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Legislando contra el mercado

Legislando contra el mercado

El Congreso de transición cree estar trabajando por los más pobres, pero está sembrando más informalidad y más exclusión, al final, más pobreza. Legislando contra el mercado, ese supuesto monstruo voraz, está condenando a los ciudadanos más pobres a una vida de limitaciones y angustias.

Veamos tres ejemplos:

El Agro

La derogatoria y dación de un nuevo régimen agrario, donde se pretende intervenir el mercado salarial, condenará a los agricultores más pequeños a salir del mercado; pues no alcanzan a contar con la tecnología más moderna, ya sea por que no cuentan con las mejores variedades (que requieren más inversión), o porque no tienen los sistemas de riego más eficientes, o no tienen suficiente conocimiento de los mercados internacionales, o por tantos otros factores de competitividad en este sector de la agricultura moderna, que requiere mucha tecnología. Por otro lado, también se está condenando a desaparecer a los sembríos de menor rentabilidad, como los de granadas, ciertos cítricos, o tal vez hasta los espárragos y arándanos.

Además, se está instalando un incentivo anti empleo, al empujar a las empresas a mayores niveles de automatización.

La agricultura peruana está a medio desarrollarse. Con la agricultura moderna, solo se ha incorporado al mercado al 15% del empleo del sector. Además, hay un desarrollo muy positivo en la sierra rural, con programas como el de Sierra Productiva, pero de alcance muy limitado, dada la falta de apoyo de sucesivos gobiernos. Ver en Lampadia: REVOLUCIONES PRODUCTIVAS EN EL CAMPO.

Estando a medio camino, en vez de impulsar un mayor desarrollo, los congresistas están destruyendo lo avanzado.

En conclusión, tendremos más informalidad y más exclusión en el agro.

El crédito

Con la fijación de topes a las tasas de interés, se está expulsando a los ciudadanos y empresarios más pequeños fuera del sistema financiero hacia el financiamiento informal de los prestamistas.

Se dice con error que los empresarios más pequeños, que no logran salir de la informalidad, tienen muy baja productividad. En verdad, en buena parte, muchos de ellos, al tener que recurrir al crédito informal de muy alto costo, pierden una gran parte de la riqueza que generan, alimentando a los prestamistas informales. Además de ello, están obligados a pagar coimas a los inspectores de distintas instituciones públicas.

Así, entre intereses usureros de los prestamistas informales y las coimas, pierden mucho de lo que generan. En los últimos años, muchos de ellos, con gran esfuerzo, han venido accediendo al sistema financiero, principalmente a través de las microfinancieras, ya sean Cajas, Edpymes, Cooperativas, o de la banca especializada. Con esta norma insensata, ese proceso de bancarización será abruptamente truncado, y lo que es peor, muchos que ya están en el sistema, correrán el riesgo de salir de el.

Según el BCRP (El Comercio), la tasa de interés promedio de los prestamistas informales, según una encuesta realizada a Mypes es de 20% mensual, equivalente a 792% anual. Más aún, “los cobros son diarios y el incumplimiento de los pagos tienen mecanismos de cobro delincuenciales”. Hoy, más que nunca, después de la pandemia, necesitamos un sistema financiero sólido y dinámico.

En conclusión, tendremos más informalidad y más exclusión en el crédito.

Deducción fiscal de intereses hasta el 30% de las utilidades.

Increíblemente, el inefable Congreso, contrariando el proyecto del ejecutivo que establecía que la deducción de intereses tuviera un tope solo para las empresas que tuvieran utilidades mayores de 44 millones de soles, ha decretado abusivamente, para el año 2021, el año de la pos-pandemia, en el que la mayoría de empresas estará al borde de hacer pérdidas o estará perdiendo plata, que solo se pueda considerar como gasto por intereses un 30% de sus utilidades.

Evidentemente, esto afectará gravemente a las empresas medianas y chicas, encareciendo sus costos financieros.

Esta norma del Congreso es una prueba clara de que los congresistas están haciendo daño adrede a los empresarios más pequeños.

Análisis

Todas estas normas se están imponiendo en contra de advertencias expresas por parte de las instituciones especializadas del Estado, como el BCRP, la SBS y el MEF. Así como de tardíos reproches de gremios empresariales.

En general el país asiste pasivamente al desmantelamiento progresivo de nuestra joven economía de mercado. El mundo académico brilla por su ausencia en momentos tan álgidos, excepto, por supuesto, de aquellos que hace tiempo renunciaron al rigor académico en pos de ideologías estatistas, como es el caso de la PUCP y más recientemente, de la Universidad del Pacífico.

En este aspecto, también deja muchísimo que extrañar, la actuación de la gran mayoría de los medios de comunicación. Por ejemplo, en el caso del tema agrario, no han hecho una sola investigación seria del tema y cada vez se extiende más la insensata costumbre de muchos periodistas, que cuando entrevistan a un empresario, su pregunta más importante e incisiva es ¿Cual es su autocrítica?

Quitémonos la venda de los ojos, todo esto no es casualidad. Es producto de una hábil manipulación de un activo grupo de congresistas que tienen una agenda anti mercado, ya sea producto de ideologías atrabiliarias o simplemente, de agendas políticas de corto plazo; que terminan arrastrando a la mayoría, que carecen de una visión política del Perú.

Muchas veces hemos hablado en Lampadia sobre la debilidad institucional de la sociedad civil en el Perú. Hemos reclamado muchas veces la necesidad de contar, por ejemplo, con think tanks que defiendan la economía de mercado y la modernidad. Curiosamente, a raíz de los acontecimientos de desorden político en Chile, donde tienen muchos think tanks y centros de pensamiento liberales poderosos, en el Perú se ha dicho que eso no le sirvió de nada a nuestros vecinos. Sin embargo, hay que mirar un poco más. Los think tanks chilenos, siendo muy buenos en análisis y propuestas de políticas públicas, fallaron sorprendentemente en su llegada a la opinión pública. Por ejemplo, el Centro de Estudios Públicos (CEP), el de mayor raigambre, solo tiene 24,181 seguidores en Facebook y 75,427 en twitter. Por su lado, la más combativa Fundación para el Progreso, dirigida por Axel Kaiser, tiene 280,000 seguidores en Facebook, también insuficiente.

Entonces pues, tenemos que insistir en crear una potente presencia de la sociedad civil en think tanks y gremios que se comprometan con difundir y defender, ante la opinión pública, la economía de mercado como la mejor aliada de la democracia y de la búsqueda del bienestar común. Otra vez tenemos que gritar ¡Acción! ¡Acción Ahora! Lampadia




Las dos únicas destrezas que necesitarás para el resto de tu vida según Yuval Noah Harari

Las dos únicas destrezas que necesitarás para el resto de tu vida según Yuval Noah Harari

El historiador y filósofo autor de “Sapiens: De animales a dioses” advirtió que la revolución tecnológica no será un evento, sino una serie constante, y dos habilidades principales marcarán la diferencia entre sobrevivir y sucumbir a las perturbaciones sucesivas en el trabajo, las relaciones y la política

Infobae
27 de Setiembre de 2020

“La gente imagina la revolución de la inteligencia artificial y la automatización como un evento único,
pero vamos a enfrentar una cadena de revoluciones”, advirtió Yuval Noah Harari

La revolución tecnológica es el tema indiscutible del siglo XXI: aun en un mundo polarizado como el contemporáneo, al menos sobre eso existe un acuerdo. Sin embargo, y paradójicamente, es quizá el tema que peor se comprende, observó Yuval Noah Harari.

Tanto para los optimistas como para los pesimistas, la revolución tecnológica parecería ser un acontecimiento que ponga al mundo de cabeza, tan concreto como la Revolución Francesa. Hasta podría tener una fecha. “Pero ese escenario es altamente improbable”, objetó el historiador y filósofo israelí.

“La revolución de la inteligencia artificial y la automatización no será un evento único, sino una cadena de revoluciones cada vez mayores. Así que la verdadera gran pregunta —argumentó— es psicológica: como seres humanos, ¿tenemos la estabilidad mental y la inteligencia emocional para reinventarnos repetidamente?

Si se piensa en la rigurosa educación formal del siglo XX, con sus distintos niveles académicos de gran costo y exigencia, estas dos destrezas, que ni siquiera se enseñan, parecen poca cosa. Sin embargo, insistió Harari, en diálogo con Tom Bilyeu, marcarán la diferencia entre los que se adaptan y los que sucumben al escenario de variabilidad constante que presenta el siglo XXI.

Tanto para los que juegan en el equipo de Los Supersónicos —quienes siempre soñaron con un porvenir radiante de máquinas— como para los que advirtieron sobre un destino más similar a 1984 y otras distopías futuristas, la fantasía de la Gran Revolución presenta una crisis, un período de reajuste y una nueva armonía. “Todos los conductores de camiones, los taxistas, los médicos, lo que sea, se quedan sin trabajo en 2025”, puso como ejemplo Harari; pasamos unos años difíciles, hasta que nos acostumbramos y finalmente llegamos a un mundo feliz de inteligencia artificial, con un nuevo equilibrio”.

Final. Dichoso o amargo, pero final.

Difícilmente suceda de ese modo, argumentó el autor de Sapiens: De animales a dioses, de Homo Deus: Breve historia del mañana y de 21 lecciones para el siglo XXI, tres volúmenes sobre la evolución de la humanidad “que se leen como una trilogía”, elogió Bilyeu, orador motivacional y cofundador y CEO de Impact Theory University. Porque “no estamos siquiera cerca del potencial máximo de la inteligencia artificial”.

“La velocidad a la que se desarrolla solo se va a acelerar, probablemente. Así que lo que realmente vamos a enfrentar es una sucesión de revoluciones en el mercado laboral, en las relaciones, en la política y en otros ámbitos de la vida”. Una serie: “Tendremos una gran perturbación en 2025, sí. Y tendremos una mayor en 2035, y tendremos una aun mayor en 2045. Y así”.

Harari —uno de los pensadores más originales, a la vez que accesibles, del presente: sus libros superaron los 27,5 millones de ejemplares en 60 idiomas— cree que los individuos y los Gobiernos ignoran cuestiones cruciales como esta y ha asumido, como su misión, “traer más claridad a la conversación pública sobre lo que sucede en el mundo”, explicó a Bilyeu para un episodio de Impact Theory que ya vieron 1,5 millones de personas.

“Creo que demasiado de nuestra conversación pública se aboca a los temas equivocados o es en extremo confusa y opaca“, siguió. “Nos inunda una cantidad enorme de información y no sabemos cómo entenderla. Para mí es importante orientar la atención de la gente hacia las preguntas principales. Trato de brindar algunas respuestas, también, pero no me importa mucho si no concuerdan conmigo en lo que respecta a las soluciones. Lo que importa es que estemos de acuerdo en las preguntas”.

El historiador y filósofo israelí tiene la singularidad de ser uno de los pensadores más originales
y respetados del presente y a la vez uno de los más accesibles y populares

Entre ellas se destacan las macrohistóricas, porque este profesor de la Universidad de Jerusalén es, por su formación original, un historiador: la relación que hay entre el desarrollo de la humanidad y la biología del hombre; la diferencia entre el Homo sapiens y otros animales; el vínculo entre la tecnología, la cultura y la naturaleza; la deriva de la historia y la realización del individuo; los desafíos de la sociedad contemporánea, sobre todo la guerra nuclear, el cambio climático y las perturbaciones sociales que causan los saltos tecnológicos.

En esta conversación de 40 minutos destacó cinco asuntos que son, en su opinión, las claves del porvenir inmediato de la humanidad.

1) Nadie sabe cómo será el trabajo en 2040

Cuando Bilyeu le preguntó por el futuro del mercado laboral en esas circunstancias, Harari ironizó que si alguien se las da de gurú y asegura que será de tal manera y hay que prepararse haciendo determinada cosa, conviene aplicar un poco de sano escepticismo. “Lo primero que tenemos que comprender es que nadie sabe realmente cómo va a ser el mercado laboral en 2040”, dijo.

“Tú eras un conductor de camiones y ya no eres necesario —siguió—, pero se creó una nueva demanda de instructores de yoga”. Y así el camionero de 40 años se reinventa, aplica los saberes que le puedan servir de su experiencia antigua y adquiere nuevos conocimientos. “Es muy difícil, pero de algún modo lo logras”, agregó. “Entonces, 10 años más tarde, ya no hacen falta instructores de yoga”.

En efecto, en la “cadena de revoluciones cada vez mayores” que se avecinan, es muy difícil no pensar que surgirá una aplicación perfecta, conectada al cuerpo mediante sensores biométricos que controlan la actividad completa del organismo en la secuencia de poses de una práctica de yoga. “Ningún instructor humano de yoga puede competir con eso. Te quedas sin trabajo”, imaginó el escenario más probable.

Te tienes que reinventar otra vez, como diseñador de juegos virtuales. Y de algún modo lo logras. Pero 10 años más tarde… también esto se ha automatizado. Te tienes que volver a reinventar”.

2) La casa de bloques de piedra vs. la carpa

Bilyeu quiso saber, dado que es imposible estimar qué demandará el mercado de trabajo en apenas 20 años, qué puede hacer una persona para prepararse. Pero Harari reorientó su inquietud: ya no existe, como a comienzos del siglo XX, una opción segura de profesión. Se sabrá sobre la marcha, aventuró; mientras tanto, la mejor inversión no es en —por ejemplo— una carrera determinada, sino “en inteligencia emocional y en equilibrio mental, y en esta clase de habilidades sobre cómo continuar cambiando, como seguir aprendiendo”.

“No estamos siquiera cerca del potencial máximo de la inteligencia artificial”, dijo Harari. “Lo que realmente vamos a
enfrentar es una sucesión de revoluciones en el mercado laboral, en las relaciones, en la política” (Nicolás Stulberg)

¿Y eso cómo se adquiere? En principio, no se estudia: “No tenemos una universidad de flexibilidad mental”. Son herramientas para cultivar curse uno derecho o ballet: “Hay que tener presente que mucho de lo que hoy aprendemos podría dejar de ser relevante en 20 o 30 años, así que, sea lo que sea aquello que uno haga, también tendría que invertir en el desarrollo de la inteligencia emocional, el equilibrio mental y la capacidad de mantenerse cambiando y aprendiendo y reinventándose a lo largo de la vida”.

Ofreció una imagen como comparación: “Si en el pasado la educación se parecía a construir una casa de materiales sólidos, como la piedra, y con cimientos profundos, ahora se parece más a construir una carpa que se pueda doblar y llevar a otro lugar con rapidez y sencillez”.

3) El ser humano ya es un sistema hackeable

Harari destacó que otra gran consecuencia de la aceleración tecnológica es que el ser humano se ha convertido en “un animal hackeable”. Es algo que ningún sistema totalitario del siglo XX logró: “Aun si el KGB o la Gestapo te seguían 24 horas por día, escuchando cada conversación que tenías, observando a cada persona con la que te encontrabas, no tenían el conocimiento biológico suficiente para comprender qué sucedía dentro de ti. Y por cierto no tenían el poder de computación necesario para entender siquiera los datos que sí lograban obtener”.

 

Hoy, en cambio, existe la tecnología que permite descifrar a los humanos como sistema, “saber qué pensamos para anticipar nuestras elecciones, para manipular nuestros deseos humanos de maneras que nunca antes fueron posibles”, sintetizó.

¿Qué hace falta para hackear a un ser humano? Solamente dos cosas, aunque son dos cosas complejas: “Un montón de datos, en particular datos biométricos, no solo sobre dónde vamos y qué compramos, sino qué sucede dentro de nuestros cuerpos y dentro de nuestras mentes, y mucho poder de computación para comprender todos esos datos”, enumeró.

“Esto nunca antes fue posible en la historia”, subrayó. Pero aquello que el KGB o la Gestapo no lograron, que fue entender de verdad a una persona, al punto de predecir sus elecciones y manipular sus deseos, hoy es posible. “Lo que el KGB no pudo hacer, hoy las corporaciones y los Gobiernos comienzan a poder hacerlo”, argumentó.

“Lo primero que tenemos que comprender es que nadie sabe realmente cómo va a ser el mercado laboral en 2040”,
dijo Harari, por lo cual la flexibilidad es una característica clave a cultivar

“Esto se debe a la fusión entre la revolución en biotecnología (por la que cada vez somos mejores a la hora de entender lo que sucede dentro de nosotros, en el cuerpo y en el cerebro) y la revolución simultánea en tecnología informática (que nos da el poder de computación necesario). Cuando sumamos las dos cosas, logramos la capacidad de crear algoritmos que me entienden mejor de lo que yo me comprendo a mí mismo. Estos algoritmos no solo pueden predecir mis elecciones: también pueden manipular mis deseos y, básicamente, venderme cualquier cosa, ya sea un producto o un político”.

4) Conócete a ti mismo (porque el algoritmo ya te conoce bien)

A diferencia de la mente humana, que “es una máquina que produce relatos constantemente” —y sobre todo un relato muy importante, que es la identidad—, la tecnología recoge datos del sistema humano. Eso hace que, más temprano que tarde, los algoritmos puedan conocer a una persona mucho más de lo que ella se conoce a sí misma, algo que tampoco había sucedido nunca antes en la historia, subrayó.

El yo es un relato, no es algo real”, resumió. “Si tomamos el perfil que la gente crea sobre sí misma en Facebook o Instagram, debería ser obvio: no refleja su existencia real. Por ejemplo, el porcentaje de tiempo que uno aparece sonriendo en la cuenta de Instagram es mucho mayor al porcentaje de tiempo que uno sonríe en la vida real”.

En esa forma de “tercerización del cerebro”, como describió a la mejora en la capacidad de construir relatos que ofrecen las plataformas sociales, se produce una separación significativa: allí donde los algoritmos solo ven datos, el ser humano “tiende a cometer un error fundamental”, calificó, que es pensar que él realmente es ese relato que ha construido.

Aquello que el KGB o la Gestapo no lograron, que es hackear a una persona, hoy es posible.
“Hoy las corporaciones y los Gobiernos comienzan a poder hacerlo”, argumentó Harari

“Una de las cosas más importantes de mi vida, y creo que más importantes de mi carrera científica, fue comprender de lo poco que sé sobre mí mismo”, puso como ejemplo. “Yo tenía 21 años cuando finalmente comprendí que era gay, y cuando lo pienso me resulta completamente asombroso, porque tendría que haber sido algo obvio a los 16 años, a los 15 años, y un algoritmo lo habría advertido rápidamente”. Y hoy se podría crear un algoritmo como ese, que —por ejemplo— siga el movimiento ocular cuando una persona ve a otras, y sistematice dónde va su mirada, en quién se concentra. “Debería ser muy sencillo. Un algoritmo así podría haber dicho, cuando yo tenía 15 años, que yo era gay”, agregó.

Las implicaciones de eso son extraordinarias. Y no son solamente positivas, ni remotamente de dirección única. “Realmente depende de dónde vive uno y qué se hace con esa información. En algunos países, uno puede meterse en problemas con la policía y con el Gobierno”, señaló por caso. Y en otros, quizá una persona no sabe que es gay pero las corporaciones sí, “y lo quieren entender porque necesitan saber qué clase de publicidades mostrarle”.

Ante esos costados negativos, ante las consecuencias múltiples de la pérdida de privacidad —y hasta de intimidad de pensamientos y emociones de profundidad extrema—, ¿por qué querría la gente continuar con este progreso tecnológico?

5) Nuevos enemigos: la salud y la privacidad

La respuesta es simple, arrojó Harari como un golpe de realidad: “Porque tiene un lado bueno, mejorar el cuidado de la salud”. Que es lo más parecido que puede haber a la inmortalidad: comprar años de vida y de calidad de vida.

“Hoy es posible crear algoritmos que me entienden mejor de lo que yo me comprendo a mí mismo”,
alertó Harari. “Pueden predecir mis elecciones y manipular mis deseos” (Nicolás Stulberg)

“Es tremendamente tentador —desarrolló— porque la tecnología nos puede brindar el mejor cuidado de la salud de la historia, algo que va realmente mucho más allá de cualquier cosa que hayamos visto hasta ahora. Esto puede significar que quizá en 30 años la persona más pobre del planeta puede obtener mejor atención médica en su teléfono celular que la persona más rica de hoy obtiene en los mejores hospitales y con los mejores médicos”.

Dio el ejemplo de la detección temprana del cáncer.

“El proceso usual sucede por medio de la mente, no se lo pueda tercerizar. En la mayoría de los casos hay un momento crucial, cuando uno siente que algo en su cuerpo está mal, y va aun médico y a otro, y hace un estudio y otro hasta que finalmente se descubre que tiene cáncer. Como se basa en nuestros propios sentimientos —en este caso, de dolor— con mucha frecuencia cuando comenzamos a percibirlo es tarde, el cáncer se ha expandido. Y acaso no es demasiado tarde, pero tratarlo va a ser costoso y doloroso y complejo”.

“En 30 años la persona más pobre del planeta puede obtener mejor atención médica en su teléfono celular
que la persona más rica de hoy obtiene en los mejores hospitales y con los mejores médicos”, ilustró Harari

¿Qué pasaría si se pudiera tercerizar esa percepción, emplear un algoritmo que controle la salud 24/7 mediante sensores biométricos? “Podría descubrir este cáncer cuando es apenas un puñado de células que comienzan a dividirse y proliferar”, postuló Harari. “Y es mucho más fácil, y barato e indoloro, ocuparse en esa instancia que de dos años más tarde, cuando ya es un gran problema. Creo que todo el mundo aceptaría esto”.

Y en eso, cree, radica la gran tentación, aunque tenga un reverso oscuro. “Una de las grandes batallas del siglo XXI se va a librar entre la privacidad y la salud”, aseguró. “Y creo que la salud va a ganar. La mayoría de la gente va a estar dispuesta a renunciar a una importante cantidad de privacidad a cambio de un mejor cuidado de la salud”.

Y allí, arriesgó, es donde el sapiens vuelve a intervenir con las herramientas de la historia, que lo distinguen: “Necesitamos tratar de disfrutar de ambas cosas, de crear un sistema que nos dé gran cuidado de la salud pero sin poner en peligro nuestra privacidad”. Y Harari concluye, como es característico de su pensamiento, con un interrogante: “Que podamos, o no, lograr ese equilibrio, es una pregunta política enorme”. Lampadia




La nueva realidad de la robótica

La nueva realidad de la robótica

La robótica sigue desarrollándose de a pocos, pero certeramente y un ecosistema que parecía asomarse sólo en las películas de ciencia ficción empieza a cobrar forma en la realidad, con especial énfasis en EEUU. Tal es así que hoy en día sus mercados ya incorporan la venta de robots que se erigen y transportan en la tierra con 4 extremidades y con 2 en algunos casos, tratando de emular algunas de las actividades humanas.

Con estas nuevas características los especialistas del sector empiezan a proyectar ocupaciones que podrían desarrollar estos robots en un futuro no muy lejano, las cuales comprenden desde la distribución de mercancías, la automatización de tareas en fábricas hasta el comportamiento autónomo bajo determinados contextos.

Toda esta realidad la describe a detalle un reciente artículo publicado por The Economist que compartimos líneas abajo.

Estos prometedores avances en la robótica consolidarán un proceso que ya veníamos advirtiendo en nuestras anteriores publicaciones en torno a la 4ta Revolución Industrial: un creciente re-alocamiento de empleos desde los sectores primarios y secundarios hacia los terciarios, principalmente servicios de mayor complejidad (ver Lampadia: Automatización demandará nuevos empleos y habilidades).

No debemos ceder a los análisis simplistas de los fatalistas quienes enuncian que los robots provocarán eventualmente una crisis del desempleo de grandes magnitudes. Por el contrario, si bien producirá un desplazamiento de la mano de obra, que será bastante progresivo y no en “saltos” como usualmente se advierte, también suscitará la creación de empleos que demanden desarrollar nuevas habilidades, más innovadoras que a la larga apuntalarán el crecimiento económico. Ello solo puede darnos mejores visos de que el mundo científico todavía tiene mucho por explorar para generar más desarrollo puesto que aún no se han explorado todas las tecnologías disponibles plenamente. Lampadia

Robótica
Los robots que caminan están llegando al mercado

Podrán ir donde la gente pueda, pero los bots existentes no pueden

The Economist
25 de agosto, 2020
Traducida y comentada por Lampadia

Pueden parecer cursi, pero un par de robots que aparecieron recientemente en la Planta de Transmisión Van Dyke de Ford Motor Company, en Detroit, son máquinas de trabajo prácticas. De hecho, pueden apuntar al futuro de la automatización. Poner robots en fábricas no es una idea nueva; unos 2.4 millones de ellos ya están funcionando en plantas de todo el mundo. Pero la mayoría de ellos son poco más que brazos gigantes, atornillados firmemente al suelo, que sueldan y pintan cosas. Aquellos pocos que tienen la movilidad para administrar tareas como entregar componentes lo hacen deslizándose sobre ruedas. Los nuevos dispositivos de Van Dyke son tipos de bestias bastante diferentes. Pueden caminar.

Este par de cuadrúpedos de color amarillo brillante se parecen un poco a perros, lo que llevó a uno a ser apodado Fluffy y al otro Spot (este último apodo es también el nombre oficial que le da a este modelo de robot la firma que los fabrica, Boston Dynamics, una subsidiaria de SoftBank). Sin embargo, la pareja no está allí para divertir a los trabajadores humanos de la fábrica, sino para realizar una tarea importante que Ford espera que le ahorre una tonelada de dinero. Con escáneres láser montados en la espalda, Fluffy y Spot pueden corretear por la planta de 200,000 metros cuadrados recolectando datos. Estos datos se utilizarán para construir un modelo informático detallado de toda la operación de fabricación. Este tipo de modelo se llama gemelo digital y los ingenieros de Ford lo usarán para averiguar cómo reorganizar la línea de producción para producir una nueva caja de cambios.

Con el paso de los años, los planes de fábrica se vuelven obsoletos a medida que se mueven las cosas y se introducen nuevos equipos. Examinar la planta de transmisión a mano llevaría semanas y costaría unos US$ 300,000. Ford reconoce que Fluffy y Spot, que pueden subir escaleras y arrastrarse a áreas difíciles de alcanzar, reducirán el tiempo requerido a la mitad y completarán el trabajo por “una fracción del costo”. Aunque Ford alquila los robots, Boston Dynamics los ha puesto a la venta por 75,000 dólares cada uno. A ese precio, pronto se pagarían por sí mismos realizando tareas como la que se estaba realizando en Van Dyke.

La gama Spot es la primera de los robots andadores de Boston Dynamics que se comercializa. Están empezando a aparecer más máquinas de este tipo de otras empresas y grupos de investigación. Algunos también son cuadrúpedos. Otros son bípedos. El tipo de dos piernas puede ser más ágil y, si está equipado también con brazos, se adapta mejor a tareas como levantar objetos u operar controles. Lo que todas estas máquinas tienen en común es que representan, perdone el juego de palabras, un gran paso adelante en la locomoción de los robots.

Cuatro piernas bien, dos piernas mejor

Si los robots van a ir a donde van las personas, deben poder moverse de la misma forma que las personas. Las ruedas son inútiles para navegar por gran parte del mundo; pregúntele a cualquiera que use una silla de ruedas, dice Aaron Ames, experto en robótica del Instituto de Tecnología de California (Caltech). “Ahora podemos hacer que los robots caminen realmente bien”, dice. Sin embargo, estos robots pueden parecer un poco extraños. Cuando un torso con dos piernas unidas sale del laboratorio del Dr. Ames, causa un poco de sensación en el campus de Caltech. Pero esto es algo a lo que la gente tendrá que acostumbrarse, porque vendrán muchos más.

Sigue habiendo problemas y se necesitan mejoras. “Pero una vez que lleguemos allí, tendremos millones de robots andantes en entornos humanos”, dice Jonathan Hurst, cofundador de Agility Robotics, una empresa con sede en Albany, Oregon. Acaba de lanzar Digit, un robot bípedo de dos brazos que parece un avestruz. En la actualidad, Digit cuesta 250,000 dólares. Pero son los primeros días. A medida que se pongan a trabajar más robots andantes, su desarrollo se acelerará y sus volúmenes de producción aumentarán, lo que reducirá el costo de una máquina como Digit a decenas de miles de dólares.

Este proceso es similar al surgimiento de drones voladores. Alguna vez costaron millones y tenían usos limitados, hasta que los investigadores descubrieron cómo hacer que los aviones pequeños se desplazaran utilizando múltiples rotores coordinados.

¿Qué cambió? “Ahora entendemos las matemáticas de la locomoción en un grado mucho mayor”, explica el Dr. Ames. Los robots que caminan de la vieja escuela, como Asimo, un androide famoso presentado en 2000 por Honda, un fabricante de automóviles japonés, tienen pasos forzados. Caminan arrastrando los pies, colocando un pie adelante, verificando su equilibrio, moviendo el otro pie, volviendo a verificar su equilibrio, etc. “Cuando caminas, no haces eso”, dice. “Tus pies simplemente están bajando y agarrándote”.

¡Dé un paseo!

Los biomecánicos describen a veces la forma en que los humanos caminan como una caída controlada. Dar un paso implica balancear una pierna hacia afuera y colocarla hacia abajo con pequeñas correcciones subconscientes para mantener la estabilidad a medida que la masa del cuerpo por encima de ella se desplaza hacia adelante. Cada pierna funciona como un resorte. Estos movimientos son predecibles y, en los últimos años, los investigadores han descubierto cómo modelarlos matemáticamente. Junto con mejores actuadores para operar las extremidades de un robot y sensores que pueden medir las cosas con mayor precisión, estos modelos han hecho posible recrear este estilo de caminar en robots. No requiere ningún aprendizaje automático sofisticado o inteligencia artificial para hacerlo, solo una buena computación pasada de moda, agrega el Dr. Ames.

Es fácil concluir, como muchos lo hacen, que estos nuevos robots andantes simplemente imitan la naturaleza. Pero ese no es el caso. Un cuadrúpedo, al ser una plataforma estable, es un buen punto de partida para diseñar un robot andante. Después de coordinar las cuatro extremidades, conseguir un buen equilibrio y adaptar un sistema de visión que le permite al robot averiguar dónde poner los pies, los diseñadores de Spot terminaron con un problema. Michael Perry, jefe de desarrollo comercial de Boston Dynamics, dice que no es sorprendente porque la naturaleza ha estado desarrollando diseños eficientes durante mucho tiempo.

Los brazos también pueden realizar otras tareas útiles, como mover cajas en un almacén. Digit puede transportar hasta 20 kg. Es probable que la distribución y entrega de mercancías sea una aplicación importante para los robots andantes, reconoce el Dr. Hurst, especialmente ahora que el comercio electrónico ha experimentado un auge como resultado de las restricciones impuestas a raíz del covid-19. Algunos centros de distribución automatizados están configurados para sistemas robóticos convencionales fijos y con ruedas, pero estos generalmente se han construido de esta manera desde cero. La mayoría de los almacenes están diseñados pensando en las personas. Los robots con patas, que se mueven de manera similar a los trabajadores humanos, encajarían perfectamente.

Con un mayor desarrollo, los robots andantes realizarán tareas más complejas, como las entregas a domicilio. Ford está trabajando en esto con un robot Digit que viaja en la parte trasera de una camioneta. Aunque los robots con ruedas ya realizan algunas entregas, llegar a muchos hogares es complicado y puede implicar subir escalones o escaleras. “Las piernas son la forma en que le gustaría llegar a la mayoría de las puertas de entrada para entregar un paquete”, observa el Dr. Hurst.

Queda por ver exactamente cómo se podría hacer esto. A menos que estén en una misión preprogramada, la mayoría de los robots móviles requieren que un operador proporcione instrucciones básicas para, por ejemplo, proceder a cierto punto. Luego, el robot camina allí solo, evitando obstáculos y subiendo o bajando escalones y escaleras en el camino. Esto significa que un robot ambulante que realiza entregas puerta a puerta puede necesitar algún tipo de mapa digital del vecindario, para saber de antemano los caminos que puede atravesar y los macizos de flores que debe evitar. Eso podría implicar un gran esfuerzo de adquisición de datos, muy parecido a los que se utilizan para crear mapas digitales para automóviles sin conductor. De manera similar, en una fábrica o un almacén, un ser humano tendría que mostrarle las cuerdas a un robot ambulante antes de que lo dejara libre para trabajar por sí solo.

Autodeterminación

Un robot completamente autónomo que podría caminar en un entorno desconocido y decidir por sí mismo lo que tenía que hacer queda muy lejos. Una de las tareas más difíciles para un dispositivo de este tipo sería cuidar de forma autónoma a alguien en casa. El robot tendría que ser capaz de tomar numerosas decisiones complejas, como administrar el medicamento correcto, decidir si dejar entrar o no a extraños en la casa o saber cuándo sacar al perro a pasear. Sin embargo, muchos especialistas en robótica creen que algún día llegarán allí, o al menos se acercarán a esto.

Mientras tanto, la nueva generación de robots que se está desarrollando seguirá desarrollando las capacidades de las máquinas. En Boston Dynamics, Perry reconoce que, además de la topografía, Spot encontrará muchas funciones en la inspección y el mantenimiento. Dichos robots pueden, por ejemplo, entrar en entornos peligrosos como subestaciones eléctricas sin tener que desconectarlos de la red, como es necesario cada vez que entra un ingeniero humano.

En lugar de simplemente buscar problemas, el siguiente truco de Spot será tomar medidas para resolverlos, como activar un interruptor o abrir una válvula. Hará esto con un solo brazo manipulador que lo hace parecer menos un perro y más un Braquiosaurio de cuello largo. Un prototipo de esta configuración ya está circulando por las oficinas de la empresa, abriendo y cerrando puertas.

Esta versión de Spot debería salir a la venta el próximo año. En cuanto a Atlas, el humanoide de Boston Dynamics, es actualmente demasiado caro para generar una versión comercial. Pero las lecciones que se aprendan ayudarán a proporcionar la ingeniería necesaria para que vengan otros robots, dice Perry.

Es posible que algunos de estos robots andantes del futuro no se desplieguen en este mundo. En Caltech, el Dr. Ames cree que los robots con patas tendrán ventajas en la exploración planetaria, por ejemplo, para sortear terrenos difíciles y entrar en cuevas. Mientras tanto, en la Tierra, él y algunos colegas de otras instituciones están utilizando el nuevo conocimiento de la locomoción robótica para desarrollar prótesis ligeras para quienes no pueden caminar con facilidad y exoesqueletos motorizados para quienes no pueden caminar en absoluto. En un mundo no hecho para ruedas, esto plantea la tentadora perspectiva de que los robots andantes algún día ayudarán a librar al mundo de las sillas de ruedas. Lampadia




Crisis y oportunidades

Crisis y oportunidades

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia

No es un secreto que en el Perú estamos viviendo simultáneamente, una seria crisis sanitaria y una grave crisis económica, probablemente esta última sea la que nos ha impactado más gravemente que a ningún otro país del mundo.

Siempre que estas cosas ocurren, uno debe tener claro que no es el momento para deprimirse, ni para distraerse con temas menores. Un líder tiene la obligación de ver a su alrededor e identificar cuáles pueden ser las oportunidades que podrían contribuir a salir de la crisis. En esta línea, leía un informe de Andrés Oppenheimer, quien analizaba la situación mundial y en particular, la tensión y guerra comercial entre China y Estados Unidos (USA).

Hace notar el informe que la corriente de “off-shoring” puesta de moda hace algunas décadas,  había trasladado las fábricas de grandes empresas americanas de USA a China y que, producto de este conflicto comercial, cerca del 76% de las empresas americanas que habían trasladado sus fábricas a China, ahora están en una corriente de “re-shoring” (planteándose el retorno a USA) o incluso de “near-shoring”, que buscaría acercar sus plantas al mercado y a la fuente de materias primas.

En estas circunstancias, las compañías antes mencionadas deberán hacer un gran esfuerzo de inversión para trasladar sus fábricas y competir, sin la amenaza que, más adelante, medidas del gobierno chino puedan afectar sus operaciones.  Ciertamente, este proceso obliga a estas empresas a un serio análisis sobre los factores que puedan brindar; mejores condiciones de negocios, mayor rentabilidad y mayor estabilidad para su proyecto.

Creo que el Perú, que cuenta con una fuerza laboral joven, con salarios competitivos, una gran proximidad al mayor mercado (USA), es fuente de materias primas, cuenta con oferta suficiente de energía eléctrica y potencial de expansión, se encuentra en el mismo huso horario que USA y entre otras ventajas, cuenta con un tratado de libre comercio con este país, que contribuiría muchísimo en el análisis para la toma de decisiones de un “near-shoring”.

Lo más importante de este movimiento, sería traer al Perú una industria de transformación del siglo XXI, con alta tecnología, automatización y robótica. Con altos estándares ambientales y demandante de profesionales altamente calificados, en procesos e innovación permanente, especialistas en centros de control. Nuestros jóvenes técnicos y profesionales universitarios serían los grandes beneficiarios de este importante avance. Esto genera la ventaja colateral de introducir nuevas técnicas, prácticas y estándares en el resto de la industria peruana, lo que nos acerca mucho más a los mercados actuales y mejoraría la aceptación de estos en los mercados aún no conquistados, por el solo hecho de contar con la percepción de un mejor estándar de calidad.

A menos que este gobierno tenga asumido, que será uno intrascendente para la historia del Perú, es el momento de hacer un gran despliegue de nuestras fuerzas diplomáticas, comerciales y empresariales, para atraer esas posibles inversiones a nuestro país. Esa gran cantidad de empresas deben tomar una decisión trascendental y nosotros, que necesitamos un shock de inversiones, podríamos ofrecer condiciones estupendas, incluyendo estabilidad jurídica, para que opten por invertir aquí.

Si revisamos nuestro continente, pocos países tienen la posibilidad de armar un paquete competitivo y ganar la delantera. Entre los que podrían adelantarse están: Chile, con el inconveniente que tiene restricciones de energía eléctrica, tiene costos más altos, entre otros, de terrenos y hasta el año pasado, cuando la agitación política los frenó, nos hubiera podido sacar la delantera. Colombia, es otro de los países que podría apurar el paso y cuenta con condiciones legales, políticas y económicas semejantes a las nuestras, salvo la cercanía a la fuente de materias primas. Finalmente, México podría ser otro destino de estas inversiones y el gobierno americano probablemente quisiera usar este esfuerzo como un freno a las migraciones, en adición al tratado de libre comercio existente. Yo personalmente descartaría Argentina por su actual conducción política y tradicional inestabilidad en sus políticas económicas y falta de seriedad en sus compromisos comerciales. No veo a; Bolivia, Ecuador, Uruguay y Paraguay como posibles competidores. Mención aparte merece Brasil, pero las diferencias en su concepción de manejo económico, me parece neutralizarían, en parte, las condiciones naturales para competir.

Tal como sugiere el artículo de Oppenheimer, es el tiempo de organizar un equipo público-privado, económico, político, diplomático y empresarial, que se dedique a esta tarea con muy alta prioridad y sería, sinceramente, una tarea que podría revertir la inacción que nos está conduciendo a otro lustro perdido. Ciertamente, esta tarea requiere liderazgo y un renovado gabinete, que tenga una clara visión del mundo del siglo XXI y no le tenga miedo al mundo empresarial y de los negocios. Que no necesite limitarse a la dimensión de un pueblito para sentirse seguro y tenga capacidad de dar saltos grandes a nivel global.

Si tomamos la decisión de poner en valor nuestros proyectos mineros, atraer y conseguir la instalación en el Perú de las fábricas que requieren reubicarse y desarrollar la infraestructura requerida para toda esta fuerza productiva, esto implicaría un salto cualitativo y nos permitiría ofrecer un país de otra categoría para nuestra siguientes generaciones.

Ojalá nos escuchen y asuman el desafío, como un legado por el bicentenario de la independencia, porque “obras son amores y no buenas razones”. Lampadia




¿El progreso tecnológico puede ser dirigido?

¿El progreso tecnológico puede ser dirigido?

¿Es posible dirigir el progreso tecnológico de tal forma que se eviten las supuestas crisis económicas, sociales y ambientales que los opinólogos predicen como inevitables ante el avance de las innovaciones nacidas en la 4ta Revolución Industrial (4IR) en el presente siglo?

Esta pregunta es abordada a partir del desarrollo teórico del denominado “sesgo tecnológico”, gatillado primigeniamente por el notable economista Daron Acemoglu en 2001 y que, muy recientemente, se ha ido nutriendo del trabajo empírico realizado en torno a los determinantes de la aparición de inventores en EEUU. A continuación, compartimos un reciente artículo publicado por The Economist que presenta este análisis.

Como deja entrever el análisis de The Economist, si bien la pregunta señalada al inicio de este artículo puede ser abordada a partir del desarrollo de estos avances de la academia, muchos economistas presuponen ex ante que ciertas tecnologías pueden sólo generar desplazamientos del factor trabajo en desmedro de la mano de obra poco calificada al interior de los países.

Sin embargo, cómo hemos ido documentando a partir de la evidencia con la IA y la automatización (ver Lampadia: Automatización demandará nuevos empleos y habilidades), estas nuevas tecnologías no solo producen este tipo de desplazamientos, sino que también pueden suscitar sinergias para un mismo tipo de ocupación promoviendo por ejemplo que los trabajadores dediquen más tiempo a otras labores que no involucren tareas operativas y repetitivas. Asimismo, genera el afloramiento de nuevas ocupaciones en el sector terciario de la economía, que por naturaleza, es más productivo que su contraparte secundaria y primaria.

Ello nos hace dudar de qué tanto se puede hablar del “progreso tecnológico dirigido” si aún se desconoce al 100% sobre el cauce final que tendrán estas nuevas tecnologías, que como también hemos advertido (ver Lampadia: Los miedos infundados de las nuevas tecnologías), no han generado las hecatombes sociales que han predicho los críticos de las tecnologías. Por el contrario, por cómo ha sido el patrón recurrente en la historia de la aparición de las nuevas innovaciones, es más probable que otorgue más beneficios que perjuicios.

En ese sentido, concluimos al igual que The Economist que por el momento “la economía carece de las herramientas, al menos por ahora, para juzgar qué camino tecnológico es preferible”. Justificar que el progreso tecnológico puede ser dirigido puede abrir puertas a la creencia errónea de que el Estado pueda ser capaz de controlar su evolución futura para bien. Ello podría vulnerar y pervertir las libertades y los incentivos a la innovación que podrían surgir en un mercado libre. Lampadia

Los economistas exploran las consecuencias de dirigir el progreso tecnológico

El calentamiento global y la IA plantean preguntas sobre cómo gestionar la innovación

The Economist
16 de enero, 2020
Traducida y comentada por Lampadia

Desde los antiguos griegos, al menos, la gente ha reconocido que el progreso de la civilización tiende a crear estragos y oportunidades. Los economistas han tenido poco tiempo para tales preocupaciones. Para ellos, el progreso tecnológico es la fuente del crecimiento a largo plazo, y la única pregunta interesante es cuál es la mejor forma de sacar más innovación del sistema. Pero ante los inminentes desafíos sociales, desde el cambio climático hasta la desigualdad, algunos ahora se preguntan si, en lo que respecta a la innovación, qué tipo es tan relevante como cuánto.

Los primeros modelos de crecimiento no explicaron en absoluto el progreso tecnológico, sino que lo trataron como si fuera el maná del cielo. En la década de 1980, algunos economistas trabajaron para construir modelos de crecimiento endógeno que dijeran de dónde provenía la innovación. Lo explicaron como la consecuencia de la inversión en investigación y desarrollo, los incrementos en el stock de capital humano o las ganancias adicionales (temporales) que pueden obtener las empresas con nuevas tecnologías. Otros economistas se han centrado más en los datos que en la teoría. ¿Quién se convierte en inventor en EEUU? “La importancia de la exposición a la innovación”, un artículo publicado en 2018 en el Quarterly Journal of Economics, identifica factores que parecen alentar a los jóvenes a convertirse en innovadores. Los niños que crecen donde las tasas de innovación son altas, por ejemplo, tienen más probabilidades de convertirse en inventores.

Sin embargo, la investigación también ha dejado claro que el descubrimiento tecnológico no es lineal, sino que depende de las condiciones económicas. Algunos historiadores económicos consideran que la industrialización temprana fue motivada por un deseo de reemplazar los recursos escasos, como la mano de obra calificada, por los abundantes, como la mano de obra no calificada y el carbón. Los primeros inventores no solo descubrían las verdades de la naturaleza una por una, en otras palabras, sino que intentaban resolver problemas específicos. El trabajo sobre este sesgo tecnológico floreció en la década de 1990 cuando los economistas trataron de explicar por qué la prima salarial ganada por los graduados universitarios seguía aumentando incluso a medida que aumentaba la oferta de graduados. La respuesta, según algunos, fue que el cambio tecnológico en el siglo XX fue “sesgado por las habilidades”, lo que aumentó la productividad de los trabajadores con títulos, pero no de otros.

En un artículo publicado en 2001, Daron Acemoglu del MIT recolectó estos hilos en un modelo de “cambio técnico dirigido”. Sugirió que el progreso tecnológico está influenciado por la relativa escasez de factores como el trabajo y el capital; por la facilidad con que un factor puede ser sustituido por otro; y por el camino de la innovación pasada. La investigación de una tecnología en particular puede reducir el costo de desarrollar innovaciones complementarias en el futuro. El cambio técnico dirigido es fascinante de contemplar porque permite futuros tecnológicos alternativos: mundos en los que las empresas exprimen cada eficiencia de Zeppelins y tubos neumáticos, en lugar de motores de combustión interna y Twitter. Si la dirección del progreso no se establece en piedra, las elecciones de políticas podrían llevar a una economía por un camino tecnológico en lugar de otro. Eso plantea una pregunta inmediata: si la innovación puede ser dirigida, ¿debería serlo? Y si es así, ¿cómo?

Desde 2000, el trabajo publicado sobre el cambio técnico dirigido se ha centrado en gran medida en los desafíos ambientales. La dependencia del camino significa que la investigación sobre tecnologías de combustibles fósiles a menudo puede ser más fértil que la investigación sobre alternativas más limpias. Hay más expertos en las disciplinas relevantes, laboratorios de investigación mejor financiados y una infraestructura económica complementaria establecida. La descarbonización eficiente podría requerir subsidios para la investigación de energía limpia, así como un precio del carbono. De hecho, los esfuerzos para frenar el calentamiento global representan un intento masivo de realizar un futuro tecnológico, una versión sin carbono, en lugar de otro.

¿Por qué parar ahí? Algunos futuristas y algunos economistas temen que el rápido progreso en inteligencia artificial pueda conducir a un desplazamiento masivo de la crisis laboral y social. Pero en un artículo reciente, Anton Korinek, de la Universidad de Virginia, señala que no todos los usos de la IA son iguales. De hecho, las máquinas inteligentes podrían reemplazar a los trabajadores humanos, o podrían ser diseñadas para ayudar al trabajo humano: para ayudar a las personas a navegar por procesos complicados o tomar decisiones difíciles. Las empresas privadas, centradas en sus resultados finales en lugar de los posibles efectos colaterales de sus decisiones de inversión, pueden ser indiferentes entre los dos enfoques en ausencia de un empujón del gobierno, al igual que las empresas contaminantes tienden a no preocuparse por los costos sociales del medio ambiente, a menos que lo hagan los gobiernos. En un documento de trabajo coescrito con Joseph Stiglitz, un premio Nobel de economía, Korinek concluye que dirigir el cambio técnico para favorecer las formas de ayuda a la mano de obra en lugar de desplazar a la mano de obra podría ser la segunda mejor manera de gestionar el progreso, si los gobiernos no pueden redistribuir suficientemente las ganancias de la automatización de ganadores a perdedores. Esto puede sonar exagerado, pero las propuestas de políticas como la sugerencia de Bill Gates de que los robots deberían ser gravados para reducir el ritmo de la automatización representan pasos hacia un futuro tecnológico más micro-gestionado.

Oh, la humanidad

Dejando a un lado las políticas ambientales, tales pasos parecen prematuros. Una vista más sofisticada del progreso tecnológico es bienvenida. Pero la economía carece de las herramientas, al menos por ahora, para juzgar qué camino tecnológico es preferible. El mundo es demasiado complejo para permitir a los economistas comparar futuros tecnológicos hipotéticos: para saber si una sociedad basada en Zeppelin funcionaría de manera más eficiente en general que una sociedad basada en automóviles. Los economistas no pueden saber qué sorpresas se encuentran en un camino de innovación en lugar de otro.

Y las cuestiones de tecnología no se refieren únicamente, o incluso principalmente, a la eficiencia. Muchas son éticos. Las innovaciones con ventajas de productividad abrumadoras podrían resultar devastadoras para la confianza social o la equidad. Ante un cambio tecnológico radical, en la IA, robótica e ingeniería genética, las sociedades inevitablemente discutirán sobre qué caminos tecnológicos deberían explorarse. Las opiniones de los economistas pertenecen a estas conversaciones, siempre que estén elaboradas con humildad y cuidado. Lampadia




¿Ingreso básico universal?

Los “supuestos” males de la globalización y la automatización, que hemos rebatido extensamente en anteriores publicaciones (ver Auge de empleo en países ricos, EEUU: Crecen salarios de los menos remunerados, Retomemos el libre comercio, Otra mirada al mito de la desigualdad), han despertado preocupación entre los hacedores de política encargados de diseñar los sistemas de seguridad social en los países desarrollados. Un reciente artículo escrito por Daron Acemoglu – profesor de economía de la Universidad de Harvard y renombrado académico que ganó notoriedad por ser coautor (junto a James Robinson) del best-seller Por qué fracasan las naciones: los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza – que compartimos a continuación, analiza una de las propuestas nacidas en el seno de estas inquietudes, el Ingreso Universal Básico (en adelante, UBI), a la luz de su viabilidad financiera con el actual presupuesto federal de EEUU y de la teoría económica.

Como deja entrever su análisis, dicha política, no solo es casi imposible de afrontar económicamente, sino que además, para hacerla realizable, habría que renunciar a gran parte de las partidas de gasto social que involucran los programas sociales, así como la seguridad social misma, llámese seguros de salud, seguros de desempleo, pensiones, entre otros.

Pero más importante aún es que la puesta en marcha de dicha medida ignora las distorsiones que – como todo precio mínimo por encima del de equilibrio – generaría en los mercados laborales de esta nueva era de la automatización. Imponer ingresos mínimos en una era como la actual, rompe con su tendencia característica de creación de nuevos empleos y alta movilidad laboral (ver Lampadia: Automatización demandará nuevos empleos y habilidades). En ese sentido, una política de buenas intenciones que pretendía proteger a los más vulnerables podría terminar condenándolos a percibir tal ingreso mínimo si las empresas eventualmente no pueden afrontarlo.

En contraste, consideramos que las medidas laborales que debieran acometerse en EEUU son aquellas que permitan aprovechar para bien esta nueva ola tecnológica proveniente de la Cuarta Revolución Industrial (4IR). Estas tienen que ver con simplificar y volver menos onerosos los marcos tributarios y hacer más amigable la contratación de empleo, de manera que las empresas puedan enfrentar satisfactoriamente esta nueva demanda de trabajos que surgirán en los próximos años. De no llevarlas a cabo, el boom del empleo que actualmente acontece en el país americano podría ya no ser sostenible en el tiempo.

Algo que Acemoglu no toca, es que pasaría con la diferencia de ingresos entre países, o peor, la situación de los pobres de los países emergentes. Algo que no puede solucionarse con UBIs. Por eso, la humanidad tiene que apostar por dinamizar el empleo o los trabajos individuales, para albergar, en vidas dignas, a la población. Lampadia

¿Por qué el ingreso básico universal es una mala idea?

7 de junio, 2019
Daron Acemoglu
Project Syndicate
Traducido y glosado por Lampadia

Siempre se debe tener cuidado con las soluciones simples para problemas complejos, y el ingreso básico universal no es una excepción. El hecho de que esta respuesta a la automatización y la globalización haya sido recibida con tal entusiasmo indica una ruptura no en el sistema económico, sino en la política democrática y la vida cívica.

Debido a la insuficiencia de la red de seguridad social en los EEUU y otros países desarrollados, las propuestas para un ingreso básico universal (en adelante, UBI) están ganando popularidad. La brecha entre los ricos y todos los demás se ha ampliado significativamente en los últimos años, y muchos temen que la automatización y la globalización la amplíen aún más.

Para estar seguro, si la única opción es entre el empobrecimiento masivo y una UBI, es preferible una UBI. Tal programa permitiría a las personas gastar su dinero en lo que más valoran. Se crearía un amplio sentido de propiedad y un nuevo electorado para sacudir el sistema de la política de grandes cantidades de dinero. Los estudios sobre programas de transferencia condicional de efectivo en economías en desarrollo han encontrado que tales políticas pueden empoderar a las mujeres y otros grupos marginados.

Pero la UBI es una idea defectuosa, entre otras cosas porque sería prohibitivamente costosa a menos que estuviera acompañada de profundos recortes en el resto de la red de seguridad. En los EEUU (Población: 327 millones), un UBI de solo US$ 1,000 por mes costaría alrededor de US$ 4 trillones por año, lo que se aproxima a todo el presupuesto federal en 2018. Sin grandes ahorros de costos, los ingresos fiscales de los EEUU tendrían que duplicarse, lo que impondría enormes costos de distorsión a la economía. Y, no, un UBI permanente no podría financiarse con deuda del gobierno o moneda recién impresa.

Sacrificar todos los demás programas sociales por un UBI es una idea terrible. Tales programas existen para abordar problemas específicos, como la vulnerabilidad de los ancianos, los niños y las personas con discapacidad. Imagine vivir en una sociedad donde los niños todavía pasan hambre, y donde aquellos con problemas de salud se ven privados de la atención adecuada, porque todos los ingresos fiscales se destinaron al envío de cheques mensuales a todos los ciudadanos, millonarios y multimillonarios incluidos.

Aunque UBI es un buen eslogan, es una política mal diseñada. La teoría económica básica implica que los impuestos sobre el ingreso son distorsionadores en la medida en que desalientan el trabajo y la inversión. Además, los gobiernos deberían evitar las transferencias a las mismas personas de quienes obtienen los ingresos, pero eso es precisamente lo que haría el UBI. En los EEUU, por ejemplo, alrededor de tres cuartas partes de los hogares pagan al menos algunos impuestos federales sobre la renta o la nómina, y una proporción aún mayor paga los impuestos estatales.

Además, ya se ofrece una política más sensata: un impuesto a la renta negativo, o lo que a veces se denomina “ingreso básico garantizado”. En lugar de darles a todos US$ 1,000 por mes, un programa de ingreso garantizado ofrecería transferencias solo a las personas cuyo ingreso mensual es por debajo de US$ 1,000, por lo que se cobra una mera fracción del costo de un UBI.

Los defensores del UBI argumentarían que los programas de transferencia no universales son menos atractivos porque los votantes no los aceptarán con entusiasmo. Pero esta crítica es infundada. El ingreso básico garantizado es tan universal como el seguro nacional de salud, que no imparte pagos mensuales a todos, sino que beneficia a cualquiera que haya incurrido en costos médicos. Lo mismo se aplica a los programas que garantizan incondicionalmente el apoyo a las necesidades básicas, como los alimentos para las personas con hambre y el seguro de desempleo para los desempleados. Tales políticas son ampliamente populares en los países que las tienen.

Finalmente, gran parte del entusiasmo por el UBI se basa en una mala interpretación de las tendencias de empleo en las economías avanzadas. Contrariamente a la creencia popular, no hay evidencia de que el trabajo tal como lo conocemos desaparezca pronto. La automatización y la globalización son, de hecho, trabajos de reestructuración, eliminando ciertos tipos de empleos y aumentando la desigualdad. Pero en lugar de construir un sistema en el que una gran parte de la población reciba folletos, deberíamos adoptar medidas para alentar la creación de empleos de “clase media” con una buena paga, al mismo tiempo que fortalecemos nuestra red de seguridad social. UBI no hace nada de esto.

En los EEUU, los objetivos principales de la política deben ser la atención médica universal, beneficios de desempleo más generosos, programas de capacitación mejor diseñados y un crédito tributario por ingreso del trabajo (en adelante, EITC) ampliado. El EITC ya funciona como un ingreso básico garantizado para trabajadores de bajos salarios, cuesta mucho menos que un UBI y alienta directamente el trabajo. Por el lado de los negocios, reducir los costos indirectos y los impuestos sobre la nómina que los empleadores pagan por la contratación de trabajadores estimularía la creación de empleos, también por una parte del costo de un UBI. Con salarios más altos para evitar que los empleadores se monten libremente en los créditos fiscales de los trabajadores, un EITC ampliado y una reducción de los impuestos sobre la nómina contribuirán en gran medida a crear empleos que valgan la pena en todos los niveles de la distribución del ingreso.

Igualmente importante, estas soluciones aprovechan la política democrática. No se puede decir lo mismo de un UBI, que se lanza en paracaídas desde arriba como una forma de aplacar a las masas descontentas. Ni faculta ni siquiera consulta a las personas a las que pretende ayudar. (¿Los trabajadores que han perdido sus empleos de clase media quieren transferencias del gobierno o la oportunidad de conseguir otro empleo?) Como tales, las propuestas de UBI tienen todas las características del “pan y los circos” utilizados por los imperios romano y bizantino: folletos para desactivar descontento y apacigua a las masas, en lugar de brindarles oportunidades económicas y agencia política.

En contraste, el estado de bienestar social moderno que ha servido tan bien a los países desarrollados no fue transmitido por magnates y políticos. Su objetivo era proporcionar tanto un seguro social como oportunidades a las personas. Y fue el resultado de la política democrática. La gente común hizo demandas, se quejó, protestó y se involucró en la formulación de políticas, y el sistema político respondió. El documento fundador del Estado de bienestar británico, el Informe Beveridge de la Segunda Guerra Mundial, fue tanto una respuesta a las demandas políticas como a las dificultades económicas. Se buscó proteger a los desfavorecidos y crear oportunidades, al mismo tiempo que se fomentaba la participación ciudadana.

Muchos problemas sociales actuales están arraigados en nuestro abandono del proceso democrático. La solución no es botar suficientes migajas para mantener a las personas en casa, distraídas y pacificadas. Más bien, necesitamos rejuvenecer la política democrática, impulsar la participación cívica y buscar soluciones colectivas. Solo con una sociedad movilizada y políticamente activa podemos construir las instituciones que necesitamos para compartir la prosperidad en el futuro, mientras protegemos a los más desfavorecidos entre nosotros. Lampadia

Daron Acemoglu
Daron Acemoglu, profesor de economía en MIT, es coautor (con James A. Robinson) de Why Nations Fail: The Origins of Power, Prosperity and Poverty y The Narrow Corridor: States, Societies, and Fate of Liberty (Próximamente de Penguin Press en setiembre de 2019).




El enfoque de enseñanza de Khan Academy

El enfoque de enseñanza de Khan Academy

En Lampadia, siempre hemos insistido en el rol protagónico que tiene la educación, en el crecimiento económico – a través de la acumulación de capital humano de calidad – y en la movilidad social, ya que impulsa los salarios, reduciendo la pobreza y mejorando las oportunidades de quienes acceden a ella.

Sin embargo, es menester señalar que, como hemos escrito previamente en Lampadia: Automatización demandará nuevos empleos y habilidades, urge un rediseño del modelo educativo tradicional que impera en el mundo – incluido el peruano – , particularmente en los niveles de la educación secundaria y superior, de manera que los jóvenes puedan enfrentar satisfactoriamente las nuevas demandas del mercado laboral, ante el creciente avance de la automatización y la inteligencia artificial (IA).

En aras de difundir las buenas prácticas que puedan servir de insumo para una correcta reformulación de nuestro sistema educativo, queremos compartir la experiencia de Khan Academy, una organización sin fines de lucro fundada por el americano Sal Khan en 2006, que ofrece educación escolar gratuita a nivel mundial para cualquier persona en cualquier lugar.

En una reciente entrevista ofrecida por Khan a McKinsey Global Institute (ver artículo líneas abajo), él explica que la base de la innovadora estrategia de enseñanza introducida por Khan Academy – la cual ya cuenta en la actualidad con más de 4,300 videos con contenidos educativos que van desde las ciencias naturales (física, química, entre otras) hasta la economía y finanzas- es que permite dejar aprender al alumno a su ritmo y no lo evalúa en función a sus rendimientos académicos, a través de una calificación cualitativa o cuantitativa, sino en función de sus competencias adquiridas a partir de las asignaturas  dictadas. El servicio de enseñanza es gratuito y se da a través de un portal en internet, lo cual permite democratizar su sistema a nivel mundial, gracias al uso de smartphones, laptops o computadoras.

Kahn explica cómo se pasó de una educación personalizada y elitista, en la época de los príncipes; a una educación generalizada y masiva, con la revolución industrial, que daba cobertura sin alcanzar una formación adecuada para todos los alumnos. Pero, con los avances tecnológicos de la Cuarta Revolución Industrial, se puede dar educación personalizada a cada alumno. Ver en Lampadia: Reflexiones sobre la educación para el futuroEn CADE 2017.

Como Khan deja entrever en esta entrevista, su esquema de enseñanza rompe con el esquema educativo tradicional posterior a la Revolución Industrial, basado en la formación de profesionales a un ritmo fijo, y en el que quienes se quedan atrás se veían obligados a  nivelarse “repitiendo” asignaturas. Si bien este modelo generó y sigue generando enormes ganancias al sistema de libre empresa, consideramos que el enfoque de Khan Academy es el adecuado de cara al proceso de automatización que está viviendo actualmente, con mayor notoriedad,  el mundo occidental.

Ello porque consideramos que permite desarrollar las habilidades que, según los expertos en el tema, serán requeridas por el mercado laboral del futuro. Estas son las llamadas habilidades blandas como la creatividad, el pensamiento crítico, y la comunicación.

Bien haría nuestro Ministerio de Educación en poner en práctica algunos de los métodos de enseñanza de Khan Academy, en vez de seguir condenando a nuestros niños a sufrir modelos obsoletos y poco efectivos para su educación. Lampadia

Más allá del modelo educativo de la Revolución Industrial: Sal Khan sobre la capacitación y las habilidades en el siglo XXI

El fundador de Khan Academy, organización sin fines de lucro y aprendizaje en línea, comparte lo que significa una era de automatización e inteligencia artificial para la educación

McKinsey Global Institute
Enero, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

El aprendizaje en línea promete llevar la educación a cualquier persona con una conexión a Internet. Al mismo tiempo, la adopción de tecnologías de automatización e inteligencia artificial (IA) transformará el trabajo a medida que las personas interactúan cada vez más con máquinas cada vez más inteligentes. Las habilidades que los estudiantes aprenden hoy pueden no ser útiles en el lugar de trabajo del futuro.

En una era donde los estudiantes aprenden a través de sus dispositivos, ¿qué papel juegan las escuelas? ¿Cómo tendrá que cambiar la educación para mantenerse al día con las nuevas demandas de trabajo? McKinsey habló con Sal Khan, fundador de Khan Academy, para escuchar cómo la educación está cambiando hacia un nuevo modelo dinámico.

¿Qué es la Khan Academy?

Mi nombre es Sal Khan. Soy el fundador de Khan Academy, que es una organización sin fines de lucro con la misión de proporcionar una educación gratuita de nivel mundial para cualquier persona, en cualquier lugar.

En un modelo tradicional, todos se mueven juntos. Algunos niños lo entienden, otros niños no. Obtienen brechas, esas brechas se vuelven debilitantes y chocan contra una pared. Piensan: “Nunca seré un ingeniero” o “Nunca seré un investigador del cáncer”.

Al darles herramientas en línea, estamos permitiendo que los estudiantes aprendan a su propio ritmo y tiempo y luego remedien cuando sea necesario. Esencialmente, es un tutor personal gratuito para todos. Además, les damos a los maestros la información de, por ejemplo, cuándo deben realizar una intervención más práctica.

Desde el punto de vista de un profesor, somos casi como un asistente de profesor. Khan Academy proporciona herramientas virtuales que pueden habilitar a ese alumno individual que no tenga acceso a una escuela. En el contexto de la escuela, empoderamos a los educadores del aula.

¿Cuál es el objetivo de Khan Academy?

Todo el punto es nivelar el campo de juego. ¿Cómo democratizamos la educación? El SAT (Suite of Assessments, o Conjunto de Evaluaciones, en español) es un buen ejemplo de eso. Durante décadas, ha habido al menos una percepción, y probablemente una realidad, de que es injusto. La crítica es que si alguien puede pagar una costosa preparación para el examen, o si alguien puede pagar un tutor privado, es posible que tenga una ventaja.

Ahora nos hemos asociado con el SAT, el College Board, para crear lo que llamamos la mejor preparación de exámenes del mundo. Está hecho en colaboración con los fabricantes de pruebas y ha sido examinado por los fabricantes de pruebas. No estamos tratando de enseñarte a jugar el examen. Sí, hacemos algunas estrategias para tomar exámenes y estamos familiarizados, pero se trata principalmente de cómo remediar si los estudiantes tienen problemas con una pregunta para asegurarse de que aprendan ese concepto. La mejor manera de actuar en el SAT es aprender realmente el material. Y, por cierto, también es más probable que se desempeñen bien en la universidad si lo hacen.

¿Cuál es el futuro de la educación?

Para entender el futuro de la educación, es interesante pensar un poco sobre el pasado de la educación. Si tuvieras que volver 500 años atrás, muy pocas personas obtuvieron una educación. Pero aquellos que lo hicieron, digamos un príncipe, un miembro de la nobleza, tendían a obtener una buena educación.

Tendrían un tutor personal o muchas veces un ejército de tutores personales. Y se adaptarían al príncipe. Si el príncipe está teniendo problemas con un concepto, los tutores no dirían: “Bueno, el plan de estudios dice que tenemos que seguir adelante”. Ellos dicen: “Bien, asegurémonos de que realmente comprendes eso, porque vas a ser rey un día Asegurémonos de que realmente han dominado estas ideas “.

A medida que se adentra en los finales del siglo XVIII y principios del XIX, la Revolución Industrial está ocurriendo. Un grupo de países dijo: “Oye, tenemos que pensar en educar a más personas”. Fue una revolución masiva y muy positiva. Países como los Estados Unidos, Alemania, Japón y el Reino Unido preguntaban cómo podían proporcionar educación pública masiva gratuita. Esta fue una nueva idea. Y dijeron: “Bueno, no podemos pagar tutores personales. No podemos darles la educación que recibió el hijo del duque. Pero, ¿y si utilizamos algunos de los principios de la Revolución Industrial?

Principios como, aplicamos proceso; Movemos a las personas a un ritmo fijo a través de él. Algunos de los “productos”, que serían los estudiantes, terminarán listos para ser médicos, abogados o ingenieros. Algunos de ellos podrían hacer este tipo de trabajos. Y, necesitamos mucho trabajo en las fábricas. La gente necesita saber cómo leer manuales y cualquier otra cosa.

Como resultado, vimos grandes ganancias. Pasamos de tasas de alfabetización bajas a tasas de alfabetización casi universales en gran parte del mundo desarrollado. No es casualidad que estos fueran los primeros países en desarrollarse.

Eso estuvo bien para la Revolución Industrial. Pero ahora, todavía tenemos ese mismo modelo de educación. La estructura de la fuerza laboral está cambiando fundamentalmente debido a la automatización, la inteligencia artificial y esas tecnologías. No necesitarás tanto trabajo físico. Ni siquiera necesitará este tipo de procesamiento de información de cuello blanco que llena estos rascacielos en este momento. Todo eso va a ser automatizado.

Por lo tanto, el mundo al que nos dirigimos debe ser un mundo basado en el dominio, donde los estudiantes deben poder contar con la agencia para llenar esas lagunas de conocimiento según sea necesario. Lo que sucede en las universidades hoy en día es que si te sientas en esa silla tres horas a la semana, obtienes tres horas de crédito y pasas a la siguiente clase.

En lugar de recompensar el tiempo de asiento, debemos preguntar: ¿Ya lo sabe el estudiante? Si lo sabes, aquí tienes tu prueba. Muéstrale eso al mundo. Y obtendrás empleos e irás a la escuela de posgrado. Si aún no lo sabe, no significa que no sea inteligente; sigue trabajando en ello, y quizás lo sepas con el tiempo. Este tipo de aprendizaje no se detendrá cuando tengas 18 o 21 años. Será un proceso continuo.

¿Dónde encaja Khan Academy en el futuro de la educación?

Una gran parte de la razón por la que existe Khan Academy es tratar de resolver este problema de proporcionar a las personas una manera de aprender las habilidades que necesitan para ser ciudadanos felices y productivos. Y luego conecte las habilidades para trabajar, para que haya oportunidades para ellos.

Uno de los problemas es que de alguna manera hemos confundido el tiempo con saber realmente las cosas. Y creo que tenemos que alejarnos de eso. Siempre hablamos del costo de la educación en términos de dólares, pero no hablamos del costo de la educación en términos de tiempo perdido y potencial. Gran parte de la discusión sobre entrenamiento y habilidades gira en torno a habilidades muy específicas. Por ejemplo, algunas personas necesitan aprender a convertirse en científicos de datos, y eso es genial. Puedes obtener un muy buen trabajo si eres un científico de datos. Pero la realidad de la mayoría de los trabajos, incluidos muchos de los trabajos del siglo XXI, requerirán más de las habilidades básicas, como la necesidad de comunicarse bien. Tienes que tener buenas habilidades interpersonales. Tienes que tener buenas habilidades analíticas, de pensamiento crítico.

Estamos bien posicionados para resolver esa necesidad. Ya tenemos millones de personas aprendiendo en Khan Academy. ¿Cómo les permitimos que le demuestren al mundo que conocen ese material? ¿Cómo tomamos esa prueba y permitimos que sea una señal para la educación superior y los empleadores, para que digan: “Sí, esta es una persona que querría contratar”.

No estamos tratando de crear un sistema completamente paralelo. Estamos tratando de determinar cómo podemos jugar bien con el sistema existente. Durante cinco o diez años, habrá rutas alternativas que podrían mezclarse y combinarse entre lo nuevo y lo antiguo.

¿Cómo está Khan Academy innovando la educación?

Siempre he soñado con comenzar una escuela física incluso antes de Khan Academy. Y hace unos cinco años, dijimos: “Oye, mira, Khan Academy está ahí fuera. Esperamos llegar a cientos de millones o miles de millones de estudiantes, permitiéndoles aprender a su propio ritmo y ayudando a potenciar el aula de clases”. Pero, incluso en ese escenario muy positivo, es posible que no cambie fundamentalmente lo que sucede en la mayoría de las aulas. ¿No sería fantástico si pudiéramos mostrar lo que sucedería si, desde los primeros principios, pudiera crear un aula que asumiera un mundo en el que los estudiantes puedan aprender conceptos a su propio tiempo y ritmo?

Como resultado, comenzamos una escuela de laboratorio. Ahora es para las edades de cinco a 16 años. Vamos a tener nuestros primeros graduados en un par de años. El progreso de los estudiantes en sus estudios académicos es a su propio tiempo y ritmo. Es independiente de su independencia, donde desarrollan sus habilidades de movimiento social, su regulación y su capacidad para colaborar.

Su credencial, su transcripción de graduación, no va a decir que este estudiante tiene un promedio de calificaciones (GPA) de 3.4 y muestra sus clases. Va a mostrar sus competencias. Estas son cosas en las que demostró dominio, como lo demuestra este trabajo que hizo. Aquí está su cartera de cosas creativas que ha hecho. Ya sea por su escritura, tal vez fueron los discursos que pronunció sobre una aplicación que escribió. Mostrará lo que sus compañeros piensan de ella y lo que los maestros piensan de ella. Estamos tratando de ser pioneros en eso, y queremos abrir todo lo que hace esta escuela. Lampadia




Automatización demandará nuevos empleos y habilidades

Automatización demandará nuevos empleos y habilidades

La Cuarta Revolución Industrial (4RI) ha generado y sigue generando enormes beneficios a la humanidad, sobre todo en lo concerniente a la productividad y, en general, a la eficiencia en el uso de los recursos empresariales.

Uno de sus principales aportes es pues, la automatización de tareas repetitivas u operativas en una gran cantidad de ocupaciones existentes, lo cual ha motivado una reducción del empleo en el corto plazo, sobre todo en países donde el uso de la inteligencia artificial y los algoritmos matemáticos por parte de las empresas ya es un hecho del día a día.

En este contexto, ha surgido una creciente preocupación entre los jóvenes a nivel mundial que están ingresando al mercado laboral, quienes perciben que, en un futuro no muy lejano, las máquinas “reemplazarán” totalmente al capital humano de las empresas.

Lo que los jóvenes no logran visualizar es que en el mediano y largo plazo, la automatización hará a la industria más dependiente de las habilidades humanas, pero no tanto de las habilidades duras, sino más bien de las habilidades blandas, relacionadas a la creatividad, el pensamiento crítico, y la comunicación.

En esta línea, Dave McKay, presidente y director ejecutivo de Royal Bank of Canada, plantea en el blog del World Economic Forum (ver artículo líneas abajo), que este proceso en su firma ya está tomando la forma de una mayor demanda por empleos con habilidades poco convencionales, como diseñadores y economistas del comportamiento. Asimismo, cita un reciente estudio de su misma firma en el que, a partir del análisis de más de 300 ocupaciones del mercado laboral canadiense, encuentra que la tecnología, más que erradicar el empleo, “actuará como un soporte e integrador, haciendo que la fluidez digital sea tan importante como la alfabetización y la capacidad numérica en el futuro”.

Sin embargo, no podemos quedarnos con los brazos cruzados. Creemos al igual que Dave McKay que es necesario preparar tanto a las nuevas generaciones que están próximas a trabajar así como las que ya se encuentran ocupadas, para lo que él denomina la nueva ‘economía de las habilidades’. Mckay plantea que esto puede lograrse si se trabaja desde tres frentes: la escuela, el gobierno y la empresa.

  • Desde la escuela, los educadores deben implementar programas de aprendizaje remunerado e integrado en el trabajo, así como  programas reentrenamiento y aprendizaje permanente para la fuerza laboral existente.
  • Desde el gobierno, los tomadores de política deben crear una plataforma de talento, que conecte mejor las empresas con los estudiantes en todos los sectores y disciplinas y priorizar aquellos sectores productivos en donde haya una mayor necesidad como país.
  • Desde las empresas, los empleadores deben repensar la forma en que contratan, capacitan y moldean sus fuerzas de trabajo, de tal manera que se potencien los talentos y la innovación. Lampadia

Se necesitan seres humanos
¿Por qué la automatización no acabará con tu trabajo?

¿Cómo podemos educar, emplear y capacitar a los ciudadanos para la nueva ‘economía de habilidades’?

Dave McKay
Presidente y CEO
Royal Bank of Canada
World Economic Forum
15 de Enero, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

Se acerca un quantum de cambio. A medida que la era de la automatización se afianza, tanto los jóvenes que ingresan en la fuerza laboral como los que ya están establecidos en sus carreras están preocupados por el aumento de las máquinas.

Pero mientras las máquinas serán más poderosas, los humanos serán más esenciales.

Este es el mensaje claro que he escuchado al hablar con clientes de Canadá, Estados Unidos y el extranjero. A pesar de la volatilidad del mercado en los últimos meses, desde los productores lecheros hasta las compañías petroleras y tecnológicas, los líderes empresariales y los empresarios están luchando contra una enorme escasez de mano de obra.

Dentro de nuestro propio negocio, buscamos cada vez más incorporar nuevas habilidades al Royal Bank of Canada (RBC) en áreas que se podría esperar, como machine learning y blockchain, pero también en áreas que no, como diseñadores y economistas del comportamiento. Consideramos este cambio secular como una oportunidad para rediseñar el banco desde el cliente.

Está claro que la tecnología no reemplazará muchas de las habilidades necesarias para los trabajos del futuro. Simplemente actuará como un soporte e integrador, haciendo que la fluidez digital sea tan importante como la alfabetización y la capacidad numérica en el futuro.

Y este fue un hallazgo clave en un informe reciente de RBC sobre el mercado laboral canadiense llamado Humans Wanted (se necesitan seres humanos), que examinó más de 300 ocupaciones y las habilidades necesarias para hacerlas.

Si bien el informe concluyó que la mitad de todos los empleos en Canadá corren el riesgo de una interrupción significativa de la tecnología durante los años 2020, también sugiere que la era de la automatización no tiene que ser una amenaza.

A pesar de la interrupción, se prevé que se crearán o se abrirán 2.5 millones de empleos en la economía canadiense en los próximos cuatro años, una cifra significativa para una nación con 18.5 millones de empleos en la actualidad. Esta fuerza de trabajo necesitará habilidades básicas para prepararse para varios trabajos y roles diferentes, en lugar de una única carrera.

Esto está configurando una crisis silenciosa en todo Canadá, y en prácticamente todas las naciones del mundo, con trabajadores futuros, jóvenes y establecidos, que no están preparados para lo que demanden los trabajos del futuro, y mucho menos las habilidades necesarias para hacerlos.

La realidad es que los niños de hoy crecerán para trabajar en empleos habilitados por la tecnología que probablemente aún no existen. Para planificar esa realidad, no se trata solo de codificar, se trata de ser humano y adquirir competencias que ofrezcan más movilidad de habilidades, como el pensamiento crítico, la creatividad, la comunicación y la resolución de problemas complejos.

El informe de Humans Wanted mostró claramente que la movilidad de las habilidades será esencial en una economía futura donde los empleos aumentan y disminuyen con cada nueva ola de tecnología. Pero, ¿cómo pueden los líderes del sector privado, los educadores y los responsables de las políticas cambiar la manera en que educamos, empleamos y capacitamos a los ciudadanos para que los capaciten en esta nueva ‘economía de habilidades’?

Aquí es donde podríamos empezar:

1. Educadores

Si bien el ritmo de la disrupción continúa aumentando, los baby boomers están acercándose cada vez más a la jubilación. Esto presiona a la próxima generación de jóvenes que buscan adquirir la combinación de habilidades que necesitarán para prosperar en el nuevo mundo del trabajo.

Para fomentar estas habilidades, necesitamos conectar mejor los campus y los centros de trabajo postsecundarios a través de programas de aprendizaje remunerado e integrado en el trabajo, tales como cooperativas, aprendizajes y pasantías. Cada estudiante de educación superior debe tener acceso a una experiencia laboral significativa y práctica relacionada con su campo de estudio al momento de graduarse.

El modelo post-secundario que prosperó a lo largo del siglo XX ya no es adaptable a las nuevas necesidades de los países, empresas y comunidades. Necesitamos capacitar a los jóvenes de diferentes maneras, además de construir una infraestructura que ayude a respaldar los esfuerzos de reentrenamiento y aprendizaje permanente para la fuerza laboral existente.

2. Tomadores de política

Para garantizar que los programas de aprendizaje integrados en el trabajo se vuelvan omnipresentes, los gobiernos de todos los niveles deben trabajar juntos y financiar iniciativas que faciliten la participación de los empleadores y las instituciones educativas.

Las naciones deben abordar este desafío desde una nueva perspectiva. En lugar de buscar un canal de talento, deberían cambiar hacia la construcción de una plataforma de talento, una que conecte mejor las empresas con los estudiantes en todos los sectores y disciplinas.

Para ayudar a poner esto en acción, los gobiernos deben decidir en qué quieren centrarse y hacia dónde quieren que fluyan el talento y el capital. Esto significa hacer que las habilidades y la juventud sean centrales para las grandes apuestas de una nación. Por ejemplo, en Canadá, eso es sobre agricultura, océanos, datos, inteligencia artificial y fabricación avanzada.

3. Empleadores

Por último, los empleadores de todos los tamaños deben comenzar a reconocer el cambio de la economía del empleo a la ‘economía de las habilidades’. Necesitamos repensar la forma en que contratamos, capacitamos y moldeamos nuestras fuerzas de trabajo, y eso requiere pensar más allá de los títulos y certificados.

Encontrar y retener talento constantemente se ubica como la principal prioridad para los CEOs globales. Debería ser un imperativo comercial integrarse mejor con los educadores y ofrecer un trabajo con más experiencia y oportunidades de aprendizaje para los estudiantes. No se trata simplemente de proporcionar a los jóvenes, puestos de trabajo, sino más bien de aprovechar sus talentos y aprovechar sus ideas innovadoras.

Como ejemplo, el verano pasado, los estudiantes que participaron en nuestro programa RBC Amplify, una campaña en la que les brindamos a los estudiantes cooperativos algunos de nuestros problemas comerciales más difíciles de resolver, colaboraron para presentar 15 patentes para el banco. Trabajaron en proyectos para mejorar nuestras capacidades de análisis predictivo, políticas de gestión de datos y medidas de ciberseguridad. Ninguno de estos estudiantes había trabajado en un banco antes.

Todos los empleadores deben ver el aprendizaje integrado en el trabajo no solo como una inversión en la economía de las habilidades del mañana, sino también como una inversión en su propio futuro.

Inversión colectiva en habilidades

La conclusión es: los empleos permanecerán, pero requerirán un nuevo conjunto de habilidades para realizarlos. Las nuevas tecnologías harán obsoletos algunos trabajos; sin embargo, también reducirán los costos e impulsarán las expansiones que conducirán al crecimiento del empleo en nuevas áreas.

La respuesta a la disrupción de las tecnologías radica en nuestra capacidad para aplicar la humanidad al desafío.

Durante la próxima década, nuestro mundo tendrá la tarea de resolver algunos de los problemas más apremiantes que haya enfrentado, incluidos el cambio climático, las brechas de riqueza y los costos de salud en las sociedades que envejecen rápidamente.

Solo a través de la construcción de una base sólida para la nueva ‘economía de habilidades’, invirtiendo en nuestros jóvenes y apoyando los programas de aprendizaje permanente para nuestras fuerzas de trabajo con talento existentes, podemos garantizar que nuestras naciones y nuestra gente estén preparadas para enfrentar un mañana turbulento. Lampadia




“Un futuro en el cual debemos pensar ahora”

“Un futuro en el cual debemos pensar ahora”

En estos nuevos tiempos de la política populista en los países más desarrollados, muchos culpan a la globalización y el comercio internacional por la pérdida de empleos en distintas industrias, principalmente la manufacturera, empezando por el lamentable nuevo presidente de EEUU. La verdad es que el fenómeno de pérdida de empleo en los países ricos, se explica hasta en un 80% por Cuarta Revolución Industrial, los avances de la tecnología y la automatización.

Según Martin Wolf en el Financial Times (leer líneas abajo), tarde o temprano vendrá el futuro de las máquinas inteligentes, en el cual, “este futuro [de la automatización] no vendrá de manera uniforme: algunos [trabajos] se verán más afectados mucho antes que otros”.

Algunos trabajos serán mucho más vulnerables que otros:

  • Trabajos físicos predecibles
  • Procesamiento de datos
  • Servicios de alojamiento y alimentación
  • Las manufacturas
  • Transporte y almacenamiento
  • Los trabajos menos remunerados
  • Las personas menos educadas

Al mismo tiempo, la automatización está creando nuevos puestos de trabajo, pero en gran medida con menores ingresos que el promedio, como para el caso de cuidados personales y cuidado del hogar.

Wolf enfatiza “la necesidad urgente de un mayor debate político sobre cómo preparar a los trabajadores para este nuevo mundo. El entrenamiento de la fuerza de trabajo necesita cambiar para inculcar más habilidades digitales.”

Este tema va muy ligado a nuestra propuesta, no respondida ni atendida por el gobierno ni la clase dirigente, de hacer un “salto cuántico”, o un “Big Bang”, una verdadera revolución educativa y no el mamarracho de Saavedra y Mora. Ver en Lampadia: Reflexiones sobre la educación para el futuro.

Ver artículo de Martin Wolf:

El trabajo en la era de las máquinas inteligentes

¿Cómo se organiza una sociedad en la que pocas personas hacen algo económicamente productivo?

Martin Wolf
Financial Times
26 de junio, 2018
Traducido y glosado por
Lampadia

Ya en 1984, en su obra Paths to Paradise, André Gorz, un autoproclamado “revolucionario-reformista” declaró sin rodeos que la “revolución microeconómica anuncia la abolición del trabajo”. Incluso argumentó que “el trabajo asalariado”… puede dejar de ser una preocupación central para el final del siglo”. El momento en que lo dijo fue incorrecto. Pero los analistas serios piensan que la dirección en la que iba sí era correcta. Entonces, ¿qué podría significar un mundo de máquinas inteligentes para la humanidad? ¿Serán los seres humanos tan irrelevantes económicamente como los caballos? Si es así, ¿qué pasará con nuestra autoestima individual y la organización de nuestras sociedades?

En una reciente conferencia, Adair Turner, ex presidente del regulador financiero del Reino Unido y presidente del Instituto New Economic Thinking, aborda estas preguntas. Partió de la suposición de que las máquinas inteligentes finalmente podrán realizar la mayoría de los trabajos actuales mejor que las personas y a un menor costo. Esto, argumenta, es una cuestión de cuándo, no de si sucederá. Sucederá debido al avance progresivo de la potencia de procesamiento, la replicabilidad sin costo del software y el aumento del aprendizaje automático. Los dioses robots nos harán a todos redundantes.

Basándonos en ‘A Future that Works’, un informe publicado por McKinsey Global Institute el año pasado, Lord Turner agrega que este futuro no vendrá de manera uniforme: algunos se verán más afectados mucho antes que otros. Además, incluso si las máquinas inteligentes no pueden hacer todos los aspectos de un trabajo determinado, si pueden desplazar a muchos trabajadores.

Con la tecnología actual, las tareas físicas predecibles y la recopilación y el procesamiento de datos serán especialmente vulnerables. Por sectores, “servicios de alojamiento y alimentación”, la manufactura y el transporte serán particularmente vulnerables. De acuerdo con un artículo de Jason Furman, ex presidente del Consejo de Asesores Económicos de EEUU y Robert Seamans de la Escuela de Negocios Stern, aquellos que ganan menos y aquellos con menos educación son más vulnerables.

Lord Turner argumenta que lo que está sucediendo también explica la “paradoja de la productividad” (innovación rápida, pero bajo crecimiento de la productividad) que discutí hace dos semanas. [Ver en Lampadia: Tecnología, ingresos y productividadLas incertidumbres sobre la economía global]. Una gran parte de la explicación puede ser un cambio de empleos relativamente bien remunerados en sectores con crecimiento relativamente rápido de la productividad, como la manufactura, hacia trabajos relativamente mal pagados en sectores con crecimiento de baja productividad, como cuidado personal, asistentes de salud en el hogar y retail. De los 10 sectores de EEUU con el mayor crecimiento pronosticado del empleo entre 2014 y 2024, que se espera que generen el 29 % de todos los empleos nuevos, ocho tienen salarios medios por debajo del promedio nacional. Esto, por supuesto, empeoraría la desigualdad y tendría implicancias fuertemente negativas para la productividad general. (Ver cuadros.)

Eso no es todo. Lord Turner también sugiere otras razones para el aumento de la desigualdad y el bajo crecimiento de la productividad promedio. El primero es el crecimiento de actividades de “suma cero (o casi cero)”, algunas de las cuales no se miden en el rendimiento económico y pocas de las cuales contribuyen al bienestar social: como lobistas, traders o abogados tributarios. Incluso la educación tiene un fuerte carácter de suma cero: es un bien posicional. Además, tales actividades de suma cero están bien pagadas y, por lo tanto, extraen una gran cantidad de renta. Los creadores exitosos de monopolios digitales también disfrutan de una gran cantidad de renta. Por lo tanto, y no menos importante, también sucede con los propietarios de dueños en conurbaciones prósperas. La nueva economía es entonces el paraíso del rentista.

El segundo es la sub-registro del valor de los servicios gratuitos. Esto es posible. Pero los servicios gratuitos (las redes sociales, por ejemplo) pueden, según él, contribuir poco al bienestar. En este momento, las contribuciones pueden ser mucha miseria personal y la destrucción de nuestras democracias.

Esta es la imagen para el futuro a mediano plazo: crecimiento lento de la productividad general y empeoramiento de la desigualdad. Esto es inconsistente con una democracia estable. Es más probable que sea un agravamiento de la política actual de codicia y agravio. El resultado podría ser la plutocracia, la autocracia populista o una mezcla. Si la automatización finalmente hiciera a la humanidad económicamente irrelevante, los desafíos serían aún más radicales.

En el mediano plazo, siempre que exista una perspectiva razonable de empleo para las personas que desean trabajar, la política crucial será subsidiar los empleos. También es vital financiar servicios públicos de alta calidad para todos, especialmente salud, educación y transporte. Además, como sostiene Dean Baker, la concentración de los ingresos provenientes de las rentas de escasez busca una mayor tributación de la riqueza e ingresos máximos, en particular la tierra y la propiedad intelectual. De hecho, es casi seguro que la propiedad intelectual esté muy altamente protegida ahora. Hay un caso de cierta protección, pero no demasiada. Creo que Adam Smith estaría de acuerdo.

A largo plazo, nuestros descendientes pueden enfrentar aún más decisiones existenciales (siempre que las máquinas les permitan hacerlo).

¿Cómo podría organizarse la sociedad en un mundo en el que pocas personas pueden hacer algo que obviamente sea económicamente productivo?

  • El mundo podría volverse tecno-feudal, con una elite propietaria contratando grandes cantidades de servidores humanos baratos, no por su valor, sino por el placer de la dominación.
  • O las personas también podrían compartir la abundancia de manera más equitativa.
  • Todos podrían disfrutar del ocio civilizado que una vez fue territorio de unos pocos.

La nuestra es la primera civilización en ver el trabajo como el llamado más elevado. Tal vez ese extraño prejuicio tendrá que ser descartado.

Eso es para un futuro lejano, sin embargo, es un futuro en el cual debemos pensar ahora.

Las tendencias en curso demandan acción. Si la tendencia natural de nuestras economías es hacia la creciente extracción de rentas y la desigualdad, con todos sus terribles resultados sociales y políticos, debemos responder de manera reflexiva y decidida. Ese es el gran desafío. Lampadia




¿Qué habilidades necesitan los trabajadores del futuro?

¿Qué habilidades necesitan los trabajadores del futuro?

La economía mundial enfrenta un punto de quiebre para los trabajadores que son vulnerables a la disrupción de las tecnologías. Según un nuevo informe de McKinsey, donde se hace un análisis de casi 1,000 tipos de trabajos en toda la economía de EEUU, se evalúa la escala de la tarea de reestructuración necesaria para proteger a las fuerzas de trabajo de una ola de automatización provocada por la Cuarta Revolución Industrial, llegando a la conclusión que “entre las grandes compañías, los altos ejecutivos ven una necesidad urgente de reconsiderar y reorganizar su rol para ayudar a los trabajadores a desarrollar las habilidades adecuadas para una economía que cambia rápidamente, y su voluntad de cumplir con este desafío es fuerte.”

El informe también describe cómo debería verse el re-entrenamiento, o recapacitación de los empleados. Las personas que tendrán un mejor performance en las transiciones en curso son aquellas que tienen habilidades “híbridas”: habilidades transferibles como la colaboración y el pensamiento crítico, así como una experiencia más profunda en áreas específicas. Ambos roles, altamente especializados y altamente generalistas, necesitarán un importante re-potenciamiento.Sin embargo, para que estas transiciones de trabajo sean viables se requieren esfuerzos concertados de las empresas, los hacedores de políticas y las diversas partes interesadas para pensar de forma diferente sobre la planificación de la fuerza de trabajo e invertir en reestructuración que unirá a los trabajadores con nuevos empleos.

“El trabajo proporciona a las personas el significado, la identidad y la oportunidad. Necesitamos salir de la actual parálisis y reconocer que las habilidades son el ‘gran redistribuidor’. Equipar a las personas con las habilidades que necesitan para hacer las transiciones laborales es el combustible necesario para crecer y asegurar medios de vida estables para las personas en medio del cambio tecnológico”, dijo Saadia Zahidi, Jefa de Educación, Género y Sistema de Trabajo, Iniciativa y miembro del Comité Ejecutivo del Foro Económico Mundial.

McKinsey identifica la readaptación de la fuerza de trabajo actual como una de las acciones más importantes que se pueden tomar para dar forma proactiva a un nuevo y positivo futuro del trabajo. Este estudio tiene como objetivo proporcionar herramientas viables que ayudarán a las personas, los empleadores y los responsables de las políticas a tomar medidas para influir en un futuro del trabajo más inclusivo y positivo.

Según McKinsey, “A medida que la digitalización, la automatización y la IA reconfiguran industrias enteras y cada empresa, la única forma de obtener dividendos potenciales de la productividad de esa inversión será contar con las personas y los procesos para capturarla. Gestionar bien esta transición, en resumen, no es solo un bien social; es un imperativo competitivo.”

Veamos el análisis completo:

Reentrenando y recapacitando trabajadores en la era de la automatización

Pablo Illanes, Susan Lund, Mona Mourshed, Scott Rutherford y Magnus Tyreman
Publicado McKinsey.com
Enero, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

El mundo del trabajo enfrenta una transición de época. Para el año 2030, según el reciente informe del McKinsey Global Institute: Trabajos perdidos, trabajos ganados: las transiciones de la fuerza de trabajo en un momento de automatización, hasta 375 millones de trabajadores -o aproximadamente el 14 % de la fuerza de trabajo global- pueden necesitar cambiar categorías ocupacionales a medida que la digitalización, la automatización y los avances en inteligencia artificial crean disrupciones en el mundo del trabajo. Los tipos de habilidades que requieren las empresas cambiarán, con profundas implicancias para las trayectorias profesionales que las personas necesitarán seguir.

¿Qué tan grande es ese desafío? En términos de magnitud, es similar a hacer frente al cambio a gran escala del trabajo agrícola a la manufactura que se produjo a principios del siglo XX en América del Norte y Europa, y más recientemente en China. Pero en términos de quién debe encontrar nuevos puestos de trabajo, nos estamos moviendo hacia un territorio inexplorado. Esas transformaciones tempranas de la fuerza de trabajo tuvieron lugar durante muchas décadas, permitiendo que los trabajadores mayores se jubilaran y los nuevos participantes en la fuerza de trabajo hicieran la transición a las industrias en crecimiento. Pero la velocidad del cambio hoy es potencialmente más rápida. La tarea que enfrenta cada economía, particularmente las economías avanzadas, probablemente será la de reentrenar y redesplegar decenas de millones de trabajadores a la mitad de sus carreras, en la mediana edad. Como señala el informe de MGI, “hay pocos precedentes en los que las sociedades hayan capacitado con éxito a un número tan grande de personas”.

La conciencia de la escala de esta tarea tiene aún que traducirse en acción. De hecho, el gasto público en capacitación y apoyo a la fuerza laboral ha disminuido constantemente durante años en la mayoría de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Tampoco los presupuestos de capacitación corporativa parecen estar en ningún tipo de mejora. Pero eso podría estar a punto de cambiar.

Entre las compañías en primera línea, según una encuesta reciente de McKinsey, los ejecutivos consideran cada vez más importante invertir en “mejorar el nivel de calificación” de los trabajadores existentes, porque es una prioridad empresarial urgente, y también creen que es un problema que deben dirigir las empresas, no los gobiernos. Nuestra encuesta, que se realizó a fines de 2017, evaluó más de 1,500 ejecutivos de empresas y del sector público, en todas las regiones, industrias y sectores. El análisis se centra en las respuestas de aproximadamente 300 ejecutivos en compañías con más de US$ 100 millones en ingresos anuales.

Dentro de este grupo, el 66% considera “abordar brechas de habilidades potenciales relacionadas con la automatización / digitalización” dentro de sus fuerzas laborales como al menos una “de las diez primeras prioridades”. Casi el 30% lo ubica entre los cinco principales (Cuadro 1). El factor impulsor es el ritmo acelerado de la transformación en toda la empresa. Mirando hacia atrás en los últimos cinco años, solo alrededor de un tercio de los ejecutivos en nuestra encuesta dijeron que el cambio tecnológico los había llevado a reentrenar o reemplazar a más de una cuarta parte de sus empleados. Pero cuando miran los próximos cinco años, esa narración cambia.

Cuadro 1

62% de los ejecutivos creen que necesitarán volver a entrenar o reemplazar a más de un 25% de su fuerza de trabajo de aquí al 2023 debido a la automatización y digitalización avanzadas. La amenaza se acelera en Estados Unidos y Europa (64 % y 70 % respectivamente) que en el resto del mundo (solo 55 %), y se siente especialmente aguda entre las compañías más grandes. El setenta por ciento de los ejecutivos de las empresas con más de US$ 500 millones en ingresos anuales ven una disrupción tecnológica en los próximos cinco años que afecta a más de una cuarta parte de sus trabajadores.

Apropiadamente, este importante sentido del desafío viene con un fuerte sentimiento de propiedad. Si bien es claro que no esperan resolver esto solos, forjando alianzas creativas con una amplia gama de actores relevantes, será crítico. Con un margen de casi 5: 1, los ejecutivos de nuestra última encuesta creen que las corporaciones, no los gobiernos, educadores o trabajadores individuales, deberían tomar la iniciativa para tratar de cerrar la inminente brecha de habilidades. Esa es la opinión del 64 % de los ejecutivos del sector privado en los Estados Unidos que ven esto como un problema prioritario entre los diez primeros y un 59 % en Europa.

Cuadro 2

En cuanto a las soluciones, el 82 % de los ejecutivos de las empresas con más de US$ 100 millones en ingresos anuales creen que el reentrenar y la readaptación deben ser al menos la mitad de las respuestas para abordar su brecha de habilidades. Sin embargo, dentro de ese consenso, hubo claras diferencias regionales. El 94 % de los encuestados en Europa insistió en que la respuesta sería una combinación igual de contratación y readiestramiento o principalmente reentrenamiento versus un 62 % en los Estados Unidos. Por el contrario, el 35 % de los estadounidenses pensaba que el desafío tendría que cumplirse principal o exclusivamente mediante la contratación de nuevos talentos, en comparación con solo el 7 % en este campo en Europa.

Cuadro 3

Ahora las malas noticias: solo el 16 % de los líderes empresariales del sector privado en este grupo se sienten “muy preparados” para abordar las posibles brechas de habilidades, con casi el doble de personas que se sienten “un tanto desprevenidas” o “muy poco preparadas”.

¿Cuáles son las principales barreras? Alrededor de un tercio de los ejecutivos sienten una necesidad urgente de reconsiderar y actualizar su infraestructura actual de recursos humanos. Muchas compañías también están luchando por descubrir cómo cambiarán las funciones laborales y qué tipo de talento requerirán en los próximos cinco o diez años. Algunos ejecutivos vieron esto como una prioridad, el 42 % en Estados Unidos, el 24 % en Europa y el 31 % en el resto del mundo, admiten que actualmente carecen de una “buena comprensión de cómo la automatización y / o digitalización afectarán a nuestras necesidades futuras de habilidades”.

Tan alto grado de ansiedad es comprensible. En nuestra experiencia, demasiada capacitación y aprendizaje tradicional se descarrila porque no ofrece un camino claro para el nuevo trabajo, depende demasiado de la teoría frente a la práctica y no muestra un retorno de la inversión. Generation, un empleo juvenil global sin fines de lucro fundado en 2015 por McKinsey, se propuso deliberadamente abordar esas deficiencias. Operando en cinco países en más de 20 profesiones, Generation opera programas que se enfocan en focalizar la capacitación donde existe una fuerte demanda de empleo y reúne los datos necesarios para demostrar el retorno de la inversión (ROI) a los estudiantes y empleadores. Como resultado, los más de 16,000 graduados de Generation tienen más del 82 % de inserción laboral, 72 % de retención de empleos al año y de dos a seis veces más ingresos que antes del programa. Generation pronto pilotará una nueva iniciativa, Regeneración, para aplicar esta misma fórmula, que incluye alianzas sólidas con empleadores, gobiernos y no con fines de lucro, para ayudar a los empleados de mitad de carrera a adquirir nuevas habilidades para nuevos empleos.

Para muchas empresas, descifrar el código de re-entrenamiento se debe en parte a retener su “licencia para operar” al capacitar a los empleados para que sean más productivos. El 38% de los ejecutivos de nuestra encuesta, en todas las regiones, mencionó el deseo de “alinearse con la misión y los valores de nuestra organización” como una razón clave para tomar medidas. En una línea similar, en el Foro Económico Mundial de Davos el invierno pasado, el 80 % de los CEO que estaban invirtiendo fuertemente en inteligencia artificial también se comprometieron públicamente a retener y capacitar a los empleados existentes.

Pero el principal impulsor es este: A medida que la digitalización, la automatización y la IA reconfiguran industrias enteras y cada empresa, la única forma de obtener retornos potenciales de la productividad de esa inversión será contar con las personas y los procesos para capturarla. Gestionar bien esta transición, en resumen, no es solo un bien social; es un imperativo competitivo. Es por eso que una mayoría rotunda de encuestados -un 64 % en Europa, Estados Unidos y el resto del mundo- dijeron que la razón principal por la que estaban dispuestos a invertir en el reciclaje era “aumentar la productividad de los empleados”.

Escuchamos que ese pensamiento hizo eco en un número creciente de conversaciones C-suite (un argot muy usado para referirse colectivamente a los ejecutivos senior más importantes de una corporación) que estamos teniendo estos días. Por el momento, la mayoría de los altos ejecutivos tienen muchas más preguntas que respuestas sobre lo que se necesitará para enfrentar el reto de recuperación en el tipo de escala que la próxima década probablemente demandará. Preguntan: ¿cómo puedo mapear el futuro contra mi grupo de talentos y procesos actuales? ¿Qué parte de la futura demanda de empleo puedo encontrar recapacitando a los trabajadores existentes, y cuál es el ROI de hacerlo, en lugar de simplemente contratar nuevos empleados? ¿Cuál es la mejor manera de aprovechar lo que son? ¿Qué socios, ya sea en los sectores privado, público u organización no gubernamental (ONG), podrían ayudarme a tener éxito, y cuáles son nuestras funciones respectivas?

Buenas preguntas. En los próximos meses tenemos la intención de compartir más de nuestro propio pensamiento y trabajo analítico, y algunas de las mejores ideas que estamos encontrando en otras partes, sobre las soluciones que están surgiendo. El éxito requerirá primero desarrollar un mapa detallado de cómo la tecnología cambiará los requisitos de habilidades dentro de su empresa. Una vez que esto se entienda, el próximo paso será decidir si aprovechar los nuevos modelos de aprendizaje y capacitación en línea y fuera de línea o asociarse con los proveedores educativos tradicionales. (Con el tiempo, también será necesario un replanteamiento más fundamental de los modelos educativos) Los responsables políticos deberán considerar nuevas formas de ingresos de desempleo y apoyo a la transición de los trabajadores, y fomentar una colaboración más intensa e innovadora entre los sectores públicos y privados. Las personas necesitarán intensificar también, al igual que los gobiernos. Según la velocidad y la escala de la próxima transición de la fuerza de trabajo, como señaló MGI en su informe reciente, muchos países pueden concluir que necesitarán emprender “iniciativas en la escala del plan Marshall”.

Pero por ahora, simplemente nos reconforta el claro mensaje de nuestra última encuesta: entre las grandes compañías, los altos ejecutivos ven una necesidad urgente de reconsiderar y reorganizar su rol para ayudar a los trabajadores a desarrollar las habilidades adecuadas para una economía que cambia rápidamente, y su voluntad de cumplir con este desafío es fuerte. Ese no es un mal lugar para comenzar. Lampadia




“Los robots deberían pagar impuestos”

“Los robots deberían pagar impuestos”

¿Cómo deberían lidiar los gobiernos con la probabilidad de que los robots y la automatización reemplacen muchos de los empleos humanos? Esa es una de las grandes preguntas de la Cuarta Revolución Industrial. En Lampadia hemos venido intentando responderla mediante distintos métodos: un bono ciudadano, mejor educación y capacitaciones, creación de nuevos puestos de trabajo y un análisis del futuro de los empleos. En todo caso, detrás de todas las alternativas está la mayor productividad que generaría el salto tecnológico, el que directa o indirectamente, debería compensar los requerimientos de los trabajadores o ex trabajadores.

Para el cofundador de Microsoft, Bill Gates, la respuesta es sencilla: gravar a los robots. Sin embargo The Economist afirma que esto trae otros peligros, como deisminuir la innovación.

The Economist agrega en su artículo ‘Por qué no es bueno aplicar impuestos a los robots’ (compartido líneas abajo): “Un robot es una inversión de capital, como un horno o una computadora. Los economistas generalmente aconsejan no gravar estas cosas que permiten que la una economía produzca más. (…) las inversiones en robots pueden hacer que los trabajadores humanos sean más productivos que prescindibles; gravarlos podría empeorar la situación de los empleados afectados.”

Según The Economist, la solución no está en gravar a los robots, sino en que los gobiernos tomen medidas de distribución de la propiedad de las acciones cuando las empresas sean públicas, o graven las ganancias cuando no lo son. No debemos cometer el error de visualizar a los robots (y la automatización) como nuestros enemigos, porque solo perderemos una gran oportunidad de desarrollo y crecimiento.

Este es un tema muy complejo, que genera grandes debates entre las mentes más brillantes del mundo, desde Bill Gates hasta el Foro Económico Mundial del año pasado y líderes globales. Lo que debemos rescatar de estas distintas declaraciones es que tenemos que poner este tema sobre la mesa. Existe un análisis muy complejo que se debe realizar en torno a los robots y la automatización, desde la capacitación a los humanos, la redistribución de empleos y hasta los temas éticos sobre cómo se relacionarán con nosotros (¿seguiremos las leyes de Asimov?). En Lampadia queremos mantener a nuestros lectores a la vanguardia del debate. Lampadia

Por qué no es bueno aplicar impuestos a los robots

La propuesta de Bill Gates es reveladora sobre el desafío que plantea la automatización

The Economist
25 de febrero de 2017
Traducido y glosado por Lampadia

Bill Gates es difícilmente un ludito (movimiento del ludismo en contra las nuevas máquinas y la tecnología que destruían el empleo). Sin embargo, en una reciente entrevista con Quartz, un portal, expresó escepticismo sobre la capacidad de la sociedad para gestionar una rápida automatización. Para prevenir una crisis social, pensó, los gobiernos deberían considerar un impuesto sobre los robots. Si, como consecuencia, la automatización se ralentiza, mejor. Es una idea intrigante aunque impráctica, que revela mucho sobre el desafío de la automatización.

En algún futuro distante, los robots con conciencia propia podrían pagar impuestos sobre la renta como el resto humanos (presumiblemente con igual de entusiasmo que nosotros). Eso no es lo que Gates tiene en mente. Sostiene que los robots de hoy deben ser gravados, ya sea por su instalación o por las ganancias que las empresas disfruten al ahorrar en los costos del trabajo humano desplazado. El dinero generado podría utilizarse para capacitar a los trabajadores y tal vez financiar una expansión de la atención en salud y educación, que proporcionen muchos trabajos difíciles de automatizar en la enseñanza o el cuidado de los ancianos y los enfermos.

Un robot es una inversión de capital, como un horno o una computadora. Los economistas generalmente aconsejan no gravar estas cosas, lo que permite a las  economías producir más. Se piensa que los impuestos que desincentivan la inversión,  hacen más pobre a la gente sin que se genere dinero. Pero Gates parece sugerir que invertir en robots es algo así como invertir en un generador de carbón: aumenta la producción económica, pero también impone un costo social, lo que los economistas llaman una externalidad negativa. Puede que la rápida automatización amenace con desalojar más rápidamente a los trabajadores de lo que los nuevos sectores pueden absorberlos. Eso podría conducir a un desempleo de largo plazo, que sería socialmente costoso y potencialmente impulsaría una política gubernamental destructiva. Podría valer la pena implementar un impuesto sobre los robots que reducen costos, al igual que un impuesto sobre las emisiones nocivas de fábricas puede desalentar la contaminación y tienen un efecto positivo en la sociedad.

La realidad, sin embargo, es más compleja. Las inversiones en robots pueden hacer que los trabajadores humanos sean más productivos que prescindibles; gravarlos podría empeorar la situación de los empleados afectados. Los trabajadores, individualmente, pueden sufrir al ser desplazados por los robots, pero los trabajadores en su conjunto podrían estar mejor porque los precios bajan. Disminuir el despliegue de robots en la atención de la salud e impulsar a los seres humanos en estos puestos de trabajo podría parecer una forma útil para mantener la estabilidad social. Pero si eso significa que los costos de la atención de la salud crecerán rápidamente, reduciendo los aumentos en los ingresos de los trabajadores, entonces la victoria es pírrica.

Cuando llegue la automatización más rápida, los robots podrían no ser el objetivo fiscal adecuado. La automatización puede entenderse como la sustitución del trabajo por el capital. Para salvar a los seres humanos de la penuria, el razonamiento dice que una parte de los ingresos de capital de la economía debe ser desviada a los trabajadores desplazados. La expansión de la propiedad de capital es una estrategia; la gente podría poseer vehículos sin conductor que operan como taxis, por ejemplo, y dependen de este flujo de ingresos para una parte de sus ingresos. La imposición de los robots y la redistribución de los ingresos es otra.

Pero a medida que las máquinas desplazan a los seres humanos en la producción, sus ingresos enfrentarán las mismas presiones que afligen a los seres humanos. La parte del ingreso total pagado en salarios (la “participación de trabajo”) ha estado cayendo durante décadas. La abundancia del trabajo es parcialmente culpable; los propietarios de los factores de producción –como, por ejemplo, Silicon Valley- están en mejor posición para negociar. Pero las máquinas no son menos abundantes que las personas. El costo de producir la millonésima copia de una pieza de software es aproximadamente cero. Cada conductor de camión necesita una instrucción individual; pero un sistema de conducción autónomo capaz puede ser duplicado infinitas veces. La abundancia de máquinas no demostrará ser más capaz de obtener una parte justa de las ganancias que los seres humanos.

Un nuevo documento de trabajo de Simcha Barkai, de la Universidad de Chicago, concluye que, aunque la participación de los ingresos de los trabajadores ha disminuido en las últimas décadas, la parte que fluye hacia el capital (incluidos los robots) se ha reducido más rápidamente. Lo que ha crecido es el margen que las empresas pueden cobrar sobre sus costos de producción, es decir, sus ganancias. Del mismo modo, un documento de trabajo de la Oficina Nacional de Investigación Económica publicado en enero sostiene que la disminución de la participación laboral está vinculada al aumento de las “empresas superestrellas”. Un número creciente de mercados son “el ganador gana más”, en el que la empresa dominante gana fuertes ingresos.

Las grandes y crecientes ganancias son un indicador del poder de mercado. Ese poder podría provenir de los efectos de networking (el valor, en un mundo en red, de estar en la misma plataforma que todos los demás), las culturas productivas superiores de las empresas líderes, la protección gubernamental o algo más. Las olas de la automatización pueden requerir compartir la riqueza de las firmas superestrellas: a través de la distribución de la propiedad de las acciones cuando son públicas, o gravando sus ganancias cuando no lo son. Los robots son un villano conveniente, pero Gates podría reconsiderar su objetivo; cuando las empresas disfrutan de posiciones ineludibles en el mercado, tanto los trabajadores como las máquinas pierden. Lampadia




Con flexibilidad laboral hay más y mejor empleo

Se viene una gran disrupción en el empleo en todo el mundo. Como hemos informado anteriormente, la ‘cuarta revolución industrial’ está ya sustituyendo empleo por efecto de la automatización. En el Perú, el tema laboral sigue inmobilizado en las trampas políticas que determinan resultados muy negativos para los trabajadores, rigidez de las normas laborales, un desincentivo para la contratación de empleo y costos y trámites de formalización del empleo que producen lo contrario de lo buscado, una altísima informalidad laboral.

La situación es tan absurda, que ningún gobierno, ni político, se atreve a decir la verdad y plantear a los ciudadanos las reformas necesarias para integrar a todos los trabajadores peruanos a un régimen laboral efectivo para la creación de empleo formal con protección social.

Como sabemos, cerca del 70% de la fuerza laboral está en la informalidad. Sin embargo, las pocas veces que la sociedad se reúne a conversar sobre el tema, se hace a través del llamado ‘Consejo Nacional del Trabajo’, en el que se reúnen los dirigentes de las centrales laborales, que no representan a más del 8% de los trabajadores, los gremios empresariales, que tampoco representan masivamente a los empleadores, y el gobierno, que lo último que quiere es que las cosas se acerque a definiciones que podrían complicarle la vida.

Así se solidifica el statu quo, un espacio formal lleno de mentiras, limitaciones y debilidades, con una tremenda rigidez laboral y sin libertad para contratar y/o despedir; y un espacio informal, sin protección social, en el que en lugar de libertad para contratar y/o despedir, se tiene un libertinaje absoluto.

En otras palabras, sin libertad de contratación para el 30% de los trabajadores y con libertinaje para el 70%, el 100% del mercado laboral está alejado de las mejores prácticas de empleo en el mundo y calatos para enfrentar los nuevos tiempos de la automatización masiva.

¿Quién le pone el cascabel al gato? Volveremos sobre el tema. Lampadia  

Dinamarca alcanza el pleno empleo gracias al modelo de «flexiseguridad»

Este país escandinavo ha creado más de 100,000 empleos en los últimos tres años y reducido en casi dos puntos el paro estructural, hasta algo más del 4%

Al estallar la crisis las empresas danesas se deshicieron pronto del excedente de mano de obra

Al estallar la crisis las empresas danesas se deshicieron pronto del excedente de mano de obra

ABC
EFE Copenhague
21 de octubre, 2016
Glosado por
Lampadia

Dinamarca, uno de los referentes del Estado de bienestar, suma catorce trimestres consecutivos con aumento de empleo y reducción del paro, unas cifras que coinciden con un repunte de la economía y que la alejan de la crisis. Este país escandinavo de 5.7 millones de habitantes ha creado más de 100,000 empleos en los últimos tres años y reducido en casi dos puntos el paro estructural, hasta algo más del 4%, unos números notables a pesar de que la ocupación aún está por debajo del nivel de 2008 y el desempleo supera en un punto los niveles de entonces.

Los expertos apuntan como una de las causas fundamentales el modelo danés de “flexiseguridad”, que combina flexibilidad para contratar y despedir con una alta protección social para los desempleados y una política activa en el mercado laboral.

“Cuando la crisis llegó a Dinamarca, teníamos unas condiciones de trabajo flexibles, la flexiseguridad permite que podamos contratar y despedir de forma rápida, no hay tantas ataduras. Y es así porque tenemos una buena red de seguridad social”, explica Mette Hørdum Larsen, economista de LO, el principal sindicato danés.

Al estallar la crisis las empresas danesas se deshicieron pronto del excedente de mano de obra y no resultaron muy dañadas, y cuando a principios de 2013 empezó a aumentar la ocupación, absorbieron la creciente oferta laboral provocada, entre otras cosas, por las reformas gubernamentales que retrasan la edad de jubilación a los 67 años.

Pese a los recortes introducidos en el último lustro -que han reducido por ejemplo las prestaciones por desempleo de cuatro a dos años-, el sistema danés ofrece aún una de las protecciones más altas de la Unión Europea (UE), complementada con subsidios y otras ayudas adicionales a estudiantes y a familias.

Es posible gracias a que el país tiene también una de las presiones fiscales más elevadas de la UE, lo que hace que los daneses paguen en torno al 40% de sus ingresos, como mínimo, en concepto de impuestos.

Formación para los jóvenes

Dinamarca, que lideró el Informe Mundial de la Felicidad 2016, destina además cerca del 1.5% de su PIB a impulsar una política laboral activa, con un sistema que incentiva la formación y la entrada en el mercado laboral de los jóvenes, lo que explica que su tasa de paro juvenil esté entre las más bajas de la UE.

El sistema incluye, por ejemplo, un modelo de rotación laboral que subvenciona a las empresas que envíen a trabajadores a realizar cursos de formación mientras sus puestos son ocupados de forma temporal por otros trabajadores; y empleos flexibles para facilitar la incorporación de personas con capacidad limitada.

El aumento prolongado del empleo y la caída del paro han hecho que el Banco Nacional de Dinamarca considere que el desempleo ha alcanzado su nivel estructural y alerte de que en algunos sectores, como la construcción y la industria, hay compañías que ya no tienen como cubrir algunos puestos de trabajo.

El peligro de la falta de mano de obra y su posible influencia en los sueldos y los precios del que ha alertado la máxima autoridad bancaria ha sido relativizado por el grupo de asesores del Gobierno y otros economistas, que apuntan más hacia un problema de cualificación. Lampadia