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Visiones de la humanidad en 100 años

Visiones de la humanidad en 100 años

Yuval Noah Harari nunca deja de sorprendernos con sus visiones acerca del futuro de la humanidad (ver Lampadia: Lecciones con miras al 2050). En una reciente entrevista realizada por la revista española XLSemanal – que compartimos líneas abajo – destaca cómo el avance de la denominada “biometría del comportamiento” le otorgará un rol preponderante a ciertas tecnologías provistas por la Cuarta Revolución Industrial (4IR); en particular, el big data y la inteligencia artificial, de manera conjunta, podrían terminar tomando decisiones por nosotros en nuestro día a día. Inclusive deslinda la posibilidad de que podamos ser reemplazados por una nueva especie mixta entre máquinas y seres humanos en la siguiente centuria, así como otrora fuimos reemplazados por el homo sapiens o antecesores a esta fase evolutiva.

Independientemente de si pudiéramos estar o no de acuerdo con sus proyecciones – que podrían considerarse hasta cierto punto apocalípticas – estas deben llevarnos a la reflexión sobre cómo esta nueva era tecnológica ya se encuentra cambiando el mundo tal y como lo conocemos.

Si el Perú no nivela pronto el nivel de vida de nuestros pobres al resto de la humanidad, se les estaría condenando a quedar atrapados en los arrabales de la globalización. Esto debe fomentar un cambio de política en los gobernantes de nuestro país, el cual sigue lejos de estar a la altura de esta nueva era por sus falencias en ámbitos que no solo incluyen los tecnológicos y de innovación, sino también de capital humano e infraestructura.Lampadia

Yuval Noah Harari: “Es muy probable que en cien años seamos sustituidos por otras entidades”

Carlos Manuel Sánchez 
XLSemanal
Glosado por Lampadia

Es el pensador de moda. Sus libros ‘Sapiens’ y ‘Homo deus’ se han convertido en superventas mundiales por su talento para condensar la historia de la Humanidad y adentrarnos en el mundo del mañana. Hablamos con Yuval Harari de nuestro futuro… y del de los que vengan después.

Se ha convertido en un oráculo aclamado por Bill Gates. El historiador israelí Yuval Noah Harari (Haifa, 1976) es un experto en la Edad Media que escribe sobre el futuro.

Se doctoró en Oxford y es catedrático por la Universidad Hebrea de Jerusalén. Sus dos ensayos (publicados en España por Debate) se han convertido en superventas mundiales. Primero, Sapiens, de animales a dioses, y Homo deus, breve historia del mañana.

Yuval Noah Harari. Sí, ya hay toda una serie de máquinas que está recopilando constantemente datos sobre sus usuarios. Y el Kindle es una más. Amazon ya sabe qué libros ha comprado usted antes. Y ahora también monitoriza qué partes lee usted despacio, cuáles se salta, cuáles anota… El siguiente paso será dotarlo de un software de reconocimiento facial y sensores biométricos para saber cómo influye cada frase en su ritmo cardiaco y su presión sanguínea. Sabrá qué le hizo reír, qué le puso triste; conocerá exactamente cuáles son sus gustos y los comparará con los de millones de usuarios…

XL. Y qué implica que estas máquinas sepan tanto de mí?

Y.N.H. De momento, le recomendará otros libros.

XL. Parece lógico. Si acierta y me gustan, es bueno para el negocio y bueno para mí.

Y.N.H. Es que ahí no queda la cosa. Poco a poco le daremos al algoritmo la autoridad para tomar las decisiones más importantes de nuestras vidas.

XL. Primero, dígame qué es un algoritmo.

Y.N.H. Es un conjunto de reglas para resolver problemas. Introduces información, el algoritmo sigue unos pasos y da unas respuestas.

XL. Ya, como el de Google. Metes palabras en el buscador y te salen resultados.

Y.N.H. Sí. Pero todos somos algoritmos. Las máquinas y los seres vivos. Los humanos somos algoritmos orgánicos. Con la información que tenemos, actuamos. Los sentimientos y las emociones son mecanismos bioquímicos que los animales usan para tomar decisiones. Es un cálculo veloz de probabilidades que nos ayuda a sobrevivir. Cuando vemos un tigre, aparece el miedo porque un algoritmo bioquímico calcula que la probabilidad de morir es grande. La química sexual aparece cuando tenemos posibilidades de aparearnos con alguien. Son algoritmos que se han ido perfeccionando a lo largo de cientos de miles de años. Si el algoritmo se equivocaba, morías. Y tus genes no pasaban a la siguiente generación.

XL. Pero el algoritmo de una máquina también se puede equivocar.

Y.N.H. Sí, pero no hace falta que sea perfecto. Solo tiene que ser mejor que nosotros. Piense en Google Maps, ya no hace falta que usted tenga un conocimiento de la ciudad. Basta con que siga las instrucciones. La autoridad va de la humanidad al algoritmo. Y esto mismo está pasando en muchas facetas de la vida. En la salud, por ejemplo. Si una pulsera tipo Fitbit te monitoriza las 24 horas, acabará detectando si estás enfermo o no antes que tu médico.

XL. Nos enamorábamos. Le hacíamos caso al corazón…

Y.N.H. Exacto. Pero en una sociedad basada en el big data le preguntaremos a Google. Y Google, que nos conoce mejor que nosotros mismos, nos aconsejará. Y no hace falta que acierte siempre. Basta con que sea mejor que nosotros. Además, la mayoría de la gente no se conoce a sí misma muy bien. Y mete la pata en algunas de las decisiones más importantes de sus vidas. Piensan, por ejemplo, que son buenos escritores. Y no lo son. Pero Google o Amazon te siguen a todas partes, saben cuáles son tus talentos. Saben si quieres ser rico o ser feliz.

XL. Y esta tendencia se generalizará?

Y.N.H. Sí. Y poco a poco perderás la capacidad de tomar decisiones por ti mismo. Porque para tomar decisiones necesitas un entrenamiento. Necesitas cometer errores. Si confías solo en Google Maps, nunca desarrollarás tu propio sentido de la orientación o tu instinto. Confías en los que tienen todos los datos y el poder computacional para procesarlos.

XL. Viniendo a nuestra cita, he pasado por el puente de Westminster. Todavía hay flores y velas que recuerdan a las víctimas… Eso también da miedo.

Y.N.H. En Europa, la probabilidad de que alguien muera en un atentado es menor que la de que le parta un rayo. Desde el año 2000 han muerto menos de cien personas en atentados en el Reino Unido. La obesidad ha matado a medio millón en ese tiempo. Hay un desfase entre la realidad y nuestra percepción de la realidad.

XL. Pero el Estado Islámico es una amenaza real.

Y.N.H. Sí, pero ni el Estado Islámico ni nadie ofrecen una alternativa seria al sistema liberal, porque no tienen respuestas para las grandes preguntas de nuestra era.

XL. Y cuáles son esas preguntas?

Y.N.H. ¿Qué va a pasar con el mercado de trabajo cuando la inteligencia artificial supere a los humanos en la mayoría de las tareas? ¿Qué vamos a hacer con esa nueva clase formada por cientos de millones de personas sin empleo que van a ser económicamente irrelevantes?

XL. Y qué va a pasar?

Y.N.H. ¡No lo sé! Antes había luchas ideológicas. Si perdías la fe en el capitalismo, te volvías comunista. Este momento es único en la historia porque no hay alternativa. Ni el fundamentalismo ni los nacionalismos son alternativas. La gente mira al pasado porque ha perdido las referencias, porque está perdida. Pero es un espejismo.

XL. La tecnología traerá nuevos empleos…

Y.N.H. Sí, pero serán suficientes para reemplazar los que se pierdan? No necesitaremos conductores ni traductores… Dígale usted a una cajera de supermercado o a un agente de seguros que se hagan ingenieros de realidad virtual. Habrá trabajos en empleos creativos, pero incluso esas tareas las terminarán haciendo mejor los robots. Escribirán música mejor que nosotros.

XL. Pues vaya panorama…

Y.N.H. Antes, la vida se dividía en dos periodos. el del aprendizaje y el de la madurez, cuando te ponías a trabajar. Pero hoy lo que aprenden los niños en el colegio no valdrá para nada cuando tengan 40 años. A las máquinas no les cuesta tanto trabajo como a nosotros reinventarse. ¿Qué nos queda a los humanos? ¿Las drogas y los videojuegos?

XL. No sé, dígamelo usted.

Y.N.H. Nadie tiene ni idea de cómo será la vida dentro de 50 años. Y los políticos menos que nadie. Mire el Reino Unido, se va a pasar una década dándole vueltas al brexit, distraído de los problemas de verdad. O mire a Donald Trump, culpando a los chinos y a los mexicanos de que los norteamericanos se quedan sin trabajo, cuando lo que les va a quitar el trabajo es la inteligencia artificial.

XL. ¿Y qué me dice de los gurús de Silicon Valley? ¿Tampoco tienen respuestas?

Y.N.H. Por lo menos ellos tienen una visión. Miran hacia delante, no hacia atrás. No digo que Elon Musk o Mark Zuckerberg estén haciendo lo correcto. O que sean conscientes de las consecuencias de sus decisiones. La verdad es que tengo una relación complicada con la gente de Silicon Valley. Soy muy crítico con ellos y veo los peligros, pero por otra parte son los únicos que se toman en serio los grandes desafíos del siglo. Si comparas a Elon Musk con Putin o Trump, no hay color. Las decisiones más importantes ya no se toman en Bruselas, el Kremlin o la Casa Blanca; las toman ingenieros de software, científicos, empresarios…

XL. También practica la meditación…

Y.N.H. Sí, dos horas al día hago meditación Vipassana. Para limpiar la mente. Igual que te duchas para limpiar tu cuerpo. La hago porque busco la verdad. la verdad sobre la vida, sobre lo que pasa, sobre por qué hay tanto sufrimiento en el mundo. Cuando intentamos responder estas preguntas, con frecuencia nos contamos historias.

XL. ¿Y qué es lo que ve ahora?

Y.N.H. Desilusión. Millones de personas están perdiendo la fe en el sistema. Estamos en un momento de crisis, de pérdida de fe en el sistema liberal. La paradoja es que la situación es mejor que en cualquier otro periodo de la historia. Hay menos hambre, menos enfermedades, menos guerras que en cualquier época anterior.

XL. ¿La democracia es uno de los pilares del sistema, también está en crisis?

Y.N.H. En 50 o 100 años, todos los sistemas políticos que hemos conocido serán irrelevantes. Democracia, comunismo, dictaduras… Si tenemos estos sensores biométricos en nuestro cuerpo y un algoritmo que te monitoriza todo el día y sabe cómo te sientes y lo que quieres y lo que necesitas, ya no se votará. La simple idea de celebrar unas elecciones nos sonará ridícula. Votar cada cuatro años, y quizá ese día te duele el estómago y cambias tu voto. Es tan primitivo. Pero también nos parecerá una locura la idea de tener un dictador.

XL. Predice que los muy ricos se fundirán con las máquinas y superarán al Homo sapiens, como una especie de semidioses.

Y.N.H. Es un escenario posible.

XL. ¿Somos los últimos Homo sapiens sobre la faz de la Tierra?

Y.N.H. No los últimos, pero sí una de las últimas generaciones. Es muy probable que en 100 años hayamos sido sustituidos por otra clase de entidades. Y en dos o tres siglos es muy muy difícil que sigamos dominando el planeta.

XL. ¿Como lo que pasó con los neandertales?

Y.N.H. Sí, pero no creo que vayamos a ser exterminados. Habrá una versión mejorada. Cíborgs. Pero no desapareceremos del todo. Todavía queda un cuatro por ciento de neandertal en nuestro ADN, quizá quede un cuatro por ciento de Homo sapiens en esa nueva especie.

XL. ¿Y qué opina del Homo sapiens?

Y.N.H. Algunos de mis amigos son Homo sapiens [ríe]. Somos una especie problemática. Insatisfecha. Trabajamos duro para conseguir algo y entonces queremos otra cosa. Siento compasión. Y causamos mucha destrucción y sufrimiento. No somos malos, pero nos sentimos miserables. Y nunca nos guardamos la miseria para nosotros, la proyectamos a los demás. Lampadia




EY: Las 10 megatendencias que transformarán el futuro

EY: Las 10 megatendencias que transformarán el futuro

Vivimos en un mundo en constante movimiento y la innovación tecnológica reescribirá todas las industrias. En la mayoría de los sectores, las empresas se enfrentan actualmente a la necesidad urgente de transformarse, adaptarse y anticiparse a los cambios y disrupciones que caracterizan nuestra época actual.

Un nuevo estudio realizado por EY Perú (Ernst & Young), titulado ‘¿Qué nos traerá el futuro? Megatendencias, más allá de la disrupción’ en América Latina identifica las fuerzas primarias que lideran las megatendencias: la mejora humana (tecnología), el populismo (globalización) y el envejecimiento (demografía). Combinadas, estas dinámicas han generado lo que en EY se han identificado como las 10 nuevas ‘megatendencias’ que están dando forma a nuestro mundo y a la región.

Fuente: EY Perú (Ernst & Young)

Estas megatendencias muestran cómo la potencialización de la tecnología, mediante la Cuarta Revolución Industrial con avances como la inteligencia artificial, Big Data y la robótica “reinventarán la forma en la que trabajamos, cambiarán nuestro comportamiento como consumidores y determinarán cómo se regula nuestro mundo”.

En total, EY plantea 10 megatendecias:

1. Industria redefinida: las barreras entre industrias y segmentos están desapareciendo con la innovación digital y otras fuerzas. La clasificación no será tan rígida, se incrementará la compra de empresas para ingresar a nuevos segmentos con el fin de abordar nuevos mercados, desarrollar nuevos modelos y expandir sus capacidades; así como generar alianzas entre sí.

2. Futuro del trabajo: los robots y la inteligencia artificial han llegado a permear el ámbito laboral. El análisis contempla los aspectos tecnológicos, demográficos, contratos sociales y sector público, liderazgo, aprendizaje y educación.

Fuente: EY Perú (Ernst & Young)

3. Súper consumidor: el empoderamiento del súper consumidor es distinto, las personas se vuelven pasivas porque las computadoras toman decisiones por ellos. Se comunicarán con los mercados, las empresas y los gobiernos en un entorno distinto al de hoy mediante asistentes virtuales digitales.

Fuente: EY Perú (Ernst & Young)

4. Diseño del comportamiento: los humanos estamos predispuestos a ser reacios a las nuevas tecnologías porque generan riesgos, sin embargo, existen sesgos cognitivos que nos llevan a sobreestimar sus amenazas.

Fuente: EY Perú (Ernst & Young)

5. Regulación adaptativa: posiblemente nunca se llegará a un punto en el que la inteligencia artificial pueda redactar o modificar regulaciones de manera autónoma, pero si es posible imaginar algoritmos que analicen datos e identifiquen algunos insights. Este proceso debe darse de manera abierta, en tiempo real y ser dinámico.

6. Reasignando la urbanización: las ciudades están siendo rediseñadas por los desafíos de la sostenibilidad y los cambios en el transporte. Resulta vital tener en cuenta a futuro la sostenibilidad ambiental y el transporte con plataformas de viajes compartidos, vehículos autónomos y eléctricos.

7. Comunidades innovadoras: las ciudades tienen límites tales como las malas condiciones climáticas, escasez de recursos, contaminación y altos costos en bienes raíces. Esto provoca que los jóvenes y empresas opten por buscar lugares más baratos y así reducir la presión sobre las mega ciudades.

Fuente: EY Perú (Ernst & Young)

8. Salud reinventada: el envejecimiento de las poblaciones y los estilos de vida cada vez más sedentarios han puesto los costos en una trayectoria complicada, por lo que se deberá proporcionar atención personalizada y de bajo costo a gran escala.

9. Comida a la medida: la industria alimentaria está experimentando las corrientes de la disrupción, enfocándose en desarrollar proteínas diseñadas, utilizando la biotecnología y digitalmente manejando granjas inteligentes y verticales, que sean sostenibles y generen mayor rendimiento en menor espacio.

10. Economía molecular: nuestra capacidad para manipular lo que queremos que suceda está incrementando. La investigación integrada, a través de disciplinas que abarcan la biología, informática, electrónica, matemáticas, física y química señalan que la nanotecnología está ingresando en su fase disruptiva.

Fuente: EY Perú (Ernst & Young)

Mientars que algunas tendencias ya han sido mencionadas en informes anteriores (Futuro del trabajo, Industria redefinida y Salud reinventada), las otras siete son completamente nuevas, dejando claro que la disrupción genera continuamente nuevas tendencias y un ritmo cada vez más rápido de cambios.

Para poder aprovechar estas megatendencias, necesitamos buena gobernanza y un excelente servicio civil, una mejor educación y salud, instituciones muy superiores e infraestructuras que nos hagan competitivos y que pongan el mundo moderno al alcance de nuestros pobres. Pero nada de esto se podrá lograr sin crecimiento económico, inversión privada y sin darles la oportunidad a todos los peruanos de tener trabajos dignos y los niveles de vida de los mejores países emergentes. Lampadia




Los peligros de la concentración de información en pocas manos

Los peligros de la concentración de información en pocas manos

Cada día hay más sensación de incertidumbre sobre la situación dominante de algunas empresas en referencia a la información de los ciudadanos. Este desarrollo se ha dado sobre la base de internet y ha sido potenciando por Big Data y los algoritmos. Actualmente, ya se empiezan a manifestar algunos análisis muy alarmantes al respecto de la concentración de información en pocas manos, pero creemos que hay que tener mucho cuidado sobre las posibles medidas que, eventualmente, puedan tomar los Estados.

Las redes sociales son el canal que ofrece la posibilidad de enviar y recibir mucha información. Y, también, le estamos dando a las redes sociales mucha información sobre nosotros al utilizarla, información que luego puede ser usada en nuestra contra o para manipularnos.

Entre los casos más conocidos de manipulación están los fake news, la desinformación y propaganda malintencionada. Los mensajes de, principalmente, las agencias gubernamentales y partidos políticos se han convertido en una auténtica amenaza para la vida pública. Un caso muy claro es la manipulación de las elecciones de EEUU. Las tácticas de manipulación y desinformación en línea desempeñaron un rol importante en las elecciones de Estados Unidos, lo que dañó la capacidad de los ciudadanos de elegir sus líderes sobre la base de noticias objetivas y debates auténticos.

Y, a pesar que los gobiernos de muchos países democráticos han introducido cambios en la legislación diseñados especialmente para combatir las noticias falsas en Internet, no consiguen frenar el problema. Las cuentas automáticas de robots, además, siguen siendo una táctica muy utilizada. Las cuentas falsas y los ‘opinólogos’ online acostumbran a difundir mensajes a favor de partidos determinados y también son usados de forma estratégica para compartir contenido de manera estratégica o publicar palabras clave para alterar los algoritmos y generar tendencias.

Una manera para democratizar la información es mediante la trasparencia de la información usando blockchain o código abierto, donde muchas personas pueden participar en su creación de contenido y así evitar cualquier manipulación. Esto ha sido tremendamente útil, dándonos Wikipedia y Twitter.

Una opción, como dice Guy Verhofstadt, ex primer ministro belga, en el artículo líneas abajo, es “debemos comenzar a imaginar un tipo de Internet completamente nuevo. El objetivo debe ser construir un sistema descentralizado que no esté basado en servidores que sean propiedad de y controladas por monopolios basados en California, sino en los millones de computadoras y dispositivos actualmente en uso en la actualidad.”

Entre las opciones que plantea el artículo están:

  1. Usar blockchain para que la tecnología se encargue de restaurar la confianza en las transacciones e información en línea.
  2. Actualizar leyes electorales para la era digital.
  3. Responsabilizar a las empresas de medios sociales por el contenido político publicado en sus plataformas
  4. Lanzar campañas para educar al público sobre el uso de configuraciones de privacidad, bloqueadores de anuncios y otras salvaguardas digitales

Líneas abajo, compartimos el artículo del ex primer ministro belga, Guy Verhofstadt, que con su visión muy europea, plantea una ruptura drástica del sistema actual de internet.

Nosotros en Lampadia, tenemos dudas de si se requieren acciones como las planteadas por Verhofstadt, que implican diseños estatales, que muchas veces son remedios peores que las enfermedades. En todo caso, hay una importante preocupación por la concentración de datos de los ciudadanos en pocas manos, tema que seguiremos monitoriando en el futuro.

Domando al Monstruo de la Tecnología

Project Syndicate
17 de agosto de 2018
Guy Verhofstadt, ex primer ministro belga, presidente de la Alianza de los Demócratas y Liberales por Europa (ALDE) en el Parlamento Europeo y autor de ‘La última oportunidad de Europa: por qué los Estados europeos deben formar una unión más perfecta’.
Traducido y glosado por Lampadia

El control monopolístico sobre la información personal de millones de personas y sobre el flujo de noticias e información en línea, presenta un claro peligro para el futuro de la democracia. Como dejan en claro las brechas de datos, hackeos y sabotaje electoral en los últimos años, el Occidente necesita desarrollar urgentemente un nuevo modelo de gobierno digital.

Cuando el CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, se presentó ante el Parlamento Europeo, se jactó de que su compañía paga a decenas de miles de moderadores para analizar, revisar y, si es necesario, eliminar publicaciones abusivas de Facebook. Aparentemente, estos llamados limpiadores, provistos por la tercerización de servicios en la India y en otros lugares, son el poder oculto que decide qué puede y qué no puede aparecer en la plataforma.

Zuckerberg ofreció esta información con la esperanza de tranquilizarnos, pero su testimonio tuvo el efecto opuesto. La idea de que ahora las compañías multinacionales como Facebook son quienes determinan lo que las personas ven en línea es absurda y peligrosa. Tal privatización de nuestras libertades civiles no tiene precedentes. La Iglesia Católica pudo haber ejercido un poder casi absoluto sobre la disponibilidad de información durante la Edad Media, pero al menos sus seguidores lo reconocían como una autoridad moral. Zuckerberg no es nada de eso.

Debido a Facebook, y en general a las redes sociales, la velocidad con la que circulan las noticias ha crecido cada vez más y, sin embargo, el acceso libre e imparcial a ella se ha atenuado cada vez más. Si caminas hasta un quiosco de noticias, encontrarás revistas satíricas de “izquierda” como Private Eye y Charlie Hebdo junto a publicaciones “capitalistas” como el Wall Street Journal y el Financial Times. Pero si miras el feed de noticias de Facebook, verás casi solo historias que refuerzan tus propios puntos de vista políticos.

Por supuesto, Zuckerberg afirma que Facebook tiene “inspectores de hechos” que identifican “noticias que probablemente sean falsas” y que pueden “tergiversar algo en la noticia y mostrarle a la gente más contenido (similar) (de otras fuentes de noticias)”. Pero uno se queda preguntándose quiénes son estos verificadores de hechos, qué criterios usan para determinar la veracidad de una historia y qué algoritmos usan para seleccionar fuentes de noticias alternativas.

DISTOPIA CODIFICADA

El mundo que Zuckerberg ha creado está empezando a parecerse a una combinación de George Orwell de 1984 y Aldous Huxley’s Brave New World. En 1984, una autoridad central controla el discurso público dentro de un sistema totalizado; en el mundo digital de hoy, está controlado por una compañía con un casi monopolio sobre la distribución de noticias en línea. Para estar seguro, Zuckerberg diría que hay alternativas, como Google y Twitter; pero eso es como un monopolio de fabricante de autos que nos dice que, si no nos gusta su producto, siempre podemos usar el autobús o ir a pie.

Del mismo modo, en Un mundo feliz, la ciencia y la tecnología determinan los pensamientos y el comportamiento humano, en lugar de que los humanos decidan sobre la dirección de la ciencia y la tecnología. Y, como muestra Jamie Bartlett de Demos en The People Vs Tech, la cuantificación digital de nuestras vidas cotidianas está directamente en desacuerdo con el funcionamiento de la democracia. En un mundo donde los algoritmos determinan todos los resultados, la política ya no existe.

Pero este problema va más allá de Facebook. Todas las firmas importantes de Silicon Valley, incluidas Alphabet Inc. (compañía matriz de Google), Apple y Amazon, han adoptado modelos comerciales con el potencial de socavar la democracia y la privacidad junto con ella. El acaparamiento de datos personales con el fin de vender anuncios publicitarios dirigidos está haciendo que los electores democráticos sean cada vez más vulnerables a la manipulación populista y demagógica.

Robber Barons, entonces y ahora

La única manera de detener esta alarmante tendencia es revolucionar el Internet, devolviéndolo a los usuarios comunes, es decir, a los ciudadanos. Una opción, señala el periodista Nick Davies, es nacionalizar gigantes como Google y Facebook. Pero esa cura sería peor que la enfermedad. En países como China y Turquía, donde las redes sociales están estrechamente controladas por el estado, hay incluso más desinformación y censura que bajo monopolios privados. Además, lo último que necesitamos es un gran gigante público (estatal) de redes sociales. Por el contrario, necesitamos mucha más competencia, para que los ciudadanos tengan más opciones sobre dónde almacenar sus datos y bajo qué condiciones.

Históricamente, asegurar una competencia sana y justa siempre ha sido una buena receta para resolver problemas en una economía de mercado. Hacia 1900, el Standard Oil de John D. Rockefeller se había convertido en el guardián del mercado de la energía en los Estados Unidos, lo que era malo para los consumidores y la industria por igual. Entonces, en 1911, el gobierno de los Estados Unidos obligó a la compañía a dividirse en 34 “Baby Standards”. Algunas de sus compañías sucesoras, como Chevron y ExxonMobil, aún existen.

La separación de Standard Oil preparó el escenario para acciones antimonopolio similares contra IBM, Kodak, Microsoft, Alcoa y otros monopolios a lo largo del siglo XX. En 1982, AT&T se vio obligada a ceder su control sobre Bell System, empresa de operadores telefónicos locales en EEUU y Canadá, y el propio Bell System se dividió en numerosas “Baby Bells”. Es a ese acto de regulación gubernamental que debe mucha de la revolución tecnológica de hoy [¿?].

En otras palabras, no hay ninguna razón histórica para pensar que la ruptura de los gigantes digitales sería perjudicial para la economía. En todo caso, podría impulsar una nueva ola de innovación. Entonces, ¿por qué no vemos un impulso hacia el tipo de acción proporcional del gobierno que vimos en los mercados de petróleo y telecomunicaciones?

Repensando las leyes de Antimonopolio

Para los estadounidenses, parece haber poco interés en crear una disrupción en una industria nacional enormemente exitosa; y para los europeos, no hay instrumentos para hacerlo. Además, se crearon leyes de competencia estadounidenses y europeas para las industrias análogas del siglo XX, no para la economía digital del siglo XXI. En EEUU, las políticas antimonopolio imperantes fueron moldeadas en las décadas de 1970 y 1980 por figuras como el jurista conservador Robert Bork y el economista Aaron Director de la Universidad de Chicago. Bork y Director argumentaron que la eficiencia económica, no el tamaño de una empresa o su posición en el mercado, debería ser el objetivo primordial de la ley antimonopolio. Según su razonamiento, las acciones antimonopolio no están justificadas si un monopolio o casi monopolio no extorsiona a los consumidores con precios más altos.

Este principio ahora proporciona cobertura para Facebook, Google y Amazon, cada uno de los cuales brinda tremendos beneficios a los consumidores. El problema es que debido a que la “actividad principal” de estos gigantes tecnológicos tiende a tratar a los usuarios como el producto, no como el cliente, también han adquirido enormes cantidades de datos personales. Por lo tanto, sin importar cualquiera que sea el tipo de servicios que ofrecen estas empresas, el verdadero problema sigue siendo el mismo: la concentración de control sobre la información personal.

Por ejemplo, el problema con las adquisiciones de Facebook sobre Instagram y WhatsApp no ​​es que estas firmas estuvieran entre sus principales competidores. Es que, al comprarlos, Facebook fue capaz de acumular aún más datos personales y, por lo tanto, percepciones propias sobre las vidas, las preferencias, las pasiones y los deseos de millones de personas. Como resultado, Facebook ahora ofrece una plataforma inigualable para los anunciantes y otros que esperan obtener ganancias a través de la manipulación psicológica. Su servicio es perfecto para políticos populistas e iliberales que buscan ganar el poder a través del miedo y la calumnia, en lugar de hacerlo por el mérito de sus ideas.

El poder que los gigantes tecnológicos derivan de nuestros datos personales no es diferente al poder que Standard Oil y AT&T alguna vez ejercieron a través del control monopólico de los suministros de petróleo y las líneas telefónicas. Si EEUU no toma medidas contra los monopolistas de datos personales, o si su actual marco antimonopolio lo impide, entonces es tanto más importante que la Unión Europea intensifique sus esfuerzos.

Si bien la UE ya ha dado pasos firmes en esta dirección mediante la adopción del Reglamento General de Protección de Datos (GDPR), todavía no estamos preparados para el mundo digital del mañana, porque no tenemos un mercado único digital. Hoy, si los jóvenes desarrolladores de software quieren lanzar aplicaciones en toda la UE, tienen que obtener la aprobación de 28 reguladores nacionales independientes, al tiempo que aseguran contratos con más de 100 operadores de telecomunicaciones. No es de extrañar que las cinco firmas tecnológicas más importantes, Alphabet, Amazon, Apple, Facebook y Microsoft, sean todas estadounidenses y que ninguna de las 20 firmas tecnológicas más grandes del mundo sea europea.

Hasta que amplíe su mercado único de chocolate, cerveza y automóviles a bienes y servicios digitales, Europa seguirá quedándose atrás y Silicon Valley no tendrá que preocuparse por la competencia de la UE. Pero para ampliar el mercado único, los europeos deben estar listos para reemplazar a sus reguladores nacionales con una única agencia a nivel de la UE a la par de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC).

La Promesa de la Descentralización

En términos más generales, debemos comenzar a imaginar un tipo de Internet completamente nuevo. El objetivo debe ser construir un sistema descentralizado que no esté basado en servidores que sean propiedad de y controladas por monopolios basados ​​en California, sino en los millones de computadoras y dispositivos actualmente en uso en la actualidad.

Un modelo para la descentralización es blockchain, un registro (ledger) digital distribuido que registra públicamente las transacciones en muchas computadoras y que requiere un consenso para que se agregue cualquier información nueva. En otras palabras, blockchain verifica y protege los datos sin la necesidad de un gran intermediario central, como un banco, registro o gobierno.

Muchas de las ventajas de blockchain son obvias. La tecnología restaura la confianza en el intercambio de datos y hace que la piratería y la manipulación sean extremadamente difíciles. Debido a que elude a los intermediarios tradicionales, tiene el potencial de eliminar los costos de transacción de la documentación o ejecución de contratos, transacciones financieras, títulos de propiedad, derechos sobre la tierra, etc.

Una Internet descentralizada también permitiría a las personas controlar e incluso monetizar sus datos, junto con otros productos creativos digitales como fotografías, videos, arte y música. Al ser los únicos titulares de derechos de autor de sus creaciones, los usuarios estarían en condiciones de realizar transacciones directamente con otros, en lugar de ceder parte de sus ganancias a una plataforma tradicional.

Por supuesto, hay mucho escepticismo sobre blockchain, y particularmente sobre las criptomonedas que trabajan con blockchain como Bitcoin. Pero la pregunta se reduce a en quién deberías confiar. Por un lado, están las grandes instituciones establecidas, como los bancos que precipitaron la crisis financiera de 2008; por el otro, un sistema descentralizado en el que innumerables socios se controlan mutuamente. En este último caso, no hay necesidad de que Big Brother o Facebook contraten a “limpiadores” como esclavos en algún lugar de la India. En cambio, un colectivo orgánico de usuarios ejercería el control, al igual que ya funciona Wikipedia.

¿Una Internet radicalmente descentralizada eliminará automáticamente el lado oscuro del mundo digital y pondrá fin al lavado de dinero y otras operaciones delictivas que usan criptomonedas? Por supuesto no. Pero vale la pena recordar que el efectivo también se usa en todo tipo de transacciones ilícitas y no culpamos a los bancos centrales por eso. Dado el statu quo, blockchain podría mejorar las cosas considerablemente, especialmente si se complementa con computadoras cuánticas que facultan a las autoridades públicas y las agencias encargadas de hacer cumplir la ley para rastrear los abusos de encriptación y actividades ilegales.

El Desafío de Europa

No hay tiempo que perder. El mundo necesita una nueva Internet y Europa, en particular, necesita una nueva estrategia digital, una que no esté simplemente copiada del modelo estadounidense.

Una opción podría ser hacer de blockchain el nuevo estándar para todas las actividades digitales dentro de la UE. Idealmente, las agencias gubernamentales y las empresas reemplazarían los viejos libros burocráticos y las prácticas con tecnologías descentralizadas seguras, y surgiría una nueva generación de negocios digitales y mercados competitivos en datos personales. Para permitir que esto suceda, la UE necesita lanzar dos programas de inversión más en el nivel del Sistema mundial de navegación por satélite de Galileo: uno para avanzar en el desarrollo de la inteligencia artificial y otro para la informática cuántica.

Dado el tiempo que le llevará a estas inversiones dar sus frutos, la UE también debe abordar los desafíos inmediatos de la vieja era de Internet. De manera muy urgente, debemos proteger nuestras elecciones de la intromisión cibernética extranjera. Eso comienza con la identificación de los agentes extranjeros que están activos en las plataformas de redes sociales europeas, así como los políticos extremistas con quienes se están confabulando.

En los Estados Unidos, donde el Diputado Procurador General Rod Rosenstein designó a Robert Mueller como asesor especial para investigar la injerencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016, ya se han dictado docenas de acusaciones. Europa necesita ponerse al día, sobre todo estableciendo su propio fiscal especial para investigar y detener las campañas de desinformación rusas y otros ataques contra nuestras democracias.

En segundo lugar, debemos actualizar nuestras leyes electorales para la era digital. La mayoría se escribieron en un momento en que las campañas políticas se basaban en folletos en papel y publicidades en vallas publicitarias. Hoy, la batalla por el apoyo de los votantes se lleva a cabo en Internet, y ahora es más fácil que nunca que los actores malvados manipulen el proceso.

En tercer lugar, debemos responsabilizar a las empresas de medios sociales por el contenido político publicado en sus plataformas. Toda publicidad política debe tener una “huella” digital que revele claramente quién pagó por ella. Y las plataformas que no cumplen deben enfrentar multas mucho más grandes que las que han tenido en los últimos años.

Pero las agencias de protección de datos también necesitan llevar a cabo un escrutinio más intensivo sobre los distribuidores de noticias falsas, bots y trolls, así como sobre los algoritmos que les permiten llegar a un público más amplio. Con ese fin, las agencias pertinentes deben designar a “funcionarios de rendición de cuentas” encargados de vigilar las principales plataformas de redes sociales, particularmente antes y durante las elecciones.

Finalmente, debemos lanzar campañas para educar al público sobre el uso de configuraciones de privacidad, bloqueadores de anuncios y otras salvaguardas digitales. Esa fue una de las recomendaciones de las audiencias de la Cámara de los Comunes Británicos a principios de este año, sobre Cambridge Analytica. Es lógico que, si queremos volver a poner el Internet en las manos de las personas, necesitarán la alfabetización digital para gestionarlo. Simplemente saber cómo crear una cuenta de Facebook ya no es suficiente. Los ciudadanos en el siglo XXI también necesitan al menos una comprensión básica de cómo funciona el Internet.

En general, la estrategia digital esbozada aquí requerirá una transferencia de poder de los gobiernos nacionales de Europa a las instituciones de la UE. Esa es siempre una proposición difícil en la política europea. Pero los europeos deben aceptar el hecho de que, en la era digital, los Estados-nación ya no pueden hacerlo solos.

Después de todo, las tecnologías digitales no conocen fronteras políticas. Por el contrario, su propio poder se deriva de su capacidad de trascender fronteras y colapsar el espacio y el tiempo. Solo una Europa unificada puede igualar ese poder y ayudarnos a superar nuestra era actual de disfunción digital y hacia un nuevo modelo. La verdadera pregunta es si estamos a la altura del desafío. Lampadia




El mundo del trabajo en el futuro

El mundo del trabajo en el futuro

En los últimos años, la Inteligencia Artificial (IA) se ha propagado con una velocidad espectacular en un número cada vez mayor de áreas, como la medicina, la industria automotriz, las finanzas, la manufactura, la agricultura y el marketing. Esta expansión se encuentra en la encrucijada de tres grandes desarrollos tecnológicos: la aparición del Big Data, la inmersión de la Inteligencia Artificial en el mercado laboral y los avances en el aprendizaje de las máquinas (tecnologías que permite a las máquinas aprender de su propia experiencia).

La IA está transformando progresivamente la forma en que operan la economía y la sociedad. La tecnología, no sólo uno de los sectores de más rápido crecimiento, ha sido hasta ahora responsable de la creación de millones de empleos y de bienestar general, y es un importante factor de desarrollo.

Pero también se cuestiona su poder, y la amenaza que podría presentar en el futuro. No nos referimos a los tradicionales opositores al cambio, sino a las advertencias de los seres humanos más inteligentes, como Stephen Hawking. Ver en LampadiaInteligencia Artificial: ¿Se puede controlar?

El uso de máquinas que están programadas para pensar y actuar con un cierto nivel de inteligencia “humana” y autonomía se conoce como inteligencia artificial (IA). Nuestras vidas están cambiando radicalmente por esta tecnología, y ya se utiliza en una amplia gama de servicios cotidianos. Muchas aplicaciones en computadoras, celulares y retailers son diseñadas para buscar patrones en el comportamiento del usuario y luego reaccionar a ellos. También están programadas para utilizar la información almacenada en sus bases de datos para mejorar la reacción a los comandos y predecir ciertas conductas.

Quizás uno de los efectos positivos más importantes es que la IA logre crear “un círculo virtuoso o efecto ´timón´, permitiendo que las empresas que lo adopten operen de manera más eficiente, generen más datos, mejoren sus servicios, atraigan a más clientes y ofrezcan precios más bajos”. Y es que la inteligencia artificial (IA) está abriéndose paso en todo tipo de actividades. “Las empresas de todo tipo están aprovechando la IA para pronosticar la demanda, contratar trabajadores y tratar con clientes”, como podemos ver en las publicaciones de The Economist que compartimos líneas abajo:

Inteligencia Artificial-espía

El trabajo en el futuro

A medida que la inteligencia artificial vaya más allá de la industria tecnológica, los empleos podrían volverse más justos o más opresivos.

The Economist
28 de marzo, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

La inteligencia artificial (IA) está abriéndose paso en los negocios. Empresas de todo tipo están aprovechando la IA para pronosticar la demanda, contratar trabajadores y tratar con clientes. En 2017, las empresas gastaron alrededor de US$ 22 mil millones en fusiones y adquisiciones relacionadas con IA, unas 26 veces más que en 2015. El McKinsey Global Institute afirma que la aplicación de IA en marketing, ventas y cadenas de suministro, podrían crear valor económico, incluidas ganancias y eficiencias, de US$ 2.7 millones de millones en los próximos 20 años. El jefe de Google ha llegado al extremo de declarar que la IA hará más por la humanidad que en su momento el fuego o la electricidad.

Tales pronósticos grandiosos encienden ansiedad y esperanza. Muchos temen que IA pueda destruir trabajos más rápido de lo que los crea. Las barreras para ingresar a este sector, desde un título de propiedad y generación de datos podrían hacer que solo haya un puñado de empresas dominantes en todas las industrias.

Se conoce menos de cómo la IA transformará el lugar de trabajo. Usando IA, los gerentes pueden obtener un control extraordinario sobre sus empleados. Amazon ha patentado una pulsera que rastrea los movimientos de las manos de los trabajadores del almacén y usa vibraciones para empujarlos a ser más eficientes. Workday, una firma de software, analiza alrededor de 60 factores para predecir qué empleados se irán. Humanyze, una startup, vende credenciales de identificación inteligentes que pueden rastrear a los empleados en la oficina y revelar qué tan bien interactúan con sus colegas.

Confianza y telepantallas

Comencemos con los beneficios. La IA debería mejorar la productividad. Las empresas verán cuándo los trabajadores se quedan dormidos y también si se portan mal. Están empezando a usar IA para detectar anomalías en las reclamaciones de gastos, marcando recibos de horas impares de la noche de manera más eficiente que un contador.

Los empleados también ganarán. Gracias a los avances en la visión por computadora, la IA puede verificar que los trabajadores estén usando equipos de seguridad y que nadie haya tenido un accidente en las fábricas. Algunos apreciarán más comentarios sobre su trabajo y les dará la bienvenida a un sentido de cómo hacerlo mejor. Cogito, una startup, ha diseñado un software mejorado para la IA que escucha llamadas de servicio al cliente y asigna un “puntaje de empatía” basado en cómo actúan los agentes compasivos y cuán rápido y cuán hábilmente resuelven las quejas.

Las máquinas pueden ayudar a garantizar que los aumentos salariales y las promociones vayan a quienes los merecen.

Sin embargo, los beneficios de IA vendrán con muchos inconvenientes potenciales. Los algoritmos pueden no estar libres de los prejuicios de sus programadores. También pueden tener consecuencias no deseadas.

Y la vigilancia puede parecer orwelliana, un asunto delicado ahora que la gente ha comenzado a cuestionar cuánto conocen Facebook y otros gigantes tecnológicos sobre sus vidas privadas.

Rastreando a los rastreadores

Algunas personas están mejor ubicadas que otras para evitar que los empleadores vayan demasiado lejos. Si sus habilidades son demandadas, es más probable que puedan resistirse a que si son fácilmente reemplazables. Los trabajadores pagados por hora en industrias de bajos salarios, como el comercio minorista, serán especialmente vulnerables. Eso podría alimentar un resurgimiento de los sindicatos que buscan representar los intereses de los empleados y establecer normas. Incluso entonces, la elección en algunos trabajos será entre ser reemplazado por un robot o ser tratado como tal.

A medida que los reguladores y los empleadores sopesan los pros y los contras de la IA en el lugar de trabajo, tres principios deben guiar su propagación. Primero, los datos deben ser anonimizados cuando sea posible. Microsoft, por ejemplo, tiene un producto que muestra a los individuos cómo administran su tiempo en la oficina, pero brinda información a los gerentes solo en forma agregada. Segundo, el uso de IA debe ser transparente. A los empleados se les debe decir qué tecnologías se usan en sus lugares de trabajo y qué datos se están recopilando. Como cuestión de rutina, los algoritmos utilizados por las empresas para contratar y promover deben ser evaluados por sesgos y consecuencias involuntarias. Por último, los países deben permitir que las personas soliciten sus propios datos, ya sean ex trabajadores que desean impugnar un despido o personas que buscan trabajo con la esperanza de demostrar su capacidad a posibles empleadores.

REPORTE ESPECIAL

Grandes expectativas

Las empresas no tecnológicas están comenzando a utilizar la inteligencia artificial en mayor escala

La inteligencia artificial se está extendiendo más allá del sector tecnológico, con grandes consecuencias para las empresas, los trabajadores y los consumidores, dice Alexandra Suich Bass

The Economist
31 de marzo, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

Los detectores de mentiras no son ampliamente utilizados en los negocios, pero Ping An, una compañía de seguros china, cree que puede detectar la falta de honradez.

La IA cambiará más que los saldos bancarios de los prestatarios.

  • Johnson & Johnson, una empresa de bienes de consumo, y Accenture, una consultora, usan IA para clasificar las solicitudes de empleo y elegir los mejores candidatos.
  • La IA ayuda a Caesars, un casino y grupo de hoteles, a adivinar los gastos de los clientes y ofrecer promociones personalizadas para atraerlos.
  • Bloomberg, una empresa de medios e información financiera, usa inteligencia artificial para escanear las publicaciones de ganancias de las empresas y generar automáticamente artículos periodísticos.
  • Vodafone, un operador de telefonía móvil, puede predecir problemas con su red y con los dispositivos de los usuarios antes de que surjan.
  • Empresas de todas las industrias usan IA para monitorear amenazas de seguridad cibernética y otros riesgos, como empleados descontentos.

En lugar de confiar en el instinto visceral y las estimaciones aproximadas, las predicciones más inteligentes y más rápidas de la inteligencia artificial prometen hacer que las empresas sean mucho más eficientes.

La IA y el aprendizaje de las máquinas (términos que a menudo se usan indistintamente) involucran computadoras que procesan grandes cantidades de datos para encontrar patrones y hacer predicciones sin estar explícitamente programados para hacerlo.

Uno de los principales efectos de IA será una caída dramática en el costo de hacer predicciones. Así como la electricidad hizo que la iluminación fuera mucho más asequible (un nivel dado de iluminación ahora cuesta alrededor de 400 veces menos que en 1800), la IA hará que las previsiones sean más asequibles, confiables y estén ampliamente disponibles.

Las computadoras han podido leer texto y números durante décadas, pero solo recientemente aprendieron a ver, escuchar y hablar. La IA es un término ‘omnibus’ para una “ensaladera” de diferentes segmentos y disciplinas.

Cambios ‘techtónicos’

Hasta ahora, el principal beneficiario de la IA ha sido el sector de tecnología. La mayoría de las firmas tecnológicas líderes de la actualidad, como Google y Amazon en el oeste y Alibaba y Baidu en China, no serían tan grandes y exitosas sin AI.

Los jefes de empresas no tecnológicas, en una amplia gama de industrias, están empezando a preocuparse de que la IA pueda aislarlas o incluso hacerlas obsoletas, y han estado comprando firmas de tecnología prometedoras para asegurarse de no quedarse atrás. Las startups sin ingresos están obteniendo precios que ascienden a US$ 5m-10m por experto en inteligencia artificial.

A medida que la IA se extiende más allá del sector tecnológico, impulsará el surgimiento de nuevas empresas que desafiarán a los líderes actuales. Esto ya está sucediendo en la industria del automóvil, con startups de vehículos autónomos y firmas que viajan con entusiasmo como Uber. Pero también cambiará la forma en que otras compañías trabajan, transformando las funciones tradicionales como la administración de la cadena de suministro, el servicio al cliente y la contratación.

El camino por delante es emocionante pero peligroso. Alrededor del 85% de las empresas piensan que la IA ofrecerá una ventaja competitiva, pero solo una de cada 20 lo emplea “extensivamente” en la actualidad, según un informe de Sloan Management Review del MIT y Boston Consulting Group. Las grandes empresas e industrias, como las finanzas, que generan una gran cantidad de datos, tienden a estar a la vanguardia y a menudo construyen sus propios sistemas mejorados con IA.

Esta no es solo una carrera corporativa sino también internacional, especialmente entre Estados Unidos y China. Las empresas chinas tienen una ventaja temprana, sobre todo porque el gobierno mantiene una amplia base de datos que pueden ayudar a entrenar algoritmos de reconocimiento facial; y la privacidad es menos preocupante que en Occidente.

Habrá muchas oportunidades para cometer errores. Algunos pueden haber sido engañados por los informes de los medios de comunicación, creyendo que la IA es una varita mágica que se puede instalar tan fácilmente como una pieza de software de Microsoft, dice Gautam Shroff de Tata Consultancy Services, una firma india.

Los sistemas de IA requieren una preparación exhaustiva de datos, una supervisión intensiva de algoritmos y mucha personalización para ser útiles.

La emoción en torno a la IA ha hecho que sea difícil separar el mito de la realidad. En el último trimestre de 2017, las empresas públicas de todo el mundo mencionaron IA y aprendizaje de máquinas en sus informes de resultados más de 700 veces, siete veces más que en el mismo período de 2015 (ver gráfico). Hay tantas empresas vendiendo capacidades de Inteligencia Artificial sin probar que alguien debería comenzar un canal de “noticias falsas de IA”, bromea Tom Siebel, un veterano de Silicon Valley.

Los jefes deben tener en mente varios horizontes de tiempo. En un futuro cercano, la IA remodelará las funciones comerciales tradicionales como finanzas, recursos humanos y servicio al cliente, según Michael Chui, del McKinsey Global Institute. Pero con el tiempo también creará disrupciones en industrias enteras, por ejemplo impulsando el surgimiento de vehículos autónomos o el descubrimiento de combinaciones de fármacos completamente nuevos. Mientras que los humanos pueden tener ideas preconcebidas sobre qué diseños de productos o combinaciones de fármacos es probable que funcionen mejor, es más probable que los algoritmos presenten soluciones novedosas.

En privado, muchos jefes están más interesados ​​en el costo potencial y el ahorro de mano de obra que en las oportunidades más amplias que la inteligencia artificial puede traer, dice John Hagel de Deloitte, una consultora. Eso ciertamente no es bueno para los trabajadores, pero tampoco, en última instancia, es bueno para los negocios.

Una preocupación a más largo plazo es la forma en que la IA crea un círculo virtuoso o efecto “timón”, permitiendo que las empresas que lo adopten operen de manera más eficiente, generen más datos, mejoren sus servicios, atraigan a más clientes y ofrezcan precios más bajos. Eso suena como algo bueno, pero también podría conducir a una mayor concentración corporativa y poder de monopolio, como ya ha sucedido en el sector de la tecnología. Lampadia