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La Biometría del comportamiento

La Biometría del comportamiento

Como bien ha señalado el notable historiador, escritor y visionario israelí Yuval Noah Harari (ver Lampadia: Visiones de la humanidad en 100 años), la denominada “biometría del comportamiento” – técnica utilizada por las empresas, que combina el big data y la inteligencia artificial, para identificar y conocer las características y preferencias de los consumidores – promete inmiscuirse de manera progresiva en nuestra toma de decisiones hasta finalmente tomarla por las astas en los próximos 100 años.

Ante ello, urge preguntarse: ¿A través de qué mecanismos específicos actúa esta nueva tecnología y cuál es su status actual en las empresas que la emplean? ¿Es realmente peligrosa en tanto podría violentar la privacidad y la seguridad de nuestros datos personales?

Un reciente artículo publicado por The Economist (ver artículo líneas abajo) ofrece una breve aproximación para responder estas preguntas. Incide en cómo, a través de la identificación de la “huella digital de movimiento única”, la biometría del comportamiento se ha vuelto más precisa en la detección de riesgos de robo tanto de dispositivos electrónicos como de información personal.  Esta huella digital única va más allá del ahora estándar, reconocimiento facial. Ella se complementa con datos que involucran la manera de caminar e inclusive la forma del movimiento de los dedos y la presión ejercida en los botones del móvil.

Sin embargo, es menester señalar que, como también menciona The Economist, así como dicha técnica puede ser útil para los consumidores en la prevención de delitos, puede ser utilizada para malos fines, como el espionaje. Todo dependerá del respeto que se tenga sobre los derechos individuales, en este caso, de respetar la privacidad de los datos personales. Lampadia

Biometría de comportamiento
La identificación online es cada vez más intrusiva

Los teléfonos pueden saber quién los lleva según el andar del usuario

The Economist
22 de mayo, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

La mayor parte del fraude online implica robo de identidad, por lo que las empresas que operan en la web tienen un gran interés en distinguir a los imitadores de los clientes reales. Las contraseñas ayudan. Pero muchos pueden ser adivinadas o son anotadas imprudentemente. Los teléfonos más modernos, las tabletas y las computadoras portátiles y de escritorio a menudo tienen una mayor seguridad con las huellas dactilares y el reconocimiento facial. Pero estos pueden ser falsificados. Para superar estas deficiencias, es probable que el siguiente nivel de seguridad identifique a las personas que usan cosas que son más difíciles de copiar, como la forma en que caminan.

Muchos servicios de seguridad online ya utilizan un sistema llamado huella dactilar del dispositivo. Esto emplea software para anotar cosas como el tipo de modelo de un gadget empleado por un usuario en particular; su configuración de hardware; su sistema operativo; las aplicaciones que se han descargado en él; y otras características, incluyendo a veces las redes Wi-Fi a las que se conecta regularmente y los dispositivos como los auriculares a los que se conecta.

Los resultados son suficientes para crear un perfil tanto del dispositivo como de los hábitos de sus usuarios. Si se detecta algo inusual, por ejemplo, acceso a una cuenta bancaria que se busca en un teléfono con un perfil diferente al que normalmente usa el cliente, se pueden tomar las medidas adecuadas. Por ejemplo, se pueden plantear preguntas de seguridad adicionales.

LexisNexis Risk Solutions, una firma estadounidense de analytics, ha catalogado más de 4,000 millones de teléfonos, tabletas y otras computadoras de esta manera para bancos y otros clientes. Aproximadamente el 7% de ellos se han utilizado para chanchullos de algún tipo. Pero la huella dactilar del dispositivo se está volviendo menos útil. Apple, Google y otros fabricantes de equipos y sistemas operativos han restringido constantemente el rango de atributos que se pueden observar de forma remota. La razón para hacer esto es limitar la cantidad de información personal que podría caer en manos no autorizadas. Pero tales restricciones también hacen que sea más difícil distinguir a los usuarios ilegítimos de los legítimos.

Es por eso que un nuevo enfoque, la biometría del comportamiento, está ganando terreno. Se basa en una gran cantidad de mediciones realizadas por los dispositivos de hoy. Estos incluyen datos de acelerómetros y sensores giroscópicos, que revelan cómo las personas sostienen sus teléfonos cuando los usan, cómo los llevan e incluso la forma en que caminan. Las pantallas táctiles, los teclados y los ratones se pueden monitorear para mostrar las distintas formas en que se mueven los dedos y las manos de una persona. Los sensores pueden detectar si un teléfono se ha colocado sobre una superficie dura, como una mesa, o si se ha caído ligeramente sobre una blanda, como una cama. Si la hora es adecuada, esta acción se podría usar para asumir cuando un usuario se ha retirado por la noche. Estos rasgos se pueden usar para determinar si es probable que alguien que intenta realizar una transacción sea el usuario habitual del dispositivo.

La biometría del comportamiento hace posible identificar la “huella digital de movimiento única” de un individuo, dice John Whaley, jefe de UnifyID, una firma en Silicon Valley que está involucrada en el campo. Con el software adecuado, los datos de los sensores de un teléfono pueden revelar detalles tan personales como qué parte del pie de alguien golpea primero el pavimento y qué tan fuerte; la longitud del paso de un caminante; el número de pasos por minuto; y el movimiento y balanceo de las caderas y el paso del caminante. También puede determinar si el teléfono en cuestión está en un bolso, en un bolsillo o en una mano.

Al usar estas variables, UnifyID clasifica los pasos en unos 50,000 tipos distintos. Cuando Whaley afirma que la información del usuario puede ser bastante determinada, la información sobre la presión del dedo y la velocidad de un usuario en la pantalla táctil, así como los lugares de uso habituales de un dispositivo, como lo revela su unidad GPS. UnifyID comenzó a ofrecer datos biométricos de comportamiento a sus clientes (que incluyen bancos minoristas, minoristas en línea, empresas de reparto y empresas de viajes compartidos) en 2017. Sin embargo, con el tiempo, los anunciantes pagarán la exclusiva sobre los movimientos que revelan el estilo de vida de las personas, considera Whaley. Su firma aún no tiene planes de expandirse en esa dirección.

Además, la biometría conductual puede ir más allá de verificar la identidad de un usuario. También puede detectar circunstancias en las que es probable que se esté cometiendo un fraude. En un dispositivo con un teclado, por ejemplo, una señal de advertencia es cuando la escritura toma un estilo staccato, con un “tiempo de vuelo” más largo de lo habitual entre las pulsaciones de teclas. Esto, según Aleksander Kijek, jefe de producto en Nethone – una firma en Varsovia que desarrolla la biometría del comportamiento para compañías que venden productos en línea – es una indicación de que el dispositivo ha sido secuestrado y está bajo el control remoto de un programa de computadora, en vez de un mecanógrafo humano.

En un dispositivo con una pantalla táctil en lugar de un teclado, sin embargo, lo contrario es cierto. La mayoría de la gente escribe con sus pulgares en las pantallas táctiles, por lo que los tiempos de vuelo entre pulsaciones son más largos. Por lo tanto, en este caso, los tiempos de vuelo cortos son una señal de que algo sospechoso está sucediendo, por ejemplo, que un dispositivo de pantalla táctil se está operando de forma remota, utilizando el teclado de una computadora portátil.

Usada sabiamente, la biometría conductual podría ser una bendición. Como observa Neil Costigan, el jefe de BehavioSec – una empresa de biometría conductual en San Francisco – el software puede funcionar silenciosamente en segundo plano, autenticar continuamente a los titulares de cuentas – sin molestarlos por contraseñas adicionales – con el apellido de soltera de su madre “y todo ese sinsentido “. UnifyID y una compañía automotriz anónima incluso están desarrollando un sistema que abre las puertas de un vehículo una vez que se reconoce el modo de andar del conductor, medido por su teléfono.

Sin embargo, utilizado de forma imprudente, el sistema podría convertirse en otro espía electrónico, permitiendo que completos extraños monitoreen sus acciones, desde el momento en que toma su teléfono por la mañana hasta que lo deja por la noche. Lampadia




Visiones de la humanidad en 100 años

Visiones de la humanidad en 100 años

Yuval Noah Harari nunca deja de sorprendernos con sus visiones acerca del futuro de la humanidad (ver Lampadia: Lecciones con miras al 2050). En una reciente entrevista realizada por la revista española XLSemanal – que compartimos líneas abajo – destaca cómo el avance de la denominada “biometría del comportamiento” le otorgará un rol preponderante a ciertas tecnologías provistas por la Cuarta Revolución Industrial (4IR); en particular, el big data y la inteligencia artificial, de manera conjunta, podrían terminar tomando decisiones por nosotros en nuestro día a día. Inclusive deslinda la posibilidad de que podamos ser reemplazados por una nueva especie mixta entre máquinas y seres humanos en la siguiente centuria, así como otrora fuimos reemplazados por el homo sapiens o antecesores a esta fase evolutiva.

Independientemente de si pudiéramos estar o no de acuerdo con sus proyecciones – que podrían considerarse hasta cierto punto apocalípticas – estas deben llevarnos a la reflexión sobre cómo esta nueva era tecnológica ya se encuentra cambiando el mundo tal y como lo conocemos.

Si el Perú no nivela pronto el nivel de vida de nuestros pobres al resto de la humanidad, se les estaría condenando a quedar atrapados en los arrabales de la globalización. Esto debe fomentar un cambio de política en los gobernantes de nuestro país, el cual sigue lejos de estar a la altura de esta nueva era por sus falencias en ámbitos que no solo incluyen los tecnológicos y de innovación, sino también de capital humano e infraestructura.Lampadia

Yuval Noah Harari: “Es muy probable que en cien años seamos sustituidos por otras entidades”

Carlos Manuel Sánchez 
XLSemanal
Glosado por Lampadia

Es el pensador de moda. Sus libros ‘Sapiens’ y ‘Homo deus’ se han convertido en superventas mundiales por su talento para condensar la historia de la Humanidad y adentrarnos en el mundo del mañana. Hablamos con Yuval Harari de nuestro futuro… y del de los que vengan después.

Se ha convertido en un oráculo aclamado por Bill Gates. El historiador israelí Yuval Noah Harari (Haifa, 1976) es un experto en la Edad Media que escribe sobre el futuro.

Se doctoró en Oxford y es catedrático por la Universidad Hebrea de Jerusalén. Sus dos ensayos (publicados en España por Debate) se han convertido en superventas mundiales. Primero, Sapiens, de animales a dioses, y Homo deus, breve historia del mañana.

Yuval Noah Harari. Sí, ya hay toda una serie de máquinas que está recopilando constantemente datos sobre sus usuarios. Y el Kindle es una más. Amazon ya sabe qué libros ha comprado usted antes. Y ahora también monitoriza qué partes lee usted despacio, cuáles se salta, cuáles anota… El siguiente paso será dotarlo de un software de reconocimiento facial y sensores biométricos para saber cómo influye cada frase en su ritmo cardiaco y su presión sanguínea. Sabrá qué le hizo reír, qué le puso triste; conocerá exactamente cuáles son sus gustos y los comparará con los de millones de usuarios…

XL. Y qué implica que estas máquinas sepan tanto de mí?

Y.N.H. De momento, le recomendará otros libros.

XL. Parece lógico. Si acierta y me gustan, es bueno para el negocio y bueno para mí.

Y.N.H. Es que ahí no queda la cosa. Poco a poco le daremos al algoritmo la autoridad para tomar las decisiones más importantes de nuestras vidas.

XL. Primero, dígame qué es un algoritmo.

Y.N.H. Es un conjunto de reglas para resolver problemas. Introduces información, el algoritmo sigue unos pasos y da unas respuestas.

XL. Ya, como el de Google. Metes palabras en el buscador y te salen resultados.

Y.N.H. Sí. Pero todos somos algoritmos. Las máquinas y los seres vivos. Los humanos somos algoritmos orgánicos. Con la información que tenemos, actuamos. Los sentimientos y las emociones son mecanismos bioquímicos que los animales usan para tomar decisiones. Es un cálculo veloz de probabilidades que nos ayuda a sobrevivir. Cuando vemos un tigre, aparece el miedo porque un algoritmo bioquímico calcula que la probabilidad de morir es grande. La química sexual aparece cuando tenemos posibilidades de aparearnos con alguien. Son algoritmos que se han ido perfeccionando a lo largo de cientos de miles de años. Si el algoritmo se equivocaba, morías. Y tus genes no pasaban a la siguiente generación.

XL. Pero el algoritmo de una máquina también se puede equivocar.

Y.N.H. Sí, pero no hace falta que sea perfecto. Solo tiene que ser mejor que nosotros. Piense en Google Maps, ya no hace falta que usted tenga un conocimiento de la ciudad. Basta con que siga las instrucciones. La autoridad va de la humanidad al algoritmo. Y esto mismo está pasando en muchas facetas de la vida. En la salud, por ejemplo. Si una pulsera tipo Fitbit te monitoriza las 24 horas, acabará detectando si estás enfermo o no antes que tu médico.

XL. Nos enamorábamos. Le hacíamos caso al corazón…

Y.N.H. Exacto. Pero en una sociedad basada en el big data le preguntaremos a Google. Y Google, que nos conoce mejor que nosotros mismos, nos aconsejará. Y no hace falta que acierte siempre. Basta con que sea mejor que nosotros. Además, la mayoría de la gente no se conoce a sí misma muy bien. Y mete la pata en algunas de las decisiones más importantes de sus vidas. Piensan, por ejemplo, que son buenos escritores. Y no lo son. Pero Google o Amazon te siguen a todas partes, saben cuáles son tus talentos. Saben si quieres ser rico o ser feliz.

XL. Y esta tendencia se generalizará?

Y.N.H. Sí. Y poco a poco perderás la capacidad de tomar decisiones por ti mismo. Porque para tomar decisiones necesitas un entrenamiento. Necesitas cometer errores. Si confías solo en Google Maps, nunca desarrollarás tu propio sentido de la orientación o tu instinto. Confías en los que tienen todos los datos y el poder computacional para procesarlos.

XL. Viniendo a nuestra cita, he pasado por el puente de Westminster. Todavía hay flores y velas que recuerdan a las víctimas… Eso también da miedo.

Y.N.H. En Europa, la probabilidad de que alguien muera en un atentado es menor que la de que le parta un rayo. Desde el año 2000 han muerto menos de cien personas en atentados en el Reino Unido. La obesidad ha matado a medio millón en ese tiempo. Hay un desfase entre la realidad y nuestra percepción de la realidad.

XL. Pero el Estado Islámico es una amenaza real.

Y.N.H. Sí, pero ni el Estado Islámico ni nadie ofrecen una alternativa seria al sistema liberal, porque no tienen respuestas para las grandes preguntas de nuestra era.

XL. Y cuáles son esas preguntas?

Y.N.H. ¿Qué va a pasar con el mercado de trabajo cuando la inteligencia artificial supere a los humanos en la mayoría de las tareas? ¿Qué vamos a hacer con esa nueva clase formada por cientos de millones de personas sin empleo que van a ser económicamente irrelevantes?

XL. Y qué va a pasar?

Y.N.H. ¡No lo sé! Antes había luchas ideológicas. Si perdías la fe en el capitalismo, te volvías comunista. Este momento es único en la historia porque no hay alternativa. Ni el fundamentalismo ni los nacionalismos son alternativas. La gente mira al pasado porque ha perdido las referencias, porque está perdida. Pero es un espejismo.

XL. La tecnología traerá nuevos empleos…

Y.N.H. Sí, pero serán suficientes para reemplazar los que se pierdan? No necesitaremos conductores ni traductores… Dígale usted a una cajera de supermercado o a un agente de seguros que se hagan ingenieros de realidad virtual. Habrá trabajos en empleos creativos, pero incluso esas tareas las terminarán haciendo mejor los robots. Escribirán música mejor que nosotros.

XL. Pues vaya panorama…

Y.N.H. Antes, la vida se dividía en dos periodos. el del aprendizaje y el de la madurez, cuando te ponías a trabajar. Pero hoy lo que aprenden los niños en el colegio no valdrá para nada cuando tengan 40 años. A las máquinas no les cuesta tanto trabajo como a nosotros reinventarse. ¿Qué nos queda a los humanos? ¿Las drogas y los videojuegos?

XL. No sé, dígamelo usted.

Y.N.H. Nadie tiene ni idea de cómo será la vida dentro de 50 años. Y los políticos menos que nadie. Mire el Reino Unido, se va a pasar una década dándole vueltas al brexit, distraído de los problemas de verdad. O mire a Donald Trump, culpando a los chinos y a los mexicanos de que los norteamericanos se quedan sin trabajo, cuando lo que les va a quitar el trabajo es la inteligencia artificial.

XL. ¿Y qué me dice de los gurús de Silicon Valley? ¿Tampoco tienen respuestas?

Y.N.H. Por lo menos ellos tienen una visión. Miran hacia delante, no hacia atrás. No digo que Elon Musk o Mark Zuckerberg estén haciendo lo correcto. O que sean conscientes de las consecuencias de sus decisiones. La verdad es que tengo una relación complicada con la gente de Silicon Valley. Soy muy crítico con ellos y veo los peligros, pero por otra parte son los únicos que se toman en serio los grandes desafíos del siglo. Si comparas a Elon Musk con Putin o Trump, no hay color. Las decisiones más importantes ya no se toman en Bruselas, el Kremlin o la Casa Blanca; las toman ingenieros de software, científicos, empresarios…

XL. También practica la meditación…

Y.N.H. Sí, dos horas al día hago meditación Vipassana. Para limpiar la mente. Igual que te duchas para limpiar tu cuerpo. La hago porque busco la verdad. la verdad sobre la vida, sobre lo que pasa, sobre por qué hay tanto sufrimiento en el mundo. Cuando intentamos responder estas preguntas, con frecuencia nos contamos historias.

XL. ¿Y qué es lo que ve ahora?

Y.N.H. Desilusión. Millones de personas están perdiendo la fe en el sistema. Estamos en un momento de crisis, de pérdida de fe en el sistema liberal. La paradoja es que la situación es mejor que en cualquier otro periodo de la historia. Hay menos hambre, menos enfermedades, menos guerras que en cualquier época anterior.

XL. ¿La democracia es uno de los pilares del sistema, también está en crisis?

Y.N.H. En 50 o 100 años, todos los sistemas políticos que hemos conocido serán irrelevantes. Democracia, comunismo, dictaduras… Si tenemos estos sensores biométricos en nuestro cuerpo y un algoritmo que te monitoriza todo el día y sabe cómo te sientes y lo que quieres y lo que necesitas, ya no se votará. La simple idea de celebrar unas elecciones nos sonará ridícula. Votar cada cuatro años, y quizá ese día te duele el estómago y cambias tu voto. Es tan primitivo. Pero también nos parecerá una locura la idea de tener un dictador.

XL. Predice que los muy ricos se fundirán con las máquinas y superarán al Homo sapiens, como una especie de semidioses.

Y.N.H. Es un escenario posible.

XL. ¿Somos los últimos Homo sapiens sobre la faz de la Tierra?

Y.N.H. No los últimos, pero sí una de las últimas generaciones. Es muy probable que en 100 años hayamos sido sustituidos por otra clase de entidades. Y en dos o tres siglos es muy muy difícil que sigamos dominando el planeta.

XL. ¿Como lo que pasó con los neandertales?

Y.N.H. Sí, pero no creo que vayamos a ser exterminados. Habrá una versión mejorada. Cíborgs. Pero no desapareceremos del todo. Todavía queda un cuatro por ciento de neandertal en nuestro ADN, quizá quede un cuatro por ciento de Homo sapiens en esa nueva especie.

XL. ¿Y qué opina del Homo sapiens?

Y.N.H. Algunos de mis amigos son Homo sapiens [ríe]. Somos una especie problemática. Insatisfecha. Trabajamos duro para conseguir algo y entonces queremos otra cosa. Siento compasión. Y causamos mucha destrucción y sufrimiento. No somos malos, pero nos sentimos miserables. Y nunca nos guardamos la miseria para nosotros, la proyectamos a los demás. Lampadia