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Nouriel Roubini: Blockchain y Bitcoin son las mayores estafas del mundo

Nouriel Roubini: Blockchain y Bitcoin son las mayores estafas del mundo

El Blockchain, más conocido por ser la magia que está detrás de Bitcoin, es constantemente alardeado como una tecnología revolucionaria y democratizadora. Pero Nouriel Roubini, el economista que predijo el colapso financiero de 2008, afirma que es “una de las tecnologías más sobrevaloradas de la historia”.

La semana pasada, el profesor y economista global de la Universidad de Nueva York testificó delante del Comité Senatorial de Bancos del Senado de EEUU que bitcoin y blockchain representan una amenaza importante para la estabilidad del mercado financiero. Dijo que las criptomonedas como Bitcoin son la madre de todas las estafas y burbujas. Siguió esa afirmación llamando a blockchain, la tecnología que su utiliza para los Bitcoin, “la tecnología más exagerada y menos útil de la historia humana”.

Hace unos días, Roubini reforzó sus afirmaciones en una columna publicada en Project Syndicate en la que dijo que blockchain ha prometido curar los males del mundo a través de la descentralización, pero es “solo una artimaña para quitarles a los inversionistas minoristas su dinero real ganado con tanto esfuerzo”.

Afirmó que es poco probable que blockchain elimine la necesidad de intermediarios en las transacciones financieras y es poco probable que reemplace algunos de los sistemas existentes utilizados por los bancos. “No hay institución alguna bajo el sol (banco, corporación, organización no gubernamental u organismo público) dispuesta a poner su balance o su registro de transacciones, negocios e interacciones con clientes y proveedores en sistemas de registro públicos, descentralizados, horizontales (peer to peer) y accesibles a cualquiera sin permisos.”, escribió Roubini. “No hay ninguna razón valedera para registrar en forma pública información privada que es sumamente valiosa”.

Roubini es conocido por haber sido uno de los pocos economistas que predijeron la crisis financiera de 2008. Sin embargo, después de presenciar la caída de valor de bitcoin durante el año pasado, Roubini dijo que las criptomonedas representan a la madre de todas las burbujas del mercado, “especialmente para las personas con una educación financiera nula, personas que no pueden distinguir la diferencia entre acciones y bonos”.

Ver artículo líneas abajo:

La gran mentira del blockchain

Project Syndicate
Oct 15, 2018
Nouriel Roubini
Glosado por Lampadia

Con la reducción del valor del bitcóin en alrededor de un 70% respecto del pico alcanzado a fines del año pasado, estalló la madre de todas las burbujas. Más en general, las criptomonedas han ingresado a un no tan críptico apocalipsis. El valor de las líderes, como Ether, EOS, Litecoin y XRP, se redujo en todos los casos más de 80%, miles de otras monedas digitales se derrumbaron entre un 90 y un 99%, y las restantes quedaron expuestas como simples fraudes. No debería sorprender a nadie: cuatro de cada cinco “ofertas iniciales de monedas” (ICO, por la sigla en inglés) fueron estafas desde el primer momento.

Enfrentados al espectáculo público de la debacle del mercado, los impulsores de la tecnología huyeron al último refugio del cripto-sinvergüenza: la defensa del “blockchain”, el software de registro de transacciones distribuido en el que se basan todas las criptomonedas. Se lo proclamó como la posible solución de todo, desde la pobreza y el hambre hasta el cáncer, pero en realidad, es la tecnología más híper-promocionada (y menos útil) de la historia de la humanidad.

En la práctica, el blockchain no es más que una hoja de cálculo con título de nobleza. Pero se ha vuelto sinónimo de una ideología libertaria que trata a gobiernos, bancos centrales, instituciones financieras tradicionales y monedas del mundo real como malvadas concentraciones de poder que es preciso destruir. El mundo ideal de los fundamentalistas del blockchain es uno donde toda actividad económica e interacción humana estaría sujeta a una descentralización anarquista o libertaria; donde la totalidad de la vida social y política acabaría en registros públicos, presuntamente accesibles a cualquiera (sin necesidad de permisos) y confiables en sí mismos (sin necesidad de intermediarios creíbles, por ejemplo, bancos).

Pero en vez de iniciar una utopía, el blockchain ha generado una forma muy familiar de infierno económico. Unos pocos actores interesados, hombres y blancos (pues prácticamente no hay mujeres ni representantes de minorías en el universo del blockchain), haciéndose pasar por mesías de las masas empobrecidas, marginadas y no bancarizadas del mundo, pretenden haber creado de la nada miles de millones de dólares de riqueza. Pero basta considerar la masiva centralización del poder de las criptomonedas en sus “mineros”, plataformas de intercambio, desarrolladores y dueños de riqueza para ver que el blockchain no tiene nada que ver con la descentralización y la democracia, y sí con la codicia.

Por ejemplo, un pequeño grupo de empresas (en su mayoría situadas en bastiones de la democracia como Rusia, Georgia y China) controlan entre dos tercios y tres cuartos de toda la actividad de criptominería, y todas suben rutinariamente los costos de transacción para aumentar sus abultados márgenes de ganancias. Al parecer, los fanáticos del blockchain pretenden que confiemos en cárteles anónimos no sujetos a legalidad alguna, en vez de bancos centrales e intermediarios financieros regulados.

Algo similar se ha dado con el comercio de criptomonedas. Hasta el 99% de todas las transacciones se realiza a través de plataformas de intercambio centralizadas que son blanco de “hackeo” en forma periódica. Y a diferencia del dinero real, una vez hackeadas, las criptomonedas se pierden para siempre.

Además, la centralización del desarrollo de criptomonedas (por ejemplo, los fundamentalistas otorgaron al creador de Ethereum, Vitalik Buterin, el título de “dictador benevolente vitalicio”) ya desmintió aquello de que “el código es ley”, como si el software en el que se basan las aplicaciones de blockchain fuera inmutable. Lo cierto es que los desarrolladores tienen poder absoluto para actuar como juez y jurado. Cuando alguno de sus seudo- contratos “inteligentes” (y llenos de errores) falla y se produce un hackeo a gran escala, se limitan a cambiar el código y “bifurcar” (fork) la moneda que fracasó para convertirla en otra por obra de mero arbitrio, lo que revela que todo el sistema “confiable” era indigno de confianza desde el inicio.

Finalmente, en el criptouniverso la riqueza está incluso más concentrada que en Corea del Norte. Usando el coeficiente Gini (donde 1,0 quiere decir que una sola persona controla el 100% de los ingresos o la riqueza de un país), la puntuación de Corea del Norte es 0.86; el bastante desigual Estados Unidos tiene un 0.41; y la puntuación de Bitcoin es nada menos que 0.88.

Debería quedar claro que la pretensión de “descentralización” es un mito propagado por los seudo-multimillonarios que controlan esta seudo-industria. Ahora que los inversores minoristas que entraron engañados al mercado de criptomonedas perdieron hasta la camisa, los vendedores de humo que quedan están sentados sobre pilas de riqueza falsa que desaparecerán al instante en cuanto intenten liquidar sus “activos”.

En cuanto al blockchain en sí, no hay institución alguna bajo el sol (banco, corporación, organización no gubernamental u organismo público) dispuesta a poner su balance o su registro de transacciones, negocios e interacciones con clientes y proveedores en sistemas de registro públicos, descentralizados, horizontales (peer‑to‑peer) y accesibles a cualquiera sin permisos. No hay ninguna razón valedera para registrar en forma pública información privada que es sumamente valiosa.

Además, las “tecnologías de registro distribuido” (DLT) corporativas que algunas empresas usan en la práctica no tienen nada que ver con el blockchain. Son sistemas privados, centralizados y mantenidos en una pequeña colección de registros controlados. Para acceder a ellos se necesitan permisos, que sólo se otorgan a personas calificadas. Y tal vez lo más importante, se basan en autoridades confiables que han sentado su credibilidad con el tiempo. Es decir, son “blockchains” sólo de nombre.

Es elocuente que todos los blockchains “descentralizados” terminen convertidos en bases de datos centralizadas y de acceso restringido en cuanto se los pone en práctica. En tal sentido, el blockchain ni siquiera es una mejora respecto de la habitual hoja de cálculo electrónica, que se inventó en 1979.

Ninguna institución seria entregaría jamás la verificación de sus transacciones a un cártel anónimo que operara desde las sombras de las cleptocracias autoritarias del mundo. Por eso no sorprende que cada vez que se hicieron pruebas piloto de sistemas “blockchain” en entornos tradicionales, al final se los descartó o terminaron convertidos en una base de datos privada con acceso restringido: una mera hoja de cálculo Excel o base de datos con otro nombre.

Traducción: Esteban Flamini

 

Nouriel Roubini, a professor at NYU’s Stern School of Business and CEO of Roubini Macro Associates, was Senior Economist for International Affairs in the White House’s Council of Economic Advisers during the Clinton Administration.




Una mirada a los bitcoins

Una mirada a los bitcoins

El Bitcoin está de vuelta en los titulares de las revistas y periódicos tras haber subido en valor, pasando de US$ 1,200 a finales de abril a US$ 2,800 el 25 de mayo. Sin embargo, su volatilidad es sorprendente y, a la vez, peligrosa. Bitcoin es una forma de moneda digital, creada y utilizada por vía electrónica. Nadie la controla. Los Bitcoins no se imprimen, como dólares o soles; son producidos por personas, empresas y cada vez más, por computadoras en todo el mundo. Es el primer ejemplo de una categoría creciente de dinero conocido como criptomoneda.

Fuente:  forbes.com

¿Cuál es su origen?

Un desarrollador de software, bajo el alias de Satoshi Nakamoto, creó esta propuesta de bitcoins, que era un sistema de pago electrónico basado en la prueba matemática. La idea era producir una moneda independiente de cualquier autoridad central, electrónicamente transferible, más o menos al instante, con tasas de transacción muy bajas.

¿Cómo se diferencia de una moneda ‘tradicional’?

En esencia, el Bitcoin se puede usar para comprar cualquier producto o servicio por vía electrónica. En ese sentido, es como una moneda convencional, dólares, euros o yenes, que también se negocian de forma digital. Sin embargo, la característica más importante del Bitcoin, y lo que lo hace diferente al dinero convencional, es que está descentralizado. Ninguna institución controla la red Bitcoin. Esto tranquiliza a algunas personas, porque significa que un gran banco no puede controlar su dinero.

Fuente:  dineropornavegar.es

Esta moneda no se imprime físicamente bajo las sombras de un banco central. Los Bitcoins digitales se crean por una comunidad de personas en las que cualquiera puede participar. Los Bitcoins son ‘minados’ por una computadora en una red controlada. Esta red también procesa las transacciones realizadas con la moneda virtual, haciendo efectiva su propia red de pago Bitcoin.

Por lo tanto, no se puede crear un número ilimitado de bitcoins. El protocolo de Bitcoin (las reglas que controlan a esta moneda) dictamina que sólo 21 millones de bitcoins pueden ser creados por los ‘mineros’. Sin embargo, estas monedas se pueden dividir en partes más pequeñas (la cantidad más pequeña divisibles es una cien millonésima parte de un bitcoin y se llama un ‘Satoshi’, en honor al fundador de Bitcoin).

Las monedas convencionales se basaron en la moneda de oro o plata. Pero Bitcoin no está hecho con una base de oro; se basa en las matemáticas. En todo el mundo, las personas están utilizando programas de software que siguen una fórmula matemática para obtener bitcoins. La fórmula matemática es de acceso libre, de modo que cualquiera puede comprobarlo, al igual que el software (que también es de código abierto) por lo que cualquiera puede asegurarse de que esté funcionando bien.

¿Cuáles son sus principales características?

Es descentralizado: La red Bitcoin no está controlada por una autoridad central. Cada computadora que ‘mina’ los bitcoins y los procesos de transacciones Bitcoin constituye una parte de la red y trabajan juntas. Eso significa que, en teoría, una autoridad central no puede manipular la política monetaria y causar un colapso de la economía. Y si alguna parte de la red se desconecta por alguna razón, el dinero sigue fluyendo.

Es fácil de utilizar: Los bancos convencionales crean muchas trabas para abrir una cuenta bancaria. Una cuenta Bitcoin se puede crear en cuestión de segundos, sin trámites y sin cuotas a pagar.

Es anónima: Los usuarios pueden contener múltiples direcciones bitcoin y éstas no están vinculadas a nombres, direcciones u otra información de identificación personal.

Es completamente transparente: Bitcoin almacena los detalles de cada transacción que pasa en la red en una gran versión de un libro mayor, llamado el blockchain. El blockchain registra toda la información, por ejemplo, si ha utilizado una cuenta Bitcoin públicamente, cualquiera puede decir cuántas bitcoins se almacenan en esa cuenta, por más que no se sepa de quién es.

Los gastos de transacción son minúsculos: Los bancos cobran un costo de transacción para las transferencias internacionales, por ejemplo. Bitcoin no lo hace.

Es rápido: Se puede enviar dinero a cualquier parte y llegará minutos más tarde, tan pronto como la red Bitcoin procese el pago.

Fuente: Youtube

Una de las principales críticas a bitcoin es su volatilidad. El valor de un bitcoin está ligado puramente a las leyes de oferta y demanda. En otras palabras, el precio se determina sólo por lo que el mercado está dispuesto a pagar. Si más gente quiere comprar bitcoins, entonces el precio aumentará. Si más gente quiere vender, el precio disminuirá.

El valor de Bitcoin puede ser volátil cuando se compara con monedas y commodities más establecidos. Esto se puede atribuir a su relativamente pequeño tamaño de mercado, y significa que una cantidad más pequeña de dinero puede mover significativamente el precio del Bitcoin. Esta discrepancia disminuirá naturalmente con el tiempo a medida que el tamaño del mercado de los bitcoins aumenta.

¿Existe una burbuja?

Alzas tan rápidas como ésta son rara vez sostenibles. Actualmente, la palabra “bitcoin” viene adjunta a la palabra “burbuja”. Pero, ¿es esto simplemente una manía especulativa, o es evidencia de que bitcoin está asumiendo un rol más sustancial como una moneda o una reserva de valor? Según The Economist, “Esta [volatilidad] puede parecer una forma peligrosa de generar innovación. Pero en el caso de las criptomonedas estos riesgos parecen limitados. Es difícil argumentar que los que compran las criptomonedas no son conscientes de los riesgos. Y puesto que siguen siendo un sistema bastante autónomo, el contagio es improbable. Si existe una burbuja saludable, es esta.”

¿Serán las criptomonedas las ‘monedas del futuro’? Tal vez sea demasiado pronto para decirlo. Pero si hay una cosa que sabemos con certeza, es que la moneda parece tener un amplio atractivo para un conjunto particular de individuos, y parece seguir creciendo. Lampadia