana

En el Perú pecamos de una extraña soberbia. Por un lado sentimos que todo lo que hacemos se hace mal y nos la pasamos admirando el buen desempeño o comportamiento de otras naciones. Sin embargo, apenas se nos propone traer al Perú las experiencias que funcionan en otras partes, aflora nuestro tradicional chauvinismo y rechazamos de plano la iniciativa. Qué diferencia con un país como Polonia que, sin complejos, copiaron e hicieron suyas 80,000 páginas de leyes y normas europeas, para reconstruir el país después del desastre que les dejó el imperio soviético. Polonia tiene hoy instituciones envidiables y uno de los mejores sistemas educativos del mundo. (Ver en Lampadia: Polonia es la nueva estrella europea).

Un ejemplo de este autodestructivo complejo nacional se produjo con el Plan Bratton (ver en Lampadia: Plan de Acción para la Ciudad de Lima – Perú, por The Bratton Group LLC) presentado en el 2002 por Alberto Andrade, Alcalde de Lima Metropolitana, en un acto que ahora podría calificarse de visionario. Andrade contrató a William Bratton, un retirado jefe de policía, que se hizo famoso por haber reducido el crimen en Nueva York, para que hiciera un diagnóstico y diseñara un plan para reducir la criminalidad en Lima. Él nos propuso ideas como la de la tolerancia cero, pero la grita en contra del extranjero terminó por alejarlo. Los siguientes alcaldes dejaron que el plan acumulara polvo, mientras los asesinatos, robos, asaltos y hurtos crecieron en Lima hasta convertir el tema de la seguridad en el principal reclamo ciudadano (ver en Lampadia: Sin seguridad no vamos a ninguna parte).

Lo que pocos saben es que ese mismo año, Bratton, ese curtido policía nacido en Boston, fue contratado por la ciudad de Los Ángeles para que reduzca el crimen en una de las urbes más grandes, complejas y violentas de los Estados Unidos. 

Siete años más tarde, el 2009, The Economist, reportó: “William Bratton, jefe de policía de Los Ángeles, ha estado celebrando sus triunfos, mientras se prepara para dejar el cargo (…). Con su cara ancha y llena de cicatrices y grueso acento de Boston, él ya era un policía famoso cuando llegó a Los Ángeles en el 2002, tras haber dirigido los departamentos de policía de Boston y Nueva York. Siete años más tarde, su reputación es aún más impresionante”.

En esos siete años redujo los  “delitos violentos en un 53%, los delitos contra la propiedad en un 33%. Incluso los crímenes de pandillas, un gran problema de Los Ángeles, se redujeron  en un 34%”, señaló la revista británica.

Bratton validó una vez más su método para combatir el crimen. En los 27 meses que dirigió la policía de Nueva York, la transformó por completo. ¿Los resultados? Impresionantes. “Los homicidios cayeron un 50%… y otros delitos graves, como la violación y el asalto, se redujeron en más de un tercio”.

Otro éxito fue haber conseguido que el desprestigiado departamento de policía de Los Ángeles (LAPD), a los que los ciudadanos temían y hasta odiaban, se convirtiera en una institución confiable. Como indica The Economist: “Hoy en día, los negros y latinos ya no odian a la policía, más bien les ayudan. `Viejecitas que antes negaban con la cabeza cuando los policías llegaban, ahora los están llamando para reportar sobre alguien consumiendo droga´ (…) El mayor logro del Sr. Bratton, dice, ha sido cambiar la vieja imagen del LAPD”. Como sabemos en el Perú (por nuestra lucha contra el terrorismo), solo se puede tener éxito  cuando la comunidad empieza a colaborar, confiar y trabajar con su policía.

Bratton se hizo conocido  por aplicar  la teoría  de “las ventanas rotas” (si no se arregla una ventana rota inmediatamente, se genera un proceso de imitación en el que se terminan rompiendo las demás). Este policía la ha puesto en práctica con un éxito indiscutible en Boston, Nueva York y Los Ángeles. La estrategia se basa en la “tolerancia cero”, sin dejar de enfrentar las infracciones pequeñas.

“Su sistema “COMPSTAT” [una efectiva base de datos policial], está aún en uso y ha sido replicado en otros países. Se basa en cuatro líneas de acción: inteligencia precisa y oportuna, tácticas eficaces, rápida implementación y evaluación continua”.

Cuando Bratton terminó su labor  en  Los Ángeles le indicó a The Economist: “no estamos viendo ningún aumento en delincuencia como consecuencia de la mala economía. En el pasado, dice, los policías medían su éxito por el número de detenciones y el tiempo de respuesta a llamadas de emergencias, que era como ´espantar mosquitos en un pantano´. Ahora sus policías digitan estadísticas de delitos en mapas computarizados para detectar tendencias y ´averiguar donde se están reproduciendo los mosquitos´, y el éxito se mide por la reducción de la delincuencia”.

Según The Economist, Bratton espera promover su siguiente avance, que él llama “la policía predictiva” y la compara con la medicina preventiva. “La idea, dice, es identificar los problemas antes de que ocurran, así como los epidemiólogos buscan evitar los brotes de gripe. La policía podría seleccionar a poblaciones de hombres jóvenes y trabajar con la comunidad para encontrarles mentores y puestos de trabajo, o para mantenerlos alejados de las pandillas”. En su actual trabajo de consultor en Nueva York, planea difundir y enseñar sus métodos y experiencias a los departamentos de policía por todo el mundo.

En el Perú hemos confundido todo, primero no supimos ver, como lo hizo Alberto Andrade, lo que necesitábamos y, ahora hemos confundido Bratton con Patton y hemos puesto en el ministerio de Interior al General Urresti, que más allá de sus cuestionamientos morales, es un hombre de campo y no un estratega, exactamente lo contrario de Bratton. (Ver en Lampadia: Un General Patton no es la solución. Sobre el combate de la minería ilegal.

Ya es hora de desempolvar el Plan que Bratton nos presentó hace doce años. Dejemos ese falso chauvinismo, tomemos el teléfono y marquemos su número. Empezar esta tarea tan difícil, requiere el consejo de los mejores expertos del mundo. Que Bratton nos ayude a revisar sus recomendaciones y a adoptar un plan efectivo para la reforma de la policía y el combate de la delincuencia ciudadana. Lampadia