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La nueva realidad europea después de la ola migratoria

La nueva realidad europea después de la ola migratoria

Comentario de Lampadia

Es importante tomar nota de los grandes cambios y tendencias que empiezan a rediseñar el mundo global. Entre ellos tenemos la cuarta revolución industrial, el peso de los países emergentes, la reducción de la pobreza global y el crecimiento de las nuevas clases medias, el caos geopolítico que va asentándose, el ajuste de China y la caída de los precios de los commodities y, por supuesto, la migración masiva hacia Europa.

En el siguiente artículo de Gideon Rachman se explica este último fenómeno con una buena perspectiva histórica. Hace unas semanas publicamos un artículo al respecto de Arturo Pérez Reverte: Los godos del emperador Valente, que presenta una visión bastante cruda de las migraciones masivas, pero que, lamentablemente, es menester aquilatar.

Vivimos tiempos nuevos y en Lampadia consideramos, en sintonía con nuestro objetivo de empoderar a los ciudadanos con análisis e información que también es necesario seguir este tema.  

La migración masiva hacia Europa es imparable

Gideon Rachman

11 de enero 2016

Del Financial Times

Traducido y glosado por Lampadia

 

La presión demográfica en África y el Medio Oriente impulsará la inmigración en el futuro

En los siglos 18 y 19, los europeos poblaron el mundo. Ahora el mundo está poblando Europa. Más allá del furor sobre el impacto de los refugiados -1m más que llegaron a Alemania en 2015- están grandes tendencias demográficas. La crisis actual de la migración está impulsada por las guerras en el Medio Oriente. Pero también hay fuerzas más grandes en juego que aseguran que la inmigración a Europa siga siendo un enojoso tema, aún después de que la guerra de Siria haya terminado.

Europa es un continente rico y viejo cuya población está estancada. Por el contrario las poblaciones de África, Oriente Medio y Asia del Sur son más jóvenes, más pobres y en rápido aumento. En el apogeo de la época imperial, en 1900, los países europeos representaban alrededor del 25 por ciento de la población mundial.

Hoy en día, la Unión Europea (UE) tiene alrededor de 500 millones de personas que representan un 7% de la población mundial. En contraste, en África hay más de 1,000 millones de personas y, según la ONU, habrán 2,500 millones para el 2050.

La población de Egipto se ha duplicado desde 1975 a más de 80 millones. La población de Nigeria en 1960 era de 50 millones, ahora es más de 180 millones y es probable que sea 400 millones para el 2050.

La migración de africanos, árabes y asiáticos a Europa representa la reversión de la tendencia histórica. En la época colonial Europa practicó una suerte de imperialismo demográfico, con los europeos blancos emigrando a los cuatro rincones del mundo. En América del Norte y Australasia, las poblaciones indígenas fueron sometidas y a menudo asesinadas – y continentes enteros se convirtieron en vástagos europeos. Los países europeos también establecieron colonias en todo el mundo y los inmigrantes se establecieron en ellas, mientras al mismo tiempo, varios millones fueron forzados a migrar involuntariamente como esclavos, desde el África al Nuevo Mundo.

Cuando los europeos poblaron el mundo, a menudo lo hicieron a través de “migraciones en cadena”. Un miembro de la familia se establecía en un nuevo país como Argentina o los EEUU, enviaban noticias y dinero a casa y, en poco tiempo, otros seguían.

Ahora las cadenas de migración van en la otra dirección: desde Siria hasta Alemania, desde Marruecos hasta los Países Bajos, desde Pakistán a Gran Bretaña. Pero en estos días, no es una cuestión de una carta a casa seguida de un largo viaje por mar. En la era de Facebook y el teléfono inteligente, Europa se siente cerca incluso si usted está en Karachi o Lagos.

Países como Gran Bretaña, Francia y los Países Bajos se han convertido en mucho más multirraciales en los últimos 40 años. Los gobiernos que prometen restringir la migración, como la actual administración británica, encuentran que es muy difícil  cumplir sus promesas.

La posición de la UE es que mientras que los refugiados puedan solicitar asilo, los “migrantes económicos” ilegales deben regresar a sus casas. Pero es poco probable que esta política pueda detener el flujo de población, por varias razones.

En primer lugar, el número de países que están afectados por la guerra o el fracaso de sus Estados, puede aumentar. Por ejemplo, las preocupaciones sobre la estabilidad de Argelia están aumentando.

En segundo lugar, la mayoría de los considerados “inmigrantes económicos”, en realidad nunca dejan Europa. En Alemania sólo el 30 por ciento de los solicitantes de asilo rechazados salen del país voluntariamente o son deportados.

En tercer lugar, una vez que se establecen grandes poblaciones migrantes, el derecho de “reagrupación familiar” asegurará un flujo continuo. Así que es probable que Europa siga siendo un destino atractivo y asequible para los pobres y ambiciosos de todo el mundo.

Una posible reacción para Europa sería aceptar que la migración desde el resto del mundo es inevitable – y abrazarla de todo corazón. Las economías endeudadas de Europa necesitan una inyección de juventud y dinamismo. ¿Quiénes van a servir en  sus antiguas casas y construir sus obras, si no son inmigrantes del resto del mundo?

Pero incluso aquellos europeos que entienden la migración argumentan que, por supuesto, que todos los recién llegados al continente deben aceptar los “valores europeos”. Eso puede ser poco realista, en parte porque muchos de estos valores son de relativamente cosechas recientes.

En las últimas décadas, el feminismo ha hecho grandes avances en Europa y las actitudes hacia los derechos de los homosexuales se han transformado. Muchos inmigrantes procedentes de Oriente Medio y África traen con ellos actitudes mucho más conservadoras y sexistas. Tomará más de unas pocas clases de educación cívica, cambiar eso.

Los europeos están profundamente confundidos acerca de cómo responder a estos nuevos desafíos. En la época del imperialismo, justificaron asentarse en tierras foráneas con la creencia de que levaban los beneficios de la civilización a las partes más atrasadas del mundo.

Pero la Europa pos-imperial, pos-Holocausto es mucho más cuidadosa con la afirmación de la superioridad de su cultura. Ha reemplazado la creencia en su misión civilizadora y la Biblia con énfasis en los valores universales, los derechos individuales y los tratados internacionales.

La gran pregunta para las décadas venideras es cómo la fe de Europa en los valores liberales universales resistirá el impacto de la inmigración masiva. Una batalla entre los nativistas y los liberales está empezando a dar forma a la política.

A la larga, espero que los nativistas pierdan, no porque sus demandas sean impopulares, sino porque son inaplicables. Puede ser que una nación-isla, rodeada por el Océano Pacífico, como Japón o Australia, pueda mantener un control estricto sobre la inmigración. Pero, será casi imposible hacerlo para la UE que es parte de la masa de tierra de Eurasia y que está separada del África solamente por pasos estrechos del Mediterráneo. Lampadia

 

 

 




ISIS toma el mundo

ISIS toma el mundo

Por Eric Schmitt y David D. Kirkpatrick

(Correo – The New York Times – International Weekly, 23 Febrero al 01 de Marzo de 2015)

El Estado Islámico (EI) se está expandiendo más allá de su base en Siria e Iraq para establecer ramas en Afganistán, Argelia, Egipto y Libia, lo que plantea la posibilidad de una nueva guerra global contra el terrorismo

Los funcionarios de inteligencia de Estados Unidos estiman que el número de combatientes del grupo alcanza entre 20 mil y 31 mil 500 en Siria e Iraq. Hay promesas de apoyo de “probablemente al menos un par de cientos de extremistas” en Jordania, Líbano, Arabia Saudí, Túnez y Yemen, según un integrante de contraterrorismo estadounidense quien pidió el anonimato.

El teniente general Vincent R. Stewart, director de la Agencia de Inteligencia de Defensa, declaró este mes que el Estado Islámico, también conocido como ISIS o ISIL, “comenzaba a desarrollar una creciente huella internacional”.

Sin embargo, no está claro qué tan eficaces son las filiales, o hasta qué grado se trata esto de una renovación oportunista por parte de incipientes grupos yihadistas con la esperanza de reclutar miembros nuevos al explotar la reputación del grupo Estado Islámico.

La repentina proliferación de ramas del Estado Islámico y de combatientes leales motivó el esfuerzo de la Casa Blanca por darle al presidente Barack Obama y a su sucesor nuevas facultades para tomar acción contra ese grupo donde sea que surjan sus seguidores.

“No queremos que nadie en el EI se quede con la impresión de que, si se trasladan a algún país vecino, esencialmente estarán en un refugio seguro y fuera del alcance de las capacidades de Estados Unidos”, indicó Josh Earnest, secretario de prensa de la Casa Blanca.

El Estado Islámico declaró la formación de un califato, o estado religioso, en junio del 2014. Algunos analistas de contraterrorismo señalan que está echando mano de la estructura de franquicia para extender su alcance geográfico, pero sin el riguroso proceso multianual de reclutamiento de Al Qaeda. Esto podría permitir que sus ramas crezcan más rápido, más fácil y más lejos.

El atractivo del Estado Islámico quedó de manifiesto cuando Amedy Coulibaly, uno de los gatilleros en los ataques terroristas en París, Francia, el mes pasado, declaró su lealtad al grupo. En Afganistán a principios de este mes, un drone estadounidense abatió a un excomandante talibán, el mulá Abdul Rauf Khadim, quien había jurado fidelidad al Estado Islámico. En Egipto y Libia, grupos milicianos han jurado lealtad a los yihadistas y han recibido su reconocimiento público como “provincias” del presunto califato.

La influencia del EI ya es aparente en las operaciones de las provincias norafricanas. El 15 de febrero, el grupo central dio a conocer un video en las redes sociales que presuntamente mostraba a combatientes de una rama libia ejecutando a 20 prisioneros cristianos coptos egipcios, vestidos en los característicos uniformes anaranjado del Estado Islámico.

En represalia, Egipto llevó a cabo un ataque aéreo contra los milicianos libios, el 16 de febrero. Pero algunos analistas dijeron que el Estado Islámico podría ver la entrada de Egipto a la batalla libia como un éxito estratégico, ya que los extremistas intentan propagar el caos.

En Egipto, Ansar Beit al-Maqdis, el grupo extremista con sede en el Sinaí, envió emisarios al Estado Islámico en Siria, el año pasado, y adoptó el característico castigo medieval de ese grupo yihadista: las decapitaciones.

Radicado en el Sinaí, Ansar Beit al-Maqdis se declaró filial del Estado Islámico, en noviembre último, y los videos y declaraciones en línea de ese grupo para adjudicarse la responsabilidad de ataques empezaron a adoptar más de la sofisticación y la violencia despiadada asociadas con su nuevo grupo matriz.

Hasta la fecha, la Provincia del Sinaí se ha enfocado en atacar a fuerzas de seguridad. Pese a la creciente ofensiva del Gobierno, esos militantes parecen haberse vuelto más intrépidos y avanzados desde que se vincularon con el Estado Islámico. La noche del 29 de enero, se adjudicaron la responsabilidad por los bombazos coordinados que cobraron las vidas de 24 soldados, seis policías y 14 civiles.

En la contigua Libia, al menos tres grupos distintos han declarado su afiliación al Estado Islámico, uno en cada una de las regiones que componen ese país: Cirenaica, en el este; Fezán, en el sur desértico; y Tripolitania, en el oeste, cerca de la capital. Algunos funcionarios de inteligencia de Occidente temen que estos grupos puedan evolucionar hasta convertirse en bases para combatientes del EI que se desplazan a través del Mediterráneo, hacia Egipto u otros lugares en África del Norte.

El este de Libia ya se ha convertido en un campo de entrenamiento para yihadistas que van a Siria o Iraq y un refugio para combatientes egipcios que montan ataques en el vecino desierto.

Tripolitania se ha colocado al frente como una amenaza contra los occidentales y los intereses de Occidente. El mes pasado, combatientes bajo el nombre del grupo se adjudicaron la responsabilidad por un ataque descarado en un hotel de lujo en la capital, Trípoli, que es un centro para visitantes occidentales y líderes del Gobierno provisional apoyado por islamistas.

Murieron al menos ocho personas, entre ellos David Berry, un contratista de seguridad estadounidense y exmarine. Dos de los combatientes del Estado Islámico murieron en un enfrentamiento con fuerzas gubernamentales.

“Es un verdadero conflicto”, expresó Frederic Wehrey, un analista político titular en el Fondo Carnegie para la Paz Internacional, quien recientemente efectuó una visita a Libia.

“Los hombres del Estado Islámico tratan de hacerse de territorio” apartado de la coalición islamista general y “los están retando en su propio terreno”, aseveró, mientras que otros extremistas se están “despegando, gravitando hacia el Estado Islámico y volviéndose más atrevidos”.