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Capacidad instalada ociosa de la industria

El pasado viernes 15 de abril, el Diario Gestión, página 11, publicó la nota que reproducimos líneas abajo en la que afirmaron que el 70% de la industria peruana estaba ociosa. Peor aún, la nota de marras se basaba en una publicación de PRODUCE, el Ministerio de la Producción.

No es la primera vez que Gestión hace publicaciones muy cuestionables, como hemos indicado varias veces en Lampadia. En este caso, solo haría falta tener un mínimo criterio para comprender que si el sector industrial de un país está parado en un 70%, este sería un fenómeno que no podría pasar desapercibido para nadie. Es el colmo que algo así pase en el diario de negocios del país.

En esta ocasión, no llegamos a entender el error de PRODUCE. Tal vez se les coló un súper bug en su área de prensa, pero se les volvió a colar a todos los funcionarios que supuestamente leen los diarios nacionales. O, tal vez, ya no leen Gestión.

Ver el recorte de Gestión:

No es factible que el sector industrial opere al 30% de su capacidad. Produce reporta además, que el uso de la capacidad instalada para los siguientes sub-sectores es: fabricación de tableros electrónicos (0.2%), productos de madera (2.4%) y productos refractarios (8.9%). ¿Alguien pensaría que esto es correcto?

Siguen los datos:

  • Caída de la producción:                                              6% (PRODUCE)
  • Caída del empleo industrial:                                      3% (Ministerio de Trabajo)
  • Caída de utilización de capacidad instalada:          20% (PRODUCE)

Evidentemente, nada cuadra.

Hasta diciembre del 2013, el BCRP producía un indicador de capacidad instalada, pero tomaba el cuidado de llamarlo ‘indicador indirecto’. Desde entonces, ha dejado de producirlo por su falta de representatividad. Sin embargo, como puede verse en el siguiente gráfico, PRODUCE continua publicándolo, sin reparar en su obvia falencia.

¿Cómo miden este indicador en otros países?

– Mediante encuestas a los productores, con las siguientes preguntas:

  • Chile:                          ¿Cuál es el nivel de utilización de su capacidad instalada?
  • Colombia:                  Determine el nivel de utilización de la capacidad instalada
  • México:                      ¿Cuál es la capacidad de planta utilizada?
  • Unión Europea:        ¿A qué capacidad está operando su empresa actualmente?

¿Cómo evolucionó el sector industrial en la región en los últimos años?

Ver el siguiente cuadro publicado por el Banco Mundial:

Como puede apreciarse en el gráfico, la performance del sector industrial peruano entre el año 2000 y 2014 ha sido superior a la de los países presentados e igual a la de Chile (país del que nos habíamos alejado) para luego alcanzar su ritmo de crecimiento nuevamente. Sin embargo, según los reportes de los gobiernos de los mismos países, el Perú estaría en medio de un colapso del sector industrial. Ver los reportes oficiales de utilización de capacidad instalada en el siguiente cuadro:

La pregunta cae por sí sola: ¿con ese ritmo de crecimiento del sector industrial, cómo puede ser que hoy tengamos en uso solo el 30% de nuestra capacidad instalada? La palabra adecuada para calificar esto es: ‘patético’.

Evidentemente esta información tan distorsionada e inconsistente puede generar mucho daño al sector y a la economía del Perú. Por ejemplo, puede afectar severamente la calificación de riesgo del sector, la disponibilidad de financiamiento, el costo del levantamiento de deuda y colocación de papeles y su atractivo como destino de inversión.

¿Qué podemos hacer?

  • Desarrollar mediciones eficientes sin tener que inventar la pólvora, como le gusta al Ministro de la Producción.
  • Cambiar de ministro – Pues falta poco.
  • Reformar el Diario Gestión. – Ojalá esté en los planes de sus accionistas.

No es usual que en el país se rebatan con claridad, contundencia y sustentos los desaguisados de las autoridades y de los medios, pero creemos que los ciudadanos, que necesitamos buena información, debemos reclamarla con toda fuerza. Lampadia

 




Sudamérica: Crecimiento visto con lentes oscuros

Sudamérica: Crecimiento visto con lentes oscuros

Todos comentan sobre la desaceleración de la región. Se dice que es la más afectada por la situación de la economía global, por la caída de los precios de los commodities, por la aguantada del crecimiento chino, por su dependencia de materias primas. Lo hace el FMI, el Banco Mundial (BM) y muchos analistas. Se pronostica un mísero crecimiento de 0.5% para el 2015. Nuestro ministro de Economía y Finanzas se solaza afirmando que seremos líderes de crecimiento en la región (el campeón de los pobres), así crezcamos menos de 3%, sin dudas un papelón.

La verdad es que la historia es totalmente diferente. Para entenderlo, solo tenemos que ver, uno por uno, los principales países de la región y preguntarnos luego si los asertos sobre los shocks externos son correctos o si la frenada del crecimiento es obra (y gracia) de nuestros fallidos gobiernos.

Para evaluar el tema, veamos los casos más representativos. Revisemos la situación de Venezuela, Argentina, Brasil, Chile y Perú:

 

Venezuela: Según el Presidente Humala, su situación de crisis humanitaria se debe a los gobiernos anteriores a Chávez. Según el resto del mundo, se debe precisamente a los gobiernos del chavismo. Estos asaltaron su empresa petrolera para hacer política local y regional, estatizaron lo que les dio la gana, regalaron los recursos fiscales adentro y afuera. Pusieron controles de cambio y de precios, con lo que generaron que desaparezcan las divisas (tipo de cambio del mercado negro es 100 veces el oficial) y se creó una carestía perversa de los bienes más esenciales. Además, el país batió todos los records de criminalidad y corrupción. No hay libertad de opinión, de prensa, ni de oposición política. Su producción interna colapsó, incluso la petrolera (cayó 40%), que hoy representa más del 96% de sus exportaciones. Este año su economía caerá en 5.1%.

Argentina: Capturada por los Kirchner, una versión edulcorada del peronismo que viene destruyendo el país desde hace más de 70 años. Estos ‘salvadores de la patria’ se enriquecieron en lo personal, mientras desaprovechaban el boom de commodities al optar por las políticas del Alba. Nacionalizaron varios sectores, empezando por el de energía y se quedaron sin abastecimiento teniendo que volcarse a la importación en los tiempos de mayores precios del petróleo. Impusieron cargas tributarias absurdas a la exportación de carne, hoy exportan menos que Uruguay.  Controlaron los precios y tuvieron que poner vigilantes en todos los supermercados. Desapareció hasta el tomate y se quedaron sin salsa para la pasta. Se empobrecieron tremendamente, cayó su producción y falsearon sus cifras macroeconómicas, de igual manera como hizo Grecia para entrar y para permanecer en el Euro. Hoy su economía decrece y adolece de todos los males del doloroso piso que al final producen el populismo y la corrupción.

Brasil: Después de cuatro gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT), Brasil se debate entre la recesión económica, la corrupción y el ‘impeachment’ (juicio de corte del mandato presidencial) de su presidenta. Lula empezó relativamente bien. Eligió buenos funcionarios para manejar el fisco y la política monetaria. Luego, bajo los auspicios del nuevo descubrimiento del Banco Mundial (BM) para luchar contra la pobreza, las transferencias ‘condicionadas’ de dinero a los pobres (Oportunidades en México, Bolsa Familia en Brasil, Juntos en Perú, etc.) y el aumento de ingresos por la soya empezó un programa de asistencialismo que llega a gran parte de la población. Además, luego de su ‘ascensión’ a miembro de los BRIC, mostró mucha soberbia con sus políticasasistencialistas que pregonaba por todas partes. En el Perú retó al presidente García diciendo que era mejor distribuir para crecer, que crecer para distribuir. Alardeó con sus cifras y en Lampadia tuvimos que cuestionarlo, pues nuestras cifras eran mejores. Ver: Luces y sombras de la visita de Lula al Perú.

Posteriormente, luego del descubrimiento de unafranja de petróleo enorme en la capa sub-acuática llamada de pré-sal, alteró prepotentemente la propiedad de los activos de Petrobras que mantenía un alto porcentaje de sus acciones en la bolsa; reservó para el Estado el yacimiento y empezó a bombear aire a la empresa, que eventualmente colapsó. Tuvieron que vender sus activos internacionales, nunca pudieron desarrollar el nuevo yacimiento (y probablemente nunca se haga) y se metieron de manos y bolsillos llenos en esquemas de corrupción, siempre con el mascarón de proa de Petrobras. Finalmente, el gran Brasil pasó de fulgurante BRIC a triste decepción, ver en Lampadia: Brasil sin rumbo ni brújula. El mundial de futbol en Brasil terminó siendo el símbolo del fracaso de la popularidad de Lula y Rouseff, de su economía y de la agonía del orgulloso Partido de los Trabajadores. Hoy están en recesión y a punto de expulsar a su presidenta por corrupción política y falta de visión de futuro.

Chile: En cuanto a Chile, ya habíamos comentado que Bachelet había puesto marcha atrás, pero por la alta participación del cobre en su economía, creíamos que Chile sí era víctima de un shock externo, tal como se plantea para toda la región. Sin embargo, hace solo dos semanas, tuvimos la visita en Lima de Klaus Schmidt-Hebbel (KSH), que nos demostró que Chile no sufría por la caída del cobre, pues los términos de intercambio de su economía, tomando en cuenta la caída del precio del petróleo (son importadores de todo el petróleo que consumen) eran  neutros y afirmó que la parálisis de su crecimiento era “woman-made” (hecha por una mujer): obra de Michelle Bachelet. Según KSH, Chile es víctima de un shock político interno que paró en seco la economía. Ver en Lampadia: Chile sigue ejerciendo su derecho a ser estúpido. Y apreciar el siguiente gráfico: 

Por lo tanto, Chile, el país más expuesto a los precios del cobre, no es víctima de su dependencia en los recursos naturales, sino, como dice el historiador británico Nial Ferguson: “están ejerciendo su derecho de ser estúpidos”.

Perú: Como hemos explicado antes, ver en LampadiaEn el 2011 se dio el Punto de Inflexión de nuestro Desarrollo, como se puede comprobar en los siguientes gráficos sobre anemia infantil e inversión minera:

La frenada del sector minero fue el inicio de una cadena de eventos intra-sectoriales que determinaron, junto con el desmadre político del último año, el efecto ‘parar para mirar’, que nos precipitó a un crecimiento vergonzoso de 2 a 3 puntos anuales. Ver en Lampadia el siguiente gráfico el estimado de crecimiento del Perú si no hubiéramos parado la inversión minera, según el IPE: El Costo de la Trampa Anti-Minera

El Perú tampoco es víctima de su dependencia de los recursos primarios. El país pudo compensar con mayores volúmenes de producción, los menores precios y seguir aprovechando de los mismos, pues las cotizaciones de los minerales siguen siendo buenas.

Conclusión: El enfriamiento de la región sudamericana no se debe a su dependencia del exterior, ni a los impactos de los precios de los commodities, ni a la desaceleración china. El menor crecimiento de la región se debe a las malas políticas de sus gobiernos, algunas de la cuales estaban ocultas detrás de ingresos extraordinarios, pero su pérdida no prueba el origen del descalabro de sus economías.

No hay FMI ni Banco Mundial, ni reputados analistas económicos que valgan, si no miran con más cuidado y rigor la realidad de la región y se dejan de seguir sembrando mitos que hacen un tremendo daño a una región a la que le urge la creación de riqueza (que en el corto plazo, solo se puede hacer de lo que se tiene), para nivelar sus economías y sus indicadores sociales de cara a la tercera revolución industrial. Esa sí puede entrar como una tromba y hacernos perder el ‘último tren del desarrollo’. Ver en Lampadia: Diálogo sobre la Tecnología y el Futuro.

¿Por qué no leemos estas reflexiones en los medios nacionales y nos dejamos confundir? ¿No tenemos pensamiento crítico? ¿No tenemos interés en el tema? ¿Estamos más ocupados en las trifulcas políticas? Usted dirá querido lector(a). Lampadia




El BCRP, la isla de excelencia del aparato público

El BCRP, la isla de excelencia del aparato público

En estos tiempos de angustia por la salud del país, llegó días atrás, una grata noticia para el Perú. La revista internacional The Banker (propiedad del prestigioso Financial Times), galardonó al presidente del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), Julio Velarde, como el Banquero Central del Año 2015 a nivel global. El reconocimiento le llega a Velarde al cumplir un poco más de ocho años al frente del banco (fue designado presidente el 6 de setiembre del 2006 y ratificado el 17 de julio del 2011), pocos meses después de que injustificadamente se le exigiera reducir su sueldo. Más allá de esta anécdota, The Banker elogia la forma en que este lúcido y ponderado economista condujo la política monetaria del país en medio de las turbulencias financieras globales y el enfriamiento económico del país. Un mérito enorme.

Como señala en su comunicado, “The Banker destaca los esfuerzos y logros del Banco Central de Reserva del Perú, que navegó en un entorno cambiante adoptando las medidas monetarias necesarias con prontitud. Precisó además, que el BCRP intensificó su trabajo para promover el crédito en moneda nacional y mejorar la estabilidad del sistema financiero del país, algo que, a causa de las tasas de crecimiento recientes de Perú y el alto nivel de dolarización del crédito corporativo, es una tarea particularmente difícil”.

“Mantener la inflación baja, en comparación con otros países, y a pesar de la depreciación del sol en los últimos años, fue un desafío (…). Hemos tenido una inflación subyacente muy baja (…) cerca de un 2% desde el 2001, con la inflación general (por debajo de 3%), la más baja en la región a pesar de que el Perú ha sido la economía de más rápido crecimiento (en América Latina) en los últimos años”, señala Velarde en una entrevista concedida a The Banker.

Y es cierto, en los últimos diez años, los de mayor crecimiento del país en más de un siglo, la inflación promedio no superó el 3 por ciento mientras que nuestra tasa de crecimiento acarició un promedio de 7% anual. Este ha sido, sin duda, un mérito del BCRP, el cual, desde su nueva Ley Orgánica de los años 90, se constituyó en el ancla de la economía del país, logrando crear un largo período de estabilidad macroeconómica que los peruanos no conocíamos y sin la cual, no se podría haber logrado los niveles de inversión y crecimiento que hemos gozado.

Nada de esto hubiera sido posible, si es que el BCRP no fuera, probablemente, nuestra isla de excelencia en el Estado peruano. Sucesivos gobiernos han entendido la necesidad de respetar su autonomía constitucional y su Ley Orgánica.

Ambos instrumentos, promulgados en 1993, indican expresamente  que la finalidad del BCRP es preservar la estabilidad monetaria. El Banco Central tiene una meta anual de inflación de 2.0 por ciento, con un rango de tolerancia de un punto porcentual hacia arriba y abajo. Como ha señalado, Richard Webb  La  Ley Orgánica del Banco Central de Reserva del Perú de 1993 le hizo caso a Milton Friedman. No impuso al BCR un piloto automático, pero sí acotó su margen de maniobra. Al referirse a la finalidad del Banco, la ley sólo menciona un objetivo, el de “preservar la estabilidad monetaria”. Punto.

Recordemos que anteriormente, el BCRP era un instrumento político del gobierno de turno. Una caja sin fondo para financiar el populismo y los caprichos de los gobernantes. Antes de su actual regulación, terminamos con reservas internacionales negativas, e inclusive, este “templo” de la economía peruana fue severamente afectado por la corrupción.

Adicionalmente, la ley le asigna las siguientes funciones: regular la moneda y el crédito del sistema financiero, administrar las reservas internacionales a su cargo, emitir billetes y monedas e informar periódicamente al país sobre las finanzas nacionales. Pero, quizá lo más importantes es que la Carta señala  que para que el BCRP pueda cumplir con su finalidad es necesario que sea autónomo.

En países que todavía sufren de condiciones políticas regresivas o que están impregnaos de populismo, como hemos constatado durante los últimos años en varios países vecinos, se plantea instrumentalizar, o simplemente se avasalla a los bancos centrales para ponerlos al servicio de intereses de corto plazo de sus gobiernos, contrariando los intereses de Estado, que por su naturaleza, son necesariamente de largo plazo. Nuestra historia del último medio siglo y nuestra actual debilidad institucional, nos obligan a ser escrupulosos en el tratamiento de nuestro Banco Central, tal como se ha hecho durante los últimos cinco gobiernos. Julio Velarde ha revestido esta función con grandes honores. Lampadia




The Economist sobrestima nuestra vulnerabilidad

The Economist sobrestima nuestra vulnerabilidad

En el actual contexto en el que se prevé que las condiciones crediticias en América Latina serán más estrictas -debido a la menor disponibilidad de financiamiento por el esperado retiro del estímulo monetario de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED)-, The Economist anunció que había cometido un error a favor del Perú en la publicación de su índice de vulnerabilidad; ahora, la economía peruana sería más vulnerable (que lo que indicaron en su primer análisis), a una abrupta salida de capitales que otros países con fundamentos macroeconómicos menos sólidos como Venezuela o Argentina.

El índice publicado por The Economist combina los siguientes cuatro factores para medir la vulnerabilidad de 26 economías emergentes ante un congelamiento de capitales externos:

·      El déficit en cuenta corriente(que aproxima los requerimientos de financiamiento externo).

·      La deuda de corto plazo con respecto a las reservas (que muestra el nivel de resistencia de un país para evitar crisis temporales de liquidez).

·      El crecimiento del crédito (que puede indicar niveles de sobreendeudamiento rápido en la economía).

·      La apertura del sistema financiero (que facilita la entrada y rápida salida de capitales de corto plazo).

Si bien en el índice global el Perú sería la sexta economía más vulnerable de las 26 analizadas, solo por debajo de México (4) y Colombia (5), lo cierto es que en el análisis desagregado de los componentes que conforman este indicador, damos cuenta de que el país que tiene varias fortalezas, como por ejemplo, un impresionante nivel de reservas internacionales, que suman más de  de US$ 67 mil millones (representando cerca del 32% del PBI), las cuales cubren 7 veces la deuda externa público y privada de corto plazo y respalda el 97% del total de las obligaciones de las instituciones financieras con el sector privado.

Por otro lado, el Perú es la tercera economía con mayor apertura financieraentre los países considerados. El problema es que la metodología de The Economist considera que la apertura juega en contra de una economía, a pesar de que las menores restricciones para el movimiento financiero también reducen los riesgos privados de colocar capitales en economías emergentes, y que los sistemas financieros más abiertos suelen asociarse a una mayor fortaleza institucional. Por ello, es engañoso que, considerando los sólidos fundamentos macroeconómicos y las políticas prudenciales del BCRP asociadas a la elevación de los encajes de los pasivos de corto plazo y el control del crecimiento del crédito en dólares, la apertura financiera sea para The Economist un factor adicional de riesgo. Consideramos que con las condiciones de la economía peruana la apertura financiera es más bien una fortaleza ante un episodio de crisis de confianza. ¿O alguien cree que Venezuela, teniendo el sistema financiero más cerrado a los capitales internacionales, tiene una ventaja sobre el Perú al tener un ratio de deudas sobre reservas que alcanza el 275% y una devaluación acumulada de su moneda doméstica que supera el 32% en lo que va del año?

Con relación a la cuenta corriente, esta registró un déficit de 5,4% del PBI en el primer semestre, debido al resultado negativo (luego de once años) en la balanza comercial, que se produce luego una caída en el precio de las exportaciones y un contexto donde la demanda interna crece a un ritmo superior al del producto. Sin embargo, este déficit no representa un riesgo real para la economía peruana en la medida en que ha sido financiado con US$ 13,6 mil millones de capitales de largo plazo y las cuentas fiscales se mantienen ordenadas.

En su última nota semanal, el BCRP remarca que el riesgo-país mantuvo su tendencia descendente en el mes de septiembre y el Perú registra una evolución por debajo del promedio de Latinoamérica y de los países emergentes en este indicador, a niveles muy similares de Colombia y Chile.  Este indicador es importante en el análisis de la vulnerabilidad porque la confianza y expectativas influyen mucho en la entrada y salida de capitales.  De esta forma, entre junio y septiembre los anuncios de inversión de largo plazo para el periodo 2013-2015 se incrementaron en cerca deUS$ 3,600 millones de dólares, al pasar de US$ 41,981 millones a US$ 45,595 millones, mientras que el BCRP estima que en el año el flujo de capitales externos de corto plazo será negativo en US$ 1,400 millones. Esto último no debería ser un problema considerando la elevada capacidad de respuesta del BCRP para acomodar posibles choques externos, y el aumento de la resistencia del sistema financiero doméstico.

Frente a las conclusiones de The Economist, la agencia calificadora de riesgo Moody´s sostiene que el Perú tiene, junto a Chile, el nivel más bajo de vulnerabilidad en la región. Esta calificadora remarca las fortalezas del Perú frente a Argentina, Venezuela y Brasil, para resistir la inestabilidad financiera externa, incrementos de tasas de interés y restricciones de liquidez.  Es que a diferencia de The Economist, la metodología de Moody’s diferencia los componentes asociados a la “exposición”, como el grado de apertura, de los componentes asociados a la “resistencia”, como el nivel de reservas o endeudamiento, donde nuestra economía goza de una muy alta firmeza.