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Narendra Modi se perfila para un segundo mandato en la India

Narendra Modi se perfila para un segundo mandato en la India

En pleno proceso electoral, el escenario político de la India refleja un sinfín de ataques mediáticos entre los principales líderes de los partidos con mayor simpatía entre los votantes, incluido, el del actual Primer Ministro, Narendra Modi – quien busca la reelección y de quien hemos escrito extensamente en anteriores oportunidades, por su constante énfasis respecto del rol fundamental que tiene el sector privado en el desarrollo del mencionado país asiático (ver Lampadia: Perspectivas sobre las reformas en la India, La admirable evolución de la India, En defensa de la globalización y la integración).

En un reciente artículo escrito por The Economist (ver artículo líneas abajo) se explica cómo la débil institucionalidad que rige el gasto en campañas en India, así como la mismas reglas asociadas a su sistema de voto de mayoría simple, no solo incitan a que surjan acusaciones de toda índole entre los contendientes políticos (robo, traición, intolerancia, apoyo al terrorismo, etc.); la presencia de los altos costes a la entrada de partidos fomentan la aparición de personalidades políticas populistas de sospechosa procedencia, un fenómeno del que lamentablemente también son víctimas muchos países de nuestra región, incluido el Perú.

A pesar de contar con el respaldo en las encuestas y el consenso de los analistas políticos respecto de su probable victoria, Modi y en particular su partido Bharatiya Janata Party (en adelante, BJP), tampoco fueron ajenos a estos ataques que se vieron amplificados por alianzas entre partidos rivales y grupos sociales no minoritarios, lo cual generó que su popularidad se viera ligeramente mermada como constataron los resultados electorales locales de algunos estados a inicios de año que les daban la victoria al partido opositor, Congress.

Sin embargo, recientes sucesos asociados al terrorismo en Pakistán han generado un renacimiento de Narendra Modi, como el líder político que empezó el verdadero cambio de la India – allá por el 2014 – profundizando las reformas de apertura económica y de libre mercado existentes, pero sobretodo ungiendo un cambio positivo en la percepción ciudadana hacia el sector privado, tan estigmatizado por sus exorbitantes deudas tomadas con los bancos del sector público (ver Lampadia: La admirable evolución de la India).

En este contexto, queremos reafirmar nuestro apoyo a Narendra Modi porque creemos que ha sido uno de los pocos gobernantes indios de los últimos años que ha tenido clara cuál debería ser la visión de desarrollo de un país tan difícil de gobernar – por su multiculturalidad, su compleja burocracia y su diversidad religiosa -, cuyo capital humano ha demostrado tener el potencial para competir en industrias tan complejas como la de las TIC y cuyo desempeño macroeconómico la sitúan como una de las economías candidatas a liderar el crecimiento a nivel mundial  en los próximos años. Lampadia

Los misiles hacen al hombre
Es probable que el fervor nacionalista asegure un segundo mandato para Narendra Modi

Sus encuestas mejoraron después de que lanzó un bombardeo en Pakistán

The Economist
2 de mayo, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

La dimensión de una elección general india puede ser difícil de comprender. Con cerca de 900 millones de votantes registrados y 1 millón de colegios electorales, es como si todos los países de la Unión Europea, además de Estados Unidos, Canadá y México, así como Japón y Corea del Sur, votaran juntos. Sin embargo, el proceso generalmente funciona sin problemas. La votación esta vez comenzó el 11 de abril y se divide en siete fases, para reducir la carga del personal electoral y la policía. El uso de cerca de 4 millones de máquinas de votación portátiles que funcionan con baterías permitirá contar todos los votos en un solo día, el 23 de mayo.

El conteo puede ejecutarse con precisión sinfónica, pero el resto de los procedimientos son pura cacofonía. Con 8,000 candidatos de más de 2,000 partidos compitiendo por asientos en Lok Sabha, la cámara baja del parlamento, esto es menos una elección nacional que 543 batallas separadas. Las reglas sobre los gastos electorales son imprecisas y, a menudo, no se cumplen. Las estimaciones del costo de las elecciones de este año son tan altas como US$ 10 mil millones. Desde mediados de marzo, la Comisión Electoral ha incautado unos US$ 500 millones de efectivo, oro, drogas y alcohol que sospecha que estaban destinados a sobornar a los votantes.

El enorme costo de la entrada les da a los candidatos con perfiles altos o bolsillos profundos una ventaja. No es de extrañar que tantos son ex estrellas de cine y del deporte, mafiosos, ricachones o dinastas. El costo de impugnar también infla las esperanzas entre los votantes pobres: en un estado del sur, los aldeanos recientemente sitiaron una oficina del partido, furiosos porque un intermediario que había “vendido” sus votos les pagó solo 500 rupias (US$ 7) de las 2,000 que había embolsado el candidato para cada voto. Los altos costos también pueden servir para elevar la presión: en las últimas semanas, los candidatos se han acusado mutuamente de robo, traición, intolerancia, apoyo al terrorismo y muchos otros pecados.

Junto con la dimensión y la intensidad, esta elección acumula suspenso. El sistema de mayoría simple de la India permite obtener un escaño con menos de la mitad de los votos, siempre que otros candidatos lo hagan aún menos.

Exceptuando a los astrólogos, los indios, comprensiblemente, tienden a desconfiar de las predicciones políticas. En las últimas tres elecciones generales, las encuestadoras profesionales han caído en picada. Aun así, hay consenso sobre los resultados más amplios del concurso. Nadie espera que las estrellas se alineen tan perfectamente para Narendra Modi, el primer ministro, como lo hicieron en 2014, cuando el BJP ganó 282 asientos por sí solo. Todos esperan que su rival, Congress, el único otro partido verdaderamente nacional, se levante de sus pésimos 44 escaños, pero que siga siendo un segundo distante. La mayoría espera que los partidos regionales, incluidos BSP y SP, ocupen aproximadamente un tercio de los asientos.

Dadas las ventajas que disfruta, Modi está ampliamente inclinado a ganar. El propio primer ministro es un activista talentoso e incansable, que entrega incesantemente en su mensaje, ráfagas de refuerzo mezcladas con golpes de fuego a sus enemigos. Otra de sus ventajas proviene de tener mucho más dinero. Algo de esto es incomprensible, pero una medida es el valor de las donaciones a través de “bonos electorales”. Dado que este vehículo para regalos políticos anónimos fue creado por el BJP en nombre de la “transparencia” el año pasado, alrededor del 95% de todos los bonos se han destinado al partido gobernante.

Estar en el poder también ayuda. A medida que se acercaban las elecciones, los opositores de Modi se vieron atacados por las redadas impositivas o investigaciones policiales. A mitad de la votación, el Ministerio del Interior decidió repentinamente responder a una consulta pública, que data de 2015, cuestionando la ciudadanía de Rahul Gandhi, cuya familia ha liderado el Partido del Congreso durante cinco generaciones y la India durante gran parte del tiempo desde la independencia. Mientras tanto, un programa gubernamental para compensar a los pequeños agricultores, presentado en febrero, colocó milagrosamente el dinero en efectivo en sus cuentas a tiempo para la votación. Para ser justos, otros partidos han sido igual de groseros: West Bengal, dirigido por el feroz anti-BJP Trinamool Congress, ha impedido a los líderes del partido rival aterrizar helicópteros en “su” territorio.

A pesar de tener tantas cartas, Modi había comenzado a parecer vulnerable a principios de este año. Congress pareció resucitar de entre los muertos en diciembre, derrocando a los gobiernos de BJP en elecciones locales en tres estados del centro de la India. La fatiga con Modi estaba creciendo, así como la ira entre grupos tan importantes como los agricultores, los pequeños comerciantes, las minorías y los más educados. Los medios de comunicación encubridores se volvieron notablemente menos aduladores. Se habló de que los partidos de la oposición se unieron bajo Gandhi en un intento por vencer al BJP.

Pero los vientos volvieron a cambiar, esta vez a favor de Modi. El 14 de febrero, Adil Ahmad Dar, de 20 años, lanzó su coche cargado de bombas en un convoy de policías paramilitares en el estado de disputa de Jammu y Cachemira, matando a 40 de ellos. El ataque, reclamado por un grupo terrorista con base en Pakistán, generó una oleada de emoción nacional que se manifestó dos semanas después, cuando Modi ordenó el bombardeo de represalia de una presunta base terrorista en el interior de Pakistán.

Modi ha ordeñado sin piedad el sentimiento nacionalista, amenazando con lanzar misiles sobre el enemigo en una “noche de asesinatos” y despreciando a sus oponentes como derrotistas temblorosos. Aunque muchos indios, especialmente los que se encuentran lejos de la frontera con Pakistán, consideran que los problemas locales son más apremiantes, el implacable bombardeo ha desconcertado a los oponentes de Modi. En lugar de unirse, se han separado. Si el BJP y sus aliados más cercanos no logran ganar la mayoría, es casi seguro que estará en mejor posición que Gandhi para cortejar a un grupo de partidos regionales para formar una coalición. “Si esta elección fuera sobre los fundamentos, Modi y el BJP estarían en un aprieto”, dice Milan Vaishnav de Carnegie, un think tank. “Pero dada la popularidad de Modi, la dimensión de seguridad y las debilidades de la oposición, mi opinión es que el BJP ha encontrado una manera de hacer limonada con limones”. Lampadia




China y EEUU están condenados a cooperar

La Casa Blanca anunció que el presidente Donald Trump recibirá en abril al presidente chino Xi Jinping,  para una cumbre de dos días en el complejo Mar-a-Lago de Florida. Esto podría ser un paso en la dirección correcta. Parece ser un intento de llegar a un acuerdo entre las dos naciones y se espera que logren superar los obstáculos que impiden la cooperación entre ambos.

Y es que, ambos países tienen que cooperar, como dice Martin Wolf en el artículo del Financial Times que glosamos líneas abajo: “Sin importar cuan diferentes parezcan los dos países, comparten intereses. El mantener la economía mundial abierta es uno de ellos. Es esencial que Trump esté convencido de que sus opiniones sobre el comercio son equivocadas. Es surrealista que dependamos de un comunista chino para persuadir a un presidente de los Estados Unidos de los méritos del comercio global liberal. Sin embargo, los actuales tiempos desesperados, requieren esas medidas desesperadas”.

Fuente: huffingtonpost

En la reunión de ministros de Finanzas del G20 que finalizó el sábado en Alemania, no pudieron ponerse de acuerdo sobre un compromiso contra el proteccionismo. Mientras tanto, los participantes del Foro de Desarrollo de China sí lo hicieron, y se enfocaron en la mejor manera de corregir los defectos de la globalización, buscando que las ganancias fueran compartidas más equitativamente.

La globalización y la integración económica mundial han sufrido retrocesos por una razón importante: la falta de beneficios compartidos y la polarización entre los que tienen y los que no tienen“, dijo Jin Liqun, presidente del Banco Asiático de Inversión de la Infraestructuras liderado por China. “Niego absolutamente que haya perdedores. Si hay perdedores, realmente no están haciendo algo bien en su política interna. Por favor, arréglenlo.”

Y no fue el único. El presidente ejecutivo de Apple, Tim Cook, expresó: “Creo que es importante que China continúe abriéndose”. Por su lado, el viceprimer ministro de China, Zhang Gaoli dijo: “China está dispuesta a trabajar con otros países para oponerse a las variadas formas del proteccionismo en el comercio y las inversiones. Deberíamos impulsar sin descanso la globalización económica (…) no podemos detener nuestros pasos por dificultades temporales“.

Parece increíble, pero es necesario que el líder chino le dé una lección de economía y libre comercio y los beneficios de la globalización al presidente del país que lideró la política del libre mercado en el mundo. Como afirmó Martin Wolf anteriormente (Ver en Lampadia: ¿El fin de la globalización?): “El impulso hacia una mayor integración económica se ha estancado y en algunos aspectos se ha revertido. La globalización ya no está impulsando el crecimiento mundial. Si se llega a producir un retroceso de la apertura comercial por parte de los países más ricos, sus efectos en los países emergentes serían dramáticos. Esta situación es casi el peor evento económico posible que se puede imaginar y golpearía muy duramente a los países y poblaciones más pobres del mundo”.

Así lo hemos explicado en nuestro artículo: The wind beneath our wings, en el que enfatizamos  que los países emergentes como el Perú, necesitan el libre comercio para su desarrollo.

Desde el Ásia, Kishore Mahbubani ha sido muy claro en plantear la necesidad de la convergencia entre occidente y el Ásia, para consolidar la prosperidad del conjunto de la humanidad. Ver en LampadiaEEUU se encierra y China se postula al libre comercioWEF: ¿Se detendrá la gobernanza global en un mundo multipolar? Mahbubani: “No nos equivoquemos con China”.

Las acusaciones de mayor desigualdad que sustentan la ola anti globalización, deben circunscribirse a los países más ricos. Los peruanos no podemos perder la oportunidad de defender el libre comercio y la globalización, y cuidar así el crecimiento económico y la superación de la pobreza en el Perú. Lampadia

China y Estados Unidos: una extraña pareja condenada a cooperar

Puede ser que un líder comunista convenza a Donald Trump de los méritos del libre comercio

Martin Wolf
Financial Times
21 de marzo de 2017
Traducido y glosado por Lampadia

El futuro de nuestro mundo depende en gran medida de las relaciones entre Estados Unidos, un país joven y superpotencia dominante, y China, un antiguo imperio y una superpotencia emergente. La elección de Donald Trump en EEUU, un xenófobo populista, y el ascenso de Xi Jinping, un autócrata centralizador en China, ha hecho que las relaciones entre ambos países sean particularmente desafiantes.

No menos contrastantes, sin embargo, son las perspectivas de estos dos países sobre la economía mundial. Hace 40 años, Mao Zedong gobernó China: su objetivo era la autarquía. Sin embargo, desde 1978, las palabras claves de la política económica de China han sido “reforma y apertura” propuestas por su sucesor, Deng Xiaoping. Mientras tanto, Estados Unidos, progenitor del internacionalismo liberal de la Pos Guerra, está consumido en dudar de sí mismo y, por lo tanto, ha elegido como líder a un hombre que considera que esta política excepcionalmente exitosa es hostil a los intereses de su país.

Una de las ironías de hoy es esta reversión de actitudes hacia la apertura de la economía mundial. Nada ilustra esto mejor que el contraste entre el fuerte apoyo a la globalización ofrecido por el Presidente Xi en la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos en enero y la asombrosa afirmación de Trump de que “la protección llevará a una gran prosperidad y fortaleza“. Todavía se desconocen las implicancias del proteccionismo estadounidense. Pero son muy inquietantes. Lo último que necesita la frágil economía global es una guerra comercial entre EEUU y China.

Este año, la participación en el Foro de Desarrollo de China ha traído a casa algunas de las raíces más profundas del desencanto de hoy. Los participantes chinos me dijeron en privado que solían ver a EEUU como el modelo exitoso de capitalismo, democracia y apertura económica. La crisis financiera mundial, la elección de Trump y el proteccionismo estadounidense han devastado su prestigio en los tres aspectos.

Sin embargo, también es evidente que esta extraña pareja está condenada a cooperar si se van a garantizar los bienes públicos globales esenciales -la gestión de los bienes comunes mundiales, la seguridad internacional y la estabilidad de la prosperidad. Ninguno será capaz de entregar lo que quiere sin prestar atención a los intereses y puntos de vista de los demás. Es asombroso que hoy en día el liderazgo chino parece entender esto mejor que el de los EEUU.

Cuando los presidentes Xi y Trump se reúnan el próximo mes en Mar-a-Lago, la “Casa Blanca de invierno”, en la primera reunión entre los dos, es necesario que encuentren una base para cooperar. Los presagios no son buenos. Trump se ha centrado en las políticas comerciales y de divisas de China. Incluso ha coqueteado con desafiar la política de “Una China”.

Si nos limitamos a enfocarnos en la dimensión económica, ¿cómo podría salvarse este diálogo entre personas muy probablemente sordas?

Primero, los dos líderes necesitan convencerse mutuamente de que ninguno alcanzará sus metas si están en conflicto. Esto es evidentemente cierto para una guerra real. Pero también es cierto para una guerra comercial. Qué país perdería más es un ejercicio intelectual obsoleto. Sin duda, ambos perderían, directa e indirectamente.

En segundo lugar, Xi debe transmitirle a Trump que sus puntos de vista sobre las políticas de China están irremediablemente anticuados. China ha gastado mil millones de dólares de sus reservas de divisas para mantener el renminbi en alza desde junio de 2014. Entre 2006 y 2016, las exportaciones de China cayeron del 35% al ​​19% del producto bruto interno. La máquina de exportación que todo lo conquista es una vieja historia.

En tercer lugar, Trump debe decirle a Xi que las políticas industriales de China son un asunto legítimo que preocupa a otros países. China puede argumentar con razón que es un país en desarrollo. Pero también es un coloso económico. Sus políticas de desarrollo parecen a otros países, un mercantilismo depredador. China necesita reconocer que, en un mundo interdependiente, otros tienen un interés razonable en lo que hace. Esto se aplica también a la magnitud de sus superávit en cuenta corriente. Por supuesto, Trump tiene que entender puntos similares. Si no le importan las consecuencias globales de lo que hace, ¿por qué debería importarle a China? 

Cuarto, China puede ayudar a Trump a que consiga lo que quiere. El presidente de Estados Unidos quiere inversiones industriales en nuevas zonas de su país dañadas por la desindustrialización. Esto nunca puede ser revertido. Pero Xi seguramente puede encontrar negocios chinos felices de invertir en EEUU. A Trump le gustan esos anuncios. Xi debería ayudarlo.

Finalmente, Trump quiere un auge de infraestructuras en Estados Unidos. China es, lejos, el mayor exponente mundial de entrega rápida de infraestructuras. Debe ser posible unir las capacidades de China con los objetivos de Trump.

Sin importar cuan diferentes parezcan ambos países, comparten intereses. El mantener la economía mundial abierta es uno de ellos. Es esencial que Trump sea persuadido de que sus opiniones sobre el comercio son equivocadas. Es surrealista que dependamos de un comunista chino para convencer a un presidente de EEUU de los méritos de un comercio global liberal. Sin embargo, los actuales tiempos desesperados, requieren esas medidas desesperadas. Lampadia

 




Si queremos ser grandes, hay que mirar las estrellas

Si queremos ser grandes, hay que mirar las estrellas

En los últimos años hemos revisado las realizaciones de Singapur. En general, en el Perú, nos comparamos con nuestros vecinos y en la mayoría de los casos con Chile, que desde la modernización de su política hace 40 años, marcó la pauta de desarrollo de la región.

Efectivamente, Chile avanzó mucho en crecimiento y disminución de la pobreza, pero si nosotros queremos salir de pobres, tenemos que estudiar a los países más exitosos del planeta. En esa lista está Singapur, que después de cumplir 50 años con grandes realizaciones, de la mano de su fundador Lee Kuan Yew, está pensando en sus tareas para que los siguientes 50 años sean igualmente notables.

Como dice el autor del siguiente artículo, Peter Ho, el éxito de Singapur radica en las fuertes instituciones de gobierno [meritocracia], un sector privado competitivo a nivel mundial [apertura económica] y una población bien educada [educación para el futuro]. Lampadia

Foto publicada por CNN:”¿Por qué Singapur tiene los niños más inteligentes del mundo?”​

 

Se busca: Una nueva Generación de Pioneros, audaz para cambiar de mentalidad

Peter Ho. Asesor del Centro de Futuros Estratégicos, creado por la División de Servicios Públicos para desarrollar las capacidades del sector público para futuros retos estratégicos.

Publicado en SG 100: Leading Thinkers envision Singapore in 2065

Traducido y glosado por Lampadia

 

Una población que está envejeciendo. Un cambio climático que está elevando los niveles del mar. Una tecnología siempre presente. En este nuevo mundo, Singapur necesita una generación lo suficientemente audaz como para cambiar la mentalidad de las personas.

La muerte de Lee Kuan ha generado una enorme cantidad de reflexión sobre cómo transformó Singapur de un remanso del Tercer Mundo a una ciudad-estado del primer mundo en menos de dos generaciones.

Pero como dijo el mismo Lee: “El pasado no estaba predestinado. Tampoco lo está el futuro. Hay tantos problemas inesperados por delante, como los que habían en el pasado…”

No podemos predecir el futuro. Cualquier persona querría saber cómo saldrán las cosas en 10 a 20 años. ¿Qué más que pronosticar el mundo 50 años en el futuro?

Lo mejor que podemos hacer es identificar las tendencias clave que podrían tener un impacto significativo en el mundo y en la sociedad. Al ser conscientes de las tendencias, incluyendo a las emergentes, podremos posicionarnos para aprovechar las oportunidades que puedan surgir y hacer frente a los retos cuando se producen.

Hay tres grandes tendencias que siento que tendrán un impacto decisivo en Singapur, y el mundo, en los próximos 50 años. Sus trayectorias a largo plazo no se pueden predecir con certeza, pero están empezando a trazar caminos que sugieren que su impacto será significativo y que cambiarán la dinámica actual.

Demografía

La primera tendencia es la demografía. Hay muchos ángulos, pero uno de los más críticos es el envejecimiento. Singapur es una de las sociedades de más rápido envejecimiento del mundo. En China, una de cada cuatro personas será mayor de 65 años, en comparación con uno de cada cinco, hoy. La Organización Mundial de la Salud prevé que la proporción de personas por encima de 65 años de la población mundial se duplicará de 11 % a 22 % en 2050.

A medida que las poblaciones de todo el mundo envejecen y las tasas de fecundidad reducen el aumento de la juventud, los gobiernos se enfrentan al dilema de cuidar a una población envejecida por una parte y asegurar el talento y mano de obra para generar crecimiento económico por otra.

Tendrémos que pensar de manera audaz y disruptiva.

Una posibilidad es pensar cómo podemos animar a más gente a contribuir con Singapur. Estonia, más pequeño que Singapur, introdujo un régimen de “e-residencia” que se está describiendo como “e-ciudadanía”. Permite a los no ciudadanos que residen en otros lugares llevar a cabo transacciones, tanto gubernamentales como comerciales, que pueden generar actividad económica en Estonia.

Singapur está desarrollando activamente un plan maestro de envejecimiento integral que no sólo abarca el cuidado de la salud y la adecuación de la jubilación, sino también el empleo, el voluntariado, la infraestructura urbana y la investigación científica.

Se quiere transformar el problema de la longevidad en un recurso poderoso. Pero tenemos que tratar esto no como un problema del futuro, sino como uno que debemos luchar ahora.

Otro aspecto de la tendencia demográfica es la urbanización. Para el año 2012, el 50 por ciento de la población mundial vivía en ciudades. El ritmo de la urbanización global continúa sin cesar. Un informe de las Naciones Unidas sobre Tendencias Mundiales de Urbanización 2014 revela que el porcentaje de población que vive en las ciudades llegará al 66 % en 2050. El 90 % del aumento se concentrará en los países en desarrollo de Asia y África.

Singapur es, sin duda, una de las pocas ciudades en el mundo moderno que ha tenido éxito en la creación de un entorno urbano de calidad a pesar de ser una de las más densamente pobladas. Pero tiene retos importantes por delante, tendrá que renovar donde es necesario y actualizar y experimentar donde se pueda. Vamos a tener que probar nuevas tecnologías y arreglos sociales.

Debemos dejar de lado las soluciones que funcionaron en el pasado, para experimentar con otras nuevas que no tienen precedentes. Una vez más, los singapurenses serán llamados a sacrificar la comodidad del corto plazo, con las disrupciones que implican los programas pilotos, las pruebas y los experimentos.

Cambio climático

La segunda tendencia es el cambio climático. Este ya no es un debate abstracto entre los científicos, economistas y políticos. Para Singapur, al igual que para muchos otros países de todo el mundo, se ha hecho real.

En el largo plazo, el desafío no son las inundaciones, sino el aumento del nivel del mar. Como una isla, partes de Singapur estarán en riesgo cuando suban los niveles del mar. Sin embargo, donde hay riesgo, también hay oportunidad.

Si tenemos que construir diques para prevenir que el aumento de las aguas inunde parte de Singapur, ¿por qué no pensar de manera sinérgica y “global del conjunto del país”, e incorporar otras funciones en estos diques a costos incrementales, como carreteras, almacenamiento de agua y túneles de servicios comunes?

Tecnologías post-industriales

La tercera tendencia es la tecnología post-industrial (informatización y las tecnologías de la información). Estas tecnologías están cambiando a un ritmo de la Ley de Moore, que indica que la potencia de computación se duplica cada dos años.

En los últimos años, las tecnologías emergentes, tales como la inteligencia artificial (IA), la robótica, la impresión 3D, Big Data, análisis de datos y la Internet de las cosas están despegando. Los avances en la robótica significan que, en un futuro próximo, los empleos que antes podrían hacerse solamente con trabajadores humanos serán asignados a los robots.

A principios de este año, los investigadores australianos anunciaron la creación del primer motor de jet en el mundo hecho en una impresora 3D. El ‘Internet de las cosas’ se está convirtiendo rápidamente en la ‘Web de todo’, la generación de enormes cantidades de datos – Big Data – desde una cantidad cada vez mayor de sensores interconectados que también interactúan e impactan el mundo real. En combinación con el análisis de datos, esto dará lugar a la nueva ola de avances de productividad mediante la automatización.

Singapur se ha estado preparando para este momento desde hace muchos años. Una comunidad de investigación y desarrollo vibrante, junto con una cultura fuertemente emergente de la innovación y el espíritu empresarial, posicionará a Singapur para explotar estas tecnologías post-industriales.

Pero también es inevitable que estas tecnologías tengan un impacto perjudicial. Se van a crear nuevos puestos de trabajo, pero volverá a otros redundantes. La gente tendrá que adquirir nuevas habilidades y nuevos conocimientos. El aprendizaje permanente en un mundo de tecnologías que cambian rápidamente no será retórica sino una realidad.

En un mundo en línea 24/7, constantemente rodeado de innumerables sensores y objetos inteligentes, todos conectados a Internet – Internet de los objetos – tendrán el reto de las nociones tradicionales de privacidad. Para aprovechar plenamente los beneficios de estas tecnologías, no es suficiente tener planes y políticas ambiciosas. Se necesita una conversación madura sobre el impacto de la tecnología sobre cuestiones como la privacidad, la seguridad y el empleo.

Pero no puede haber ningún absoluto. El cambio está ocurriendo rápidamente. Por tanto, es imperativo encontrar un objetivo de consenso y pragmático en la tecnología que tome las preocupaciones de la sociedad y satisfaga las necesidades de la economía.

Los riesgos

Estas tendencias generarán muchos riesgos y peligros, incluso al producir oportunidades. Hay un riesgo del que Singapur debe estar alerta.

Los países (más grandes) de origen de sus principales grupos étnicos están avanzando rápidamente con el mundo desarrollado. En cincuenta años en el futuro, los singapurenses pueden ser atraídos por el canto de sirenas e irse como trabajadores extranjeros y “nuevos ciudadanos” a otros países. Por otra parte, los singapurenses podrían replantear su lugar en este nuevo y emocionante mundo y asumir la competencia, como hicieron sus antepasados ​​ 50 años antes.

El exceso de introspección podrían ocasionar tirar por la borda muchas ventajas que poseemos y perder las oportunidades que se presenten en el futuro.

El legado de Lee Kuan Yew radica en las fuertes instituciones de gobierno que edificó [meritocracia], un sector privado competitivo a nivel mundial [apertura económica] y una población bien educada [educación para el siglo XXI]. Mientras que los retos de los próximos 50 años son reales, necesitamos una nueva generación de pioneros que tengo fe en Singapur y que lidere su país.

Mi creencia es que Singapur seguirá siendo un lugar de acogida para estos sueños y un país donde nuestras esperanzas se convierten en nuevas realidades.




¿Hacia dónde vamos en América Latina?

¿Hacia dónde vamos en América Latina?

En la X Cumbre Internacional de Comercio Exterior organizada por la Cámara de Comercio de Lima, tuvimos como uno de los oradores principales al revolucionario José Piñera, Ex Ministro de Trabajo y de Minería de Chile, Director de la revista Economía y Sociedad, investigador del Cato Institute y creador del sistema privado de pensiones, que desde su creación en 1980 se ha extendido en muchos países.

En las siguientes líneas reflejamos algunos de los mensajes de Piñera sobre la economía de la región y sobre el sistema privado de pensiones:

Piñera nos explicó cómo fue que en América Latina, tanto Chile como Perú lograron ajustar sus economías y emprender la vía del crecimiento y la reducción de la pobreza.

Según Piñera lo que permitió la recuperación de Chile y Perú fue la gran reforma de la apertura de la economía al mundo global y la creación de las AFP. Las AFP fueron las generadoras de capital interno de largo plazo, al tiempo que ofrecían un muchísimo mejor sistema de pensiones que los sistemas públicos de reparto, crónicamente desfinanciados y que nunca podrían dar pensiones decentes.

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En el siguiente gráfico de 1950 a 2013, se puede apreciar la evolución del PBI per cápita del Perú, notándose con claridad cómo se produce un quiebre hacia el crecimiento sostenido en 1991, con las reformas indicadas. Lo mismo pasó en Chile unos años antes. Ver el gráfico: 

El Perú además de crecer ha reducido la pobreza desde 55% a 23.9%.

Chile, como el Perú, con su modelo de libre mercado, pudo reducir la pobreza de 50 a 7.8% en un lapso relativamente corto. El sistema de AFPs  chileno tiene hoy día 200,000 millones de dólares, un equivalente del 70% de su PBI.

Piñera nos recordó que mientras EEUU tuvo Padres Fundadores, en Latinoamérica tuvimos, lamentablemente, Generales Fundadores. Esto produjo 100 años de subdesarrollo y de inestabilidad política.

Nos dijo que en Latinoamérica los diarios locales, en las páginas políticas, presentan el pernicioso Realismo Mágico, pero si quieres ver la dinámica social y económica, hay que leer los avisos publicitarios.

“El libre mercado incorpora a las masas sociales a la prosperidad”.

Luego nos mostró el ranking de Libertad Económica para varios países, según el Cato Institute:

Como se puede apreciar, Chile ha tenido un desarrollo espectacular, pero el Perú no se queda muy atrás, pues habiendo estado en 1990 en el puesto 103 de 113 países, hemos avanzado hasta el lugar número 41 entre 157 países.

Esta no es la realidad de todos los países de la región. Brasil, Argentina y Venezuela están al final de la tabla. Según Piñera, Argentina es un país en vías de sub-desarrollo.

Los países del Pacífico Colombia, Chile y Perú, siguen fundamentalmente un modelo liberal. Ecuador es la excepción que confirma la regla. Mientras que los países del Atlántico: Brasil, Argentina y Venezuela, siguen un modelo estatista. Brasil tiene una Constitución estatista, con rigideces que no le permiten ni siquiera reformar su sistema de pensiones.

El modelo de Brasil, Argentina y Venezuela es un gran fracaso, “un modelo económico contra la historia”. Aparte de todos los males que han generado, “están perdiendo a su gente empresarial”.

“Hay un claro triunfo del modelo del Pacífico”.

En cuanto a educación, Piñera considera que el avance tecnológico le hará un bypass a la mala educación. Lamentó que en Chile estén haciendo una reforma educativa en vez de darles a los niños, tablets y software creativo.

En cuanto a la obligatoriedad de afiliación a las AFPs, Piñera comentó que, filosóficamente, debiera ser voluntaria, pero un estudio que hicieron antes de su incepción, demostró que en ese caso nadie se afiliaría. “Sin embargo consideró que en el futuro podría evaluarse que el aporte sea voluntario. En 20 o 30 años más quizás, cuando todo el mundo sea más serio y responsable”. Lampadia